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GRADO: 9-2
Faltaban pocos minutos para que sonara la campana, para un nuevo comienzo
año escolar, ya se escuchaba el bullicio de todos los estudiantes que entraban
para reunirse con sus compañeros de clase muchos de los chicos nuevos iban
acompañados por sus padres, (y yo era uno de ellos).
Acababa de salir de mi vieja escuela, una escuela pequeña donde todos conocían
a todos, donde tú conocías a tus profesores pero eso solo era un lindo recuerdo.
En ese momento iba a empezar mis estudios en una escuela pública, una de esas
grandes en la cual te pierdes si es la primera vez que entras en ella, donde
muchos niños conocían a otros, pero yo no conocía a nadie.
Dos niñas caminan mientras hablan de todo lo que hicieron cuando estaban en
primaria
De todos sus juegos, pláticas, bailes y de cómo iba a cambiar sus vidas a partir de
ese momento.
La primera clase del grado sexto era la dirección de grupo, donde uno conoce
quien es su director de grupo, amigo y protector (o así se hacen llamar ellos).
En las siguientes horas solo pensaba que mi vida en esa nueva escuela iba a ser
diferente, complicada y un poco dura (por mi vergonzoso accidente) pero iba a
hacer lo posible por estar en esa escuela y encajar a la perfección, pero como lo
iba a hacer si después de lo sucedido solo tenía miedo de estar en ella
Estaba tan concretada en mis vagabundos pensamientos, que nunca escuche los
apodos que mis compañeros me hicieron por mi vergonzoso accidente.
Eran muchos apodos pero destacaban o los más feos para mi eran: la paralitica, la
boba, la que no se podía quedar de pie, la idiota entre otras infinidades de apodos.
Pero tenía la esperanza que a la medida que pasara el tiempo ellos olvidaran lo
sucedido, pero no fue así.
Cada vez que ponía un pie en ese maldito salón escuchaba un apodo diferente y
la burla de mis compañeros, pensaba que todo iba a para pero ¡NO! Nunca paro la
burla, por el contrario la burla siguió cada día aumentando más.
Solo quería salir de ese maldito salón, olvidar lo sucedido y empezar todo
nuevamente, mientras seguía en mis amargos pensamientos escuche todo lo que
decían de mí diariamente
Esperaba que las burlas cesaran, que todos se dieran cuenta el daño que me
hacían, que se dieran cuenta de todo lo que hacían, de que olvidaran lo sucedido
ese primer día de clases,
Pero quizás cuando ellos se dieran cuenta del daño que me hacían fue un poco
tarde……