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Radiografía del principio de primacía de la realidad

por ADRIÁN OSCAR MOREA


2014
www.infojus.gov.ar
Id Infojus: DACF140002

1) Aproximación conceptual.

Según el diccionario de la Real Academia Española, la voz primacía -en su primera acepción semántica- alude a
"superioridad, ventaja o excelencia que algo tiene con respecto a otra cosa de su especie...". A su turno, realidad es
definida como "existencia real y efectiva de algo"; y en una tercera variante como "Lo que es efectivo o tiene valor
práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio". (1) Corominas encuentra la raíz del término en la palabra real, es
decir aquello que tiene existencia efectiva..." (2) Descendiendo a la ciencia fundamental, vemos que Aristóteles,
conforme a un pensamiento realista propio de la Antigüedad Clásica, entiende que la realidad se relaciona íntimamente
con la verdad, por lo que ésta última no es otra cosa más que la adecuación entre el intelecto y la realidad. (3) De tales
orientaciones conceptuales, es dable inferir que el principio de primacía de la realidad está dirigido a resaltar la
dimensión fáctica del derecho por encima de cualquier otra -ya sea normativa, axiológica, estimativa, etc-. Su razón de
ser es inseparable de la vindicación de la realidad, lo que trae aparejado -por vía negativa- la misión de desenmascarar
las apariencias o máscaras que pretendan camuflar los hechos.

2) Naturaleza jurídica.

A modo ilustrativo, examinaremos algunas definiciones generales. Es de notar que reina sobre este tema una atmósfera
pacífica en el mundo doctrinario.

Conforme a la visión de Julio A. Grisolía, este principio está esencialmente destinado a otorgar prioridad a los hechos, es
decir a lo que efectivamente ha ocurrido en la realidad, sobre las formas o apariencias o lo que las partes han convenido.
(4) Con un criterio similar, Plá Rodriguez expresa que el principio de primacía de la realidad exige -como primera
derivación natural- que, en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que surge de documentos o
acuerdos, se acuerde preferencia a lo primero, es decir a lo que ocurre en el terreno de los hechos. (5) Para Julián de
Diego, se denomina así al principio que afirma que siempre se debe reconocer a través de los hechos concretos y sus
características la verdadera sustancia de una relación, con prescindencia de los mantos, ropajes, designación o
apariencia que las partes le hayan conferido a la misma. (6) Vazquez Viallard, basado en un sentido fundamentalmente
práctico, entiende que este principio inaugura su activa virtualidad cuando en la discordancia entre lo que ocurrió en la
realidad y lo que surja tal vez de documentos o acuerdos, se prefiere prioritariamente la realidad. (7) A partir de los
ensayos precedentes, puede señalarse -con intención análoga- que el principio de primacía de la realidad ingresa al
ámbito de las relaciones laborales para que éstas sean juzgadas y valoradas por su auténtico contenido fáctico; acaso
intuyendo la natural inclinación de los hombres a adulterar la fisonomía de este vínculo con diversas máscaras formales,
no pocas veces con el fin de sustraerse de los efectos de la regulación laboral.

Sin embargo, no se quiere decir con ello que en el Derecho Laboral no tengan validez las estipulaciones contractuales
dentro del ámbito admitido por la ley (una vez asegurados los mínimos que fijan las disposiciones del orden público
laboral). Son ellas eficaces en la medida en que se acredite que se ajustan a lo que las partes (expresa o tácitamente)
actuaron realmente en el cumplimiento de sus débitos.

Insistimos, no se trata de despreciar el valor de las convenciones formales, lo cual sería inapropiado puesto que
constituyen una fuente incuestionable de derecho, sino de conferir preponderancia a la realidad, principalmente mediante
la posibilidad de presentar la prueba en contrario que desvirtúe la estipulación contractual cuando ésta obnubila la
realidad. Sólo en honor a la verdad de los hechos, el derecho laboral autoriza a postergar la verdad de las formas.

3) Ubicación científica.

Un análisis de bajo vuelo científico nos tienta a visualizar el principio de primacía de la realidad como una creación
original del Derecho Laboral, o sea un producto jurídico que le pertenece con exclusividad a esta rama del Derecho.

