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FRANZ MUSSNER

JESÚS DE NAZARET:VERDADERO JUDÍO


En el último decenio del siglo XX cobró un nuevo impulso el movi-
miento de acercamiento, iniciado con el Vaticano II (Declaración Nos-
tra aetate, nº 4) y continuado –no sin altibajos- después, entre judaís-
mo y cristianismo. Los cristianos reconocieron mejor las raíces vetero-
testamentarias y judías de sus escritos sagrados, lo cual no sólo incidió
favorablemente en la exégesis y la hermenéutica de los textos inspira-
dos, sino también en la revisión de no pocos conceptos teológicos, en
especial soteriológicos. Por parte judía se puso de manifiesto la ten-
dencia a rehabilitar la figura de Jesús y a considerarlo no sólo como
parte del patrimonio cultural y religioso de Israel, sino simplemente
como judío, como uno de los suyos. No hay duda de que Auschwitz,
con todo lo que significó y significa, ha contribuido eficazmente a este
cambio. El artículo que presentamos se halla justamente en la con-
fluencia de esas dos tendencias o movimientos. Nada mejor para
resumirlo que las palabras, citadas por el propio autor, de la Congre-
gación para la Doctrina de la fe, en un documento sobre la manera
de presentar los judíos y el judaísmo en la predicación y en la cate-
quesis (24.06.1985): Jesús fue judío y siempre lo será.
Jesus von Nazareth: vere homo iudaeus, Catholica 54 (2000) 200-
207.

Con el Concilio de Calcedo- lilea, como atestiguan los relatos


nia (451) enseña la Iglesia: Jesucris- de la infancia de Mateo y Lucas
to «es perfecto en la divinidad y (véase también Jn 1,45s y el «títu-
perfecto en la humanidad, verda- lo de la cruz»). Que María, la ma-
dero Dios y verdadero hombre», dre de Jesús, era de Nazaret es
por lo cual sus dos naturalezas en indiscutible. Y, según un antiguo
él –Hijo de Dios encarnado- es- principio judío, el que nace de una
tán unidas «sin confusión». En mujer judía es judío. Es el caso de
conexión con la reflexión cristo- Jesús.
lógica después de Auschwitz, que- En Rm 9,5 afirma Pablo: «de
da patente la necesidad de preci- ellos» -de los judíos- surgió «Cris-
sar la formulación conciliar «ver- to según la carne». Y en Ga 4,4
dadero hombre» con la siguiente añade: «Pero, llegada la plenitud de
ampliación: verdadero judío. Pues, los tiempos, envió Dios a su Hijo,
según su naturaleza humana, Je- nacido de mujer, nacido bajo la
sús fue judío. Así, en línea con el Ley». De acuerdo con esta última
NT, cabe hacer las siguientes afir- afirmación, refiere Lucas (2,21)
maciones: que Jesús fue circuncidado el octa-
1. Jesús fue el hijo de la judía vo día tras su nacimiento.Y luego
María, natural de Nazaret en Ga- (2,39) afirma que María y José

