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Cómo Se Elabora Un Proyecto de Intervención
Cómo Se Elabora Un Proyecto de Intervención
Así mismo, es parte del proceso el delimitar el problema, de tal forma que haya claridad entre
lo que se ha identificado y las acciones que se proponen para mejorar esa situación. Los
involucrados en un proceso de intervención educativa requieren conocer las extensiones de las
situaciones problemáticas y las modalidades en que pueden emprenderse acciones tendientes
a resolver los planteamientos iniciales. Con la delimitación del problema, pueden los
involucrados emprender las acciones pues ya saben a lo que se enfrentan. Como parte integral
del proyecto, es necesario justificar y fundamentar la intervención. Esta es la parte donde se
explica el porqué se pretende realizar el proyecto y para qué se quiere llevar a cabo. Esta parte
del proyecto busca establecer las bases sobre las cuales se van a explorar las formas indicadas
para que la labor educativa fluya de manera que permita un crecimiento.
Prosiguiendo con la pauta marcada por este conjunto de preguntas, el diseño de un proyecto
de intervención educativa tiene un primer paso que logre establecer una visión de lo que se
pretende hacer. La denominación del proyecto es una introducción en la que se presenta
brevemente de qué se va a tratar el proyecto. Un buen diseño de un proyecto debe considerar
ampliamente estos pasos iniciales, pues son la carta de presentación de todo el trabajo. Es así
que se debe pensar en un título atractivo, pues se pretende que el éste sugiera la temática que
va a abarcar el proyecto. Generalmente, el título se expresa en forma clara de tal manera que
abarque entre 17 y 21 palabras aproximadamente. Además, es importante que haya
concordancia entre el título, la problemática que se pretende resolver y los resultados que se
esperan. Además, la redacción debe ser cuidadosa.
El siguiente punto a planear es el marco temático que es el apartado en que se definen las
acepciones que se van a manejar de la terminología que se incluye en el proyecto educativo. Se
debe considerar la orientación del proyecto para darle la acepción más apropiada a los
vocablos a utilizar. Esto permite cierto nivel de claridad semántica en el diseño general del
proyecto. Adicionalmente, es recomendable hacer referencia a otros programas que hayan
podido servir de precedente al proyecto que se está poniendo en marcha, con la finalidad de
conocer las similitudes y diferencias que hayan podido existir entre la forma como se abordaron
las problemáticas. Es importante enmarcar el estudio y nombrar aquellos trabajos que sirven
de fundamento al proyecto que se pretende llevar a cabo. Como conclusión de este primer
segmento del diseño de un proyecto, se menciona también el organismo ejecutor y
patrocinante. Es necesario definir el grupo de gente que estará a cargo de llevar a cabo los
procesos de la intervención y también el organismo que funge como patrocinador del proyecto.
Emparejada a la descripción debe existir una propuesta de solución dentro del mismo
segmento, pues la idea dominante de todo el trabajo es que se logren superar detalles
encontrados en los procesos educativos. No es suficiente indicar lo que está fallando, es
necesario decidir cuáles son los mejores caminos a seguir para lograr vencer las dificultades
encontradas o fortalecer ciertas áreas. Es por ello que en esta parte del diseño se requiere
explicar claramente por qué las propuestas que incluye el proyecto son las mejores y las más
viables para afrontar decididamente las problemáticas identificadas.
Ahora bien, es importante llevar a cabo una delimitación de la parte tangible del proyecto, por
lo que hay que considerar al marco institucional. Un punto sobresaliente a tomar en cuenta es
que no siempre es la institución donde se implantará el proyecto la encargada de aplicarlo.
Existen otras instituciones que se pueden hacer cargo del diseño e implementación de un
proyecto. Por lo tanto, debe existir una clara definición de la naturaleza de la organización, su
estructura orgánica y los procedimientos personales o administrativos que deberán llevarse a
cabo.
Una vez descrito lo anterior, se está en posibilidades de continuar con una parte central en el
diseño, pues proporciona un sentido claro de orientación y pone sobre bases firmes de
la finalidad del proyecto. La finalidad debe justificar el proyecto y los objetivos, a la vez que
establece un margen de coherencia entre las pretenciones del proyecto y los objetivos
marcados. Esta parte del diseño establece el rumbo a seguir y marca los tiempos en que se
deben ir cumpliendo los pasos intermedios antes de llegar al puerto de destino. Los
involucrados en el proceso adquieren certeza y confianza de llevar a cabo sus labores con una
dirección bien marcada que les impida invertir esfuerzos y recursos en áreas que no son
prioridad del proyecto.
Los objetivos narran los propósitos del proyecto, la visión de lo que se pretende alcanzar y los
logros que se esperan obtener al final del proceso. Deben ser congruentes con la definición del
problema y con las estrategias a seguir para atacar la problemática. Se requiere que sean
proporcionales a los demás componentes del proyecto, para evitar visiones cortas o anhelos
inalcanzables.
