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El primer espectro de Walter Benjamin se proyecta

hacia el pasado y rescata lo que en Marx había sido


soterrado, o vuelto indecible, por todos los discursos
que se quisieron marxistas. El segundo espectro de
Espectros de Benjamin. Walter Benjamin resuena hacia el futuro, donde
Duelo, trabajo y violencia en aparece como nombre (catacrético, de adecuación
Jacques Derrida nunca realizada) de una aporía gigantesca, cuya
comprensión por el discurso que lo analiza sólo
Idelber Avelar
se puede vislumbrar como tarea-renuncia, como
Universidad de Tulane
Aufgabe. W.B. nombra –más bien, pone en escena,
hace visible– ese abismo del pensamiento para
J.D. “Fuerza de ley”, de J.D., dramatiza la aporía
que merodea también el texto benjaminiano. La
dramatiza de manera muy particular.

Se reservarán aquí las cursivas para irrupciones que


se desprendan de estas dos premisas: relampagueos,
imágenes dialécticas, en el sentido que le legó W.B.
a estas palabras.

Antes de Espectros de Marx, donde su pre-


sencia es espectral, Benjamin había ocupado
la atención de Derrida en por lo menos dos
textos importantes: “Des tours de Babel”
(1980), dedicado al tema de la traducción,
y Fuerza de ley (1990), cuya segunda parte
propone una lectura del ensayo de Benjamin
“Hacia una crítica de la violencia” (1921). 75
Nos enfocamos aquí en Fuerza de ley, espe-
cialmente en la Segunda Parte, “Prénom de
Walter Benjamin”, por su importancia como
instancia de aproximación entre Heidegger
y Benjamin. La tarea no es simple, ya que
a la proverbial dificultad de parafrasear los
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ensayos más enigmáticos de Benjamin (en- pregunta a esto no la responde, argumenta


tre los cuales, sin duda, hay que contar “Para Benjamin, ya que allí la reflexión sobre la
una crítica de la violencia”) está la dificultad violencia se reduciría a un “criterio para
de parafrasear la paráfrasis de Derrida, sepa- los casos de sus usos”.1 Toda la reflexión,
rarla del ensayo benjaminiano, interrogarla en otras palabras, se agotaría en el juicio
como ejercicio de lectura. Procederemos sobre los fines. Un criterio más exacto es
en tres movimientos que se implicarán necesario, dice Benjamin, para discriminar
mutuamente, a menudo en la misma frase: entre los medios mismos.
revisitar el ensayo de Benjamin, recuperar
algunos momentos de la lectura de Derrida La ausencia de un criterio para pensar los
y evaluar el lugar de esa lectura. medios mismos sería uno de los pecados de
una corriente de la filosofía legal: el derecho
“Para una crítica de la violencia” hace pro-
natural, para el cual la violencia es producto
liferar vertiginosamente las dicotomías. Se
multiplican, componiendo un texto que de la naturaleza, sólo condenable si usada
avanza casi que por cisiparidad. El texto se para fines injustos. El callejón sin salida
abre prometiendo un examen de la relación opuesto y simétrico acosaría la corriente
de la violencia con los campos de la ley y antagónica, el derecho positivo, que sólo
de la justicia. Obviamente éstos, para Ben- puede pensar la legalidad de los medios, no
jamin, no se confunden: antes de llegar al la justicia de los fines. Si el derecho natural
tema de la justicia, el ensayo pasa a examinar intenta, por la justicia de los medios, “jus-
la relación de la violencia exclusivamente tificar los fines, el derecho positivo intenta
con el campo de la ley, dentro del cual, ‘garantizar’ la justicia de los fines por la
propone Benjamin, la relación más “ele- justificación de los medios”. Una corriente
mental” sería aquella entre fines y medios. parte de la premisa de la naturalidad de la
76 Considerando que no se suele buscar, como violencia, y a partir de esa premisa reduce
fin, una sociedad más violenta, el problema la justicia de los medios a la justicia de los
clave sería la violencia en los medios. Pri- fines. Reduce lo justo a lo ajustado. La otra
mera dicotomía, entonces: si la violencia es corriente se dedica puramente a juzgar la
un medio, se impone la pregunta sobre si, justicia de los medios, y evaluarlos dentro
en cada caso, la violencia sería un medio de fines constituidos de antemano. Reduce
para fines justos o injustos. Pero reducir la lo justo a lo legal. “Si el derecho positivo
Espectros de Benjamin / Idelber Avelar

