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Estado-nación, ciudadanía y democracia : cuestiones abiertas Titulo

Quijano, Aníbal - Autor/a; Autor(es)


Cuestiones y horizontes : de la dependencia histórico-estructural a la En:
colonialidad/descolonialidad del poder
Buenos Aires Lugar
CLACSO Editorial/Editor
2014 Fecha
Colección Antologías Colección
Globalización; Capitalismo; Colonialidad; Democracia; Ciudadanía; Estado-nación; Temas
Capítulo de Libro Tipo de documento
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Estado-nación, ciudadanía
y democracia
Cuestiones abiertas*

L a vertiente dominante en el actual deba-


te político y politológico insiste en que la
democracia y la ciudadanía tienen hoy una vi-
permitiría inferir que los regímenes no-elegidos
han perdido, o están perdiendo, todo sustento
legitimatorio en la comunidad internacional, lo
gencia mundial mayor que en cualquier otro que indicaría que los valores democráticos son
período anterior. Eso estaría demostrado por ahora universales. La democracia y la ciudada-
el hecho de que el número de gobiernos no nía estarían, pues, en trance de consolidación
elegidos tiende a disminuir en todo el mundo. mundial. Podría afirmarse, desde esta perspec-
Así, en el Freedom House Report de 1996, se tiva, que hemos ingresado finalmente en el pe-
consigna que en 1974 de 142 países del mundo ríodo de la democracia liberal universal2.
sólo 39 (el 27,5%), tenían gobiernos elegidos. Esa vertiente es, por supuesto, el liberalis-
Ya en 1995 el número de países con gobiernos mo. Y casi podría decirse que hoy no es solo
electos era 117, el 61 ,3%1. De hecho, en Europa dominante. Puesto que en este momento ningu-
y América –por vez primera en toda la historia– na otra actúa tan explícita y consistentemente
no existe hoy gobierno que no sea electo. Eso en la escena del debate, a muchos les parece la
única. Por eso, a pesar de las sospechas sobre

* Este artículo fue originalmente publicado en: Gon-


zález, Helena y Schmidt, Heidulf 1997 Democracia para
una nueva sociedad (Modelo para armar) (Caracas: 2 Es asociada a esta visión que se ha hecho famosa,
Nueva Sociedad) pp. 139- 152. como se sabe, la sesgada lectura fukuyamesca del
“fin de la historia”. Sobre esa cuestión, mi texto “La
1 Freedom House in the World: The Annual Survey Historia recién comienza” (título original “¿El fin de
of Political Rights and Civil Liberties 1990-1996 cuál Historia?”), publicado en La República (Lima), 8
(Nueva York: Freedom House, 1996). de diciembre de 1996, pp. 23-25.
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sus categorías, de lo extendido de un expreso aunque ciertamente admite que están pendien-
desencanto con su discurso y su práctica, la tes y no son de fácil solución los problemas de
mayor parte del debate y la crítica vienen del li- su “gobernabilidad”5.
beralismo y vuelven a él. Esa posición histórica E pur… si muove. En realidad, las experien-
excepcional es, probablemente, la que le permi- cias de poder que el liberalismo define como
te, de una parte, arrogarse una suerte de marca ciudadanía y democracia están ahora en cues-
registrada sobre los conceptos de ciudadanía y tión y quizás en abierto riesgo, como en ningún
democracia3. Y de la otra, su confiado discurso
sobre la continuada expansión y consolidación
de los respectivos fenómenos a la escala en- Mainwaring, S.; O’Donnell, G. y Valenzuela, J. 1992
tera del planeta. Su vasta literatura dice que, Issues in Democratic Consolidation: The New South
American Democracies in Comparative Perspective
cumplidos los procesos de “transición a la de- (Notre Dame: Notre Dame University Press). Una incisiva
mocracia” estaría en curso su “consolidación”4, revisión crítica de esa literatura es la de Desfor Edles, L.
“Rethinking Democratic Transition. A Culturalist Critique
and the Spanish Case” en Theory and Society (Norwell:
3 Esto no deja de ser curioso si se tiene en cuenta que Kluwer Academic Publishers), N° 24: 355-384. La autora
liberalismo y democracia mantuvieron en el debate y en propone denominarla como la “escuela del pacto”.
la práctica políticos, y por no poco tiempo, relaciones 5 La literatura sobre esta cuestión es numerosa y
más bien tensas, cuando no abiertamente hostiles. creciente. Véase principalmente de Arbos, X. y Giner, S.
Inclusive la democratización (universalización) del 1933 La gobernabilidad: ciudadanía y democracia en la
voto, en la propia Europa es una conquista más bien encrucijada mundial (Madrid: Siglo XXI); Huntington,
reciente. Pero aquí no es pertinente, por el momento, Ir S. 1984 The Third Wave. Democratization in the Late
más allá en esa historia. XX Century (Norman: Oklahoma University Press);
4 La literatura sobre ese tópico es numerosa, en Darhrendorf, R. 1980 “Effectiveness and Legitimacy.
particular desde O’Donnell, G.; Schmitter, P. y Whitehead, On the Governability of Democracies” en Political
L. 1986 Transitions from Authoritarian Rule: Tentative Quarterly, Vol. LV, N° 4; Ragolski, M. 1994 “Mondilsation
Conclusions about Uncertain Democracies (Baltimore: et goubernabilités” en Mondes en Developpement, N°
J. Hopkins). Principalmente, Baloyra, E. 1987 Comparing 88; Rosenau, J. N. y Czempiel, E. O. 1992 Governance
New Democracies: Transition and Consolidation in without Government: Order and Change in World
Mediterranean Europe and the Southern Cone (Boulder: Politics (Cambridge: Cambridge University Press);
Westview Press); Przeworski, A. 1991 Democracy and Williams, D. y Young, T. “Governance, The World Bank
the Market (Cambridge: Cambridge University Press); and the Liberal Theory” en Political Studies, N° 42.
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otro momento de su historia. En los actuales En esa trayectoria, las luchas de poder pue-
procesos de cambio histórico, en la contrarre- den desembocar, ya han desembocado en mu-
volución mundial nombrada como globaliza- chos lugares de Europa (por ejemplo, la ex Yu-
ción, las tendencias de reconfiguración del po- goslavia), de África (por ejemplo, la región de
der implican intereses sociales que no podrían los lagos, Nigeria, los Congos), del Medio Orien-
desarrollarse y consolidarse sino a costa de la te y de Asia (por ejemplo, Indonesia, Singapur,
democracia y de la ciudadanía. De hecho, aso- Tailandia), América Latina (Perú, por ejemplo)
ciadas a tales intereses ya están activas en todo en un pantano de conflictos y de violencia don-
el mundo fuerzas políticas antidemocráticas. Y de, en el mejor de los casos, los atuendos libera-
algunas de ellas vestidas, precisamente, con les visten despotismos reales. Por supuesto, la
armaduras liberales6. Unas, radicales, como lo ciudadanía y la democracia no necesariamente
testimonia la gradual reproducción del racismo tienen que quedar sepultadas allí. Pero si tienen
y del fascismo en Europa o sus aún aislados que salir, difícilmente podrían hacerlo sin muta-
brotes en Estados Unidos; o moderadas, como ciones decisivas y sin aparejar, probablemente,
el discurso político que presiona a la democra- estructuras institucionales más aptas que las
cia por crecientes limitaciones –“democracia del liberalismo, no solo para darles más esta-
controlada”, “democracia restringida”, “demo- bilidad y consistencia sino también, por fin, un
cracias de baja intensidad”– y que tiene influ- lugar cotidiano en la existencia social.
yentes representantes en la teoría política, en A todo eso se debe, acaso que el bando del li-
América Latina inclusive7. beralismo parezca no solo y no tanto impotente
para percibir esas cuestiones, como interesado
en impedir que sean percibidas. A ese interés
6 El “fujimorismo” es emblemático de esa especie se debe, obviamente, el invento y extendido
política. uso de un término como “gobernabilidad”, ar-
7 Una revisión de ellas en Neff, Jorge 1986 “Redemo- tefacto de ideologías y de programas políticos
cratization in Latin America or the Modernization of que procuran “democracias controladas” don-
Status Quo?” en Canadian journal of Latin American de los trabajadores son impedidos de presen-
and the Caribbean Studies, Vol. 11, N° 21. Y, del mismo
tar sus demandas, como si fuera o pudiera ser
autor, “Demilitarization and Democratic Transition in
Latin America” (Quito: Separata de FLACSO, 1995). una genuina categoría conceptual, a pesar de
608 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

