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Clave de colores: Antes del 1500 (13 elementos): Antigüedad y Edad Media. 1500-1800 (+21
elementos): casi todos en el Siglo de las Luces. 1800-1849 (+24 elementos): revolución científica y revolución
industrial. 1850-1899 (+26 elementos): gracias a la espectroscopia. 1900-1949 (+13 elementos): gracias a la
teoría cuántica antigua y la mecánica cuántica. 1950-2000 (+17 elementos): elementos "postnucleares" (del nº at.
98 en adelante) por técnicas de bombardeo. 2001-presente (+4 elementos): por fusión nuclear.
Tabla periódica con los elementos coloreados según su época de descubrimiento. La tabla
periódica es uno de los iconos más conocidos de la ciencia, y representa el núcleo de la química,
al incorporar y relacionar sus principios fundamentales.
Índice
1 Antecedentes
o 1.1 Metalurgia
1.1.1 Metalurgia del bronce
1.1.2 Metalurgia del hierro
o 1.2 La cerámica y el vidrio
o 1.3 Transformaciones orgánicas de la Antigüedad
2 Teorías filosóficas de la Antigüedad Clásica
o 2.1 Primeros atomistas
3 Alquimia
o 3.1 La piedra filosofal y el esoterismo
o 3.2 Elementos y metales de la alquimia
o 3.3 Alquimia en el mundo islámico
o 3.4 Problemas de la alquimia
4 Siglos XVII y XVIII: inicios de la química
o 4.1 Robert Boyle
o 4.2 Teoría del flogisto
o 4.3 Descubrimientos del siglo XVIII
o 4.4 Antoine Lavoisier
o 4.5 Volta y su pila
5 Siglo XIX: resurgimiento de la teoría atómica
o 5.1 John Dalton
o 5.2 Jöns Jacob Berzelius
o 5.3 Davy y la electrólisis
o 5.4 Gay-Lussac y las leyes de los gases
o 5.5 Amedeo Avogadro
o 5.6 Inicios de la síntesis orgánica y su industria
o 5.7 Congreso de Karlsruhe y sus antecedentes
o 5.8 Espectroscopía y tubos de descarga
o 5.9 Kekulé y la estructura orgánica
o 5.10 Mendeléyev y la tabla periódica
o 5.11 Josiah Willard Gibbs
o 5.12 Van't Hoff y Arrhenius
o 5.13 Descubrimientos de finales del siglo XIX
o 5.14 Marie y Pierre Curie
6 Siglo XX: se revela la estructura del átomo
o 6.1 Ernest Rutherford y su modelo atómico
o 6.2 Modelo atómico de Bohr
o 6.3 Isótopos, protones, neutrones y modelo de Sommerfeld
o 6.4 Gilbert N. Lewis
o 6.5 Mecánica cuántica
o 6.6 Química cuántica
o 6.7 Bioquímica y biología molecular
o 6.8 Finales del siglo XX
7 Véase también
o 7.1 Historias y cronologías
o 7.2 Químicos eminentes
8 Notas
9 Referencias
10 Enlaces externos
Antecedentes
El fuego fue la primera reacción química controlada por los humanos, aunque su naturaleza
permaneció siendo un enigma durante milenios.
La primera reacción química de importancia que controlaron los humanos fue el fuego. Hay
restos datados hace alrededor de 500 000 años que atestiguan el dominio del fuego,2 al
menos desde los tiempos del Homo erectus. Este logro se considera una de las tecnologías
más importantes de la historia. No solo proporcionaba calor y luz para alumbrarse, o servía
para despejar los bosques o de protección contra los animales salvajes, sino que fue la base
para el control de otras reacciones químicas, como las derivadas de la cocción de los
alimentos (que facilitaron su digestión y disminuían la cantidad de microorganismos
patógenos en ellos) y más tarde de tecnologías más complejas como la cerámica, la
fabricación de ladrillos, la metalurgia, el vidrio o la destilación de perfumes, medicinas y
otras sustancias contenidas en las plantas. Aunque el fuego fuera la primera reacción
química usada de manera controlada, las culturas antiguas desconocían su etiología.
Durante milenios se consideró una fuerza misteriosa y mística capaz de transformar unas
sustancias en otras produciendo luz y calor. Al igual que se desconocían las causas del resto
de transformaciones químicas, como las relacionadas con la metalurgia, aunque se
dominaran sus técnicas.
Metalurgia
El primer metal empleado por los humanos fue el oro que puede encontrarse en forma
nativa, por lo que no necesita transformaciones químicas. Se han encontrado pequeñas
cantidades de oro en algunas cuevas de España usadas en el Paleolítico superior
aproximadamente hace 40 000 años.3 La plata y el cobre también se pueden encontrar en
forma nativa en pequeñas cantidades (además del estaño y el hierro meteórico que aparecen
en cantidades exiguas) permitiendo un uso limitado de objetos metalísticos en las culturas
antiguas.4 Las técnicas de esta metalurgia inicial se limitaban a fundir los metales con la
ayuda del fuego para purificarlos y dar forma a los adornos o herramientas mediante
moldes o cincelado. Pero los metales nativos son escasos y el uso de objetos metálicos no
se generalizó hasta que se aprendió a extraer los metales a partir de sus minerales.
Mapa de la difusión de la metalúrgica del Bronce Antiguo. Cuanto más oscuro el marrón
más antigua es la producción de bronce en la región.
Algunos metales pueden obtenerse de sus menas simplemente calentando los minerales en
una pira, principalmente el estaño y el plomo, y a mayores temperaturas, en un horno, el
cobre; en un proceso de reducción conocido como fundición. Las primeras pruebas de
extracción metalúrgica proceden del yacimiento de Çatalhöyük en Anatolia (Turquía),
alrededor 6400 a. C.,5 y los yacimientos arqueológicos de Majdanpek, Yarmovac y Plocnik,
los tres en Serbia, datados en los milenios V y VI a. C. También son notables las
fundiciones de cobre encontradas en el yacimiento de Belovode,6 con objetos como un
hacha de cobre del 5500 a. C. perteneciente a la cultura de Vinča.7 Se han encontrado más
vestigios de los primeros usos de los metales, datados en el III milenio a. C., en otros
lugares como Palmela (Portugal), Los Millares (España) y Stonehenge (Reino Unido).
La capacidad de fabricar objetos de metal y la extensión de su uso revolucionó las
sociedades antiguas.
Al principio los metales se usaban por separado o mezclados tal como se encontraban. Al
mezclarse el cobre con estaño o arsénico intencionadamente se consiguieron metales de
mejores cualidades, las aleaciones denominadas bronces. Con este avance tecnológico
surgió la Edad del Bronce. La tecnología relacionada con el bronce fue desarrollada en el
Oriente Próximo a finales del IV milenio a. C.,8 fechándose en Asia Menor antes del
3000 a. C.; en la antigua Grecia se comenzó a utilizar a mediados del III milenio a. C.; en
Asia Central el bronce se conocía alrededor del 2000 a. C. (en Afganistán, Turkmenistán e
Irán), y poco después llegaría a China, desarrollándose durante la dinastía Shang. La Edad
del Bronce no solo fue el periodo de mayor desarrollo de la metalurgia (en términos de
expansión y diversidad) sino que influyó en muchos otros campos al extender el uso de
objetos metálicos. La disponibilidad de herramientas y armas fabricadas con un metal más
duro y resistente permitió el desarrollo de la agricultura y los grandes ejércitos, y se
fomentaron las rutas comerciales para el intercambio tanto de los minerales escasos como
de productos terminados. A partir de la Edad del Bronce los pueblos que consiguieron
armas de aleaciones y metales más duros se impusieron a sus vecinos.
La extracción del hierro de sus menas es mucho más difícil que la del cobre y el estaño, ya
que requiere un proceso de fundición más complejo, que necesita carbón (una fuente de
CO) como agente reductor y mayores temperaturas, pero a cambio se consigue un metal
más duro y tenaz que el bronce, y mucho más abundante. A diferencia de la producción del
bronce que se extendió por el Viejo Mundo a partir de un foco ubicado en el Oriente
Próximo las técnicas de fundición del hierro podrían haberse desarrollaron multipolarmente
en distintas partes del mundo. Existen restos arqueológicos con herramientas fabricadas con
hierro sin níquel (prueba de que no es de origen meteórico)910 en Anatolia alrededor del
1800 a. C.,1112 pero también se han encontrado herramientas del periodo comprendido entre
el 1800 a. C. y 1200 a. C. en el valle del Ganges en la India,13 y en yacimientos en África
datados alrededor de 1200 a. C.141516 Las tecnologías siderúrgicas se extendieron desde el
Mediterráneo hacia el norte a partir del 1200 a. C., llegando al norte de Europa alrededor
del 600 a. C., más o menos en las mismas fechas en las que llegaron a China.17
Además de sus usos cotidianos, los objetos de cerámica y vidrio formaron parte del
material de laboratorio desde la antigüedad. Alambique de destilación del siglo XIII.
La cerámica y el vidrio
Además de la metalurgia el uso del fuego proporcionó a los humanos otras dos importantes
tecnologías derivadas de transformaciones físico-químicas, la cerámica y el vidrio, cuyo
desarrollo ha acompañado al hombre desde la prehistoria hasta el laboratorio moderno. Los
orígenes de la cerámica datan del Neolítico cuando el hombre descubrió que los recipientes
hechos de arcilla, cambiaban sus características mecánicas e incrementaban su resistencia
frente al agua si eran calentados en el fuego. Para controlar mejor el proceso se
desarrollaron diferentes tipos de hornos, y cada cultura desarrolló sus propias técnicas y
formas.
Relacionado con el desarrollo de la cerámica, aparece el desarrollo del vidrio a partir del
cuarzo y carbonato de sodio o carbonato de potasio. Su desarrollo igualmente empezó en el
Antiguo Egipto y fue perfeccionado por los romanos. Su producción masiva a finales del
siglo XVIII instó al gobierno francés a premiar mediante concurso un nuevo método para la
obtención del carbonato sódico ya que la fuente habitual (las cenizas de madera) no
proporcionaba cantidades suficientes como para cubrir la creciente demanda. El ganador
fue Nicolas Leblanc aunque su proceso cayó en desuso en favor del proceso de Solvay,
desarrollado medio siglo más tarde, que impulsó enormemente el desarrollo de la industria
química.