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cumplieron «todo lo que prescri- mi Evangelio», este Evangelio con-
be la Ley del Señor» (expresión que cuerda con la antigua fórmula de
sale cinco veces en Lc 2,21-40). Rm 1,3s. La referencia a la ascen-
El propio Jesús se educó y vi- dencia de Jesús no apunta a su
vió conforme a la Ley judía. A los función cristológica o soterioló-
doce años fue a Jerusalén para gica, sino a su origen como hom-
celebrar la Pascua (Lc 2,41-52).Y, bre.
«según su costumbre» va a la si- Queda, pues, de manifiesto que
nagoga los sábados (Lc 4,16). Por la ascendencia davídica de Jesús y
el contexto, esto se refiere a su juntamente el hecho de ser judío
permanencia en su pueblo de no sólo es aseverado para el ám-
Nazaret. Pero también en sábado bito prepascual, sino también en
predica, por ej. en la sinagoga de el ámbito de la primitiva Iglesia
Cafarnaum (Lc 4,31-37). para el Resucitado e incluso en el
2. En el prólogo de su Evange- Apocalipsis expresamente para el
lio, hace constar Mateo la «genea- exaltado al cielo. Así en Ap 3,7 se
logía» de Jesús. En ella es presen- le designa como el «Santo, el ve-
tado como «hijo de David» e «hijo raz, el que tiene la llave de David,
de Abraham».Así, desde el primer el que abre y nadie cierra, cierra
versículo de su Evangelio, deja en y nadie abre», designación que alu-
claro Mateo que, de lo que se tra- de a Is 22,22. El que posee la llave
ta en él es del Jesús-hombre, de de David puede abrir el palacio
cómo se desarrolló concretamen- real de Jerusalén. De un modo
te su historia y de su relación con semejante, puede ahora el hijo de
la historia judía. Como hijo de David abrir y cerrar las puertas
David, él dio cumplimiento a las de la Jerusalén celestial.
promesas de la Escritura y a la Según Ap 22, 16b, Jesús es «raíz
esperanza de Israel. y vástago de David». La mejor ver-
En la primitiva Iglesia la ascen- sión de esta frase nos la propor-
dencia davídica de Jesús forma ciona Ch. Maurer: «el retoño de
parte de la confesión de fe. Así la raíz de David» (o sea, el des-
Pablo en Rm 1,3, en donde –se- cendiente). Obsérvese el artícu-
gún creen comúnmente los exe- lo: Jesús es el descendiente de
getas- elabora una antigua confe- David. Existe en el fondo una altí-
sión de fe muy probablemente sima pretensión: desde los tiem-
judeo-cristiana: la filiación davídi- pos de David, toda la historia de
ca de Jesús es parte integrante de Israel alcanza su culmen en Jesu-
la fidelidad de Dios con su pue- cristo. Añádese a esto la cita de Is
blo. Según la expectación vetero- 11,1.10 en Rm 15,12: «Se alzará
testamentaria y judía, el Ungido el retoño de José, se levantará a
del Señor había de ser Rey de Is- gobernar las naciones: en él espe-
rael y de los pueblos. Por esto, si rarán los pueblos». Esta cita la
en 2 Tm 2,8, al destinatario de la refiere Pablo a Cristo «como ser-
carta se le dice «acuérdate de Je- vidor de los circuncisos», o sea
sucristo, resucitado de entre los de los judíos. Él ha de ser también
muertos, del linaje de David según Señor y esperanza de los pueblos

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gentiles. dió «en perjuicio» (hymín- «os»-
Hemos de referirnos también :dativo incommodi) de los judíos,
a Ap 5,5b: «Mira, ha vencido el probablemente –en opinión del
León de la tribu de Judá, el reto- evangelista- como castigo para
ño de David: él puede abrir el ro- ellos, por haber rechazado a Je-
llo de los siete sellos». Según Gn sús y haber provocado su muer-
49,9s, la bendición de Jacob so- te.
bre Judá dice así: «Judá, cachorro Tanto para los evangelistas
de león (...). No se apartará de como para sus lectores, la des-
Judá el cetro ni el bastón de man- trucción del templo constituía la
do de entre sus rodillas, (..) hasta ejecución de un juicio pronuncia-
que le rindan homenaje los pue- do por Jesús. Si luego Jesús prosi-
blos». En Ap 5,5 ese león, ese re- gue exponiendo los motivos («pues
toño de David, no es otro que el os digo que no vais a verme a par-
Mesías Jesús exaltado al cielo. Él, tir de ahora») esta motivación
el cordero sacrificado, es el único sólo tiene sentido si sus oyentes
capaz de abrir el rollo de los sie- (judíos) no lo van a ver «a partir
te sellos.También el judaísmo tem- de ahora» porque desde su resu-
prano refirió al Mesías venidero rrección dejó este mundo y con
la bendición de Jacob a su hijo esto se hizo invisible para Israel y
Judá. para todo el mundo. El acento se
Jesucristo exaltado es, pues, pone en el «no vais a ver». Que
según el NT, «el retoño (hijo) de pretenda ser entendido como cas-
David» y con esto «el eterno ju- tigo para los «obstinados» judíos
dío» en el trono de Dios.Y, como de ningún modo se deduce del
el crucificado, es «el Rey de los texto. Este «no ver» no va a du-
judíos» (título de la cruz). rar siempre, sino «hasta que di-
3. ¿Reconocerán también los gáis: ¡Bendito el que viene en nom-
judíos al Cristo de la Parusía como bre del Señor!».
su Mesías? Esta pregunta apunta a Esto plantea la pregunta: ¿Has-
la exégesis del discutidísimo tex- ta cuándo? Las partículas griegas
to de Mt 23,38s (y Lc 13,35): «He éos án (hasta que) significan un giro.
aquí que vuestra casa os queda En este caso un giro del estado
desierta; pues os digo que no vais de carencia de la salvación al es-
a verme a partir de ahora hasta tado de logro de la misma median-
que digáis: ¡Bendito el que viene te la salutación aprobatoria de los
en nombre del Señor!». En estos judíos que ahora, en la parusía de
dos versos se juntan extrañamen- Cristo, ven. Ahora pueden ellos ex-
te una amenaza y un anuncio pro- clamar «¡Bendito el que viene en
fético. Con el «vuestra casa» pien- nombre del Señor!», pues ellos ven
sa ciertamente el evangelista en en su venida al que viene. La ame-
el templo, que ha sido abandona- naza de Mt 23,38 se convierte en
do por la Schekiná (presencia –de anuncio positivo: con la parusía
Yahvé–) y que, desde su destruc- llega para los judíos el tiempo de
ción, por los romanos el año 70, la salvación permanente. Coinci-
permanece «desierto». Esto suce- de con el anuncio profético de Pa-

