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EL EMPALADOR
EN BUSCADEL
AUTÉNTICO DRÁCULA
M. J. TROW
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• J •• "IONI'
rjAGUAR
Colección: «La Barca de Caronre-
ISBN: 84-95537-96-6
Depósito Legal: M. 46.608-2004
Prólogo ............................................................................................. 11
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Pace voua, morti nostri.
Descansad en paz, muertos nuestros.
PRÓLOGO
(1) Ésta es precisamente la traducción de la palabra rumana "Tepes", cuya pronunciación correcta
se asemejaría a un sonido parecido a "Tsépesh", Como es bien sabido, el príncipe Vlad se hizo
acreedor a este epíteto por la práctica de su arroz tortura favorita: empalar a sus víctimas y ene-
migos, según documenta fehacientemente el libro que el lector tiene entre las manos.
11
líquido vital de sus antagonistas, aunque las aberrantes torturas a las que some-
tió a muchos de ellos, fruto sin duda de una mente desequilibrada, podrán
antojárseles incluso más nocivas y repugnantes a numerosos lectores de este
magnífico estudio histórico que tengo el privilegio de presentar.
En todo caso, resulta curioso pensar que las controvertidas "gestas" de
Vlad Tepes no serían hoy tan populares -siquiera sea de forma superficial o
equívoca- para los que gustan de indagar en el tresfond que subyace a las
tramas terroríficas si no fuera porque Bram roker cimentó parte de la escri-
tura de su opus magnum basándose en algunos datos acerca de la trayectoria
vital y la personalidad del príncipe medieval que el autor victoriano -quien se
documentó adecuadamente al respecto con los limitados medios de que dis-
puso en su época- manipuló y moldeó a su antojo. Como bra de ficción lite-
raria que es, Drácula -alejada de esa otra ficción que en última instancia es la
historia, sujeta a los dictámenes de la propaganda y de las exigencias de los
triunfadores (siempre ha habido y habrá, ay, vencedores y vencidos, aunque a
los sufridos individuos de a pie nos quieran hacer creer que vivimos en el
mejor de los mundos posibles)- presenta un retrato retocado del legendario
Vlad Tepes, de acuerdo con la información contenida en las fuentes consul-
tadas y según conviene a la trama de la obra.
Si bien no es adecuado establecer una relación estrictamente biunívo-
ca entre el voivoda de la Valaquia y el personaje del Conde Drácula, cuya carac-
terización obedece a un cúmulo de pautas históricas, ideológicas, psicológicas,
culturales y literarias, lo cierto es que la fabulación de Vlad el Empalador fue
de gran ayuda para la composición de Drácula por parte de Bram Stoker,
quien, frente a lo que suelen pensar de forma irreflexiva los críticos y acadé-
micos canónicos que tildan a la novela de sensacionalista y apresurada, realizó
-tanto en la Biblioteca Británica(2) como en su propio hogar- exhaustivas
(2) En la "Reading Room" o "Sala de Lectura" de la prestigiosa biblioteca coincidiría con otros perso-
najes significativos de la época victoriana, contándose entre ellos Karl Marx, quien redactaría allí
las páginas de El Capital, ensayo que, enrre otras muchas cuestiones, analiza aspectos socio-cultu-
rales de extrema relevancia para la descodificación e inrerpreración del texto stokeriane. Es sabido
que tanto en los prolijos volúmenes de su obra principal como en el célebre "Manifiesto comu-
nista", compuesto juma a Engels, Marx establece una comparación entre el capital yel vampiro.
12
investigaciones durante un lapso aproximado de siete años que abarcarían
desde 1890 (fecha de la que datan las primeras anotaciones y esquemas con-
servados de la obra) hasta el instante en el que la novela ve la luz (utilizando
una metáfora que, reconozcámoslo, no sería del agrado de los vampiros cine-
matográficos, siempre temerosos de los rayos del sol).
Las fuentes escritas de carácter no rigurosamente literario en las que el
conspicuo irlandé se basó para componer la mejor obra vampírica de la his-
toria fueron muy variadas, alcanzando al menos la veintena, según demues-
tran las notas que el autor redactó durante el proceso de escritura del relato y
que se conservan, al igual que el manuscrito del mismo, en la Fundación
Rosenbach de Filadelfia, en los Estados Unidos. La invención del Conde
Drácula es producto de una amalgama de elementos heterogéneos que se ven
articulados y sublimados por la indiscutiblemente prodigiosa imaginación de
Bram Stoker. El empresario teatral y mano derecha del gran actor victoriano
Henry Irving fundamentó la creación de su novela en una ingente cantidad
de influencias de todo tipo, incluyendo entre ellas la fisiognomía y el com-
portamiento de personajes conocidos y allegados (algunos de ellos pertene-
cientes también al mundillo escénico -como el propio Irving- o a la esfera de
las sociedades secretas, principalmente la Aurora Dorada -"Golden Dawn in
the Outer"-, de la que el propio Sroker formó parte, junto con otros desta-
cados intelectuales de la época); elementos folclóricos, antropológicos y reli-
giosos; los "nuevos" descubrimientos médicos y la moderna tecnología de la
escritura; las modas artísticas decadentistas del fin de siglo; las costumbres
sexuales del momento; y, finalmente, los acontecimientos políticos y sociales
de una Inglaterra embarcada en un proceso de expansión colonial en el que
contrastan las luces (los esplendores y fastos de un imperio "en el que no se
ponía el sol") con las sombras (la pobreza y la decadencia provocadas princi-
palmente por el capitalismo feroz y la deshumanización progresiva originada
por la Revolución Industrial). Drácula es la quintaesencia de una mezcla sutil
de elementos pertenecientes al pasado más atávico y ancestral y al presente
más puntual de las postrimerías del victorianismo. De hecho, una interprera-
ción simplista de la narración vampírica consistiría en la colisión de los cita-
dos parámetros temporales, aunque Van Helsing, paladín de la burguesía,
aboga por intentar hallar una difícil y precaria síntesis entre un ayer de ecos
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nostálgicos y un presente en el que se anhela y persigue una necesidad de
mayor humanización.
Más concretamente, en lo que respecta a la creación del rey de los
vampiros, esta figura proteica, elusiva y evanescente que apenas se deja ver o
captar en la construcción del texto -a excepción quizás de la primera parte de
la novela (el inquietante y sublime "Diario de Jonathan Harker")-, es un
compuesto de diversos ingredientes entre los que se pueden contar las supers-
ticiones balcánicas acerca de los no-muertos y los hombres lobo (rasgo que se
puede observar en la proyección bestial del Conde, capaz de metamorfosear-
se en diferentes animales), la tipificación de los grandes mitos de la tradición
fantástica del Romanticismo de raíces germánicas (Fausto, el Amante
Demoníaco, el Judío Errante y el Holandés también así llamado ...), los ante-
cedentes literarios del vampiro aristocrático (Lord Ruthven de Polidori, Sir
Francis Varney de Malcolm Rymer, Carmilla de Sheridan Le Fanu ...) y los
modelos "reales" o históricos que le sirvieron a Stoker de inspiración inme-
diata. Es entre estos últimos donde podemos ubicar aViad Tepes, junto a
otros deplorables exponentes del devenir de la crónica negra de la humani-
dad, como la tristemente célebre Erszebet Bathóry, la llamada con justicia
"Condesa sangrienta"(3).
En definitiva, cabe indagar cómo llegó Bram Stoker a tener noticias de
la existencia del príncipe Vlad. El erudito Clive Leatherdale'U, revisando las
notas del irlandés y su biblioteca personal, se ha ocupado de teorizar acerca de
esta cuestión nunca suficientemente aclarada, acaso porque las evidencias se
basan sobre todo en documentos textuales, excluyendo (porque no existen
transcripciones o noticias fidedignas de las mismas) las posibles y enriquece-
doras conversaciones que Sroker sostuvo con amigos y conocidos provenientes
del Este de Europa y afincados en Londres, principalmente Arminius
(3) Bathóry, aristócrata húngara, acostumbraba a bañarse por las noches en la sangre de tiernas don-
(4) Véase su reveladora obra The Origins of Dracula. The Background to Bram Stoker's Gothic
Masterpieee. Westcliff-on-Sea, Essex: Desert Island Books, 1987.
14
Vambery, hombre cosmopolita de nacionalidad húngara, quien familiarizó al
irlandés con una mulriplicidad de historias y leyendas centroeuropeas. Es muy
posible que Vambery influyera en la visión de Vlad como asesino sanguinario,
pues ésta fue la percepción de los húngaros acerca del macabro personaje,
quien sin embargo era -y es hasta la fecha- considerado una suerte de héroe
nacional para los rumanos. El voivoda -quien alcanzaría dicho título por cir-
cunstancias que M. J. Trow explica de manera exhaustiva en el presente libro-
fue, pese a no tratar del primogénito de la familia, hijo y heredero de Vlad
Dracul, tomando a í el apelativo de "Drácula"(5).
Los datos históricos nos cuentan que en 1431, cuando Vlad nace en
la ciudad transilvana de Sighi~oara, el mapa de lo que se correspondería hoy
con los territorios de la actual Rumanía, impensable entonces como nación,
comprendía tres regiones o provincias: Transilvania, Valaquia y Moldavia,
todas ellas parte de la antigua Dacia romana. El nombre de la primera cir-
cunscripción (literalmente, "la tierra más allá del bosque") alude a su ubica-
ción aislada, propiciada por la frontera natural de los Cárpatos. Aunque
naciera allí, Vlad Tepe~ nunca reinaría sobre su tierra natal, gobernando
durante breves lapsos cronológicos la Valaquia, de la que llegaría a ser el ter-
cer soberano que portara el mismo nombre en 1448, entre 1456-1462 y, por
último, durante unas pocas semanas anteriores a su muerte, acaecida en
1476, después de haber adquirido celebridad merced a su cruenta actuación
en diversas campañas contra los enemigos de su territorio (especialmente los
turcos, pues en aquella época comenzaban a ponerse los cimientos del
Imperio Otomano, que vería temporalmente cortada su vertiginosa progre-
sión en la batalla de Lepanto). Desde una perspectiva geográfica no cabe
duda de que la proyección simbólica que el diabólico retrato de Vlad ejerció
sobre la imaginación de Bram Stoker para configurar el personaje del varn-
pírico protagonista de su novela fue sin duda destacable, pues si en primera
instancia el autor había previsto situar la acción de la misma en la Estiria
(5) "Dracul" significa en rumano "dragón" y "diablo"; en dicha lengua, "hijo de Dracul" sería en
realidad "Draculea" y no "Dracula", aunque hay quien sostiene que en el antiguo dialecto de la
Valaquia la palabra se escribiría de esta última forma.
15
austriaca, terrorífica y románticamente evo ada en "Carmilla" -el inolvida-
ble relato de su compatriota irlandés, Joseph Sheridan Le Fanu (1872)-, pos-
teriormente, seducido por la omino a apa idad de sugerencia de la historia
de Vlad Tepes, se decidió por situar el argumento en Transilvania, adrninis-
trada a finales del siglo XIX por Hungría como parre del Imperio
Austrohúngaro. Si no escogió concretamente la Valaquia como emplaza-
miento de la trama en este sentido fue porque Transilvania -separada de
Moldavia por el Paso del Borgo- había sido un territorio más vinculado a las
"epidemias vampíricas" que habían convulsionado la Europa central y orien-
tal en la segunda mitad del siglo XVIII.
El principal contacto literario de Stoker con la figura atestiguada de
Vlad Tepes se produjo sobre todo a través de la lectura dellibro de William
Wilkinson titulado Un informe de losprincipados de Valaquia y Moldauia (An
Account of the Principalities ofWallachia and Moldauia; 1820). En dicha obra,
el autor, antiguo cónsul británico en Bucarest, comete diversos errores históri-
cos que Stoker sigue al pie de la letra. Por ejemplo, confunde en no pocas oca-
siones a Tepes con su padre, Vlad Dracul. El hecho de que el vocablo "dracul"
tuviera connotaciones diabólicas debió de ser especialmente inspirador para
Stoker al caracterizar al rey de los vampiros. En todo caso, nos ha sido impo-
sible verificar hasta la fecha el grado de conocimiento que el irlandés tuvo de
las sanguinarias acciones del Empalador, pues Wilkinson no es muy explícito
a este respecto (ni siquiera menciona el hecho de que Vlad era conocido y
temido por su costumbre de empalar a sus víctimas), remitiendo allector para
mayor información a una obra anterior: la Historia general de los turcos
(Generall Historie af the Turkes), publicada por Richard Knolles en 1603. Si
Stoker consultó con detenimiento este ensayo (también, por lo general, plaga-
do de incorrecciones), pudo tener acceso a una descripción de las terribles y
violentas prácticas de "Wladus Dracula", según allí se denomina a Tepes.
Stoker no parece haber consultado otros libros que contuvieran datos
relativos a Vlad, pues ningún otro título incluido en su lista de fuentes tran-
silvanas dedica una sola palabra al voivoda. No sabemos si el escritor leyó una
fuente de su propia época en la que se cita de pasada al soberano valaco. Ésta
sería Tras la pista de la luna creciente: notas erráticas desde el Pireo a Pest ( On
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tbe Track af the Crescent: Erratic Notes from the Piraeus to Pesth, 1885) del
Mayor E. C. Johnson, donde se recoge una referencia a la obra de James
Samuelson Rumanía: pasado y presente (Roumania, Past and Present, 1882),
quien a su vez, aludiendo a otro enemigo de los turcos, el húngaro Juan
Hunniades (quien, por cierto, también era conocido con el apodo de "el
Diablo"), compara a éste con Vlad Tepes, a quien Samuelsen, al igual que los
otros autores ya m ncionados, confunde con su padre, Vlad Dracul. Es por
tanto más que probable que para Bram Stoker los dos familiares, padre e hijo,
fueran, indistintamente, la misma persona. De cualquier forma, el principal
enigma que subsiste con respecto a la relación artística entre el escritor y
empresario teatral y el príncipe de Valaquia concierne al hecho de que el
dublinés pensó a lo largo y ancho del proceso de composición de la novela en
titular ésta como "Count Wampyr"; sólo en el último momento, y por razo-
nes desconocidas, cambió de idea y decidió encabezarla con el vocablo
DrácuLa, basándose así en el apodo familiar de Vlad el Empalador, al que con-
tribuyó a otorgarle fama inmortal, tan inmortal como si se hubiera tratado de
un auténtico vampiro.
Pero ya he apuntado que Vlad Tepes, pese a sus bestiales torturas, no
fue una "criatura de la noche" o un "no-muerto" vampírico. Sí fue, sin nin- '\
gún género de dudas e incluso teniendo en cuenta las atenuantes aducidas por
sus apologetas, lo que hoy denominaríamos un psicópata. En realidad se trata
de un personaje que ofrece interpretaciones controvertidas al historiador,
principalmente porque, como toda figura de relevancia histórica, se ha visto
sometida a múltiples interpretaciones que, aunque estudiadas yanalizadas
coherentemente por M. ]. Trow en este mismo libro, vaya tratar de resumir
aquí. La mayoría de ellas son -no podría ser de otra forma- fruto de la pro-
paganda nacionalista y política, atendiendo a tres fuentes fundamentales: las
de origen húngaro y sajón, las de carácter ruso y las tradiciones orales ruma-
nas. Por ejemplo, para los húngaros y sajones (hoy diríamos alemanes), insta-
lados por aquel entonces en gran parte de la geografía centroeuropea y sufri-
dores de las iras del durante un tiempo triunfante voivoda, Vlad Tepes es un
monstruo "sediento de sangre", según se le tilda, por ejemplo, en una balada
de 1643 de Michael Beheim, poeta cortesano del emperador Federico III.
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Esta composición le sirvió al monarca húngaro Matías Corvinus, vencedor de
"Dracula de Valaquia", para argumentar ante los demás reyes europeos el
haber ordenado la prisión de Vlad Tepes.
En lo que concierne a las crónica ru a acerca de este azote de sus
adversarios, cabe destacar el texto seminal de Fiodor Kuriesyn que lleva por
título Historia de Drácula (1486). El autor fue embajador de lván III de
Rusia, padre de Iván "el Terrible", quien a su vez se vería influido en su exce-
sivo y atroz comportamiento por el retrato que Kuriesyn efectúa de su homó-
logo valaco. La visión del cronista acerca de Vlad es por lo general la de un
gobernante de comportamiento fiero, pero noble y justiciero, defensor
acérrimo de sus terrirorios y sus derechos dinásticos. Dicho punto de vista
enlaza, con matices, con el que proyectan las baladas y relatos del folclore
rumano, quienes tienden a idealizar paulatinamente con el paso del tiempo la
figura del voivoda hasta llegar a convertirlo en un paladín romántico (tal y
como refleja, por ejemplo, el comienzo del DråcuLa cl ran is rd Coppola)
y, posteriormente, en un héroe na iorial. Este proceso se comenzaría a gestar
desde finales de la Edad Media, u ndo Vlad Tepes adquiere en las regiones
que más tarde conformarían la a rual Rumanía la categoría de luchador ave-
zado contra la tiranía de l s nobles eslavos (los llamados boyardos) en defen-
sa de sus súbditos más pobres, justificando además el exterminio sistemático
de gitanos y mendigos que Vlad acometió como una política justa y necesa-
ria para acabar con los enemigos internos del estado (por aquel entonces no
se había acuñado todavía el concepto de "limpieza étnica" ...).
La idealización que envolvió a la figura de Vlad hasta llegar a conver-
tirlo en una suerte de adalid ejemplar para los que anhelaban la creación de
un estado rumano libre de la tiranía otomana aconteció en el siglo XIX, la
centuria romántica por excelencia. Paradójicamente, en la epopeya del poeta
Ion Budai-Delenau que lleva el título de Tiganiada, el valeroso príncipe se
enfrenta a las fuerzas del mal, personificadas por los tur os, los boyardos y. ..
¡ni más ni menos que un ejército de vampiros! De ahí a la manipulación del
tiránico Nicolae Ceausescu, siniestro y sanguinario dictador que en poco o en
nada le fue a la zaga a Vlad el Empalador, no hay más que un paso. Ceausescu
adulteró la dimensión simbólica del príncipe valaco, transformándolo en
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paradigma anacrónico del líder comunista, improbable paladín del prolera-
riado. No deja de resultar curioso que el rumano fuera una de las últimas len-
guas europeas a las que fue traducida Drácula, novela que el régimen de
Ceausescu consideraba como un producto de la "decadencia capitalista" y
como una tergiversación de la " aludable" historia rumana. Hubo, pues, que
esperar a que sucumbiera el oligarca para que el país pudiera tener acceso a la
genial obra stokeriana.
Hoy en día, Vlad Tepe§, a medio camino entre la leyenda y las con-
notaciones literarias de índole vampírica, se ha visto reducido en Rumanía a
la categoría de atracción turística: los viajeros se deleitan en la contemplación
de todo un circuito en el que se fusionan los lugares mencionados en DrácuLa
(sobre todo el Paso del Borgo) con los emplazamientos relacionados con el
arcaico voivoda, como su casa natal en Sighisoara, el castillo de Bran, la for-
taleza de Tirgoviste o su tumba en el monasterio de Snagov. Por mucho que
la parafernalia turística, cercana a la actual concepción de "parque temático",
moleste a los puristas, a nadie puede sorprender que el gobierno rumano
desee sacar partido económico de una de sus figuras históricas más relevantes
a la par que discutidas, y en todo caso a cualquier admirador de DrácuLa le
merecerá mucho la pena visitar estos lugares, todavía por fortuna ya pesar de
todo no tan explotados como otros desrinos viajeros.
En última instancia, cabría preguntarse a qué interpreración de Vlad
el Empalador podemos adscribirnos: ¿se trató de un héroe justiciero, modelo
de rectitud? ¿Constituyó un epítome del príncipe renacentista que defiende
sus tierras del acoso de sus antagonistas, siguiendo los modelos que
Maquiavelo e ab] ce en l!principe (l517)? ¿Fue un psicópata sanguinario y
monstruoso que se extasió en la contemplación directa, morbosa y sádica del
sufrimiento humano? Dejando aparte otras lecturas posibles, es preciso seña-
lar que de la veracidad de esta última exégesis no cabe duda alguna, yen nada
mitiga el cruel comportamiento de Vlad el hecho de que otros muchos sobe-
ranos tardomedievales hicieran ostentación de una actuación más o menos
análoga, o las hipérboles y exageraciones creadas por la propaganda política
hostil a su imagen. El número probado de víctimas del voivoda y la atrocidad de
las torturas por él infligidas hablan por sí solos. Otros personajes siniestros
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de la historia, artífices e impulsores de espantosos genocidios, como Hitler o
Stalin, no fueron testigos directo de las vejaciones y horrores que ellos mis-
mos ordenaron, si bien hay que tener en cuenta que no podemos caer en el
anacronismo de explicar las actuaciones históricas de personajes de finales de
la Edad Media o el Renacimiento temprano de la misma manera que la de los
del siglo XX. De todas maneras, es indudable que Vlad Tepes forma por dere-
cho propio parte de la historia univer al de la infamia. Después de leer sus
"hazañas" no resulta extraño que se le haya asociado para siempre con un dia-
blo o un vampiro, como sucedió tras la publicación de DrácuLa, la inmortal
obra de Bram Stoker,
Lo cierto es que el lector español interesado por la figura de Vlad el
Empalador y por los temas vampíricos en general está de enhorabuena con la
aparición en lengua castellana de esta obra de M. J. Trow, impenitente desci-
frador de rnisterios históricos, de la cual me atrevo a decir sin ningún género
de dudas que se trata del mejor libro escrito hasta la fecha acerca del "autén-
tico Drácula". Con destacable amenidad no exenta en absoluto de rigor, el
autor indaga de manera exhaustiva en las diferentes perspectivas de análisis
concernientes al conocimiento y a las teorías relacionadas con el príncipe
valaco. Este estudio, apasionante y bien in rmado, erå duranre mucho tiem-
po la obra definitiva acerca de la enigmática y debatida figura de Vlad Tepes.
20
CAPÍTULO I
EL MISTERIO DE LA TUMBA
No era alto en demasía, pero sí muy fornido, de apariencia fría y terrible, nariz
recia y aguileña de amplias aletas, y rostro enjuto y rubicundo, con muy largas
pestañas enmarcando unos grandes ojos verdes bien abiertos, a los que las cejas,
negrasy boscosas,otorgaban un aspecto amenazador. La faz y el mentón lucían
afeitados, a excepción de un mostacho. Las sienes sobresalían grandemente de la
circunferencia de la cabeza. Un cuello grueso como el de un toro sustentaba la
21
testa, de la que colgaban mechones ondulados de negro cabello sobre los anchos
hombros.
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De cómo pudo convertirse un caudillo medieval en e! vampiro más
famoso del mundo es uno de los temas que aborda este libro. Para empezar,
saltan a la vista las sorprendentes similitudes físicas entre las dos descripcio-
nes antes citadas. Es indudable que Stoker mojó su pluma en la tinta de la
historia y el folclore rumanos, y puede que leyera la carta de Modrussa al Papa
o incluso que hubiera visto una copia de uno de los retratos del Empalador
que aún existen hoy día.
Además, hay una serie de intrigantes paralelismos entre el personaje
de ficción y el histórico, entre el no-muerto y el que vivió una vez, que no
pueden ser pura coincidencia. Vlad Tepes fue por tres veces príncipe de
Valaquia en e! espaci de un cuarto de siglo, la tercera tras su regreso de doce
años de cautiverio y exilio. Volvió, como si dijéramos, de entre los muertos,
para reclamar el trono que le correspondía, y, de un modo similar, el Conde j
Drácula resurgía una y otra vez de su tumba en la novela de Stoker,
Asimismo, como líder militar, se sabe que Vlad prefería los ataques
nocturnos, de los cuales el más espectacular fue contra sus invasores, los tur-
cos otomanos en el verano de 1462, y también e! Drácula de Stoker actúa de
noche, rehuyendo la luz del sol.
Por otra parte, según la tradición, la única manera de acabar con un
vampiro es atravesándole e! corazón con una estaca y cortándole la cabeza,
como hace e! doctor Van Helsing, un cazador de vampiros, en Drácula, mien-
tras que el sistema de tortura favorito de Vlad, por e! que se ganaría su sobre-
nombre, Tepes, era el empalamiento, es decir, ensartar a las víctimas en estacas,
y la decapitación fue un método de ejecución común durante sus tres reinados.
Incluso puede decirse que Vlad III Drácula, "hijo de! dragón", tiene
algo de inmortal, ya que su memoria sigue muy viva siglos después. En 1976,
con motivo del cuarto centenario de su muerte, se imprimió un sello conme-
morativo en Rumanía, y hoy día se centra en su rnito la industria turística del
país, un país que lu ha por consolidarse después de la oscura era comunista
por la que atravesó bajo el gobierno del conducator ("caudillo" en rumano)
Nicolae Ceausescu, quien, por otra parte, parecía desde luego una reencarna-
ción de Vlad Tepes por su mandato despótico y el espantoso número de víc-
timas que se le atribuyen. Curiosamente, arires de su derrocamiento en las
Navidades de 1980, Ceausescu le dijo con engreimiento a su Ministro de
23
Salud que un hombre como él sólo surgía una vez cada quinientos años. ¿Fue
quizá Vlad Drácula, el Empalador, su predecesor, cinco siglos anres?
Según la tradición, Vlad Tepes está enterrado en el monasterio de la
pequeña isla de Snagov, uno de los muchos que fundó mientras fue príncipe
de Valaquia, cuya estructura fortificada se debe casi con toda certeza a que
tendría como fin servir de refugio estratégico en una época en la que las úni-
cas constantes eran la guerra y las invasiones extranjera.
El monasterio causa impresiones muy distintas en las per onas que lo
visitan. Cuando la periodista Victoria Clark fue allí diez años después de la
aída de Ceausescu, la llevaron hasta la isla en una barca, en medio de los jun-
cos y de la niebla, y fue recibida por el padre Emilian Poenaru, sacerdote orto-
doxo encargado de la conservación del monasterio. Antes de llevarle ante él, su
guía le rogó: "Por favor, no empiece a hacer preguntas sobre Drácula, el padre
Emilian está harto de todas esas tontería para atraer a los turistas"(1). El padre,
sin embargo, resultó ser la hospitalidad encarnada: le ofreció café, cacahuetes,
pimientos en vinagreta y carne ahumada. Victoria Clark relataría después que
el peculiar personaje no sólo fumaba Marlboro Lights, sino que, además, ¡mata-
ba las horas tricotando!
Seis años antes, en cambio, la experiencia que tuvo el cazador de fan-
tasmas y fotógrafo Simon Marsden fue muy diferente:
Estaba muy oscuro a excepción de la vacilante luz de las velas, que se reflejaba en
losapliques en oroy plata de los muchos iconos. Yentonces, cuando me aproximé al
altar, apareció de detrás de una columna la figura oscuray pequeña de una monja
que se me quedó mirando fijamente. "¿Esésta la tumba de Drácula?", balbuceé.
Ella no contestó, ni despegó tampoco sus ojos de mí. Parecía que estuviera atrave-
sándome con la mirada(2).
(1) Citado en Why Angels Fall; Victoria Clark, Picador, 2000, pág. 229.
(2) journal oJa Ghosthunter, Simon Mar den, págs. 124-5.
24
de la presencia de aquellos elementos, lo cierto es que el lugar que visitaren
Marsden y Clark no era sino el cascarón vacío del que pudo ser una vez el
lugar donde descansaron los restos del Empalador.
Con todo, no deja de hacerle a uno sonreír el hecho de que tan dis-
tintos visitantes tuvieran igualmente un recuerdo muy distinto: Clark, una
periodista que estaba recopilando información sobre la Iglesia Ortodoxa para
un artículo, se encuentra con un alegre sacerdote de costumbres modernas y
occidentalizadas, al que le irrita la fascinación de los turistas por el
Empalador; mientras que Marsden, el oculti ta, ve fantasmas en las sombras
y el extraño comportamiento de la m nja:
Me dirigi hacia la puerta, me volvi una última vez hacia ella, y la vi haciendo
extraños signos sobre la tumba, gesticulando y agitando Losbrazos, como si estuvie-
ra en trance(3).
25
En 1938, habiendo transferido a bancos fuera del país la vasta fortuna que
había amasado, proclamó una dictadura real (la de 1930 fue, después de
todo, la década de los dictadores), y declaró una guerra no oficial contra los
800.000 judíos que residían allí. Derrocado, como lo sería Ceausescu cin-
cuenta años después, huyó de Rumanía con su amante, Lupescu, y nueve
vagones de tren cargados con su botín. Al igual que Vlad Tepes, Carol II
intentó llevar un doble juego contra unos oponentes que eran mucho más
fuertes que él, y contra las Parcas, tan crueles como él. Y, al igual que Vlad
Tepes, perdió.
En 1931, dentro de un plan nacional para la recuperación de los edi-
ficios históricos, la Comisión de Monumentos Históricos designó a un
arqueólogo, Dinu Rosetti, y a un genealogista, George Florescu, para que
dirigieran las excavaciones que se llevarían a cabo en la isla de Snagov, con-
centrándose en el perímetro de la capilla, que era el centro del monasterio
medieval. Sus hallazgos fueron publicados bajo el título de Excavaciones en
Snagov y salieron a la luz cimientos, huesos y fragmentos de cerámica que
apuntaban a que la isla había sido un asentamiento humano en la Edad de
Bronce. Y el lago, uno de los más profundos del país, no habría sido única-
mente una fuente de agua fresca, sino también de comida y una defensa natu-
ral contra los ataques de otros grupos.
El equipo de arqueólogos, además, halló claros indicios de que la
construcción del monasterio, con su capilla, celdas, y sala capitular, no sólo
debió obedecer a una función religiosa, sino que fue fortificado con contra-
fuertes, trincheras y gruesos muros, como para defenderse de posibles inva-
siones de ejércitos enemigos. De hecho, en tiempos del Empalador debió ser
en sí misma una pequeña ciudad, con tesorería, casa de la moneda e impren-
ta propias. Además, los baluartes, que llegaban a la misma orilla, daban cobi-
jo tanto al boyardo como al campesino, permitiendo a ambos ocultarse si lo
necesitaban en aquel santuario de la Iglesia Ortodoxa.
El monasterio de Sangov fue fundado en el siglo XIV, pero la mayor
de sus tres capillas, la llamada de la Anunciación, fue construida por Vladislav
II de la dinastía Dånesti. enemigos del Empalador, en 1453. Probablemente
fue el propio Tepes quien ordenó las fortificaciones posteriores de la isla, aun-
que no se ha conservado ninguna prueba documental de ello.
26
Rosetti y Florescu encontraron también en la isla un número inaudi-
to de esqueletos descabezados. Una explicación racional para esto es que fue-
ran víctimas políticas, pero no resulta tan sencillo imaginar cuál debió ser el
conflicto por el que fueron decapitadas estas personas.
La isla había estado bajo el dominio de Vladislav II antes de pasar al
del Empalador, y en 1462 fue tomada por Radu cel Frumos ("Rod lo el
Hermoso"), hermano de Vlad Tepe~, contra quien luchó junto a los turcos.
El equipo de arqueólogos sabía que la tradición rumana decía que
Drácula había sido enterrado, acorde con su rango de príncipe de Valaquia,
junto al altar, así que lógicamente se formularon la pregunta de si la losa de
piedra marcaría el lugar donde estaba la tumba del Empalador. Era una lo a
muy simple, pero se dijeron que era posible que tiempo atrás hubiera tenido
las típicas inscripciones y decoraciones al fresco de los enterramientos medie-
vales rumanos, y que se hubieran borrado a lo largo de los siglos bajo las pisa-
das de monjes, soldados, prisioneros y vándalosvt'.
Y, de igual modo, el equipo sabía que Snagov había sufrido numero-
sas transformaciones desde los tiempos de Vlad Tepes. Los turcos habían que-
mado parte del asentamiento al finalizar su campaña de 1462, y las tormen-
tas y terremotos habían contribuido al desplome de la capilla de la
Anunciación, y las piezas de mayor valor se trasladaron a otros lugares, como
una de las puertas, decorada con un relieve de santos del siglo xv, que se
encuentra hoy día en el Museo de Arte de Bucarest.
A pesar de que en el siglo XVII el monasterio gozaba de fama como un
centro de la cultura y el saber, hacia el XIX había entrado en declive, cuando
Paul Kiselev, gobernador general de Valaquia, lo convirtió en una prisión.
Hacia 1867 fue abandonado por completo, los lugareños rapiñaron lo que
(4) En teoría, las tumbas medievales de la Europa del Este deberían haber corrido mejor suerte que
las inglesas: se calcula que un 65% de los sepulcros medievales ingleses fueron destruidos
durante la Reforma, en el siglo XVI, ya que los monumentos mortuorios se relacionaban con
el fasto del Catolicismo del Vaticano, y una vanidad inspirada por el anticristo. Una segunda
oleada de esra clase de barbarie la provocó la fanática corriente de Puriranisme que surgiría en
el siglo iguiente. En Rumania, en cambio, no se dio esa destrucción sistemática.
27
pudieron, y muy probablemente profanaron las tumbas en busca de objetos
valiosos.
La decepción que se llevó el equipo al retirar la losa no habría podido
ser mayor. No se sabe si la tumba fue aqueada como tantas otras (desde aque-
llas del Antiguo Egipto, hasta la del actor Peter Cushing, quien interpretó el
papel de Abraham van Helsing en numerosas películas sobre el Conde
Dracula), o si nunca albergó cuerpo alguno. Lo único cierto es que en el enor-
me y húmedo agujero sólo hallaron un montón de huesos de animales y frag-
mentos de cerámica que resultaron ser de la Edad del Hierro.
Sin embargo, cerca de la puerta de entrada a la iglesia había otra
tumba más prometedora, ya que claramente no había sido tocada. Ya de por
sí su localización era extraña, e implicaba que el enterramiento se había hecho
allí en un acto deliberado de desprecio, situándola Io má lejos posible del
altar, donde fuera pisada por todos los que entraran en la iglesia. Por otra
parte, era bastante grande, lo que sugería que debía ser la tumba de alguien
importante. Al retirar la losa, se encontraron con un ataúd de madera casi
podrida, que había sido cubierto con un paño mortuorio en el que todavía se
discernían el tipo de tela, felpa púrpura y un bordado en oro. Si aquel era el
ataúd de Tepe§, el cuerpo que había en su interior desmintió, al menos en un
sentido, su supuesta condición de vampiro: lejos de hallarse incorrupto y
tener un aspecto repugnante, con sangre chorreándole por la nariz, las orejas
y la boca, resultó que no había cabeza, y que el torso y los miembros habían
quedado reducidos a simples huesos.
La ropa que llevan los muertos suele ser un tema fascinante, y, aun-
que sobre aquel cuerpo sólo quedaban fragmentos de las prendas que había
vestido, destacaban unos brocados en seda marrón y amarilla, y las mangas,
que claramente habían sido de un color carmesí, estaban cerradas con gran-
des botones de plata y cordones, siguiendo la moda del siglo XV.
Los brazos no estaban cruzados sobre el pecho, en el gesto simbólico
de piedad común no sólo en la Europa de la época, sino también en los demás
cuerpos que se hallaron durante las excavaciones, sino que la mano derecha
descansaba junto a la cadera, como si estuviera apoyada en la empuñadura de
una espada. El problema que implica esta interpretación es que eso habría sig-
nificado que el difunto habría sido zurdo, yen toda Europa el ser zurdo esta-
28
ba considerado como un signo de mala suerte en el mejor de los casos, y en
el peor como una manifestación del diablo. Así pues, parece poco probable
que a nadie se le hubiera ocurrido enterrar a una persona así en el umbral de
una iglesia, por lo que por fuerza, a pesar de ese curioso detalle, el hombre
que yacía allí debía ser diestro y llevar la espada en el lado izquierdo. Como
dice Mike Parker-Pearson, "La vestimenta en los muertos es como un salón
de espejos, donde los reflejos se confunden con otros reflejos y las cosas no
son siempre lo que parecen"(5).
Por otra parte, los ropajes civiles del esqueleto confundieron al equi-
po. Si verdaderamente aquel era Vlad Tepes, y si había muerto como contaba
la tradición (véase más adelante), tendría que ir ataviado con una armadura,
ya fuera la que había llevado cuando lo mataron en el campo de batalla, o
bien una ceremonial, re ervada para tal ocasión.
Cerca de la tumba de la puerta Rosetti y Florescu encontraron una
estropeada corona con incrustaciones de esmalte c1oisonné asemejando garras
en color terracota, cada una de las cuales sostenía una turquesa. En todos los
retratos existentes, Vlad Tepes aparece i mpre n una gorra de paño omada
con cuentas de esmalte cloi nné o perlas, pero no hay ninguna representa-
ción de él con su corona de voivoda de Valaquia.
Entre los otros objetos que se encontraron en el lugar de la excavación,
y que también databan del siglo xv, se encontraban una pequeña copa de
oro, que inevitablemente recuerda a la de la leyenda(6), y una hebilla con una
decoración de hilo de oro, pero lo más intrigante que se halló fue un anillo,
que parecía haber estado cosido a la manga del muerto. Ro tri, que había
encontrado anillos similares en tumbas durante sus excavaciones en
Nuremberg, especuló en un principio con la posibilidad de que fuera una
prenda de amor, igual que los colores de heráldica que llevaban los caballeros
en las jusras en honor de su dama. Es probable que Tepes hubiera participa-
29
do alguna vez en esa cla e de competiciones, pero Rosetti fue más allá, y con-
cluyó que debía tratar e de un anillo que identificara a su portador como
miembro de la Orden del Dragón, de la que Vlad fue investido caballero en
Nuremberg el 8 de noviembr de 1431.
Hasta nuestros días han llegado numerosas representaciones del dra-
gón que era símbolo de esta orden. Uno de ellos, que se halla en el Bayerische
Nationalmuseum, en Munich, está realizado en trapunto (acolchado) con
una tela dorada, y probablemente iba cosido directamente a una prenda; otro,
éste de metal, se guarda en el Kunstgewermuseum de Berlín; y muchos más
ejemplos se pueden ver en la obra The Knights of tbe Crown de D'A.].D.
Boulton, sobre las ordenes de caballerfaí/I. En ella se aprecia que lo que es
común a todas las representaciones es el detalle de que la cola del dragón
forma un círculo. ¿Sería ése el significado del anillo hallado en la tumba de
Snagov?
En todo caso no puede decirse que las conclusiones a las que llegaron
Rosetti y Florescu sean rigurosas. En la década de 1930 la arqueología estaba
en pañales, no había aún expertos formados, y no se con taba con los medios
técnicos que hay hoy. De hecho, apenas habían pasado veinte años del frau-
d de Piltdown, que pondría en entredicho la seriedad de la teoría evolucio-
nista. (8).
Otro ejemplo de que las investigaciones arqueológicas de la época no
eran rigurosas al cien por cien lo tenemos en el estudio forense de los restos
de dos esqueletos presuntamente medievales, que llevaron a cabo en 1933 en
Londres el doctor Laurence Tanner, conservador de Westminster Abbey, y el
catedrático W Wright, presidente de la Sociedad Anatómica de Gran
Bretaña. Estos restos habían sido hallados en la Torre Blanca en 1674, duran-
(7) The Knights of the Crown, D'A.J.D. Boulron, Boydell, 2000, págs. 354-5.
(8) Piltdown es una localidad del sur d In lar rra cl nd I t\ \912, Charles Dawson, un arqueó-
logo aficionado, halló los restos fragmentados de un rán o que durante cuarenta años se con-
sideró como el "eslabón perdido", el paso inrerrnedio entre el mono y el hombre, hasta que se
descubrió que no era más que una falsificación: el cráneo era de un homo erectus del
Pleistoceno, pero la mandíbula, que supuestamente Io diferenciaba de los demás restos encon-
trados en todo el mundo, resultó ser la de un simio moderno.
30
te unas reformas de la misma, y creyendo que debía tratarse de "los príncipes
de la Torre"(9) se les había dado sepultura en una urna en Westminster Abbey.
Tanner y Wright fueron capaces de dererrninar, mediante el examen
de los dientes, que uno de los e queleros era de un niño de entre doce y trece
años, y el otro de uno de entre nueve y once. Por la mandíbula dedujeron
también que el mayor padecía osteomielitis, una dolorosa enfermedad de los
huesos, pero no pudieron deterrninar el sexo de los niños, ni tampoco la anti-
güedad de los esqu l tos(10).
En cualquier caso, volviendo a Florescu y Rosetti, para ser jusros con ellos
hay que decir que probablemente pretendían realizar unos estudios más precisos
de los huesos que desenterraron en Snagov, pero esto les habría sido imposible de
todas las maneras. Los hallazgos procedentes de la excavación se habían traslada-
do al Museo de Historia de Bucarest y, durante la invasión de Rumanía por las
divisiones Panzer de Hitler, en octubre de 1940 se llevaron junto con otros obje-
tos valiosos a Valeni de Murte, cerca de las montañas, para ponerlos a salvo, y al
cuidado de Nicolae lorga, el historiador más destacado del país.
Sin embargo, en algún punto del trayecto se extraviaron, y aunque desde
entonces ha habido rumores de que estaban en distintas partes del mundo,
siguen sin ser encontrados.
(9) N. de la T.: En la historia ingle a se conoce as! :1 los príncipes Eduardo y Ricardo, hijos de
Eduardo V. Ames de morir éste en 1483, nombró a su hermano Ricardo protector del reino
hasta que su hijo mayor, de doce años, alcanzara la mayoría de edad. Por aquel em nces se esta-
ba librando la Guerra de las Dos Rosas y, presuntamente para proteger a los niños, fueron
enviados a los apartamentos reales de la Torre de Londres. Al poco, fueron declarados hijo ile-
gítimos, y su tío fue coronado rey (Ricardo 111).Los príncipes permanecieron en la Torre de
Londres, pero a la larga dejó de vérseles, y empezó a rumorearse que habían sido asesinados.
Ricardo III murió en una batalla de la guerra aún en curso, y fue proclamado rey el vencedor,
Enrique Tudor (Enrique VII) . Éste establecería la versión de que, por orden de Ricardo III, los
príncipes habían sido asfixiados con alrnohadone mientras dormían, y enterrados al pie de una
escalera de la Torre Blanca, una de las veinte que componen la forraleza de la Torre de Londres,
donde dos siglos más tarde se hallarían los restos de los dos esqueletos que menciona el autor.
(10) Información extraída de los artículos de la obra Arcbeologica (1934) de Tanner y Wright, cita-
dos en The Princes in the Tower, Alison Weir, Pimlico, 1992, pág. 257.
31
Años después, en la década de 1980, Raymond T. McNally y Radu R.
Florescu (no confundir con George Florescu, de quien hemos hablado hasta
ahora), expertos en Vlad Drácula, solicitaron permiso al gobierno rumano
para formar un equipo americano-rumano que continuara los trabajos de
Roserri y Florescu, pero no han recibido respuesta, por lo que de momento
sólo podemos seguir formulando especulaciones acerca de la verdad de los
hallazgos de Snagov.
Puede que, como sugiere la leyenda, la tumba vacía frente al altar fuera
la que en un principio albergó los restos de Vlad Tepes, y que e! cuerpo
fuera trasladado junto a la puerta o a otro lugar por una serie de posibles razo-
nes. Unos años después de la excavación de Snagov se llevó a cabo otra en la
iglesia de la fortaleza del Empalador en Curtea de Arges donde era costumbre
entre los campesinos e! poner velas sólo en e!lado derecho de! altar, y en e!
recinto de la iglesia se halló una tumba de un príncipe valaco anterior cuya
identidad se desconoce. De este descubrimiento se deduce que efectivamente
sería posible que los restos del Empalad r, en li ondición de príncipe,
hubieran sido enterrados junto al altar en Snagov, y que los monjes, católicos
ortodoxos, los hubieran trasladado frente a la puerta, horrorizados por su
legendaria crueldad, o por e! hecho de que abrazara la fe católica romana
durante su cautiverio en Hungría, si no antes.
Sin embargo, también es posible que e! cuerpo del Empalador, quien,
según los cronistas de la época, murió en batalla, fuera dejado pudriéndose a
la intemperie en los bosques donde cayó. No sería inusual ya que, después de
todo, son los vencedores quienes deterrninan e! curso de la historia. ASÍ,
Ricardo III de Inglaterra fue desnudado y cortado en pedazos tras la batalla
de Bosworth, y aunque finalmente se le dio un entierro cristiano, sus restos
fueron desenterrados duranre la Reforma y arrojados al río Soar en Leicester.
Del mismo modo, los restos de Oliver Cromwell, que, como e! Empalador,
también fue decapitado, se desenterraron y fueron arrastrados por las calles de
Londres, hasta que finalmente se les dio sepultura en algún lugar sin marcar,
probablemente bajo la actual plaza de Connaughr.
Dada la reputación de asesino sanguinario del Empalador, conocida
en Snagov y en toda Valaquia, es por tanto más que probable que la tumba
original fuera profanada, o, cuando menos, que e! cuerpo fuera trasladado,
32
con lo cual podría ser cierta la hipótesis de que aquel cuerpo enterrado junto
a la puerta en la capilla de Snagov sí fuera Tepe~. Pero, si así fuera, aún que-
daría por resolver otra cuestión: ¿cómo llegó el cuerpo allí?
Así relata la muerte de Vlad Tepes la crónica rusa más antigua que
existe. Probablemente su autor fue Fedor Kuritsyn, que llegó a la corte del rey
Matías Corvino en Buda, Hungría, hacia el año 1482, en calidad de enviado
de Iván III, Gran Duque de Moscovia. Es muy posible que el propósito de
Iván III al mandar a Kuritsyn allí fuera el de tender un puente con occiden-
te, como haría también el zar Pedro el Grande en 1689.
La corriente Renacentista, originaria de Italia, se había extendido al
norte y el oeste del resto de Europa, llegando a Hungría a mediados del siglo
xv, pero no se había filtrado hacia el oeste. El estado nucleico de Moscovia
se expandiría a lo largo de los siglos siguientes hasta convertirse en una de las
mayores potencias del siglo XX, pero en sus comienzos estaba necesitado de
aliados para afianzarse.
Probablemente haciéndose entender por medio de un intérprete llama-
do Martinico, Kuritsyn se mezcló con la nobleza de la corte del rey Matías
Corvino, y conoció así a la viuda del Empalador y a Mihnea, el hijo mayor de
éste, fruto de un matrimonio anterior. Obsesionado con las leyendas que circu-
laban sobre Vlad Drácula, Kuritsyn visitó Transilvania, donde había nacido, yel
principado de Valaquia, donde había gobernado, en una especie de peregrinaje
para recopilar datos. Fue a Brasov, donde se decía que Tepes había mandado
(Ll ) Fragmento traducido por Raymond McNally de los manuscritos rusos de la colección del
monasterio de Kirillov-Belozerskyperteneciente la Biblioteca Salrykov-Schedin de Leningrado.
33
empalar a miles de ciudadanos, y también a Bistrita, donde tenían razones simi-
lares para odiarlo. Hacia la primavera de 1484 Kuriesyn estaba en Suceava, su
corte Stefan cel Mare (Esteban el Grande), caudillo moldavo y primo de '[epes.
Allí el embajador ruso conoció no sólo a Esteban el Grande, que había
tratado a Vlad Tepes desde que ambos eran chiquillos, sino también a María
Voichita, hija del hermano del Empalador, Rodolfo el Hermoso. Y, lo que es más
importante, Kuriesyn se entrevistó con diez soldados que Esteban el Grande
había puesto al servicio de su primo como guardia personal ocho años atrás en
una batalla que se libró cerca de Bucarest y donde éste sucumbiría.
Es muy probable que el relato de la muerte de Tepes arites citado pro-
viniera, con todas sus incongruencias, de estos soldados y fuera añadido a Povest
o Dracule (La historia del Príncipe Drácula) en 1486. El documento en sí se halla
hoy día en Leningrado, fechado en 1490, y parece ser que fue redactado por
Efrosin el Pecador, un monje del monasterio de Kirillov-Belozersky que, a juz-
gar por sus comentarios, no admiraba tanto a Drácula como Kuritsyn.
Otra versión de la muerte del Empalador es la del cronista austríaco
Jacob Unrest:
La muerte de Drácula foe planeada con gran astucia y cuidado, porque los turcos
ansiaban vengar la inquina que les había tenido durante tanto tiempo, y también los
graves daños que les había infligido. Hicieron que uno de ellos sepusiera a su servicio,
para que no deseo ¡fiara de él y así poder asesinarlo. Le dieron instrucciones de que Io
atacara por la espalda. que le cortara la cabeza y se la llevara a caballo al sultán (12).
(I2) Del relato de Fedor Kurirsyn, que forma parte de la colección del monasterio de Kirillov-
Belozersky. Estas dos versiones de los hechos se analizan en el capítulo Xl.
sería descabellada la posibilidad de que lo hubieran recogido los monjes de
Snagov y lo hubieran enterrado en el monasterio, ya que era tarea del clero
dar sepultura a los caídos y anotar en un registro a los de renombre. Aunque
no se encontró tal registro en Snagov, sí se conserva una misiva que llegó a
Frederick, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en Viena, en la
que se dice que el capitán designadopor el reyMatias, Drácula, junto con cua-
tro mil hombres, fue masacradopor los turcos(l3).
Ese número de cadáveres, aunque puede que sea algo desproporcio-
nado, sin duda debió atraer a los buitres que tienen sus nidos en los Cárpatos,
pero, según las leyenda, el cuerpo del Empalador no se habría dejado a su
merced, sino que, ensangrentado y decapitado como estaba, fue sacado del
bosque, y llevado al monasterio de Snagov, en cuya capilla fue enterrado, fren-
te al altar.
Sin embargo, las leyendas nada dicen de quienes supuestamente le
quitaron la armadura, lavaron la sangre coagulada de sus heridas, y lo vistie-
ron con las ropas de la Orden del Dragón (si es que lo eran las que llevaba
puestas el esqueleto que hallaron Florescu y Roserti).
En una época en la que la justicia de Dios todavía era una idea román-
tica, yen la que se consideraba que los crímenes siempre acababan por pagar-
se, el final de Tepes resultó casi predestinad mo parece sugerir este texto,
extraído de una crónica rusa ortodoxa:
(13) Citado en Dracula: Prince of Many Faces, Flores l irrle Brown, 1989, pág. 175.
(14) Citado en Dracula: Prince of Many Faces, Floresd.irtle Brown,)8889, pág. 175.
1989, pág. 17
35
CAPÍTULO II
(15) Children of tbe Night, Tony Thorne, Indigo, 2000, pág. 237.
37
que adoptan un tono abiertamente eróri o, l s que más atraen al público
moderno. Si antes en el género del terror eran las novelas baratas y las g6ticas
las que triunfaban entre las ma as, hoy son las películas que redundan en la vio-
lencia, la sangre y el mal gusto.
El "clásico" más reciente en el cine de vampiros es, sin duda, Entrevista
con el vampiro(l6), que se basa en una novela de Anne Rice. Esta película, quizá
la más fastuosa del género hasta la fecha, se centra en un vampiro llamado
Lestat, inrerpretado por un pálido y elegante Tom Cruise, a quien según
Thorne(17) el papel no le iba en absoluto, cuya "vida" presencia el espectador
a Io largo de dos siglos en los turbios ambientes nocturnos de París y Nueva
Orleáns.
"Bebe mi sangre y vivirás para iernpre", decía el cartel que anunciaba la
película. Sin embargo, la cinta no impresion6 a los críticos, y Alexander Walker,
del diario Evening Standard de Londres, lleg6 a escribir lo siguiente de ella:
(16) Interview u/ith the Vampire,dirigida por Neil Jordan con guión de Anne Rice, a partir de su
novela del mismo nombre, publicada en 1994.
(17) Children af tbe Night, Thorne, pág. 247.
(18) Evening Standard, Londres, Alexander Walker, 1994.
38
tivo que tanto en los premios Bafea como en los Oscar se premiara la música y
la fotografía, y no el guión, la dirección, o la interpretación.
Por otra parte, las críticas a Entrevista con el vampiro y el argumento de
la misma reflejan cuál es el problema que se plantea a los cineastas del siglo XXI
que se embarcan en proyectos de películas de vampiros: el público ya lo ha
visto todo, y es difícil encontrar algo nuevo que decir. Con nuestros apetitos
cinematográficos hartos, y empachados de repeticiones televisivas y vídeos de
alquiler y compra, ¿vamos a asustarnos acaso con una película convencional
de vampiros? Los directores y guionistas se han visto obligados a buscar algo
más impactante para recup rar el interés del público, y si el mordisco en la
yugular ya no impresiona a nadie, ¿qué ocurre si los colmillos son los de Tom
Cruise, y el cuello el de Brad Pitt? Las estrellas añadieron a la película un toque
de morbo y exotismo, lo cual no fue más que un intento de recrear el impacto
que tuvo en su tiempo la novela Drácula d Bram roker, y se incluyeron tam-
bién detalles que generan remini cen i de los horripilantes relatos que co-
rrían de boca en boca en tiempos del Empalador sobre sus atrocidades.
Si volvemos atrás en el tiempo, nos encontramos con que los producto-
res de cine de las décadas de 1970 y 1980, en su mayoría de Hollywood, crea-
ron historias de vampiros que eran modernas por el mareo en que se desarrolla-
ban, con "yuppies, cretinos, campings de caravanas y cen tros comerciales"( 19).
En Entrevista con el vampiro, el siniestro ambiente nocturno de las
callejuelas de Nueva Orleáns en el siglo XIX inyectó un macabro surrealismo,
que no nos asusta igual que la ciudad de provincias de la década de 1980 que
era escenario de Phantasma 11 (Salem'sLot, the Movie) (20), telefilme americano
de dos partes basado en la nov la de terr r El misterio de Salem's Lot (Salem's
Lot) de Stephen King y guionizado por Paul Monash, ni que el parque de atrac-
ciones de la películaJóvenes ocultos(The Lost Boys)(21).Claramente la habilidad
39
de asustar al público en el cine de vampiros reside en la archiconocida leyenda de
Vlad Tepes. Y es que, por mucho que se exageraran sus crímenes, no hay duda
de que él mismo promovió esa espanrosa notoriedad de sus actos para estable-
cer y manrener su régimen en Valaquia. No en vano, durante siglos Vlad Tepe~
ha sido el "hombre del saco" con l qu la madres rumanas han asustado a sus
hijos cuando no querían obedecerlas.
El protagoni ca de Phantasma II e Ben Mears, un escritor de éxito inter-
pretado por David Soul, que regresa a u- pu blo natal, Salem'sLot, con intención
de alquilar la misteriosa casa Marsden en busca de inspiración para su nueva nove-
la. Sin embargo, la propiedad ya está ocupada por un tal señor Barlow, un anti-
cuario a quien nadie ha visto, y su ayudante, el eñor Scraker,interpretado por un
James Mason realmente siniestro; y en el pueblo se están produciendo roda una
serie de extraños sucesos (muertes, desapariciones, animales desangrados ...). Ben
comenzará a investigar, y descubrirá que el culpable es el misterioso señor Barlow,
que en realidad es un vampiro, al que da vida el actor Reggie Nalder.
Aunque no puede compararse con Entrevista con el vampiro en cuanto
a presupuesro ni al alcance eritre el público, Phantasma II trató de provocar
miedo en el público en un enromo mundano, es decir, el miedo por sí mismo,
sin añadiduras, lo mismo que pretendió Bram Stoker en su novela al hacer que
parre de la acción se desarrolle en Whitby, un pueblo de pescadores en el pro-
saico condado inglés de Yorkshire.
jóvenes ocultos, con guión de Janice Fisher, James Jeremias y Jeffrey
Boam, tiene en su temática tanto de lucha entre bandas y el intento de la
juventud americana de la época, falta de afecto, por llamar la atención, como
de vampirismo. Estas son las palabras del director, Joel Schumacher, en una
entrevista qu l hici r ,n cuando se estrenó la película:
La temática vampírica puede insinuar muchas cosas. Por ejemplo, en el periodo victo-
riano, en el que la sociedad estaba tremendamente reprimida, las historias de vampi-
rospermitían a la gente vivir susfontasías sexuales. Sin embargo, no creo que nuestra
película sugiera nada que no tenga que ver con elgénero de terror. Para mí simplemente
viene a decir: ';Eh, todavía hay vampiros ... sólo que hoy se visten mejor!" (22).
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En cualquier caso, independientemente de cómo valoremos jóvenes
ocultos y Phantasma II, ambas películas fueron intentos serios de volver al con-
cepto del miedo por el miedo en un género que estaba decayendo, en un géne-
ro que, sin el Drácula de Stoker o la oscura figura del Empalador, estaba per-
diendo su razón de ser.
Pero retrocedamos aún más en el tiempo. Antes de esras dos películas,
el género del cine de vampiros había divergido en dos direcciones, la cómica y
la pornográfica, aunque también hay alguna que otra curiosidad, como Blácula
(Blacula) (23), del año 1972, que se adscribe dentro de la corriente
Blaxploitation(24). Con el actor shakesperiano William Marshal en el papel de
Blácula, era un producto políticamente correcto en una época en la que las
estrellas afroamericanas eran taquilleras por el simple hecho de ser negros. El
argumento de la película trataba de vincular la Transilvania de principios del
XIX con una inverosímil visita de un príncipe africano a la ciudad de Los
Ángeles en la década de 1 70.
En cambio, El baile de Losvampiros (Pardon me, your Teeth are in my
Neck)(25), de Roman Polanski, estrenada en 1967, tiene un enfoque más bufo-
nesco. La publicación sobre cine Halliwell's Film Guide se mostró bastante des-
deñosa con la película: "Una parodia lenta y pesada ... la mayor parte de la cual
demuestra que el sentido del humor es algo muy personal; con unos cuantos
gags efectivos que sin embargo no bastan para compensar el conjunto de esta
indigesta comedia"(26). Por el contrario, al crítico Tom Milne le pareció "una
rareza atractiva", aunque sus Cárparos, recreados con la técnica de la pantalla
azul y la nieve de poliestireno, ciertamente no gustaron a todo el mundo. Tony
Thorne nos dice en su obra Children ofthe Nightque el asunto tiene más enjun-
dia de lo que parece. El director ufrió los horrores de un campo de concentra-
(23) Blacula; guión de Joan Torre y Walter Koenig, Movielab, 1972. [N. de la T.: El título es un
juego de palabras entre "black", negro, y "Drácula".]
(24)N. de la T.: Palabra compuesra por los vocablos "black", negro, y "exploiration", exploración.
Se rrara de una corriente cinematográfica que se dio en la década de 1970, y por la cual se realiza-
ron varias películas protagonizadas por actores afroamericanos del momento.
(25) Pardon me, your Teethare in my Neck, MGM/Cadre Films/Filmways, 1967.
(26) Hallnoell's Guide.
41
ción nazi durante su infancia, y dos años después del estreno de la película, la
actriz protagonista y esposa de Polanski, Sharon Tate, fue decapitada por los per-
turbados seguidores del asesino en serie Charles Manson, y el bebé que llevaba
en su vientre murió también a causa de las dieciséis puñaladas que le asestaron.
Semejante atrocidad recuerda de un modo inquietante a las ejecuciones del Vlad
Tepe~, y las palabras de uno de los asesinos, Tex Watson, no podían haber resul-
tado más apropiadas: "Soy el diablo, y he venido a hacer esto en su nombre".
Susan Atkins, otra de las personas que intervinieron en el asesinato, aseguraría
después haber bebido la sangre de Sharon Tate: "Me sentí tan bien la primera
vez que la apuñalé ... Cuando la oí gritar, aquel chillido me hizo algo, sentí como
una descarga de adrenalina y volví a apuñalada ... fue como un orgasmo, sobre
todo cuando ves la sangre ... es mejor que un orgasmo"(27).
Aunque es poco probable que ni Masan ni sus seguidores fueran lo
suficientemente sofisticados como para identificar la película de Polanski con
las acciones del Empalador, es innegable que hay obvios ecos de Vlad Tepe~ en
el placer indirecto de ese baño de sangre, y n la noción de estar actuando
en nombre del diablo.
Un fracaso aún mayor fue Dracula, un muerto muy contento (Drdcufa:
Dead and Loving it)(28), con guión de Mel Brooks, quien había cosechado un
gran éxito con El jovencito Frankenstein (Young Frankenstein). "Se morirá de la
risa", prometía el eslogan publicitario de la película, "para después levantarse
de la tumba y seguir riéndose". El argumento se acercaba bastante al de la nove-
la de Bram Stoker, y Leslie Nielsen, que hasta entonces sólo había interpreta-
do papeles serios, comenzó así su carrera como actor cómico en el papel del
Conde Drácula con una ridícula peluca plateada. El diario The Sunday Times
encontró la película "de lo más floja"(29).
y si la comedia no era el ámbito natural del cine de vampiros, ¿qué hay
de la pornografía? Es indudable que hay un cierro elemento pornográfico en la
novela de Stoker, y en muchas de las obras literarias del género vampírico que
(27)Citado en el libro de Nigel Blunden Encyclopedia ol Serial Killers. PRC, Londres, 1996,
pág. 126.
(28) Dråcula: Dead and Loving it. Polygram/Castlerock/Gaumonr/Brookesfllm, 1995.
(29) The Sunday Times, 1995.
42
la precedieron. Además, para muchos, las torturas con las que disfrutaba Vlad
Tepe§ tendrían fuertes tintes eróticos, dependiendo de los motivos que se les
atribuyan. Dos películas de vampiros de 1970 pasaron por la tijera de los cen-
sores antes de ser estrenadas: Las amantes vampiras (The Vampire Lovers)(30)y
Lujuria para un vampiro (Lustfor a Vampire)(31).Ambas explotaban el tirón de
la época del destape, y trataban de ofrecer un nuevo estímulo en un género que
estaba ya agotado.
Las amantes vampiras, dirigida por Roy Baker, se basaba -a excepción
de la onírica escena con que comienza- enteramente en la novela Carmilla
(Carmilla) de Sheridan Le Fanu, que fue precursora de la obra de Stoker, y no
en vano. En palabras de Tony Thorne, arites de que la figura del vampiro en la
ficción se viera irremediablemente "marcada por la arrolladora influencia de ese
caballero de mediana edad, el Conde Drácula"(32), fue "como una femme fata-
le, una dama, como fue moldeada"(33).
Lujuria para un vampiro, de Jimmy Sangster, no fue una irnitació de
Las amantes uampiras, sin qu llevó má allá la idea de la vampira com diosa
del sexo.
La mayoría de las películas pornográficas de vampiros son de las déca-
das de 1960 y 1970 Y de origen francés, como Desnuda entre las tumbas (La
vampire nue), de Jean Rollin, con elementos como el desnudo, la sangre y el
sadomasoquismo. Como vemos, la figura del vampiro se estaba alejando cada
vez más de ese "caballero de mediana edad", y más aún del personaje histórico
del siglo xv, aunque las películas anteriores, como comprobaremos a conti-
nuación, se acercaban mucho más fieles a la leyenda del vampiro.
Para muchos, las películas arquetípicas de vampiros de la época son las
que produjo la productora británica Hammer, con sede en Bray, a orillas del
Tárnesis, que en comparación con las de Hollywood era bastante pequeña,
pero que se convirtió en una verdadera máquina de hacer dinero gracias preci-
samente a esas películas. Fundada en 1947, Hammer se especializó en pelícu-
Christopher Lee es un aristócrata de origen italiano, que asegura que las raícesde su
familia se remontan hasta el emperador Carlomagno. Su atractivo, un tanto demo-
níaco,y sufisico esculturallo hacían idealpara elpapel, y tras casidiez años enpape-
lessecundarios,dio el máximo de sí cuando se lepresentó esta oportunidad (35).
44
( ..) cuando el guapisimo Christopher se acerca lentamente por encima de la alfom-
bra, con esa ineretble voz diciendo "Aqui estoy. Tú me has llamado, querida mla, y
aqul estoy': [las víctimas de Drácula] apartan la ropa de la cama y parecen decir-
le "[Támamel, ¡tómamel': y lo hace(37).
45
pero la B. B.F.e. (40) les advirtió que prohibirían el estreno de dicha produc-
ción si seguían adelarite con ella, por lo que no es de extrañar el tono poco
arriesgado y convencional de Drácula, príncipe de las tinieblas.
y es que las películas de vampiros siempre han estado en la cuerda floja,
como muy bien lo ejemplifican las fricciones que produjo la petulante amonesta-
ción de la B.B.F.e. en el hombre al frente de la Hammer, James Carreras, "el rey
de la náusea", cuya creatividad siempre trataba de traspasar barreras en cada nuevo
proyecto. En 1912, año en que se creó la B.B.F.e., Io inadmisible eran el desnudo
y las películas sobre Cristo. En EE.UU. la censura no era tan estricta, pero la Hays
Office, un perro guardián que regulaba la actividad de las productoras, tomó medi-
das más duras en la década de 1920, de modo que, inesperadamente, la actitud de
la censura respecto al cine de vampiros e igualó a ambos lados del Atlántico.
¿En qué se inspiraron Carreras, Fisher y la Hammer? Sin duda bebi -
ron de la obra de Stoker, pero las películas de vampiros que se hicieron en las
décadas de 1930 y 1940 seguían claramente el camino marcado por el Drácula
más conocido del celuloide, Bela Lugosi, como apunta Basil Copper:
Este Drácula [de Lugosi] (...) demostró el poderoso efecto que podía tener sobre el
público un enfoque serio de la temática vampírica. Esefoctor, junto con una actuación
esforzada, unos decorados impresionantes, y un uso inteligente del sonido y la ambien-
tación, probaron que el tema, aunque desagradable para las personas medianamente
inteligentes y sensibles, podía atraer al público sin resultar repulsivo. No habría estado
de más que quienes vinieron después tomaran nota de este enfoque artístico (4 I).
(40) N. de la T.: British Board of Film Censors (la Comisión Británica de Censores
Cinematográficos).
(41) Copper, The Vampirein Legend. Faet and Art, pág. 136.
46
bra, pero su presidente, el inmigrante alemán Carl Laemmle, logró mantener-
la a flote produciendo westerns y comedias de bajo presupuesto que se proyec-
taban en cines de poco prestigio.
Quizá debido a su origen centroeuropeo, Laemmle tomó la idea de su
película de la obra de Broadway Dracula, de 1927, con idea de dar el papel pro-
tagonista a Lon Chaney, la estrella del cine de terror de la época, pero éste falle-
ció de cáncer en 1930. Se barajaron los nombres de actores como lan Keith,
Conrad Veidt o William Powell, pero finalmente el elegido fue Lugosi, en
1931, que pasó al celuloide con una forma de interprerar más típica del teatro,
y se convirtió en una leyenda.
Bela Lugosi Blaske na ió en 1884 en Lugoj, en la región rumana de
Banat, aunque por aquel eriton s era \UHl. pro incia pert n i nte a Hungría,
país en el que se crió, emigrando a los EE.UU. en 1919.
El hecho de que fuera un húngaro quien inrerpretase el personaje de
Drácula indignó a los patriotas rumanos, y aunque Lugosi aseguraba que había
sido húsar del ejército austrohúngaro, esta afirmación jamás se ha podido
demostrar. Su inglés era bastante pobre, y para algunos papeles, como el que
tuvo en La silla número trece (The Thirteenth Chair) de la MGM, tuvo
que aprenderse sus frases fonéticamente, y resultaba obvio que a menudo no
tenía idea de qué estaba diciendo.
Sin embargo, Io que la crítica ensalza en Lugosi es el modo en que dio
vida al malvado conde transilvano. En palabras de Tony Thorne:
(42) El saludo del conde en la novela de Stoker es: "Soy Dracula, y le doy la bienvenida, señor
Harker, a mi casa". ("l arn Dracula. And I bid you welcome, Mr. Harker, ro my house" -
Wordsworrh Classic Edirion, 1993, pág. 15).
47
ginal, más sutil que da el conde a Jonathan Harker en la novela de Sroker(43):
"Sea bienvenido a mi casa. Entre por su propia voluntad, márchese con bien,
y deje aquí parre de la felicidad que [rae consigo".
Dado que en el vampirismo subyacen ciertos tintes eróticos, y para evitar
problemas con la censura, se hizo que la mayor parte de la acción transcurriera en
tétricos escenarios, como criptas en penumbra, cubiertas de telarañas, y plagadas
de murciélagos(44). En palabras de Basil Copper:
ELcomienzo de la pellcula no podia ser mejor: la guarida del conde, una cripta oscura
y maloliente, con la cámara recorriendodespacioel Lúgubreescenario(...) huesosaso-
mando por un ataúd astillado, una rata royéndoLossin demasiado entusiasmo (oo) la
tapa se levanta, sale una mano que palpa a tientas (oo)
Interpreta [Lugo i] el papel como si fuera un matón, y por ello su capacidad para
mostrarseamenazador se ve drásticamente reducida (...) Sus exageradosgestosy dic-
ción restan efectividad a Losdecoradostenebrososque Lorod¿an,y convierten Loque
debla haber sido una figura maLignay amenazadora en el stereotipodefinitivo para
todos Losuillanos. Si bien perdurará en la historia del CÚ¡ como elpersonaje curio-
so, elfenómeno, y la estrella quefue en la época, !.t influencia que tuvo en el emer-
48
gente cine de terror, que estaba intentando liberarse de las ataduras del melodrama,
foe un verdadero desastre(45).
Summers, que en su libro Tbe Vampire (1928) lo menciona por la obra teatral de Dracula en
la que intervino el actor húngaro, lo llame Bela Lugoni (Summers, pág. 337.).
(48) En el sentido estricto de la palabra, la primera fue Le Manoir du Diable (1886),de George Mélies, y la
segunda la sueca Vám;ryr(1912), que no ha llegado a nuestros dIas. El primerlargometraje sobre la nove-
la de Sroker se hizo en Berlín en 1920 (aunque con producción húngara), y llevó por título Drakula:
49
piros que se ha hecho, Nosferatu (Nosferatu), y probablemente ésta tuvo en él una
fuerte influencia.
Lo que provoca el miedo en dicha película es la brillante interpretación
del vampiro por el actor Max Schreck. Como u apellido significa "susto", y
resultaba irreconocible por la caracterización, se asumió durante mucho tiem-
po que no se trataba de un actor experimentado, sino de un profano que había
interprerado expresamente al vampiro para la ocasión. Por el contrario,
había aparecido en otras películas del cine mudo alemán (que hoy día también
son clásicos), aunque con ninguna de ellas obtendría tanto éxito, y sería preci-
samente Nosferatu la que lo convertiría en leyenda, como le ocurriera a Lugosi
con Dracula. David Pirie explica de esta manera la fascinación que provoca en
el espectador la inrerpreración de Max chreck:
50
de Nosferatu, se sugiere que Schreck (interpretado por Willem Dafoe) real-
mente fue un vampiro.
En ciertos aspectos Nosferatu fue una película típica de su época, ya que
fue rodada en un breve periodo y con un bajo coste por la compañía Prana, de
Berlín. En aquel momento la ciudad se encontraba en un estado de anarquía a
resultas de la 1a Gu rr Mundial, cl l å s económico, y las peleas callejeras
derivadas del golpe de tado de Kapp. El pueblo alemán, desmoralizado,
ansiaba escapar a la realidad de la situación de la Repúbli a de Weimar, y el
cine mudo cubrió esa n c sidad, con películas qu s han convertido en clási-
cos como El hombre de lds figuras de cera (Das Wachsfigurenkabinett), Metrópolis
(Metropolis) o El gabinete del doctor Caligari (Das Kabinett des Doktor Caligarz).
Nosferatu, dirigida por EW. Murnau, y con fotografía de Fritz Wagner y
Gunther Krarnpf cumplió la misma función, aunque sus decorados carecían
de la fuerza de las mencionadas anteriormente.
Los vínculos con la historia creada por Stoker causaron graves proble-
mas a Murnau y a los Estudios Prana. Y es que, a pesar de que el vampiro se
llamaba Orlock y el barco que transporta su ataúd arriba al puerto de Bremen,
en Alemania, y no al de Whitby, en Yorkshire, las similitudes con la novela de
Stoker fueron suficientes para enfurecer a su viuda, Florence, que inmediata-
mente se puso en pie de guerra, iniciando un litigio dos meses después de que
la película se estrenara (en marzo de 1922). La productora interpuso recursos
durante tres años antes de declararse en quiebra, y en julio de 1925 el juez
dictó una orden por la cual todas las cintas de la película debían destruirse. Sin
embargo, cuatro años más tarde se proyectaba en los cines de EE.UU. con
copias hechas a partir de los negativos originales.
Lo irónico es que Florence Stoker no puso objeción alguna a que se
hicieran películas basadas en la obra de su marido. De hecho, dio luz verde a
la obra de Broadway que realizó Hamilton Deane en 1927, y se cree que apro-
bó también la versión cinematográfica con Lugosi cuatro años después. Lo que
la irritó fue que el guión de Henrik Galeen para Nosferatu se tomara tantas
libertades con respecto al original, y que en la película no se hiciera referencia
en absoluto a su marido.
Antes de Nosferatu se hicieron quizá una docena de películas de vam-
piros, algunas de las cuales han sobrevivido a los estragos del tiempo, la hume-
51
dad, el polvo, y la quiebra de los estudios cinematográficos que las produjeron.
En total son veinticuatro las realizadas entre 1896 (Le Manair du Diable(52), de
George Melies) y 1922 (The Blande Vampire(53)),pero la mayoría son un bati-
burrillo con distintos elementos del cine de terror, y la figura del vampiro con
frecuencia es femenina, y responde al prototipo que popularizó la actriz Theda
Bara: una ftmme fotale que seduce a los hombres, más cercana al concepto del
súcubo de la brujería y la demonología que al del vampiro. El cartel de la pelí-
cula Ef besodel vampiro (191g)) en Ifl qye aparecí<tBara, rezaba: "Lo único que
quería era arruinar la vida de sus víctimas y reírse de ellas. ¡Tal era su maldad!".
Sobre estas vampiras estereotipadas, escribe Daniel Farson en su libro
Vampires,Zombies and Monster Men:
52
Helsing, pero Hundey comentaría luego que la más brillante fue la interpreta-
ción del actor que hacía el papel de Renfield, un loco de un manicomio bajo
el poder hipnótico del conde: "La interpretación más destacada (... ) yo diría
que fue la de un actor llamado Bernard Dukes -ya fallecido-, que hacía el
papel del lunático come-moscas"(55).
