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El duelo en el judaísmo

New York

2017 -

El Duelo en el Judaísmo
El mundo en que vivimos la muerte es
considerada como un pasillo que conduce a
otro mundo. La creencia en otra vida, en un
mundo por venir (Olam Haba) donde el
hombre es juzgado y donde su alma
continúa floreciendo, está arraigada en el
pensamiento hebreo. “Todo Israel tiene
participación en el mundo por
venir” (Mishná Sanhedrín 11:1). Pero
cuando más valioso ha sido el individuo,
más grande es la pérdida para los
sobrevivientes. Cuando más ha significado
para los que le rodean: familia, amigos,
comunidad, más profunda es la congoja y
más aguda la angustia. Las observancias
tradicionales judías que rodean la muerte y
el duelo tiene como objetivo mantener la
dignidad de la persona fallecida y confortar
a las personas en duelo.
Sepultura
Las leyes y prácticas religiosas judías que
se refieren a la muerte y al duelo se basan
en dos principios fundamentales:
• El honor y el respeto debidos incluso a un
ser humano sin vida (kibud hamet).
• La preocupación por el auxilio mental,
emocional y espiritual de
las personas de duelo, y la necesidad d
e consolarles (nijum avelim).
El muerto debe ser envuelto en un sudario
blanco (tajrijim) después de haber sido
cuidosamente lavado y purificado. (La
simple prenda blanca fue instituida durante
el período talmúdico cuando los entierros se
convirtieron en una terrible y costosa carga
para las masas, subrayando así la igualdad
del rico y del pobre en la muerte. Hasta ese
momento los más ricos habían sido
enterrados generalmente envueltos en
prendas más lujosas. Los Sabios supieron
ser sensibles al honor de la persona pobre
fallecida.)
El muerto varón es también envuelto en
su talit cuyos flecos (tzitzit) se invalidan,
indicando simbólicamente que las
exigencias terrenas ya no le incumben.
Está prohibido el embalsamiento. La
sangre de la persona fallecida es parte de
ella, que también debe enterrarse y no
desecharse como algo superfluo.
Exponer el muerto a la exhibición en un
féretro abierto fue considerado
tradicionalmente como un deshonor para él.
Los Sabios consideraron que ser expuesto,
permitiendo no sólo a los amigos sino
también a los enemigos pasar y observar
con menosprecio o burlarse del cadáver,
constituye una falta de respeto para el
muerto. Aunque el propósito de esta
práctica en la cultura occidental es
honorable, los valores judíos no la
consideran aceptable.
La cremación está prohibida; la sepultura
debe realizarse en la tierra. La observación
bíblica: “Ya que polvo eres y al polvo
volverás” (Génesis 3:19), es subrayada más
aún por la Torá cuando dice que “no dejarás
de enterrarle” (Deuteronomio 21:23).
Cuando se lleva a cabo una cremación y las
cenizas no son enterradas en la tierra sino
que se conservan en una urna sobre la tierra
o se desparraman en el mar, no se exige que
los deudos de la persona fallecida observen
el período de siete días de duelo
estricto (shiva).
-Autopsias: El consenso de los juicios
rabínicos prohibió severamente durante
siglos, los exámenes post-mortem,
considerándolos como una profanación del
muerto. Sin embargo, se lo permitió cuando
existía la razonable expectativa de que esto
podría contribuir a la salvación de la vida
de otro paciente. También fue permitido en
casos de enfermedades hereditarias, para
salvaguardar la vida de los parientes
sobrevivientes y cuando lo exigió la ley
civil del país (en caso de sospecha de
violencia, dolo, etc.).
En todos los casos en que se hace una
excepción a la prohibición general contra la
autopsia, es de vital importancia que se
adopten varias precauciones:
• Deben utilizarse solamente el mínimo de
tejidos necesarios para los exámenes.
• Todos los miembros extraídos del cuerpo
deben ser devueltos a él para su entierro,
todos juntos.
• A menos que lo exija la ley, la autopsia
nunca debe llevarse a cabo sin el permiso
expreso de la familia o el consentimiento
previo de la persona fallecida mientras
estuvo viva.