Los filósofos intentaron racionalizar por qué las diferentes sustancias tenían diferentes
propiedades (color, dureza, olor...), estaban en diferentes estados (fluidos o sólidos) y
reaccionaban de diferente manera ante los cambios del medio, por ejemplo frente al agua, el
fuego o al ponerse en contacto con otras sustancias. Estas observaciones les impulsaron a
postular las primeras teorías sobre la química y la naturaleza de la materia. Estas teorías
filosóficas relativas a la química pueden encontrarse en todas las civilizaciones antiguas.
Un aspecto común de todas ellas era el intento de encontrar un número reducido de
elementos primarios que se combinarían entre sí para formar todas las demás sustancias de
la naturaleza. Solían tratarse de sustancias conocidas como el agua, la tierra, la madera o el
aire/viento, y formas de energía como el fuego o la luz, además de conceptos abstractos
como el éter o el cielo. Varias civilizaciones diferentes coincidieron en muchos de estos
conceptos, incluso entre culturas sin contacto, por ejemplo los filósofos griegos, indios,
chinos y mayas consideraban que el agua, la tierra y el fuego eran elementos primarios,
aunque cada una de estas culturas incluía uno o dos elementos diferentes más en su propio
listado.
En la Grecia Clásica alrededor del 420 a. C. Empédocles afirmó que toda la materia estaba
formada por cuatro sustancias elementales: tierra, fuego, aire y agua. En sintonía con esta
creencia la escuela hipocrática sostenía que el cuerpo humano estaba formado por cuatro
humores. Posteriormente Aristóteles añadió a los cuatro elementos clásicos el éter, la
quintaesencia, razonando que el fuego, la tierra, el aire y el agua eran sustancias terrenales
y corruptibles, y que como no se percibían cambios en las regiones celestiales, las estrellas
y planetas no debían estar formados por ellos sino por una sustancia celestial e inmutable.20
En sus obras Física y Metafísica Aristóteles desarrolla sus conceptos duales de «sustancia y
accidente», «esencia y forma», «acto y potencia» para explicar los cambios de la
naturaleza, incluidas las transformaciones de la materia. Sus ideas sobre la composición y
transformaciones de la materia, y el resto del funcionamiento de la naturaleza, se
convirtieron el las predominantes tanto en Occidente como en Oriente Medio, influyendo
en sus culturas durante dos milenios.
Alrededor del 300 a. C. Epicuro postuló un universo formado por átomos indestructibles en
el cual el hombre debía alcanzar el equilibrio. El filósofo Lucrecio trató de explicar la
filosofía epicúrea al público romano en su obra del 50 a. C.,22De rerum natura (Sobre la
naturaleza de las cosas).23 En esta obra Lucrecio presenta los principios del atomismo, las
teorías sobre la naturaleza de la mente y el alma, y explicaciones para los sentidos y el
pensamiento, el desarrollo del mundo y los fenómenos naturales.
Tanto los atomistas griegos y romanos como los de la India carecían de datos empíricos que
respaldaran sus creencias. Sin estas pruebas, a sus adversarios les resultó fácil negar sus
tesis. En Occidente el atomismo nunca consiguió formar parte de la opinión mayoritaria de
la época. Aristóteles se opuso a la existencia de los átomos en el 330 a. C. y su autoridad en
el pensamiento occidental hizo que las ideas atomistas quedaran postergadas durante siglos,
hasta bien entrada la Edad Moderna.
Alquimia
Artículo principal: Alquimia
Emblema alquímico con los cuatro elementos clásicos además de los tria prima de
Paracelso y los astros conocidos.
El sistema de elementos que usó la alquimia medieval fue desarrollado principalmente por
el alquimista persa Jābir ibn Hayyān y se enraizaba en la tradición de los elementos griegos
de la antigüedad clásica.28 Su sistema constaba de los cuatro elementos de Empédocles y
Aristóteles: aire, tierra, fuego y agua a los que se añadían dos elementos filosóficos: el
azufre, caracterizado por el principio de combustibilidad, «la piedra que arde»; y el
mercurio que representaba las propiedades metálicas. Estos últimos eran considerados por
los primeros alquimistas como expresiones idealizadas de los componentes irreductibles del
universo,29 y fueron la principal contribución de la alquimia filosófica.
En los últimos siglos de la edad media, en torno a 1250, Alberto Magno consiguió aislar el
arsénico, aunque sus compuestos eran ya conocidos desde la antigüedad. Posteriormente el
alquimista suizo Paracelso influido por la alquimia musulmana amplió también a siete los
elementos en su lista alternativa, añadiendo a los cuatro tradicionales tres elementos
alquímicos adicionales, denominados tría prima, tres principios metálicos para representar
las propiedades de la materia: el azufre para la combustibilidad, el mercurio para la
volatilidad y la estabilidad, y la sal para la solidez. Razonaba que los cuatro elementos de la
teoría elemental aristotélica se manifestaban en los cuerpos como tres principios. Paracelso
los consideraba principios fundamentales y los explicaba recurriendo al ejemplo de la
madera ardiendo en el fuego. El mercurio que era el principio de la cohesión debía irse para
que la madera se descompusiera, y como era volátil se desvanecía con el humo. El calor
que se desprendía con las llamas provenía del azufre (la combustibilidad) y las cenizas que
quedaban era la sal que implicaba la solidez.30
Jābir ibn Hayyān (Geber), alquimista persa que puso los cimientos de la química con sus
experimentos.
En el mundo islámico se continuó la tradición clásica al traducirse al árabe las obras de los
antiguos griegos y egipcios y fueron la cultura más próspera en todos los ámbitos
científicos de la época.31 El desarrollo del método científico moderno fue lento y
progresivo, y el principio del método científico en química comenzó entre los alquimistas
musulmanes medievales, iniciado por el persa del siglo IX, Jābir ibn Hayyān (conocido
como "Geber" en Europa), que se considera uno de los padres de la química.32333435 Él
introdujo un enfoque sistemático y experimental a la investigación científica en el
laboratorio, a diferencia de los antiguos griegos y egipcios cuyas obras se basaban en
elucubraciones principalmente alegóricas y a veces ininteligibles.36c También inventó el
alambique tal como lo conocemos y de él procede su nombre actual (al-anbiq), descubrió y
analizó muchas sustancias químicas, estableció la distinción entre ácidos y álcalis, y fabricó
cientos de medicinas.37 Además redefinió la teoría de los elementos clásicos, identificando
también como elementos al mercurio y al azufre.38
Problemas de la alquimia
Desde el punto de vista moderno la alquimia presentaba varios problemas. En primer lugar
su objetivo no era la ampliación del conocimiento de un modo racionalista como
actualmente entendemos una ciencia, sino que su fin era encontrar materias míticas como la
piedra filosofal, y los descubrimientos experimentales se producían de forma colateral.
Además carecía de un sistema para nombrar los nuevos compuestos que se descubrían, y su
lenguaje era esotérico y vago hasta el punto que sus términos significaban cosas diferentes
para distintas personas. De hecho según The Fontana History of Chemistry (Brock, 1992):
El experimento del alquimista se incendia de Hendrick Heerschop (1626-1627).
El cuento «El criado del canónigo» de los Cuentos de Canterbury (de finales del siglo XIV)
expone el lado más fraudulento de la alquimia, la pretensión de fabricar oro a partir de
materias más baratas. También Dante Alighieri, un siglo antes, muestra su rechazo a este
fraude al meter a todos los alquimistas en el infierno de su Divina Comedia.
La alquimia tampoco disponía de un método científico lógico y consensuado para hacer los
experimentos reproducibles. De hecho muchos alquimistas incluían entre las anotaciones de
sus métodos información irrelevante como los niveles de la marea o las fases de la Luna. La
naturaleza esotérica y el vocabulario codificado de la alquimia al parecer servían sobre todo
para ocultar que en realidad no tenían demasiadas certezas. Ya en el siglo XIV se
evidenciaban las grietas en la fachada de la alquimia, y mucha gente se mostraba escéptica.
Para haber avanzado habría necesitado un método normalizado que permitiera a otros
reproducir los experimentos, y haberlos registrado de un modo claro que permitiera
exponer lo que se sabía y lo que se desconocía.
En 1317, el papa Juan XXII de Aviñón ordenó la expulsión de todos los alquimistas de
Francia por falsificar moneda. En 1403 se aprobó una ley en Inglaterra donde se penaba con
la muerte la «multiplicación de metales». A pesar de todo la alquimia no desapareció, ya
que parte de las clases privilegiadas y la realeza seguía creyendo que se podía descubrir la
piedra filosofal y el elixir de la vida en su provecho.43 Durante el Renacimiento la alquimia
exotérica siguió siendo popular en la forma de la iatroquímica de Paracelso, mientras que la
alquimia espiritual también florecía fiel a sus raíces platónicas, herméticas y gnósticas. Así
que la búsqueda de la piedra filosofal no fue abandonada a pesar de los escasos avances de
la alquimia, y siguió siendo practicada por eruditos y médicos respetados hasta principios
del siglo XVIII. Algunos practicantes de la alquimia de inicios de la era moderna
actualmente son reconocidos por sus grandes contribuciones a la ciencia como Jan Baptist
van Helmont, Robert Boyle e Isaac Newton.