su imposible utilidad analítica o de producción Por todo eso, ahora es necesario tratar de
de sentido en una teoría del poder8. abrir de nuevo las cuestiones centrales de este
debate. A esa tarea se destina el texto que si-
gue, en cuyos límites, sin embargo, ese propó-
8 “Gobernabilidad” es un concepto ad hoc acuñado
por los politólogos neoconservadores y neoliberales, sito no podrá ser desarrollado sino de manera
como parte de la ofensiva ideológica contra la esquemática y simplificada.
desconcentración y relativa redistribución de poder que
habla venido ocurriendo entre los centros Imperiales
del capital y las sociedades dependientes y dentro de
éstas en particular, de modo irregular y precario es
La ciudadanía y la democracia,
verdad, pero no menos realmente, impulsada por las un asunto de la modernidad
luchas hacia la democratización y nacionalización en
las sociedades y estados dependientes. Esto es, en En su actual sentido, ciudadanía y democracia
pro de la relativa, pero importante, redistribución del son fenómenos de la modernidad9. En la crisis
control de recursos de producción y de la generación
y gestión de la autoridad pública, el Estado en primer
actual hemos aprendido que modernidad no es
lugar. “Gobernabilidad” se refiere a la cuestión un término unívoco. Por el contrario, implica
de cómo neutralizar o reducir las demandas y las fenómenos y cuestiones históricamente dis-
presiones de los explotados y dominados, víctimas continuos, y heterogéneos, no solamente di-
del despojo de derechos democráticos, de servicios versos y complejos. Y que es imprescindible di-
públicos, de empleo, salarios y consumo, durante el
proceso de reconcentración del control de recursos ferenciar modernidad de modernización10. De
de producción y del Estado en manos de grupos
reducidos de los funcionarios del capital global. No
se trata de las cuestiones de “legitimidad”, ni del 9 La apariencia banal de esta afirmación debe ser
“consenso” democráticos, siquiera en el sentido de contrastada con la necesidad de opción histórica
Locke (Ensayo sobre el gobierno civil). Se refiere al entre la democracia y el despotismo, en otros térmi-
control y a la gestión del Estado como garante de la nos entre el corazón de la modernidad y la pre o la
reconcentración capitalista del poder. En ese sentido, posmodernidad. Tal opción nunca ha dejado de es-
debe ser claramente diferenciado del concepto de tar planteada, sobre todo en los últimos doscientos
“buen gobierno”, tópico de la tradición politológica años, pero será más imperiosa para todos en el tiem-
hispanoamericana, desde Guamán Poma de Ayala y po que viene.
su “Nueva Crónica y Buen Gobierno”, en el Virreinato 10 Sobre la heterogeneidad de la modernidad y sus
Peruano del siglo XVI. diferencias con la modernización, ver Quijano, A. 1988
Estado-nación, ciudadanía y democracia 609

todos modos, el núcleo decisivo que identifica de la Igualdad social entre tales individuos. En
y deslinda en su raíz la modernidad y lo que en la modernidad cada una de esas ideas es sine
verdad interesa de ella hoy y aquí, sobre todo qua non de la otra. Su asociación, de ese modo,
a los latinoamericanos, es la asociación de las produce una perspectiva nueva en el horizonte
ideas de des-sacralización11 de toda autoridad, histórico de toda la humanidad.
de una parte en la producción y en el empleo La legitimación social de esa perspectiva sig-
del conocimiento; y en la otra, de todas las je- nificó, junto con la exigencia de igualdad social
rarquías en la sociedad. La primera implica la y de libertad entre los individuos en la socie-
primacía de la racionalidad humana tal como dad, la admisión de la intervención humana,
ella es históricamente practicada y modifica- individual y colectiva, en la producción de su
da en cada tiempo y en cada espacio, en cada historia y de su existencia social cotidiana y del
contexto histórico. La segunda, la legitimación carácter, en consecuencia, necesario del cam-
de la idea de que todos los seres humanos son bio histórico. Esto es, el desplazamiento de la
individuos con foro propio –esto es, libres– y mirada histórica desde el pasado hacia el futu-
ro. Racionalidad, Sociedad, Individuo, Igualdad
Social, Libertad, Cambio, Futuro, juntos y aso-
Modernidad, identidad y utopía en América Latina ciados, constituyen la perspectiva conceptual y
(Lima: Sociedad y Política). de exigencia de práctica social que identifican
11 Prefiero usar “des-sacralización” en lugar de “secu- y deslindan la modernidad. Es con ella, por pri-
larización”, porque este último término ha terminado, mera vez en la historia, que esas ideas emergen
por el uso descuidado, abriendo un flanco, bien a la idea asociadas. Ya no solamente, como quizás antes
de que alguna entidad (un fenómeno, un concepto) que ocurría, una guardada esperanza de exiguas y
ya no es considerada mágica, sagrada o divina, como
asediadas minorías, sino como exigencia de
antes, pero todo lo demás en ella se mantiene y, sobre
todo, excluye todo cuestionamiento. O bien a la reifi- sentido de las relaciones sociales cotidianas,
cación u ontificación metafísica de entidades, preci- materiales e intersubjetivas, del conjunto de
samente, históricas. La idea de desacralización de una la sociedad y de la subjetividad del promedio
entidad implica la admisión de su condición de produc- de los individuos. Pero cada uno de tales con-
to de la acción histórica de las gentes, por lo tanto la
ceptos Implica cuestiones y fenómenos históri-
relatividad de la naturaleza de tal entidad y su provi-
soriedad en el tiempo. camente heterogéneos, discontinuos y contra-
610 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