En contra de esta impresión, es menester apuntar que este principio no es excluyente del Derecho del Trabajo, en razón
de que no tiene como finalidad esencial caracterizar situaciones propias de esa relación, distintas de las que se dan en
otras ramas del Derecho. Hay que investigar la verdad material por encima de la formal, y esa es una tarea fundamental
que involucra a toda la administración de justicia, no siendo patrimonio exclusivo del fuero laboral.

Siguiendo las agudas reflexiones de Vazquez Viallard, enfatizamos que el principio de primacía de la realidad no es un
principio propio que distinga a esta rama del derecho, sino que simplemente actúa aquí como una directiva jurídica
especial para al juez o para la autoridad de aplicación de las normas. (8) 4) Incidencia especial en el Derecho Laboral.
Fundamento.

Si bien en el punto anterior nos esforzamos por remarcar que el principio de primacía de la realidad es un elemento
natural de la Teoría General del Derecho, conviene señalar empero que, en el ámbito propio del Derecho Laboral, este
principio adquiere una importancia capital. Distinto es el caso en el derecho común. Puesto que se trata de un ius
disposititum, la tentación de disimular la realidad no es tan intensa como en otra rama del derecho. En pocas palabras,
cabe decir que el Derecho del Trabajo exige una intensificación del principio de primacía de la realidad en cuanto a sus
alcances y eficacia, en vistas del escenario sociológico sobre el que actúa.

En concreto, es posible -máxime en sistemas donde predomina el paradigma capitalista- que el empleador quiera
prevalecerse de la utilización de figuras no laborales, para no cumplir con los mandatos que aquél establece. Lo que
resulta incuestionable es que hay un particular interés en disimular la realidad en las relaciones laborales por parte del
empleador. Hete aquí el fundamento sociológico de la intensificación del principio en esta rama del derecho. (9) A la
postre, Deveali (10) pone relieve la penetración singular de este principio en el Derecho Laboral: "Esta primacía de la
situación de hecho sobre la ficción jurídica se manifiesta en todas las fases de la relación del trabajo. El obrero que
ingresa en una fábrica en la generalidad de los casos no conoce -ni le es fácil conocer- el nombre del propietario;
tampoco sabe si se trata de una persona física o moral, y si ésta es una persona de Derecho Público o Privado (11).

5) Relación con el principio protectorio.

Esta cuestión resulta de trascendencia nuclear, pues es justamente la repercusión del principio protectorio lo que justifica
-en el plano de derecho- la intensificación del principio de primacía de la realidad en el Derecho Laboral.

Haciendo hincapié en la modalidad vincular entre ambos principios, debemos indicar que el de primacía de la realidad
está estrechamente conectado con el principio protectorio, jugando como un complemento auxiliar a fin de que éste no
pueda ser disimulado en los hechos mediante la adopción de algunas figuras jurídicas que disimulan la realidad. De
todos modos, no nos interesa considerar aquí si el principio de primacía de la realidad es una directriz independiente o
bien configura un sub-principio del protectorio (12), sino hacer notar que el mayor protagonismo que cobra el principio de
primacía de la realidad en el ámbito del trabajo es una consecuencia lógica de las exigencias del principio protectorio.
Con más precisión, cabe subrayar que el principio de primacía de la realidad opera como una garantía de eficacia del
principio protectorio en el plano de los hechos reales.

De no ser así, no tendría sentido el carácter protectorio del derecho del trabajo, pues bastaría adoptar (ya por mutuo
acuerdo o por imposición del empleador), una forma jurídica no laboral, para burlar el propósito de toda esta rama
jurídica. En un tono pragmático, dice entonces Vazquez Viallard que en la medida en que no se pruebe la realidad de la
prestación, la misma deberá ser calificada de laboral, y sujeta en consecuencia a las normas propias del Derecho del
Trabajo. (13) 6) Proyección normativa.

Analizaremos a continuación, no tanto el reconocimiento positivo del principio de primacía de la realidad, sino más bien
algunas de sus plasmaciones más importantes en diversas normas legales.

El art 7° de la LCT establece que "las partes, en ningún caso, pueden pactar condiciones menos favorables para el
trabajador que las dispuestas en las normas legales, convenciones colectivas de trabajo o laudos con fuerza de tales, o
que resulten contrarias a las mismas".

