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Dependencia &

Desarrollo en
América Latina
Cardoso & Faletto
I. Introducción

Existía en el contexto de los años 50 una convicción de que la industrialización se


correspondía con el desarrollo, en tanto la expansión de las exportaciones era sucedida por
el industrialismo, por lo que llegaría una fase de desarrollo auto sustentado, el cual debería
basarse en la estimulación del mercado interno y la diferenciación del sistema productivo
industrial, para finalmente generar una industria propia de bienes de capital.
Si bien, en dicho escenario, las relaciones con el mercado internacional se mantendrían en
términos de compra de productos de exportación y en inversiones, el mercado interno en su
proceso de expansión debería asegurar por si solo el desarrollo.
“El sentido fundamental del desarrollo no lo daría el mercado externo sino el interno” (p. 4)
En el caso de Argentina, Chile, México, Colombia y Brasil, existían una serie de condiciones
que llevaron a la creencia difundida de que este paso al desarrollo continuado se concretaría.
Los supuestos que sustentaban esta idea eran: 1) un mercado interno suficiente para el
consumo de los productos industriales, 2) una base de industrias livianas establecida, 3) una
abundante fuente de divisas en la explotación agropecuaria y minera, 4) fuertes estímulos
para el crecimiento a partir del fortalecimiento del sector externo y 5) una tasa suficiente de
formación interna de capitales.
Parecía entonces, desde esta mirada económica, que la política de desarrollo debía
concentrarse en absorber tecnología para la diversificación de la estructura productiva y para
el aumento de la productividad, y además debía establecerse una política de inversiones capaz
de brindar la infraestructura requerida para dicha diversificación.
Estas condiciones estructurales que parecían favorables dieron paso a la creencia de que el
desarrollo recaía en la capacidad de cada gobierno para adaptar su política económica.
En este sentido se suponía que el fortalecimiento y la modernización del estado eran la vía a
una política de desarrollo. Detrás de estas afirmaciones estaba entonces el supuesto de que el
desarrollo en Latinoamérica tenía un carácter eminentemente nacional. A partir de esto se
establecieron como imperantes el fortalecimiento del mercado interno, y la reorganización
de los centros nacionales de decisión para que respondieran a los problemas locales del
desarrollo.
Sin embargo, las transformaciones demográficas de la década (aumento de la tasa de
crecimiento, migración campo-ciudad) que repercutió en la presión sobre la organización de
los mercados internos, en conjunto con el deterioro de los términos de intercambio tras el
boom de corea terminaron por minar las condiciones favorables que habían sido
diagnosticadas.
Llama la atención de los autores que en todo este proceso, el sistema social y político no fue
reorganizado en las direcciones esperadas, a pesar de la transformación económica de la
sociedad tradicional, algunos grupos no perdieron el control del sistema de poder, sino que
tuvieron que establecer una serie de alianzas con los nuevos sectores.
Esto finalmente lleva a la conclusión de que “Aunque los grados de diferenciación de la
estructura social de los diversos países de la región condicionan en forma distinta el
crecimiento económico, no es suficiente remplazar la interpretación económica del desarrollo
por una análisis sociológico. Falta un análisis integrado (…) sobre las posibilidades del
desarrollo o estancamiento de los países latinoamericanos, y que responda a las preguntas
decisivas sobre su sentido y sus condiciones políticas y sociales” (p. 10).

II. Análisis integrado del desarrollo

El desarrollo es en sí mismo un proceso social de entramados de relaciones sociales