es ciego al absolutismo de los fines, el min, es la huelga como algo que es violencia
derecho natural lo es a la contingencia de y no violencia a la vez. Hay entonces una
los medios”. imposibilidad de una lengua que nombre
la violencia ya en el acto de huelga. La
La tarea de la crítica es encontrar, entonces,
huelga será siempre leída de las dos maneras
un “punto de vista exterior a la filosofía
simultáneamente, antes de la distinción
legal positiva pero también al derecho
entre la violencia implícita o potencial del
natural”. Para esto es imperativo rechazar
acto de huelga y la violencia explícita de la
el “dogma” de que los fines legales no se
huelga general revolucionaria (dicotomía
pueden mantener si la búsqueda de fines
que, ve bien Derrida, no es pura, fácilmente
naturales se da con recurso a la violencia.
separable, etc.). Primera reducción de la
Benjamin desmonta el “dogma” recordando paráfrasis de Derrida, entonces: desaparece
los usos legales de la violencia, incluyéndose la fractura interna que es propia al concepto
los momentos en que el estado renuncia, de violencia que maneja Benjamin, fractura
parcialmente, a su monopolio sobre el uso emblematizada en el momento en que el
legal de la violencia. Uno de estos casos es derecho de huelga se hace práxis. Derrida
el derecho a la huelga. sí explicita varias fisuras en el texto benja-
¿Qué es una huelga? ¿Se puede contar el re- miniano, con conclusiones ineludibles; pero
chazo al trabajo como un acto de violencia? ésta nos parece la fisura fundante de la red
Sin duda, propone Benjamin, desde que se múltiple que arma Benjamin.
la lea desde el punto de vista de aquellos que Este paso es el que define la naturaleza del
recurren a ella. Hay una relación antitética acto (violento o no) ya de manera irreduc-
entre la lectura del estado, que permite la tiblemente escindida, según la posición
huelga pero mantiene el poder de declararla social del sujeto. Leída desde el obrero,
ilegal, y la lectura de los que recurren a la la huelga es ya, desde siempre, violencia. 77
huelga, que no pueden sino verla como La omisión de este momento de escisión
“el derecho del uso de la violencia/fuerza constitutiva en el texto de Benjamin no es,
[Gewalt] para llegar a ciertos fines” (282). en Fuerza de ley, una omisión entre otras.
En la rigurosa paráfrasis que hace Derrida De alguna manera permite –¿por qué no
de toda la armazón del texto benjaminiano, adelantar ya la hipótesis?– la aproximación
falta esta explicitación de lo que, en Benja- con Heidegger y la caracterización de “Para
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una crítica de la violencia” como texto “de- de “caída” en el ensayo de Benjamin sobre
masiado heideggeriano” (146). Ya veremos la violencia que nos permitiera leerlo en
qué podrá significar “heideggeriano” en conjunción con la temática poslapsaria de
estos contextos (del ensayo de Benjamin, textos como “Sobre el lenguaje en general
1921, 18 años antes del comienzo de la y el lenguaje del hombre” (1916), se trata-
Segunda Guerra y del texto de Derrida, ría, nos parece, de esta escisión originaria
1989, dos años después del comienzo de la del concepto mismo de violencia, quizás
Intifada). En todo caso, al parafrasear este comparable al abismo que designara Ben-
pasaje, Derrida insiste en que no se puede jamin, en el ensayo juvenil, como la caída
separar claramente entre huelga y huelga de la plenitud del nombre a la habladuría
general revolucionaria, como si esto fuera del signo burgués. En todo caso, el dato
un dato que el texto benjaminiano omi- violencia en Benjamin no es, entonces, ni
tiera. Insiste en ese punto, precisamente, a natural ni universal: su efecto de ubicuidad
la vez que omite el antagonismo que hace adviene de su carácter reacio a cualquier
inevitable la inseparabilidad de las dos en metalenguaje que lo pudiera formular, de su
Benjamin: el carácter de la opción por la caída, digamos, en Babel. Como no hay un
huelga como, desde siempre, violencia y no lenguaje universal que nombre la violencia
consensualmente, ella se deja ver siempre
violencia, irreductiblemente las dos cosas a
en otra parte y en todas partes.
la vez, según el lugar social de lectura del
acontecimiento. A esto, Benjamin lo llama Hay que hacerle justicia a Derrida, sin em-
contradicción objetiva en la situación legal, bargo: la segunda parte de Fuerza de ley es
por oposición a una mera contradicción una de las reflexiones más poderosas ya reali-
lógica en el derecho. Se trata, en otras pala- zadas sobre el Benjamin temprano. Ilumina
bras, de un diferendo: una diferencia ya no zonas del pensamiento benjaminiano que
78 nombrable en ningún idioma, puesto que permanecían, como tantas otras zonas en
fundante respecto a los idiomas mismos, Benjamin, todavía no exploradas. Y lo hace
anterior a ellos. A partir de ahí, en el texto con admirable fidelidad al texto benjaminia-
benjaminiano, ya no se puede determinar no, hasta cierto punto. Aquí vamos en busca
positivamente qué sería la violencia; no de ese punto. Es cierto que la comprensión
habría lengua universalmente comprensible de la escisión constitutiva de la violencia
para hablar de ella. Si hay un momento muchas veces aparece, en Benjamin, como
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caída, desde un lenguaje en que, algún día, el corte que tiene lugar en las condiciones
se pudo nombrar el ser, a la habladuría del de posibilidad de la violencia misma, es
presente. Es cierto que a partir de allí se decir, su caracterización a la vez y nece-
puedan mapear las coincidencias de algunas sariamente como violencia, cuando leída
temáticas entre el texto benjaminiano y el desde el obrero, y no violencia, cuando leída
texto heideggeriano. Pero también suele ser desde el estado. Su nacimiento como algo
cierto que en estas situaciones lo temático escindido entre el ser y el no ser. En otras
es lo que menos importa. palabras, está por un lado la dicotomía entre
la violencia-origen-de-la-ley y la violencia-
El próximo corte en “Para una crítica de la
modo-de-reproducción-cotidiano-de-la-ley.
violencia” es la separación entre la violencia
Pero esta dicotomía (impura e inestable)
mantenedora de la ley y la violencia instala-
es hecha posible por el carácter inherente-
dora de la ley (die rechtserhaltende Gewalt y
mente escindido, antagónicamente doble
die rechtsetzungende Gewalt), con la salvedad
de la violencia misma, en el momento de su
siempre presente que Gewalt puede también
emergencia. Derrida, en su análisis, escoge
significar, además de violencia, “poder legí-
poner énfasis en la dicotomía derivada (la
timo, autoridad, fuerza pública” (Force 19),
que separa dos formas de violencia) y ter-
como en Staadstgewalt. Contra este acto que
mina obviando la dicotomía fundante (la
el estado no caracteriza como inicialmente
que separa, no distintas formas de violencia,
violento, la huelga, pero que para el obrero
sino la que escinde la violencia misma en
es desde siempre un acto de violencia, el
cuanto forma, en el momento mismo de su
estado puede instalar la violencia legalizada
constitución).
como instrumento mantenedor de la ley. El
carácter enigmático del texto de Benjamin Aunque impura e inestable, aunque sujeta
deriva, parcialmente, del hecho que sus a contaminaciones mutuas, la separación 79
densas frases mezclan esos dos momentos entre la violencia instaladora de ley y la
distintos del pensamiento. Está, por un violencia mantenedora de ella es ineludible
lado, la escisión entre violencia revolucio- en el pensamiento de Benjamin. Como nota
naria, instaladora de otra ley, y la violencia Derrida, esta dicotomía no se confunde con
mantenedora de la ley, que opera dentro de la diferencia entre violencia de la huelga
la legalidad existente. Está, por otro lado, (para el obrero) y la violencia (episódica,
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ocasional, pero siempre posible) del Estado violencia militar. Por un lado el militarismo
contra la huelga, para defender la legalidad es la subordinación de los ciudadanos a la
existente. Si es cierto que el Estado, cuando ley; entra siempre que sea necesario para
interviene, lo hace para mantener una ley, no mantener una legalidad existente. Por otro
es cierto que la violencia de la huelga tenga lado, el militarismo es el uso “compulsorio,
necesariamente la meta de instalar otra ley. universal de la violencia como medio para
No, por lo menos, hasta que se convierta en fines del estado”(186), fines que incluyen
huelga general revolucionaria. Puesto que inevitablemente la construcción de nuevas
la huelga, en sí misma, no es vista por el legalidades. Por esto habría algo “inherente-
patrón como un acto de violencia, ¿por qué mente” constructor de ley, establecedor del
derecho, en la violencia militar. El ejemplo
recurriría el Estado a la violencia explícita
privilegiado de la inseparabilidad entre las
contra ella? Por el miedo, dice Benjamin, de
violencias mantenedora e instaladora de la
que la huelga se convierta en huelga general
ley es la violencia militar. He aquí un atisbo
revolucionaria, instaladora de otra legalidad.
luminoso del ensayo de Walter Benjamin, a
La violencia mantenedora de la ley no puede
la vez intempestivo y anticipatorio.
operar, entonces, sino como anticipación de
una violencia virtual, posible, futura, que Cuando, en sistemas legales primitivos, se
vendría a derrotarla e instalar otra legalidad. establece la pena de muerte para crímenes
No hay ninguna razón esencial para apostar a contra la propiedad, no se trata allí de un
que la violencia de la huelga se convertirá en mero preservar la ley. Se trata de imponer
instaladora de otra ley; pero la manutención otra ley. El ejemplo privilegiado del mo-
de la ley no puede arriesgarse. Echa mano, mento instalador de ley de la violencia
de antemano, de la violencia. militar, es la promulgación de la pena de
muerte por crímenes contra la propiedad.
80 ¿Pero sería la violencia revolucionaria Para Benjamin, el momento mismo de
equivalente a la violencia instaladora de borramiento del límite entre la violencia
la ley? ¿Sería la rechtsetzungende Gewalt de la manutención y la de la instalación de
siempre revolucionaria? De ninguna ma- la ley, es la entrada de la pena de muerte
nera, dice Benjamin, y esto es demostrable para castigar el ataque a la propiedad. Así
con el examen de una violencia que, para como la (posible, prometida) huelga ge-
Benjamin, no es un ejemplo entre otros: la neral revolucionaria es instaladora de ley,
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también lo es, para Benjamin, la violencia incontables que definen la esencia misma de
militar, alegorizada en la violencia que mata la violencia policial, si es que ésta poseyera
(legalmente, o en el proceso de convertirse una esencia –Benjamin la define como “sin
en legalidad) para castigar crímenes contra forma [gestaltlos], en ninguna parte tangible,
la propiedad. La instalación de la pena de ubicua, espectral [gespenstlische]” (189), es
muerte para crímenes contra la propiedad decir, de manera notablemente semejante al
sería aquí la alegoría misma de la instala- espectro teorizado por Derrida en Espectros
ción de la ley. ¿Significa esto que una vez de Marx.
instalada esta punición en el aparato estatal, Si la policía usa la violencia para fines lega-
toda violencia legal ocurrirá con fines de les, ella lo hace con la autoridad simultánea
preservar la ley? ¿y que toda instalación de de decidir, dentro de anchos límites, la
una nueva legalidad vendrá de fuerzas revo- naturaleza de estos fines mismos. En todo
lucionarias, de posibles huelgas generales? caso, para Benjamin, la policía sería la vio-
De ninguna manera, contesta Benjamin. lencia legalizada que, sin embargo, no está
El estado ha desarrollado un aparato donde contenida dentro de ninguna legalidad. Es
se suspende la diferencia entre las violencias la violencia de la ley, es la voz misma de la
instaladora y mantenedora de la ley. Dentro ley, pero que no se deja circunscribir por
de la misma legalidad hay un aparato que no ella. Tiene por función mantener la ley, pero
sólo mantiene, sino que crea la legalidad: la lo hace, “en incontables casos”, fuera de la
policía. Si a la violencia instaladora de nueva ley existente, instalando otra ley. Desde ya,
ley “se le requiere que pruebe su valor en la para Benjamin, no se puede diferenciar,
victoria” y a la violencia mantenedora de nítidamente, entre los dos tipos de violencia:
ley “se le sujeta a la restricción de que no el aparato encargado de hacerlo no puede
puede establecer nuevos fines”, la violencia sino violar constantemente esos límites, no
policial está, para Benjamin, “emancipada puede sino operar fuera de la ley. La ma- 81
de ambas condiciones”. Ni tiene que probar nutención de la ley es su afuera. He aquí lo
su valor en tanto fuerza victoriosa, ni tam- que podríamos llamar no sólo el momento
poco tiene que resignarse a operar dentro crítico del texto de Benjamin, sino su mo-
de la legalidad existente. En “incontables mento deconstructivo, el momento en que
casos” su violencia opera donde “no hay tal su texto vislumbra el trabajo de la différance.
situación legal clara”. Tales casos son tan La distinción entre la manutención de la ley
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y la instalación de otra ley, está sujeta a la nunca asociarlo al lugar de la no violencia,


