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EL PROBLEMA DEL VALOR

1. SUBJETIVISMO AXIOLÓGICO

Si las cosas no son valiosas de por si ¿Por qué valen? ¿Valen porque yo
– como sujeto empírico, individual – las deseo, y en ese caso sería mi
deseo, necesidad o interés lo que confiere su valor a las cosas? De ser
así, el valor seria puramente subjetivo.

El subjetivismo axiológico reduce el valor de una cosa a un estado


psíquico subjetivo a una vivencia personal, traslada el valor del objeto al
sujeto, la belleza del objeto no es puesta en relación con ciertas
propiedades suyas, con cierta formación o estructuración de su materia,
si no que la hace depender de la emoción o del sentimiento que
despierta en el sujeto.

No hay objetos valiosos de por si, al margen de relación con un sujeto, y,


más propiamente con un sujeto valorizaste.

El subjetivismo yerra al descartar por completo las propiedades del


objeto – ya sean las naturales o las creadas por el hombre – que pueden
provocar la actitud valorativa del sujeto.
Con todo, se debe reconocer la justeza de la tesis del subjetivismo
axiológico: No hay objeto (valioso) sin sujeto (o sea, no hay valores en
sí, si no en relación con un sujeto.

El subjetivismo ha sido argumentado partiendo de observaciones


empíricas diferentes. Se ha dicho que una cosa tiene valor cuando nos
gusta y en la medida en qué nos gusta que sólo sean valiosas las cosas
que deseamos o anhelamos, que es nuestro interés lo que hace que una
cosa sea valiosa para nosotros.

2. OBJETIVISMO AXIOLÓGICO

El objetivismo axiológico rechaza la tesis del subjetivismo al afirmar, por


el contrario: hay objetos valiosos en si (es decir, al margen del sujeto).

Lo bueno y lo bello existen idealmente como entidades supra empíricas,


intemporales, inmutables y absolutas que existen en sí y por si,
independientemente de cómo se plasmen en las empíricas, temporales,
mudadizas y relativas e independientemente también de la relación que
el hombre pueda mantener con ellas conociéndolas o intuyéndolas.
El objetivismo, en un extremo opuesto, argumenta que los valores son
descubiertos, no atribuidos por nosotros a las cosas. El diamante
siempre será más valioso que el grafito por sus propiedades objetivas de
dureza, brillo y transparencia. El hombre puede descubrir la esencia de
los valores del mismo modo que puede aislar un color del espectro es
indiferente a su esencia que una persona los realice en ella o los
descubra ya que los valores no resultan afectados por las vicisitudes
humanas: son absolutos y objetivos. Pese a nadie juzgase que el
asesinato es malo el asesinato seguiría siendo malo.

Aun cuando el tema de los valores es considerado relativamente


reciente en filosofía, los valores están presentes desde los inicios de la
humanidad. Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas: el
bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el criterio
para darles valor ha variado a través de los tiempos. Se puede valorar
de acuerdo con criterios estéticos, esquemas sociales, costumbres,
principios éticos o, en otros términos, por el costo, la utilidad, el
bienestar, el placer, el prestigio.

3.

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