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Peter Eisenman

Peter Eisenman

Newark

Nueva Jersey, 11 de agosto de 1932 ) es un arquitecto estadounidense de origen judío. A


finales de los años cincuenta fue colaborador de Walter Gropius, y en el 1975 fue uno de los
integrantes de los Five Architects. En

1967

fundó el

Institute for Architecture and Urban Studies

, de

Nueva York

, imprecisa institución, extraordinariamente activa y eficiente, que pronto se convierte en


obligado punto de referencia para todo aquel interesado en la arquitectura. Peter Eisenman,
descendiente de inmigrantes

judíos

alemanes de

Estrasburgo

, internacionalmente reconocido por su visión provocadora de la arquitectura ha construido


una serie innumerable de proyectos a gran escala incluyendo el

Wexner Center para las Artes

en la

Ohio State University

, el

Greater Columbus Convention Center

en Columbus,

Ohio

, y el

Aronoff Center for Design and Art


en la

Universidad de Cincinnati

. Como resultado del concurso de ideas que ganó, construye en

Santiago de Compostela

la

Ciudad de la Cultura de Galicia

, un conjunto de edificios destinados a actividades culturales. Unas obras que modificaron el


diseño original de la ciudad de

John Hejduk

y a colaborar con los arquitectos españoles

Andrés Perea

Andrés Jaque

. Las obras han sido objeto de polémicas públicas por su gestión económica y por las dudas
sobre su utilidad posterior. Además, fue el promotor de un proyecto de realización de un
nuevo Estadio de Riazoren La Coruña, aunque finalmente no se realizó.
Diciembre 2017

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La base formal de Peter


Eisenman
por Luis Fernández-Galiano
TRAS EL RASTRO DE EISENMAN
Cynthia Davidson (ed.)
Akal, Madrid
Trad. de Amaya Bozal
400 pp. 72,12 euros
THE FORMAL BASIS OF MODERN ARCHITECTURE
Peter Eisenman
Lars Müller, Baden

