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Jean Baadnllard

CULTURA
SMDIACRO
1. LA PRECESIÓN
DE LOS SIMULACROS

Títuio original: LA PRECESS1ONS DES SJMULAGRES L'EFFET


BEAUBOURG A L'OMBRE DES MAJORITÉS S1LENCIEUSES
Traducción: Antoni Viccns y Pedro R< vira

© 1978 by Jean baudrillard


© 1918 by Éditions Celilée
© 1978 by Éditions Umpie
© de la adición en castellano:
1978 by Editorial' Kairós. S,A.

Primera edición: Septiembre 1978


Sexta edición: Enero 2002

ISBN: 84-7245-298-0
Dep. Legal: B-3Q.449/21X>1

Impresión y encuademación: índice, S.L. Fluvift, 81-87. 08019 Barcelona

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de reseña, sin la uutumución previa y por escrilo ,iel editor o e) propieinrio Uel copyright.
Si ha podido parecemos la más bella alego-
ría da la simulación aquella fábula de Borges en
que los cartógrafos del Imperio trazan un mapa
tan detallado que llega a recubrir con toda exac-
titud el territorio (aunque el ocaso del imperio
contempla el paulatino desgarro de este mapa
que ac*»ba convertido en una ruina despedazada
cuyos girones se esparcen por los desiertos
—belleza metafísica la de esta abstracción arrui-
nada» donde fe del -orgullo característico del
Imperio y a la vez pudriéndose como una carroña,
regresando ai polvo de la tierra, pues no es
raro que las imitaciones lleguen con el tiempo
a confundirse con el original) pero ésta es una
fábula -caduca pary nosotros y no guarda más que
el encanto discreto de los simulacros de segun-
do o/den.
Hoy en día, Ja abstracción ya no es la del
mapa, la del doblo, la del espejo o la del con-
cepto. La simulación no corresponde a un terri-
torio, a una referencia, a una sustancia, sino
qué es la generación por tos modelos de algo
real nin oiigan ni realidad: lo hiperreal, El terri-
torio ya no precedo al mapa ni le sobrevive, En
adelante será el mapa el que preceda al terrí-

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torio —PRECESIÓN DE LOS SIMULACROS— y ÚQ la simulación es la miniaturización genética.
01 íju© lo engendre, y si *uera preciso retomar Lo real es producido a partir de células minia-
la fábula, hoy serían los girones del territorio turizadas, de matrices y de memorias, de mode-
los que se pudrirían lentamente sobre la super- los de encargo— y a partir de ahí puede ser re-
fioie del mapa. Son los vestigios de lo real, no producido un número indefinido de veces. No po-
los del mapa, los que toe avía subsisten espar- see entidaü racione.! al no ponerse a prueba en
cidos por unos desiertos que ya no son los del proceso alguno, ideal o negativo. Ya no ©s más
Imperio, sino nuestro desierto. El propio desier- qus algo operativo que ni siquiera es rea) puesto
to de lo real, que nada imaginarlo lo envuelve. Es un hrperreal,
De hecho, incluso invertida, la metáfora es el producto de una síntesis irradiante de mode-
inutilizable. Lo único que quizá subsiste es el los combinatorios en un hipsrespacio sin atmós-
concepto de imperio, pues los actuales simula- fera,
cros, con el mismo imperialismo de aquellos car- En este paso a un espacio cuya curvatura ya
tógrafos, intentan hacer coincidir lo real, toda no es la de io real, ni la de la verdad, la era de
lo real, con sus modelos ne simulación. Pero no la simulación so abre, pues, con la liquidación
se traía ya ni de mapa ni de territorio. Ha cam- de todos los referentes —peor aún: con su re-
biado algo más: se esfumo la diferencia sobera- surrección artificial &n los sistemas de signos,
na entre uno y otro que producía ííl encanto de material más dúctil que el sentido, en tanto que
la abstracción. Es la diferencia la que produce se ofreeu a todos los sistemas de equivalencias,
simultáneamente la poesía del mapa y el em- a todas tes oposiciones binarias, a toda si álge-
brujo del territorio, la magia del concepto y el bra combinatoria. No se trata ya de imitación
hechizo de lo real. El aspecto imaginario de la ni de reiteración, incluso ni de parodia, sino
representación —que culmina y a la vez se hun- de una suplantación de Jo real por los signos de
de en el proyecto descabellado de los cartógra- lo real, es decir, de una operación de disuasión
fos— de un mapa y un territorio idealmente su- de todo proceso real por su doble operativo, má-
perpuestos, es barrido por la simulación —cuya quina de índole reproductiva, programática, im-
operación es nuclear y genética, en modo algu- pecable, c,ue ofrece todos ios sifjnos de lo real y,
no especular y discursiva. La metafísica entera en co-touifcuíto, todas sus peripecias, Lo real
desaparece. No más espejo del ser y de las apa- no tendrá nunca más ocasión de producirse —tal
riencias, de lo real y de su concepto, Nc más es la función vital du! modelo en un sist&ma de
coincidencia imaginaria: h verdadera dimensión muerte, o, mejor, de resurrección anticipada que

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no concede posibilidad alguna ni al fenómeno
mismo de la muerte. Hlperreal en adelante ®1
abrigo de lo imaginario, y de toda distinción en-
tre lo real y lo imaginario, no dando lugar más
que a la recurrencia orbital de modelos y a le
generación simulada de diferencias.
Disimular es fingir no lener lo que se tiene. Pues sí cualquier síntoma puede ser «produ-
Simular es fingir tener lo que no se tiene, Lo uno cido» y no se recibe ya como un 'hecho natural,
remite a una presencia, lo otro a una ausencia. toda enfermedad puede considerarse simulable
Pero la cuestión es más complicada, puesto que y simulada y la medicina pierde entonces su sen-
simular no es fingir: «Aquel que finge una enfer- tido al no saber tratar más que las enfermedades
medad puede sencillament'3 meterse en cama y «verdaderas» según sus causas objetivas, La
hacer creer que está enfermo. Aquel que simula pslcüsomátlca evoluciona .de manera turbia en
una enfermedad aparenta tener algunos sínto- los confines del principio de enfermedad. En
mas de ella» (Littré), Así, pues, fingir, o disimu- cuanto a) psicoanálisis, remito el síntoma desde
lar, dejan intacto el principio de realidad: hay el orden orgánico ai ardan inconsciente: una vez
una diferencia clara, sólo que enmascarada. Por más éste es considerado más «verdadero» que
su parte la simulación vuelve a cuestionar la el otro. Pero, ¿por qué habría de detenerse el
diferencia de lo «verdadero» y de lo «falso», de simulacro en las puertas del inconsciente? ¿Por
lo «real» y de lo «Imaginario». El que simula, qué oí «tiabajo» del inconsciente no podría ser
¿está o no está enfermo contando con que os- «producido» de la misma manera que no impor-
tenta «verdaderos» síntomas? Objetivamente, ta qué síntoma de le medicina clásica? Así lo son
no se le puede tratar ni como enfermo ni como ya los sueños.
no-enfermo, La psicología y la medicina se de- Clare está, él médico alienista pretende que
tienen ahí, frente a una verdad de la enfermedad «existe para cada forma de alienación mental un
inencontrable en lo sucesivo, orden particular en la sucesión de síntomas que
el simulador ignora y cuya ausencia no puede
engañar al médico alienista». Lo anterior (que
data de 1£»85}, psrs salvar a toda costa un prin-
cipio de verdad y escapar asi a. la problemática
que la simulación plantea —a saber: que la ver-

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dad, la referencia, la causa objetiva, han dejado «Prohibí qu>3 hubiera imágenes en los templos
de existir definitivamente. ¿Qué puede hacer la porque la divinidad que anima la naturaleza no
medicina con Jo que. fluctúa en Jos límites de la puede ser representada.» Precisamente sí puede
enfermedad o de la salud, con la reproducción serlo, pero ¿qué va a ser üe ella s) se Ja divul-
de Ja enfermedad en el seno de un discurso que ga en iconos, si se Ja disgrega en simulacros?
ya no es verdadero ni falso? ¿Qué puede hacer ^Continuará siendo la instancia suprema que
el psicoanálisis con la repetición del discurso del sólo se encarna an las imágenes como represen-
inconsciente dentro de jn discurso de simula- tación de una teología visible? ¿O se volatilizará
ción que jamás podrá ser desenmascarado al ha- quizá en los simulacros, los cuales, por su cuen-
ber dejado, de ser falso? ta, despliegan su fasto y su poder de fascina-
¿Qué puede hacer el ejército con lo® simula- ción, sustituyendo el aparato visible de Jos ico-
dores? Tradicionalmente, los desenmascara y non a la idea pura e inteligible de Dios? Justo-
los castiga en base a patrones fijos, y preclaros, menre es-esto Jo que atemorizaba a Jos icono-
de detección, Hoy por hoy, puede reformar ai clastas», cuya querella milenaria es todavía la
mejor de los simuladores como si de un homo- nuestra de hoy.1 Dobido en gran parte a que pre-
sexual, un cardíaco o un loco «verdaderos» se sentían Ja todop&derosidad de Jos simulacros, Ja
tratara. Incluso la psicología militar retrocede facultad que poseen de borrar a Dios de Ja con-
ante las claridades cartesianas y se resiste a lie* ciencia de los hombres; la verdad que permiten
var a cabo la distinción sntre lo verdadero y lo entrever, destructora y anonadante, de que en el
falso, entre el síntoma «producido» y el síntoma fondo Dios no ha sido nunca, que sólo ha existi-
auténtico: «Si interprete tan bien el papel de do su simulacro, en definitiva, que el mismo Dios
loco es-que lo está.» Y ro se equivoca: en este nunca ha sido otra cosa que su propio simula-
sentido, todos los locos .'simulan, y esta Indistin- cro, ahí estaba .3! germen de su furia destruc-
ción constituye la peor do las subversiones. Pre- tora de ináyen&s, Si hubieran podido creer que
cisamente ' contra ella se ha armado la razón éstas n& hacían otra c'osa que ocultar o enmas-
clásica con todas sus catugorías, pero las ha des- carar la Idea platónica ds Dios, no hubiera exis-
bordado y el principio de verdad ha quedado de tido motii/o para destruirlas, pues se puede vi-
nuevo cubierto por las sguas, vir de la idea de una verdad modificada, poro su
Más allá de la medicina y del ejército, cam- desesperación metafísica nacía de la sospecha
pos predilectos de la simulación, el asunto remi- de quu Las imágenes no ocultaban absolutamente
te a la religión y al simulacro de la divinidad: 1. Cf «IcSna», Visiones, 3¡ mu I aereo, da Mario Bergnola.

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nada, en suma, que no '3ran en modo alguno imá- Así pues, lo que ha estado en Juego desde
genes, sino simulacros psrfectos, de una fasci- siempre ha sido al poder mortífero de las Imá-
nación intrínseca eternamente deslumbradora. genes, asesinas de lo reñí, asesinas de su pro-
Por eso era necesario a toda posta exorcisar la pio modelo, del mismo modo que los icones de
muerte del referente divino. Bizancio podían serlo de la identidad divina.
Está claro, pues, que los inconoclastas, a los A . este poder exterminaclor se opone el de las
que se ha acusado de despreciar y de negar las representaciones como poder dialéctico, media-
imágenes, eran quienes les atribuían su valor ción visible e Inteligible de lo Real. Toda la fe
exacto, al contrario de los iconólatras que, no y la buena ib occidentales se han comprometido
percibiendo más que sus reflejos, se contenta- en esta apuesta de la representación: que un
ban con venerar un Dios esculpido. Inversamen- signo pueda remitir a la profundidad del sentido,
te, también puede decirse que los iconólatras que un signo pueda cambiarse por sentido y que
fueron los espíritus más modernos, los más aven- cualquier cosa sirva como garantía de aste cam-
tureros, ya que tras la fe en un Dios posado en bio —Dio8: claro sstá. Pero ¿y si Dios mismo
e! espejo de las imágenes, estaban representan- pueda ser simulado, es decir reducido a los sig-
do la muerte de este Dios y su desaparición sn nos que dan fe de él? Entonces, todo ©I sistema
la pelfanía de sus representaciones (no Ignora- queda flotando convertido sn un gigantesco si-
ban quizá que éstas ya no representaban nada, mulacro —no en algo irreal, sino en simulacro,
•que eran puro juego, aunque juego peligroso, es decir, no pudiendo trocarse por Jo real pero
pues es muy arriesgado desenmascarar unas dándose a cambio de sí mismo dentro de un cir-
imágenes que disimulan el vacío que hay tras cuito ininterrumpido donde la referencia no axis-
ellas). ' te.
Así lo hicieron los jesuítas al fundar su po-
lítica sobre la desaparición virtual de Dios y la
manipulación mundana y espectacular de las Al ccntruno que la utopía, la simulación par-
conciencias —desaparición de Dios en la epifa- te del principio de equivalencia, de le negación
nía del poder—, fin de la trascendencia sirvien- radical del signo como valor, parte del signo
do ya sólo como coartada para una estrategia como reversión y eliminación de toda referen-
liberada de signos y du influencias. Tras el ba- cia. Mientras que la repiesentaclón intenta ab-
rroco de las imágenes se oculta la eminencia sorber Ja simulación interpretándola como falo
gris de la política, representación, la simulación envuelve todo el