De acuerdo con ello, resultan ineficaces las disposiciones surgidas de un acuerdo privado que viole lo establecido en una
norma legal o convencional colectiva aplicable. Por igual razón, no se admite, en el derecho del trabajo, la figura del
contrato atípico. Tal disposición no sólo alcanza aquellas disposiciones en la que los interesados convienen (o sólo uno
de ellos, prevalido de su situación de poder) condiciones laborales menos beneficiosas para el trabajador que las que
establecen los parámetros legales, sino también (y hete aquí una clara manifestación del principio expuesto) cuando se
utilizan figuras ajenas al derecho del trabajo a fin de evitar la aplicación de éste.

Otra importante incidencia del principio se da en el art. 23. Con el fin de garantizar el ejercicio de los derechos que la ley
reconoce al trabajador, se dispone que "el hecho de la prestación de servicio hace presumir la existencia de un contrato
de trabajo, salvo que por las circunstancias, relaciones o causas que lo motiven se demostrase lo contrario". De la misma
manera, la presunción vale en el caso de que se hubieren utilizado "figuras no laborales, para caracterizar el contrato".
(14) Tal relevancia se vuelve todavía más clara en el art. 21 de la LCT, cuyo texto expresa que: "Habrá contrato de
trabajo [...] cualquiera sea su forma o denominación".

Se trata de fórmulas legales que tienen la finalidad común de privilegiar los hechos de la realidad laboral como pauta de
calificación e interpretación jurídica, por encima de los rótulos formales que pretenden identificar esa misma realidad (15).

7) Aplicaciones usuales. Fraude y simulación.

Omitimos intencionalmente hacer mención del art. 14 en el punto precedente, aún a costa de que esta disposición legal
exalta, como ningún otra, al principio mentado. Esto es porque preferimos concederle un tratamiento específico a los dos
supuestos contemplados por el mismo: el fraude y la simulación. Sin más ambages, es hora de señalar que el art. 14
reza que: "Será nulo todo contrato por el cual las partes hayan procedido con simulación o fraude a la ley laboral, sea
aparentando normas contractuales no laborales, interposición de personas o de cualquier otro medio..." Grisolía afirma
que se actúa con simulación ilícita cuando se pretende disfrazar la verdadera naturaleza dependiente de la relación bajo
ropajes de figuras extra-laborales (locación de servicios, locación de obras, etc.), perjudicando al propio trabajador, a
quien se le niegan los beneficios que la legislación laboral establece en su favor, y a la sociedad toda, al sustraer
recursos -aportes- destinados a los organismos de previsión y seguridad social. (16) En cuanto al fraude, enseña Orgaz
que es la acción de burlar la ley o eludirla en perjuicio de los derechos de alguien, mientras que la simulación es definida
como la acción consistente en ocultar el verdadera carácter jurídico o en variar la forma real, o falsear el acto en cuanto a
las personas intervinientes. (17) Asimismo, Mosset Iturraspe es partidario de la idea según la cual no existe una noción
de fraude válida para todas las ramas del Derecho y para todas las situaciones jurídicas. En cada rama, el fraude
presenta una fisonomía particular que responde a las características propias de las situaciones que regula. (18) En el
ámbito del Derecho Laboral, los hábitos fraudulentos y de simulación resultan harto frecuentes, porque aquí ya no sólo
media la genérica dificultad negocial para imponer los propios intereses a personas ajenas que -pese a su inferioridad
socio-económica- son libres en última instancia para contratar y rehuir de lo inconveniente o abusivo, sino que también
debe el ávido empleador enfrentarse con otro condicionante poderoso que es el principio de irrenunciabilidad de los
derechos garantizados por las normas imperativas del Derecho Laboral. Esto hace que los actos fraudulentos o de
simulación -urdidos por los inescrupulosos- deban afinar sus apariencias para sortear una doble barrera. En este
aspecto, comparto la opinión de Mario Ackerman quien sostiene que en el mundo laboral opera el engaño a uno de los
sujetos partícipes del contrato -el dependiente-, pero también, y quizás de modo primordial, media engaño al Estado para
soslayar el orden público laboral. (19) 8) Reseña jurisprudencial.

