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EL SIMBOLISMO EN LA MITOLOGÍA GRIEGA: INTRODUCCIÓN.

El libro comienza con un introducción sobre las motivaciones de las primeras manifestaciones de la mitología. Cree que el sentido de
todas estas fabulaciones y relatos residen en el orden cósmico, metereológico y agrario y en las condiciones de la vida humana:
estaciones del año, tormentas, lluvias. En la época en la que los agricultores y pastores empezaron a situarse en un lugar concreto,
comenzó la creación mítica, el mantenimiento de este tipo de vida dependería de los fenómenos cósmicos y metereológicos. Estas
fuerzas podían ser o bien aliadas o bien hostiles. De esta manera, se personificaban las divinidades del día o la noche. El único
método que la mitología podría usar sería el de ciencia histórica, para poder eliminar sucesivamente los errores de interpretación
respecto de los documentos. La inmensidad de los fenómenos míticos contrasta con la brevedad de la vida humana como para que el
alma primitiva haya podido evitar formularse la pregunta de:¿por qué el ser humano ha de vivir en medio de esa inmensidad que lo
aterroriza y sin embargo lo acoge, y qué es de él después de la muerte?. El hombre se valía de la mitología para explicar fenómenos
inexplicables y trataban de mostrarse dignos antes la divinidades para que éstas les prestaran ayuda. Por lo tanto, con el asentamiento
agrario la imaginación se vuelve expresiva y simbolizante, se abre el plano metafísico y el plano moral, las divinidades solares y
lunares adquieren significaciones y personalidades y a cada una se les da atributos específicos. Estas divinidades antropomorfizadas,
exiten en relación con el hombre y sus necesidades. Estas necesidades cada vez más son las displina, el júbilo, el cual es el último don
de la divinidad, se alcanza a través de la actividad, pero ésta está determinada por la purificación de las intenciones las cuales están
impuestas por la divinidad al hombre; mientras tanto las intenciones impuras se encuentran configuradas por monstruos que el
hombre debe combatir. La simbolización mítica es de orden psicológico y de naturaleza verídica, todo esto está caracterizado por el
hecho de que el hombre utiliza sin descanso y a los largo de toda su vida una especie de observación íntima con respecto a sus
motivaciones, esta observación reemplaza a la seguridad del instinto animal. El nombre no podría subsistir sin que no se escrutara sin
cesar la intención de toda su actividad. El hombre está constantemente observando e interpretando sus propias motivaciones
(introspección) y las acciones de los demás (interpretación).
Por otro lado de la conciencia, un estado superconsciente emana la imagen mítica del sentido de la vida: el símbolo “divinidad”, a
partir del cual se fueron formando más símbolos que concierne al combates de los heroes-hombres. Los mitos tratan, pues, de dos
temas: la causa primera de la vida (tema metafísico) y la conducta sensata de la vida ( tema ético). Los mitos tratan de dar una visión
de la causa primera, sin embargo esta causa primera no puede ser determinada ni definida por el espíritu humano, esta causa es un
misterio, el mito concreta la “causa primera” y la denomina la “Divinidad Creadora”, la tarea esencial del ser humano es darle sentido
a la vida, desarrollar su cualidad suprema espiritualizándose.
Por otra parte, las funciones de la psique humana: conscientes, superconscientes, inconscientes y subconscientes son suceptibles de
reducirse al deseo. El júbilo no puede ser adquirido por tanto, sin la armonizacion de los deseos múltiples y todo sufrimiento tiene su
causa en el deseo insatisfecho, por lo que se define como un contraste entre el deseo y la realidad. El deseo es el fenómeno central de
la vida. Los mitos no sólo tratan de explicar la evolución sino que también da una advertencia a la lucha contra la involución para que
el hombre pueda encontrar sentido y orden a su vida. La visión superconsciente del simbolismo mítico concierne a la vida entera: su
comprensión ideal (espiritualización) y su realización ideal ( sublimación). Los símbolos fundamentales que se sobreañaden a la
psique humana al inconsciente animal: la imaginación exaltadora y represiva (subconsciente), el intelecto (consciente) y el espíritu
(superconsciente). Los símbolos más típicos son: para el espíritu y superconsciente: el sol y el cielo iluminado, la imaginación y el
subconsciente la luna y la noche, el intelecto es simbolizado por el fuego terrestre, el intelecto en su forma evolutiva es servidor del
espíritu. En cuanto a la imaginación es la más primitiva, una imaginación desaforada puede convertirse en el principio de un mal. Por
otro lado, el agua y el fuego son símbolos de purificación....

CAPÍTULO 1: EL COMBATE CONTRA LA EXALTACIÓN: ÍCARO.

En el primer capítulo se plantea el análisis de un capítulo del mito de Ícaro el resumen es: Dédalo y su hijo Ícaro construyen un
laberinto que alberga a un minotauro. Cuando el laberinto estuvo construido, encerraron al minotauro en una torre. Cuando el rey
Minos se enteró de que Teseo había conseguido derrotar al minotauro, Minos encerró a Dédalo e Ícaro en el laberinto, sin embargo,
Dédalo a quien no le faltaban recursos, construyó unas alas de cera para él y su hijo y así poder escapar del laberinto. Cuando
emprendieron el vuelo, Dédalo advirtió a su hijo que no volara demasiado alto ni demasiado a ras del suelo, sin embargo Ícaro,
orgulloso, voló muy alto, haciendo que el sol derritiese la cera y cayendo al mar. Ahora analizando simbólicamente el mito,
comenzamos con el elemento principal del capítulo: las alas de cera. Dédalo, queriendo escapar del laberinto fabricó unas alas de cera
para él y su hijo. Esto nos indica que Dédalo es un hombre ingenioso. Si pensamos que las alas de cera tienen un valor simbólico
entonces Dédalo también lo tendrá. Dédalo representaría el intelecto, sin embargo, sólo puede construir unas alas de cera, con esas
alas trata de conseguir alcanzar las regiones elevadas de la vida, para ese propósito podría pensarse que hace un mal uso de las
invenciones técnicas, lo que nos lleva a distinguir una forma perversa de usar el intelecto y una forma sana. Como representación del
intelecto tenemos al dios Hermes el cual está al servicio del espíritu, la representación del espíritu es Zeus, también el símbolo de
Hermes son las alas, lo cual representa la elevación. Sin embargo aunque Hermes es la representación del intelecto sano también es la
representación del intelecto perverso puesto que es el protector del comercio y los ladrones. Por lo tanto el mito sabe distinguir la
diferencia entre el intelecto perverso y sano. Dédalo es el constructor de las alas de cera, por lo tanto puede ser el representante de la
forma de intelecto perversa, sin embargo, también tenemos en cuenta que es el constructor del laberinto, lo cual representa su
subconsciente; Dédalo trata de escapar del pervertimiento que él mismo construyó, tratá de hacerlo a través de una forma de intelecto
sana pero insuficiente. Trata que su hijo Ícaro no vuele demasiado alto hacia el sol ni a ras del suelo, lo cual representa el ideal griego
del justo medio. Ícaro llevando consigo una alas artificiales que representan la imaginación perversa, trata de huir de forma vanidosa
de las regiones perversas como el laberinto sin escuchar los consejos prudentes de su padre hacia el sol que representa lo espiritual . En
el momento en el que echa a volar ya no conoce la mesura. Cuanto más se acerca Ícaro al sol más lo traicionan sus alas: el espíritu le
está infligiendo un castigo siendo el sol el que derrite las alas. Por otra parte, tenemos el océano el cual es la representación de la vida,
de los viajes, y por el contrario, las profundidades del océano representa el sufrimiento, la pérdida. Es en el mar donde muchos héroes
desencadenan sus hazañas y tienen sus confictos interiores, cuando tienen problemas son ayudados por las divinidades como Zeus,
que representa la espiritualidad, o son castigados por su rayo (un castigo espiritual), o bien son castigados por Poseidón, el cual
representa la maldad, algo parecido al diablo en la tradición cristiana. El símbolo de Poseidón también es un tridente al igual que el
Diablo. Por lo tanto Ícaro, tratando de alcanzar la espiritualidad (elevación al sol) cae a las profundidades del mar (cae de nuevo al
subconsciente del que quería escapar), El sueño de poder volar también es algo común, se trata de una elevación para alcanzar lo
espiritual, sin embargo ese vuelo, algo imposible para nosotros, es un medio insuficiente y ambicioso, el cual se convierte al final en
culpabilidad. No vemos ningún símbolo de culpabilidad en el mito, lo suponemos porque Ícaro tratando de alcanzar el sol cayo
rápidamente hacia el mar. Para comprender la importancia simbólica de la elevación y la caída de Ícaro vemos cómo las pulsiones
espirituales van de la mano con la pulsión corporal. Para satisfascer los deseos exaltados de las pulsiones corporales, la imaginación
perversa prefiere un rodeo subconsciente conduciendolo por la falsa espiritualización. Esa deformación de la pulsión espiritual priva
al alma de su clarividencia, por lo tanto es vista como un medio para satisfascer las pulsiones corporales. Otro tema importante es la
edad de Ícaro; en la adolescencia es cuando las pulsiones maduran buscando una salida que permita su satisfacción. El adolescente
está deseoso de encontrar la intensidad de la vida a través de la concentración espiritual y en el desencadenamiento de las pasiones. El
error más profundo de esta elevación espiritual es que el sujeto se esfuerza en convencerse de que la vanidad y las perversiones
corporales no son dañinas sino que son un medio para tener una vida más intensa. Sin embargo, la vanidad y las perversiones
corporales son necesarias para comprender la vida. Todo hombre que al igual que Ícaro trata de elevarse y posteriormente cae tratando
de alcanzar lo espiritual, no encuentra satisfacción alguna sino decepción, movido por esa decepción, tratará de volverse a elevar.
Esta repetición de caídas y elevaciones no suceden con Ícaro ya que con él la necesidad de elevación se debe a algo pasajero que se va
desvaneciendo con la edad adulta. Su vuelo hacia el sol ha agotado sus fuerzas de ascensión y se ahoga para siempre en las
convenciones y la trivialidad de la vida siendo su verdadero guía no la espiritualidad sino el intelecto utilitario. Su intención por lo
tanto, no es la búsqueda del sentido de la vida sino las satisfacciones de las necesidades corporales.