Debido a que cada caso es diferente y las
opiniones de las autoridades rabínicas
pueden diferir acerca de las condiciones que
deben reunirse para otorgar el permiso, se
sugiere acudir a la guía del rabino de la
propia comunidad.
El entierro debe realizarse lo más pronto
posible después de acaecida la muerte.
Dilatar el entierro más allá de las
veinticuatro horas está permitido solamente
para el honor del muerto, en casos tales
como la espera de la llegada de parientes
próximos procedentes de lugares lejanos, o
si se trata de un Shabat o una festividad.
Está prohibido enterrar un muerto en
Shabat. También está prohibido para los
judíos participar en el entierro el primer día
de las festividades. Está permitido el
entierro el segundo día de las festividades,
pero solamente el hecho en sí del entierro.
No se permite ninguna otra violación de la
festividad. En las condiciones actuales es
preferible no realizar un funeral en ninguno
de los dos días de la festividad, para no
profanarla y para no deshonrar
indirectamente al muerto.
El cuidado del cuerpo, la preparación para
el sepelio y su vigilancia, así como el
entierro en sí es una tarea religiosa de
carácter sagrado que solamente los
miembros más piadosos y meritorios de la
comunidad están llamados a realizar. La
sociedad comunitaria organizada que se
ocupa de esta tarea se denomina la
“Sociedad Sagrada” (Jevrá Kadishá).
Desgarrar una prenda que uno está
vistiendo (kriá), es una manera religiosa
apropiada de expresar la congoja por el
muerto. Este antiguo y tradicional signo de
dolor entre los judíos se remonta a la época
bíblica. La prenda desgarrada debe seguir
usándose durante la semana de
duelo (shivá), excepto en Shabat. (El corte
de una cinta negra no es reconocido como
substituto religioso del desgarramiento de la
prenda.)
Cuando se desgarra la prenda, la persona
doliente pronuncia la siguiente
bendición: Baruj Ata, Adonai, Eloheinu,
Melej Haolam, Dayán Emet.
Bendito eres Tú, Señor, nuestro Dios, Rey
del Mundo, (que eres) el Juez verdadero.
Erección de una lápida
Es una antigua costumbre entre los judíos,
que se remonta a la época de los Patriarcas,
la de erigir una lápida a la cabecera de la
tumba como un acto de reverencia y respeto
a la persona fallecida, de modo que no sea
olvidada y que su lugar de descanso
definitivo no sea profanado.
En algunas comunidades se acostumbra no
erigir la lápida hasta un año después del
entierro. Una de las razones para esta
demora es que durante el primer año los
muertos son recordados diariamente por los
dolientes y no se requiere una lápida. Sin
embargo, no existen reglas referentes a ésta
tema y es correcto desde el punto de vista
religioso colocar la lápida en la primera
oportunidad posible. En Israel, es frecuente
la práctica de colocar la lápida poco
después del período de duelo de treinta
días (sheloshim).
Es importante distinguir entre el requisito
de erigir una lápida, que es una costumbre
tradicional, y el descubrimiento de la
lápida, acompañado por un servicio y un
ritual especiales. El servicio de descu-
brimiento no tiene ningún fundamento en la
ley ritual o en las exigencias de la halajá y
constituye más bien una innovación
contemporánea. Aunque ese servicio
proporciona una ocasión para rendir un
tributo adicional y una señal de respeto para
una persona de valor, ninguna familia debe
sentirse obligada desde el punto de vista
religioso a realizar un servicio formal de
descubrimiento de una lápida. Es suficiente
erigir una lápida adecuada y visitar la
tumba en forma privada.
Período de duelo
La ley judía considera tres períodos
sucesivos de duelo después del entierro,
cada uno de los cuales es observado
progresivamente con menor intensidad. El
primer período se denomina “shivá”, que
significa “siete” y se refiere al período de
duelo severo de siete días que sigue al
entierro.
Shivá se observa por los siguientes
parientes: padre, madre, esposa (esposo),
hijo, hija, hermano o hermana.
La forma más adecuada para una familia de
observar la shivá es hacerlo todos juntos en
el hogar de la persona fallecida. Sin
embargo, esto no es obligatorio y los
miembros de una familia pueden observar
lashivá en cualquier otro lugar de su
conveniencia, incluso por separado en sus
respectivos domicilios, si así lo exigen las
circunstancias. Prácticas observadas durante
la shivá:
• Las personas en duelo no se sientan en
sillas de altura normal, sino en banquillos
bajos. Taburetes o banquetas pueden servir
para este fin.
