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conducta
Reforzamiento positivo
Reforzamiento positivo es cuando una conducta se incrementa ante la
presentación de un estimulo agradable o gratificante como consecuencia de la
realización de la misma. Los reforzadores positivos no son iguales que las
recompensas o los premios (Schunk, 2012). La diferencia es que el
reforzamiento es necesario que se incremente la conducta que le precede y el
premio la presentación de un estímulo ante una respuesta no necesariamente
hace más probable que se repita nuevamente el futuro. No todos los estímulos
son igualmente gratificantes para todos, ni cuando lo son para un individuo, lo
son de forma similar en todas las circunstancias (Ruiz Fernández, Díaz García,
& Villalobos Crespo, 2012).
Reforzador negativo
Aumenta la probabilidad de que se repita una conducta al retirar un estímulo
aversivo inmediatamente después de que se ha realizado la conducta. La
respuesta emitida por el individuo elimina un estímulo aversivo que estaba
presente, por lo que, la ocurrencia futura de esta respuesta se incrementa. No
todos los estímulos o situaciones son igualmente molestos o desagradables para
todas las personas, y aunque lo sean para un individuo concreto, no tienen por
qué serlo en todas las situaciones o contextos (Ruiz Fernández, Díaz García, &
Villalobos Crespo, 2012).
Extinción
Las conductas se mantienen por sus consecuencias, por tanto, si una conducta
deja de tener consecuencias, deja de realizarse (Ruiz Fernández, Díaz García,
& Villalobos Crespo, 2012).
Consiste en dejar de reforzar una conducta que ha sido reforzada y de esta forma
extinguir la conducta. Tanto por reforzadores positivos como negativos (Mestre
Navas & Palmero Cantero, 2004). Sin embargo, existe dos fenómenos llamados
recuperación espontanea de la respuesta y renovación de la respuesta, en los
cuales las conductas se vuelven a dar después de ser extinguidas (Gluck,
Mercado, & Myers, 2009).
Para que la extinción se pueda llevar a cabo se debe de conocer cuáles son los
reforzadores que mantienen la conducta. Los reforzadores son diversos como
dar juguetes, dar dulces, padres, hermanos, amigos, risas, etc. Cualquier
estimulo que haga que se mantenga la conducta. Es necesario que todas las
personas que estén reforzando la conducta dejen de hacerlo (Ruiz Fernández,
Díaz García, & Villalobos Crespo, 2012).
Castigo
Castigo positivo
Ruiz Fernández, Díaz García, & Villalobos Crespo (2012) nos dice que:
La consideración de un estímulo como aversivo y el grado de malestar que puede
provocar, fundamentalmente en el caso de los estímulos condicionados,
depende en gran medida de cada individuo. Igualmente, aunque un estímulo
pueda ser considerado aversivo, su capacidad para actuar como castigo
dependerá de la situación en la que se aplique, quién sea el agente que lo
suministra y si la conducta que se pretende reducir al introducir el estímulo
aversivo está siendo mantenida por un reforzamiento positivo más potente. Por
ejemplo, los cachetes o la agresión física no tienen el mismo efecto en todos los
niños, ni resultan igual de aversivos. En muchos casos, depende de quién sea
quien lo dispensa (e.g. padre, profesor, etc.), en presencia de quién (e.g. amigos,
hermanos, nadie), por qué conducta (e.g. poco o muy valoradas o importantes)
y qué pierde por la reducción de la conducta castigada (e.g. prestigio ante los
amigos, etc.). Es por ello por lo que el efecto en la reducción de la conducta es
más importante que el grado de aversión que pueda atribuirse.
Castigo negativo
Ruiz Fernández, Díaz García, & Villalobos Crespo (2012) señala que para que
el tiempo fuera sea efectivo es conveniente lo siguiente:
Coste de respuesta
Factores que influyen en la efectividad del castigo (Ruiz Fernández, Díaz García,
& Villalobos Crespo, 2012):
Efectos colaterales del castigo (Ruiz Fernández, Díaz García, & Villalobos
Crespo, 2012):
De acuerdo con Kazdin (1994 citado en Ruiz Fernández, Díaz García, &
Villalobos Crespo, 2012) Las tareas que exigen algún tipo de esfuerzo no se
consideran castigo, puesto que la tarea a realizar puede resultar incómoda o
molesta, pero no aversiva y no cumpliendo ninguna de las dos condiciones del
castigo: la introducción de un estímulo aversivo o la pérdida de un reforzador
positivo.
Apropiada para reducir conductas que tienen efectos adversos que pueden ser
Referencias