En la primera noche que se representó, cuando cayó el telón, y para que
los espectadores se fueran a casa con un escalofrío recorriéndoles la espalda,
Deane salió y los despidió c n un: "Y recuerden, tales cosas no son sólo leyen-
da" (56). La obra fue un éxito, y el día de San Valentín del año 1927 Dean la J
(55) Carta de Huntley al autor, citada en opper, The Vampirein Legend, Faet, and Art, pág. 125.
(56) Citado en Farson, Vampires,Zombies and Monster Men, pág. 27.
(57) Véase Summers, The Vampire, págs. 335-7 para un análisis detallado de las distintas tempo-
radas de la obra. Summers asegura también que, duranre la serie de representaciones en
Londres, había una enfermera en el teatro para atender a cualquier persona "indispuesta por
los horrores que relataba el drama" (Summers, pág. 356) y que, después, todo el reparto apa-
recía delanre del telón asegurando al público que la obra "tenía únicamente la sana intención
de entretenerles", lo que Summers calificaba de "una apabullante desvergüenza, por no hablar
de la falta de decoro que se exhibía sobre el escenario".
53
En 1920 se hizo una adaptación cinematográfica de la vida de Vlad
Tepes, probablemente rodada en Alemania, pero no ha llegado a nuestros días,
y hubo que esperar hasta 1992 para que Dracula, de Bram Stoker (Bram Stoker's
Dracula)(58) hiciera su aparición. Francis Ford Coppola dirigió en ella a Gary
Oldman en el papel del Conde Drácula, pero, curiosamente, la acción comien-
za en la Valaquia del siglo xv, sumida en una guerra, con Oldman como el
Empalador maldiciendo a Dios, y convirtiéndose en un vampiro por su here-
jía. Sobre un mapa de Valaquia y Transilvania la sombra del signo de la media
luna se extiende hacia el noroeste, y una voz de fondo nos habla de "un caba-
llero rumano de la Sagrada Orden del Dragón, conocido como Drácula". En
una surrealista secuencia de batalla, con siluetas recortadas contra un cielo rojo
fuego, el Drácula encarnado p r ldm n traviesa a soldados turcos con su
lanza, que son empalados en estacas.
Su esposa, a la que se da el nombre ficticio de Elizabeta, creyendo que
ha muerto en batalla, se quita la vida, arrojándose al río desde la torre del cas-
tillo. Momentos después, clamando furioso en rumano por su muerte, Drácula
reniega de Dios, mata a sus sacerdotes frente al altar, y jura: "Resucitaré de mi
propia muerte". Del crucifijo sobre el altar empieza a manar sangre de un
modo incesante, y Drácula recoge parte en un cáliz, bebe, y aparece el título de
la película en la pantalla: "Dracula, de Bram Stoker", aunque nada de lo que ha
aparecido hasta ese momento tiene nada que ver con la novela de Stoker.
La acción avanza cuatrocientos años, y Oldman se ha transformado en
el conde ya conocido por todos, con su inevitable capa negra, y una peluca
blanca bastante estrambótica, al estilo Leslie Nielsen. El acento recuerda al de
Lugosi, pero también tiene un punto decididamente siniestro. Se escuchan
aullidos de lobos, y Drácula se vuelve hacia la cámara con el anticipado: "¡Ah,
las criaturas de la noche!".
Nueve años después, en 2001, se estrenó Vlad, elpríncipe de la oscuri-
dad (Dark Prince: The Legend of Dracula), con un cariz totalmente distinto, ya
que no es una película de vampiros, sino un intento de retratar la vida del
Empalador con la mayor verosimilitud posible. La película, construida en
torno a un argumento fiel a las diversas leyendas sobre Vlad Tepe~ y el inteli-
54
gente guión de Tom Baum, fue dirigida por Joe Chapelle, y se rodó en
Rumanía, con sus idílicas iglesias pintadas, y sus montañas, siniestras y majes-
tuosas.
Se hace un uso abundante de las escenas retrospectivas, con un Drácula
de un atractivo provocador, aunque con un afeitado apurado, defendiéndose
ante un tribunal de la Iglesia Ortodoxa, diciendo que en realidad él es más bien
el ofendido que el ofensor. Se nos presenta a V1ad Dracul, su padre, y a su ras-
trero hermano menor Radu.
Las cireurisran ia del cautiverio de los dos hermanos por los turcos son
imprecisas, pero, curiosamente, vemos a la primera víctima empalada en el
campamento turco.
Se sugiere que el sultán Murad, que hace un corte en el pecho de Radu
con una daga y lame la sangr de la hoja, tiene inclinaciones homosexuales
hacia el muchacho (lo cual tiene cierta base histórica, aunque en conexión con
su hijo Mehmed), y se permite marchar a Drácula, quien regresa a Valaquia
decidido a vengarse de los traidores boyardo (nobles), que han asesinado a su
padre, enterrándolo vivo.
El monasterio de Snagov aparece junto a un lago, como debe ser, Y se
incluyen las famosas leyendas de la copa de oro, la fiesta de los boyardos, y esa
otra en la que Drácula hace clavar los turbantes a las cabezas de dos emisarios tur-
cos que no se descubren en su presencia. Se refleja también la ambigua relación
de János Hunyadi, rey de Hungría (inrerpretado por el que fuera cantante del
grupo The Who, Roger Daltry), con V1ad, aunque su hijo Matías Corvino, que
lo mantuvo prisionero en la década de 1460, no es mencionado en absoluto.
El componente amoroso lo aportan la aparición de Lydia, la hija de un
boyardo valaco que practica un doble juego, su matrimonio con Drácula, el
nacimiento del hijo de ambos, y su suicidio (se quita la vida porque no puede
soportar su bárbara crueldad).
Drácula niega sistemáticamente haber cometido los excesos de que le
acusan, pero la película no los obvia, siendo una de las escenas más desagrada-
bles de la película aquella que recrea la conocida historia del día en que almor-
zó rodeado de empalados moribundos. Filmada bajo un cielo azul veraniego,
sin una sola nube y con las moscas zumbando alrededor de los cuerpos san-
grantes, la escena es de un realismo escabroso.
ss
Drácula es repre entado de un modo ambiguo, por un lado como
mesías, acorde con la v rsión rumana patriótica, y por otro como el anticristo,
según lo ve el resto del mundo. in embargo, en la película hay un personaje
aún más malvado que él: Stefan, un sacerdote ortodoxo que lleva años tratan-
do de matar a Drácula porque cree que efectivamente es el anticristo.
De hecho, en la película es Stefan quien orquesta la muerte de Vlad
Dracul, y conspira con Radu y los turcos para acabar con Drácula. Vlad es
finalmente asesinado en el monasterio de Snagav, pero Stefan lo excomulga,
negándole el descanso eterno, y reaparece incorrupto.
La mayoría de las películas del cine de vampiros tierren a Drácula como
personaje central, ya sea como el villano o como el héroe, como mesías o
como anticristo, y todavía hoy se debate cuál es el papel de Van Helsing en rela-
ción con él. Tanto para los espectadores como para los cineastas, Drácula es el
arquetipo de vampiro de la pantalla grande, pero sus orígenes más inmediatos
se encuentran en la novela que hizo famoso a un funcionario irlandés metido
a representante teatral, Abraham Stoker,
56
EL DRÁCULA DE BRAM STOKER
(59) N. de la T.: La Secretaría General (Chief Seererary'sOffice) era el órgano adrninisrrarivo central
de Irlanda cuando la isla entera se hallaba aún bajo dominio británico. Sus oficinas se encontra-
ban en la forralezaconocida como Dublin Castle. Por otra parte, "los Problemas" ("me Troubles")
es la expresión (o más bien eufemismo, ya que prácticamente se trató de una guerra civil)con que
ha pasado a la historia la espiral de violencia que se desató en el Ulster a partir de 1916, y que ter-
minaría en 1921 con el Tratado Anglo-Irlandés, en el cual se acordaba la partición de la isla.
57
Esta devastadora situación no tiene paralelo a esta escala en la historia
reciente de Occidente, y d jó a Irlanda aturdida. En estas condiciones no es de
extrañar que la "rebelión" de William mim en Dublín, cuando Stoker tenía sólo
un año, resultara tibia y mal planeada, una mera sombra de los anteriores inten-
tos de deshacerse del yugo inglés. De hecho, las patrullas del ejército británico
no tuvieron dificultad en aplastarla. y es que muchos de los hombres que podrían
haber luchado por la independencia e taban muertos o habían emigrado, llo-
rando sus penas.
El padre de Stoker era considerablemente mayor que su madre, algo
que no era inusual en el periodo victoriano, y que se repetiría en el matrimo-
nio del propio escritor. Abraham padre tenía cuarenta y ocho años cuand
nació su tercer hijo, y su esposa, Charlotte, tan sólo treinta. Todos los herrna-
nos de Stoker se convirtieron en médicos, y a William, el mayor, se le otorgó
º
el título de Sir por sus servicios como cirujano en 1895. Por su parte,
HJ8tfé:JI m~&Ft: fue una mujer volcada en las obras de caridad, y apoyó la
~t¡chapor los derechos de las mujeres en los albores de la militancia feminista.
Stoker pasó prácticamente los primeros seis años de su vida postrado en
&ma, y le costaba caminar, algo que, en vista de la robusta complexión que alcan-
zó en la edad adulta, hace sospechar que la causa pudiera ser psicosomárica. Sin
embargo, es posible que esa misma condición enfermiza en su infancia Io condu-
Jera a refugiarse en la lectura, y de hecho sabemos que en esa época se impregnó,
a través de los libros que le ayudaban a pasar el tiempo, del folclore gaélico, entre
cu mitológicos están las vampiras llamadas leannansidhe(GO).
(GO)El rnito de! vampiro en e! folclore se trata en e! capírulo siguiente, pero, dado que en él me cen-
tro sobre todo en e! folclore de la Europa de! Este, prefiero detenerme aquí sobre este punto
de! vampiro en la mitología irlandesa. La leannansidbe es un ser mágico femenino que atrae
con malas artes a los mortales confiados, arrastrándolos hasta un inframundo en e! que moran
los muertos de la antigüedad. Puede cambiar de forma, adoptando normalmente la de un cer-
vatillo blanco o de un niño, se siente particularmente atraída por los poetas y las personas
creativas en general, y es visible sólo a los ojos de su víctima. La vampiróloga Elizabeth Miller
cree que e! Drácula de Stoker tiene más en común con las tradiciones céltica y gótica que con
e! folclore transilvano.
8
Stoker se licenció en Matemáticas en el Trinity College de Dublín,
fue presidente de la Philosophical Society (Sociedad Filosófica), y ganó el
campeonato de atletismo de la universidad. Allí conoció a Oscar Wilde,
convirtiéndose en un visi tante asiduo en la casa de sus padres, en Merrion
Square.
Después ingresaría en la abogacía, como su padre y su abuelo,
entrando a trabajar en el Dublin Castle, "el castillo de mazapán del
virrey", como lo llama el escritor Christopher Frayling(61). Allí ocuparía
un cargo de funcionario auxiliar, y su primer libro, The Duties of tbe
Inspector in Petty Sessions (Los deberes del inspector en fos tribunafes de pri-
mera instancia), fue publicado en diciembre de 1879. Es tan aburrido
como suena, pero nos sirve para ilustrar la curiosa paradoja que fue el
creador del Conde Drácula. Y es que parece imposible que un hombre que
escribiera algo tan árido y soporífero, fuera capaz, años de pués, de escri-
bir una de las novelas de terror de mayor éxito de la historia.
Un par de años antes Stoker había conocido al actor Peter Irving,
un encuentro que sin duda cambió su vida. Uno de los rasgos del peculiar
carácter de Stoker es que siempre parecía ávido por relacionarse con per-
sonajes de cierta categoría, absorbiendo sus aptitudes del mismo modo que
un vampiro chupa la sangre a sus víctimas.
Otra personalidad relevante de la época con quien mantuvo corres-
pondencia, por ejemplo, fue el poeta y pacifista norteamericano Walt
l) Christopher Frayling, Nightmare: The Birth of Horror, BBC Books, 1996, pág. 82. [N. de
la T.: En inglés la expresión empleada es "gingerbread castle". El "gingerbread" es una pasta
con jengibre (ginger), con la que se hacen unas figuritas aplastadas, como galletas, y tam-
bién casita, que se hornean. Lo más parecido (por l uso, que no por el sabor ni la textu-
ra) en España es el mazapán. La palabra, como adjetivo, tiene también la acepción de
"ornamentación exce iva" (aquí aplicada al Dublin Casrle), relacionada con el "gingerbread
sryle", un estilo arquitectónico del siglo XIX, cuyos elementos puramente decorativos
recuerdan a los de las casitas de repostería hechas con dicha pasta. La a1u ión al "virrey" se
refiere al tiempo durante el que el Dublin Castle albergó organismos de conrrol del gobier-
no inglés.)
S9
Whitman, cuya producción literaria incluía temas como la homosexuali-
dad, que eran tabú en las sociedades americana e inglesa(62).
Irving había sido funcionario antes que actor, al igual que
Whitman y Stoker, pero se había subido por primera vez a un escenario en
Sunderland cuando Stoker contaba sólo nueve años. Su debut en Londres
tuvo lugar en el Saint James Theatre en 1866, pero serían sus inrerpreta-
ciones en el Lyceum en obras shakesperianas como Hamlet (1874),
Macbeth (1875) y Otelo (1876) las que lo convertirían en el mayor drama-
turgo de su generación. Por aquel entonces decidió abandonar Stoker su
puesto en el Dublin Casde para conv rtirse en su representante en el
Lyceum, lo cual causó un fbfunclo disgusto a u madre. Para ella, su hii o
había dejado lo que era un trabajo fijo, y se había puesto al servicio de un
"titiritero errante". Supuestamente David Garrick había dignificado la pro-
fesión de actor un siglo atrás, pero por la actitud de Charlotte Sr ker
queda patente que aún había muchos que no habían cambiado de opinión.
De hecho, ha ta 1820, los actores, se arriesgaban a una pena de seis meses
de cárcel.
En 1878 la carrera de Stoker tomó sin embargo otra dirección. e
casó con Florence Balcombe, una joven "de exquisita belleza", que arires
había sido cortejada por Oscar Wilde, la misma mujer que años despu s
les haría la vida imposible a EW. Murnau y al Estudio Prana por motivo
de los derechos de autor de Nosferatu. El único hijo que tuvieron, No l,
nacería un año después. Florence no sólo había sido cortejada por lirerar s
como Wilde y Stoker, sino también por arti ras como Burrie-jones y
(62)Whitman, hijo de un carpintero de Nueva York, desempeñó varios trabajos arires de dedicar-
se al periodismo. Su mejor olección de poemas, Hojas de hierba (Leaves af Grass),de 440
páginas, se publicó por primera vez en 1855, aunque Whitman seguiría incrementándola con
sus experiencias de años posteriores. La que mayor repercusión tuvo en él fue la de los cuatro
años que pasó como médico en el ejército de la Unión durarne la Guerra Civil, que Io dejó
destrozado, y Io hizo envejecer prematuramente. En 1873 quedó inválido y cada vez se fue
encerrando más en sí mismo. Durante este periodo se produjo la mayor parte de su corres-
pondencia con Sroker.
60
Walter Osborne, quienes ansiaban capturar la esencia de su belleza prerra-
faelista y de fin de siglo(G3).
Stoker tardaría siete años en escribir Drácula, y en muchos sentidos
puede decirse que fue la culminación de las historias cortas de temática sobre-
natural que llevaba escribiendo desde la década de 1870. La primera de ellas,
The Chain of Destiny(G4), apareció en cuatro entregas en el periódico The
Shamrock, en 1875, y estaba ya en la línea de otras posteriores como El entie-
rro de las ratas ( The Burial of Rats) y La casa deljuez ( TheJudges House), publi-
cadas tras su muerte por Florence en 1914. Éstas eran historias trasn chadas
que hoy día resultarían más bien absurdas, aunque algunos escritores califican
a Stoker de "maestro menor" en el género.
La última década del siglo XIX, que pasaría a la historia como "los
Incorregibles Noventa" ("the Naughty Nineties"), presenció la formulación de
cargos por comportamiento homosexual contra Oscar Wilde, la publicación
ilícita de la "biografía" sexual Mi vida secreta (Walter: My Secret Lift), y una
decadencia que resurgiría en la Alemania de la República de Weimar veinte
años después, dando lugar a extraordinarios trabajos cinematográficos de
directores como Murnau.
Volviendo a la novela Drácula de Stoker, resulta extraño, e incluso
provinciano, el uso que hace en ella de los detalles más insignificantes de su
vida privada. Por ejemplo, lugares donde pasó periodos vacacionales con
su familia, por ejemplo Cruden Bay, en Escocia, o Whitby, en Yorkshire, aca-
baron siendo escenarios de la historia en el libro. e pasaba horas en las
bibliotecas de esos sitios, empapándose de sus leyendas y folclore, y toman-
do abundancia de notas. Así, utilizó en u novela a una criatura mitológica
llamada "barguest" que se nombra en el Glossary of Words Used in the
Neighbourhood ofWhitby (Glosario de palabras usadas en el área de Whitby),
de EK. Robinson:
(G3) La Hermandad Prerrafaeli ta fue un grupo de artistas de mediados del siglo XIX al que perre-
necieron entre otros Burne-jones, William Holman Hum, Ford Madox Brown y Dame Gabriel
Rossetti. La temática de su obra se inspiraba en fuentes literarias, clásicas o bíblicas. En el caso
de Burne-jones, su obra estuvo fuerremenre influida por el medievalismo romántico.
(64) . de la T.: No publicada en España.
61
Terroríficas apariciones que adoptan forma humana o animal (..) algunos dicen
que "barguest" significa "espectro de los castillos" (oo) ya sea perro o demonio, mira
fijamente con sus grandes ojos, "como carbones encendidos" ( ..) es un presagio de
muerte para quien oye sus aullidos en la noche(65).
Cariño, es espléndida, un millón de veces mejor que todo lo que habías escrito hasta
ahora, y estoy segura de que te colocará en un lugar muy importanse entre los escri-
tores de nuestro tiempo (..) Ningún otro libro desde el Frankensrein de la señora
62
Shelley [véase más abajo] se acerca al tuyo en originaLidady terror - Poe(66) a tu
Ladono vale nada. He Leídomuchísimos Libros,pero jamás he Leídoninguno como
éste. Es tan emocionante y aterrador, que estoyconvencida de que con éLobtendrás
una gran reputación, y que te dará mucho dinero(67).
(GG) Edgar Allan Poe (1809-1849), que fue hallado muerto en trágicas circunstancias a la edad de
cuarenta años en una calle de Baltirnore, vestido con las ropas de otra persona, fue un recono-
cido maestro de lo macabro. "Extraña, salvaje, descabellada, fantástica" son las palabras que
emplea Chambers en su Biographica! Dictionay para de cribir li obra, y dice también que "a
pesar de que ahondaba intencionadamente en lo macabro, la genialidad de Poe es indiscutible".
(G7) Citado en Frayling, Nightmare, pág. lOG.
63
Al igual que ocurriría de pué n las películas que hoy se consideran
punto de referencia obligado en el género del cine de vampiros, las críticas
que obtuvo la novela de Stoker en su tiempo no fueron precisamente halaga-
doras. The Atheneum encontraba ellibro "pobre en el sentido formal y tam-
bién en el lirerario": en Punch se escribió que era "la más extraña de las his-
torias", mientras que Bookman lo descalificó con una leve alabanza: "leímos
casi toda la novela con gran interés"(G8).
Treinta años después el ocultista Montague Summers diría que las
sesenta primeras páginas le habían parecido las mejores, ya que:
se podrían haber comprimido muchas otras (...) Es casi imposibLe sentir interés por
Lospersonajes, que son poco más que etiquetas, en vez de individuos(G9).
el sexo sin genitaLes, el sexo sin confusiån, el sexo sin responsabilidad, el sexo sin cul-
pabiLidad, eLsexo sin amor. .. y aún mejor, sin hacer siquiera mencián al sexo(72).
64
La sexualidad del propio Stoker es una página en blanco. Parece que
la preciosa y adorable Florence le retiró sus favores después del nacimiento
de Noel, y es posible que esto llevara a Stoker a buscar lo que ella no le daba
a las camas de una eri de jóvenes actrices ansiosas por conseguir buenos
papeles en el Lyceum.
El fallecido Dan Farson, descendiente de Stoker, aseguró n 1 1-
grafía que escribió de su ancestro que el agente teatral murió de sífilis tercia-
ria. Aunque en una biógrafa posterior, Barbara Bedford lo puso en duda adu-
ciendo que el certificado de defunción, sellado el 20 de abril de 1912, a los
pocos días del hundimiento del legendario Titanic, dice claramente "ataxia
locomotriz", lo cual concordaría con las apoplejías que había sufrido en las
semanas anteriores. Stoker murió en su casa, y no hay ningún informe médi-
co referente a esos últimos días de su vida, pero Farson aseguró que la expre-
sión "ataxia locomotriz" no era más que un eufemismo edwardiano de "sífi-
lis", ya que la sociedad de la época era demasiado puritana como para que el
médico que certificó el fallecimiento fuera más específico.
Si Farson estaba en lo cierto, entonces habría que decir que Bram
Stoker, al igual que EW Murnau, que se mat en un accidente de coche, en
Hollywood, y Bela Lugosi, que se convirtió en una sombra del éxito que
había alcanzado, es otra víctima de la maldición de Drácula.
Tony Thorne, por otra parte, e pregunta si pueden en efecto ser
correctas la imagen de Stoker como "homosexual en el armario", o la de
"marido infiel y cliente asiduo de prostitutas que acaba conrrayendo la sífilis".
Éllo ve más bien como un aburrido y trabajador padre de familia.
En cambio, Christopher Frayling expresó una visión mucho más inte-
resante(73) en un programa de la BB para Radio Scorland:
No hay una solafoto en la que Bram Stoker aparezca sonriendo (...) pero se advier-
te algo más bajo esa fachada de seriedad. Hay algo que no acaba de encajar en
Bram Stoker. Ninguna de las biografias que sobre él se han escrito han conseguido
captar eso (..) Sus ojosson los de un hombre asustado(74).
(73) Frayling, entrevista The Usual Suspects para Radio cocland, emitida el 23 de diciembre de 1997
(74) Ibíd.
65
Lo que está claro es que Ja madre del escritor se equivocó en aquella
carta que le mandó al poco de publicarse por primera vez la novela: ellibro
no le hizo rico. De hecho, sólo le dejó a su esposa 4.700 libras en su testa-
mento. Una suma considerable, sin duda, para que su viuda pudiera vivir con
desahogo, pero ciertamente no lo que Charlotte Stoker había esperado.
Además, su hijo no volvería a e cribir nada tan exitoso, ni podría haber admi-
tido, con el corazón en la mano, e a comparación que su madre había hecho
de él con Mary Shelley.
Pero, ¿en qué se basó Stoker para su obra más famosa? Lo cierto es que
tanto su educación corno los contactos que tuvo a lo largo de su vida fueron
lo que pavimentarían el camino para que Dracula viera la luz.
Entre eso ontactos, uno de los más importarires en nuestra búsque-
da del auténtico Drácula, Vlad Tepes, fue Hermann Barn burger, que usaba
una serie de alias, pero los autores de las biografías sobre Stoker casi siempre
coinciden en referirse a él como "el orientalista Arminius Vambery". De
hecho, el personaje del Profesor Van Helsing lo menciona en un momento
dado en la novela: "Le he preguntado a mi amigo Arminius, de la Universidad
de Budapest (... ) debe tratarse en efecto del voivoda Drácula, que había obte-
nido su fama luchando contra los turcos"(75).
Vambery había nacido en el seno de una familia judía ortodoxa en
marzo de 1831, cuatro siglos después de Drácula, en la local idad de Saint
Georghem, entonces territorio húngaro. Era bajo de estatura y, al igual que
otro famoso "vampiro" anterior a él, Lord Byron (véase más abajo), padecía
una seria cojera; era un hombre concienzudo, y un tacaño arribista que anda-
ba siempre alardeando de las influencias que tenía. También era un dotado
lingüista (parece ser que hablaba con fluidez hasta dieciséis idiomas), y viajó
a lo largo y ancho de Afganistán y del Turquestán, siempre a lomos de un
asno, disfrazado de derviche, y se ocultaba siempre tras el nombre de Hadji
Rashid. No tenía sentido alguno del humor, era rencoroso, y con la edad se
fue volviendo más y más cascarrabias.
Llegó a Londres en 1864, y se enamoró de inmediato de la ciudad, de
Gran Bretaña y del Imperio Británico. Sus libros de viajes -un género muy
66
popular en la época- se vendían como churros. Lo mismo puede decirse de sus
dos autobiografías, y también tuvo una gran afluencia de público en las char-
las que dio por todo el país. e sabe que advirtió al nacienre servicio secreto
británico sobre asuntos relacionados con el ataque ruso en el Turquestán, pero
parece improbable que fuera un espía en el sentido estricto de la palabra.
Stoker lo conoció un fin de semana del mes de abril de 1889 en
Sandringham, la casa de campo favorita del príncipe de Gales, por el que
habían sido invitados junto con Henry Irving. De hecho, en la biografía de
Irving que escribió Sroker en 1906 dedicó un capítulo entero a Vambery.
La mayor parre d la correspondencia entre ellos se ha perdido, pero
es probable que Vambery hablara de su Hungría natal con Stoker, y que le
sugiriera los libros que podía consultar en la sala de lecturas del British
Museum para documentar su novela. Por ejemplo, Land beyond tbe Forest
(1888 - La tierra más allá de los bosques(76)), de Emily Gerard, le daría a
Stoker la descripción física que necesitaba de Transilvania. Y es que, como
dice Christopher Frayling del escritor, "lo más al Este que viajó fue
Whitby"(77). Además, en octubre de 1889 Vambery estaba trabajando en
unos escritos relacionados con Matías Corvino, el rey húngaro que tuvo preso
a Drácula en la década de 1460, como atestigua esta noticia aparecida en el
diario The Times de la época:
(76) N. de la T.: El título es una referencia a Transilvania, palabra que precisamente ignifica eso
(78) Citado en Adler y Dalby, The Dervish ofWindsor Castle, Bachman & Turner, Londres, 1979,
pág. 149.
67
pados de Valaquia y Moldavia), escrito en 1820 por William Willcinson, cón-
sul británico en Bucarest, y basado en una obra del erudito de Oxford
Richard Knolles, The Generall History of the Turkes (1603 -Historia general de
los turcos), en la que se habla del "notable pero cruel príncipe" V1ad Drácula
a lo largo de varias páginas.
Vambery también podría haber aconsejado a Stoker la traducción
inglesa de la obra Cosmographia de Sebastian Munster, un "superventas" del
siglo XVI sobre "der streng ja ryranisch man Dracula"(79). Es más, uno de los
colegas de Vambery en Budapest y Constantinopla fue el Doctor Franknoi,
un reconocido experto en el reinado de Matías Corvino y los Draculesti de
Valaquia.
En su novela, Stoker sólo hace referencia a la historia de V1ad Tepes a
grandes rasgos. Es posible que le intrigaran el nombre de Drácula o las histo-
rias de Vambery acerca de la bárbara crueldad de este personaje histórico, pero
el hecho de que su descripción del linaje de V1ad es bastante precisa, indica
que pretendía que se asociara a su conde inmortal con el Empalador.
Por las notas de Stoker que se conservan en el Rosenbach Museum de
Philadelphia, sabemos que en un principio su intención era ambientar la his-
toria no en la Hungría natal de Vambery, ni en la Transilvania de Emily
Gerard, sino en Estiria, un ducado del Imperio Austrohúngaro por el cual el
escritor sentía fascinación, y acerca del cual había leído en la famosa novela
Carmilla de J. Sheridan Le Fanu.
Joseph Sheridan Le Fanu era sobrino nieto del dramaturgo y acólito
Whig (liberal) Richard Sheridan, y nació, como Stoker, en la época de la
Supremacía Prote tante, pero en 1814, cuando Robert Peel era Secretario
General de Irlanda. li hermano, William Richard Le Fanu, ejercía el cargo
de Comisario de Obras Públicas en el Dublin Casrle cuando trabajaba allí el
padre de Sroker, y su hijo, Thomas, ocupaba el despacho contiguo al de Bram
toker, y cuando éste aún era un aspiraure a novelista publicó su primer rela-
to The Crystal Cup en el peri di o Dublin Evening Mail, del que el propio
Sheridan Le Fanu era editor.
(79) Citado en Adler y Dalby, The Dervish ofWindsor Castle, pág. 151. [ . de la T.: La cira en ale-
mán significa: "ese hombre severo, o más bien tiránico, llamado Drácula"J
68
Sería en sus años de universitario cuando Stoker leería Carmilla; novela
de temática vampírica cuya protagonista es una vampira lesbiana, la Condesa
Karnstein, y parece que lo impresionó no sólo hasta el punto de considerar
ambientar la historia de su Drácufa en Estiria, sino que también impregnó a su
conde vampiro dellánguido tedio que muestra el personaje de Le Fanu: "No me
juzgues cruel, [dice Carrnilla]: no hago sino obedecer un dictado ineludible que
constituye mi fuerza y mi debilidad ( ) Sumida en esta terrible desgracia, vivo
de tu cálida vida, y tú morirás, morirás morirás dulcemente por la mía"(80).
Es posible que Le Fanu, al igual que Stoker, conociera el folclore gaéli-
co irlandés, y por ende a las leannansidhe, pero en su juventud, esa época en la
que todos somos impresionables, fueron otras las fuentes que influyeron en él.
En el invierno de 1846, cuando la plaga de la patata estaba causando
estragos en Irlanda y la gente necesitaba algo que los ayudara a evadirse, apa-
reció Vtzrneyel vampiro (Vtzrneythe Vampire or tbe Feast of Bloodi. Inglaterra,
por su parte, estaba todavía nmocionada por los nefastos efectos de la infa-
me Ley del Maíz, que acababa de ser revocada, y por la caída del gobierno de
Robert Peel. Había además una elevada y creciente tasa de desempleo, y se
había desatado la llamada "fiebre del ferrocarril", con la construcción de miles
de kilómetros de vía.
Después de un siglo y medio, la cuestión de la autoría de Vtzrneyel
vampiro sigue sin resolverse. Para unos, es obra de Thomas Preskett Prest, un
gacetillero que escribió docenas de novelas, algunas de más de mil páginas,
entre las que se cuentan título como The Goblet ofGore, The Skeleton Clutch
o The Secret of the Grey Turret. Sin embargo, la obra por la que más se cono-
ce a este autor es Sweeny Todd, the Demon Barber of Fleet Street.
Elotro escritor a quien se atribuye Vtzrney el vampiro es James
Malcolm Rymer, un ingeniero escocés que se subió al tren de las llamadas
"penny dreadfuis" , novela baratas de temática escabrosa, un negocio bastan-
te lucrativo en la épo a.
En su libro The vampire, de 1928, el ocultista Montague Summers
expresó claramente su opinión respecto a la controversia: "Quién sea el tal
Rymer no puedo decirlo, pero sí que Vtzrney el vampiro fue escrito por
70
calificarse de vampiras aunque él no las definiera como tales: Ligeia, Marella,
Berenice y Madeleine Usher actúan todas como súcubos, malignos espíritus
femeninos que seducían a los hombres mientras dormían. En Francia, por otra
parte, nos encontramos con Théophile Gautier, que presenta, esta vez sí con la
denominación pertinente, a una vampira en La muerta enamorada o
Clarimonda (La Morte Amoreuse); y también con Alejandro Dumas padre, qu
ambienta su obra La dama pálida (La dame paIe) en los Cárpatos, donde siwa-
ría Stoker el castillo de su Conde Drácula sesenta años despué .
En Inglaterra, tenemos a Charlotte Bronte, con la B rtha Rochester
de su Jane Eyre, que es descrita como "ese espantoso ser de la mitología ger-
mana, el vampiro"(83).
A este respecto, es curioso que, ya fuera de un modo consciente o no,
todos estos escritores estaban continuando una tradición muy anterior,
entroncada sobre todo con el vampiro de estilo byroniano creado por el doc-
tor John Polidori.
Tras la derrota de Napoleón en Waterloo, Europa había vuelto a abrir
sus puertos, y los turistas, intrigados por saber qué había sido de París en los
días de "la bestia", acudieron en bandadas a la capital francesa. Un peculiar
grupo de poetas rebeldes y su séquito se aventuraron más hacia el Este, atrave-
sando los Alpes Suizos hasta Italia, y llegaron a Villa Diodati, a la sombra de
las "embrujadas" Montañas Jura. Los hechos acaecidos en ella en la noche del
16 de junio de 1816 la han hecho famosa, y se llegó a hacer una película de
cine negro sobre ella, Gothic, dirigida por Ken Russell, y que fue calificada por
un crítico como "la conrrapartida inteligente de Pesadilla en Elm Stred' (84).
El grupo se alojó primero en el Hotel d'Angleterre, para alquilar des-
pués un puñado de villas a orillas del Lago Ginebra, pero fue en Villa Diodati
donde una tormenta los obligó aquella noche a permanecer dentro.
Comportándose como los niños grandes que eran, Byron y Shelley propusie-
ron que, para asustarse unos a otros, cada uno escribiera una historia de
miedo sobre la base de la tradición literaria establecida por la novelas sensa-
cionalistas y góticas tan en boga en la época.
(83) itado en live Learherdale, Dracula: The Novel and the Legend, Desert Island Books, 1993
(84)Crítica publicada en Daily Variety, 1986.
71
El genio creativo de George Gordon, sexto barón de Byron, amplia-
mente reconocido en nuestros días, no lo fue en su época, y, de hecho, a su
muerte, e! artista John Constable escribió: "El mundo se ha librado de él, pero
su inmunda huella aún permanece".
El padre de Byron era e! excéntrico e irresponsable Capitán "Loco" Jack
Byron, un jugador empedernido que, para cuando nacíé €.d futuro poeta, había
dilapidado su fortuna y la de su esposa. u Ihadre, Catherine, era una mujer
amargada y vulgar dada 11ff~(Wmæ§ ¿U;éésosde ira que dejaron su marca en l
joven George.
Estudió en e! colegio de Harrow y más tarde en e! Triniry College de la
Universidad de Cambridge; durante su juventud llevó una vida disoluta.
Sobresalía en deportes como la natación ye! boxeo, y, algo quizá inusual en un
estudiante universitario de Cambridge de entonces, era un apasionado de la lec-
tura. En 1809, a pesar de la guerra que azotaba al continente, Byron, que ya había
publicado varios poemas en el prestigioso Edinburgh Review, hizo el recorrido de
rigor por la cultura, e! alcohol, ye! sexo, que servía de rito de paso para muchos
de los hijos de la aristocracia y la burguesía europea de la época. Mientras se empa-
paba de la cultura y e! arte de lugares como España, Malta, los Balcanes de! Sur y
la zona del mar Egeo, escribió Childe Harold, y regresó convertido en un hombre
misterioso y sombrío, y se convirtió en objeto de la admiración de un buen núme-
ro de damas de clase alta por su atractivo, ya pesar de su pronunciada cojera. El
niño bonito de la sociedad londinense de su tiempo, en la era del príncipe regen-
te, protagonizó sonados escándalos, como el cl jar plantada a la desequilibrada
Caroline Lamb, casarse y abandonar a Anne Millbank, una rica heredera, y dejar
Inglaterra entre rumores de devaneos con su hermanastra, Augusta Leigh, además
de haber experimentado con relaciones homosexuales. Fue en uno de sus viajes en
los que recaló en Diodati y conoció a Shelley.
Percy Shelley era a su manera un personaje tan rebelde y subversivo como
Byron. "Shelley el Loco", "el ateo de Eron", escribió una novela gótica en 1810, y
estudió en la universidad de Oxford, de la que fue expulsado por su estrafalario
modo de vestir y comportarse, y por la publicación de! panfleto The Necessity af
Atheisrn (La necesidad del ateísmo) en 1811.
Se fugó con Harriet Westbrook, una adolescente de dieciséis años, estu-
vo recorriendo la Región de los Lagos haciendo campaña a favor de la
72
Emancipación Católica, y se enamoró de Mary Godwin, quien también tenía
dieciséis años, y con la que también se fugó antes de regresar a Londres por la
falta de dinero, pero hacia 1816 ya estaban otra vez viajando, y llegaron a
Diodari.
Durante la noche de la tormenta todos leyeron fragmentos de un libro
de historias de terror llamado Fantasmagoria:
Shelley se puso histérico y tuvo que ser sedado con agua fría y éter; su
esposa, Mary Shelley, idearía entonces la historia de Frankenstein. el mons-
truo que cobra vida gracias a la ciencia y la fuerza de un rayo, y otro miem-
bro del grupo, el médico personal de Byron, John William Polidori, escribi-
ría El vampiro (The Vampire), una novela corta sobre un vampiro llamado
Lord Ruthven que estaba inspirado en Byron en dos sentidos. Por un lado,
éste había publicado El Infiel (The iaour), un poema de temática vampírica,
tres años antes:
73
ve, y con demonios y espíritus delira,
hasta que de horror estremecidos,
huyan de un espectro más abominable que ellos.
Por otro lado, la fuente más directa en la que se basó Polidori para
escribir El Vampiro fue un fragmento vampírico que el propio Byron había
escrito durante su estancia en Villa Diodati, y que añadiría más tarde a su
poema Mazeppa. También hay otros puntos en los que coincidían Byron y el
personaje de Polidori. Por ejemplo, Rurhven, al igual que Byron, era un liber-
tino arrogante que se dedicaba a educir a jóvenes inocentes, y, por una iró-
nica coincidencia del destino, Polidori iruó la muerte de su aristócrata vam-
piro en Grecia, donde Byron moriría de paludismo ocho años después.
Polidori, un atractivo hombre moreno, tenía un carácter tan volátil
como Byron y Shelley, pero carecía de su talento. El joven médico, a quien el
arrogante Byron ridiculizaba llamándole "Polly- Dolly"(85), era en alguno
aspectos muy parecido a Bram Stoker: ambos escribieron sobre vampiros, y
ambos se sentían intimidados por la grandeza de otros. Hay incluso un vínculo
tangible entre ellos, ya que Stoker conoció al sobrino de Polidori, el poeta
Dante Gabriel Rossetti, que fue vecino del irlandés en Chelsea. En lo que se
diferencian claramente, sin embargo, e en que Polidori era un hombre que
guardaba rencores a quienes le ofendían.
Estudió en un colegio de monjes benedictinos en Ampleforth, y años
más tarde cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Edimburgo.
Polidori se especializaría en un campo que tanto Shelley como Stoker
temían: al año siguiente a su estancia en Villa Diodati, publicó su tesina, que
llevaba por título The Psychosomatic E./fectsof Sleepwalking and/or Nightmares
(Los efectospsicosomáticos del sonambulismo y laspesadillas).
Escribió un diario durante la época en la que trabajó como médico de
Byron, y que no se publicaría hasta casi un siglo después, en el que quedaba
patente que se estaba volviendo paran i al ser el constante objeto de las bur-
las del poeta. Tampoco sentía gran simpatía p r helley, de quien decía que era
(85)N. de la T.: Juego de palabras fonérico. "Polly" es el dirninurivn del nombre femenino
Pollyanna, y "dolly" significa "rnuñequira".
74
un "tísico vergonzoso y tímido (... ) que, separado de su esposa, mantiene a las
dos hijas de Godwin, quien practica sus teorías [del amor libre]"(86).
La hermana de Shelley, Claire, se convirtió en la amante de Byron, y
durante el verano en que escribió EL Vampiro, Polidori retó a Shelley a un
duelo. El rebelde ateo se lo tomó a risa, pero Byron recogió el guante:
"Aunque Shelley tien reparos en cuanto a batirse, yo no tengo ninguno, y
estaré dispuesto, en cualquier momento, a ocupar su lugar"(87).
Al llegar septiembre Polidori ya no aguantaba más, pero Byron lo des-
pidió de su servicio antes de que él mismo pudiera hacerlo por propia decisión.
Se fue de Milán a Florencia, y luego a Pisa, desde donde regresó a Inglaterra,
y montó una consulta en Norwich por un breve periodo de tiempo.
En abril de 1819, publicó una versión extendida de su historia corta
El Vampiro en la New Monthly Magazine. Atribuida por error a Byron
(Coerhe llegó a decir de ella que era la mejor obra del poeta), apenas tuvo
éxito. Byron se puso furioso de que se le estuviera atribuyendo la autoría de
una obra de poca monta. "¡Condenado vampiro!", le rugió a su editor, John
Murray, "¿qué demonios sé yo de vampiros?"(88).
Como muchos de los asociados al rnito del vampiro, John Polidori
tuvo un final trágico. Vivía en una pensión en la calle Great Pulteney, en
Londres, sin salir apenas, y poco a po o flle perdiendo el jui i. o hallaron
muerto en su habitación el 27 de agosto de 1821. Tenía veinticinco años. Los
resultados de la investigación llevada a cabo fueron publicados el 11 de sep-
tiembre en el diario The Times, concluyendo que:
75
Mientras Lotuve como médico, siempre estaba hablando de inyectarse en vena ácido
prúsico, aceite de ámbar, de asfixiarse con carbón vegetaL,y de cómo preparar vene-
nos (...) Creo que La decepción fue La causa de este acto desesperado(89).
(89) The Diary ofJohn Polidori, cirado en Florescu, In earch of Frankenstein. pág. 131.
(90)Summers, The Vampire,pág. 294.
(91) Rosemary Herbert (editora principal), The Oxford Companion to Crime and Mystery Writing,
76
está impregnado de tristeza y catastrofismo, el mismo que empleaba la "escue-
la del cernenterio" fundada por el sacerdote escocés Robert Blair en esa misma
década. Con obras como Ef castillo de Otranto (The Castle ofOtranto), escrita
por Horace Walpole en 1764, o Melmoth el errabundo (Melmoth the
Wanderer), de Charles Marurin, que se publicó en 1823 (el mismo año en que
se estrenó en París Le Vampire), este género se volvió increíblemente popular.
En el contexto del tema central del presente libro, el término "gótico"
le va como anillo al dedo, por cuanto se refiere a esa época del Medievo con
la barbarie imperante, aunque los escritos de Walpole, Maturin y, sobre todo,
Anne Radcliffe, ambientados en la Europa del siglo XVI o XVII, muestran
una obsesión con la Inquisición y la corrupción de la Iglesia Católica. La
novela Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley, publicada en
1818, es uno de los pocos ejemplos del género que ha resistido el paso de los
años, aunque la mayoría de los críticos ven el Dracula de Stoker como un flo-
recimiento tardío de esta clase de literatura.
El elemento del terror presente en la novela gótica aparece tipificado
en el personaje Lord Rurhven de Polidori, en el Sir Francis Varney de Rymer,
y en el Conde Drácula de Stoker en el sentido de que "contrapone la inocen-
cia de las féminas de clase media con un personaje del pasado, aristocrático y
sensual, que ha vuelto para atormentar a los vivos (...)"(92).
Sin embargo, la corriente determinante para la consolidación de la figu-
ra del vampiro en la literatura sería el Movimiento Romántico de finales del
XVIII, y se pueden hallar ejemplos de ello en Inglaterra, Francia y Alemania.
Así, en Alemania nos encontramos con Ossenfeller, que escribió Der
Vampir en 1748, con Burger y su Lenore (nombre robado por Poe para uno
de sus relatos), de 1773, y con Goerhe y su poema La novia de Corinto (Die
Braut von Corinth), de 1797.
En Inglaterra, muchos de los grandes escritores de la época, y más aún
los poetas, escribieron obras de temática vampírica: Coleridge compuso el
poema Christabel; Shelley, Cenci, Keats en La víspera de Santa Inés (The Eve of
Saint Agnes) y La bella dama sin piedad (La Belle Dame sans Merci). También
está Thalaba, el destructor (Thalaba, the Destroyer)(1797), de Robert Southey:
77
Moath, de ánimo resuelto,
La orden sin dudar cumplió,
y atravesó con su Lanza al vampiro.
Éste cayó al suelo, aullando de dolor,
y el diabólico espíritu que en él moraba, lo abandonó.
(93) Citado en Leacherdale. Dracula: The NoveL and tbe Legend, pág. 128.
8
y tampoco omitir debo,
que en Transilvania hay una tribu
de gente peculiar que atribuye
sus extraños modosy vestidos,
que sorprenden tanto a sus vecinos,
al hecho de que suspadres es apanm
de una prisión bajo tierra,
en la que habían sido recluidos
hace mucho tiempo, y en gran número.
De Hamelín venían, de la tierra de Brünswick,
Pero del cómo y del porqué de ese traslado, nada saben.
79
CAPÍTULO IV
VAMPYR
81
papales en los tiempos de Vlad Tepe§. Como nota curiosa, decir que en 1885
la palabra inglesa "vamp" no significaba "vampiresa", como hoy día, en e! sen-
tido de una fimme fatale, sino que era e! término para designar e! empeine de!
calzado.
La figura de! vampiro aparece en la tradición folclórica de todo e!
mundo en los tiempos antes de Cristo, y ha sobrevivido incluso en aquellos
países en los que la Iglesia Católica ha tratado de suprimir las supersticiones.
En palabras de Montague Summers:
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No tenía motivos Voltaire para mo trarse tan sorprendido. El siglo
XVIn ha sido calificado como la era de la razón, pero también fue la época
en la que surgió la novela gótica, la Iglesia Católica aún hablaba del "fuego
del infierno", y en la que se produjeron supuestos sucesos paranormales,
como los de Cock Lane, Londres, y los de la parroquia de Samuel Wesley
en Epworrh, Lincolnshire. En Cock Lane, Clerkenwell, se habló de un fan-
tasma al que la gente bautizó como "Scratching Fanny" ("Fanny, la que
araña") por los ruidos que hacía, aunque en términos parapsicológicos se
hablaría de un poltergeisr, cuya actividad se centraba en torn a la pequ fia
Elizabeth Parsons, una niña de once años. El doctor Samuel Johnson formó
parre del "comité de caballeros" a los que se les encomendó llevar a cabo una
investigación al respecto. Los sucesos paranormales de la parroquia de
Lincolnshire se habían producido cincuenta años antes, y se trataba de una
actividad similar centrada en la hermana menor del futuro líder metodista
John Wesley. Aunque hoy día se considera que ambos casos fueron fraudes,
en aquel momento se consideraron como pruebas irrefutables de la existen-
cia del mal.
De igual modo, cuando Voltaire ya había alcanzado la edad adulta, los
eruditos Johann Zopfius y Karl von Dalen escribieron sobre los vampiros
como si en efecto fueran criaturas reales. Así hablaban de ellos en su tratado
Dissertatio de Vampyris Serviensibus (Disertación sobre Losvampiros serbios),
publicada en Halle en 1733:
83
Pero hay otro texto del iglo XV1II sobre vampiros aún más conoci-
do, publicado en 1746, cuyo autor es Agustín almet, un prolífico escritor,
monje de la orden benedictina: Traité sur Lesapparitions des esprits et sur Les
vampires ( Tratado sobre Lasapariciones de espíritus y sobre Losvampiros). En él,
habla de los "horribles ataques" de los vampiros, y describe los métodos tra-
dicionales para acabar con ellos. Contrariamente a lo que pudiera pensarse,
e a obra no se basaba en supersticione populares, sino en casos acaecidos en
su mayorra n la Europa del Este:
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de volar se asociaba en la Edad Media con la brujería, y miles de personas,
aterrorizadas por las torturas a las que fueron sometidas, "confesaron" haber
acudido volando al sabbat, una reunión de brujas con el diablo, montadas
en cabras, caballos y escobas. La mayoría de estas confesiones lógicamente
como hemos dicho no eran más que invenciones, Io que estas personas le
decían a los inquisidores para que dejaran de torturarlos, pero tienen sus
raíces en los estados de trance y éxtasis místico que se alcanzaban en las
sociedades ancestrales, por ejemplo, con la ayuda de plantas alucinógenas
como la cicuta.
Precisamente la raíz de cicuta, "cortada en la oscuridad de la noche",
es uno de los ingrediente que las brujas de Shakespeare arrojan a su calde-
ro mágico en la obra Macbeth. Si se ingiere, puede ser altamente tóxica,
pero si se tritura, haciéndose una pasta con ella, y se extiende sobre la piel,
actúa como un pod roso alucinógeno al pasar a la sangre a través de las
venas capilares.
En la Europa del Este, curiosamente el poder de meramorfosis de los
vampiros los une con los licántropos u hombres lobo. De hecho, según el fol-
elore ruso y ucraniano, los hombres lobo se convertían en vampiros si no eran
exorcizados. En palabras de Ian Woodward:
Es más, las implicaciones sexuales del mito y los colmillos son cornu-
nes a los vampiros y los hombres lobo, yen la Europa medieval y hasta prin-
(99) Ian Woodward, the Werewolf Delusion, Paddington Press, 1979, pág. 150.
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cipios de la edad moderna, no era inusual que se acusara a los violadores de
niños y a los asesinos en serie de licantropía, quizá por Io destrozados que
quedaban los cuerpos de sus víctimas.
El hecho de que la fascinación por el mito vampírico no ha muerto se
confirma por el éxito de la saga de libros de Anne Rice, sobre todo en su
América nativa, pero este auge también tiene tintes inquietantes. En 1993, el
Eventmental Ziliei, uno de los periódicos más leídos en Rumanía, aconsejaba
a sus lectores que fr taran con aj la ventanas y puertas de sus casas ante la
proximidad del día de San Andrés, el 30 de noviembre, para ahuyentar a los
hombre lobo y otras "criaturas de la noche". El diario inglés The Independent
se refirió a este hecho con bastante guasa, pero no hay constancia de que los
~
lectores del Eventmental Ziliei de Budapest se lo tomaran a risa.
Aún más revelador fue un incidente ocurrido en Stoke-on-Trenr en
enero de 1973. El agente de policía John Pye fue enviado al número 3 de la
urbanización de casas de estilo victoriano llamada The Villas, en el corazón
de la región de Inglaterra conocida como "the Potreries", a investigar la muer-
te de un tal Dernetrio Myicuiria, un inmigrante polaco de unos setenta años.
La gente anciana muere muchas veces sola en su casa, olvidada por sus ami-
gos y familiares, pero había algo extraño en aquella muerte. Pye advirtió al
iluminar el suelo del dormitorio con la luz de su linterna que había sal espar-
cida por toda la habitación, pero sobre todo alrededor de la cama del hom-
bre. También había una bolsa de sal entre sus piernas, y otra sobre su almo-
hada, y una serie de recipientes colocados en distintos lugares de la habitación
estaban llenos con una mezcla de sal y orina del fallecido.
En el curso de la investigación se dijo primero que Myicuiria e habí
ahogado con una cebolla en vinagre que se le había quedado atravesada en la
tráquea, pero en un examen más minucioso se descubrió que la supuesta
cebolla era un diente de ajo. Es por todos sabido que el ajo, la sal y el cruci-
fijo son los símbolos tradicionales para protegerse del mal, ya esta conclusión
llegó el forense:
Este hombre creía de verdad (...) Llevo muchos años trabajando como forense, ocu-
pándome de toda clase de casos,y he visto muchos tipos de depravación, y muchas cosas
absurdas, pero puedo imaginar Loque Leocurrió a este hombre. Había vivido rnomen-
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tos muy duros [Io había perdido todo durante la 2a Guerra Mundial] (...) estoycon-
vencido, después de la investigación que hemos llevado a cabo, de que este hombre
tenia verdaderopánico a los vampiros,y que no pretendla quitarse la vida(IOO).
Años después saltarían a los medios las historias que corrían sobre el
vampiro del cernenterio de Highgate, lugar donde están enterradas persona-
lidades de la alta sociedad, que en la época victoriana se distinguieron por su
grandeza o su bondad (aunque también está allí la de Karl Marx, a quien
muchos victorianos no consideraban precisarnent grande ni bueno).
Todo comenzó cuando la gente empezó decir que había visto a un
vampiro de unos dos metros merodeando entre las tumbas góticas de la parre
antigua del cementerio(IOI). tca de cien cazadores de vampiros bajo el
mando del Sumo Sacerdote de la Occulr Sociery ("sociedad ocultista"), David
Farrant, fueron en su busca. Toda aquella farsa acabó con la destrucción de
numerosas tumbas, y varios cadáveres atravesados con estacas de hierro. La
policía registró el apartamento de Farrant y encontraron en él crucifijos, sal y
muñeco de vudú. Lo acusaron de profanación de tumbas, "atentando contra
los sentimientos religiosos de la comunidad, la decencia y la moralidad"( I02).
Fartant se representó a sí mismo en el juicio, lo perdió yel juez lo condenó a
cinco años de cárcel.
Un suceso más reciente (acaecido en 2002), y mucho más preocupan-
te, fue el protagonizado por una pareja alemana, Manuela Ruda, de 23 años,
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y su marido David, que fueron declarados culpables de un asesinato ritual
vampírico. Durante las semanas que duró el juicio (en Bochum, una de las ciu-
dades industriales más importarires de Alemania), el testirnonio de los dos acu-
sados fue tan espantoso y gráfico que los hechos podrían haber sido sacados de
una moderna película "go re" de vampiros, y que, de haber sido un "penny dre-
adful" victoriano, no se habría publicado. La pareja, que había aprendido el
"arte" de la adoración al diablo y de chupar sangre en Escocia e Inglaterra, fue
al muelle con la cabeza afeitada y portando cadenas. En el juicio admitirían sin
ser coaccionados haber cometido el asesinato de que se les acusaba. Habían
matado a un hombre llamado Frank Haegen asestándole sesenta machetazos y
aplastándole el cráneo con una maza para después dibujar una estrella satáni-
ca en su pecho con una cuchilla. El fiscal, Dieter justinsky, resumió así la incre-
íble brutalidad del crimen:
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tos y con los lobos que habitaban los bosques europeos. Bram Stoker se ins-
piró en esta mitología cuando escribió la escena en la que el carruaje en el que
viaja Jonathan Harker avanza traqueteando por el paso de Borgo, camino del
castillo Drácula:
De pronto los lobos comenzaron a aullar, como si la luz de la luna tuviera un efec-
to peculiar sobre ellos. Los caballos se inquietaron y empezaron a encabritarse y a
mirar en todas direcciones haciendo rodar los ojos en sus órbitas de tal modo que
dolía verlos;pero aquellos terroríficosaullidos parecían venir de todas partes (...)
Es de esta antigua cultura y sus vínculos entre los muertos, los no-
muertos y los lobos de la que procede la figura del vampiro-licántropo de
Europa del E te. El nombre que se les da varía ligeramente: vukodlak en
Eslovenia, wilkolak en Polonia, varcolac en Rumanía, vurvolak en Albania ...,
pero el origen de todas estas palabras es el mismo, el vocablo eslavo velku
dlaka, que significa literalmente "piel de lobo".
También está la tradición clásica, que explica la obsesión de la Iglesia
Cristiana a finales del Medievo con los íncubos y los súcubos. Lamia, la reina
de Libia, era una de las muchas conquistas mortales de Zeus, y Hera, esposa
de éste, harta de sus constantes infidelidades, mató a los hijos de esa unión, y
con su magia convirtió a Lamia en una criatura horrenda. Ésta, enloquecida,
vagó desde entonces cada noche en busca de orros niños a los que matar.
En la tradición hebr a s convirtió en Lilith, la lechuza, que para los
babilonio era un espíritu de la noche, y en la primera mujer de Adán, para
pasar a ser, hacia el siglo XIII, una vampira. Así, en 1214, Gervasio de
Tilbury(l03) escribió en su obra Otia Imperalia que "la lamia turba el sueño
de los durmientes y los oprime con su peso" sentándose sobre su pecho con
la intención de matarlos de asfixia. Una explicación científica que podría
explicar esra superstición es la enfermedad con cida como "apnea del sueño",
en la que al durmiente literalmente se le corta la respiración hasta que la falta
Bolonia. Otia lmperalia fue una colección de curiosidades históricas y geográficas que escri-
bió para el emperador del acro Imperio, Otto rv.
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de oxígeno en los tejidos musculare les provoca tensión en el pecho, desper-
tándoles con una brusca boqueada. Dicha falta de oxígeno puede llegar a pro-
vocar alucinaciones y pesadillas, lo cual podría explicar la supuesta visita del
vampIro.
Sin embargo, en el pasado se desconocía esta enfermedad, y así,
Nicolás de Cusa(104), profesor de teología en la universidades de Praga y
Heidelberg a principios del siglo xv, creía que las lamias eran demonios con
apariencia de viejas (de ahí que se asociaran también con las brujas) que rap-
taban a niños y los asaban.
Después vendría la infame bula del Papa Inocencio V1II(l 05), Summis
desideratus affectibus, dictada el 9 de diciembre de 1484, que dio má peso a
la Inquisición, desatando así una ola de terror que acabó con la muerte de
miles de inocentes en roda Europa. El Papa escribió:
Han llegadoa Nos desde ciertaspartes del norte de Alemania noticias que Nos afli-
gen profundamente (...) acerca de cómo muchas personas de ambos sexos,poniendo
en peligro su salvación y desviándose del camino de la fe católica, se han abando-
nado a demonios, íncubos y súcubos (... )(106).
90
hijos, Henry Kramer y James Sprenger"(l07), desplegaron todas sus malas
artes para sembrar más agitación. Ocho años después de la mu rte de Vlad
Tepes escribieron entre ambos Malleus MaLeficarum (Ef martillo de Lasbrujas),
libro cuyas mentiras fueron aceptadas como verdad por la asustadiza y crédu-
1(3. sociedad de la época de la Reforma y la Contrarreforma(l08).
Aunque la persecución de brujas del siglo XVI se produjo sobre todo
en el oeste de Europa, no llegando más al este que a Nuremberg, los concep-
tos de íncubo y súcubo e tán muy relacionados con la creencia de la Europa
del Este en los vampiros. "Íncubo", en latín, significa "tumbars obre", y esto
es precisamente lo que se suponía qu hacían los demonio nocturnos. Se los
asociaba con los "familiares", los agentes del diablo, riaturas que se meta-
morfoseaban y se alimentaban de la sangre de las brujas, y también con el
oncepto de "pesadilla", demonios que se empleaban para explicar la sexuali-
ad latente en las personas, o incluso las eyaculaciones nocturnas. William
Caxton describe así las actividades de estos seres en su obra Chronicle:
(l07) Heinrich Kramer era un fraile dominicano de la Alsacia que acruó como inquisidor de la
se produjo la muerte de Vlad Drácula. James Sprenger nació en Basilea y fue profesor de
Teología en la Universidad de olonia, adem. ~ dé UI1 in amable viajero que recorrió toda
(108)Resulta bastante alarrnanre que e! ocultista Montague Summers, que escribiera con tanta
erudición sobre los vampiros a finales de la década de 1920,se sintiera impresionado por
este espantoso libro, y llegara a decir que era una obra "de notoria credibilidad" (Summers,
The Vampire, pág. 165). En términos de su influencia negativa, Malleus maleficarum podría
compararse con el Mein Kampfde Hitler, era una auténtica biblia de! terror.
(109)Citado en Rossell Robbins, The Encycfopediaof Witchcraft and Demonology, Peter evilI,
91
El filósofo y fraile Francisco María Guazzo(J 10), un experimentado
juez en procesos por brujería, escribió en 1608 Compendium MaLeficarum
(ManuaL sobre Lasbrujas), en el que dice:
Sin embargo, si se da el caso de que nazca un niño del coito con un demonio, no
puede decirseque haya sido concebido con semen emitido por éste, ni procedente del
cuerpo cuya forma haya asumido, sino que ha sido tomado de un hombre con ese
propósito, ya que el mismo demonio que actúa como súcubo con un hombre, actúa
como íncubo con una mujer.
(110)Guazzo fue un fraile católico que actuó como asesor en los procesos por brujería que se llevaron
a cabo en distintas ciudades de Alemania Yel orte de Italia a principios del siglo XVII. De lU\a
credulidad pasmosa, se tragaba Io que le contaran. Por ejemplo, llegó a asegurar que un b l~a
había dejado preñada a una vaca. El vástago presuntamente nacido de dicha unión, dij , fué:
educado en los principios del cristianismo, pero se alimentaba de hierba, iY hasta rumiaba! Para
Guazzo Y su absurda concepción del orden de las cosas, Martín Lutero era el hijo del diablo.
(l l l ) Robbins, Tbe Encyclopedia ofWitchcrafi and Demonology, pág. 254.
(l12) Tomás de Aquino (1224-1274)fue un benedieec formado en la Universidad de Napoles.
Canonizado en 1323,su escritos tuvieron una enorme influencia en la Iglesia Católica del
92
El íncubo no es con frecuencia más que una quimera, que carece de más base que )
un sueño; es un delirio producto de La imaginación, y a menudo incluso La inven-
ción de una mujer (... ) Para ocultar su pecado, una mujer, una joven, o una monja
sólo de nombre, todas ellas libertinas que fingen ser damas virtuosas, encubrirán a
su amante diciendo que un íncubo Lasacosa(113).
De entre todos los misterios que existen, el mayor y más intrigante es el de Lafigura del
vampiro, que, independientemente de cuálfuera su estatus social en vida, pasa al morir
en el sentido flsico y convertirse en inmortal; en La expresión más exaltada de La eroto-
manía sádica. El vampiro encarna el uinculo entre La vida y La muerte, ya que, a tra-
7
vés de él; La muerte invade el terreno de Lafunción reproductiva, propia de los vivos.
Las pruebas acumuladas para intentar demostrar su existencia no han contribuido ni
un ápice a La comprensión de este muo, y La verdad es que, a pesar de todos los esfuer-
zos, sigue siendo un jeroglífico indescifrable en el Lenguaje de lo desconocido(l15).
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Sin embargo, en este libro nos ceñiremos únicamente a las razas que se cir-
cunscriben a las regione relacionadas de un modo u otro con Vlad '[epes.
Así, al sur del Danubio, donde Vlad Tepes llevó a cabo diversas incur-
siones contra los turcos en el verano de 1462, el folclore serbio habla del dham-
p ir, el nacido de la unión entre un vampiro y una mujer humana. Con la habi-
lidad psíquica de detectar a los vampiros, el dhampir con frecuencia
desempeñaba la función de kresniki, individuos nacidos con la cabeza cubierta
por una membrana blanca que indicaba el poder que tenían para hacer el bien
en el mundo. El Profesor Van Helsing de Bram Stoker representa este papel,
aunque en vez de tener habilidades paranormales como estos personajes del fol-
clore serbio, contaba con sus conocimientos científicos para derrotar a Drácula.
Este personaje dice en la novela: « e lo conoce [al vampiro] en todos los luga~
res habitados por el hombre. Ha seguido la estela de los berserker islandeses, de
los malditos hunos, de los eslavos, los sajones, los magiares (...)"(117).
El dhampir serbio es una figura equivalente al de las mujeres sabias en
determinadas regiones del oeste de Europa, las devotas de la magia blanca cuyas
habilidades para proteger a las personas del mal eran muy apreciadas, yen Serbia
estas actividades esotéricas han sobrevivido hasta finales de la década de 1950.
En la Rumanía natal de Drácula encontramos al dschuma, una mujer
vieja y fea que se decía merodeaba por las noches, y presagiaba la llegada de
una epidemia de cólera. Iba desnuda y aullaba, como la bean-sidbe de la mito-
logía gaélica irlandesa que tan bien conocía Stoker, y sólo podía ser aplacada
con la ofrenda de una camisa roja que debía ser confeccionada por siete ancia-
nas por la noche y en silencio. Una vez terminada, se colgaría arites del ama-
necer para que la dschuma la recogiera.
En Bulgaria, el primer territorio a la otra orilla del Bósforo que inva-
dieron los turcos otomanos en su expansión hacia el Oeste, tenemos al krvoi-
jac. Se trataba de personas que, tras morir y ser enterradas, se libraban de su
encierro al cabo de cuarenta días, doradas de poderes mágicos, y recorrían los
pueblos por la noche en busca de sangre.
En el folclore bosnio, por otra parte, hay una variante del vampiro que
recibe el nombre de vampir, y que s creía que se volvía activo sobre todo duran-
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Es posible que éste fuera el vampiro sobre el que escri-
te las epidemias de tifus.
biera Byron en su poema ELGiaour, ya que estos vampir eran fallecidos que vol-
vían de la tumba para beber la sangre de sus esposas y mantener relaciones con
ellas. En Bosnia la creencia en el vampiro estaba muy arraigada sobre todo entre
los gitanos, ya fueran de religión cristiana ortodoxa o musulmana. Nigel Jackson
comenta en su libro qu en muchas regiones de la zona de los Balcanes el geno-
cidio étnico y la guerra se han combinado recientemente para destruir muchos
de los antiguos mitos. Sin duda han sido reemplazados por otros nuevos.
Más al Oeste, en Hungría, cuyos reyes János Hunyadi y Matías
Corvino trataron de dejar su huella en la Valaquia de Vlad Tepes, la variante
del vampiro es el llamado kiderc nadaLy. Para acabar con ello había que
emplear un método inusual: atrave ries una de las sienes con un clavo.
Yendo al Sur, llegamos a Albania, donde, en tiempos del Empalador,
el gran Skanderbeg logró mantener a raya a los turcos. Allí el vampiro se
conocía con el nombre de Liougato kuLkutha. El alemán J.G. von Hann con-
taba en su diario de viaje ALbanische Stuckein de 18 4 que los Nougat eran
"turcos muertos con larguÍsimas uñas que, envueltos en u mortajas, devora-
ban lo que encontraban a su paso y estrangulaban a los hombres(l18).
También había una creencia muy extendida entre los gitanos eslavos que decía
que el enemigo de los Liougatera ellobo, y que una herida uya podía er fatal
para éstas criaturas, acabando así con sus merodeos nocturnos.
En la Rumania cl 11 p § la mitología se refiere a los moronii, unos vam-
piros que no sólo trataban de robarle a los vivos la sangre, la juventud y la belle-
za, sino que también iban detrás de las gallinas y las abejas (los Cárpatos son famo-
sos por su miel). Extrañamente humanos y muy parecidos al concepto de bruja
del oeste de Europa, se reunían en aquelarres y llevaban a cabo orgías necrofílicas
en los emen t rios. Eran capaces de cambiar de forma y tenían poder sobre los
animales y e! clima, facultad que también se atribuía a las brujas en e! oeste de
Europa. Eran fácilmente reconocibles por sus pies en forma de patas de gallina.
Una variante de! vampiro en e! principado de Valaquia era e! murony,
capaz también de metamorfosearse, generalmente en un sapo, un gato, una
araña, un galgo o un mosquito. La apariencia física que tenían cuando estaban
95
descansando en su tumba era verdaderamenre repugnante, y sería algo parecido
a cómo recreó Murnau a Orlock en su película Nosferatu: las uñas eran largas,
y de sus ojos, orejas y nariz chorreaba sangre. El único mérodo para acabar con
ellos era atravesarles la frenre con una estaca de hierro o de espino albar.
Endémicos de Transilvania, "la tierra más allá de los bosques", era el nos-
ferat (plural - nosferatu). El folclorista Heinrich von Wlislocki describió a esra
criatura así hace un siglo:
El nosferat no sólo chupa la sangre a los durmientes, sino que también puede actuar
como un íncubo o un súcubo. Es el vástago nacido muerto y bastardo de dos personas
que también son ilegítimas. Apenas se le ha dado sepultura cuando cobra vida y aban-
dona su tumba para no regesarjamás a ella. Visita a la gente de noche bajo la forma de
un gato negro, un perro negro, un escarabajo, una mariposa, o incluso una brizna
de paja. Cuando es de sexo masculino visita a las mujeres; cuando es de sexofemeni-
no, a los hombres. Si su víctima es una persona joven, la induce al desenfreno hasta
lograr que muera de cansancio (...) Ocurre a menudo que las mujeres a las que deja
embarazadas dan a luz a horrendos niños con el cuerpo cubierto de vello, que se aca-
ban convirtiendo en brujas, normalmente en moronii. El nosferat sepuede aparecer
también a un novio o una novia, haciéndolos a éLimpotente, y a ella estéril.
Rumanía parece haber sido además el país de Europa del Este donde
más arraigada ha estado hasta hace poco la creencia en la existencia de l
vampiros. En 1845, cuando los cuenros populares estaban empezando a ree -
pilarse e imprimirse, A. y A. Schorr destacó la tradición de la piel de lobo peJ-
sonalizada por el prikolitsch, un humano que atacaba a animales dornéstic
bajo la apariencia de un perro negro. Curiosamenre hallamos ecos de esra
criatura en el folclore del oeste de Europa: el barguest en el que se inspir
Sroker para u n vela Dracula, el Shriker, yel Shuck negro(119).
(119) El "barguesf' es un perro negro de! folclore de Yorkshire.Se dice que tenia enorme ojos reful-
gentes, y que era un presagiode muerte para quien lo viera. "Shrikd' es e! nombre que se le daba
a una criatura que se deda habitaba toda la región de los Peninos, en el condado de Lancashire
mientras que e! "shack" es la variante de EasrAnglia. Alien Animals, de Janet y Colin Bord, BCA,
1981, ofrece una fascinante relación de las apariciones de estos canes mitológicos.
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Los streghoi de Valaquia y los strigoii de otras part de Rumanía tie-
nen similitudes con la Lamia de las mitologías griega y romana. Sus víctimas
preferidas eran los bebés, a los que atacaban en sus cunas. Eran una especie
de vampiros-chamanes, con el cabello pelirrojo y los ojos azules(l20) y nacían
con una membrana recubriendo su cabeza. Se creía que cuando estaban des-
cansando en sus tumbas lo hacían con los ojos abiertos, y que podían adop-
tar la forma de fuegos fatuos (e ta lu aparecen en las mitologías de civili-
zaciones de todo el mundo(l21)) que flotaban sobre el suelo de los
cementerios y los bosques. Su nombre significa «lechuza", un ave que siem-
pre se ha relacionado con la magia y las ciencias ocultas, y parece que provie-
ne del latín stryx, que tiene ese mismo signiflcado(l22). Seguramente la pala-
bra se introdujo durante la ocupación del territorio por el ejército romano
bajo el mandato del emperador Trajano, es decir, durante las dos invasiones
que extendieron el imperio romano en el siglo L
Pero, sin duda, la raza má aterradora de los vampiros rumanos era el
uarcolac, el «piel de lobo". Así Io describe el erudito rumano G.F. Ciausanu:
egún la tradición, los uarcolaci eran las almas de los niños sin bauti-
zar, y podían tomar la forma de perros, lobos o dragones (drakul en rumano).
(120) Curiosamente Bela Lugosi tenía los ojos azules. El director de DrácuLa lograba un efecto
(I21) Un fascinante y reciente ejemplo es el fenómeno conocido como" Foofighter!', unas luces
que los pilotos de combare aseguraban ver duranre la 2a uerra Mundial mientras volaban,
y a las que no se les ha podido dar explicación. Para más detalles, véase: Nick Pope y Mei
(122) . de la T.: En la amigua Roma se creía que las lechuzas atacaban a los niños pequeños para
alimentarse de su sangre.
(123) itado en Nigel Jackson, Compleat Vampyre.
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El Profesor Cyprien Robert aseguraba que:
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doto contra la mordedura de serpiente. Y, más curioso aún, quince siglos más
tarde, el mago alemán Heinrich Cornelius Agrippa aseguró que servía para
evitar ... ¡el ataque de una pantera!(l26)
En Rumanía, al igual que en otras partes de Europa del Este, se ponía
ajo en los ataúdes, ya menudo se le metían varios dientes en la boca al difun-
to para evitar que se convirtiera en vampiro.
Existían también elaborados rituales que se ponían en práctica en el
caso de que se sospechara que, a pesar de las precauciones tomadas, el falleci-
do se había convertido en vampiro. Uno de ellos era hacer que un chico o chica
virgen montara un caballo blanco o negro, también virgen, por el cementerio.
Si al aproximarse a la tumba en cuestión el animal vacilaba o se negaba a acer-
carse más, se consideraba que era una prueba concluyente, y se procedía a
exhumar el cadáver. Lo que se hacía a continuación le será familiar a cualquiera
que haya visto una película de vampiros: había que atravesarle al vampiro el
corazón con una estaca. Pero, ¿de qué material debía ser la estaca? Un viajero
inglés del siglo XIV llamado Sir John Mandeville( 127)escribía esto:
Atribúyesele un poder tan grande al espino albar que, a quien llevare consigo una
de sus ramas, los rayosde las tormentas no le dañarán, y entrar no podrá espíritu
maligno alguno en la casa en la que se halle( 128).
El espino albar era por tanto la madera perfecta con la que fabricar
una estaca para matar a un vampiro, pero debía hacerse con un solo golpe,
que tienen los vampiros de rnerarnorfosearse es el hecho de que Agrippa tuviera un perro
(127)John Mandeville (probablemente un pseudónimo) escribió The Voyageand Travels ofSir John
Mandeuille, Knight, en 1366.Se cree que el autor era un médico francés llamado Jehan de
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ya que más de uno despertaría al monstruo. Este ritual de la estaca era muy
importante, y es un tema recurrente en la historia de Vlad Tepes. En
Transilvania se conocía este ritual por el nombre de la "Gran Reparación",
y hay en él ecos de la simbólica lucha entre San Jorge y el dragón, que en el
arte medieval se representa con el santo ataviado con una armadura y atra-
vesando con su lanza el pecho del dragón. Esta historia constituye desde
luego un punto de encuentro interesante entre las creencias cristianas y
paganas por sus similitudes y su ignificado, pero además es curioso que la
víspera de la festividad de San Jorge, que se celebra el 23 de abril, fuera tam-
bién una fecha en la que en Europa del Este la gente tomara precauciones
para protegerse del mal.