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edificio de Ja representación tomándolo como surrección nrtificial, pues todo ha muerto y ha
simulacro, resucitado de antemano.
Las fases sucesivas de la imagen serían és- Cuando Jo real ya no es lo que era, la nos-
tas: talgia cobro todo su sentido, Pujanza de los mi-
tos del origen y da los signos de realidad. Pujan»
— es el reflejo de una realidad profunda za de la verdad, la objetividad y la autenticidad
— enmascara y desnaturaliza une realidad segundas. Escalada de lo verdadero, de lo vivi-
profunda do, resurrección de Jo figurativo allí donde el ob-
— enmascara la ausencia de realidad pro- jeto y la sustancia han desaparecido. Producción
funda enloquecida de ID real y lo referencia), paialela
— no tiene nada qje ver con ningún tipo de y suoerlor a) enloquecimiento da la producción
realidad, es ya su propio y puro simula- material: así aparece la simulación an la fase
cro. qua nos concierne —una estrategia de lo rea),
do neo-rea) y du hiperreal, doblando por doquier
En el primer caso, la imagen es una buena una estrategia de disuasión,
apariencia y la representación pertenece al or-
den del sacramento. En el segundo, es una niela
apariencia y es del orden de lo maléfico. En 0!
tercero, juaga a ser una apariencia y pertenece
a) orden del sortilegio. En el cuarto, ya no co-
rresponde al orden de la apariencia, sino al de
la simulación.
El momento crucial se da en la transición
desde unos signos que disimulan algo a unes
signos que disimulan que no hay nada. Los pri-
meros remiten a una teología de la verdad y del
secreto (de la cual forma parte aún la ideología).
Los segundos inauguran la era de los simulacros
y de la simulación en la que ya no hay un Dios
que reconozca a los suyos, ni Juicio Final quu
separe lo falso de lo verdadero, Jo real de su ra-

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Es contra este infierno de la paradoja contra
lo que Jos etnólogos quisieron prevenirse cerran-
do el ointurón de seguridad de la selva virgen
en torno a los Fasaday, Nadie podrá rozar siquie-
ra su mundo: e) yacimiento se clausura corno si
fuera una mina agotada, La ciencia pierde con
La etnología rozó lu muerte un día de 1971 en ello un capitr.l precioso, pero el objeto queda a
que e! gobierno de Filipinas decidió dejar en su salvo, perdido para ella, poro intacto en su «vir-
medio natural, fuera del alcance de los colones, ginidad». Nú se trata de un sacrificio (la cien-
los turistas y Jos etnólogos, las pocas docenas cia nunca se sacrifica, siempre ha preferido el
de Tasaday recién descubiertos en lo más p"0- homicidio), sino de un sacrificio simulado de su
fundo de la junrjla donde habían vivido durante objeto a fin de preservar su principio de reali-
ocho siglos sin contacto con ningún otro miem- dad. El Tasaday congelado en su medio amblan-
bro de la especie, La iniciativa de esta decisión te natural va a ser/irle de coartada-perfecta, de
partió de los mismos antropólogos que veían a fianza eterna. Se inicia a ¿í una «antl-etnología»
los Tasaday descomponerse rápidamente en su interminable de la que, bajo otro prisma, dan
presencia, corno una momia al alrs libre. Para variado testimonio Jaulin y Castañeda. De todos
que !a etnología viva <3S necesario que muera su modos, la- evolución lógica de la ciencia consis-
objeto. Éste, por decirlo de algún modo, se ven- te en alelarse cada vez mes de su objeto hasta
ga muriendo de haber sido «descubierto» y su llegar a prescindir de él: ta) autonomía es una
muerte es un desafío para la ciencia que preten- fantasía más y afecta en realidad a su forma
de aprehenderlo (¿acaso no ocurre así con toda puré.
ciencia, incluso con les no humanas?). Ésta que- EJ Indio así recluido en el ghetto, en e) ataúd
da instalada sobre una estrecha franja, sobre la de cristal de la selva virgen, se reconvierte en
cornisa paradójica a que la somete la evanes- el modelo de simulación de todos los indios po-
cencla de su objeto en su aprehensión misma, sibles m antes de la etnología. Ésta se permite
y la reversión implacable que ejerce sobre eila ds eottí modo el lujo, y ¡a ilusión, de encar-
este objeto muerto. Como Orfeo, la ciencia SL narse en una especie de más sllá de élls misma,
vuelve siempre demasiado pronto hacia su ob- er la realidad «-bruta» de estos Indios completa-
jeto, y, como Eurídice, éste regresa a los infier- mente reaventados por slla —salvajes que le
nos. deben a la otnolocjín o) sefjuír siéndolo. No está

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mal el giro y no es pequeño ei triunro para una Es pues de una inocencia mayúscula e! ir a bus-
ciencia .que parecía consagrada a destruirlos. car Ja etnología gntre los salvajes o en un Ter-
Naturalmente, sato» salvajes son ya postu- cur Mundo cualquiera, porque la etnología está
mos: congelados, esterilizados, protegidos «has- aquí, en todas partes, en las metrópolis, entre
ta Ja muerte», se han convertido en simulacros los blancos, en un mundo completamente rscen-
referenciales y la ciencia misma ha devenido sado, analizado y Juego resucitado artificialmen-
simulación pura. Lo mismo se ha hecho en Cr&u- te disfrazándolo de realidad, en un mundo de ia
sot museificanrio sobru e) terreno, como testi- simulación, de alucinación de la verdad, de chan.
monio «histórico» de su época, barrios obreros taje a lo real, de asesinato de toda forma simbó-
enteros, zonas metalúrgicas vivas, una cultura lica y de su retrospección histérica e histórica,*
completa, hombres mu.eres y niños comprendi- muerte de la que los salvajes, nobleza obliga,
dos, con su lenguaje y sus costumbres, fosiliza- han pagado ios primeros la cuenta, pero que
dos en vida en una prisión a la vista de todos, hace mucho tiempo que -se ha extendido a todas
Ei museo, en vez de quedar circunscrito a un Jas sociedades occidentales.
reducto geométrico, aparece ya por todas par- Poro al mismo tiempo, la etnología nos brin-
tes, como una dimensión más de Ja vida. Así.-lu da su única y última lección, eJ secreto que le
etnología, en vez de circunscribirse a su papel mata {y que Jos salvajes conocen mucho mejor
de ciencia objetiva, va &n adelante a generalizar- que ella), la venganza del muerto.
se, liberada de su objeto, a todas las cosas vi- La clausura del objeto científico es idéntica
vas y va también a hacerse invisible, corno una a la da los locos y a Ja de los muertos, De igual
cuarta dimansión omnipresente, la dimensión del modo que Ja sociedad entera está irremediable-
simulacro. Todos nosoiros somos ya Tasada}, mente contaminada por el espejo de la locura
indios reconvertidos en lo que eran, es decir que flldjniame na colocado ante sí, Ja ciencia
en lo que la etnología los ha convertido, indios- no pueda más que morir contaminada por Ja
simulacro que proclaman en definitiva la verdad muerte de un objeco que es su espejo invertido.
universal de la etnología. Apare itamenta es ella quien lo domina, pero de
Todos nosotros somcs pasados vivientes bajo hecho él la inviste sn profundidad, según una re-
la luz espectral de la etnología, o de la antietno- versión consciente, no dando más que respues-
logía, que no es más que la forma pura de la et- tas muertas y circulares a una pregunta muerta
nología triunfal, bajo el signo de las diferencias > circular.
muertas y de la resurrección de las diferencias, Nada cambia cuando la sociedad rompe el

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espejo de la locura (abóle los asilos, devuelve nico invade de pronto & occidente ante la idea
la palabra a los locos, etc.), ni cuando la cien- de no poder salvar ID que el orden simbólico ha-
cia parece romper el espejo de su objetividad bía sabido conservar durante cuarenta siglos,
(abo!irse frente a su objeto como en Castañeda, aunque lejos de las miradas y de 3a luz. Ramsés
etcétera) e inclinarse ante Jas «diferencias», no significa nade para nosotros, sólo la momia
A la modalidad del encierro sucede la de un dis- tiene un valor incalculable puesto que es la que
positivo innombrable, pero nada ha cambiado. garantizo que la acumulación tiene sentido. Toda
A medida que la etnología se hunde en su insti- nueatrp cultura lineal y acumulativa se derrum-
tución clásica, se sobrevive en una antieinología baría si no fuérumos rapaces de preservar la
cuya tarea es la de volver a inyectar diferencia- «meicancia» del pasado a! sacarla a la luz. Para
ficción entre los salvajes, o salvaje-ficción en emo es preciso extraer a los faraones de sus
todos los intersticios, para ocultar que es este tumbas y a Jas momias de su silencio: hay que
mundo, el nuestro, &) que vuelve a ser salvaje exhumarlos y rendirles honores militares. Estos
a su manera, es decir, devastado por la diferen- viejos cadáver&s son el blanco de la ciencia y
cia y por la muerte, de ios gusanos al mismo tiempo, Sólo el secre-
De) mismo modo, siempre bajo el pretexto de to absoluto les garantizaba su poder milenario
salvar el original, se ha prohibido visitar las gru- —dominio de la podredumbre que significaba el
tas de Uscaux, pero s© ha construido una répli- dominio del ciclo total de intercambios con la
ca exacta a 500 metros del lugar para que todos mueité, Nosotros sólo sabemos poner nuestra
puedan verlas (se echa un vistazo por la mirilla ciencia al servicio de la restauración ds la mo-
a la gruta auténtica y después se visita la repro- mia, es decir, sólo sabemos restaurar un orden
ducción). Es posible que incluso al recuerdo visible, mientras que e) embalsamiento suponía
mismo de las grutas or ginaies se difumlne en el un trabajo mítico orientado a inmortalizar una
espíritu de las generaciones futuras, perú no dimensión oculta.
existe ya desde ahora diferencia alguna, el des- Precisamos un pasado visible, un continuum
doblamiento basta paríi reducir a ambas al ám- viííibíe, un mito visible de lus orígenes que nos
bito de lo artificial, tranquilice acerca rie nusstios fines, pues en el
La ciencia y la técnioa se han movilizado tam- fondo nunca hemos creído en ellos. De ahí la
bién recientemente -para salvar la momia ¿e histórica escena de la recepción de la momia
Ramsés 11 tras haberla dejado pudrirse durante en el aeropuerto de Orly, ¿acaso porque Ramsés
varias décadas en el fundo de un museo. El pá- fue una gran figura despótica y militar? posible-

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mente, pero sobre todo porque nuestra cultura Igual que la Etnología jugando a desligarse
sueña, tras este poder difunto que intenta ane- de su objeto para reafirmarse mejor en su for-
xlonar, en un orden que no haya tenido nada que ma pura, la desnuseificación es una vuelta más
ver con ella, y sueña en é] porque lo ha exter- en Ja espiral de la artificíalidad. Ejemplo de ello,
minado al exhumarlo, igual que su propio pasado. oí claustro de Sant Mlqi'e! de Cuixá que va a ser
Estamos fascinndos por P»amsés igual que repntriado, cun grandes gnstos, desde los Cloys-
los cristianos del Rer acimiento Jo estaban por ters do New York para reinstalarlo en su lugar
los indios de Amáricn, aquellos seres (¿huma- de origen., Y todo el mundo aplaude esta resti-
nos?) que nunca habían oído la palabra de Cris- tución (como en la «operación experimental de
to, Hubo también, en los inicios de la coloniza- reconquista de las cíceras» de los Campos Elí-
ción, un momento de estupor y deslumbramiento seos) , Así, si !a exportación de los capiteles fue,
ante la posibilidad de escapar a la ley unlvarsal efectivamente, un acto arbitrario, s!, en efecto,
del Evangelio. Una de dos: o se admitía que esta los CJoysters de New York son un mosaJoo arti-
ley no era universal, o se exterminaba a los in- ficia) de todas las culturas (según la lógica de
dios para borrar las pruebas. En general, se con- la centralización capitalista del valor), la reim-
tentaron con convertirlos o simplemente con portación a ios lugares de origen es aún más ar-
descubrirlos, lo que bastaba para exterminarlos tific!al: constituye el simulacro total que recu-
lentamente. pera Ja trasudad* medíante una circunvolución
De este modo, habrá bastado con exhumar a completa.
fiamsós parr. exterminarlo museificándolo, Las Vista la coso en profundidad, sería mejor que
momias no son consumidas por los gusanos sino el claustro permaneciera en New York, aquél es
que perecen al trasladarlas desde el ritmo lento su lugar, en un ambiente simulado, una especie
de lo simbólico, dueño de la podredumbre y de de Dlsneylandiu do la escultura y d© la arquitec-
la muerte, ni orden de lo historia, la ciencia y rl tura que por lo monos no umjnña a nadie. Repa-
museo, el nuestro, que hada domina ya, que sólo triarlo no es más que un subterfugio suplemen-
sabe volcar a lo que lo ha precedido a la podre- tario para poder actuar como si nada hubiera
dumbre y a la muerte para tratar acto seguido ocurrido y goz?»r de la alucinación retrospectiva.
de resucitarlo mediante la ciencia, Violencia {re- Una mistificación más honda todavía.
parable hacia todos los secretos, violencia de Los arrifiricanos se vanaglorian de haber he-
una civilización sin secreto, odio de toda una cho posible que la población india vuelva a ser
civilización contra sus propias basea. la misma c»ue antes de la conquista. Como si