Los intentos prácticos de mejorar el refinado de las menas minerales y la extracción de los
metales a partir de ellas fue una importante fuente de información para los químicos del
siglo XVI. Entre ellos destaca Georgius Agricola (1494-1555), que publicó la gran obra De
re metallica (Sobre los metales) en 1556. En su obra se describen los procesos de la época
en minería, extracción de los metales y metalurgia, ya muy complejos y desarrollados. Por
ejemplo la obra describe la diversidad de tipos de altos hornos usados para la fundición de
las menas minerales. Aborda el tema eliminando el misticismo que tenía asociado
anteriormente, creando una base práctica que otros pudieran desarrollar, y estimuló el
interés por los minerales y su composición. No es casual que mencione y use como
referencia en numerosas ocasiones al autor de la antigüedad Plinio el Viejo y su obra
Naturalis Historia. Se ha calificado a Agricola como el padre de la metalurgia.44
En 1605, Francis Bacon publicó The Proficience and Advancement of Learning (La
capacidad y progreso del aprendizaje), una obra científico-filosófica que contiene una
descripción de cómo debería ser la práctica experimental que posteriormente se conocería
como el método científico.45 En 1605 Michal Sedziwój publicó el tratado alquímico Novum
Lumen Chymicum (La nueva luz de la química), que propone por primera vez la existencia
en el aire de un «alimento para la vida», que posteriormente se reconocerá como el oxígeno
(al principio aire desflogistizado). En 1615 Jean Beguin publicó Tyrocinium Chymicum (La
práctica de la química), el primer libro de texto de química, donde aparece la primera
ecuación química.46 En 1637 René Descartes publicó Discours de la méthode (El discurso
del método), un ensayo que basa la investigación científica en los cálculos matemáticos y la
desconfianza en los hechos no probados.
La obra del químico holandés Jan Baptist van Helmont, Ortus medicinae (El origen de la
medicina) publicada póstumamente en 1648, se considera la principal obra de transición
entre la alquimia y la química, e influyó notablemente en Robert Boyle. El libro contiene el
resultado de numerosos experimentos y enuncia una versión inicial de la ley de
conservación de la masa. Baptist van Helmont, que trabajó en el periodo inmediatamente
posterior a Paracelso y su iatroquímica, indicó que existían otras materias «insustanciales»
además del aire, y acuñó para ellas el nombre de «gas» (del griego cáos). Además de por la
introducción de la palabra gas en el vocabulario científico y ser el fundador de la química
neumática, experimentando con reacciones entre gases, Jan Baptist van Helmont también es
recordado actualmente por sus ideas sobre la generación espontánea.
En 1669 el alquimista alemán Hennig Brandt descubrió el fósforo a partir de la orina.47 Para
lograrlo destiló una mezcla de orina y arena (50 cubos). Al evaporar la urea obtuvo un
material blanco que brillaba en la oscuridad y ardía con una llama brillante.
Robert Boyle, uno de los cofundadores de la química moderna por mejorar los métodos
experimentales que separarían la química de la alquimia.
Robert Boyle
Boyle también trató de purificar las sustancias químicas para obtener reacciones
reproducibles. Fue un defensor de la filosofía mecánica propuesta por René Descartes para
explicar y cuantificar las propiedades e interacciones de las sustancias químicas. Boyle era
un atomista, pero prefería la palabra corpúsculo a átomo. Puntualizó que la división más
pequeña de la materia a la que se mantenían las propiedades era a nivel de los corpúsculos.
Además realizó numerosas investigaciones con una bomba de aire. Observó que al sacar el
aire las llamas se extinguían y se morían los animales situados dentro, y también hacía
descender los niveles del barómetro. Boyle repitió los tres experimentos de van Helmont, y
fue el primero en usar indicadores que cambiaran de color con la acidez. Por todo ello
Boyle ayudó a asentar los pilares de la revolución química con su filosofía corpuscular
mecánica.52
A finales del siglo XVII y principios de XVIII se propuso la teoría del flogisto para intentar
explicar los procesos de combustión y oxido-reducción mediante la pérdida o transferencia,
respectivamente, de un supuesto fluido denominado flogisto.53 La teoría fue propuesta
inicialmente por Johann Becher y desarrollada por Georg Stahl, ambos químicos alemanes.
Becher postuló otra reforma de la teoría de los cuatro elementos en la que solo la tierra y el
agua serían componentes de las materias, en distintas proporciones, y el fuego y el aire
serían meramente agentes de las transformaciones. A su vez existirían tres tipos distintos de
tierras, cada una de ellas portadora de una propiedad: el aspecto vítreo, la fluidez o
volatilidad, y el carácter inflamable. Para esta última Georg Stahl acuño el término flogisto
en 1702. Toda sustancia susceptible de sufrir combustión contendría cierta cantidad de
flogisto, y el proceso de combustión consitiría básicamente en la pérdida de dicha
sustancia.
Se conocía desde la antigüedad que algunas sales metálicas podían ser transformadas de
nuevo en los metales de partida. Stahl explicó este proceso suponiendo que los metales
estaban formados por una cal y un principio inflamable carente de masa, el flogisto, por lo
que la calcinación, es decir, la formación de la cal, se podía explicar, al igual que la
combustión, como un desprendimiento de flogisto, el cual se liberaba del metal y dejaba la
cal al descubierto en las cenizas. El proceso inverso, la reducción de la cal al metal, podía
ser igualmente explicada como una adición de flogisto. Si una sustancia rica en flogisto,
como el carbón, era puesta en contacto con una cal metálica, podía transferirle su flogisto y
dar lugar a la formación del metal.
Joseph Priestley usó la teoría del flogisto en sus experimentos de química pneumática para
explicar las transformaciones de los gases. Priestley denominó al residuo de aire que
quedaba tras un proceso de combustión «aire flogistizado» (en realidad, una mezcla de
nitrógeno y dióxido de carbono), pues pensaba que durante la combustión dicho aire había
absorbido todo el flogisto que tenía capacidad de albergar, y por eso cesaba la combustión.
Siguiendo esta línea de razonamiento, cuando Priestley calentó la cal roja de mercurio y
recogió un tipo de aire que podía mantener más tiempo la combustión lo denominó «aire
desflogistizado». Posteriormente Lavoisier lo llamaría oxígeno.
La teoría del flogisto fue popular durante el siglo XVIII hasta que Antoine Lavoisier la
refutó en su obra Réflexions sur le phlogistique, pour servir de suite à la théorie de la
combustion et de la calcination (Reflexiones sobre el flogisto, para formar parte de la teoría
de la combustión y la calcinación) publicada en 1777. Según Stahl cualquier sólido liberaba
flogisto bajo la acción del fuego, luego tras la combustión perdería masa o la mantendría
(según el flogisto tuviera masa o no). Sin embargo, Lavoisier hizo experimentos calcinando
metales y después de la calcinación en algunos el peso del residuo (los óxidos) era mayor
que el cuerpo inicial. En estos casos el flogisto tendría un peso negativo, lo que resultaba
absurdo, y demostraba la inconsistencia de la teoría del flogisto.
Antoine Lavoisier
Lavoisier trabajó con Claude Louis Berthollet y otros para idear un sistema de
nomenclatura química que fue la base del sistema moderno de nombrar compuestos
químicos. En su Methods of Chemical Nomenclature (1787), Lavoisier inventó la forma de
nombrar y clasificar compuestos que se usa principalmente en la actualidad, que incluye
nombres como ácido sulfúrico, sulfatos y sulfitos. En 1785 Berthollet determinó la
composición elemental del amoniaco. Ese mismo año Berthollet fue el primero en usar el
gas cloro como blanqueante comercial, y en 1789 fue el primero en fabricar lejía al
burbujear gas a través de una solución de carbonato de sodio, consiguiendo una solución de
hipoclorito sódico. También estudió y fue el primero en producir otro fuerte oxidante y
blanqueante de cloro, el clorato de potasio (KClO3), conocido como sal de Berthollet.
Berthollet también es conocido por sus contribuciones a la teoría del equilibrio químico a
través del mecanismo de reacción reversible.
Sin embargo como es lógico, en su obra no todo fueron aciertos. Lavoisier no creía en el
atomismo y pensaba que la existencia real de los átomos era filosóficamente imposible.
Lavoisier creía en la teoría de los radicales y pensaba que los radicales funcionaban como
un solo grupo que se combinaría con el oxígeno en las reacciones. Creía que todos los
ácidos contenían oxígeno. A pesar de ello, la labor de Lavoisier fue fundamental para la
ciencia química. Al impulso que se produjo en la investigación basado en su ley de
conservación de la masa, su teoría sobre la combustión mediante el oxígeno, además de la
teoría corpuscular mecánica, se conoce como revolución química. Tras su obra la química
adquirió una naturaleza estrictamente cuantitativa, lo que permitiría hacer predicciones
fiables. Su contribución a la revolución química fue el resultado principalmente de su
esfuerzo consciente de encajar todos sus experimentos en el marco de una sola teoría.
Estableció de forma consistente el uso del equilibrio químico, usó el descubrimiento del
oxígeno para refutar la teoría del flojisto y desarrolló un nuevo sistema de nomenclatura
química. Lamentablemente su brillantez y autoridad científica no evitaron que Lavoisier
fuera decapitado durante la Revolución francesa.
Pila voltaica en el museo Tempio Voltiano (Templo de Volta) de Como.
Volta y su pila
El físico italiano Alessandro Volta fue uno de los pioneros en los estudios sobre la
electricidad. En 1775 Volta perfeccionó y popularizó el electróforo, un dispositivo con dos
discos metálicos separados por un conductor húmedo, pero unidos con un circuito exterior,
capaz de producir electricidad estática. En 1794 Volta revisó los estudios sobre la
«electricidad animal». En 1780 Luigi Galvani había observado que al poner en contacto dos
metales diferentes con el músculo de una rana se originaba la aparición de corriente
eléctrica. A Volta le interesó la idea y comenzó a experimentar con metales únicamente, y
llegó a la conclusión de que el tejido muscular animal no era necesario para producir la
corriente eléctrica. Este hallazgo suscitó una fuerte controversia entre los partidarios de la
electricidad animal y los defensores de la electricidad metálica, pero la demostración,
realizada en 1800, del funcionamiento de la primera pila eléctrica certificó la victoria del
bando favorable a las tesis de Volta.66
Tras haber estado aparcado el atomismo desde la antigüedad y únicamente esbozado en los
modelos mecánicos corpusculares, la teoría atómica es retomada por John Dalton, quien
postuló que los átomos eran partículas indivisibles que permanecen inalteradas en los
compuestos, a partir de lo cual se pudieron establecer las leyes estequiométricas, base de la
actual estequiometría.