TÁNTALO
Podemos ver otro caso de caída y elevación. Tántalo, a diferencia de Ícaro, trata por todos los medios de justificar sus deseos
corporales llegando incluso al asesinato, llegado a un estado de elevación que provoca una caída inminente. Sin embargo, su
arrepentimiento, le lleva a ser el “invitado de los dioses” siendo amado por éllos. Los dioses simbolizarían las cualidades espirituales
del hombre. Por lo tanto el símbolo estaría en este caso en los dioses; Tántalo al estar tan arrepentido por su crimen se “reestructuran
sus cualidades. El problema del mito viene cuando Tántalo trata de adquirir la espiritualización-sublimación, el problema no es tratar
de adquirirla sino que éste se niegue a vivir también acorde a las necesidades corporales de su vida terrestre. Tántalo, por tanto, sólo
quiere vivir como “invitado de los dioses”. Sin embargo, en la medida en que los deseos corporales y espirituales respondan a una
misma necesidad, unos y otros son conciliables, sólo la exaltación de éstos los hace contradictorios; de aquí surgirá el deseo vanidoso
de querer ser purificado, de querer borrar los deseos corporales, de santificarse, sin embargo, ese apego por el desdeño hace que los
deseos corporales no se disuelvan sino que son sublimados y vuelven a ser atrayentes. Uno de los intentos más vanos de eliminar la
exaltación de los deseos corporales es el ascetismo, un ejemplo de ascetismo lo vemos en la imagen de los santos; el santo ha vencido
los deseos corporales en la realidad y en la imaginación. El santo quedando desligado de todo deseo, permanece ligado a través del
afecto sublimado, la bondad. Pero los griegos no fueron capaces de conocer este ideal cristiano, por lo tanto, el mito de Tántalo
muestra cómo se consigue la falsa santidad: el mito narra cómo Tántalo es admitido en la mesa de los dioses y les promete grandes
delicias llegando a matar a su hijo Pélope y ofreciéndolo en el banquete. Por lo tanto, el hijo también tiene un significado simbólico:
los deseos terrestres psíquicamente aniquilados, el hijo servido a los dioses simboliza la exaltación vanidosa, el rechazo de todo goce
terrestre siendo los hijos del hombre el deseo corporal. Tántalo, queriendo ser de la misma condición que los dioses, rechaza incluso
lo que ama: sus deseos carnales y por lo tanto a su hijo, y lo ofrece como alimento a los dioses. Sabe que ya que no puede ser como
los dioses, trata de rebajarlos a su nivel, mezclando la divinidad y lo perverso y tratando que los dioses no lo noten. Sin embargo todos
los dioses lo notan y desaprueban esto. La única que acepta el nuevo alimento es Demeter quien es la diosa que representa la tierra, lo
terrenal, lo corporal, los frutos, sin embargo pronto percibe que lo que está comiendo es alimento corrupto y los dioses expulsan del
Olimpo hacia el Tártaro y reviven a Pélope reestableciendo así el orden de la naturaleza. El castigo impuesto a Tántalo por lo dioses es
que permanecerá junto a un árbol de manzanas y un lago del que ni podrá comer ni beber. Sin embargo, esto también tiene un
significado simbólico. Esto es el símbolo claro de la pérdida de la conciencia. La alucinación ofrece a Tántalo frutos y agua para
calmar la sed y el hambre. Por un lado, el agua, símbolo purificante es el signo de la sublimación-espiritualización y las frutas no sólo
son representaciones de las necesidades corporales sino que representa la obra espiritual. Por último, podemos ver gran paralelismo
entre el mito griego y el judeocristiano de la elevación y el sacrificio. Vemos cómo el hijo representa el sacrificio. Tenemos varios
ejemplos como por ejemplo el episodio de Abraham, y su disposición a sacrificar a su hijo. En el mito judeocristiano, el padre mítico
de los hombres es el Dios único, símbolo de la espiritualización, la madre mítica es la Tierra, y el mundo terrenal está representados
por Demeter en el mito griego y en la tradición judeocristiana representado por la virgen María. El sacrificio del hijo para conseguir la
espiritualización y dejar atrás los deseos corporales, pero, a diferencia del mito griego en el que los padres sacrifican a su hijo, el la
tradición judeocristiana nos presentan al “hijo inmolado”, es el propio dios el que sacrifica a su hijo y de ese modo el hombre alcanza
la divinidad. Por otro lado se nos presenta Satán quien es un angel caído que al igual que Tántalo quería alcanzar la condición de
divinidad, por lo tanto, Satán simboliza la exaltación imaginativa y la representación del espíritu del Mal.

FAETÓN
Faetón es el hijo del dios de Sol, para empezar tenemos que ver qué es lo que simboliza Helios dios del sol. Hay dos divinidades:
Helios y Apolo. Helios simboliza el sol como tal: el ciclo de las estaciones, la vegetación terrestre, productividad de la tierra, pero la
simbolización mítica hace trasponer esta productividad a un plano más psicológico convirtiendose el fruto terrestre en el fruto del
alma, de los deseos y de su espiritualización-sublimación. Ahora bien, el mito griego configura la fuerza del espíritu y la del alma, la
verdad y el amor en Zeus y Hera y de éllos sus hijos simbolizan la sabiduría y la armonía; Atenea una y Apolo la otra. Por lo tanto, el
hecho de que Faetón sea hijo de Helios nos hace ver que no busca ni la sabiduría ni la armonía sino que busca la fecundidad exterior.
En el mito, Faetón al enterarse de su condición divina, va a buscar a su padre, pero la búsqueda está motivada por la provocación de
aquéllos que dudan de su filiación, por lo tanto, lo que le mueve es la necesidad de brillar e imponerse. Helios le promete a su hijo un
deseo y éste le pide conducir su carro de caballos alados. Sin embargo Faetón no parece ser consciente de su condición de mortal, y
que antes de proporcionar la luz a la tierra que es lo que fecunda a ésta, debe de recibirla él. Faetón al igual que Tántalo quiere jugar a
ser dios, cuando sólo es el hijo mortal de un dios. El caballo alado, es el símbolo de la sublimación de los deseos, por lo que antes de
conducirlos, Faetón debería de aprender a domarlos, a sublimar él mismo sus deseos. Helios trata de persuadirlo, sin embargo, Faetón
rechaza cualquier consejo del espíritu, Faetón se adueña del carro y hace salir al sol, la luz, pero pronto se pone de manifiesto su
incapacidad para manejar el carruaje. La ruta trazada por Faetón es erronea por lo que el carro conducido abandona la región sublime
y alcanza demasiado la tierra poniéndola en llamas. La luz esclarecedora se transforma en llama devoradora. Zeus restablece el orden
y laza un rayo que fulmina al culpable. Faetón es precipitado fuera del carro, cae a la Tierra, se estrella y perece entre llamas
destructoras. Sin embargo, hay que señalar que la llama destructora también castiga no sólo al culpable sino que también abrasa a los
otros habitantes de la tierra. La llama destructora figura el castigo al pervertimiento vanidoso de la verdad, ya que se trata de un error
en el que todos participaron en la culpa del héroe al dejarse influenciar por el error que aporta.

IXIÓN
El mito de Ixión es en muchos sentidos parecido al de Tántalo: Ixión es culpable frente a los dioses y a los hombres. Ixión huye de los
hombres hacia el Olimpo donde es acogido amistosamente por Zeus. Ixión es perdonado gracias a su arrepentimiento, sin embargo,
ese arrpentimiento no es suficientemente sincero. Olvidando su posición frente a la divinidad símbolo de la cualidad ideal, reniega de
su debilidad humana. Su culpabilidad se transforma en vanidad. De esta manera llega a enamorarse de Hera y trata de robársela a
Zeus. Aquí se mezclan la perversión del espíritu, la vanidad y la perversión sexual. Hera, por tanto, es el símbolo de amor sublimado,
es un amor asexual: la bondad. Ixión pretende conseguir la bondad engañando a Zeus, a través de la exaltación del deseo. En el mito
de Tántalo, por el contrario, parecería que la exaltaciñon hacia la sublimidad estuviera contrarrestada por la apetencia insaciable y
finalmente insatisfecha de los deseos terrenales que provienen más bien de una pulsión nutritiva más que una pulsión sexual. Al igual
que el mito de Tántalo, los dioses no se prestan al engaño, La falta que cometa le está permitida poniendo a prueba la paciencia de los
dioses, pero esta misma lo someterá a una prueba: la superará o sucumbirá. Ixión debería de tratar de despertar su deseo malsano y
comprender que no podrá poseer nunca a Hera, sin embargo, en lugar de despertar, sucumbe ante la prueba. Los dioses no lo castigan
y tratan de ser indulgentes siempre que el acusado no cometa la falta decisiva: la transformación de la imaginación impura en
alucinación triunfante. Ixión está seguro de que tiene el favor de los dioses y se aleja de lo humano creyendose totalmente divino. Por
lo tanto los dioses lo castigan expulsándolo del Olimpo y como castigo lo rodean de serpientes y lo atan a una rueda que gira. La
rotación de la rueda es el símbolo de la locura que va de la exaltación imaginativa hasta el delirio. La causa de la locura es la liga a la
rueda por parte de las serpientes. Por lo tanto, el mito de Ixión simboliza esta verdadera causa de la impotencia sexual que no es más
que una consecuencia de la impotencia de la elevación sublime.

BELEROFONTE
La simbolización de la imaginación exaltada se ve claramente en el mito de Belerofonte. Belerofonte debe combatir a un monstruo
terrible: la Quimera. Ninguna otra imagen representa mejor la imaginación exaltada que el monstruo quimérico. El enemigo
quimérico está siempre presente, ya que todo hombre lleva secretamente en sí mismo la tentación de la exaltación imaginativa. Por lo
tanto, la Quimera y la “imaginación perversa” son sinónimos. La imaginación perversa se compone de tres pulsiones que se
encuentran representados en las distintas partes de la Quimera: la vanidad simbolizada por la serpiente; la perversión sexual
representado por el macho cabrío y la tendencia dominadora simbolizado por el león. El mito no nos presenta a Belerofonte como el
hombre culpable sino como un héroe inocente. El motivo de la intriga del mundo no es otra cosa que la exaltación imaginativa y
quimérica de donde se deduce que el combate del héroe, inocente de origen, está simbolizado por su victoria pasajera sobre la
Quimera. Sin embargo Belerofonte lleva la imaginación perversa al plano psíquico; su padre es Poseidón simbolizado por el
pervertimiento; por lo tanto su hijo también se verá inducido por el pervertimiento. El rey de Argos, hostil al héroe por celos, lo envía
a Licia para entregarle al rey Yobates unas tablillas que , sin saberlo Belerofonte, contienen el consejo de asesinar al portador del
mensaje. Yobates, convencido de que iba a perecer lo incita a que combata con la Quimera, pero Belerofonte resulta vencedor y como
recompensa se casa con la hija del rey. El símbolo de que el monstruo azote un país es un símbolo típico cuando hay un rey pervertido
que reina nefástamente. El héroe supera la prueba para posteriormente sucumbir al pervertimiento, cuando a fin de mantenerse en el
poder usa la fuerza perversa. Belerofonte es ayudado por las divinidades quienes le envían un caballo alado, el símbolo del caballo
alado es la sublimación, sin embargo el caballo en sí hemos dicho que representa los deseos terrenales, por lo tanto el hombre debe
montar el caballo para poder dominar sus deseos corporales, sin embargo, para poder controlarlos también llega un momento en el que
tiene que bajar de él y andar por su propio pie, lo cual nos dice que trata de alcanzar la espiritualidad. Por lo tanto con la ayuda de
Pegaso, se alza en el aire y combate contra la Quimera elevándose, siendo casi intocable para ésta. Sin embargo llega un momento en
el que baja de nuevo por lo tanto debe de tratar de elevarse para alcanzar la espiritualidad y también ocuparse de sus deseos terrenales
una vez baja del pegaso. Sin embargo Belerofonte, presa de la vanidad, cree que es superior a los dioses cuando consigue la victoria, y
se encamina hacia a el Olimpo dispuesto a derrotar a los dioses, pero es expulsado y enviado al Tártaro sufriendo la misma suerte que
Ixión.

