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El Libro de Job en la Biblia, es la historia

de un hombre devoto que vivió hace


miles de años. Pero la tragedia cubrió con
sus alas a este hombre muy virtuoso.
Cuando el libro se abre, notamos a Job
que está a punto de perderlo todo; hijos,
propiedades, riqueza, buen nombre e
incluso la salud.

JOB
Trabajo Práctico de Teología
– Libros Bíblicos
Integrantes:

 del Campo, Candelaria


 Cazasola, Daiana
 Martínez, Florencia
 Juste, Marina

Comisión 1 – Abogacía y Escribanía


UCSE – DASS
2.016
Índice

 Datos Generales…………………………………… Pág. 2


 Temática…………………………………………... Pág. 2
 Ubicación del Libro…………………………… Pág. 2
 Género Literario………………………………. Pág. 3
 Estructura………………………………………… Pág. 3
 Libro de Job………………………………………… Pág. 4
 Mensaje del Libro……………………………….. Pág. 12
 Breve Síntesis…………………………………….. Pág. 13

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Datos Generales
Temática
Es este, precisamente, el tema que trata el libro de Job: el protagonista
es un hombre religioso, bueno y justo, a quien Dios permite que Satanás
someta a numerosas y espantosas pruebas. Mientras Job sufre bajo las
acechanzas del Mal, tres buenos amigos intentan consolarlo, tratando de
convencerlo de que si sufre es por culpa de sus propios pecados.

Job se enoja y se defiende, pues él sabe que eso es un infundio y rechaza


ese argumento con energía. Cuando aparece un cuarto amigo que explica
que el sufrimiento templa al alma y al espíritu, Job continúa quejándose.

Por último, Yahvéh en persona se hace presente, reprende a Job por no


haber aceptado Su voluntad y por sus quejas, y devuelve al protagonista
a su antigua felicidad.

Ubicación del Libro


Job es un libro bíblico del Antiguo Testamento. En la Biblia
Latinoamericana se encuentra después del Libro de Daniel y antes del
Libro de los Proverbios, en la Nácar-Colunga figura como el primero de
los Libros Sapienciales, ubicado entre II Macabeos y el libro de los
Salmos; mientras que en el Tanaj hebreo, aparece entre los Proverbios y
Cantar de los Cantares.

Autor y Época
Su autor es desconocido, aunque la tradición lo atribuye a Moisés, el cual
posiblemente conociera a Job durante su huida del Bajo Egipto. Si este
fuera el caso, Job era un habitante de la península arábiga, situada al
este del imperio.

Aunque algunos de los especialistas datan el libro entre el año 500 a. C. y


el año 250 a. C., su cita en antiguos manuscritos judíos descartan tal
opción. Popularmente se considera que este fue escrito alrededor del año
3500 a. C.

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Género Literario
Para algunos creyentes, el libro de Job es real y verdadero así como los
demás libros de la biblia; para otros, el libro es considerado poético.
Algunos sostienen que el género es:

 Sapiencial: Se denominan Libros Sapienciales o Libros de la


Sabiduría a un subconjunto de libros del Tanaj (Biblia Hebrea). Los
libros que son siete, son los siguientes: los libros de Job, Salmos,
Proverbios, Eclesiastes, el Libro de la Sabiduría, el Cantar de los
Cantares (Libro de Salomón), y Sirácides. Los Libros Sapienciales
se entroncan en la amplia tradición de literatura de la sabiduría que
prevaleció en el Antiguo Medio Oriente, que incluye escritos del
judaísmo y de muchas otras religiones.
 Drama: el drama se divide en géneros realistas y géneros
simbólicos; entre los primeros quedaron inscriptos la tragedia y la
comedia ya existentes y, entre los segundos, el melodrama, la
farsa y la tragicomedia, reconocidos como tales desde el
Renacimiento. La función del texto dramático es llevar este texto a
la puesta en escena o la representación, lo que marca la diferencia
entre obra dramática y obra teatral.
 Poético: El género poético o lírico se distingue de otros géneros por
transmitir sentimientos, emociones y pensamientos a través de
diferentes recursos expresivos.