dictorios. Por eso mismo, respecto de ellos la la Iglesia. Frente a esas instituciones serán eri-
historia no ha sido unidireccional, ni fácil. gidos el Estado-nación, la República, la univer-
Ha sido ya señalado que la constitución de sidad laica. En el resto del mundo del capital,
la modernidad ocurre en el mismo proceso y otras serán, muy diversas, las instituciones a
en el mismo movimiento histórico del capita- destruir, a cambiar o a utilizar. En otros térmi-
lismo12. Por lo tanto, desde América hasta su nos, una nueva configuración del poder está en
maduración con la Ilustración y sobre el piso curso de constitución.
de la Revolución Industrial. Esta vinculación Las ideas y las exigencias sociales que dan
se articula en torno, sobre todo, de las nuevas sentido a la modernidad no podrán, en conse-
necesidades de una relación social nueva, el cuencia, desarrollarse por fuera de esas ten-
capital: producción y mercado masivos y en rá- dencias. Aunque en abstracto parecieran im-
pida expansión. Para esas necesidades, las je- plicar la necesidad de liberarse del poder, de
rarquías, sociales y sus mecanismos de control todo poder, en la práctica histórica sólo podrán
mental y social entre niveles y sobre los indivi- tomar cuerpo como ingredientes de un patrón
duos se hacen sentir como obstáculos y limi- de poder. Y ese patrón corresponderá, en defi-
taciones de los que es indispensable liberarse. nitiva, a las implicadas en las relaciones socia-
En consecuencia, todas las formas de poder les capitalistas.
institucionalizado que se opongan, obstaculi- Ese nuevo patrón de poder entrañaba: 1) la
cen o enlentezcan la producción y el mercado total reclasificación social de la población del
del capital, es decir la expansión de las nuevas mundo del capitalismo; 2) una estructura ins-
relaciones sociales que implica el capital, de- titucional apta para expresar y para controlar
ben ser confrontados y, mejor, destruidos. En esa reclasificación; 3) la definición de los espa-
Europa, sede central del proceso, sobre todo cios de dominación adecuados a esos efectos;
la tríada del Imperio, la monarquía absoluta y 4) una perspectiva de conocimiento que reco-
giera el sentido principal del nuevo patrón de
poder y que encauzara dentro de tal sentido la
12 No en una relación de “causa-efecto” entre los dos producción y el empleo del conocimiento.
fenómenos, sino apoyándose recíprocamente. Véase
Puesto que en ese mismo proceso se fue
Quijano, A. 1991a “La modernidad, el capitalismo y
América” en ILLA (Lima), N° 10, enero. constituyendo el mundo del capitalismo, abar-
Estado-nación, ciudadanía y democracia 611

cando casi todo el planeta entre fines del siglo “blancos” y “no-europeos” (“indios”, “negros”,
XV y mediados del siglo XVIII, con él se consti- etc.) y “mestizos”, como el marco y el piso de la
tuyen también América, Europa, África y Asia. distribución de las gentes en torno de las rela-
Pero Europa como el centro de control de todo ciones de poder, combinándola con las relacio-
el proceso del mundo colonial del capitalismo, nes en torno del trabajo, según las cambiantes
al cual le fue impuesto el nuevo patrón de po- necesidades del capital, en cada contexto (mo-
der. Es, pues, sólo pertinente afirmar que tal mento y lugar) histórico.
patrón de poder tiene carácter eurocéntrico. Durante un largo período que llega hasta
fines del siglo XIX, que incluye así nada me-
nos que la instauración de la modernidad en
El patrón eurocéntrico de poder Europa, en el mundo colonial del capitalismo,
el trabajo esclavo y servil se organizó con las
La característica central y decisiva de este pa- “razas” no europeas y los “mestizos”, y el tra-
trón de poder es la colonialidad13. Ella consis- bajo industrial-mercantil con los “europeos” o
te, en lo fundamental, en la clasificación de la “blancos”. La división de trabajo y en particular
población del mundo según la idea de “raza” las relaciones entre trabajo asalariado y no asa-
emergida junto con América14, en “europeos” o lariado siguieron, en consecuencia, las mismas
líneas básicas, del patrón eurocéntrico de po-
der. Así, la “empresa”, primigenia y central ins-
13 El neologismo “colonialidad”, que fue necesario acu- titución del capital, fue una forma típicamente
ñar para nombrar el concepto, lo usé por primera vez en
colonial de organizar el control del trabajo y de
“Colonialidad y racionalidad / modernidad”. Se publicó ori-
ginalmente en Perú Indígena (Lima), N° 29, 1991. Además los recursos de producción. Sus funcionarios y
de ese texto, sobre la “colonialidad del poder” sugiero ver asalariados en Europa. Sus siervos y esclavos
también mi texto “Colonialidad, cultura y conocimiento en en las sociedades coloniales.
América Latina” (en prensa en Lima, en la International So- Empero, esa reclasificación social no sola-
ciological Asociation, ISA, 1997), donde se consignan mis
mente hizo posible esa colonial distribución de
anteriores trabajos acerca de esta cuestión.
la población del mundo capitalista en la orga-
14 Véase Quijano, A. 1992 “Raza, etnia y nación: cues-
nización del trabajo, sino también en las insti-
tiones abiertas” en José Carlos Mariátegui y Europa
(Lima: Amauta). tuciones públicas y privadas de control de la
612 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