PERSEO
Perseo es hijo de Zeus y Dánae, el espíritu fecunda a Dánae en forma de lluvia de oro, el cual es el símbolo solar, por lo tanto la
sublimidad del niño no podía estar mejor indicada. Dánae es un símbolo de la tierra. Por lo tanto Perseo es el hijo de la tierra
engendrado por el espíritu. El padre de Dánae se entera a través del oráculo que sería asesinado por su nieto, por lo tanto, abandona a
Dánae y a Perseo a su suerte. El abandono del niño es un símbolo frecuente, esto expresa la perversidad hostil del padre real y a la vez
la importancia predominante del padre mítico. Aunque Perseo no tiene padre humano, por lo tanto éste se encuentra reemplazado por
el antepasado, el padre de Dánae. En cuanto al oráculo es equívoco, todo hombre tiene dos padres: la sublimidad y el pervertimiento,
al igual que en la tradición judeocristiana todo hombre es hijo de Dios e hijo de Adán; su caída simboliza la flaqueza de la naturaleza
humana, prefiere la manzana prohibida. Siguiendo el sentido equívoco del oráculo, Perseo matará o bien la fuerza sublimadora o bien
pervertimiento. El oráculo equívoco adquiere un sinto claro: el “padre mítico” que Perseo matará es el espíritu negativo, el
pervertimiento.
Perseo, al igual que Belerofonte, también monta a Pegaso con el fin de conquistar a la virgen, pero en este caso la virgen no simboliza
la pureza sino la vanidad femenina: Andrómeda se proclama como la más bella de las Nereidas, el resto de las Nereidas la amarran a
una roca donde es amenazada por un monstruo enviado por Poseidón. Andrómeda se encuentra amrrada a la tierra(deseos terrenales)
destinada a ser víctima del pervertimiento (mosntruo marino). Perseo al final libera a la belleza del pervertimiento que la amenaza y la
conduce hacia la sublimidad, tomándola en matrimonio. En el mito de Perseo, la liberación de Andrómeda no será una victoria
pasajera ya que el héroe no es capaz de liberar a la mujer amenazada por el pervertimiento si no ha salido victorioso contra su propio
peligro esencial. El peligro simbolizado en Perseo está representado por la Medusa, la reina de las Gorgonas. Las Gorgonas
simbolizan tres pulsiones: las social, la sexual y la espiritual. La pulsión espiritual encabeza las otras dos y está representada por
Medusa, esa significación está subrayada también por la cabellera de serpientes, ese atributo también corresponde a las Erinias,
símbolo del tormento. Por lo tanto podremos decir que la vanidad no es otra que el rechazo de la culpabilidad y por lo tanto la Medusa
simboliza la vanidad culpable. La Medusa posee una fealdad escalofriante aunque en otras versiones es mágicamente seductora, este
dualismo también se ve en las perversiones: los deseos corporales son seductores y repelentes. Por lo tanto si Perseo escapa de la
vanidad culpable, escapará al mismo tiempo de las pulsiones corporales, por eso, cuando consigue vencer a Medusa también consigue
vencer a sus otras dos hermanas. El motivo central del mito de Perseo es enfrentarse a Medusa; quien la ve quedará petrificado, ver a
Medusa signfica reconocer la vanidad culpable, reconocer una verdad que nadie quiere confesar. La Medusa simboliza el terror, la
desesperación, la imagen deformada de uno mismo, presa del terror de ver la verdad de uno mismo queda paralizado, sólo no mirarla
a los ojos evita quedar petrificados por el horror. Sin embargo, el hecho de que sea hijo de Zeus-espíritu nos deja ver que su vanidad ni
su culpabilidad sean excesivas, le hace estar dispuesto a entablar el combate, sabrá resistir a la seducciión vanidosa de complacerse en
la contemplación del horror de su culpabilidad. Sin embargo, el héroe no podrá triunfar si en el momento preciso el espíritu no acude
en su ayuda, Palas Atenea, la dioses de la sabiduría y la verdad, le ayuda otorgandole el escudo simbólico, el espejo de la verdad, ese
espejo refleja la imagen verídica de las cosas y de los seres, permite conocerse a uno mismo. Perseo finalmente mata a Medusa,
decapita al monstruo para llevarse su cabeza dando nacimiento así a Pegaso, el cual es el símbolo de la sublimación y dentro de su
significación, tiene una más concreta: es el caballo de las musas, por lo que representa el arte por medio de la belleza considerando la
bellaza como el sentido de la vida. El arte es el espejo de la vida que muestra a los hombres capaces de emocionarse, sus fuerzas y sus
debilidades. Perseo finalmente huye de Euríala y Esteno en lomos de Pegaso, por lo tanto, Perseo es capaz de escapar a la persecución
perversa de su imaginación. Sin embargo Perseo no es vencedor sólo porque haya derrotado a Medusa; la condición de la victoria no
es una ascensión pasajera, sino el mantenerse constante en la elevación, cuando Perseo lleva en su mano la cabeza de Medusa, no lo
hace como muestra de triunfo, sino como símbolo de que ha alcanzado la espiritualidad y sigue consiguiendo resistir la mirada de la
Medusa, por lo tanto, supera el peligro. Por lo tanto, la victoria de Perseo no ha sido derrotar a Medusa sino llevar su cabeza en la
mano y contemplar su verdad, por lo tanto, su victoria no consiste en vencer en un momento determinado la vanidad, no tiene que
librar sólo una lucha sino que tendrá que seguir luchando durante toda su vida. Por último hay que señalar el hecho de que aunque
Perseo haya derrotado a Medusa y haya superado sus miedos y su vanidad culpable, el resto de hombres todavía están en peligro ante
esa imagen medusea. Por lo tanto el hombre tendrá dos posibilidades o enfrentarse y vencer al horror mágico o sucumbir antes el
horror pánico y quedarse petrificado, el que lo supere o no sólo dependera de sus características.

CAPÍTULO ii: LA DISCORDIA INICIAL: DIOS CREADOR Y DIOS-JUEZ.

Después de analizar un grupo de combates heroicos, ahora estudiaremos la base biológica de todos los combates heroicos. Ese nuevo
aspecto de la simbolizacion no concierne ya al problema moral sino a la imagen metafísica de la “creación” del mundo. La culpa
mítica del héroe respecto de la divinidad constituye el símbolo de las faltas reales cometidas en distintos grados. Respecto a la
culpabilidad, son posibles dos actitudes: la asunción y la denegación. La asunción tiene como consecuencia la espiritualización y la
purificación y la culpa destruye la lucidez.
Toda mitología se compone esencialmente de dos grupos: el grupo de Dios-Creador (la creación del mundo) y el grupo del Dios-Juez,
jueces en el combate heroico del hombre; las dos formas de mitos se encuentran ligadas por la historia evolutiva de la vida. Por lo
tanto a través de la Teogonía, analizaremos la rebelión de los hijos de la Tierra, los titanes, lo que facilitará la traducción posterior de
algunos mitos.

TEOGONÍA
Comienza con el Caos, sin embargo, no es el Caos como el estadio caótico, por Caos se refiere al sufrimiento del espíritu humano
ante el misterio de la existencia. Por lo tanto, podemos designar al caos como la esencia misteriosa de la vida de la cual emana el
mundo aparente, por lo tanto es importante distinguir entre la esencia y la aparición; la esencia es misteriosa y la aparición se
compone del espíritu y de la materia. La procedencia se desarrolla por medio de la evolución la cual consiste en dos principios del
mundo aparente: Materia y Espíritu, las dos se oponen entre si. Por lo tanto, la Divinidad-Espíritu no pertenecen a la Esencia, al
“Caos”. Entonces, lo que llamamos Espíritu o Materialidad, serían Urano y Zeus por una parte y Gea y los Titanes por otra, pero éstos
no son más que imágenes representativas. Los Titanes, hijos de Gea, simbolizan la materialidad, Zeus descendiente de Urano
representan la espiritualidad. Podríamos decir, entonces, que la mitología griega expresa en el fondo un monoteísmo que se expresa
por medio de una simbolización politeísta. Las primeras formas del mundo aparente son la Materia-Madre y el Espíritu-Padre: la
Tierra y el Cielo, personificados por el Gea y Urano, de la unión de éstos nacen los elementos terrenales. La Madre de la aparición es
Gea, condición de la vida futura y Urano es el Cielo-Padre. Los hijos de Urano y Gea son las consecuencias de la “unión” entre el
cielo y la tierra, las perturbaciones atmosféricas (Ciclones), separación de las aguas (formación de los océanos), es el
desencadenamiento de los elementos: tierra, aire, agua, fuego... y sus manifestaciones son los Cíclopes, hecatónquiros, gigantes de
cien brazos... Los titanes son la primera aparición del principio del “Mal” de la hostilidad respecto al espíritu ordenador. La relación
entre los hermanos, cíclopes, titanes, se encuentra caracteriazada por la misma oposición-unión que determina la discordia entre Gea y
Urano, la materia y espíritu. Urano trata de expulsar a sus hijos-enemigos más apegados a la tierra y por tanto a la rebelión, pero Gea,
opuesta al designio del Espíritu, libera a sus hijos preferidos y los incita a rebelarse contra Urano, el hijo más indomable de Gea,
Cronos, acaba con Urano, por lo tanto, es el tiempo el que acaba con el reinado de Urano, la evolución. Cronos mutila a su padre
cortándole los genitales con una hoz, sin embargo, no mata al dios, puesto que las divinidades son inmortales, sino que simboliza el
fin del reinado de Urano. El símbolo “fálico” expresa la función creadora más que la sexual, por lo tanto, al apropiarse Cronos de los
genitales de su padre, está creando la vida animal, aún no la humana. La culpa de Cronos que da nacimiento a la vida, es concebido
como una mancha en la creación, puesto que la vida como evolución desencadenará en la culpa de ser consciente y responsable. El
mito de Urano es el fruto de una culpa latente, y esa culpa latente se concreta con la aparición de la vida y ya que esa culpabilidad es
inherente a Urano, puede de su sangre nacer la culpabilidad, de hecho de su sangre nacen la Erinias. Del impulso espiritualizante
nacerá el reinado del Espíritu-Zeus. Es el reinado animal convertido en consciente en el que la culpa se manifiesta en forma de
discordia entre los deseos múltiples. El mito expresa el advenimiento de la vida de otro modo, nace del órgano sexual de Urano
Afrodita, la diosa del amor puramente físico y así como Afrodita nace del mar, también nacen de ahí sus primeras formas evolutivas.
La tierra se representará con Rea, la cual representará la tierra en cuanto a la vida animal. Por otro lado, el espíritu de Urano puede ser
destronado pero no destruido, gracias a sus consejos, Rea logra salvar a su hijo Zeus de Cronos, es decir, del tiempo. Rea da a Cronos
una piedra para que la engulla en lugar de Zeus, y Cronos se deja engañar ya que el tiempo insaciable no sabría distinguir entre
materia y espíritu. Salvado de Rea, el niño se convierte en adulto y obliga a Cronos que devuelva a sus hermanos engullidos. El
reinado de Zeus implica que el espíritu ordenador (Urano) se ha convertido en espíritu-armonizador de los deseos humano (Zeus )
conduciendo el espíritu al fin de la discordia inicial. En cuanto a la vida humana, permanece sometida a la discordia culpable, pero
también a la vocación evolutiva. Zeus, junto con sus hermanos, debe asegurar su reinado del asalto de los titanes, quienes se oponen a
la espiritualización armonizante. Son los servidores del espíritu, los cíclopes, quienes forjan en el fuego el arma victoriosa de Zeus.
Una vez vencidos Cronos y los titanes, son sepultados bajo volcanes los cuales simbolizan la rabia indomada. Aún así, la victoria
sobre Cronos no significa la desaparición del conflicto inicial, el ser humano puede volver a su animalidad, el mito simboliza ese
peligro a través de Tifón el monstruo que simboliza el peligro de la trivialización del ser consciente. Con el monstruo, las cualidades
sublimes se desvanecen ante la proximidad de la trivialización, sólo el espíritu puede intentar combatirlo, sin embargo, Zeus es
derrotado. El monstruo le corta los tendones, siendo el pie el símbolo del alma, por lo tanto los tendones cortados simbolizan cómo la
aspiración sublime se ve derrotada por la trivialización. Sin embargo, Zeus acabará derrotándolo, pero el monstruo se acopla junto
con otro monstruo, Equidna, tiene forma de mitad mujer (símbolo terrenal) y mitad serpiente (vanidad), unidos, engendran a otros
monstruos, éstos, nunca cesarán de acosar al ser humano. A persar de esto, el reinado de Cronos se acaba; la vida animal, pasa a ser
enteramente humana. Las divinidades que ahora presiden el reinado del espíritu son: Zeus, Poseidón y Hades y sus tres hermanas:
Hestia, Hera y Deméter. Las tres hermanas simbolizan la evolución del deseo humano mientras los tres hermanos simbolizan la
discordia entre lo sublime y lo perverso. Hestia simboliza la pureza y la simplicidad del deseo terrenal, la justa medida, Deméter
simboliza los deseos múltiples del hombre, figura la tierra fecunda y trabajada por el agricultor, que cosecha los frutos y Hera es el
símbolo de la sublimación del deseo, la aspiración sublime en su forma más elevada: el amor. La pareja suprema Zeus-Hera,
representa el modo perfecto de sublimación-espiritualización y éstos están opuestos a Hades y Poseidón.

CAPÍTULO III: LA TRIVIALIZACIÓN.

Los combates titánicos de la Teogonía son en realidad una invención humana, sin embargo no era una invención arbitraria: constituye
una proyección idealizante y personificante de los conflictos que atañen a la psique humana: tener que escoger entre el espíritu y
materia. En el momento en el que el hombre olvide su espíritu, y exalte sus deseos, se trivializa. En la mitología griega el género
humano es creado por un titán. Cuando los hombres están expuestos a la tentación trivial, se convierten así en los herederos del
conflicto Espíritu-Zeus y el Intelecto-Titán. La forma más extendida de trivialización es la falta de toda elevación, la caída constante y
en consecuencia, la bajeza. El rasgo que la trivialización posee en común con la neccesidad es la causa de toda deformidad psíquica:
la exaltación imaginativa de los deseos. Por lo tanto, la trivialización es, de la imaginación exaltada, su explosión activa, es la
perversidad. El hombre trivial puede lograr una especie de armonía que representa de forma frustrada la elevación, sin embargo, la
trivialización es el descenso del nivel individual. La forma convencional de trivialización sigue siendo el peligro y el hombre afectado
por la trivialización pierde gradualmente su personalidad, se regula según las convenciones sociales, la opinión pública.