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blo en Rm 11,26: «Y así se salvará en el todo. Jesús permanece para
todo Israel, según lo escrito: de siempre fiel a sí mismo y a su pue-
Sión saldrá el liberador...»La «sal- blo. Su contexto natural fue Israel,
vación» de todo Israel no consis- aunque no dejase de escuchar
te ciertamente en una «conver- también el ruego de la mujer ca-
sión en masa» de los «obstinados» nanea.
judíos antes de la parusía, como 5. ¿Estaba Jesús de Nazaret
tal vez se afirma. Más bien es el también en Auschwitz junto a su
resultado de una visión positiva, pueblo, al lado del pueblo judío?
salvifica, de la parusía de Cristo. Ardua pregunta que contesto con
El judío e hijo de David Jesús de un sí rotundo. Recordemos el tí-
Nazaret será también el «libera- tulo de la cruz. Con él quería Pi-
dor» del pueblo del que surgió. lato burlarse de los judíos: ¡Mirad,
4. Esto sigue la línea de Jesús un crucificado es vuestro rey! En
en el tiempo prepascual, pues él Jn 19,21s consta una protesta de
se consideró ciertamente como los sumos sacerdotes a la que Pi-
«enviado a las ovejas descarriadas lato no hace caso: «Lo que he es-
de la Casa de Israel» (Mt 15,24). crito, escrito está». Para la mira-
Él «se hizo servidor de los circun- da profunda de la fe, Jesús murió
cisos en atención a la fidelidad de como «rey de los judíos». Murió
Dios» (Rm 15,8). Él era judío y «por el pueblo», por su pueblo
actuó a favor de su pueblo. Que- (véase Jn 11,50). Murió en la cruz
ría proporcionarle la salvación del con un grito:«Dios mío, Díos mío,
Reino de Dios que irrumpía en él. ¿por qué me has abandonado?»
Sus discípulos habían de hacer lo (Mc 15,34). Con este grito y este
mismo: «Dirigíos más bien a las por qué se expresa la más amarga
ovejas descarriadas de la Casa de experiencia del extremo abando-
Israel» (Mt 10,6). Esta conciencia no de Dios.Y ese por qué de Jesús
de ser enviado a su pueblo se no recibe ninguna respuesta de
manifiesta también en la parábola «su» Dios (Díos mío), de la mis-
de los perversos viñadores (Mt ma manera que la frecuente pre-
21,33-46). El dueño de la viña «fi- gunta «Dónde estaba Dios en
nalmente les envió a su hijo» Auschwitz» queda sin auténtica
(21,37). Con esto se refiere Jesús respuesta. Según Flp 2,6-8, el igual
a sí mismo y en 21,38s habla de a Dios se mostró en forma hu-
su muerte violenta. Y los viñado- mana y, «haciéndose semejante a
res coinciden con todo Israel. A los seres humanos, se humilló y
propósito de Mt 15,23-24 obser- se hizo obediente hasta la muer-
va acertadamente J.Gnilka: «Todos te y muerte de cruz».
los israelitas son ovejas descarria- Concretamente, Cristo se
das». Jesús es consciente de ha- manifestó en la forma de un judío
ber sido enviado por Dios a todos y murió de muerte violenta, como
los que pertenecen a su pueblo. muchos millones de judíos murie-
De ahí que Pablo afirme (Rm ron de muerte violenta en los
11,26) que en la parusía «todo Is- campos de exterminio. Así, el ju-
rael se salvará». El acento recae dío Jesús de Nazaret puede y debe