Eisenman es un arquitecto tardío. Philip Johnson, que fue en muchos


sentidos su mentor, solía describirlo como un dark horse, usando un
término trasladado de la jerga hípica a la política que denomina
«caballo oscuro» al candidato inesperadamente vencedor, por
analogía con el caballo desconocido que triunfa en una carrera. Peter
David Eisenman, desde luego, no ha sido precisamente un personaje
anónimo de la escena arquitectónica, pero su irrupción en ella como
autor de edificios y candidato a la construcción de obras
emblemáticas es más bien reciente. Ahora que su esposa Cynthia
Davidson ha compilado su obra completa –venciendo los recelos de
quien no desea dar su trayectoria por cerrada, y que además juzga
demasiado convencional la presentación en orden cronológico de los
proyectos sucesivos– podemos hacer algunas constataciones
estadísticas: de los cincuenta y nueve proyectos destacados, sólo
siete corresponden a las dos primeras décadas de su carrera, que se
extienden desde el primer concurso en 1960 –para la catedral de
Liverpool, donde obtuvo el octavo lugar entre alrededor de
cuatrocientos cincuenta participantes– hasta la asociación con
Jacqueline Robertson en 1980; los restantes (cincuenta y dos
proyectos) corresponden a esa etapa de colaboración y al posterior
trabajo independiente de Eisenman Architects desde 1987 hasta hoy,
lo que da una idea de lo significativo del viraje producido al iniciarse
los ochenta.
Cuando en 1982 cierra el Institute of Architecture and Urban
Studies, que había sido su plataforma profesional durante tres
lustros (la revista vinculada al IAUS, Oppositions, había dejado de
publicarse en 1981), Eisenman tiene cincuenta años y sólo cuatro
casas construidas en su haber; pero a partir de esta fecha se
multiplicarán las obras –las viviendas sociales de la IBA berlinesa;
los centros de arte Wexner y Aronoff, y el centro de convenciones de
Columbus, todos ellos en Ohio; las oficinas japonesas para Koizumi y
Nunotani; el Memorial del Holocausto en Berlín; el estadio para los
Cardinals en Arizona; y la todavía en construcción Ciudad de la
Cultura de Galicia, su realización más colosal– y, curiosamente,
también los libros: numerosas monografías sobre proyectos u obras
específicas, varias recopilaciones de trabajos o de textos, y algunas
publicaciones sobre asuntos largamente acariciados, como el estudio
sobre Terragni que vio finalmente la luz en 2003 tras cuarenta años
de gestación. En todo caso, es posible que quizá no debiera ponerse
tanto énfasis en las obras construidas, ya que para un arquitecto de
sus intereses intelectuales los proyectos no realizados –algunas de
las casas iniciales, el Cannaregio veneciano o la Max Reinhardt
House berlinesa son ejemplos evidentes– pueden llegar a tener la
misma importancia que aquéllas.
Al mismo clima de revisión y balance que el libro de Terragni
corresponden las dos publicaciones aquí reseñadas, la edición de su
tesis doctoral de 1963 –que apareció traducida al alemán en 2004 y
se ofrece ahora como facsímil del original inglés– y la obra completa
editada por Davidson, que se presenta simultáneamente en inglés,
alemán y castellano. La tesis, realizada en la Universidad de
Cambridge bajo la dirección de sir Leslie Martin durante los tres años
que el norteamericano pasó en Gran Bretaña, había permanecido
inédita hasta la fecha (con la excepción del extracto publicado en la
revista AD el mismo año de su lectura), y explora las preocupaciones
formales que guiarían como un hilo rojo la carrera posterior de
Eisenman, preferentemente expresadas a través del análisis gráfico
de obras de Le Corbusier (Pabellón Suizo y Cité de Refuge), Wright
(casa Martin y casa Coonley), Aalto (Saynatsalo y Tallin) y Terragni
(Casa del Fascio y escuela de Como), autor este último que se
convertiría en su referencia favorita tras el conocimiento directo que
le brindaron sendos veranos de viaje –durante 1961 y 1962– en
compañía de Colin Rowe.
La huella del historiador y crítico británico es manifiesta en la tesis, y
su lectura atenta no puede sino confirmar la interpretación
convencional que vincula los análisis formales de las villas de
Palladio realizadas por Rudolf Wittkower (en su mítica obra Los
fundamentos de la arquitectura en la edad del humanismo, publicada
originalmente en Gran Bretaña en 1949 tras aclarar la farragosa
prosa alemana del gran erudito forzado al exilio por el nazismo) y la
traslación de esos análisis diagramáticos a las villas de Le Corbusier
por Rowe (discípulo de Wittkower en el Instituto Warburg), con
imágenes tan reveladoras como la famosa comparación de La
Malcontenta y Garches (en el artículo «Las matemáticas de la
vivienda ideal», publicado por primera vez en 1947), y los prolijos
dibujos analíticos de Eisenman, que a su pertinencia y provocación
intelectual añaden una gran destreza en el trazo a mano alzada y en
la hermosa caligrafía de palo seco. Esa genealogía Wittkower-Rowe-
Eisenman (con síntomas reveladores, como la común pasión de los
tres por el barroco romano de Carlo Rainaldi) resulta convincente, y
no estoy seguro de que el inteligente artículo de Guido Zuliani
en Tras el rastro de Eisenman –que procura desplazar el énfasis
desde el estructuralismo de los análisis formales de Wittkower hacia
la iconología de otro maestro de la galaxia Warburg, Erwin