MIDAS
Dioniso, símbolo del placer llevado al exceso es quien más aprecia la farsa y la burla, tiene fama de conocer la debilidad de su
admirador y por eso le concede un favor a su admirador, Midas le pide extrema riqueza, convertir en oro todo lo que toque, sin
embargo, este deseo se pone en su contra ya que todo alimento que quiere ingerir también se convierte en oro, este hecho simboliza el
castigo que padece todo hombre no sólo desea la riqueza. Está amenazado de morir de hambre. Esto simboliza la muerte del alma por
falta de alimento espiritual. Sin embargo, gracias a su arrepentimiento, el dios lo libera de su deseo. Midas de nuevo tiene derecho a
una nueva elección pero esta vez deberá de ejercer de árbitro entre el dios Apolo, lo sublime, y el dios Pan, la vida perversa. De nuevo
Midas escoge lo equivocado y se queda con Pan, no ha aprendido nada de lo anterior, por lo tanto como castigo por su arrepentimiento
falso llevará orejas de asno, Midas vuelve a arrepentirse, pero este arrepentimiento sólo esconde angustia por la opinión pública. Con
el fin de ocultar sus orejas se coloca un gorro frigio, los frigios tenían fama de ser libertinos por lo tanto, Midas agrega al lucro de sus
orejas la lujuria del gorro. Sin embargo, la orejas del rey de la trivialización no pueden escapar de la atención burlona de los demás.
Su barbero no tarda en descubrirlo, por lo tanto, temiendo ser cubierto, cava un hueco en la tierra para cuchichear en él el
reconocimiento de su vejación. El hueco cavado es un símbolo claro del subconsciente, al confiar su vergonzoso secreto a la tierra,
Midas se dispone a enterrarlo con la esperanza vana de hacerlo desaparecer. De la tierra surge un junco en el mismo lugar cavado, el
junco simboliza la inclinación del alma pervertida . El rey de la trivialización será de nuevo embaucado por su recurso. De nada le
servirá haber querido “enterrar” el recuerdo de su vejación. El mito del rey Midas, en resumen, estigmatiza el gusto por el lucro.

EROS Y PSIQUE
Eros configura la divinidad que preside la sexualdad en su conjunto: tanto en la forma trivializada como sublimada, la trivialización
sólo busca el placer físico. Psique, la personificación del alma, se deja seducir por Eros en su forma perversa, con lo cual pierde la
aspiración que debería caracterizarla. Psique es encerrada por Eros en un palacio, el palacio representa la lujuria de la que es
prisionera. Eros, amante perverso sólo acude a visitarla por la noche por miedo a que Psique, al ver su verdadera apariencia, no vaya a
despertar de la seducción imaginativa. La noche y la reclusión son símbolos de un amor perverso que necesita ocultarse. Pero una
noche que Eros duerme, Psique descubre su verdadera apariencia de monstruo; la clarividencia le despierta el remordimiento que le
permitirá ver el amor perverso al la luz, Psique se dirije entonces a Hera y la diosa le impone trabajos muy duros para conseguir la
purificación. Una vez alcanzada, Eros ya se presenta bajo su forma real y no en su lado perverso. Psique se une a la visión sublime del
amor y se convierte en esposa de Eros.

LA TRIVIALIZACIÓN DIONISÍACA
Dioniso es la representación de una divinidad infernal. Por sus rasgos se nos presenta como un nuevo símbolo de la trivialización, una
trivialización de insaciabilidad. Esto nos lleva a considerar en una seudosublimidad. Dioniso simboliza la satisfacción de los deseos
terrenales, el desencadenamiento del deseo terrenal, el triunfo de la trivialización en cuanto a prohibiciones convencionales y a la
inhibición espiritual y sublime. Esa liberación trivial es la caída fácil, al contrario de la armonización que el la ascensión dificultosa.
Por esa razón, el atractivo de la trivialización dionisíaca se encuentra oculto en el subconsciente de todo hombre. Esto explica la
divinización de Dioniso y su gran adoración en la Antigüedad decadente.

ORFEO
Orfeo es una de las figuras más importantes de la mitología griega. El mito le atribuye a él la reforma de los misterios de Eleusis. A lo
largo de toda su historia se lo muestra dudando entre lo sublime y lo perverso: Apolo y Dioniso. Símbolo del esplendor del arte y de
la inconstrancia del artista, Orfeo acompaña en su canto a la lira de Apolo, sin embargo, también es el encantador de las bestias, el
fascinador de la perversidad. Puede que Orfeo pueda recurrir a la lira de Apolo para seducir a los monstruos, y así enardecer a los
instintos perversos. Su amor por Eurídice, simboliza la naturaleza dionisíaca de Orfeo. La contradicción concierne a la inconstancia de
la fuerza de la ligazón del alma, característica de Orfeo y el símbolo del artista. Sólo el sentimiento verdadero de su amor por Eurídice
podría salvar a Orfeo. El mito de Eurídice no es más que la historia del estado de ánimo de Orfeo. Eurídice es el lado sublime de
Orfeo, su muerte simboliza el desvanecimiento de la fuerza sublime, la muerte del alma de Orfeo, su trivialización. Con la muerte de
Eurídice, el alma de Orfeo perece y se apodera de él la vanidad típica del artista. Eurídice se opone a los deseos dionisíacos: las
mujeres secretamente deseadas.
Al no saber Orfeo amar con toda su alma, la imaginación ya no logra describirle a Eurídice con todos sus colores convirtiendose en
una sombra; su amor por Eurídice se muere. Ésta pasa, por tanto, al Tártaro, símbolo del subconsciente punitivo. Sin embargo el
castigado es el mismo Orfeo, su espíritu muere, su amor ambivalente también. Orfeo vuelve a buscar a Eurídice, va a hacia el
subconsciente, está arrepentido, su afecto se despierta de nuevo. Orfeo le implora a Hades que vuelva a animarse su sombra del amor.
Hades cede, pero con la única condición de que Orfeo no vuelva la vista atrás hasta haber salido del recinto infernal. Por lo tanto, el
amor de Orfeo puede renacer, Eurídice puede revivir sólo si Orfeo es movido por un arrepentimiento sublime. El menor pesar por las
seducciones del subconsciente le haría indigno del favor. Pero el arrepentimiento, el amor dolido, no ha curado enteramente a Orfeo;
su mirada se vuelve atrás, cede a la tentación y Eurídice desaparece para siempre. Orfeo sufre como castigo la “muerte del alma”.
Según la fábula, son las mujeres quienes lo desgarran. Sin embargo, a pesar de sufrir un final tan antiheroico, la lira pres tada por
Apolo, será gracias a Zeus, situada entre las constelaciones. La comparación entre Orfeo y el artista, sólo puede tener sentido en un
plano que rebasa la concepción contemporánea del arte. La relación de la visión mítica del arte con las artes modernas se reduce al
hecho de que éstas son todo lo más una proliferación profana. El mito conoce una versión complementaria del final del héroe: se narra
que antes de morir, Orfeo habría abandonado el culto de Dioniso, al reconocer él mismo su falta, se habría dedicado a la adoración de
Apolo. Orfeo habría descubierto el amor de lo sublime en toda su pujanza; no ya el amor de la mujer-inspiradora, sino el amor de la
armonía inspirado por el dios-inspirador Apolo.

LA TRIVIALIZACIÓN TITÁNICA.
Así como el desenfreno sexual tiene una importancia predominante tanto por lo que respecta a la trivialización como por lo que se
refiere a la forma dionisíaca, es el pervertimiento de la sociedad lo que caracteriza una nueva forma de trivialización que estaríamos
tentados a denominar “titánica”. Toda forma de trivialización es un estado de subtensión psíquica. Pero este tipo de subtensión no
concierne más que al deseo esencal, el impulso evolutivo. En la trivialización “titánica” la energía se encuentra dispersada en una
multitud de deseos materiales. Así como el Titán es hostil a Zeus, el intelecto humano, se muestra poco inquieto por la verdad, por el
sentido secretamente procedente. Esta forma de trivialización al no ambicionar la superioridad más que en el plano social, se
convierte, llevada a su exceso, en tendencia hacia la dominación de los demás. Los heroes pertenecientes a este tipo de trivialización
son con frecuencia hijos de reyes, destinados a gobernar. Deben desde su juventud defenderse contra la tendencia dominadora para
hacerse valer. Por lo tanto, podemos decir que el curso de la historia, es en grandes lineas el desarrollo de las consecuencias del error
titánico, en distintas épocas de la historia . El mito se sirve de una figuración análoga a aquélla que expresa el destino de los
titanes, castigo del desencadenamiento de las fuerzas brutas; los titanes no han deseado más que la tierra y sin embargo, ésta
misma es la que los aplasta. Este aplastamiento se ejemplifica en varios mitos como el de Sísifo por ejemplo, quien se esfuerza
en deslizar un peso muerto, una piedra, sobre la ladera de una montaña cuya cima vanamente trata de alcanzar. El héroe, por
tanto, siendo un nervioso, se encuentra en lucha con el peligro trivial.

EDIPO
El oráculo predice a Edipo que matará a su padre y desposará a su madre. Esta primera parte del mito es parecida al mito de
Perseo, pero al ser el oráculo equívoco, Edipo matará a su padre corporal y también a su padre mítico. Sin embargo, la gran
diferencia que hay entre Edipo y Perseo es que la madre de Edipo no es fecundada por Zeus, no es descendiente del espíritu. El
padre de Edipo, Layo, temeroso por la amenaza, decide abandonar a su hijo y cortarle los tendones, este hecho también lo
hemos encontrado en otros mitos; el pie representa el estado y su sino, los tendones conrtados simbolizan por tanto, una
disminución de los recursos del alma, una deformación psíquica, a causa de esta deformación, Edipo se apoya en un bastón, el
cual representa la vanidad; por lo tanto, su carencia psíquica es “ayudada” por la vanidad. Esta carencia va a acompañar al
personaje a lo largo de toda la historia, esto lo podemos ver, por ejemplo, en su nombre: Edipo (pie hinchado). A Edipo lo educa
un pastor que lo encuentra y lo adopta. El oráculo advierte a Edipo-adolescente el destino que le espera y persuadido de que el
pastor es su padre, lo abandona por miedo a asesinarlo. Se dirige hacia Tebas, la cual está amenaza da por la Esfinge, un
monstruo que formula a quien se le acerque un enigma. La Esfinge simboliza las consecuencias destructoras del reinado de un
rey perverso. Layo promete recompensar a quien sea capaz de derrotar a la bestia, por lo tanto, Edipo se dirige allí para cumplir
ese objetivo. Sin embargo, esto no lo hace con pretensiones heroicas, ya que su objetivo es la recompensa. De camino, Edipo
encuentra un carro que le encierra el paso, al pedírsele que detenga la prisa, se siente injuriado, y en su ira mata al anciano del
vehículo, siendo éste su padre Layo. Esta situación es interesante en cuanto a que el rey aparece ante Edipo como un
“cualquiera” y el hecho de que un cualquiera le ordene, le produce indignación. El tener que cederle paso a cualquiera ha sido
un tormento a lo largo de toda la juventud de Edipo, el alma lastimada permanece vulnerable a la menor afrenta. Habiendo,
entonces, “vencido” a Layo, continúa su viaje para vencer a la Esfinge, sin saber que ya la ha vencido al matar a Layo. Cuando
se difunde la noticia de la muerte del rey, el país trata de encontrar un soberano y ofrece la mano de Yocasta a quien consiga
matar a la Esfinge. La Esfinge es mitad mujer mitad león, simboliza así, el desenfreno y la dominación perversa. Todos lo
elementos que simbolizan la Esfinge, representan la trivialización, por lo tanto, sólo podrá ser derrotada a través del intelecto. El
enigma que le propone la Esfinge es ¿cuál es el animal que por la mañana camina en cuatro patas, al mediodía dos,y por la
noche tres? En este enigma se considera al hombre como animal y además el enigma simboliza al propio Edipo; a causa de su
dolencia, durante mucho tiempo ha caminado a 4 patas ha sido niño-anciano antes que hombre-héroe, el enigma, por tanto, hace
alusión a la dolencia de Edipo sin embargo, éste no entrevé que el enigma contiene una alusión a su dolencia. Pero para
comprender no sólo el enigma de la trivialización sino también la verdad de la vida contenida en él, debería de tener una visión
más penetrante que la que le proporciona su afectividad intelectualizada. Cuando Edipo ha derrotado aparentemente a la
Esfinge, se convierte en el gobernador del país y contrae matrimonio con su madre; la segunda parte del oráculo se hace
realidad. Yocasta simboliza a la madre mítica, a la Tierra, al casarse con su madre, Edipo se une a la tierra-madre, símbolo de
los deseos. Sin embargo, el desorden y la discordia de nuevo se vuelven a presentar, pero esta vez de forma de enfermedad: la
peste. Los sacerdotes proclaman que la calamidad que se abate sobre el país se debe a un culpable refugiado en la ciudad, por lo
tanto la historia de Layo se vuelve a repetir, sólo que ahora será Edipo el causante. A través de investigaciones, se llega a la
conclusión de que el causante es Edipo, quien no tiene apenas tiempo para digerir la dolorosa verdad del asesinato de su padre,
el matrimonio con su madre. El adivino Tiresias inculpa públicamente a Edipo y le insta a reconocer sus fechorías. Su
madre-esposa Yocasta no puede soportar esta atroz verdad y se suicida, sin embargo, Edipo, no está dispuesto a reconocer su
error, y se arranca los ojos, con esto mata su alma definitivamente. Edipo ahora se va de la ciudad guiado por su hija Antígona
hacia Colona, para llegar hasta el santuario de las Euménides, simbolizan la culpa pero ya es una culpa confesada, el
arrepentimiento del alma. Edipo, en el santuario de la Euménides se ha vuelto lúcido respecto de si mismo.