En el caso, una trabajadora se desempeñó para la Dirección de Remonta y Veterinaria del Ejército Argentino, en la
sección sastrería, suscribiendo sucesivos contratos de "servicios personales" de un año de duración durante un
prolongado lapso (16 años). Dicha trabajadora no se hallaba incluida en ningún régimen jurídico, y por eso corresponde
encuadrar su situación sobre la base del principio de primacía de la realidad y aplicar al caso, por analogía, las normas
del derecho privado. Esto es así porque se dan los tres requisitos para la procedencia de la analogía: la sucesión de
contratos en la Administración Pública, existe una ratio decidendi o igualdad jurídica en el caso, y en el contrato de
trabajo no existe prohibición legal expresa. Para más, privado el agente de la estabilidad que consagra el art. 14 CN,
aparece como justo y equitativo, en las circunstancias particulares del caso, aplicar analógicamente las normas de la
LCT, reconociéndole una indemnización idéntica a la de un trabajador privado. Sala 7°, 13/5/2004, "Nuñez, Dora v.
Dirección de Remonta y Veterinaria del Ejército Argentino.

En materia laboral rige el principio de primacía de la realidad, por lo cual la naturaleza de las relaciones debe
determinarse por el examen de las características que lo conforman y definen en la realidad de los hechos, y no por las
documentaciones -en el caso, contrato de locación de servicio -cuya suscripción o emisión bien pudo constituir una
imposición más del dador de trabajo. Sala 7°, 18/11/2002 "Zelasco, José F. v Instituto Obra Social del Ejército" (DT
2003-b-1019).

Por aplicación del principio de primacía de la realidad, el juez debe desentrañar las verdaderas características de la
relación que unió a las partes, por sobre los aspectos formales de la misma. Sala 7°, 24/9/2002, "Chazarreta, Esteban O.
V. Transub SRL y otro" (DT 2003-A-560).

Corresponde al juez, mediante el examen de los hechos cuestionados y el de las relaciones existentes entre las partes,
darle su auténtico sentido, desentrañando la verdadera figura jurídica que prevalece en una situación dada. Sala 1°,
22/8/1998, "Cabrera, Roberto E. V. Clínica de Tenis Andrea Sociedad de Hecho y otro".

La falta de reclamos durante cuatro años por parte del profesional es suficientemente ilustrativo acerca de que su
intención no fue celebrar un contrato de trabajo. "Cavalieri, Tomás A. V c/Maitor SRL".

El juzgador tiene la facultad y el deber de discurrir los conflictos litigiosos y dirimirlos según el derecho vigente,
calificando autónomamente la realidad fáctica y subsumiéndola en las normas jurídicas que la rigen con prescindencia de
los fundamentos que hayan enunciado las partes o del nombre que se le hubiere asignado a la acción intentada.
"Brizuela, Ramón R. C/ Wugner, Oscar E. Y otros".

Prescindiendo de las alegaciones de fraude, es el contenido de las relaciones recíprocas lo verdaderamente relevante,
sin que importe que las partes haya utilizado figuras no laborales, aún de buena fe. "Piastrellini, Hugo A. C/ Diario Perfil
S.A.".

9) Directivas judiciales.

Ningún principio general configura una regla inexorable o apodíctica, sin embargo deben ser respetado como directrices
orientadoras de la vida jurídica. Toda apreciación de las relaciones de derecho debe ser acompañada e iluminada por el
espíritu de estos principios, no para desestimar las regulaciones positivas específicas sino, por el contrario, para
enderezar esas reglamentaciones legales de acuerdo a los lineamientos fundamentales del orden jurídico.

Con relación precisa al principio de primacía de la realidad, es menester que el juez utilice las facultades instructorias
derivadas de su calidad de director del proceso, a fin de descubrir la verdad real y evitar que se cometan fraudes y
simulaciones contrarias al principio protectorio del trabajo, que de esa manera quedaría totalmente desvirtuado. (20)
Situándonos en la intimidad psicológica del juez, creo que es de imperiosa necesidad que los magistrados se esfuercen
por adquirir una particular sensibilidad social para detectar las capas más profundas de la realidad, rompiendo el
caparazón superficial de las formas.