Panofsky– consiga modificar significativamente la interpretación
habitual.
Pero la tesis, como el propio Eisenman subraya en un epílogo
fechado en 2006, está igualmente bajo la influencia de otro trabajo
doctoral desarrollado en parte en la misma Universidad de
Cambridge por el entonces matemático Christopher Alexander, y que
se publicó con el título Notas sobre la síntesis de la forma en 1964:
una obra de impacto colosal desde el momento de su gestación, y
que daría lugar a la escuela de Cambridge de análisis matemático-
formal de la arquitectura –en línea con la llamada «revolución
cuantitativa» en las ciencias sociales promovida durante esos años
desde aquella universidad–, expresada en los estudios sobre la geo-
metría del entorno edificado de autores como Lionel March o Philip
Steadman, discípulos también de Colin Rowe y Colin St. John Wilson,
y, como Eisenman, acogidos a la sabia tutela de sir Leslie Martin.
Esta esperanza estructuralista de fundamentación científica de la
forma arquitectónica se extinguió, como es sabido, con el ocaso de
la optimista década de los sesenta, y los análisis formales de las
obras derivaron hacia rutinas pedagógicas tan eficaces y triviales
como las de Francis Ching, que en 1979 utilizaba el dibujo y el orden
geométrico para promover mecanismos de interpretación del espacio
y la forma arquitectónica que todavía se reclamaban deudores de
Wittkower y Rowe.
Es ilustrativo, sin embargo, comparar la representación de una obra
como la Casa Martin de Búffalo en un artículo de Rowe de 1956 («La
estructura de Chicago», recogido en la recopilación Manierismo y
arquitectura moderna de 1976), en la tesis de Eisenman de 1963, en
una obra de March y Steadman de 1971 (The Geometry of
Environment) y en el manual de Ching de 1979 (Arquitectura:
forma, espacio y orden), para advertir la originalidad y la
importancia del trabajo del arquitecto y teórico neoyorquino: si Rowe
comenta la riqueza espacial de la planta con el propio dibujo de
Wright, y si los británicos enfatizan la maestría académica y el
entendimiento de la simetría del autor de la Casa Martin con una
planta simplificada que marca los ejes (Ching se limita a redibujar la
planta para ponerla como ejemplo de simetrías axiales), Eisenman
realiza veinticuatro dibujos analíticos de la planta que despiezan su
complejidad espacial con la misma minuciosidad anatómica que
aplicará a Terragni –primero en la propia tesis y después en el libro
autónomo–, suministrando tanto un entendimiento exhaustivo de los
procedimientos compositivos de Wright como un estímulo para la
transformación sintáctica de la arquitectura que aborda con sus
germinales proyectos de casas, iniciados en 1967 y publicados
canónicamente en Five Architects, el libro colectivo de 1975.
Desde esa fecha, la obra de Eisenman ha ido recogiéndose –como ya
se ha dicho– en diferentes monografías, pero ninguna con la
ambición inclusiva de la aparecida ahora, donde la mención de los
«rastros» de su trayectoria obedece a la voluntad literaria de
presentar la obra completa del arquitecto entreverada con artículos
críticos que la comentan siguiendo vagamente la epistemología
morelliana de los indicios, un recurso detectivesco que en la versión
inglesa de traces tiene el doble sentido de las trazas que
característicamente dibujan tanto los proyectos como el propio
recorrido intelectual de un autor empeñado en la subversión
semántica y sintáctica de la arquitectura a través de sus trazos
formales. Esos artículos, al igual que las memorias de los proyectos,
se componen tipográficamente en pequeñas hojas superpuestas a
ilustraciones o facsímiles de mayor tamaño, dando a la publicación el
aspecto estratigráfico, tensionado y ocasionalmente hermético que
Jacques Derrida introdujo en algunos de sus libros, como cuando
presentaba en paralelo la Mimique de Mallarmé y el Filebo de Platón,
con una voluntad de metáfora visual e innovación editorial presente
siempre en las obras de Eisenman, desde su tesis doctoral –cuya
versión actual reproduce el formato cuadrado original, para el que
tuvo que conseguir un permiso especial de la universidad, y la
singular disposición de las notas en los márgenes, que antecede la
usada por Christian Norberg-Schultz en Intenciones en
Arquitectura– hasta este último producto de su fértil factoría de
ideas y formas.
1991 - Representa a los Estados Unidos en la Bienal de Venecia
1991 - Funda con C.Davidson ,"Anyone Corporation" una institución cultural para fomentar
un amplio intercambio internacional e interdisciplinario con las tendencias contemporáneas
más avanzadas
1993 - Eliot Noyes Visiting Design Critic en la Harvard University
1994 - Expone sus proyectos en la CCA de Montreal, "Cities of Artificial Excavation"
Actualmente Irwin S. Chanin Distinguished Professor of Architecture en The Cooper Union
de la ciudad de Nueva York.
Peter Eisenman (Newark, 1932) es un arquitecto estadounidense. Licenciado en la Universidad de
Cornell (Ithaca) en 1955, es Doctor en Filosofía por la Universidad de Cambridge, además de Doctor
en Bellas Artes por la Universidad de Chicago (Illinois). Ha trabajado para el arquitecto Percibal
Goodman (1957-1958) y para Architec’s Collaborative (TAC). Es fundador y director del Instituto
de Arquitectura y Estudios Urbanos de Nueva York. En 1980 funda su propio estudio de
arquitectura.