subyacentes a los aspectos económicos, es por esto que es insuficiente una lectura de las
condiciones y consecuencias sociales del sistema económico.
A los análisis del desarrollo en los esquemas económicos (que es en definitiva un sector
interno capaz de un crecimiento auto sustentado y de la transferencia de los centros de
decisión), se le suma entonces una interpretación sociológica sobre la transición de las
sociedades tradicionales a las modernas.
1. El análisis tipológico: sociedades tradicionales y modernas
Las sociedades latinoamericanas serían “sociedades tradicionales” en paso a la llamada
“sociedad moderna”, constituyéndose como un intermedio o híbrido que caracteriza a las
“sociedades en desarrollo”. Esto entonces invoca la noción de “dualismo estructural” como
una reformulación de la vieja dicotomía comunidad-sociedad.
Inicialmente este esquema se critica a partir de la insuficiencia de los conceptos “tradicional”
y “moderno” que no alcanzarían a abarcar la totalidad de las situaciones sociales existentes,
y tampoco permitirían distinguir los componentes estructurales de estas. Además se niega un
nexo inteligible entre las distintas etapas económicas y los tipos de estructura de las llamadas
“sociedades tradicionales” y “modernas”.
Plantean que el cambio de las estructuras sociales no es un proceso acumulativo, sino de
relaciones entre los grupos, fuerzas y clases sociales, mediante las cuales estas buscan
imponer una forma de dominación propia de cada una, a la sociedad en su conjunto. El
problema a observar ya no es por tanto el carácter de la estructura social, sino además su
proceso de formación sumado a las orientaciones y acciones de las fuerzas sociales que
presionan sobre esta, tanto en función de un cambio como de su mantención.
La relación unívoca que se establece entre desarrollo y sociedad “moderna”, y entre
subdesarrollo y sociedad “tradicional” es entonces insuficiente.
2. La concepción del cambio social
En los conceptos de sociedad tradicional y sociedad moderna además reside una concepción
del proceso histórico. Se supondría que el proceso de desarrollo consistiría en la reproducción
de las diversas etapas de transformaciones sociales que experimentaron los países
desarrollados.
Dentro de esta perspectiva comparativa se señala a las sociedades subdesarrolladas el atraso
en ciertos aspectos de la estructura, pero no en otros. Como ejemplo de este desfase se
postulan los siguientes ejemplos:
-La sindicalización en países como Brasil o Argentina, la cual alcanza un nivel nacional con
capacidad de influencia en las decisiones.
- La urbanización acelerada de A.L. antes de la industrialización, lo cual deriva en
aspiraciones y comportamientos políticos en favor de la participación de masas, sin aún
existir crecimiento económico autónomo basado en el mercado interno.
Estos niveles de participación precoces, que serían similares a lo que se da en los países
desarrollados, dieron origen a la idea del “efecto de demostración” en el que se planteaba una
especie de puente que asemejaría las pautas sociales y orientaciones valorativas en las
sociedades desarrolladas y subdesarrolladas. Este mismo, en el plano económico supone una
modernización de la economía a través del consumo.
Para los autores, si bien el “efecto de demostración” tiene lugar en determinadas condiciones
sociales, no puede ser considerado como elemento causal, dado que esto situaría la
explicación en factores externos para la situación de subdesarrollo.
Como respuesta proponen un análisis que acentúe las condiciones específicas y el tipo de
integración social de los grupos como condiciones principales del proceso de desarrollo,
aunque manteniendo una vinculación al sistema económico y político internacional. Aquí
entonces se incorpora el “efecto de demostración” pero de manera subordinada. “Importa
realzar las características histórico-estructurales en que se genera un proceso de semejante
naturaleza, y que revelan el sentido mismo que puede tener dicha modernización” (p. 17).
3. Estructura y proceso: determinaciones recíprocas
Para el análisis se requiere entonces considerar las condiciones históricas particulares –
económicas y sociales- subyacentes en los procesos de desarrollo, tanto en el plano nacional
como externo, y además, los intereses que articulan el conflicto entre los grupos sociales que
mueven las sociedades en desarrollo. Se busca que el análisis sobrepase el enfoque estructural
al reintegrarlo a una interpretación de “proceso histórico”.
Este proceso o devenir histórico se explicaría entonces en la significación que es atribuida a
los hechos, por lo que se hallarían entonces históricamente referidas. El desarrollo sería
entonces producto de la interacción de los diversos grupos sociales, con modos de relación,
orientaciones valóricas e intereses diferenciados, la cual da vida al sistema socioeconómico.
La estructura política y social se ve modificada a partir de la imposición de un grupo u otro
dentro de esta misma dinámica de relaciones. Esto finalmente lleva a la consideración del
problema teórico fundamental como la determinación de los modos que adoptan las
estructuras de dominación, ya que estos serían la cristalización de las dinámicas de relaciones
subyacentes.
En este punto se introduce el concepto de dependencia como herramienta para a través de
situaciones empíricas hacer inteligibles las relaciones entre los componentes estructurales
internos y externos. Como lo externo entonces se expresa en estas mismas dinámicas de
relaciones internas en las naciones subdesarrolladas, el análisis enfocado a las
manifestaciones internas cobra validez.
En síntesis, en cuanto a la dependencia, por medio de las situaciones empíricas se hacen
inteligibles las relaciones que hay detrás de la conexión de las estructuras internas y externas.
Lo que se estaría llevando a cabo en este planteamiento sobre el análisis del subdesarrollo,
es el establecimiento de un punto de intersección teórico donde el poder económico se
exprese como dominación social, como política, por lo que se cumpliría con el objetivo del
texto que consiste en la explicación de los procesos económicos como procesos sociales.
4. Subdesarrollo, periferia y dependencia
Se diferencia entre el subdesarrollo y la carencia de desarrollo, siendo esto último la situación
de las economías que no mantienen relaciones de mercado con los países industrializados.
En cuanto al subdesarrollo, este nace de la relación entre sociedades “periféricas” y
“centrales”, a partir de la expansión del capitalismo comercial y luego industrial, donde se
vinculó en un mismo mercado internacional a diferentes sociedades con distintos grados de
diferenciación del sistema productivo. Estas condiciones desiguales serían lo que derivaría
en que existan sociedades desarrolladas y subdesarrolladas, en tanto esto se trata de una
diferencia en las funciones o posiciones dentro de la misma estructura económica
internacional, donde se establecen por consiguiente relaciones de dominación.
Esta forma de dominación, siguiendo la línea de los planteamientos de los capítulos
anteriores, se manifiesta en el modo de actuación y en la orientación de los grupos sociales,
dado que existe una influencia de las economías desarrolladas sobre la toma de decisiones
sobre el consumo o la producción.
La noción de dependencia alude a la articulación entre el sistema económico y el político,
tanto en el ámbito interno como externo. La noción de subdesarrollo caracteriza un grado de
diferenciación del sistema productivo, si acentuar las pautas de control de las decisiones. Las
nociones de centro y periferia aluden a las funciones diferenciadas de las economías en el
mercado mundial, sin destacar factores político sociales. Por esto, las diferentes dimensiones
que abordan los conceptos, se releva la importancia de la dependencia.
El análisis de la dependencia no debe entonces separar los factores internos y los externos,
sino que encontrar las características de las sociedades nacionales que expresan sus
relaciones con lo externo.
5. El “subdesarrollo nacional”
En el caso de las situaciones de dependencia colonial la historia, y por o tanto el cambio,
aparece como reflejo de la metrópoli, mientras que en la situación de dependencia de las
naciones subdesarrolladas esto se complejiza, ya que existe una doble vinculación del
proceso histórico (una contradicción), mientras se pretende generar una cierta autonomía
desde el centro político, las vinculaciones económicas continúan siendo definidas por el
mercado externo. En el subdesarrollo nacional se da de forma conjunta una dependencia de
“vinculaciones de subordinación al exterior, y una reorientación del comportamiento social,
político y económico en función de intereses nacionales” (p. 29).
La articulación de estas determinantes, como se ha dicho antes, se han de analizar en el
ámbito nacional, a través de la acción de los grupos sociales que en su actuar mismo realizan
esta coyuntura.
Para los autores debe desecharse la idea de que las relaciones entre los grupos sociales y su
accionar en los países dependientes sean semejantes a lo que se dio en el desarrollo originario
en el caso de los países centrales. “Lo que contribuyó al éxito de las economías nacionales
en los países de desarrollo originario fue el hecho de que estas se consolidasen
simultáneamente con la expansión del mercado mundial, de manera que dichos países
pasaron a ocupar las principales posiciones en el sistema de dominación internacional” (p.
31).
En las diferentes fases de la economía capitalista, los países latinoamericanos se vinculan a
diferentes países que actúan como centro, donde estas estructuras distintas inciden
significativamente en el carácter que adopta la relación:
-Inglaterra: Impulsaba en alguna medida el desarrollo de las economías periféricas en cuanto
necesitaba abastecerse de materias primas. Por esto requería cierta modernización de las
economías y una integración de estas al mercado de manufacturas.
-EEUU: Al contar con recursos naturales y un mercado interno suficiente, este era más
independiente de las economías periféricas, y en algunos casos incluso competía en
producción de materia primas. Aquí entonces la dependencia tomó un carácter de control de
los procesos de desarrollo, en la producción de materias primas y en la formación de nuevo
centros económicos.
6. Los tipos de vinculación de las economías sociales al mercado
Con la ruptura del “pacto colonial”, la vinculación de las economías periféricas respecto al
mercado internacional se transforma, ya que ahora a la condición periférica debe agregársele
la de “nación independiente”. En esta nueva etapa la vinculación es a través de una estructura
social y económica, que si bien modificada, proviene de una anterior.
Cada forma histórica de dependencia produjo un acuerdo entre clases determinado y
dinámico, por lo que las relaciones entre clases serán muy distintas en A.L. respecto a los
países centrales. Es esta relación interna la que, sin olvidarse de lo externo, le dan su
fisionomía a las formas de dependencia. Finalmente, el sistema económico está determinado
por la capacidad de los sistemas internos de alianzas para proporcionarles capacidad de
expansión.
7. Perspectivas para un análisis integrado
En síntesis:
Las dos dimensiones del sistema económico (lo interno y lo externo) en los países en
desarrollo se expresan en el plano social, según las vinculaciones externas y el
condicionamiento de los factores internos.
La complejidad de la situación de subdesarrollo da lugar a que orientaciones valorativas
contradictorias coexistan. Esto es típico del subdesarrollo, y expresa fundamentalmente la
contradicción entre la nación (como unidad social de relativa autonomía) y el desarrollo
(como proceso que se da a través de vínculos con las economías centrales, y en función de
sus intereses).
Por lo tanto, las condiciones históricas dadas suponen tenciones y contradicciones que no
necesariamente contienen soluciones favorables al desarrollo nacional. Las posibilidades de
éxito dependerán del análisis estructural en conjunto con el de las fuerzas sociales, su
accionar y las orientaciones valorativas o ideologías que lo determinan.