A lo largo del siglo XIX la química estuvo dividida entre los seguidores y detractores de la
teoría atómica de Dalton, como Wilhelm Ostwald y Ernst Mach. Los impulsores más
decididos de la teoría atómica inicial fueron Amedeo Avogadro, Ludwig Boltzmann, entre
otros, que consiguieron grandes avances en la comprensión del comportamiento de los
gases. La disputa sobre la existencia de los átomos se zanjaría definitivamente con la
explicación del efecto browniano por Albert Einstein en 1905 y los respectivos
experimentos de Jean Perrin. Muchos fueron los investigadores que trabajaron bajo la
hipótesis atómica. Svante Arrhenius intuyó en parte la estructura interna de los átomos
proponiendo su teoría de la ionización en las disoluciones. Aunque su verdadera estructura
no se vislumbraría hasta principios del siglo XX, a partir de los trabajos de Ernest
Rutherford, seguidos por el modelo atómico de Bohr.
John Dalton
John Dalton es reconocido tanto por sus obras sobre el atomismo, las presiones parciales de
los gases, y la percepción del color (daltonismo).
Pero la principal contribución de Dalton a la química fue una nueva teoría atómica en 1803,
donde afirmaba que toda la materia está formada por pequeñas partículas indivisibles
denominadas átomos. En 1808 Dalton publicó por primera vez A New System of Chemical
Philosophy (Un nuevo sistema de filosofía química, 1808-1827), en la que desarrollaba la
primera descripción moderna de una teoría atómica. En esta obra identificaba los elementos
químicos como un tipo de partículas, y rechaza la teoría de afinidades químicas defendida
por Étienne François Geoffroy e Isaac Newton, entre otros. Dalton explicó su teoría
formulando una serie de enunciados simples:70
La materia está formada por partículas muy pequeñas llamadas átomos, que son
indivisibles y no se pueden destruir.
Los átomos de un mismo elemento son iguales entre sí, tienen la misma masa y
propiedades. Los átomos de diferentes elementos tienen masas diferentes.
Los átomos permanecen sin división, aun cuando se combinen en las reacciones
químicas.
Los compuestos químicos se forman al unirse átomos de dos o más elementos
distintos.
Los átomos, al combinarse para formar compuestos guardan relaciones simples.
Los átomos de elementos diferentes se pueden combinar en proporciones distintas y
formar más de un compuesto.
A pesar de su utilidad y gran aceptación durante todo el siglo XIX, la teoría atómica de
Dalton tenía imprecisiones (los dos primeros enunciados no son del todo ciertos) y
presentaba muchas lagunas: no aclaraba nada sobre la estructura del átomo, ni explicaba las
propiedades de los elementos, ni cuáles eran las causas de que se unieran para formar
compuestos.
Por otro lado fue el químico francés Joseph Proust quien propuso la Ley de proporciones
definidas, que afirma que los elementos siempre se combinan para formar un determinado
compuesto lo hacen en proporciones de números enteros y sencillos, basándose en varios
experimentos realizados entre 1797 y 1804.71 La ley de proporciones múltiples y la de
proporciones definidas son la base de la estequiometría. Estas dos leyes por sí mismas no
prueban la existencia de los átomos, pero son difíciles de explicar sin asumir que los
compuestos se forman por la combinación de átomos en proporciones constantes.
Davy y la electrólisis
Humphry Davy, descubridor de varios alcalinos, alcalinoterreos y las propiedades de varios
halógenos mediante la electrólis.
Artículo principal: Humphry Davy
Davy también experimentó inhalando gases. Este procedimiento experimental casi resulta
fatal en varias ocasiones, pero condujo a descubrir los inusuales efectos del óxido nitroso,
que llevarían a conocerlo como gas de la risa. En 1774 el químico sueco Carl Wilhelm
Scheele descubrió el cloro y lo denominó «ácido desflogistizado marino» pensando
erróneamente que contenía oxígeno. Scheele observó varias propiedades del gas de cloro,
como su efecto blanqueante sobre el tornasol, y su efecto mortal sobre los insectos, su color
verde amarillento y su olor similar al del agua regia. Sin embargo, Scheele no pudo
publicar sus hallazgos a tiempo. En 1810 Humphry Davy le dio al cloro su nombre actual
(derivado de la palabra griega χλωρός (khloros) «verde amarillento») insistiendo en que se
trataba de un elemento.76 Además demostró que no se podía obtener oxígeno a partir de la
sustancia conocida como ácido oximuriático (una solución de HCl). Este descubrimiento
rebatió la definición de ácido de Lavoisier que los consideraba compuestos de oxígeno.
El yodo fue descubierto por el químico francés Bernard Courtois en 1811.7778 Courtois dio
muestras a sus amigos, Charles Bernard Desormes (1777-1862) y Nicolas Clément (1779-
1841), para que continuaran la investigación. También le dio algo de sustancia a Joseph
Louis Gay-Lussac y al físico André-Marie Ampère. El 6 de diciembre de 1813, Gay-Lussac
anunció que se trataba o bien de un nuevo elemento, o bien de un compuesto de oxígeno.79
8081
Además fue Gay-Lussac quien sugirió el nombre del yodo, a partir de la palabra griega
ιώδες (iodes) para el violeta (por el color del vapor de yodo).7779 A su vez Ampère dio parte
de su muestra a Humphry Davy. Davy hizo algunos experimentos con la sustancia y se dio
cuenta de sus similitudes con el cloro.82 Davy mandó una carta el 10 de diciembre a la
Royal Society of London donde afirmaba que había identificado un nuevo elemento.83 Lo
que desató las discusiones entre Davy y Gay-Lussac sobre quién había identificado primero
al yodo como elemento, aunque ambos reconocían a Courtois como el primero en aislarlo.
Joseph Louis Gay-Lussac afirmó que la relación entre los volúmenes de los gases reactivos
los de los productos puede expresarse por números sencillos y enteros.
Artículos principales: Joseph Louis Gay-Lussac y Ley de Gay-Lussac.
El químico francés Joseph Louis Gay-Lussac compartía con Lavoisier el interés por el
estudio cuantitativo de las propiedades de los gases. Desde su primer periodo de
investigación 1801-1802, manifestó que todos los gases se expandían proporcionalmente al
aumentar la temperatura. A esta conclusión generalmente se la denomina ley de Charles, ya
que Gay-Lussac le concedió el crédito del descubrimiento a Jacques Charles, por haber
llegado casi a sus mismas conclusiones en la década de 1780 aunque no las había
publicado.84 Esta ley también fue descubierta independientemente por John Dalton
alrededor de 1801, aunque la descripción de Dalton es menos meticulosa que la de Gay-
Lussac.8586 En 1804 Gay-Lussac hizo varios arriesgados ascensos en globo aerostático de
hidrógeno hasta alturas por encima 7000 metros sobre el nivel del mar que le permitieron
investigar otros aspectos de los gases, una proeza que nadie más realizó en los 50 años
siguientes. Tomó medidas de la presión, la temperatura, la humedad y muestras de aire, que
más tarde analizó químicamente, además de realizar mediciones magnéticas a varias
altitudes.
En 1808 Gay-Lussac anunció lo que probablemente fue su mayor logro: a partir de
experimentos propios y de otros dedujo que los gases a volumen fijo mantienen constante la
relación entre su presión y la temperatura. Y que los volúmenes de los posibles productos
de una reacción entre gases además están en proporción sencilla con los volúmenes de los
reactivos. En otras palabras que los gases bajo las mismas condiciones de presión y
temperatura reaccionan con otros en proporciones de volumen de números enteros y
pequeños. Estas conclusiones se plasmarían en la ley de Gay-Lussac y la Ley de los
volúmenes de combinación.
Amedeo Avogadro
Tras la publicación de la teoría atómica de Dalton en 1808, algunas de sus ideas centrales
fueron rápidamente adoptadas por la mayoría de los químicos. Sin embargo durante medio
siglo permaneció la incertidumbre de cómo se configuraría la teoría atómica y se aplicaría a
las situaciones concretas. Por ejemplo con los datos empíricos disponibles hasta el
momento varios químicos de distintos países desarrollaron diversos sistemas de pesos
atómicos incompatibles. El físico italiano Amedeo Avogadro (1776-1856) publicó en 1811
una obra que mostraba una salida a esta difícil situación. Presentó la hipótesis de que los
volúmenes iguales de cualquier gas, a la misma temperatura y presión, contenían el mismo
número de moléculas; por lo cual la relación entre los pesos moleculares de dos gases era la
misma proporción que la que había entre sus densidades, en las mismas condiciones de
presión y temperatura. Además Avogadro razonó que los gases corrientes no estaban
formados por átomos solitarios sino por moléculas que contenían dos o más átomos (que
era el origen de los distintos pesos atómicos registrados). Así Avogadro fue capaz de
resolver el problema con el que se habían topado Dalton y otros cuando Gay-Lussac reportó
que por encima del los 100 °C el volumen del vapor de agua era dos veces el volumen del
oxígeno usado para formarla. Según Avogadro la molécula de oxígeno se dividía en dos
átomos para formar el agua.
La hipótesis de Avogadro fue ignorada durante medio siglo tras haber sido publicada por
primera vez. Se han citado muchas razones para este desinterés, incluidos algunos
problemas teóricos como el dualismo propuesto por Jöns Jacob Berzelius que consideraba
que los compuestos se mantenían juntos por la atracción de las cargas positivas y negativas,
lo que haría incompatible la existencia de moléculas formadas por dos átomos
eléctricamente similares, como el caso del oxígeno. Además existía la barrera de que
muchos químicos eran reacios a adoptar métodos físicos (como las determinaciones de
densidad del vapor) para resolver sus problemas. Sin embargo, a mediados de siglo las
figuras más prominentes empezaron a considerar intolerable la diversidad caótica de
sistemas de pesos atómicos y fórmulas de compuestos en competencia, que proliferaron a
causa de la incertidumbre. Además empezaron a acumularse pruebas puramente químicas
que indicaban que lo afirmado por Avogadro podría ser cierto después de todo. A mediados
de siglo, químicos más jóvenes como Alexander Williamson en Inglaterra, Charles
Gerhardt y Charles-Adolphe Wurtz en Francia y August Kekulé en Alemania, empezaron a
proponer la reforma de la química teórica para que se ajustara a la teoría de Avogadro.