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nada hubiera sucedido. Se borra todo y se vuel-
ve c empezar, La restitución del original dlfumi-
na la exterminación. Incluso llegan a presumir
de mejoras, de sobrepasar la cifra original, He
aquí la prueba de la superioridad de la civiliza-
ción: llegará a producir más indios de los que
éstos mismos eran capaces de producir, Por una Disenylandia es un modelo perfecto de todos
siniestra irrisión, tal superproducción es una for- los órdenes de simulacros entremezclados. En
ma más de exterminio: la cultura India, come principio es un juego de ilusiones y de fantas-
toda cultura tribal, se apoya en la limitación del mas; los Piratas, la Frontera, el Mundo Futuro,
grupo y en e! rechazo de todo crecimiento demo- etcétera. Suele creerse que este -mundo imagi-
gráfico «libre», corno puede apreciarse en Ishi. nario as la causa del éxito de Disneylandia, pero
Se da, pues, ahí, en la promoción «Ji'bre» de ios lo que atrae a las multitudes es, sin duda y so-
Indios por parte de los americanos, un contra- bre todo, al microcosmos social, el goce religio-
sentido total, un paso más en la exterminación so, en miniatura, de la América real, la perfecta
simbólica, escenificación da ios propios placeres y contra-
De este modo, por todas partes vivimos en riedades. Uno aparca fuera, hace cola estando
un universo extrañamente parecido al origina) dentro y es completamente abandonado al salir,
—las cosas aparecen dobladas por su propia es- La única fantasmagoría en este mundo imagina-
ceniflcación, pero este doblaje no significa une rio previene de la ternura y rsalor que las masas
muerte inminente pues las cosas están en él ya emanan y del axceslva número de gadgsts aptos
expurgadas de su muerde, mejor aún, más son- par?, mantener el efecto multitudinario. El con-
rientes, más auténticas bajo la luz de su modelo, traste con ta soledad absoluta de! parking —au-
como los rostros de las funerarias, téntico c&mpo üe concentración—, es total.
Disneylandia con tas dimensiones de todo un O, mejor: derrtrü, todo un abanico de gadgots
universo. magnetiza a la multitud canalizándola en flujos
dirigidos; fuera, la soledad, dirigida hacia un
solo gndget, al «verdadero», el automóvil. Por
una extraña coincidencia (aunque sin duda tiene
que ver con el embrujo propio de semejante uní-
verso), este mundo infantil congelado resulta

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haber sido concebido y realizado por un hombre Lo imaginario de Disneylandia no es ni ver-
hoy congelado tambJtm: Wait Disney, quien es- dadero ni falso, es un mecanismo de disuasión
pera su resurrección arropado por 180 grados puosto en funcionamiento para regenerar a con-
centígrados. trapelo la ficción de lo real. Degeneración de lo
Por doquier, pues, en Dlsneylandia. se dibuja imaginarlo que traduce su irrealidad Infantil. Se-
el perfil objetivo de América, incluso en la mor- mejante mundo so pretenda Infantil para hacer
fología de los Individuos y de la multitud, Todos creer que los adultos están más allá, en el mun-
los valores son aili exaltados por la 'miniatura y do «real», / para esconder que el verdadero in-
el dibujo animado. Embalsamados y pacificados. fantilismo está en todas partes y es &l Infantilis-
De ahí la posibilidad (L. Marín lo ha llevado a mo da ios adultos que viene a jugar a ser niños
cabo excelentemente en «Utóplques, Je'ux d'Es- para convertir en ilusión su infantilismo real.
paces») de un análisis ideológico de Disneylan- Además, Dlsneylandla no es un caso único.
dlai núcleo del «american way of Ufe», penegíri- Ennhanted Vlllage, Magjle Mountaín, Marino
co de los valores americanos, etc., trasposición World.,. Los Anyoles está rodeada de esta es-
Idealizada, en fin, de una realidad contradictoria, pecie de centrales imaginarlas que alimentan
Pero todo esto oculta otra cosa y tal trama con una energía propia de lo real una ciudad cuyo
«ideológica» no sirve- más que como tapadera misterio consiste precisamente en no ser más
de una simulación de tercer orden: Disneylandia que un canal de circulación incesante, irreal. Ciu-
existe para ocultar que es el país «real», toda dad de extensión fabulosa, pero sin espacio, sin
Ja América «real», una Disneylandia (al modo dimensión. Tanto corno de centrales eléctricas
como Jas prisiones existen para ocultar que es y atómicas, tanto como d© estudios de cine, esta
todo lo- social, en su banal ornnipresencla, lo que ciudad, quo no es más que un inmenso escena-
es carcelario). Disneylandia es presentada como rio y un traveüing perpetuo, tiene necesidad dei
imaginaria con la finalidad de hacer creer que el viejo recurso Imaginario hecho de signos Infan-
resto es real, mientras que cuanto la rodea, Los tiles y do espejismos trucados.
Angeles, América ontera, no es ya real, sino Disieyiandia muestra que lo real y lo imagi-
perteneciente al orden de Jo hiperreal y de la nario perecen de la misma muerte, A una reali-
simulación, No se trata de una interpretación dad diáfana responde una imaginación exangüe.
falsa de la realidad {la ideología), sino de ocul- Pero hubo un tiempo de poder para lo imagi-
tar que la realidad ya no es la realidad y, por tan- nario de Igual modo que hubo una fase de poder
to, de salvar el principio de realidad, de lo real, aunque ambas se hayan cumplido ya

30 31
hoy en día, Los juegos de la ilusión tuvieron su ahí con el espacio y, por tanto, con todo el sis-
momento triunfa) desde el Renacimiento hasta tema de representaciones que ordena el palacio
la Revolución, en el tnatro, .el Barroco, la pintura y la república, no está muy claro.
y las peripecias «menores» del engaño visual, Se trata de un es-pacio privadísimo, es patri-
éste presenta en dos dimensiones lo que en rea- monio del principe como el incesto y la transgre-
lidad tiene tres: el universo «real», pero de re- sión fueron monopolio de los reyes. Tiene lugar
pente da un salto hasta la cuarta, la que precisa- aquí un cambio total de las reglas del juego que
mente le falta a) espacio realista del Renacimien- conduce a suponer que todo el espacio exterior,
to, Nunca se vio con mayor claridad que se trata ei del palacio y, más allá, ei de la ciudad, que el
de seccionar lo-real para abrirse a lo imaginario, espacio mismo del poder, PÍ 'espacio político,
iscamotear una verde d tras otra, un hecho tras puede que no sea más que un efecto d© pers-
otro, una palabra tras otra, escamotear lo reai a pectiva, Un secreto tan peligroso, una hipótesis
lo real, tai es la potestad de la seducción. Si el tan radical, el príncipe se' preocupa de guardar-
poder tiene tres dimensiones, la seducción se los para éi, sólo para sí y en la intimidad más
inicia con una dimensión de menos, Esto es jus- rigurosa: quizás reside ahí justamente &] secre-
tamente lo que nos revela el «studiolo» del Pa- to ¿e su peder. Después de JVlaquiavelo los polí-
lazzn Ducale de Urbino, ticos quizás han sabido siempre que el dominio
Minúsculo santuario engañoso en el corazón de un espacio simulado está en la base del po-
d-el Inmenso espacio ce) palacio, Todo el palacio der, qutí Ja política no es una función, un terri-
es el triunfo de una sabia perspectiva arquitec- torio u un espacio real, sino un modelo de simu-
tónica, de un espacio desplegado de acuerdo con lación cuyos actos manifiestos no son más que
las reglas. Ei «studiob» es un microcosmos in- el efecto realizado. Es este punto ciego del pala-
verso: separado del re.-sto del palacio, sin venta- cio, este lugar cercenado de la arquitectura y de
nas, sin espacio propiamente dicho, el espacio la vida púbjica, el que, «n cierto modo, rige el
está en él perpetrado por simulación. Si todo el conjunto, no según una determinación directa,
palacio constituye al ficto arquitectónico por-ex- sino per una especie ds inversión metafísica, de
celencia, el discurso manifiesto del arte (y del transgresión interna, de revolución de la regla
poder), ¿qué pasa con la ínfima célula del »stu- operada en sücreco como en los rituales primi-
dlolo» que, como una especie de otro lugar sa- tivos, de ayujero en la realidad —simulacro ocul-
grado, flanquea la capilla desprendiendo cierto to en el corazón de la realidad y del que ésta
tufillo a sacrilegio y alquimia? Lo que se barsja deponde en toda su operación.

32 33
Ocurre igual con el «studiolo» de Moníeftl- cuando esta prospectiva simulada —pues no es
tre: es el secreto inverso (¿perverso?) de la no más que un simulacro— se deshace, surge otra
existencia en el fondo de la realidad, secreto de cosa que, a falta de algo mejor, expresamos en
la siempre posible reversibilidad del espacio términos de tacto ,de una hiperpresencia táctil
«r^ai» en lo profundo incluido «I espacio polí- d<3 las cosas, «como si fuera posible tocarlas y
tico —secreto que rige lo político, y que se per- y llevárselas». Pero no nos engañemos, este es-
dió luego por completo, en la ilusión de la «rea- pejismo de presencia táctil no tiene nada que
lidad» de las masas. ver con nuestro sentido rt-al del tacto: es una
En el truco visual no se trata nunca de con- metáfora d& la «aprehensión» correspondiente a
fundirse con lo real, sino de producir un simula- ia abolición de ía escena y del espacio represen-
cro, con plena conciencia del juego y del artifi- tativo. De golpe, esta aprehensión, que es &l mi-
cio. Se trata, mimando la tercera dimensión, ds legro del engaño visual, resurge sobre todo el
introducir la duda sobre la realidad de esta ter- llamado mundo «real» circundante, revelándonos
cera dimensión y, minando y sobrepasando ©I que la «realidad» nunoa es otra cosa que un
efecto de lo rea1!, de te rizar la duda ra-dí'cal sobre mundo jerárquicamente escenificado, objetiva-
el principio de realidad. Pues la tercera dimen- do según las reglas de la profundidad, y revelán-
sión, la de la prospectiva, es también la dimen- donos también que la realidad es un principio
sión de la mala conciencia del signo para con bajo cuya observancia se regulan toda la pintu-
la realidad y toda la pintura desde el Renaci- ra, la escultura y la arquitectura de la época,
miento está podrida de esta mala conciencia. pero nada -más que un principio, y un simulacro
Si existe una espeoie de milagro del truco, al que pone fin la hí-persimulación experimental
jamás se da en Ja ejecución «realista» —las uvas del engaño visual.
de Zeuxis, tan reales que los pájaros las pico-
teaban. Absurdo. El milagro no puede darse nun-
ca en el colmo del realismo, sino precisamente
al contrario, en e) desfallecimiento repentino d3
la realidad y en el vértigo que produce hundir-
se en él. Esta pérdida del escenario de lo real
es la que revela la familiaridad súbita, surreai,
de loe- objetos. Cuando la organización jerárquica
del espacio real bajo al privilegio de la visión,

34 35
tras una superestructura moral, quienquiera que
regenera este, moralidad pública (sea a través
de la indignación, de la denuncia, etc.] trabaja
espontáneamente para el orden del capital. Así
lo hicieron Jos periodistas del Washington Post.
Pero esto no sería más que Ja fórmula de la
ideología y cuando Bordieu Jo enuncia sobreen-
Watergate. Escenario idéntico al de Disney- tiende la «relación de fuerzas» como verdad de
landia, efecto JmagJnaHo ocultando qu& no exis- la dominación capitalista y, también él, denuncia
te ya realidad ni más allá ni más acá de los lími- esta relación como escándalo, situándose an la
tes del perímetro artificial. Efecto de escándalo misma posición determinante y moralista que los
en este caso, ocultando que no hay diferencia periodistas del Washington Post, Lleva a cabo el
alguna entre los hechos y su denuncia (los mé- mismo trabajo de purga y relanzamf-ento de un
todos usados por los hombres ds la CÍA y por orden mora], do un orden de verdad donde se en-
los periodistas del Washington Post son idénti- gendra Ja auténtica violencia simbólica d&l or-
cos}. La misma operación de disuasión destina- den social, más allá de todas las relaciones de
da a regenerar ya, por medio del escándalo, un fuerzas que no son sino su configuración move-
principio moral y político, ya, a través de lo ima- diza e indiferente en la conciencia moral y po-
ginario, un principio de realidad en extinción. lílJcn d& los hombres.
La denuncia del escándalo es siempre un ho- Bourdieu enmascara que el capital no signifi-
menaje tributado a la ley. Con Watergate se ha ca en modo alguno un orden de la racionalidad,
logrado ante todo imponer la idea de que- Water- de la moralidad o de las relaciones de fuerzas, y
gate fue un escándalo —lo que §n este sentido eximo los periodista*, del Washington Post, no
ha constituido una operación de intoxicación pro- hace más que áimular pera denunciarla, una ins-
digiosa, una buena dos-ls de reinyección de mo- tancia Ideal del capitalismo. Ahora bien, esto
ral política a escala mundial. Puede decirse con es todo lo que el capital nos pide: recibirlo como
Bourdieu: «Lo característico de toda tensión de racional o combatirlo en nombre de la racionali-
fuerzas es disimularse como tal y lograr toda su dad, recibirlo como moral o combatirlo en nom-
potencia precisamente gracias a este disimulo», bre de la moralidad. Se traía de lo mismo, y se-
entendiendo lo anterior de QSÍQ modo: el capital, mejante peripecia puede leerse bajo otra forma:
inmoral, y sin escrúpulos, sólo puede ejercerse antaño se ponía empeño en disimular un essán-