Cap III: “Situaciones fundamentales en el periodo de expansión


hacia afuera”

La intención de este ensayo es analizar tanto las condiciones como las posibilidades de
desarrollo y de consolidación de los Estados nacionales en AL según cómo los grupos
sociales locales, respectivos a cada región, lograron establecer su participación en el proceso
productivo y consiguieron definir formas de control institucionales capaces de asegurarla. En
otras palabras, se pretende explicar el proceso de construcción de un orden político,
económico y social que fuera legítimo para que las clases y grupos sociales económicamente
orientados (en base a la autoridad y el poder que las estructuras coloniales les habían legado)
pudieran subsumir al resto de los grupos y clases que quedan fuera del bloque hegemónico.
La clave de este proceso está en la lógica de asociaciones de intereses entre ciertos grupos y
clases. Pues las bases materiales (sistema productivo) que sirvieron para consolidar los
intereses de ciertos grupos y clases no aseguran por sí solas el orden social económico, por
lo que es necesario entender éstas en relación a las estructuras de poder, principalmente las
que se configurarán en torno a la gran institución del Estado nacional. De esto se generarán
distintas situaciones particulares de desarrollo y dependencia para cada Estado nación, en
relación a la dinámica de la economía mundial, pues la presencia y fuerza de los diversos
grupos económicos –que van desde las antiguas oligarquías que producían para sí hasta los
sectores comerciantes, productores locales (que sí destinaban sus productos al comercio) y
los extranjeros de los enclaves- varía en cada región.
Para el análisis se toman en cuenta 3 formas en que las áreas coloniales se relacionaban con
las metrópolis: colonias de población, colonias de explotación y reservas territoriales
prácticamente inexplotadas. Las cuales con la ruptura del “pacto colonial” dejaron de tener
relación directa con los intereses de los puertos ibéricos y pasó a primar la relación con los
puertos de Inglaterra. Con esto se consolida también la posición de los grupos productores
locales (quienes habrán de pactar de diversas formas con las oligarquías locales, mediando
principalmente por el Estado).
En este proceso es preciso considerar que los grandes grupos económicos locales se
constituyeron en base a las especificidades que el modo de producción y comercialización
colonial tuvo en su respectiva región; si había primado la producción agropecuaria o minera,
qué tanto se habían desarrollado los puertos (y qué posición geográfica tenían), si la
producción estaba más acotada al comercio interno o externo, etc. Estos eran factores
importantes de los dependían sus bases de control económico y político.
Así, el problema de la organización nacional dependía entonces de: Primero de mantener
bajo control local el sistema productivo exportador heredado del sistema colonial, que
constituía el vínculo principal con el exterior y la actividad económica fundamental. Segundo
de disponer, de un sistema de alianzas políticas entre los varios sectores sociales y
económicos de las antiguas colonias que permitiera, al grupo que aseguraba las relaciones
con el exterior, -con el mercado internacional y naturalmente con los estados nacionales de
los países centrales-, un mínimo de poder interno para que la nación pudiera adquirir
estabilidad y se constituyera como expresión política de la dominación económica del sector
productivo-exportador.
Un dato importante es que el proceso de formación nacional se hizo más fácil para las
naciones que basaron su producción en lo agropecuario pues de ahí derivó la formación de
una élite económica y política criolla que se aseguraba en el sistema de producción local.
Esto a diferencia de las economías principalmente mineras.
Otro dato importante es que las áreas de desarrollo económico y social no estaban delimitadas
estrictamente por las fronteras formales de los Estados naciones (Estamos hablando de
principios del siglo XIX).
1.- Control nacional del sistema productivo
Después de las declaraciones de independencia, en los nuevos Estados naciones siguieron
muchas disputas y conflictos abiertos a nivel interno, involucrando distintos grupos sociales
y económicos. Este es el denominado periodo anárquico, del cual resultaron las consiguientes
consolidaciones de los modos de producción y de poder descritas anteriormente. Así se
restauran los vínculos con los mercados externos, basándose principalmente en la
exportación de materias primas.
La capacidad de éxito de los Estados naciones para consolidarse estuvo determinada por la
capacidad de vinculación con el mercado externo y por la capacidad de pactar entre los
grupos productores con las oligarquías locales, derivando a distintos mecanismos de control
y dominación política, por ejemplo el legado de Portales en Chile, el de Rosas en Argentina
y el de Regencia en Brasil.
En síntesis el control del sistema productivo depende de la relación de la economía interna
con la economía internacional y cómo esta primera se integra a la segunda. Dicha relación es
mediada principalmente por las políticas nacionales (controles aduaneros, fomento de
circulación de capital, permisión de inversiones extranjeras, etc.), por los precios y cuotas
derivadas de la oferta y demanda internacional y la superación de los “intereses coloniales”
en pos de vincularse con los nuevos núcleos emergentes del capitalismo mundial (sus
economías centrales y sus agentes locales en la periferia que eran los enclaves).
2.- Economías de Enclave
Claramente los sectores productores locales (criollos) no tenían total control de la producción
interna, pues la relación con el mercado externo no era simplemente mediada desde los
puertos y centros de exportación, sino que de forma aún más directa a partir de diversos
centros de producción cuyos propietarios eran de origen extranjero, principalmente de los
grandes centros del capitalismo mundial (Inglaterra, Estados Unidos, Holanda, etc.), los
cuales, por cierto, también se dedicaban a la extracción de materias primas; Se trata de los
centros de enclave.
(De nuevo) esta situación se dio con distintas variaciones en cada región según el grado de
diferenciación y de expansión lograda inicialmente por las economías nacionales.
Fue un proceso que demostraba la incapacidad de la producción controlada nacionalmente
de cumplir con las demandas del mercado externo, que exigían condiciones técnicas, sistemas
de comercialización. Esto tuvo por consecuencia que capitales de gran importancia fueron
paulatinamente desplazados; el dinamismo de los productores locales comienza a carecer de
significación en el desarrollo de la economía nacional.
Un dato de contexto que también es importante es que la autonomía del emergente centro del
capitalismo mundial (Estados Unidos) respecto a la importación de ciertas materias primas
limitó la expansión de las economías latinoamericanas ligadas fuertemente al comercio
mundial por medio del mercado norteamericano.
Están los enclaves mineros y los enclaves de plantaciones, los cuales se diferencian porque:
En el enclave minero, hay expansión de la producción, pero existe una tendencia favorable a
pagar salarios diferenciados en beneficio del sector obrero especializado, sin afectar al sector
de la economía orientada hacia el mercado interno. Mientras que en el enclave agrícola, en
cambio, la expansión y la modernización de la economía lleva a ocupar las tierras disponibles
-afectando la economía de subsistencia y hasta la producción para el mercado interno- sin
que existan presiones acentuadas en demanda de un elevamiento de los salarios, pues en este
caso se necesitará más mano de obra no calificada, la que siempre suele ser abundante. De
ahí sus distintas repercusiones en el orden social y político.
Un factor importante para determinar cómo variarán las relaciones de las economías locales
con las economías de enclave es el nivel de desarrollo que tenían de un mercado exportador
previo a las declaraciones de independencia y la consiguiente llegada de los enclaves. De
esto derivarán formas de alianza o de enfrentamiento con los sectores externos.
En síntesis, a partir de la lógica de los enclaves, los sistemas económicos y políticos se
desarrollarán de la siguiente manera: Primero, según la lógica de que la producción es una
prolongación directa de las economías centrales en la periferia: Las decisiones de inversión
se toman desde el exterior, y los flujos de capital generado van hacia el exterior, dejando un
excedente mínimo a partir de los impuestos y salarios (paupérrimos) dentro de las economías
locales. Segundo obedeciendo al hecho de que no existen realmente conexiones con la
economía local -con el sector de subsistencia o con el sector agrícola vinculado al mercado
interno-, pero sí con la sociedad dependiente, a través de canales como el sistema de poder,
porque ella define las condiciones de la concesión. Desde el punto de vista del mercado
mundial, las relaciones económicas se establecen en el ámbito de los mercados centrales.

