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La idea de educación que es parte del sentido común moderno esta basada en el constante
progreso social, de la ciencia y la razón, del sujeto racional autónomo y del papel de la
educación como instrumento de realización de estos ideales.
La racionalidad moderna reposa en el presupuesto de que existen ciertos principios y
criterios básicos, universales, que posibilitan determinar la 2verdad” de las proposiciones
de conocimiento. Esto a la vez se apoya en la posibilidad de un conocimiento social
abstraído de las relaciones de poder.
Dominio de las narrativas maestras, explicaciones globales y totalizantes sobre el mundo y
la sociedad. Nacen del deseo de contener el flujo constante de la complejidad del mundo y
la vida social. El posmodernismo encara estas narrativas como instrumentos de poder, como
construcciones interesadas en lo social más que como resultados de acciones
epistemológicas neutras y desinteresadas.
La destrucción de estos referentes fijos da paso a la destrucción de la soberanía y a la
centralización del sujeto moderno. La educación y pedagogía reposan en el presupuesto de
la existencia de un sujeto unitario y su finalidad esta enfocada en la construcción de su
autonomía, independencia y emancipación. Sin sujeto moderno no hay educación moderna.
La producción de esta clase de sujeto es la tarea central de la educación y escuela modernas.
Desde el punto de vista moderno el problema esta en que la producción de este sujeto se
trata solamente de una construcción social e histórica, contingente y característica de una
época histórica específica.
El sujeto moderno solo existe como resultado de los dispositivos discursivos y lingüísticos.
Se pasa del paradigma de la conciencia al del lenguaje, siendo entendido el papel del
lenguaje como el elemento de constitución de la realidad y cómplice de las relaciones de
poder.
Los cuestionamientos posmodernos y posestructuralistas no pueden separarse de la
importancia de movimientos sociales que abarcan desde el feminismo hasta la lucha
ecológica. Las ideas de que el progreso es bueno y deseable, la caracterización de las
ciencias y conocimientos dominantes como fuertemente influenciados por visiones
masculinas, eurocéntricas y blanca y la descripción de los cánones educacionales cargados
de nacionalismo, clasismo, sexismo y etnicismo se unen al cuestionamiento del pos
modernismo y estructuralismo al status privilegiado de las narrativas dominantes sobre la
sociedad e historia.
El desdibujamiento progresivo de las fronteras entre las altas y bajas culturas es otro
aspecto considerado por el posmodernismo; el privilegio de la cultura elite, se apoyaba en
características consideradas superiores. En el escenario postmoderno, la alta cultura es
dislocada por productos de cultura mercantilizada, tal que es imposible considerarla como
superior moral, estética y epistemológicamente.
La crítica al carácter disciplinar de la organización moderna del saber y del conocimiento
también es una característica criticada por el posmodernismo y posestructuralismo, ya que
esta está teñida de relaciones de poder. Es a través del proceso de disciplinarización que
saber y poder se encuentran mutuamente implicados, por lo que la educación moderna es
la institución disciplinar por excelencia.