Estructura
Consta de un inicio y un final bastante breves en prosa. El grueso del
libro (es decir, del capítulo 3 al 42) es un poema. El poema a su vez se
divide en los tres discursos de los amigos de Job (Elifaz, Bildad y Zofar)
con sus correspondientes réplicas. Sigue luego otro discurso, esta vez de
Elihú y los dos de Yahveh.
El libro de Job consta de cinco secciones bien diferenciadas:

 Un prólogo en prosa (capítulos 1 y 2)


 Una serie de discursos dramáticos que tienen lugar entre Job y tres
de sus amigos, Elifaz, Bildad y Zofar (capítulos 3-31)
 Un diálogo entre Job y Elihú, un cuarto amigo (capítulos 32-37)
 Discursos de Dios "desde el seno de la tempestad" (capítulos 38-41)
 Un breve epílogo en prosa (capítulo 42).

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LIBRO DE JOB

En un país oriental situado en la península de


Arabia, llamado Us, lejos de Israel, vivía hace
muchos siglos un personaje legendario, de
nombre Job; era hombre recto, temeroso de Dios
y apartado del mal. No conocía bien la Ley de
Moisés pero, viviendo con rectitud de intención
según la ley natural, conservaba las tradiciones
de los patriarcas y adoraba a Dios con sencillez
de corazón.

Tenía siete hijos y tres hijas. Poseía muchos bienes, entre ellos siete mil
ovejas, tres mil camellos,
quinientas yuntas de bueyes,
quinientas asnas y muy numerosos
sirvientes. Sus hijos solían
visitarse unos a otros en sus casas
y celebraban banquetes juntos.
Cuando terminaban, Job les hacía
venir, santificándolos mediante
sacrificios que ofrecía por ellos por
si obraban mal u ofendían a Dios
en sus corazones.

Un día, desde su trono del cielo, reparó Yahvé en Satanás que venía
mezclado entre los ángeles y le preguntó: “¿De dónde vienes?” Él
respondió: “De dar un paseo por la tierra” Dios le preguntó: “¿Te has
fijado en mi siervo Job?, no hay ninguno como él en la tierra; es varón
perfecto y recto, temeroso de su Dios y apartado del mal” Pero respondió
Satanás a Yahvé diciendo: “¿Acaso teme Job a Dios desinteresadamente?
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¿No le has rodeado de protección a él, a su casa y a todo cuanto tiene?
Has bendecido el trabajo de sus manos, y sus ganados se esparcen por el
país. Pero extiende tu mano y tócale en lo que es suyo, veremos si no te
maldice a la cara". Entonces dijo Yahvé a Satanás: “Mira, voy a dejar en
tu mano todo cuanto tiene, pero a él no lo toques” Y salió Satanás de la
presencia de Yahvé decidido a tentar severamente a Job.

Y sucedió que un día llegó a casa de Job un mensajero visiblemente


apurado y le dijo: “Estaban arando los bueyes y pacían cerca de ellos las
asnas cuando de repente llegaron unos malhechores y los cogieron todos,
atacando también a los campesinos. Yo solo he podido escapar para darte
la mala noticia” Todavía estaba este hablando cuando llegó otro, que dijo:
“Ha caído fuego de Dios del cielo sobre las ovejas y los pastores,
consumiéndolos a todos. Solo yo he escapado para darte la noticia” No
había terminado este de hablar cuando vino otro, que dijo: “Los caldeos,
divididos en tres grupos, se han apoderado de los camellos y han matado
a los siervos a filo de espada. Yo solo he podido escapar para traerte la
noticia” Y mientras este hablaba, todavía llegó otro que dijo: “Estaban tus
hijos y tus hijas comiendo y bebiendo vino en casa del hermano mayor,
cuando vino del otro lado del desierto un torbellino que derrumbó la casa
donde estaban y los sepultó a todos; y han muerto. Yo solo he escapado
para darte la trágica noticia”

Cuando Job hubo oído estos tristes relatos, se levantó, se afeitó la cabeza
en señal de duelo y, postrándose en tierra, adoró a Dios diciendo:
“Desnudo nací del vientre de mi madre y desnudo me llevarán allá. El
Señor me lo dio y el Señor me lo quitó ¡Bendito sea el nombre de Yahvé!”