36 37
dalo, hoy el empeño se pone en ocultar que no rno tiempo, la revolución ya no es necesaria: bas-
lo es. ta con que el capital se adhiera a la fórmula ra-
Watergate no es un escándalo, he aquí lo cional del cambio).
que ec preciso decir a toda costa, pues es 'o que Pero el capita) no ha estado nunca unido por
todo el mundo, y antes que nadie los denuncian- un contrato a Ja sociedad que domina, Es una
tes, se dedican a ocultar. Semejante disimulo en- hsnhiecría de la relación social, un desafío a la
mascara un ahondamiento de la moralidad, de la pocietíad, y como a tal dfiba respondérsele, No
{puesta en) escena primitiva de! capital: su es un escándalo que denunciar según la raciona-
pánico moral, a medida que nos acercarnos a la lidad moral o económica, es un desafío que hay
crueldad instantánea, su incomprensible feroci- que aceptar según la regia simbólica.
dad, su inmoralidad fundamental —he aquí lo Watergate no ha sido, pues, más que una
realmente escandaloso, inaceptable para el sis- trampa tendida por si sistema a sus adversarios
tema de equivalencia moral y económica que —simulación d's escándalo con fines regenerado-
constituye el axioma de) pensamiento de-la Iz- res, Ésto sstaría encarnado en el film por el per-
quierda desde el Siglo de las Luces hasta el co- zonaje de «Deep Throat», de quien se ha dicho
munismo, Se le imputa ai capital la idea del con- que era la eminencia gris de ios republicanos
trato, pero a él le tiene sin cuidado pues es una manipulando a los periodistas de izquierda para
empresa monstruosa, sin principios, un punto desembarazarse de Nixon, ¿Por qué no?, todas
y nada más, El pensamiento iluminado es el que Jas hipótesis son posibles aunque ésta, además,
intenta controlarlo imponiéndole reglas y toda es suparflua: la Izquierda se basta muy bien
recriminación con avisos de pensamiento revo- para realizar ella sola, y sin complejos, el traba-
lucionario está hoy acusando al capital de no se- jo de Ja de»echa. Sorín, pues, muy inocente en-
guir las reglas de) juego: «el poder es injusto, contrar nhí una especie de amarga buena con-
su justicia es una justicia de clase, el capitnl ciencia, yn que la derecha, por su parte, reali-
nos explota.,.», como si e! capital estuviera li- za también escontáneair.ente el trabajo de Ja iz-
gado por un contrato a la sociedad que rige. Es quierda. Todas las hipótesis de manipulación son
la izquierda la que tiende al capital el espojo reversibles en el seno de un torniquete sin fin:
de la equivalencia esperando que quede pren- la manipulación es una causalidad flotante don-
dido en él, prendido en la fantasmagoría del con- de positividad y negatlvidad se engendran y se
trato social y cumpliendo sus cláusulas, redistri- recubren, donde ya no existe activo ni pasivo.
buyendo su deuda entre toda la sociedad (al mis- Sólo con la detención arbitraria de esta causali-

38 39
dad giratoria podrá ser salvado un principio de tal. como ia cíe la bomba, constituye el verdadero
realidad política. Sólo mediante la simulación de campo magnético del suoesc. Los hechos no tie-
un campo de perspectiva restringido, conven- nen ya su propia trayectoria, sino que nacen en
cional, en el que las premisas y las consecuen- la intersección de los modelos y un solo hecho
cias de un acto o de un suceso sean calculables, puede ser ©nrjnndrado por todos los modelos a
puede mantenerese cierta verosimilitud política la vez. Esta anticipación, esta precesión, este
(y, naturalmente, el análisis «objetivo», la lu- cortocircuito, esta confusión del hecho con su
cha, etc.). Sí se contornpla el ciclo completo de mcdelo (ya sin desviación de sentido, sin pola-
no importa qué acto o suceso en un sistema don- ridad dialéctica, isln electricidad negativa, im-
de la continuidad linea] y la polaridad dialéctico pioáicn de polos opuestos), es la que da lugar a
ya no existan, en un campo transtornado por la todas !as Interpretaciones posibles, incluso las
simulación, toda determinación se" esfuma, todo más contrpdlntorlas, verdaderas todas, en el sen-
acto queda abolido iras haber aprovechado a tido de que su verdad consiste en intercambiar-
todo el mundo y haberse aireado en todas direc- se, a imagen y semejanza de los modelos de que
ciones. proceden, en un ciclo generalizado,
Un atentado en Italia, por ejemplo, ¿es obra Los comunistas se las tienen con el P.S. como
de la extrema izquierda, provocación de la extra- si oretendíeran romper la unión de la izquierda,
rra derecha o un mfinta}8 centrista para despres- pero dejan que prospere la idea de que sus re-
tigiar los extremismos terroristas y reafirmarse sistencia proceden de disensiones internas (¡si-
en el poder?, más aún, ¿se trata de una farsa mulación de democracia!). De hecho, ¿podría
policíaca, de un chantaje a la seguridad pública? quizá tretarse de que, en bloque y realmente, no
Todo ello es verdadero al mismo tiempo y la desean el poder?, pero» ¿no lo quieren en esta
búsqueda de pruebas, es decir, de la objetividad coyuntura o no lo quieren por definición? Cuando
de los hechos, no es capaz de detener semejan- Berlingufcr declara. «No hay que temer ver a Jos
te vértigo Interpretativo, La cuestión es que nos comunistas en el poder en Italia», esto puede
hallarnos en medio da una lógica de la simula- .significar a la
ción que no tiene ya nade, que ver con una lógica
de los hechos, La simuleción se caracterlzs por que no hay de qué temer, pues los comunis-
la precesión del modelo, de todos los modelos, tas, si llegan al poder, no cambiarán nada de
sobre el más mínimo de .os hechos —la prosen- su mecanismo cap 'tal i sí a fundamental.
cia del modelo es anterior y su circulación orbi- qua no existe peligro alguno de que lleguen

40 41
a).poder (por la sencilla razón de que no lo dad reversible de las distintas hipótesis), Infier-
desean), y suponiendo que llegaran a ocupar- no de la simulación que no es ya el tte la
lo, no harán otra cosa que ejercer el poder tortura, sino el de la torsión sutl'l, maléfica, Ina-
por procuración. baciable, del sentido,1 Un ejemplo más: los con-
— que de hecho, el poder, lo que se dice un denados en el proceso de Burgos fueron un re-
verdadero poder, ya no existe y no hay pues gdo de Franco a la democracia occidental a la
riesgo alguno de que alguien pueda tornarle. que brindó la ocasión de regenerar su propio hu-
— más aún: Yo, Berllnguer, no temo que los co- manismo vacilarte, pero ¿acaso la protesta indig-
munistas tomen el pader en Italia, lo que pue- nada do los demócratas consolidó el régimen
de parecer una perogrullada, pero no lo es franquista aglutinando a las masas españolas
tanto si tenemos en cuente que contra semejante intervención extranjera? ¿Qué
— ello puede querer decir lo contrario íno es ha sido de la verdad en una maraña tal de com-
necesario el psicoanálisis para comprender- plicidades admirablemente tejida sin advertirlo
lo]: tengo miedo de que los comunistas to,- ni sus. propios autores?
rnen el poder (y existen buenas razones para Conjunción del sistema y de su alternativa
tenerlo, incluso para un comunista), más lejana llegando ambos a tocarse come los
dos extremos de un espejo cóncavo. Curvatura
Todo esto es verdadero al mismo tiempo. Es «/iciosa» de un espacio político en adelante
el secreto de un discurso que ya no sólo es am- imantado, circular y reversible de derecha a iz-
biguo, como puedan Sfcrlo los discursos políti- quierda —torsión parecido al genio maligno de
cos, sino que revela Ja imposibilidad de una la conmutación—, el sistema entero, lo infini-
posición determinada ante el poder y la imposi- to rteJ capital se repüega sobre su propia*1 super-
bilidad de una posición determinada ante el dis- ficie, ¿Acaso no ocurre Jo mismo con el deseo
curso. Y esta lógica no pertenece a ningún y cun al espacio llbidinal? Conjunción del deseo
partido, sino que atraviesa todos los discursos y del v&lor, del deseo y dol capital, del deseo y
aunque no lo deseen, ¿Quién será capaz de desen- de! poder. Conjunción del deseo y de la ley, úl-
redar este embrollo? El nudo gordiano podía por timo goce metarnorfoseado de !a ley {lo que ex-
lo menos cortarse. De la división de la banda plica porqué ésta se encuentra tan generosa-
de Moebius resulta unp espiral suplementaria
en la que1 no queda rfcsuslta la reversibilidad de 1. Ello no desmnbocí forzosumante un In desesperación, sino a
menudo on uno Impí jvlainlón do sontldo, 'ío sin aontldo, de múltiplas
las caras (en e) caso qufí nos ocupa, la continul- sentidos simultáneos que so destruyen.

42 43
mente a la orden de) día}: sólo goza e) capital, sin y el capital con la revolución, dei -mlsmc
decía antes de llegar a pensar que nosotros go- modo qu& se probó la etnología (los Tasaday)
zamos también en el interior del capital. Verseti- desposeyéndola de su objeto. Todo ello sin con-
lidad aterrante del deseo en Deleuze, giro enig- tar
mático que quizás conduce al deseo, «revolucio- prober el tfiatro con el antiteatro
nario en sí mismo, casi involuntariamente, sólo probar el £.rte con el añilarte
por querer lo que quiere», a Desear su propia orobur la pociacjogía con la antipedagogía
represión y a investir sistemas paranoicos y fas- probar la psiquiatría con la aniipsiquiatría
cistas, Torsión maligna que deja a- la revolución etc. ate,
del deseo sometida a la misma ambigüedad fun.
damental de la otra revolución, la histórica. Todo ce metamorfosta en el término contra-
Todos los referentes mezclan su discurso en rio para sobrovivirse en su forma expurgada. To-
una compulsión circular» «moebiana». Sexo y tra- dos los poderes, todas l&s instituciones, hablan
bajo futron no hace mucho tiempo términos fe- de sf mismos por negación, para Intentar, simu-
rozmente opuestos, hoy se resuelven ambos en lando la muerte, escapar a su agonía real, El po-
el mismo tipo de demanda, Antaño, el discurso der quiere escenificar su propia muerte para re-
de Ja historia tomaba roda su fuerza de oponerse cuperar algún brillo de existencia y legitimidad.
violentamente al de U naturaleza y e) discurso Por ejemplo, e) caso de los presidentes nortea-
del deseo de oponerse al del poder, hoy inter- mericanos: Jos Kennedy morían porque tenían
cambian sus significantes y sus campos de ac- aun cierta dimensión política; los demás, John-
ción. son, Nixon, Forc!, debían contentarse coi>atenta-
Sería demasiado Ir.rgo de correr todo el aba- dos de pacotilla a base de asesínalo simulado,
nico de la negatividaH operativa, el abanico de Sin embargo, precisaban P! aura de una amenaza
todos estos escenarics de disuasión que, como artificial para ocultar que no eran más que ma-
Watergate, intentan'regenerar un principio mori- rionetas del poder. Antaño, e] rey debía morir
bundo medíante e! essándalo, el espejismo y la (también si dios) y en ello residía su fuerza, En
muerte simulados —especie de tratamiento hor- la actualidad, el lidnr se afana miserablemente
monal para la negativídad y la crisis, La cues- en la comediu de su muerte a fin de preservar
tión es probar lo real con lo imaginario, la vsr- la gracia del poder. Sin embargo, esta gracia se
dad con el escándalo, la iey con la transgresión, ha pardeo ya.
el trabajo con la huelga, e) sistema con Ja cri- Buscar sangre fresca en la propia muerte, re-