CAPÍTULO IV: EL COMBATE CONTRA LA TRIVIALIZACIÓN.

JASÓN
La mayor parte de los héros amenazados por la trivialización se encuentran reunidos en la aventura de los argonautas. Además
de Jasón, los más importante son Orfeo, Heracles y Teseo. Sus peligros son la tentación de la dominación perversa y el
desenfreno. Es ese peligro lo que los liga en una empresa común de liberación. Esa significación ya se encuentra en el propio
nombre: los argonautas, son todos navegantes embarcados en la Argos, lo que significa: bajel blanco siendo el símbolo blanco el
de la pureza, por lo que el Argos debería de conducir a la purificación. El objetivo de los héroes es encontrar el vellocino de oro,
el color del oro representa la espiritualización, y el cordero, significa la inocencia, la sublimación. El vellocino de oro está
suspendido en un árbol, símbolo de la vida y está custidiado por un dragón; es necesario matar el pervertimiento para obtenner
lo sublime. A la cabeza de la expedición se encuentra Jasón, su objetivo incial no es la búsqueda del vellocino de oro, esa
búsqueda no es más que una condición para poder acceder al trono de su padre, esto nos permite comenzar un dilema, sobre con
qué espíritu va a gobernar Jasón; si encuentra el tesoro en su significación sublime, su reinado será justo, si encuentra el tesoro
sólo en su significación perversa, su reinado será injusto. El padre de Jasón, Esón, era el rey legítimo y fue sustituido por Pelias.
Siendo niño, Jasón fue salvado de la persecución del rey usurpador por el centauro Quirón, símbolo de la trivialización, una vez
adulto, Jasón decide oponerse al reinado usurpador. Encontramos la situación de este héroe análoga a la de Edipo: Jasón quiere
gobernar el mundo a pesar de su tendencia a la trivialización, causa en parte de su educación. El oráculo le había advertido al
tirano que desconfiara de aquel hombre que calzase sólo una sandalia. Jasón aparece delante de Pelias tan sólo con una sandalia.
Esto es símbolo del alma desprotegida; caracterizado de ese modo, Jasón no puede acceder al poder legítmo más que a
condición de que supere esta debilidad. Esa condición está dispuesta por Pelias: la condición es que vaya a por el vellocino de
oro, símbolo de la trivialización vencida. Jasón no se siente suficientemente fuerte como para ir solo a esta aventura, esto es
algo excepcional. Construida la Argos, conduce a los héroes a Cólquida. Es rey de Cólquida, Eetes, rey mítico, recibe a Jasón, le
comunica que está dispuesto a cederle el vellocino de oro siempre que venza al dragón. Sin embargo, antes de derrotar al dragón
debe de hacer otro trabajo: el rey le entrega a Jasón los dientes de un dragón avatido por un anterior héroe, Cadmo. Jasón debe
uncir a una yunta unos toros que hasta el momento nadie ha podido domar. Después de haber arado un campo con éllos, el héroe
debe de sembrar los dientes de dragón. Estos trabajos signfican que el héroe, debería de purificarse para ser merecedor de
conquistar el vellocino de oro y también demostrar que permanecerá digno en un reinado futuro. “Trabajar la tierra”, signfica
“volverla fecunda”. Dotado de fuerzas heroicas, Jasón logra domar a los toros y uncirlos a la yunta. De los dientes sembrados,
surgirán los “hombres de hierro” de la tierra sembrada. Los dientes simbolizan la fuerza de masticación, la agresividad debida a
la apetencia de los deseos materiales. Jasón ahora deberá de vencer a los hombres de hierro para demostrar que al igual que
Cadmo, puede reprimir a través de justicia todo el desorden de su pueblo. Sin embargo, el h éroe se muestra desfalleciente ante
esta segunda parte de la prueba; Jasón lanza piedras a los hombres de hierro que no tardan en matarse entre sí al creerse que
unos están atacando a otros; por lo tanto usa la intriga para vencer en lugar de la justicia. Sin embargo con esta “victoria” la
intriga no vence a la injusticia, sino que la propaga. Con sus hechos, Jasón ha seguido el camino que, apartado de la intención
sublime, puede conducirlo hacia una futura realización trivial. Sin embargo, Jasón aún no es rey y todavía su trivialidad es
superable. Los trabajos preliminares son aún un presagio sobre una actitud futura y que no está definitivamente determinada.
Todo dependerá de la forma en que logre resolver su último combate: conseguir el vellocino de oro. Sin embargo, Jasón se
contentará con resolver el combate a través de la astucia. Poco confiado en sus fuerzas, Jasón se une con la hija del rey de
Cólquida, Medea, la maga. Sin embargo, esta unión no es una unión del alma, su elección está perversamente determinada por
un cáculo utilitario. Con esto, Jasón se dispone a asegurarse el reinado mediante las fuerzas “demoníacas” y no gracias a la
purificación. A partir de esta decisión el desenlace es fatal. Jasón no mata en combate heroico al dragón; lo duerme con la ayuda
de un filtro preparado por Medea y de ese modo se apodera del vellocino de oro. El poder de Medea usado por Jasón simboliza
la insolencia respecto del espíritu y de sus exigencias. Eetes, al imponer trabajos-pruebas representa al rey mítico: el espíritu.
Con el fin de zafarse del veredicto, Jasón huye llevándose el vellocino de oro. Es acompañado por Medea y perseguido por
Eetes. El rey entonces simboliza al espíritu-vengador. La persecución es interna define el sentimiento de culpabilidad. Con el fin
de ayudar a escapar al héroe fallido, Medea usa una argucia monstruosa: mata a su propio hermano Apsirto, lo corta en pedazos
y lo arroja al mar. Su hijo Apsisrto se convierte en el símbolo del “el hijo del espíritu”. Jasón entrega el vellocino de oro a Pelias
y accede al trono, sin embargo, su deficiencia en el cumplimiento de las condiciones impuestas en la misión se refleja en su
modo de gobernar, su malignidad se convierte, por tanto, en la plaga que devasta al país. Víctima de las intrigas, es finalmente
expulsado del país. El fnal de Jasón tiene múltiples versiones: es asesinado por Medea, se habría suicidado tras el cansancio por
su desesperación por los extravíos cometidos, o que es aplastado por un mástil caído del bajel que debía haberlo conducido
hacia una vida heroica.

