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JOB
Trabajo Práctico de Teología
– Libros Bíblicos
Integrantes:
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Datos Generales
Temática
Es este, precisamente, el tema que trata el libro de Job: el protagonista
es un hombre religioso, bueno y justo, a quien Dios permite que Satanás
someta a numerosas y espantosas pruebas. Mientras Job sufre bajo las
acechanzas del Mal, tres buenos amigos intentan consolarlo, tratando de
convencerlo de que si sufre es por culpa de sus propios pecados.
Autor y Época
Su autor es desconocido, aunque la tradición lo atribuye a Moisés, el cual
posiblemente conociera a Job durante su huida del Bajo Egipto. Si este
fuera el caso, Job era un habitante de la península arábiga, situada al
este del imperio.
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Género Literario
Para algunos creyentes, el libro de Job es real y verdadero así como los
demás libros de la biblia; para otros, el libro es considerado poético.
Algunos sostienen que el género es:
Estructura
Consta de un inicio y un final bastante breves en prosa. El grueso del
libro (es decir, del capítulo 3 al 42) es un poema. El poema a su vez se
divide en los tres discursos de los amigos de Job (Elifaz, Bildad y Zofar)
con sus correspondientes réplicas. Sigue luego otro discurso, esta vez de
Elihú y los dos de Yahveh.
El libro de Job consta de cinco secciones bien diferenciadas:
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LIBRO DE JOB
Tenía siete hijos y tres hijas. Poseía muchos bienes, entre ellos siete mil
ovejas, tres mil camellos,
quinientas yuntas de bueyes,
quinientas asnas y muy numerosos
sirvientes. Sus hijos solían
visitarse unos a otros en sus casas
y celebraban banquetes juntos.
Cuando terminaban, Job les hacía
venir, santificándolos mediante
sacrificios que ofrecía por ellos por
si obraban mal u ofendían a Dios
en sus corazones.
Un día, desde su trono del cielo, reparó Yahvé en Satanás que venía
mezclado entre los ángeles y le preguntó: “¿De dónde vienes?” Él
respondió: “De dar un paseo por la tierra” Dios le preguntó: “¿Te has
fijado en mi siervo Job?, no hay ninguno como él en la tierra; es varón
perfecto y recto, temeroso de su Dios y apartado del mal” Pero respondió
Satanás a Yahvé diciendo: “¿Acaso teme Job a Dios desinteresadamente?
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¿No le has rodeado de protección a él, a su casa y a todo cuanto tiene?
Has bendecido el trabajo de sus manos, y sus ganados se esparcen por el
país. Pero extiende tu mano y tócale en lo que es suyo, veremos si no te
maldice a la cara". Entonces dijo Yahvé a Satanás: “Mira, voy a dejar en
tu mano todo cuanto tiene, pero a él no lo toques” Y salió Satanás de la
presencia de Yahvé decidido a tentar severamente a Job.
Cuando Job hubo oído estos tristes relatos, se levantó, se afeitó la cabeza
en señal de duelo y, postrándose en tierra, adoró a Dios diciendo:
“Desnudo nací del vientre de mi madre y desnudo me llevarán allá. El
Señor me lo dio y el Señor me lo quitó ¡Bendito sea el nombre de Yahvé!”
Pero otro día, desde el cielo, Dios vio venir de nuevo a Satanás y le
preguntó: “¿De dónde vienes?” Él respondió: “De dar un paseo por la
tierra” Dios le dijo: “¿Has visto a mi siervo Job que aún confía en mí, a
pesar de estar arruinado?” Respondió Satán: “Será porque tiene buena
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salud. Pero si tocaras sus huesos y su carne, enviándole enfermedades,
veríamos si no te maldice a la cara” Entonces Yahvé dijo: “Ahí lo tienes, a
tu disposición, pero te pongo como condición que respetes su vida”
Salió Satanás e hirió a Job con una úlcera maligna en toda la piel desde la
planta de los pies hasta la cabeza. Se
rascaba con un tejón y estaba sentado sobre
la ceniza pues nada le aliviaba, pero no
hablaba mal de Dios. Su mujer le decía:
“¿Aún sigues aferrado a tu integridad
moral?, solo falta que te mueras
bendiciendo a Dios” Pero Job le respondió:
“Has hablado como una mujer necia; si
recibimos todos los bienes de Dios, ¿por qué
no vamos a recibir también los males?” Y
Job no dijo palabra alguna que pudiera
ofender a Dios.