Eisenman ha diseñado una amplia gama de construcciones incluyendo un gran número de viviendas
y diseños urbanos, innovadoras instalaciones para instituciones así como ingeniosas viviendas
privadas. Entre sus recientes y actuales proyectos destacan la Universidad de Phoenix, en Arizona; la
estación de tren de Pompeya, Italia; un monumento al Holocausto en Berlín, y la Ciudad de la
Cultura en Santiago de Compostela, un proyecto que trata de concebir un espacio urbanístico nuevo
con vocación de recrear, tenuemente y con estilo contemporáneo, el casco viejo de la capital gallega.

Peter Eisenman (Newark, 1932) es un arquitecto estadounidense. Licenciado en la Universidad de


Cornell (Ithaca) en 1955, es Doctor en Filosofía por la Universidad de Cambridge, además de Doctor
en Bellas Artes por la Universidad de Chicago (Illinois). Ha trabajado para el arquitecto Percibal
Goodman (1957-1958) y para Architec’s Collaborative (TAC). Es fundador y director del Instituto
de Arquitectura y Estudios Urbanos de Nueva York. En 1980 funda su propio estudio de
arquitectura.

Eisenman ha diseñado una amplia gama de construcciones incluyendo un gran número de viviendas
y diseños urbanos, innovadoras instalaciones para instituciones así como ingeniosas viviendas
privadas. Entre sus recientes y actuales proyectos destacan la Universidad de Phoenix, en Arizona; la
estación de tren de Pompeya, Italia; un monumento al Holocausto en Berlín, y la Ciudad de la
Cultura en Santiago de Compostela, un proyecto que trata de concebir un espacio urbanístico nuevo
con vocación de recrear, tenuemente y con estilo contemporáneo, el casco viejo de la capital gallega.

PETER EISENMAN
UN PARADIGMA DE LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA
Newark, New Jersey. 1932 . Arquitecto y Doctor En Filosofía

Marcela Montoya
Bibiana Patiño
Yeneire Restrepo

En las últimas décadas la arquitectura ha sido protagonista de distintas


vicisitudes formales sucesivamente contradictorias; la crisis de la Modernidad
y el posterior olvido de la realidad tectónica en la determinación de la forma,
o el consumo reiterado de imágenes clásicas, han formalizado una arquitectura
en la que subyace la ausencia del UNIVERSALISMO CONCEPTUAL.
En este ecléctico marco resurge, casi obligatoriamente un nuevo sentido
crítico y se abre paso a un período en que, ausentes los cánones compositivos,
las grandes leyes estructurales y el fácil recurso del estilo, se recupere la fe en
la capacidad reflexiva.
Es así como el debate intelectual, lejos del mecanicismo formal o de los
fundamentos estructuralistas atiende en primer lugar, al PROCESO
IDEOLÓGICO como origen y forma del proyecto. La idea se convierte en
motor y esencia, decantando soluciones que carentes de pragmatismos
constructivos, exploran nuevos campos de la investigación.
Obras como las de Coop Himmenblau, Zaha Hadid, Frank Ghery, Rem
Koolhas, Bernard Tshumi, Daniel Libeskind o Peter Eisenman, se constituyen
en interesantes ejemplos de una arquitectura ensayo misteriosa y excitante que
se debate permanentemente en el abstracto y etéreo mundo de las ideas.

La práctica profesional y teórica de Eisenman ha alcanzado un status


paradigmático dentro de la llamada Deconstrucción por características tales
como:
* La utilización de métodos de diseño generativos, que conciben el proyecto
sin recurrir a conocimientos acumulados o a la experiencia técnica o cultural
de la disciplina.
* Ser una arquitectura de la ausencia, sin sujeto sin historia, sin lugar, sin
significado, entendidos tradicionalmente.
* Procurar una práctica crítica, cuyo fin es ocupar una posición de resistencia
dentro del “Zeitgeist”, sin renunciar a él como espacio operativo, manteniendo
siempre el control crítico del proyecto.
* Ser un arquitecto de la experimentación, que mediante sus estudios de
manipulación formal e interioridad de la arquitectura, pretende crear
sensaciones que trasciendan la mera percepción audiovisual.
* Ser un Arquitecto que sin obedecer, ni oponerse a los órdenes naturales
dominantes -funcionales, estructurales, estéticos, simbólicos- no abandona la
posibilidad del conocimiento y la investigación, entendiendo así la
Arquitectura como una construcción “puramente artificial”.

FASES DE EXPERIMENTACIÓN
Las investigación arquitectónica ha sido una constante en el trabajo de
Eisenman, que ha evolucionado desde el formalismo, a las yuxtaposiciones en
el estudio de la escala y a la intersticialidad como nueva condición espacial.
Su proceso se basa en la experimentación, cada proyecto es un laboratorio de
ideas en el que descubre cosas que analizará en los proyectos siguientes. Los
cambios que ha tenido su pensamiento a través del tiempo se deben a su
relación con el presente, al cual siempre se sobrepone con el fin de descubrir
lo que los sistemas tradicionales esconden.