deconstrucción porque la manutención de ya que él es, por definición, el espacio de ol-
la ley jamás opera de forma llanamente inte- vido de la violencia. En otras palabras, para
rior a la legalidad. La manutención de la ley, un Benjamin que ya conocía algo de Freud,
por definición, recurre a un afuera de la ley. la noción de olvido de la violencia originaria
La manutención de la ley es, por definición, sería, simplemente, el equivalente de una
ilegal. No sólo injusta, sino ilegal. represión neurótica que sólo mantendría
esa violencia viva como espectro, efectiva
Para Benjamin, la decadencia de una insti-
precisamente en cuanto espectro.
tución ocurriría cuando ella se olvida de la
violencia que le dio origen. Este sería el caso, Llegamos al momento del ensayo de
hoy en día, del parlamento. El parlamento, Benjamin en que se plantea la anticipada
según Benjamin, no ha permanecido cons- pregunta: “¿será posible alguna resolución
ciente de las fuerzas revolucionarias a las no violenta de los conflictos?”. La respuesta
cuales debe su existencia. Parafraseando este de Benjamin es paradójica. Sí, desde luego.
pasaje, Derrida habla del texto de Benjamin Las relaciones personales nos muestran una
como partícipe de una “gran ola [vague] an- variedad de ejemplos. La diferencia, acota
tiparlamentaria y anti-Aufklärung”. “Hacia Benjamin, es que en las relaciones perso-
una crítica de la violencia” se alínea más nales la opción por la no violencia adviene
bien, nos parece, con algo que nunca pudo del “miedo de las desventajas mutuas que
ser ola, y que se mantuvo como tradición amenazan con surgir de la confrontación
subterránea, la tradición de la crítica del violenta”. En los conflictos sociales, la regla
olvido. La declaración acerca del carácter es que no sean de antemano visibles, a los
amnésico del parlamento, no se puede actores sociales, los efectos de la violencia
subsumir bajo una supuesta posición “anti- que se abatirían tanto sobre los vencedores
82 parlamentaria” de Benjamin, quien concede como sobre los vencidos. La paradoja se
que el florecimiento de un parlamento manifiesta cuando Benjamin trata de lo-
puede ser “deseable y gratificante”. No se calizar, en el terreno social, lo que sería el
trata de un ataque al parlamento sino, para equivalente de las relaciones pacíficas entre
simplificar al máximo, de un recordatorio: los individuos. Para contestar esta pregunta,
es una ingenuidad creer que el parlamento Benjamin recurre a otra dicotomía, ya no
es la antítesis de la violencia. No se puede entre la violencia de la huelga y la violencia
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antihuelga del estado, sino a la violencia de excluya la violencia de antemano. Para aclarar
dos tipos de huelga, que Benjamin hereda esta paradoja regresa a la dicotomía estable-
de Georges Sorel.2 Estos dos tipos serían cida al principio del ensayo, entre el derecho
la huelga política y la huelga proletaria ge- natural y el derecho positivo. Quedamos
neral. Al contrario de la huelga política, la en que mientras el derecho natural intenta,
huelga proletaria general se plantea la tarea por la justicia de los medios, “justificar los
de destruir todo el poder estatal. La huelga fines, el derecho positivo intenta ‘garantizar’
política, después de la ganancia material, la justicia de los fines por la justificación de
de la transformación de las condiciones los medios”. El derecho natural reduce lo
materiales de los obreros, plantea el regreso justo a lo ajustado, confunde la justicia con
la necesidad. El derecho positivo reduce lo
al trabajo. La huelga proletaria general, la
justo a lo legal, confunde la justicia con la ley.
que destruye el poder del estado, se coloca
Ambos mantienen la referencia a una relación
afuera de toda legalidad. Y aquí entra el
presuntamente necesaria entre lo justo de
comentario paradójico, ya no de Sorel,
los fines y lo justificado de los medios. ¿Qué
sino del mismo Benjamin: la huelga general
pasaría si vislumbráramos una violencia que,
revolucionaria sería, por el hecho mismo de
usando medios justificados, estuviera en
no proponer otra legalidad, sino de destruir
conflicto irreconciliable con la justicia de los
la legalidad, la huelga verdaderamente no
fines? ¿O bien que emergiera una violencia
violenta. Cuando más general y revolucio-
que, justificada o no, ya no se relacionara con
naria, menos violenta. En otras palabras,
los fines como simples medios, y sí de alguna
la noción de revolución, destrucción del otra manera absolutamente diferente, aún no
aparato estatal, no es asociada, en Benjamin, pensada? En otras palabras, ¿qué pasaría con
a la violencia, sino al momento utópico una violencia completamente irreductible a
de la no violencia. Esto es importante, ya
que Derrida parece asociar, en su lectura,
la dialéctica entre fines y medios?
83
Para tratar de definir ese lugar indecible,
la noción benjaminiana de destrucción a
Benjamin recurre a un adjetivo que fre-
la violencia.
cuentemente aparece en su obra temprana
La conclusión de Benjamin es que, en reali- como nombre de lo innombrable: la vio-
dad, la resolución no violenta de los conflic- lencia completamente ajena a la dialéctica
tos sólo es posible en la medida en que no se entre fines y medios sería, al contrario de la
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violencia legal que Benjamin llama mítica, una lectura del quinto mandamento de la
una violencia divina. Dice Benjamin: “si Biblia. Pero la conversión de estos relatos
la violencia mítica es instaladora de la ley, en atributos, adjetivos nacionales, en una
la violencia divina es destructora de toda operación que realiza –y reconoce que lo
ley” (199). La violencia divina sería, para hace, además– el texto derridiano. No son
Benjamin, “aniquiladora”. Sólo la banalidad parte del texto de Benjamin.
de la violencia mítica, dice Benjamin, es re-
¿Qué significa aquí reducir dos relatos
conocible cotidianamente por los hombres.
singulares a la condición de alegorías na-
La violencia mítica, instaladora de la ley,
cionales? Para ser fieles a toda la enseñanza
sería, para Benjamin, perniciosa, así como
de Derrida, no se puede eludir el marco
es perniciosa la violencia administrativa,
en que se presenta el texto que realiza esta
mantenedora de la ley a la cual sirve. “A la
reducción. La segunda parte de Fuerza de ley
violencia divina la podríamos llamar violen-
se presenta en la Universidad de California
cia soberana”, waltende, casi un homófono
en Los Angeles, en 1990, en un coloquio
de Walter, primer nombre de Benjamin,
titulado “El nazismo y la solución final”.
bello cierre a partir del cual parte el ensayo
El coloquio es sobre la solución final, pero
de Derrida.
Derrida lee el texto de Benjamin, de 1921;
Al parafrasear este pasaje, Derrida dice lo sólo lo puede guiar, por el marco mismo
siguiente: “luego está la distinción entre de la intervención y la elección que hace
la violencia fundadora del derecho, dicha del objeto, una única pregunta, la que se
‘mítica’ (subentendido griega, me parece) y formula al principio y se retoma al final:
la violencia destructora del derecho, dicha “¿Qué habría pensado Benjamin, o por lo
‘divina’ (subentendido judía, me parece)” menos cuál pensamiento de Benjamin está
(79). Derrida añade el “me parece” casi ya virtualmente formado o articulado en este
84 como una denegación: las palabras “griego” ensayo (¿y sería anticipable?) sobre el tema
y “judío” no aparecen en el ensayo de Ben- de la solución final?” (70). Confieso que
jamin en el contexto de la distinción entre fue la primera y única vez que encontré, en
violencia mítica y violencia divina, y en un ensayo de Derrida, esta construcción
ningún otro contexto. Es cierto, Benjamin condicional proléptica: ¿qué hubiera pen-
remite la violencia mítica a la narración sado x de z? ¿qué dice, prolépticamente,
del relato de Niobe, y la violencia divina a este texto, sobre este otro fenómeno, veinte
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años posterior? La pregunta que guía el la crítica de la institución en tanto olvido,