Algunas personas siguen la práctica de
sacar los almohadones de los sillones o de
los sofá, para sentarse en el marco más
bajo. Esto está permitido. (Las familias
sefaraditas siguen la práctica más antigua
de sentarse en el suelo.) De esta práctica
deriva la expresión “sentarse en
shivá”, aunque no es necesario que las
personas en duelo estén realmente sentadas
todo el tiempo.
• Los deudos en duelo no usan zapatos de
cuero. En su lugar pueden utilizar calzado
de tela, de goma o pantuflas.
• Los deudos varones en duelo no se
afeitan ni se cortan el cabello; las mujeres
en duelo no se aplican cosméticos.
• Los deudos en duelo no deben trabajar.
Puede consultarse al rabino local para las
excepciones, ya que existen circunstancias
atenuantes en ‘casos individuales.
• Debe evitarse todo placer:
No hay que bañarse o lavarse por placer,
aunque está permitido hacerlo por razones
de higiene, a fin de evitar una severa
incomodidad.
Deben evitarse las relaciones sexuales. No
hay que vestir ropa nueva o recién lavada.
No hay que dedicarse al estudio de la Torá,
con la excepción de aquellos libros o
capítulos que se refieren a las disposiciones
de duelo, y de libros tales como Job,
Lamentaciones y partes de Jeremías que se
refieren al dolor y a la angustia.
El período de shivá finaliza en la mañana
del séptimo día después de las oraciones
matinales. El día del entierro se considera
como el primer día de shivá.
Si el séptimo día cae en Shabat, todos los
aspectos públicos de la shivá finalizan
inmediatamente antes del mismo, dejando
tiempo solamente para la adecuada
preparación del Shabat. La difundida idea
de que la shivá concluye al mediodía de un
viernes o de una víspera de festividad, no
tiene ningún fundamento en la ley judía.)
Si el Shabat coincide con un día intermedio
de shivá, se suspenden las prácticas de
duelo público relacionadas con
la shivá durante el shabat, pero se reanudan
cuando éste finaliza. Sin embargo, se toma
en cuenta el shabat para el cálculo de los
siete días.
Si alguna de las festividades bíblicas
interrumpe la shivá, ésta se da por
finalizada completamente y ya no se
reanuda después de la misma.
Si un funeral tiene lugar durante la semana
de Pesaj o la de Sucot, se observa
la shivá, pero ésta sólo comienza cuando
concluye la festividad. En la Diáspora, el
último día de la festividad se cuenta como
el primer día de shivá.
.Purim y Janucá no se cuentan como
festividades que dan por terminado el
duelo, aunque las personas en duelo pueden
asistir a la sinagoga para la lectura de la
Meguilá en Purim.
Si existió un retraso en tener noticias del
fallecimiento del deudo, porque una
persona estaba ausente o vivía en una
ciudad distinta, la persona en duelo
comienza a observar todas las prácticas del
duelo desde el momento en que recibe la
noticia. Si el resto de la familia se encuentra
todavía en el período de shiváen la ciudad
donde tuvo lugar la muerte o el entierro, la
persona puede unirse a ellos y finalizar el
duelo al mismo tiempo que el resto. Si no
es posible unirse a la familia, o si ya
transcurrió la semana de shivá, se cuenta
como el primer día de shivá el día en que se
recibió la noticia.
Si la noticias del fallecimiento del pariente
se recibe después que pasaron treinta días
de la muerte, no se observa shivá. El deudo
debe sacarse los zapatos y sentarse durante
una hora en un banco bajo, indicando una
observancia simbólica. Sólo debe
pronunciar la bendición “Bendito eres Tú…
el juez verdadero”. Cuando el fallecido es
un pariente también se debe desgarrar una
vestidura.
El segundo período se
denomina “Shloshim”, que significa
“treinta” y se refiere al período que se
extiende desde el fin de la shivá hasta el día
trigésimo después del entierro. Durante este
período está prohibido asistir a fiestas,
incluso si no hay música, y también está
prohibido contraer matrimonio, afeitarse o
cortarse el cabello. Este segundo período
termina el duelo para todos los parientes,
salvo para la madre o el padre.