IV. Desarrollo y cambio nacional en el momento de transición


1.- El momento de transición en las sociedades con producción nacionalmente
controlada.

-Existencia de un sector burgués es su rasgo distintivo. La alianza hegemónica se basó en:


“el dinamismo der un sector capitalista que organizó la producción, parte de la
comercialización y, en ciertos países el financiamiento interno de las economías” (58) Su
sistema de alianzas se basó en a) alianzas con latifundistas de baja productividad y con b)
estamentos burocráticos-militares, sin olvidar que el fundamento de su posición está dada
por d) su relación y capacidad de adecuar sus relaciones con el exterior a la dirección política
nacional. En estos países se constituye, por tanto, una burguesía nacional.

-Situaciones concretas: 1) Dominación interna como expresión de situación de clase: uno de


los sectores comercial-exportadores constituyó el sistema financiero, acaparó condiciones
para monopolizar las relaciones externas, imponer su dominio a la nación y subordinar a los
demás grupos productivos (burguesía bonaerense); 2) casos en los que no se pudo llevar a
cabo al ‘unidad de clase’ expresada en una ‘confederación de oligarquías” como forma de
dominio. El predominio nacional sólo se aseguraba a través de la participación más activa de
los sectores latifundistas, las burguesías de expresión territorial e incluso estamentos
militares. La apariencia de una dominación puramente oligárquico-latifundista es más
evidente y encubría el carácter capitalista-burgués del sistema de dominación (Brasil,
antes del 30’)

-excepciones: 1) monopolio de clase en el sistema de dominación por la debilidad de los


sectores diferenciados dentro de la alianza de dominio: sector exportados como clase
dominante, ocultando a los demás sectores o estableciendo una relación de subordinación
directa. Se dio en países de economía endebles sin que esa dominación de clase fuese
expresión de una burguesía nacional, sino de un sector agroexportador controlado por los
grupos dueños de la tierra (América Central, dado por la subordinación que impuso la
economía de enclave a los otros sectores, imposibilitando la diferenciación económica e
imposibilitándoles construir una política propia) 2) “situación de equilibrio”, se pacta
explícitamente entre las facciones. El Estado cumple un rol orientado hacia fines internos y
la distribución de las zonas y áreas de influencia la complementas los cuadros de los
respectivos partidos en situación de influencia en el aparato administrativo del Estado por
regiones (el caso del Partido Liberal y Conservador en Colombia; el Colorado y el Blanco en
el Uruguay)

-Condicionamiento por el grado de diversificación del sistema productivo nacional, en


relación a la a) existencia o inexistencia de sectores exportadores paralelos (diferenciación
de los productos de exportación) o inexistencia (países monoexportadores) y b) la
diferenciación de la economía productora de mercancías para el consumo interno: 1) sistema
monoproductor y sin diferenciación económica orientada al mercado interno (América
central y el caribe); 2) sistema exportador poco diferenciado pero con surgimiento de
mercado interno y sectores económicos que lo abastecen (Uruguay y Argentina); 3)
diversificación del sector exportador generando sectores paralelos y formación de un sector
productivo para el mercado interno (Brasil).

-la diferenciación económica y la constitución de sectores exportadores paralelos afecta al


proceso de diferenciación social mediante su impacto en la división social del trabajo,
condicionando el surgimiento del mercado interno y la emergencia de nuevos grupos
sociales.

-El proceso de formación del mercado nacional: fue más fácil imponer la dominación de un
solo grupo exportador en los países pequeños, donde la nación es el resultado de la acción de
un mismo grupo socioeconómicamente dominante y relativamente homogéneo que en los
países grandes, donde le límite de lo nacional se construye desde alianzas regionales.

-hay una tendencia generalizada a que el grupo agroexportador dominante, a través de un


régimen de monoproducción, de intentar imponer una forma monopolista a través del
régimen de monoproducción que le asegurase el control político hegemónico.

-El surgimiento del mercado interno está asociado por “eslabonamiento productivo hacia
adelante y hacia atrás” por el efecto indirecto del crecimiento de la exportación,
diversificación y eventual procesamiento (en el caso por ejemplo argentino de la producción
de charqui, posteriormente sustituida por carnes que requerían de grande bodegas y
frigoríficos de almacenamiento). Esta especialización de las formas productivas de la
“hacienda” rompe con las formas tradicionales de organizar el trabajo y apunta a fortalecer a
los núcleos urbanos en el desarrollo de las actividades necesarias para satisfacer los mercados
internos. Surgen sí, nuevos grupos sociales vinculados a este proceso: artesanos, pequeños
comerciantes, profesionales y cuadros técnicos y sectores relacionados a los servicios. Esto
permite la formación de una burguesía urbana como sectores obreros-populares (el caso
argentino sigue siendo el mejor ejemplo).
-estos proceso explican la manera en cómo se solucionaron y readecuaron los pactos de
dominación en el periodo de la crisis del Estado Oligárquico (si hay monopolio de poder o
alianzas de alcanza territoriales)

a) La incorporación de los sectores medios a la hegemonía de la burguesía exportadora


(Argentina)
“el desarrollo del poder agroexportador en Argentina significó por una parte, como
dijimos, una cierta diferenciación de la economía nacional y en especial estimuló la
formación de sectores medios, tales como la administración del estado (civil y
militar), los grupos profesionales, los sectores ligados a la administración y control
de las empresas exportadoras, e incluso se desarrollaron algunas industrias y servicios
orientados al mercado interno; y por otra parte posibilitó una clara relación de
subordinación de las actividades económicas prexistentes al sector agroexportador,
en particular la burguesía de carácter local y grupos terratenientes de baja
productividad. La articulación entre los distintos grupos pudo darse bajo la
hegemonía del sector agroexportador en la medida que este logró presentar, a través
del aparato del Estado, su dominación como si fuese expresión de la unidad del
conjunto de los sectores dominados” (66)
b) La incorporación de los sectores medios tradicionales y la crisis de la dominación
oligárquica-burguesa (Brasil): -se caracteriza por: a) debilidad de ela estructura
clasista de la situación social brasileña, se expresa a través del proceso de abolición
de la esclavitud y le derrocamiento del Imperio. El juego de alianzas predominantes
hasta 1860-70 fueron los del norte azucarero y los del centro cafetalero, respetando
los intereses de los sectores terratenientes locales y esclavistas (sur). –Constitución
de 1891.- La política de Getulio Vargas: “la antigua alianza oligárquico-capitalista es
remplazada por una política centralista que, respetando los intereses locales
exportadores, formaba, al mismo tiempo, una base económica urbana suficiente para
dar paso a una burguesía industrial y mercantil, en función de la cual se diferenciaban
socialmente, por otra parte, los sectores de la 2nueva clase media” y los “sectores
obrero-populares”.
c) La incorporación de la clase media a la alianza de poder: (Uruguay) constitución de
1917 abre las puerta de la decisión política a los nuevos sectores urbanos. “la
estabilidad posterior del sistema político no está dada por el monopolio del poder de
un sector o grupo social, sino por el complejo mecanismo de alianzas y delimitaciones
de esferas de poder que impone el intrincado esquema económico-social(…) la
estructura de alianza entre grupos que cada partid expresa (colorado y blanco) y el
acuerdo entre estos últimos, contribuyen a hacer del Estado un sistema que encarna
esa alianza y permite una política económica estatal, que no es políticamente
autónoma del Estado con respecto a las clases, ni política de un grupo en desmedro
de otro, sino expresión de la alianza misma”” (75)
d) El predominio Oligárquico y la debilidad de la clase media (Colombia): El
bipartidismo como una pugna incesante entre sectores de la clase dominante (de los
grupos comerciales y exportadores en primer lugar y de los plantadores ligados a
aquellos). La reducida diferenciación de los grupos sociales y el carácter monopólico
de las capas oligárquico-burguesas frenan el acceso de los grupos medios al poder e
imponen políticamente el pacto oligárquico. En Colombia, el arreglo político
incorpora a todos los sectores en un mismo orden por eso reacciones contra el orden
oligárquico asumen una forma violenta que está arraigada desde el siglo XIX en la
cultura política de ese país.
e) Crisis económica, crisis política e industrialización: ¿Por qué en algunos países se
mantuvo estable el sistema político agroexportador, a pesar de la crisis del 29 y por
qué en otros se altera el orden establecido?  Colombia: el mantenimiento hasta la
segunda guerra mundial se debe a que ni el sistema exportador se diversificó ni se
desarrolló un sector productivo importante vuelto hacia la interna.  Brasil: a) los
grupos de expansión urbano-industrial son más débiles, b) la unidad de clase
dominante más frágil, c) en la coyuntura de transición política en beneficio de los
sectores no oligárquico-exportadores, la presión obrero-popular no es tan fuerte como
en Argentina.