texto de Derrida pareciera externa al texto a una simple suscripción de la violencia
de Benjamin, movida por el marco desde antiparlamentaria.
donde se presenta; esto viniendo, claro,
Derrida abre el texto justificando la lectura
del pensador que más nos ha enseñado, en
del ensayo de Benjamin en el contexto del
los últimos cuarenta años, a formular pre-
coloquio: “Creo que este texto inquieto,
guntas rigurosamente internas a los textos
enigmático, terriblemente equívoco, está
que se lee.
merodeado... por el tema de la destrucción
Para introducir esta pregunta Derrida radical, exterminación, de la aniquilación
ofrece una caracterización del ensayo de total, y en primer lugar la aniquilación del
Benjamin como texto que pertenece a la derecho, si no de la justicia; y entre esos
“ola antiparlamentaria y anti-Aufklärung derechos, los derechos humanos, por lo me-
sobre la cual el Nazismo habrá asomado a nos tal como éstos pueden ser interpretados
la superficie y ‘surfeado’”. Pero como vimos, dentro de una tradición jusnaturalista del
mención a la ilustración no hay ninguna, y tipo griego o del tipo ‘Aufklärung’. A pro-
un análisis riguroso de la cisiparidad que pósito digo que este texto está merodeado
organiza el texto benjaminiano haría muy por los temas de la violencia exterminadora”
problemática, en el mejor de los casos, su
(67-8).
caracterización como texto anti-ilustración.
Se trata de un texto que lanza martillazos Nos interesa aquí la confusión entre ani-
de la razón crítica al mítico tema de la quilación y violencia en el vínculo entre
violencia. La mención de Benjamin al la primera frase y la segunda. El texto de
parlamento, como vimos, hace la crítica Benjamin sí se arma a partir de la revolución
del olvido de la institución parlamentaria como aniquilación de cualquier ley (y en
respecto a la violencia que la funda, y en este sentido el texto habla de destrucción) 85
ningún momento se deja caracterizar como pero, como hemos visto, este momento para
simplemente antiparlamentario. Todo lo Benjamin (el fin de toda ley) es el momento
contrario: el texto es una intervención utópico de la no violencia, momento aná-
contra el olvido en el parlamento, contra logo a lo que el mismo Derrida, en otras
el olvido del parlamento. Derrida pareciera obras, llamaría “la promesa” o “el don”.
igualar la crítica del olvido en la institución, En Benjamin opera un axioma implícito:
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cuanto más revolución, menos violencia. se anuncian en el mismo título: “Interpre-