Ahondaremos en el mito del dragón más adelante, pero me gustaría
destacar aquí que es un símbolo del mal, y también de todo lo ancestral y ate-
rrador. San Jorge provenía de Capadocia, la moderna Turquía, y fue ejecuta-
do por orden del emperador Diocleciano el 23 de abril del año 303 d.C. Esta
fecha es digamos la "oficial", aunque no es la única que se ha hallado en tex-
tos antiguos, y tampoco están elaras las causas por las que fue ejecutado, pero
sí podemos decir que la figura del santo es equiparable a la de los kresniki, los
cazadores de vampiros del folclore de la Europa del Este, el mismo papel que
desempeña el Profesor Van Helsing en la novela de Stoker, quien describe en
su diario el momento de la destrucción de las tres vampiras que habitan en el
castillo Drácula:
¡Oh, John, amigo mío, era un trabajo de carnicero.'Si no me hubiera dado valor el
pensar en otrosque habían muerto, y en los vivos sobrelosque podrían pesar las con-
secuenciasde mi miedo, no habría podido continuar. No cesode temblar todavía, a
pesar de que ya ha pasado todo, y aún le estoydando gracias a Dios de que no me
traicionaran los nervios. De no haber visto esa expresiónde alivio y gratitud exten-
dersepor el rostro de la primera vampira antes de que comenzara a desintegrarse,
prueba de que su alma había sido liberada, no habría podido concluir aquella car-
nicería. No habría podido soportar el horrible chirrido de la estacaal penetrar, verla
retorcerse,ni tampoco la visión de aquella espuma sanguinolenta que se desbordó
sobre sus labios. (...) apenas había cortado con mi cuchillo la cabeza de todas ellas,
cuando loscuerposcomenzaron a desintegrarsehasta convertirseen elpolvo que todos
100
somos, como si la muerte, que debía haberles sobrevenido siglos atrás, se hubiera pre-
sentado de repente, proclamando con voz firme: ';'Heme aqui!"( 129).
101
Doce de ellos no se habían descompuesto, como cabría esperar, y
según el informe de los oficiales médicos, se hallaban "sin duda alguna, en
estado vampirizado"(l30). Por cierto que uno de los motivos por los que
supuestamente se podía producir la vampirización de un cadáver era que el
fallecido hubiera sido excomulgado por la Iglesia Ortodoxa. Así se expresa en
el rito mediante el cual se realizaba la excomunión: "Tu lugar estará con el
diablo y el traidor Judas, y tu cuerpo no se convertirá en cenizas, sino que per-
manecerá incorruptible, como la piedra y el acero"(13l).
Otros médicos aseguraron que el vampirismo estaba extendiéndose
"como la peste por Salvia y Valaquia (...) causando numerosas muertes, sernbran-
do el miedo entre la población, y haciendo que ya nadie se sienta seguro"(132).
Farson cita asimismo un buen número de casos acaecidos en la región
de Belgrado en la década de 1730, incluidos varios en los que los vampiros
atacaban exclusivamente a los que habían sido miembros de su propia fami-
lia. Por ejemplo, en lo que hoyes Croacia, un vampiro mató a su hermano y
a tres sobrinas. El grupo de personas que las autoridades envió para investigar
los hechos tenía más parecido con los inquisidores de la Iglesia atólica que
con el docto Profesor Van Helsing de Stoker, Había entre ellos un fiscal, ofi-
ciales militares, y funcionarios civiles, y su proceder no fue nada refinado.
Fueron al lugar donde se hallaba la tumba del supuesto vampiro, y le corta-
ron la cabeza con un hacha arires de volver a enterrar el cadáver. .. en cal viva.
En otro caso, reportado al Consejo Imperial de Guerra en Viena,
Arnold Paole (el apellido probablem nt sería "Pave!" y no "Paole"), un sol-
dado húngaro perdió la vida en un accidente, y treinta días después de ser
enterrado regre 6 de la tumba y atacó a cuatro personas "tal y como lo hacen
los vampiros". uando se exhumó el cadáver, según el oficial médico, Johann
Fluckinger, "mostraba todos los signos de ser un vampiro: "el cabello, las uñas
y la barba estaban muy crecidos, y tenía las venas llenas de sangre líquida que
salpicó toda la mortaja"(133). Se quemó el cadáver de Paole, pero, dado que
102
había atacado a animales y humanos en su sed de sangre, el brote epidémico
resurgió a los cinco años, con el contagio asociado a la "subespecie",
La Iglesia Católica no ofreció ayuda alguna. Mientras que el Papa
Inocencio VIII había dado orden en la década de 1480 de que se actuase para
destuir a los elementales anticristianos, los íncubos y los súcubos, su sucesor
a mediados del siglo XV1II, Clemente XII, creía que el vampirismo era sólo
una superstición. in embargo, para curarse en salud, el Vaticano recomen-
daba exhumar y quemar a los supuestos vampiros.
Sinónimo del vampirismo asociado al Conde Drácula nos encontra-
mos con el simbolismo del murciélago, aunque el murciélago (des-
vampiro
modus rotundus) es originario de Centroamérica y Sudamérica, y no existe en
ningún lugar de Europa. Este animal fue bautizado con el nombre de "vam-
piro" por los conquistadores españoles en el siglo XV1 (aparece en el Sumario -:
de la historia natural de las Indias de 1526), obviamente por la similitud con
el vampiro del folclore. Se alimen ta d la sangre de los mamíferos, principal-
mente ganado, aunque cada año se registran una docena de casos de morde-
duras en seres humanos.
La única referencia de vampirismo que he podido hallar en la mitolo-
gía de España es ellobombre, literalmente "hombre-lobo", de los Pirineos y las
Montañas Cántabras. Se trataba de un ser humano que se convertía en licán-
tropo al beber en manantiales mágicos o al comer cierras flores.
El murciélago vampiro, por otra parte, fue catalogado por primera vez
por el naturalista francés Buffon en su obra Histoire Naturelle, de 1749, en la
que aseguraba que este animal sí aracaba con frecuencia a los humanos. La
tradición vampírica en la Francia nativa de naturalista está vinculada con el
loup-garou, el hombre lobo, pero es significativo que la Europa de la época en
la que Buffon escribió su obra estuviera siendo azotada por una de las epide-
mias vampíricas a las que he hecho referencia.
¿Cuál era la causa de estas peculiares epidemias? Podríamos dar algu-
nas explicaciones racionales, pero hay que rener en cuenta que estamos
hablando de sociedades supersticiosas, en las que la mayor parte de la pobla-
ción era analfabeta, y en las que la voz de la lógica seguía todavía siendo igno-
rada. Un buen número de personajes destacados del siglo XV1II se pronun-
ciaron, sin embargo, sobre esta situación. Por ejemplo, el arzobispo Giuseppe
103
Davanzati escribió en 1744 una obra llamada Dissertazione sopre i vampiri
(Disertación sobre fos vampiros), en la cual aseguraba que aquella epidemia no
era más que producto de la imaginación popular. En contraste con el culto y
elegante Conde Drácula de la novela que Stoker escribiría en la década de
1890, Davanzati comentaba que en los casos de vampirismo que se daban, los
vampiros jamás eran "erudito[s], filósofo]s], teólogo]s], terrateniente]s] u
obispo]s]", sino siempre "plebeyos de la más baja cuna". Y decía que los que
creían en ellos eran "los idiotas y los ignorantes"(134).
Voltaire, como siempre, era aún más mordaz:
104
en el oeste de Irlanda una terrible epidemia de cólera que llegó al condado de
Sligo, de donde era originaria su madre, Charlotte. Logró sobrevivir a aque-
llo, pero su casa fue atacada por saqueadores a los que la epidemia había lle-
vado al hambre y la desesperación. Además, horribles historias acerca de páli-
dos cadáveres, regiones azotadas por el pánico y disparatados relatos de
canibalismo fueron parte de la infancia de Bram Stoker durante la hambruna
de 1840.
La frecuencia de estas enfermedades en la Europa del Este de los siglos
XVII y XVIII puede igualmente explicar las supuestas epidemias vampíricas.
La tuberculosis provoca pérdida de peso y cansancio extremo, síntomas aso-
ciados con las víctimas de los vampiros; y el hecho de escupir sangre al toser
por una infección en los pulmones habla por sí mi mo. Del mismo modo, el
cólera causaba pérdida de peso y deshidratación, mientras que la rabia (con
sus ecos obvios de los "piel de lobo" y la licantropía) provoca convulsiones,
problemas respiratorios y miedo al agua (en algunas regiones se creía que los
vampiros no se atrevían a cruzar por donde había agua). Con otras enferme-
dades más raras, aunque no conra iosas, ocurría que eran tan enigmáticas
para el pueblo llano, que trataban de darles explicación mediante creencias
igualmente supersticiosas. Por ejemplo, la sensibilidad a la luz de los albinos
y los afectados de porfiria daría lugar al concepto del temor de los vampiros
al sol(136).De igual modo, la porfiria impide que el cuerpo metabolice el hie-
rro, lo que supuestamente explicaría el ansia de sangre de los vampiros, ya que
la sangre contiene este mineral. Curiosamente, entre las propiedades "mági-
cas" del ajo se cuenta la de descomponer los glóbulos viejos, recobrando así el
hierro necesario para el cuerpo. Por otra parte, la anemia perniciosa provoca
también una necesidad perentoria de sangre y hace que la piel se arrugue.
Tony Thorne juega además con la hipótesis de que algunos de los sín-
tomas del vampirismo, como la fatiga extrema, el letargo e incluso la parál i-
(136) Christopher Frayling apunta, sin embargo, a que el temor de los vampiros a la luz del sol fue
un invento de Stoker para su novela, al igual que es probable que la historia de que hubiera
ceses se haya difundido como cierta y fuera sólo una invención de Charles Dickens para su
105
sis, pueden ser el resultado de una fuerte conmoción al sufrir la pérdida de un
ser querido, o del trauma de una guerra o de una epidemia mortal. También
argumenta de modo convincente que no tiene nada de extraordinario el siglo
XVIII en cuanto a la causa o el efecto de la supuesta epidemia de vampiris-
mo, sino que fue sencillamente una época que vio el comienzo de un impor-
tante proceso de alfabetización, y quizá también la aparición de un recién des-
cubierto interés en lo desconocido.
Otro fenómeno que pudiera explicar estos brotes de vampirismo es el
antiquísimo problema del enterramiento 1885, años arites de
prematuro. En
que se publicara la novela de Stoker, la revista de medicina británica British
Medica! Journal admitió que "es cierto que ningún signo, a excepción de la
putrefacción, puede tomarse como infalible para certificar una defun-
ción"(137). De hecho, aun hoy día los científicos siguen discutiendo en torno
al concepto de "muerte cerebral". Por deprimente que pueda resultar para
quienes tienen fe en la ciencia médica, Jessica Sachs, una experta en la mate-
ria, asegura que estamos "muy lejos" de poder pronunciarnos hoy día con más
precisión sobre el momento de la muerte que en siglos pasados(138). Ahora
somos capaces de mantener las constantes vitales de la gente durante años gra-
cias a sofisticadas máquinas, yeso ha hecho que se difumine todavía más la
línea entre la vida y la muerte. Edgar Allan Poe sacó provecho del miedo al
enterramiento prematuro en varios de sus relatos corros de la década de 1840,
y en 1851 el Doctor Herb rt Mayo, profesor de Anatomía y Fisología en el
King's College de Londres, escribió que:
106
La enfermedad con ida e mo "catalepsia" podía ser fácilmente con-
fundida con la muerte, ya que el cuerpo se qu da inmóvil, yel pulso y los lati-
dos del corazón se vuelven casi imperceptibles. En esas circunstancias, es más
que probable que se enterraran vivas a un número indeterminado de perso-
nas, sobre todo en las épocas de epidemias, en las que había que enterrar a la
gente rápidamente para evitar que se propagara el contagio. Según Montague
Summers, se contabilizó que en EE.
la década de 1900 se daba y se
,Il
107
extendieron descontroladamente. De igual manera, la lucha entre las iglesias
Católica y Ortodoxa provocaron una verdadera anarquía en las zonas donde
ambas competían por las almas de la gente. La caída de Bizancio en 1453, en
cierto modo en proporción con el ataque de Martín Lutero a Roma(l41),
había hecho que la sede del poder religioso se trasladase hacia el norte, a
Moscú, y este choque entre las iglesias cristianas generó confusión, odio e
intolerancia; y la zona parachoques, dividida entre ambas, fue precisamente
Transilvania.
Allí, a finales del siglo xv, Vlad Tepes gobernó como príncipe duran-
te tres periodos distintos. Probablem nt ría tan supermclOso como su pue-
blo, que creía que las montañas estaban håbiradas por seres maléficos. Haría
falta la inventiva literaria de Bram Stoker para convertir al hombre en el vam-
piro, pero hacia el siglo XIX, las historias terroríficas acerca del que fuera
autor de tantas matanzas estaban ya más que arraigadas en la Europa del Este,
y especialmente en Transilvania, "la tierra más allá de los bosques".
(141)Martín Lutero lanzó su ataque en 1517cuando clavó sus famosas noventa y cinco tesis en
108
CAPÍTULOV
EL PUEBLO DE DRÁCULA
109
Trajano había nacido en S villa unos veinte año después de la cruci-
fixión de Cristo, se distinguió con honores en la batallas de conquista en
Partia y Germania, fue nombrado cónsul en el año 91, y en el 98 sucedió a
su colega, el emperador electo Marco Nerva. En aquel momento contaba cin-
cuenta y cuatro años, y con leal y bondadoso pero impla-
u carácc r dire r !
cable se ganó al pueblo. Era además un hombre muy activo, que no sólo cruzó
a remo el Danubio en una ocasión, sino que también atravesó a nado el
Éufrates ... ja los sesenta años!
Su objetivo al encargar la facrura de aquella columna y al acometer la
campaña que en ella se representa era simplemente hacer de Roma la mayor
potencia mundial, y el único modo de lograrlo era someter a las naciones más
débiles. Este proceder se repetiría catorce siglos después, cuando el sultán oto-
mano Mehmed II abrigó ambiciones similares, y una de las naciones a las que
quiso someter fue una de las que ya en su momento sometiera Trajano: la
Dacia, que en el Medievo se había convertido en el principado de Valaquia.
Allí la única constante en la vida de sus habitanres era la guerra.
Las primeras gente que se sabe habitaron la que luego sería pro-
vincia romana eran las tribus de los getas y los dacios, ambas procedente
de Tracia. El filósofo bizco Strabo, cuya obra Geograph ica, de diecisiete
volúmenes, escrita en tiempos de Cristo, ha llegado a nuestros días, decía
en ella que los getas vivían en las llanuras del Danubio, mientras que los
dacios ocupaban unas tierras más al norte, en la región transilvana de
los Cárpatos.
Una de las fuentes que citaba Strabo en su obra, muchas de las cuales
por desgra ia se 11·n perdid l era l hi t riader griego Herodoto, el "padre de
la historia", que había recorrido kilómetros y kilómetros yendo en dirección
norte desde su lugar de nacimiento, en Helicarnaso. Decía de los dacios que
eran "el pueblo más valiente y cumplidor de la ley de entre los tracios"(142)
aunque decía que los tracios en general eran "una gente mezquina y corta de
entendimiento", y menciona también a su dios, Zalmoxis, dios del cielo y
de los muertos. El primer gobernante de los dacios del que se tiene corioci-
(142) Herodotus vol.Z, trad. A.D. odley, citado en Kun W. Trep to w, Vlad IJI: Dracula, Centro
de Estudios Rumanos, lasi, Rumanía, 2000, pág. 21.
110
miento es un jefe tribal, como lo fueron Caractaco en Britania o Vercingetorix
en la Galia, de nombre Burebista, que murió unos cuarenta años arices del
nacimiento de Cristo.
Cuando Trajano comenzó la conquista de la Dacia Meridional (Dacia
Inferior) en el añ 101 d.C. arites de marchar sobre la Dacia Septentrional
(Dacia Superior), las legiones romanas no tenían rival en toda Europa. Aun
así, los guerreros de las tribus dacias, vestidos con pieles de lobo y portando
sus estandartes con forma de cabeza de lobo, lucharon hasta las últimas con-
secuencias y la campaña se alargó cinco años. Al igual que las distintas tribus
celtas más al oeste, los dacios jugaban a una única carta: cargar en batalla a la
carrera y haciendo el mayor ruido posible con la esperanza de que con ese
avance temerario sembrara el terror entre sus enemigos y los desconcertara,
haciéndolos huir. Sin embargo, las tropas romanas habían sido entrenadas
para mantenerse firmes en su posición, tras una compacta línea de escudos, y
se les había enseñado que las batallas se ganan mostrando firmeza ante el
adversario.
Es probable que los dacios, como los celtas, cortaran la cabeza a sus
enemigos a modo de trofeo, pero también es posible que el acto tuviera un
simbolismo chamánico y espiritual. No es una casualidad que en el folclore
de la región se dijera que debía cortarse la cabeza a un vampiro para acabar
con él, y tampoco que le cortaran la cabeza a Vlad Tepes para enviársela al
palacio del sultán en Constantinopla.
Al igual que muchos otros jefes tribales que se vieron sometidos por
los romanos, el rey dacio Decibalus, que gobernó entre e! año 87 y e! año
106, prefirió matarse ingiriendo un veneno arires que verse humillado por
los romanos, encadenado y arrastrado por las calles de la capital de! imperio.
La ocupación romana dejó su marca en la Dacia durante dos mil
años. La moderna Rumanía no sólo tomó su nombre de las legiones de
Trajano, de los veteranos de guerra que se instalaron allí y se fundieron con
los conquistados mediante matrimonios mixtos, sino que su idioma, e!
rumano, tiene raíces latinas, contrastando fuertemente con las lenguas esla-
vas de los estados que la rodean. El cosmopolita y viajado erudito Eneo
Silvio Piccolomini, que sería elegido Papa con el nombre de Pío II durante
el reinado de Drácula, escribió que "estás gentes hablan una lengua deriva-
111
da delladn, pero se ha desvirtuado tanto que es muy difícil que alguien pro-
cedente de Italia la comprenda"(143).
A pesar de que, movidos por un romanticismo incurable, algunos ruma-
nos de hoy día insisten en su descendencia directa de personajes destacados de
las legiones, es un hecho que la Dacia no se quedó aislada después de convertir-
se en provincia romana, por mucho que se encontrara dentro de "la herradura
de los Cárpatos'', como Sroker llamara a aquel territorio. El autor anónimo de la
obra Slats and Turks; the Borderlands of Islam in Europe(144)(Eslavosy turcos; las
tierrasfronterizas det Islam en Europa), publi ada en 1880, escribió que:
[Los Cárparos] han sido el campo de batalla de muchas naciones; en su suelo se han
enfrentado sucesivamente los escitas, los romanos, los hunos, los búlgaros, los hún-
garos, lospolacos y (...) los turcos otomanos.
(144)Slaus and Tures: the Borderlands of Islam in Europe, rhe Leisure Hour Office, Paternoster
Row, Londres, 1880.
(145) Técnicarnenre las legiones se retiraron siguiendo las órdenes de Lucio Domicio Aureliano,
más conocido como el Emperador Aureliano, quien probablemente era nativo de la Dacia,
y que abandonaría el rerrirorio ame el ataque de los godos, que Io estaban atacando por el
Sur. Hombre popular y militarmente capaz, se le dio el título de Restituter Orbis ("restaura-
dor del mundo"), algo bastante irónico en vista de su actuación en la Dacia, y fue asesina-
do por sus propios oficiales cerca de Bizancio.
112
Tras la caida del Imperio Romano, la Dacia quedaría bajo el dominio
de los vlachs(l46), los magiares, los sículos y los cumanos, y perdería su nombre
por el de Valaquia, como ya he mencionado. Piccolomini, en su Cosmographia,
da una explicación bastante simplista:
Se llevó allí una colonia de romanas, que gobernaron a los dacios, bajo el mandato de
un tal Flaccus, razón por la que el territorio recibió el nombre de Flachia04 7) .
(146)N. de la T.: Aunque en los libros de historia españoles se hispaniza a veces el nombre de esta
tribu como "valacos", he considerado mejor dejar el original para no crear confusión con el
nombre que se daría después a los habitantes del principado medieval de Valaquia, ya que
no hay pruebas concluyentes de que se le diera este nornbr por di ha tribu.
(147) p~]i@Húni, Cosmographia, citado en Treptow, Vlad II!: Dracula, pág. 19. [N. de la T.: La
explicación de Piccolomini se basa en la similitud fonética entre "Flachia" (que probable-
mente se pron nciaría [flagia]) y "Valahia" (nombre de Valaquia en rumano -la v se pro-
nuncia como una f suave y la h como una j suave)]
(148) Según parecehay una ferozdiscusión en Internet entre].P. H ldingy Richard nrriera ercade hasta
qué pumo estofueasí,pero personalmenteme parecenmucho mástelevanreslosvínculoscon Tcrpe;¡.
113
Herodoto, los dacios creían que este Zalmoxis había sido al principio un hom-
bre como los demás aunque imbuido por la sabiduría griega y egipcia. Cuenta
que se retiró:
(...) a una morada subterránea [que había construido], donde vivió por espaciode
tres años, pero los tracios, que lo creían muerto, lloraban por él y rogaban por su
regreso.Al cuarto año regresó,y se mostró ante ellos.
les prometió que ni él ni ellos [los tracias] morirían jamás, sino que irían a un
lugar donde vivirían por siempre y disftutarían de todo lo bueno.
Sin embargo, si hay algo que intrigue sobre este Zalmoxis, y que lo
hace diametralmente opuesto a lo que predicó Cristo, es que era un dios que
exigía sacrificios humanos. Cada cinco años, nos dice Herodoto, los dacios
escogían por sorteo a un hombre que era designado como "mensajero" que
era enviado a Zalmoxis:
ésta es la manera en que lo enviaban: tres hombres sostienen lanzas, mientras que
otros sujetan al "mensajero"por las manos y lospies, y es arrojado sobre laspuntas
de las lanzas.
¿Un dios que había desaparecido bajo tierra? ¿Un dios por cuyo regre-
so rogaba su gente? ¿No estaremos hablando de Vlad Tepes, el Zalmoxis
encarnado de su tiempo? ¿Y cómo llamaríamos al modo por el cual enviaban
al "mensajero" a Zalmoxis, sino empalamiento, el método de ejecución pre-
ferido por Drácula?
Aunque más adelante hablaremos del origen yel uso del empalamien-
to como método de ejecución, y aunque pueda parecer inverosímil relacionar
al dios Zalmoxis con Vlad Tepes, que fue un personaje de carne y hueso, y
que viviría mil años después, los paralelismos entre ambos se le antojan a uno
como una coincidencia demasiado grande como para ignorarla.
114
Los primeros signos visibles del Cristianismo en lo que más adelante
sería Valaquia fue el obispado de Constanza, a orillas del Mar Negro, y que
sobrevivió a las invasiones por parte de los magiares. Con Arpad al frente, un
jefe tribal del Cáucaso, los magiares se habían visto obligados a emigrar hacia
el Oeste al ser expulsados d sus tierra p r otr pueblo, y llegaron allí a fina-
les del siglo IX.
Hablaban una lengua túrquica y eran descendientes de los nómadas
altainos, se les vinculaba también a los hunos que en el siglo IX habían
expulsado a los romanos y se habían asentado en Panonia, la vasta llanura al
este de Transilvania, donde realizaron matrimonios exógamos con la pobla-
ción dacia existente. En el año 997 el Duque Esteb n fue coronado rey por
el Papa Silvestre II, e impuso el cristianismo a su g m~¡organizando una
Iglesia propia y fundando monasterios. Fue canonizado en 1083.
Cincuenta años después una tribu conocida como los sículos se esta-
blecieron en la frontera del r in de Hungría. Su nombre original "szekely",
significa en húngaro "lejos de la sede", y varios antropólogos los consideran
los descendientes directos de los guerreros de Atila: sus rostros anchos, los
altos pómulos, la piel cetrina y el cabello negro bien podrían ser el legado
físico de esos antecesores.
A este respecto, es extraño que Stoker escribiera en su novela que su
conde era descendiente de los sículos. Probabl mene e debió a una inter-
pretación errónea de la información que recabó en el Briti h Museum, o a
un malentendido de los datos históricos que le aportara Arminius Vambery.
Los cumanos, que se habían establecido en las estepas de Polonia y
Ucrania, eran de origen turco, y habían emigrado desde Asia Central, para
expandirse después hacia el Oeste, adentrándose en la región de los
Cárpatos. Se convirtieron al Cristianismo a finales del siglo XII, para caer al
poco tiempo bajo el dominio de los mongoles, los khanes de la Horda
Dorada.
Este fiero pueblo nómada de piernas cortas y rápidos caballos eran
la caballería por excelencia de las estepas. En 1240 un ejército de 40.000
cumanos huyó hacia el Oeste ante su avance, refugiándose en la Hungría
del rey Bela IV. El líder mongol, Batu Khan, envió al monarca una misiva
que decía:
115
He oído que habéis tomado bajo vuestra protección a los cumanos, que son mis súb-
ditos. Os ordeno que los expulséis, o de lo contrario tendréis que enfrentaros conmi-
go. Al haberles dado asilo, os habéis convertido en mi enemigo( 149).
Bela respondió como lo haría Vlad Tepes dos siglos y medio después:
mató a los emisarios de Batu. En represalia, Hungría se vería azotada por los
ataques relámpago dirigidos por e! general Subedei Bat' atur del pueblo de
los tsaatan, nómadas pastores de renos. A los líderes de los vlachs, bajo la pro-
tección nominal de Bizancio, de nada le sirvieron su caballería pesada y sus
chamanes; ni siquiera tuvieron tiempo de huir a Pest, la capital húngara, para
ponerse a salvo. Pueblo tras pueblo todo e! territorio fue cayendo hasta que el
ejército de Bela, reforzado con la caballería cumana, se enfrentara a los mon-
goles en Nady Czeks, a orillas del río Sajo. Allí, e! 10 de abril de 1241, e! ejér-
cito mongol, que los superaba ampliamente en número, ganó la batalla con
sus infalibles arqueros y su caballería pesada. La carretera a Pest quedó rega-
da de cadáveres de soldados húngaros y cumanos, "tantos como piedras hay
en una cantera"(150), según un cronista de la época. Se dice que murieron
unos 60.000 hombres.
Al igual que lo primeros habitarites de la región, los vlachs emi-
graron hacia e! Norte a finales del siglo XIII para refugiarse en los
Cárpatos, y se asentaron en Muntenia, "la tierra de las montañas", hoy lla-
mada Tara Romanesca, "la tierra de los rumanos". Un segundo periodo
migratorio a mediados de! siglo XIV los llevaría a colonizar Moldavia, el
territorio montañoso que se extiende hasta e! río Moldova, y que hacia la
época de Vlad Tepes se habría convertido ya en una provincia separada de
Valaquia.
Victoria Clark, que realizó un viaje recienremenre por la zona, escri-
bi ~ ta excelente descripción:
(149) arta de Baru a Bela IV, 1240, citada en Roben Marsha], Stormfrom the East, BBC Books,
1993, pág. 108.
(150)Citado de una fuente no explicitada en Roben Marshal, Stormfrom the East, BCA, Londres,
pág. 117.
116
De una riqueza natural apabullante, bucólica, con un olor a humo de leña en el
aire, y rodeada por las cumbres de los Cárpatos y los Alpes Transiluanos, la pro-
vincia se halla engastada, como si de una brillante joya sin tallar se tratara, en ese
enclave montañoso. Transilvania, completamente distinta, recuerda a las pinturas I
de Bruegel y a los cuentos de los hermanos Grimm, y está salpicada de pueblecitos. I
Tiempo atrás, unos fueron asentamientos húngaros, otros rumanos y unos pocos
sajones, y algunos de ellos se remontan nada menos que al siglo XlII. Sus iglesias
ortodoxas, de forma rechoncha,y de menor altura que las católicas de estilo hún-
garo, tan estilizadas y con sus afiladísimos tejados de aguja, y que las escasas,y por
desgracia muy deterioradas, iglesias-fortaleza sajonas, embellecen el paisaje, y sus
tejados plateados y recién pintados brillan en los valles entre las verdesy ondula-
das colinas(l51).
117
gara al medio millón (sin restarle las víctimas del Empalador), esparcida en
los aproximadamente 3.000 pueblos entre las montañas y el Danubio.
Según las leyendas, los fundadores de Valaquia fueron Radu Negru
(Rodolfo el Negro) y su inmediato sucesor, coronado en 1310, Besarab el
-- Grande, cuyo escudo ostentaba tres moros, bailarinas con el rostro negro que
podrían simbolizar su victoria sobre los "tártaros cara de perro" (los mongo-
les) a finales del siglo XIV Su nombre, que sugiere un origen turco y quizá
que era de ascendencia cumana, pasó al folclore rumano, pero no existe evi-
dencia escrita de su existencia. Treinta años después de su muerte, subiría al
trono Mircea el Viejo, al que a menudo las crónicas se refieren como Mircea
el Grande o el Sabio, y permanecería en él por el inaudito periodo de otro
treinta. Su nieto sería Vlad el Empalador.
Al contrario que en el oeste de Europa, donde el concepto del primo-
géniro y sus derechos estaban ya por entonces más que establecidos, en
Valaquia los herederos del voivoda reinante sólo podían sucederle si así lo ele-
gían los boyardos o nobles valacos, y tampoco existía la obsesión de los esta-
dos del oeste sobre la legitimidad de los hijos. En Francia e Inglaterra, por
ejemplo, los hijos menores y los hijos bastardos de los reyes podían obtener
títulos, tierras y ejércitos, pero no ocupar el trono. En Valaquia lo importan-
te era que el padre fuera de sangre real, no el rango ni el estado civil de la
madre. En otras palabras, un príncipe podía heredar el trono aunque su
madre fuese sólo la amante del rey. Aquí encontramos ecos interesantes del
nosferat, definido por el folclore, como hemos visto, como "el vástago nacido
muerto y bastardo de dos personas que también son ilegítimas". El voivoda,
o príncipe, era elegido, de hecho, por los boyardos o nobles, y esto generó
bastante confusión en siglos posteriores respecto al título de Vlad Tepes. Por
ejemplo, en la época de John Polidori algunos textos se refieren a Vlad como
"el boyardo valaco", degradándole así de rango, razón que podría explicar el
que Stoker di ra a su epónimo héroe/villano el título de conde.
Sin embargo, lo que verdaderamente caracterizó a los gobernantes de
la Valaquia medieval fue el fr uente cambio de un voivoda a otro ya fuera
por simple deposición o por asesinato. Así, entre 1418 y 1456 se cuentan no
menos de siete voivodas diferentes. Las acusaciones de brutalidad contra Vlad
Tep § deberían ser m dida de acuerdo con esta frase que el poeta Austin
118
Dobson escribiría siglos después: "Nobody's virtue was overnice" (N. de la T.:
Literalmente sería "la virtud nunca es remilgo", pero tiene un sentido similar
a "bueno te hará el que detrás de ti vendrá").
La palabra "voivod" es de origen eslavo, y aunque predomina en los
textos contemporáneos y neocontemporáneos sobre el Empalador, los ruma-
nos empleaban con más frecuencia el término "domnul' (dellatín "dominus",
"señor") y su poder variaba según la popularidad y personalidad de aqu l a
quien se le aplicaba. El voivoda era en Valaquia el gobernante a todo los efec-
tos, igual que lo eran el rey de la cristiana Castilla, el de Francia o el de
Inglaterra. Era la máxima autoridad judicial, y tenía derecho exclusivo para
ordenar la acuñación de moneda. Era también quien establecía Io impuestos,
y dirigía a los ejércitos del país en tiempos de guerra. in embargo, al contra-
rio que los monarcas españoles y franceses, el voivoda tenía una deuda inelu-
dible con sus boyardos en el sentido de que no era más que el primus in ter
pares, "el primero en tre iguales". No tenía por qué ser el primogénito del voi-
voda anterior para heredar el trono, ni tampoco ser hijo legítimo, pero sí
había de ser elegido por el onsejo ~ ~oyardos y coronado por el
Metropolirano de Hungro-Valaquia y Exarca de las Llanuras, el sumo {epr
sentante de la Iglesia Ortodoxa.
El término "boyardo" se asocia en Occidente con la Ru ia zarista, pero
la definición del Penguin English Dictionary en su edición del año 2000 ayuda
a aclarar este punto: "miembro de la aristocracia de la Rusia pre-impe-
rial"(l52). Sin embargo, no está muy claro cuál es el origen de 10'Sboyardos en
Valaquia. Probablemente comenzaron siend t'dgø así como los hetmen de los
cosacos ucranianos, e rno anGil nøs sabios de los pueblos en v z de coman-
dantes de ejércitos a los que se concedían títulos por sus hazañas y éstos se
hacían hereditarios, como ocurría con la noblessefrancesa, o lo hidalgos espa-
ñoles. De hecho, ni siquiera los historiadores rumanos se JlM>!Illen de acuerdo
respecto al origen de los boyardos en su país. Alguno ,~o Peter Panairescu,
aseguran que las pruebas lingüísticas apun n 11 que fueron los invasores
cumanos, pechenegos y magiares romanizadoss.(ffi:rmsL(lncambio dicen que se
trata de una tradición antigua de la población nativa dee la zona. En cualquier
119
caso, lo cierto es que en la práctica había poca diferencia entre los boyardos
valacos y su contrapartida en Occidente. Un boyardo, por ejemplo, podía
tener vastas propiedades que, al igual que en la nobleza del oeste de Europa
se adquirían mediante matrimonios de sangre, a cambio de importarites
sumas de dinero, o como regalo por parte de un voivoda paternalista en el
poder.
Además, al igual que Inglaterra, donde obtenían distinciones las fami-
lias nobles que prestaban algún tipo de servicio al reyOS3), a los boyardos se
les otorgaban títulos bizantinos que se adscribían dentro de una compleja
jerarquía de poder. La mayoría de estos títulos los otorgaba el voivoda, por la
relación simbiótica que tenía con sus boyardos: como necesitaba su apoyo (al
menos nominal) para ser reelegido, tenía que asegurarse de mantenerlos con-
tentos. El boyardo más importante, o ban, era el gobernador de la provincia
de Olrenia, por la que discurría el río Olt. Por debajo de él tenía a dos boyar-
dos que lo apoyaban, de un rango inferior, y que gobernaban en otras pro-
vincias o eran los señores de ca tillos que vigilaban lugares estratégicos, como
ocurría con la nobleza inglesa.
Muy por debajo de los boyardos, y en todos los sentidos, estaban l s
campesinos. Libres, aunque sólo de nombre, estas gentes analfabetas y supers-
ticiosas, que tan fácilmente se asustaban con los cuentos del varcolacy los stri-
goii, en realidad llevaban vida de siervos en las haciendas de los boyardos o de
la Iglesia Ortodoxa. Irónicamente, cuando el concepto de feudalismo, con sus
hombres libres y sus siervos, estaba desapareciendo en el oeste de Europa con
el comienzo de una economía monetaria y un capitalismo móvil para acabar
convirtiéndose en un feudalismo desvirtuado, en Valaquia ocurría precisa-
mente lo contrario: estaba arraigando aún más. Esto se debía en parte a la
influencia de las ideas del Oeste, que llegaban a través de las rutas comercia-
les al Este, y también por la creciente amenaza que suponían los turcos oto-
manos por la frontera sureste.
(153) Por ejemplo, la familia Percy obtuvo los señoríos de Marcher en la frontera con Escocia,
como premio por haber sofocado los ataques escoceses. De igual modo, los condes de
Norfolk se convirtieron en mariscales, encargados de oficiar las ceremonias reales; la familia
Dymoke obtuvo el título hereditario de Royal Champions ("paladines reales"), etc.
120
El complejo probl ma de los campesinos de Valaquia y su relación con
el voivoda y los boyardos ha sido brillantemente analizada por el historiador
Kurt Treptow(154), que comienza por redefinir lo que en realidad fue el feu-
dalismo. Ante la idea de éste como una relación vertical entre el señor y sus
vasallos, expone una más amplia con una estructura basada en dos elementos
principales: en la "hegemonía de la producción individual a pequeña esca-
la"(155), por una parte, y, por otra, en "la relación explotadora entre los terra-
tenientes y los campesinos, en la que el excedente resultante tras haberse
cubierto las necesidades de subsistencia [de los campesinos] (...) había de ser
entregado [a los terratenientes], so pena de castigo"(156).
Esta relación parasítica recibió un duro golpe en el siglo XIV por la
gran cantidad de muertes causadas por la propagación de la peste y los serios
y prolongados enfrentamientos entre estados rivales en Europa. La hambru-
na y el miedo en este siglo tan turbulente conducirían a levantamientos cam-
pesinos. Se habían producido algunos con ant rioridad, pero habían sido
insignificantes, muy localizados y fácilmente aplastados. Por el contrario, en
Inglaterra, los campesinos liderados por War Tyler, que marcharon desde
Blackheath en el verano de 1381, echaron abajo el palacio del Duque de
Lancaster, Juan de Gante, y se hicieron con el control de la iudad de Londres
durante cuatro días, antes de que se restaurara el rden establecido. En
Francia la revolución campesina, que recibió el nombre de jacquerie(157), hizo
que cundiera el terror en la primavera de 1358, dejando unos 20.000 muer-
tos entre el Sena y el Mame. En palabras de un cronista de la época: "los cul-
tivos se abandonaron, el comercio se detuvo, y la calma se desvaneció".
Cuando Vlad Tepes tenía seis años el campesinado de Transilvania se
levantó en una revuelta contra la intolerable explotación por parte de los
(154)Kurt W Treptow, ed., DrrlC/t!a: Essays on the Lift and Tilnes of VLad T(pe¡, Easr European
Monographs, Nueva Yorl, 1991.
(155)Guy Bois, The Crisis of Feudalism, Cambridge, 1984.
(156)Rodney Hilton, CLassConflict and the CrisisofFeudalism, Londres, 1985.
(157)El nombre probablemente proviene de las chaquetas o chalecos de cuero que llevaban los
rebeldes, o de Jacques Bonhome, el término genérico que se empleaba para referirse a un
campesino francés.
121
boyardos, y sería necesaria la ayuda de Hungría para sofocarla. En esa época
se produjeron igualmente levantamientos campesinos en los Balcanes, al sur
del Danubio, y especialmente destacables son los que tuvieron lugar en
Albania, entre 1343 y 1405.
En Serbia, su monarca, Esteban IX (Esteban Dushan) dictó una serie
de leyes en 1349 con las que pretendía controlar al campesinado, y también
a los vlachs, quienes a mediados de siglo se habían desplazado en gran núme-
ro hacia el sur, adentrándose n su territorio, En Inglaterra se pretendió hacer
lo mismo con el Statute of Labourers ("Estatuto de los trabajadores del
campo"), y es posible que ambos casos fueran respuestas a lo devastadores
efectos económicos y demográficos que había tenido la peste, aunque Dushan
también pretendía con estas medidas afianzar las bases del estado serbio.
En el caso de serbia, el aspecto positivo de estas leyes fue que a partir
de ese momento los campesinos podrían evitar a los boyardos injustos yava-
riciosos apelando al rey. El aspecto negativo lo expresaba así una de estas leyes:
Esta clase de crueles castigos eran com unes también con los delin-
cuentes. Por ejemplo, a los bandidos se les ahorcaba, y cualquier pueblo que
acogiera a uno era severamente castigado. Vlad Tepes introduciría en su prin-
cipado un código semejante un siglo después.
En la Valaquia su principado, la clase media sencillamente no existía.
Había tres estamentos sociales igual que en el resto de Europa: pugnare (lite-
ralmente "los que luchan", es decir, los boyardos), orare ("los que rezan", es
decir, la Iglesia Ortodoxa) y laborare ("los que trabajan", es decir, los campe-
sinos), pero, al contrario que en estados como Inglaterra, Francia, Alemania,
Italia o los Países Bajos, que tenían mercaderes y artesanos nativos que com-
praban, vendían y fabricaban distintos productos, en una economía crecien-
ternente capitalista, los que integraban esta clase interrnedia en Valaquia eran
casi exclusivamente alemanes.
La razón de la presencia (prácticamente limirada en su totalidad a los
entornos urbanos) de estos "sajones" en Valaquia es que fueron introducidos allí
122
como colonos por los húngaros en el siglo XlI. Todavía se estaba produciendo
un irnportanre goteo de ellos cincuenta años antes del nacimiento de Vlad
Tepes, provenían de la miríada de estados alemanes, no sólo de Sajonia (algu-
nos eran originarios de puntos tan al oeste como el Rhineland y Luxemburgo),
y llevaron consigo sus costumbres, moda, lengua y cultura, tan distintas de las
de los valacos... y de aquí quizá provenga la leyenda de esa gente peculiar a la
que se refería Robert Browning en el mencionado poema El Flautista de
Hamelín. Oficialmente reconocidos como una nación, desde el primer momen-
to su riqueza y su religión (el catolicismo, en contraposición con la fe ortodoxa
de Valaquia) los distanciaron de los valacos, y esas diferencias fueron precisa-
mente fuente de continuas fricciones. En el año 2000, Victoria Clark escribió:
123
tenían sus talleres en las calles empedradas. En Brasov y Sibiu se fabricaban
cañones, las nuevas y terribles máquinas de guerra que cambiarían el mundo
para siempre, empleando sobre el que se les había
el cobre de los Cárpatos,
concedido un monopolio (y también sobre el oro y la plata). Por los pasos de
montaña de Bran y Turnu Rosu establecieron una ruta comercial que pasaba
por el delta del Danubio, en el Mar Negro, y llegaba a Constantinopla, el
antiguo corazón de Bizancio, que seguiría latiendo hasta que los turcos la ocu-
paran en 1453. También estaba la ruta de Bistrita, que iba hacia el noroeste,
saliendo de la «herradura de los Cárpatos'', y por la que se transportaban bienes
transilvane-sajones hasta Danzig y Hamburgo, los puertos de la Hansa, la liga
comercial europea más exitosa hasta la creación del Mercado Común en el
siglo XX. En Tirgoviste, la que sería capital del Empalador, y en la vecina
Tirgsor, se celebraban importarites ferias en las que se exponían ante una
admirada población distintos productos para su venta. Sin embargo, con
independencia de si los bienes que producían se vendieran dentro o fuera d
Valaquia, los sajones tenían que pagar impuestos sobre ellos al voivoda. En
1456, Vlad 'Iepes escribiría a los sajones de Brasov dirigiéndose a ellos como:
«honestos hombres, hermanos, amigos y sinceros vecinos"(l60).
En el siglo xv, la Iglesia Ortodoxa mantuvo su dominio sobre
Valaquia y Transilvania, aunque tenía allí menos poder que en los estados cer-
canos a Constantinopla, el corazón de Bizancio. La población de los Cárpato
había sido convertida al cristianismo por misioneros en el siglo IX, aunqu
esta tarea les resultó difícil y peligrosa por las incursiones de los paganos esla-
vos y los mongoles. El Metropolitane de Hungro-Valaquia y Exarca de las
Llanuras era el líder de la Iglesia Ortodoxa en Valaquia y Transilvania, y era
el representante del Patriarca de Constantinopla, que había sido oficialmente
reconocido por la Iglesia en 1359.
Habiendo fijado li de en Curtea de Arge~, el Merropolitano era el
superior de los obispos y abades que dirigían haciendas tan grandes como las
de los boyardos, y sus monasterios, como los de Tismana, Dealul y Snagav,
eran centros de poder que albergaban además enormes riquezas. Al igual que
(160)Cana de Vlad Tepes al Consejo de Brasov. 1456(traducida del original en latín al inglés en
Florescu y McNally, Dracula: Prince olMany Faces,pág. 112).
124
la Iglesia en la mayor parte del resto de Europa, no pagaban impuesto algu-
no a menos que se vieran empujados a ello, por ejemplo en tiempos de gue-
rra, y según cuentan las leyendas, voivodas y boyardos guardaban sus tesoros
en las criptas de sus iglesias y monasterios. Además, aunque fuera sólo de
boquilla, acataban los preceptos de la Iglesia y mostraban su respeto por ella,
ya que sus agentes en la Tierra eran quienes guardaban sus almas y podían
ayudarlos a llegar al Cielo, o dejar que se precipitaran al averno. Muestra de
ello es que, a su muerte, Besarab I fue enterrado en la iglesia de Cimpulung,
que fue capital de Valaquia en el siglo XlII.
Una preocupación subyacente de la Iglesia Ortodoxa en aquella época
era la herejía dualista de Bogomil, que surgió en los Baleanes en el siglo X.
Los llamados bogomilos formaron una secta basada en las tesis heréticas d u
líder, el sacerdote Bogomil, qu creía que el primogénito de Dios había sido
Lucifer, que el ángel caído había seducido a Eva, y que Caín, el asesino de
Abel, había sido hijo de ambos. Además, creían que tanto Moisés como San
Juan Bautista eran sirvientes de Lucifer, pero también que éste había sido
derrotado por la resurrección de Cristo.
El bogomilismo, cuyos seguidores se localizaban principalmente en
Bulgaria, al sur del Danubio, resurgiría como un culto ascético en el siglo XlII,
y sería aplastado por el ataque de los turco otomanos en 1390. Despreciaban
el matrimonio y no comían carne ni bebían vino. Además, para ellos los ritos
de la Iglesia Ortodoxa de la comunión y el bautismo estaban inspirados por
Satán. En términos puramente religiosos, la herejía se expandió hacia el oeste,
ejerciendo cierta influencia sobre otra secta mucho más seria con su principal
sede en el sur de Francia, la de los cátaros o albigenses(161). Otro nombre que
se dio allí a estos últimos fue el de bougres, derivado de "búlgaros", ya que en
Bulgaria era donde se había originado esta secta. La Iglesia Católica se encar-
(161)Los cátaros (palabra de origen griego que significa "puritano") eran una secta de finales del
siglo XIT que más tarde fijaría su sede en Albi, al sur de Francia. La Iglesia Católica los con-
sideraba herejes porque creían en dos dioses: el Dios del Nuevo Testamento, que había
creado un mundo hermoso, invisible y espiritual; y el Dios del Antiguo Testarnenro, que
125
gó de que la palabra, que aparece por primera vez en el idioma francés hacia el
siglo XlII, acabara siendo sinónima de "sodomitas".
El peligro que el bogomilismo representaba para las élites gober-
nantes era que, como la mayoría de las herejías, tenía una insidiosa dimen-
sión política. Un sacerdote llamado Cos mas escribió en el siglo X que los
bogimilos:
instan a sus seguidores a desobedecer Il sus señores; bLasfeman contra Losricos (...)
condenan a Losnobles, consideran viLesa Losojos de Dios a aquellos que sirven
aL zar [de Bulgaria] y prohíben a todos Los escLavosque obedezcan a sus
dueños( 162).
126
Constantino el Grande(l64) escogió a Bizancio como su capital, y fue
quien le cambió el nombre por el de Constantinopla, que significa "la ciudad
de Constantino", el Il de mayo del año 330. El declive generalizado de las
ciudades romanas del este, incrementado quizá por las invasiones eslavas, per-
sas y árabes, hizo que Constantinopla, en pleno apogeo, brillara como la
excepción. Parecía que el sol brillara con más fuerza que nunca sobre la cúpu-
la de la Hagia Sophia (Santa Sofía) de justiniano, la última gran basílica
romana que se construyó en la antigüedad.
Procopio, el historiador bizantino del siglo V1, escribió de ella:
Por dentro rebosade luz y de sol. Diríase que esa iluminación no provenga del exte-
rior, sino que esosrayossegeneraran en el interior; tal es la abundancia de luz que
penetra en ella. Los techosdorados le otorgan aún mayor gloria, aunque los reflejos
que hace la luz en los motivos dorados sobre el mármol los superan en belleza. ¿ y
qué decir del esplendor de las columnas y de esosmismos mármoles con los que está
adornada la iglesia?La imagen que se le antoja a uno es la de haber llegado a un
prado alfombrado deflores (... )(165).
con él el Cristianismo se convirtió en la religión del Imperio en el año 324. Habiendo lle-
gado al trono mediante intrigas y batallas (había cinco candidatos rivales a la púrpura impe-
127
en la actualidad la ciudad) ha rebasado los límites de las antiguas murallas que
la rodean.
Constantinopla era por tanto una ciudad fortificada y armada, ade-
más un centro religioso. Los hombres de los pueblos circundantes pasaban a
engrosar las filas de los regimientos de su ejército en tiempos de guerra, y
muchos morirían por ella en las murallas en mayo de 1453 cuando e! sultán
turco Mehmed e! Conquistador acabó no sólo con una era, sino con todo un
modo de vida.
La ciudad contaba también con su propia flota mercante, y con gale-
ras de guerra, cuyos largos remos y velas latinas eran la envidia de los turcos,
que no perdieron tiempo en copiarlos.
Hacia 1204 Constantinopla había crecido más allá de las primeras
murallas de Constantino, y más allá también de las posteriores construidas
por e! emperador Teodosio, que marcaban la frontera sudoeste. La Puerta
Dorada daba acceso al barrio de los artesanos, con sus alfareros, curtidores,
ruederos y herreros. A continuación, se encontraban los barracones de la
guardia imperial, y la plaza de armas, donde muchos sucumbirían al ataque
de! Conquistador siglo después.
El abastecimiento de agua de la ciudad, sin embargo, era deficiente, y
las carreteras que la unían con Bulgaria (la antigua Tracia) no eran más que
caminos polvorientos.
En ese mismo año los cruzados venecianos tomaron la ciudad en la
que se conoce como la Cuarta Cruzada, ya partir de ese momento comenzó
la agónica muerte de la antigua Bizancio.
La principal diferencia entre Occidente y Oriente era que, mientras
que en Constantinopla e! emperador y e! patriarca de la Iglesia Ortodoxa
colaboraban (aunque el poder secular estaba por encima de! eclesial), en
Occidente, e! papado se negaba a aceptar la situación, por considerarse supe-
rior a los príncipes y reyes. Incluso e! emperador del Sacro Imperio Romano
era para ellos un socio ligeramente inferior, y no lo trataban con excesivo res-
peto.
Entre 1204 y 1261, Constantinopla se convirtió en un reino latino bajo
e! control de Venecia, aunque después de este periodo volvió a quedar
bajo dominio griego.
128
Cuando e! emperador Manue! II Paleólogo viajó a Occidente para
intentar alcanzar un acuerdo con Roma, la recepción que le dieron fue bas-
tante tibia, aunque e! sorprendentemente exitoso ataque de flanco dirigido
por e! "pastor escita" Timur-i-Leng (e! Tamburlaine de Christopher
Marlowe(166)) logró contener a los turcos duran te cincuenta años.
Occidenre seguía tratando a Constantinopla como a un rival de
segunda, y las serias desavenencia entre la Iglesia atólica y la Ortodoxa deja-
ron un vacío de poder demasiado tentador como para que los turcos no inten-
taran aprovechar la ocasión. Como escribiría el poeta inglés G. K. Chesterton
quinientos años más tarde:
(166) . de la T.: Se refiere a la obra de teatro Tamburlaine del inglés Marlowe, contern poráneo
de Shakespeare.
(167)Tomado del poema Lepanto, de G. K. Chesterton. que describe la épica vicroria naval de las
galeras de Don Juan de Austria sobre los turco en 1571.
129
Grande se daría un primer paso hacia la emancipación de los siervos con la
Bula de Oro de 1351. A este monarca le sucedió su hija María, pero tuvo que
hacerlo manteniendo la ley sálica, por lo que adoptó el título de "rey María".
La ley sálica era en origen un código turco del siglo V y, como es por todos
sabido, su objeto era impedir que las féminas pudiesen heredar. Así, por ejem-
plo, a la muerte de su tío Guillermo IV en 1837, la reina Victoria de
Inglaterra no pudo heredar el Electorado de Hannover.
Más al oeste se hallaba el Sacro Imperio Romano Germánico, com-
puesto por una serie de pueblos de culturas muy distintas, y tenía una divi-
sión territorial bastante caótica. Voltaire, con su afilada pluma, diría de él en
el siglo XVIII que "ni era sacro, ni mu h m nos romano". Y Napoleón
Bonaparte llevó el concepto más allá cuarenta años después, destruyendo
incluso su esencia.
Unos sesenta años después de la muerte de Vlad Tepes se dice que el
emperador Carlos V bromeó en respuesta a los supuestos problemas de domi-
nar unos territorios tan vastos como los suyos con estas palabras: Je parle
espagnol a Dieux, italien aux [emmes, francais aux hommes, et allemand a mon
cheval ("hablo en español con Dios, en italiano con las mujeres, en francés
con los hombres y en alemán a mi caballo"). Las Alemanias (el país como tal
no se unificó hasta 1871) comprendían unos 300 minúsculos estados con sus
respectivos gobernantes, leyes, costumbres, comercio, ejércitos y dialectos. Al
igual que en Hungría, el emperador era elegido por tres arzobispos y cuatro
archiduques -los Electores, cuya habitual estratagema era elegir a un idiota al
que pudieran controlar.
Una mala elección (desde el punto de vista de los Electores, claro
está), fue Segismundo, hijo de Carlos IV, que fue coronado en 1411, y que se
casó con el "rey María" en 1387 asumiendo así también el título de rey de
Hungría. Además, a la muerte de su hermano Wenceslao, en 1419, el empe-
rador se convirtió también en rey de Bohemia.
Al norte de Valaquia el estado más poderoso del Este era Polonia, aun-
que el mundo moderno ha tendido a tratar a este reino como un balón de fút-
bol político inmovilizado entre dos "superesrados" del siglo XX: Alemania y
Rusia. El país quedó muy maltrecho tras el ataque de los mongoles en el año
1241, como parte de la campaña que ten ía como objeto destruir el ejército de
130
Hungría, entonces, bajo el reinado de Bela, pero Polonia se repuso, aunque
sólo para convertirse en el campo de batalla de los caballeros teutones de la
Cruz, una de las órdenes de caballería más poderosas de! Medievo, y los paga-
nos pru ianos llegado de! Este.
Bajo e! reinado de Casimiro e! Grande, Polonia se convertiría en un
estado unido e importante, y la leyes dictadas por este monarca en 1347
serían e! primer código legal europeo completo. Fundó una universidad en
Cracovia, en 1364, y fue casi el único de entre los gobernantes cristianos que
dio la bienvenida a los judíos en la ciudad, y a otros, para favorecer e! des-
arrollo de la banca y del comercio(68).
Su sobrino, Luis, fue además rey de Hungría, y casó a los diez años a
su hija Jadwiga con el pagano duque Jague!ón que fue bautizado en la boda
y adoptó el nombre cristiano de Ladislao II. Su hijo moriría luchando contra
los turcos junto al hermano de Vlad Tepes.
En la frontera nordeste de Valaquia estaba e! ducado de Moscovia.
Dieciocho años después de la muerte de Vlad e! Empalador, su gobernante, Iván
III, se otorgaría a sí mismo e! título d "Zar de todas las Rusias", aunque sólo dos
siglos arires Moscovia no era más que una minúscula ciudad-estado junto con los
ducados de T ver, Riazán, Novgorod y Pskov. Fácilmente defendible y con una
red fluvial que agilizaba e! comercio, el ducado fue creciendo inexorablemente a
expensas de lo mongoles, cuyas divisiones internas los habían debilitado.
En 1380 e! duque moscovita Dimitri Donskoy aplastó a la Horda
Dorada en Kulikovo Polje, y, a pe ar d un revés dos años más tarde, su vie-
toria demostró que los legendarios mongoles no eran invencibles. Mediante
una serie de matrimonios dinásticos y ataques militares abiertos, Iván, hom-
bre muy capaz, anexionó Riazán y Tver a su ducado, sometiendo después
Novgorod, arrastrando la famosa campana de su catedral hasta Moscú como
símbolo de la caída de la ciudad derrotada.
Al igual que Casimiro de Polonia, Iván redactó un subdenik, un con-
junto de leyes para gobernar su ampliado territorio. Como ya hemos visto,
(168) En 1943, al llevarse a los judíos de su guero en racevia al campamenro de trabajos forza-
dos de Plazsov, el comandante nazi Amon Goerh le dijo a sus soldados que estaban acaban-
l3l
mandó enviados a Occidente como Fedor Kuriesyn para aprender de los avan-
ces de sus estados más prósperos en la que fue una época de rápidos cambios,
invitando a los mejores arquitecto italianos a trabajar en su palacio-fortaleza
de! Kremlin poco arites de la muerte de! Empalador.
En noviembre de 1472, contrajo matrimonio con Zoe, la sobrina de!
último emperador bizantino, y sería por este legado romano por lo que Iván
haría que figurara el águila bicéfala en su estandarte imperial, y a partir de!
antiguo título romano l "césar", acuñaría el de "zar".
Aunque ge gráficamente tan distante de la Valaquia de Tepe§ como d
Moscovia, hacia e! iglo "XV la bulliciosa ciudad-estado de Venecia tuvo una
fuerte influencia en el mundo de! Medievo, que ya tocaba a su fin. Una fran-
ja de 32 kilómetros del mar Adriático la separaba de los Balcanes, y en la
dirección opuesta se hallaba Génova, su arehi-rival mercantil. Contaba con
puestos avanzados para e! comercio a lo largo de las costas de! mar Negro, en
Crimea, en la mismísima Constantinopla, y e! principal que tuvo en los
Balcanes fue el de Ragusa (lo que hoyes Dubrovnik, en Croacia), hasta que
se lo arrebatara Luis de Hungría a mediados de! siglo XlV
Venecia estaba protegida por un ejército de fieros condottieri - merce-
narios, literalmente "contratistas". Alcanzó la cima de su éxito comercial en
los años precedentes al nacimiento de Vlad Tepes, Algunos de los comercian-
tes de la ciudad se embarcaban en las galeras mercantes armadas para super-
visar ellos mismo la importación de las sedas y especias de Oriente, e! oro de
África, las joya de Arabia y e! vidrio de Siria, a cambio de vino, grano, tintes
y alumbre, tod en nombre de los beneficios.
Hacia e! año en que moriría e! Empalador, Venecia tenía ya su propio
arsenal militar que daba trabajo a más de dos mil personas, yen e! que había
fundiciones, polvorines, asrill ro , ve!eros y una armada. El resto de Europa
envidiaba a esta ciudad-estado ya su rival, Génova. Su propio nombre era en
aquellos tiempos sin6nimos de lujo y riqueza. No en vano ambientaría
Shakespeare en e!la la más trágica de sus "comedias", "El mercader de
Venecia". La ley decía que los judíos de la ciudad, como e! Shylock
de Shakespeare, tenían que llevar un sombrero amarillo como marca de su
raza, y sólo podían dedicarse a las que entonces se consideraban las profesio-
nes más despreciables, como la usura y la medicina.
132
Hungría, entonces bajo el reinad cl Bela, p ro P l nia
repuso, aunque
sólo para convertirse en e! campo de batalla de los caballeros teutones de la
Cruz, una de las órdenes de caballería más poderosas de! Medievo, y los paga-
nos prusianos llegados del Este.
Bajo e! reinado de Casimiro e! Grande, Polonia se convertiría en un
estado unido e importante, y las leyes dictadas por este monarca en 1347
serían el primer código legal europeo completo. Fundó una universidad en
Cracovia, en 1364, y fue casi el único de entre los gobernantes cristianos que
dio la bienvenida a los judíos en la ciudad, y a otros, para favorecer e! des-
arrollo de la banca y de! comercio' 168).
Su sobrino, Luis, fue además rey de Hungría, y casó a los diez años a
su hija Jadwiga con el pagano duque Jaguelón que fue bautizado en la boda
y adoptó el nombre cristiano d Ladlslao Il. Su hijo moriría luchando contra
los turcos junto al hermano de Vlad Tepes.
En la frontera norde te de Valaquia estaba e! ducado de Moscovia.
Dieciocho años después de la muerte de V1ad e! Empalador, su gobernante, Iván
III, se otorgaría a sí mismo el título de "Zar de todas la Rusias", aunque sólo dos
siglos arires Moscovia no era más que una minúscula ci idad-e tado junto con los
ducados de Tver, Riazán, Novgorod y Pskov. Fácilmente defendible y con una
red fluvial que agilizaba e! comercio, e! ducado fue creciendo inexorablemente a
expensas de los mongoles, cuyas divisiones internas los habían debilitado.
En 1380 e! duque moscovita Dimitri Donskoy aplastó a la Horda
Dorada en Kulikovo Polje, y, a pesar de un revés dos años más tarde, su vie-
toria demostró que los legendarios mongoles no eran invencibles. Mediante
una serie de matrimonios dinásticos y ataques militares abiertos, Iván, hom-
bre muy capaz, anexionó Riazán y Tver a su ducado, sometiendo después
Novgorod, arrastrando la famosa campana de su catedral hasta Moscú como
símbolo de la caída de la ciudad derrotada.
Al igual que Casimiro de Polonia, Iván redactó un subdenik, un con-
junto de leyes para gobernar su ampliado territorio. Como ya hemos visto,
(168) En 1943, al llevarse a los judíos de su gueto en Cracovia al campamento de rrabajos forza-
dos de Plazsov, el comandante nazi Amon Goerh le dijo a sus soldados que esraban acaban-
do con 600 años de historia.
131
Con todo, aunque cerrado de mente y sumido en interminables
disputas, era el papado el único que tenía poder para convocar una cruzada,
y de todos los gobernantes de la Europa de 1462, fue Vlad el Empalador
quien recogiera el guante.
La Europa de Vlad Tepe~ era un mundo cambiante, con el
Renacimiento ya en ciernes, que no era en esencia sino un intento por recrear
"la gloria de Grecia y la grandeza de Roma"(169) , además de un movimiento
cultural que llevaría a aquellos hombres a una era de humanismo, ciencia y
tecnología.
Leonardo da Vinci, uno de los artífices de esta corriente, tenía sólo
diez años cuando Tepes atacó a los turcos que se habían asentado a lo largo
del Danubio, y cuando el Empalador cayó prisionero del rey de Hungría,
Matías Corvino, contaba dieciocho y estaba pasando por su periodo de
aprendizaje en el taller del escultor y pintor Verrocchio. Éste ya estaba traba-
jando con el socio orfebre cuyo apellido acabaría adoptando en la época en la
que '[epes acababa de subir al trono de Valaquia por primera vez.
Donato di Niccolo di Betro Bardi, más conocido como Donatello, se
hallaba ya labrándose su fama como escultor en Florencia yen Padua antes de
que Tepes hubiera nacido, y el futuro voivoda era prisionero de los turcos y
quizá habría sido testigo por vez primera de un empalamiento cuando este
artista realizó en bronce la primera representación de un caballo a escala natu-
ral, la estatua ecuestre del condottiere veneciano Erasmo di Narni, conocido
como Gattamelata, aunque bien podría haber sido una estarua del
Empalador.
Cuando Vlad no era más que un chiquillo en Sighisoara, Paolo di
Dono Uccello, el orfebre florentino, estaba trabajando con Ghiberti en las
magníficas puertas del bapristerio de Florencia, que con sus caballos y la des-
lumbrante heráldica de su Batalla de San Romano se asemeja a una pintura de
una de las batallas que libró el Empalador contra los turcos.
Por otra parte, Filippo Brunelleschi, el gran arquitecto, fascinado con
las líneas rectas y la simetría matemática, ya había ideado la perspectiva del
punto de fuga cuando Vlad era un muchacho, yen la década de su muerte el
(169)Esre verso, que e suele cirar de forma errónea, perrenece al poema To Helen de Edgar Allan Poe.
134
explorador y aventurero de origen italiano Cristóbal Colón ya estaba conven-
cido de que la tierra era redonda. Lo único que necesitaba era dinero, barcos
y hombres para demostrarlo.
Allá donde hubiera artistas e ingenieros (profesiones que a veces se
solapaban), había me enas, hombres poderosos que coleccionaban las obras
de los unos y hacían que les construyeran imponentes tumbas, y pagaban a
Jos otros para que diseñaran y construyeran armas con las que matar a sus ene-
mIgos.
La familia Sforza de Milán y los Médicis de Florencia rivalizaban
como promotores del arre, aunque quien más alabanzas merece es probable-
mente uno de Jos miembros más destacados de la segunda familia, Lorenzo el
Magnífico, que fue contemporáneo del Empalador, ya que financió numero-
sas excavaciones arqueológicas, y el e tudio de los archivos de la ciudad, ade-
más de ayudar a los genios n iernes de Ja época.
Es difícil calibrar hasta qué punto este mundo renacentista pudo lle-
gar a impregnar la Europa del Este de Vlad Tepes. Nicolás Copérnico estudió
en la universidad de Cracovia, pero no en vida del Empalador, y su herejía del
universo heliocéntrico se adscribió también en otra generación. Sin embargo,
Matías Corvino fue un mecenas al estilo de los Médicis, y durante el tiempo
que Tepes pasó como prisionero en Visegrád, trabajaban en la corre, en Buda,
personajes como Benederro da Maiano, Giovanni Dalmara y Chimenti
Camicia. De hecho, el embajador del Papa Sixto IV describió Visegrád como
un "paraíso terrenal", y un magnífico ejemplo del florecimiento renacentista
que vivió Hungría es el relieve en alabastro de Corvino esculpido por
Ciancristoforo Romano, trece años después de la muerte del Empalador.
Pero, al sur del Danubio, en el que abundan la trucha arco iris, ej
tímalo árrico, el albur, el esturión y la carpa, estaba Bulgaria, y ej peligroso
Imperio Otomano de los turcos, la gran fuerza militar en los límites orienta-
les de Europa. Aquélla era una civilización completamente distinta, fatalista y
agresiva, poética y bárbara. y contra ella se alzó el minúsculo estado de los
Cárparos, Valaquia, con su voivoda, Vlad Tepes, y su pueblo.
135
CAPÍTULOVI
(170)Sheila Bignal!, "Who was Nicolas von Popplau?" Ricardian Register, vol. XXlI, nO3, 1997,
citado en Benram Fields, RoyaL Blood; utton, 2000, pág. 280.
137
Heredó un trono que solía ganarse o perderse en los campos de bata-
lla, y se convirrió en el gobernanre de un pueblo cuyos boyardos o nobles eran
veleidosos, y no muy de fiar. Decidido a centralizar y consolidar su poder, el
mismo empeño de muchos monarcas de su época, Tepes no dudó en utilizar
las medidas más duras para lograrlo. y no lo tenía nada fácil; su principado se
hallaba amenazado por los avasalladores húngaros, al Oeste, y por el aterra-
dor avance de los rurcos oromanos, al Sur. Por eso, para ser jusros al juzgar a
este "salvaje sanguinario", si a un lado de la balanza ponemos las horribles his-
rorias que se cuentan de él, al orro deberíamos poner esros antecedentes.
Aparre de los documentos oficiales relacionados con su corre, de los
que hablaré más adelante, hay rres fuentes de información principales sobre
Vlad Tepes, el hombre. La primera, que fue posible en parre gracias al inven-
ro de la imprenta en el Renacimienro, proviene de la comunidad "sajona" que
vivía en Valaquia, o, más específicamente, en Transilvania.
Aunque los primeros rexros impresos que se conocen se hicieron en
Corea en el siglo VIII, y el primer tipo movible que usaba lerras individuales
también fue coreano y databa de ] 409, en los libros de hisroria de Occidente
siempre se cira a Johann Gurenberg como creador de la imprenta, y a su enor-
me Biblia de cuarenra y dos líneas por página, 1.282 páginas, y tres millones
de caracteres en roral, como el primer libro impreso. Gurenberg lo llamaba
"escritura artificial", y se calcula que haría aproximadamente 200 ejemplares
cuando Vlad renía unos veinte añ s, de las que milagrosamenre han llegado
a nuesrros días 38.
El invento cuajó ran rápidamenre que hacia 1500 había ya 250 ciu-
dades con imprenra, dando empleo cada una a docenas de arresanos espe-
cializados: unos hervían rrapos de lino para hacer papel, o preparaban
papel vitela (hecho con piel de becerro), otros vertían metal derretido en
pequeños moldes, otros limaban la rebaba de los bordes de los moldes. Los
cajistas disponían las lerras para formar las líneas y los párrafos; los impre-
sores usaban tinta hecha con negro de humo o carbón vegeral mezclado
con aceite de linaza. La ciudad de Mainz fue la primera en perfeccionar
esta técnica, aproximadamente hacia 1455, pero en sólo quince años los
avances se extendieron a Leipzig, Srurrgarr, Nuremberg y Augsburg.
Cracovia, en Polonia, y Buda, en Hungría, también tenlan ya sus irnpren-
138
ras Cinco año arires de que William Caxton estableciera la suya en
Westminster Abbeyen el año de la muerte de Vlad Tepes, y a la que puso
por nombre The Red PaIe.
Como cabe imaginar por el peso de la Iglesia en la época, muchos de
los primeros libros que se imprimieron, al igual que el primero de Gutenberg,
eran Biblias, salrerios y otras obra de carácter religioso. Sin embargo, hacia
1463, se imprimiría en Viena, la capital de Austria, uno de los primeros pan-
fletos políticos, y precisamente sobre Vlad Tepes, el voivoda de Valaquia. Se
tituló La historia de un loco sanguinario llamado Dracula de Valaquia, y pro-
bablemente se basaba en un p ma escrito el año anterior por Michel
Beheim, el poeta de la corte del emperador Federico III del Sacro Imperio
Romano Germánico. Beheim era hijo de un tejedor de Bohemia, nacido en
Sulzbach, Wüttemberg, en septiembre de 1416, pasó un tiempo viajando y
dedicado a las armas antes de estudiar música y teología, y su primer mece-
nas fue el Conde Ulrico Cilli, que más tarde sería asesinado.
Hacia 1457 Beheim había pasado a ser poeta de la corte de Ladislao
V de Habsburgo, aunque el término más exacto para denominar su papel
sería el de minnesinger, un juglar de la corte al estilo de los trovadores del siglo
XIII. Algunos libros lo califican de meistersinger,pero técnicamente é tos esta-
ban vinculados a los poderosos gremios que dominaban las ciudades europea.
Tanto los meistersinger como los minnesinger eran compositores de baladas
que se inspiraban en cuentos populares e incluso en suceso recient s, ernbe-
lleciéndolos y modificándolos según los gustos del público.
A finales de la d ada de 1450, Beheim iba de mecenas en mecenas en
Bohemia y Hungría, y fue por pura casualidad que conociera al hermano
Jacob, un predicador itinerante, en Wiener Neu tadt, a unas 30 millas al sur
de Viena, cerca del monasterio de Meik, del que era el monje. Parece que fue
este hombre quien le relataría los hechos y detalles en los que se basaría para
escribir La historia de un locosanguinario llamado Dracula de Valaquia, que se
cree tardó unos cuatro meses en completar.
El poema, que consta de 1.070 versos, se publicó, llegando a la
Universidad de Heidelberg, y es probable que los escribientes de Matías
Corvino compusieran a partir de ella una versión aún más difamatorias a fina-
les de 1463 (véase pág. 150) con propósitos propagandísticos. El poema
139
pronto se convirtió en uno de los preferidos del emperador Federico III,
quien duranre los dos años siguientes insistía en cada banquete en que
Beheim lo recitara para sus invitados. Hoy día no existe equivalente alguno
para los términos minnesinger y meistersinger. Había escuelas que preparaban
a este tipo de juglares, y que en Valaquia recibían el nombre de guslar. El pro-
ceso de aprendizaje era largo y arduo, y había multitud de estas escuelas a lo
largo y ancho del Sacro Imperio, aunque probablemente la primera en esta-
blecerse fuera la de Mainz, seguida de la de Augsburgo en 1450.
No sabemo si Beheim compuso alguna música para acompañar a su
poema sobre Drácula, pero sí podemos asegurar que, dada la poca objetividad
de su fuente, el hermano Jacob, no puede considerarse como un texto histó-
rico. Es más, los hechos están tan dramatizados y distorsionados como la ver-
sión teatral que William Shakespeare e ribió obre el reinado de Ricardo III.
Podría decirse, eso sí, que el poema de Beheim sería el precedente más anti-
guo de las obras de Polidori y Sroker, y también de las películas sobre vampi-
ros que se han hecho.
Las historias alemanas de la época sobre Drácula se acompañaban a
menudo de grabados. Algunos eran meras representaciones del Empalador,
como es el caso del frontispicio de DracoLe Waida, impreso en Nuremberg unos
doce años después de su muerte, y que comienza: "En el año del señor de
1456, Drácula hizo muchas cosas espantosas". Otros eran ciertamente horri-
pilantes, como el más conocido, realizado por Ambrosius Huber en 1499,
también en Nuremberg, y que representa el famoso banquete sangriento. El
texto que figura sobre la espantosa escena, a modo de leyenda, dice:
Aquí comienza una muy crueLy aterradora historia acerca de un saLvaje sanguina-
rio, DrácuLa eLvoivoda, de cómo empalaba a Lagente, y Losasaba, y Lostroceaba
como a repollos, de cómo asaba a Losniños y hacía que sus madres se Loscomieran,
y de muchas otras cosas horribles y de La tierra en que goberné'. 171).
140
tado en un me a al aire libre, sobre la que hay platos con comida y copas. A
unos metros de él, un subordinado está cortando con un hacha los miembros
de unos cadáveres, yen el fondo se puede ver a varios hombres y mujeres des-
nudos empalados, y retorciéndose en su agonía. La escena ilustra el ataque de
Tepes a la ciudad "sajona" de que los alemanes
Brasov, llamaban
Kronstadt(l72) en abril de 1459. El panfleto dice así:
(172)No confundir con la famosa Kronstade de Rusia, la base naval que fuera escena del motín
naval de 1917.
(173) Mc ally y Florescu, In Search ofDracula, pág. 87.
141
mos, aunque e! nombre de uno de ellos sí ha pasado a la historia, e! de! her-
mano Jacob, e! hombre que probablemente fue la fuente de! poema épico
escrito por Miche! Beheim.
Saint Gallen alberga e! grueso de las historias "sajonas", treinta y dos
terroríficos relatos escritos en Plattdeutsch, e! dialecto bajo alemán, y su lectu-
ra seguramente se limitaría a los propios monjes. En vez de presentar una tra-
ducción de todas las historias, lo que pretendo yo en este libro es distribuirlas
en categorías. Así, de las treinta y dos, podemos decir que diez son verificables
mediante fuentes históricas que, si bien no son totalmente fidedignas, al
menos sí están imbuidas de una cierta oficialidad. La primera de ellas, nume-
rada como MSS N° 806 en la Biblioteca de Saint Gallen, se refiere a la muer-
te de! padre de Vlad, Dracul, y su hermano, Mircea, ordenada por e! "anterior
gobernante". Éste debe ser János Hunyadi, e! "caballero blanco", cuyo nombre
se hizo legendario entre los cruzados de finales de! Medievo. Su influencia
obre Tepes y los efectos de estos asesinato son de suma importancia para
poder comprender al Empalador, pero volveré sobre ello más adelante.