Por su parte Justus von Liebig realizó investigaciones que contribuyeron de forma crucial
en la agricultura y la bioquímica y trabajó en la organización de la química orgánica. Liebig
es considerado el padre de la industria de los fertilizantes por su descubrimiento de que el
nitrógeno es un nutriente esencial para las plantas, y la formulación de la ley del mínimo
que indica la influencia individual de cada nutriente en las cosechas.
En 1855, Benjamin Silliman Jr. inició los métodos de craqueo del petróleo, que son la base
de la industria petroquímica actual.87 La importancia de los derivados del petróleo hicieron
que la industria derivada de la química orgánica adquiriera la dimensión que tiene
actualmente, con productos como los plásticos, los carburantes, los adhesivos, etc. La
industria de los plásticos se inició en 1862 cuando Alexander Parkes mostró en la
exposición universal de Londres la parkesina, uno de los primeros polímeros sintéticos.
Aunque el primer plástico comercializado a gran escala (la baquelita) no empezaría a su
distribución hasta el inicio del siglo XX.
Listado realizado por August Kekulé con la multiplicidad de fórmulas que se barajaban en
1860 para ácido acético antes de admitirse la hipótesis de Avogadro.
En 1840 Germain Hess propuso la ley de Hess, uno de los primeros pasos hacia la ley de
conservación de la energía, que establece que la energía absorbida o desprendida en una
reacción depende solo de los reactivos iniciales y productos finales, es independiente del
tipo o número de pasos intermedios. En 1848 William Thomson (barón de Kelvin)
estableció el concepto de cero absoluto, la temperatura a la que todas las moléculas
detienen su movimiento por completo. En 1849 Louis Pasteur descubrió que la mezcla
racémica de ácido tartárico se trata de una mezcla de isómeros levógiros y dextrógiros,
clarificando la naturaleza de la rotación óptica iniciando el campo de la estereoquímica.88
En 1852, August Beer estableció la ley de Beer, que relaciona la intensidad de luz
absorbida por la disolución de una sustancia con su concentración y las propiedades de
dicha sustancia. Se basa parcialmente en una obra anterior de Pierre Bouguer y Johann
Heinrich Lambert. Esta fórmula será la base de la técnica analítica conocida como
espectrofotometría,89 el análisis de sustancias químicas mediante la comparación del tipo y
cantidad de luz que absorben.
Stanislao Cannizzaro consiguió la reforma que impuso la hipótesis de Avogadro, en la que
se basa el actual sistema de pesos atómicos y formulación.
La hipótesis de Avogadro empezó a conseguir aceptación entre los químicos solo después
de que su compatriota Stanislao Cannizzaro demostrara su valor en 1858, dos años después
de la muerte de Avogadro. La investigación de Cannizzaro originalmente se centraba en el
análisis de productos naturales y las reacciones de los compuestos aromáticos. En 1853,
descubrió que cuando se trataba el benzaldehído con una base se obtenía una mezcla de
ácido benzóico y alcohol bencílico, un fenómeno conocido actualmente como reacción de
Cannizzaro. Cannizzaro explicó en un folleto escrito en 1858 que con la aplicación de las
ideas de Avogadro se podía construir una teoría estructural química robusta y consistente, y
que coincidía con casi todas las pruebas empíricas disponibles en la época. Por ejemplo,
señaló que algunos gases elementales eran monoatómicos, aunque la mayoría eran
diatómicos, y unos pocos eran incluso más complejos. Otro punto de discusión que trataba
fue las fórmulas de los compuestos de metales alcalinos (como el sodio) y los
alcalinotérreos (como el calcio). En vista de sus llamativas similitudes químicas la mayoría
de los químicos les habían asignado el mismo tipo de fórmula. Cannizzaro discrepaba y
situó a estos metales en dos grupos diferentes lo que eliminaba ciertas anomalías que se
daban al intentar deducir sus propiedades a partir de sus pesos atómicos. Lamentablemente
el folleto de Cannizzaro inicialmente solo se publicó en Italia y tuvo muy poca difusión.
Tubo de Crookes a la luz y en oscuridad. Los electrones se desplazan en línea recta desde el
cátodo (izquierda), como prueba la aparición de la sombra en forma de cruz en el fondo
derecho. El ánodo está en el borne inferior.
A mediados del siglo XIX se crearon dos técnicas que resultarían fundamentales para el
estudio de la estructura del átomo: la espectroscopía y los tubos de descarga. Entre 1859 y
1860 Robert Bunsen y Gustav Kirchhoff crearon el análisis de espectros. Los espectros
atómicos son series de líneas que registran la energía emitida o absorbida por los átomos.
En un espectrómetro se excitaba una muestra gaseosa, generalmente calentándola, y se
hacía pasar la luz resultante por un prisma que separaba la energía de distintas frecuencias,
que se imprimían haciéndolas pasar por una placa fotográfica. Si el espectro era de
absorción lo que se descomponía era la luz que se hacía pasar a través de la muestra de gas,
y se registraban las frecuencias que absorbía. El resultado era una tira de papel con series
de líneas en distintas posiciones según los distintos elementos, que representaban las
frecuencias de emisión o absorción características de cada elemento. Bunsen y Kirchoff
usaron la espectroscopía para el análisis químico, al poder identificar con esta técnica la
presencia de sustancias nuevas en las muestras, y así consiguieron descubrir el cesio y el
rubidio. Enseguida los científicos se dieron cuenta que las líneas de los espectros se
disponían de forma periódica en series matemáticamente formulables, y posteriormente se
asociarían con la estructura de los átomos.
Esquema del espectro de emisión del hidrógeno, con colores para diferenciar las distintas
series identificadas.
Los tubos de descarga consistían en tubos de vidrio en los que se hacía parcialmente el
vacío, por lo que en su interior quedaba un gas en concentración muy pequeña
(denominado gas enrarecido). Dentro se alojaban además dos bornes separados (ánodo y
cátodo) de un circuito eléctrico, y se estudiaba lo que ocurría en el interior cuando se hacía
pasar una corriente eléctrica a través del tubo. El químico y físico inglés William Crookes
fue el pionero en el campo de los tubos de descarga, al inventar el tubo de Crookes, un tubo
de descarga experimental en el que pudo estudiar el comportamiento de los rayos catódicos
que lo atravesaban. Crookes destacó por estos estudios de los rayos catódicos al resultar
fundamentales para el desarrollo de la física atómica, puesto que ayudaron a desvelar la
estructura del átomo. Sus investigaciones consistieron en observar los efectos de las
descargas eléctricas en el espacio oscuro alrededor del cátodo, situado en el interior de los
tubos que tenían una atmósfera muy tenue de gas, actualmente es denominado espacio
oscuro de Crookes en su honor. Demostró que los rayos catódicos se desplazaban en líneas
rectas y producían fosforescencia al chocar con determinadas sustancias (luego estaban
formados por partículas materiales cargadas negativamente). Además Crookes aplicó las
técnicas espectroscópicas para estudiar los compuestos de selenio. En 1861 Crookes usó el
mismo proceso para descubrir el talio en algunos depósitos seleníferos. Continuó
trabajando con el nuevo elemento, lo aisló y estudió sus propiedades, y en 1873 determinó
su peso atómico.
August Kekulé.
En 1864, Cato Maximilian Guldberg y Peter Waage, a partir de las ideas de Claude Louis
Berthollet propusieron la ley de acción de masas. En 1865, Johann Josef Loschmidt
determinó el número exacto de moléculas que contiene un mol de sustancia, posteriormente
denominado constante de Avogadro.
En 1865, August Kekulé se basó parcialmente en el trabajo de Loschmidt, entre otros, para
establecer la estructura del benceno, explicándola como un anillo de seis átomos de carbono
con enlaces simples y dobles alternados. La novedosa propuesta de Kekulé de estructura
cíclica del benceno fue muy polémica pero nadie en la época aportó una mejor.
Actualmente se sabe que gran parte de los compuestos orgánicos contienen estructuras
cíclicas como el benceno, denominadas aromáticas.
Pero quien terminó dando sentido a una lista ordenada de los elementos conocidos (que nos
ayudaría a entender la estructura interna de los átomos) fue Dmitri Ivanovich Mendeléyev
al desarrollar la primera tabla periódica de los elementos moderna. El químico ruso
Mendeléyev intuyó que había algún tipo de orden entre los elementos y pasó más de treinta
años recolectando datos y dando forma al concepto, inicialmente con la intención de aclarar
el desorden para sus alumnos. Mendeléyev acomodó los 66 elementos conocidos en ese
momento en su tabla periódica por orden creciente de peso atómico, pero también
atendiendo a sus propiedades, y acertó al dejar huecos en la tabla para elementos todavía no
descubiertos. Mendeléyev descubrió que cuando se ordenaban los elementos químicos en
fila según aumentaba el peso atómico, hasta llegar a uno que tuviera propiedades similares
al inicial, que se situaría en una nueva fila debajo, en la tabla resultante se encontraban
patrones recurrentes, o periodicidad, en las propiedades de los elementos tanto en las filas
(periodos) como en las columnas (grupos). Publicó su descubrimiento en 1869 en su obra
Principios de química. Además su sistema le permitió predecir con bastante exactitud las
propiedades de elementos no descubiertos hasta el momento. En su versión de la tabla de
1871, predijo las propiedades que tendrían probablemente tres elementos todavía no
descubiertos a los que denominó ekaboro (Eb), ekaaluminio (Ea) y ekasilicio (Es), que
coincidieron con las del escandio, galio y germanio, al ser descubiertos, lo que consiguió la
aceptación generalizada de este sistema de ordenación.