Pero otro día, desde el cielo, Dios vio venir de nuevo a Satanás y le
preguntó: “¿De dónde vienes?” Él respondió: “De dar un paseo por la
tierra” Dios le dijo: “¿Has visto a mi siervo Job que aún confía en mí, a
pesar de estar arruinado?” Respondió Satán: “Será porque tiene buena

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salud. Pero si tocaras sus huesos y su carne, enviándole enfermedades,
veríamos si no te maldice a la cara” Entonces Yahvé dijo: “Ahí lo tienes, a
tu disposición, pero te pongo como condición que respetes su vida”

Salió Satanás e hirió a Job con una úlcera maligna en toda la piel desde la
planta de los pies hasta la cabeza. Se
rascaba con un tejón y estaba sentado sobre
la ceniza pues nada le aliviaba, pero no
hablaba mal de Dios. Su mujer le decía:
“¿Aún sigues aferrado a tu integridad
moral?, solo falta que te mueras
bendiciendo a Dios” Pero Job le respondió:
“Has hablado como una mujer necia; si
recibimos todos los bienes de Dios, ¿por qué
no vamos a recibir también los males?” Y
Job no dijo palabra alguna que pudiera
ofender a Dios.

Tres amigos de Job se pusieron de acuerdo para ir a consolarlo. Ya desde


lejos lo vieron con un aspecto tan demacrado que comenzaron a llorar a
voz en grito, a la vez que rasgaban sus vestiduras y esparcían al aire
polvo sobre sus cabezas. Al llegar, estuvieron sentados acompañándolo
durante siete días y siete noches sin decir
palabra; tal era su dolor.

Después de esto abrió Job su boca para


decir: “¿Por qué no morí el día en que salí
del seno de mi madre?, ¿por qué hallé
regazo que me acogió y pechos que me
amamantaron? Pues ahora descansaría
tranquilo. Los suspiros son mi comida, y
se derraman como aguas mis rugidos de

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dolor. (En aquella época no existían buenas medicinas para aliviar dolores
o picores, como tenemos hoy, por eso Job pronuncia estos lamentos;
pero no son de desesperación, pues sigue confiando en Dios). Lo que
temo, eso me llega; lo que me atemoriza, eso me sucede. No tengo
tranquilidad ni descanso, me siento muy turbado”, decía.

Uno de sus amigos llamado Elifaz le habló: “No te desanimes; acuérdate


de que con tu palabra sostuviste a los que vacilaban. Enseñaste y
confortaste a muchos; ahora que te toca a ti ¿te turbas?, no desdeñes la
corrección del Omnipotente. Yo que tú, me volvería a Dios y en Él pondría
mi esperanza. ¡Dichoso el hombre a quien corrige Dios!”(Aquel buen
amigo pensaba que los males que padecemos en la tierra son castigos de
Dios por nuestras malas obras y le animaba a reconocer su culpa).

Job estaba seguro de que no se trataba de un castigo de Dios y no


entendía el por qué de lo que le estaba sucediendo y así, le replicó
diciendo: “¡Oh, si mis desdichas pudieran pesarse en una balanza,
pesarían más que las arenas del mar! Por eso han sido mis palabras
destempladas. ¡Quién me diera que se cumpliese mi petición y Dios
me otorgara lo que espero, que es la muerte; ese sería mi consuelo!
Dentro de mi amargura me consolaría de no haber ocultado los secretos
del corazón bondadoso de Dios”.( Pedía a Dios la muerte como el único
remedio para dejar de sufrir.)

Otro de sus amigos que se llamaba Bildad le


decía: “¿Hasta cuándo vas a hablar así con
palabras impetuosas? ¿Acaso Dios no es
infinitamente justo? Si pecaron tus hijos contra
Él, ya han pagado por sus faltas. Pero tú, que te
amparas en Dios e imploras al Omnipotente,
vuélvete más puro, más recto; así, te devolverá
con justicia, y tu anterior fortuna resultará

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pequeña comparada con lo que te dará en el futuro”.( Este otro amigo
pensaba lo mismo, que Job no se había comportado rectamente en su
vida y por eso Dios le castigaba)

Job respondió diciendo: “Es verdad que nadie puede declararse justo
delante de Dios, yo tampoco. Y si quisiéramos porfiar con el Señor, nos
podría acusar de mil faltas y no responderíamos ni a una sola. Yo solo le
expongo mis quejas y le hablo con la amargura de mi alma. Quiero decir
a Dios: ¡No me condenes, hazme saber por qué te has enfadado
conmigo!”