La segunda historia relata cómo Tepe§ ordenó la muerte de Ladislao
Voda, e! Vladislav II que era su rival y que gobernó en Valaquia durante ocho
años antes de su ejecución en 1456, e! año en e! que, nos recuerda esta histo-
ria de Saint Gallen, "este Drácula hizo y amenazó con hacer cosas terribles en
Valaquia, además de en Hungría".
El tercero describe la invasión de Transilvania por parte de Tepes, des-
truyendo castillos, pueblos, ciudades (como Beckendorf, que podría ser la
actual Bod, o bien Benesti. cerca de Brasov) y monasterios (como los de
Holtznundorff y Holtznerya}, Lo prisioneros hechos en estos ataques, nos
cuenta, fueron empalados, sin importar su sexo o su edad. ''A una familia
entera la eliminó", dice una traducción de la historia número siete(174),
"desde e! miembro más pequeño hasta e! mayor; niños, amigos, hermanos,
hermanas ... a todos los hizo empalar".
Esta familia ha sido identificada como la de! poderoso boyardo Albu
ce! Mare (Alberto e! Grande), quien no era ajeno a la destrucción y el pillaje,
y que se había unido al príncipe Dan III, otro de los rivales del Empalador.
142
El propio Dan III acabaría teniendo un mal final por enfrentarse a 'Iepes,
como relata la historia número nueve:
all! [en las ciudades de las siete fortalezas en Siebenburgen y Talmetz] hizo que
trocearan a Loshombres como a repollos, y aqueLLosa Losque se LLevó(... ) como pri-
sioneros, los empaló de diversas y crueles maneras.
143
los alrededores del pueblo de Amias. A unos ordená que los hicieran echarse unos enci-
ma de otros,formando un montículo, y que los mataran troceándolos como a repollos,
con espadasy cuchillos. Al capellán, y los otros a los que no había matado de inmedia-
to, los lleuá consigo a su pais e hizo que los colgaran. y dio orden de que se quemara el
pueblo y todo lo que había en él, incluidos los habitantes, que eran más de treinta miL
y, después, se lleuá a Valaquia a la gente de la región que se conoce como Figaras,
tanto hombres como mujeres y niños, y mandó que todos foeran empalados.
y, después, ordenó que más de sus boyardos foeran decapitados, y tomá sus cráneos
para cultivar repollos en ellos. Después de esto, invitó a los amigos de aquellos boyar-
dos a su palacio, y les dio a comer repollo, diciéndoles: "Os estáis comiendo las cabe-
zas de vuestros amigos': y ordená que todos ellosfoeran empalados.
y, después, ordenó que algunas de las gentes de su país foeran enterradas desnudas
hasta el ombligo. Cuando esto se hubo cumplido, mandó que les disparasen.
También hizo asar a muchas personas, y a otra las despellejó.
hizo una olla enorme con sus asas, y encima colocó una especie de andamiaje con
unas planchas de madera en las que hizo que practicaran unos agujeros lo suficien-
temente grandes como para que cupieran por ellos la cabeza de un hombre.
Entonces, ordená encender un gran foego bajo la olla, y que vertieran agua en ella,
hirviendo así a varios hombres.
144
La hi roria número diecisiete retoma este tema, apuntando a una lim-
pieza étnica que por desgracia se ha convertido en una realidad hoy día en los
Baleanes. Un gitano fue sorprendido robando, yel Empalador se lo entregó a
su propia gente para que le colgaran. Los gitanos le dijeron: "Ésa no es nues-
tra costumbre", y Tepes hizo que lo hirvieran en una olla, y luego obligó a los
demás a comer su carne.
Sin embarg , calificar e te sue o, o las ejecuciones de "sajones" por
parte de Vlad Tepes como ejemplo de racismo o xenofobia sería malinter-
pretar el marco de los tiempos en los que vivió. Valaquia todavía no era una
nación, y en toda Europa se tenía a los gitanos por ladrones. De hecho, se
creía incluso que quienes llevaban una vida errante eran ladrones de niños. Es
más, las leyendas cuentan que Vlad Dracul, el padre del Empalador, llevó a
miles de gitanos (tiganes en rumano) como esclavos a su principado, pero se
ha demostrado que llevaban cientos de años viviendo en esa zona arites de lle-
gar al norte de Europa a finales del siglo XIV.
La historia número quince es particularmente repelente:
(177) Herodes el Grande, gobernanre de Palestina en la época del dominio romano. Los monjes
de Saint Gallen Io considerarían sin duda un tirano, y sus actos desde luego fueron bastan-
te elocuentes, porque, ordenara o no la muerte del primogénito de cada hogar en bu ca del
niño Jesús, como aseguran los evangelios, Io que sí se sabe con seguridad es que ordenó eje-
cutar a todos aquellos sobre los que pesara la más mínima sombra de sospecha de oposición
a su mandato, y entre ellos se contaron su propia esposa, Mariamne, y sus dos hijos.
Respecto a erón, el emperador romano que estuvo en el poder entre los años 54 y 68 d.C.,
investigaciones recientes han revelado que fue "más bien el ofendido que el ofensor", y que
145
La historia número dieciocho tiene un tono moralizante que se
encuentra también en muchas otras historias "sajonas" relacionadas con
Tepes, y que tiene su eco en las otras traducciones en torno a su figura (véase
más adelante). Comienza con una escena surrealista, en la que el voivoda y un
biyar están paseando por entre una hilera de cadáveres empalados descompo-
niéndose, "tantos, que parecía un gran bosque". Tepe~ le pregunta al noble si
le molesta el olor, y cuando éste responde que sí, "Dracula ordenó inmedia-
la hisroria de! solo de violín que supuestamente interpretó mientras ardía Roma no es más
que una invención disparatada, aunque parece que sí fue cierto que era un hombre vano,
extravagante y un depravado. Al contrario que Herodes, que simplemente daba las órdenes,
hay evidencias de que Nerón mató a u espesa Popea, pegándole una patada cuando se halla-
ba encinta. También ordenó la ejecución de Anronia, hija de Claudio, porque rechazó su
propuesta de matrimonio, y a varios romanos de gran talento como Séneca y Lucano, pro-
bablemente porque eran mejores escrirores que él. Gayo Diocleciano, por otra parte, fue
proclamado emperador por e! ejérciro romano en e! año 284. Pasó la mayor parte de! tiem-
po que estuvo en el poder defendiendo las tierras conquistadas y tratando de mantener
unido e! imperio. Probablemente se le incluye en esta lisra porque ordenó la persecución de
los cristianos mediante cuatro edictos en e! año 303 con e! propósito de eliminarlos a todos,
ya que los consideraba una secta. La purga que llevó a cabo se saldó con muchas víctimas o
mártires, entre los que se contaban dos que serían antificados en la época de Vlad Drácula:
Inés, una niña de doce años a la que desnudaron y decapitaron bajo los arcos de! estadio de
Domiciano, y e! soldado romano ebastián, que fue asaeteado y aporreado hasta la muerte
por la guardia imperial.
(178) El término" berserker' era e! nombre que se daba a un grupo de guerreros noruegos, cuyo
nombre significa "los camisas de oso", y cuya violencia en e! campo de batalla se hizo legen-
daria. uriosarnente, Bram Stoker utiliza el término en Drácula cuando de modo erróneo
atribuye a su conde ascendencia sícula: "Nosotros, los slculos, podemos sentirnos muy orgullosos
de serlo, pues por nuestras venas circula La sangre de muchas razas valientes (... ) Del remolino de
razas europeas que habitan estas tierras, la tribu de los 'ugros' [los magiares] traerla de Islandia
el espíritu luchador que Thor y Wodin les dieron, y que sus berserker demostraron en los mares
de Europa (.. y. Un término más apropiado al carácter de! Empalador que el de berserker
habría sido e! de "psicópata".
146
tam ente que l empalaran tambi n, pero en una staca más alta para que no j
tuviera que soportar el hedor de los demás".
De estos relatos repetitivos de atrocidades se desprende una clara obse-
sión con el canibalismo. Me detendré más adelante a analizar este aspecto de
la personalidad de Vlad Tepes, pero me gustaría resaltar que la constante refe-
rencia a los repollos y a personas forzadas a comerse a sus familiares o amigos
parece sugerir más del clérigo que compilaba estas historias que del hombre
sobre el que tratan. Así, en la historia número veintinueve, se cuenta que 300
gitanos fueron obligados "a comerse unos a otros hasta que no quedó ningu-
no", yen el treinta y uno, se dice que Tepes "asaba a niños de muy corta edad,
y forzaba a sus madres a comérselos. Le cortaba los pechos a las mujeres y
hacía que los maridos los comiesen", y añade, como ya anticipa ellector, que
"d spués, los empalaba".
Hay sin embargo dos historias que destacan porque pudieran apuntar
al verdadero carácter de Tepes. Por una parte, la número veintiuno describe
no la ya usual orden de ejecución, sino un asesinato cometido con sus propias
manos, ofreciendo, de ser cierta la historia, una significativa percepción de la
pervertida mente que había tras la máscara de terror que mostraba al mundo:
Un día, una amante que tenía Leanunció que estaba encinta, y él hizo que otra
mujer La mirara [examinara],pero ésta no hallá muestra aLguna de embarazo, así
que Dracula tomó a su amante y La rajó desde eLpecho hasta abajo, diciéndoLe:
"Dejemos que eLmundo vea dónde he estado, y donde se balla mi fruto'~ De éLse
cuenta que hizo otras cosassimilaresy aun otras iguaLmente inhumanas.
147
La intención de la última frase es clara: demostrar que el Empalador
no hacía distinciones. Es improbable que a los monjes que huyeron, refu-
giándose en Saint Gallen, les importara poco lo que Vlad Tepes les hiciera a
los paganos, los herejes y los judíos, ya que todos ellos negaban a Dios y a
Cristo(l79), pero para ellos, el que matara también a cristianos, y más concre-
tamente a cristianos valacos, era algo imperdonable.
Conocemos los nombres de algunos de los monjes cuyos recuerdos,
probablemente con añadidos inventados y exageraciones, dieron lugar al con-
junto de las treinta y dos historias "sajonas". Los tres referidos por Michel
Beheim en su poema épico de 1463 son el hermano Jacob, el hermano Michel
y el hermano Hans el Portero, que podrían estar basados en personajes reales,
o incluso haberlo sido, descritos por el primero de ellos, Jacob, que sin duda
sí existió. Los archivos de Saint Gallen mencionan también a un tal Blasio,
que procedía de Biserita. una de las ciudades que fueron objetivo del
Empalador por sus aserraderos y sus curtidurías, y a un Johannes de Septum
Castis (Juan, el de las siete fortalezas, es decir, de Siebenburgen080),
Transilvania) .
Estas historias "sajonas", tan obviamente sesgadas, distorsionadas y
repetidas, son las que forman el núcleo escrito de la leyenda del Empalador
que empleó el rey húngaro Matías Corvino como propaganda contra el voi-
voda, simplemente porque servían a sus propósitos políticos. La morbosidad
de las historias pronto hizo comprender a los editores que aquello podía ser
una verdadera mina de oro. No sin razón sugieren desde luego los historia-
dores MeN ally y Florescu que las historias sobre Tepes fueron el primer super-
ventas, cuando únicamente la Biblia lo superó a finales del iglo En 1488, xv.
(179)Los paganos en esre contexto serían los no-crisrianos: los rurcos otomanos al Suresre, y los
tártaros al orro lado del mar Negro. Los judíos, excepto en la Polonia de Casimiro el Grande,
eran rrarados con disrintos grados de de precio. Los herejes, cuya definición variaba según
lo que en un momento dado se le antojase herérico a las iglesias Ortodoxa y Carólica res-
pecto a sus docrrinas, eran cada vez más perseguidos por la anta Inquisición.
(80) . de la T.: Siebenburgen en alemán significa lireralmente "siete (sieben) ciudades (burgen)".
El nombre se debía a que donde se encontraba la ciudad, antiguamenre había habido siere
pequeñas ciudadelas o fortalezas.
148
se publicaron tres libros distintos con estas historias en Nuremberg, y uno en
Lübeck. El editor Hans Sporer publicaría otro en Bamberg en 1491, y un
cuarto aparecería gracias a la imprenta de Martin Landsberg en Leipzig dos
años más tarde. En los albores del siglo XV las historias estaban llegando al
Oeste. Matthias Hupfuff publicó otro libro de ellas en E trasburgo, en 1500;
Des legher otro en Hamburgo, dos años después, y todavía en 1521 seguían
apareciendo nueva reediciones en Nuremberg.
Fue en esos años, cuando los turcos otomanos destruyeron la flor y
nata de la caballería húngara en Mohácz (1526), y Martín Lutero desató su
torrente de protestas contra la Iglesia Católica, que Vlad Tepes empezó a apa-
recer en una serie de obras de ficción muy alejadas de lo que serían las de
Rymer, Polidori o Sroker. Una de esas obras fue p r ejemplo el poema satíri-
co Flohaz, Weiber Traz de Johann Fischart en 1573, y trece años antes se le
menciona en otro poema, éste del sacerdote húngaro Matthias Nagybanki.
De este modo, el uso de la figura de Tepes como un tirano sinónimo del mal
en estado puro se iría extendiendo por la literaturas alemana y húngara hasta
llegar a los tiempos de roker,
El segundo conjunto de textos que nos permiten saber más acerca de
Vlad Drácula son otra serie de relatos rusos de una colección procedente del
monasterio de Kirillov-Belozersky y que se conservan en la biblioteca pública
de Salrykov-Schredin en San Petersburgo. Ya me he referido con anterioridad
al monje "pecador" Efrosin, que fue probablemente el autor del manuscrito,
y a Fedor Kurirsyn, el envia o de Moscovia que conoció a la familia del
Empalador en la corte húngara y recopiló las historias que oyó sobre él.
Mientras que las historias "sajonas" ennegrecen la reputación del
Empalador porque los trató con dureza por ser extranjeros y unos capitalistas
avariciosos que sangraban a sus súbditos, el autor de las rusas parece más dis-
puesto a aceptar que dicha violencia ra "normal" para la época, y justificada
por lo que los contemporáneos ingleses de Tepes llamaban "good gouvernan-
ce" ("el buen gobierno"). Además, en cierto sentido Vlad Tepes se convirtió
en una especie de modelo para posteriores gobiernos rusos, como ocurrió con
César Borgia, nacido el año de la muerte del Empalador, que sería el modelo
en el que se basaría Niceole Machiavelli para escribir su obra El Principe,
publicada en 1515.
149
En total son diecinueve las historias rusas que se recopilaron en el
monasterio de Kirillov-Belozersky alrededor de 1490, dieciséis años des-
pués de la muerte del Empalador:
150
habla de él ya en 136 y su nombre aparece por primera vez en escritos
de 1145.
La historia número seis se refiere a dos monjes húngaros que visita-
ron Valaquia en cierta ocasión. Drácula le enseña sus víctimas a uno de
ellos, "incontables personas clavadas en estaca y en los radios de ruedas de
carro". "¿He hecho bien?", le pregunta el voivoda al monje. "No, mi señor",
es la respuesta, "habéis hecho mal. Habéis castigado sin compasión". El
segundo monje, sin embargo, tiene una perspectiva diferente. "Habéis sido
designado por Dios como soberano para castigar a aquellos que hacen el
mal", contesta a su pregunta, "y para recompensar a los que hacen el bien.
Estoy seguro de que éstos hicieron algo malo, y han recibido lo que se mere-
cen". Este clérigo re ib cincuenta ducados de oro, y lo escoltan los guar-
dias de Tepes en carruaje hasta la frontera con Hungría. El primero, en cam-
bio, enfurece a Drácula, que le espeta que no debería haber dejado su celda
y su país siendo tan estúpido. "Y ordenó que fuera empalado boca arriba",
concluye el relato.
La siguiente historia d rib la llegada a Tirgoviste de un mercader
húngaro que deja su carromato cargado de oro en la calle frente al palacio
del Empalador. Por la noche, alguien le roba 160 ducados y lógicamente el
mercader se queja al voivoda. El Empalador ordena que se busque alladrón,
amenazando con destruir la ciudad si no es encontrado. Entretanto, Tepes
hace que se añadan 161 ducados al carromato y espera a la mañana siguien-
te. El mercader cuenta su dinero, muy impresionado, y le dice al voivoda
que lo ha recuperado todo, y que hay una moneda de más. Elladrón es atra-
pado con el botín robado, y Tepes resume así la moraleja de la historia: "Ve
en paz", le dice al mercader, "si no me hubieras dicho nada de esa moneda
de más, te habría empalado junto con elladrón"(181).
Otras siete de las historias rusas son variantes de las "sajonas". Así,
en vez de los mercaderes de Wuetzerland, a quienes Tepes hizo que les cla-
varan los sombreros a la cabeza porque se habían negado a descubrirse ante
(181)Todas las traducciones del ruso al inglés de esras historia fueron realizadas por Raymond T.
McNally.
151
él, en la historia rusa correspondiente los personajes son unos turcos, lo
cual es más verosímil:
La segunda historia enlaza con ésta, y sugiere que este insulto a los
embajadores irritó al sultán, Mehmed II, de tal modo que, en represalia, inva-
dió Valaquia. Este razonamiento ingenuo recuerda la historia que dice que
Enrique V se dirigió con sus naves de guerra hacia Harfleur después de que
su rival, el rey de Francia, despreciara unas pelotas de tenis que le había rega-
lado. La verdad, como siempre, era en ambos casos algo más complicada.
También hay una variante de ésta en la historia número doce, y
cada vez que un embajador se presenta ante Tepes vestido de una manera
inapropiada, o no contesta a sus preguntas tal y como lo espera el voivoda,
acaba muriendo, y la culpa recae por completo sobre el monarca que lo
envió: "No me culpes de ru muerte a mí, sino a tu soberano", o bien la
culpa puede atribuirse al propio emisario: "porque eres corto de entendi-
miento y (oo.) no te has comportado como debías ('00) deberías quitarte la
vida tú mismo".
Sólo dos de las historias rusa se presentan como ejemplos de cruel-
dad sin motivo, y la primera de ellas aparece en el folclore de diversos paí-
ses del mundo, con lo cual podrían tomarse como falsas. Por ejemplo, en
una, Tepes obliga a unos obreros a que llenen unos barriles con oro y que
los hundan en ellecho de un río, y después hace que los maten "para que
nadie supiera su secreto, excepto el diablo, cuyo nombre llevaba el voivo-
da [es decir, Drácula]". Lo único cierto en la historia es que el voivoda era
152
muy dado a esconder sus tesoros en criptas de iglesias y monasterios.
¿Podría ser el monasterio de Snagov uno de esos escondites?(82).
La otra historia es bastante extraña, y trata de la época que pasó el
Empalador en la ciudad de Pest, separada de Buda por el río, cautivo del rey
Matías Corvino alrededor de mediados de la década de 1470. No le tenían
preso en una celda, ino en una casa donde estaba bajo "arresto domiciliario".
Un día, un delincuente está huyendo de los guardias húngaros, y sin saber
dónde esconderse, se introdu e en el patio de Tepes. La guardia lo sigue, y el
prefecto (alguacil) lo agarra, pero de pronto el criminal queda libre ... porque
Tepe~ ha decapitado al oficial con su espada. Al ser llevado frente a la justicia,
el Empalador responde con altivez:
No he cometido ningún crimen. El guardia buscó su propia muerte. Entró sin ser
invitado en la morada de un gran soberano,y cualquiera que lo intente, perecerá
de la misma manera.
(182)Curiosamente, Nicolás Ceausescu, poco antes de la farsa que fue el apresurado juicio al que
fue sometido en diciembre de 1989, trató de sobornar al comandante Ion Secu, que Io había
capturado, con una suma que ascendía a uno o dos millones de dólares. "Y, hasta que pueda
conseguir ese dinero", le dijo, "puedo darle cientos de miles de lei que tengo en un escondi-
te en Voinesti [un pueblo cerca de Tlrgoviste]" (citado en Behr, Kiss the Hand you Cannot
Bite, pág. 16). A pesar de que el gobierno rumano registró el pueblo, no encontraron nada.
153
Después de envenenar a su esposa Anastasia Romanova, en 1558, atacó cada
vez con mayor crueldad a quienes se oponían a él. Castigaba a los embajado-
res rebeldes que no le mostraban respeto clavándoles el sombrero a la cabeza
(y, curiosamente, en 1917, a los oficiales zaristas que se negaron a quitarse las
charreteras en señal de sometimiento al poder bolchevique, les fueron clava-
das a los hombros). Iván también recurrió al empalamiento como método de
ejecución, y no se tiene constancia de que este castigo se hubiera aplicado
jamás en Rusia. Muchos estudiosos, inel uidos varios expertos en Drácula,
califican a Iván IV de perturbado, pero son reacios a hacer lo mismo con el
Empalador. El examen forense del cadáver de Iván el Terrible tras la reciente
exhumación de su tumba en San Petersburgo demostraría que el zar-empala-
dor padecía osteoartritis, una enfermedad incurable que probablemente debía
provocarle dolores constantes y que podría explicar al menos algunos aspec-
tos de su excéntrico y atroz cornportarni nto.
La última fuente de información sobre Vlad Tepes procede de los
recuerdos de su propia gente, que se han transmitido de generación en
generación a través de los cuentos populares rumanos. De los ocho existen-
tes, siete coinciden en su argumento con las historias rusas, y seis con las
versiones "sajonas". Lo más interesante, sin embargo, es que varios de estos
cuentos tierten dos o tres variantes, reflejando así su origen en la tradición
oral. Por ejemplo, la historia del mercader a quien le robaban 160 ducados
de oro en Tirgovi te tiene otras dos variantes. En la primera, el mercader
pide ayuda a los viandantes en un cruce de caminos y la suma de dinero se
expresa en lei, la moneda rumana. Un lugareño, descrito como "un cristia-
no" y "un hombre temeroso de Dios, igual que los rumanos en tiempos del
príncipe Vlad el Empalador", encuentra el saquito con el dinero, pero fal-
tan 100 lei. El mercader lleva al campesino ante el Empalador, acusándolo
de haber sido él quien ha sustraído el dinero que falta, recompensándose a
sí mismo por haberlo encontrado. Tepes, sin embargo, decide que es él
quien está siendo deshonesto: "Maese mercader", le dice, "en mi reino la
gente no sabe lo que es mentir". La segunda variante comienza así:
"Reinaba en Valaquia por aquel entonces un príncipe llamado Drácula, al
que se conocía como el Empalador. Este príncipe era muy severo, pero tam-
bién justo. No toleraba que hubiese en sus dominios ladrones, mentirosos,
154
ni haragan ". En esta versión, el mercader es de Florencia y va a ver a Tepe~
para pedirle un salvoconducto para arravesar sus rierras. El Empalador, irri-
rado porque el mercader dude de la seguridad de su reino, en vez de conce-
dérselo, le dice que deje su dinero en la plaza principal de la ciudad duran-
re la noche, asegurándole que a la mañana siguienre lo encontrará en el
mismo sirio. Y, ral y como cabe esperar con lo cuentos moralistas y los
cuentos de hadas, así es como ocurre.
También hay orra his ro ria en la que Tepes ve un día en el campo a un
hombre con una camisa que le queda corra, y lo interpreta como que su
mujer está descuidando sus deberes para con él, y ordena que la empalen, a
pesar de los ruegos del marido: "Nunca sale de casa, y es honesta". A cam-
bio, le da una nueva esposa, a quien encomienda el único y exclusivo deber
de cuidar del campesino. Como ocurre en orros cuentos populares rumanos,
aunque en este caso resulta bastante irónico, al final de la historia se echa la
vista atrás, recordando con nostalgia una "época dorada" en que la vida era
mucho más placentera:
Suerte que Drácula no sea hoy día el soberano de nuestro país, porque tendría que fobri-
car muchas estacas para acabar con Losinnumerables zánganos que Loechan a perder.
(183) El clásico es Struwwelpeter, un libro de cuentos para niños de Heinrich Hoffman, de 184 .
155
que no encuentre a ninguno". La política de Tepes para erradicar el problema
de la pobreza era bastante más cruel que la que aplicaría el gobierno isabelino
en Inglaterra. Según esta historia, el Empalador invitó a los pobres a un festín
en Tirgoviste, con las mesas repletas de exquisita comida y vino. Cuando están
más que saciados y bastante "alegres", el voivoda hace que sus sirvientes pren-
dan fuego, sale del comedor, y ordena que se cierren las puertas:
156
Otras historias retoman este tema. Según distintas variantes, Tepe§
atacó a los boyardos cuando estaban asistiendo al oficio religioso del
Domingo de Resurrección, en el preciso momento en que el sacerdote pro-
nunciaba las palabras Hristos o-nviat ("Cristo ha resucitado"), y los fieles res-
pondían Adeuárat c-o-nuiat ("Es verdad, ha resucitado"). Según investigacio-
nes recientes, hay indicios de que esta historia podría tener una base real.
Los relatos de tradición oral lo irritan a veces a uno por lo vagos que
resultan, y también porque al traducirlos pueden sonar bastante ingenuos,
pero el verdadero problema con las historias rumanas obre Tepe§ es que el
idioma no tuvo expresión escrita hasta el sig] XVI. El eslavo eclesial era
el idioma que se empleaba en la corte del propio Empalador, y no tenemos
manera de saber si éste comprendía o no los diversos dialectos que se habla-
ban en su principado, o si era capaz de hacerse entender sin la ayuda de un
intérprete(184) .
La historia de la construcción del castillo de Tepe§ en Poenari, que
también procede del folclore rumano, fue adaptada a su forma escrita por vez
primera por Constantino Cantacuzino en el siglo XVII:
(184)Un abismo similar existía, por ejemplo, enere los reyes normandos yangevinos de Inglaterra,
que hablaban latín y francés medieval, frente al inglés antiguo e inglés medieval que habla-
ban su súbditos.
157
ciones se perdieron muchos detalles. En cambio, el profesor C. Radulescu-
Codin hizo un trabajo mucho mejor más recientemente, y aún más reciente
es el valiosísimo estudio realizado por Mihai Pop sobre estos cuentos para el
Instituto del Folclore rumano. De hecho, estos estudios aún continúan, y es
imprescindible que los esfuerzos no se detengan. En la época del conducator
(Ceausescu), el radical proceso de modernización hizo que hubiera un despo-
blamiento masivo del campo a las ciudades en busca de trabajo, y ello con-
dujo a una ruptura inevitable con la sabiduría popular y las tradiciones, por
lo que el folclore rumano corre hoy día peligro de caer en el olvido.
La figura de Vlad Tepes emergió de un modo titubeante en la litera-
tura rumana como un héroe de la cultura popular en la línea del Cid español,
del Guillermo Tell suizo, o del Robin Hood inglés, y se han escrito muchos
libros sobre estos personajes, en parte históricos y en parte legendarios, en un
intento de dar con la verdad. En el siglo XIX, la era de los nacionalismos,
Rumanía se hallaba todavía bajo la rígida influencia del debilitado Imperio
Otomano por un lado, y por la del agresivo Imperio Ruso por el otro. En
1848, el Año de las Revoluciones, la figura de Tepes adquirió unos cierros tin-
tes arrúricos en Rumanía, la del héroe que duerme, esperando a ser desperta-
do para ir en auxilio de su pueblo. El poeta Mihai Eminescu Io imaginó
librándolo así de los idiotas que dirigían el país:
Así pues, los "sajones" veían a Tepes como un monstruo porque inter-
firió con su capitalismo rapaz; los rusos, quizá porque querían emular el esta-
do centralizado del Empalador, lo veían como a un hombre cruel, pero justo;
los rumanos, como a un héroe en su caballo blanco, que les libró de los boyar-
dos corruptos y de las agresiones de los turcos en sus fronteras. ¿Cuál de todos
fue el verdadero Vlad Tepe~?
158
CAPÍTULO VII
(186) Roben W. Thursron, "The pawning of aran", BBC History magazine, vol. 3, n? 5,
mayo 2002.
159
que eran distorsiones imaginarias de seres auténticos, de animales exóticos
como el cocodrilo o la boa constrictor, o bien que una vez fueron reales.
Los medievales los asociaban al más fiero valor. De hecho, en
Inglaterra, según cuentan las leyendas, era un dragón el símbolo que figuraba
en el estandarte de batalla del rey Arturo:
La voz del dragón es como el trueno, suspisadas como los temblores de la tierra pro-
ducidos por los terremotos,y su aliento como elfoego de las hogueras (... )(187).
Pero la serpiente era más astuta que cualquiera de las bestias que pueblan los cam-
pos (...) Y le dijo a la mujer: "¿Escierto que os ha dicho Dios: no comáis de todos
los árboles del jardín?"
Eva, tentada por la fruta del árbol prohibido, acabó dejándose con-
vencer para probarla. La venganza de Dios cayó rauda sobre Adán y sobre ella.
y el Señor Dios dijo a la serpiente "Por lo que has hecho, maldita seas entre todos
los ganados y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y
comerás del polvo de la tierra todos los días de tu vida"( 188).
(187) Citado en Stephen Friar, A New Dictionary of Heraldry,Alpha Books, 1987, pág. 380.
(188) Génesis 3:14.
160
eran intercambiables, y probablemente por la maldición bíblica el dragón ter-
minó asociándose a terribles acontecimientos. Por ejemplo, la Anglo-Saxon
Chronicle ("crónica anglo-sajona") de 793 dice así:
tenían escamas amarillas como el oro y [eran más alargados que Losdragones de las
Llanuras, con una barba parecida a las cerdas de Loscochinos, y pesados párpados y
(191)En el siglo XVI la palabra "dragón" se empleaba también para designar la cabeza draconia-
161
espesascejas, que le daban una apariencia horrible. Cuando trepan y caminan sobre
la tierra, las escamas del estómago resuenan como sifueran de metal, y da la impre-
sión de que estas criaturas de color rojizo pudieran soltar chispas de fuego.
En las referencias bíblicas, que eran conocidas tanto para los sacerdo-
tes católicos como para los ortodoxos en la antigüedad, se identifica al dragón
con el monstruo ancestral que se menciona en los Libros de Job, Isaías y Arnós:
(...) y el gran dragón fue expulsado (...) aquel que engaña al mundo entero fue
expulsadoy arrojado a la Tierra (...)(192).
162
Oeste para contener a los húngaros, que siempre estaban intentando invadir
sus tierras, y con una fortaleza en la isla de Giurgiu, en el Danubio, desde
donde se podía controlar lo que ocurría al sur.
El río era muy importante, y no sólo para el comercio, sino también
para la defensa. Con sus 2.864 kilómetros, es uno de los más largos de
Europa, nace en la Selva Negra, y es navegable mar adentro hasta Ulm. Para
facilitar la campaña de sometimiento de la Dacia, el Emperador Trajano
hizo construir un puente de piedra que lo cruzaba, cuyas ruinas aún per-
manecen hoy día. En los tiempos de Tepe no había puente alguno, pero
un ejército que no se amilanara ante las dificultades podía cruzarlo con bal-
sas o barcas, y de ahí la importancia estratégica de la fortaleza de Mircea en
Giurgiu. El monasterio benedictino del que procedía el mencionado her-
mano Jacob se encontraba en Melk, a las orillas del Danubio, y unos 60
metros por encima de él, y en Belgrado, donde moriría en 1465 a causa de
la peste el mentor y némesis del Empalador, János Hunyadi, alcanza un
ancho de 146 metros y una profundidad de 45. A su paso por la llanura
valaca, se aproxima a Orsava, donde un desfiladero conocido como las
Puertas de Hierro bloquea el lecho del río y hace más fácil cruzarlo. Por el
Este, el río desemboca en el mar Negro a través de varios afluyentes: el Kilia,
el Tulcea, el Suchia y el Saint Georg, que forman un delta habitado por 110
especies de peces distintas, a pesar de que todavía no se ha recuperado PQr
completo de la polución de la era posr-Ceausescu.
En 1389, Mircea tomó la región, Dobriya, y construyó en Chilia una
fortaleza. Se dio a sí mismo el gran título de "loan Mircea, autócrata ungido
por Dios y amante de Cristo, gran voivoda gobernante, con la ayuda de Dios,
de Hungro-Valaquia, la región más allá de las montañas, las tierras tártaras,
los ducados de Arnlas y Fagaras, señor del Banat de Severin y las tierras a
ambas orillas del Danubio hasta el mar Negro"(193).
La razón de la obsesión de Mircea con el Danubio era que al otro
lado se encontraba Serbia, una tierra que estaba quedando a merced de los
turcos otomanos, que querían expandir su imperio hacia el Sureste. Este
sorprendente avance, que tenía aterrado al centro y el oeste de Europa por
(193) Citado en Floreseu y Me ally, Dracula: Prince of Many Faces, pág. 34.
163
la rapidez y éxito con que se estaba produciendo, será analizado a fondo en
el capítulo siguiente, pero entre 1320 y 1390, los turcos habían cruzado ya
los Dardanelos, adentrándose en Europa, y se hallaban en la ribera sur del
Danubio. Como dice el hisroriador Jason Goodwin(l94):
Avanzaban con tal rapidez e imprevisibilidad que los cronistas no podlan hacer
un seguimiento preciso de los acontecimientos, y prueba de ello es que no hay una
sola batalla fechada con exactitud con anterioridad al 15 de junio de 1389,
cuando derrotaron a los serbios en Kosovo, en el Campo de los Mirlos.
Se vest/a como un griego, y practicaba la sodomia como uno de ellos (... ) parece
que disfrutaba teniendo enemigos. "Nacl para esto': dijo en una ocasión, "para
guerrear y conquistar las tierras que se extiendan ante mis ojos".
(194) Jason Godwin, Lords of the Horizons, Vintage, 1999, pág. 12.
164
A aquellos que se nieguen a creer, es igual que intentes convencerles o no: no
creerán jamds. Alá ha sellado sus corazones y sus oídos, y una gruesa venda cubre
sus ojos. Tendrán un castigo terrible( 195).
Desde las conquistas árabes del siglo VII, la Cristiandad tenía buenas
razones para temer al mundo musulmán. Así se lamentaban en sus canciones
los guslares (bardos) en la década de 1460:
(195) The Holy Qur'an Surah 2 Al-Baqarah, rrad. por Abdullah Yusuf Ali. Wordsworth Editions,
Brighton, 2000.
(1%) Citado en McNaJly, "Vlad Tepes in Romanian Folclore", tornado de Treprow, Dracula: Essays.
165
ran por Alá(197). Hacia el siglo V1II se habían expandido hacia el Oeste, aden-
trándose en el sur de Francia arires de ser derrotados por Carlos el Martillo,
rey de los francos, en Poitiers en el año 732, y hacia el Este, llegando al
Punjab, más allá de la Cordillera del Hindu-Kush,
El concepto de la guerra santa musulmana, la jihad, tuvo su eco en
Occidente en las cruzadas. Al grito de guerra de Deus 10 Volt ("Dios lo quie-
re"), los cruzados lucharon por primera vez bajo el pendón del Papa Urbano
II en 1095, marchando a Tierra Santa para expulsar a los infieles (nombre que
usaban ambos bandos para referirse a los no-creyentes) de los lugares santos.
Las cruzadas eran el equivalente ideológico de la Guerra Fría del siglo XX,
sólo que el enfrentamiento entre las filosofías occidental y oriental se centra-
ba en Dios en vez de en la política, aunque una diferencia más sustancial es
que las cruzadas eran guerras "calientes", con cruentas campañas, batallas
campales, y una destrucción sistemática. Además, tampoco se cumplían los
códigos caballerescos, resumidos en la visión que se tenía en la Era Victoriana
de Ricardo Corazón de León, que dirigió la Tercera Cruzada en 1189. Hoy
día, en cambio, la historia retrata a este monarca como un asesino psicopáti-
co con una vena homosexual, una imagen muy distinta de esa otra de ficción
que se ha forjado de él a través de historias como la de Robin Hood. Noventa
años antes, los ejércitos del rey francés Godofredo de Bouillon habían masa-
crado a hombres, mujeres y niños en Jeru alén, avanzando, según un cronis-
ta, por ríos de sangre.
Sin embargo, es necesario poner esto en su contexto, igual que debe-
mos hacerlo con la vida de Vlad Tepe§. Las cruzadas eran operaciones milita-
res extraordinariamente difíciles y de larga duración, en las que intervenían
ejércitos relativamente pequeños y a veces multinacionales que atravesaban
Europa y llegaban más allá por tierra y por mar. Comparadas con la Primera
Cruzada, en la que se tomó Jerusalén en 1099, las siguientes fueron menos
exitosas, en parte por la división entre las filas cruzadas. El ejército de
Godofredo de Bouillon resultó seriamente diezmado porque sus comandan-
(197)Una promesa en la que, sorprendenrernente, rodavía creen hoy en día los fanáticos islamis-
ras, como los secuestradores de los aviones que se utilizaron en el atentado del II de sep-
tiembre de 200 I contra las Torres Gemelas del World Trade Center de ueva York.
166
tes, Balduino de Bolonia, Raimundo de Toulouse y Bohemundo de Tarento
se habían separado para establecer feudos independientes en Edesa y
Antioquía. En la Tercera Cruzada, se produjeron graves enfrentamientos
entre Ricardo de Inglaterra, su primo Felipe Augusto de Francia y e! Duque
Leopoldo V de Austria. Según la leyenda, que, aun en e! caso de que fuera
apócrifa, ilustra muy bien e ta cuestión cuando Ricardo vio e! pendón con e!
águila de Leopoldo ondeando sobre la conquistada ciudad de Acre, ordenó
que fuera cortado en pedazos.
Muchas de las historias sobre las cruzadas f¡ chan e! final de las mis-
mas en e! año 1291, cuando cayó el último puesto avanzado cristiano en
Palestina. Sin embargo, dependiendo de cómo se definan las cruzadas, puede
decirse que e! espíritu que las inspirara sí sobrevivió, y la amenaza que supon-
dría la expansión de los turcos otomanos en e! siglo X'f hizo que se reavivara
con urgencIa.
Cada vez se hacía más patente que el avance de Bayezid no se detendría
en Kosovo. Si erbia caía, le seguiría Bulgaria, y sólo e! Danubio separaba a
Bulgaria de! principado de Valaquia donde reinaba Mircea. Para garantizar la
seguridad de su pueblo, el voivoda recurrió a los aliados que tenía en el Oeste,
entre los cuales estaban Segismundo de Luxemburgo y Bohemia, y e! Margrave
de Brandenburgo, que al contraer matrimonio con María, la hija de Luis e!
Grande, e había convertido también en rey de Hungría. Al igual que Jorge,
e! Elector de Harmover que tres siglos después sería coronado rey de Inglaterra,
Segismundo, a quien los manuscritos de la época representan como un hombre
sabio de barba larguísima cayéndole sobre una capa forrada de armiño y una
magnífica armadura, no sentía afecto alguno por sus recién adquiridas tierras
magiares, pero poco a poco fue preocupándose por ellas al darse cuenta de la
importancia estratégica que tenían para detener e! avance de los turcos otoma-
nos por e! Sur. Los estados de los Balcanes eran como piezas de dominó: si uno
caía, los demás le seguirían poco después.
Por tanto, ya que les beneficiaba a ambos, Segismundo y Mircea fir-
maron una alianza hacia 1395, aunque debía de haber cierta desconfianza por
parte de! primero, ya que Mircea tuvo que enviar a uno de sus hijos, Vlad (e!
futuro Vlad II), que sería padre de Drácula, como rehén para asegurar la
adhesión de Valaquia a dicho tratado.
167
No sabemos la fecha exacta del nacimiento de Vlad, pero probable-
mente tendría unos diez años cuando lo llevaron a la corte de Segismundo en
Buda, a orillas del Danubio, como prisionero político. Esta situación por la
cual rehenes políticos, hijos de reyes o nobles crecían junto a la nobleza o rea-
leza de otros estados no era algo inusual. Mircea seguramente querría que el
chico tuviera la mejor educación po ible, y, como la corte de Segismundo, al
igual que la mayoría de las cortes europeas d la época, cambiaba de sede
constantemente, Vlad viajaría a Praga, Nuremberg, y Roma, además de a las
ciudades húngaras y transilvanas más cercanas a su hogar. También cabe ima-
ginar que aprendería húngaro, griego, latín, italiano, y quizá francés, ya que
la esposa de Segismundo, María, era de origen francés.
Se desconoce quién fue la madre de Vlad. La primera esposa de
Mircea fue una joven llamada María, de la noble familia húngara de Tolmay,
yel único hijo que sobrevivió de los que tuvo con ella fue Mihail, que gober-
naría aliado de su padre por un periodo de diez años después de 1408. Vlad
fue el resultado de un romance de su padre con una mujer cuyo nombre no
se sabe, aunque las leyes de la época no le negaban el derecho al trono frente
a su hermanastro Mihail por ser ilegítimo.
Las fechas que se dan en distintos documentos históricos sobre la fun-
dación de la Orden del Dragón (de la que fueron ordenados caballeros Mircea
y su hijo Vlad) varían, pero probablemente fue en diciembre de 1387, el año
en el que Segismundo fue coronado rey de Hungría, y es posible que su
segunda esposa, Bárbara (Barbola) fuera ce-fundadora. En realidad no era
exactamente una orden de caballería, al estilo de las que se crearon con ante-
rioridad y que acudieron a las cruzadas, como la de los Caballeros Templarios
o los Hospitalarios, pero tenía un propósito similar. La Orden del Dragón era
una organización oscura, y como sugiere D'Arcy Boulton, de la Universidad
de Notre Dame, es posible que en realidad su fundación se hubiera llevado a
cabo antes de 1381, yen sus estatutos, reafirmados en 1431, la fecha en la
que se cree que nació Vlad Tepes, no se hace mención de prerrequisito algu-
no por el cuallo nuevos miembro ya tuvieran que ser caballeros.
La razón por la que se creó esta orden también está envuelta en un
halo de misterio, pero es probable que Segismundo pretendiera que fuera una
especie de poder feudal conjunto con cuyo apoyo pudiera contar en tiempos
168
de peligro. Su ascenso al trono de Hungría no fue tan pacífico como en prin-
cipio pueda imaginarse. Su compromiso con María, la hija de Luis el Grande,
había sido concertado cuando ella tenía diez años y él once, según la cos-
tumbre de la época. in embargo, a la muerte de Luis, la madre de María hizo
caso omiso de los deseos de su difunto esposo, y la casó con el hermano
menor del rey francés, Luis de Valois-Orleans. En agosto de 1385,
Segismundo, que entonces contaba diecisiete años, raptó a la chica y la obli-
gó a casarse con él. Sólo tras haberse librado de su rival al trono de Hungría,
Carlo "di Durazzo", en febrero de 1386, y tras haber firmado Segismundo un
acuerdo cuidadosamente redactado por los Electores, se le permitió ocupar el
trono junto con María.
Su reinado, sin embargo, sería tan turbulente como lo sería el del
Empalador. Una camarilla rival de nobles húngaros centrada en la casa de
Horvathy, apoyaba las pretensiones al trono del hijo de Carlo, Ladislao, y la
muerte de María en el año del tratado con Mircea, dejó a Segismundo en una
posición débil, ya que, sin su consorte, su derecho al trono era menor que el
de su oponente(l98). Fue entonces cuando el joven Vlad II fue enviado a
Buda. Las circunstancias no podían ser menos propicias.
Bayezid, el Relámpago, estaba asediando la ciudad de Consrantinopla
en 1396, pero alllegar a sus oídos noticias de la cruzada que Segismundo esta-
ba organizando contra él, dio orden de levantar el asedio para marchar con
sus tropas al Noroeste, para salir al paso de su enemigo. Y es que, de haber
seguido con el asedio, su ejército se habría visto pronto atacado por las fuer-
zas de relevo, y Bayezid era un oponente demasiado astuto como para dejar-
se acorralar de esa manera. La cruzada de 1396 comenzó con un ejército de
unos 6.000 franceses y borgoñones que marcharon sobre Constantinopla
para liberarla. La capital de Bizancio había sido asediada muchas veces con
anterioridad, pero en ese momento estaba debilitada, lo que la hacía vulnera-
ble, y había un sentimiento generalizado de que, si caía, un modo de vida
quedaría destruido para siempre. En Buda, este ejército se unió a las tropas de
Segismundo, formado por caballeros húngaros y teutones, quienes, junto con
169
sus alabarderos y arqueros, harían un total de unos 20.000 hombres.
Debieron ser un conjunto bien colori ra, entre los pendones de Segismundo,
Jean de Nevers, Federico de Hohenzollern y, según citan algunas fuentes, de
Enrique Bolingbroke, Duque de Lancaster, el futuro rey Enrique IV
de Inglaterra, ondeando a la cabeza de aquellas huestes.
El 25 de septiembre las fuerzas de Bayezid pillaron desprevenido al
ejército cruzado en las colinas que dominaban la fortaleza de Nicópolis, a ori-
llas del Danubio. Las diversas explicaciones que se dan a esto difieren, pero
parece que, como siempre, el problema fue la falta de cohesión entre los cru-
zados. Uno de los razonamientos más plausibles es que Bayezid hiciera una
finta táctica, enviando un grupo pequeño de sipahi, o caballería pesada, sabien-
do que la estrategia militar cristiana se basaba en las cargas de asalto con caba-
lleros armados. En la Europa medieval, sólo los caballeros ingleses luchaban a
pie, ya que confiaban en la superioridad de sus arqueros. Segismundo, acon-
sejado quizá por el más cauteloso Mircea, que conocía bien las tácticas turcas,
avanzó despacio con su infantería húngara. Jean de Nevers, hijo del Duque
de Borgoña, ordenó la carga de sus 6.000 caballeros. Ascendieron al galope
la colina, lo cual no era una estratagema demasiado sensata, y los sipahi sur-
gieron de pronto ante ellos. Los destreros (caballos para el combate de la
caballería pesada), que pesarían una tonelada (con el peso añadido del jine-
te con su armadura) y alcanzarían una velocidad máxima de 15 kilómetros
por hora, adelantaron a la infantería, y llegaron a la cumbre, para encon-
trarse de frente con un grupo de jenízaros (infantería turca) diez veces más
fuertes que ellos.
En una escena que recuerda a Vlad el Empalador y las tácticas ingle-
sas empleadas en Agincourt diecinueve años después, los arqueros turcos a
caballo se apartaron para dejar al descubierto una hilera de largas estacas afi-
ladas de madera clavadas en ángulo en el suelo, que hicieron que algunos de
los caballos de los cruzados se encabritaran asustados y otros se empalaran en
ellas. En el frenético combate cuerpo a cuerpo que siguió, los jenízaros cerca-
ron a los cruzados, e iniciaron una auténtica masacre.
¿Fueron los húngaros demasiado precavidos?, ¿fueron los franceses,
famosos por su arrojo y su ardor en la batalla, demasiado impetuosos? A algu-
nos les pareció que Mircea había abandonado a Segismundo a su suerte, pero
170
es posible que de antemano éste ya hubiera dado la batalla por perdida, y sus
tropas se dispersaron, refugiándose en los bosques de los Cárparos.
En el campo de batalla, el Relámpago ordenó la ejecución de todos los
caballeros que habían sobrevivido, excepto de veinticuatro y un puñado de
jóvenes porteadores para, como era su costumbre, entrenarles en sus métodos
de lucha, y convertirles en jenízaros a su servicio. Se calcula que murieron
unos 10.000 hombres ante del atardecer de aquel día de septiembre, aunque
no ha quedado constancia de cuál fue el método de ejecución empleado con
los prisioneros. Una columna de caballería siguió a Mircea hasta Valaquia,
para llevar a cabo saqueos a modo de castigo, y otros soldados turcos se diri-
gieron al Oeste, atacando Estiria, haciendo miles de prisioneros.
Después de aquella terrible derrota, en la €Bff~ de farís estabatprohi-
bido pronunciar el nombre de Nicópolis, y l soldados franceses que habían
sobrevivido y fueron regresando en los meses siguientes a su país, fueron ame-
nazados con la horca si contaban lo que había ocurrido.
Los efectos de la batalla de Nicópolis podrían haber sido peores, pero
Segismundo se vio obligado a exiliarse duranre cinco años, habiend sidn,
derrocado por sus rivales, y estuvo luchando pm r up'e'ta't el trono hasta
1408. Ese año, cuando por fin lo recuperó, queriendo mostrar su agradeci-
miento a aquellos que le habían permanecido fieles (principalmente las fami-
lias Cilli y Garai), y para asegurarse de que le seguirían apoyando, reinstauró
la Orden del Dragón. Sus estatutos, escritos el 13 de diciembre de 1408, la
llaman simplemente Societas ("sociedad" en latín), y su miembros son reco-
nocidos por el signum draconis ("signo del dragón"); pero en el resto de docu-
mentos de la época recibe el nombre de fraternitatis draconem ("la hermandad
del dragón"). Los estatutos adoptaron la forma de un acuerdo entre
Segismundo y Barbola. de una parte, y veintiún barones, de la otra:
171
El signum draconis que los identifica es descrito con gran detalle:
(199) Citado en D'Arcy Boulron, Tbe Knights of tbe Crown, pág. 350.
172
1410, y se había convertido en rey de Bohemia hacia 1419, había hecho que
el Papa Eugenio IV confirmara los estatutos de la orden al ser coronado
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Han llegado a nuestros días documentos oficiales que se refieren al
hecho de que la Orden del Dragón no se limitaba únicamente a Hungría,
sino que era internacional. Así, se sabe que Ernesto de Habsburgo, el rey de
Austria, fue ordenado Caballero del Dragón en 1409, el Marqués de Ancona
(en el norte de Italia) en 1413, Vitautis, Gran Príncipe de Lituania en 1429,
y, bien en enero o febrero de 1431, Vlad, hijo de Mircea, que pronto se con-
vertiría en Vlad II de Valaquia.
Desde aproximadamente 1395, Vlad había ido con la corte itineran-
re de Segismundo, y, se supone que también durante los años en el exilio,
fuera de su reino. Florescu y McNally conjeruran que el muchacho debió sen-
tirse bastante desgraciado al rener que crecer en medio de un huracán de intri-
gas y luchas políticas que le eran ajenas. Parece plausible que así fuera, pero
lo cierto es que no sabemos casi nada de la infancia de Vlad.
En aquellos años, el vulnerable principado de Mircea se salvó del
inexorable avance de Bayezid por la oportuna llegada de otro conquistador que
procedía de Oriente: Timur-i-Leng. Nacido cerca de Samarkanda alrededor de
1346, Timur se dirigió hacia el Oeste con un gran ejército, dispuesto a destruir
a todo aquel que se interpusiese en su camino. Un busto de bronce hecho a
partir de su calavera muestra a un guerrero de aspecto fiero, con altos pómu-
los, gruesos labios, y una mirada dura en los ojos, pero dado que estos rasgos
en su mayor parre son producto de la imaginación del artista, no podemos
estar seguros de que sea un retrato fidedigno del "pastor escita" cojo(200).
Mientras Tokramish, protegido de Timur, se dirigió hacia el Norte,
adentrándose en Rusia, quemando Moscú en 1381 y matando a miles de sus
habitantes, el propio Timur siguió avanzando hacia el Oeste.
En la primavera de 1398, fue a su encuentro una singular delegación.
Embajadores de Constantinopla, emires de Anatolia, y emisarios de los esta-
(200)Christopher Marlowe, al igual que muchos isabelinos, se sintió fascinado por este hombre.
Su obra Tamburlaine, la segunda en la historia en ser escrita en verso libre, se estrenaría con
gran éxito en el Londres de 1585. [N. de la T.: Timur-i-Leng, significa "Timur el cojo"].
173
dos mercantiles de Venecia y Génova y del rey de Francia apelaron a él para
que se enfrentara al Imperio Otomano. Para entonces, e! territorio de! impo-
pular Bayezid ocupaba ya una increíble extensión de más de 600.000 krri-, y
había un sentimiento generalizado de que había que pararle los pies al
Re!ámpago.
Aunque Timur se negó, el choque entre Bayezid y él se produciría de
todas maneras. Tomó la ciudad de Siras, ejecutó al hijo de Bayezid, y quemó
vivos a 3.000 soldados. Con un ejército que era dos veces e! de su enemigo,
se enfrentó finalmente al Relámpago en Ankara el 28 de julio de 1402, y
aquella vez Bayezid se encontraba en una situación claramente desfavorable.
Inexplicablemente, había salido de caza cuando debería haber estado recono-
ciendo las colinas en busca del enemigo, y a su regreso se encontró con que
su campamento y e! único pozo en kilómetros a la redonda habían caído en
manos de Ti m ur. Abandonado por sus emires anatoles, bayezid se hallaba
en inferioridad numérica (además de que la caballería de Timur también era
superior, con sus robustos porties). Timur contaba también con elefantes, que
sin duda debieron atemorizar a los jenízaros, que iban a pie.
Al caer la noche todo había acabado: Bayezid fue encadenado, ence-
rrado en una jaula y arrastrado por el polvo tras e! ejército de Timur. Su espo-
sa fue obligada a servir desnuda en la mesa del propio Timur, y el Relámpago
tuvo que soportar las burlas de los comandantes de éste. Llenó de humilla-
ción, se aplastó los sesos golpeándose la cabeza contra los barrotes de su jaula.
Toda Europa suspiró de alivio ante la derrota de Bayezid, pero la
matanza no se detuvo. Tirnur ..ocupó Izmir, n Anatolia, e hizo una macabra
pirámide con las cabezas de aquellos a los que había mandado ejecutar. En
Éfeso, cuyos caminos recorriera el apóstol Pablo 1.400 años atrás, los niños
salieron a recibir a Ti m ur, cantando y ofreciéndole flores. "¿Qué es ese
ruido?", se dice que dijo, y los arrolló con su caballería. Por fortuna para
Europa se dirigió hacia China ... donde lo alcanzaría la muerte.
Desde 1408 Mircea había reinado en Valaquia junto con su único hijo
legítimo, Mihail, pero antes de su muerte, diez años después, y de la de
Mihail dos más tarde, las viejas rivalidades resurgieron en el principado como
había sucedido en Hungría. Dan, e! sobrino de Mihail (y primo de Vlad), se
174
lanzó al ruedo, comenzando una pelea que tuvo eco en todos los estados euro-
peos, y Vlad se dispuso a mover pieza. Habiendo dejado la corte de Segis-
mundo en Buda en la primavera de 1423, parece que se dirigió al Norte, al
reino de Polonia, para buscar el apoyo de Ladislao II, de la dinastía de los
Jaguelones, quien era, dicho sea de paso, rival de Segismundo. El plan de Vlad
se descubrió, y su traición fue "recompensada" por Segismundo confirmando
a Dan como príncipe de Valaquia (adoptaría el nombre de Dan II). A resul-
tas de aquel incidente la relación entre el emperador y Vlad se vició, y este
conflicto se prolongaría a la siguiente generación. Vlad había sido descubier-
to intrigando, sus planes frustrados, y durante un tiempo sería vigilado muy
de cerca por los cortesanos de Segismundo.
Por otra parte, sin embargo, fue nombrado diplomático del empera-
dor en las negociaciones en curso entre las iglesias Católica y Ortodoxa. Vlad
viajó al Este, a la corte en Constantinopla del Emperador Juan Paleólogo, des-
cendiente de una de las dos familias que durante años habían gobernado
Bizancio. "En aquellos días", escribió el cronista griego Michael Ducas, "se
presentó [en la corte] uno de los muchos hijos bastardos de Mircea, el liber-
tino voivoda de Valaquia"(201).
Puede que Vlad tuviera ambiciones propias, quizá querría obtener el
apoyo de Bizancio en sus pretensiones al trono de Valaquia, o quizá incluso
quisiera cimentarlas casándose con una princesa del Imperio Bizantino, pero
si tales planes cruzaron en algún momento por su mente, debió acabar
desechándolos, ya que mantuvo su lealtad hacia Segismundo.
Durante la década de 1420, la década anterior al nacimiento de Vlad
Tepe~, en Valaquia, reinó la confu ión, 'Tras la ba alia de Nicópolis, Mircea
apenas había tenido tiempo de lamerse las heridas, cuando tuvo la ocurrencia
de implicarse en la intestina lucha sucesoria entre los hijos de Bayezid el
Relámpago. Verdaderamente fue mala suerte que apoyara a Musa cuando fue
Mehmed quien se alzó como heredero. É te, siendo belicoso hasta la médula,
como lo había sido su padre, tomó las plazas fuertes de Valaquia, e impuso un
tributo anual de 3.000 ducados al "libertino voivoda". Sin embargo, aunque
podría parecerlo, esto no implicaba una capitulación por parte de Mircea.
(20I) Citado en Floreseu y Me ally, Dracula: Prince af Many Faces, pág. 38.
175
Unos miles de ducados eran un precio pequeño por seguir teniendo
libertad, ya cambio de esa suma, Mehmed se comprometió a no invadir el prin-
cipado. El viejo rey murió el4 de febrero de 1418, y fue enterrado en el monas-
terio de Coiza, cuya construcción el mismo había promovido y financiado.
Su co-gobernante y sucesor, su hijo Mihail, carecía del sentido del
equilibrio de la realpolitik de su padre, y se negó a seguir pagando el tributo
a Mehmed. Se unió incluso al ejército de Segismundo, tomando parte en las
campañas contra los turcos a lo largo del Danubio a finales del verano de
1419. Mehmed estaba ocupado expandiendo aún más las fronteras de su
imperio, pero se dirigió al Norte, tomando la antigua fortaleza de Mircea en
Giurgiu, exigió que se le pagaran los atrasos del tributo, y, haciendo una juga-
da que se repetiría con la generación siguiente, tomó como rehenes a los hijos
de Mihail: Mikhail y Radu.
La tentativa de Dan para hacerse con el trono de Valaquia se inició en
1420, cuando consiguió la ayuda de los turcos. Aquello horrorizó a toda la
cristiandad, y contribuiría a debilitar las posibilidades del principado de esca-
par en el futuro de las garras de los turcos. y es que invitar a una fuerza ene-
miga tan poderosa, sin importar la razón, nunca es una buena idea. Durante
estos enfrentamientos, murió Mihail, y Dan subió al trono de Valaquia adop-
tando el título de Príncipe Dan II. Sin embargo, igual que Mihail había teni-
do un rival, también lo tenía Dan: su primo Radu Praznaglava. Dan obtuvo
el respaldo de los turcos, y Radu el de Segismundo, rey de Hungría, y tam-
bién el de Alejandro el Bueno, príncipe de Moldavia, al este de los Cárpatos,
estableciéndose así el escenario político que se mantendría durante el resto del
siglo. Sin embargo, a pesar de los apoyos con que contaba Radu, fue asesina-
do junto con sus hijos en 1427, y sería Dan quien se hiciese con el trono.
Hacia 1431, la fecha en la que probablemente nació Vlad Tepes, había
dos rivales para suceder a Dan en el trono: Vlad, el padre del futuro
Empalador, y Alexandru Aldea, otro hijo bastardo del viejo Mireea. En ese
año, el8 de febrero Vlad sería ordenado en Nuremberg Caballero de la Orden
del dragón, adoptando a partir de entonces el sobrenombre de Dracul, "el
Dragón". Entretanto, la orden había estado muy atareada ...
Jan de Husinetz, más conocido como Hus, había nacido cerca de
Pracharizt, en Bohemia, probablemente en 1369, y era hijo de un campesino.
176
Aun con estos orígenes tan humildes, era un hombre intelectualmente bri-
llante, y estudió en la Universidad de Praga en 1936, el año de la debacle en
Nicópolis, y se vería muy influido por la filosofía del inglés John Wycliffe.
Años más tarde, Hus sería ordenado sacerdote, y nombrado rector de la uni-
versidad, pero, en 1409, la anta Inquisición, que había estado vigilándole de
cerca al oír que promovía herejías mediante sus sermones, comunicó el resul-
tado de sus observaciones al Vaticano, y el Papa Alejandro V promulgó una
bula por la que ordenaba que todos sus escritos y los de Wycliffe fueran que-
mados, y que se le prohibiera eguir ejerciendo sus labores parroquiales. Su
filosofía era engañosamente sencilla: hacía hincapié en la pureza y la piedad,
y subrayaba la importancia de las Sagradas Escrituras. Para él el resto no eran
más que capas de barniz innecesarias, y aconsejaba que e ignoraran las doc-
trinas de papas, cardenales, y obi pos que eran contrarias a la Biblia, como los
peregrinajes y las reliquias, que decía no eran más que engañabobos. Esta
misma actitud adoptaría Lutero un siglo después, y se cuenta que dijo en su
juicio en Worm en 1521: "No puedo hacer otra cosa, ésta es mi postura.
¡Que Dios me ayude!". Sin embargo, mientras que a Lutero se le permitió
abandonar su parroquia y pasar sus últimos años en varios castillos a orillas
del Rin escribiendo panfletos contra la Iglesia, Hus no tuvo tanta suerte.
Continuó predicando a pesar de la prohibición del Papa, y fue excomulgado
en 1411. Se convirtió en un héroe popular, y se produjeron revueltas en su
nombre en las calles de Praga, pero el rey ~ nceslao le aconsejó que abando-
nara la ciudad por su propia seguridad. Hus se defendió a sí mismo en el
Concilio de Constanza, en noviembre de 1414, y sus palabras dictaron su
propia sentencia de muerte. A pesar incluso de que Segismundo le había dado
un salvoconducto, fue ejecutado tras un juicio fraudulento el 6 de julio de
1416, y todavía en la actualidad continúa el debate de hasta qué punto fue
un hereje o no.
La razón por la qu menciono a este hombre en relación con la Orden
del Dragón, se halla en las Guerras Husitas, que tuvieron lugar para defender
su causa y tomaron de él su nombre. Al igual que el enfrentamiento de Lutero
con la Iglesia conduciría a las Guerras Campesinas en Alemania en la década
de 1520, había muchos campesinos y miembros de la nobleza dispuestos a
blandir el proto-Prorestantisrno de Hus para asestar un golpe a la rodepode-
177
rosa Iglesia Católica, y, en el caso de Bohemia, para iniciar lo que muchos his-
toriadores han querido ver como los dolores de! parro de! nacionalismo
checo.
Los husitas tuvieron un general formidable en [an Zizka, un noble de
Trocznov que había servido como paje en su infancia y adolescencia en la
corre del rey Wenceslao. Era un comandante de dilatada experiencia: había
luchado junto a la Orden Teurónica contra los polacos, con e! ejérciro austríaco
de Segismundo contra los turcos, e incluso junto a los ingleses contra los fran-
ceses en Agincourr. Tras perder un ojo en Tannenberg en 1410 luchando por
el rey Wenceslao, se convirtió en aliado de los husitas, en la corre del rey, y
orquestó un Íevantamiento popular en las calles de Praga en 1419.
Segismundo mandó un ejérciro contra él, en cuyas filas se encontraban miem-
bros de la societas draconem, pero e! astuto Zizka los derrotó en una serie de
batallas que culminaron con la construcción de una fortaleza en Tabor, razón
por la cual a partir de enronces se conocería a sus seguidores como taboritas.
Para entonces, Zizka había perdido la visión en e! otro ojo, pero sus
vicrorias seguían sucediéndose, sobre todo debido al empuje husita, y a su
innovador uso de unos vehículos conocidos como wagenburgen, literalmente
"fortalezas vagón" cargadas con hombres, ballestas, y (probablemente la pri-
mera vez que se urilizaban en el sur de Alemania) armas de fuego.
Zizka usaba sus wagenburgen como usaría Napoleón sus corpsd'armee,
dotados de una gran movilidad, cuatro siglos después, haciendo que los caba-
llos se dirigieran a los pumos neurálgicos del campo de batalla, para descar-
gar a los hombres y la porencis de fuego allí donde más falta hacían, en vez
de dejar que se quedasen inmovilizados en las tradicionales formaciones de
batalla. Cuando se disponían en un círculo defensivo, estos vagones eran vir-
tualmente invencibles. Mehmed II, e! enemigo de! Empalador, incorporaría
estos vehículos a su ejérciro para proteger su campamento duranre e! avance.
Durante los tres últimos años de su vida, Zizka invadió Hungría y e!
sur de Alemania ames de sucumbir al verdadero terror de los ejércitos a fina-
les de! Medievo: la peste.
La rebelión husita continuó sin embargo después de su muerte. Bajo
e! mando de! «Santo" Andrew Prokop, e! sacerdote-general que sucedió a
Zizka, los husitas vencieron dos veces a Segismundo en Tachov y Domazlice.
178
Hacia 1429 habían llegado tan al norte como Dresden, antes de dirigirse al
sur, hasta Leipzig, y luego a Nuremberg, en 1430, en cuya plaza principal
Prokop insistió en que se leyeran los famosos Cuatro Artículos de Hus. Sólo
las disensiones internas entre los hu itas llevarían al desplome del movimien-
to y darían a Segi mund y a u orden del Dragón un respiro. Prokop mori-
ría en batalla contra ellos en Lipan en 1433.
Desconocemos qué papel desempeñó Vlad Dracul (si es que desem-
peñó alguno) en las guerras contra los husitas. Desde luego supusieron una
humillación para Segismundo, y un punto de inflexión en las tácticas bélicas
europeas. Sin embargo, en el contexto de este libro, lo que nos interesa es que
sugieren algo aún más significativo: si la Orden del Dragón se levantó en
armas contra los herejes, de acuerdo con sus estatutos, que hablaban de la
Iglesia Ortodoxa como su enemigo, entonces, la educación de Vlad en
la corte itinerante de Segismundo debió haber sido Católica. Y, de hecho, si
se le invitó a unirse a la Orden, por fuerza debía ser Católico. Si su hijo Vlad
Tepes era despreciado por la Iglesia rtodoxa por su supuesta falta de fe, y si
es éste el motivo por el qu no está enterrado junto al altar en Snagov, pare-
ce una medida dura en extremo, ya que lo único que habría hecho sería adop-
tar la fe que le había inculcado su padre.
McNally y Florescu, quizá demasiado preocupados por demostrar la
veracidad de la identidad del esqueleto envuelto en ropajes amarillos y rojos
en la tumba de Snagov, pintan un vívido cuadro de Tepes, llevando los colo-
res de la orden, y su dragón enroscado en oro y blanco. Lo imaginan reci-
biendo la corona de Valaquia de manos de Segismundo, jurándole fidelidad
en medio de celebraciones en las calles: hogueras, campanas repicando, la
gente vitoreando ... Sin embargo, nada sabemos acerca de ese evento, y D'arcy
Boulton en su monumental obra acerca de las órdenes medievales no men-
ciona tampoco color alguno en relación con los ropajes que llevaban los
miembros de la Orden del Dragón. Él p da de la Ciudad de York, un sable
cruciforme, fue entregada a la ciudad por Segismundo al casarse su hija Ana
de Bohemia con el rey inglés Ricardo III. En la lujosa vaina carmesí hay seis
dragones de metal, cada uno con la cola enroscada formando un círculo, y
cada uno con una cruz grabada en la mitad de la espalda. Es un eco fascinante
de la Orden del Dragón que ha llegado a nuestros días.
179
Hacia 1431 finalizaría un tratado entre la Hungría de Segismundo y
los turcos otomanos. El sultán era ahora Murad II, que había subido al trono
tras acometer la acostumbrada eliminación de sus rivales, entre los que se
hallaban su tío y su hermano. Los turcos otomanos se habían recuperado casi
por completo del revés que habían sufrido al enfrentarse a Timur-i-Leng, y
estaban impaciente por marchar hacia el Norte.
Ese mismo año nacería un bebé en una casa con gruesos muros de
color ocre, altos gabletes y pequeñas ventanas que aún se yergue hoy en la ciu-
dad valaca de Sighi§oara. No sabemos quién fue su madre, pero sí que fue
bautizado Vlad, como su padre, Dracul, el dragón, el diablo.
180
CAPÍTULO VIII
181
yihad, es decir, la guerra santa. Este concepto no era muy distinto del concepto
de socialismo internacional que desarrollara León Trotsky en el siglo XX. El
Islam, al igual que la revolución marxista, tenía como objetivo imponerse en
todo el mundo (y de ahí surge otro concepto, el de dandislam. "el reino islámi-
co"). Según la doctrina de Mahoma, había que tomar las llamadas darulbarb
("las tierras de los infieles"), pero no destruyéndolas, sino absorbiéndolas. Ante
esta realidad militar, Occidente postuló una visión distinta. En la década de
1880, cuando la llama de la fe otomana ya se había extinguido, y gran parte
de las tierras conquistadas se habían ido liberando de su yugo, la obra anónima
Slats and Turks: the Borderlands of Islam in Europe (Eslavosy turcos: fas zonas .fron-
terizas det Islam en Europa) decía:
Los turcos no destruyen animados por un ftenesí salvaje, sino a sangrefía, y siguiendo
fielmente losdictados de sus costumbres,sus leyes,y su credo. La norma bajo su dominio
esla de la corrupción, los tormentos, la destrucción.Algunos aseguranque la crueldady
la injusticia turca son ajenas al Islamismoya sus leyes,pero la verdad es otra (...)(204).
El autor escribía sin duda estas palabras en una condena de las atrocida-
des búlgaras de 1876, cuando 12.000 cristianos fueron asesinados mientras la
Sublime Puerra (nombre con que se conocía a Estambul y por ende al gobierno
del Imperio Otomano) se limitaba a mirar sin hacer nada. Este incidente, que
tanto recordaba a las matanzas turcas en la época de Tepes, provocó una división
en la opinión pública en Inglaterra. William Gladstone, entonces líder de la opo-
sición liberal, saltó como un león, exigiendo al primer ministro, Benjamin
Disraeli, que expulsara a los turcos de Europa sin contemplaciones. Disraeli, sin
embargo, a quien preocupaban más las agresiones rusas desde el Norte, continuó
apoyando a los turco a pesar de las matanzas que llevaban a cabo.
A principios del siglo XIV, los seguidores de Osmán se expandieron
hacia el Oeste, asentándose en pueblos y pequeñas ciudades como Milas,
Izmir y Manisa, creando mini-sultanaros en lo que era de hecho territorio
bizantino. Orhan, el hijo de Osmán, heredó este reino en expansión a la
muerte de su padre, en 1326, yel año siguiente hizo que se acuñaran mone-
(204) Slaus and Turks: The Border/andsof Islam in Europe, anónimo, Londres, 1880, pág. 26.
182
das de plata en Bursa (la marca de un estado estable y permanente). Seis años
más tarde, un viajero árabe, Ibu Bartuti, describiría a Bursa, la capital, como
"una gran ciudad con excelentes bazares y amplias calles"(205).
Quizá el mayor desastre del avance de los turcos otomanos (desastre
desde el punto de vista cri tiano, lógicamente) fue que lograran cruzar la
región de los Dardanelos, el estrecho que separa Asia de Europa. Y aún más
inquietante, fue el hecho de que los barqueros búlgaros los ayudaran tras
acordar con ellos un pago. Los Dardanelos eran lo que los antiguos griegos
habían llamado el Helesponto, y estaban vigilados por una fortaleza cristiana
en c, que en sí misma era un puesto avanzado de Constantinopla. En las pri-
meras horas del 4 de marzo de 1356, la mano de Alá golpeó la tierra, como
dirían los seguidores de Orhan, y un terremoto hizo que se derrumbara la for-
taleza, y esto movimientos sísmicos se reproducirían por toda la zona de los
Balcanes durante los dos siglos siguientes.
Los albores del siglo XV serían testigos tant del declive del Imperio
Bizantino, como del auge del Imperio Otomano. ~l 25 de diciembre del año
1400, el rey Enrique IV de Inglaterra, quien, según algunas fuentes, había
luchado siendo sólo Duque de Lancaster, en la batalla de Nicópolis cuatro
años atrás, dio asilo en su corte al emperador bizantino Manuel II Paleólogo.
Uno de los invitados, un letrado llamado Adán de Usk, sentado en una mesa
más baja que el emperador y su rey, escribía sobre aquella ocasión:
Me dije a mí mismo que era realmente enojoso que aquel gran prlncipe cristiano
hubiera tenido que abandonar sus tierras ante el avance de los sarracenos,viajan-
do desde Oriente hasta estas islas en Occidente, en busca de ayuda para combatir-
los. Oh, Dios, ¿dónde quedó La gloria de La antigua Roma?(206).
Manuel había tenido en efecto que recurrir a Inglaterra porque los aliados
más próximos que su imperio tenía estaban cayendo uno tras otro. Ya en el siglo
XII el avance del Islam había arrebatado a Bizancio sus campos de maíz de
183
Anarolia, región que había sido de siempre una de las principales en cuanto al
reclutamiento de hombres para su tropas. De hecho, en los siglos anteriores habí-
an sido incorporados al ejército bizantino todos los varones de menos de 40 años
de las distintas provincias, engrosando un total de 120.000 efectivos. Los sucesi-
vos emperadores, sin embargo, tuvieron que invertir una fortuna para pagar a los
mercenarios que patrullaban las fronteras meridionales, y sudaron sangre en un
intento de mantener unas relaciones cordiales con el mundo islámico, llegando
incluso a tratar de restar importancia a las nuevas olas de fanatismo de cruzadas
que surgieron en Occidente. Tras el ataque cruzado a Constantinopla en 1204,
parecía que podría haber una recuperación del Imperio Bizantino bajo el reinado
de Miguel Paleólogo, pero el momento de grandeza de Bizancio había pasado.
La oposición al Imperio Bizantino no provenía sólo del Islam, sino
también del Occidente cristiano, y si los voivodas de Valaquia y los príncipes
de Serbia y Bulgaria se inclinaban ante Constanrinopla, era sólo porque eran
estados de fe ortodoxa. Las islas griegas, por otra parte, contaban entre su
población con un importante número de mercaderes venecianos, genoveses,
e incluso fran e s, y la ciudad de Pera, al otro lado del Cuerno Dorado del
mar de Mármara, estaba bajo dominio italiano. Así pues, como lo expresa
Jason Goodwin, "hacía mucho que el guante de terciopelo había perdido su
pelusilla, y bajo él no había un puño enfundado en cota de malla" (207) .
y en Consrantinopla, como en las ciudades que serían capitales de los
sucesores de Osman, y como en Valaquia, al caos existente se añadirían luchas
intestinas. Juan Paleólogo (1341-1391) sería destronado tres veces, en cada oca-
sión por miembros de su propia familia. Además, la propagación de la pest
bubónica o peste negra, que se había ido extendiendo hacia Occidente desde
China, se cobró muchas víctimas mortales en los pueblos y ciudades de Bizancio.