El período de shloshim concluye en la
mañana del día trigésimo. El día del
entierro es contado como el primer día.
Si durante el período de shloshim ocurre
alguna de las festividades importantes, se
considera el duelo como finalizado. Sus
restricciones especiales no se renuevan
después de la festividad.
El tercer período, que es observado por la
madre o por el padre se conoce
simplemente como avelut,duelo. Concluye
al fin de doce meses (hebreos) después del
día de fallecimiento. Durante ese período
deben evitarse acontecimientos alegres,
cenas con música, teatros y conciertos. Los
hijos deben recitar diariamente
el Kadish durante once meses. Después de
finalizar el año, está prohibido continuar
prácticas o restricciones que indiquen
abiertamente la continuación del duelo y de
la pena.
Confortando a las personas en duelo
Las exigencias de confortar o consolar a
una persona en duelo sólo comienza
después del entierro. Hasta ese momento
debe permitirse al doliente dar plena
expresión a su dolor, durante ese período no
debe formularse ninguna condolencia
formal. La práctica seguida en algunas
comunidades de alentar visitas de
condolencia a la familia en duelo antes del
entierro — sea en su propia residencia o en
lugar del funeral — no está de acuerdo con
las costumbres y los procedimientos judíos.
(Solamente la familia más cercana y los
amigos cuya presencia se requiere para
hacer los arreglos para el funeral o para
otros asuntos, pueden visitar a la familia de
la persona fallecida antes del funeral.)
Después del sepelio, la primera comida de
las personas en duelo no debe consistir en
su propia comida. Debe ser preparada para
ellos por sus vecinos, amigos y parientes.
Esta práctica se basa en un pasaje de
Ezequiel 24:17 que habla negativamente de
las prácticas de duelo que entonces
prevalecían y dice: “ni comas el pan del
duelo”. De esta manera se considera
como mitzvá para los vecinos o los amigos
de las personas en duelo prepararles su
primera comida. Esta comida se denomina
“Comida de Consuelo”. De acuerdo a la
tradición ésta incluye huevos duros,
alimento que se convirtió en un símbolo de
duelo y condolencia. La redondez del huevo
simboliza en cierto modo la naturaleza
continua de la vida y quizás también
sugiere que la renovación y la alegría deben
seguir a la desesperación. Aunque no
existen restricciones especiales vinculadas
con esta comida, debe tenerse cuidado de
no convertirla en una reunión social. Debe
comerse en silencio y en contemplación por
respeto a las personas en duelo. Esta
comida no está destinada a los visitantes.
La comida de consuelo no se sirve si los
dolientes retornan del funeral la tarde que
precede al shabat o a un día de festividad.
Se la sirve en los días intermedios de Pesaj
y Sucot (Jol hamoed), a pesar de que en
ellos no se observa shivá.
Cuando se entra a una casa en duelo no se
saluda. Es mejor no decir nada ya que las
palabras no pueden expresar de manera
adecuada la profundidad de las
condolencias que la persona quiere
transmitir y lo que se dice es a menudo
superficial. La tradición establece que el
visitante no inicia la conversación con la
persona en duelo, sino que espera que ésta
lo haga.
Es adecuado referirse en la conversación
sobre la persona fallecida, recordarlo y
mencionar las buenas cualidades por las que
fue apreciado. Las personas que
deliberadamente no mencionan a la persona
fallecida, porque creen que de esa manera
evitan causar más dolor al deudo, no
comprenden plenamente la psicología del
dolor. Hablar de trivialidades durante la
visita es mucho menos confortante y más
doloroso para el doliente que hablar acerca
de la persona fallecida.
Al despedirse de las personas en duelo en
cualquier momento durante la semana
de shivá, se pronuncia la tradicional
fórmula de condolencia:
Hamakom ienajem etjem betoj sheár
avelei Zión virushalayim. Quiera el Señor
consolaros junto con todos los dolientes
de Sión y Jerusalén.
Aunque no es necesario decir nada más que
este voto, pueden agregarse palabras
adicionales de consuelo si una persona así
lo desea y puede hallar las expresiones
adecuadas.
Agradecimientos a Jabad.org

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