TESEO
En el mito de Teseo volvemos a encontrar el sentido secreto de la empresa de Jasón, pero con otras imágenes. Egero, rey de
Atenas, tiene relación con la madre de Teseo Etra. Por otro lado, en el plano mítico, Poseidón es el hijo de Teseo, lo cual nos
permite ver cuál será la suerte del héroe al final. Egeo, padre corporal, representa al mismo tiempo al rey mítico: el espíritu.
Le da a su hijo las insignias de la espiritualidad y la sublimidad. Obligado a regresar a Atenas, Egeo esconde bajo una roca,
una espada y unas sandalias (sirven para proteger el pie, símbolo del alma). Cuando Teseo alcanza la adolescencia, se ve
capaz de obedecer a la llamada del espíritu, su entusiasmo es suficiente como para ser capaz de levantar la roca, se arma con
la espada, calza las sandalias y se pone en camino para ir al encuentro de Egeo. Teseo, en su camino hacia Atenas, es decir,
hacia el espíritu, lleva a cabo memorables hazañas. Vence a los bandidos Procusto y Sinis... por lo tanto, Teseo no es cojo
como Edipo o Jasón, su espíritu está protegido, afronta bien los peligros gracias a la inocencia de su juventud. En su camino,
mata al gigante Escirón, ese gigante monstruoso obiga a los viajeros a lavarle los pies, es decir, somete a los hombres a una
servitud en la cual la trivialización mantiene a los vencidos. Aunque “lavar los pies” es símbolo de purificación humana,
purificar el alma muerta del monstruo trivial no es más que un trabajo insensato que sirve como pretexto para hacer perecer el
alma. Teseo al final, logra derrotarlo arrojandolo al mar donde una tortuga gigante lo espera para devorarlo.
Sin embargo, la aventura más decisiva del héroe es con el bandido Perifetes, el arma de ese gigante es una maza de cuero, es
un nuevo símbolo de trivialización, esta arma va a tener un papel importante en la historia de Teseo. La maza en manos del
bandido será un símbolo de perversión; manejada por el héroe se convierte en símbolo de aplastamiento de la perversidad.
Una vez destruido, Teseo se apodera de la maza y en todos sus combates, usará esa maza antes que la espada, sin embargo, de
ningún modo la maza podrá sustituir a un arma proporcionanda por la divinidad. Esto por tanto será el primer indicio que
observaremos en el cambio del alma del héroe. Otro hecho es que Perifetes es el hijo de Poseidón así como lo es Teseo, por lo
tanto éste mata a su hermano mítico y simbólico, triunfa sobre su propio peligro. Una vez que llega a Atenas, Teseo va a
visitar a Egeo, en ese momento Egeo estaba unido a Medea, anterior esposa de Jasón, pero ésta envidiosa de Teseo trata de
envenenarlo, sin embargo es descubierta y echada del castillo, librando así a Egeo de la influencia de la maga. Por lo tanto
Teseo reina junto a Egeo. En esa época los atenienses estaban obligados a darle un tributo al rey de Creta, Minos ese tributo
era monstruoso. Sin embargo, Minos era en otro tiempo símbolo de la sabiduría, según la fábula, Minos habría vencido a los
atenienses con la ayuda de Zeus, lo que evidencia la justicia de su causa, sin embargo, después Minos traiciona su sabiduría
habitual. El tributo impuesto es que se debe de manda a 7 muchachos y muchachas a un monstruo que mitad hombre y mitad
toro se alimenta de carne humana, ese monstruo es el Minotauro, hijo de Poseidón y Pasífae, esposa de Minos, el Minotauro
significacría la dominación perversa de Minos. Podríamos decir que el monstruo es hijo del pervertimiento de Pasífae, con lo
cual, Minos olvida su sabiduría habitual a causa de Pasífae a través de consejos perversos que hicieron nacer al Minotauro.
Minos y Pasífae, rechazan esta realidad escondiendola en el subconsciente; encerrando a Minotauro en el laberinto. Teseo, por
lo tanto, decide combatir al Minotauro es decir eliminar la imposición que ejerce Minos sobre los atenienses. Teseo embarca
con las víctimas enviadas por el tributo, según la costumbre, las velas de la embarcación son negras, en señal de duelo, sin
embargo, Teseo le promete a Egeo, que en caso de victoria alzará banderas blancas. Los atenienses podrían haber intentado
librarse de Minotauro a través de una guerra, sin embargo, habría tenido como resultado reemplazar la dominación por la
dominación, la perversidad por la perversidad, no presenta ninguna solución. Teseo se enfrenta a un hijo de Poseidón, por lo
tanto puede caer víctima del pervertimento. Dos peligros esperan al héroe: afrontar al monstruo, sin embargo debe de ser un
enfrentamiento heroico y no por su propia tentación dominadora ( astucia y mentira) y el segundo peligro es cómo salir del
laberinto, símbolo de extravío subconsciente de todo hombre. Teseo es ayudado por Ariadna, la hija de Minos. En este caso, es
la virgen la que debe salvar al héroe amenazado de impureza. Teseo no podrá salvarse sin la ayuda de la virgen. La
purificación gracias al amor, la solicitud de Ariadna guiando al héroe en su combate, se encuentran simbolizadas por la
madeja de hilo que élla le presta y que no le permitirá extraviarse en el laberinto. Teseo, para vencer al Minotauro, debe
convencer a Minos, debe persuadirlo de que la perversidad dominadora no se aviene con su sabiduría. Sin embargo, la victoria
de Teseo no es definitiva si el héroe no ha superado su propio peligro, hasta que haya eliminado el monstruo en sí mismo. Sin
embargo, no mata al monstruo sino a su adversario. Teseo mata al Minotauro con la maza de cuero , con el arma del bandido.
Este hecho nos hace ver que acepta la ayuda de Ariadna, usando el amor de ésta sólo como un pretexto, él mismo se comporta
como un bandido, por lo tanto, su victoria sobre Minos, lejos de ser heroica es perversa. Teseo se extravía en el laberinto, lo
cual decidirá toda su acción futura: se enamora de la hermana de Ariadna, Fedra, la cual figura la imagen de la elección
perversa e impura; una mujer nerviosa, histérica. Teseo no deja Creta como un héro e sino como un bandido. Teseo abandona a
Ariadna. La vela negra, símbolo del duelo se convierte en un símbolo de perversidad, se olvida de cambiar la bandera negra
por la blanca. Egeo, al ver la vela negra, se precipita al mar, pensando que su hijo ha muerto, por lo tanto, el héroe será
abandonado definitivamente por el espíritu. A partir de este momento la derrota de Teseo se consuma, caracterizándose su
derrota por dos aspectos típicos del pervertimiento trivial: la intriga y la falsa elección. Con este hecho, la suerte de la pareja
Minos-Pasífae se asemeja con la de Teseo-Fedra. Hay que resaltar también que la suerte de Ariadna se refleje en la del héroe.
Teseo abandona a Ariadna en Naxos y desesperada, sucumbe al desencadenamiento perverso de los deseos y abraza la vida
orgiástica, Ariadna se convierte en esposa de Dioniso, por lo tanto, Ariadna y Dioniso se convierte en “pareja infernal” y a su
vez, Teseo se ve arrastrado al final hacia el infierno griego. El castigo comienza con el retorno del héroe, la intrigas de Fedra
no comenzarán hasta después. Mientras, las fuerzas heroicas de Teseo son suficientes como para que se comporte como un
héroe sabio durante un tiempo más. Piritoo, un bandido se encuentra con Teseo, y lejos de ser derrotado, los dos hacen
amistad, incluso van a capturar a los centauros, sin embargo, no los persiguen para triunfar sublimemente, sino para
apoderarse de su festín. Juntos raptan a Helena hermana de Polux, y se la disputan con los dados. Desde ese momento, no hay
ya retroceso posible. El mito expresa ese arrastre cínico por medio de una imagen: los dados que se tiran por Helena son
favorables para Teseo. Con el fin de desagraviar a Piritoo, va a por la peor hazaña: secuestrar a Perséfone bajando al Tártaro,
con esta intención, se establece la conexión entre el mito de Teseo y los misterios de Eleusis. La región subterránea es, en
lenguaje mítico, el símbolo constante del subconsciente del cual Hades es el soberano.
Lo que se propone Piritoo está lejos de simbolizar la liberación sublime, Teseo se dispone a liberar a Perséfone de la región
subconsciente para tratarla como a Helena: como a un botín del que se abusa impunemente. El descenso en el subconsciente
con vistas a liberar el deseo reprimido puede convertirse en el logro más sublime, sin embargo, la empresa de Teseo,
trivialmente motivada, es lo contario al deseo sublime. Por lo tanto, el proyecto de apoderarse de Perséfone, significa que
Teseo ambiciona la falsa liberación. Está decidido a liberarse de toda inhibición, tanto de la espiritual como la perversa. Sin
embargo, el proyecto de apoderarse de Perséfone con el fin de ultrajarla está destinado al fracaso. El Tartaro es el lugar donde
habitan los deseos perversos, está custodiado por Cerbero, un monstruo de dos cabezas que representa lo que representaría la
Medusa por ejemplo. Este monstruo del Tártaro no se opone a la entrada de alguien, pero sí a la salida. Cerbero se convierte
así en el símbolo de la culpabilidad inhibidora. Piritoo tiene como objetivo liberar los deseos reprimidos custodiados por
Cerbero, sin embargo la trivialidad (Piritoo) es despedazada por Cerbero. Por lo que, tanto Piritoo como Teseo quedan
atrapados en el Tártaro. Sin embargo, Teseo, al igual que en el laberinto, encontrará una ayuda caritativa: será salvado por
Heracles, quien hace un descenso sublime al Tártaro y derrota a Cerbero. Pero esta liberación sólo será pasajera: Teseo no se
reanimará más que para sucumbir definitivamente: después de su muerte definitiva, Teseo “vuelve al Tártaro” donde
permanece para siempre “incrustado en su roca”.

HERACLES.
Heracles será el único héroe vencedor amenazado por la trivialidad. Es descendiente de Perseo; Anfitrión, su padre, es hijo de
Perseo, al igual que Electrión, cuya hija, Alcmena, es la madre de Heracles. Y al igual que Perseo, es descendente de Zeus. En
este mito, el oráculo es reemplazado por otro símbolo cuya importancia para su futuro destino es muy importante: Hera. La
diosa permanece hostil hacia el hijo de Zeus, ese odio constituye el punto central que determina todos los detalles de la
fabulación y que encierra la clave de la traducción. Al igual que infidelidad de Zeus, los celos de Hera se relacionan con las
cualidades del alma humana. Zeus representa el espíritu del hombre y su cualidad fecundante y Hera preside el amor sublime
sin embargo también representa la exigencia del afecto femenino. Como hijo de Zeus, Heracles está predestinado a ser
vencedor en el plano de lo esencial. Es heredero de la fuerza del espíritu, sin embargo, Heracles no es hijo de Hera y privado
del don de esa diosa, permanecerá toda su vida rebelde a la relación espirtual la única capaz de sublimar el deseo sexual. El
hecho de que el desarreglo sexual, simbolizado por la enemistad de Hera, sea la única debilidad de Heracles, se encuentra
subrayado por distintos episodios simbólicos que se desarrollan en la infancia y adolescencia del héroe. Siendo niño, Heracles
estrangula dos serpientes, que se acercan a su cuna. La fuerza le permite al hijo preferido de Zeus, resistir a la vanidad, es
innato. En una versión, el niño es amamantado por Atenea, cuyo símbolo es el de la combatividad espiritual. En otra versión
es Hera la que le da por equivocación el pecho al niño, sólo pasan unos instantes hasta que Hera lo reconoce y lo repudia, pero
el niño ya ha podido aprovechar el don de Hera de algún modo. En Heracles se encuentra ausente la tendencia dominadora
característica del grupo de héroes triviales que intentan convertirse en monarcas y gobernar el mundo. Zeus decide darle al
mundo un soberano justo y fuerte y jura ese papel a quien nazca en el momento preciso que él fije de antemano. Sin embargo,
Hera se opone a esto retrasando el momento de nacer de Heracles, en ese momento, entonces, nace Euristeo, hombre sin
ninguna heroicidad, recibiendo así el reino y quedandose Heracles como un siervo. Una vez alcanzada la adolescencia,
Heracles es advertido por el oráculo de Apolo que debe guardarse de destronar a Euristeo, según el mito, esto se debe al
crimen cometido contra Megara, signo de la falta de dominio de sí mismo. El oráculo le aconseja alejarse de la lucha de
combates exteriores que no harán más que desviarlo de la lucha heroica contra el enemigo esencial: su propia insuficiencia. El
rasgo más característico del héroe es que no exalta vanidosamente su impulso de combatividad espiritual y no lo transfoma en
agrisividad. Es por esa razón por la que se mostrará apto para atacar su propia debilidad incial y superarla. Lo que importa
según el oráculo es concirliarse con Hera y no conseguir el trono de Euristeo. Las hazañas de Heracles simbolizan la lucha
incansable contra las perversidades de las pulsiones corporales, tiranía y desenfreno. Heracles ahoga al león de Nemea, doma
al toro del Creta, captura vivo al jabalí de Erimanto, símbolo del desenfreno desbocado, afronta a las amazonas, símbolos
característicos de “mujeres-asesinas de hombres”, quieren reemplazar al hombre, rivalizar con él en lugar de complementarlo,
limpia los establos de Augias, símbolo del subconsciente,, mata a la hidra de Lerna,, serpiente de múltiples cabezas, figuran
los vicios múltiples, se enfrenta a Gerión, gigante de tres cuerpos, símbolo de las formas de perversidad, vanidad, desenfreno
y dominación. Mata a Diomedes, caza a los pájaros del lago de Estinfalo el lago sería el símbolo del estancamiento, atrapa
viva a la cierva de patas de bronce, quien es la que más fuerzo cuesta, simboliza una cualidad del espíritu opuesta a la
agresividad dominadora, encontrar las manzanas de oro, símbolo de la tierra, los deseos terrenales y por último, encadena a
Cerbero. Por otro lado, otra compresión simbólica representa a Heracles seducido por Dioniso. El héroe se deja llevar al
abusar del vino ofrecido por el dios-seductor. Heracles desafía a Dioniso con el fin de saber quién es capaz de beber más vino,
al perder Heracles, es obligado a seguir durante un tiempo el cortejo de Dioniso, lo cual simboliza la caída de Heracles en el
desenfreno. Los distintos aspectos de la vida de Heracles en cuanto a su libertinaje está n relacionados con tres mujeres:
Megara; en su adolescencia, Heracles desposa a Megara, el intento de unirse a una sola mujer lo conduce a la catástrofe. Sin
embargo Hera le envía una locura que hace asesinar a Megara y a sus hijos, Sin embargo este “castigo de Hera” se expresa por
la exasperación creciente del héroe, la impotencia contra su propia debilidad se desencadena contra Megara. A partir de este
momento, la vida de Hercales no será más que la expiación de ese crimen. En su edad adulta, Heracles vuelve a sucumbir en
la tentación que conduce al héroe a la trivialización más vulgar; Heracles se convierte en el esclavo de Onfalia, la cual para
burlarse de su amante, viste la piel simbólica del león y se apodera del arma heroica, la maza de Heracles, mientras que éste
está vestido en una túnica oriental e intenta hilar lana, mientra Onfalia lo golpea con una sandalia, la cual simboliza aquí la
trivialización del alma de Onfalia. A parte de ésta y otras mujeres, la suerte de Heracles la podemos ver en el episodio final: el
amor del héroe por Deyanira, Heracles debe de disputarse el amor de Deyanira con Aqueloo, la personificación del río,
símbolo de la vida pasada el héroe. Algo curioso es que Aqueloo, para combatir con Heracles se transforma en serpiente y en
toro, sin embargo, Heracles tiene la fuerza suficiente para triunfar sobre la adversidad. Llevando consigo a Deyanira, Heracles
tiene que atravesar un río, esto simboliza el cambio de posición en la vida, la transformación de la actitud perversa en actitud
sublime. Para conseguirlo, Heracles se ayuda del centauro Neso, quien lleva a su espalda a Deyanira, incapaz de atravesar el
río por si sola. Neso se dispone a intentar violar a Deyanira, la trivialidad en forma de desenfreno aún amenaza con
contaminar la relación. Heracles, habiendo atravesado la orilla, se dispone a defenderse del centauro a través de flechas, armas
de sublimidad. Neso, vivo por la actitud confiada del enemigo, se dispone a cumplir su venganza y empapa con su sangre una
túnica que le da a Deyanira, diciendole, que si alguna vez pierde el amor de su marido podrá volver a recuperarlo a través de
esa túnica. Deyanira, al no confiar en su propia fuerza de atracción sublime, acepta el presente. El mito en su desenlace, nos
muestra cómo Heracles se enamora de Yole y Deyanira le envía la túnica, Heracles se la pone y cae en un terible dolor; el
veneno del centauro hace arder la piel de Heracles y la túnica se adhiere a la piel del héroe. La carne quemada por el veneno
indica los deseos carnales, convertidos en pasión, la sangre es el veneno del desenfreno. La túnica de Deyanira es, por tanto, el
símbolo de la insuficiencia de la relación. La imagen de Heracles tratando de quitarse la túnica envenenada, reppresenta la
confusión al que lo ha confudido su conflicto interior. La túnica de la trivialización pegada a su piel sólo logra destrui r su
“carne”, lugar donde reside su flaqueza, el alma del héroe se lamenta de su decadencia y es la amplitud sin límites de su
tormento la que hará surgir la única esperanza de liberación. Al comprender que no podrá liberarse de la maldición de Hera,
de la imperfección de su alma, a través de trabajos pasajeros, Heracles se ofrece él mismo en holocausto. Se prepara una pira
para arrojarse al fuego. La llama de la hogera que sube hacia el cielo es un símbolo opuesto al fuego de la pasión que devora
el alma, el fuego devorador ha sido representado por la sangre venenosa del centauro, monstruo trivial. Zeus manda su rayo
para prender la llama purificadora (relámpago iluminador). Con esta acción, el héroe consigue superar su imperfección, la
maldición de Hera. Zeus recibe a su hijo preferido, su alma purificada, su espíritu combatiente indomable, son elevados
simbólicamente a las regiones olímpica, conviritiendose así en una divinidad.