En la lectura que hace Derrida en Fuerza tations at War: Kant, el judío, y el alemán”,
de ley opera una asociación de ideas entre presentado en Jerusalén en 1988, durante
revolución y violencia que enmascara el la primera Intifada contra la ocupación
carácter inherentemente escindido de esta israelí.3 El resumen del argumento, distri-
última en el ensayo de Benjamin. Al hablar buido antes de la charla, se titula la “psyche
del momento de la destrucción en Benjamin judío-alemana: Los ejemplos de Hermann
(que en ese ensayo es siempre coextensivo a Cohen y Franz Rosenzweig”. Se trata de
la destrucción de la ley, del Estado), Derrida una lectura de dos pensadores judíos no
le añade un “si no la aniquilación de la justi- zionistas, Rosenzweig, de hecho, hostil al
cia” como posible tema del texto, que trata, proyecto de un estado israelí. A las varias
como vimos, de la aniquilación de la ley. mesas del congreso no se ha invitado ningún
Sería imposible preguntar si desde Benjamin palestino. Derrida menciona el hecho en su
la aniquilación de ley podría diseminarse al introducción, refiere la manifestación de
punto de amenazar la justicia misma, como su “preocupación” con los organizadores,
lo hace Derrida; esta pregunta es impen- Wolfgang Iser y Sanford Budick, en una