sociedad. Así, mientras que las luchas contra las conquistas democráticas que pudieron ser
el Imperio y el Papado redefinían en Europa expresadas en la constitución de sociedades
los espacios de dominación entre los domina- nacionales, de Estados que expresaran esa na-
dores locales, y comenzaban en tales espacios cionalización, y en consecuencia de ciudada-
los procesos que en algunos casos llegarían a nía y de libertades públicas de los individuos.
la formación de Estados-nación, en las regio- No pudo ser lo mismo, sino exactamente lo
nes colonizadas también se redefinían los es- contrario, en las sociedades sometidas a un
pacios de dominación bajo el control de los poder imperial de nuevo cuño, con las pobla-
dominadores europeos. Pero mientras allá se ciones clasificadas colonialmente en “razas in-
destruían Imperios, aquí se instauraban e im- feriores”, distribuidas en formas de trabajo no
ponían otros, Imperios coloniales esta vez, y se salariales y que, por lo tanto, junto con excluir-
bloqueaba, en consecuencia, por varios siglos, las del mercado y del contrato, las excluían de
todo proceso de nacionalización de sociedades toda forma de individuación y de las libertades
y Estados. Todavía más, la identificación nacio- consiguientes. La modernidad, en cuyo proce-
nal de las poblaciones europeas pudo ser im- so de gestación y constitución había participa-
pulsada, incluso en situaciones de débil o defi- do todo el mundo nuevo del capitalismo, Amé-
citaria nacionalización real de sus sociedades, rica en especial, apareció así como privilegio
precisamente en relación con las poblaciones característico de Europa, como su creación
colonizadas y “racialmente” clasificadas. propia y exclusiva. Y en el mundo colonial, los
Las consecuencias de esta clasificación de “europeos” locales sólo pudieron, en particu-
las gentes respecto del salario, del lugar en la lar desde el término del siglo XVIII, participar
empresa y en las instituciones de control polí- mentalmente en la modernidad. Es decir, inte-
tico, fueron decisivas también para la distribu- lectual e imaginariamente15.
ción de esa población respecto de la cuestión En Europa, mientras se constituía en el cen-
de la modernidad y de las ideas y exigencias tro de control del mundo del capitalismo co-
sociales que la identifican. Las necesidades del lonial, se inició temprano un matrimonio entre
mercado, de individuar a las gentes, de igualar-
las hasta el límite de esas necesidades, fueron
en Europa el piso de las luchas sociales y de 15 Véase (Quijano, 1988) Op. cit.
Estado-nación, ciudadanía y democracia 613

ese patrón de poder y la producción y el em- más de objetos de explotación, dominación,


pleo del conocimiento. Para lo que aquí impor- discriminación. Las “razas” colonizadas de ese
ta, me limitaré a resaltar dos rasgos resultantes modo, fueron forzadas a mirarse con el ojo del
de esa cama. De una parte, mientras en Europa dominador “blanco” y a admitir como propias
se desarrollaban las luchas contra el Papado las nuevas identidades negativas impuestas por
y las monarquías absolutas por la libertad en la colonialidad. Finalmente, mientras que en
la producción de conocimientos y de manejo Europa se iba estableciendo la familia burgue-
y expresión de ideas, era exactamente eso lo sa, como diferenciada de la familia nobiliaria,
que no era permitido a las “razas” colonizadas. con su característica estructura, matrimonio
Ellas fueron expropiadas de sus culturas, de su entre individuos y no como miembros de una
libertad para vivirlas y desarrollarlas. Así, su corporación artesanal o de una fauna nobilia-
propio imaginario fue colonizado. En segundo ria, monogamia y autoritarismo patriarcal, para
lugar, sobre todo desde el siglo XVII, la pers- las “razas inferiores” de las sociedades coloni-
pectiva cognitiva que se fue haciendo dominan- zadas la familia burguesa fue durante varios
te fue la característica visión dual y antinómica siglos una categoría imposible, sobre todo en
de la realidad, de exterioridad entre “sujeto” y el caso de los esclavos. Eso no dejaba de te-
“objeto” de conocimiento, de unilinealidad y ner sus ventajas, por cierto, pues permitió a las
unidimensionalidad del razonamiento, de ad- mujeres de esas “razas” ser parte de relaciones
judicación de identidades ónticas originales a más democráticas con los varones, de lejos
los “objetos”, el modo de constituir unidades más democráticas que en la familia burguesa, y
de sentido o “totalidades” en esos términos, en sin duda más libres respecto de las decisiones
fin de todo eso que ahora denominamos “racio- sobre su cuerpo, respecto de la moralina de la
nalidad eurocéntrica”, pero que los “europeos” familia burguesa europea. Después de todo, las
impusieron sobre los dominados de Europa y recientes conquistas de las mujeres urbanas de
del mundo colonial como la única racionalidad “Occidente” tienden, en sus vertientes menos
posible, como La Razón. En esa perspectiva las burguesas, a esa libertad y democracia en las
“razas” no europeas, puesto que “inferiores”, relaciones entre los géneros.
no podían ser consideradas “sujetos” de cono- En breve, las tres instituciones centrales del
cimiento, eran “objetos” de conocimiento, ade- poder capitalista, la empresa, el Estado-nación
614 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