PRIMERA FASE
Con su idea de romper con los sistemas tradicionales, Eisenman parte del
modernismo y toma el cubo desprendiéndolo de todo su contenido estético y
funcional, para explorarlo de una manera netamente arquitectónica. Maneja
los elementos puros como componentes básicos de la arquitectura y la
ausencia del fondo (del plano del suelo como elemento
compositivo relevante). Comienza el estudio de filósofos como Deleuze,
Derrida, Focault, que dirigen su trabajo hacia la deconstrucción.

Obras:
Las casas 1 a 11 son el producto de esta etapa de investigación, donde la
manipulación formal supera la experimentación espacial. Su intención
principal es la de cambiar el sentido de la forma arquitectónica desde la
percepción audiovisual del espacio al entendimiento de la relación de
señalizaciones en ese espacio, a la vivencia mental y corporal.

SEGUNDA FASE.
La intención de esta segunda fase es la de “vaciar los elementos concretos de
sus contenidos asociados” y desligarlos definitivamente de un contexto
determinado. Para ello juega con yuxtaposiciones de plantas de proyectos de
diferentes escalas, desde ciudades hasta edificios, en cuyos desplazamientos y
torsiones se diluye cualquier tipo de origen para generar una nueva forma o
develar aquella que estaba oculta.

Principales obras:
IBA Social Housing Berlín.
Wexner center for de visual Arts.

CASTILLOS DE ROMEO Y JULIETA


Este proyecto controvierte la escala del hombre en relación con la arquitectura
como se asumía tradicionalmente “El hombre es la medida de todas las
cosas”. Propone entonces una nueva noción de la escala, el scaling, que
presupone tres agentes desestabilizadores: discontinuidad, que rompe con el
status de los presente; recurrencia, como elaboración de formas idénticas a si
mismas, y autosemejanza, repetición análoga de un objeto que cuestiona la
idea de origen.
TERCERA FASE
Pretende descubrir nuevas afiliaciones entre el objeto y el campo, la figura y
el fondo, mediante procesos enteramente artificiales.
En esta etapa también inicia su exploración con geometrías no cartesianas,
abandonando la retícula y toda forma originaria, como el cubo utilizado en la
etapa anterior, y comienza su experimentación con coeficientes asintóticos o
exponenciales, por medio del ordenador.

Principales obras:
Centro de Convenciones de Columbus
Centro de Artes Escénicas de La Universidad de Emory

Obras:
CENTRO ARONOFF DE DISEÑO Y ARTE.
En esta obra, Eisenman conjuga esquemas extractados del lugar como el
contorno del edificio existente y la forma de las curvas de nivel,
con geometrías generativas logradas por medio de operaciones complejas
elaboradas por ordenador. Así logra torsionar los volúmenes introduciendo
un nuevo tipo de retícula: La caja de estructura tridimensional, y generando
increíbles efectos espaciales. El estudio de los materiales y la técnica
constructiva no ocupan en su trabajo un lugar relevante.

INVESTIGACIÓN ACTUAL
En sus últimas obras Eisenman utiliza modelos geométricos complejos
tomados de otras disciplinas que superpone a esquemas tomados de
condicionantes del lugar a trabajar, generando nuevos efectos espaciales que
desdibujan los sistemas y esquemas tradicionales y logran una nueva
coherencia funcional y estética. Actualmente las investigaciones de Eisenman
se basan en la eliminación del intersticio como presencia y la validación del
espacio que trasciende la necesidad del contenedor formal, es decir, que parte
del vacío como elemento esencial. Aquí intervienen la transparencia y la
translucidez, como efectos espaciales más que visuales. Básicamente la
intención es la de investigar al interior de la arquitectura, buscando una nueva
forma de vivirla o descubriendo las formas que los sistemas tradicionales
ocultan.