sable desde Benjamin porque para éste la introducción en la que condena las “violen-
cias” del terrorismo y de las fuerzas policiales
promesa de justicia implica la destrucción
y reafirma su amistad hacia palestinos e
de la ley, destrucción que, recordemos, no
israelíes. Las cuestionables comparabilidad
es un sinónimo de violencia, sino todo lo
e isomorfía entre la violencia desesperada
contrario: es el signo de la misma posibi-
de los hombres-bomba y las metódicas
lidad de la no violencia, en la medida en
masacres del ejército de ocupación, en la
que se encarne en una revolución genuina.
introducción de Derrida, no son ajenas a
86 Cuanto más revolucionaria, más desprovista
de violencia.
las distorsiones que sufriría el ensayo de
Benjamin en sus manos. También en “Inter-
La caracterización del ensayo de Benjamin pretaciones en guerra”, Derrida habla de sus
en este marco no está, en Derrida, des- objetos de análisis (Cohen y Rosenzweig)
provista de marco: se instala a través de la como “anticipadores de Heidegger” o de lo
referencia a otro texto de Derrida, donde que “algunos han descrito del encuentro con
las alegorizaciones nacionales de los relatos la enseñanza de Heidegger durante los años
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inmediatamente posteriores a la guerra”. Las confundida con el “concepto de ‘destruc-


lecturas que siguen, iluminadoras de la obra ción’ que también se pregunta “qué podría
de Rosenzweig y Cohen, no dispensan con significar esa temática obsesiva, en lo que
la pregunta inicial que los enmarca como prepara o anticipa entre las guerras”.
‘anticipadores de Heidegger”, en todo caso
La referencia a la temática de la destruc-
anticipadores de una temática que se madu-
ción en Benjamin como “una obsesión”
raría y florecería con la obra de Heidegger
es curiosa, ya que sin duda se trata de una
que se empieza a gestar en los años 20. La
noción que está bastante lejos de ser ubicua
estructura de la pregunta, de nuevo, es or-
en Benjamin. Si de obsesiones se trata,
ganicista, proléptica y teleológica.
habría que señalar, antes, las nociones de
En los dos ensayos la referencia a Heide- alegoría, duelo, experiencia, ensueño, corte
gger le confiere el eje central al postulado o interrupción, redención o salvamiento,
de una “psyche”, de la especularidad que montaje. Todas estas nociones tendrían
Derrida nombra “judío-alemana”. Cohen, mucho más derecho a reclamar una con-
Rosenzweig, Scholem, Adorno, Arendt y dición de obsesiva en el pensamiento de
Benjamin, son leídos, de alguna manera, Benjamin que la noción de destrucción, que
desde Heidegger y desde la ausencia de otro entra en el ensayo de 1921, como veíamos,
elemento, quizás alegorizable en la figura del
para nombrar el momento de la violencia
palestino ausente del congreso de Jerusalén
divina, “soberana”, waltende, la llama Wal-
en el cual habla Derrida. En Fuerza de ley
ter Benjamin, la violencia que realiza una
se trata de “limitadas pero determinadas
destrucción muy particular, la de la ley.
afinidades entre el texto de Benjamin y
En otras palabras, no hay, para nada, en
algunos textos de Carl Schmitt, y aún de
Benjamin, una asociación entre violencia y
Heidegger”. Entre tales afinidades, Derrida
contaría “la hostilidad a la democracia par-
destrucción, por lo menos nunca se reduce
aquélla a la acción de ésta.
87
lamentaria, aún a la democracia en cuanto
tal, no sólo por la hostilidad a la ilustración, Por otro lado esta “obsesión”, para Derrida,
y por una cierta interpretación del pólemos, “anticipa” o “prepara” algo entre guerras.
de la guerra, de la violencia y el lenguaje”. Este algo se dejaría leer, se supone. ¿Por qué
Aún haciendo la obvia salvedad de que la no llamarlo por el nombre? Se trata aquí del
Destruktion heideggeriana no puede ser Nazismo, eufemizado por Derrida “como
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aquello que se prepara entreguerrras”. Se Omitamos, por incontables, las razones que
buscaría entonces lo que, en el texto de llevaron a Benjamin a no pensar el Nazismo
Benjamin de 1921, anticipa o prepara la res- como ninguna de estas cosas. Desde Ben-
puesta que la misma formulación demanda, jamin, por supuesto, el Nazismo no sería
es decir el Nazismo, o como prefiere Derri- jamás equivalente a la violencia mítica, ni
da, la “ola sobre la cual el Nazismo asomó a lo mítico en cuanto tal. Ni tampoco a una
a la superficie y surfeó”. He aquí el ejemplo corrupción de la democracía por la fuerza
claro de una interrogación a un texto que policial, como si Benjamin hubiera alguna
no obedece las rigurosas y necesarias pautas vez pensado en la democracia a partir de la
éticas formuladas por el mismo Derrida, en metafísica del declive. Lo que pensó Benja-
“Hacia una ética de la discusión”, la última min sobre el Nazismo está dicho y explícito
réplica a Searl.4 Determinado por esa pre- para cualquiera que lo quiera leer, en varias
gunta proléptica exterior al texto, Derrida partes, pero muy especialmente en su testa-
puede, en Fuerza de ley –después de leer el mentario “Sobre el concepto de la historia”,
texto de Benjamin cuidadosamente, con texto omitido por Derrida en un ensayo de
las omisiones y distorsiones que venimos ochenta páginas sobre el espacio en el cual
señalando– pasar a una conclusión en forma Benjamin “hubiera formulado” su discurso
de interrogante que nos parece monstruo-
sobre el Nazismo y la solución final.
sa. Valga la extensa cita, a partir de la cual
acotaremos un comentario final: El cierre del texto de Derrida se ancla en
la especulación: “Benjamin hubiera quizás
[Benjamin] “probablemente hubiera tomado
la solución final como la consecuencia extre- juzgado vano y sin pertinencia, en todo caso
ma de una lógica del Nazismo que... habrían sin una pertinencia conmensurable con el
correspondido a una múltiple radicalización:
radicalización del mal vinculado a la caída evento, cualquier juicio jurídico del Nazis-