y la familia burguesa, que ordenaron las rela- del capital y el del trabajo articulados en el pa-
ciones sociales, culturales y políticas básicas trón eurocéntrico de poder. Aparecen, en con-
en el trabajo, en el Estado y en la familia, fue- secuencia, en dos modos diferenciados de aso-
ron constituidas en estrecha relación con las ciación: uno, entre el individualismo y la razón
necesidades del patrón de poder fundado en la instrumental. Otro, entre la igualdad social y la
colonialidad. Por fuera de esas cuestiones, que razón histórica.
requieren ser abiertas e indagadas de nuevo, En la primera, la idea de la des-sacraliza-
precisamente a la hora de crisis de tales insti- ción del conocimiento y de toda autoridad en
tuciones, en el marco de la “globalización” del la producción y el uso del conocimiento, tiene
poder, democracia y ciudadanía serían cues- un sentido casi exclusiva e inmediatamente
tiones sólo muy parcial y distorsionadamente utilitario, para un uso tecnocrático. En conse-
inteligibles. Esto es, inteligibles sólo de manera cuencia, apto para todo fin, en cualquier po-
eurocéntrica. sible relación social, sobre todo jerarquizada
De todos modos, lo anterior ayuda a expli- ya que implica la eficacia inmediata. Y la des-
carse el peculiar derrotero histórico de las rela- sacralización de las jerarquías en la sociedad
ciones de esas instituciones y del conjunto del lleva al mero individualismo. Esto es, puede
patrón de poder, con las ideas y las exigencias excluir la igualdad social de los individuos,
sociales que la modernidad anunciaba. que son libres o pueden serlo, pero dentro de
sociedades jerárquicas.
En la otra asociación, en cambio, la racio-
Modernidad y patrón nalidad no puede ser sino histórica, esto es,
eurocéntrico de poder no tiene lugar, ni sentido, si no están en cues-
tión, todo el tiempo, los fines y la trayectoria
Desde la Ilustración, y en particular desde la de las acciones y su relación con los medios,
Revolución Francesa y la llamada Revolución los instrumentos y los recursos para actuar. Y
de Estados Unidos, las ideas y exigencias so- tales fines y trayectorias de las acciones están
ciales centrales de la modernidad existen siempre en cuestión porque remiten, todo el
formando parte de dos complejos distintos y tiempo, a los fines, al sentido, a la trayectoria
opuestos de intereses y discursos sociales: el de la humanidad entera o, en todo caso, de una
Estado-nación, ciudadanía y democracia 615

sociedad determinada. Por eso se trata de una En esta específica perspectiva, la historia de
racionalidad histórica. Esa racionalidad pre- la modernidad podría ser vista también como
supone, implica, necesariamente, individuos una tensión conflictiva y permanente entre dos
no solamente libres (en el sentido de tener asociaciones o complejos de ideas y de inte-
foro propio) sino socialmente iguales. De otro reses. En un lado, el del capital, la del indivi-
modo, no sería posible que exista como una dualismo y la racionalidad instrumental. En el
parte de relaciones intersubjetivas y materiales otro, el del trabajo, la de la igualdad social y la
entre las gentes. En esa racionalidad, las gen- racionalidad histórica. Antes de la modernidad
tes requieren de igual lugar en las relaciones esa oposición no existe, explícitamente, en las
sociales. Porque, a su vez, la igualdad social no relaciones intersubjetivas y quizás tampoco en
podría tener sentido sino junto con la solidari- la subjetividad individual de la mayoría. Las
dad social. La racionalidad histórica apunta no jerarquías sociales proveían la autoridad y el
sólo a la individuación de las gentes en la socie- conocimiento en las relaciones sociales. Y los
dad, sino a la constitución misma de ésta como tres eran sagrados. Su legitimidad estaba fuera
relación entre individuos libres y socialmente de cuestión.
iguales16. Entre la idea de la igualdad social, la La historia de la ciudadanía y de la democra-
libertad individual y la racionalidad histórica, cia difícilmente podría ser entendida sin per-
la asociación no es externa, ni contingente. Es cibirla tironeada entre esas dos asociaciones.
sine qua non para cada una de ellas. Es por cierto demostrable que hasta aquí la he-
gemonía no ha dejado de estar bajo el control
del primero de aquellos complejos. Pero no lo
16 Acerca de estas cuestiones he adelantado algunas es menos, que no solamente ha estado todo el
propuestas de debate en “La razón del Estado” en Ur-
tiempo desafiada desde la asociación entre la
bano, H. (comp.) y Lauer, M. (ed.) 1991 Modernidad en
Los Andes (Cusco: Centro de Estudios Rurales y Andi- igualdad social y la racionalidad histórica, sino
nos “Bartolomé de las Casas”). También en Moderni- que, mucho más, la legitimidad de la idea de
dad, identidad y utopía en América Latina (Quijano, igualdad social nunca ha podido ser negada,
1988) Op. cit. En la “Introducción” al libro: Mariátegui, menos evacuada, en el discurso formal de la
José Carlos 1991 Textos básicos (Lima / México: FCE).
asociación dominante. Por el contrario, desde
También en Colonialidad y modernidad / racionalidad
(Quijano, 1991) Op. cit. la asociación dominante se insiste todo el tiem-
616 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

po en que es bajo su dirección que se arriba- Aquí no es pertinente ingresar en el debate


rá, tarde o temprano, a la rada de la igualdad de las relaciones entre la mitología y la histo-
social. Esta insistencia es, en verdad, su argu- ria del Estado-nación en el debate contempo-
mento principal de legitimación y de justifica- ráneo. Apenas tiene cabida una versión muy
ción del sentido opuesto de su práctica histó- esquemática de la perspectiva optada17. Un
rica real. Y eso muestra con claridad que esta
asociación entre la idea de igualdad social y la
racionalidad histórica, no es meramente una 17 No existe, a mi juicio, una teoría de la nación sufi-
cientemente afirmada en la investigación. Hay un vasto
aspiración utópica sino la expresión de un in- y prolongado debate, cuyas vertientes principales son,
terés social material y cada vez más extendido. conocidamente, el liberalismo y el “materialismo histó-
Eso explica también porqué entre los intereses rico” pos-Marx. El liberalismo no ha perdido, sin em-
y agentes sociales dominados, la legitimidad de bargo, su hegemonía. No sólo y no tanto, en realidad,
esta contradictoria articulación entre los dos desde fuera, sino también actuando desde el discurso
de su adversario, ya que el “materialismo histórico” ter-
complejos de ideas e intereses se pierde sólo minó en la cama procusteana del liberalismo, en par-
en coyunturas de crisis de poder. ¿Podría en- ticular durante el largo período de hibridación marxo-
tenderse de otro modo lo contradictorio de la positivista llevada a su culminación bajo el estalinismo.
historia del discurso-práctica de la ciudadanía En el liberalismo nunca ha sido clara la relación entre
y de la democracia en nuestro tiempo? la “raza / etnia” y la “nacionalidad” y entre la “nación” y
la “comunidad”. Por lo cual el “nacionalismo” ha nave-
gado muchos mares decidiendo de cuál era la prolon-
gación como “lealtad”. Sin embargo, en nombre mismo
El Estado-nación moderno del Estado-nación evoca el supuesto hecho de que una
y la ciudadanía-democracia “nación” se organiza políticamente en un “Estado”, que
por eso es un “Estado nacional” o “Estado-nación”. Y
en el “materialismo histórico” la “clase” y la “cultura”,
El Estado-nación moderno es la estructura ins- o la “comunidad” nunca lograron un lugar teórico, ni
titucional específica producida por ese forcejeo histórico, convincentes en el debate. Y, notablemente,
activo y continuado, esa tensión conflictiva entre los elementos teóricos propuestos para el estudio del
esos dos complejos de ideas e intereses sociales, Estado, entre los cuales la “clase” ocupa el lugar pri-
mado, Casi no tienen relación con el discurso teórico
y al mismo tiempo el mecanismo que los mantie- del “materialismo histórico” sobre la “nación” y sobre
ne articulados no obstante sus conflictos. el “Estado-nación”. La línea básica que recorre ese
Estado-nación, ciudadanía y democracia 617