En 1346, Orhan formó una alianza con el rival de Paleólogo, el que
hubiera sido el principal ministro del propio emperador, Juan Cantacuzenos, y
la cimentó concertando su matrimonio con Teodora, la hija de Paleólogo. El
hijo de Orhan, Suleyman, que presumiblemente estaba colaborando con
Cantacuzenos en su campaña contra los serbios y los búlgaros, tomó varias for-
talezas a lo largo de la costa europea junto al estrecho de los Dardanelos.
184
La muerte de Suleyman en 1357 ralentizó ligeramente e! avance de
Murad, su hermano menor, que cortó las vías de abastecimiento bizantinas,
y tomó la ciudad griega de Adrianopia, que adoptó e! nombre turco de
Edirne. Sin embargo, lo que retrasó la destrucción definitiva de Constan-
tinopla fue la llegada de Tirnur-i-Leng, aunque la derrota de Bayezid e!
Re!ámpago sólo implicó la de muchos otros después de él. Hacia 1431,
e! año del nacimiento de Vlad Tepes, e! Imperio Otomano seguía siendo
muy fuerte, y sus ansias de poder no se habían saciado, mientras que la ago-
nía de Bizancio continuaba.
Vlad Tepe§ era ya un joven cuando nació un niño a cientos de kiló-
metros de allí, en e! castillo de Fotheringhay, en el condado de
Northampton, en Inglaterra, un niño que un día se convertiría en e! rey
Ricardo III. Como ya hemos visto, hay oscuras similitudes entre ambos, e
igualmente los historiadores discuten sobre la cuestión de si uno y Otro no
serían más bien los ofendidos que los ofensores. De los ocho primeros años
de vida de Ricardo, sólo ha quedado an tancia una críptica referencia:
"Richard vive todavía"(208), mientra que de la infancia de Vlad no hay una
sola línea en los textos de la épo a.
La casa en la que nacería e! futuro Empalador, en la ciudad-fortaleza
de su padre en Sighi§oara, era de! estilo de las impresionantes viviendas de los
mercaderes que la flanqueaban. La ciudad contaba con una fuerte defensa
gracias a sus gruesos muros de piedra de más de 900 metros de longitud, y
catorce torres, la construcción de cada una de las cuales fue sufragada por dis-
tintos gremios. Era una ciudad próspera, cuyos mercaderes seguían tres rutas
comerciales para vender sus productos: hacia e! Oeste, llegando a las
Alemanias, hacia el Este, llegando a Constantinopla, y también hacia el
Norte, llegando a Polonia. Georgina Harding, autora de varias guías de via-
jes, describe de un modo muy romántico:
el misterio de sus piedras y Laspuertas de acceso, que dan paso a lugares secretos, a
algo inesperado. La silueta de Losafilados pendones de hierro que coronan Lastorres
(208)Tornado de los Annales de William ofWorcester, citado en Paul Murray Kendall, Richard the
185
se recorta contra el cielo, desafiando al viento, temerarios caballeros aguardando el
comienzo deL torneo y un destino que desconocen(209).
186
que una era Cáltuna, hija de un boyardo de Transilvania, que acabaría
tomando los hábitos y adoptando el nombre de Madre Eupraxia, y que ten-
dría un hijo con Dracul: Vlad Caligarul, el Monje. Como ya hemos visto, en
Valaquia, al contrario en que el oeste de Europa, el ser hijo ilegítimo no era
un impedimento para heredar, por lo que cabe imaginar que Vlad Dracul no
ignoraría a ninguno de los hijos tuviera con sus amantes(21 I).
Estaban (...) las distracciones usuales que seguían a los días de fiesta: teatros de
marionetas (...) artistas ambulantes, acróbatas, minnesingers (...) En verano había
deportes de pelota, competiciones de carrerasy saltos,y también había unos colum-
pios con el asiento enforma de cuadriláteroque se hacían con tela roja y seanudaban
en forma de pirámide. En invierno, se cazaban águilas con honda, se deslizaban
por las Lomasde Sighi¡oara en unosprimitivos trineos de dos cuchillas,ponían tram-
pas para Liebres(... )(212).
(211)Amigüamenre, incluso en Occidenre los reyes y nobles reconocían a sus hijos basrardos y
cuidaban de ellos. En la Inglarerra de finales del XVII, Carlos II se aseguró de que a sus frece
187
En el verano se celebraban las fiestas de la cosecha, precedidas en
mayo por el festival de la Masurisul Laptelui (medición de la leche), e incon-
tables festividades en honor de santos católicos y ortodoxos.
Cuando 'Iepes era todavía un chiquillo, su padre recibió órdenes de
Segismundo para que se preparara para un posible avance de los turcos. Éstos
habían vencido a los venecianos en Salónica, en el año 1430, y habían con-
quistado la parte sur de Albania hacia 1432. En 1434 Dracul hizo una leva de
hombres en los feudos de Fagaras y Arnlas. y pagó a los artesanos armeros
de Sibiu para que fabricaran un potente cañón. La copa de bronce entregada
por el voivoda al maestro cañonero Leonardo todavía se conserva en la iglesia
de Sibiu. Lo que probablemente ignoraba Dracul, era que los armeros alema-
nes estaban proveyendo también a los turcos.
Alexandru Aldea murió por causas desconocidas, aunque parece ser
que fue una muerte natural, en el verano de 1436. Es difícil sentir simpatía
alguna por este hombre y su lugarteniente, el boyardo Albu. Con un pie en
el Occidente cristiano y otro en el Oriente musulmán por el doble juego que
estaba practicando, parece que Alexandru fue demasiado lejos al querer con-
graciarse con los turcos, pagando un tributo al sultán Murad II, accediendo a
darle respaldo militar, y enviando rehenes políticos a Edirne, que se había
convertido en la capital del Imperio Otomano.
Dracul intentó aprovecharse del doble juego de Aldea, pero se encon-
tró en inferioridad numérica frente a Albu y sus aliados turcos, antes de que
Segismundo decidiera autorizar a Dracul para que tomara lo que necesitara
de las ciudades de Transilvania. Con su respaldo, más armas y los alabarderos
y arqueros de Arnlas, Draculllegó a Tirgoviste, la capital de Aldea, en diciem-
bre. Sus hijos Mireea, Vlad, y Radu, se unirían después a él.
Fue entonces, en el inmenso palacio de Tirgoviste, que construyera
Mircea el Viejo, donde comenzó el aprendizaje de Vlad Tepes como caballe-
ro. Si se hizo siguiendo el método occidental, y, teniendo en cuenta que su
padre había sido aceptado recientemente en la Orden del Dragón, probable-
mente fue así, su entrenamiento habría comenzado cuando el muchacho
tuviera unos siete años. Le enseñarían a montar, no un pony, como ya habría
hecho en Sighi~oara, sino un palafrén, del tipo de los que se usaban en las
campañas militares, y quizá de la raza hutul, Más adelante, para cuando tuvie-
188
ra ya unos catorce año tendría que aprender a manejarse con un destriero,
los caballos de guerra de una lazada de unos dieciséis palmos que se criaban y
adiestraban específicamente para ser empleados en batalla. También aprende-
ría allí a montar con las piernas estiradas, a mantener el equilibrio con el escu-
do y la espada, y practicaría en los torneos. Además, sin duda, como muchos
escuderos, haría ejercicios con la quintana, un ingenioso monigote de made-
ra que giraba sobre un pivote y que tenía dos brazos. En uno se ponía una
cadena de la que pendía una bola, y en el otro una diana cuyo centro debía
golpear el aprendiz con una lanza de justa. Si al cargar a caballo contra él, iba
demasiado lento al pasar a su lado y no lograba acertar en el centro de la
diana, el muñeco se volvía, y la bola le golpeaba en la espalda. Seguramente
Vlad Tepes recibiría unos cuantos golpes al practicar con este invento. Por
otra parte, como todos los escuderos, aprendería primero a colocarle la arma-
dura a un caballero, antes de recibir éluna propia, seguramente de magnífica
factura alemana de Augsburgo, en las provincias austríacas de Segismundo.
También haría recados, se ocuparía de los caballos, y trincharía la carne y ser-
viría el vino en la mesa de su padre ya que la esencia del código de caballería
era una especie de equilibrio entre el deber del caballero de servir a Dios, su
señor, y su patria, y la altivez que las familias nobles esperaban que sus hijos
demostrasen acorde a su rango frente a los inferiores y en el campo de bata-
lla. Sin embargo, es difícil saber con qué rigurosidad se seguía dicho código
en aquellas tierras en que vivió Tepe§, entre Occidente y Oriente, y en una
época a caballo entre el mundo medieval y el mundo moderno.
Es posible que los tres hijos de Dracul recibieran juntos el adiestra-
miento, quizá con un tutor, probablemente uno de los boyardos que había
luchado en la batalla de Nicópolis. Además de enseñarles a luchar, también
podrían haber aprendido de él latín, griego, húngaro, francés e italiano, ade-
más de eslavo eclesial y cirílico, las lenguas protocolarias que se empleaban en
la corte de su padre.
Entretanto, mientras tenía lugar la educación del que sería el futuro
voivoda de Valaquia, los eventos se sucedieron rápidamente. Segismundo
murió en el año 1437 y, pasara su poder la Orden del Dragón o no, lo cierto
es que Dracul se había quedado sin un importante apoyo. La revuelta cam-
pesina que se produciría ese año en Transilvania a resultas de la guerra, el
189
hambre, la peste, y la crisis feudal (e te último factor menos tangible, natu-
ralmente), fue la más grave en mucho tiempo, y únicamente pudo ser sofo-
cada con una acción conjunta de los magiares, los sículos de Transilvania y los
"sajones". Con esta fragilidad en su principado, y desprovisto de aliados,
Dracul se encontró en la misma situación en que había quedado su predece-
sor, Alexandru Aldea, dos años antes, y por si fuera poco, tenía otro proble-
ma: tratar con Murad II, la esrrella emergente del mundo islámico.
El sultán se vestía con tal sobriedad, que a los asistentes al funeral de
su madre que no lo conocían, tuvieron que señalárselo, y según el cronista
griego Michael Ducas, trataba a sus esclavos como a hermanos. El viajero bor-
goñón Bertrandon de la Brocquiere Io vería una vez en el palacio de Edirne,
y diría de él: "Estaba sentado allí [sobre un estrado elevado] al estilo de los
sastres cuando están trabajando"(213).
Siete años después, Murad construiría un magnífico puente de piedra
sobre el río Ergene, cerca de su palacio, de más de 365 metros de longitud y
174 arcos, un centro de descanso para los viajeros, una mezquita, y una uni-
versidad. De hecho, durante su reinado surgieron algunas de las mentes más
preclaras de la historia islámica, por lo general muy por delante de los erudi-
tos cristianos en cuanto a sofisticación. Mullah Husrev escribió varios libros
de texto que se usaban ampliamente en las universidades otomanas; Ali al-
Fanari, un experto en ley coránica, enseñó en Persia y en Egipto; y
Samarcanda reunía a los mayores genios matemáticos del imperio de Murad.
La actitud de éste ante los intentos de rebelión fue más benévola que la de
Occidente: mientras que el Concilio de Constanza ordenó quemar en la
hoguera a Jan Hus y Segismundo se esforzó por eliminar a sus seguidores,
cuando fue llevado anre Murad el campesino derviche Hacci Bayram, cuyo
fanático movimiento religioso tenía tintes neo-socialistas, no sólo lo perdonó,
sino que eximió a sus seguidores del pago de impuestos.
Al contrario que la mayoría de los gobernantes de Occidente, que
desaprobaban cualquier tipo de apostasía, Murad quedó fascinado con los
meulevis o derviches, e hizo que se construyeran una hospedería especial para
ellos en Edirne.
190
Aunque no es un hecho que honre a Dracul, sí refleja muy bien los
tiempos que corrían e! que en agosto de 1438 luchara junto a Murad contra
los transilvanos. El sultán cruzó e! Danubio por Vidin, y sus ataques alcanza-
ron Albu lulia, y también la ciudad donde naciera Tepes, Sighi§oara, yasedió
Sibiu durante ocho días arites de retirarse y volver a cruzar e! Danubio por
Nicópolis.
Dracul se encontraba ante un conflicto moral: como católico y miem-
bro de la Orden de! Dragón, tenía e! deber de defender a la Cristiandad, y, en
cambio, se había aliado con los infieles, con e! enemigo.
La ciudad de Sebes se rindió a los ejércitos de Murad con la condición
de que no esclavizaran a la población. Un cronista de la época, e! hermano
Georg, que e hacía llamar "e! estudiante de Sebes", refiere en uno de sus
escritos que hubo muchos saqueos, y que se hicieron 70.000 prisioneros.
La primera mención escrita de Vlad Tepes aparece en un documento
legal fechado e! 20 de enero de 1437, en e! que Dracul menciona a sus "dos
primeros hijos, Mircea y Vlad". Se le menciona de nuevo en otro texto de
agosto de! mismo año, ye! 2 de agosto de 1439, en un tercero en e! que se
menciona también al tercer hijo, Radu(214).
Con la muerte de Segismundo se derrumbó e! poderoso imperio que
éste había creado con su hábil política y la determinación que le caracteriza-
ba. Su yerno, Alberto de Habsburgo, archiduque de Austria, probablemente
tenía aspiraciones de convertirse en emperador, pero murió de disentería en
1439, dejando a su hijo Ladislao Póstumo (e! sobrenombre l viene de que
nació tras morir su padre) como heredero. Éste, sin embargo, era sólo un
niño, y si e! imperio se había mantenido hasta entonces, había sido gracias a
la fuerte personalidad de Segismundo. Ese vacío de poder fue aprovechado
por e! hombre a quien Alberto había nombrado gobernador de Transilvania:
el "caballero blanco"(215) János Hunyadi.
191
AJ igual que Skanderbeg (véase má adelante) y el propie Vlad Tepes,
la figura de Hunyadi se ha rodeado con el paso de los siglos de una serie de
cualidades legendarias, y las madres otomanas utilizaban su nombre para
asustar a sus pequeños y hacer que las obedeciesen.
Nacido en Valaquia o Transilvania en 1387, tenía una frente prorni-
neme, una complexión robusta, y era un hombre de negocios, un guerrero, y
un consumado bailarín. A pesar de no haber tenido una educación formal,
hablaba serbio, croata, italiano, húngaro, y rumano, y se hizo indispensable a
Segismundo al prestarle dinero. Siendo un muchacho, Hunyadi fue enviado
a servir como paje (algo acostumbrado en la época) en la corte de Segismundo
en Nuremberg, y para que se instruyera en el arte de la guerra con un profe-
sional. Su maestro sería el condottiere Filippo Viscenti. En 1409 Hunyadi
sería ordenado caballero, y se le entregaría el castillo de Hunedoara en
Transilvania.
Para los valacos, Hunyadi era Iancu de Hunedoara, y su inmenso y
sombrío castillo gótico era el más poderoso de Transilvania. Simon Marsden
lo visitó en 1993, cruzando un pueme que se sostenía sobre "altos y precarios"
pilares de piedra:
El pozo del patio, de una profundidad de casi veinte metros, fue cava-
do por prisioneros turcos con las manos desnudas, y les llevó nueve años com-
pletarlo. Cuando estuvo terminado, en vez de darles la libertad como les había
prometido, Hunyadi hizo que los arrojaran desde las almenas al foso de trein-
ta metros de profundidad para que se ahogaran. En la piedra pueden verse
grabados sus nombres con la inscripción: "Tenéis agua, pero no tenéis
alma"(217).
192
El difunto Profesor Allen Brown(218) destaca la situación estratégica
de la fortaleza de Hunedoara, que domina toda la ciudad, y las mismas
influencias teutónicas en su arquitectura que en los castillos de Polonia y
Rusia. Sus muros de piedra son inmensos, con una combinación de torres
cilíndricas y cuadradas, con una amada cornisa gótica bajo los puntiagudos
aleros, que se añadirían en el reinado del hijo de Hunyadi, Matías Corvino.
En el castillo e han encontrado ademá varios esqueletos, como el de una
mujer a la que le abrieron el cráneo con una vara de hierro (hallado en
1873).
Además de ser sencillo en el vestir, y tolerante con las sectas religiosas
que surgieron en su sultanato, Murad II era un astuto guerrero. Informado
por su extensa red de e pías del aseen o al poder de Hunyadi en Transilvania,
decidió entrar en acción. Le arrebató la fortaleza de Smedereva al señor feu-
dal serbio Jorge Brankovié en agosto de 1439. La incestuosidad de esta gue-
rra de fronteras y la facilidad con que cristianos y musulmanes llegaban a coo-
perar cuando a ambos les interesaba por motivos políticos, se demuestra en el
hecho de que una de las muchas mujeres del harén de Murad era Mara, la her-
mana de Brankovié. Sus sobrinos, Gregor y Stefan, fueron tomados como
rehenes por su nuevo esposo.
En Valaquia, Vlad Dracul continuaba con su doble juego. A pesar de
haber intervenido junto a Murad en el ataque a Transilvania, recibió a
Hunyadi en una visita de estado en Tirgoviste en 1441. Por aquel entonces,
al haber empezado a rumorearse que Ladislao Póstumo, "el niño milagro" era
hijo ilegítimo, resultado de una aventura de su madre con un cortesano, los
electores escogieron a Ladislao III de Polonia como rey de Hungría. Sólo
tenía dieciséis años, pero parecía una apuesta mejor que Ladislao Póstumo,
que era un niño, y, por el momento al menos, contaba con el apoyo de hom-
bres capaces y valientes como Hunyadi. l "caballero blanco" yel príncipe de
Valaquia se habían conocido en Nuremberg, probablemente en 1408 o 1409,
y no se cayeron precisamente bien. Hunyadi jamás colaboraría con los turcos,
a los que detestaba, y Dracul acababa de atacar con ellos la patria de Hunyadi.
Debió ser un encuentro bastante tenso.
(218)Allen Brown, ed., Castles:a History and a Guide, Blandford Press, 1985.
193
Sin embargo, qUlza por sentirse culpable, o quizá persuadido por
Hunyadi, Dracul no se unió a los oromanos en el siguiente ataque a Valaquia
en marzo de 1422, dirigido por ihabeddin, Bey ( eñor) de Rumelia, gene-
ral de Murad. Hunyadi permitió que llegaran hasta los Cárparos arices de
aplastarlos.
Murad convocó un encuentro en primavera en su cuartel general en
Gallipoli con Vlad Dracul, que nominalmente era su vasallo, y también a Jorge
Brankovié, pero el serbio hizo que se recogieran los puentes levadizos de su ciu-
dad fortaleza de Belgrado, y se negó a moverse de allí. Es difícil comprender
en cambio lo confiado que se mostró Dracul al acudir, porque, aunque había
luchado junto a Murad contra su propia gente, su acercamiento al siempre
peligroso Hunyadi no le había pasado desapercibido al sultán, de quien se
decía que tenía un don especial para juzgar a la gente, además de contar con
espías en todas partes. Quizás para mantener una buena imagen de hombre
familiar, o porque pensaba que eran ya Io ba tante mayores como para acom-
pañarle en actos de estado, llevó a Vlad y Radu y con él. Las crónicas serbias
mencionan que Dracul hizo correr además un falso rumor de que Mircea, su
hijo mayor, había sido asesinado, para no pudieran romarlo como rehén.
En Galipolli se ponía grilletes a los rehenes políticos, como si de escla-
vos se tratase, y eran llevados a Anatolia, a la fortaleza de Egrigoz, en el prin-
cipado de Caraman, feudo de Ibrahim Bey, cuñado de Murad. Dracul per-
maneció en Edirne por espacio de casi un año como "huésped" de Murad,
antes de ser liberado bajo ciertas condiciones. En un acro que recuerda al
representado en el tapiz de Bayeux y protagonizado por Harold Godwinson,
también como "huésped" de Guillermo de Normandía en 1065, Dracul juró
que no se levantaría en armas contra los oromanos. También les prometió un
triburo anual de 10.000 ducados de oro (la inflación y el afán de protagonis-
mo le habían pasado factura desde los días de Mircea el Viejo), y hubo ade-
más otra exigencia, la llamada devsirme, una leva de muchachos que en cier-
to modo era una continuación de la roma de prisionero esclavos que los
turcos habían estado llevando a cabo desde la era de Osman. De cada pueblo
de Valaquia, Dracul entregaría un determinado número (la cifra oscila entre
1.000 y 3.000) de muchachos de edades comprendidas entre los ocho y los
veinte años. No se entregaba, sin embargo, a los muchachos de las ciudades,
194
y tampoco a aquellos que fuesen hijos únicos. El propósito de los turcos era
entrenarlos como jenízaros, el núcleo del ejército otomano(219).
Vlad Tepes debía tener unos doce años cuando lo arrancaron de la
cohorte de su padre y lo llevaron a Egrigoz, mientras que u apuesto herma-
no Radu tendría siete, y "no era más alto que un ramo de Aores"(220). No
sabemos nada del tiempo que pasaron en aquella aislada ciudad, unos 300
metros por encima del nivel del mar, en las Montañas Taslidag, y rodeada de
densos bosques de hayas, robles y pinos.
Vlad y Radu no hablaban turco, y, probablemente, a pesar del doble
juego que había mantenido su padre, no habrían visto a un turco hasta enton-
ces. Según Constantin Rezachevici, Tepes fue prisionero "intermitente" de los
turcos entre 1443 y 1448, pero esta forma de expresarlo da una falsa impre-
sión. Es improbable que estuviera confinado en una celda (corno tampoco lo
estaría durante el tiempo mucho más largo que pasaría como prisionero polí-
tico de Matias Corvino), pero desde luego no podía volver a su patria. "Por
favor, comprended", escribiría Vlad Dracul a Io ciudadanos de Brasov, que
he permitido que mis hijos sean retenidos corno rehenes para conseguir la
paz, y para que tanto yo como mi país podamos seguir siendo vasallos del
Sacro Imperio"(221).
Seguramente los motivos de Dracul no serían tan nobles corno asegu-
raba, pero la toma de rehenes políticos era algo al orden del día en el siglo xv,
y Vlad Dracul era más que capaz de poner en peligro las vidas de sus hijos
para jugar al gran juego de la realpolitik. No en vano no había llevado a
Mircea, su hijo mayor, con él a Gallipoli, y el muchacho gobernó Valaquia
durante la larga ausencia de su padre, a pesar de que sólo tenía quince o di -
ciséis años.
Para los turcos, la torna de rehenes tenía un doble propósito. La sofis-
ticación y el atractivo de la corte otomana creaban un embrujo en los rehe-
(219)Véase el capírulo X para más detalles obre el riguroso entrenamiento de estos muchachos;
pág. 54.
(221)Citado en Floreseu y Me ally, Dracula: Prince of Many Faces, pág. 59.
195
nes, del que a algunos les costaba deshacerse cuando se les daba finalmente
libertad para marcharse. Desde el punto de vista del siglo XX, sería algo com-
parable a convertir a los agentes enemigos, convenciéndoles de las líneas de
pensamiento capitalista o marxista.
Si los chicos se portaban bien, todo iría bien; de lo contrario, podrían
compartir el destino de los hijos de Jorge Brankovié, que, bajo sospecha
de haber estado planeando su fuga, fueron cegados con hierro candente el
8 de mayo de 1441... ja pesar de ser los sobrinos políticos del sultán!
Se ignora cuánto tiempo permanecerían Vlad y Radu en Egrigoz, pero
sí que de allí fueron trasladados a Tokat, una ciudad mucho más civilizada
que se encontraba dentro de una de las ruta comerciales con Oriente. En la
época de Tepes, las tumbas romanas rodavía marcaban el punto más lejano al
que habían llegado las legiones en la expansión del imperio hacia el Este, y es
probable que los dos chicos estuvieran cautivos en el castillo bizantino que
dominaba la plaza del mercado, donde tenían sus puesros los curtidores y los
cobreros. Desde allí, siguiend a la corte itinerante del sultán pasando por
Manisa y Bursa, recabarían finalmente en Edirne.
Esta ciudad, que antes había sido griega con elnombre de Adrianopia,
había caído en manos de los turcos en 1362. La hisroria de la "ciudad de
Adriano", que es lo que significaba el nombre, se remontaba muy atrás en el
tiempo. Llamada en un principio Uskudama, había sido fortificada por los
romanos a principios del siglo II, y fue una irnportante ciudad del Imperio
Bizantino, hasta que la romaran los guerreros gazi de Orhan. Bajo el mando
turco vivió una época de auténtica prosperidad, con enormes bazares a lo
largo del abarrotado laberinto de callejuelas, donde se vendía vino, opio, acei-
te de rosas, tintes, cuero, algodón, géneros de lana, y alfombras. Hasta la caída
de Constantinopla, Edirne fue la capital del Imperio Oromano, y Murad
construiría allí su palacio.
Vlad y Radu eran hijos de un príncipe, y como tales se daría orden de
que los tratasen en Edirne, expuestos al seducror encanto del estilo de vida en
el palacio musulmán. Una de las claves del éxito otomano era el modo en que
"utilizaban" a sus enemigos. No les obligaban a convertirse al Islam, ya que
sabían que hacer uso de la fuerza sólo aumentaría su oposición y generaría
resentimiento en ellos. En vez de eso, a los chicos a los que tenían como rehe-
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nes políticos, o a los que se llevaban de otros países para engrosar sus filas, los
adoctrinaban en el código coránico, y los deslumbraban con los sensuales pla-
ceres del Oriente, y se convertían en fanáticos y letales guerreros que lucharían
con fiereza por el Islam. Con los hijos de Dracul, la idea de Murad era ésa
precisamente, ganárselos, y si no conseguía hacerles devotos siervos de Alá,
lograr al menos convertirlos en aliados del Imperio Otomano, para asegurar-
se su apoyo si uno de ellos llegaba alguna vez a gobernar Valaquia. Para ello,
los muchachos contaron con un maestro y un modelo que, al igual que el de
Tepes, acabaría siendo considerado como un héroe en la región de los
Balcanes: Jorge Castriota, más conocido como Skanderbeg.
Castriota, hijo de un príncipe albanés, nació entre 1403 y 1405, y, al
igual que los hijos de Dracul, fue tomado como rehén político (por Bayezid)
cuando tenía siete años. Criado como un musulmán bajo el reinado de
Murad, Castriota sería nombrado general del ejércit otomano y rebautizado
como Iskender Bey (Caballero Alejandro) por el propio Murad, que, como
todos lo gobernantes orientåles sentía una gran admiración por la figura
legendaria de Alejandro Magno, quien con treinta años había conquistado un
tercio del mundo(222). El casco de Skanderbeg, que llevaba como blasón la
cabeza de una cabra montés y una guirnalda de rosas labrada en plata, se con-
serva hoy día en el Kunsthistorisches Museum de Viena.
La educación que recibió Skanderbeg fue la mi ma que recibirían de
éllos hijos de Dracul, hasta el punto de que se rumoreó que uno o ambos se
habían convertido al Islam durante aquellos años de cautiverio. Esos cambios
de fe son lo que han contribuido a que el Empalador haya sido condenado
para la posteridad: un muchacho que probablemente había sido criado en la
(222)Alejandro (356-323a. .) era e! rey de Macedonia, en e! norre de Grecia. Fue alumno de!
filósofo Aristótele , y no e sabe sin son cierras las historias que dicen que tornó parre en e!
asesinato de su padre, Filipo, para conseguir e! trono. Derrotó al Imperio Persa, para mar-
char con su ejército a continuación a través de Pale tiria para conquistar Egipto, donde
fundó Alejandría. Llegó también hasta la India, y tenía intención de conquistar Arabia antes
de su muerte, e dice que por ingerir algún alimento envenenado en un banquete. Sus haza-
ñas bélicas fueron verdaderamente impresionantes, y seguramente fue e! ver a Casrriota en
acción lo que llevó a Murad a ponerle ese sobrenombre.
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fe católica, que se había convertido al Islam, para luego pasarse a la ortodo-
xia, y finalmente de nuevo al catolicismo, era llevar la realpolitik demasiado
lejos, incluso para los estándares del siglo )(\/. Se confió a los chicos a los
mejores tutores de la corte otomana: lyas, un serbio converso, imanes como
Hamiduddin y Sinan, yel filósofo kurdo Ahmed Gurani. Estudiaron lógica,
el Corán, la lengua otomana (hablada y escrita), aprendieron a manejar con
destreza la cimitarra, esa espada musulmana ligera y curvada, y a disparar
con arco corto a pie o a lomos de los briosos y rápidos caballos árabes. Murad
esperaba conseguir a valiosos futuros aliados con todo aquel proceso de apren-
dizaje, adoctrinamiento, y entrenamiento militar. Después de todo, con
kanderbeg había funcionado. Con Radu sí daría resultado, pero no en cam-
bio con su hermano Vlad.
En el Palacio Interior de Edirne, una versión en pequeño del que
Mehmed el Conquistador construiría más tarde en Constantinopla, Murad II
pasaba sus ratos de esparcimiento en compañía de sus visire , sus sabios, y un
ejército de leales esclavos. La jerarquía en la corte era increíblemente comple-
ja y estaba muy estructurada, aunque no llegaría a los extremos de la estable-
cida en la corte de Suleiman el Magnífico, un siglo más tarde, que haría pare-
cer primitiva incluso a la más fastuosa de las cortes europeas.
El Kapi Agasi, el principal de los eunucos blancos, una especie de
mayordomo jefe, organizaba el día a día del palacio para que todo funciona-
se a la perfección, contratando y despidiendo empleados, supervisando al
vasto número de pajes, y aplicando castigos entre los que se incluía la ejecu-
ción si la falra era muy grave. Estos eunucos habían sido castrados de niños,
así que el sultán no tendría que preocuparse de que hubiera relaciones clan-
destinas entre estos y las mujeres del harén (véase más adelante).
Por debajo de él había cuatro cámaras. La primera era la Has Oda
(cámara privada del sultán), que era responsable de las ropas y armas de
Murad. Los pajes de ésta hacían guardia ante la puerta de sus aposentos cada
noche o a la entrada de su tienda si es que se hallaba en una campaña militar.
Toda una serie de oficiales de variados rangos se encargaban de tareas tales
como llevar la espada del sultán, sostenerle el estribo mientras montaba, y
escribir las cartas que les dictaba. El jefe de esta cámara nunca se apartaba del
sultán. Las otras tres cámaras eran la Hazine (la tesorería), que llevaba las
198
cuentas y controlaba los gastos; la Kiler (la despensa), cuyos oficiales se encar-
gaban de todo lo relacionado con la preparación de la comida del sultán; y la
Seferli Oda (la cámara de campaña), un recordatorio de que la dinastía oto-
mana era bá icarnente una máquina de guerra móvil.
El oficial conocido como el mir alem se ocupaba de las marchas de los
regimientos, portando e! estandarte de cola de caballo que, junto con la
media luna era el símbolo de la autoridad de Murad. Por debajo de él había
un pequeño grupo de hombres que se encargaban de montar la tienda del sul-
tán en el centro del campamento, rodeada por todas las demás.
El kapici basi era e! portero, responsable de guardar e! palacio, de la segu-
ridad, y de la disciplina. El mirahur cuidaba de los caballos de! sultán, asegurán-
dose de que su pelaje estuviera brillante y de que se les tiñeran las colas de rojo,
como era costumbre. Incluso dentro d l palacio e! sultán era trasladado de un sitio
a otro en una litera, de cuyo mantenimiento también se encargaba e! mirahur.
Los halconeros jefes, los cakirci basi, cuidaban de las aves reales, y a los
halconeros de las provincias más remotas del imperio que entrenaban a estos
animales para el sultán se les eximía de pagar impuestos. A los sultanes oto-
manos eran muy aficionados a la cetrería. Tanto, que como ya hemos visto, la
oportunidad de! Relámpago de vencer a Timur en 1402, se esfumaría por
culpa de su pasión por la caza.
Finalmente, estaba el casnigir basi, I degustador jefe, tenía un gran
equipo de cocineros que preparaban la comidas para el Consejo Imperial, y
vigilaban que la comida de Murad no fuera envenenada.
No tenemos cifra exactas del número de persona que conformaban
la corte de Murad II. En la década de la muerte de Drácula, cuando Mehmed
era sultán, y tenía su capital en Constantinopla, había 10.000 jenízaros hom-
bres, 100 artilleros, 800 mozos de cuadras, al menos 120 cocineros y 20
degustadores, 200 sastres, 200 montadores de tiendas, 100 halconeros, unos
400 porteros, 100 portadores de estandartes, y un número indeterminado de
cañoneros y fabricantes de munición(223).
El harén, que en 1476 estaba formado por 650 mujeres, era un lugar
de acceso restringido, y totalmente prohibido a los extraños. Prácticamente
(223)Para más detalles véase Halillnalcik, The Ottoman Empire, pág. 79-83.
199
todas las mujeres del harén eran esclavas a las que se enseñaba a tocar músi-
ca, bailar, coser y bordar, a hacer espectáculos con títeres, y también a contar
historias. Según la ley Shari' a los sultanes sólo podían tomar cuatro esposas
legales, y, en contraste con la misoginia que tan extendida estaba en la socie-
dad cristiana(224), según el Corán las mujeres eran iguales a los hombres a los
ojos de Alá ... dentro de los límites de la observancia religiosa, claro está. Una
hadith (una tradición islámica) dice:
Cuando un hombre mira a su esposay ella a él, las bendiciones de Dios descienden
sobre ellos;cuando unen sus manos, la piel de ambos sefonde en los huecos entre sus
dedos. Cuando se aman, los ángeles vuelan en círculo sobre la fÍerra(225).
Atravesamos la primera puerta. Ésta se abría hacia dentro, y estaba guardada por
unos treinta esclavos,todos armados con varas. Si alguna persona trataba de entrar
sin permiso, le advertían una vez que volviera atrás; y, si persistía en su actitud, Io
obligaban a hacerlo con sus varas(226).
(224)Véase Malleus MaLeficarum, 1486,uno de los libros más misóginos que se han escrito jamás.
(225)Citado en Malise Ruthven. Islam in the WorLd,Penguin, 1984, pág. 169.
(226) Citado en Halil Inalcik, The Ottoman Empire, pág. 89.
200
verdad, sobre todo en Occidente, donde e! concepto de sodomía se asociaba
a la Bulgaria turca y la herejía bogomila como ya vimos en e! capítulo V Tras
ser capturado por los turcos en Akabar en 1916, e! corone! T.E. Lawrence
apuntó que había entre esas gentes actividades oscuras(227). Según Clakon-
dyles, la belleza de Radu cautivó a Mehmed Celebi, el hijo del sultán, que era
un año menor que Tepes. Aunque al principio se resistió, Radu acabó con-
virtiéndose en un servidor d ehmed, l sultán no le permitiría escapar de
sus garras hasta 1462, cuando lo colocó como a una manoneta en e! trono de
Valaquia.
Si Radu cayó víctima de la seducción física de Mehmed, y de la seduc-
ción cultural de la corte de Murad y del estilo de vida allí, es indudable que
la reacción de Vlad fue bien distinta. Sin embargo, dado que no sabemos
nada de! temperamente que tenía siendo un muchacho, no podemos estar
seguros de cuál fue e! efecto exacto que tuvieron en él aquellos años como
rehén. ¿Podría explicar su experiencia quizá la vena cruel que mostraría en u
vida adulta? ¿Lo endurecerían o afectarían psicológicamente la tensión, la sen-
sación de traición de la alianza de su padre con los turcos en Gallipoli, y e!
cambio que se produjo en su hermano pequeño? ¿Sería testigo quizá de empa-
lamientos y otras torturas de los enemigos de Murad, que marcaran los des-
piadados castigos que haría aplicar cuando fuera voivoda?
Sorprendentemente, las fuentes que tenemos sobre dicha época no
dicen nada sobre estas cuestiones. Una leyenda dice que Sir John Tiptoff, e!
conde inglés de Worcester, usó e! empalamiento como método de ejecución,
y Florescu y MeNally aseguran que esta práctica la aprendió de los turcos, y
que fue ejecutado "por sus crímenes"(228). Tiptoff era de hecho el erudito
inglés de más renombre de su época. Había estudiado en Roma, Venecia,
(227)Esta obsesión de los británicos con las supuestas conductas repugnantes de Oriente se refle-
ja muy bien en la novela The Lustfol Turk (El turco lujurioso) de 1828.El malvado Dey es
representado como un pirata argelino y la escena de sexo que se refiere es "normal" (de hecho,
mis gritos sóloparecían excitarle más, empujándolo a terminar con mi agonía), pero a conti-
nuación aparecen unos eunucos negros que le flagelan, dando así a entender al lector que
aquellas gentes eran capaces de cualquier cosa.
(228)Florescu y Mc ally, Dracula: Prince af Many Faces,pág. 32.
201
Florencia, y Padua en la década del nacimiento de Drácula. También era un
hombre duro, y un convencido yorkista. Fue nombrado Condestable de
Inglaterra, y su labor consistía en ordenar las ejecuciones de los enemigos del
estado, cosa que hizo con excesiva frecuencia durante la década de 1460.
Moriría siendo él también ajusticiado, aunque su ejecución sería el resultado
no del horror de otros por su inhumana crueldad, sino por caprichos del azar en
la Guerra de las Dos Rosas. Cuando iba a ser ejecutado en 1470, le pidió
en tono quedo al verdugo que le diera tres golpes con el hacha "en honor de
la Santa Trinidad"(229).
J .A. MacGraham, corresponsal no siempre objetivo del DaiLy News,
viajó a Bulgaria en agosto de 1876 para informar sobre la matanza de 12.000
cristianos por parte de los basbi-bazouhs, la caballería irregular turca:
Estaba saliendo por una de laspuertas de la ciudad, hacia las ocho de la mañana,
cuando de pronto me topé con un hombre que había sido empalado una o dos horas
antes, y que para entoncesya estaba muerto, pero todavía traspasadopor la estaca,
que, como pude ver al acercarme a él, le salía aproximadamente por la sexta costi-
lla del lado derecho(...) la estaca estabaplantada verticalmente en el suelo, no pare-
202
cía demasiado afilada, y era algo más gruesa que una pértiga de salto. Me dijeron
que se la habían introducido a golpes de maza tras haber atado a su rostro una pesa-
da albarda, y haberle hecho una incisión con una cuchilla para facilitar la entrada
de La estaca. La estaca había sido clavada verticalmente sobre el suelo con el cuerpo
atravesado, todavía con vida, y en una postura obscena, porque los turcos no obser-
van decoro alguno en las ejecuciones (...) sólo a los criminales judíos, cristianos, dru-
sosyansares se les reserva este horrible castigo; Losturcos son decapitados(231).
203
gos de Brankovié fueron devueltos a su padre, y sería el único de los que fir-
maron el tratado de paz con Murad, la llamada Paz de Seghedin, que man-
tendría Io convenido en él. En otoño de 1444, arites de que Dracul pudiera
llegar a algún tipo de acuerdo para que Vlad y Radu fueran liberados,
Ladislao inició una nueva campaña. Esa vez el objetivo era Varna, a orillas del
mar Negro, e implicaba una ambiciosa operación anfibia que sería llevada a
cabo por la famosa flota de Venecia.
Hunyadi invitó a Dracul a unirse a la chevauchée(232) en Nicópolis,
pero al valaco no pareció impresionarle el ejército de menos de 20.000 hom-
bres que había reunido Hunyadi (que, a decir del soldado de fortuna alemán
Hans Magest, no serían en realidad más de 14.000), y es probable que algún
adivino le advirtiera de Io infructuoso de la empresa. y es que, seguramente,
a pesar de sus inclinaciones católicas, Vlad Dracul sería tan supersticioso
como la mayoría de los valacos. Por otra parte, y por encima de todo, sus hijos
seguían en Edirne, y sabía que estaba poniendo sus vidas en riesgo de unirse
a Hunyadi. Finalmente envió a Mircea con una caballería de 4.000 hombres,
y sin duda con las instrucciones de que mantuviera su pendón del dragón dis-
cretamente doblado.
La campaña de Varna fue un desastre tan grande como Io había sido
el de Nicópolis para la generación anterior. No había empezado mal, ya que
Skanderbeg, ahora del lado de los cristianos, había logrado causar muchas
bajas entre los soldados turcos en el norte de Albania. Los problemas internos
del Imperio Otomano habían llevado a un rival de Murad al trono, y un
incendio en Edirne había destruido miles de hogares. Las galeras de guerra
venecianas lograron cerrar el estrecho de los Dardanelos y el "caballero blan-
co" estaba a punto de conseguir su venganza.
Para entonces parece que Mircea y su caballería se habían escindido
del grueso del ejército, tomando la ciudad de Perretz (usando cañones por pri-
mera vez en la historia de Valaquia). Con él estaba el mercenario alemán Hans
Magest, cuyos recuerdos aportarían más tarde al minnesinger Martin
Bedeheim inspiración para nuevos cantares de gesta.
(232) Literalmente, "cabalgada". Este término se usaba mucho en toda Europa para referirse a las
campañas militares.
204
Petretz estaba bien defendida por una fuerte muralla rodeada de un foso,
y la primera estrategia de Mircea, utilizar escaleras de asedio, fracasó. No sabe-
mos con cuántos cañones contaría, pero sí que logró abrir boquetes en las mura-
llas con ellos, y también que encontró la salida de un túnel subterráneo que los
turcos, aterrados, estaban usando para huir, e hizo que los mataran a medida que
emergían. La fortaleza propiamente dicha, en el corazón de la ciudad, parecía en
principio más difícil de tomar, pero la mayor parte de la guarnición se rindió, y
Mircea se encontró con cientos de prisioneros turcos asegurando ser cristianos.
Aquellos soldados que se negaron a rendirse fueron arrojado al foso.
A medida que Hunyadi y Ladislao avanzaban por toda Bulgaria la
gente salía a su paso, alegrándose de ser liberados. Por supuesto e trataba sólo
del campesinado, que, por la cuenta que le traía, daban esa clase de bienve-
nida a cualquier ejército, pero los turcos, aun en punto tan distantes como
Edirne y Gallipoli, huyeron al Este despavoridos.
Varna era una irnporrante ciudad portuaria situada en una ensenada
del mar Negro, se dedicaba sobre todo al comercio de productos de cuero,
grano, ganado, vino y telas, y estaba defendida por un ejército otomano que
sería quizá tres veces el de Hunyadi. Las galeras venecianas podían bloquear
los Dardanelos, pero el punto septentrional más distante al que habían llega-
do era el Cuerno Dorado, y de ninguna ayuda les servirían a los cruzados que
estaban en tierra. Murad en persona condujo a su caballería a la batalla, con
el tratado de paz infringido atravesado en su lanza. En la refriega que siguió,
Ladislao de Polonia fue derribado de su montura por la carga de los sipahi
(caballería otomana). Antes de que Hunyadi pudiera llegar a donde estaba
para ayudarlo, Io habían matado, y habían empalado su cabeza en una lanza
turca, zangoloteándola enfrente de los desmoralizados cristianos. Con amar-
gura, los cruzados se replegaron, dividiéndose y dirigiéndose cada cual a su
patria, mientras la vengativa caballería de Murad los perseguía.
No sería hasta la próxima campaña cuando Mircea, acompañado en
esta ocasión de su padre, Dracul, se tropezaría con el cadáver mutilado del
cardenal Cesarini, ellegado del Papa. Cortado en pedazos y desnudo en las
colinas cerca de Varna, con los ojos picoteados por los cuervos. El cuerpo de
Ladislao jamás sería encontrado, aunque se difundirían por Europa varias his-
torias que aseguraban que lo habían visto: a él, o a su fantasma.
205
Se cree que la mañana del 10 de noviembre Mircea, que por aquel
entonces no debía contar aún más de dieciséis años, estaba al mando de su
ejérciro de valacos en la línea central derecha. Hunyadi, cuyo atronador con-
traataque casi había funcionado, estaba en el flanco derecho. Ladislao, por su
parte, dirigió las tropas de reserva y, quizá llevado por su juventud, o porque
creía que su caballería era invulnerable, se adelantó cargando por el centro,
dejando ambos flancos aislados.
La actuación de los valacos en la batalla sería criticada en la época por
los pocos que sobrevivieron para contarlo. El legado del Papa, Andrea de
Palatio, dijo que salieron corriendo en rodas direcciones, aunque en realidad
fueron ellos los que le salvaron la vida. Un poeta de la región, Zofikos, ase-
gura en una crónica que el único interés que tenían los valacos en aquella
batalla era apoderarse del botín de la tienda de Murad, pero dado que, como
él mismo confiesa, estaba escondido en un bosque cuando aquello ocurrió,
temblando de miedo, no es posible dar crédiro a nada de lo que dice.
Corno sucediera en Nicópolis, la debacle de Varna desmembró las
fuerzas cruzadas y, como les ocurre a los perdedore tras esta clase de derro-
tas, acabaron riñendo entre ellos. Cuando Hunyadi volvió a su patria atrave-
sando Valaquia, salieron a su paso los alabarderos de la guardia personal de
Dracul y lo llevaron a su presencia. El príncipe valaco estaba furioso por la
derrota en Varna cuando élle había desaconsejado expresamente al voivoda
transilvano que llevaran adelanre el ataque. En el tenso encuentro, que pro-
bablemente tuvo lugar en Tírgoviste, se acusaron el uno al otro de traición, y
Dracul desenvainó la espada, apuntándola hacia la garganta de Hunyadi,
cuando un consejero intervino y los separó. El "caballero blanco" fue obliga-
do a pagar "una sustanciosa suma" por ser dejado en libertad.
La campaña de 1445 fue mejor concebida que la del año anterior, y
probablemente era sólo un intento por hallar el cuerpo de Ladislao. Parece
que entre quienes intervinieron estaban Dracul, Mircea y Jean de Wavrin,
señor de Forestel. en Borgoña, cuyas galeras viajarían Danubio arriba con tro-
pas valacas (a las que más tarde se unieron las de los húngaros de Hunyadi),
mientras que Mircea fue por la orilla norte con su caballería.
La flota partió de Bráila, ciudad famosa por su catedral, la catedral de
San Miguel, sus graneros, sus talleres de cereros y sastres, y se dirigieron a
206
Nicópolis. Tomaron Turtucaia, llevándose sus reservas de grano y quemán-
dola, y Wavrin resultó herido, por lo que tuvo que delegar el mando en
Renault de Conftde. El asalto para reconquistar el castillo de Mircea el Viejo
en Giurgiu era una empresa de más envergadura, y se logró al modo husita:
usando carros de guerra para resistir el ataque turco. La guarnición se rindió,
pero Mircea Drácula hizo que mataran a los prision r .
Ya fuera arires de tomar Giurgiu, o poco después, llegó Dracul. Los
búlgaros se habían unido a él en gran número, una gran columna de refugia-
do con perros y carros tirados por bueyes. Cinco días después de haber cru-
zado el río por Ruscgiuk no sin dificultades, el ejército llegó a Nicópolis, esce-
nario del desastre de 1396. Parece que Dracul los abandon en este punto,
quizá preocupado por la suerte que pudieran correr Vlad y Radu, que conti-
nuaban en Edirne, si seguía adelante. Tras un asedio que duró varios días, y
en el que perdieron varias galeras borgoñonas, la guarnición turca se rindió,
para r gocijo de los cruzados. Sus padres habían sido vengados.
El invierno se aproximaba de nuevo. Las provisiones empezaban a
esca ear, había en la región pocos puertos donde fueran bien recibidos, y esta-
ba también el riesgo de que el Danubio se helara. Hunyadi y De Wavrin no
tuvieron otra opción más que volver a Constanrinopla y esperar a la llegada
d la primavera.
Dracul firmó un nuevo tratado con Murad en el verano de 1447, pero
el ultán le impuso sus condiciones: tendría qu abandonar la fortaleza recién
tomada de Giurgiu, y prometerle el regreso de los miles de búlgaros que se
habían dirigido hacia el Norte bajo su custodia tras la caída de Nicópolis. A
cambio, Valaquia seguiría siendo independiente, y sus hijos seguirían con
vida, y hay que decir que, como tantas veces ocurriera en el pasado, la pala-
bra de un musulmán tenía más valor que la de un cristiano.
J ános Hunyadi sospechaba de Dracul por dos motivos: se había nega-
do a luchar junto a él en Varna, y era obvio que estaba haciendo un doble
juego. Dracul y Mireea, por otra parte, todavía culpaban a Hunyadi del desas-
tre de Varna, porque no había seguido el consejo del príncipe valaco.
En noviembre de 1447 Hunyadi lanzó un ataque sobre Valaquia con
la intención de colocar a Vladislav, de la casa Dånesti. en el trono de
Tirgoviste, en el lugar de Dracul. Ante el ataque, se produjo una revuelta
207
boyarda en la capital, y Mircea fue capturado cuando intentaba huir de la ciu-
dad. Le torturaron, le cegaron con hierro candente, y le enterraron vivo, un
asesinato que tendría su eco en el folclore vampírico, la novela de Bram
Stoker, y más allá.
Dracul escapó, galopando hacia el Este, a solicitar la ayuda del único
aliado que le quedaba: los turcos. Sin embargo, en algún lugar de los panta-
nos de Balteni, cerca de Bucarest, los rebeldes Dånesti dieron con él y lo
mataren decapitándolo con un hacha. La leyenda dice que su cuerpo fue
enterrado en una pequeña iglesia de madera donde hoy día se alza el monas-
terio de Dealul, pero nunca se ha encontrado. Hay otra, sin embargo, que ase-
gura que el cuerpo fue llevado a Snagov y enterrado allí. Si esto fuera cierto,
¿sería su cadáver aquel esqueleto sin cabeza con supuestos ropajes de la Orden
del Dragón que encontraron Rosetti y Florescu allí en 1931? Dracul fue un
"héroe recto e imbatible", escribió de él Antonio Bonfini, cronista de la corte
húngara, "el más bravo en la batalla". Jean de Wavrin, que lo conoció y luchó
a su lado, diría que "fue famoso por su valor y por su sabiduría"(233).
Sin embargo, el recto caudillo, que había traicionado a Occidente
aliándose con los turcos, que había traicionado a sus propios hijos, dejándo-
los a su suerte en la corte otomana, había sido vencido finalmente. Le dejaría
a Vlad Tepes, el mayor de los hijos que le habían sobrevivido, su espada tole-
dana y su insignia de la Orden del Dragón. Lo que no pudo dejarle, porque
al morir ya lo había perdido, fue el principado de Valaquia.
(233) Citado en Florescu y MeNally, Dracula: Prince af Many Faces, pág. 62.
208
CAPÍTULO IX
VLAD EL VOIVODA
209
1447 János Hunyadi se nombró a sí mismo príncipe de Valaquia, aunque sólo
fue para ganar tiempo y poder poner en el trono a Vladislav II, hijo de Dan.
La intensa rivalidad entre las familias Dånesti y Draculesti en este periodo fue
casi idéntica a la que se produciría en Inglaterra durante la llamada Guerra de
las Dos Rosas. Y es que, cuando Vlad Tepes comenzara su segundo reinado en
los Cárpatos, las casas de York y de Laneaster habían iniciado una lucha que
duraría treinta años, que amenazó con destruir a la aristocracia inglesa y
que prepararía el camino para una nueva dinastía y un estilo de monarquía
distinto. Y todo ello ocurrió a pesar de que existía una ley de primogenitura,
al contrario que en Valaquia. Tepes, que contaba ya diecisiete años y estaba
cansado de su exilio en una tierra extraña, esperó la oportunidad para recu-
perar el trono para su familia.
La ocasión se presentó en septiembre de 1448, cuando el "caballero
blanco" cruzó el Danubio y marchó a través de Serbia, en poder de los tur-
cos, para unirse a las fuerzas de Skanderbeg en el sur. Con unos 9.000 vala-
cos bajo el mando de Vladislav, al estilo de los cruzados, sus tropas se entre-
garon al saqueo de los pueblos que encontraron a su paso. En 10 que parece
una estremecedora repetición de la historia, el ejército de Hunyadi se topó
con el de los turcos en Kosovo Polje, el Campo de los Mirlos, escenario de la
derrota de los cruzados ante Bayezid el Relámpago en 1389. El cronista
Chalkondyles escribiría:
En el flanco izquierdo estaba Dan [Vladislav II], que era gran amigo [de
Hunyadi], que lo había ayudado a llegar al trono de la tierra de los daciospor su
animosidad hacia Drácula (... )(234).
(234) Expuneia istorice,Chalkondyles. El griego confunde, al igual que muchos de sus conrempo-
ráneos, a Orácula con su padre. En esta época Orácula era todavía un muchacho a los ojos
de Hunyadi, no senda aún animosidad alguna hacia él, y probablemente nada sabía del des-
rino que le deparaban sus captores turcos. Por eso, es obvio que aquí "Dracula" debe ser Vlad
Oracul y no el Empalador.
210
horas, aunque es más probable que no fuera una lucha continuada, sino que
ésta se resolviera en varios "asaltos". En cualquier caso, entre el 17 Y el 19 de
octubre los cristianos y los musulmanes se hostigaron los unos a los otros. Las
cifras que dan los historiadores fluctúan, pero e calcula que Hunyadi estaría
al mando de algo más de 20.000 hombres, y que el ejército de Murad Io supe-
raba en unos 40.000. Sus artilleros manuales defendieron bien el flanco cen-
tral, pero Hunyadi no había esperado a las fuerzas de Skanderbeg como habían
planeado, y una crónica de la época dice que los valacos desertaron.
Sólo la llegada justo a tiempo de Skandeberg, que puso en marcha una
brillante acción para cubrir la retirada, logró salvar la vida de Hunyadi. Sin
embargo, como le ocurriría a Ricardo Corazón de León a su regreso de la des-
afortunada Tercera Cruzada, en 1191, el "caballero blanco" sería hecho pri-
sionero por los serbios bajo el mando de Jorge Brankovié por las atrocidades
que su ejército había cometido en su patria al marchar hacia el Sur, y pasó un
tiempo encarcelado en la fortaleza de Smederevo.
La captura de Hunyadi y e! hecho de que Vladislav siguiera en
Kosovo, supuso una oportunidad de oro para Tepes. Con e! respaldo de los
turcos, que le enviaron a las unidades de caballería e infantería de Varna y
Nicópolis, e! hijo de! Dragón invadió su propio territorio y tomó Tirgoviste
in oposición alguna. Por desgracia apenas han llegado a nuestros días testi-
monios escritos de esas trascendentales semanas. El cronista Chalkondyles
deja entrever que e! Empalador sólo retuvo e! trono hasta e! regreso de
Vladislav de Kosovo, y en ese caso apenas habría sido un reinado de dos
meses. Tepq no había visto la capital de su padre en cinco años y, habiéndo-
se ido siendo aún un muchacho, había regresado convertido en un hombre
con sed de venganza.
Éste fue por tanto el primer reinado de 'Iepes como príncipe o voivo-
da de Valaquia. En realidad Io que había hecho no había sido otra cosa que
un golpe de estado, pero la presencia de tropas turcas, que habían cruzado el
Danubio incumpliendo sus repetidas promesas, podía interpretarse como una
abierta declaración de guerra, cosa por otro lado nada sorprendente ya que
Vladislav y sus valacos estaban enfrentándose a Murad en Serbia.
Tepes simplemente estaba reclamando la herencia que le correspon-
día, porque su padre y hermano habían muerto, y por tanto consideraba que
211
él era quien debía ocupar su lugar, pero Nicolás de Ocna, el vicegobernador
de Transilvania, le exigió una explicación desde la ciudad "sajona" de Brasov.
Esta respuesta, dirigida a "los concejales de Brasov, nuestros muy amados her-
mano y amigos"(235), y firmada como "Vlad, voivoda de Valaquia", es el pri-
mer documento que tenemos de puño y letra de este hombre, que pasaría a
la historia como un monstruo:
Os hacemos [¿podría tratarse de un plural maye tático?] saber que el señor Nicolás
de Ocna, de Sibiu, nos ha escrito,y que nospide que tengamos la amabilidad de ir
a entrevistarnos con él ya que Juan [jános (Hunyadi)), el Gobernador Real de
Hungría, no ha regresadoaún de la guerra. Nos es imposible hacerlo,ya que elpasa-
do martes [29 de octubre] llegóaquí un emisario de Nicápolis, y nos comunicó con
gran seguridad que Murad, el sultán turco, había estado luchando tres días contra
el Gobernador [Hunyadi] y que el último día [Hunyadi] formó un círculo con sus
caravanas [al estilo de los waggenburgen husitas]. El sultán en persona (...) atra-
vesólas líneas con losjenízaros, y losderrotó, matando a muchos. Si fuéramos ahora
a reunirnos con él, los turcospodrían venir y matarnos a ambos. Por eso, ospedi-
mos que tengáispaciencia hasta que sepamos qué ha sido de [Hunyadi] . Ni siquie-
ra sabemos si sigue con vida. Si regresade la guerra, nos reuniremos con ély hare-
mos las paces con él, pero, si ahora os volvéis en nuestra contra y ocurriera algo,
habréis pecado, y tendréis que responder de ello ante Dios. Escrito en Tirgoviste la
víspera de Todoslos Santos en el año de nuestro Señor de 1448.
212
había ocurrido un par de semanas antes con suficientes detalles como para que
fuera creíble que había hablado con uno de los supervivientes o, al menos,
que contaba con buenas fuentes de información, ya fueran de origen cristiano
o turco (el emisario de Nicópolis que menciona). Además, si estaba en el pala-
cio de Tlrgoviste, ocupando el trono, era gracias a la ayuda de las tropas tur-
cas, y le debía al sultán su libertad por lo que no podía -aún- permitirse ofen-
der al Imperio Otomano. Por otra parte, no sabemos cuánto sabría de las
ircunstancias de los asesinatos de su padre y su hermano, pero debía haber Ile-
ado a sus oídos la revuelta de los boyardos, y quizá sospechara que Vladislav
y Hunyadi habían estado implicados, y no cabe duda de que, si aquellos dos
hombres hubieran muerto en Kosovo Polje, se habría sentido vengado.
Otro aspecto interesante de la carta es que refleja su astuta forma de
entender la realidad política cuando expresa el deseo de hacer las paces con
Hunyadi, y al final de la carta se despide de los concejales de Brasov llamán-
doles "hermanos y amigos", habiéndoles amenazado previamente con la ira de
Dios si se niegan a aceptarle como príncipe de Valaquia. Por una parte, ésta
ra la línea de pensamiento típicamente medieval, la creencia tanto de los
obernantes como de los gobernados de que Dios era el úni o que podía juz-
gar Io pecados, y, por otra parte, quizá Vlad Tepes creyera realmente que la
mano de Dios guiaba todos sus actos.
Lo que el Empalador tal vez no supiera era que Murad no había con-
solidado su victoria en Kosovo. Quizá por las numerosas pérdidas que habían
sufrido, o quizá porque había perdido el gusto por matar(236), ordenó un
e e de las hostilidades por espacio de tres días, para que cada bando pudie-
ra dar sepultura a sus muertos. Aquello le brindó a Vladislav la oportunidad
perfecta no sólo para huir, sino también para regresar a Valaquia y destronar
al joven Tepe~.
Si aquello hubiera ocurrido och año má carde, "el hijo del Diablo"
e lo habría quitado de encima como quien aparta una hormiga de un papi-
(236)Curiosamente, Murad abdicó a favor de Mehmed en 1444,cuando éste sólo tenía doce años,
yes probable que lo hiciera para evitar la sucesión de asesinato que solían tener lugar cuan-
do estaba a puma de producirse un cambio de sultán. in embargo, su plan se volvió con-
tra él, ya que hubo una revuelta jenízara en mayo de 1446,y Murad volvió a ocupar el trono.
213
rotazo, pero por entonces era joven e inexperto, y no contaba con e! apoyo de
los boyardos ni de! campesinado. Y así, en las Navidades de 1448, sus tropas
fueron vencidas al hallarse en inferioridad numérica ante las de Vladislav, ya
que estaba acompañado por las de Pedro II Bogdan, príncipe de Moldavia, y
Tepes abandonó Tlrgoviste para huir hacia e! Este, al lugar donde había pasa-
do los últimos años: la corte de Murad en Edirne. No sabemos cuál fue la
fecha exacta en que salió de Valaquia, pero como ya he comentado, los histo-
riadores coinciden en que apenas habría durado dos meses en el poder.
Tepes pasaría los años entre su primer y u segundo reinado al margen
de la política, y durante parte de ese tiempo sería un fugitivo. Además, el tener
que huir hizo que resurgieran con fuerza en éllos deseos de venganza, aumen-
tó su desconfianza, y se volvió aún más huraño. Desde diciembre de 1449
hasta octubre de 1451 vivió en la corte de su do Bogdan II de Moldavia, en la
capital, uceava. Es posible que allí completara u educación junto a su primo
Esteban, que se convertiría en uno de los gobernantes de mayor renombre de
la Europa de! Este con e! nombre de "ce! Mare", "e! Grande". Al alcanzar la
mayoría de edad, los dos príncipes se habían hecho amigos, y prometieron
apoyarse e! uno al otro cuando lo nece itaran, pero Esteban traicionaría a Tepes
en 1462, faltando a su palabra. Ésta sería seguramente una nueva decepción
que añadir a la sensación que ya tenía e! Empalador de que todo e! mundo aca-
baba apuñalándole por la espalda, y de que no podía confiar en nadie.
La política moldava de la época, al igual que la valaca, implicaba con
frecuencia luchas virulentas, y las vidas de los gobernantes de este principado
solían ser cortas. El propio Bogsan fue asesinado en octubre de 1451 por un
rival que no era otro que Petru Aarón, su hermano. Tepes y Esteban se vieron
obligados a huir a Valaquia atravesando e! Paso de Borgo que cuatro siglos
después haría famoso la novela de Stoker, Para entonces sabían que János
Hunyadi había regresado hacía tiempo tras su derrota en Kosovo y su cauti-
verio, y que, a pesar de haber ido privado de sus dtulos de gobernador de
Transilvania y Hungría por el nuevo rey electo, Ladislao Póstumo de Hungría,
seguía a cargo de Hunedoara y otras fortalezas. Hacia febrero de 1452 Tepe~
se hallaba refugiado en Brasov, al amparo de los tímidos lazos que había hecho
con los concejales de la ciudad cuatro años antes, y en septiembre seguía allí
a pesar de las exigencias de Hunyadi de que el fugitivo fuera entregado, pero
214
al estar bajo esa preslOn, y quizá temiendo por su seguridad, Tepes acabó
huyendo a Sibiu.
Durante 1451 y el año siguiente, la relación entre Hunyadi y
Vladislav cambió. No hay duda de que el "caballero blanco" era ambicioso,
y menos aún de que Vladislav era en gran medida el "socio minoritario". Aún
así, cuando Hunyadi tomó Arnlas y Fagaras, probablemente fue esto lo que
impulsó al príncipe a intentar una aproximación a Mehmed II, que volvía a
ser sultán al haber muerto Murad de una apoplejía el 3 de febrero. En cierto
modo, no obstante, Vladislav se estaba limitando a seguir con el tira y afloja
que habían llevado a cabo sus dos pr decesores para mantener el delicado
equilibrio político. De hecho, en un claro acto de reafirmación, Vladislav
firma un documento oficial del 28 de marzo con el pomposo título de "prín-
cipe de toda Valaquia", y en un documento que data de unas semanas antes,
y que fue escrito en Tirgoviste, le añade "y de las regiones al otro lado de las
montañas de nuestras fronteras, los ducados de Arnlas y Fagaras"(237). Es
obvio que le había puesto furioso que Hunyadi le hubiera arrebatado parte
del territorio. Y otro documento, éste de 1453, muestra la magnitud de las
desavenencias:
Yo, mis boyardos,y mi país, hemos derramado nuestra sangrepor la Santa Corona,
por Hungría, y por la Cristiandad. No importa cuánto nos hayamos esforzado;para
nuestropadre, el voivoda [Hunyadi], no significa nada, y no está satisfecho con mi
labor (...) se comportó con bajeza conmigo; y, como podéis ver, ha roto losjura-
mentos y promesas que hizo (... )(238).
215
siguiente, en Buda, una ciudad que en el futuro llegaría a conocer demasiado
bien. Allí se alcanzó un acuerdo por el cual se le nombró defensor de
Transilvania, y se estableció su "cuartel general" en Sibiu, y es que la caída
de Consrantinopla, que ya se esperaba desde hacía tiempo, había hecho que
aumentaran las probabilidades de un ataque turco al none del Danubio.
Como se lamentaba el Papa Nicolás V en la lejana Roma, "la luz de la
Cristiandad se ha extinguido de repente"(239).
El obispo de Sibiu, desde donde Tepes vigilaba las fronteras, escribió
en estos términos a Oswald Wengel, alcalde de la ciudad:
216
meras cosas que hizo fue ordenar a un orfebre de Brasov que acuñara una
moneda con el águila valaca en toda su gloria heráldica en el anverso, y en el
reverso una media luna y un cometa.
Ya ofrecí al principio dellibro la descripción de Vlad Tepes que escri-
biera Niceole Modrussa, legado del Papa en Buda, hacia 1466, pero perrníta-
me el lector que la repita:
No era alto en demasía, pero sí muy fornido, de apariencia fría y terrible, nariz
reciay aguileña de amplias aletas,y rostroenjuto y rubicundo, con muy largaspes-
tañas enmarcando unos grandes ojos verdes bien abiertos, a los que las cejas, negras
y boscosas,otorgaban un aspectoamenazador. La foz y el mentón lucían afeitados,
a excepción de un mostacho. Las sienes sobresalíangrandemente de la circunferen-
cia de la cabeza. Un cuellogrueso como el de un toro sustentaba la testa, de la que
colgaban mechones ondulados de negro cabello sobre los anchos hombros(241).
(241) Misiva de iccolo Modrussa al Papa Pío II, aprox. 1466, citada en Florescu y McNally,
Dracula: Prince of Man] Faces,pág. 85.
(242) Suponiendo que T ~pe§hubiera nacido efectivamente en J 431, tendría cuarenta y cinco años
cuando murió.
217
cabello es rizado, pero cort ,l oJo tienen una expresión más melancólica
que intensa, y la barbilla parrida es muy prominente. La edición de
Estrasburgo de 1500, por otra parte, contiene la famosa escena del banquete,
en la que Tepes, con barba y largo cabello ondulado, está mirando hacia arri-
ba, observando con escaso interés a sus víctimas empaladas.
Hay, sin embargo, otra pintura más interesante que se descubrió por
accidente en 1970, y que antes había estado colgada en el palacio Belvedere
en Viena. e trata de un óleo del siglo XV en el que se representa el martirio
de San Andrés, cuya cabeza momificada fue una de las pocas reliquias que
sobrevivieron a la caída de Consrantinopla. La leyenda dice que el santo, uno
de los discípulos pescadores de Cristo, fue crucificado en una cruz en forma
de X en Parra hacia el 70 d.C. Un buen número de reliquias suyas, incluida
la cruz en la que murió, fueron llevadas a Constanrinopla, y luego supuesta-
mente trasladadas a Escocia hacia el siglo VIII. Era el santo patrón de los
"sajone " de Transilvania, lo cual explicaría la presencia de Tepe§, en la parte
izquierda del lienzo, observando cómo San Andrés es flagelado antes de ser
crucificado.
En 1989 el doctor Virgil Candea halló otro retrato de Drácula, que
hoy día se encuentra expuesto en la biblioteca de Württemberg, en Stuttgart.
Con la leyenda "Vladislaus Dracula, Wallachiae Weywoden", muestra a un
voivoda ligeramente corpulento, con un cuello alto con adornos de oro y
ropajes con los bordes revestidos de piel. Los ojos son pequeños y crueles,
pero la nariz y el cabello son exactamente como los describiera Modrussa.
Es posible que estos tres retratos y otros que se hayan perdido no sean más
que copias de la versión que hay en el Castillo de Ambras, cerca de Innsbruck, en
el Tiro!. Esta pintura está expuesta en una verdadera galería de los horrores que
una vez perteneció a Fernando II, Archiduque del Tirol en el siglo XVI, quien
coleccionaba cosas extrañas y macabras. Entre los varios retratos que hay en
la colección, están por ejemplo los de Petrus Gonsalvus (Pedro Gonzalvo), el
"hombre lobo" de Canarias, y sus hij s, que nos recuerdan la fascinación que
existía en el pasado por las anomalías genéticas(243). Otro retrato es el del
(243)Los retratos de los hijos de Pedro González son el primer caso de hirsurismo infanril del que
se riene consrancia. En los siglos posteriores, los periodistas del este y el oeste de Europa se
218
pobre caballero húngaro Gregor Baxi, a quien, como a Enrique II de Francia,
le atravesaron la cabeza con una lanza. El retrato lo muestra con la punta de
la lanza asomando por la cuenca del ojo, seis meses antes de que le matara la
infección de la herida.
Y, justo al lado del de Baxi, está el famoso retrato de Vlad el
Empalador al que me refería. Es una copia del siglo XVI de un original pin-
tado probablemente en Buda o en Visegrád durante el tiempo que rácula
fue prisionero de Matías Corvino. En varias de las reproducciones fotográfi-
cas las tonalidades del color apare n alteradas, y se añaden unas luces sinies-
tras a lo que en realidad no es más que un retrato típico del siglo XV. Los
ojos son muy grandes, y la parte inferior del famoso gorro de terciopelo
e carlara tiene varias filas superpuestas de perlas, una estrella de oro, y una
pluma de avestruz colocada en posición vertical. l ab llo, que le cae en
mechones rizados, es muy largo, llegan 0\ por debajo de los hombros. Sin
embargo. no pod erno saber si el artista, que es anónimo, se tomó muchas
lic ncias.
Los chinos creen que la forma del rostro y sus rasgos dicen mu ho del
arácter de una persona, y hay de hecho una disciplina que detalla la corres-
pondencia entre formas y significados, lo que llaman Siang Mien. He creído
lue ería interesante utilizar este método de análisis para acercarnos un poco
más al Tepe§ real, y separarlo del monstruo y de la leyenda. En el retrato de
bras no podemos ver la frente del Empalador porque el gorro la tapa, ni
omprobar por tanto la referencia de Modrussa respecto a sus sienes prorni-
lentes. Las cejas se ajustan al ideal chino, aunque es difícil hacer deducción
llguna por el espacio entre ambas y entre los ojos por los problemas de esca-
la. Un dato fascinante es que la forma de los ojos se asemeja a la de los ojos
de un dragón, que para los chinos es un símbolo de poder, empleado por sus
emperadores a lo largo de los siglos. Los ojos de un dragón son siempre gran-
des, con un espacio blanco bastante amplio a cada lado del iris. El Siang Mien
dice que las personas que tienen esta clase de ojos son innovadoras, arrojadas,
valientes, y que su compañía resulta agradable.
referiríana estos niños con términos realmente crueles,como "monstruo", "rnutanre", "chico-lobo",
o "chico mono". Los chinos, por el contrario, los llaman simplemente mao hai, "niños peludos".
219
La nariz, según la describe Modrussa, debería ser aguileña, pero en
este retrato es delgada y estrecha, y las amplias aletas desaparecen bajo el
poblado bigote. Para los chinos, las personas con la nariz así tienen que esfor-
zarse más que la mayoría para lograr que sus matrimonios funcionen (se ase-
gura, como re rdará elleetor, que rajó el vientre de una de sus amantes para
cerciorarse de la veracidad de su supuesto embarazo, y se cree que su esposa
se suicidó).
La boca del Empalador en el retrato presenta dificultades importarires
para su análisis. Sólo el labio inferior queda a la vista bajo el bigote, y es
inusualrnente grueso, lo que indujo al historiador Ion Bogdan en 1896, a
pensar que debía sufrir alguna clase de tic nervioso, pero esto parece bastan-
te improbable, y, de ser así, habría sido un verdadero suplicio para el artista.
Además, da la impresión de tratarse de un retrato de segunda, lo cual expli-
caría este detalle: sencillamente estarían mal pintados. Siguiendo con la boca,
suponiendo que el labio inferior fuera fino como sugiere el retrato, por el
poco espaci que queda entre la nariz y la boca, esto indicaría según el Siang
Mien que era un hombre retorcido y que no inspiraba confianza.
Los pómulos son elevados, y las mejillas ocupan más espacio en el ros-
tro que l r sro de los rasgos, lo que, de acuerdo con las creencias chinas, suge-
riría que era una persona que se hacía obedecer, y que no intimaba con nadie.
Además, la combinación de unos pómulos elevados y una fuerte mandíbula
son habituales, de nuevo según el Siang Mien, en los hombres que son hábi-
les militare.
Vlad Tepes tenía veinticinco años cuando ocupó el trono de Valaquia
por segunda vez. La estructura política que había heredado se componía de
un consejo, el StafoL Domnesc, que con el paso del tiempo había ido quedan-
do en mano de l s boyardos más importantes, y que hacía también las veces
de administración pública. Esta e tructura era básicamente bizantina, aunque
también tenía similitudes con la corte del sultán otomano, y con la Curia
Regis (supremo tribunal de justicia) de los reyes de Occidente.
En los documentos del tiempo que el Empalador fue príncipe apare-
ce la palabra Jupan para referirse a uno de los señores feudales que eran miem-
bros del Consejo. Se sabe que había dos vornici en la capital, Tirgovisre, uno
superior al otro, que estaban a cargo del poder judicial. Otro cargo público
220
era el de logofa), que dirigía la cancillería, se encargaba de la correspondencia
oficial y de archivar los documentos de la corte. De hecho, rodos los docu-
mentos de Tepes que han llegado a nuestros días serían escritos seguramente
por un secretario de este tribunal. También estaba el spatar, un comandante
militar, normalmente del cuerpo de caballería, aunque no era comandante en
jefe, ya que era el príncipe quien adoptaba ese papel.
El stolnic, al que se menciona por primera vez en un documento de
1392, era el degustador de la comida del príncipe, y responsable de la provi-
sión de alimentos para la corte, mientras que el paharnic era quien se encar-
gaba del vino. Los caballos del prín ip , por otra parte, estaban al cuidado del
comis, que también supervisaba el pago del tributo anual a los turcos, y de
escoger a los muchachos que les entregaban también cada año para ser adies-
trados como jenízaros. Finalmente estaban el vistier, que se ocupaba del rope-
ro del príncipe además de hacer las veces de tesorero y llevar el registro de lo
impuesros que se cobraban a los 222 pueblos y ciudades de Valaquia; yel stra-
tornic, también llamado postelnic, que estaba a cargo de los aposentos priva-
dos del príncipe(244).