Sin embargo, la tabla de Mendeléyev no era del todo perfecta. Posteriormente tras el
descubrimiento de varios elementos nuevos y de perfeccionarse los métodos de
determinación de las masas atómicas, se descubrió que algunos elementos no estaban en el
orden correcto. La causa de este problema la determinaría más adelante el químico inglés
Henry Moseley, cuando se conociera mejor la naturaleza del átomo, quién descubrió que lo
que determinaba un claro patrón periódico de las propiedades de los átomos, es el número
de protones que contiene cada elemento en su núcleo, o número atómico, y no la masa
atómica. Además no aparecía ninguna columna para los gases nobles, pero en esas fechas
no se conocía todavía ninguno.
En 1877, Ludwig Boltzmann estableció las causas estadísticas de muchos de los conceptos
químicos y físicos, incluida la entropía, y la relación con las distribuciones de las
velocidades moleculares en un gas.93 Junto a Boltzmann y James Clerk Maxwell, Gibbs
creó una nueva rama de la física teórica denominada mecánica estadística (término que él
acuño), que explica que las leyes de la termodinámica son la consecuencia de las
propiedades estadísticas de grandes conjuntos de partículas en interacción. Las relaciones
causa-efecto que estableció Gibbs entre las propiedades estadísticas de los sistemas con
muchas partículas y las leyes fenomenológicas de la termodinámica (T, p, V, S y U) se
presentaron en su influyente libro de texto Elementary Principles in Statistical Mechanics
(Principios elementales de mecánica estadística), publicado en 1902, un año antes de su
muerte. En esta obra Gibbs revisa en profundidad la relación entre las leyes de la
termodinámica y la teoría estadística del movimiento molecular.
Jacobus Henricus van 't Hoff ganó el primer premio Nobel de química de la historia por sus
trabajos sobre la dinámica química y las disoluciones.
En 1873, Jacobus Henricus van 't Hoff y Joseph Achille Le Bel trabajando
independientemente desarrollaron un modelo de enlace químico que explicaba los
experimentos de quiralidad de Pasteur y proporcionaba una causa física para la actividad
óptica de los compuestos quirales.94 La publicación de van 't Hoff Voorstel tot Uitbreiding
der Tegenwoordige in de Scheikunde gebruikte Structuurformules in de Ruimte (Propuesta
para el desarrollo de las fórmulas químicas estructurales de tres dimensiones), que
constaba de doce páginas de texto y una de diagramas, impulsó el desarrollo de la
estereoquímica. En esta publicación se trata del concepto de «átomo de carbono
asimétrico» que explica la existencia de numerosos isómeros, que no se podían explicar con
las fórmulas estructurales existentes hasta entonces. Además señalaba que existía relación
entre la actividad óptica y esta asimetría del átomo de carbono. Además, en 1884 Jacobus
Henricus van 't Hoff publicó Études de Dynamique chimique (Estudios de química
dinámica), un influyente ensayo sobre cinética química.95 En esta obra explica la relación
termodinámica entre el calor de reacción y el desplazamiento del equilibrio como resultado
de una variación de temperatura. A volumen constante, el equilibrio de un sistema tiende a
desplazarse hacia la dirección que se oponga al cambio de temperatura. Este principio sería
ampliado al año siguiente por Henry Louis Le Châtelier, incluyendo los cambios de
volumen y presión. Esta regla denominado principio de Le Chatelier, explica los efectos
que ejercen las influencias externas sobre la dinámica del equilibrio químico.96
En 1883, científico sueco Svante Arrhenius desarrolló la teoría iónica para explicar la
conductividad de los electrolitos,97 suponiendo que algunos solutos que en estado sólido
eran neutros se componían de partículas cargadas (iones) que compensaban su carga entre
sí, y que se separaban en el seno de una disolución. En 1885 J. H. van 't Hoff publicó
L'Équilibre chimique dans les Systèmes gazeux ou dissous à I'État dilué (Equilibrio
químico en sistemas gaseosos o de soluciones muy diluidas), donde demuestra que la
"presión osmótica" en las soluciones que están suficientemente diluidas es proporcional a la
concentración y la temperatura absoluta, de forma que esta presión puede expresarse por
una fórmula que solo se diferencia de la ecuación de presión de los gases en un coeficiente
i. También determinó el valor de este i por varios métodos. Así van 't Hoff pudo probar que
las leyes de la termodinámica para los gases también podían aplicarse a las soluciones
diluidas. Además sus leyes para la presión demostraron la validez de la teoría de la
disociación electrolítica de Arrhenius.
En 1885, Eugene Goldstein le dio su nombre a los rayos catódicos, y en 1888 continuando
su investigación sobre tubos de descarga descubrió los rayos canales, lo que posteriormente
ayudaría a desvelar la estructura del núcleo de los átomos.99
En 1892, John Strutt (3erbarón Rayleigh) descubrió que el nitrógeno que se encontraba en
los compuestos químicos tenía un peso menor que el atmosférico, y supuso que se trataba
porque estos compuestos incluían algún gas más ligero que disminuía el peso total. En
cambio el químico escocés William Ramsay atribuyó esta discrepancia a la presencia de un
gas más pesado todavía no descubierto mezclado con el nitrógeno atmosférico. Usando dos
métodos diferentes para eliminar todos los gases conocidos del aire, Ramsay y Rayleigh
consiguieron aislar un nuevo gas en 1894, y anunciaron que habían descubierto un gas,
monoatómico e inerte, que constituía casi el 1 % de aire atmosférico, al que llamaron argón,
el primero de los gases nobles en ser descubierto. Al año siguiente Ramsay liberó otro gas
inerte de un mineral llamado cleveíta, que resultó ser el helio, cuyo espectro coincidía con
el de la luz solar, lo que demostraba su presencia en el Sol y determinó que se nombrara
como la deidad solar griega, Helios. En su obra The Gases of the Atmosphere (Los gases de
la atmósfera, 1896), Ramsay predijo que según las posiciones del helio y el argón en la
tabla periódica existirían al menos tres gases nobles más. En 1898 Ramsay y el químico
inglés Morris W. Travers aislaron estos tres elementos (el neón, kriptón y xenón) a partir
del aire licuado. Posteriormente (1903) William Ramsay trabajó con Frederick Soddy para
demostrar que las partículas alfa eran núcleos de helio que se desprendían continuamente
en la descomposición del radio.
Marie Curie fue la primera persona en ganar dos premios Nobel (y la única hasta la fecha
en dos disciplinas científicas distintas) por sus trabajos en el campo de la radioactividad.
Artículos principales: Marie Curie, Pierre Curie y Henri Becquerel.
Pierre Curie y Marie Curie fue un matrimonio franco-polaco de científicos famoso por su
investigación pionera en el campo de la radioactividad. Se considera que la investigación
que realizaron ambos y Henri Becquerel fue la piedra angular de la era nuclear. Marie
quedó fascinada con la obra de Becquerel, el físico francés que descubrió en 1896 que el
uranio emitía rayos similares a los rayos X descubiertos por Wilhelm Röntgen. Marie Curie
empezó a estudiar el uranio a finales de 1897 y teorizó, según un artículo suyo de 1904:
«que la emisión de rayos de los compuestos de uranio es una propiedad del propio metal,
que es una propiedad atómica del elemento uranio independiente de su estado químico o
físico.» Curie continuó y amplió el trabajo de Becquerel realizando sus propios
experimentos sobre las emisiones del uranio. Descubrió que las emisiones de rayos eran
constantes, sin importar la forma o las condiciones en que se encontrara el uranio, por lo
que supuso que se debían a la estructura atómica del elemento. Este descubrimiento
supondría el inicio de la física atómica. Los Curie acuñaron el término radioactividad para
describir el fenómeno.
Pierre Curie además de la radiactividad estudió además el magnetismo, descubriendo la ley
de Curie y la temperatura de Curie.
Pierre y Marie prosiguieron estudiando las sustancias radiactivas separando las presentes en
toneladas de la mena de uranio y usando el electrómetro para medir la radiación y detectar
cualquier mínima cantidad de elementos radiactivos, una tarea que requiere recursos
industriales y que ellos consiguieron en condiciones relativamente rudimentarias.
Trabajando con el pechblenda la pareja descubrió un nuevo elemento radiactivo, al que
llamaron polonio, en honor del país de origen de Marie. El 21 de diciembre de 1898,
descubrieron la presencia de otro elemento radiactivo en la pechblenda, el radio. Entonces
la pareja Curie inició el trabajo para aislar el polonio y el radio de sus compuestos
naturales, para demostrar que eran elementos químicos. En 1902, los Curie anunciaron que
habían conseguido un decigramo de radio puro. Les llevó tres años aislar el radio pero
nunca fueron capaces de aislar el polonio. Los Curie, junto a Henri Becquerel, recibieron el
Premio Nobel de física de 1903 por su estudio de la radiactividad. Marie Curie recibió el
Premio Nobel de química en 1911 por el descubrimiento del radio y el polonio. Por ello
Marie Curie fue la primera mujer en recibir un Premio Nobel, la primera persona en recibir
dos Premios Nobel y la única en recibirlos en dos disciplinas científicas diferentes.
Aunque Pierre trabajó junto a Marie en la extracción de sustancias de las minas minerales
se concentró en el estudio físico de la radiación de los nuevos elementos (incluidos los
efectos químicos y luminosos). Utilizando campos magnéticos sobre los rayos que emitía el
radio, consiguió demostrar que contenía partículas positivas, negativas y radiación
ionizante, que Ernest Rutherford posteriormente denominaría rayos alfa, beta y gamma.
Pierre entonces estudió estas radiaciones por calorimetría y observó los efectos físicos del
radio, abriendo el camino de la radioterapia, y posteriormente Marie Curie supervisó los
primeros tratamientos de radioterapia contra el cáncer. Pierre Curie además estudió el
magnetismo y descubrió que las sustancias ferromagneticas pierden sus propiedades
magnéticas por encima de una temperatura crítica, denominada temperatura de Curie.
Lamentablemente falleció tempranamente en 1906 atropellado por un carruaje en París. Sus
obras completas se publicaron en 1908.