88 en el lenguaje de la comunicación, repre-


sentación, información, etc. radicalización
mo y de sus responsabilidades, cualquier
aparato enjuiciador, cualquier historiografía
totalitaria de la lógica del estado, etc. la
radical pero también fatal corrupción de la aún homogénea con el espacio en el cual el
democracia parlamentaria y representativa Nazismo se desarrolló hasta e incluyendo
por una fuerza policial moderna que es
inseparable de ella, radicalización y total
la solución final” (78). Esta paráfrasis es
extensión de lo mítico, de la violencia mítica, literalmente irremisible a cualquier texto
etc.” (127-8). que haya firmado Benjamin, antes de 1921
Espectros de Benjamin / Idelber Avelar

o después, en 1940 o antes. ¿Qué, en la obra tica inspirada en las nociones de promesa,
de Benjamin, nos autorizaría la percepción de don, y de la justicia por venir, figuras de
de que él hubiera encontrado “vano y sin un futuro ya no reductible a la presencia.
pertinencia” un juicio jurídico del nazismo? En toda esta elaboración, en todo el rigor de
Después de esa escandalosa suposición, De- su diseño, en toda su necesidad interior, ¿no
rrida afirma que “este texto, como muchos llama la atención la ausencia casi absoluta
otros de Benjamin, es aún demasiado hei- de una reflexión sobre el pensador moderno
deggeriano, demasiado mesianista-marxista que más incisiva y urgentemente vinculó la
o arque-escatológico para mí” (146). Se posibilidad misma del pensamiento y de la
trataría aquí de “juzgar la posible compli- práxis al índice de una redención, a la po-
cidad entre todos estos discursos y lo peor sibilidad de una promesa que mantuviera la
(aquí la ‘solución final’)”. Para Derrida, angosta apertura de la puerta del porvenir?
esto define una “tarea y una responsabilidad ¿no se echa de menos aquí al pensador que
cuyo tema yo no he sido capaz de leer ni más radicalmente sustrajo la promesa a la
en la ‘destrucción’ benjaminiana ni en la dictadura de la presencia, al insistir deses-
Destruktion heideggeriana“ (146). peradamente en la posibilidad de su fracaso
en cuanto promesa?
Cierre apropiado para un texto que pare-
ciera tratar de responder a una tarea que En la medida en que Derrida vincula estre-
permanece pendiente en Derrida, de una chamente la temática de la promesa con el
pendencia cada vez más irresoluble: pensar pensamiento del don, con el donar, con la
el legado de Walter Benjamin, ser digno oferta, ¿hasta qué punto la determinación
de esta herencia, ser capaz de asumirla. Al del donar a partir de la temática heidegge-
lado, al margen de este “no he sido capaz riana del haber en tanto donarse, del es gibt,
de leerlo” con el que Derrida cierra su sofoca y silencia, en la lectura de Derrida,
texto, acotaríamos interrogantes que me la temática benjaminiana de lo sido que 89
parecen hacerle más justicia, al menos, que no ha accedido al haber? ¿por qué realizar
aquélla que le pudo hacer Derrida al texto aproximaciones basadas en la recurrencias
de Benjamin. Sabemos que, en la estela de temáticas si sabemos que el tema es muchas
un desmontaje de la primacía metafísica del veces lo que menos importa, por lo menos
futuro presente en el pensar sobre el futuro, hasta que las formas y mecanismos de su
se desarrolla en la obra de Derrida una temá- inscripción se hayan mapeado? ¿no habría
Archivos 2/3 2007/8 Dossier: Mímesis y política

algo en el pensamiento benjaminiano sobre en “Para una crítica de la violencia”, un en-