Principales Obras:
Parque Rodstock
Haus Immendorf
Monumento al Holocausto
Peter Eisenman: "La arquitectura
debe revolver sus entrañas para
hallar el camino del futuro"
El arquitecto norteamericano abogó en Barcelona por una vía intermedia
entre la nostalgia, y la utopía
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JUAN JOSÉ NAVARRO ARISA

12 DIC 1987

Una de las figuras más singulares del panorama arquitectónico contemporáneo a


nivel mundial, el norteamericano Peter Eisenman de 55 años, presentó el
miércoles en Barcelona sus últimos proyectos y sus puntos de vista acerca de la
situación actual de la arquitectura. El acto académico forma parte de las
actividades del Colegio de Arquitectos barcelonés, que conmemora el 25º
aniversario de la construcción de su sede, un revulsivo en el contexto
arquitectónico de su tiempo. Para Eisenman, "las corrientes nostálgicas o
utópicas han situado a la arquitectura en un no-lugar, del que sólo podremos salir
revolviendo las entrañas de nuestros principios, desvelando y enfrentando los
fantasmas y represiones que arrastra la arquitectura".

MÁS INFORMACIÓN
 Más allá de los códigos constructivos

Peter Eisenman es exponente de un nuevo y todavía escaso tipo de arquitecto


norteamericano, representante de una corriente tan distante de los modelos de la
vanguardia como de la recreación posmoderna del pasado. Junto con alguna otra
figura conio Frank Gehy -que estuvo en Barcelona hace dos semanas, dentro del
mismo ciclo de celebraciones del Colegio de Arquitectos (ver EL PAÍS del 26 de
noviembre)- Eisenman representa una tercera vía que empieza a perfilarse en EE
UU y ade más se halla, al igual que Gehry, en una situación idónea para hacerse
oír y poner en práctica sus teorías.Eisenman resume sus posiciones, al señalar a
este diario que "la arquitectura contemporánea vivo, un momento de confusión
conceptual; nos sucede algo que no pasa en casi ninguna otra profesión y es que
tratamos de solucionar problemas del siglo XX -y, más aún del siglo XXI- con
métodos y actitudes del siglo XIX. Hoy se tiende a la estilización o a la
decoración de lo banal con el propósito de atenerse a unas normas o de recrear un
pasado que algunos suponen mejor y más próspero; esto nos ha conducido a crear
no-lugares y a seguir el discurso hegeliano de tipificarlo todo".

Banalidad y futuro

"Mi aproximación", explica Eisenman, "es que no podemos partir ni de la


nostalgia ni de la utopía y que si lo que nos ofrece la situación actual es la
banalidad, debemos partir de esta banalidad, diseccionarla, darle la vuelta,
cambiar sus códigos y revolver sus entrañas; hemos de ver qué es lo que contiene
la maquinaria de la banalidad. Por otro lado creo que es imprescindible que
muchos arquitectos se dén cuenta de las interrelaciones entre estructuras
arquitectónicas y estructuras sociales; lo que vemos por doquier son posturas
cínicas, escépticas o fanáticas y yo quiero creer que hay un futuro posible más
allá de todo eso".A diferencia de Frank Gehry, que procede de la costa Oeste de
los EE UU y reconoce como más cercanas las tradiciones arquitectónicas
orientales que la arquitectura clásica griega, Eisenman -que vive en Nueva York-
se identifica con sus raíces europeas, pero puntualiza que "en Norteamérica, el
arquitecto no tiene la misma consideración social y cultural que en Europa; el
arquitecto queda sistemáticamente al margen de las decisiones urbanísticas, que
toman las autoridades y los grupos financieros. Por otra parte, la evolución
arquitectónica del mundo del que vengo hace que muchas ciudades
norteamericanas -Los Ángeles, Houston- sean agregados de no-lugares y lo que
ha sucedido en los últimos tiempos es que algunos han intentado convencerlos de
que debemos barnizarlo todo, desplegar la nostalgia y recuperar el topos del siglo
XVIII".
"Lo que sugiero es que antes de poder encontrar el nuevo topos, el topos de la
arquitectura del siglo XXI, hemos de destripar la arquitectura actual, mirar dentro
de la barriga del arquitecto y destrozar de una vez los no-lugares que hemos
construido entre todos y de ahí, de la barriga del arquitecto, extraer el futuro,
como si se tratará de un parto".

Magos y cirujanos

Para Eisenman, "los arquitectos actuales somos responsables de los no-lugares


por haber tratado siempre los problemas de un modo muy tradicional. Debería
mos ser más activos a la hora de estimular nuevos métodos en las nuevas
generaciones, pero el ur banismo aún trata del presente como si fuera el pasado.
Es una locura total que los estudiante de arquitectura sigan aprendien do a hacer
catedrales y barrios del siglo 'XVIII: los arquitectohan de aprender a ser cirujanos
en lugar de magos".

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