El principio de primacía de la realidad obliga jurídicamente al juez a impedir que la lid procesal, la inferioridad cultural y
negocial del dependiente y de los testigos, la falta de acceso a la información, a los registros y documentos, neutralicen
los objetivos tuitivos del Derecho de Fondo.

Con referencia específica al Derecho Laboral, la exigencia de los jueces se magnifica, ya que conociendo el espíritu
tuitivo del Derecho Laboral y estando en contacto íntimo con la realidad, no pueden limitarse, sin riesgo de incumplir su
función, a juzgar el complejo de apariencias presentado ante sus ojos, por la misma razón de que la desigualdad natural
que emerge en el Derecho del Trabajo, hará posible que el poderoso imponga una forma cualquiera (un contrato firmado,
una documentación emitida, algún requerimiento impuesto, etc.) para esconder la relación laboral. (21) La trascendencia
jurídica de la cuestión ha llevado a la Corte Suprema ha pronunciarse al respecto, ordenando a los jueces a que
indaguen la real intención de los sujetos participantes en una determinada relación, mas allá de la voluntad de los
intervinientes en sus expresiones.

Esta primacía de la realidad extra-laboral, relacionada con la verdad jurídica objetiva, asume una importancia capital a la
hora de determinar la real vinculación existente entre los sujetos de un contrato de trabajo. (22) 10) Conclusiones.

Como he procurado reflejar en mis argumentaciones, el principio de primacía de la realidad se destaca, quizás como
ningún otro principio, por su influjo amplísimo en el mundo del trabajo, proyectándose eficazmente sobre todo el espectro
de situaciones jurídicas que se dan en esta rama.

No se trata tanto de un principio material -como por ej. El principio protectorio- que se orienta sobre la sustancia jurídica
con la que se deben colmar los vacíos legales, sino más bien de un principio formal. Digo esto porque está en el corazón
mismo del principio de primacía de la realidad la intención fundamental de estructurar el pensamiento jurídico sobre la
jerarquía de la realidad fáctica.

Esta preeminencia fáctica preconizada por el principio de primacía de la realidad se desdobla en sus aplicaciones. Por un
lado apunta a delinear una modalidad de interpretación de las situaciones materiales, según la cual se exalten los hechos
de la realidad, se ponga especial atención en ellos y no se los presupone simplemente dados por la mera comprobación
de formas jurídicas. Por otro lado, este principio -como lo hemos destacado permanentemente- debe funcionar como
instrumento descalificador de aquellas normas legales o convencionales que no tengan más verosimilitud fáctica que la
que propiamente aparenta una disposición legal o convencional, es decir que carezcan de un sustento real que justifique
su eficacia jurídica. Un Derecho Laboral genuinamente protectorio no puede conformarse con la simple proclamación
positiva de la justicia social, sino que también debe ocuparse activamente por crear medios eficaces para garantizar el
cumplimiento efectivo de esos derechos en la realidad de los hechos, de lo contrario no será posible hablar de verdadera
protección.

En fin, el principio de primacía de la realidad es un imperativo general para jueces (en su deber de controlar el
cumplimiento "real" de las leyes laborales con su ineludible espíritu protectorio), legisladores (quienes deben diseñar
normas legales que prioricen la verdad de los hechos por sobre las apariencias de las formas, absteniéndose de recortar
las facultades judiciales tendiente al esclarecimiento de la realidades ocultas) y operadores de derecho en general (en
tanto es conveniente que conozcan la fragilidad de las formas jurídicas frente a los violentos contrastes de la realidad,
según lo determina la realidad del derecho laboral).

La hipocresía que implica un derecho sin realidad, se paga con la explotación del trabajador. De ahí la necesidad de que
la realidad prime.

1) Diccionario de la Real Academia Española cit., pc. 1831 y 1906, respectivamente.

2) COROMINAS, Breve Diccionario... cit., pc. 494.

3) ARISTOTELES, Metafísica... cit. 147.

4) Cf. J.A. GRISOLIA, Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Tomo I, pc. 181.

5) Cf. PLA RODRIGUEZ, Manual de Derecho Laboral, ob., p 313.