el don –que en Benjamin es inseparable de sayo dedicado, al fin y al cabo, a pensar las
una reflexión sobre aquel que recibe, aquel condiciones de posibilidad de la violencia?
que sabe escuchar el murmullo de todo lo
¿Cuáles sería la condición de elisión de
esclavizado en el pasado– que complicaría
todo esto en Jerusalén, en 1988, en el
dicha reducción?
congreso donde no pudo entrar el pales-
Al hablar del entreguerras, Derrida recurrió tino? ¿Tendrá la alegorización nacional en
a la noción de psyche judío-alemana. Aun “Interpretaciones en guerra” alrededor de la
con la salvedad de que psyche no alude a una figura del alemán y del judío, en la “psyche
supuesta psicología colectiva, y sí al sentido judío-alemana” (construcción entreguerras
de especular, espejo, que tiene el término en nombrada por Derrida y movilizada como
francés, ¿no sería la denegación misma un pieza de argumento en Fuerza de ley), o tam-
índice de que se recurre aquí a la idealiza- bién la alegorización nacional de las figuras
ción de un ‘espíritu de época’ en el cual la de lo griego y lo judío, que Derrida localiza
recurrencia de ciertos términos en algunos en un ensayo donde estas dos palabras no
autores se subsumiría en un razonamiento aparecen, tendrán, entonces, esas alego-
proléptico, un anuncio anticipadamente rizaciones nacionales algo que ver con el
confirmado de lo que iba a venir, producido palestino que no pudo acceder al espacio en
por un mero mapeo temático en pensadores el cual habló Derrida? ¿con la imposibilidad
antagónicos? Al aludir, por ejemplo, a los de nombrar esta figura, esta nacionalidad
escalofríos que, “cuando se piensa en las irrepresentable, este afuera del estado? ¿sería
cámaras de gas y los hornos crematorios”, lo palestino el afuera constitutivo de lo judío
nos sobrecogerían cuando viéramos, en el y lo griego, tal como invocados por Derrida
texto benjaminiano del 1921, la mención en la lectura de un texto donde no aparecen
90 de una destrucción “sin sangre”, es decir, al estas palabras? Al etiquetar como “judía”
arrancar la figura de tal destrucción de su y “griega” a las violencias divina y mítica
rol en el texto benjaminiano y yuxtaponerlo que teoriza Benjamin, ¿no estaría Derrida
al Holocausto, ¿no estaría Derrida optando subtitulando su ensayo, implícitamente,
por no leer lo que dijo Benjamin sobre el “Cómo no leer el Holacausto en la Intifada”?
Nazismo, no sólo lo que dijo explícitamente ¿Cómo, al preguntarse por lo que 1921
en los textos posteriores, sino lo que anunció hubiera anticipado de 1941, enceguecerse
Espectros de Benjamin / Idelber Avelar

ante lo que 1921 le reclama, le demanda a de esa herencia, ¿no sería, de ninguna manera,
1988? La pregunta no me parece injusta con una omisión o una distorsión entre otras, sino
el texto de Derrida. el nombre mismo de nuestra derrota?

Para usar una expresión cara a Derrida: el


ejemplo de la violencia de las fuerzas de ocupa- Notas
ción no es un ejemplo entre otros. Se trata de la 1
Walter Benjamin, “Zur Kritik der Gewalt”. Gesam-
manifestación contemporánea paradigmática melte Schriften II-1. Ed. Rolf Tiedemann und Her-
mann Schweppenhäuser (Frankfurt a.M.: Suhrkamp
de lo que Benjamin llamaría la violencia de Verlag), 1977, pp. 179-203.
la legalidad que continuamente ignora sus 2
Georges Sorel, Réflexions sur la violence (París: Seuil,
1990). La referencia de Benjamin es a la quinta
propias leyes, puesto que dotada de la prerroga- edición, de 1919.
tiva de redefinir continuamente los límites de 3
“Interpretations at War: Kant, le Juif, l’Allemand”.
la misma ley. Esta sería, para el Benjamin del Phenomenologie et Politique: Mélanges offerts à Jacques
Taminiaux (Bruselas: Ousia, 1989). Citamos por la
ensayo de 1921, la caracterización misma de versión en inglés: “Interpretations at War: Kant, the
Jew, the German”, trad. Moshe Ron, Acts of Religion,
la violencia policial, militarista, la violencia
ed. Gil Anidjar (Nueva York y Londres: Routledge,
que suspende la distinción entre manutención 2002).
de ley e instalación de la ley, ya que a ella se le
4
Jacques Derrida, “Afterword: Toward an Ethics
of Discussion”, trad. Samuel Weber Limited Inc
reconoce el poder de imponer legalidad cada (Evanston: Northwestern UP, 1988), pp. 111-54.
La referencia citada no es, sin calificativos, una
vez que transgrede la legalidad. ¿No asistimos
traducción, ya que marca, por la naturaleza de la
hoy en el mundo a la misma manifestación intervención misma, una cierta entrada de Derrida
a la lengua inglesa, a lugares de debate y escritura
de esta suspensión completa de la dicotomía inapelablemente marcados por el inglés y por
entre manutención e instalación de la ley Estados Unidos. El ensayo citado es el cierre de la
polémica generada a partir de la respuesta de Searle a
en la conversión del imperio en permanente “Signature Évenement Contexte”, ensayo derridiano
máquina de guerra que opera fuera de toda compilado en Marges de la philosophie (París: Minuit,
1972).
ley previa, que crea una nueva ley a cada
acto represivo suyo? Si, para esta conversión, 91
Jerusalén no es una ciudad entre otras, y la
población palestina no es una víctima entre
otras, ¿no podríamos aventurar la hipótesis de
que enceguecerse ante el texto de Benjamin, no
aceptar leerlo, o leerlo distorsionado por un
lente heideggeriano, no ser digno de la tarea

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