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ser incluido entre esa gigantesca do parece justificar dicho comple-
multitud. mento. Al hacerse hombre en el
En sus más de treinta lienzos seno de la judía María, Jesús de
de la cruz, el gran pintor judío Nazaret no fue un hombre cual-
Marc Chagall ha identificado al quiera. Fue un judío. Con su resu-
judío vejado, torturado y muerto rrección y su exaltación no renun-
con el judío Jesús crucificado. En ció a su «naturaleza judía», sino
uno de sus más famosos lienzos que la conservó de una forma glo-
escribe Chagall el título de la cruz riosa como el «eterno judío»,
en hebreo y, como paño sujeto a como el victorioso «león del li-
la cintura, le coloca al crucificado naje de Judá».
el chal judío de la plegaria. A la 6. Es cierto: hay que tener en
izquierda de la cruz, casas ardien- cuenta también que el propio Je-
do, y a la derecha una sinagoga sús nunca se atribuyó el nombre
también ardiendo. Ante la cruz, el de «hijo de David», aunque dejó
candelabro de los siete brazos y que otros se dirigiesen a él como
a ambos lados del mismo judíos tal. Para él, la dignidad del Mesías
huyendo, uno de los cuales arras- no se agotaba con su filiación da-
tra un rollo de la Torah. El pintor vídica. Esto queda claro en una
ve, pues, a Cristo crucificado to- controversia de Jesús con sus ad-
talmente identificado con los ju- versarios (en Mt los fariseos, en
díos que sufrieron y murieron en Mc y Lc, los letrados) que conser-
la Shoah (holocausto). van los tres Sinópticos (Mt 22,41-
Y el poeta judío Paul Celan, 43; Mc 12,35-37; Lc 20, 41-44) y
poco antes de su muerte (1970), que hace referencia al salmo 110,1:
ante un grupo de la crucifixión del «¿Cómo dicen que el Mesías es
altar de Isenheim en Colmar, vien- hijo de David? Si el mismo David
do en «un solo» Jesús el abando- dice en el libro de los Salmos: Dijo
no de Dios y la lucha moral de el Señor a mi Señor: Siéntate a mi
«muchos» judíos torturados y derecha hasta que haga de tus ene-
muertos, escribió: como si fuese migos escabel de tus pies. Si David
–el cuerpo de cada uno de nosotros– lo llama Señor, ¿cómo puede ser
tu cuerpo, Señor. su hijo?». La pregunta de Jesús
Y otro judío, Jules V. Isaac es- pone a su propia persona en el
cribió: «El brillo del horno crema- centro de las controversias. Los
torio de Auschwitz es para mí el lectores de los Evangelios, sobre
faro que guía todos mis pensa- todo del de Mateo (genealogía de
mientos. Oh, hermanos míos ju- Jesús) saben perfectamente que
díos, ¿no creéis que ha de fundir- Jesús de Nazaret es de ascenden-
se con otro brillo, el de la cruz?». cia davídica. Pero también cono-
Hemos partido de la fórmula cen la respuesta de Pedro a la pre-
cristológica de Calcedonia y he- gunta de Jesús: «Tú eres el Cristo,
mos dicho que la segunda parte el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16).
de la misma –verdadero hombre- De ahí que sólo ellos puedan con-
necesitaba el complemento «ver- testar correctamente la pregun-
dadero judío». El material aporta- ta. A los fariseos y a los letrados

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judíos la pregunta de Jesús les Dios (vere Deus). Esto último es
plantea un enigma insoluble, en el auténtico objetivo del relato de
cambio los lectores del Evangelio los cuatro Evangelios. Pero esto
saben que Jesús no es sólo el «hijo no quita que, según su naturaleza
de David». Él es más: él se sienta a humana, Jesús de Nazaret sea y
la derecha del trono de Dios, siga siendo, verdadero judío.
como Señor del mundo e Hijo de
Tradujo y condensó: MÀRIUS SALA

El paso ulterior consiste en llegar a intuir que Dios está a nuestro


lado y que participa en el dolor por todo este mal que devasta la
tierra. Él no está como un espectador desinteresado o un juez frío y
lejano, sino que «sufre» por nosotros, por nuestras soledades incapa-
ces de amar, porque Él sí que nos ama. El «sufrimiento» divino no es
incompatible con las perfecciones divinas: es el sufrimiento del amor
que comprende, la «compasión» activa y libre, fruto de una gratuidad
sin límites. Cada vez más en el camino de la vida, bajo los rayos de luz
del Evangelio, el Dios de Jesucristo se me ha mostrado como el Dios
capaz de ternura y de piedad, hasta el punto de «sufrir» por los peca-
dos del mundo; un Dios tierno como un Padre y una Madre, que no
reniega nunca de sus hijos; un Dios humilde que manifiesta su omnipo-
tencia y su libertad precisamente en su aparente debilidad frente al
mal; un Dios que acepta sufrir por amor el peso de nuestro pecado y
del dolor que este pecado introduce en el mundo. Pero justamente
así, en la muerte de Jesús en la cruz, Dios nos enseña a sacar el bien
del mal, la vida de la muerte. Entonces resulta contradictorio que que-
ramos ser continuamente gratificados por todos y por todo, comen-
zando por Dios, mientras lo contemplamos crucificado.
¡Ojalá que todos comprendiésemos que el misterio de Dios muerto
y resucitado es la clave de la existencia humana y el corazón del Evan-
gelio y de nuestra fe!

CARLO M. MARTINI, Card. Arzobispo de Milán, Un camí per a


l’Església del nou mil·leni, Barcelona 2000, pág. 16.

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