Estado-nación moderno implica, desde esta to, porque ocurren dentro de un particular y
perspectiva: muy estable espacio de dominación. Debido
a eso último, principalmente, una relación
–– un determinado espacio de dominación; intersubjetiva entre los habitantes de tal
–– un patrón de explotación-dominación-discri- espacio de dominación-patrón de poder, de
minación que no sólo alberga, sino que está pertenencia común a él. Es decir, una “iden-
fundado en la contradictoria articulación del tidad nacional” común de los habitantes de
complejo individualismo / razón instrumen- tal espacio de dominación, hasta tanto sean
tal con el de igualdad social / razón histórica. estables los elementos fundantes del Esta-
Esto es, un patrón capitalista; do-nación. No siempre, ni necesariamente,
–– un Estado como condición y como resultado, la “identidad nacional” en el Estado-nación
al mismo tiempo, de la delimitación y defini- moderno es siempre una “lealtad” como apa-
ción de tal espacio y de tal específico patrón rece en la metafísica del liberalismo.
de explotación-dominación-discriminación y
con el cual Estado se completa el patrón glo- Toda nación es hija del poder aunque se expre-
bal de poder en ese espacio de dominación; se en sus habitantes como una identidad. La
–– un proceso de larga duración durante el nación moderna no existe sino como Estado-
cual se van particularizando, individuando nación, hasta hace poco la institución pública
en un sentido, los elementos universales del central del poder en el mundo del capitalismo.
patrón de explotación-dominación, sus ejes El Estado-nación moderno se fue consti-
históricos de movimiento y desenvolvimien- tuyendo en Europa en el mismo cauce, en el
mismo movimiento histórico del mundo del ca-
pitalismo y como parte del patrón eurocéntrico
discurso es que hay una relación externa entre ambas
categorías y que, finalmente, la cuestión clase-Estado de poder. Grosso modo, pueden ser diferencia-
es la decisiva. La historia conocida contiene, sin embar- das dos grandes etapas: entre fines del siglo
go, procesos y cuestiones diferentes. He discutido esas XV hasta fines del siglo XVIII; desde entonces
cuestiones en varios Seminarios para posgraduados, hasta hoy.
dentro y fuera de América Latina, y sobre ellas trabajo
La primera etapa corresponde al proceso
en un texto específico de donde procede la perspectiva
que aquí, sumariamente, propongo. de enfrentamiento de los dominadores de los
618 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

nuevos intereses sociales con el Sacro Imperio La explicación fundamental, esto es restric-
Romano-Germánico (o su virtual existencia) y ta a su núcleo central, es que en todos esos
el Papado, y la lucha por la definición de los casos fue llevada a cabo una distribución o
espacios particulares de dominación. La segun- redistribución democrática –con toda la re-
da, a la maduración y depuración del patrón de latividad del concepto en una sociedad cuyos
poder, a la constitución de la ciudadanía y de miembros tienen desigual lugar en las relacio-
la democracia, a la lucha por la definición final nes de poder– del control de recursos de pro-
y estabilización de los espacios de dominación ducción y de las instituciones y mecanismos
frente a los imperios europeos en crisis, en par- de poder político.
ticular desde fines del siglo XIX y primeras dé- En otros términos, la nacionalización de so-
cadas del XX. ciedades y Estados consistió en procesos de
Fueron muchos –todavía son– los grupos democratización del control de recursos de
dominantes, o pretendientes a serlo, que inten- producción, en el área privada, y de mecanis-
taron la “construcción” (término de Bendix) mos institucionales en el área pública. De ese
de Estados-nación, dentro y fuera de Europa. modo, sin dejar de ser desiguales los lugares
Muy pocos de ellos, o mejor muy pocos de los y los roles de las gentes en las relaciones de
respectivos procesos, lograron reunir todas poder, pudo ser más o menos democrática la
las condiciones y mantenerlas durante el tiem- distribución entre ellas del control del poder,
po necesario para culminar. Pero en todos los privado y público. Sin distribución democrá-
casos, sin excepción histórica conocida, los tica en el área privada, en el área pública esa
procesos en mayor o menor medida realmente distribución no sería democrática, o sólo for-
exitosos fueron, precisamente, aquellos en los mal e inestable. Por eso mismo, los procesos
cuales fue posible una durable articulación en- de nacionalización social / estatal pudieron ser
tre los dos contradictorios y conflictivos com- más exitosos y más duraderos cuanto más pro-
plejos de ideas y de intereses –individualismo / fundamente democrática pudo ser esa distribu-
racionalidad instrumental versus igualdad so- ción del control del poder, y tanto más estable
cial / racionalidad histórica– bajo la necesaria y duradero el proceso. Y en caso alguno podría
hegemonía del primero. ¿Qué hizo posible el sostenerse que el proceso es total y definitivo.
éxito en esos casos? Los casos de Francia, en Europa, y de Estados
Estado-nación, ciudadanía y democracia 619