Hipótesis ante la pregunta: “las características que adquirió el proceso de desarrollo después
de la crisis del 29 cambió fundamentalmente en función del tipo de transformación lograda
dentro del sistema político como consecuencia de la presión de los ya mencionados nuevos
grupos sociales, y además en términos de los conflicto existentes, y en consecuencia de las
posibilidades estructurales que permiten la reacción de los grupos vinculados al sector
exportador” (80) “el distinto curso de desarrollo en los países latinoamericanos que se
industrializaron, así como la ausencia de un empuje industrializador y correlativamente el
aumento del peso relativo de la economía exportadora, se explican pues por la forma como
clases y grupos sociales “tradicionales o nuevos lograron dinamizar su fuerza tanto en
términos de organizaciones de clase que formaron (partidos, órganos del estado del que se
apoderaron, sindicatos) como en términos de las alianzas políticas que se han propuesto y
de las orientaciones políticas que crearon o asumieron como propias para imponer un sistema
de dominación viable (81)
2. Las economías de enclave en el momento de transición.
“En la estructura de dominio de las situaciones de enclave se hace posible la explotación
económica por medio de la relación política; de esta manera los grupos dominantes
nacionales se vinculan a la empresa extranjera cómo como clase políticamente dominantes
que como “sector empresario”; al revés, son las empresas extranjeras las que establecen
relaciones directamente económicas con los sectores obreros y campesinos.”
“En esta condición el desarrollo de la economía interna produce también mayor complejidad
en el proceso de división social del trabajo, y el crecimiento urbano es un hecho significativo;
en consecuencia, no sólo los sectores medios son más numerosos, sino también se forman
sectores populares urbanos cuya presencia se suma a los obreros y campesinos del enclave
de la hacienda.”
a] Incorporación de la clase media por quiebra de predominio oligárquico.
(nada relevante).
B] El acceso de la clase media a la dominación oligárquica-burguesa.
“En Chile el control del Estado, y por tanto de los beneficios que generaba el enclave, estaba
en manos de la oligarquía local y de una burguesía mercantil financiera que, además de
mantener importantes sectores económicos, se había agregado a título de socio menos o, en
algunos casos, como personeros, de las empresas extranjeras que explotaban el sector del
enclave. Por otra parte, el crecimiento de las ciudades llevaba a escena a una clase media,
dedicada a las profesiones liberales o a los servicios públicos: también se estaba formando
un proletariado de cierta significación y ligado directamente a la economía de enclave
(obreros salitreros), o con actividades a éste vinculadas como puertos, transportes, etc., y
además una masa urbana de la cual, si bien es cierto que no podría hablarse todavía de una
predominio del sector obrero industrial, (el número de artesanos era importante), en alguna
medida se sumaba a las reivindicaciones de los antes señalados.”
C] La clase media frente a los terratenientes y al enclave.
“En américa central, considerada como unidad, tuvo lugar la transformación de una
oligarquía agraria en un grupo agrario exportador, el que si bien fue capaz de superar la
hacienda como sistema productivo, no dio origen a una actividad urbano-industrial
importante. (…).
Desde la independencia, la economía centroamericana de exportación siguió dependiendo de
algunos productos coloniales, (…). La estructura económica se expresa con elocuencia en la
estructura social; de influencia era el sector de comerciantes, ligado a la exportación de los
colorantes, y de una decisiva importancia interna por el control que ejercían obre los créditos
de los productos agrícolas en general”.
“La clase media urbana –(…)- también sufrió os efectos de la represión. Las demandas de
participación policía podrían acarrear, como consecuencia indirecta, el levantamiento de los
campesinos; la oligarquía por su parte prefería no innovar. Dos alternativas restaban a los
sectores medios: aceptar el dominio de los sectores vinculados a la oligarquía y al enclave,
fatalmente autoritario, cuyo propósito no podía ser otro que el mantenimiento de la sumisión
política cuyos resultados bien podían escapar a su control.”
“La revolución guatemalteca ilustra nuestras afirmaciones; la reforma agraria desató una
enérgica reacción y a la caída del gobierno de Arbenz se sucedieron gobiernos que pretendían
la vuelta a la situación anterior. La participación de la clase media sólo empieza a ser posible
cuando, durante los últimos años, ciertos sectores ligados al poder iniciar transformaciones
modernizantes de la economía agrícola –fundamentalmente plantaciones algodoneras- que
se desarrollan por necesidades exteriores, más concretamente de mercado estadounidense;
incorporan un nivel de tecnología que ya no es preponderantemente la explotación
cuantitativa de mano de obra. Esto permitió un crecimiento de las ciudades y de las funciones
urbanas que, aunque vinculadas a la explotación agraria, no estaban tan estrechamente
ligadas al mantenimiento de grandes contingentes campesinos. Por otra parte, la industria
sigue siendo reducida, y por consiguiente la posibilidad de una presión popular canalizada a
través de los sindicatos dista mucho de ser una realidad puesto que muchas veces sus
actividades son sólo efímeras.”
D]Clase media, industrialización y política.
“En su conjunto los países con economía de enclave, por la misma debilidad relativa del
sector burgués, tienen un mercado interno incipiente. Dentro de la gama de posibles variantes
en ese tipo de economía, sólo en dos casos se encararon políticas preocupadas por una
ampliación de dicho mercado, es decir, de industrialización: en el primer caso, países como
Chile por ejemplo, donde el sector exterior se impuso cuando ya existía un importante sector
mercantil-financiero, y en consecuencia una clase media en condiciones de reivindicar la
creación de bases nacionales para la expansión económica; en el segundo, países donde los
sectores medio lograron insertarse revolucionariamente dentro del aparato del Estado y lo
utilizaron para crear una economía nacional, tales México o Venezuela.
En todos los casos, la dinamización de la economía interna atravesó la etapa de la
presión de los grupos medios aliados con el sector capitalista burgués ya existente, con los
sectores populares o campesinos, cuando no con ambos sectores.
Otro lado cabe destacar que en estos países la crisis de la economía mundial afectó
directamente al sector modernos –es decir, al enclave- sin llegar a amenazar las bases de la
dominación oligárquica en la hacienda, que es su fundamento económico. (…).
A la presión popular, encauzada por limitados sectores de las clases medias urbanas,
la dominación de la oligarquía y el enclave respondió en forma autoritaria, es decir, utilizando
las fuerzas armadas. Dadas esas condiciones, la propuesta de políticas de formación de un
mercado interno dependió, como es obvio, de un cambio político previo, como los que se
dieron en Chile, México o Venezuela y, posteriormente en Perú. Las consecuencias
económicas de la “transición”, es decir, del acceso de las clases medias no están empañados,
como en los países de economía exportadora nacional, por efectos imputables a la crisis
económica mundial. Es requisito previo, y muy evidente, la quiebra o por lo menos el
repliegue del sector vinculado a la oligarquía y al enclave, para que se posible utilizar el
Estado, controlado ya por otros grupos parcialmente, para plasmar los mecanismos de
acumulación y de inversión capaces de crear un mercado interno, el que a su vez serviría de
punto de apoyo de la nueva política”.
“(…) el populismo desarrollista no encuentra base para sostenerse y la formación de
una burguesía industrializada depende, en mayor o menor grade, del Estado.”
V. Nacionalismo y Populismo: fuerzas sociales y política
desarrollista en la fase de consolidación del mercado interno.