44 45
lanzar e) ciclo a través del espejo de la crisis,
de la negatlvidad y del sntipoder, es la única so-
lución-coartada de todo poder, de toda institu-
ción que intenta romper el círculo vicioso de su
irresponsabilidad y de su inexistencia funda-
mental, de su estar de vuelta y de su estar ya
muerto, La imposibilidad de escenificar la Ilusión, es
dal mismo tipo que la imposibilidad de rescatar
un nivel absoluto de realidad, La ilusión ya no es
posible porque 9a realidad tampoco lo es. éste
es el planteamiento dsl problema político de la
parodia, de la hipersimulacíón o simulación ofen-
siva, Toda negatividad política directa, toda es-
trategia de relación de fuerzas y de oposición, no
es más quo simulación ..defensiva y regresiva.
Por ejemplo, sería interesante comprobar cuán-
do «I aparato represivo reacciona más violenta-
mente, si ante un hold-up simulado o ante un
hold-iip rea1), Pues el segundo no hace más que
cambiar el orden de las cosas, e) derecho a la
propiedad, mientras que el primero atenta contra
el mismo principio de realidad, La transgresión,
la violencia, son m&nos grav&s, pues no cuestio-
nnn máe que ai reparto de lo real. La simulación
ea infinitamente más podero&a ya que permite
siempre suponer, más allá de su objeto, que el
orden y 1» tey mismos podrían muy bien no ser
otra cosa que rimnladón (recordar el engaño de

Pero in dificultad está cortada a la medida


del peligro: ¿cómo fine;)'' un delito y probar que

46 47
fingíamos...? Simule usted un robo en unos al- Dentro de esta imposibilidad de aislar el pro-
macenes y haga que le descubran (sino, ¿donde ceso de simulación hay que constatar el peso
estaría el juego?). ¿Cono persuadir al servicio de un orden qu& no puede ver ni concebir rnás
de vigilancia de que se trataba de un hurto si- que lo real, puus sólo en el seno de lo real
mulado?, no existe diferencie «objetiva» alguna. Duedtí funcionar Un delito simulado, si ello pue-
Se trata de los mismos gestos y de los mismos de probarse, será o castigado ligeramente ípues-
signos que en un robo n;al y, además, los signos to qi'G no ha tenido consecuencias), o castigado
no se inclinan ni de un lado ni de otro. Para el como ofensa al ministerio público {por ejemplo,
orden establecido son, sin duda, signos pertene- si se ha hecho actuar a la policía «para nada»),
cientes a ia esfera de lo real, pero nunca será castigado como simulación
Organice usted un hlso hold-up, Asegúrese pues, en tanto que tal, no es posible equivalen-
de que sus armas sean totalmente inofensivas y cia alguna con io real y, por tanto, tampoco es
utilice un rehén cómplice a fin de que ninguna posible ninguna represión. £1 desafío de la simu-
vida sea puesta en peligro (pues de lo contrario lación es inaceptable para el poder, ello se va
acabará en ia cárcel), Exija un rescate y procure aún más claramente al considerar la simulación
que la operación alcance la mayor resonancia. cié virtud: no se castiga y, sin embargo, en tanto
En suma, intente que el asunto resulte «verda- que simulación es tan grave como fingir un de-
dero» para poder poner a prueba ia reacción del lito, La parodia, al hacer equivalentes sumisión
sistema ante un simulacro perfecto. No va usted y transgresión, comete el peor de los crímenes,
3 lograrlo: su red de signos artificiales se liará pues anula la diferencia en que la ley se- basa, E)
inextricablemente con elementos reales (un po- orden establecido nada puede en contra de esto,
licía disparará de verdad; un cliente del banco está desarmado ya que la ley es un simulacro
se desvanecerá y morirá de un ataque cardíaco; de segundo orden mientras, que la simulación
puede que incluso le paguen el .rescate), Total, pertenece al tercer orden, más allá de lo verda-
que sin haberlo querido se encontrará usted in- dero y da lo falso, más allá de las equivalencias,
merso de lleno en lo real —una de cuyas fúñelo» más ailó de las distinciones racionales sobre Jas
nes es precisamente la de devorar toda tentati- quu se basa el funcionamiento de todo orden so-
va de simulación, ia de reducir todas Jas cosas cial y de todu poder. Es pues ahí, en la ausencia
a la realidad-—. Éste es orecisamente el orden de io reaí, dondo hay quo enfocar el orden, no
establecido, y lo era-ya mucho antes de la pues- en otra parte.
ta en juego'de las institusíones y de la justicia. Po»- eso el orden escoje siempre lo real. En

48 49
ia duda, prefiere siempre la hipótesis de lo reul referencia! que sólo puede reinar sobre lo re-
íen e) ejército se prefiere tomar al que finge fersncial, poder determinado que sólo puede reí-
por verdadero loco), aunque esto se va haciendo nar sobro un mundo determinado, pero que no
cada vez más difícil, pues si resulta práctica- puede nada contra esta recurrencia indefinida de
mente imposible aislar el proceso de simulación la simulación, contra esta nebulosa Ingrávida
a causa del poder de inercia de lo real que ncs que no se somete a las leyes de la gravitación
rodea, también ocurre lo contrario íy esta re- de lo real. ti podar mismo acaba por desmante-
versibilidad forma parte del dispositivo de simu- la! se en este espacio y deviene una simulación
lación e impotencia de! poder), a saber, que a de poder (desconectado de sus fines y de sus
partir de aquí deviene imposible asilar el proce- ob.ieíivoa, abr,cado a afectos de poder y de si-
só de lo real, incluso ¿e hace imposible probar mulación de masa).
ciue io real lo sea, La única arma absoluta del poder consiste
Por ello, todos los hoid-up, secuestros d*3 en impregnarlo todo de referentes, en salvar lo
aviones, etc., son de algún modo hold-u-p simula- real, en persuadirnos de la realidad de lo soda),
dos ,en el sentido en que están todos someti- de la- gravedad de la economía y de las finalida-
dos a priori al desciframiento y a la orquesta- des de la producción, Para lograrlo se desvive,
ción ritual de los rrass-rnedla que se anticipan es lo mes claro de su andón, en prodigar crisis
a su escenificación y a sus posibles consecuen- y penuria'por doquier, «Tomad vuestros desoos
cias. En definitiva, en 6-1 sentido en que funcio- por la realidad» puede llegar a entenderse como
nan como un conjunto tíe signos sometidos a su un 3S]ogan desesperado del poder. En un mun-
carácter de signos, en modo alguno a su fina- do sin referencias, la referencia del deseo, o In-
lidad «real». Pero guindémonos de tomarlos cluso la confusión del principio de realidad y
como Irreales o como inofensivos, Ai contra- de) principio de deseo, son menos peligrosas
rio, es en tanto que sucesos hiperreales, no te- que la contagios® hiperrrealidad. Quedamos en-
niendo ni contenido ni fines propíos, pero re tre principios y un asta zon? el poder siempre
fractados los unos por lo sotros (del mismo tiens razón, La hiperrealidad y la simulación di-
modo que los llamados sucesos históricos: huel- suaden de todo principio y ríe todo fin y vuelven
gas, manifestaciones, cnsís, etc.), es en tantc centra el poder mismo la disuasión que él ha uti-
que tales que llegan a ser incontrolables para lizado *:aj] háb'lmnnte durante largo tiempo. Pues,
un orden que sólo puede ejercerse sobre lo real en definitiva, el uapital es quien primero se ali-
y sobre lo racional, sobre causas y fines. Orden mentó, al filo de su historia, de la desestructura-

50 51
ción de todo referente, de todo fin humano, qui&n posturas artificiales, sociales, económicas o po-
primero rompió todas las distinciones ideales líticas. Para él es una cuestión de vida o muerte,
entre lo verdadero y lo faiso, el bien y el mal, pero ya es demasiado tarde.
para asentar una ley radical de equivalencias y De ahí la histeria característica do nuestro
d3 intercambios, Ja ley de cobre de su poder. tiempo: la de la produución y reproducción de lo
Él es quien primero hn jugado la baza de la di- real, La otra producción, la de valores y mercan-
suasión, de la abstracción, de la desconexión, cías, la de las buenas épocas de la economía
de la desterritoriallzacíón, etc., y si éi es quien política, carece de sentido propio desde hace mu-
viene fomentando la realidad, el principio de rea- cho tiempo. Aquello qus toda una sociedad bus-
lidad, él es también quien primero lo liquidó con ca al continuar produciendo, y superproducien-
la exterminación de tcdo valor de uso, de toda do, m resucitar lo real que se le escapa, Por eso,
equivalencia real de Is producción y la riqueza, ta? -produccfón «material» se convierte hoy en hi-
con la sensación que tenernos de la Irrealidad perraal. Retiene todos los rasgos y discursos de
de las posibilidades y .a omnipotencia de la ma- la producción tradicional, pero no es más que
nipulación. Ahora bien, esta lógica misma es la una .metáfora, De este modo, los hlperrealistas
que, al radicalizarse, eí.tá liquidando hoy por hoy fijan con un parecido alucinante una realidad de
al poder, el cual no intenta otra cosa que fre- la quo $e ha esfumado todo el sentido y toda la
nar semejante espiral catastrófica secretando profundidad y la energía de la representación,
realidad a toda costa, alucinando con todos Íes Y así. el hipt?rre'dl!smo de la simulación se tradu-
medios posibles un i'iltimo brillo de realidad ce por doquier en al alucinante parecido de lo
sobre el que fundamentar todavía un brillo d© real consigo mismo,
poder (pero no logra otra cosa que multiplicar Desde hace mucho tiempo, el poder no sue-
sus signos y acelerar el papel de la simulación). ña más que en producir signos de su realidad.
Mientras la amenaza histórica le vino de ¡o Do pronto, ha entrado en escena otra figura del
real, el poder jugó la baza de la disuasión y la poder, la de la demanda selectiva de signos de
simulación desintegrando todas las contradic- poder, unión sagrada que se produce en torno
ciones a fuerza de producción de signos equiva- a su desaparición y para conjurarla, Todo el rnun»
lentes, Ahora que la ainenaza le viene de la si- do sa adhiere más o menos a esta demanda por
mulación (la amenaza de volatilizarse en el jue- te.*ror al hundimiento de lo político. Así llega-
go de los signos), el poder apuesta por lo real, rnos a un punto en que el juego se reduce a mul-
juega la baza de la crlfis, se esmera en recrear tip'ioar la obsesión crítica del poder, obsesión

52 53
de su vida y de su muerte, 8 medida que se es- una ostructura, una estruteyia, una relación de
fuma. Cuando nada quede de é), nos encontra- fuerzas, une apuesta, el poder del que habla-
remos todos, según una lógica de autodlsuasión mos, no siendo más que el objeto de una de-
progresiva, bajo la alucinación tota] del poder. manda social, será objeto de la Iey.de la oferta
Una obsesión tal que ss perfila ya per todas par- y la demanda y no e&tará ya sujeto a la violen-
tes, expresando a la vez la compulsión de desha- cia y a la muerte. Completamente expurgado de
cerse de) poder (nadie lo quiere ya, todos lo de- la dimensión poHticíi, depende, como cualquier
jamos para los oíros), y el nostálgico pánico de otra mercancía, de la producción y el consumo
su pérdida, La melancolía de las sociedades sin masivo [mass-rnedia, elecciones, encuestas),
poder, ella fue una ve.; quien suscitó el fascis- Todo destello político ha desaparecido, solamen-
mo, la sobredosis de un referencia! fuerte en t3 queda la ficción de un universo político,
una sociedad que no puede culminar su snluta- l.o mismo ocurre con el trabajo, Ha desapa-
Ua vocación, recido la cnispa de ia -producción, -la violencia
Seguimos en el mismo sitio y no encontra- del trabajo y de io que en él se juega, Todo el
mos salida: no sabemos guiar e] cortejo fúnebre mun^o- produce aún, y cada vez más, pero el tra-
de lo rea), del poder, ¿!e lo social mismo, impli- bajo se ha convertido en otra cosa: una necesi-
cado también en la depresión en que nos agi- dad, corno lo contemplara idealmente Marx, pero
tamos, Y es precisamente por un recrudecimien- en mudo alguno en el mismo sentido, sino en el
to artificial del poder, de lo real y de lo social srmüdo de que el trabajo ss objeto de una «de-
por Jo que intentamos escabullimos. Esto, sin manda» sooiül, corno el ocio, al que se equipara
duda, acabará produciendo e! socialismo, Por en el funcionamiento general de la vida. Ahora
una torsión inesperada, por una ironía que no as bien, tal demanda es exactamente proporcional
ya la de la historia, se -á de la muerte de lo so- a 10 pérdida del rumbo en el proceso del tra-
cial de donde va a surgir si socialismo, como bajo,1 Idéntica peripecia que en el caso del
brotan las religiones de la muerte de Dios, Ad-
venirniento retorcido, energía inversa, reversión 1. A esta debilitarían de los atributos de) trabajo, corresponda
una bója parálalo de loa atribuios del sonjumo. Se acabó, por QJBJD,,
ininteligible para la lógica de la razón. Como lo lo aot'sFAcdüJi directo, de uso o do pristiólo, del automóvil; 91 acabó
01 discurso amoroso que oponía ñatamente al objeto de placer al ob-
es el hecho de que eí poder no esté ahí mác jete de traba]r>. Ho Uegado el tuno do otro discurso que, por una
que para ocultar que ya no existe poder. Simu- morola pa/adójloo, as un discurso da trabajo sobro el objeto tto con.
Bfimo, i.nia un ruvoaMmlento activo, conatreñJdor [gaste manos gaso-
lación que puede durar indefinidamente: a dife- lina, cuido su seguridad, no corro, ote) a) que tratan dp adoptaras
Im cnniclerlsllcna Ho loa vehículos. Recuperar lo posibilidad do otra
rencia del «auténtico» poder que es, que fue. opuesta medíanlo e) Hosplazonilontc do un polo sobro el otro. El tro-