ASCLEPIO
En la mitología griega se encuentran varias figuras simbólicas cuya significación guarda estrecha relación con la medicina.
Los más importantes son Apolo, Quirón y Asclepio. La significación de Asclepio se encuentra integrada en la posición de esta
tríada, en la cual Apolo simboliza el principio de toda curación. En cuanto a la relación entre la armonía psíquica y la salud,
importa subrayar que cualquier símbolo mítico, posee un signifcado en relación con el arte medicinal. La simbolización en su
conjunto sirve para configurar la constelación sana o malsana de la psique. Asclepio, a pesar de ser hijo de Apolo, no preside
tanto el equilibrio del alma como la salud del cuerpo. Por lo tanto, esto nos lleva a preguntarnos si este interés por la salud
corporal es lo que le lleva a su castigo final, esto lo podemos ver en una comparación con Heracles, el cual sacrifica su cuerpo
(lo carnal) y Zeus lanza un rayo para “iluminar el alma” del héroe, Asclepio, por el contrario, curador de males corporales, es
castigado por el rayo punitivo de Zeus. Esto nos lleva a pensar que el simbolismo nos quiere adelantar que la ciencia médica
puede ceñirse demasiado exclusivamente a las necesidades del cuerpo. La contradicción de la figura divinizada-fulminada de
Asclepio nos conduce a un dilema: o el mito se deja llevar al exagerar la importancia de su principio de curación: la armonía
de los deseos, o bien la predilección de la medicina moderna por el estudio orgánico la habría conducido a desatender el
funcionamiento psíquico. La traducción de una cantidad considerable de mitos, nos lleva a ver una verdadera psicopatología,
una presciencia psicológica, esta presciencia parece merecer el reproche de que se enfoca demasiado en el encadenamiento
psíquico de las causas y efectos, por lo tanto sería erróneo pensar que la enfermedad del espíritu sólo tiene causas psíquicas.
Por otra parte, la unidad cuerpo-psique, tiene un alcance más vasto todavía. Según la intención de la visión mítica, esta unidad
se extiende a todos los problemas de la medicina: no sólo a las enfermedades del alma y el espíritu estarían sometidos a esa
unidad, sino que de ésta dependerían la compresión y la curación de las enfermedades somáticas.
Por otro lado, se piensa que la psicología íntima muestra que la causa primera de todo desarreglo afectivo es la exaltación de
la imaginación. Ésta pertuba la armonía psíquica, la justa medida y el principio apolíneo de la curación y la salud. La
imaginación, cuando es monstruosamente exaltada, se compone de deseos contradictorios, que no quieren renunciar a ninguna
satisfacción y que puede desencadenar en forma negativa: la angustia, la cual se manifiesta en forma de culpabilidad, rencor...
El conjunto de todas estas constataciones de orden psicológico, desencadenarían, entonces, en un desarreglo del
funcionamiento orgánico, manifestándose la enfermedad. Por lo tanto, la espiritualización-sublimación se considera como
apta para absorber y hacer desaparecer la sobreexcitación imaginativa y no solamente a ayudar a regularizar los movimientos
exteriores del cuerpo, el comportamiento. Gracias a estas constataciones, es posible comprender la posición del mito respecto
de la ciencia médica, simbolizada por Asclepio y su sino. También es importante ver el significado del tercer elemento de la
tríada, Quirón. Antes, hay que tener en cuenta que la medicina como la ahor a la entendemos no existía: basada en la
observación y la experimentación de las funciones orgánicas. En la época remota, la enfermedad era considerada como una
posesión del cuerpo por parte de un espíritu maligno, que el mago trataba de expulsar a través de una serie de ritos. La
evolución de la medicina en Grecia, consiste en que ese fundamento mágico y mítico, emana de una medicina profana, en el
sentido de que, despegada del símbolo Apolo-divinidad, sólo se ocupa de los síntomas orgánicos objetivamente constatables y
trata de curarlos con remedios exteriores. Esta práctica en principio se consideró trivial, ya que se olvida de la
interdependencia del cuerpo y el alma, por lo tanto era una medicina caracterizada por la trivialidad ya que, ésta se olvidaba
del alma para sólo ocuparse de las necesidades corporales. Esto está simbolizado por Quirón. Quirón se encuentra con la
misma contradicción de Asclepio. Quirón es un centauro, sin embargo es hijo del titán-Cronos, por lo que aunque es un
centauro, Quirón es inmortal. La contradicción del símbolo de Quirón, está subrayada por dos indicios: el centauro es iniciado
en la medicina por Apolo, La visión mítica de la medicina (Apolo) y la búsqueda primitiva de las causas orgánicas (Quirón) se
reúnen con la intención de liberarse de las prácticas supersticiosas de la magia. Desde es punto de vista, la medicina de
Quirón debería de verse como un progreso, sin embargo, es un proceso insuficiente. Hijo de Cronos, Quirón es inmortal: a
través de los siglos la medicina quironiana se opondrá, como Cronos, al espíritu (Zeus). Como médico, Quirón sólo se
preocupará por las curas corporales. Como símbolo, Quirón lleva una herida incurable en el pie, la herida procede de una
flecha de Apolo. Esto nos dice que Quirón posee una herida del alma incurable: la ausencia de la justa medida que rige la
interdependencia del cuerpo y el alma. Según el mito, Asclepio es iniciado en la medicina por Quirón. En Asclepio están
unidas las dos tendencias del arte médico: la de Apolo y la de Quirón. Por lo tanto, el médico está expuesto como todos los
demás a las dos tendencias que se enfrentan en el alma humana: la espiritualización y el pervertimiento. Así conviene
distinguir en Asclepio la suerte del hombre-médico que, al ser instruido por Quirón, se encuentra fulminado y la suerte del
héroe, hijo de Apolo, que como símbolo de la ciencia médica, es divinizado. Las enferrmendades del cuerpo, por otro lado,
son más espectaculares que los sufrimientos del alma, y con frecuencia, más peligrosas, Por lo tanto, cuan to más se apegan los
hombres a los problemas del cuerpo, olvidando los del espíritu, más significación mágica adquieren los médicos a sus ojos
convirtiendose así en una especie de divinidad. Sin embargo, la divinización de Asclepio está lejos de tener la significación de
una idolatría, antes que nada, figura al hombre destinado a purificarse, a curarse individualemnte. Los atributos de
Asclepio-divinidad atestiguan esta visión ampliada de la medicina. Sus atributos más importantes son la serpiente y la maza.
La serppiente domesticada simboliza la victoria sobre la exaltación vanidosa y la maza en manos del héroe, la victoria sobra la
trivialización. A esto hay que remarcarle el hecho de que Asclepio-divinidad se presenta como una combinación de los dos
atributos: la serpiente está enroscada alrededor de la maza.
Aunque la medicina moderna se haya alejado considerablemente de esa profundidad de la visión mítica, los atributos de
Asclepio han permanecido como su emblema.
Al final del mito, tras la pérdida del objetivo ideal, la ciencia médica ya no está simbolizada por Asclepio-divinidad, sino por
el mítico Asclepio-héroe que se ha revelado como desfalleciente. Sin embargo, su derrota se verá como una derrota esencial.
La muerte del héroe es también un símbolo, significa la “muerte del alma”, la trivialización. La medicina se trivializa cuando
se olvida de su sentido ideal y de su principio supremo (Apolo), quiere aferrarse exclusivamente a la curación del cuerpo. Por
lo tanto, el mito de la medicina lo que hará será llevar a su apogeo el tema común a todos los mitos, lo resume y lo amplía: la
justa medida, la armonización de los deseos...