“(…) la fase llamada de industrialización sustitutiva de importaciones se caracterizó por un


doble movimiento convergente: la expansión del sector privado de la economía y,
consecuentemente, el robustecimiento de la burguesía industrial y la creación de áreas nuevas
de inversión concentradas alrededor de la “industria básica” y las obras de infraestructura, en
donde fue acentuada la participación estatal.”
Los países que, de esta manera, caminan hacia el desarrollo, sufrirán alteraciones en su
división social del trabajo. “engendra un proletariado y se incrementa el sector popular
urbano no obrero de la población.”
De esta manera es como fueron surgiendo “sociedades urbanas de masas” a la falda de una
economía insuficientemente industrializada.
Es el desarrollo de estas “masas” lo que caracterizó el “desarrollo hacia adentro”, entre 1950
a 1960.
Las medidas estatales de industrialización no se presentaron en todos los países, ya que estas
fueron resultado de alianzas de poder entre el Estado y las burguesías nacionales, razón por
la que la industrialización no fue resultado de un ascenso de la burguesía.
A este periodo de alianzas se le conoció como “fase de transición”
La industrialización La industrialización sustitutiva se presentó de distinta manera en cada
país, ya que en cada uno se formaban distintamente la economía y las sociedades nacionales,
lo que afectaba a su vez a las acciones que el Estado debía tomar para sustentar esta
industrialización.
En las políticas de industrialización predominaron dos orientaciones políticas:
A. Una tendencia más distributiva, social y económicamente, que responde a la
presión de las masas.
B. B. y otra más ligada a los intereses de la clase dominante por potenciar el mercado
interno, apuntando hacia la expansión de la economía nacional. (“Nacionalismo”).
“Se establece así una conexión que da sentido al “populismo desarrollista”, en el que se
expresan intereses contradictorios: consumo ampliado –inversiones aceleradas, participación
estatal en el desarrollo-fortalecimiento del sector urbano-industrial privado.”
El surgimiento del populismo desarrollista es una respuesta ideológica que busca articular
metas contradictorias proponiendo beneficios para todos, a modo de lograr “un grado
razonable de consenso”.
El desarrollo de una industria nacional requería de la inversión de capitales, los cuales en su
momento estaban en manos del sector exportador, razón que llevó a la burguesía industrial,
la burocracia estatal y los sectores obrero populares a movilizarse en contra de los intereses
del sector exportador.
Las relaciones entre la burguesía industrial y el Estado se presentaron, en cada país, de 3
maneras típicas:
“a] Industrialización “liberal”, es decir, basada en la conducción de sectores
empresariales privados; esto supone, como es obvio, la preexistencia de un sector
agro-exportador vigoroso y hegemónico, el que de algún modo se encuentre también
vinculado al mercado interno;
b] Industrialización “nacional-populista”, es decir, orientada por una voluntad política
que expresa la pujanza de las fuerzas sociales, como la burguesía, los sectores medios
y los populares (sindicatos), los vinculados al “aparato” de poder, quienes junto al
sector agro-exportador-importador –y aún en pugna con él- comparten, en diverso
grado, la conducción del proceso de “desarrollo”;
c] Industrialización orientada por un “Estado desarrollista”, proceso en el cual la
debilidad de un sector capitalista exportador-importador interno capaz de producir la
acumulación de capitales y de reorientarlos hacia el mercado interno, es compensada
por un “programa” estatal que a través de un sistema impositivo reorienta las
inversiones y sienta las bases de la economía industrial; este caso aparece de
preferencia en las situaciones de enclave.
“Las diferentes situaciones histórico-estructurales en los países que lograron iniciar un
proceso de industrialización, con sus consecuencias tanto a nivel de grupo dominantes como
a nivel de masas populares, explican las diferencias de los intentos de lograr una base
industrial a la economía.”

Populismo y economía de libre empresa:


