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Autor de la reseña: Agustín Ozcoidi

Muestra: Revelaciones sobre papel 1922-1981


Espacio: Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA)
Artista(s): Antonio Berni
Técnica(s): Otras
Inauguración: Miércoles 27-10-2016 18:30
Cierre: Domingo 16-04-2017 18:30

Celebrando sus sesenta años, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba)
ofrece junto a la descollante “Pablo Picasso. Más allá de la semejanza” una muestra
de trabajos nunca antes exhibidos de Antonio Berni: “Revelaciones sobre papel”.
Ella consta de 222 obras que comprenden desde períodos iniciales del artista
rosarino hasta sus trabajos postreros. La totalidad de estos trabajos están
contenidos en un corpus de alrededor de cuatrocientas obras que se hallaron de
manera fortuita en una mudanza de una familia cercana a Berni y que el historiador
del arte Marcelo Pacheco, a la sazón curador de la muestra, pudo identificar y
fechar tras un riguroso estudio que demandó mas de un año de trabajo. En ellas se
dan a conocer una gran variedad de técnicas, en las que podemos observar collages,
óleos, acuarelas, fibras, lápices, témperas y tintas; todas ellas en soporte papel,
como bien reza el nombre de la muestra.
El amplio catálogo está dividido temáticamente y los distintos campos se destacan
por su diversidad, aunque es nítida la homogeneidad ideológica y la unidad de
estilo que aúnan en su dramática pluralidad. Entre ellos encontramos retratos,
desnudos femeninos de la época de su primera estadía en París, bocetos para los
murales de Galerías Pacífico y los murales comunistas de Orbetello, paisajes
rurales y suburbanos, escenas de Ramona Montiel, ilustraciones del Decamerón de
Bocaccio, las sorprendentes “escenas lunares” y un notable programa de motivos
religiosos que Berni, marxista manifiesto, realizó en sus últimos años.
Las inquietudes sociales que se vislumbran en toda la muestra se hacen explícitas
en una sección tematizada sobre las guerras, las revoluciones y las dictaduras del
siglo XX, de una crudeza tratada con un virtuoso realismo, que no deja ningún
resquicio para la duda. Allí desfilan las inconfundibles iconografías de la Guerra
Civil Española, la 2da Guerra Mundial, Vietnam, el Mayo Francés, el México
insurgente y desde luego, los fatídicos golpes de estado latinoamericanos.
También se exhiben una curiosa serie de mansiones marplatenses pintadas durante la
década del 50, cuando la ciudad deja de ser el exclusivo balneario de la alta
sociedad para convertirse en la populosas capital de las vacaciones sindicales
peronistas.

Tomando materiales visuales de todo tipo, que incluían fotografías, registros


periodísticos de diarios y revistas de la época Berni logró compaginar una crónica
que atestigua la multifacética amplitud de sus intereses, que pueden abarcar
texturas temporales tan disímiles como la ilustración que hiciera para el libro “La
moneda de hierro” de Jorge Luis Borges en 1976 o bien fotos del Apolo 15 tomadas
por la Nasa intervenidas con un desenfado muy alejado de los mandatos estéticos que
se condicen con un artista internacionalmente consagrado.
Si alguna certeza podemos obtener de estos reveladores papeles es la de la profunda
unidad que los anima, mas allá del academicismo, las clasificaciones limitadoras de
la vanguardia y el halo sacramental de sus grandes reconocimientos. En una singular
continuidad podemos alternar la precisa y sutil técnica del dibujo erótico, en el
que Berni se especializó y perfeccionó durante sus estancias en París, con
devastadoras imágenes sobre la represión y el accionar delictivo del estado que
fueron producidas contemporáneamente a la dictadura del 76. Pueden observarse
también menciones a las dictaduras de Bolivia, Uruguay y Chile, así como dos
atroces trabajos sobre los vuelos de la muerte. Eros y Thanatos nos interpelan
desde el fondo mismo de nuestra alma y nuestra americana historia.
Dice su curador, Marcelo Pacheco: “En Berni, las imágenes artísticas son la fuerza
de lo real tratando de vencer, interrogar, contestar, a la trampa del supuesto
saber de una realidad “verdadera”.” Porque además del motivo cristiano y la cita al
sincretismo religioso igualmente son válidos en esta confrontación de “realidades”
las citas a las revistas populares de tirada masiva (Gente, Siete Días) así como la
rigidez formal de los retratos de nuestra burguesía vernácula. Tanto el melodrama
grotesco de Ramona Montiel como la validación de sus tempranas obras de estilo
inclasificable, en la incierta cornisa del surrealismo.
Un famoso pasaje del Evangelio, al que Berni combinaba en estética armonía con
Marx, sentencia: “Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto
que no haya de ser conocido y salga a la luz.”
Celebremos, pues, estos papeles ocultos que salen a la luz y llenan nuestra mirada
de belleza y dolor. Las cosas perdidas reaparecen, las obras veladas son re-
descubiertas y nos acercan un poco más a la sinceridad de los hechos, como a una
sutil alegoría de estos tiempos sin memoria.

Agustín Ozcodi - Marzo de 2017

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