Es así como el objetivo principal o general resume el plan maestro que marca en forma global
el punto al que se pretende llegar con el proyecto. De manera más concreta, los objetivos
específicos describen los pasos y acciones a llevarse a cabo para consolidar el objetivo general.
Generalmente son descripciones de acciones que utilizan verbos en infinitivo y claramente
dicen qué se va a lograr.
Los objetivos, para que sean útiles, deben gozar de tres características:
Claridad de formulación. Evitar las ambigüedades de tal forma que todos los involucrados en
los procesos tengan ideas claras sobre su responsabilidad y sepan a dónde se dirige el proyecto.
Posibilidad de medida. Deben ser realistas y deben admitir las acciones tendientes a medir su
avance, efectividad y nivel de realización.
Expresados en términos operativos. Aparte de ser claros y medibles, los objetivos deben estar
encaminados a dejar implícitas las acciones que se van a emprender para lograr cumplirlos.
Por todo ello, es claro que se debe tener sumo cuidado en la elaboración y redacción de los
objetivos, pues le dan un rostro presente y futuro al proyecto y establecen amplia y
concretamente las finalidades del proyecto. Similarmente, las metas contribuyen a darle forma
y sentido a los distintos pasos del proceso.
Las metas son los logros específicos que se van a alcanzar durante el proyecto y al final de este.
Dan sentido práctico y operativo a los objetivos, describen acciones específicas, indican cuánto
se quiere lograr, cuándo y dónde se pretende hacerlo. Las metas establecen movimientos
concretos que se realizan para conseguir los objetivos y por lo tanto, brindan la oportunidad de
realizar un seguimiento cercano y detallado de los logros que van conformando procesos
terminados y que finalmente construyen el proyecto de intervención educativa como tal.
Ahora bien, con la finalidad de darle un sentido práctico al proyecto, se debe especificar
quiénes, en qué medida, y en qué forma van a lograr acceder a los resultados positivos de la
implantación del proyecto. En este apartado se indica en quién se estaba pensando cuando se
decidió emprender un proyecto de intervención, es decir, quiénes serán los usuarios de las
bondades de los resultados del proyecto. Por un lado, los beneficiariospueden ser inmediatos,
es decir se debe especificar quiénes son los usuarios directos del proyecto de intervención, y
por el otro están los beneficiarios finales o indirectos, quienes reciben las bondades de los
impactos del proyecto, aun cuando sea en forma secundaria o indirecta. En este apartado es
preciso indicar:
Procedimientos de selección.
En esta altura del diseño del proyecto, es conveniente mencionar la importancia de
especificar las actividades de las que se componen los procesos. Las actividades son una
descripción detallada de las acciones que se van a emprender para conseguir realizar las metas
y los objetivos. Es necesario describir en forma concreta cómo y con qué acciones se logrará
llegar a la realización de las metas y de los objetivos, mediante un listado explícito de un
programa de actividades encaminadas a obtener productos y conseguir metas. Se debe fijar la
metodología a seguir, el ritmo y la dinámica del proceso. Así mismo, se incluyen las
responsabilidades y cobertura de los involucrados en el proceso, la coordinación del
desempeño de acciones, etc. Las actividades, a su vez, tienen en los productos su evidencia
primordial.
Los productos son el resultado de realización de las actividades y la condición previa para el
logro de las metas y de los objetivos. Es importante no confundir los productos con los efectos,
que son el resultado de la utilización de los productos para lograr los objetivos. Para darle un
seguimiento cercano a los productos, es necesario tomar en cuenta que deben cumplir con tres
requisitos, el primero es que la realización de las actividades para obtenerlos pueda efectuarse
y comprobarse. En seguida, se debe tomar en cuenta que los productos deben estar ordenados
según una secuencia temporal lógica y, finalmente, que sean realizables con los recursos
disponibles.
Una vez considerados los productos como resultado de las actividades, la siguiente parte del
diseño es una descripción de la localización física y la cobertura espacial. En otras palabras, en
esta parte del diseño se debe especificar el lugar donde se lleva a cabo la intervención, los
alcances y limitaciones de la actuación en los procesos de la intervención. Primeramente se
menciona la ubicación a grandes rasgos y se denomina macrolocalización, que es la
identificación de la zona o región donde se pone en marcha la intervención. En segundo
término, se asienta la microlocalización, es decir, se especifica la ciudad, colonia y dirección de
la institución o instituciones donde se emprende la intervención educativa.
En el primer escalón se encuentran los recursos sociales, por lo que es necesario especificar los
recursos con los que cuentan las personas o las instituciones para involucrarse en el proyecto.
Por ejemplo, si existen centros que puedan ayudar a los padres con sus hijos mientras están
involucrados en el proceso, o las redes sociales de las que disponen las personas para apoyarse
durante la realización de las actividades.
