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Los juicios de policía y procedimiento administrativo frente a la jurisdicción

contencioso-administrativa.

Por: Juan Diego Agudelo Molina – 7A

El derogado Decreto 01 de 19841 en su artículo 82 consagraba el objeto de


control de la jurisdicción administrativa de la siguiente manera: “La jurisdicción en lo
contencioso administrativo está instituida para juzgar las controversias originadas en
actos y hechos administrativos de las entidades públicas, y de las privadas cuando
cumplan funciones públicas” (subrayado propio). Con este artículo el CCA adoptaba un
criterio funcional o material frente a los asuntos que se sometían a control
administrativo. Era funcional en la medida que lo relevante para considerar un acto o un
hecho como “administrativo” no era la fuente de la cual provenía, sino la función que
cumplía, es decir, no se analizaba la naturaleza de la entidad originadora del acto o del
hecho (que fuera estatal o no) sino el objetivo o finalidad que cumplía la expedición del
acto o la realización del hecho (que el acto o hecho fuera administrativo o no).

Posteriormente la Ley 1107 de 2006 modificó el artículo 82 del CCA de la


siguiente manera: La jurisdicción de lo contencioso administrativo está instituida para
juzgar las controversias y litigios originados en la actividad de las entidades públicas
[…] y de las personas privadas que desempeñen funciones propias de los distintos
órganos del Estado” (subrayado propio). Esta modificación adoptó otro criterio para
determinar si un asunto era objeto de control jurisdiccional, “con este nuevo enfoque,
ahora, el criterio que define quién es sujeto de control, por parte de esta jurisdicción
[administrativa], es el ‘orgánico’, no el ‘material’, es decir, que ya no importará
determinar si una entidad ejerce o no función administrativa, sino si es estatal o no”2.
Luego, siguiendo esta desafortunada modificación, todo acto, hecho, operación u
omisión proveniente de una entidad pública se entendía de naturaleza administrativa,
por el sólo hecho de su procedencia pública. Refiriéndose a esta reforma Rojas López,
citado por Rivadeneira Bermúdez, nos dice: “No es coherente a la normativa actual y a
los procesos jurídicos recientes del derecho administrativo pretender derivar la

1
En adelante CCA.
2
Consejo de Estado, Auto 25619, 26 de marzo de 2007, M.P. Ruth Stella Correa Palacio.
naturaleza jurídica de un fenómeno en razón de la naturaleza de la autoridad que la
expide cuando lo propio es indagar qué tipo de función se ejerció en dicho instante”3.

Con la expedición de la Ley 1437 de 20114 se retomó de nuevo el criterio


funcional, al decir en su artículo 104 que “La Jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo está instituida para conocer […] de las controversias y litigios originados
en actos, contratos, hechos, omisiones y operaciones, sujetos al derecho
administrativo, en los que estén involucradas las entidades públicas, o los particulares
cuando ejerzan función administrativa” (subrayado propio). Luego, de nuevo el rasgo
característico de los asuntos que se tramitan ante la jurisdicción administrativa es que
sean producto del ejercicio de función o actividad administrativa y no el hecho de que
provengan de una entidad pública, porque incluso las actividades administrativas
desarrolladas por particulares son objeto de control jurisdiccional.

Luego de este panorama general podemos diferenciar claramente la naturaleza


del procedimiento policivo del procedimiento administrativo. Como ambos
procedimientos son llevados a cabo por entidades públicas si adoptamos un criterio
orgánico no podríamos diferenciarlos. Pero adoptando un criterio funcional o material es
palpable la diferencia. El procedimiento administrativo es de naturaleza administrativa,
es decir, independientemente de que se lleve a cabo por entidades públicas o por
particulares, el rasgo característico es que se realiza en ejercicio de actividad o función
administrativa, esto es, el procedimiento administrativo que por lo general culmina con
un acto administrativo tiene como objetivo principal desarrollar los fines esenciales del
estado ejecutando una ley, un decreto, un acuerdo, un reglamento, etc. Por su parte el
procedimiento policivo realizado en los juicios de policía, si bien es desarrollado por una
autoridad perteneciente a la rama administrativa, no es de naturaleza administrativa,
sino jurisdiccional, pues el objetivo del procedimiento es dictar una sentencia por medio
de la cual se resuelva un conflicto de intereses, “Estas [sentencias y demás decisiones]