Tepes había sido coronado "Príncipe Vlad, hijo de Vlad el Grande,
soberano y gobernante de Hungro-Valaquia y de los ducados de Arnlas y
Fagaras" en la Biserica Domnesca, la gran catedral de Tirgovisre, probable-
mente en septiembre de 1456. Es difícil discernir en qué medida sus actua-
ciones en política interior y exterior habían sido planificadas, y hasta qué
punto eran sólo reacciones a los acontecimientos, pero en los seis años
que duró su reinado parece que hay una consistencia y un dinamismo que fal-
taron en los de su padre, su abuelo y sus rivales de la casa Dånesti.
En política interior el problema más peliagudo era el de los boyardos.
Algunos de ellos se habían levantado en armas para apoyar abiertamente a
Vladislav II (a quien las crónicas y escriros de la época se referían como Dan,
apócope del nombre de su familia, como ya hemos visro) y habían sido res-
(244)Toda esra información se recoge en Treprow, VLadJIJ: Dracula, y fue extraída de la obra
StafuLdomnesc so marii dregatoridin Tara Romanescaji Moldova, secXlV-XVII (ELConsejoy
Losfuncionarios de Rumania y Moldauia entre LossiglosXlV y XVII), del historiador rumano
Nicolae Sroicescu, Bucaresr, 1968.
221
ponsables, probablemente con e! re paldo de Hunyadi, tanto de! asesinato de
Vlad Dracul como de! de Mircea. E en este contexto en e! que debe verse e!
tratamiento que e! Empalador dio a los boyardos. Los privilegios de estos nobles
se remontaban a la creación del principado de Valaquia, y mientras no existió
la figura de! voivoda se dedicaron ( acumular poder y riquezas. La situación no
era muy distinta de la que viviera Inglaterra bajo el reinado de! príncipe Juan o
e! de Enrique IV En el primer caso por la ausencia del rey legítimo (el herma-
no de Juan, Ricardo Corazón de León) yen e! segundo porque la debilidad de!
propio Enrique IV propició que los nobles empezaran a levantar más y más cas-
tillos y a asumir poderes que no les orrespondían. Conciliando temporalmen-
te a las dos "superpotencias" con las que limitaba su principado por e! oeste y e!
sur, Hungría y el Imperio Otomano, Tepe~ comenzó una purga sistemática de
boyardos con una eficiencia estalinista. El Domingo de Resurrección en que
llevó a cabo el ataque contra ellos descrito en el capítulo VI sería probablemen-
te e! domingo 17 de abril de 1457, y ahora podemos ponerlo en su contexto
histórico a fin de analizarlo con más objetividad.
Después de que hubiera concluido el servicio religioso en la capilla del
Espíritu Santo, Tepe~ invitó a los boyardos a un banquete en su palacio de
Tlrgovisre, que aún hoy día es para muchos visitarites un lugar siniestro ya
que fue escenario de muchas muertes. Reunidos en torno a la mesa, Tepes les
hizo la pregunta de cuántos príncipes de Valaquia habían conocido, y, fuera
cual fuera su respuesta, lo que está claro es que no fue la que el Empalador
quería oír.
Para entonces Tepes ya había descubierto la tumba de su hermano
Mircea, y las marcas de uñas en la tapa del ataúd hablaban por sí mismas: al
irse quedando sin aire había luchado desesperadamente, muriendo en una
horrible agonía.
Según algunas fuentes serían 500 boyardos junto con sus familias los
que fueran empalados en e! patio de! palacio, pero no podían ser más de 200,
y en el supuesto lugar de la ejecución habrían cabido sólo unos 40.
Tirgoviste es hoy día un conjunto histórico en ruinas de muros bajos
y sótanos, y la capilla y la torre Chindia del Empalador, que fueron restaura-
das en el siglo XIX, son sólo una sombra de la gloria que el lugar debió de tener
en el pasado.
222
A los que no fueron empalados se les pusieron grilletes, y les obliga-
ron a caminar duranre dos días en dirección norte, siguiendo el curso del río
Arges, haciendo un recorrido de 80 kilómetros. En el lugar donde se detu-
vieron les hicieron trabajar como a una cadena de presidiarios en la recons-
trucción del castillo de Poenari (el castillo en que e inspirara Stoker para el
de su Conde Drácula), convirtiéndolo en una fortaleza para el Empalador.
Es discutible que estos cautivos completaran la construcción como
etenden las crónicas. Los niño, la mujeres y los ancianos estarían derna-
iado débiles como para resistir mucho, aunque la historia dice que acarrea-
ron piedras hasta que sus ricos ropajes se les caían a pedazos. En cualquier
aso, no existe en la historia de Europa otro ca tigo comparable aplicado a la
lite privilegiada, mediante semejante humillación y crueldad, y para la rea-
firmacion del poder de un gobernante.
Poenari, que hoy día ya es sólo una impresionante construcción en
ruinas que se asoma al Arges y cuyos muros cubre la hiedra, tuvo antaño cinco
rorres cilíndricas, con plataformas para cañones y saeteras, y us muros dobles
de piedra y ladrillo habían sido di fiado para r isrir un posible ataque turco
on artillería. Era un castillo bien aprovisi nad , on abastecimiento de agua
propio, y es probable que hubiera un túnel subterráneo que llegara hasta el
río y por el cual, en caso de asedio, se pudiera escapar o hacer llegar desde
fuera provisiones y pertrechos. Finalmente serían una serie de terremotos, y
no el fuego turco o húngaro, lo que Io destruyeron.
¿Hasta qué extremo llegó la eliminación de boyardos por pane de
rácula? Es posible que diezmara su número. Kun Treptow comparó las lis-
ras de nombres del Consejo de Valaquia entre el 16 de abril de 1457 (el día
antes del golpe contra los boyardos en Tirgoviste) y el 10 de febrero de 1461,
Yobservó que un tal Marea Udriste encabezaba la de 1457, yen la de marzo
e 1458 había desaparecido y ocupaba su puesto un Dragomir Tacal.
Tampoco el vornic (juez de paz), de nombre Codrea, aparece en el mes de
marzo del año siguiente. Sería tedio o enumerarlos a todo, y hay que decir
que no sabemos cuál fue el motivo exacto por el que fueron reemplazados por
otros, pero es significativo que de los trece miembro del consejo, sólo dos
permanecen en ese breve espacio de cinco años: Voico Dobrita, que era vor-
nic en 1458 y boyardo senior en 1461, y lova, primero comis (maestro de
223
caballería) y después vistier (tesorero). Si los demás desaparecen de las listas,
no parece descabellado suponer que la mayoría de ellos perecieran en aquel
Domingo de Resurrección.
Treptow cree que esta purga de boyardos no fue tan brutal ni tan
repentina como aseguran los relatos folcl ricos. Hay algunos individuos que
reaparecen en las listas del consejo despué de 1462, cuando Radu, el herma-
no de Tepes, estaba en el poder, lo cual implicaría que o bien habían caído en
desgracia, o habían abandonado el país durante el reinado del Empalador, no
pudriéndose en una estaca.
Hubo un boyardo, sin embargo, con el que Tepes se ensañó especial-
mente: Albu cel Mare. Su muerte y la de sus familiares es referida, como
recordará ellector, en la número siete de las historias "sajonas": "A una fami-
lia entera la eliminó, desde el miembro más pequeño hasta el mayor; niños,
amigos, hermanos, hermanas ... a todos los hizo empalar". El hecho de que
Albu se hiciera llamar a sí mismo "cel Mare", "el Grande", da una idea de la
clase de hombre que era. Se veía a sí mismo como una persona muy influ-
yente, un súbdito por encima de los demás. Este documento, que data del l
de abril de 1551, durante el reinado del príncipe Mircea Ciobanul, explica
por qué Drácula acabó con él:
En la época del voivoda Vlad Tepef, existió un boyardo de nombre Albu cel Mare,
que tomó los (...) pueblos [de Godul y Hintea] por la fuerza, y destruyó el sagrado
monasterio [de Gavara] (...) En los días del voivoda Vlad Tepes, este boyardo (...)
intentó arrebatarle el trono (...)
224
empalándolos, ni oblig ndolos a ha er trabajos forzados, y tampoco está clara
la cuestión de la sustitución de unos miembros del Consejo por otros. Sobre
este punto, algunos planteau que, habiendo quitado de sus cargos a los boyar-
dos, Drácula podría haber puesto en su lugar a hombres de su confianza, rela-
tivamente humildes, como hicieran los Tudor en Inglaterra treinta años des-
pués. Bien podría ser haber sido así, ya que el nepotismo y el amiguismo son
elementos que estaban al orden del día en el pasado, igual que lo están hoy.
Aunque es posible que Tepes no tuviera intención de quitar poder feu-
dal a los boyardos (poder recién adquirido, por cierto, ya que el feudalismo
apenas estaba empezando a establecerse en Valaquia), sí introdujo a hombres
nuevos en su ámbito, como los mosneni, los rninifundistas. A este respecto, el
debate entre los historiadores hoy día se centra en la rapidez an qu llevó a
cab estos cambios yel alcance qu~ mvi ron.
Algo que de i' de inquietar a la población valaca en general, a la vista
de la reputación del voivoda, fue la formación de nuevos cuerpos militares.
Así, para el vitesji, un cuerpo de oficiales de su ejército, no se re lutaba a
b yardos, que tenían sus propias prioridades, sino a mosneni. A estos hombres
lo utilizaría Tepes tanto para defender castillos fronterizos de los ataques de
lo turcos, como para aplastar revuelta internas. Estos reclutamientos hicie-
ron que se extendiera la idea de que el ejército valaco estaba formado por
campesinos, lo cual, aunque no es del todo exacto, sí tiene una cierta base.
Había por ejemplo otro cuerpo, los armas, que vendrían a ser el equivalente
de la actual policía secreta y de la Securitate de Ceausescu, creada en la déca-
da de 1980. Muchos de ellos, como los hombres a los que se les asignaría la
terrible tarea de matar a la familia real rusa en 1918(245), eran extranjeros
(gitanos, húngaros, tártaros y serbios), ya que así tendrían menos prejuicios
que los soldados nativos a la hora de perpetrar las atrocidades que el
Empalador les encomendase contra la población valaca. Así, en una carta
escrita a los concejales de Brasov alrededor de 1458, Tepes se refiere a su ante-
rior proveedor de vino, Stoica, como Armasul, "el maestro mpalador", pero
éste no sería incluido en el Consejo hasta 1478, tras la muerte de Tepe§.
(245) Este pelotón de [usilamienro, de doce o trece hombres, estaba compuesro principalmente
por lituano y lerones,
225
Mucho se ha dicho sobre la relación de rácula con la Iglesia, pero
cuál fuera su fe personal es algo que desconocemos. Su padre, como miembro
de la Orden del Dragón, era católico, y, aunque educara a Vlad en su misma
fe, es posible que el muchacho se convirtiera al Islam durante su cautiverio en
Edirne, lo cual explicaría su nombramiento como oficial en el ejército turco
(después de todo, fue así con Jorge Castriota, Skanderbeg). Claro que, por otra
parte, mientras que los serbios eran considerados en la región de los Balcanes
casi como una sociedad pagana, lo valacos tenían profundas ral ces ortodoxas,
y, al igual que muchos gobernantes de la Edad Media, Tepes era un leal patrón
de la Iglesia Ortodoxa. No en vano, en Tírgsor, en la iglesia de San Nicolás,
hay una inscripción que dice "Por la gracia de Dios, yo, voivoda, gobernante
de Hungro- Valaquia, hijo del gran príncipe Vlad, he hecho que se construye-
ra esta iglesia, que fue terminada el24 de junio de 1461".
Esto podría haber sido una especie de expiación por haber dado muer-
te a Vladislav II, hecho que, egún la leyenda, ocurrió cerca de aquellugar, o,
por el contrario, quizá la construyó para celebrarlo, lo cual también era algo
acostumbrado en la Edad Media. En Inglaterra, por ejemplo, Eduardo IV se
tomó muchas rnolestias e incurrió en importarires gastos para trasladar e!
cadáver de su rival, Eduardo, príncipe de Gales, a quien había matado en
Tewkesburyen 1473, a un mausoleo mejor. Del mismo modo, Guillermo de
Normandía, cuatro siglos antes, construiría Battle Abbeyen la cima de la coli-
na de enlac, donde había muerto su enemigo, Harold Godwinson. Tepe§,
por su parte, además de la mencionada iglesia, dio dinero para la construc-
ción de un monasterio en Comana, dio tierras y eximió de pagar impuestos a
otros en Tismana, Cozia y ovora, amplió el monasterio de la isla de Snagov,
e hizo importarires donaciones a Monte Ahos, en Grecia, e! centro espiritual
de la Iglesia Ortodoxa fuera de Ru ia.
La política exterior tuvo una influencia significativa en la Iglesia en
Valaquia. El Metropolitano había sido nombrado en 1453 por e! patriarca de
Consranrinopla, pero la caída de la capital bizanrina en ese mismo año provo-
caría un cambio importante. La progresiva invasión por parte de Hungría, pri-
mero acometida por János Hunyadi y después por su hijo, Marías Corvino,
hizo que e! Catolicismo empezara a filtrarse en e! principado de! Empalador.
De hecho, muchas de las espantosas historias "sajonas", rusas y rumanas refie-
226
ren los choques de Tepes con monjes católicos, de los que el hermano Jacob de
Melk podría haber sido un superviviente, y son muy elocuentes respecto a la
postura anticatólica y anti-húngara que adoptaría e! voivoda.
Es más, sería durante el reinado de Vlad Tepes cuando un valaco fuera
nombrado Merropolitano por primera vez: el abad Iosif, en abril de 1457, un
dato relevante porque concuerda con la política centralizadora que llevó a
cabo el Empalador. De hecho, en Valaquia, mo en el resto de Europa, la
Iglesia y el estado iban de la man y, así, de! mismo modo que Vlad empezó
a designar para distintos cargo a boyardos y oficiales de su confianza, tam-
bién empezó a intervenir en e! nombramiento de los miembros más irnpor-
tantes de la jerarquía de su Iglesia, cosa por otra parte necesaria, dada la orfan-
dad espiritual en que la había dejado la caída de Constantinopla.
El otro elemento que caracterizó e! reinado de Tep ~ lo resume una de
las historias "sajonas" relativas a Transilvania: "En el año del Señor de 1456,
Drácula hizo muchas cosas espantosas". Estas hi torias nos dicen que los obje-
tivos del voivoda en Transilvania eran particularmente Brasov (a la que se
refieren por su nombre alemán de Krondstadt o Burzenland) y Sibiu (la anti-
gua Siebenburgen), ciudades que se hallaban en los ducad de Arnlas y
Fa aras respectivamente, y que Hunyadi y Vladislav II I habían arrebatado a
SLl padre, Vlad Dracul.
227
la ciudad de Belgrado de Jorge Brankovié, la "ciudad blanca". Construida en
una elevación del terreno en la que confluyen el Danubio y el Sava, era un
punto estratégico al ur de la llanura húngara, que abría el paso hacia el norte
a través de sinuosos valles donde un gran ejército atacante no podría er dete-
nido. Advertido del avance de Mehmed por sus exploradores y espías, János
Hunyadi se apresuró a defender las murallas con cinco puertas de su fortale-
za. Fuera porque se Io permitieron como part d una e trategia, o porque no
pudieron evitarlo, los jenízaros entraren en la ciudad por los boquetes que
habían abierto con su cañón, y empezaron a saquearla, pero fueron atacados
de pronto por una banda organizada de civiles dirigidos por Hunyadi, que
emplearon a fondo sus mosquetes contra los rurcos, Io cuajes, tras haber tras-
pasado las murallas, esperaban sin duda que la población se rindiera.
Los jenízaros, presa del pánico, se dieron a la retirada, ignorando las
órdenes de sus generales, y Mehmed, que no era el hombre magnánimo
que había sido u padre, blandió su cimitarra a die tro y siniestro contra los que
huían.
Veinte días después, y apenas dos semanas arites de que Tepes enviara
aquella carta a Brasov,János Hunyadi había muerto. Ya fuera por la peste o la
disentería, según las distintas fuentes, lo cierto es que el "caballero blanco"
había pasado a mejor vida, y la región de los Balcane necesitaba nuevos cau-
dillos.
Tepes pidió 200 hombres a la ciudad de Brasov, o, i les era imposible
prescindir de tantos, al menos 50. No había nada de extraordinario en aque-
lla petición. Constantinopla y Belgrado ya habían enviado a civiles a defen-
der sus murallas; Ja primera sin éxito, y la segunda con éxito. Era algo muy
común en la Edad Media. En Inglaterra, en tiempos de necesidad, los reyes
hacían peticiones similares, yen 1485 sólo un brote de peste en la ciudad de
York impediría a sus ciudadanos acudir a Bosworth en ayuda de Ricardo III.
Tepes pedía en su carta a los concejales de Brasov que le enviaran a
esos hombres lo más pronto posible. Esta misiva estaba fechada "el viernes
después del día de Santa María", y quería que las tropas le llegaran para el
domingo, nueve días después. No ha llegado a nuestros días documento his-
tórico alguno que revele si este contingente fue finalmente enviado, pero
parece ser que así fue, ya que al poco tiempo el Empalador firmaría un acuer-
228
do con los concejales prometiendo ayuda a su ciudad en el caso de un ataque
de los turcos, y otorgando a sus mercaderes el derecho a vender libremente sus
productos en las ciudades de Tirgoviste, Tirgsor y Rucar. Los concejales, por
su parte, se comprometieron a darle asilo allí en Brasov en el supuesto de que
surgiera esa necesidad. Es muy probable que Vlad Drácula llegara a acuerdos
similares con otras ciudades, como Sibiu.
¿Qué salió mal, entonces? ¿Qué dio al traste con lo que aparentemen-
te eran buenas relaciones? Los rumanos creen, de acuerdo con la visión que
tienen de Tepe~ como un héroe nacional, que lo que estaba haciendo era pro-
teger los intereses de Valaquia contra la avaricia de los "extranjeros". El hecho
de que éstos fueran miembros de la acomodada clase de los mercaderes, impli-
ca que ya había una incipiente guerra de clases en Rumanía cinco siglos antes
de que Nicolás Ceausescu hiciera que se emitiera una serie de sellos conme-
morativos con la efigie del Empalador(246), mostrando a Tepes en su propa-
ganda comunista como un hombre que había luchado por las clases más des-
favorecidas.
Aunque es cierto que las primeras medidas punitivas que llevó a cabo
Vlad Tepq contra los "sajones" fueron económicas, lo único que pretendía era
darles donde sabía que más les dolía: en el bolsillo. Las ejecuciones por empa-
lamiento vendrían más tarde. Sin embargo, la verdadera razón que explica las
acciones del voivoda contra las ciudades "sajonas", con las que se granjeó la
reputación de berserker y de "loco sanguinario", era qu sospechaba que sus
concejales, y no se equivocaba al hacerlo, estaban conspirando en u contra
con su rival, el futuro príncipe Basarab Laiota.
La situación se complicó aún más por los problemas en el reino veci-
no, Hungría, que llevaba años azotada por las disputas de sucesión al trono,
similares a las que habían tenido lugar en Valaquia entre las casas Draculesti
y Dånesti. Por una parte estaban László y Matías, los hij s de [ános, el pri-
mero de los cuales había continuado el rol de su padre como comandante de
los ejércitos húngaros a su muerte. Por la otra, estaban el rey de la dinastía
Habsburgo, Ladislao Póstumo, y la familia Cilli con los que estaba emparen-
tado. El asesinato del Conde Ulrica Cilli en la ciudad de Belgrado, ahora bajo
(246)Estos sellos se emitieron con motivo del quinto centenario de la muerte de Drácula en 1976.
229
el gobierno de Lázsló, había llevado a la ejecución de Lázsló y al encarcela-
miento de Marías en marzo de 1457. Tomaron el relevo su madre, Erzseber,
la viuda de Hunyadi, y su hermano, Mihail Szilágy.
Vlad Tepq se encontraba pues ante un dilema muy común en la
región de los Balcanes, yen toda la Europa feudal en general, al haber jura-
do lealtad feudal a uno de los bandos, el de los Habsburgo, y el deber leal-
tad también al otro, los Hunyadi, porque le habían ayudado a llegar al
trono. Este vínculo con los Hunyadi, sin embargo, es algo difícil de enten-
der, ya que János estaba detrás de las muertes de su padre Vlad Dracul y su
hermano Mircea, pero o bien el nuevo voivoda lo ignoraba, o había opta-
do por perdonar y olvidar. Fuera cual fuera la verdad, la guerra estaba
declarada. El emperador del Sacro Imperio apoyaba a Ladislao, y, por defi-
nición, también lo hicieron los concejales de las ciudades "sajonas" de
Transilvania.
La primera chispa de abi rto nfr nramiento tuvo lugar en el vera-
no de 1457, cuando lo ciudadanos de Bisrrira se levantaron contra Szilágy
por una supuesta malversación de fondos. Lo cierto e que esta razón tiene
unos tintes demasiado modernos, y es probable que los ciudadanos senci-
llamente se hubieran hartado del despotisme de su gobernante. Con el res-
paldo de Tepes, Szilágy saqueó la ciudad y quemó las casas de los cabecillas.
Las otras ciudades "sajonas" formaron una piña con Bistrira, recibiendo el
apoyo del líder sículo, el Conde Oswaldo de Rozgony, ansioso por demos-
trar su valía como nuevo comandante de los ejércitos de Ladi lao Póstumo
en los Cárpatos.
Brasov apoyó al rival Dånesti de Tep ,Dan III, a cuyo hermano había
matado Drácula en Tlrgsor. Incluso fue coronado -con que
el mismo títu lo
230
vo el apoyo de los descontentos boyardos y de los mercaderes "sajones", furio-
so porque Tepe§ les había quitado las concesiones comerciales que les había
dado el año anterior.
Así pues, hacia 1457, el Empalador contaba con nada menos que tres
rivales: Dan III, Vlad el Monje, y Basarab Laiota. Al principio trató de solu-
ci nar el asunto por la vía diplomática, enviando boyardos del Consejo tanto
a ibiu como a Brasov, pero, como ocurriera con los ultimátums que
Inglaterra dio a Alemania antes de las dos guerras mundiales del siglo XX, no
obtuvo respuesta alguna. Tepes, entonce , lanzó un ataque devastador sobr
los "sajones" en la primavera de 1458. Los pueblos de Saml Nou, Hosman, y
Casolts fueron incendiados por su caballería, y lo que apoyaban a Vlad el
monje fueron asesinados. Bod quedó totalmente destruida, Talmes envuelta
en llamas, y su gente cortada en pedazos en la plaza, "como repollo". Los
mercaderes, a quienes les había ordenado que vendieran sus productos en las
ciud des de Tirgoviste, Tirgsor y Cimpulung por debajo de su precio, fueron
pren idos por incumplir este mandato del voivoda, y, según la crónicas
"saj nas", fueron empalados al borde de la carretera o hervidos en normes
calderos. Los jóvenes a los que se acu ó de haber sido enviados a Valaquia para
aprender el idioma del país fueron igualmente ejecutados ... por la obvia razón
de que eran espías.
El juego internacional de ajedrez continuó. El 9 de diciembre de 1457
Ladi lao Póstumo, que en lo retratos de la época tiene el aspecto de un hom-
bre joven y algo afeminado, con largo cabello rubio rizado, se puso enfermo
de improviso y murió ese mismo día. Probablemente fue envenenado. Su
lugar fue ocupado por el electo Matías Hunyadi, el hijo que aún quedaba con
vida del "caballero blanco", que tomaría I apellido de Corvino, "el cuervo",
por el gran pájaro negro que adornaba su escudo y su pendón. Mihail Szilágy,
l tío del nuevo rey, consiguió un acuerdo entre Tepes y las ciudades "sajona' ,
tableciéndose así una frágil paz.
Matías Corvino envió a su embajador Benedicto de Boirhar para que
iniciara negociaciones con Tepes, mientras Szilágy firmaba un tratado con
Brasov. El acuerdo era que Tepe§ devolvería a la ciudad los derechos de
comercio que le había quitado a cambio de la rendición del a pirante al
trono Dan III y sus seguidores boyardos. "Sabed que cumpliré la promesa
231
que me encarga mi hermano y señor Mihail Szilágy", escribió Tepes el Lde
diciembre de 1458(247).
Hacia el invierno de 1459, este prometedor nuevo comienzo se había
desmoronado. Dan y sus boyardos se habían negado a rendirse, y Corvino,
deseoso por marcar en su reino su propio estilo de hacer las cosas, destituyó
a Szilágy como comandante del ejército de Transilvania. Además de haber
amenazado con empalar De Boithar, el embajador de Corvino, en la estaca
más alta que tuviera, Tep ~ atacó los suburbios de Brasov con la fuerza de un
huracán. Alllegar la noche, su caballería cruzó el puente de madera y quemó
la débil empalizada que protegía el enclave de Dan III en la colina de Timpa.
Sería allí donde lo habitarites serían empalados en gran número mientras la
pequeña iglesia de an Jacob ardía hasta reducirse a cenizas. Según el poeta
Michel Beheim, el Empalador se sentó en una mesa al aire libre, y mojó el
pan en un plaro donde se había recogido la sangre de las víctimas que se retor-
cían en las estacas. El boyardo que se quejó del espantoso hedor fue empala-
do más alto que los demás.
Vlad volvería a atacar Brasov nuevamente, saqueando y quemando la
iglesia de San Barrolorné, y llevándose las reliquias sagradas que guardaba.
Pero no pudo atrapar a Dan ni a los que lo apoyaban, ya que hacía mucho
que se habían marchado, armados con montones de propaganda contra su
rival. El 2 de marzo de 1460, Dan escribió a los ciudadanos de la maltrecha
Brasov, simparizándose con el hecho de que habían sido víctimas de:
232
tamiente con el Empalador, que pr bablemente se produjo en Rucar, fue un
fracaso; sólo siete de los boyardos que apoyaban a Dan lograron ponerse a
salvo, yel propio Dan fue obligado a cavar su tumba y se dijo una mi a por
los difuntos mientras aún estaba vivo. Según Beheim, Tepe§ lo decapitó.
Muerto su aspirarite al trono, Brasov envió una embajada de cincuen-
ta y cinco hombres para entrevistarse on el Empalador, con un tal Johann
Gereb de Vingard al frente. ep l r tuv n Tirgoviste, y se dispuso a eli-
minar a su segundo rival, su hermanastro Vlad alugarul. El 24 de agosto de
1460, el día de San Bartolomé, el Empalador incendió los campos de maíz
que había cerca de Arnlas, y, según la tradición "sajona", mató a 30.000 habi-
tant s. El pueblo de ~ercaia, territorio del boyardo rebelde Bogdan Doboca,
fue destruido y la gente del lugar ahorcada. Sin fuerza por la matanza del
Empalador, Brasov se rindió finalmente y firmó un tratado con Tepes el l de
octubre. En dicho tratado se acordaba el intercambio de prisioneros, que el
voivoda liberaría a los hombres de la embajada de Gereb, que Brasov libera-
ría a los boyardos rebeldes ya los mercaderes, que Tepes restauraría los plenos
d rechos comerciales que les había quitado, que pagarían al voivoda los cos-
es de un ejército permanente de 4.000 hombres para "defender" las Siete
ortalezas y que él pagaría a la ciudad por los daño que había causado.
El que restringiera el poder de los boyardos y pu iera freno a la ambi-
ión de los mercaderes ha llevado a muchos rumanos a ver aViad Tepes como
una especie de Robin Hood, un hombre del pueblo, pero e to es una inter-
pretación errónea de la historia medieval.
El campesinado en Valaquia onstituiría en aquella época casi un 90
por ciento de la población, y hubo movimiento campesinos, como el de los
bogomilos en 1430, que podían dar muchos quebradero de cabeza a los
gobernantes. Además, como en los demás estados del Medievo, eran el grue-
so numérico del ejército del voivoda, pero también carne de cañón. Durante
las guerras morían por decenas en las murallas de las fortalezas que ellos mis-
mos construían. Cultivaban los cereales, verduras, y hortalizas con que se ali-
mentaba la nación, desbrozaban los bosques para el v ivoda, y levantaban los
monasterios cuya construcción éste financiaba. Para un gobernante medieval,
la condición social inferior de estas gentes y su función era algo que estaba
establecido, algo que no se cuestionaba porque se consideraba que era como
233
tenía que ser. Los campe inos valacos, por su parte, como en el resto de
Europa, habían apr ndido a Io largo de los siglos a temer y respetar a su
gobernante, y se de cubrían y arrodillaban en su presencia, intimidados por
ese papel de semidiós que desempeñaba. Era su señor en todos los sentidos:
sabía leer y escribir; podía comprarles, como a ganado; ganaba batallas ... y
podía decidir su vida o su muerte.
Tepe~ no tenía ninguna necesidad de ganarse el favor de e tas perso-
nas, ni tampoco ningún otro gobernante medieval. Puede que Murad II tra-
tara a sus esclavos como a hermanos, pero técnicamente seguían siendo escla-
vos, y jamás mostró disposición alguna de liberarles. Por otra parte, si Tepe§
elevó a algunos hombres humildes a puestos de autoridad, fue sólo para lograr
sus propósitos: poder mantener a raya a los boyardos rebeldes. Si se negaba,
como hizo, a cumplir con el tributo anual de muchachos al Imperio
Otomano, la razón no era que le importaran ellos o sus familias, sino que su
intención era molestar a los turcos. Y si castigaba por igual a los boyardos y
los campesinos cuando transgredían sus leyes, era únicamente porque espera-
ba obediencia absoluta de todos sus súbditos, sin excepción.
Una historia que aparece en las crónicas "sajonas", rumanas y rusas, y
que se refiere concretamente a l s campesinos, es el cuento de lo viejos, los
lisiados y los enfermos que son invitados a cenar por Tepes en un gran pabe-
llón de la capital, Tlrgoviste. Habiéndoles dejado comer y beber hasta hartar-
se, los sirvientes del Empalador cierran las puertas e incendian el edificio. En
una especie de retorcida moraleja, Tepes justifica así su proceder: "Estas gen-
tes viven del sudor de las demás, así que no son de ninguna utilidad para la
humanidad. Lo que hacen es una forma de robo (...) Son peores que ladro-
nes, y las eliminaré de mi país"(249).
Los historiadores romanos de la era Ceausescu, ansiosos por convertir
al Empalador en un héroe montado en su blanco corcel, llegaron a decir que
su intención al hacer aquello era acabar con la peste bubónica, la peste negra,
cada vez más exr ndida en la Edad Media, que probablemente acabara con la
vida de Hunyadi, y qu era una fuente constante de miedo entre la población.
Sabemos que las víctimas de peste en Europa eran tratadas con una tremen-
234
da crueldad, que eran expulsadas sin contemplaciones de los pueblos y ciu-
dades, apedreadas, emparedadas vivas ... y también sabemos que en diversos
lugares se recurrió a la quema de las ropas y los cadáveres de los infectados en
un intento desesperado por detener la propagación de la enfermedad. Aun así,
arece poco inverosímil que la intención del voivoda fuera invitar a unos
apestados a la capital para luego quemarlos. Por una parte, nadie hubiera per-
mitido a personas infectadas por la peste entrar en una gran ciudad, por la
creencia -y la realidad, dependiendo de la cepa del virus- d que era una
nfermedad altamente contagiosa.
Otra teoría sugiere que Tepe~ cometió esta matanza para erradicar la
obreza de Valaquia. Si así fue, parece una medida en exceso draconiana(250).
v dos los estados en el Medievo (igual que muchos en el mundo moderno)
tenían unos elevadísimos índices de pobreza. En la Inglaterra isabelina, la solu-
ci n que se dio fue la Ley de los Pobres de 1601, mediante la cual se cobraba
un impuesto a la población que era luego administrado por las parroquias. En
Valaquia, si esta historia de Tepes es cierta, la olución fue el asesinato en masa.
La política exterior del Empalador se centró en los turcos otomanos.
Había pasado años con ellos, su familia había luchado contra ellos, y por el
momento necesitaba guardar las formas. Por esa razón, entre 1456 y 1459,
envió regularmente emisarios a la corte de Mehmed en Constantinopla, para
mantener un mínimo de cordialidad, y probablemente mandaba a su Comis
para el pago del tributo. En 1460, firmó un tratado con el sultán, que regu-
I ba la relación entre sus estados mediante nueve artículos.
El primero establecía que los turcos se comprometían a no entrar en
Valaquia, excepto en misiones diplomáticas específicas, y que el pago del tri-
buto, que ascendía a 10.000 galben, se realizaría a partir de entonces en
Tirgovisre, que el embajador turco responsable de su cobro sería escoltado
desde Giurgiu hasta allí, y luego de vuelta, y que se emitiría un recibo que cer-
tificase el pago arites de que abandonase el país.
(250)La etimología de esta palabra es fascinante. Deriva de Draco, legislador de Atenas que en el
año 621 a.c. enmendó las leyes de la ciudad, de modo que la pena de muerte fuera aplica-
ble a prácticamente cualquier delito. Su similitud con las connotaciones malignas que tenía
235
El artículo segundo otorgaba al voivoda total independencia, permi-
tiéndole guerrear con sus vecinos, y le daba poder para decidir sobre la vida o
la muerte de sus súbditos, mientras que el tercero insistía en que cualquier
valaco que cruzara la frontera sur y abrazara el I lam debería reconvertirse al
Cristianismo en caso de que deseara regresar a11P'IlÍtli}.G.~wado~ l Vjhl,.l,fIr '1CC10-
nes, medida que dice mucho de la visión personal de Tepe§ sobre la religión.
El artículo cuarto eximía de impuestos a los valacos que viajaran al
Imperio Otomano, y les permitía vestir según su costumbre. Recuérdese que
el Empalador era muy puntilloso con las formas y el vestir, y que se decía
que torturaba y castigaba a la gente que iba impropiamente vestida.
"El príncipe", decía el artículo quinto, "será escogido por el
Metropolitano, los obispos y los boyardos"(25 l). Este punto sería infringido
por Mehmed dos años más tarde, cuando colocara al hermano pequeño de
Tepes, Radu, en su lugar.
Si surgiera una disputa entre un turco y un valaco, acordaba el artí-
culo sexto, ésta sería dirimida por el propio príncipe; y el artículo séptimo
regulaba los derechos de los mercaderes otomanos. Podían según él cruzar el
Danubio, pero únicamente se les permitía la venta de sus productos en deter-
minados lugares, y tenían que regresar a su país tan pronto como sus nego-
cios hubieran concluido: nada de "turismo".
El artículo octavo añadía que los mercaderes no podían llevarse a vala-
cos con ellos al marcharse, y que no se les habilitarían lugares e peciales para
cumplir con sus rezos. Y, por último, el artículo noveno establecía que el
gobierno del sultán no tenía d recho alguno a dañar a la gente del Empalador,
ni a acar de Valaquia a ninguno de us habitantes.
El acuerdo por tanto parece favorecer con mucho a Tepes, pero es de
suponer que se mantenía el pago del tributo monetario, y la leva anual
de muchachos, y es natural que Mehmed claudicara en esos puntos, ya que
tenía en mente iniciar una guerra en Asia, y le convenía por tanto mantener
la paz con las naciones fronterizas de Europa. De hecho, llegó a un acuerdo
similar con Skanderbeg en Albania.
(251)Todos los fragmentos aquí cirados han sido extraídos de Treptow, Vlad III: Dracula,
págs. 116,7.
6
No sabemos casi nada de la vida privada de Tepes, pero se calcula que
para cuando firmó el tratado estaba ya casado con su primera esposa, cuyo
nombre desconocemos. Probablemente era valaca o transilvana, y puede que
se trate de la mujer noble que e suicidó en 1462. Fedor Kuriesyn. que cono-
ció a algunos miembros de la familia d l Empalador en la corre de Corvino
en Buda en 1480, probablemente tenga razón al afirmar que la pareja no esta-
ba casada. Según las leyes valacas, como hemos visto, un hijo nacido de la
unión carnal con una amante tenía los mismos derechos hereditarios que uno
legítimo. Mihail fue el fruto de esta relación, y eguiría los pasos de su padre
en casi todos los aspectos. Dirigió a un ejército de boyardos rebeldes contra
los sucesores de su padre, Drácula, y se haría con el trono de Valaquia en
1508, pero lo retendría sólo por un periodo inferior a dos años. Tuv casi tan
mala prensa como el Empalador s le llamaba "el Malvado". n estos térmi-
nos habla de él una crónica de la época:
Apresó a todos los boyardos, les hizo realizar trabajosforzados, confiscó cruelmente
sus tierras,y hasta yació con sus esposasen su presencia. A algunos les cortó la nariz
y Loslabios, a otros los ahorcó,y a otros los ahogó(252).
El rey [Corvino] trajo a su hermana [la viuda de Orácula] ya sus hijos a Buda,
en Hungría. Uno de estos muchachos continúa aún en compañía del rey. El otro,
que residía con el obispo de Oradea [en Transilvania] murió en nuestra presencia.
Vi a un tercer hijo, de nombre MigueL [Mihail], aquí en Buda. Había huido del
(252) itado en Florescu y MeNally, Dracula: Prince o/ Many races, pág. 188.
237
sultány ha obtenido asilo del reyhúngaro. Esfruto de la unión carnal de Dracula
con una joven dama con la que no estaba casado(253).
(253) .
Kunrsyn.
238
CAPÍTULO X
E
onda
n las primeras horas del jueves 29 de mayo de 1453, la festividad de santa
Teodosia, se produciría
de choque reverberaron
el fin de Bizancio, y de todo un estilo de vida. Las
por todo el mundo civilizado: el imperio que
h fa perdurado exactamente ciento once siglos había dejado de existir.
e de el 2 de abril, un vasto ejérciro otomano, de unos 100.000 efectivos,
diri idos por el sultán Mehmed II, había acampado en las afueras de la gran
iudad de Constantinopla, y las galeras de guerra del almirante Hamsa Bey
e taban posicionadas en las aguas del mar de Mármara y el Cuerno Dorado,
loqueando la salida del puerto, y dispuestas a entrar en combate con los bar-
os e guerra venecianos que formaban parte de las defensas de la ciudad.
y hay que decir que esas defensas eran realmente impresionantes.
H bra una muralla interna y otra externa, separadas por un profundo foso. La
muralla interna tenía noventa y seis torres, había ocho puertas, y una serie de
p sriges que podían ser utilizados a modo de poternas, de de los cuales los
Idados podían salir y enfrentar a los atacantes. Las murallas de la ciudad
t nían un perímetro de 45 kilómetros y los muros en sí eran increíblement
gruesos en los puntos que un ejército invasor solía atacar.
Consrantinopla había sido asediada antes, pero casi siempre sin éxito.
Resistió en el año 626 el ataque de los avaros y los eslavos, y dos veces el de
los árabes, entre el 669 y el 677, y entre el 717 y el 718. En 1104 los cruza-
dos de Roma lograron tornarla, pero fue recuperada por el emperador bizan-
tino Miguel Paleólogo el 25 de julio de 1261. El asedio de Bayezid duraría
239
ocho años, pero al ser derrotado por Tirnur-i- Leng en 1204, se vio obligado
a desistir.
Sería la última vez que se salvara Bizancio, y su caída en 1453 era, en
muchos sentidos, algo inevitable. La ruptura con el Vaticano en el siglo XI
había llevado al Imperio Bizantino a un aislamiento del que no lograron
sacarlo los tibios esfuerzos de reconciliación por parte de la Iglesia Católica.
Prácticamente la única nación occidental que acudió al auxilio de
Constantinopla fue Venecia, pero sus galeras de guerra se vieron encerradas
en mayo de 1453 por el brillante transporte por tierra de las naves turcas
sobre rodillos hasta el Cuerno Dorado. Una de las razones que explica la supe-
rioridad militar turca en este periodo era su capacidad de adaptación. Siendo
ya una temible fuerza terrestre, copiaron el estilo de los buques de guerra
venecianos, y crearon Una armada igualmente formidable, que no sería frena-
da hasta la batalla de Lepanto en 1571.
Los ataques del12 yel 17 de mayo habían sido repelidos, pero las tro-
pas que defendían la ciudad, bajo el mando del emperador Constantino
Paleólogo y el condottiere genovés Giovanni Giustiniani no superarían los
7.000 efectivos. El ataque comenzó hacia la una y media de la madrugada del
29 de mayo, y las iglesias de la ciudad tañeron sus campanas en un aviso a la
población y una llamada de auxilio a Dios. Los ancianos, las mujeres y los
niños corrieron a tapar los huecos de las murallas con madera y piedras, cual-
quier cosa con tal de evitar que pudieran entrar los invasores. En las almenas,
a la pálida luz de la luna, los hombres aguardaban en un silencio envuelto en
el ensordecedor rugido de los soldados otomanos. Vieron oleadas de bashi-
bazouks, los mercenarios alemanes, húngaros, eslavos e italianos, ansiosos por
ver cumplida la promesa del sultán de que les permitiría ser los primeros en
entrar en la empalizada central. La primera oleada fue repelida por una sóli-
da línea de soldados bizantinos con látigos y mazas, pero el ataque continuó
durante casi dos hora.
Colocaban escalas para subir a la muralla, las culebrinas y los arcabu-
ces rugían en la oscuridad, y antor has llameantes surcaban el aire buscando
techos de paja o construcciones de madera en los que prender. Mehmed hizo
que se replegara la primera oleada y mandó a sus tropas anatolianas atacar la
Puerta de San Romano. Los tambores y las trompetas sonaban mientras aquel
240
ejército disciplinado y bien entrenado empezaba a subir por las escalas, y la
artillería estaba empezando a causar estragos tanto en la muralla interior
como en la exterior con un cañón gigante. Había ido traído en un carro
arrastrado por esenta bueyes a través de la cadena montañosa de Rumeli
Hisar, también conocida como "la Fortaleza Europea"; y escupía balas de 12
quintales desde una distancia de más de un kilómetro y medio. Irónicamente,
había sido fabricado por un cañonero húngaro que se lo había ofrecido pri-
mero al emperador de Bizancio, Constantino, pero éste, que and, ba escaso de
dinero, había rechazado su oferta.
Las murallas resistieron a pesar de todo, y e! emperador en persona
dirigió un enérgico contraataque, logrando que los anatolianos, que habían
abierto una brecha con sus cañones, retrocedieran. Mehmed envió entonces
a sus jenízaros, la élite y columna vertebral de su ejército, que no habían inter-
venido hasta ese momento, para que entraran por esa brecha, enfrentándose
a los hombres de Constantino, exhaustos tras cuatro horas de lucha. El con-
dottiere Giustiniani, de quien se cuenta que Mehmed dijo admirado: "¿Qué
n daría yo por tener a ese hombre a mi servicio?"(254), anunció al empera-
dor, con el peto resquebrajado y varias cosrillas rotas tras haber recibido el
impacto de una bala de mosquete, que sus hombres y él se retiraban. El empe-
r dor no consiguió convencerle de que se quedasen, por mucho que lo inten-
tó, y los hombre de Ciustiniani lo li varon hasta el puerto, donde les espe-
raba un barco, y abandonaron la ciudad a su uerre, mientras los jenízaros,
ansiosos por asegurar su entrada al Paraíso en la otra vida, arremetieron con
todas sus fuerzas contra las tropas que defendían Constantinopla.
Al igual que le ocurriera a Horacio en e! Tíber en la antigüedad,
Constantine, su primo Teófilo, y sus amigos Francisco de Toledo y Juan
Dálmata se encontraron en medio de la avalancha de las hordas invasoras. El
emperador se arrancó la insignia de! águila y fueron tragados por aquella
turba incontrolada.
Al amanecer de aquel día de mayo, los pendones turcos ondeaban en
la ciudad, y Mehmed dio permise a sus tropas para que comenzaran e! usual
saqueo de tres días. Los soldados rnataron a todo el que encontraban, ya fue-
241
ran hombres, mujeres o runos. La sangre bajaba por el empedrado de las
empinadas calle que iban de de Petra hasta el Cuerno Dorado. No se hizo un
recuento exacto de los muertos. Mataron incluso a un grupo de mujeres y
niños que hallaron escondidos, rezando a Santa Teodosia a pesar de que ya
codo estaba perdido, y algunos de ellos fueron literalmente despedazados por
los bashi-bazouks y I anatolianos qu e peleaban por ellos, tratándolos
como el botín de guerra.
Un libro de Antony Bevor sobre la caída de Berlín en 1945, y publi-
cado recientemente, ha causado una gran conmoción social por sus gráficas
descripciones de las violaciones en masa que llevó a cabo el Ejército Rojo
entre la población, pero, irónicamente, aunque lo mismo ocurrió en
Constantinopla, parece que el hecho de que sucediera siglos atrás hace que
nos cause menos espanco.
Incontables iconos y reliquias fueron destruidos y quemados. Para
nosotros, hoy día, serían obras de arte de un valor incalculable. Para los vie-
toriosos turcos, entonces, no eran más que objetos sin ningún valor de una
fe extranjera. Se dice que los más importantes, sin embargo, habían sido
escondidos en la catedral de la Santa Sabiduría (Hagia Sophia en griego), que
se convertiría en mezquita después de ese día, y que hizo que la ciudad pasa-
ra de ser cristiana a musulmana, y cambiara su nombre de Constantinopla a
Estambul. Al entrar en anta Sofía, con la luz del sol desparramándose den-
tro del edificio a través de las aberturas de la impresionante cúpula,
Mehmed, que pronto adoptaría el sobrenombre de «el Conquistador", cami-
nó hasta el altar mayor. Después de arrojar un puñado de polvo sobre su tur-
bante en señal de humildad ante Alá por darle la victoria, observó sin decir
nada al puñado de sacerdotes que habían ido a ocultarse tra las columnas, y
se orientó hacia la Meca mientras un ulema, un erudito musulmán, procla-
maba que no hay más Dios que Alá, y que Mahoma es su profeta.
La cabeza de Constantino Pal 610g fu llevada a la tienda del sultán. Tras
ser lavada y embalsamad , fu olocada primero en una pica en el Foro de Augusto
de la ciudad, y después circuló como trofeo por las cortes del Islam. La cabeza de
Vlad Tepes sería enviada al palacio de Mehmed veinticuatro años después.
El retrato de Mehmed II realizado por Gentille Bellini muestra a un hom-
bre de aspecco sofisticado, con una nariz aguileña, ojos castaños y una barbilla
242
huidiza disimulada tras una barba apuntada. De niño había sid rebelde y pere-
roso, y sus tutores más de una vez recurrieron a la vara para hacerle aprender sus
lecciones. A la edad de doce años quedó como regente en Rumelia mientras su
padre, Murad, luchaba contra sus enemigos en Karamania. Los jenízaros despre-
ciaban al niño, quizá porque veían en él una vena cruel que su padre no tenía.
Parece ser que alllegar a la adolescencia, desarrolló tendencias horno-
sexuales, y que uno de sus blanco fue Radu Drácula, que, como recordar el
lector, fue rehén político del Imperio Otomano junto con su hermano mayor,
Vlad, el futuro Empalador.
Cinco días después de la de onstantinopla, exigió a Lucas
af J
243
Hacia 1455 había terminado la construcción del descomunal nuevo
palacio de Mehmed en el antiguo foro de Tauri dentro de sus murallas, donde
antes había habido un monasterio abandonado, pero no le satisfacía, y cuatro
años después haría que se empezara a levantar otro que se asomara al mar de
Mármara, ellegendario Topkaki, el "palacio de la felicidad", sobre una colina
cubierta por olivo, un P<raíso rerrenal.
Vlad Tepes e~t ba en ibiu cuando se enteró de que Constantinopla
había caído. Y prob lemente también le llegarían noticias (por la armada
veneciana que estaba intentando regresar a su patria por el paso de montaña
de Turnu Rosu) de cómo Hamsa Bey, el almirante turco, había logrado hun-
dir sus galeras, y cómo Mehmed había ordenado que su capitán, Antonio
Rizzo, fuera empalado y su cuerpo expue to atravesado en la estaca ante las
murallas de la ciudad.
Mehmed el Fatih, "el Conqui tador", no conseguiría sin embargo
tomar Belgrado ni Rodas en los años siguientes antes de que Vlad Tepe~, voi-
voda de Valaquia y señor de Arnlas y Fagaras, decidiera atacarlo.
En 1459, el Papa humanista Pío II, que antes de convertirse en Santo
Padre, e decir, siendo simplemente Eneo Piccolomini, se había fraguado una
reputación de viajero, erudito, escritor y hombre cosmopolita, inició
una nueva cruzada. Sería un mal augurio, sin embargo, que el l de junio, el
día que se abría el congreso en Mantua. no se presentara ni un solo delegado.
De hecho, la audiencia papal (bastante tibia, por cierto) que representa el fres-
co de la catedral de Siena, no se produciría hasta cuatro meses después, a la
que algunos gobernantes europeos habían enviado a sus emisarios.
Las cruzadas como ideal caballeresco y para la búsqueda del Santo
Grial habían tocado a su fin. Ya no había ningún Pedro el Ermitaño que con-
dujera a los ingenuos cristianos a través de tierras que ansiaban ser liberadas
y convertirse en parte del reino de Cristo, y las aguas del mar Rojo no se abri-
rían para ellos. En la mayoría de los estados europeos el nacionalismo se esta-
ba convirtiendo rápidamente en una realidad, y la Cristiandad era ya un tér-
mino tan vago y obsoleto como el Diluvio Universal.
Lo que extrañamente muchos gobernantes del oeste de Europa pare-
cieron preferir ignorar fue el hecho de que la amenaza otomana podía afec-
tarles a todos sin excepción. Habría ecos de esto en la política de apacigua-
244
miento que hicieron Francia y Gran Bretaña en la década de 1930, y que se
reflejaría en una pregunta que se formulaba con frecuencia en la ámara de
los Comunes en Inglaterra: "¿Qué tenemos que ver nosotros con Polonia?".
¿Es que sólo el Papa Pío se daba cuenta de hasta qué punto era peli-
groso el sultán Mehmed, que ahora se hacía llamar "Emperador Romano de
Oriente" porque hacía sus devociones en la que arites fuera la catedral
de Santa Sofía? Su flota de guerra, de casi ochenta galeras, gobernaba el mar
Negro, obligando a las colonias genovesas que había en sus costas, al reino de
Trebizond y al principado rumano de Moldavia a pagar un tributo al sultán.
Sus jenízaros habían entrado como un huracán en Smeredevo, el último
baluarte cristiano en Serbia, y todas las tierras al sur del Danubio estaban en
manos del Imperio Otomano que, como una gran mancha, se iba expan-
diendo hacia el oeste. Pío advirtió:
Cada victoria será [para Mehmed] un punto de apoyopara la siguiente, hasta que
haya subyugado a todos los cristianos de accidente, destruido el evangelio de Cristo,
e impuesto la doctrina de esefolso profeta en todo el mundo(25G).
(256) Citado en Florescu y MeNally, Dracula: Prince olMan] Faces, pág. 127.
245
quien me paga mejor"(257). De hecho, al año siguiente le pagarían para
enfrentarse al propio Papa, y Pío lo excomulgó.
De los estados del oeste de Europa, sólo Venecia, que ya había sido
amenazada por los turcos otomanos y había salido malparada al enfrentarse a
ellos en Constantinopla, ofreció un contingente militar importance para la
cruzada: 8.000 marineros con sus galeras, 50.000 soldados a caballo y 20.000 de
infantería. La pega estaba en que le exigían al Papa que po si r:<tel dinero
de las arcas del Vaticano paf costé f la empresa, y éstas se hallaban práctica-
mente vacías. Jorge Podébrady, el rey husita de Bohemia, tenía sus propios
problemas internos que resolver, y además, dado que profesaba la doctrina
husita, considerada herejía por el Vaticano, sus relaciones con Roma eran bas-
tante tensas. De hecho, el sucesor de Pío, Pablo II, lo excomulgaría en 1464.
Más cerca de Valaquia, Casimiro el Grande, rey de Polonia, se halla-
ba inmerso en una guerra con la Orden Teutónica, que el año anterior se
había dirigido hacia el Oeste, adentrándose en Prusia. Iván III, el gran duque
de Moscovia, tenía las manos llenas en esos momentos, con las disidencias
religiosas que azotaban su ducado por un lado, y tratando de detener los
saqueos de las tribus tártaras de los territorios fronterizos del Este. Esteban de
Moldavia, el primo al que Tepes había ayudado a llegar al trono dos años
antes, estaba enfrentándose mano a mano con Matías Corvino por el apoyo
que el rey húngaro había dado a aquellos que habían asesinado a su padre.
A Pío debió parecerle irónico que los musulmanes de Oriente, tan ate-
rrados como él ante el avance de los belicosos otomanos, fueran quienes con
más entusiasmo se unieran a su cruzada. El cuñado de Mehmed, Uzun
Hazan, de los uzbecos de Irán conocidos como "Ovejas Blancas", le prome-
tió 5.000 soldados experimentados. Dadian Liprait, rey de Mingrelia, en las
costas del mar Negro, también le ofreció hombres, mientras que el señor de
Karaman en Trebizond le prometería 40.000. De haberse materializado esta
ayuda, Mehmed e habría enfrentado a una fuerza tres veces superior a la
suya, y, como ocurriera con Bayezid, el Relámpago, al ser aplastado por el
ejército de Timur-i-Leng, la subyugación otomana de la región de los
Balcanes habría sido parada en sec .
246
Desde Manrua, en enero de 1460, Pío declaró e! inicio de una cruza-
da que duraría tres años, y anunció que a todo aquel que se uniera a él como
soldado de Cristo se le perdonarían los pecados. Para financiar la cruzada sería
necesario reunir 100.000 ducados de oro; y se fundó la Orden de Santa María
de Belén para dar a aquella empresa un fundamento religioso.
Morea, el último baluarte bizantino, había caído en manos de los tur-
cos en marzo de 1461. Para entonce todavía n s había preparado un solo
cañón, ni se había afilado una espada. Un número de potenciales cruzados,
entre Io que se hallaba Matías Corvino, habían aceptado el oro de Pío, pero
no se había tomado aún ninguna acción concreta. e los gobernantes de las
naciones cristianas, e! único que se uniría a la cruzada sería Vlad Tepe~.
Los historiadores rumanos han qu rido ver en los motiv s d I
Empalador para participar en esra cruzada de 1462 un genuino impulso caba-
lleresco, aduciendo que probablemente su deseo sería mantener e! juramento
que había hecho su padre al firmar los estatutos de la Orden de! Dragón de
derrotar "a los enemigos de la cruz de Cristo". Sin embargo, esta visión de
Tepe~ resulta improbable por idealista. Sus razones debieron ser más bien
prácticas. Y es que, a pesar de! tratado que había firmado con los turcos dos
año atrás, los datos históricos y geográficos le decían al voivoda que Mehmed
era un megalómano que jamás se contentaría con limitar el h riz nre de su
imperio al río Danubio. Al otro lado de éste se encontraba Valaquia, y Tepes
sabía que su ejército era una fracción mínima del de Mehmed, y además, inse-
guro de si contaría o no, llegado el momento, con la ayuda de Matías
orvino, su única posibilidad era golpear primero, y hacerlo con fuerza.
Varios historiadores dan por hecho que el objetivo de Mehmed era
onvertir Valaquia en una pashaLik o provincia de su imperio per esto tam-
bién parece improbable. Técnicamente Tepes era un vasallo del Conquistador,
y como tal tendría que haber continuado pagándole el tributo anual de
10.000 galben, y entregarle los quinientos muchachos de acuerdo con e! sis-
tema devsirme, pero, ocupado tratando de subyugar a los boyardos y a las ciu-
dades "sajonas", llevaba sin pagar nada desde 1459, y se había negado en
redondo a entregar un solo muchacho más al sultán.
Sabía muy bien Io que estaba haciendo, porque era el único gober-
nante cristiano que le conocía personalmente. Sabía de su ambición desrne-
247
dida, de su vanidad, y cómo provocarle. En noviembre de 1461 le envió una
carta escudándose en que no tenía dinero para seguir pagando el tributo, y
que aunque lo tuviera tampoco podría hacerlo en persona, yendo a
Constantinopla, como había hecho hasta entonces, ya que las cosas todavía
no se habían calmado tras el conflicto transilvano, y el momento no era el
más propicio. "Si abandono ahora mi país", le decía, "mis rivales políticos
podrían invitar al rey húngaro a hacerse con mis dominios"(258).
Tursun Bey, secretario del con jo del sultán y futuro cronista del
sucesor de Mehmed, Bayezid II, explicaría así años después lo que ocurrió:
Dijo [Tepe~]que ya no le quedaban fondos para pagar el tributo, dado que había
gastado todo el dinero de LasarcasvaLacasen Lasbatallas que había librado eseaño.
Dijo también que la Puerta Sublime [Constantinopla] estaba demasiado lejos
como para que foera alli cuando el ejército húngaro, que era muy foerte, podría
ocupar supaís si lo dejaba descuidado (...) Ni vino, ni pagó el tributo. Por ello, tuvo
que ser castigadoy destruido(259).
El tiempo que Tepes había pasado como rehén político de los turcos
habría sido una experiencia difícil para él, por lo que no es de extrañar que
no tuviera intención de volverse atrás. Mehmed estaba en Constanrinopla, y
también Radu cel Frumos, su hermano menor, que por entonces contaba
veintiséis años, y probablemente se había vuelto tan ambicioso y orgulloso
como el Empalador, a qui n no había visto desde hacía doce años.
''Avanzamos en dirección a Valaquia", escribiría Konstantin Mihailovié, un
jenízaro que había entrado al servicio del sultán a raíz de una de las mencio-
nadas levas de chicos extranjeros, "en busca de Drácula; con su hermano al
frente"(260).
En un extraordinario duelo de intelectos digno de una historia de
espías durante la Guerra Fría, Tepe§ accedió a ir a la fortaleza de Giurgiu, a
orillas del Danubio, construida por su abuelo yen ese momento en manos de
248
los turcos, para dar muestras de su buena fe a Mehmed, a quien había pro-
metido, en cuanto le fuera posible, "muchos chicos, y caballos (...) a lo que
además (... ) añadiré varios presentes"(261). Esto concordaba con el ard ulo
primero del tratado que habían firmado en 1460, pero Tepes sospechaba que
los emisario del sultán, el almirante Hamsa Bey y Tomás Catavolinos, un
renegado bizantino, tenían órdenes de hacerlo prisionero. En una carta escri-
ta el 11 de febrero de 1462, le explicaba así lo ocurrido a Matías Corvino,
cuya ayuda necesitaba desesperadamente:
(...) Losturcos, Losmás crueLesenemigos de Lacruz de risto, han enviado a S14~ men-
sajeros de mayor rango para convencernos de que no mantengamos La Plázy Los
acuerdos que alcanzamos con VuestraMajestad (...) Por La gracia de Dios. Ynientras
nos dirigíamos hacia Lafrontera [el Danubio] descubrimos que nos hfl~lan tendi-
do una trampa, y fuimos nosotros quienes tomamos prisionero n HffmZl1-Bey (...)
cerca de la fortaLeza Llamada Giurgiu (... )(262).
61) Citado en Florescu y Mc ally, Dracula: Prince of Many Faces, pág. 132.
(262)Carta de Vlad T ~pe~ a Matias Corvi no, II de febrero de 1462, cirada en Treprow,
Vlad fIf: Dracula, pág. 183.
(263) Citado en Treprow, Essays, pág. 316.
249
El araque del Empalador a Io largo del curso del Danubio tuvo lugar
en un crudo invierno. El río se heló en la mayor pane del recorrido de casi
1.300 kilómetros que cubrió su regimiento en dos semanas, Io que les per-
rnitió atacar las cabezas de puente, cruzando por lugares y puerros como
Turnu, y atravesaron los bosques de la llanura ala a arites de que los rurcos
pudieran organizar su defensa. El propio Mehmed, con el grueso de su ejér-
cito, se hallaba retenido por la revuelta de los uzbecos "Ovejas Blancas" en el
Este, así que Tepes, por aquella vez, tuvo el tiempo de su pane. Su carta a
Corvino continuaba así:
La misiva concluía con lo que puede ser una muesrra del humor negro
de Drácula: "Por ello, he creído que Vuestra Majesrad debería saber que
hemos roro la rregua que habíamos firmado con [los rurcos]"(265).
Los hombre de Tepes pusieron grilleres a Hamsa Bey y Tomás
Caravolinos y los hicieron caminar así de regreso a Tirgoviste, donde los
empalaron en altas estacas.
Tepe~ sabía que sus acciones pondrían furioso a Mehmed y que su
represalia no se haría esperar demasiado. En la carta a Corvino, dejaba muy
claro que sabía lo que le aguardaba: "Cuando el tiempo Io permita, es decir,
250
cuando llegue la primavera, vendrán con perversas intenciones, a atacarnos
con toda su fuerza" (266) .
La petición del voivoda, era que Corvino enviase a su ejército (no
speraba que el rey fuera en persona) para que llegase a Transilvania el día de
an Jorge (el 23 de abril). De no obtener el apoyo de Corvino, tendría que
recurrir a las tropas y los ar enales de las ciudades "sajonas". "Y si, Dios no lo
quiera", añadía en la carta, "todo esto acaba con mal para nosotros, y cae
nuestro pequeño país (...) será la perdición de toda la Cristiandad".
Uno de sus tenientes de mayor confianza, Radu Farma, atravesó al
galope los pasos de montaña azotados por ventiscas de nieve para llegar a Buda.
Europa estaba exultante por las victorias del Empalador. Los cruzados,
l or entre cuyas filas campaba el desánimo, no podían dar crédiro al arrojo de
epe§. Sorprendentemente y contra rodo pronóstico, el valaco estaba obte-
niendo resultados. Pietro Tommasi, el embajador veneciano en la corte hún-
rara de Buda, escribió el 4 de marzo: "El rey húngaro hará rodo Io que esté
11 su mano para ayudar a Drácula", y el peregrino William ofWey, en u viaje
251
"respaldo" divino. De hecho, la mayor pane del dinero que el esperanzado Pío
había enviado a Buda para que las tropas de Corvino participaran en su cru-
zada sería gastado en la compra de esa corona, yel emperador desde luego no
la vendió barata. Las cosas así, por el momento los únicos húngaros a la dis-
posición de Tepes eran la guarni ión d Chilia, en el delta del Danubio, y su
presencia allí le costaría al voivoda perder a un valioso aliado.
Es imposible calcular con exactitud el número de efectivos que dirigió
Mehmed el Conquistador cuando se enfrentó a Tepe~, pero el griego Laonic
Chalkondyles escribió en estos términos sobre la invasión de Valaquia a prin-
cipios de la primavera mahometana:
La gente dice que el ejército que llevaba era muy grande, superado sólo por el que el
propio sultán empleó en su ataque contra Bizancio. Se dice también que su campa-
mento era mucho más hermoso que otros, y que estaba bien provisto de armas y equi-
po militar), y que habría en total unos doscientos cincuenta mil hombres(268).
Cuando llegó la primavera del año 866 [1462 para el mundo cristiano], los colores
del triunfo ondearon camino de Valaquia. Un ejército de casi trescientos mil hombres
cruzó el Danubio; elpaís de Valaquia relucía en presencia del sultán (...) Toda la bóve-
da celestialparecía moverse, y el ejército se asemejaba a laspoderosas olas del mar(269).
252
Cuando se inicia la campaña de reclutamiento, los hombres se presentan a alistar-
se con tal presteza y rapidez, que tal parece que se les hubiera invitado a una boda
y no a tomar parte en una guerra. En el plazo de un mes, tras habérseles convoca-
do, ya están organizados [a los cruzados de MatÍas Corvino les llevó casi un año];
losde infantería separadosde losde caballería, todosellosbajo el mando de un supe-
rior, con la misma jerarquía que se empleará cuando acampen y cuando vayan a
entrar en acción (...) muestran tal entusiasmo, que cuando se les llama a unirse a
filas, ocupan el puesto de sus vecinos si es necesario,y aquellos que tienen que que-
darse en casa sienten que se ha cometido una verdadera injusticia contra ellos.
Aseguran que serán másjelices si mueren en el campo de batalla, entre las lanzas y
lasflechas del enemigo, que en su hogar, entre las lágrimasy el babeo de las ancia-
nas. Por los que mueren luchando no se hace duelo, sino que son ensalzados como
santosy vencedores(.. .)(270).
253
cristianos. Los muchachos a los que se seleccionaba para e! acemi agLan o ser-
vicio militar eran escogidos por su fuerza y su resistencia. La honradez, la leal-
tad y las buenas maneras eran los principios por los que debían regirse, y se
les enseñaba a montar, a combatir cuerpo a cuerpo, a disparar con e! arco, a
luchar con la espada ... e! mismo entrenamiento al que fueron sometidos los
hermanos Drácula durante su estancia en Edirne como rehenes políticos de
Murad II. A aquellos que destacaban se les preparaba para entrar a formar
parte de! kapikuli, cuerpo que tenía su equivalente en muchas de las guardias
reales de estados de! oeste de Europa(271). A los demás, se les daba un entre-
namiento especializado como armeros, artilleros y conductores de carros. En
cualquier caso, hasta los jenízaros "rasos" completaban un adiestramiento de
seis años, en e! que se incluían di ciplinas como las matemáticas.
El ritual de graduación de los jenízaros estaba imbuido de un profun-
do simbolismo, y los graduado, tan orgullo os y tan bien entrenados como
los cadetes de las prestigiosas academias militares de Sandhurst o West Point
hoy día, se ponían en fila frente al oficial de su compañía, y se les daba e! alto
gorro blanco distinrive de su cuerpo. Cada hombre be aba la mano de! ofi-
cial, saludándole como a su "compañero de viaje".
Los jenízaros se dividían en varias compañías conocidas como artas,
cada una de las cuales constaba de unos cincuenta hombres, y, en un diverti-
do paralelismo con la famosa frase (probablemente apócrifa) de Napoleón
sobre un ejército que marcha sobre su estómago, sus oficiales tenían curiosos
rangos culinarios. Así, e! sultán era "el padre que nos alimenta"; e! corone!, "el
que hace la sopa"; e! comandante, "e! cocinero jefe"; los oficiales subalternos
los "pinches principales"; y, a continuación, ya sin connotaciones culinarias,
venían lo "jefes de barracón", "jefes de la distribución de! agua" y los imanes,
que eran "los que conducen las oraciones"(272).
Debió de ser un espectáculo peculiar ver a los jenízaros marchando
marcialmente para llegar a los puentes que habían construido en e! Danubio,
(272)Para conocer los nombres en turco de todos estos rangos, véase David Nicolle, The
[anissaries, Osprey Elite Series o 58, págs. 18-19.
254
y encontrarse con que 11 pe§ los había
reducido a cenizas. A la cabeza llevarí-
an elllamado Imam Azam, el estandarte de seda blanca de la fe, que lleva ins-
crita la siguiente leyenda en sinuosas letras doradas: "Os damos la victoria,
una victoria deslumbrante. Es Dios quien nos ayuda y Su ayuda es efectiva.
Oh, Mahoma, nuevas gozosas has traído a los creyentes". En los otros estan-
dartes que llevaban figuraban estrellas, medias lunas, lunas llenas, manos,
botas, cabezas de lanza y animales. Además, según la tradición, un día por
delante del ejército avanzaban los portadores del tug, el estandarte con la cola
de caballo. Cabe preguntarse si el Empalador no les daría muerte entre los
juncos del Danubio.
Bertrandon de la Brocquiere vio a estos hombres en acción, y refirió
que llevaban:
(...) superpuestasdos o tres túnicas de algodónfinas, que les llegaban a la altura del
tobillo, y por sobrevesta, una túnica llamada capinat, ligera e impermeable (...)
Llevaban botas altas hasta la rodilla, y unos calzonesanchos (...) en cuya cinturilla
se remetían toda la demás ropa para que no les molestara en lA batalla, o cuando
viajaban (...)(273).
255
ban dagas, ya fueran rectas o curvadas. Las mazas y las pesadas hachas podí-
an aplastar el cráneo del oponente, y tenían también toda una serie de hachas
parecidas a la guja o a la alabarda, con las que eran capaces de hacer caer de
su silla a un caballero y destriparlo en cuestión de segundos. Cuando se intu-
ía que la batalla iba a ser especialmente cruenta, se ponían cotas de malla, con
unas placas de hierro reforzando el pecho, la espalda y los brazos. Sin embar-
go, lo que más impresiona de los jenízaros es la rapidez con que asimilaron el
uso de las armas de fuego. Probablemente se las vieron usar por primera vez
a Hunyadi n Varna en 1444, y las llamaban cerbatanas. Se trataba de un tipo
de arma difícil de manejar, precursora del arcabuz, que se emplearía por pri-
mera vez en 1475. A los europeos les maravillaba la puntería que tenían los
jenízaros con aquellas "invenciones del diablo".
Las otras unidades del ejército de Mehm d (el re imiento de caballe-
ría, y el regimiento de caballería formado por anatolianos) eran menos dis-
ciplinada , pero no por ello menos eficientes, y estaban integradas por bue-
nos soldados. Contaban con una clara ventaja sobre los ejércitos europeos
por la superioridad de sus monturas: los pequeños, rápidos y tranquilos
caballos árabes. Los soldados del cuerpo de caballería eran hábiles arqueros,
que podían disparar al galope. Llevaban cotas de maña, y unos cascos cóni-
cos de cobre con protección nasal. Conocidos como los sipahi, llevaban pie-
les de animales sobre la armadura, probablemente tanto para reducir el
calentamiento del metal, como para dar una imagen de mayor fiereza ante el
enemigo. La mayoría de ellos aspiraban a llegar a tener su propio timar, algo
similar a un feudo. "Quita a un turco de su silla de montar", dice un viejo
refrán, "y se convertirá en un burócrata". De la Brocquiere escribiría de los
soldados turcos:
Son diligentes y se levantan temprano. Sus comidas sonfrugales durante sus despla-
zamientos: un poco de pan mal cocidoy algo de carne cruda secada al sol, cuajada,
un poco de queso o miel, o uvas o alguna otra fruta, o un puñado de harina con el
que hacen una especiede gachas para seis u ocho hombres(274).
(274) Bertrand de la Brocquiere, citado en David Nicolle, The ja n issa ries, pág. 29.
256
A una distancia respetuosa de los soldados iba la habitual cohorte de
dispares profesionales que arrastraban los ejércitos en el Medievo, y que pres-
taban a estos servicios imprescindibles: afiladores de espadas, herreros, médi-
cos, panaderos, sastres ...
Otro servicio esencial era el que prestaba el equivalente otomano a una
banda militar, los mehterhane. Con sus tambores, címbalos, trompetas y clari-
netes, se colocaban en el campo de batalla en un semicírculo en torno a tim-
balero sentado. Las unidades de caballería tenían bandas montada , y se podía
ver a dromedarios con tambores colgados entre las joroba. La ma or parte de
estos instrumentalisras eran riegos, y l v lum n qu ru6illzaran tocando era
un factor muy importance para lograr provocar terror psicológico en el opo-
nente. "Los quinientos trornpereros", escribiría Evliya Celebi dos siglos des-
pués de Tepes, "hacían tanto ruido, que el planeta Venus empezó a bailar, y los
cielos retumbaban (.. .)"(275).
Conocemos los nombres de los comandantes de las tropas de Mehmed
que cruzaron el Dan ubio a finales de septiembre de 1462. Estaba el gran visir
Mahmoud, y con él Evrenos Ali, Turahanoglu Orner, Ne uh de Albania,
Delioglu Umur de Janina y Radu cel Frum ) el hermano del Empalador,
quizá ataviado también con armadura turca. u objetivo no era subyugar
Valaquia, sino deponer a su voivoda, "el jinete malvado", como Tursun Bey lo
llamaba, "ese tirano sanguinario y despiadado infiel", Vlad Tepes.
Del ejército del Empalador no sabemos tanto como del de Mehmed
el Conquistador. Muchos visitarites extranjeros habían podido ver de cerca a
las tropas otomanas y habían quedado fascinados, pero Valaquia era un
pequeño estado fronterizo perdido entre las montañas. Su ejército no po eía
la grandeza del húngaro o el polaco, y los cronistas de la época apenas comen-
taron en us escrito nada sobre él. Y, de aquellos que escribieron sobre la
campaña que Tepes llevó a cabo en 1462 a lo largo de las márgenes del
Danubio, William de Wey sólo tenía información de segunda mano que
había oído en la isla de Rodas; Chalkondyles, Dukas, Kritoboulos de Imbros
y George Phrantzes eran observadores bizantinos; y los demás o bien eran tur-
cos o apoyaban a éstos por sus propios intereses (como Tursun Bey o
257
Konstantin Mihailovié), o eran historiadores de épocas posteriores que se
habían basado en documentos que habían llegado a sus manos. Todos ellos
se centraron, y con razón, n las increíbles tácticas militares del Empalador,
pero no dicen casi nada de la composición de su ejército.
Tepes comandaba él mismo a sus tropas, yendo en cabeza, y no hay
duda alguna sobre su extraordinario valor y destreza como soldado. No
existe representación pictórica alguna del Empalador marchando con su
ejército, pero es probable que llevara una cara armadura de estilo gótico.
Las mejores e fabricaban en Augsburg, Nuremberg (donde su padre había
sido investido caballero de la Orden del Dragón), Lansdhut y en la ciudad
austríaca de Innsbruck. Eran armaduras más ligeras que las que llevaban
los soldados de infantería en la Primera Guerra Mundial o en las Falklands,
y llevaban unas bisagras que les permitían una totallibertad de movimien-
to. En la batalla, el Empalador habría empleado una lanza para el contac-
to inicial con la caballería enemiga, formada por una pértiga de madera de
unos 5 metros de largo, y punta de hierro, y para la lucha en distancias cor-
tas un hacha, una maza o la espada. Esta última era el arma por excelencia
del caball ro, mo la d Segismundo, fundador de la Orden del Dragón,
que hoy día es un tesoro hist' ri d la ciudad de York. Sería la habitual
espada cruciforme, con una ancha hoja de doble filo, una empuñadura que
permitía usarla con una o ambas manos y un estilizado gavilán (los brazo
q ue forman la cruz de la espada). En la década de 1460 se extendió la cos-
tumbre de curvar el gavilán para dar una mayor protección a la mano.