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poder: el escenario del trabajo se monta para ocultaría el proceso «real» de trabajo y el fun-
ocultar que lo real dei trabajo, de Ja producción, cionamiento «objetivo» de la explotación, El he-
ha desaparecido. Y también lo rea) de la huelga, cho es que el trabajo sigue ahí tan sülo para
que ya no consiste en detener el trabajo, sino en ocultar que no hay ya trabajo, De igual modo, la
su alternativa en la cadencia ritual de ia anuali- cuestión no nstá ya en Je. ideología del poder,
dad social, Todo oourre como si cada cual hu- sino sn la escenificación del poder para ocultar
biera «ocupado», tras la declaración de huelga, que éste no existe ya, La ideología no correspon-
su li)nnj V puesto fin trabajo y retomarlo, nomo dí; n oiru í:i ;¡u ijiiií ¡i luiit iiiiih'tirHnnión de la rea-
MU •!»• f?t|"i "M o,,,, n litluil medJün'.u lus siíjiiuí?, I ti simulación corres-
la producción exactamente en los mismos térmi- ponde a un cortocircuito de la realidad y a su
nos que antes, pese s declararse (y a estar vlr- reduplicación a través de los signos. La finñ'li-
tualmente) en estado de huelga permanente, d&d-de! análisis ideológico siempre es restituir
Sin embargo, aunque 'as cosas continúan 9] proceso objetivo, y siempre será un falso pro-
corno si no hubiera pasado nada, todo ha cam- blema el querer restituir la verdad bajo el slmu-
biado de sentido, No se trata de un sueño de líicro, •
ciencia ficción, sino del doblaje de] proceso del Por eso el poder está en el fondo tan de
trabajo y del proceso de la huelga —huelga ln- acuerdo con los discursos ideológicos y los dis-
corporada como la obsolescencia en los objetos, cursos sobres Ja ideología, porque son discursos
como ia crisis en la producción. No puede ha- de verdad —válidos siempre, sobre todo si son
blarse ya de huelga y de trabajo, sino de ambos revolucionarios, para oponerlos a los golpes mor-
a la vez, es decir, de algo completamente dife- tales de la simulación.
rente: una magia del trabajo, un engaño, una es-
cenificación del drama de la producción (por no
.decir de su melodrama), dramaturgia colectiva
en el escenr.rio vacío de lo social.
No es ya la Ideología del trabajo lo que es
cuestión —viejo discurso, moral caduca que

bajo so hace nocesarlo, e) automóvil deviene objeto do traboJo. No


oxlato mejor prueba de la oacaaa diferencia tw) alentó antro loa bazua
o Jugo;, Por un deslizamiento parecido «toado ni «dorocho» o) voto
hasta el •dobor» oleelorol ao pona en ovlttoncla lo eocaaaz da rtri-
buclonos de lo eslora política.

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poder: el escenario del traoajo se monta para ocultaría el proceso «real» de trafbajo y el fun-
ocuitar que lo real del trabajo, de Ja producción, cionamiento «objetivo» de la explotación, El he-
ha desaparecido, Y también lo real de ia huelga, cho es que el trabajo sigue ahí tan salo para
que ya no consiste en detener el trabajo, sino en ocultar que no hay ya trabajo, De igual modo, la
su alternativa en ia cadencia ritual de Ja anuali- cuestión no esto ya en te ideología del poder,
dad social. Todo ocurre como si cada cual hu- sino sn la escenificación del poder para ocultar
biera «ocupado», tras la declaración de huelga, que éste no existe ya, La ideología no correspon-
su luf]íu V púnalo dfi trabajo y retomarlo, nomo dí; n uiiu ci MU ijuu u iiiiii mrih'BrHBnión de leí rea-
MU «IM ihpi "i) uno n<:ti)Hu:)"n -«iiuUjyaslluJttiíiP'1, liilhiil mediun'tj lus Hiijnu¿-!, IH simulación corres-
la producción exactamente en los mismos térmi- ponde a un cortocircuito de la realidad y a su
nos que antes, pes$ e declararse [y a estar vir- reduplicación a través de los signos. La finali-
tualmente) en estado de huelga permanente, dad de! análisis ideológico siempre es restituir
Sin embargo, aunque 'as cosas continúan si proceso objetivo, y siempre será un falso pro-
como si no hubiera pasado nada, todo ha cam- blema el querer restituir ia verdad bajo el simu-
biado de sentido. No se trata de un sueño de lacro, •
ciencia ficción, sino del doblaje de] proceso de) Por eso el poder está en el fondo tan de
trabajo y del proceso de la huelga —huelga in- acuerdo con loe discursos ideológicos y los dis-
corporada como la obfoisscencia en los objetos, cursos sobra la ideología, porque son discursos
como la crisis en la producción, No puede ha- de verdad —válidos siempre, sobre todo sí son
blarse ya de huelga y de trabajo, sino de ambos revolucionarios, para oponerlos a los golpes mor-
a la vez, es decir, de algo completamente dife- tales de la simulación.
rente: una magia del trabajo, un engaño, una es-
cenificación del drama de la producción (por no
decir de su melodrama), dramaturgia colectiva
en el escenario vacío de lo social.
No es ya la ideología del trabajo lo que es
cuestión —viejo discurso, moral caduca que

bajo 30 haca necesario, el automóvil deviene objeto da trabo]o. No


existo majar prueba da la oacasa diferencia mistante entra loa bazua
a Jugo;. Por un deslizamiento parecido doado ni «derecho» al voto
hasta el • Jobee» electoral ae pono en ovltloncla la escasez do rtr).
sudónos do la esfera política»

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dores, muchu más Incluso que el placer «per-
verso» de violar una intimidad. No se trata en
semejante experiencia n! de secreto ni de per-
versión, sino d® una especie de escalofrío de lo
real, o de una estética de lo hiperreal, escalofrío
de vertiginosa y truculenta exactitud, de distan-
A semejante ideología de lo vivido, de exhu- ciaron y de aumento a la vez, de distorsión de
mación de lo real desee su banalidad de base, es escalas, Je una transparencia excesiva. Placer
decir, desde su autenticidad radical, se refiere por exceso de sentido precisamente cuando el
la experiencia americana de «TV-verdad» lleva- nivel do i signo desciende por debajo de la línea
da a cabo en 1971 con la familia Loud: 7 me'ses de flotación habitual dsl sentido: la filmación
de filmación ininterrumpida, 30D horas de toma exe.lta io insignificante, en ella vemos lo que lo
directa, sin script ni escenografía, la odisea de roal no ha sido nunca (poro «como si estuviera
una familia, sus dramas, sus alegrías, sus perl- usted allí»), sin la distancia de la perspectiva y
peripecias, en suma, un documento histórico «en d® nuestra visión en profundidad (pero «más
bruto», y el «más bello logro de la televisión, reai que la vida misma»}. Gozo de la simulación
comparable, a escala de nuestra cotidianeidad, microscópica que hace circular lo rsal hacia lo
al film del primer alunizaje». El asunto se com- hlperreal (es algo parecido a lo que ocurre con
plica con el hecho de que la familia se deshizo e! perno, cuya fascinación es más metafísica que
durante el rodaje: estalló la crisis, los Loud se sexual).
separaron, etc..., Tras esto, una controver&ia In- Pero, per otra parte, esta familia era ya hi-
soluble: ¿es responsable la TV? ¿Qué habría su- porrea! por el hecho mismo de su selección: tí-
cedido si la TV no hubiese estado a-Jlí? pica familia americana, casa californiana, 3 gara-
Resulta más interesante todavía el espeür- jfcs, 5 ninos, estatus profesional y social desa-
mo de filmar a los toud como si la TV no ©stu- hogado, housewlfe decorativa, nivel por encima
viera, El realizador basaba el acierto de au de la media, Semejante perfección estadística
trabajo &n !a afirmación: «Han vivido corno si no- condona de algún modo a esta familia a morir
sotros no estuviéramob», fórmula absurda y para- bnjo el ojo du !a TV. Heroína ideal del American
dójica; ni verdadera ni falsa, simplementB utó- Way of Jife, os escogidn, como en los sacrifi-
pica. Esta utopía y estn paradoja son las que han cios antiguos, para ser exaltado y morir entre
fascinado a los veinte millones de teleespecta- \ss llamas del médium. Puss el fuego del cielo

58 59
ya no cae sobre las cludedet corrompidas, aho- ncs de un sistema cuadriculado, Más sutil, pero
ra es el objetivo el c;ue recorta como un leser siempre en exteriores, jugando con la oposición
la realidad vivida para matarla, «Los Loud: sen- d-3l vpr y de! ser visto, incluso en el caso de que
cillamente una familie que ha aceptado abando- pueda ser ciego e) pumo focai del panóptico.
narse a la TV y morir», dirá el realizador, Se tra- Cuando, corno en el caso de los Loud, «ustru
ta, pues, claramente de un sacrificio ofrecido no mira ya la TV, es la TV la que le mira a usted
como espectáculo a. 20 millones de americanos, «vivir», o «ustud ya no escucha "Pas de Peni-
El drama litúrgico de una sociedad de masas. que", sino que ss "Pas de Penique" quien le es-
«TV-verdad», término admirable por su carác- cucha a usted», se ha'producido un giro del dis-
ter anfibio, pues ¿de qué verdad se trata, de la positivo panóptico d© vigilancia (vigilar y casti-
de esta familia o de la verdad de la TV? De he- gar) hacia un sistema de disuasión donde está
cho, la TV es la verdad de los Loud, sólo ella apa- abali'da la distinción entre lo pasivo y lo activo.
renta verdad en todo este asunto, Verdad que Be acabó el imperativo-de sumisión al modelo
no es ya ni la reflexiva del espejo ni ia perspec- o a la mirada, «USTED es el modelo», «USTED
tiva "del sistema panóptico y de la mirada, sino es la mayoría.,.» Tal es la vertiente de una so-
la verdad manipulado'a del test que sondea e cialización hiperrealista donde lo real se confun-
interroga, del láser que recorta, de las matrices de con oí modelo, como en la operación esta-
que guardan nuestras secuencias perforadas, del dística donds lo re01 se confunde con el médium,
código genético que gobierna nuestras combina. igual que en la operación Loud. Éste es el esta-
clones, de las células que informan nuestro uni- dio ulterior de )a relación social, el nuestro, que
verso sensorial. A este tipo de verdad se some- no es ya e) corresoondients a la perspectiva [re-
tió Ja familia Loud por medio de la TV, y en este presiva) ni a lu persuasión, sino el correspon-
sentido puede hablarse sin duda de condena a diente a 1& disuasión, -Usted es la Información,
muerte. uütec' es lo soci&l, usted es !a noticia, le con-
Final del sistema panóptico. El ojo de la TV cierne a us'ced, ¡usted tlane !a palabra!, etc.,
ya no es la fuente de una mirada absoluta y, por etcétera»,1 A causa de &ste cambio resulta
otra parte, el Ideal de control ya no es el de ia imposible de localizar cualquier tipo d© proce-
transparencia. Éste presupone todavía un espa- der ídel modelo, de la mirada, del poder, ni el-
cio objetivo (el del Renacimiento) y la todopo- quiera el proceder del médium en el caso de los
derosidad de una mirada despótica. Se trata aún, Loud). Ya no hay punto foca), no hay centro ni
si no de un sistema de contención, por lo me- 1. huo) <3U3 en Oiwcl): «La guarro en lo paz», ato,

