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Según el libro “El camino de Steve Jobs” escrito por Jay Elliot, Steve era un
hombre persistente, que no medía obstáculos. Si algún problema se presentaba,
para él no era difícil salir de ahí. Cuando Steve confiaba en algo, cualquier
objeción que se presentara, simplemente desaparecía.
Escuchaba las aportaciones que los demás hacían, incluso las críticas
“constructivas” siempre y cuando tuvieras argumentos bien informados. Lo que no
aceptaba, eran las quejas que se hacían en cuanto a lo que él proponía, aún y
cuando todos sabían que estaba en un error. Steve no aceptaba que era una mala
idea, hasta que ésta fracasaba, pero solo una vez le bastaba para no cometer el
mismo error.
Era muy directo, si no entendía el trabajo que hacían sus empleados, decía frases
como “Esto es una mierda”, pero las personas que trabajaban para él, pronto se
acostumbraban a su franqueza. Hacía visitas constantes a tal grado de volverse
angustiosas, a cada cubículo donde trabajaba cada empleado, para ver las
decisiones que había tomado desde la última visita que él hacía.
A la gran mayoría del equipo Mac, les tomo tiempo darse cuenta que más que un
exceso de control por parte de Steve Jobs, era realmente el compromiso que
mostraba un verdadero líder.
Steve, era en gran medida detallado y minucioso en su trabajo, tanto que algunas
personas de mercadotecnia de Google, habían ido a compartir sus ideas o
proyectos para que Steve opinara acerca de esas ideas.
Todas las ideas que los empleados de Apple pudieran tener, podían plantearlas a
Steve sin ningún problema, ya que él solía escucharlas. A Steve le gustaba
mantener a sus empleados trabajando como si fuera su propia compañía, su
propio producto.
Buscaba siempre talento nuevo, para encontrar la calidad que el buscaba para su
empresa, cabe destacar que a él solo le interesaba reclutar a personas con un IQ
de tres dígitos.
Era un hombre serio, que muy pocas veces mostraba su sentido del humor, así
que, cuando decía algo o tenía una idea, por muy absurda que sonara, se sabía
que estaba diciendo la verdad y estaba confiado en eso, ya que era un visionario
en todo el sentido de la palabra.
Para Steve, reclutar siempre fue muy difícil, las entrevistas eran muy cortas para
dar la información que él necesitaba. Decía que, la forma en que las personas
respondían las preguntas era más importante que la simple pregunta.
“Él, estaba en tu escritorio o cubículo con una regularidad alarmante, pidiendo una
revisión de todo el equipo sobre cada decisión que habías hecho desde su última
visita”.
“Lo que parecía un exceso de control, una intromisión y una pérdida de tiempo era
realmente el compromiso de un líder que no solamente preguntaba porque estaba
demasiado enterado de los detalles”.
“Steve dedicó alrededor de veinte minutos dando vueltas con los ingenieros
acerca del mejor lugar para poner tres palabras, en un espacio de tres cuartos de
pulgada, así era de enfocado en los detalles”.
“Apple debía de ser el tipo de lugar en donde cualquiera pudiera pasar y compartir
sus ideas con el CEO”.
“Siempre estaba buscando algo específico de cada grupo para alcanzar la calidad
que buscaba”.
“Hasta cuando no estaba satisfecho, siempre era claro que estaba actuando con la
convicción de que todo era importante y que el éxito está en los detalles”.
“Él tenía únicamente esas dos categorías: si no eras brillante, entonces eras esa
otra cosa, un incompetente”.
“Para Steve, a menudo las respuestas a las preguntas de la entrevista son menos
importantes que la forma como la persona la responde. Sobre todo, él necesita
estar convencido de que el candidato se ha vuelto loco por Apple”.
“He oído que eres buenísimo, pero todo lo que has hecho hasta ahora es basura.
Ven a trabajar conmigo”.