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EJEMPLO:
Puede verse claramente que cuando la utilidad operativa (la famosa EBIT de los libros de texto) es
mayor a $50 000 la utilidad por acción se dispara para la empresa apalancada (EA); pero, también
la pérdida es más pronunciada que la que sufre una empresa no apalancada (ENA) cuando el EBIT
es menor que $50 000.
El GAF nos muestra el cambio porcentual en la utilidad por acción (UPA), que se produce frente a
un cambio porcentual en la utilidad operativa (EBIT):
Si esto es así, entonces por qué no hacerlo. La respuesta es fácil de entender. Mayores
niveles de deuda haría que los acreedores tomen cualquiera de estas dos decisiones:
Restringir su apoyo, o sea, no prestar nada o incrementar de manera apreciable el costo
financiero por el mayor riesgo que este préstamo representa para ellos; lo que podría anular
cualquier ventaja derivada del apalancamiento. En el caso de los accionistas, el mayor
riesgo percibido incrementa la rentabilidad exigida y hace que el precio de las acciones
disminuya.
Queda claro entonces, que a la empresa le beneficia el tomar deudas; pero, dentro de un
rango razonable, que no prenda las luces de alarma entre acreedores y accionistas.