60 61
periferia, sólo queda el médium, pura flexión o de ¡os medios. Acema de él puede decirse: la TV
inflexión. Se acabaron la violencia y la vigilancia: nos con;empla, la TV nos al'ona, la TV nos ma-
1a «información», virulencia secreta, reacción en nioula, Ja TV nos informa... En medio de todo
cadena, implosión lenta y simulacro de espacios esto se sisuu siendo tributario de la concep-
y de perspectivas dnnde viene., a jugar todavía ción analítica de los müss-mudia, la de un agente
el proyecto de lo real, exterior activo y eficaz, la de una información
Se acabaron la distorsión de lo real y la ma- en «perspectiva» qu© tiene como punto de fuga
nipulación. Esta hipótesis, moral aún, es solida- el horizonte de lo real y del sentido,
rla de todos los análisis clásicos sobre la esen- Es preciso conc3bir la TV en plan ADN, es
cia objetiva -del pudor. Aquí cabe edemas otra decir, como un efecto donde¡ se desvanecen los
cosa; la abolición de lo espectacular y del efec- polos adversos de la determinación, según una
to médium (en sentido literal), en adelante Inal- contracción, una retroacción nuclear del viejo
canzable, incorporado y difuso en lo real sin que esquema polar que mantenía siempre una dis-
ni siquiera pueda decirse que éste resulte al- tancia mínima entre causa y efecto, entre sujeto
terado. El médium yr no ejerce, como una fuer- y objeto: precisamente la distancia de] sentido,
za o una mirada, violencia objetiva, es una viru- el desvío, la diferencia, la menor separación po-
lencia, una modalidad microscópica y molecular. sible, Irreductible bajo pena de resorción en un
No obstante, hay que tornar precauciones p/oceso aleatorio e indeterminado del que e1! dis-
ante el giro negativo que el discurso- impone: curso ni siquiera puede ya dar cuenta, dado que
«virulencia», «infección», pues no se trata ni de el mismo es un orden determinado»
enfermedad ni de afíjcción virulenta. Es preciso Esta brscha as la que sr> desvanece en el
pensar los mass-media como si fueran, en la proceso del cód'gD genético, donde la Indeter-
órbita externa, una rspecie de código genético minación no es tanto la del azar de las molécu-
que conduce a la mutación de Jo real en hiper- las como'la de la abolición pura y slmp'le de la
real, igual que el otro código, mioramolecuJar, relación, En el proceso da ordenamiento mo-
lleva a pasar de una esfera, representativa, del lecular, el cual «va» del núcleo ADN a la «sustan-
sentido, a otra, genética, de señal programada. cia» que él informa, no hay ya puesta en camino
Lo -que se cuestloia ©s todo el modo trad icio- de un efecto, de una energía, de una determina-
nal de causalidad, determinista, «activo, crítico, ción o de un mensaje. «Orden, señal, impulsión,
ana-ítico; distinción de causa y efecto, de lo ai> mensaje»: todo ello intenta volvernos la cosa
tivo y lo pasivo, de sujeto y objeto, del fin y inteligible, pero por analogía, volviendo a trans-

62 63
cribir en términos de inscripción, de vector, de-
descodificación, una dimensión de la que nidn
sabemos —puede que ni siquiera estemos ya
ante una «dimensión», o quizá se trate de la
cuarta dimensión que, según la relatividad, s*
define por la absorción de polos distintos del es-
pacio y del tiempo .De hecho, todo este proceso La apoteosis de )a simulación es lo nuclear
no podemos entenderlo más que en forma nega- Sin embargo, el equilibrio del terror no ©s más
tiva: nada separa un polo del otro, el inicial del que la vertiente espectacular de un sistema de
terminal, se da una especie de aplastamiento re- disuasión insinuado desde e) interior en todos
cíproco, de penetración de los dos polos tradi- ios intersticios de la vida. El suspense nuclear
cionales el une en el otro, Así pues, IMPLO- no hace más que sellar el sistema banalízado de
SIÓN —absorción de la manera radiante de la disuasión que se encuentra en el corazón de los
causalidad, del aspecto diferencial de la deter- mass-media, de la violencia sin más que reina
minación, con su electricidad positiva y negati- oor aoquJer en ei mundo,'riel dispositivo alea-
va—*, implosión del sentido, Ahí es donde co- torio de todas l&s opciones que se nos presen-
mienza la simulación. tan. £1 rnennr dt» nuestros gestos está regulado
En cualquier dominio, ya sea político, bioló- por signos neutralizados, indiferentes, equivalen-
gico, psicológico, donde la distinción de los dos tes, corno los signos que regulan la «estrategia
polos no pueda mantenerse, se penetra en la si- de loa juegos», Pero la verdadera ecuación está
mulación, es decir, en Ja manipulación absoluta. más aüá y lo dusconocido es precisamente la
No se trata de pasividad, sind'de confusión en- variante de la simulación qu-3 hace del mismo ar-
tre lo activo y lo pasivo. El ADN realiza esta re- senal atómico una forma hiperreal, un simulacro
ducción aleatoria del sentido a nivel de la sus- que nos domina a todos y que reduce cualquier
tancia viviente. La TV, en e) ejemplo de los loud, evento al nivel de escenografía efímera, trans-
alcanza también un límite de indefinición donde formando la vida que se nos concede en super-
los Loud no son frente a Ja TV ni más ni monos vivencia, en una apuesta sin apuesta, ni siquiera
actlvc-i o pasivos de lo que lo as una sustancia en una letra girada contra la muerte, sino en un
viviente ante su código molecular. En uno y otro papel mojado.
caso, una sola nebulosa indivisible en sus ele- Lo que paraliza nuestras vidas no es la ame-
mentos simples, indescifrable en su verdad. naza de destrucción atómica, sino la disuasión,

64 65
Y esta disuasión nací! del hecho de que incluso brlldad de todo evento ren'l. Los dos ío tres, o-
Ja guerra atómica re¡>] queda excluida —exclui- múK'iples en «1 futuro) protagonistas del peli*
da por anticipado, como la eventualidad de lo gro nuclear no se disuaden el uno al otro (se-
real en un sistema de signos. Todo el mundo gún una estrategia cuya misma soflsticación es
finge creer en la realidad de la amenaza (lo cual un síntoma de nulidad), pino que, conjuntamen-
es comprensible en e) caso de los militares y en te, disuaden a tcdo el resto y, al propio tiempo,
el discurso de su «estrategia», pues todo lo se- a sí mismos, Lo quo se trama a la sombra de
rio de su oficio está en juego), pero precisamen- esta dispositivo, bajo el pretexto de una amena»
te a este nivel no es cuestión de estrategia, y za «objetiva» máxima y gracias a semejante es-
toda la originalidad d@ la situación reside en lo pada nuclear de Damocles, es la puesta a punto
improbable que resuha la destrucción, ctel mayor sistema de control que jamás haya
La disuasión excluye la guerra, arcaica vio- existido y la setalitización progresiva de ttfdo el
lencia de los sistemas en expansión. La disua- planeta mediante tai hrparmodelo de seguridad.
sión es la violencia neutralizante de los siste- Lo mismo vale para tes centrales nucleares
mas. Nc existen ya n¡ un sujeto privilegiado ni pacíficas, la pacificación no establece diferen-
un adversario de la cisuaüión, se trata de una cias entre lo uivil y lo mili-tai*: en cualquier par-
estructura planetaria de anonadamiento de cp- te donde s& elaboren dispositivos irreversibles
clones. Nada sucederá a nivel atómico. El ries- de control, donde la noción de seguridad se con-
go de una pulverizac ón nuclear no sirve mes vierta en todopoderosa, donde la norma de se-
que de pretexto —a tnvés de una falsa competi- guridad reemplace al viejo arsenal de leyes y de
ción en la sofistic&ción de las armas— para la violencia Tía guerra comprendida), lo qut* crece
instalación de un sistema de seguridad univer- es ei slstsma do disuasión, y en torno a él ere-
sal, de un cerrojo para la destrucción y para I& ue *?! desierto histórico, social y político. Una gi-
escnlmln —cuya rinnión so alimenta en lo posi- gantesca involución obliga n todo conflicto, a
ble para mantener en vilo a las gentes— de un toda finalidad, a todo enfrentamiento a contraer-
sistema universal de p/evenclón, de control.'euyo se a la medida del chantaje que los interrumpe,
efecto disuasivo no apunta en modo alguno a) los neutraliza y Ins congela. Ni revuelta ni his-
enfrentamiento atómico {éste no ha sido ñuño? toria alguna pueden desplegarse según su pro-
cuestionado, salvo quizás en los Inicios de la pia iógioa pues se exponen al anonadamiento.
guerra fría, pues se ha confundido el aparato nu- Ninguna estrategia os ya posible y la escalada
clear con la guerra tradicional), sino a la proba- no es más que un juego pueril en manos de los

66 67
militares, La opción política ha muerto, no que- sin espanto ni pulsión. Pues si la ley, con su
dan más que simulacros de conflictos y apues- aura de transgresión, y el orden, con su aura de
tas cuidadosamente circunscritas. violencia, arrastraban aún cierta imaginación
La «aventura espada!» ha jugado exactamen- perversa, te norma fija, fascina, asombra e invo-
te el mismo papel que la escalada nuclear. Por luciona todo aspecto imaginario. Ya no se pue-
este motivo ha podido relevarla tan fácilmente en de fantasea^ acerca de Ja minuciosidad de un
los años 80 (Kennedy/KrouchtC'hev), o desarro- programa, su sola observancia es vertiginosa,
llarse paralelamente bajo un aspecto de «coexis- pues pertenece a un mundo que no'desfallece.
tencia pacífica», Pues; ¿cuál es la función últi- Hay qu& tener en cuenta que el mismo mo-
ma de la carrera espacial, de la conquista de la delo de infalibilidad programática, de seguridad
luna, del lanzamiento de satélites?, no puedu y de disuasión máximas, es el que .rige hoy el
ser otra que la institi-ción de un modelo de .gra- campo de lo social, He aquí el último rizo de la
vitación universal, de satelltización del que el parábola nuclear, la operación minuciosa de la
módulo lunar es el embrión perfecto: microcos- técnica sirve de modelo para la operación minu-
mos programado don de nada puede ser dejado ciosa de lo .social, Nada será ya dejado a] azar,
al azar, Trayectoria, onergía, cálculo, fisiología, y, sin embargo, ésta es la socialización que se
psicología, entorno —nada puede ser abandona- inició hace siglos» pero que acaba de entrar en
do a la contingencia, se trata del universo total su fase acelerada, hacía un límite que se creía
de la norma— ahí la ley ya no existe, es la in- explosivo (la revolución), y que de momento se
manencia operativa de todos los detalles la que traduce en un proceso inverso, Implosivo, irre-
legisla, Universo expurgado de toda amenaza de versible: disuasión generalizada de iodo azar,
sentido, en estado da asepsia y de Ingravidez de todo accidente, de toda transversalidad, de
—lo que es fascinante es semejante perfección. toda finaüdüd, de toda contradicción, ruptura o
Pues la exaltación de las masas no provenía del complejidad, en una sociedad irradiada por la
hecho del alunizaje ni del paseo de un hombre norma, volcada a la transparencia de señalas de
por el espacio (esto sería, sobre todo, el final los mecanismos de información. De hecho, los
de un viejo sueño), no, la estupefacción nace de modelos espacial o nuclear no tienen fines pro-
la perfección del programa y de la manipulación pios: n) el deí^cubrimeinto de Ja luna, ni la su-
técnica. Fascinación por la norma llevada al má- perioridad militar y estratégica. Su verdad con-
ximo y por el control de la probabilidad. Vértigo siste en ser ios modelos de simulación, los vec-
del modelo, que se une a) de la muerte, pero tores modelo ae un sis toma de control planeta-

68 69
rio [en e) que ni siquiera las potencias vedettes supursatéiites americano y ruso, apoteosis de
de semejante escenario están libres, todo el la coexistencia pacífica. La supresión por parte
mundo está satelitlzac o) ,l de los chinos de la escritura Ideogramática y su
Resistir ante la evidencia: en la s ate I i tiza- puesta en marc.h?> del alfabeto romano. El segun-
ción, «1 que resulta s©telitizado no es quien pen- do de esto? sucesos significa la instalación «or-
samos. Mediante la írscripción órbita) de un ob- bital» de un sistema de signos abstractos y mo-
jeto espacia), e) que .se convierte en satélite es delizado en cuya órbita serán absorbidas tochs
el planeta tierra, es ei principio terrestre de rea- las formas, anteño singulares, de estilo y de es-
lidad el que deviene excéntrico, hlperreal e in- crituro, Satehtteación de la lengua: es la manera
significante, Medianto la Instalación orbital de china de penetrar en «rl sistema de la coexisten-
un sistema de centro* como la coexistencia pa- cía pacífica, el cual queda inscrito en su cielo
cífica, todos los rnicroslstemas terrestres resul- simultáneamente gracias a) acoplamiento de los
tan satelizados y pierden su autonomía. Todas dos satélites, £sta es su manera de relegar un
las energías, todos Ic-s eventos sen absorbidos sistema autónomo para unirse a un sistema ho-
por esta gravitación excéntrica, todo se conden- mogéneo de signos del que, además, forman par-
sa e imploslona hacia el único mícromodeio de te «su» bombe H y «u ideología, Vuelo orbital
control (e) satélite órbita)), como inversamente, de los dos Grandes, neutralización y homogenel-
en la otra dimensión olológica, todo converge e zación de todo? los demás en el suelo.
imploslona hacia el micromodelo molecular del Sin embargo, pese a tal implosión, involu-
código genético. Entro los dos, en este tenedor ción y disuasión mediante el factor orbital —có-
de lo nuclear y lo genético, en la asunción si- digo nuclear o código molecular1— Jos sucesos
rnultaneizada de ios eos códigos fundaméntalos continúan sobre Ja tierra, las peripecias inclu-
de lo disuasión, todo principio de sentido es ab- so son cada vez más numerosas dado el proceso
sorbido, todo despliegue de lo real íes imposi- mundial de contigüidad y de simultanelda-d de la
ble. información. Pero no tienen ya sentido, no son
La simultaneidad de dos sucesos en el mes más que el efecto duplicado de la simulación
de 'julio del 75 ilustró lo anterior de un modo en ¡0 cumbre. No exista un ejftmplo mejor o/ue
apabullante: la reunió i en e) espacio de los ¿os la guerra dul Vietnam puesto que se dio en la
intersección de uns alternativa histórica y «re-
1. Paradoja: todas las bombas son limpísimas; su única polución volucionaria» máxima con ia instalación de este
as la energía do control y de seguridad qua irradian a) no llegar a
estallar. elemento nihital de simulación. ¿Oué senti-do ha