“Esta situación se refiere a Argentina, donde “tanto la fase de desarrollo hacia afuera como
el período de transición expresan el dinamismo de una sólida capa empresarial
agroimportadora hegemónica, y que englobaba en su sistema de dominación a los grupos
que, a nivel regional, aparecían como diferenciados.”
El fuerte sector exportador fue la base, y dependencia, del sector industrial y el sector
financiero importador.
Los problemas comenzaron a presentarse, durante este desarrollo, en la toma de decisiones
de los grupos dominantes con respecto a los aprovechamientos del mercado interno
(desacuerdos).
Por otro lado, estaba también la presión de los sectores obreros organizados que, exigiendo
participación política, tumbaban a puerta de la exclusión burguesa gracias al constante
aumento que sufrían las fuerzas productivas.
En este tenso escenario es que el peronismo populista se plantea como solución, tratando de
dar “continuidad a la expansión económica, respetando el empuje propio del sector
empresarial privado, pero imponiéndole cauces generales que aceleren la incorporación de
las masas ya no sólo económica sino también sociales y por ende políticamente.”
“Se reivindica para el Estado la condición de árbitro de la pugna entre las clases, se le utiliza
como virtual mecanismo de redistribución, tanto dentro de la clase empresarial como hacia
abajo”.
Los conflictos entre los distintos sectores se canalizaron a través de la implantación de un
enemigo común a la nación: la oligarquía, enemigo al cual nunca se le atribuyó un contenido
político concreto.
Reivindicación nacionalista anti extranjera.
“El grupo hegemónico del sector agroexportador expresa, tanto en término económicos como
en términos de dominación política, una doble vinculación: por una parte, por sus inversiones
en el mercado interno se constituye en sector dinámico y desarrollista; por otra, por su
vinculación externa constituye el nexo de la dependencia.”
Gracias a la guerra, el peronismo contaba con salarios acumulados que permitieron mejorar
los sueldos y condiciones del sector obrero popular y de empleados de clase media, a la vez
que incrementaba la inversión industrial sin dañar “más allá de un mínimo tolerable” al sector
económicamente hegemónico de la etapa anterior
Desfavorecidos por la economía, la oligarquía sufrió grandes perdidas y debilitaciones, a la
vez que eran aclamadas como el principal enemigo político de la nación.
“En realidad ese modelo de desarrollo era posible no sólo porque había recursos suficientes
para sostener la industrialización, sino también porque la economía tuvo el dinamismo
suficiente para transformar en asalariado al trabajador agrícola y luego, al provocarse la
migración hacia la ciudad, logró una expansión que permitió en escala considerable la
incorporación de los inmigrantes.”
“El agotamiento relativo del proceso de sustitución fácil de importaciones y el fin del
populismo como forma de sustentación del poder dentro de un cuadro de economía “liberal”,
destacan aquí sus nexos recíprocos. La polémica “estatismo o gran empresa” comienza,
entonces a superar las simples teorizaciones para transformarse en la encrucijada práctica del
desarrollo; los esquemas de sustentación política del período anterior se deshacen
rápidamente, y ahora surgen en reemplazo de la aparente polarización oligarquía-pueblo que
encubría la “alianza desarrollista”, un nuevo tipo de enfrentamiento donde algunos valores
de clase sirven como catalizador de la conducta popular y, de igual modo, se atenúa el
hincapié nacional en el comportamiento efectivo de los grupos empresariales, que se
reorganizan y tratan de reorganizar el Estado para expresar en su conjunto ya no sólo sus
intereses políticos vinculados a los intereses de los sectores populares, sino y más
directamente sus particulares intereses económicos.”
Populismo y desarrollo nacional
En Brasil el modelo de desarrollo fue diferente, ya que la etapa de expansión hacia afuera no
logró consolidar un sector empresarial hegemónico capaz de unificar a los sectores populares,
rurales y urbanos en una “masa asalariada”.
A nivel de clases dominantes, el desarrollismo de Brasil se diferencia del argentino en tanto
el Estado no sólo regula e incentiva el sector industrial, sino que también lo constituye “a
través de la creación de empresas públicas, autárquicas o paraestatales”
A nivel de masas populares, las principales diferencias fueron que Brasil contó con un amplio
sector de masas urbanas no obreras (marginales) y una gran diferencia entre las masas
populares urbanas y las masas rurales, en Argentina no tan distintas.
La industrialización sustitutiva en Brasil se logró gracias a la acción directa del Estado y de
una “burguesía industrial” NO relacionada con el sector agroimportador.
La industrialización en Brasil no pudo ser liberal ya que no contaba con la suficiente fuerza
como en Argentina.
La “expansión, a nivel político, de la gravitación gubernamental sobre el surgimiento del
sector industrial consiste en que la existencia de masas movilizadas sin la efectiva
contrapartida de un régimen de empleos que las incorporase, creaba real o virtualmente una
situación fluida y peligrosa para quienes detentaban el poder y, en cierto sentido, para los
sectores políticamente organizados de la nación.”
“El esquema de poder que llevaría adelante esa nueva política estaría basado en un sistema
de alianzas, que en un comiendo incorporaría a los grupos terratenientes más atrasados, los
agricultores que producían para el mercado interno, la clase media urbana, sectores
industriales ya existentes y la masa urbana, sin que participaran de él ni los grupos
agroexportadores hegemónicos del sistema anterior a la revolución del 30 (los cafetaleros),
ni la masa rural en su conjunto.”
Los sectores agroexportadores quedarán fuera solo en un primer momento. Los
sectores campesinos en cambio, lo estarán permanentemente.
Estas alianzas fueron resultado de la incapacidad del mercado y de la “burguesía
capitalista” de dar empleo a la masa popular.
“Son precisamente los sectores excluidos los que, en proporción muy desigual, pagarán los
costos de la industrialización, pues esta depende, en una primera etapa, de la fuerza del Estado
para gravar impositivamente al sector exportador y de la posibilidad de mantener excluida la
masa marginal, rural y urbana.”
Es importante recordar que el sector rural (campesinado) permanecerá excluido de la alianza
desarrollista, y cuando el Estado trate de ayudarle, faltará al fin político de la alianza, o sea,
no lo hará desde esta.
“El populismo varguista se presenta como un movimiento más o menos vago de
incorporación a la nación, pero sin las implicaciones de mayor organización sindical y mayor
presión por la elevación de los salarios, como en el caso peronista.”
“Cabe destacar que, en el caso de Brasil, el populismo, sin embargo, pueda volver a
constituirse en la línea política del Estado (…), después de la consolidación en el mercado
interno del desarrollismo””, basado éste en el predominio de la empresa privada, nacional y
extranjera. En esta situación, la política de masas del gobierno de Goulart consistió en
pretender, para mantenerse, ampliar su base de sostén, tratando de incorporar y organizar
sectores campesinos y aumentar la participación y los beneficios económicos para el sector
popular urbano. Es de suyo evidente que tal esfuerzo sólo puso de manifiesto la imposibilidad
de conciliar intereses ya claramente contradictorios; no sólo se escindió así la cúspide de la
alianza nacional-desarrollista, o sea los sectores burgueses y terratenientes todavía
comprometidos, o por lo menos neutralizados, dentro del esquema de dominación de clase
en contra del movimiento de masas, sino que se comprometió también la acumulación,
principalmente en el sector público, pues los costos sociales de tal política rebasaron las
posibilidades económicas de redistribución dentro de un sistema capitalista. Se alcanzaron
así, en esta etapa, los límites del populismo como forma de movilización de las masas y como
posibilidad de propiciar el desarrollo.”
El Estado desarrollista
El Estado desarrollista
a] El proceso de industrialización en México
“La revolución que había consolidado un nuevo poder político mostraba, sin embargo, en lo
económico, elementos que le conferían una extrema debilidad; los sectores fundamentales de
la economía, transportes, minería, petróleo, energía, etc., seguían en manos de fuertes
compañías extranjeras que por su poder imponían limitaciones al gobierno mexicano. El
mismo gobierno tenía dificultades para encontrar firmes bases políticas que le brindaran
estabilidad; el hecho de haber destruido la anterior estructura agraria de poder creó una cierta
atomización del campesinado, que aun cuando era fervoroso defensor de la Revolución,
difícilmente constituía una base económica sólida a partir de la cual el proceso revolucionario
podría continuar desarrollándose. (…). La debilidad del sistema se reflejada, pues, en la
carencia de estructuración de su apoyo político popular –campesinos y obreros-, y en su
debilidad frente a la gravitación interna de la economía controlada desde el exterior.”
Para poder hacer frente político a las compañías extranjeras, el Estado mexicano, a cargo de
Cárdenas, organizó y estructuró el movimiento obrero y campesino
El primer resultado fue la nacionalización del petróleo.
La necesidad de industrializarse era compartida por todo México, pero la forma y los
protagonistas no.
El Estado potó por impulsar una industrialización que recibiera inversión extranjera dentro
de un cierto margen de control estatal.
La industrialización apuntaba a solucionar las reivindicaciones populares de la revolución,
que aún se encontraba a medio camino.
No obstante, México se convirtió en un escenario ideal para la inversión extranjera,
apareciendo esta en el sector financiero y de comercio. México paró un mercado tan favorable
que, sin darse cuenta, creaba condiciones para el monopolismo.
El Estado sólo exigía a los inversionistas que produjeran en México
“Se hizo muy estrecho el entrelazamiento entre quienes controlaban políticamente el Estado
y los nuevos sectores económicos, de este modo, la suerte de los primeros comenzó a estar
determinada por la capacidad dinámica de los modernos grupos económicos, privados y
públicos.”
b] El caso chileno
La industrialización se presenta en Chile como respuesta a la situación económica dejada por
la crisis del salitre en 1929.
Las compañías extranjeras comenzaron a desmantelar sus plantas, antes lo cual el Estado
comenzó una política de defensa del empleo mediante subvenciones.
Así fue como el Estado amplió, y en ocasiones creó, el sector industrial.
Sin el apoyo de un fuerte sector empresarial, el Estado chileno no pudo solucionar el
problema solo con subvenciones, por lo que comenzó a promover obras públicas para dar
ocupación.
En Chile los sectores populares y medios contaban con organización y representación
política, lo que llevó a que en 1939 se fundara la CORFO con el fin de que el Estado y su
población, asumieran un rol activo en la planificación de la economía nacional (lo que incluía
invertir e industrializar).
La industrialización se estancó al comenzar la actividad minera del cobre, momento en el
cual se encontraba gravemente debilitada la alianza de los sectores populares y las clases
medias.