Cuando marchara con su ejército, es probable que Tepes llevara sólo parte
de su armadura, quizá con un chaleco o una chaqueta de cuero, y sabemos
que a veces se vestía como los turcos, en ocasiones para hacerse pasar por
uno de ellos (como en Giurgiu), y en otras simplemente porque se había
hecho a sus costumbres al pasar su adolescencia entre ellos. Su guardia per-
sonal, que in duda no ontarla 011 tanto hombres como la kapikuLi de
Mehmed, estaba formada por mercenarios, algunos de los cuales eran val a-
cos. Sabemos que hacia 1475 u primo Esteban de Moldavia le había pres-
tado al grueso de ellos, aunque, como veremo , no fue así en la anterior
campaña. Algunos boyardos cabalgaban junto a Tepes, como por ejemplo
el mensajero Radu Farma, llevando consigo a su mesnada, algo similar a las
258
levas feudales en l oeste de Europa, como los sirvientes armados del duque
de Warwick de Inglaterra o los de Gilles de Rais en Francia. La lealtad de
estas mesnadas era cuestionable, ya que si seguían a su señor en la batalla
era sólo porque así se les ordenaba. En una era en la que los nacionalismos
aún no habían surgido, había escaso patriotisme, y pocos cristianos llega-
ban al fanatismo de los jenízaros del sultán. Los boyardos llevaban arma-
duras "alemanas", pero encima de ellas llevaban largos ropajes bizantinos.
La geografía del terreno en el que iba a combatir y el tipo de campa-
ña de que se trataba implicaban que Tepes confiaba más que los turcos en su
aballería. Un siglo después del Empalador, resultaba imposible distinguir a
los soldados de caballería valacos de los húngaros, al Oeste, y los rusos, al
Este. Además, tras la victoria del ejército valaco sobre los turcos en Calugar ni
n 1595, en su mayor parte era caballería. Habían adoptado el entrenarnien-
ro de la caballería turca, adiestrando a sus monturas para que caminaran
GOmocamellos, moviendo las dos patas del mismo lado a la par. Tres años des-
pués de la muerte de Tepes, Matías Corvino escribiría ofendido al rey
Federico de Nápoles, que le había enviado un profesor de equitación español:
an los caballos que nosotrosmismos hemos entrenado, hemos vencido a los turcos,
subyugado Siberia, y derrotado honorablemente a todos los que se nos han puesto
por delante. No necesitamos caballos que salten con los corvejonesdoblados, como
los cartujanos, porque no queremos hacer con ellos un espectáculo, sino emplearlos
en asuntos serios(276).
(276) Citado en J. M. Bereron, The Horse in Wtzr, David & Charles, 1976, pág. 39.
259
El resto del ejército valaco estaba compuesto por hombres que eran
reclutados mediante una especie de leva en masa que no se hacía en el oeste
de Europa. El ejército de Tepes, además, como cualquier otro ejército
medieval, contaba con su cohorte de médicos, sastres, etcétera. Es difícil
dar una cifra exacta del número total de efectivos. Fedor Kuriesyn habla de
30.900 hombres; Domenico Balbi, el anterior embajador de Venecia en
Coristantinopla, lo reduce a 30.000, y Pietro Tomassi lo reduce aún más:
a 24.000.
Una parte del ejército del mpalador staba compuesta por hom-
bres de ciudades como ibiu y Brasov, Tlrgsor y Tirgoviste, o la próspera
Bucarest, que se encontraba en la llanura del Danubio, justo en la ruta que
tomarían los turcos al ir a atacar a Tepes. Es posible que las ciudades "sajo-
nas" tuvieran dinero suficiente para pagar a mercenarios extranjeros (había
pocos ejércitos que no contaran con algunos en sus filas), como los jacque-
rie franceses y borgoñones, los condottieri italianos o los landsknechte sui-
zos, una fuerza emergente que sembraría el terror entre los cuerpos de
caballería e infantería, vestidos con brillantes colores y armados con
picas(277).
Las victorias de Tepes ha ta cnton s h bían debido en parte al ata-
que sorpresa, pero en aquella ocasión las circunstancias lo obligaban a pasar
a concentrarse en la defensa anre el ataque otomano. Sin embargo, un punto
a su favor era que conocía mejor que Mehmed el terreno en el que se libra-
rían las escaramuzas y las batallas. Cierto que los turcos tenían a Radu con
él, pero no sabemos nada de sus aptitudes militares, no había visto su patria
desde hacía casi veinte años, y la había dejado siendo demasiado pequeño
como para recordarla bien. Tepe~, ademá , contaba con exploradores, hom-
bres que conocían la geografía valaca palmo a palmo, y la localización de
puntos de abastecimiento de agua y alimentos, que iban por delanre de su
ejército siguiendo la ribera del río. A lo largo del mes de septiembre de 1462,
e to exploradores se dedicaron a peinar el Danubio día y noche.
(277) Los landsknecbtes empezaron a llevar las tiras de colores que los distinguían tras la muerte de
Drácula, que cayó en batalla, luchando contra Carlos el Temerario de Borgoña. Eran trozos
de tela de las tiendas de su campamenro saqueado.
260
La instrucción que recibía el grue del jérci o del voi oda probable-
mente se regiría por un reglamento no muy distinto del redactado por el
duque Carlos el Temerario de Borgoña en la década de 1460:
Para que las tropas se entrenen y ejerciten mejor (...) los capitanes de los escuadro-
nes deberán (...) practicar la carga con lanza, manteniendo una formación cerrada
(...) enseñar a sus hombres a replegarseante la voz de mando, a reagruparse(...) I{I{
resistir una carga (...) Los piqueros deberán avanzar enformación cerrada ...) ry]
arrodillarsepara que los arquerospuedan disparar por encima de ellosy les sirvan
de protección. Los arqueros tendrán que aprender también a colocarseespalda con-
tra espalda, oformando un cuadrado o un círculo, siempre con lospiqueros delan-
te de ellospara que lesprotejan de la carga de la caballeria enemiga(278).
(278) Citado en Gerry Embleton y John Howe, The Medieval Soldier. Windrow and Greene,
1994, pág. 24.
(279) Citado en Gerry Ernbleron y John Howe, The Medieual Soldier. pág. 24.
261
Los hizo vestirse a todos con ropas de cuero, y también a sus caballos. Cuando se
encontraron con la caballerla turca, las monturas de éstosse asustarony se dieron a
la fuga (280).
262
ciudades le proveyeran de una o dos bombardas, un tipo de canon. Sin
embargo, este tipo de armamento era más usual en los asedios, ya que con las
balas de hierro o las piedras que lanzaban lograban abrir boquetes en las
murallas, como habían hecho los enormes cañones turco en Constantinopla.
Uno de estos monstruos, llamado Griete, se utilizó en 1411 en Bourges,
la capital del duque de Berry. Un testigo presencial escribiría que "cuando lo
dispararon, hizo un ruido atronador que pudo escucharse a más de cinco kiló-
metros de distancia, aterrorizando a los habitantes de la zona, como si hubie-
ran rugido los infiernos"(281). Los únicos casos documentados que tenemos
del uso de pistolas por los valacos se refieren al mom nto en que los turcos
cruzaron el Danubio, y es posible qu Tepes se deshiciera de ellas más tarde.
Su campaña se basaba en atacar y replegarse, una especie de guerra de guerri-
llas, y aquellas armas de fuego, que entonces no eran demasiado fiables, fuera
cual fuera su peso, simplemente serían una carga que les retrasaría.
Las raciones de los hombres de Tepe§ seguramente serían menos fru-
gales que las de Mehmed. Al contrario que los turcos, a quienes se lo prohi-
bía su fe, los valaco sí bebían alcohol, que transportaban en barrile o en odres
de piel de cabra. En su dieta básica se incluirían el pan, las galletas, la carne
de cerdo, las alubias yel queso, pero en los saqueos a los pueblos de Bulgaria,
que se hallaban en manos de los turcos, robarían gallinas, huevos y carne de
ternera. El hambre era un arma en sí misma, y Tepes la usó muy eficazmente
contra el ejército otomano, cuyos propios rangos tenían que ver con la comi-
da. Y, a lo largo de aquellargo y caluroso verano, sus hombres se mantuvie-
ron ocultos entre los juncos del Danubio, observando y esperando.
EL PRÍNCIPE EMPALADOR
Cuando empezó a caer la noche, nos subimos a los botes, dejamos que la corriente
nos llevara río abajo, y cruzamos a la otra ribera a varios kilómetros del lugar donde
el ejércitode Drácula estaba acampado. Allí excavamos trincheraspara que la caba-
llería no pudiera dañarnos. Después, volvimos a cruzar a la orilla opuesta y trans-
portamos a losjenízaros al otro lado del Danubio. Cuando toda la infantería hubo
cruzado, nos preparamos, y partimos para enfrentarnos al ejército de Drácula con
la artillería y demás equipamiento que habíamos llevado con nosotros.
265
¿Podría referirse este fragmento a un segundo intento de los turcos
por cruzar el río, y que los valacos hubieran frustrado el primero con una
descarga de flechas? Parece improbable, ya que Tepes sabía de la costumbre
de los turcos de atacar de noche (de hecho pronto él mismo utilizaría esa
táctica), y no habría p rmitido gu el enemigo tornara la orilla valaca con
tanta facilidad.
"Habiéndonos detenido", prosigue la narración del jenízaro serbio,
"preparamos el cañón, pero no a tiempo de evitar la muerte de trescientos
hombres de mi cuerpo". De estas palabras deducimos que, en algún
momento, los exploradores de Tepes debían haber visto a los turcos cru-
zando el río, y el Empalador habría dado la orden de atacar. La honestidad
del relato de Konstantin es como una brisa de aire fresco en medio de la
obvia propaganda de las fuen tes turcas:
El sultán se disgustó mucho por esas bajas (... ) ya que estaba observando la pelea
desde la otra orilla, y no tenía posibilidad de atravesar él también el Danubio.
Temía que todos losjenízaros muriéramos.
Por tanto, la mejor baza de Tepes era atacar a los turcos mientras la
mayor parte de! ejército siguiera al otro lado de! río. Las operaciones anfibias
ye! cruce de ríos eran de una notoria dificultad, y un ejército en e! agua era
un ejército en de ventaja. Así, ar Id dwinson debería haber detenido a
Guillermo de Normandía en la playa de Pevensey a principios del otoño de
1066; y Rommel y van Runstedt deberían haber detenido el ataque aliado
del "Día D" el 6 de junio de 1944 en las playas de Normandía. Sin embar-
go, al contrario que Harold Gowinson, y que Rommel y van Runstedt. a
Tepes no lo pillarían desprevenido, sino que, sencillamente, el enemigo lo
sobrepasaría en porencia de fuego. Así continúa e! relato de Mihailovié:
Al ver que muchos de los nuestros estaban cayendo, nos defendimos con los cien-
to veinte cañones que habíamos llevado con nosotros, y los disparamos hasta
lograr repeler al ejército de Dracula y reforzar nuestra posición. Dråcula, al ver
que no podía evitar que cruzara el resto del ejército, dio orden de retirada a sus
tropas.
266
Esto apunta a la improbabilidad de qu l Empalador tuviera mucha
artillería con él. Mihailovié no la menciona en absoluto, pero ante la impre-
sionante cifra de ciento veinte cañones, los valacos, que seguramente conta-
ban con menos, difícilmente podían hacerles frente. El sultán cruzó el
Danubio y repartió 30.000 monedas entre los jenízaros, un premio muy por
encima del u/ufo o alario que éstos recibían tres veces al año.
La suerte estaba echada. Tepe§ se enfrentaba a un ejército mejor orga-
nizado y equipado que el suyo, y probablemente tres veces más numeroso. No
había recibido ninguna respuesta a la carta que le había enviado a Matías
Corvino en febrero, pidiéndole ayuda, y en la frontera nordeste tab an sur-
giendo problemas de alguien de quien Tepes no lo hubiera esperado: su
primo, Esteban de Moldavia. Chalkondyle relata a í lo ocurrido:
[Drácula] dividió su ejércitoen dos, haciendo que una parte permaneciesecon él, y
enviando a la otra a Lucharcontra eLpríncipe de la Bogdania Negra [Moldavia] para
evitar que pudiera invadir el país. Este príncipe [Esteban] se estaba enfrentando a
Vlad porque había tenido un malentendido con él, y mandaría mensajesal sultán
Mehmed diciéndole que estaba dispuestoa unirse a él en su guerra contra V/ad(282).
267
que cada gobernante se preocupaba sólo de sus asuntos y se aliaba con quien
más le conviniese en cada momento. Aún así, las palabras de Chalkondyles
siembran dudas con respecto a la afirmación de varios historiadores de que
Esteban era verdaderamente un "gran" gobernante, y también dejan en entre-
dicho el título de Athleta Cristi ("Paladín de Cristo") que le otorgara el Papa.
La manzana de la discordia entre Esteban y Tepes era la forraleza de
Chilia, en el delta del Danubio, ya que para los moldavos era de vital irnpor-
tancia que fueran ellos quienes la controlaran, y no la gente del Empalador. El
2 de abril de 1462, el gobernador de Caffa escribiría a Casimiro de Polonia,
muy preocupado de que estos dos príncipes cristianos estuvieran enfrentados:
Según tengo entendido, Esteban, príncipe de MoLdavia (...) tiene una disputa con
el voivoda Vlad, que está luchando contra los turcos. Esta situación es indeseable no
sóloporque favorece al sultán, sino también porque, lo cual es más peligroso, si los
turcos logran entrar en Valaquia, nosotrosy los países vecinos estaremos en grave
peligro(283).
Sin embargo, la pelea entre los dos primos iba más allá de la disputa
por la fortaleza de Chilia. En un contexto más amplio, Tepes y Esteban habí-
an ido distanciándose desde el tiempo que pasaron juntos en Suceava, cuan-
do el Empalador se hallaba en el exilio. Mientras que Tepes se había acabado
uniendo a la suerte de Matías Corvino y Hungría; Esteban se había aliado con
Casimiro de Polonia y estaba pagando un tributo anual al sultán. "El día 22
del mes de junio", dice la Crónica Germano-Moldava, "el príncipe Esteban
intentó tomar Chilia, pero no lo logró, y resultó herido por un disparo en el
tobillo izquierdo (...)"(284).
Domenico Balbi también hace referencia a este ataque, que estratégi-
camente se basó en elllamado movimiento de pinza: "la flota naval del sul-
tán, junto con la del príncipe de Moldavia, fueron a atacar la fortaleza de
Chilia, y la asediaron durante ocho días, pero no lograron tomarla"(285).
268
En enero de 1465, Esteban lo intentó de nuevo, y sa v z consiguió
tomar la fonaleza. Había logrado lo que quería, pero el daño que le había
hecho a su primo no tendría remedio. Tepes se había visto obligado, ante la
posibilidad de un ataque de Esteban, a enviar en el verano de 1462 a 7.000
de sus hombres a defender la frontera oriental, y eran 7.000 hombres con los
que ya no podía contar contra el ejército de Mehmed.
Sería entonces cuando Tepes comenzase una guerra de desgaste. En
inferioridad numérica, abandonado por uno de sus aliados, Corvino, y
enfrentado con otro, Esteban, sencillamente se vio obligado a tomar medidas
desesperadas. A medida que su ejército se replegaba hacia el None, peleando
con la caballería de Mehmed situada en los flancos y con los jenízaros, que
avanzaban por el centro, llevó a cabo una campaña de tierra quemada, incen-
diando los pueblos y cultivos a su paso, poco arites de la época de siega. Los
boyardos y los campesinos tomaron las pocas pertenenelas que les dio tiem-
po a recoger y con las que podían cargar, y se fueron con Tepes, dejando tras
de sí solamente pueblos y campos calcinados, para que los turcos no pudie-
ran aprovechar sus re ursos. Arrojaron también pequeños animales muertos a
los pozos para viciar el agua, y colocaron ganado muerto en el cauce de los
ríos para contener su avance. Además, se crearon pantanos artificiales en la
llanura fluvial del Danubio para frenar el avance otomano, y excavaron hoyos
n cuyas base clavaron afiladas estacas, trampas para los jinetes incautos que
ueran cabalgando demasiado deprisa. Michael Ducas escribió:
(286) irado en Florescu y MeNally, Dracula; Prince af Many Faces, pág. 144.
269
trado fue de 42°C en el me de julio en Ruse, a orillas del Danubio. En las
montañas el aire s más fresco, y también hay más precipitaciones, pero tras
el crudo invierno de 1461-2, todavía quedaría nieve en los barrancos y hon-
donadas hasta el mes de julio. Tursun Bey escribió:
270
vado, a menos que aceptemos como ciertas las hi t ria que corrieran en
Occidente sobre las tendencias sexuales de los jenízaros de Mehmed. Además,
el efecto debilitante de la sífilis puede alargarse a un periodo de veinte años,
y '[epes no podía esperar tanto tiempo.
egún Tursun Bey, Mehmed envió parte de su ejército a encargarse de
los .000 hombres de Tepes que se habían dirigido a la frontera este con
ol avia. Esperaron en silencio escondid ntre unos arbustos al borde de
un bosque, bajo e! mando de un tal Meshed-Pasha, tendi ron una ernbos-
da al pequeño mando de las tropa vala 'a. ursun Bey incluso cira en su
rónica los nombres de los comandantes, que encabezaban los flancos izquier-
o y derecho. Tomado completamente por sorpresa, los valaco lucharon por
us vidas, pero estaban en clara inferioridad numérica y "los victoriosos gazi
dieron muerte a aquellos infieles con las espadas chorr ando sangre". Tursun
Bey dice que, de los 7.000 valacos, sólo 700 escaparon, y que los otomanos
, rgaron algunas de las cab zas de los infieles a lomos de camellos y mulas,
r uando ya no podían con más, cada soldado puso una en lo alto de u espa-
df [presumiblemente ensartándolas en la punta de la hoja], de modo que sus
padas parecían serpientes con cabezas humanas". Después de esra drarnáti-
c.l escena, Tursun Bey se deja llevar por la narración:
271
egún ellegado del Papa, Ni lo Modrussa, que hablaría con el Empalador
años más tarde en la corte húngara de Buda, el ejército valaco, que contaba
en esa ocasión con uno 24.000 hombres, se encontró con que los turcos
habían saqueado pueblos y ciudades, y que se habían llevado a un número
indeterminado de muchachos en concepto de leva. Usando flechas turcas que
arrancaron de los cadáveres, 'Iepes desató toda la furia de su caballería, tal vez
unos 7.000 u 8.000 hombres, en el campamento otomano.
El campamento de Mehmed era mucho más que un simple montón
de tiendas; era un verdadero microcosmos que simbolizaba la sociedad oto-
mana. "Creo que no existe príncipe alguno", escribiría Chalkondyles, "que
tenga sus ejércitos y sus campamentos en mejor orden, con una abundancia
mayor de vituallas, ni con una dispo ición tan hermosa de las tiendas
( ... )"(290). El campamento se construía al mediodía, y los encargados de mon-
tarlo con las lonas, pieles, pendones y demás elementos se partían la espalda
trabajando bajo el sol abrasador para que todo estuviera dispuesto en el
menor tiempo posible. La tienda del gran visir era de color púrpura, y las de
los bey o señores feudales, de color amarillo o rojo. Pietro delIa Valle vio un
campamento otomano en el siglo XVII, , unque para entonces el poder de
la media luna estaba emp zando a decaer, el de Mehmed debió de ser pareci-
do. La base de la tienda del visir tendría una circunferencia de algo más de
medio kilómetro, y estaba rodeada por una serie de tiendas verdes más peque-
ñas, quizá para camuflarla. Los altos techos abovedados estaban soportados
por columnas, los suelos estaban cubiertos con alfombras. Lógicamente la
tienda del sultán era la mayor de todas, y se hallaba coronada por un pendón
distinrive con seis colas de caballo. Rodeándola, en tres círculos concéntricos,
se disponían una serie de carros de guerra con cañones incorporados, un truco
táctico que los turcos habían copiado de Jan Zizka y los husitas. Rodeando los
carros había una sólida retaguardia de tiendas de jenízaros, pero la verdadera
fuerza del campamento estaba localizada en el frente, es decir, cubriendo la
zona por la que era más probable que se produjera un ataque. A ambos lados
del gran círculo con círculos concéntricos interiores que acabo de describir,
había dos hileras de tiendas multicolores, las de los kapikuLi y la caballería
272
provincial, y entre éstas y la estructura circular se intercalaban tiendas de arti-
lleros, infantería y jenízaros. Por último, había una pantalla de tiendas de
avanzadilla para hacer frente a un posible enemigo y do inm n a formacio-
nes en círculo de caballería giraban despacio en torno al campamento, vigi-
lando todo el tiempo.
El ejército de Tepes escuchó una hora arites del atardecer cómo los
imanes entonaban la llamada al rezo mirando hacia la Meca, y cómo de pué
todo el campamento les seguía en las plegarias. Se hizo un disparo de ca n
omo era costumbre, y los comandantes de las tropas desearon éxito y una
larga vida al sultán. Al estaries prohibido por su religión el alcohol, y con
mucha más disciplina, el campamento otomano no se parecía en nada al cam-
pamento de un ejército cristiano.
La historia del ataque ncturno es un ejemplo clásico de la propagan-
da contra Tepes, y de los embustes que podían llegar a urdir los cronistas. La
versión valaca, relatada por Modrussa, dice así:
Dracula llevó a cabo una increíble matanza sin perder a demasiados hombres en
tamaña lucha, aunque muchos resultaronheridos.Abandonó el campamento enemi-
go antes de que rompiera el alba,y regresócon sus tropasa la montaña de la que había
salido,provocando tal tumulto y terror.Averigüé,preguntándole a aquellosque habí-
an participado en esta batalla, que el sultán había perdido toda la confianza en su
ejército,y que durante la noche había abandonado el campamento, huyendo de una
manera vergonzante. Y no habría regresado,de no serporque sus amigos le reprocha-
ron su actitud y foe llevado allí de regreso,casi contra su voluntad.
273
[Los valacos] se toparon primero con el regimiento de Anatolia, y les leyeron versos de
bienvenida y muerte, como merecían (...) Sí, fueron adecuadamente bienvenidos: les
llenaron Las bocas de lanzas (oo.) La mayoría de ellosfueron heridos o resultaron muer-
tos mientras intentaban huir. En la confusión de la oscuridad, avanzaron hacia el
centro del [campamento] creyendo que era la salida (oo.) Cuando se encendieron
numerosas uelas yantorchas en cada tienda (oo.) los miserables infieLesperdieron la
cabeza y se dispersaron, habiéndose esfumado todo su ualor (...) La mayoría de ellos
dejaron atrás sus caballos en su afiin por escapar,y sin darse cuenta de lo que hacían,
algunos entraron en Las tiendas turcas (oo.) Su derrota fue tan grande que incluso los
niños de diez años que eran aprendices y sirvientes en el ejército [la devsirme] mata-
ron a muchos infieles que eran dos veces más fuertes que eLlos(29l).
274
No hay duda de que el ataque nocturno estuvo a puntO de tener éxito. Si
Tepe§, recorriendo el campamento como un diablo a caballo, y dando mandobles
a diestro y siniestro entre los gritos horrorizados de "Kaziklu-Bey? (,,¡Elpríncipe
mpalador!") hubiera logrado llegar a la tienda de Mehmed, el resultado habría
ido distinto. Sin embargo, parece ser que la jugada no le salió bien, yes posible
ue lo hirieran mientras su caballería trataba de salir de allí con tremendas difi-
cultades. "Fue todo culpa", dice Tursun Bey en su crónica, "de ese hombre mal-
vado con alas partidas [una referencia al estandarte del dragón de Tepes] y un
Corazón atravesado por la lanzas y e padas de valientes soldados"(293).
¡Qué detalle tan jugoso para los vampirólogos!, ¡el corazón de
Drácula ... atravesado!
Fuera perseguido '[epes por Mihail-oglu Ali-Bey, adentrándose en los
irpatos, como aseguran las fuentes turcas, o si los ture s e quedaron
lamiéndose las heridas, demasiado aterrados como para seguirle, como apun-
la versión de Modrussa, el hecho es que el avance de Mehmed continuó. A
unos 96 kilómetros de la capital del voivoda, Tirgoviste, la avanzadilla del
jército otomano se encontró con una visión posiblemente única en los ana-
les de la historia bélica. Ninguna crónica otomana lo menciona, pero sí la de
Chalkondyles:
275
pués de aquella dertora no se retiraría sin hacer un poco de ruido. Tursun Bey
sabía exactamente dónde se dirigiría:
Los detalles de! final de la campaña de 1462 son un asunto muy deba-
tido entre los historiadores rumanos. La cronología de Constantin
Rezachevici(296), por ejemplo, nos induce a creer que la vomitiva visión de!
campo de los empalados fue e! colofón de una batalla psicológica que Tepes
había estado librando desde e! año anterior. No sólo estaban allí pudriéndo-
se, di ,Ham a Bey y atavolinos, sino también la propia gente de Tepes,
incluidas las mujeres y los niños, cuya carne corrupta estaba sirviendo de fes-
tín a los cuervos y los buitres de los Cárpatos.
Es más que probable que las tropas de Mehmed hubieran sido azota-
das por cualquiera de la docena de enfermedades infecciosas que seguían a los
ejércitos medievales, como la peste, la disentería, la malaria ... y ésta sería por
tanto la razón por la que no saqueó Ttrgovisre, sino que se dirigió hacia e! sur,
hacia Braila, ciudad que destruyó, y cruzó e! Danubio, dejando a Radu e!
Hermoso en e! trono de Valaquia. El sultán estaría de vuelta en su palacio de
Edirne e! 11 de julio. Florescu y MeNally, y otros historiadores occidentales,
como e! experto militar Tim Newark, han aceptado la totalidad de esta ver-
sión de los hechos como verdadera.
La crónica de Rezachevici continúa diciendo que Tepes obtuvo varias
victorias en agosto frente a las tropas lideradas por su hermano con e! apoyo
de los turcos, y que e! 8 de eptiembre los monjes de la isla de Rodas "tañe-
ron las campanas y cantaron e! Te Deum para ensalzar al príncipe ruma-
no"(297). Tanto Barbu T. Campina como Nicolae Stoicescu han escrito sobre
este tema, sosteniendo que lo que provocó la caída de Tepe~ fue e! hecho de
276
que le abandonaran los boyardos, para unirse a su hermano Radu, más razo-
nable e infinitamente menos aterrad r.
Kurt Treptow, sin embargo, argumenta de un modo convincente que
no le habrían abandonado si hubiera resultado victorioso. El ataque noctur-
no fue un riesgo que el Empalador decidió correr, y fracasó. Y, habiendo fra-
~ ado, Tepes sabía muy bien que su pequeño y cada vez más cansado ejérci-
to no tenía ya nada que hacer contra los turco. Lo máximo que fue capaz de
acometer fueron una serie de ataques de guerrilla en una interminable guerra
partisana. Así las cosas, los boyardos que aún era leales a Tepe§ empezaron a
perder la esperanza. El grueso del ejército turco había regresado a su parria
con el sultán, y se dijeron qu tal vez con Radu, que después de todo también
era hijo del gran Dracul, y que contaba con el apoyo de los otomanos, se
lograrían unos años de paz y estabilidad, aun cuando esa paz significara qu
se olvieran a imponer el tributo anual y la devsirme.
Y apunta además Treptow, que se estaba extendiendo entre los vala-
c s, la sensación de que Tepes había estado traicionando la confianza de su
pueblo y de la Iglesia Ortodoxa al haber buscado la ayuda de Matías Corvino.
Los hechos parecen confirmar las tesis de Treptow. A finales del mes
de agosto, Radu estaba ya gobernando Valaquia, su hermano se había reti-
do al Norte, a su forraleza de Arges en las montañas. Según la tradición
rurnana (no se habla de esto en las crónicas rusas), Radu llevaría a cabo una
erie de operaciones de "limpieza". Siguió a su hermano, y dispuso sus caño-
nes en un lugar de Poenari que aún hoy se conoce como "el campo del
añón". Se cuenta que un espía en el campamento de Radu envío la fortaleza
de Tepes un mensaje mediante una flecha sobre un ataque inminente al día
siguiente, y que el Empalador y sus seguidores habrían podido así escapar,
dándole la vuelta a las herraduras de los caballos para c nfundir a los rastrea-
ores que sabían que Radu enviaría tras ellos. Esta estratagema es casi con
roda seguridad una invención. Si los hombres de Tepes montaban caballos
árabes, habría sido posible que hicieran esto, ya que sus cascos son casi redon-
dos, pero si eran caballos tarpan, no habrían podido ponerles las herraduras
al revés, sencillamente porque la forma de la pezuña no se lo permitiría. Hay
además arra curiosa historia rumana que habla de que la mujer (o una aman-
te) del Empalador le habría dicho la noche anterior al ataque, que prefería
277
acabar siendo alimento de los peces del Arges, ante que convertirse en escla-
va de los turcos, y que se había arrojado desde la almenas al río, que hoy día
los lugareños llaman Riul Doamnei, "el río de la princesa".
De lo único de Io que podemos estar seguros es de que Tepes escapó,
descendiendo por escarpados cañones hasta llegar a Konigstein, una de las
antiguas fortalcza de János Hunyadi en Fagaras. Allí esperó nuevas del rey de
Hungría, con quien había acordado reunirse en Brasov, al Norte.
Probablemente Matías Corvino jamás había tenido intención de par-
ticipar en un enfrentamiento directo con los turcos, y por ello había optado
por quedarse a la espera, observando, para ver en qué dirección soplaba el
viento. Sin embargo, su reino sufriría las consecuencias de la neutralidad del
monarca cuando, en la siguiente generación, un 90 por ciento del ejército
húngaro y su rey, Lui II, cayeran ante las tropas de Suleimán el Magnífico en
Mohácz en 1526.
El 15 de julio Corvino saldría de Buda con un gran ejército y toda la
panoplia de la guerra. Avanzaron despacio: el 10 de agosto estaban todavía en
Szeged, aún en territorio húngaro. Cruzarían Transilvania hacia mediados de
septiembre, y permanecieron todo el mes de octubre en Sibiu, mientras
Corvino deliberaba cuál sería su siguiente movimiento. Recuerde ellector que
Mehmed, claro está, había vuelto a Edirne antes incluso de que Corvino salie-
se de su capital.
Finalmente llegaron a Brasov en noviembre, y Corvino se reunió con
Tepes, que se había trasladado no hacía mucho al antiguo suburbio valaco de
Scheii de donde era originario el príncipe Dan, fuera de las murallas. Las
negociaciones entre ambos se alargaron cinco semanas antes de que Corvino
enviara a su fiero guerrero husita, Jan Jiskra, para prenderle. No sabemos
cuándo ni dónde sucedió esto exactamente, y la aparente razón de este arres-
to no concuerda en absoluto con lo que sabemos de Vlad Tepes. La teoría de
por qué Corvino hizo prender a Tepes se basa en tres cartas fechadas el 7 de
noviembre de 1462, que habían ido a parar a manos del rey húngaro. Una
estaba dirigida al sultán, otra al gran visir Mahmoud, y la tercera a Esteban
de Moldavia, las tres supuestamente escritas por el Empalador, empleando
términos tan serviles como "emperador de emperadores" o "amo y señor" para
dirigirse a Mehmed. En estas cartas, Tepes (si creemos que él las escribió)
278
rindaba sus servicios militares al sultán contra los húngaros, e incluso se
ofrecía a raptar él mismo a Corvino. Hoy día la opinión generalizada es que
esras misivas eran falsificaciones. Sólo se han conservado copias, y el latín en
que están redactada es pésimo, el estilo torpe, y su contenido no está en con-
sonancia con e! proceder de un hombre que había dedicado su vida a cimen-
tar un principado y enfrentarse a un nemigo (Io tur os) al que claramente
detestaba.
Florescu y McNally creen que el autor de las cartas sería probable-
mente Johann Reudell, de la iglesia Negra de Brasov, que usaría un topónimo
falso a partir de su apellido, Rothel, como e! lugar desde e! que supuestamente
Tepes habría enviado aquellas cartas. Con ello, estaría vengando definitiva-
mente a aquellos a quienes e! Empalador había empalado y quemado en su
ciudad.
Lo único que sabemos a ciencia cierta (y que induce a plantearse si no
dictaría e! propio Corvino aquellas cartas) es que el Empalador se había con-
vertido en un estorbo para el monarca húngaro. Tepes era ahora un refugiado
político, y tenía sin duda la intención de empujar a Corvino a comprometer-
se con e! Papa Pío II en una cruzada contra los turcos. Corvino necesitaba
pruebas de peso para explicar al Santo Padre, y a cualquier otro gobernante
que cuestionase su proceder, que había sido ese supuesto intento de traición
del príncipe de Valaquia Io que le había obligado a tomar medidas contra él,
y que en ello había gastado e! dinero que e! Vaticano le había dado a cambio
de intervenir en una nueva cruzada, cuando en realidad lo había empleado
para comprar la corona de San Esteban, que Io legitimaba como rey. Y e!
Empalador, que había resurgido como príncipe de Valaquia por dos veces,
volvía a ser prisionero.
Los años siguientes son un capítulo os uro en la vida de Vlad Tepq.
No hay datos precisos de cuánto tiempo fue prisionero de Matías Corvino,
pero Io má probable es que fuera puesto en libertad, bajo determinadas con-
l t nes, en 1475, y según parece se trató, como ya he comentado, de una
especie de "arresto domiciliario" en vez de un encierro en una húmeda celda,
primero en Albai Iulia, y después en la fortaleza de Yac antes de ser traslada-
do al palacio de verano de Visegrád en el Danubio. Aquel castillo del siglo
XIII con jardine de estilo italiano duranre e! reino de Corvino, era, según
279
palabras de Castelli, el enviado de! Papa Sixto IV, un verdadero "paraíso terre-
nal". Este palacio, tal y como Tepes lo conoció, sería destruido un siglo y
medio después durante la ocupación turca, pero las restauraciones recientes
dan una idea de la magnificencia que debió tener en los tiempos de Corvino.
Sabemos, que Corvino no tenía a Tepes con e! resto de los prisioneros
en la imponente Torre del Rey Salomón, que se erguía sobre la colina, sino
que tenía sus propios aposentos, y, dentro de Io razonable, una cierta libertad
de movimiento dentro de! castillo. Es probable que Corvino se divirtiera
exhibiéndolo ante sus invitados, y observando lo intimidados que se sentían
en su presencia (cosa que quizá también divirtiera al propie Tepes). Todo e!
mundo en aquella época había oído hablar de! príncipe empalador, y sabemos
por ejemplo que Niceelo Modrussa pasó horas hablando con él sobre las cam-
pañas turcas, y que un artista anónimo lo retrató durante su estancia allí. En
algún punto de su cautiverio, sin embarg , quizá en 1474, Corvino dio a
Tepes una casa propia en Pest, en la orilla opuesta a Buda, la capital. Sería allí
donde supuestamente Tepes habría matado a un alguacil cuando éste se intro-
dujo en e! patio de su vivienda en persecución de un ladrón, y luego, al ser
interrogado por los magistrados de Corvino, les respondería con insolencia
que e! hombre había buscado su propia muerte al invadir los dominios de un
príncipe, no llegando el asunto a mayores porque e! rey húngaro se lo habría
tomado con humor, divertido con su arrogancia.
Mientras Tepe§ aceptaría aquel "arresto domiciliario" con toda la
paciencia que pudiera reunir, el mundo siguió moviéndose a su alrededor. En
junio de 1463, Matías Corvino pagaría al emperador de! Sacro Imperio
80.000 monedas de oro (suma de la que, como recordará el lecror, una parte
importance correspondía al dinero que le había dado e! Papa para que le
acompañara en la cruzada que planeaba) por la corona de San Esteban. Las
crónicas de la época cuentan que 3.000 caballeros custodiarían su traslado
hasta Buda, en cuya catedral de Esztergon le sería impuesta a Corvino e! año
siguiente en una pomposa ceremonia.
La torna de Chilia por Esteban de Moldavia en el invierno de 1465
provocaría un conflicto entre el "Bogdan negro" (Esteban) y Corvino. La gue-
rra que estalló entre ellos, sin embargo, fue breve, y culminó con la victoria
de Esteban en Baia-Mare en las Navidades de 1467. Tres años después, los
280
habituales rifirrafes entre los propios rumanos llevarían d nuev a una gue-
rra abierta cuando Esteban se enfrentara a Radu Drácula con la int nción de
derrocado para colocar en su lugar a un voivoda títere: Basarab Laiota, uno
de los que había sido rival de Tepes diez años atrás. Hacia final de 1473,
Tlrgoviste y Bucarest habían sido tomadas por Esteban que había he ho pri-
sioneras a la esposa de Radu, María Despina. y a su hija, María Voichita. En
enero de 1475, lo único que quedaba aún en pod r cl Radu era la fortaleza
que u abuelo construyera en Giurgiu, a orillas del Danubi ; y allí fue donde
murió ese mes, olvidado, sin que nadie le llorara, supu estamente d sífilis.
Uno monjes ortodoxos fieles a Radu, y que quizá hu bi r n enterrado a otros
Dra ulesti, dieron sepultura a sus restos en el monasterio de Tlnganu.
El problema que se planteaba ahora a Corvino era que el vasallaje de
Basarab Laiota a lo turcos era aún may r qu l personif ad ha ta enton-
ces p r Radu, y probablemente el rey húngaro estaba empezando a darse
cuenta de que Valaquia ya no era el estado tapón que antaño había sido. Los
moldavos se habían apoderado de Chilia, y guardaban la entrada al Danubio,
pero el príncipe de Valaquia estaba otra v z pagando el tributo anual a
Mehmed y cumpliendo con la devsirme. La puerta trasera que daba acceso al
r ino de Corvino había quedado peligro amente entreabierta, y el único
hombre capaz de cerrarla era Vlad Tepes (cosa 'l e casi habm æfi~guido en
el ataque nocturno al campamento otomano en junio de 1462). Sin rnbar-
g Tepes era su prisionero, y Corvino sabía que podrí volverse contra ~1. }lYó'l
ello, recurrió a una idea que llevaba un tiempo planteándos : propuso a Tepe§
un matrimonio con su prima, Ilona Szilágy, hija del viejo compañero de
armas del Empalador en los días de la campaña rransilvana. Este enlace,
de celebrarse, implicaba la conversión de Tepes al ( tolicismo, ya q!le ést era
el redo mayoritario en Hungría.,
Corvino había permitido (y quizá alentad ) la difusión por sus domi-
ni de las historias sobre los horrores supuestamente perpetrados por Tepes,
ue luego se extenderían por toda Eur p mediante las imprentas alemanas
de Augsburgo, Nurernberg, y Landshut. En aquella época su objetivo había
sido que el mundo pensara lo peor de su prisionero, pero ahora estaba ade-
más dispuesto a que la Iglesia Ortodoxa "crucificara" a Tepes por cometer
herejía al convertirse al Catolicismo. En 1462 sus intereses le habían mante-
281
nido al Empalador a buen recaudo, quieto y callado, pero ahora necesitaba
que volviera el Tepe§ de atado.
Esto no implica que tengamos que el Empalador se dejara utilizar
como una marioneta. Es probable que los asuntos de la fe no le preocuparan
demasiado, y conocía muy bien las consecuencias de incurrir en herejía. Es
más, era miembro de la rden d I Dragón porque su padre Io había sido, y
su pertenencia a dicha hermandad acarreaba consigo votos de fidelidad a la
Iglesia Católica. Para él posiblemente lo importance era que con aquel matri-
monio obtendría su libertad. La pareja tendría dos hijos en la imponente casa
de Pest en la que vivieron, hijos que darían continuidad al código de! Dragón
y a la estirpe de Drácula durante mil años(298).
La última campaña del Empalador comenzó e! 18 de julio de 1475.
En ese año, los otomanos tomaron Crimea, dando así un paso más hacia una
confrontación con Rusia que duraría cuatro siglos. En Occidente, el Vaticano
había iniciado una nueva cruzada. Aunque Francesco delia Rovere, que al
convertirse en Papa había adoptado el nombre de Sixto IV, no era tan beli-
cista mo lo había sido Pío, y se inclinaba más por una política de favoritis-
mos y la promoción de las artes (sería este Papa quien construyera la famosa
Capilla Sixtina), "llamó a los reyes de la Cristiandad a empuñar sus espadas
por la cruz". Venecia, que volvía a estar amenazada por Mehmed, había esta-
do esperando esa llamada, y también Esteban de Moldavia. "Estamos listos",
escribiría el prim de Tepe§, "a retornar la lucha por la defensa de la
Cristiandad con toda la fu rza y e! valor con los que Dios Todopoderoso no
ha otorgado"(299),
Dad que Basarab Laiota se había convertido en aliado de los turcos,
Esteban podía permitirse (y de hecho lo necesitaba) un acercamiento a su
primo. Envió a Ion pmblac, un hombre de su confianza, a la corte de
Corvino a principios de junio, y el rey húngaro comenzó e! proceso habitual
para iniciar una cruzada. Una vez más se pidió dinero y equipamiento mili-
tar a las ciudades "sajonas", se convocó a la Dieta Húngara para solicitar su
(298)De hecho, la línea de sucesión directa de Vlad Drácula, es decir los descendiente de su pri-
mer y segundo matrimonio, se extinguiría a principios del siglo XVll.
(299)Citado en Florescu y McNally, Dracula: Prince af Many Faces, pág. 168.
282
apoyo, y Corvino recaudó un impuesto de un flodn de oro por casa en su
reino para financiar la cruzada.
El siguiente movimiento del rey húngaro fue enviar un ejército
comandado por Tepe§ a Bosnia, que estaba en manos de los turcos. Lanzando
un ataque desde su cuartel general en Arghis, el Empalador había marchado
sobre Merghindel aproximadamente en octubre, y unió li fuerzas a las de
Corvino para infligir una derrora a lo rur h la ciudad de Sabac el 8 de
febrero del año siguiente. Tras aquella victoria Corvino regresó a Hungría,
algo que a uno se le antoja una acción precipitada si se tiene en cuenta que el
resto de Bosnia seguía ocupada por los otomanos, pero se fue y dejó a Tepes
al mando del ejército.
Empleando una táctica que ya había usado antes, el Empalador envió
'I un regimiento de soldados húngaros disfrazados de turcos a la ciudad sitia-
a de Srebrenica, una localidad importance por sus minas de plata, ordenán-
oles mezclarse con la gente en las calles y plazas. Este "caballo de Troya" pro-
ocaría el caos dentro de los muros de la ciudad, mientras que, desde fuera,
los hombres de Tepes volaban las murallas a cañonazos. Una vez obtenida la
ictoria, como siempre, la venganza del mpalador sobre los turcos fue terri-
ble. En Srebrenica, Zwornik y Kuslat, las macabras escenas de anteriores carn-
pafias se repitieron. Ellegado del Papa, Gabriele Rangoni, escribiría:
(300) Ci rado en Florescu y MeNally. Dracula: Prince of Many Faces. pág. 169.
283
del terreno eran el propio Empalador y Vuk Brankovié, otro de los hijos de
Jorge Brankovié, que durante mucho tiempo había gobernado en Belgrado.
Su plan, unir sus fuerzas con las de Esteban de Moldavia antes de avanzar
contra Mehmed, no llegó a marerializarse, ya que los turcos se adelantaron,
atacando primero, y derrotaron en julio a los moldavos en Valea Alba. Sin
embargo, las tornas volverían a cambiarse con la llegada de Tepes, que consi-
guió que los turco se r plegaran hacia el río Siret, abandonando el territorio
moldavo. Era la segunda vez que el Empalador había ido a auxiliar a su a veces
menos que agradecido primo.
La campaña se centró entonces en un ataque sostenido sobre Laiota.
Tepe§ y Báthory marcharon desde Transilvania con unos 35.000 hombres,
mientras que Esteban había partido ya desde el Este con unos 15.000. Se tra-
taba del clásico ataque de pinza. El 7 de octubre Tepe§ enviaría una carta a
Brasov, cuyas casas había incendiado una vez y a cuyos ciudadanos había
empalado:
Con fe en nuestro Señor jesucristo, yo, Vlad voivoda por la gracia de Dios, prínci-
pe de toda Valaquia, mi Majestad [¿habría aprendido este apelativo en Buda?]
doy esta orden, honestos,fieles y buenos amigos (...) al país, a los doce consejeros,y
a todos [en la] gran fortaleza de Brasou(...)
284
en ambos bando, p ro el de n i .rnbre Tepes escribiría de nuevo al
Consejo de Brasov, esta vez desde su capital en Tirgoviste, que no había visto
de de julio de 1462:
285
cerca del Danubio. Tepe~ había matado a sus anteriores rivales, Dan y
Vladislav, pero Laiora se le había escapado. Aque! enfrentamiento fue poco
más que una escaramuza, no una apuesta desesperada como el ataque noc-
turno al campamento de Mehmed, pero Tepes no saldría con vida. egún e!
ruso Kurytsin, que como recordará e! lector había conocido a la viuda de!
Empalador y a sus hijos en Buda, y también a lo que quedaba de la guardia
personal moldava, Tepe~ y u gente estaban ganando la batalla cuando e! voi-
voda subió a lo aIro de una colina para observar la lucha y deleitarse en la
inminente victoria. Uno de sus hombres, tomándolo por un turco, le habría
atravesado con una lanza, y viéndose atacado de pronto por todos lados, Tepe~
se habría defendido con su espada, matando a cinco de sus atacantes antes de
morir.
Este relato no tiene mucho enrido. La única razón por la que Tepes
habría decidido subir a una colina sería para reconocer e! terreno, y desde
luego no lo habría hecho solo, y, si bien es cierto que a veces llevaba una arma-
dura turca como táctica para engañar al enemigo, no habría tenido lógica
alguna que lo hiciera en una escaramuza con Laiota en campo abierto. Es más
probable que su atacante fuera un asesino de Laiota, que viera su oportuni-
dad en medio de la confusión de la batalla y le matara por la espalda.
Según una leyenda, los hombres de Laiota le habrían cortado la cabe-
za y se la habrían llevado al sultán Mehmed, quien la expondría en Constan-
tinopla clavándola en una altísima estaca en e! corazón de la ciudad.
Vlad Drácula había muerto, pero el mundo se pasaría los cinco siglos
siguientes resucitándole.
286
CAPÍTULO XII
EN COMPAÑÍA DE CAÍN
Después de mi muerte, a quien quiera que Dios le conceda el trono de Valaquia, ya sea
uno de mis hijos o parientes (o a un varón de otra fomilia si no nos considera dignos a
nosotros por nuestros pecados), si fortalece, protege y renueva esta escritura, que Dios le
conceda su apoyo; pero si no la renueva ni la fortalece, sino que /o arruina y lo destruye,
que Dios lo destruya a él también, que lo mate en cuerpo en este mundo y en espíritu en
elotro, y que pase el resto de la eternidad en compañía de judas y Caín y de todos aque-
llos de quien se dijo: "caiga su sangre sobre el/osy sus hijos, ahora y por siempre "( ...)
287
la humanidad, ocho infracciones graves de los estatutos de la Convención de
Ginebra, y nueve violaciones de las leyes y costumbres de la guerra. En
Croacia, donde Milosevié llevó a cabo una política de limpieza étnica de
aquellos que no eran serbios entre agosto de 1991 y junio de 1992, se le
imputaban dos cargos por crímenes contra la humanidad, trece violaciones de
las leyes y costumbres de la guerra, y nueve infracciones graves de los estatu-
tos de la Convención de Ginebra. En Kosovo, en cuyo "Campo de los
Mirlos" se libraron dos de las batallas mencionadas en este libro, se le acusa-
ba de haber expul ado a 800.000 albanos en seis meses en el año 1999, y se
imputaban a Milosevié cuatro cargos por crímenes contra la humanidad y una
violación de las leyes y costumbres de la guerra.
Geoffrey Nice, fiscal del Tribunal Penal Internacional, recitó en el
juzgado algunos de los crímenes por los que se juzgaba a Milosevié, aparen-
temente al azar, como el cometido el 20 de noviembre de 1991, cuando hizo
que 255 ciudadanos no serbios fueran trasladados desde el hospital general
de Vuovar en Croacia a una granja a unos 5 kilómetros de allí. En aquellugar
fueron golpeados y torturados durante horas, para después ser divididos en
grupos de entre diez y veinte, y fusilados. Sus cuerpos fueron enterrados en
una fosa común al estilo nazi. En Bosnia, ese mismo día, dijo Nice, una
mujer en avanzado estado de embarazo, que fue sacada de su casa en el pue-
blo donde vivía, y llevada por las tropas serbias a un bosque cercano, donde
dejaron que diera a luz sin asistencia médica. A ella, y a otras cuarenta y cua-
tro personas del lugar, los paramilitares serbios les habían prometido ayuda
de la Cruz Roja, pero en vez de eso fueron llevados a una casa donde había
un extraño olor. El olor provenía del suelo y las alfombras, que habían sido
empapados con gasolina. Se cerraron las puertas, y alguien arrojó una cerilla
encendida. "Los quemaron vivos", dijo Nice al tribunal, "El llanto del bebé
se oyó fuera durante dos horas, antes de que también pereciera"(304). Y tam-
bién ese mismo día en Kosovo, con el ruido de fondo de los silbidos y
estruendos de los proyectiles de artillería, fuerzas serbias recorrieron los pue-
blos de la región di parando a los hombres y violando a las mujeres. Una
mujer, que se había separado en medio del pánico y la confusión de su hija
288
de veinte años, encontraría al cabo de unos días su cuerpo junto al de otras
siete chicas a las que reconoció en e! fondo de un pozo seco. Probablemente
las habían arrojado allí vivas para que muriesen de hambre y de sed. Los titu-
lares de! Daily Mad gritaban "Crueldad premeditada, salvajismo medieval".
En la edición de ese mismo día, el Daily Mail incluía también un aná-
lisis de! criminólogo Brian Masters de Slobodan Milosevié, e! 'carnicero de
Belgrado" , la hermosa ciudad que una vez fu ra ob mada por otro tirano,
Jorge Brankovié, y que fuera salvada de la destrucción turca por János
unyadi, e! "caballero blanco". Masters decía en ese artículo que los nombres
de los cientos de víctimas de Milosevié habían sido listados por la fiscalía
junto con sus respectivas edades, y señala que había entre ello muchos niños
de corta edad, signo de la aleatoriedad con que mr mb e te megalómano.
Masters, que había estado presente en e! juicio, y se mostró cl. ram ente horro-
rizado de haber estado sentado en la misma sala que él, dijo:
(305) Brian Masters, "The Banaliry of Evil", Daily Mail; 19 de febrero de 2002.
289
cierto o falso hay en ellas, sobre todo si tenemos en cuenta la imprecisión
de las estadísticas medievales. Al finalizar una batalla en el Medievo, los escri-
banos y heraldos del bando vencedor recorrían el campo caminando entre los
caídos. Reconocían a los nobles por el escudo de armas bordado en sus jubo-
nes o tabardos, o pintados en los escudos. Casi nunca se hacía recuento de los
soldados rasos, ni siquiera de aquellos que lucieran el uniforme o blasón de la
familia noble a la que servían. Escribiendo en su obra Enrique Vsobre la bata-
lla de Agincoun, librada dieciséis años después del nacimiento de Tepes
Shakespeare recita así la lista de caídos del bando francés:
Aunque sólo se trata de una obra detearro, esto ilustra lo que era la
propaganda de la época. La frase de Shakespeare "ningún otro de renombre
hay" lo dice todo: la soldadesca indisciplinada era sacrificable.
Si analizamos las batallas inglesas de la época del reinado de terror del
Empalador, nos encontramos en cambio con que las cifras que dan unos y
otros cronistas son bastante consistentes. Así, tras la segunda batalla de Saint
290
Albans, librada el 17 de febrero de 1461, los documentos de la época hablan
de unos 2.300 muertos. Por aquel entonces se había empezado a imponer la
costumbre de matar a los prisioneros capturados en la batalla, por ue ran
una molestia, y resultaba muy caro tener que alimentarlos. Las ifra on
mucho mayores el mes iguiente en la batalla de Towton (de he ho, fue la
batalla más sangrienta que se libró en suelo inglés), en parte por la topogra-
fía del lugar, ya que Bloody Meadow, donde se luchó, era un verdadera
trampa formada por la onjunción de un recodo del río Cod y el terreno
m ntañoso, en la que se verían encerrados los partidaries de la casa
Lancaster, y en parte porque se libró durante una tormenta de nieve, que
hacía difícil la visibilidad y reducía las posibilidades de e aparo Sin embar-
go si menciono aquí la batalla de Towton, es porque ilu tra muy bi n los
probl mas de la estadística. El historiador de la época, Tudor Polydere
Vergil, calcula que hubo unos 20.000 muertos y heridos en ambos b ndos,
York y Lancaster. Su coetáneo Croyland Continuator n an bio aUlTlenta el
número a 38.000; Edward Hall da la d ma i do precisa cifra de 36:'776; y
n sus>cartas, Margaret Pasten, que vivió en esa época, habla de 28.0 o. Hay
que decir que ninguno de los mencionados estuvo prelente en 1 wton:
Conrinnator era un político probablemente desvinculado de las acciones
mil: r s; Polydore Vergil escribía cincuenta años después de que hubieran
suc~dido los hechos, igual que Hall, y, aún más importante, estaba escri-
bí ndo para la iguiente generación(307).
A los cronistas medievales, que casi nunca eran testigos de los hechos
obre los que escribían, les gustaba adornar las cifras para impresionar a los
le ores. De hecho, en sus escritos, un héroe p r sí solo podía llegar a matar
a miles de hombres en el curso de una batalla, algo físicalnente imposible
dadas las armas que se utilizaban, y realizaba gestas infmi les. D Guy de
Warwick, un personaj del folclore inglés, se decía q~ había dado muerte a
un monstruo enorme y también parte de la mitología inglesa conocido como
Dun owo también como "el gusano de Larnbton", y que tenía aterrorizada
a la región, mi~ntras que de un tal John Larnbton se contaba que había mata-
(307)Esras cifras ~ ciran en William Seymour, Battles in Britain, Wordsworrh Milirary Library,
1997, págs. 134 y 149.
do a un dragón que estaba causando estragos en su zona. Esta clase de histo-
rias se escribían en las crónicas como si fueran hechos auténticos, sin consta-
tarlos(308).
¿Cómo debemos tomar por tanto las estadísticas que el propio Tepes
detalla en la mencionada carta a Corvino de febrero de 1462? En Oblucitza
y Novoselo, 1.350; en Dirstor, Cirtal y Dridoporrorn, 6.840, etcétera, etcéte-
ra. La apabullante suma total de muertos que cita el Empalador de esta
matanza, que se produjo a lo largo de dos semanas en los dieciocho pueblos
y ciudades enumerados, es de 20.019. Es más, algo falla en las cuentas de
'Iepes, ya que el total que él cita es de "23.884 turcos y búlgaros". Sin embar-
go, a pesar de ello, no podemos descartar la veracidad de estos datos con la
misma facilidad que los de Croyland Continuator o Polydore Vergil, porque,
al contrario que ellos, Tepes sí presenció los acontecimientos (y participó en
ellos). Radu Farma, el boyardo que llevó la carta a Corvino, llevaba también
consigo dos sacos llenos de cabezas, narices y orejas. ¿Cuál era el sentido de
esto? ¿Acaso estaba intentando Tepq impresionar al rey de Hungría? Lo cier-
to es que necesitaba su apoyo en lo que se perfilaba como una lucha desespe-
rada contra los turcos, pero resulta difícil comprender cómo podrían ayudar-
le esas macabras estadísticas y el aún más macabro contenido de los sacos.
Presumiblemente demostraría a Corvino que la guerra verdaderamente había
comenzado y que el Empalador iba en serio, pero también le convencería de
que el voivoda no necesitaba su ayuda después de todo. Antonio Bonfini, que
escribió sobre esto duranre su estancia en la corte de Corvino, de hecho,
sugiere que fue la excesiva crueldad de Tepes lo que llevó al monarca a rete-
nerle después prisionero tanto tiempo. Ciertamente esas cifras aparenteme~-
te tan exactas que da Tepes son algo inusual, y quizá único, en la histo a
medieval, pero por supuesto no tenemos manera de verificarlas.
En cambio, si nos fijamos en lo que podrían llamarse las matanzas ~e
Tepes en los tiempos de paz y en las historias "sajonas", que ya estaban ¿ircu-
(308) La Dun Cow ("vaca parda") era un monstruo mitológico que m<lrodeabapor f.fs tierras de
Warwickshire; Guy, según e! folclore, era un escudero de! Conde de Warwick é;luevivió en
e! siglo X; y e! gusano de Larnbron era un dragón al que temían lGSlugareñ ee Penshaw,
Durham, en e! siglo XIII.
292
lando en la época en la que Corvino le tuvo prisionero, surge un patrón dis-
tinto. En estos casos, cuando se cita el número de muertos y no se utilizan
palabras como "todos" o "muchos", se nos dan las siguientes estadísticas: dos
aspirantes al trono (Vladislav IIy Dan II); un gitano; dos sacerdotes (uno con
su burro); la amante presuntamente embarazada; el boyardo que se quejaba
del hedor de los cuerpos en descomposición; la esposa del hombre cuya cami-
sa le quedaba corta; 200 mendigos quemados en un pabellón de Tirgoviste;
600 mercaderes de los distritos de Thunow y Pregel en Wuetzerland; 400
jóvenes que habían ido a Valaquia a aprender el idioma; 500 boyardos cuya
respuesta a cuántos príncipes de Valaquia habían conocido a lo largo de su
vida irritó a Tepes; y 30.000 asesinados en Arnlas el día de San Bartolorné en
1460. Incluso dejando a un lado la matanza indiscriminada de cristianos,
paganos, y judíos en Nicópolis (que bien podría llamarse un acto de guerra,
ya que ocurrió en el año 1462 como part de la campaña de ataques de Tepes
a lo largo del Danubio) la cifra asciende a un total de 31.707 muertos.
Si añadimos además los "todos" y "muchos" que aparecen en las his-
torias "sajonas", tendríamos una suma aproximada de unas 100.000 víctimas,
cifra que bastantes personas han aceptado como verdadera. Miranda
Twiss(309), por ejemplo, da por cierto el dato de que 500 boyardos fueron
empalados en Tirgoviste (sin incluir a las familias), y el incidente por el cual
Tepe~ habría abierto en canal a la amante que aseguraba estar embarazada de
él. Aunque Twiss emplea palabras para matizar como aproximadamente" al
referirse a los 20.000 muertos que formaban el bosque de empalados, y la
expresión "se rumoreaba que" al hablar de l s 30.000 muertos el día de San
Bartolomé, dichas matizaciones no sirven de mucho cuando uno se encuen-
tra con estas tremendas cifras impresas ante sus ojos.
Dos ejemplos de análisis hacen dudar de esta desproporcionada esca-
la de barbarie. El primero, es la consideración práctica de las dimensiones del
palacio del príncipe en Tirgoviste, del que aún permanecen las ruinas, lo cual
nos permite hacernos una idea de dichas dimensiones. Es muy improbable
que 500 boyardos, con sus esposas y familias (y sin duda con sus sirvientes)
hubieran cabido en el Gran Salón, que a lo sumo podría haber albergado unas
(309) The Most Evi! Men ans Women in History. Michael O'Mara, 2002.
293
200. Y en e! patio, que supuestamente fue e! escenario del empalamiento de
500 boyardos, no habrían cabido más de 30 o 40. Además, las historias "sajo-
nas" (y también las versiones rusas) dicen que este empalamiento fue inme-
diato, no que se hiciera dividiéndolos en grupos y empalando primero a unos
y luego a otros en días sucesivos. Una matanza de estas dimensiones en ese
lugar era por tanto imposible. El segundo factor que quiero comentar es el
probable índice de población de Valaquia en los tiempos del Empalador. Una
estimación razonable habla de unos 124.000 km2 de territorio y aproxima-
damente 3.220 pueblos y ciudades, aunque es posible que el principado fuera
aún más pequeño, unos 76.560 km-'. Las ciudades eran minúsculas si se com-
paran con las actuales, y Io pueblos apenas eran grupos de chozas apiñadas
cerca de un río. iver os hi toriadore calculan, aunque no citan sus fuentes,
que la población total de la Valaquia medieval sería aproximadamente de
medio millón de personas. Si este dato fuera correcto, la tasa de asesinatos
perpetrados por Tepes resulta ridícula. Y, si tomáramos por cierta, por cen-
trarnos en una, la cifra que dan los cronistas "sajones" sobre e! ataque del día
de San Bartolorné en Arnlas de 30.000 personas, entonces concluiríamos que
e! Empalador había eliminado a un 6% de la población total del país. Si
vamos más allá, tomando la supuesta suma total de víctimas de Tepes, más de
100.000, estaríamos hablando del 20% de la población, el equivalente en
Inglaterra de ¡doce millones de personas! Hoy día, por supuesto, una matan-
za de estas dimensiones podría llevar e a cabo con métodos más modernos,
aunque fueran relativamente poco refinados, como las balas que emplearon
los Einzatsgruppen nazis, o los perdigones Zyclon B en los campos de exter-
minio en la década de 1940. Sin embargo, la sola "mecánica" de! empala-
miento, sugiere unas conclusiones muy distintas.
Si analizamos las historias "sajonas", que es Io mismo que decir las ver-
siones rusas y rumanas, obtendremos un conjunto de pruebas que nos ayuda-
rán a reconstruir lo que debió de ser la psique de Tepes. De las treinta y dos
historias, once tienen una base probada, mientras que las otras trece pueden
considerarse como ejemplos de brutalidad gratuita. Respecto a la que se refie-
re a los presuntamente inocentes jóvenes, unos 400, que habían ido a Valaquia
a aprender su idioma y costumbres, como ya he comentado, eran casi con total
seguridad espías, y así desde luego es como los vio Tepes. El método de ejecu-
294
ción que emplea con ellos (encerrarlos en un lugar y quemarlos vivos) no ~fa
nada nuevo, y como hemos visto el propio Slobodan Milosevié recurriría a él
recientemente. in mbargo, Tepes tenía otros métodos mucho más "ingenio-
sos". Una de las historias sajonas, como recordará el leetor, nos cuenta que:
(...) hizo que construyeran un enorme caldero,y una tapa hecha de madera con
agujeros. Metió a varias personas en el caldero, e hizo que meuavn la cabeza por
los agujeros.Aseguró la tapa, hizo que llenaran el caldero de agua y que encendie-
ran un fuego debajo de él, y dejó que aquellaspobres gentes chillaran y lloraran a
lágrima viva hasta que murieron hervidos(31O).
Además, inventó otras torturas aterradoras, terribles, de las que nadie había oído
hablar. Ordenaba por ejemplo que empalaran a las mujeresjunto con sus hijos lac-
tantes, cortando lospechos a aquellas e introduciendo las cabezas de lospequeños en
los agujeros,y así los dejaba morir.
Y entonces, Drácula asó a los niños pequeños y obligó a sus madres a comérselos.
Después ordenó que cortaran los pechos a las mujeres, y obligó a sus maridos a
comérselos(...)
(310) Todas las rraducciones de las hisrorias "sajonas" de este capitulo fueron realizadas por Perer
Panairescu, y han sido exrrafdas de Dracula: Essays,ed. Kun Treptow, págs. 188-196.
295
1831, y en Rusia hasta 1847. De hecho, en Europa occidental, la abolición
más temprana fue la de Escocia ... en 1708. Además, varios hombres de estado
mentían a este respecto, como por ejemplo Sir Thomas Srnith, Secretario de
Estado de Isabel I de Inglaterra:
Además, el cortar orejas y narices era algo que estaba al orden del día
en todo el mundo para castigar pequeñas infracciones. En Inglaterra, aproxi-
madamente medio siglo después de la muerte de Tepes, le cortaren las dos
orejas a un tal doctor Leighton, la nariz y le marcaron las mejillas a fuego por
escribir documentos sediciosos durante el breve "reinado" de Lady Jane Grey.
Otro ejemplo inglés, d 1522, es el de un defraudador a quien le clavaron por
las orejas a un poste en Cheapside, y cuando le soltaron, lo hicieron cortán-
dole las orejas(312). Del mismo modo, en Francia, veinte años después de la
muerte de Tepe~, el "rey araña", Luis XlI, aprobó una serie de leyes conocidas
como essorillement por la cual se ordenaba que se cortase una oreja a los sir-
vientes cuando actuasen de manera deshonesta. Como sólo tenían dos orejas,
si incurrían en una tercera falta, se les ejecutaba. Este tipo de mutilaciones
eran también muy comunes en Oriente. En el antiguo Egipto, por ejemplo,
se cortaba la nariz a las adúlteras(313), y mucho más recientemente, en 1779,
un inglés que visitó el país escribiría horrorizado que "a quien viola a una
mujer libre le cortan sus partes privadas, para que no pueda volver a cometer
esa clase de crimen nunca más (...)"(314). Los turcos, además, cortaban manos
(311) De un libro escriro en 1583 por ir Thomas Smith, citado en Rack, Rope and Red-hot
Pincers, Geoffrey Abborr, Londres, 1993, pág. 3.
(312)Citado en Abborr, Rack, Rope and Red-hot Pincers,pág. 70.
(313) Así era también en el Salvaje Oeste. Hay forografías de la década de 1870 en las que se puede
ver a adúlteras con la puma de la nariz cortada.
(314) Citado en Abborr, Rack, Rope and Red-hot Pincers, Bouldharnpron Press, pág. 75.
296
y pies. Según la Crónica d Grafton, uando invadieron Austria a principios
del siglo XVTI:
cometieron unos actos de crueldad y tiranía de los que hasta entonces all: no se había
oído ni leído: a algunos les sacaron los ojos, a otros les cortaran La nariz y las orejas,
a otros los pechos, uiolaron a las vírgenes, y a Las mujeres en avanzado estado de
embarazo les rajaron el vientre y quemaron Il Los bebés,
297
co. Se calcula además que morirían de esta manera unos 13.000 herejes entre
1481 y 1517.
Y el macabro caldero de Tepes también tiene eco en otros países.
Durante los dieciséis años de reinado de Enrique VIII en Inglaterra, el envene-
namiento era castigado de esa manera. Al ser los objetivos de Richard Roose la
familia del obispo de Rochester, el rey hizo que esta clase de crimen se califica-
se como alta traición por medio de una ley que se aprobaría en 1513. Se emple-
aban varios métodos distintos, como la inmersión de la víctima en el agua ya
hirviendo, en vez de calentarla, o como utilizar aceite hirviendo o cera. En
Francia se usaron también esta clase de torturas hasta que fueron abolidas por
una ley en 1791. Once años después de la muerte de Vlad Tepes, sin embargo,
una ejecución de este tipo salió mal en Tours, cuando Loys Secretan, un acu-
ñador de moneda, fue inmerso en agua hirviendo por el ejecutor del lugar,
Denys. Las cuerda que ataban a Secretan se aflojaron en el agua, y el hombre
salió a la superficie pidiendo auxilio a gritos. El gentío se apiadó de él, y lo saca-
ron, matando a patadas al ejecutor.
Las ruedas de rueca de las que hablan las historias "sajonas" se emplea-
ban como método de tortura en varios países de la Europa occidental, aunque
no en Inglaterra. Se tendía a la víctima despatarrada, normalmente desnuda, en
una rueda de carro con pestaña de hierro, y se golpeaban sus miembros repeti-
damente con martillos o varas de hierro hasta romperles los huesos. Un tortura-
dor experimentado sabía cómo hacer esto sin llegar a romper la piel. En Francia
la rueda se colocaba en posición horizontal sobre un poste, y los torturadores gol-
peaban los brazos y las piernas con una vara de hierro de algo más de medio
metro, y 12 centímetros cuadrados. A finales del siglo XVIII, de hecho, este
método de ejecución era más común que la horca, que se empleaban en otros
países. En Alemania, la rueda se montaba sobre un trípode, para que los espec-
tadores pudieran ver bien la tortura desde todos los ángulos. Allí el reglamento
especificaba que se debían dar cuarenta golpes, siendo el último el que se propi-
naba en la nuca para romper la columna y así darle el golpe de gracia.
La Santa Inquisición, que ya estaba actuando en los tiempos de Tepes
contra los herejes husitas en Bohemia, los bogomilos en Serbia y Valaquia, y
los lolardos en Inglaterra, llegó a hacer un macabro arte de los métodos de eje-
cución. Dado que estas torturas y ejecuciones servían a los propósitos de la
298
Iglesia (acabar con la herejía, que iba contra la leyes de Dios), se promovió
una justificación intelectual para ellas que Vlad Tepes habría suscrito. En los
grabados en los que se muestran los instrumenros de tortura que se usaban en
Bamberg, Alemania, en 1508, se encuentran todos los que empleaba Tepes...
excepto uno: la estaca para el empalamiento.
Fue este método de ejecución lo que ha e qu Tepes sobresalga por su
Crueldad entre otros gobernantes de la Edad Media que no le iban a la zaga.
Como ya hemos vi to, la vida humana en esta época no valía nada, y en
Valaquia, como en la mayoría de los estados europeos, la palabra del gober-
nante era la ley. Éstos eran los ingredientes necesarios, el contexto en el ual
algo tan espantoso como el empalamiento podía llevarse a cabo. The Devil
Dictionary (El diccionario del diablo), que fue e crito en 1911 pero no se ha
publicado hasta 1993, da esta definición de dicho método de tortura:
(316) El Congreso sobre Drácula se celebró en mayo de 1995 en dislillros puntos de Rumania.
299
prenatales del mito del vampiro" en la literatura, la patología y la psicología,
también trató con cierto detalle el acto del empalamiento. La descripción de
Worley de este método de ejecución es muy distinta de las imágenes de los
grabados que acompañan las historias "alemanas" sobre Tepes a finales del
siglo XV y principios del XVI. El empalamiento, decía Worley en su ponen-
cia, consistía en:
introducir una Larga estaca a través del ano [yen el caso de las mujeres a veces a
través de la vagina], pasando por Losintestinos, hasta LLegaral múscuLo deL dia-
fragma. La víctima desnuda era alzada en posición vertical, clavando La estaca en
el sueLo.AL retorcerse el empalado, La estaca atravesaba el corazón, provocándole La
muerte (si no había muerto ya por el shock o La pérdida de sangre). Incluso después
de La muerte continuaba el proceso del empalamiento por Lafoerza de La gravedad,
haciendo que Lapunta de La estaca saLierapor La boca(317).
Las historias "sajonas" dan a entender que Tepes había inventado esta
clase de tortura y otras que empleó, pero esto sencillamente no es cierto. Ya en
los bajorrelieves asirios del año 700 a.c. se muestra a los israelitas empalados por
el rey Sennacherib después de haber tomado la ciudad de Lachish. El término
que empleaban era al ha-es, que significa "colgar en un poste", y dicho así resul-
ta tan vago que lo mismo podría referirse al ahorcamiento por el cuello. Worley
cita referencias al empalamiento en los rollos del mar Muerto encontrados en
Qumran, que se cree datan del siglo II a.c., yen la propia Biblia se menciona
también, por ejemplo en el Deuteronomio, en Josué, Ester y Ezequiel. De esto
ejemplos se desprendería por tanto que el empalamiento se practicaba desde
antes de los tiempos de Sennaeherib, pero el versículo del Deuteronomio al que
se refiere Worsley: "Y si un hombre ha cometido un pecado tan grave como para
merecer la muerte, rnátalo colgándole de un árbol", suena más bien a ahorca-
miento, método de ejecución muy extendido en Europa hasta el siglo XVIII.
Worley, sin embargo, aclara que el original hebreo la palabra traducida por
"árbol" es en realidad "palo" o "madera', y que el término "colgar" no sería tal,
(317) Todas las ciras son de Worley, y proceden de esta página web acerca del Congreso sobre
Drácula: http://members.tripod.com/_Baron91 /WorLeyfmpaLing. html.
300
sino "fijar" o "poner con firmeza'. Es posible que los egipcios usaran el empala-
miento como método de castigo para ciertos crímenes, pero es probable que
Sennacherib fuera el primero en emplearlo para infundir terror en sus enemigos,
como haría Tepes, ya fueran los turcos otomanos, los avariciosos mercaderes de
Brasov o los boyardos traicioneros. Como audillo y conquistador, el reyasirio
se enfrentó a muchos de los problemas que se enfrentaría Tepes, y acabó siendo
asesinado por uno de sus hijos en el año 681 a.c.
Los ecos del horror de! empalamiento aparecen también en e! Nuevo
Testamente, al menos como un recuerdo en la memoria colectiva, y se creía
que la víctima era "maldecida por Dios". Los romanos, como bien es sabido
utilizaron la crucifixión como método alternative, y hay vagas referencias de
prácticas celtas similares al empalamiento en los escritos de Julio César y
Strabo, e! geógrafo griego. La práctica del empalamiento era considerada por
los romanos como algo verdaderamente horrible.
No se tiene conocimiento del uso de! empalamiento en la Alta Edad
Media, a pesar de las atrocidades cometidas por las diversas tribus nómadas
de guerreros, incluidos los dacios, que se establecerían como he explicado en
lo que se convertiría en Valaquia. Steven Runciman, en su monumental obra
sobre la historia de los cruzados, hace mención de una tribu de francos que,
dirigiéndose a [erusalén, marcharon a través de Hungría, y empalaron a un
muchacho cuyo pueblo estaban saqueando. Worley conjetura que probable-
mente lo habrían aprendido de los turcos, aunque admite que no puede ofre-
cer pruebas de ello. Por otra parte, e! hecho de que los soldados de la armada
veneciana que huyeron en 1453 de la ocupada Constantinopla se mostraran
tan horrorizados de que los turcos hubieran empalado a su capitán, Rizzo,
sugiere que era un método poco habitual, y quizá que nunca arites habían
visto. Más aún, el hecho de que e! ejército invasor de Mehmed II no utiliza-
ra, que sepamos, te método de ejecución en 1462, parec apuntar que no se
trataba de una ostumbre turca, ni iqui fa üna guerra de desgaste.