3
ROSEMBERG RIVADENEIRA BERMÚDEZ, Manual de derecho procesal administrativo, Edición 7ª, Medellín, Ed. Librería
Jurídica Sánchez R. LTDA, pág. 41.
4
En adelante CPACA.
son verdaderas decisiones judiciales y no actuaciones administrativas” 5. Otra diferencia
entre ambos procedimientos es que en el procedimiento jurisdiccional por lo general la
administración busca ejecutar unilateralmente una norma jurídica, pues es ella la que
actúa y sus actos gozan de los privilegios de la decisión previa y la ejecución de oficio 6,
mientras que en el procedimiento policivo las partes acuden ante el funcionario
administrativo para que dirima sus controversias y no es él quien actúa de oficio. Por
estas razones, el artículo 105, n. 3, del CPACA, igual que lo hacía el art. 82, inc. 3 del
CCA, excluye las decisiones proferidas en juicios de policía del conocimiento de la
jurisdicción administrativa.

Nótese que hasta ahora nos hemos referido a los juicios de policía en los que
acuden dos partes a resolver una controversia, dos partes que tienen la calidad de
particulares, por lo que al hablar de decisiones jurisdiccionales nos referimos a las
tomadas en juicios de policía de carácter civil. Pero también es necesario mencionar
que hay juicios de policía de naturaleza administrativa, los cuales, si bien también
buscan resolver una controversia, la controversia se presenta no entre particulares sino
entre el Estado y un particular. Como ejemplo de este fenómeno encontramos los
juicios de policía tendientes a imponer una multa de tránsito. En este caso la autoridad
administrativa no actúa como juez sino como agente del Estado buscando ejercer su
poder sancionatorio. Frente a esto el Consejo de Estado7 nos dice:

Las autoridades policivas por regla general ejercen funciones propiamente


administrativas, inherentes al poder de policía del cual se encuentran
investidas, dentro de los precisos límites legales, actos que están sujetos al
control jurisdiccional como cualquier acto administrativo. Así mismo y
excepcionalmente actúan en función jurisdiccional, cuando dirimen los
procesos civiles de policía dirigidos a amparar la posesión, la tenencia o la
servidumbre, eventos en los cuales, sus actos, por ser de carácter judicial,
escapan al control de la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo.

5
JUAN ÁNGEL PALACIO HINCAPIÉ, Derecho procesal administrativo, Medellín, Ed. Librería Jurídica Sánchez R. LTDA,
2013, pág. 48.
6
LIBARDO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Derecho administrativo. General y colombiano. Bogotá, Ed. Temis, 2013, pág. 414.
7
Consejo de Estado, Rad. 15883, 8 de marzo de 2007, M.P. Mauricio Fajardo.
Lo anterior supone que las decisiones llevadas a cabo en procesos policivos, en
los cuales sea manifiesto el ejercicio de la facultad sancionadora del Estado por parte
de una autoridad administrativa, son competencia de la jurisdicción administrativa, pues
no puede calificarse de jurisdiccional el sometimiento de una controversia a una
autoridad administrativa en la cual el mismo Estado es parte. De aceptar el carácter
jurisdiccional de esta actuación llagaríamos al absurdo de encontrar un proceso en el
cual la administración es juez y parte, cuyas formas, procedimientos y actuaciones no
podría ser objeto de control jurisdiccional.

Referencias bibliográficas

ROSEMBERG RIVADENEIRA BERMÚDEZ, Manual de derecho procesal administrativo,


Edición 7ª, Medellín, Ed. Librería Jurídica Sánchez R. LTDA.

JUAN ÁNGEL PALACIO HINCAPIÉ, Derecho procesal administrativo, Medellín, Ed. Librería
Jurídica Sánchez R. LTDA, 2013.

LIBARDO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Derecho administrativo. General y colombiano. Bogotá,


Ed. Temis, 2013.

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