Siglo XX: se revela la estructura del átomo
A principios de este siglo surgen varios modelos atómicos que tratarían de paliar las
deficiencias de la teoría atómica de Dalton, que se basaron en gran medida en los datos
acumulados por la espectroscopía y los experimentos con tubos de descarga en la última
parte del siglo anterior. Tras haber descubierto la existencia de los electrones, en 1903 el
primero en elaborar un nuevo modelo atómico fue J. J. Thomson que propuso que los
electrones se distribuían uniformemente en el interior del átomo suspendidos en una nube
de carga positiva, por lo que a su teoría se la denominó modelo del budín de pasas. En 1904
el físico japonés Hantaro Nagaoka propuso uno modelo atómico orbital con un núcleo
denso y macizo.102
En 1903, el botánico ruso Mikhail Tsvet inventó la cromatografía, una técnica trascendental
para la química analítica, con la intención de separar sustancias contenidas en las plantas.
La cromatografía es un método físico para separar mezclas complejas que se basa el
principio de retención selectiva, ya que diferencias sutiles en el coeficiente de partición de
los compuestos da como resultado una retención diferencial sobre una fase estacionaria y
por tanto una separación efectiva, lo que permite identificar y determinar las cantidades de
dichos componentes.
En 1905, Fritz Haber y Carl Bosch desarrollaron el proceso de Haber para fabricar a escala
industrial amoniaco, un hito en la industria química con grandes consecuencias en la
producción de fertilizantes y de munición. Actualmente la producción de alimentos de la
mitad de la población del mundo depende de este método para la producción de
fertilizantes. Haber, junto a Max Born, propuso el ciclo de Born-Haber para calcular la
energía reticular en la formación de compuestos cristalinos iónicos. Además Haber es
considerado el «padre de la guerra química» por el desarrollo de gases tóxicos que se
usarían en la Primera Guerra Mundial.
En 1911, Antonius Van den Broek propuso la idea que los elementos de la tabla periódica
se ordenaran según las cargas positivas de su núcleo, en lugar de por su peso atómico. En
1911 se realizó el primer Congreso Solvay en Bruselas con la asistencia de los químicos y
físicos más prominentes de la época. En 1912 William Henry Bragg y William Lawrence
Bragg propusieron la ley de Bragg que creó el campo de la cristalografía de rayos X,
fundamental para estudiar la estructura cristalina de las sustancias químicas. También en
1912 Peter Debye desarrolló el concepto de dipolo molecular para describir la distribución
asimétrica de carga de algunas moléculas.
Experimento de Rutherford.
Arriba: el resultado previsto si hubiera sido válido el modelo atómico de Thomson. Abajo:
el resultado del experimento que demostró la existencia de un núcleo central positivo en el
átomo.
En 1906, Rutherford dirigió un experimento realizado por sus alumnos Hans Geiger
(posteriormente conocido por el contador Geiger) y Ernest Marsden en la Universidad de
Mánchester. En este célebre experimento, conocido como el experimento de Rutherford o
experimento Geiger-Marsden, se bombardeó una finísima lámina de oro con un haz de
partículas alfa, generadas por la descomposición del radón. El objetivo del experimento era
evaluar la validez del modelo atómico de Thomson. Si los átomos de oro se ajustaban a este
modelo las partículas α los atravesarían sin desviarse o haciéndolo pocos grados. Pero los
resultados reales sorprendieron a Rutherford. Aunque muchas partículas α pasaban sin
desviarse, un pequeño porcentaje sufría grandes desviaciones, incluso de más de 90 grados.
Esto demostraba que en el interior de los átomos había una masa relativamente grande con
carga positiva, a la que posteriormente Rutherford denominó núcleo atómico, con la que
chocaban las partículas α; y refutaba por completo el modelo de Thomson. A partir de estos
resultados Ernest Rutherford desarrolló su propio modelo atómico, según el cual el átomo
estaba constituido por un núcleo central positivo relativamente grande con electrones
girando a su alrededor como en un sistema planetario, aunque la mayor parte del átomo
estaba vacía (la mayoría de las partículas α no encontraban nada con qué chocar).
Rutherford fue galardonado con el premio Nobel de química en 1908 por sus estudios sobre
la radioatividad y la estructura del átomo.
En el modelo de Bohr los electrones giran en órbitas circulares alrededor del núcleo en
niveles cuantizados, es decir, solo determinados radios estaban permitidos. Las órbitas
intermedias no existen y los electrones emiten o absorben energía para pasar a órbitas más
bajas o altas, respectivamente. Como los electrones solo se encuentran en determinadas
órbitas características de cada átomo, la magnitud de los saltos de energía que dan al ser
excitados son únicos para cada elemento, y serían los que recogen los espectros atómicos.
El gran éxito de este modelo fue que las líneas del espectro de emisión experimental del
hidrógeno coincidían perfectamente con lo predicho por él. El modelo atómico de Bohr
supuso un gran progreso, pero fue criticado por no explicar la causa de la cuantización (la
planteó como un postulado) y su éxito con los espectros atómicos se reducía al hidrógeno y
los iones con un solo electrón, no es capaz de predecir las interacciones más complejas en
átomos con más de un electrón.
En 1913 Henry Moseley, trabajando sobre la idea inicial de Van den Broek, introdujo el
concepto de número atómico para arreglar los desajustes de la tabla periódica de
Mendeléyev, que se basaba en el peso atómico. También en 1913 J. J. Thomson amplió la
obra de Wien demostrando que las partículas subatómicas podían separarse según su
relación carga masa, con una técnica denominada espectrometría de masas. El mismo año
Frederick Soddy formuló el concepto de isótopo, afirmando que existían ciertos elementos
con dos o más formas, con idénticas propiedades químicas, pero distinto peso atómico
(contradiciendo el 2º postulado de Dalton). Además en 1917 Soddy descubrió el elemento
protactinio.
En el año 1918, Ernest Rutherford descubrió que cuando se disparaban partículas alfa
contra el nitrógeno gas, sus detectores de centelleo captaban núcleos de hidrógeno, por lo
que determinó que el núcleo de hidrógeno debía ser una partícula fundamental,
descubriendo así el protón. Además Rutherford propuso en 1920 la existencia de partículas
neutras en el núcleo para explicar que los núcleos no se desintegrasen por la repulsión
electromagnética de los protones.105 Y finalmente James Chadwick en el año 1932
descubrió una partícula nuclear de masa similar al protón pero de carga neutra, al que
denominó neutrón.106 Este descubrimiento explicaba los desajustes de la tabla periódica de
Mendeléyev (la presencia de neutrones podía aumentar el peso atómico, pero no la carga
del núcleo ni su número atómico), justificando así la modificación de Henry Moseley, y
también la existencia de los isótopos (los isótopos tenían el mismo número de protones
pero distinto de neutrones).
En 1931, Harold Clayton Urey detectó por primera vez uno de los isótopos más destacados,
el deuterio o hidrógeno pesado.107
Gilbert N. Lewis
El físico químico estadounidense Gilbert Newton Lewis inició la teoría del enlace de
valencia. Esta teoría se basa en que los enlaces químicos dependen de la cantidad de
electrones que tengan los átomos en su capa más externa, o capa de valencia. En 1902,
mientras Lewis intentaba explicar la valencia a sus alumnos, representó los átomos como si
fueran cubos con los electrones en los vértices. Estos «átomos cúbicos» servían para
explicar los ocho grupos de la tabla periódica y representaban la idea de que los enlaces
químicos se formaban para que los átomos se transfirieran electrones unos a otros con
objeto de completar los ocho electrones exteriores, un octeto, necesarios para alcanzar la
estabilidad al conseguir la misma configuración electrónica exterior que un gas noble.
Estructuras de Lewis de la formación de la molécula de oxígeno.
Lewis desarrolló en 1923 la teoría del par de electrones libres para los ácidos y bases.
Lewis redefinió el concepto de ácido para ampliarlo a cualquier átomo o molécula con un
octeto incompleto capaz de aceptar un par de electrones. Y en contrapartida, las bases
serían cualquier sustancia con su octeto completo y un par de electrones libres de enlace
que pueda actuar como donante a un ácido. Los ácidos y bases de esta teoría se conocen
como ácidos y bases de Lewis. En 1923, G. N. Lewis y Merle Randall publicaron
Thermodynamics and the Free Energy of Chemical Substances (Termodinámica y la
energía libre de las sustancias químicas), el primer tratado de termodinámica química
moderno.
Mecánica cuántica
En 1926, a la edad de 39 años, el físico teórico Erwin Schrödinger creó la obra considerada
el pilar de la mecánica cuántica ondulatoria. En esta obra describe su ecuación de
diferenciales parciales que es la ecuación básica de la mecánica cuántica y que supone para
la mecánica del átomo lo mismo que las leyes de Newton supusieron para la comprensión
del movimiento de los planetas. Adoptando la propuesta de Louis de Broglie en 1924 de
que la materia tiene una naturaleza dual y que en algunas situaciones se comportan como
las ondas, Schrödinger desarrolla la teoría de este comportamiento plasmándolo en una
ecuación de onda, actualmente conocida como la ecuación de Schrödinger. Las soluciones
de la ecuación de Schrödinger, a diferencia de las ecuaciones de Newton, son funciones de
onda que describen la probabilidad de que ocurra un hecho físico. La secuencia de
trayectorias y posiciones fácilmente visualizables de la mecánica de Newton, en la
mecánica cuántica se reemplazan por una noción más abstracta de probabilidades, lo que la
hace más oscura y origina algunas paradojas. Por ejemplo a partir del modelo atómico de
Schrödinger los electrones ya no se describirán en órbitas alrededor del átomo sino en
orbitales.
El físico teórico alemán Werner Heisenberg también fue uno de los creadores clave de la
mecánica cuántica. En 1925, Heisenberg descubrió la manera de formular las ecuaciones de
la mecánica cuántica en términos de matrices. Por este descubrimiento sería galardonado
con el premio Nobel de física de 1932, y en el futuro facilitaría el cálculo computacional.
En 1927 publicó su principio de incertidumbre, en el que basó su pensamiento y por el que
es más famoso. Con él Heisenberg demostró que al estudiar un electrón en un átomo se
podía determinar su posición o su velocidad, pero era imposible conocer las dos al mismo
tiempo.