Unidos, en América, son hasta ahora los ejem- Tocqueville no dejó de ver, ni lo ocultó, que los
plos más ilustrativos. únicos impedidos de integrarse eran, precisa-
¿Por qué fue exitoso en Europa y no en el mente, “negros” e “indios”. Como un siglo más
mundo colonizado? La historia muestra que tarde observara de nuevo otro europeo, Myr-
una condición para que genuinos procesos de dall. Los límites de la ciudadanización, demo-
nacionalización-democratización fueran exito- cratización de las gentes, ergo de la nacionali-
sos en las sociedades y en sus Estados, hasta zación de la sociedad y de su Estado, era y es
aquí ha sido siempre una gran homogeneidad la “raza”.
“racial”. Y es aquí donde se revela en todo su América Latina fue hasta ahora, sin duda,
porte histórico la importancia crucial de la cla- el más completo ejemplo de la actuación de
sificación mundial de las gentes en “razas”, des- las diferencias “raciales” en la cuestión na-
de América en adelante, en todo el mundo del cional18. Pero, desde hace poco, el problema
capitalismo. Porque esa clasificación no parte parece desplazarse hacia la propia Europa y
del lugar que las gentes ocupan en el poder, sus relaciones con los migrantes de las socie-
cambiante históricamente, sino de lo contrario: dades coloniales y la clasificación “racial” im-
las diferencias de lugar en el poder se determi- puesta a ellas.
nan y se explican por la diferente naturaleza de De todos modos, en los procesos exitosos
las gentes. de formación de naciones-Estado modernos,
Fue eso, exactamente, lo que Tocqueville ob- pudo ser preservada la hegemonía de los inte-
servó en el naciente Estado-nación de Estados reses del capital, a través de la institución de
Unidos. Vio fascinado la rapidez y la facilidad la ciudadanía, ceñida expresión de la asocia-
con que gentes venidas de lugares, lenguas, his-
torias y culturas distintas, se integraban en el
proceso y adquiría la nueva “identidad nacio- 18 Sobre América Latina, ver: Quijano, Aníbal 1994
nal”. Y, por supuesto, la distribución del prin- “Colonialidad del poder, ciudadanía y democracia en
cipal recurso de producción del período no era América Latina” en Amérique Latine: démocratiet et
casi un problema con la vasta tierra arrebatada exclusion (París: L’Harmattan). Y Quijano, Aníbal 1993
“América Latina en la economía mundial” en Problemas
a los “indios”. Y en esas condiciones la partici-
del Desarrollo (México: UNAM - Instituto de Investiga-
pación política era realmente muy amplia. Pero ciones Económicas), Vol. XXIV, N° 95, oct.-dic.
620 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

ción del individualismo y la razón instrumen- lonizado esa esperanza, y el eurocentrismo del
tal, debido a que pudo ser posible alojar tam- conocimiento impidió percibir el limitado, y en
bién en esa misma asociación la idea básica muchos casos ciego, final de ese camino hacia
de la igualdad social de los individuos y de ese la democratización de las relaciones entre las
modo y sobre esa base de realidad, la imagen gentes de este mundo. Casi dos siglos después
virtual de una sociedad de iguales, es verdad de la “emancipación”, el proceso está aún pen-
que sobre todo como meta histórica, como uto- diente en América Latina, con uno o dos casos
pía, pero también a veces como real exigencia algo más avanzados porque, precisamente, lle-
social. Pues fue esa ciudadanía la base misma varon lejos la “homogenización” de su pobla-
de esas exigencias de cada vez más amplia y ción por la vía del exterminio de los “indios”.
realmente democrática distribución de control
de recursos de producción, de acceso a bienes
y servicios, de control de los mecanismos de Capital y Estado-nación
decisiones societales. La ciudadanía no agota
la democracia, ni mucho menos. Pero implica No está en modo alguno agotada la indaga-
una. Y, sobre todo, funda las exigencias hacia ción acerca de lo que impulsó al capitalismo a
una más amplia y más profunda. la formación de Estados-nación, ciudadanía, si
La nación Estado se convirtió por eso, ante no siempre democracia, en Europa, mientras
todo, no solamente como imitación de los atri- colonizaba el resto del mundo. Y por qué inclu-
butos del dominador, en la aspiración universal sive alojó, o dejó alojar, la misma perspectiva
de las gentes en todo el mundo del capital. El en el mundo ex colonial, en América Latina
patrón eurocéntrico de poder se convirtió en desde comienzos del siglo XIX y en el resto
modelo para todas las poblaciones. El eurocen- del mundo, sobre todo después de la Segunda
trismo de la perspectiva cognitiva dominante Guerra Mundial. La literatura de ese debate es
empujó en todas partes a buscar implantar las vasta y aún se prolonga en nuestros días19.
mismas instituciones, la misma homogeneidad.
Pero ha sido hasta aquí, el propio patrón euro-
19 Por ejemplo: Hobsbawn, E. J. 1990 Nations and
céntrico de poder, su raigal colonialidad, lo que
Nationalism since 1780 (Nueva York: Cambridge
ha burlado casi en todas partes del mundo co- University Press).
Estado-nación, ciudadanía y democracia 621

Quizás cabe recordar que se trataba al co- Por eso, aunque era claramente percepti-
mienzo, cuando se levanta la “cuestión nacio- ble el agotamiento de las relaciones Estado-
nal”, del capitalismo competitivo, cuyos domi- nación y capital desde poco después de la
nadores (o “funcionarios” como Marx decía) Segunda Guerra Mundial, en la ideología do-
requerían, probablemente de manera necesa- minante a escala mundial, la “cuestión nacio-
ria, el control estable de un bien delimitado nal” consistía, ante todo, en cómo lograr una
espacio de dominación, desde donde poder “construcción” exitosa de un Estado-nación
competir, defender sus intereses y avanzar so- moderno. Desde fines del siglo pasado, sin
bre los de sus competidores o negociar con embargo, en especial en el mundo ex colonial
ellos. Para eso era indispensable ganar la leal- o colonial, ese debate se convirtió en un ver-
tad de la población encerrada, con su consen- tedero del “nacionalismo”, Eso explica, proba-
timiento o sin él, dentro de tal espacio, reducir blemente, por qué en todos los casos en los
los conflictos inevitables. La democracia en el cuales un proceso de “construcción” nacional
control de los bienes privados, y en el control se puso en marcha, no se trató casi nunca de
de los mecanismos públicos, hasta donde fue- una distribución o redistribución democrática
ra necesario según la fuerza del conflicto, fue de recursos, bienes y poder político, como du-
sin duda el camino que esos mismos conflic- rante los siglos XVIII y XIX en Europa, sino
tos definieron. de la concentración de su control en manos
El “mercado interno” obsesión teórica y de los funcionarios del Estado. La única re-
política del “materialismo histórico” pos- distribución admitida como legítima fue la
Marx, no parece haber sido en realidad la “redistribución de ingresos”, máxima panacea
condición, sino el resultado de ese proceso. democrática de los regímenes llamados “po-
Más que un fenómeno “económico” su ca- pulistas” en el “Tercer Mundo”. Y en esas con-
rácter es político-social. Pero, de cualquier diciones la ciudadanía sólo podía ser formal
modo, en las condiciones del capitalismo, el y limitada, o a veces simplemente bloqueada,
mercado interno era el más importante me- de todos modos distorsionada, y la democra-
canismo de esa distribución de recursos y de cia un discurso, nunca una práctica cotidiana.
bienes, cuando los mecanismos políticos ya México, Argelia, Perú (del “velasquismo”),
podían ser evitados. son buenos ejemplos.
622 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Globalización, Estado-nación, No se desprende de allí, inmediata, ni necesa-