VI. La internalización del mercado: el nuevo carácter de la


dependencia.
El principal problema consiste en abordar la transformación (después de la conformación del
mercado interno) del tipo de relación entre la economía interna y los centros hegemónicos
del mercado mundial. Para ello, el concepto de dependencia sigue siendo básico para
caracterizar la estructura de esta nueva situación de desarrollo, y por tanto la política sigue
siendo el medio por el cual se posibilita la determinación económica.
Así se reorganizan entonces “la estructura misma del sistema productivo y el carácter del
Estado y de la sociedad civil, que expresan la relación de fuerza entre los grupos y las clases
sociales, para dar paso al sistema capitalista industrial tal y como éste puede desarrollarse:
en la periferia del mercado mundial y a la vez integrado en él” (p.131).
Límites estructurales del proceso de industrialización “nacional”
El desarrollo se impulsó a partir de “alianzas desarrollistas” en cada país, y gracias a
condiciones del mercado internacional continuó el mantenimiento de los sectores
exportadores, y a la vez se ampliaron los sectores urbano-industriales. Sin embargo, la
modernización se hace a costo del autoritarismo en los países latinoamericanos (dictaduras)
y la marginalización de amplios sectores de la población. Sin embargo, “la interpretación
propuesta considera la existencia de límites estructurales precisos para un desarrollo
industrial controlado nacionalmente” (p.136).
Apertura de los mercados internos al control externo
Los intentos de mantener una industrialización en el ámbito interno si transformaciones
político-estructurales fracasan. Paralelamente, se produce entonces una transferencia de
capitales desde el centro a la periferia; capitales extranjeros buscan nuevos mercados de
inversión. De ello resulta una suma de proteccionismo, presión de las masas e inversiones
extranjeras que constituyen el nuevo estado de desarrollo industrial en la región: basado en
un mercado urbano restringido, el cual sostendrá la ya existente exclusión.
Corresponde a una etapa de especialización y diferenciación que implicara la transformación
de la estructura productiva latinoamericana, lo que hará romper también la alianza
desarrollista: “a partir de ese momento, en el seno mismo del sistema industrial aparecerá
escindida la estructura de los grupos y clases sociales: habrá un proletariado más ‘moderno’
y otro más ‘tradicional’; un sector empresarial que controla la industria de alta
productividad y tecnología desarrollada y un sector industrial ‘tradicional’” (p.143).
Dependencia y desarrollo
“La vinculación de las economías periféricas al mercado internacional se da ahora cuando
el desarrollo del capitalismo (…) [se da ahora] a través de inversiones industriales directas
en los nuevos mercados nacionales” (p.144). Como resultado se tuvo que las decisiones
económicas pasan por el “exterior”, sumado al endeudamiento por parte de las economías
periféricas; se configuran así como países industrializados pero igualmente dependientes. En
ello consiste la internalización de las condiciones del mercado interno.
La integración al proceso industrial a partir de la transferencia de capitales intensificó la
dependencia. Una de las condiciones es la expansión económica a partir de la producción-
consumo, lo que necesita el freno de las demandas reivindicativas de masas (es decir, la
política de redistribución). Así “el desarrollo, a partir de ese momento, se hace
intensificando la exclusión social, y ya no sólo de las masas, sino de las capas sociales
económicamente significativas de la etapa anterior” (p.151-152).
Se trata de una industrialización a partir de los monopolios internacionales. Que en términos
de quienes controlan el sector estatal de la economía los llevará a consolidarse como
“empresarios públicos”. Además de que los grupos dominantes, mediante el régimen político
autoritario consoliden el modo capitalista de producción y su dominio.
A partir de los regímenes centrales autoritarios se consolidaran formas políticas en donde el
Estado funciona como organización política misma de clases. La pugna entre grupos y clases
nunca se cierra. Y se dividen entre quienes logran integrarse al desarrollo y quienes no
(proletarios calificados vs no calificados por ejemplo).
“En consecuencia, los temas dominantes del momento histórico, en lo que al desarrollo se
refiere pasan a ser: formación de un mercado supranacional que resuelva los problemas de
la economía de escala y de mercado de las sociedades en las cuales la participación en el
consumo es restringida; reorganización autoriario-corporativa del régimen político en
busca de la estabilidad política en sociedades de masa (…); acumulación y mayor
concentración de capitales en una estructura de ingresos concentrada” (p.160).

V. Conclusiones
El propósito de este libro es reconsiderar el problema del desarrollo a partir de una
interpretación que insiste en la naturaleza política de los procesos de transformación
económica; la relación entre proceso económico, condiciones estructurales y situación
histórica.
Destaca la dependencia como condición específica de las naciones periféricas, lo que se hace
posible mediante una red de intereses y coacciones que ligan unos grupos sociales a otros
(clases), lo que es expresión de la relación entre Estado, Clase y Producción: “en América
Latina es posible determinar dos situaciones básicas de relación de las clases entre sí, con
el Estado y con el sistema productivo, en función del modo de relación de éste con el mercado
internacional y de la forma de control de la producción” (p.162): las economías de enclave
y el control nacional del sistema exportador.
El análisis actual del desarrollo en Latinoamérica requiere del abordaje de la internalización
del mercado interno: control creciente del sistema económico de las naciones que dependen
de las grandes unidades productivas monopolistas internacionales. La situación actual
trasciende la tradicional contradicción entre desarrollo y dependencia, dado que se logra un
mayor desarrollo industrial pero a la vez se intensifican las relaciones de dependencia: “la
especificidad de la situación actual de dependencia está en que os ‘intereses externos’
radican cada vez más en el sector de producción para el mercado interno (…) y,
consiguientemente, se cimientan en alianzas políticas que encuentran apoyo en las
poblaciones urbanas” (p.164).
“Sabemos que el curso concreto de la historia, aunque sea señalado por condiciones
dadas, depende en gran parte de la osadía de quienes se proponen actuar en función
de fines históricamente viables” (p.166).

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