En 1928, Paul Dirac formuló la ecuación de Dirac, una ecuación de onda relativista para
partículas de espín ½, como el electrón, que es completamente consistente tanto con los
principios de la mecánica cuántica como con la teoría de la relatividad especial, cuya
aplicación a los átomos hidrogenoides da lugar al modelo atómico de Dirac.
Al comprobarse que los átomos no hacen honor a su nombre (se dividen en partes), el
comportamiento ondulatorio de las partículas subatómicas y la potencialidad energética de
las reacciones nucleares se redefiniría el ámbito de la química (como única ciencia que
estudiaba la materia) quedando el estudio de la estructura del interior de átomo en el campo
de la física.
Química cuántica
Una vez asumidos los principios de la mecánica cuántica surge la química cuántica para
aplicarlos al estudio de los enlaces químicos y de las estructuras de las moléculas y
estructuras cristalinas. Algunos consideran que la química cuántica nació en 1926 con la
ecuación de Schrödinger y su aplicación al átomo de hidrógeno, mientras que otros
consideran que arranca en 1927 con el artículo «Wechselwirkung neutraler Atome und
Homöopolare Bindung nach der Quantenmechanik» («La interacción de los átomos neutros
y el enlace homopolar según la mecánica cuántica») de Walter Heitler y Fritz London108109
Esta es la primera aplicación de la mecánica cuántica a la molécula de hidrógeno y al
fenómeno del enlace químico. En los años siguientes se fueron acumulando progresos con
los trabajos de Edward Teller, Friedrich Hund, Robert S. Mulliken, Max Born, J. Robert
Oppenheimer, Linus Pauling, Erich Hückel, Douglas Hartree, Vladimir Aleksandrovich
Fock, entre otros, que dilucidaron que las propiedades químicas estaban determinadas por
las estructuras electrónicas de los átomos y sus compuestos.
Las leyes físicas subyacentes necesarias para [desarrollar] la teoría matemática de una gran
parte de la física y toda la química son por tanto completamente conocidas, y la dificultad
está solo en que la aplicación exacta de estas leyes conduce a ecuaciones demasiado
complicadas para poder resolverse. Por ello es deseable que se desarrollen métodos
prácticos aproximados de aplicación de la mecánica cuántica, que puedan conducir a la
explicación de las principales características de los sistemas atómicos complejos sin
demasiados cálculos.
Linus Carl Pauling recibió el premio Nobel de química de 1954 por sus estudios sobre el
enlace químico.
La teoría de los orbitales moleculares (TOM) se desarrolló en los años posteriores a que se
estableciera la teoría del enlace de valencia, alrededor de 1927, principalmente obra de
Friedrich Hund, Robert Mulliken, John C. Slater y John Lennard-Jones.112 La TOM
originalmente se denominó teoría Hund-Mulliken.113 El término orbital fue introducido por
Mulliken en 1932.113 Alrededor de 1933 la TOM había sido aceptada generalizadamente
como válida.114
En los años 1940 muchos físicos dedicados a la física molecular y atómica se pasaron al
campo de la física nuclear (como J. Robert Oppenheimer o Edward Teller). En esta época
destacan los trabajos del químico estadounidense Glenn T. Seaborg aislando e identificando
elementos transuránicos, siendo el coodescubridor de 10 de ellos (plutonio, americio, curio,
berkelio, californio, einsteinio, fermio, mendelevio, nobelio y seaborgio). Compartió el
novel de química de 1951 con Edwin Mattison McMillan por sus respectivos
descubrimientos de elementos transuránicos. El seaborgio recibió este nombre en su honor
en 1997, por lo que junto a Albert Einstein son las únicas personas que han recibido tal
honor en vida.
Aunque la clorofila había sido aislada en 1817 por los químicos franceses Pelletier y
Caventou,115 su estructura no fue deducida hasta 1940 por Hans Fischer. En la década de
1940, el químico norteamericano Melvin Calvin inició sus investigaciones sobre la
fotosíntesis, aplicando marcadores radiactivos de carbono 14 y detectó la secuencia de
reacciones químicas generadas por las plantas al transformar dióxido de carbono gaseoso y
el agua en oxígeno e hidratos de carbono, lo que en la actualidad se conoce como ciclo de
Calvin.
En 1937 Hans Adolf Krebs descubrió que todas las reacciones del interior de las células
conocidas involucradas en la respiración celular estaban relacionadas entre sí, denominando
a esta sucesión de reacciones ciclo del ácido cítrico, más tarde conocido como ciclo de
Krebs. Por este descubrimiento fue galardonado con el premio Nobel de fisiología o
medicina de 1953.
La mayoría de los aminoácidos, los componentes de las proteínas, se descubrieron entre
1819 y 1904. En 1926 Theodor Svedberg desarrolló la primera centrífugadora analítica y la
utilizó para calcular el peso molecular de la hemoglobina. En 1933 Arne Wilhelm Kaurin
Tiselius introdujo la electroforesis para separar a las proteínas en solución. En 1934 John
Desmond Bernal y Dorothy Crowfoot Hodgkin demostraron que las proteínas, la pepsina
en concreto, no eran coloides aleatorios ya que sus cristales producían patrones de
difracción de rayos X.116 En 1951 Linus Pauling y Robert Corey propusieron las estructuras
de cadena helicoidal (hélice α) y laminar (lámina β) las cuales fueron halladas
posteriormente en muchas proteínas.117En 1953 el experimento de Miller y Urey demostró
que los aminoácidos, podían formarse a partir de moléculas inorgánicas simples a partir de
un proceso de estimulación eléctrico que podía haberse producido en la Tierra, siendo el
primer experimento de laboratorio en condiciones controladas sobre hipótesis del origen de
la vida.
También en 1953 James Watson y Francis Crick dedujeron la estructura de doble cadena
helicoidal del ADN encajando los datos de la estructura de sus partes constituyentes y los
patrones de difracción de rayos X obtenidos por Rosalind Franklin.118 Este descubrimiento
fue el detonante de la expansión del campo de la bioquímica. En 1957 se demostró el
mecanismo de replicación del ADN mediante el experimento de Meselson-Stahl. En 1983,
Kary Mullis desarrolló el método para la autoreplicación del ADN, denominado reacción
en cadena de la polimerasa (conocida por sus siglas en inglés como PCR) que
revolucionaría su proceso químico de manipulación en los laboratorios, que haría posible la
secuenciación del ADN de los organismos que culminaría en el inmenso Proyecto Genoma
Humano, además de abrir su uso en criminalística y filiación, entre otros.
Buckminsterfullereno, C60
En 1970, John Pople creó el programa Gaussian que facilitó enormemente los cálculos de la
química computacional, como la ecuación de Schrödinger molecular según la teoría de
orbitales moleculares.119 En 1971 Yves Chauvin presentó una explicación al mecanismos
de reacción de las Metátesis olefínicas.120 En 1975 Karl Barry Sharpless y su equipo
descubrieron las reacciones de oxidación estereoselectivas, como la epoxidación de
Sharpless,121122 la dihidroxilación asimétrica de Sharpless,123124125 y la oxiaminación de
Sharpless.126127128
En 1985, Harold Kroto, Robert Curl y Richard Smalley descubrió los fullerenos, una clase
de grandes moléculas de carbono con forma de poliedros con caras hexagonales o
pentagonales, cuyo nombre conmemora al arquitecto Richard Buckminster Fuller famoso
por usar diseños similares en sus cúpulas geodésicas.129 En 1991 Sumio Iijima usó el
microscopio electrónico para descubrir un tipo de fullereno cilíndrico denominado
nanotubo, aunque los primeros trabajos en este campo se habían realizado en 1951. Este
material es un importante componente en el campo de la nanotecnología.130
En 1994, Robert A. Holton y su equipo lograron la primera síntesis total del taxol.131132133
Véase también
Historias y cronologías
Cronología de la química
Descubrimiento de los elementos químicos
Historia de la bioquímica
Historia de la cromatografía
Historia de la electroquímica
Historia de la energía
Historia de la física
Historia de la tabla periódica
Historia de la teoría molecular
Historia de la termodinámica
Premio Nobel de Química
Teoría atómica
Químicos eminentes
En orden cronológico:
Notas
1.
3. Según Paul Kraus en Contribution à l'histoire des idées scientifiques dans l'Islam.
I. Le corpus des écrits jâbiriens. II. Jâbir et la science grecque (2002):
Para formarse una idea del lugar histórico de la alquimia de Jabir y afrontar el
problema de sus fuentes, es aconsejable comparar lo que nos quedó de la literatura
alquímica en idioma griego. Se conoce el estado deplorable en que llegó hasta
nosotros esta literatura. Recolectada por los científicos bizantinos del siglo X, el
corpus de los alquimistas griegos es un puñado de fragmentos incoherentes, que se
remontan a todas las épocas desde el siglo tercero hasta el final de la edad media.
(...) Los esfuerzos de Berthelot y Ruelle para poner un poco de orden en esta masa
de literatura dio solo pobres resultados, y los investigadores posteriores, entre ellos
en particular Mrs. Hammer-Jensen, Tannery, Lagercrantz, von Lippmann,
Reitzenstein, Ruska, Bidez, Festugiere y otros, pudieron sacar en claro solo unos
pocos detalles (...) El estudio de los alquimistas griegos no es muy alentador.
Incluso un examen superficial de los textos griegos muestra que solo una pequeña
parte se organizaba en torno a verdaderos experimentos de laboratorio: incluso en
las obras supuestamente dedicadas a las técnicas, en el estado en que las
encontramos actualmente, son palabrería sin sentido que rechaza cualquier
interpretación. (...) Es diferente en la alquimia de Jabir. La descripción de los
procesos es relativamente clara y la instrumentación alquímica, y la clasificación
metódica de las sustancias, indica un espíritu experimental muy alejado del
esoterismo raro y chapucero de los textos griegos. La teoría en la que Jabir apoya
sus operaciones es de una claridad y una unidad impresionante. Más que otros
autores en árabe, uno nota el equilibrio entre la enseñanza teórica y práctica, entre el
`ilm y el `amal. Se buscaría en vano una obra tan sistemática entre los textos griegos
como por ejemplo el Libro del los Setenta.
Referencias
1.