Está en la página 1de 1

LA PRINCESA Y EL PRINCIPE “POSTERGÓN”.

Había una vez una princesa, que vivía en un reino lejano. Está princesa aspiraba a
ser reina, sin embargo antes de esto, según las tradiciones de la monarquía, la
princesa tenía que pasar por múltiples actividades en las que tenía que poner a
prueba sus capacidades para poder gobernar el reino.

La princesa no dudaba de sus capacidades, así que se sentía segura de lo que


podía pasar. Pero la princesa no contaba con que al castillo llegaría como invitado
un príncipe llamado “Postergón”, del que se enamoró y el que le ocasionaría
algunos problemas.

Este príncipe solía ser muy egoísta, y había llegado al castillo con la idea de
“darse unas vacaciones” y mantenía un itinerario bastante amplio. La princesa al
querer pasar tiempo con él, lo invitó a ser partícipe de sus actividades. Al príncipe
no le pareció la idea de “trabajar”, así que engañó a la princesa haciéndole creer
que al final pero solo al final de su itinerario realizarían las actividades para que
ella se convirtiera en reina. La princesa no se sentía tan conforme con la
propuesta del príncipe, sin embargo no quiso contradecirlo, para que siguiera en el
reino.

Después de unos días de convivir con el príncipe y realizar las actividades que él
quería, y al ver que las actividades de ella no llegaban, la princesa empezó a
preocuparse, a tal grado de dejar de dormir, e incluso sentirse presionada, pues
de las actividades que tenía que realizar, a duras penas había empezado con solo
una, la cual no pudo terminar, pues el príncipe deseaba dar un recorrido por el
reino.

La monarquía notó, que la princesa no había realizado aún ninguna actividad, y


convocaron a una reunión en la que se le dio un ultimátum a la princesa, pues el
tiempo para la coronación se le acababa, y el reino aún no veía ningún cambio
importante.

La princesa empezó a notar que en las prioridades del príncipe, ella no se


encontraba, y que éste solo le estaba ocasionando problemas. La princesa decidió
hablar con el príncipe y hacerle ver que su presencia no le estaba ayudando en las
metas que ella tenía previstas para su futuro, y que éste solo entorpecía las
actividades que ella quería realizar. Le dio las gracias por los “buenos ratos” que
pasó y el príncipe se despidió.

Después que el príncipe se fue del castillo, la princesa pudo enfocarse en las
actividades que quería realizar y así pudo terminar a tiempo para la coronación,
convirtiéndose en la reina del pueblo.

También podría gustarte