6) Cf. JULIO DE DIEGO, Manual del Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, pc. 88.

7) Cf. VAZQUEZ VIALLARD, Tratado de Derecho del Trabajo, Tomo II, pc 271.

8) Cf. VAZQUEZ VIALLARD, Tratado de Derecho del Trabajo, Tomo II, pc 270.
9) Cf. VAZQUEZ VIALLARD, Tratado de Derecho del Trabajo, Tomo II, pc 272.

10) DEVEALI, La empresa y las relaciones de trabajo, en Derecho del Trabajo, cit., pc 337.

11) Cf. MARIO ACKERMAN, Tratado de Derecho de Trabajo, Tomo I, pc 422-423.

12) Particularmente, pienso que el principio de primacía de la realidad goza de autonomía científica y jurídica dado que
opera -con mayor o menos virtualidad- en todas las ramas del derecho. Aún en aquellos sectores de raigambre privada
donde el perfil tuitivo del orden público se ve reducido a su mínima expresión, subsiste al menos la exigencia de buscar
la verdad jurídica objetiva que de por sí le otorga cierta preeminencia a la realidad. Lo que ocurre es que en la esfera
laboral, la influencia superlativa del principio protectorio le confiere un alcance funcional extraordinario -a los efectos de
asegurar el éxito del primero- al principio de primacía de la realidad. Pero de todos modos, considero que esta extensión
peculiar no es argumento suficiente para subsumir el principio de primacía de la realidad dentro del principio protectorio,
ya que es este fenómeno jurídico influye sobre la aplicabilidad, y sobre la esencia del mismo.

13) Cf. VAZQUEZ VIALLARD, Tratado de Derecho del Trabajo, Tomo II, pc 273.

14) Cf. VAZQUEZ VIALLARD, Tratado de Derecho del Trabajo, Tomo II, pc 274.

15) Cf. MARIO ACKERMAN, Tratado de Derecho de Trabajo, Tomo I, pc 421.

16) Cf. J.A. GRISOLIA, Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Tomo I, pc. 181.

17) ORGAZ, Alfredo, Diccionario de Derecho y Ciencias Sociales, Assandri, Córdoba, 1952, ps. 380 y ss.

18) Cf. MOSSET ITURRASPE, Jorge, Contratos simulados y fraudulentos, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2001, t.II, p.11.

19) Cf. MARIO ACKERMAN, Tratado de Derecho de Trabajo, Tomo I, pc 421-422.

20) Cf. VAZQUEZ VIALLARD, Tratado de Derecho del Trabajo, Tomo II, pc 274.

21) Aunque, reiteramos con énfasis que esta actitud judicial ya no es propia de los jueces del trabajo, dado que los
modernos ordenamientos adjetivos civiles y comerciales mandan al magistrado a la búsqueda de la verdad material. Es
necesario recordar que la Corte advirtió ya desde la época de los `50 que la renuncia a la búsqueda de la verdad jurídica
material y la renuncia voluntaria a ese objetivo resultan incompatibles con el adecuado servicio de justicia. Ver
jurisprudencia sentada en el caso "Colalillo, Domingo" (Fallos: 238:550) y la que se cita en la nota 388.

22) Cf. MARIO ACKERMAN, Tratado de Derecho de Trabajo, Tomo I, pc 421.

CONTENIDO RELACIONADO
Jurisprudencia

ZELASCO, JOSÉ c/ INSTITUTO OBRA SOCIAL DEL EJÉRCITO s/ DESPIDO


SENTENCIA.CAMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO. , 18/11/2002.

Piastrellini Hugo Alfredo c/ Diario Perfil S.A. s/ Ley 12908


SENTENCIA.CAMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO. , 6/11/2001.

Legislación
LEY DE CONTRATO DE TRABAJO. Art. 7
LEY 20.744. 13/5/1976. Vigente, de alcance general

LEY DE CONTRATO DE TRABAJO. Art. 19


LEY 20.744. 13/5/1976. Vigente, de alcance general

LEY DE CONTRATO DE TRABAJO. Art. 17


LEY 20.744. 13/5/1976. Vigente, de alcance general

LEY DE CONTRATO DE TRABAJO. Art. 12


LEY 20.744. 13/5/1976. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 12


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

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