PROMETEO
En el mito de Prometeo la oposición entre el intelecto y el espíritu, catacterístico del mito de la curación, se encuentra de
nuevo en el mito de la creación del Hombre. Al creador Prometeo, símbolo del intelecto capaz de desfallecer, se opone el
principio supremo de toda creación: el espíritu-Zeus. La creación puede desarrollarse de dos modos distintos: la
espiritualización y el pervertimiento. Por otra parte, el Hombre se distingue de otras formas de vida por el hecho de haberse
convertido en ser consciente: intelectualizado e individualizado. A causa de la individualización, el Hombre se ve t entado a
multiplicar sus deseos y a oponerse al deseo esencial. El Hombre es el único ser expuesto al pervertimiento y la posibilidad
de pervertimiento es la consecuencia de la intelectualización. El Creador Prometeo no es una divinidad, es un titán. Como tal,
simboliza la rebelión contra el espíritu. Sin embargo, Prometeo es un descendiente tardío de los titanes; representa una forma
más evolucionada de la oposición al espíritu: no ya la rebelión de la Tierra-Madre, sino de la materia animada, la Tierra
habitada por seres vivos, la revuelta del deseo terrenal. El mito del Titán-Creador se compone de tres partes: la historia de la
creación del ser consciente y suceptible de trivializarse, la historia de la seducción del hombre y de su caída en la
trivialización y la historia del castigo de Prometeo y su reconciliación con el espíritu-Zeus. Con el advenimiento del reino de
Zeus aparece el ser humano. Habiendo alcanzado el nivel consciente, el hombre es llamado a tomar una posición respecto de
la discordia inicial entre espíritu y materia. La elección del ser convertido puede ser o bien justa o bien falsa. Para formar su
criatura, Prometeo se sirve del barro, la tierra es el símbolo de los deseos terrenales, el fango simboliza la trivialidad. Sin
embargo, cuando trata de dar vida a una criatura siempre con tendencia a la trivialización, no ve otro medio más que recurrir a
un principio espiritual que no está a su disposición. Para lograrlo, debe de llegar a Olimpo, donde reside el fuego-intelecto,
forma inferior del espíritu-luz. El titán no quiere hacerse con la luz, sólo con el fuego, el espíritu bajo su forma utilitaria. La
región olímpica representa el ideal evolutivo, el objetivo supremo, hacia el cual tiende el deseo esencial y su impulso de
espiritualización-sublimación. Una vez el fuego es robado a Zeus, el fuego pierde su significación de fuerza espiritualizante,
Prometeo no logra animar a su criatura sino mediante la ayuda del fuego robado. Sin embargo, hay que aclarar que Zeus no
castiga el rapto del fuego, símbolo de la trivialización, porque Zeus sea celoso, sino porque el espíritu se opoen a la
trivialización. Por lo tanto, los hombres, en tanto que son criaturas de Prometeo, formados por barro y animados por fuego
robado, realizan la rebelión del titán y no podrán sino formarse. El fuego es muy apto para representar el intelecto, no sólo
porque permite a la simbolización configurar, por un lado, la espiritualización (luz), sublimación (calor) y por otro, el
pervertimiento (cualidad destructiva del fuego), sino porque, en el plano real de la historia evolutiva del ser intelectualizado,
el descubrimiento del fuego desempeña un papel predominante: gracias al fuego, el hombre empezó a crearse como tal;
alrededor de él se reunían, alrededor de él comenzo el lenguaje...
Los hombres, engañados por el obsequio del titán, por el fuego robado, los hombres se sienten tentados a engañar a su vez a
los dioses y como castigo, los olímpicos envían a los mortales a Pandora, mujer formada artificialmente y en consecuencia
privada de alma. Pandora simboliza la tentación perversa a la que están expuestos los hombres. Siendo mujer, simboliza la
Tierra, los deseos terrenales, su significación es equivalente a la “muerte del alma”. El fuego no puede ser robado a Zeus sin
que la imaginación perversa aparezca según las leyes inherentes a la naturaleza humana. Si el fuego está separado de la luz,
pierde su lucidez previsora y como consecuencia, se vuelve imaginativo. El mito se desarrolla la historia de Prometeo por
medio de imágenes muy expresivas. Prometeo, el previsor, tiene un hermano, Epimeteo. Este hermano se caracteriza por
actuar sin reflexionar, es el símbolo del intelecto trivializado, el pensamiento desprovisto de reflexión; no se deja llevar más
que por los deseos del momento. Epimeteo no se resistirá a Pandora a pesar de las advertencias de Prometeo. Según el mito,
Prometeo posee suficiente capacidad previsora como para desconfiar del regalo de Zeus-espíritu. Se rehúsa a coger a Pandora.
Sin embargo, será el hermano simbólico de Prometeo el que sucumbirá a la tentación. Se creerá colmado y se dejará llevar por
el engaño suficientemente como para recibir el azote monstruoso con el más noble de los engaños. Engañado, Epimeteo
decide desposarse con Pandora (exaltación imaginativa) y ésta para celebrar sus esponsales abre una caja que porta en las
manos, símbolo del subconsciente. Al abrir la caja, todos los vicios se escapan y se expanden por la tierra. Esos vicios
constituyen las diversas formas del pervertimiento debido a la deformación de las tres pulsiones y de los deseos que ello
derivan. Prometeo, a pesar de haber sabido resistir a Pandora, no se escapa de su castigo. Epimeteo es Promete o mismo, el
intelecto bajo su forma ofuscada. Prometeo es castigado por el espíritu: ha desencadenado los deseos terrenales y este
desencadenamiento no es más que un encadenamiento a la tierra. El desacierto lleva en sí su propio castigo. Esto se simboliza
en el hecho de que Hefesto es quien encadena a Prometeo. Hefesto, divinidad del fuego, es él mismo símbolo del intelecto.
Prometeo es encadenado a una roca y visitado diariamente por águila que le roe el hígado. El hígado es símbolo de la
culpabilidad reprimida. El águila en tanto que es símbolo de la culpabilidad reprimida, es un vástago de Equidna y Tifón. La
unión de la vanidad exaltada (Equidna) y la trivilización (Tifón) es lo que caracteriza la situación del ser intelectualizado y
desfalleciente. El aguila, en su significación positiva, es el atributo de Zeus. En la medida en que la rebelión persista, la
llamada de la culpabilidad no será reconocida. El rechazo transforma la vidad (el águila de Zeus) en remordimiento esteril.
Heracles es quien libera a Prometeo, al intelecto trivializado. Mata al águila con ayuda de sus flechas, sin embargo, el águila
roedora puede ser abatida por el arma del espíritu, el remordimiento puede morir siempre que haya arrepentimiento. Liberado
de su tormento, el intelecto logra sacudirse de encima su rebelión inicial. Heracles reconcilia a Prometeo (intelecto), con Zeus
(espíritu). Gracias a esa reconciliación, las consecuencias de la culpa inicial se disipan. El fuego aportado a los mortales,
recupera su significación positiva. Prometeo ahora ocupa lugar entre las divinidades. Se ha visto que el aspecto negativo de la
significación de Prometeo está simbolizada por su hermano Epimeteo. En la imagen que sirve para expresar la inmortalización
de Prometeo, su hermano es reemplazado por el centauro Quirón. El hombre ligado a la bestia, el centauro, figura el
embrutecimiento trivial; su sobrenombre de sabio es sólo ironía. Quirón se convierte, como Epimeteo, en símbolo de intelecto
trivializado. Hay que añadir que en este relato se presenta resumido y condensado el fundamento biopsíquico mientras que los
otros mitos simbolizan uno u otro aspecto de lo perverso o lo sublime, el mito de la creación del hombre trata exclusivamente
de la transformación energética de las instancias: consciente (intelecto), subconsciente (imaginación exaltada) y
superconsciente (espíritu).
Prometeo es, entonces, el símbolo de la humanidad. La suerte de Prometeo simboliza la historia esencial del género humano:
el camino que conduce de la inocencia animal (inconsciente), a través de la intelectualización (consciente) y el peligro del
extravío, hacia la eclosión de la vida superconsciente.
COMETARIO PERSONAL.

Hemos visto a lo largo de toda la obra los símbolos de algunos de los mitos más conocidos, como el de Ícaro, Jasón, Heracles,
Teseo y más. En todos éllos se ha visto cómo el mito gira en torno a la búsqueda de la espiritualidad y la sublimación, sin
embargo, la gran mayoría de éllos han caído a la perversidad. Esto nos puede llevar a pensar que el hombre siempre va a
dejarse llevar por sus pasiones, y por sus deseos corporales. Y siempre que intente alcanzar la espiritualidad lo va a hacer
mediante el intelecto perverso cayendo, de esa forma en la vanidad perversa.
Hemos podido ver por otra parte, que a través de los distintos mitos, se han podido ver una serie de animales, de objetos, de
partes del cuerpo importantes y su distinta simbología.
Un ejemplo de animal constante a través de los mitos, es la serpiente: está relacionada con la tierra y por tanto con Demeter, la
diosa cultivadora de la tierra. La podemos visualizar en su aspecto más positivo; al ser un animal peligroso, los dioses la
usaban para proteger los tesoros, como por ejemplo, las manzanas de oro, el vellocino de oro... Sin embargo, también la
vemos en su aspecto más negativo, como la representante de la fuerza vil, lo podemos ver en el episodio de Orfeo: Eurídice
fue mordida por una serpiente, la cabeza de la gorgona tiene serpientes, esto sería la simbolización del tormento, el Laocoonte
y sus hijos muere ahogados por dos serpientes enviadas por Apolo, Esta representación está muy presente en la cultura
occidental, en la cultura judeocristiana, la representación del mal es una serpiente: el demonio, bajo la apariencia de serpiente,
trata de seducir a Adán y Eva para que coman la manzana. Otro animal que aparece es el águila, símbolo de Zeus, sin
embargo, como hemos visto en el mito de Prometeo, también se nos presenta en su aspecto negativo como el águila roedora
del hígado de Prometeo. En este caso sería el símbolo del culpabilidad exaltada. También hemos visto al toro, el cual casi
siempre era una prueba que todo héroe como lo es Jasón, Heracles o Teseo tenían que superar. Otro elemento que hemos visto
en la obra aparecer a lo largo de muchos episodios ha sido el sol y la luz como el elemento esclarecedor y que conlleva
espiritualidad. Esto lo vemos por ejemplo en otros campos como por ejemplo el filosófico; según platón, para conocer la
verdad de las cosas, las Ideas, debíamos de mirar al sol y no sólo quedarnos en las sombras proyectadas por éste, sin embargo,
la mayoría no podía lograr este cometido, al igual que sucede a lo largo de todos estos mitos, el héroe, dejándose llevar por su
vanidad, no conseguía la espiritualidad. También vemos la caída y la ascensión en mitos como el de Ícaro o Belerofonte; la
espiritualidad se alcanza a través de la ascensión, con la ascensión cada vez se está más cerca del sol, que es el símbolo de la
espiritualidad y del conocmiento sublime. La ascensión la vemos en otras ideologías como la cristiana, en él, después de la
muerte, se alcanza lo espiritual a través de la ascensión al cielo, el lugar para las personas que logrado superar la vanidad y la
perversidad. Sin embargo, aquéllos que se dejan llevar por la perversión, y que tratan de vencer al monstruo como la Medusa
o la Esfinge a través del intelecto perverso, sólo pueden esperar a la caída. Como vemos en el caso de Ícaro quien trata de
alcanzar el sol, ascendiendo con unas alas de cera, ante la imposibilidad de ascender con unas alas falsas y dejándose llevar
por la vanidad, Ícaro cae al mar. El mar es lo que va a representar la muerte del alma, la perversidad, la culpabilidad. Este
descenso lo veremos representado en el cristianismo con el infierno, allí irán todos lo hombres que se dejen llevar sólo por la
pervesión y los deseos corporales. El representante de los mares será Poseidón, el cual simbolizará la malda y la culpa, esto lo
veremos a su vez representado con la figura cristiana del diablo, a su vez los dos portan el tridente. Otra analogía la vemos en
la figura de la mujer como el caso de Pandora, quien representará la perversión, Onfalia, amante de Heracles y la
representación de la trivialidad más vulgar, quien se dedica a burlarse de Heracles, Medea quien representa la maldad, los
celos, o la esposa del rey Minos quien a través de sus consejos hace que el rey Minos se pervierta y se trivialice. Todo esto lo
vemos en el cristianismo en la figura de Eva, la cual es representada como el símoblo del mal, los deseos corporales, el
pervertimiento... Por su causa los hombres fueron condenados a los males y a las perversiones a causa de que se dejó
persuadir por Satán personificado en serpiente.
Otro elemento corcondante entre el cristianismo y la mitología griega lo vemos reflejado por ejemplo, en mitos como el de
Tántalo que trata de divinizarse a través de su hijo Pélope, esto también lo podemos ver en la tradición judeo cristiana, como
el hombre amante de su hijo que para librarse de los deseos carnales y pervertimientos, trata de puficarse sacrificando a su
hijo que es lo que representaría estos deseos terrenales. Vemos cómo Dios envía a su hijo Jesucristo y lo sacrifica para librar
del pecado y así lograr la salvación de todos los hombres. En conclusión podemos observar que tanto la mitología griega,
mediante los mitos, vemos cómo todo hombre trata de alcanzar la espiritualidad, superando las perversión y obtener la
purificación del alma. Esto no es sólo tarea de los héroes, como vemos en los mitos, también es tarea de todo hombre
habitante en la tierra, sin embargo, según la personalidad de cada uno será capaz de alcanzar la sublimidad o no. Esto también
es una tarea a realizar para todos los hombres cristianos, sin embargo tanto uno como el otro, siempre serán tendentes a
olvidar la sublimidad y a preferir lo corporal, perdiendose éllos mismos de esa forma. Esto lo podemos ver por ejemplo, en los
mitos de Perseo, o Teseo, quienes, a pesar de tener todas las cualidades para obtener la sublimación, a la hora de combatir con
el monstruo, el cual sólo es representante de la pervesión de todo hombre, no lograban vencerlo y posteriormente la
consecuencia era la caída hacia el Tártaro, dando lugar como consecuencia a la muerte del alma.
Al igual que en la doctrina cristiana, sólo a través del más sincero arrepentimiento se puede intentar alcanzar la espiritualidad.
Pero no siempre este arrepentimiento será verdadero.
Para lograr, por tanto, esta sublimación, se necesita, no desaparecer los deseos corporales y quedarse sólo con la
espiritualidad, sino saber convivir con el deseos corporal y la espiritualidad, lo que en Grecia se conocía como el justo medio.
Lo que nos puede recordar por ejemplo, al ideal de Platón. Éste consideraba que el hombre bueno y capaz de conocer el
concepto de Idea, era aquél que sabía convivir con sus tres tipos de almas: concupiscible, irascible y racional, siempre
gobernando esta última.
ELSIMBOLISMO
EN LA MITOLOGÍA
GRIEGA.

María Hernández Pérez: 20077667-R

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