El otro amigo, que se llamaba Sofar, le decía: “No por mucho hablar
tenemos siempre la razón; ¡Ojalá te hablara Dios a ti para que conocieras
mejor los secretos de su sabiduría! Si tú dispusieras mejor tu corazón y
te alejaras de la maldad no tendrías nada que temer”

Job respondió: “Cierto que tenéis mucho conocimiento, pero yo también


tengo algo de seso y no cedo ante vosotros. Sé que en Dios están la
sabiduría y el poder, pero lo que yo quiero es hablarle para hacer las
cuentas con Él. Vosotros, al pensar que estoy pagando el justo castigo
por mis pecados, inventáis falacias contra mí. Mejor demostraríais
vuestra sabiduría estando callados por
completo. Oídme pues: ¿Es que queréis
defender a Dios con mentiras? Mi deseo
es poder defender ante Él mi conducta;
yo sé que me conoce y estoy seguro de
que esa sería mi salvación, pues el que
obra el mal no se atreve a presentarse
ante Dios. ¡Oh, Señor! ¿Por qué me
escondes tu rostro y me tienes como si
fuera enemigo tuyo, si sabes que soy tu
amigo? Yo sé que ves correr las

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lágrimas de mis ojos, que se consumen de tanta tristeza”( Job, tenía la
conciencia tranquila porque no había ofendido a Dios, pero no comprendía
el motivo de sus padecimientos.)

Ellos repetían que los malos eran castigados por Dios en esta vida.

Job respondía que había muchos malvados que veían crecer a sus hijos y
llegaban a envejecer habiendo aumentado sus fortunas.

Y así estuvieron discutiendo y discutiendo.

Pero también se encontraba en aquella reunión otro amigo más joven


llamado Eliú. No quiso participar en la discusión por respeto a los otros
tres que eran mayores y, cuando terminaron, se enfadó con los tres
amigos por no haber estimado a Job adecuadamente. Eliú dijo a Job que
Dios es mucho más grande que el
hombre y mucho más sabio; que en
Dios no hay maldad ni injusticia y
que los hombres no alcanzan a
conocer los planes del
Omnipotente. Esto tranquilizó a Job
y le dio mucha esperanza. Eliú
aportó también algo
importantísimo, en lo que no había
pensado nadie de los presentes:
Que Dios no manda las penas y
sufrimientos de esta vida para
castigar al hombre, sino que los
permite para purificarlo y, muchas
veces, para evitar que se pierda su
alma.

Por fin, apareció Dios mismo en

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medio de un torbellino y dirigiéndose a Job, le dijo con gran autoridad:
“Basta de insensatos discursos. Levántate y cíñete como varón porque
voy a hacerte unas preguntas: Si tanto sabes, ¿dónde estabas cuando yo
fundé la tierra? ¿Quién determinó, si lo sabes, sus dimensiones? ¿Quién
tendió sobre ella las leyes que la rigen? ¿Sobre qué descansan
sus cimientos? ¿Quién cerró con puertas el mar y rompe la soberbia de
sus olas? ¿Acaso has mandado tú, en tu vida, a la mañana y has
enseñado su lugar a la aurora para que ocupe los extremos de la tierra?
¿Cuál es el camino por donde se difunde la niebla? ¿Tiene padre la lluvia?
¿Quién engendra las gotas de rocío? ¿Has enseñado tú a los cielos su ley
y determinado su influjo sobre la tierra? ¿Das tú al caballo la fuerza,
revistes su cuello con ondulantes crines?, ¿le enseñas tú a saltar como la
langosta, a resoplar fiera y terriblemente?

Job no sabía que decir, se sentía insignificante delante de Dios: “He


hablado a la ligera ¿Qué te voy a responder si eres Dios y lo sabes todo?
Mejor estoy callado”

Y Yahvé siguió hablando desde el torbellino: “Cíñete como varón y


respóndeme; yo te preguntaré. Enséñame tú: ¿Me condenarías a mí para
justificarte tú? ¿Tienes tú brazos como los de Dios y puedes tronar con
voz semejante a la suya? Adórnate, si puedes, de gloria y majestad.
Fíjate en el hipopótamo, creado por Mí como lo fuiste tú; mira su fuerza,
nadie puede con él. ¿Podrías tú agarrar con un anzuelo al cocodrilo?
¿Jugarías con él como se juega con un pájaro?