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dolor. (En aquella época no existían buenas medicinas para aliviar dolores
o picores, como tenemos hoy, por eso Job pronuncia estos lamentos;
pero no son de desesperación, pues sigue confiando en Dios). Lo que
temo, eso me llega; lo que me atemoriza, eso me sucede. No tengo
tranquilidad ni descanso, me siento muy turbado”, decía.
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pequeña comparada con lo que te dará en el futuro”.( Este otro amigo
pensaba lo mismo, que Job no se había comportado rectamente en su
vida y por eso Dios le castigaba)
Job respondió diciendo: “Es verdad que nadie puede declararse justo
delante de Dios, yo tampoco. Y si quisiéramos porfiar con el Señor, nos
podría acusar de mil faltas y no responderíamos ni a una sola. Yo solo le
expongo mis quejas y le hablo con la amargura de mi alma. Quiero decir
a Dios: ¡No me condenes, hazme saber por qué te has enfadado
conmigo!”
El otro amigo, que se llamaba Sofar, le decía: “No por mucho hablar
tenemos siempre la razón; ¡Ojalá te hablara Dios a ti para que conocieras
mejor los secretos de su sabiduría! Si tú dispusieras mejor tu corazón y
te alejaras de la maldad no tendrías nada que temer”
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lágrimas de mis ojos, que se consumen de tanta tristeza”( Job, tenía la
conciencia tranquila porque no había ofendido a Dios, pero no comprendía
el motivo de sus padecimientos.)
Ellos repetían que los malos eran castigados por Dios en esta vida.
Job respondía que había muchos malvados que veían crecer a sus hijos y
llegaban a envejecer habiendo aumentado sus fortunas.
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medio de un torbellino y dirigiéndose a Job, le dijo con gran autoridad:
“Basta de insensatos discursos. Levántate y cíñete como varón porque
voy a hacerte unas preguntas: Si tanto sabes, ¿dónde estabas cuando yo
fundé la tierra? ¿Quién determinó, si lo sabes, sus dimensiones? ¿Quién
tendió sobre ella las leyes que la rigen? ¿Sobre qué descansan
sus cimientos? ¿Quién cerró con puertas el mar y rompe la soberbia de
sus olas? ¿Acaso has mandado tú, en tu vida, a la mañana y has
enseñado su lugar a la aurora para que ocupe los extremos de la tierra?
¿Cuál es el camino por donde se difunde la niebla? ¿Tiene padre la lluvia?
¿Quién engendra las gotas de rocío? ¿Has enseñado tú a los cielos su ley
y determinado su influjo sobre la tierra? ¿Das tú al caballo la fuerza,
revistes su cuello con ondulantes crines?, ¿le enseñas tú a saltar como la
langosta, a resoplar fiera y terriblemente?
Respondió Job diciendo: “Sé que lo puedes todo y que no hay nada que
te acobarde, por eso he hablado de lo que no sabía. Ahora te han visto
mis ojos; deja que sea yo quien pregunte y Tú me adoctrinarás. Por
eso me retracto y hago penitencia sobre polvo y ceniza”
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Después de haber hablado Yahvé a Job, dijo a Elifaz, el amigo: “Se ha
encendido mi ira contra ti y contra tus dos compañeros, porque no
hablasteis de Mí rectamente como mi siervo Job. Así pues, tomad siete
becerros y siete carneros e id a mi siervo
Job y ofreced por vosotros sacrificios; y Job
rogará por vosotros, y en atención a él no
os haré mal”
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Mensaje del Libro
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Breve Síntesis
El libro inicia con una escena en el cielo, donde Satanás llega a acusar a
Job ante Dios. Él insiste en que Job sólo le sirve a Dios porque Dios lo
protege, y busca el permiso de Dios para probar la fe y la lealtad de Job.
Dios le concede Su permiso, solo dentro de ciertos límites. ¿Por qué
sufren los justos? Esta es la pregunta que se levanta después de que Job
pierde a su familia, su fortuna, y su salud. Los tres amigos de Job, Elifaz,
Bildad y Zofar, llegan a “consolarlo” y a discutir su aplastante serie de
tragedias. Ellos insisten en que su sufrimiento es un castigo por el pecado
en su vida. Sin embargo, Job permanece fiel a Dios a través de todo esto,
y afirma que su vida no ha sido una de pecado. Un cuarto hombre, Eliú,
le dice a Job que necesita humillarse a sí mismo y someterse a las
pruebas usadas por Dios para purificar su vida. Finalmente Job cuestiona
a Dios mismo y aprende valiosas lecciones acerca de la soberanía de Dios
y su necesidad de confiar totalmente en el Señor. Job es entonces
restaurado en su salud, felicidad y prosperidad, mucho más allá de su
situación inicial.
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