Enseguida se mencionan los recursos humanos, es aquí donde se debe anotar el tipo de
personal y sus credenciales con las que cuenta la implementación del proyecto. También se
detallan las funciones y responsabilidades de los involucrados en el proyecto. En este apartado
es importante detallar lo siguiente:
Administración del proyecto: En el diseño del proyecto se incluyen los pormenores de las líneas de
gestión para lograr la ejecución del proyecto.
Funciones del personal: Enlistar las responsabilidades de cada uno de los agentes ejecutores del
proceso.
Mecanismos de control. Cómo se irá verificando el avance de las acciones y de las metas.
Sistemas de evaluación interna. Formas en que se marcará el alcance de los diferentes pasos del
proyecto.
Canales de información. Qué formatos y vías se utilizarán para agilizar la información de todos los
avances de los procesos del proyecto de intervención.
El siguiente tipo de recursos son los materiales, es decir, se especifica qué es lo que se necesita
para desarrollar adecuadamente el proyecto. Están seguidos por los recursos técnicos que
detallan qué instrumentos tecnológicos se utilizarán para una eficaz realización del proyecto.
Finalmente, se mencionan los recursos financieros, cuya misión es el establecimiento de un
presupuesto de los costos y gastos de la realización del proyecto. En pocas palabras, es
imprescindible especificar la cantidad y calidad de recursos, servicios, bienes, etc. que son
necesarios para la realización de los procesos incluidos en el proyecto.
Después de los recursos, el diseño del proyecto demanda que se asiente con claridad qué tipo de
intervención se estará llevando a cabo. Tal es el caso que la intervención puede tener un formato
individual o grupal. Por ello, hay que afirmar qué alcance tiene el proyecto y si abarca individuos o
grupos de individuos. Si es grupal, entonces hay que especificar si es homogéneo o heterogéneo, a
la vez que determinar puntos variantes o de encuentro respecto a la edad, las necesidades y la
relación con el problema del grupo de población destinatario del proyecto de intervención. Si va a
ser meramente informativo o implicará acción, se deberá definir si el proyecto que se emprende
tiene como finalidad proporcionar información únicamente o también propone estrategias y
acciones designadas para abordar las necesidades identificadas.
La intervención también requiere que se definan los métodos y técnicas a utilizar. Para sentar las
bases en las que se recarga el proyecto, hay que especificar la metodología involucrada en este
proyecto. Así mismo, se debe indicar qué procedimientos estarán dictando la ejecución de los
diversos pasos que implica un proyecto de intervención.
Surge entonces la necesidad de dejar en claro qué procesos de evaluación se llevarán a cabo durante
la implantación del proyecto y la valorización de los resultados obtenidos al final del mismo, con
miras a hacer ajustes necesarios o emprender algún otro proyecto que ataque otras áreas que se
hayan detectado que requieran atención. Para estas alturas, el diseño del proyecto está cercano a
estar completo, tan sólo restan analizar los factores externos o pre-requisitos de los logros, pues
hay cuestiones de carácter externo sobre las cuales no se posee un control total y sin embargo
pueden afectar radicalmente la realización efectiva del proyecto. Es por ello que, muchas de estas
cuestiones son requisito para el buen término del proyecto, siempre y cuando se sepan manejar
adecuadamente.
De esta forma, resulta importante tomar en cuenta que la especificación de estos factores
implica que deben ser realistas y fundamentados, es decir, que tengan coherencia con las
necesidades a cubrir. También que sean precisos y que se expresen en términos concretos.
Finalmente, deben ser completos y exponerse ampliamente para su total comprensión.
Dentro de estos factores externos, se pueden mencionar los datos económicos, pues la
realización de un proyecto supone unos costos y la disponibilidad de fuentes de recursos. Entre
ellos se encuentran:
Gastos previstos. Qué se planea que represente un costo para la puesta en marcha del
proyecto.
Personal. Este gasto depende del número de personas que se planea participen activamente
en el programa y que reciban pago por ello.
Mantenimiento. Gastos fijos como el alquiler de un local para llevar a cabo el programa, luz,
agua, gastos variables como posibles reparaciones, etc.
Gastos. Costo total, que es la suma de los diferentes gastos. Costo directo, lo directamente
relacionados con la prestación del servicio. Costos indirectos, son servicios complementarios
que se originan como resultado de la ejecución del proyecto. Costos fijos, no sufren variación,
como los sueldos del personal. Costos variables, como la contratación de personal para tareas
específicas.
Cada institución o centro donde se deba implantar una intervención posee rasgos propios y
necesidades únicas, por lo que se debe llevar a cabo una planeación muy cuidadosa y detallada
para que la implantación del proyecto de intervención educativa tenga un impacto positivo y
los beneficiarios puedan hacer uso de los buenos resultados obtenidos.