Y Yahvé fue enseñando a Job cómo la creación entera manifiesta la


grandeza de su infinita sabiduría y poder.

Respondió Job diciendo: “Sé que lo puedes todo y que no hay nada que
te acobarde, por eso he hablado de lo que no sabía. Ahora te han visto
mis ojos; deja que sea yo quien pregunte y Tú me adoctrinarás. Por
eso me retracto y hago penitencia sobre polvo y ceniza”
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Después de haber hablado Yahvé a Job, dijo a Elifaz, el amigo: “Se ha
encendido mi ira contra ti y contra tus dos compañeros, porque no
hablasteis de Mí rectamente como mi siervo Job. Así pues, tomad siete
becerros y siete carneros e id a mi siervo
Job y ofreced por vosotros sacrificios; y Job
rogará por vosotros, y en atención a él no
os haré mal”

Los amigos de Job hicieron lo que Dios les


había mandado y Job rezó por ellos, de
modo que Yahvé los perdonó.

Luego, Dios restableció a Job en su anterior


estado de salud curándole todas las llagas
y, no solo eso, sino que le acrecentó su fortuna en el doble de lo que
antes poseía. Vinieron a él sus hermanos y hermanas y todos sus
conocidos de antaño, y le consolaron por las penas que había pasado,
regalándole cada uno una moneda y un anillo de oro. Yahvé bendijo los
últimos tiempos de Job más
que los primeros, y llegó a
poseer catorce mil ovejas,
seis mil camellos, mil yuntas
de bueyes, y mil asnas. Tuvo
catorce hijos y tres hijas, y
no había en aquella tierra
mujeres más hermosas que
las hijas de Job. Murió muy anciano y colmado de felicidad.

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Mensaje del Libro

Job tenía razón al decir que sus sufrimientos no eran proporcionados a


sus pecados porque tenía la conciencia tranquila. Los tres amigos,
demasiado rígidos en interpretar el principio de que Dios, Justo, da a cada
uno según sus obras, se convirtieron en duros acusadores de Job. Pero es
Dios mismo quien se encarga de dejar claro que los hombres no siempre
pueden comprender sus caminos; puede permitir el sufrimiento y hasta la
muerte del justo, —fíjate en lo que sufrió Jesús-, lo mismo que puede
dejar de castigar al malvado aquí en la tierra. La recia prueba sufrida por
Job sirvió para probar su virtud y para mayor triunfo de Yahvé ante
Satanás.

En el libro de Job la sabiduría humana se enfrenta y se contrasta con la


divina. Termina reconociendo que la última palabra de la sabiduría está
en Dios.

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Breve Síntesis
El libro inicia con una escena en el cielo, donde Satanás llega a acusar a
Job ante Dios. Él insiste en que Job sólo le sirve a Dios porque Dios lo
protege, y busca el permiso de Dios para probar la fe y la lealtad de Job.
Dios le concede Su permiso, solo dentro de ciertos límites. ¿Por qué
sufren los justos? Esta es la pregunta que se levanta después de que Job
pierde a su familia, su fortuna, y su salud. Los tres amigos de Job, Elifaz,
Bildad y Zofar, llegan a “consolarlo” y a discutir su aplastante serie de
tragedias. Ellos insisten en que su sufrimiento es un castigo por el pecado
en su vida. Sin embargo, Job permanece fiel a Dios a través de todo esto,
y afirma que su vida no ha sido una de pecado. Un cuarto hombre, Eliú,
le dice a Job que necesita humillarse a sí mismo y someterse a las
pruebas usadas por Dios para purificar su vida. Finalmente Job cuestiona
a Dios mismo y aprende valiosas lecciones acerca de la soberanía de Dios
y su necesidad de confiar totalmente en el Señor. Job es entonces
restaurado en su salud, felicidad y prosperidad, mucho más allá de su
situación inicial.

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