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tenido esta guerra? ¿No habrá sido quizás el de se hubo logrado el objetive. De ahi que todo aca-
sellar de algún modo el fin de la historia en e! bara cun tantu facilidad.
suceso histórico culminante y decisivo de nues- El mismo proceso estratégico se puede de-
tra época? ¿Por qué esta guerra tan dura, tan tactar sobre e! terreno. 1 a guerra duró mientras
larga, tan feroz, se disipó de un día al otro corno duraron ios elementos irreductibles a una sana
por encanto? política y a una disciplina de poder, aunque se
¿Por qué la derrota (el mayor revés de la tratara de un poder comunista, Una ve~¿ que la
historia de los USAj no ha tenido ninguna reper- guerra quedó en manos da los tropas regulares
cusión interna en América? Si realmente había del Norte y escepó a las de los maquis, pudo
significado el Fracaso de la estrategia planetaria terminar, su objetivo se había cubierto, La cues-
de los Estados Unldcs, tenía que haber sacudi- tión estaba, pues, en el traspaso de poder, en el
do también ei equilibrio interno y el sistema po- relevo político. Cuando los vietnamitas hubieron
lítico americano, Nada de esto sucedió. probado que no eran portadores de una subver-
Otra cosa, pues, ha tenido lugar. Esta guerra, sión indomable y que eran susceptibles de enca-
en el fondo, -no habrá sido más que un episodio jar bien en el orden social, se les pudo ya dejar
crucial de la coexistencia pacífica, Habrá seña- a sus anchas, Al fin y al cabo, el que se trate
lado la incorporación de China a esta coexisten- de un orden comunista no es muy grave en el
cia. La no intervención china, obtenida y concre^ fondo; ha dado -suficientes pruebas de que se
tizada a través de largos años, el aprendizaje puede confiar an él. Es incluso más eficaz q»'d
por parte de China de un modus vJver?dl mun- el capitalismo en lo concerniente a la liquidación
dial, el paso de une estrategia de revolución de las estructuras pre-capitalistas «salvajes» y
mundial a una estrategia de reparto mundial de arcaicas.
las fuerzas y de los imperios, la transición de Encontramos exactamente el mismo telón de
una alternativa Irreductible, radical, a otra de fondo en lü guerra de Argelia. El otro aspecto
simple poder político integrado a un sistema do esta guerra (sin duda e! fundamental en toda
mundial en adelante regulado por lo esencial guerra moderna), es ei siguiente: tras la violen-
(normalización de las relaciones Pekín-Was'hsng- cia armada, el antagonismo mortal de los adver-
ton): esto era Jo que estaba en juego en la gue- sarios, que parece una cuestión de vida o muer-
rra del Vintnam, y en este sentido, los USA eva- te, que se interpreta como tal (si no la gente
cuaron Vietnam, pero ganaron la guerra, Y la no se dejaría matar por estas historias), tras
guerra terminó «espontáneamente» una vez que este simulacro de lucha a muerte y de despia-

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dado juego mundial, los dos adversarlo® son fun- permitir a ios vietnamitas la apariencia de pres-
damentalmente solidarlos contra otra cosa, ln- tarse a un compromiso y a Nixon hacer tragar
nombrada, nunca dicha, pero de la que el resul- a los americanos la retirada de sus tropas. Todo
tado objetivo de la guerra, con igual complbi- estaba previsto, objetivamente no estaba en jue-
dad por parte de los dos adversarios, supone la go méf que la cara ideológica, La guerra no es
liquidación total: las estructuras tribales, comu- menos atroz por ser sólo un simulacro. Que -los
nitarias, precapJtallstas, todas las formas de In- moralistas de la guerra, los poseedores de valo-
tercambio, de lengua, de organización simbóli- res de referencia de la guerra no se desolen de-
ca, todas las formas anteriores a la socializa- m^síf.do; se sigue sufriendo en la propia carne,
ción raciona] y terrorista —esto es lo que 33 y los muertos y los oxcombaíientes que de
quiere abolir, lo que la guerra quiere extermi- estas guerras simuladas cuestan lo mismo de
nar— situada en su inmenso objetivo espectacu- siempre, En cierto sentido, este objetivo se
lar de muerte no es otra cosa que el encubri- sigue alcanzando —lo mismo que el de domes-
miento de este proceso de racionalización terro- ticación de un territorio, de Imposición de uní
rista de lo social, el homicidio por excelencia •socialización disciplinaria. Lo que ya no exis-
sobre el que podrá Instaurarse el orden social, te es 'la adversidad de los adversarios, la
ia socialización, ya sea comunista o capitalista. realidad de 'los causas antagónicas, la seriedad
Complicidad total, o reparto del trabajo entre ideológica de la 'guerra. Tampoco existe la rea-
dos adversarios (capaces de soportar por todo lidad dü la victoria o de la derrota, aunque la
esto sacrificios inmensos) con la misma finali- guerra es un proceso que triunfa siempre muy
dad de racionalización y de domesticación de Ins por encima de estas apariencias.
relaciones sociales, DÉ neutralización y de unión Así pues, es preciso Iser todos los sucesos
de energías, De colonización en el pleno sentido por aj reverso, más allá de su montaje oficial.
de la palabra. Todc el mundo es cómplice, en especial los mass
«Á los Norvietnamitas se Jes recomendó pres- media, de mantener la ilusión de la posibilidad
tarse a representar la liquidación de la presen- de ciertos hechos, dt la realidad de las opcio-
cia americana, represnntaelón en la que, claro nes, de una finalidad histórica, de la objetividad
está, había que salvar la cara,» de los hechos. Todo el mundo es cómplice de
La escenografía: los terribles bombardeos salvar el principio de realidad.
sobre Hanoi. Su carácter insoportable no debs De ests modo, es posible arañar ia verdad
ocultar que no eran más que un simulacro para de una guerra, a saber: que terminó mucho an-

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tes de acabar, que se puso fin a !a guerra en su torio el mundo aunque nadie lo acepte —no es
mismo corazón, que probablemente esta guerra extraño que la película de la «actualidad» pro-
no llegó a comenzar nunca. Muchos otros suce- duzca una impresión siniestra de kitsch, de «re-
sos (la crisis petrolíferas, etc.) tampoco han tro» y de porno a la vez. La realidad de la simu-
empezado nunca ni han llegado a existir más que lación es insoportable, más cruel que el teatro
como peripecias artificiales,1 trucajes históricos, de la crueldad de Artaud, que fue la última ten-
catástrofes y crisis destinados a mantener bajo tativa de una dramaturgia de la vida, ©1 último
hipnosis un cerco histórico, sobresalto de una idealidad del cuerpo, de la
Que todos estos pseudoacontecimientos {les sangre, de la violencia en un sistema que lo
comunistas a) poder en Italia, el redescubrimien- arrastraba ya hacia la absorción incruenta de to-
to postumo, o, por lo menos «retro», dé] Guleg das las opciones. Nuestra suerte está echada,
y de los disidentes soviéticos, a-sí como el des- Toda dramaturgia e incluso toda escritura real
cubrimiento, casi contemporáneo, por una etno- de la crueldad ha desaparecido. La simulación
logía moribunda de l&> «diferencia» perdida de es quien manda y nosotros no tenemos derecho
los salvajes), todas estas cosas que llegan de- más que al «rfitro», a la rehabilitación espectral,
masiado tarde, en medio de una espiral de re- paródica, de todos los referentes perdidos, que
traso, que han agotado su sentido desde hace todavía se despliegan en torno nuestro, bajo
largo tiempo y no "viven rnás que de una eferves- Ja luz fría de la disuasión (incluido Artaud que,
cencia artificial de signos, que todos estos su- como el resto, viene derecho a su «revJval», a
cesos se desarrollan sin lógica, en medio de una segunda existencia como referente de la
una equivalencia total de las más contradicto- nrueldarJ].
rias y de una Jndlferereia profunda por sus con-
secuencias [aunque la realidad es que no tienen
consecuencia alguna: s® agotan en su promo-
ción espectacular y sé olvidan)', esto lo sabe

1. La crista tío la energía, h, puesta en escena ecológica son por


a! mismas un «film da catástrofe», de] mismo estilo [y do) misino
valor) que loa iiuo llenan actualmente laa arcos de Hollywood. Es Inútil
cualquier IntarpratBcltín laborlqaa de estos films y su relación con una
crisis social «objetivo» o, Inclusa, con un sspojlsmo «objetivo* tía la
catástrofe. Lo quo ocurre as £j¡)0 lo social mismo, en el discurso
actual, so está organizando segJn una escenografía tío film do ¿o-
trtstroio,

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porque se dan tales condiciones. En esto con-
siste e'l proceso de la disuasión,
Es, pues, muy probabln rjue un día veamos a
las potencias nucleares exportar centrales, ar-
mas y bombas atómicas a todas las latitudes, ex-
portando al mismo tiempo ei virus de la disua-
Por eso la diseminación nuclear no debe ser sión. Al control medíanlo lu amenaza atómica,
tomada como un riesgo más a añadir a los ya hoy en día monopolio de unos pocos, sucederá
existentes de estallido o accidente atómico la estrategia mucho más eficaz de pacificación
—salvo durante el intrrvalo crítico, durante ni mediante tunenciu iJo bombas. Las «pequeñas»
que las «jóvenes» potencias pueden sentir Ui potncias, creyendo comprnr su autonomía, com-
tentación del uso no disuasivo, es decir, «real», prarán su propia neutralización oculta en ig bom-
corno hicieron los americanos en Hiroshima— ba disuasoria. Es el caso de las «centrales» nú-
aunque sólo ellos han tenido hasta el momento r.leaves que se están repartiendo ya, pues, igual
derecho al «valor de uso» de la bomba y cuan- que bombas de neutrones, neutralizan toda viru-
tos logren tenerla serán disuadidos de su uso Iftncia histórica y todo riesgo de explosión, En
por ei hecho mismo de poseerla. El ingreso en esta sentido, io nuclear inaugura por doquier un
el club atómico, tan lindamente bautizado, borra proceso acelerado de implosión, congelándolo
rapidíslrnamente (corno la sindicación en el todo a su entorno y absorbiendo toda energía
mundo obrero) toda veleidad de intervención viva.
violenta. La responsabilidad, ©1 control, la cen- Lo nuclear es a la ve¿ ei punto culminante
sura y la auíodisuaslón siempre crecen más déla energía posible, la máxima energía dispo-
aprisa que las fuerzas o las armas de que se dis- nible y, pa^aJelnmente y de un modo más rápido,
pon©: éste es el secreto del orden" social. De ahí la culminación de los sistemas de* coníroi de
que ia posibilidad misma de paralizar un país toda energía. 1.a encerrona y el control crecen
con un simple interruptor haga que los técnicos en la misma medida (y sin duda aún más apri-
en electricidad no lleguen a usar jamás esta sa) que las posibilidades liberadoras, Ésta fue
arma; todo el mito de ?a huelga general y revo- ya la aporta de jas revoluciones modernas, de la
lucionaria se derrumba en el mismo momento Rsvolución. Con una envergadura mucho mayor,
on que s? dan las* condiciones necesarias para sigue siendo la paradoja absoluta de !o nuclear.
ella —pero, ésta es otra cuestión, precisamente Las energías ss congelan con su propio fuego,

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se disuaden a si mismas. No acaba de verse
claro qué proyecto, qué poder o qué estrategia
se ocultan tras «ste rfirco, esta saturación gi-
gantesca de un sistema con sus propias fuerzas
ya neutralizadas, inutülzables, ininteligibles e
inexplnsivas. de no ser la posibilidad de una ex-
plosión hacia e) interior, do una implosión en !í)
que todas estas energías se abolirían en un pro-
ceso catastrófico en sentido literal, es decir, en
el sentido de una reversión de todo el ciclo ha-
cía el punto mínimo, de una reversión de Jas
energías hacia el más estrecho umbral.

80
L 7
IL ......... 81
IIL A LA SOMBRA DE LAS MAYORÍAS Sl-

El abismo deí sentido ..,.„......, 117


Grandeza y decadancia d@ lo político 123
L§ ............ 127
Ni ni objeto ............... 137
De la resistencia al hiperconformisivio 147
y ............... 1SS
Sistemas implosivos,
sivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
EL FtPi DE LO ............ 169
Eí fin de lo social .........*.....< 171

193

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