ciudadanía y democracia riamente, que el Estado-nación será una víc-
tima del proceso en todas partes. No parece
Desde la crisis mundial desatada a mediados de así en el “centro” del mundo capitalista, don-
los años setenta, se hizo explícito el agotamien- de más bien tiende a redefinirse el espacio de
to del matrimonio entre el capital y el Estado- dominación para integrar en uno solo a varios
nación. La entrada del discurso de la “globa- de ellos, incluidos sus Estados-nación menos
lización” en pareja con el proceso de drástica consistentes, primero, y a largo plazo, si la ten-
reconcentración del control de recursos de pro- dencia se desarrolla, a todos ellos. Pero parece
ducción y del Estado, con sus efectos de polari- igualmente perceptible que en todo el resto del
zación social en todas partes, ha vuelto –explí- mundo, la presión se dirige a desnacionalizar
citamente– del revés la “cuestión nacional”. Ella las sociedades-Estados que no culminaron el
consiste ahora, ante todo, en cómo transitar proceso o que lo hicieron débilmente. Es decir,
más rápidamente el proceso de debilitamiento, a des-democratizadas, a bloquear los procesos
reducción o desintegración del Estado-nación, en vías de democratización-nacionalización.
para integrarse en la “globalización”. Esa es una cuestión abierta en casi toda Amé-
Ese nuevo discurso de lo nacional estatal es, rica Latina, sin duda en África y en gran parte
desde luego, apenas una indicación de que –del de Asia.
mismo modo que al madurar la modernidad, en Como en el lenguaje cotidiano se admite
los siglos XVII-XVIII– está en curso una profun- llamar Estado-nación a todos los países reco-
da reconfiguración del patrón de poder vigente. nocidos como entidades jurídico-territoriales,
Y ahora tienen lugar procesos equivalentes: pudiera parecer que el debilitamiento del Es-
tado-nación equivale al del Estado tout court.
a. una reclasificación social de la población del No parece esa la tendencia. El Estado como tal,
mundo, a escala global otra vez; en las sociedades dependientes es quizás ahora
b. la reconfiguración institucional correspon- más necesario aún que en períodos previos. Lo
diente; que está en cuestión en esa parte del mundo
c. la redefinición del espacio de dominación; es el Estado-nación. Esto es, lo poco o mucho
d. la reelaboración de la perspectiva cognitiva. andado en dirección de la democratización del
Estado-nación, ciudadanía y democracia 623

control de recursos y del Estado, la ciudada- La modernidad podría subsistir casi exclusi-
nía en primer término. Contener, bloquear, vamente en el complejo individualismo-racio-
desmantelar, procesos de democratización y nalidad instrumental. Si eso logra imponerse,
ciudadanización en el mundo “periférico” del finalmente, la desigualdad social, la solidaridad
capitalismo, parece ser, probablemente es, una social, serían excluidas. Y la democracia limita-
necesidad sobre la cual se desarrolla la recon- da a las necesidades del mercado y la ciudada-
centración mundial del control de recursos y nía como institución bisagra entre el individuo
de mecanismos de poder público. En América libre y la sociedad de iguales, que fueron hasta
Latina, el más claro ejemplo es el caso del Perú aquí el mecanismo central del Estado-nación
bajo el “fujimorismo”. moderno, difícilmente podrían sostenerse. O
En el mismo cauce de esa tendencia se solamente en el “centro” del mundo capitalista.
expande también una ideología social que El predominio absoluto de la acumulación
deslegitima la asociación entre las ideas de financiera, de una parte, el agotamiento de la
individuos libres y de igualdad social. La relación salarial capital-trabajo, de la otra, son
presión para admitir la naturalidad, la nece- las cuestiones centrales colocadas en esta tran-
sidad y hasta la deseabilidad de sociedades sición. El capital financiero no requiere, obvia-
jerárquicas es muy fuerte en todo el mundo mente, ni Estados-nación, ni ciudadanos, ni
marcado por la colonialidad del poder. Un su- democracia, ni individuos libres, ni sociedades
brepticio apartheid está instalándose en las iguales. La concentración máxima del control
ciudades, ya no solamente en la segregación en un extremo de la sociedad, la máxima frag-
residencial conocida, sino en la división del mentación en el otro, son las tendencias que ha
trabajo. Y junto con esa ideología, una par- desatado su predominio. Eso que en los medios
te del posmodernismo insiste en desalojar la posmodernistas se reconoce como la posmo-
idea de totalidad de la perspectiva cognitiva dernización de la sociedad. La globalización
dominante, precisamente en el mismo mo- implica esa polarización.
mento en que se procura establecer un pa- Las tendencias actuales, sin embargo, están
trón totalizante de poder, la globalización. La en curso. Implican desintegración y otra inte-
cuestión del poder es desalojada de la pers- gración; desclasificación y reclasificación so-
pectiva analítica de la sociedad. cial; destrucción institucional y constitución
624 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

de otras nuevas instituciones; deslegitimación mientos y de derrotas del mundo del trabajo
de previas perspectivas de conocimiento, so- frente al capital, de consiguientes cambios en
cial en particular, su reemplazo por otras. En las relaciones de fuerzas políticas. Implican de-
otros términos, estamos en el medio de una cri- cisiones y acciones de las gentes de este mun-
sis, no de situaciones consumadas del todo. Y do. De opciones, por lo tanto, y de sus corres-
no se trata de procesos de la naturaleza sobre pondientes acciones. Para cada quien. No sólo
los cuales no podemos tener control. Se trata para algunos.
de fenómenos políticos, sociales, subjetivos e
intersubjetivos. Son el resultado de enfrenta- Lima, noviembre de 1997.

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