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Laureano Ruiz, el abuelo del Pep Team

Artículo traducido del artículo de Miguel Lourenço Pereira


http://www.futebolmagazine.com/laureano-ruiz-o-avo-do-pep-team

Toca, toca, rondo, rondo. El ADN de Barcelona se construyó en torno a esta idea. Pero
mucho antes de que Guardiola aterrizara en el banquillo del Camp Nou. Y la
paternidad del concepto tampoco es, como muchos todavía piensan, de Johan Cruyff.
En 1972 un técnico que llegó de Cantabria con ideas debajo del brazo y cuando se
fue, seis años más tarde, se fue dejando un club con un legado para el mundo.
Laureano Ruiz, el hombre de la idea, es el abuelo olvidado del equipo que se ganó a
los aficionados en los cuatro rincones del mundo.

La génesis del tiki-taka

Fue culpa de una cerveza, un equipo de fútbol patrocinado por una fábrica de cerveza,
la Damm, por el que el Barcelona despertó a una dura realidad. En 1972 su método de
entrenamiento no era ni siquiera el mejor de Cataluña y no podía competir, en ese
momento, con la realidad del fútbol español en la última fase del franquismo. El último
título nacional ganado por el F.C. Barcelona era del año 1960 y no parecía que el perfil
de los jugadores que salían fueran capaces de dar vuelta a la situación de su cantera.
El presidente Agustí Montal pidió a sus asesores acerca de quién podría ser el hombre
ideal para cambiar esta realidad. Laureano Ruiz, fue la respuesta unánime. Semanas
más tarde llegó de Santander, con una maleta llena de papeles y manuscritos, muchas
ideas en su cabeza, el hombre que iba a marcar un antes y un después en la historia
del club blaugrana.

En un pequeño escritorio que había en el Camp Nou el entrenador cántabro descubrió


el espíritu arcaico que había en la formación y desarrollo del club. Cualquier jugador
por debajo de 1.80 metros era rechazado en un principio, la mayoría de los ojeadores
se limitaban a buscar en el entorno geográfico de Cataluña y cada equipo de infantil a
secundaria, jugaba de la manera que le parecía mejor a su entrenador. La
desorganización era absoluta y había que efectuar un cambio fundamental de todos
los conceptos. El balón, para Ruiz, sería la pieza central de las futuras generaciones
de club.
Inspirado por el equipo húngaro de los años 50, dirigido por Gustav Sebes, el nuevo
coordinador de la cantera blaugrana primero entendió la importancia de mantenerse
fiel a una idea, a un modelo. Decretó que todos los equipos del club deberían seguir
tres conceptos básicos y fundamentales: un juego de posesión, un sistema táctico
común y un régimen de entrenamiento que mezclaba el aspecto físico con el control
de balón. Aquí nació el 3-4-3 que pocos años más tarde Johan Cruyff adaptó en su
'Dream Team'. Allí nació un equipo capaz de mezclar jugadores atléticos como
Alexanko, Bakero, Puyol y Busquets, con los futbolistas que habrían sido previamente
descartados. Guardiola, Messi, Xavi e Iniesta nunca habrían jugado en el club si no
fuera por Ruiz. Y, por último, la obsesión por la pelota, la doctrina del rondo, la
necesidad de tocar y recibir constante, comenzó a germinar. Poco a poco, los
resultados en la formación siguieron la idea de Ruiz y su nombre aumentó de peso
dentro del club. Pero aún era temprano, demasiado temprano. El club sospecha de un
entrenador que valora más a un pequeño creador que a un atleta de alta competición
y, sobre todo, de su sistema táctico que, para muchos, parecía demasiado arcaico en
una era donde el 4-4-2 era santo y seña . Ruiz luchó como Don Quijote, contra molinos
de viento en los pasillos de las direcciones, con los principales ayudantes técnicos. La
llegada de Rinus Michels, el técnico holandés que en el Ajax había seguido un
paradigma similar fue un apoyo emocional para el cántabro. Pero fue Johan Cruyff,
que aterrizó en Barcelona en 1974 para hacer historia, que aprendió a ver más allá de
la niebla y darse cuenta de que la ideología de la formación de Ruiz tenía más sentido
que lo que muchos habían imaginado.

La experiencia en el primer equipo

En 1976 el club despidió al alemán Hennes Weisweiller, que había brillado con el
Borussia Mönchengladbach. No había otras opciones en el mercado, y la directiva se
volvió hacia Ruiz y le invitó ser el primer entrenador. Los cuatro años de trabajo en la
cantera habían servido para definir el camino. Como entrenador del primer equipo trató
de aplicar los mismos principios, pero el tiempo de posesión de balón todavía no había
llegado al Camp Nou. Con un Cruyff decadente, el técnico intentó apostar por un 3-4-3
con el peruano Sotil como falso extremo y al holandés y Reixach como delanteros
móviles. La idea no funcionó, y perdió la liga, el equipo perdió ante el Atlético de
Madrid en la Copa del Rey y con el Liverpool en las semifinales de la Copa de la
UEFA. Ruiz puso su puesto a disposición del club, diciendo que es más necesario en
la estructura de la cantera. Pero la dirección de Montal, decepcionado con la falta de
resultados inmediatos, piensa de otra manera y despide al entrenador que vuelve a
Santander a guiar al Racing. Un año más tarde, Josep Lluis Núñez ganó las
elecciones en el club blaugrana y realizó una fuerte inversión en la construcción de
una pequeña casa al lado del Camp Nou para dar cabida a la formación de la cantera
del club: La Masia.

El legado de Ruiz es esencial para la evolución de Barcelona. Los primeros jugadores


jóvenes que comienzan a trabajar en el año 1972, son los que, una década más tarde
forman parte del equipo central que devuelve el título de campeón en Barcelona, tras
más de una década. Cuando Cruyff aterriza como entrenador en jefe en 1988, viene
con el mismo idioma que Ruiz, con el mismo sistema táctico en la cabeza y sin los
prejuicios que habrían condenado a Guardiola y Sergi Barjuán. Veinte años después
de la llegada al club barcelonista de Ruiz el Barça ganó su primera Copa de Europa
jugando un 3-4-3 ensayado por el cántabro, tratando de mantener el balón a toda
costa y mezclando verdaderos atletas como Koeman, Bakero o Salinas con artesanos
con clase como Guardiola y Laudrup.

Desde entonces, el club ha sufrido altibajos en su apuesta por el producto de la casa,


pero la forma de entrenar y preparar canteranos no se ha sometido a ningún cambio
drástico. Las palabras de Ruiz siguen pasando de generación en generación. A pesar
de no tener derecho ni a una referencia en la historia del club, los que viven en las
entrañas de Barcelona, conocen el papel clave de Laureano Ruiz en la
profesionalización del club y en la definición de una idea que ayudó a convertir al club
en más que un equipo con títulos.

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