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Carrera: Bibliotecología
Materia: HISTORIA de la Cultura y el ARTE
Compaginado: (03) – Iconografía e iconología
Profesora: Mª Claudia Ale

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ICONOGRAFÍA e ICONOLOGÍA.
 La Iconografía es la ciencia que estudia el origen, formación de las imágenes, su
relación con lo alegórico y lo simbólico.
 La Iconología estudia a las imágenes, emblemas, alegorías y monumentos con que los
artistas han representado a los personajes mitológicos, religiosos o históricos.

Estas dos disciplinas científicas se dedican al estudio de los temas figurados que se
encuentran en las obras de arte. La primera se ocupa del origen y desarrollo de estos temas,
mientras que la segunda indaga y penetra en su significado.

Iconografía. Se aplica en general a la descripción de imágenes reconocibles y establecidas


o a la teorización sobre estas.
Colección o tratado sobre imágenes.
Por extensión se refiere a los signos de cierta pintura contemporánea que utiliza elementos
figurativos o no, que pueden ser aislados y que, a su vez, por su uso reiterado, adquieren, en
ciertos casos, valor simbólico. (Ej Klee, Kandinsky, Capogrossi, Kline, Hartung y otros).
(V.) Signo y Símbolo

LA PRIMAVERA, Sandro Boticelli

Iconografía de la antigüedad clásica:

 Céfiro, el viento
 Las Tres Gracias
 Flora
 Hermes
 Cupido
 Cloris
 Alegoría del amor platónico-Alegoría política. Fuentes: Horacio, Ovidio y
Lucrecio
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La obra presentada aquí está


directamente emparentada con una
obra posterior del artista (El alma
de la ciudad. 1945). En ambos casos
se mezcla la narración de hechos
reales con la expresión de
emociones personales, la referencia
a aspectos espirituales y la
introducción de elementos
fantásticos.

El resultado fue catalogado como


No Realismo Espontáneo y como
Surrealismo Trascendente; los nazis
lo clasificaron como ejemplo de
«arte degenerado». Más allá de
etiquetas, las obras de Marc Chagall
LA MUERTE BLANCA. Marc Chagall 1938 suelen presentar una apariencia un
tanto caótica, una factura ingenua y
colorista, en ocasiones similar a la
de los Nabis, y un profundo
simbolismo místico, en donde los
detalles son tan importantes como el
conjunto.

El tema de La muerte Blanca de


Chagall es el sufrimiento del
pueblo judío como consecuencia de
la persecución provocada por los
bolcheviques y nazis. Coetánea a la
fecha de ejecución del cuadro fue la
terrible Kristallnacht (Noche de los
Cristales Rotos), que tuvo lugar
durante la noche del 9 al 10 de
noviembre de 1938, y consistió en
una serie de pogromos y ataques
dirigidos por las tropas de las SA,
las SS y las Juventudes Hitlerianas
contra la población y las
propiedades judías de Alemania y
Austria.

EL ALMA DE LA CIUDAD
Marc Chagall, 1945
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El nombre deriva de la cantidad de escaparates de tiendas que fueron destruidos y


que dejaron las calles de las ciudades cubiertas de vidrios rotos.

El gran Crucifijo iluminado por el haz de luz blanca en el centro de la


composición no representa la imagen del Salvador de los cristianos, sino del hombre
hebreo martirizado, pues Cristo mismo también era judío. El significado, por tanto,
es distinto y se relaciona con el intento de denunciar el sufrimiento causado por los
hechos históricos señalados.

El faldón que envuelve a Cristo es en realidad un talit (un chal ceremonial con
ribetes negros) utilizado por los hebreos en las plegarias. Esta iconografía, por
cierto, se repite en la ya citada obra El alma de la ciudad.

En la misma línea se encuentra el letrero colocado sobre la cabeza de Cristo


(«Iéshu Hanotzrí Mélej Haiehudim»), en caracteres hebreos. Jesús fue increpado
por los romanos como rey de los judíos de la misma forma que los judíos de
Centroeuropa fueron señalados por los nazis en la década de 1930, con la estrella de
David y el rótulo «Ich bin Jude». Las dos marcas fueron concebidas con el propósito
de humillar a las víctimas de la intolerancia.

A la izquierda del Crucificado un desordenado pelotón de milicianos comunistas,


identificados con banderas rojas, avanza sobre una aldea para incendiarla y
destruirla. Las casas están desmembradas y una de ellas puesta bocabajo,
enfatizando el dramatismo de la escena. Debajo de la aldea un grupo de personas se
hacina en una patera intentando huir del desastre.
En el extremo superior del cuadro aparecen flotando en el aire cuatro personas,
horrorizadas ante la violencia y la muerte.

La figura vestida de negro es un rabino que se tapa los ojos y el que aparece a la
derecha es un profeta que proclama la destrucción.
A la derecha un asaltante hitleriano, identificado por su brazalete, incendia una
sinagoga y profana el tabernáculo de la Torá.
En la parte inferior, se halla la diáspora de los judíos que lloran y huyen
despavoridos, uno de ellos con el rollo de la Torá entre sus brazos.

La figura vestida de negro es un rabino que se tapa los ojos y el que aparece a la
derecha es un profeta que proclama la destrucción.
A la derecha un asaltante hitleriano, identificado por su brazalete, incendia una
sinagoga y profana el tabernáculo de la Torá.
En la parte inferior, se halla la diáspora de los judíos que lloran y huyen
despavoridos, uno de ellos con el rollo de la Torá entre sus brazos.

Por último, como símbolo de la pervivencia espiritual del Pueblo Elegido aparece a
los pies del Crucificado la Menohra, el candelabro de los siete brazos con las velas
encendidas que iluminan las tinieblas. Su luz se corresponde con la que baña la
figura de Cristo, en el centro, y es la única esperanza que queda, según palabras del
propio Chagall: «la fe en Dios mueve las montañas de la desesperanza».

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