Además, cuando Vlad Tepes fue as ini! , hpuestamente por un turco, sería
su cabeza lo que le llevam.ft til sUltán, no su cuerpo empalado.
La mecánica del empalamiento en sí es problemática y hace difícil e!
dar crédito a los miles de empalamientos que refieren las historias "sajonas".
De hecho, cuando se dice de e!las cosas como "Dracula los empaló", la reali-
301
dad es que hacían falta varios hombres y probablemente también caballos
para realizar cada empalamiento. Esta función correspondería seguramente al
armas, una especie de pelotón ejecutorio al estilo de las SS de Tortenkopf El
método que probablemente siguieran para el empalamiento sería inmovilizar
a la víctima desnuda en el suelo entre varios hombres, y mantenerle las pier-
nas abiertas atándolas con cuerdas a unos caballos. La estaca, que presumi-
blemente sería bastante robusta para que no se rompiese, recta y no excesiva-
mente gruesa, se engrasaba, y se insertaba en el ano o la vagina. El problema
que tenía este método era la resistencia que ofrecía el cuerpo a que la estaca
entrara en él. De hecho, la punta de la estaca toparía con hueso en un punto
del proceso, y aunque no fuera así, de todas maneras costaría trabajo inser-
tarla a través del duro músculo del esfínter, varios centímetros de intestinos y
aún más a través del diafragma. Además, la madera no penetra tan fácilmen-
te como el metal (de ahí que la flechas y las puntas de las lanzas sean de
metal). Por otra parte, si el empalamiento se llevaba a cabo con la víctima ten-
dida horizontalmente en el suelo, se habrían necesitado como mínimo cuatro
hombres para sujetarla, y un quinto para insertar la estaca. Los grabados en
cambio muestran un método mucho más sencillo y probable (lo que explica-
ría como podía Tepes hacer empalar a las madres con sus bebés), por el cual
la estaca atraviesa el cuerpo por el pecho o la espalda, como si fueran insectos
clavados con alfileres en un corcho.
Le expuse mis dudas sobre el empalamiento al médico Brian Bond,
quien, tras meditar sobre ello, me sugirió una teoría que podríamos llamar del
"cascanueces". Según su hipótesis, se usarían tres árboles jóvenes formando
una L, y un tronco largo talado y colocado entre dos de ellos. Los empalado-
res, es decir, los armas, harían palanca sobre el extremo libre del tronco, yesto
haría que se fuese introduciendo la estaca, como si se utilizara un martillo
para incrustarla en el cuerpo de la víctima, que previamente habría sido atada
en el suelo por los tobillos a otros dos árboles. Según los cálculos del doctor
Bond, los armas podrían llevar a cabo un empalamiento en unos cinco minu-
tos, aunque por supuesto si había que empalar a muchas personas les llevaría
en conjunto bastantes horas, y, al menos en 1462, el tiempo era algo muy
valioso. El método descrito por el doctor Meryon en Estiria, en 1813, de
colocar a una víctima en el suelo, hacerle una incisión en el ano y usar una
302
maza de madera para introducirle la estaca a golpes tampoco parece que fuera
muy rápido si había que empalar a muchas personas.
Según algunas teorías, las víctimas permanecerían con vida durante
varios días, aunque esto plantea toda una serie de cuestiones sobre cómo podían
mantenerse clavadas en el suelo las estacas con el peso de las víctimas. Sabemos
que las cruces que se empleaban para crucificar a la gente se izaban con cuer-
das y poleas, con la víctima ya lavada, pero hay que tener en cuenta que el tra-
vesaño horizontal de la cruz hacía que esto fuera relativamente sencillo. Si
damos por literal la historia del "bosque" de los empalados, tal vez se usaran
árboles vivos tras haberles cortado las ramas, pero nuevamente nos encontra-
mos con la imposibilidad de empalar a la víctima desde Io alto de un árbol. Las
crónicas y las historias no nos dicen qué altura tenían las estacas, pero sería
difícil empalar de esta manera incluso con un tronco de sólo un metro ochen-
ta. y hay que recordar que supuestamente este "bosque" de empalados fue
creado por un j 'rcj ~ue estaba dándose a la retirada, ante una fuerza turca
mucho má numerosa y poderosa. Tursun Bey, que estaba con el ejército de
Mehmed, e refi re específicamente a un "campo" de empalados, implicando
que las estacas estaban clavadas en el suelo y no eran árboles sin ramas.
De todas maneras, la preparación que llevaría un empalamiento (cor-
tar los árboles, quitarles las ramas, desnudar a las víctimas, sujetarlas o atar-
las, insertarles la estaca e izarlas) sería un proceso largo y tremendamente
compli ado.
En este sentido, por tanto las tortura y ejecuciones ordenadas por
el Empalador probablemente serían llevadas a cabo por otras personas. Es
decir que él no intervendría en estos crímenes, aunque se quedaba obser-
vándolos, según parece a sólo unos metros. Esto le diferencia de otros ase-
sinos de masas como Adolf Hitler, Josef Stalin o Slobodan Milosevié. No
cabe duda de que Hitler estaba detrás de la exterminación de los más de seis
millones de judíos, pero no hay prueba alguna de que pisara los campos de
concentración. Por ello, hay una enorme diferencia desde el punto de vista
de la psique entre Vlad Tepes y Adolf Hitler. La ley y la moralidad social los
consideraría igualmente culpables de las muertes que provocaron, pero el
Empalador era un asesino en la práctica, y hay una serie de pistas que pue-
den ayudarnos a comprenderle.
303
Su humor negro, al que se hace referencia en varias historias, podría haber
tenido una base real. De hecho, esca característica está presente en muchos asesi-
nos. "¡Qué molestos resultan!", se dice que se quejó a un boyardo, mientras cami-
naban por entre los cuerpos agonizantes de los empalados, ya continuación, con
connotaciones bastante siniestras: "[pero qué hermosos son!" Hay una cierta simi-
litud entre esta anécdota, y el comportamiento de asesinos en serie del siglo XX
como Ed Gein, que se envolvía en la piel de sus víctimas, o de Jeffrey Dahmer,
que almacenaba cabezas cortadas en su frigorífico. Además, curiosamente, Tepéi'
parecía tener una extraña vena puritana que no concordaba con su depravación,
y que es algo común en los asesinos que son maníacos sexuales. Por ejemplo,
según las historias "sajonas", rusas y rumanas, solía ensañarse sobre todo con las
mujeres adúlteras, a las que les cortaba los pechos y la vagina. Una mujer infiel fue
empalada en una plaza de Tirgoviste con la piel arrancada y extendida sobre una
mesa a unos metros. A la amante que le mintió, diciéndole que estaba embaraza-
da de él, él en persona le sacó las entrañas. Sin embargo, dado que no sabemos
nada de su vida sexual, esta línea de investigación conduce a un punto muerto.
Otra de las historias sobre "[epes podría darnos una pista sobre la clase de
hombre que era. Esta vez la fuente no son las paranoicas historias de los merca-
deres alemanes, sino Fedor Kuritsyn, que habló con personas que habían pasado
mucho tiempo con el Empalador en Buda. El diplomático ruso escribió:
Se dice de él que no podía curarse del hábito de cazar ratonesy hacer que le com-
praran pájaros en el mercadopara empalar/os. Además, a algunos de lospájaros les
cortaba la cabeza, y a otros les arrancaba las plumas para despuéssoltarlos.
(318) Ambas citas han sido extraídas de Florescu y McNally, Dracula: Prince af many Faces, pág. 163.
304
El problema con el psicoanálisis es que la inr rpretaelones pueden ser
muy variadas. Ni siquiera los experto se ponen de acuerdo (una laguna que
aprovechan los letrados en los casos criminales hoy día): el experto presenta-
do por el fiscal puede decir una cosa, y ser contradicho por el de la defensa.
¡Yeso sin entrar a comparar las teorías de Freud con las de Jung! El historia-
dor, sin embargo, tiene al menos que intentar encontrar sentido a las pistas
que se le ofrec 11, y no podremos comprender aViad Tepes a menos que
intentemos ver más allá del monstruo de la leyenda y de los enormes ojos del
retrato de Ambras.
La tortura de animales, sobre todo en las personas jóvenes, es uno de
los tres signos de alarma (lo que los psiquiatras americanos llaman la "tríada")
que pueden señalar a una persona como un asesino en serie en potencia.
Conocemos tan poco de la infancia de Tepes, que no podemos saber si los
otros dos signos le son aplicables o no: mojar la cama y piromanía. Claro está,
qu las mutilaciones de animales en Buda, si verdaderamente ocurrieron, se
produjeron cuando tenía entre treinta y cuarenta años. Los psicóticos ameri-
canos Henry Lee Lucas y Jeffrey Dalmer torturaban a animales hasta la muer-
te. A Edmund Kemper le fascinaban los gatos, llegando a enterrar a uno vivo
ant $ de desenterrado y decapitado. Peter Kurren, el "monstruo de
usseldorf", en Weimar, Alemania, mataba ovejas mientras mantenía rela-
ciones sexuales con ellas, y una vez decapitó a un cisne, bebiendo la sangre de
su cuello cortado. Si fuera cierta la historia de que Tepes comió en una oca-
sión al aire libre junto a varios empalados, y mojó pan en su sangre, recogida
en un plato, podríamos hablar de otra obsesión que los expertos denominan
"hematomanía", una obsesión con la sangre extremadamente rara.
Muchas de las historias "sajonas" y otras sobre el Empalador refieren
casos en los que éste forzó a otras personas a cometer canibalismo. Recientes
estudios sobre este comportamiento perturbado indican que probablemente
fuera algo común en las culturas primitivas que se encontraban a merced de
la meteorología y las malas cosechas. Hay además historias de supervivientes
de accidentes y catástrofes que se alimentaron de carne humana para no morir
de hambre, como el caso del tren Donner que se quedó aislado en las
Montañas Rocosas en la década de 1840, o el avión que se estrelló en los
Andes en 1972, y que demuestran que incluso este tabú puede llegar a rom-
305
perse en momentos de necesidad. Los psicópatas como Fritz Haarmann, que
vendía carne humana en la Harmover de entreguerras, y el depravado Albert
Fish, que cocinó a la niña de doce años Grace Budd, son la realidad en la que
se basa el espeluznante Hannibal Leeter de Thomas Harris. Aun así, sólo con-
tamos con las macabras historias que se escribieron sobre el Empalador res-
pecto a esta perversión en particular, y no sabemos si son verídicas o no.
El criminalista Colin Wilson califica a Timur-i-Leng como "el peor
sádico de la historia", y pone aViad Tepes en segundo lugar. Como muchos
expertos de nuestro tiempo, Wilson parece dar por ciertas las exageradas esta-
dísticas de las matanzas de Tepes. Timur, según la leyenda, empaló a 2.000
prisioneros en Sabwazar, en 1383, e hizo una pirámide con las cabezas de
5.000 decapitados en Zirih, además de asesinar a 100.000 prisioneros en
Dehli y enterrar vivos a 4.000 cristianos en Sivas, Anatelia. Wilson mencio-
na también a las "aproximadas" 100.000 víctimas de Tepes, y sugiere que reci-
bió un duro tratamiento durante el tiempo que fue prisionero de los turcos
en su adolescencia, que le dejaría traumatizado, convirtiéndole en un psicó-
pata, teoría que entra dentro de Io posible. Si Radu fue víctima del acoso de
Mehmed II, ¿lo sería también Tepes? Es cierto que el Empalador era un año
mayor que el hijo del sultán, pero no sabemos bajo qué tipo de presiones esta-
ría durante su cautiverio en Egrigoz y en Edirne.
¿Podría haber un elemento sexual en la obsesión de Tepes con el empa-
lamiento y la sangre? En su libro The Dracula Syndrome, los escritores Richard
Monaco y William Burt analizan diecisiete casos de asesinato del siglo :xx con
asociaciones vampíricas, dividiéndolas en las categorías de actos de psicópatas,
perversión y culto demoníaco. Llegados a este punto, querría poner en claro
algo que analizaré con más detalle en el último capítulo. Solamente hay una
referencia a Vlad Tepe§ en el libro de Monaco y Burt, y ninguna en los cien-
tos de entrevistas que Tony Thorne realizó a través de Internet a la "generación
muerta", en su mayoría adolescentes de la Costa Oeste de Estados Unidos
obsesionados con los vampiros. A los historiadores modernos, y sobre todo a
los historiadores rumanos, les ha costado horrores separar la figura del voivo-
da de Valaquia del personaje creado por Stoker. Sin embargo, Io cierto es que
Bram Stoker no "creó" a Drácula, sino que Io robó de los cuentos populares
de Arminius Vambery, y se limitó a trasponer ideas, fusionando el uarcolac y el
306
strigoi, criaturas de la noche rumanas, con un personaje histórico. La obsesión
por la sangre, la hematornanía sobre la que habla Wilson, es común al voivo-
da y al Conde de Sroker, El método para matar a los vampiros (clavar una esta-
ca en el corazón) es claramente una variante del empalamiento. La decapita-
ción de los vampiros como medio último de su destrucción total fue tanto el
fin de Vlad Tepe§ omo el de su padre. Durante el día, el vampiro duerme,
según dice la tradición, en un ataúd, es decir, se entierra vivo, como lo fue
Mircea, el hermano de Vlad. Su "regreso de entre los muertos" para gobernar
Valaquia no una, sino tres veces; sus ataques nocturnos a los turcos; el que
poseyera no sólo el "Castillo Dracula", sino varios ... todo esto tiene una obvia
correlación con la obra de ficción de Stoker, Pretender que el novelista se limi-
tó únicamente a tomar el nombre es absurdo. Dicho esto, podemos proseguir
ahora a intentar llegar más allá en nuestro estudio de la psique de Tepes, y
Un análisis de otros dos asesinos múltiples históricos puede ayudarnos
a comprender al Empalador. En los ca os de Gilles de Rais y Elizabeth
Báthory, os encontramos con el mismo problema que con Vlad Tepes: la poca
rigurosidad de las fuentes de la época. De Rais era Gilles de Laval, Barón de
Rais, que fue ejecutado en Francia cuando Vlad Tepe§ tenía nueve años. La
Iglesia Católica lo acusaba de:
'>/. y l\,.
307
que obtenía más placer asesinando a esos niños y en ver sus cabezas y sus miembros
separadosde sus cuerpos, en verlos morir y en ver su sangre desparramándose, que
en tener relacionescarnales con ellos.
308
Lo que tienen de común estos tres "monstruos", Tepes, De Rais y
Báthory, es que debio a su posición social y a la eormidad de sus crímenes,
necesitaron cómplices. Alguien tuvo que llevar a cabo el empalamiento, el
rapto de los niños y el desangrado de las víctimas respectivamente, y, según
las crónicas de la época, los tres contaban con una serie de sirvientes dispues-
tos a cumplir sus terribles órdenes.
Los "asesinos vampíricos" modernos por lo general no cuentan con
ninguna ayuda y es irónico que, para los propósitos de este libro, aunque
sabemos mucho de por qué estas personas hacen lo que hacen, debido a la
estructura tan distinta que tiene nuestra sociedad hoy día, es imposible
encontrar un caso idéntico al de '[epes, a menos que quieran verse paralelis-
mos en casos como el de Milosevié. Esta clase de asesinos son solitarios por
naturaleza, no tienen siervos feudales que cumplan su voluntad. Como obser-
vara Benjamin Disraeli en 1831 (321), "Los tiempos de los caballeros medie-
vales han pasado. Ahora tenemos pelmazos en lugar de dragones". La mayo-
ría de los asesino citados por Monaco y Burt no son en realidad asesinos
vampíricos, ya que su obsesión por la sangre seguramente no es más que una
consecuencia que se deriva de otros factores de sadismo de mayor peso como
el poder y la degradación.
Tony Thorne cita nueve casos auténticos de asesinos vampíricos en
nglaterra y Estados Unidos en los últimos diez años, todos ellos adolescentes
perturbados, y todo motivados por la cultura de un grupo, y la necesidad de
aceptación. Menciona también los casos de la década de 1920 en Weimar
de Karl Denke, Georg Grossman, Fritz Haarmann y Peter Kuerten como
ejemplos probablemente genuinos de hematomanía, aunque admite que este
término es en sí pseudo-científico. El caso de John George Haigh parece algo
marginal. El móvil del asesinato que cometió en Inglaterra en 1949, matan-
do a Olive Durand-Deacon y al matrimonio McSwann, era puramente eco-
nómico. En su confesión diría: "Le pegué un tiro en la nuca. Entonces fui a
por un vaso, le hice una incisión en la garganta, y recogí un vaso de sangre,
para luego bebérrnelo", pero seguramente no era más que un intento de ale-
gato de locura para evitar que lo ahorcaran. No le funcionó.
309
¿Dónde nos lleva entonces el intento de psicoanálisis de un hombre
que murió hace cinco siglos y medio? Si seguimos los preceptos del ya pasado
de moda y frecuentemente atacado Sigmund Freud, hemos avanzado poco,
porque no sabemos nada de la infancia de Vlad Tepes, y es en la infancia donde
según Freud se originan los problemas que salen a la superficie en la edad adul-
ta. Aparte de la vena puritana que hemos comentado por los castigos que infli-
gía a las mujeres inmorales, sabemos poco de la vida sexual del Empalador. Es
posible incluso que matara a aquella amante porque en el calor del momento
le enfureciera que pretendiera ridiculizarle con su mentira. Tampoco podemos
ir más allá porque no sabemos nada de los sueños del Empalador. En términos
freudianos, una respuesta simplista al "problema" de Tepe§ sería que le faltaba
el super-ego, que en las personas no perturbadas controla sus acciones exter-
nas, y les lleva a comportarse según los patrones que entran dentro de lo que
es socialmente aceptable. y claramente, aun en el siglo xv, el empalamiento
masivo no era socialmente aceptable. Siguiendo con las teorías de Freud, Tepes
se conduciría por el iristint del Thanatos, un deseo agresivo de morir enfoca-
do en otros. A este respecto es inreresant comentar que Freud se basó en el
trauma masivo de la 1a Guerra Mundial para analizar los efectos de una matan-
za a gran escala en el ser humano. s individuos, observaría, y de hecho esta-
dos enteros, dejaban a un lado la moral, y utilizaban la guerra como una excu-
sa para desatar los comportamientos más agresivos y brutales. y cuando
estudió el papel de la sociedad en el control de los seres humanos, concluyó
que su principal función era controlar los instintos más básicos, incluido el lla-
mado lustmord, el placer de matar. Obviamente en una época en la que ellíder
de la Iglesia Católica llamaba a una cruzada para matar a los infieles, y a los
seguidores de Mah ma e les ofrecía el paraíso a cambio de participar en la
jihad, era imposible que hubiera paz.
Las teorías del una vez amigo y protegido de Freud, Carl Jung, no no
son de mucha más ayuda, ya que, a pesar de que sus intereses intelectuales
eran mucho más amplios que los de Freud (arqueología, astrología, alquimia
y religiones del mundo), también daba mucha importancia a los sueños. Sin
embargo, sí estudió de un modo específico el problema del mal. "Donde el
amor termina", escribió, "empieza el poder, y con élla violencia y el terror".
Sin embargo, una vez más, dado que sabemos muy poco de los amores de
310
Tepes, no nos serviría de nada aplicar las teorías de Jung. Tal vez fuera un
esquizofrénico, tal vez se engañaba a sí mismo, o tal vez estaba completa-
mente loco ... lo cierto es que no tenemos ninguna prueba que pueda guiar-
nos en una u otra dirección.
De dos cosas, sin embargo, podemos estar seguros: Vlad Tepe~ era un
asesino de masas y un psicópata. Las oportunidades de cometer asesinatos en
masa en el pasado ran muy raras. Hoy día, las tecnologías modernas facilitan
la destrucción masiva. Un terrorista que actúe como bomba-humana, por ejem-
plo, con accionar un sencillo mecanismo, puede matar a docenas de personas
de una vez. El ataque al World Trade Center en Nueva York el 11 de septiem-
bre de 2001 logró acabar de un plumazo con la vida de más de 3.000 personas.
Los hombres com epe, Con pod ilimir do por una parte, y con oportuni-
dades para iniciar una guerra por otra, dan salida a sus impulsos sadistas matan-
do. Hoy día, como explica el catedrático de Psicología Adrian Furnham, del
Universiry College de Londres, "un psicópata no tiene por qué ser violento o
peligroso"(322), aunque, por supuesto, muchos de ellos lo son. La Asociación
Americana de Psiquiatría utiliza una escala de dieciséis puntos para identificar
a los posibles psicópatas, entre lo que están por ejemplo la vida sexual del suje-
to, o su comportamiento en el entorno laboral, que no sirven de nada cuando
intentan aplicarse a un caudillo del siglo xv. OtrOS, en cambio, sí concuerdan
con las acciones del Empalador. Por ejemplo, su comportamiento "impulsivo"
y "temerario". Abrir en canal a su amante, clavarle los turbantes en la cabeza a
los emisarios turcos, atacar a lo largo del Danubio en 1462... todo esto y otros
actos que hemos visto en este libro lo identifican como a un hombre que no
sopesa las cosas con racionalidad. Mentir es otra característica típica de los psi-
cópatas, y las evasivas de Tepes excusándose para no ir a presentar sus respetos
a Mehmed en Constantinopla aduciendo la inestabilidad de la situación en su
principado podrían ser un buen ejemplo. Otra característica del psicópata, el
"comportamiento fuera de la legalidad", debe verse obviamente desde un punto
de vista distinto al que tenemos hoy de lo que es legal y lo que no. En Valaquia,
él era la ley, pero desde luego rompía los principios del Cristianismo con sus
matanzas, sobre todo al no respetar a las mujeres y a los niños. Otro rasgo del
(322) Citado en TheMail on Sunday, pie de autor de Emma Harrley, 18 de noviembre de 2001.
311
psicópata, que es dado a correr riesgos, también era algo característico del pro-
ceder de Tepes, pero, ¿qué gobernante medieval no lo hacía? Incluso el cauto
Matías Corvino acabo viéndose impelido a actuar ante el avance de los turcos.
El ataque de 'Iepes a Mehmed era muy arriesgado, sobre todo porque dependía
del apoyo de Corvino y Esteban de Moldavia, y no obtuvo el de ninguno. Y
otro de los rasgos del psicópata, la falta de vergüenza y remordimiento, es algo
más que evidente en el caso de Tepq. Para él el empalamiento y otros métodos
de tortura y ejecución eran algo normal, y parecía regocijarse en las matanzas
que llevaba a cabo. Aquellos que ven las donaciones de Tepes a los monasterios
como un intento de expiar sus pecados y obtener el perdón de Dios han inter-
pretado mal esta acción. En el Medievo era normal que los gobernantes hicie-
ran donaciones a la Iglesia, algo que incluso se esperaba de ellos. Otras caracte-
rísticas típicas del psicópata, la incapacidad para aprender de las experiencias y
los juicios erróneos, también se hallan presentes en Tepes. Muchos de los que
han escrito sobre él han sugerido que el tiempo que pasó prisionero de los tur-
cos lo convirtió en un hombre desconfiado, pero los hechos que rodean su vida
parecen indicar lo contrario. Se fio de János Hunyadi, se fio de Matías Corvino,
se fio de Esteban de Moldavia, y, presumiblemente, de muchos de los boyardos
a los que nombró miembros del consejo en la década de 1450. Y fue traiciona-
do por todos ellos. Aunque parece un concepto demasiado moderno como para
aplicarlo a Tepes, otra de las características que sirven para identificar a un psi-
cópata, el "no cumplir con las obligaciones fiscales", se ajusta perfectamente al
Empalador. Se negó a pagar el tributo a Mehmed, y también faltó a su palabra
respecto a varios de los tratos que había hecho con los mercaderes de
Transilvania. También exhibía el típico "egocentrismo patológico", pero, ¿quién
sino él podría matar a un alguacil en vez de a un ladrón en el patio de su casa
de Pest? Otra característica del psicópata es el "comportamiento anei-social sin
motivo", y también se refleja n Tepes, aunque si le preguntáramos a él segura-
mente aduciría que sí tenía motivos. Mató a los pobres porque eran una man-
cha para Valaquia, y mató a los mercaderes "sajones" porque e tab an desan-
grando a su país. Respecto a los monjes católicos que mató ... su supuesto credo
ortodoxo habría hecho de esos crímenes algo "aceptable", y mataba turcos por-
que eran sus enemigos. Hoy día evidentemente no veríamos estas excusas como
válidas, pero aquéllos eran Otros tiempos.
312
Finalmente, la hipótesis de que la obsesión de Tepe§ con el empala-
miento pudiera tener su origen en una supuesta impotencia, y que en térmi-
nos freudianos la estaca representaría una imagen fálica, una especie de susti-
tución del sexo, no pueden probarse.
Sin embargo, para terminar, me gustaría recordar que con quien
empleó mayor brutalidad fue con las mujeres. Parece que estaba terriblemen-
te celoso de que éstas pudieran perpetuar la especie humana.
Hacía estrangular a sus esposasy concubinas, que las cortaran en pedazos, que las ente-
rraran vivas si mostraban signos de embarazo (...) Los cronistas árabes de la época, a
la luz de las fieras y oscuras pasiones de este hombre, llegaron a la conclusión de que
sufría una extraña enfermedad, que una enorme secreción de bilis negra le causaba
tal melancolía, que ello le impelía a llevar a cabo aquellos atroces crímenes(323).
313
CAPÍTULO XIII
RESUCITANDO A DRÁCULA
315
En estas riña puerile nadie parece haberse acordado de Bram Stoker
y el papel que desempeñó respecto a la figura de Drácula, aunque cabe pre-
guntarse cuánto tardará el gobierno de Dublín en reclamar su trozo del pas-
tel. Y, teniendo en cuenta dónde arribó el barco del conde en la novela de
Stoker, ¿no querrá también su parte e! ayuntamiento de la localidad
de Whitby?
Rumanía esperaba hacer su agosto con este parque. No en vano se
esperaban más de un millón de turistas cuando abriera sus puertas en la fecha
prevista, 2003. Incluso se estaban construyendo dos nuevos aeropuertos, una
carretera y una vía férrea. Y, como dice The HoLlywood Reporter, unos ingre-
sos aproximado de uno 20 millones de dólares sería una importante inyec-
ción para futuras inversiones, y es mucho dinero si se tiene en cuenta que e!
salario medio de un rumano es de 125 dólares al mes.
En enero de 2002, The Speetator sin embargo dibujó un paisaje eco-
nómico bastante poco prometedor. A Agathon Dan, e! ministro rumano de
turismo, le estaba resultando difícil lograr que los inversores extranjeros se
interesaran por e! proyecto(324). A éstos no les convencía la idea de un parque
temático que recreara un" astillo de! Terror" donde unos efectos electróni-
cos asustasen al visitante, y menos un "Instituto de Vampirología" con una
cámara de torturas de Vlad Tepes, donde el Empalador "despellejaba a sus víc-
timas, las cocía, quemaba, freía, enterraba vivas, cegaba, empalaba, estrangu-
laba, o les cortaba la nariz, las orejas o los genitales"(325).
A pesar de todo, Dan regresó a Bucarest asegurando que el proyecto
resultaría un éxito, y acallando las débiles protestas de grupos minoritarios. Su
determinación de llevar adelante Draculaland se resume en su frase: ''Ahora
sólo Dios podrá detener este proyecto". Dios no intervino, al menos directa-
mente, pero sí lo hizo una peculiar alianza de fuerzas: Greenpeace, la UNES-
CO y e! príncipe Carlos de Inglaterra. A Greenpeace le preocupaba un anti-
guo robledal, que ya 11vaba allí muchos siglos cuando Vlad Tepes nació, y
que iba a ser destruido para construir allí una montaña rusa para e! parque;
la UNESCO, por su parte, e quejaba de que algo tan grotesco y moderno
316
fuera a construirse en las proximidades de la bellísima ciudad medieval; y el
príncipe Carlos intervino porque pertenece a una sociedad para la conserva-
ción del patrimonio rumano.
Sin dejarse amedrentar, los organizadores del proyecto dijeron que 10
solucionarían construyéndolo cerca de Bucarest.
¿Qué pen aría Vlad Drácula, el voivoda de Valaquia, de todo esto? ¿Y
qué podemos pensar nosotros de él?, ¿cómo debemos juzgarlo? En primer
lugar, hay que tener en mente que la información de que disponemos acerca
de él es parcial y muchas veces proviene de otras fuentes. Las historias "sajo-
nas", por ejemplo, que circulaban por la corte del rey Matías Corvino a fina-
les de la década de 1460, fueron contadas por los mercaderes de Brasov y
Sibiu, cuya actividad comercial el Empalador había controlado mediante
leyes, y que además habían sido el blanco de la furia del voivoda. El vornic
(juez) Neagu escribiría al consejo de Brasov a finales de la década de 1470:
(326) Document istorice slauo-romdne, citado en Treprow, VLad fIf: Dracula, pág. 111.
317
Las fuentes crorusncas turcas tampoco son preCIsamente objetivas.
Tepes era su enemigo, y los cronistas pusieron todo su empeño en manchar
su reputación. El más antiguo de los documentos históricos turcos sobre
Tepes fue escrito por Tursun Bey, que tomó parte en la campaña de 1462,
aunque no escribiría acerca de ello hasta treinta años después. El testirnonio
de Asik-Pasha-Zade también data de finales del siglo, pero es obvio que es una
copia parcial de la crónica de Tursun. La versión de Mehmed Nesri también
es posterior: se escribió veinte años después que la de Tursun Bey, y la última
versión, la de Sa'adeddin Mehmed Hodja Efendi, no aparecería hasta 1584.
Y, aunque tampoco podemos, evidentemente, descartar sin más las
fuentes turcas, sí hay que tener presente que cuanto más se alejan en el tiem-
po de la primera versión de los hechos, más distorsionadas están, porque en
la antigüedad, igual que ocurría con el poema épico de Michel Beheim, los
escritos históricos tenían como función más bien entretener que recoger
los hechos con exactitud, yen algunos casos, como en el de los cronistas oto-
manos que escribieron estos documentos, ensalzar la gloria del sultán
Mehmed y de Alá. En este sentido es interesante comparar estos testimonios
históricos con la versión de los hechos más honesta de Konstantin Mihailovié,
el jenízaro serbio que luchó junto a los turcos, aunque desde luego carece de
la lírica y el apasionamiento de los cronistas otomanos.
Las historias rusas, por otra parte, probablemente se basan en los
e critos, más comprensivos con Tepes, de Fedor Kuritsyn, que estuvo, como
recordará ellector en la corte de Buda en la década de 1480, donde conoce-
ría a algunos miembros de la familia Drácula. Para los rusos, y para los duques
de Moscovia en particular, conseguir establecer un fuerte gobierno autocráti-
co era algo de suma importancia. Los hombres de estado sabían que la cruel-
dad era a veces necesaria para mantener el orden y para no perder el poder, y
si el refrán hubiera existido en la ciudad de Moscú en el siglo XV, se habría
dicho eso de que "no se pueden hacer tortillas sin romper huevos".
La historia de Ricardo III de Inglaterra ofrece un interesante parale-
lismo con la de Vlad Tepe§, de quien por cierto fue coetáneo. La visión que
tiene la mayoría de la gente del rey inglés es la que recreó William
Shakespeare en su obra de teatro: un asesino despiadado, lisiado y nacido
prematuramente, que no sentÍa el menor escrúpulo a la hora de matar para
318
llegar al trono. El número de víctimas en la obra de Shakespeare -once- no
iguala ni de lejos las que se le adjudican al Empalador, y aun ese cálculo tan
prudente es tremendamente inexacto, ya que no hay pruebas de que
Ricardo III cometiera ninguno de los asesinatos de los que le culpa el dra-
maturgo isabelino. El Ricardo III de Shakespeare es un personaje fascinan-
te de ficción y melodrama, al igual que ha llegado a serlo el Tcpes de la
leyenda, pero esta rniti l aciones no facilitan la tarea del historiador, sino
que le hacen más difícil distinguir la verdad de las invenciones al remover
entre los escombros del tiempo. Shakespeare había basado la trama de su
obra de teatro en los escritos de Tomás Moro, Edward Hall y Ralph
Holinshed, dos de los cuales habían podido hablar con personas que habían
tenido trato directo con el rey. Entre estas personas se hallaba John Morton,
obispo de Ely, y declarado enemigo de Ricardo III, a cuyas venenosas acu-
saciones pareció dar toral crédito el ingenuo Tomás Moro. La Historia,
según se dice, la escriben los vencedores, y ése fue exactamente el caso de
este rey, y también el de Vlad Tepes.
Shakespeare, además de regurgitar sobre el papel las nada objetivas
historias que había leído, y de las cuales tomó y cambió lo que quiso para dar
más fuerza dramática a su obra, estaba trabajando indirectamente para la
familia que había destronado al último de los Plantagenet. Si Ricardo III
hubiera vencido a Henry Richmond en la batalla de Bosworth, o si Vlad
Tepes hubiera matado a Mehmed II en el ataque nocturno a su campamen-
to, las versiones que han llegado a nuestros días de las vidas de estos dos hom-
bres habrían sido radicalmente distintas.
''A nadie le importan la muertes diarias (...) en medio de una masa-
cre diaria", escribiría Graham Greene en su obra El ministerio del miedo
(Ministry of Fear), publicada en 1943. Estaba hablando del asesinato en
Inglaterra en los tiempos de la 2a Guerra Mundial, pero sus palabras podrían
aplicarse igualmente a la Europa de finales del Medievo. Si se le pregunta a
cualquier persona hoy día si nuestra sociedad actual es más violenta y anár-
quica que cualquier otra en el pasado, la respuesta será "sí", pero los historia-
dores tienden a mirar las cosas con más perspectiva. Nuestro siglo ha vivido
verdaderas atrocidades, como los 3.000 muertos tras el ataque a las Torres
Gemelas en Nueva York en septiembre de 2001; los 80.000 muertos por la
319
bomba atómica lanzada sobre Hiroshima e! 9 de agosto de 1945; los 130.000
en Dresden e! día de San Valenrín de 1945, y un total aproximado de cin-
cuenta y cinco millones de los seis años que duró la 2a Guerra Mundial. Con
poca más preocupación que si nuestras acciones en bolsa cayeran unos pun-
tos, vemos todos los días en los noticiarios bombardeos, ejecuciones llevadas
a cabo por grupos paramilitare , muertes por revueltas ... Nos estamos insen-
sibilizando, y a menos que la tragedia nos toque de cerca, las cifras son lo
único que nos causan impresión.
Sin embargo, aunque la vorágine del día a día nos haya hecho fabri-
car corazas porque hay que seguir viviendo, en e! fondo éstas cosas sí nos afec-
tan. Han pasado décadas de la 2a Guerra Mundial, pero en Inglaterra todavía
hoy hay un sentimiento de de confianza con respecto a los alemanes. De!
mismo modo, todavía hoy, tres años después, vemos con espanto, aunque sea
por enésima vez, las imágenes de esos 747 atravesar como flechas las Torres
Geme!as de la "Gran Manzana", sobrenombre que recuerda irónicamente al
que los otomanos daban a su capital, "la Manzana Roja". También sacudimos
la cabeza al ver las imágenes de! atentado terrorista en la localidad de Omagh
en Irlanda de! Norte, y cualquiera que tuviera más de diez años en aquella
época recordará exactamente dónde estaba cuando en Dallas alguien le pegó
un tiro en la cabeza a John Kennedy y un sueño murió con él.
Las gentes de! Medievo no tenían tiempo para esta clase de pensa-
mientos sensibleros, y si queremos comprender a Tepes, e! hombre, tenemos
que entender esto. Algunos medievalistas, como M.M. Postan o Johan
Huizinger, se apresurarían a indicar que la Edad Media fue una era rica en
cultura, con una economía dinámica y unos objetivos admirables (después de
todo es cierto que hubo un "renacimiento" en e! siglo XII antes de que lo
eclipsara e! de! XVI), pero la verdad es que la vida de! Empalador y sus coe-
táneos en toda Europa, independientemente de su posición social, era dura,
estaba marcada por la brutalidad imperante, y era por lo general bastante
corta. En Inglaterra, en e! año en e! que Tepes se convirtió en voivoda,
Margaret Paston, una mujer de la época, le escribiría a su esposo:
Te aconsejo y te ruego que te Llevesa la cama unas cuantas ballestas, manivelas [para
tensar la ballesta] y dardos [cuadrillos] (oo.) También te pido que te hagas con dos
320
o tres had as cortas, para asegurar las puertas, y también, si puedes, varias chaque-
tas (acolchadas) (327).
Esta carta fue escrita siete años arires de que estallara la Guerra de las
Dos Rosas, pero, aun así, un caballero debía estar alerta constantemente para
defender su hogar de posibles ataques. La señora Pasron escribe en otra carta
al tutor de u hijo, pidiéndole encarecidam nr ue "le azote cuanto crea con-
veniente hasta qu se eñmlende". Su hija, Elizabeth, recibiría un tratamiento
similar a la edad de veinte años, en su caso porque se negaba a casarse con un
hombre mucho mayor que ella con el que sus padres la habían comprometi-
do. Su madre escribiría:
Desde Semana Santa ha habido que golpearla una o dos vecespor semana, y en oca-
siones incluso dos vecesen el mismo dia, y se le han abierto dos o tres brechas en la
cabeza (...)(328).
En opinión de muchos, los ingleses no son seres humanos, sino bestiasferoces sin
raciocinio, que van por ahi matando a la gente(329).
(327) Citado en ].]. Bagley, Historiacal Interpretation, Penguin Books, 1965, pág. 191.
(328) Bagley, Historical Interpretation, pág. 192.
(329) Bagley, Historical Interpretation, pág. 197.
(330) Citado en Bagley, Historical Interpretation, pág. 199.
321
Miremos desde la perspectiva que miremos la época de Tepes, y nos
fijemos en el país europeo en el que nos fijemos, se daba el mismo nivel de
crueldad. El historiador Jean Benedetti escribía acerca de Gilles de Rais al
decir que:
Apresaron a las mujeresy a los niños, sin hacer distinciones de sexo o edad. Violaron
a las mujeres y a lasjóvenes; mntaron a los maridos y a Lospadres en presencia de
sus esposase hy'as; apresaron a las amas de cría, dejando a lospequeños a su suerte,
para que murieran de hambre; apresaron a las mujeres embarazadas y las encade-
naron, para que dieran a luz a sus hijos siendo cautivas; permitieron que los niños
murieran sin ser bautizados, y tanto la madre como el hy'o eran arrojados al río;
apresaron a monjes y sacerdotes(...) a campesinos.., los encadenaron de diversas
maneras, y los torturaban golpeándolos, dejando lisiados de por vida a algunos de
ellos,y haciendo enLoquecera otros (...) A aLgunosLosasaron vivos, a otros Lesarran-
caron Losdientes, a otros losgolpeaban con enormespaLos(... )(333).
(331) Jean Benedetti, The ReaL Bluebeard, Dorser Press, 1971, pág. 12,
322
Así pues, como podrá ver el lector, ésa era la norma, y no hay que
dudar de que un ejército francés se comportaría exactamente de la misma
manera en territorio inglés.
En el libro de Miranda Twiss, The Most Evil Men and Women in
History (Los hombresy mujeres más malvados de la Historia), la autora habla de
un coetáneo de Tepes llamado Tomás de Torquemada, un monje dorninica-
no, perseguidor de herejes. Mientras que las cartas de la señora Paston refle-
jan la predisposición de la gente del siglo XV a los malo tratos y la guerra, y
los diverso testimonios sobre la Guerra de los Cien Años confirman que la
violencia en aquella época era algo casi rutinario, el caso de Torquemada era
aún peor, porque era un sirviente de Dios, y por tanto, al menos en teoría,
debería haber sido la antítesis del mal. Ya hacia 1252, el entonces Papa auto-
rizó el uso de las torturas como método para erradicar las herejías. Tal acto de
hipocresía es casi in r {ble hoy día. egún la ley eclesial, el acusado no tenía
derecho a ningún tipo de defensa, y no se le decían los nombres de sus acu-
sadores. En el espacio de dos meses, entre septiembre y noviembre de 1481,
298 personas serían quemadas vivas por el infame auto de fe, acusadas de ado-
rar al Dios de los judíos. Torquemada era anti emita, y su objetivo eran los
conversos, judíos que se habían convertido sólo nominalmente al
Catolicismo. Mediante su estatuto de la "Limpieza de sangre", más cruel que
cualquiera de las leyes dictadas por el Empalador, y que luego tendría su eco
en las Cl ion s de nazis como Himmler y Rosenberg, prohibió que los judíos
pudieran cupar cargos públicos, y condenó a muerte a muchos acusándolos
de herejía. Las cifras de víctimas de la Inquisición, al contrario que la de las
víctimas de Tepes, resultan creíbles: en Ciudad Rodrigo, por ejemplo, se
quemó a cincuenta y dos personas. A finales de 1485, Linos 5.000 penitentes
tenían que desfilar por las calles cada viernes flagelándose, y toda una espe-
luznante erie de métodos de tortura se habían ido añadiendo al repertorio de
la Inquisición: se obligaba a las víctimas a tragar cantidades ingentes de agua,
el potro les estiraba los miembros al límite, con la garrucha se les levantaba
despacio mediante un sistema de poleas, y se les dejaba caer rápidamente,
provocándoles dislocaciones ... Los grabados españoles de la época muestran
ilustraciones de éstos y otros de los métodos de tortura aplicados por los
inquisidores, mientras clérigos de aspecto benigno presencian la escena. A
323
Tomás de Torquemada, al contrario que Vlad Tepes, la muerte le sobreven-
dría placidamente mientras dormía, "en olor de la santidad", como dice la
Iglesia Católica.
En este contexto, convendrá el lector en que, según los estándares
medievales, las atrocidades cometidas por el Empalador no eran algo fuera de
lo común. Es comprensible que los mercaderes de Brasov, Sibiu y otras ciu-
dades "sajonas" lo detestaran, y también que los turcos quisieran manchar la
reputación del que era su enemigo, pero aquellos que no tenían motivos para
hallarse en el punto de mira de la ira del voivoda lo veían de un modo dis-
tinto, e incluso algunos de los que lucharon a su lado lo ensalzaron. Los
monasterios, por ejemplo, lo bendecían, y fueron unos monjes quienes reco-
gieron su cadáver, lo llevaron a un lugar sagrado, y le dieron sepultura. Esto
ha hecho que muchos historiadores rumanos no sólo acepten la conducta de
Tepes, sino que incluso la encuentren meritoria. Tal es el caso de Anton
Balota(334), que escribe:
los crueles métodos del voivoda (... ) no eran en realidad más que las prácticas usua-
les de su tiempo (... ) Es evidente que los conflictos entre Drácula y los comerciantes
de Brasov tenían una base econámica, y que el proceder del voivoda no era el de un
enfermo con sed de venganza.
Este mérito [el que Tepes mantuviera el orden en Valaquia] justifica la extrema
dureza de los castigos que imponía y que aterrorizaban a sus coetáneos, y, en últi-
ma instancia, hace que biståricamente el balance de sus actuaciones como voivoda
sea positivo.
Anton Balota va más allá al sugerir que en el caso del Empalador el fin
justificaba los medios:
324
Es un hecho significativo el que las historias sobre Drácula despertaran el interés de
otros gobernantes autoritarios de la época y posteriores, que consideraron su políti-
ca como un ejemplo a seguir(336).
325
Sería la muerte de su esposa Anastasia lo que terminaría por sumir al
zar completamente en la locura. En este sentido no hay un paralelismo exac-
to con Tepes, porque sabemos muy poco de su vida familiar, pero se puede
entrever una tragedia personal en las muertes de su padre y su hermano que
pudieron tener un serio efecto psicológico en el voivoda. El dolor de Iván se
tornó en una paranoia de proporciones épicas, y entre las víctimas de su locu-
ra se contaron sus sucesivas esposas. Dos murieron de causas naturales, pero
Anna Kelrovskaya le fue infiel, y su esposo hizo que el amante fuera empala-
do por cometer adulterio con la zarina, ya ella la recluyó en un convento, y
a María Dolgurukaya ordenó que la ahogaran el día después de la boda al des-
cubrir que no era virgen.
En febrero de 1565 Iván creó la oprochniki, un cuerpo de policía secre-
ta que montaba caballos negros y llevaba escobas y cabezas de perros como
símbolos de su intención de barrer cualquier acto de traición cometido con-
tra su señor. Sus miembros eran además criminales reincidentes que dictaban
sus propias leyes, y fueron responsables directos de la muerte de miles de
rusos, tanto nobles como campe inos, en verdaderas orgías de sangre llevadas
a cabo siguiendo las órdenes del zar. Eran el equivalente de los armas de Vlad
Tepe~.
Una de las víctimas del zar fue Boris Telupa, un príncipe cuyo crimen
había sido irritarle. En castigo:
hizo que le atravesaran con una larga y afilada estaca, introduciéndosela por la
parte inferior de su cuerpo, hasta salide por el cuello. Sobrevivió quince horas,
hablando con su madre, a quien se obligó a presenciar aquel horror. Tras la muer-
te de su hijo, fue entregada a cien artilleros, que la violaron hasta matarla, y luego
fue devorada por losperros hambrientos del zar(337).
(337) Citado en Miranda Twiss, The Most Euil Men and Women in History. Michael Q'Mara, 2002,
pág. 106.
326
Novgorod, donde se dice que perecieron 60.000 personas, y que a lo largo de
cinco semanas se llevó cada día a la plaza mayor a un grupo de ciudadanos
que eran torturados frente al zar, azotándoles, cortándoles la nariz o la lengua,
y castrándoles arites de arrojarlos al río Volkhov para que se ahogaran.
Novgorod era la Brasov de Iván IV.
La mayoría de los historiadores han calificado de loco a Iván el
Terrible, en parte porque mató a su propio hijo en un arranque de ira, y en
parte porqu su pataleras contaron con muchos testigos. Se dice que se gol-
peaba la cabeza contra el suelo enlosado frente a los altares de las iglesias, y
que gritaba y lloraba ane us atónitos y aterrados cortesanos. No hay cons-
tancia de esta I e de comportamiento en Vlad Tepe~, ni tampoco sabemos
nada de sus emociones, pero quizá ésa sea la clave de que su fama de malva-
do haya perdurado durante tantos siglos, ya que en ninguna crónica se habla
de su carácter, ni de cambios de humor, ni se dice que riera o llorara. Sólo
podemos pues juzgarle por sus acciones.
Tambi n e puede intentar comprender la figura del Empalador con-
I
327
se incluyen a otros personajes tan dispares como Atila el huno, responsable de
la muerte de miles de personas, y Gregori Rasputín, del que no hay pruebas
de que matara a nadie. Como dice su autora:
328
parándolos con los relativamente menores llevados a cabo por Vlad Tepes? En
algunos casos la gente tiene una cierta capacidad para perdonar y olvidar rápi-
damente, y en otros no. Por ejemplo, Myra Hindley, la asesina de moros, fue
encarcelada, y esperó en vano que la soltaran. En cambio, algunos paramili-
tares, culpables de muchas más muertes, están en libertad. Como dijera
Stalin, "una muerte es una tragedia; un millón de muertes es estadística". O,
citando los versos del poeta Edward Young de la década de 1740:
329
Icomo un peón del juego maquiavélico de Matías Corvino, que convirtió al
Empalador en la primera víctima de la propaganda escita, difundiendo en el
momento oportuno esa imagen que tenemos hoy de él como un verdadero
psicópata. Cazacu concluyó que este proceder demuestra la política manipu-
ladora de Corvino, y que su objetivo al hacerlo era defender su propio reino.
Otros ponentes destacaron el papel de Tepes en el contexto del incipiente
nacionalismo rumano, como un héroe que defendió a su país de las ansias
expansionistas de las naciones con las que limitaba.
Desde entonces la sede del congreso ha ido pasando de un lugar a
otro: Bucarest (que empezaría a tener protagonismo precisamente en los días
del Empalador por su proximidad con el Danubio y los ataques turcos),
Brasov, escenario de algunas de las mayores atrocidades cometidas por Tepes,
Tlrgu Mures, Bistrita y el paso de Borgo.
Es indudable que Rumanía, con el legado de Ceausescu y el fallido
comunismo, busca desesperadamente en nuestro siglo XXI hacer rentable el
recuerdo de Tepes. Ceausescu difundió la idea de que el Empalador era un
héroe pseudocomunista que había luchado contra los malvados mercaderes
"capitalistas" de la ciudad de Brasov, pero cuando se desplomó su régimen, el
voivoda adquiriría una nueva reputación descrita por Mihail Ungheanu en su
libro The folsification of Dracula. Las ruinas del palacio de Tirgoviste, las del
castillo de Poenari que se asoman al rí Arges, el monasterio de Snagov con
su tumba vacía ..., todos esros lugare han sido abiertos al público, algo que
habría sido impensable en la época de Ceausescu, y menos aún en la de Vlad
Tepes. Sin embargo, muchos rumanos se empeñan en separar al hombre de
carne y hueso de su alter-ego literario. Para ellos es Tepes, el Empalador, no
la sublime creación de un funcionario irlandés; para ellos es el príncipe que
fue, un héroe sobre un corcel blanco cuyas acciones, aunque crueles, siempre
son justificadas mediante las dificultade que tuvo que afrontar.
Esta visión, no obstante, no es cierta del todo, ya que al final Vlad
Tepe§ perdió Valaquia. Era demasiado implacable, y la reputación que se
granjeó, la mereciera o no, demasiado terrible. Pasada menos de una genera-
ción después de su muerte, su principado se había convertido simplemente en
la esquina occidental del Imperio Otomano, cuyas ansias de conquista no ter-
minarían con la subyugación de Valaquia.
330
Más allá de RumanÍa y de la "tierra más allá de los bosques", sin
embargo, la leyenda de Tepes es distinta. Es un hombre que le clavaba a la
cabeza los sombreros a los hombres, que empalaba a madres y a sus bebés,
que aplastaba como moscas a sus amigos yenemigos. Antes incluso de que
surgieran asesinos de masas peores que él, Tepes era el hombre del saco en
Occidente, y con el tiempo se convertiría en el aterrador conde inmortal, el
vampiro sediento de sangre que se asocia a Bram Stoker, Max Schreck, Bela
Lugosi y Christopher Lee. Está presente, de un modo u otro, en todas las
historias de vam! iro que se han escri to desde 1897, y si no podemos verle,
es porque una vez más ha vuelto a cambiar de forma. Gabriel Ronay, en su
The Shadow of the Vampire, establece vínculos fascinantes entre Vlad el
Empalador y la propaganda dels iglo XX. Tal vez lleve las cosas un poco lejos
al igualar la obsesión nazi por la pureza de sangre y las historias sobre
Drácula, pero on intere arires las alusiones que hace al hecho de que la
División de Guerra Psicológica del Ejército Americano hiciera carteles de
"el huno" como un monstruo con colmillos, y el que la novela de Stoker
figure en la lista de lecturas de los soldados durante su instrucción. En pala-
bras suyas:
Los gobernantes que una vez utilizaron las acciones de Drácula para justificar su
propia absolución hace mucho que están muertos, junto con sus poderosos impe-
rios. Los déspotas rusos y los Nazi Übermenschen que hicieron del mito de
Dracula un hilo importanse en el telar cultural de sus sociedades, han sido des-
truidos. La Iglesia, que se encontró en sus discusiones dogmáticas con el miedo
provocado por el mito del vampiro, está ahora tranquila. Sólo Drácula, el no-
muerto, sobrevive (...)
331
su psique, pero todas ellas se hallan parcialmente ocultas en la neblina que
flota sobre los juncos dellago de Snagov, donde la leyenda dice que fue ente-
rrado. Para la mayoría de nosotros, en Occidente, que hemos crecido con la
novela de Stoker y los alter-ego del celuloide del Empalador, su nombre sigue
despertando curiosidad, aún sentimos que un escalofrío nos recorre la espal-
da; el nombre de Vlad Tepes, el hijo del diablo.
332
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íNDICE ANALíTICO
A B
Abu Bakr 165 Balbi, Domenico 260, 268
Adán de Usk 183 Balteni, Marshes 208
Adrianopia - véase Edirne Bamberg 149,299
Agrippa, Heinrich 99 Bara, Theda 52
Ahmed, Ibrahim ibn 198,313 Barbola, esposa de Segismundo 168, 171
Albania 89, 95, 122, 188,204,236,257 Bat' atur Subedei 116
Alberto d Habsburgo 191 Bárhory, Elizabeth 307, 308
Albu ce! Mare 142, 224, Báthory, Stephen 283, 284, 285, 308, 309
Albu Iulia 191 Baru Khan 115
Aldea, Alexandru 176, 186, 188, 190 Baxi, Gregor 219
Alejandro el Bueno de Moldavia 176, BayerischeNationalmusewn, Munich 30
186 Bayezid, sultán (el Relámpago) 164,
Alejandro V, Papa 177 167,169,170,173,174,175,181,
Al- Fanari, Ali 190 185,197,210,239,246,248
Alfonso el Magnánimo de España 245 Bayram, Hacci 190
Alpes Transilvanos 117 Beheim, Michel 139, 140, 142, 148,
Ambras, fortaleza de 118 232,233,318
American Psychiatric Association Bela IV de Hungría 115, 116
(asociación americana de psiquia-
Belgrado, forraleza de 192
tría) 311
Bellini, Gentile 242, 255
Arnlas 143, 144, 163, 188,215,221,
Besarab el Grande 118, 125
227,230,232,233,244,293,294
Bessarabia 25
Anatelia 173,174,184,194,243,
Bisrrita 34, 124, 148,230,330
274, 306
Bitinia 181
Ankara 174
Bizancio 108, 112, 116, 124, 126, 127,
Apolodoro 109
128,169,175, 183, 184, 185,239,
Aquino, Tomás de 92, 93
Arges fortaleza de 277 240,241,252
Arges, río 224, 278, 330 Blackwood, Algernon 62
Arpad 115, 129 Blasio 148
Atila, rey de los hunos 115, 328 Bod (Benkendorf) 123, 142,231
Atkins, Susan 42 Bogdan, Ion 220
Augsburg 138, 258 Bogomil, herejía de 125
Austria 107,129,139,167,173,191, Bogomilos 125, 126,233,253,298
297, 129 Bohemia 91,101,130,139,167,173,
Auto de fe 297, 323 176, 178, 179, 246, 298
341
Boithar, Benedicto de 231, 232 Campo de los Mirlos 126, 164,210,
Bolingbroke, Henry 170 288
Bonfini. Antonio 208, 216, 292, 295, 297 Cantacuzenio, Andrónico 243
Borgia, César 149 Cantacuzenos, Juan 184
Borgo, paso de 89, 214, 330 Cantacuzino, Constantino 157
Bosnia 95, 283, 287 Carlos el Temerario de Borgoña 260,261
Bosworth, batalla de 32, 319 Carlos V, emperador 130
Bráila, fortaleza de 206 Carlos VII de Francia 245
Brankovié, Jorge 193 Carmilla 43, 68, 69, 308
Brankovié, Gregor 193 Carol II Hohenzollern 25
Brankovié, Mara 193 Cárparos, Montes 35, 41, 71, 95, 110,
Brankovié, Stefan 193 112,115,116,117,124,135,171,
Brankovié, Vuk 284 176, 194,210,216,230,275,276
Brasov (Krondsradt) 227 Carstian, gobernador de Tlrgoviste 285
Bremen 51 Casimiro el Grande 131, 148, 246, 268,
Breslau 101 Castillo Drácula 63,89, 100,307
British Board of Film Censors 46 Castriota, Jorge - véase Skanderbeg
Brocquiere, Bertrandon de la 190, átaros (albigenses) 125
200,255,256 Catavolinos, Tomás 249, 250, 276
Bronte, Charlotte 71 Caxton, William 91, 139
Browning, Robert 49, 78, 123 Cazan, boyardo 209
Browning, Todd 49 Ceausescu, Nicolás 23, 24, 25, 26,153,
Bucarest 27,31,34,68,208,221,238, 158, 163,330
260,281,285,287,316,317,329, Celebi, Evliya 257
330, 338 Cesarini, Cardenal Giuliano 203, 205
Buda 22,33, 135, 138, 153, 168, 169, Chalkondyles, Laonic 200, 210, 211,
175,216,217,219,237,251,252, 252, 257, 265, 267, 268, 272, 275,
272, 278, 280, 284, 286, 304, 305, 210,252,267,272,275
318,325 Chaney, Lon 47, 49
Budapest 49,66,68,86, 158 Cilli, Conde Ulrico 139, 171, 229
Bulgaria 94, 125, 126, 128, 135, 167, Cimpulung 125, 231
184,201,202,203,205,263 Ciobanul, Mircea 224
Burebista 111 Clemente VII, Papa 133
Bursa 181,183,196 Clemente XII, Papa 103
Byron, George Gordon, Lord 66, 71, Cneaj na, esposa de Vlad Dracul 186
72,73,74,75,76,95,317,339 e ck Lane, fantasma de 83
Coleridge, Samuel 77
C Collins, Anthony 82, 335, 336
Calígula, emperador 327 Colón, Cristobal 113, 135
Calmet, Agustín 342 Cometa Haley 216, 217
Caltuna (madre Eupraxia) 187 Comisión de Monumentos
Calugarul, Vlad (el Monje) 230, 233 Históricos 26
342
Compendium Malefiearam 92 D
oncilio de Basilea 90, 133 Dacia 109, 110, 111, 112, 113, 115,
Concilio de Constanza 133, 177, 190 162, 163
oncilio de Ferrara133 Dacios 109, 110, 111, 113, 114,
Concilio de Florencia 129, 133, 203 210, 301
Concilio de Pi a 133 Dafoe, Willem 51
Conde rácula 23, 28, 37, 42, 43, 44, Dahmer, Jeffrey 304
45,53,54,59,63,70,71,77, Dalen, Karl von 83
103, 104, 223 Dálmata, Juan 241
Conde Orlock 51, 70, 96 Dan I 174, 175
Condottieri 132, 260 Dan II 175, 176, 293
Congreso sobre Drácula 299, 300, 329 Dan III 142, 143,230,231,232
Constanza 115 Danubio 88, 94, 98,109,110,112,
Consrantinopla 67,68, 111, 113, 124, 118, 122, 124, 125, 126, 134, 135,
126, 127,128,129,132,133,165, 162, 163, 164, 167, 168, 170, 176,
169,173,175,183,184,185,196, 186,191,203,206,207,210,211,
198,199,200,207,216,218,226, 216,227,228,236,238,245,247,
227,228,235,239,240,241,242, 248,249,250,252,254,255,257,
243, 244, 246, 248, 253, 260, 263, 260,263,265,266,267,268,269,
286,301,311 270,276,279,276,279,281,286,
Convención de Ginebra 288, 328 293,311,330
Coppola, Francis Ford 54 Dardanelos 164, 183, 184,204,205
Corea (enfermedad) 78 Davanzati, arzobispo Giuseppe 104
Corvino, Matlas 33, 55, 67, 95, 134, Dealul, Monasterio de 124, 208
143, 153, 193, 226, 231, 237, 246, Deane, Hamilton 51, 52, 53
247,248,249,251,252,253,259, Decibalus de Dacia 111
267,268,269,276,277,278,279, Despina, María, esposa de Radu cel
280,281,283,284,292,293,312, Frumos 281
317, 330; reinado de 68, 232, 237, Diocleciano, emperador 100, 145,
238,279,280,281,282,292; 146,327
como mecenas de las artes 135; Dimitri Donskoy,
propaganda 139, 148, 250; yel Duq ue de Moscovia 131
cautiverio de Tepes 153, 195,219, Dracul, Vlad 55, 56,145,179,186,
285 187,193,194,195,204,209,210,
Cosmographia 68, 112, 113 222, 227, 230, 333; infancia 173,
Cracovia 131,131,135, 138 185; en el cine 40, 56; asesinato de
Croacia 102, 132, 288 209, 222, 227, 230; Yla Orden del
Cruzada de los Niño 78 Dragón 176, 180, 191; príncipe de
Cuarta Cruzada 128 Valaquia 22, 23, 24, 27, 137, 175,
Cumanos 113, 115, 116, 119 186, 193,210,213,216,227,279,
Curtea de Arges, fortaleza de 32, 281,333
124, 223 Drácula, Mihail 168, 174, 176,
Cushing, Peter 28, 45 237,238
343
Drácula, Mihnea 33, 334 Esteban, Duque 115
Drácula, Mircea 118,142,162,163, Esteban IX de Serbia (Esteban
164,167,168,169,170,171,173, Dushan) 122
174,175,176,186,188,191,194, Esrrasburgo 91,149,218
195,203,204,205,206,207,208,
222,224,230,297,307,333 F
Drácula, Radu - véase Fagaras 163, 188,215,221,227,232,
244, 278
Radu cel Frumos
Federico III, emperador del sacro
Drácula, Vlad - véase Tepe], Vlad
imperio romano germánico 137,
Draculaland, parque temático 315,
139, 140, 245, 251
316 Fernando II del Tirol 218
Draculesri 68, 210, 229, 237, 281, 333 Feudalismo 117, 120, 121, 172,225
Dragón, Orden del 22, 30, 35, 54, Filostrato, Flavio 161
162,168,171,172,173,176,177, Fischart. Johann 149
179,186,188,189,191,208,209, Francisco de Toledo 241
226, 247, 258, 282 Frankenstein 42, 48, 49, 62, 73, 75,
Dragones en la Biblia 97, 161, 162,271 76, 77, 337
Dragones en la mitología 97, 159, 161 Freud, Sigmund 305,310
Drake, Francis 159
Ducas, Michael 175, 190,269 G
Gales, boyardo 67, 226, 273
Gallipoli 194, 195,201,205
E Gein, Ed 304
Edimburgo, Universidad de 74 Geographica 110
Edirne (Adriano pla) 187, 198 Georg de Sebes, h errnano 191
Efrosin 34, 149 Gerard, Emily 67, 68
Egrigoz, forraleza de 194, 195, 196 Gereb, Johann 233
Ejército turco 226, 277, 297 Gervasio de Tilbury 89
Ejército valaco 225, 259, 260, 272 Getas 110
Eminescu, Mihai 158 Gitanos 95, 145, 147,225,261,262
Empalador, el - véase Trpe!, Vlad Giurgiu, fortaleza de 207, 235, 248,
Empalamiento 23,114,134,154, 249,281
201,229,294,299,300,301,302, Giustiniani, Giovanni 240, 241
Godofredo de Bouillon 166
303,306,307,308,309,310,312,
Coerhe 75, 77
313,327
Gonsalvus, Petrus 218
Enrique II de Francia 219 Guazzo, Francisco María 92
Epidemias y vampirismo 103, 105, 107 Gutenberg, Johann 138, 139
Estados papales 133
Esteban de Bosnia 126 H
Esteban de Moldavia 246, 258, Haarmann, Fritz 306, 309
267,271,278,280,282,283,284, Hagia Sophia (mezquita de Santa
312,325 Sofía, Esrambul) 127,242
344
Haigh, John George 309 Hunyadi, László 229
Hamburgo 124, 149 Hupfuff, Mathias 149
Hammer Studios 43, 44, 45, 46, 53, Hus, Han 176, 177, 179, 190
Hamsa Bey 239, 244, 249, 250, 276 Husitas (Taboriras) 177, 178, 179,
Hann, J.G. von 95 212,272,298
Harker,jonathan21, 22, 47, 48, 63, 89, Husrev, Mullah 190
Hazan, Uzun 246 Hu SCÚrl1 H ¡ol
Heidelberg, Universidad de 90, 139
Heirnburg, Gregor von 245 I
Helsing, Dr. Abraham van 23, 28, 45, Ibrahim Bey 194
53, 56, 63, 66, 94, 100, 102 legher, Des 149
Hermano Hans, el Portero 148 Iglesia Católica 77, 81, 82, 83, 91, 92,
Hermano Jacob 139, 140, 142, 148, 102,103,107,125,129,149,178,
163, 227 240,282,307,308,310,324
Hermano Michel 148 Iglesia Ortodoxa 25,26,55,93, 102,
Herodes 145, 146 119,120,122,124,125,128,133,
Herodoto 110, J l 179,226,277,281
Highgate, cernenrerio de, Imperio otomano 129, 165, 158, 174,
Londres 63, 87 181,182,183,185,188,196,197,
Historias rumanas 157 204,209,213,222,234,236,238,
Historias rusas ISO, lSI, 152, 154,318 243,245,249,251,253,330
Historias sajonas 295 Íncubo 91
Hitler, Adolf 31,91, 141,303,328 Inocencio VIII, Papa 90,93, 103
Hohenzollern, Frederick
lorga, Nicolae 31, 212
Holrznerya, monasterio de 142
Iosif, metropolitane ortodoxo 227
Holtznundorff, monasterio de 142
lspirescu, Petre 158
Hubcr Ambrosius 140
Istria 101
Hun doara, fortaleza de 192,214,215
Iván el Terrible 154, 325, 326, 327
Hungaria, Georgius de 252
Iván III, Gran Duque de Moscovia 33,
Hungría, fortaleza de 32
Hungría 22, 32, 33, 47, 55, 67, 68, 131,153,246
95, lIS, 116, 122, 129, 130, 131,
132, 133, 134, 135, 138, 139, 142, J
143,151,167,168,169,172,173, Jacquerie (revuelta
l 4¡ 176, 178, 180, 193,212,214, campesina francesa) 121
215,222,226,229,237,238,245, Jaguelón, duque (Ladislao II) 131
253,268,278,281,283,285,292, James, M.R. 62
301, Jenízaros 170, 171, 174, 195, 199,
Hunrley, Raymond 52, 53 209,212,221,228,241,243,245,
Hunyadi, Erzsebet 230 253,254,255,256,259,265,266,
Hunyadi, [ános 55, 95, 142, 163, 191, 267,269,271,272,273,274
20 ,207,· 10,21,21,217,226, Jiskra, Jan 278
228,278,289,312 Johannes de Septum Castis 148
345
Juan V1II, emperador 129 Lucas, Henry Lee 305
Jung, Carl 305, 310, 311 Lugoj 47
Lugosi, Bela 22, 46, 47, 48, 49, 50,
K 51,53,54,65,97,331
Karnicki, Conde 107 Luis el Grande 129, 167, 169
Keats, John 77 Luis II de Hungría 278
Kemper, Edmund 305 Luis XV 92
Kinski, Klaus 50 Lutero, Martín 92,108,149,177
Kirillov-Belozersky, monasterio de 33,
34, 149, 150 M
Machiavelli, Niceelo 149
Kiselev, Paul 27
Maestro Leonardo 188
Knolles, Richard 68
Magesr, Hans 204
Konigstein 278
Magiar~94, 113, 115, 119, 167, 190, 146
Kosovo 126, 164, 167,210,211,213,
Mahmoud, gran visir 257, 265, 257
214,288
Mainz 138, 140
Kramer, Henry 90,91,93,337
Malatesta, Segismundo 245
Kunstgewermuseum, Berlín 30 Malleus Maleficarum 90, 91, 93,
Kuritsyn, Fedor 33,34, 132, 149, 200, 337
153,237,238,260,304,318,325 Mandeville, John 99, 150
Kurren, Peter 305, 307 Manson, Charles 42
Mantua 244, 247
L Mar de Mármara 181, 184, 239, 244
Ladislao II de Polonia 131, 175 Mar Negro 115, 124, 126, 132, 148, 162,
Ladislao Póstumo 191, 193,214,215, 163,204,205,243,245,246,265,
229,230,231 María, esposa de Mircea el Grande
Ladislao Y, Habsburgo 139 168, 169
Laemmle, Carl 47 Mason, James 40, 42
Laiota, Basarab 229, 231, 281, 282, Mayo, Dr. Herbert 106
283,284,285,286 Meca 242, 273
Lambach 141 Mednegna 101
Lamia 89, 97 Mehmed II, 110, 152, 178, 215, 239,
Landsberg, Martin 149 242,269,273,301,306,319
Landsknechre 260 Meistersinger 139, 140
Le Fanu, Sheridan 43, 68, 69, 70, 308 Melk, monasterio de 139, 163, 227
Leannansidhe 69 Mercaderes sajones 123
Lee, Christopher 22,44, 45, 47, 50, Meryon, Charles 202, 302
53,305,331 Metropolitane de Hurigro- Yalaquia
Leipzig 138,149,179,217 ] 19,124
Lestat 38 Mihailovié, Konstantin 248, 258, 265,
Lilith 89 274,318
Milosevié, Slobodan 287, 289, 295, 303
Liprait, Dadian 246
Locke, John 82
Minnesingers 187
Mircea el Grande 118, 162,333
Lübeck 149
346
Mithra 88 Osman 181, 184, 194,253
Modrussa, Niceile 22, 23, 217, 218, Oswald, Conde de Rozgony 230
219,220,272,273,275,280
Mohácz, batalla de 149,278 p
Moldavia 67,68, 116,221,245,267,271 Pablo II, Papa 246
Mongoles 115, 116, 118, 124, 130, 131 Palatio, Andreas de 206
Moravia 91, 101 Paleólogo, emperador Constantino
M rea 20 ,247 240,242
Moscovia , 131, 132, 149,246,318 Paleólogo, emperador Juan 175, 184
Moscú 108, 131, 173,318,325 Paleólogo, emperador Manuel II 129,
Muntenia (Tara Roman 3) Il 183
Murad I sultán 164
Paleólogo, emperador Miguel 184,
Murad II, sultán 180, 188, 190, 193,
239
]98,199,209,234,254
Panonia 115
Murnau, F.W 51,60,61,65,96
Paole, Arnod 102
Myicuiria, Demetrios 86
Pedro el Grande 33
N Pest 116, 153,280,312
Nady Czeks 116 Petrezt 204, 205
Nagybanki, Mathias 149 Petru, Aaron 214
Nerón, emperador 145, 146,327 Perru, Bogdan II de Moldavia 214,
Nerva, emperador 110 233, 280
Nevers, Jean de 170 Phrantzes, Jorge 243, 257
Nice, Geoffrey, fiscal del T.P.I. 288 Piltdown, hombre de 30
Nicolás de Cusa 90 Pío II, Eneo Silvio Piccolomini, Papa
Nicolás de Ocna 212 111,129,217,244,279
Nicópolis 170, 171, 175, 177, 183, Plinio el Viejo 98
189, 191,203,204,206,207,211, Podébrady, Jorge 246
212,213,250,293 Poe, Edgar Allan 63, 70, 77, 106, 134
Nielsen, Leslie 42, 54 Poenari, fortaleza de 223, 330
Nis 203 Poenaru, Emilian, hermano 24
Nosferat 96, 104, 118 Polidori, Dr. John 71, 73, 74, 75, 76,
Notarus, Lucas 243 77,79,81,101,118,140,149,
Novgorod 131, 327 317
Nuremberg 29,30,91, 138, 140, 149,
Polonia 89,101,115,131,138,148,
168,176,179,192,193,217,258,
175,185,186,193,203,205,245,
281,317
246, 259, 268
o Pop, Mihai 158
Popplau, Nicolás von 137
Occult Sociery (sociedad ocultista) 87
Praga, Universidad de 90, 177
Oldman, Gary 22, 54
Prana, Estudios 51, 60
Oltenia 120
Praznaglava, Radu 176
Orden Teutónica 178, 246
Prest, Thomas Preskett 69, 70
Orhan 182, 183, 184, 196,253
Prester John 150
347
Prokop. Andrew 178, 179 Santa Inquisición 108, 148, 177, 298
Prusia Oriental 101 Santa María de Belén, Orden de 247
Schreck, Max 22, 50, 51, 70, 331
R Sebes 191
Radcliffe, Ann 77 Segismundo de Hungría 130, 168,
Radu ce! Frumos 186,248,257,33, 169, 176
344,349; campaña contra Tepes 27 Sennacherib 300, 30 l
Radu Farma 185 Serbia 94, 101, 122, 126, 163, 167,
Radu Negru 118 184,210,211,216,245,253,298
Radulescu-Codin, C. 158 ~rcaia 233
Rangoni, Gabriele 283, 304 Shaft bury, Conde de 82
Reforma 27,32,91, 107 Shelley, Mary 63, 66, 73, 75, 78, 79
Relámpago, el - véase Bayezid helley, Percy 71,72, 73, 74, 75, 76, 77
Renacimiento 134, 138, 320 iang Mien 219, 220
Sibiu (Hermannstadt) 123, 124, 188,
Reudell, Johann 279
191,212,215,216,227,229,230,
"Rey María" 130
231,244,260,262,278,317,324
Ricardo Corazón de León 166, 211, 222
Sighisoara 134, 180, 185, 186, 187,
Ricardo III 31, 32, 137, 140, 179,
188,191,315
185,228,318,319,254
iliabeddin Bey 194
Rizzo, Antonio 244, 301
ilesia 101, 1 7
Romanova, Anastasia 154
ilvestre II, Papa 115
Rosetti, Dante Gabriel 26, 27, 29, 3D,
'ixto IV, Papa 135, 280, 282, 304
31,32,35,208 kanderbeg95, 192, 197, 198,204,
Rossetti, Dinu 74,61 209,210,211,226,236
Rucar229, 233, 284 mederevo 193, 211
Ruda, Manuela 87, 88 mith O'Brien, William 58
Rumanía 22, 23, 25, 26, 27, 31, 55, nagov, monasterio de 32, 33, 35, 55,
86, 89, 94, 95, 96, 97, 98, 99, 56, 127, 141, 153, 179,208,330
101,104, lID, 111, 117, 158, 162, Sofia 127, 203, 242, 245
221,229,259,299,315,316,329, Sporer, Hans 149
330,331 Sprenger, James 90, 91, 93, 337
Rumeli Hisar 241 Stalin, Josef 25, 303, 328, 329
Rymer, James Malcolm 69, 70, 77, Stefan cel Mare 34
101,149,317,339 Stoker, Bram 21, 22, 23, 37, 39, 40-
52,54,56-62,64-71,74,77,79,
S 81,84,94,96, IOD, 101, 102, 104,
Sacro Imperio Romano 22, 35, 128, 105, 106, 108, 112, 115, 118, 140,
130,133,137,139,173 149, 208, 214, 223, 306, 307, 316,
Saint André, Dr. De 92, 93 317,331,332
Saint Gallen 141, 142, 143, 145, 148 Strabo 11O, 30 l
an Andrés 86, 218 Strigoii 97, 120
San Jorge 100, 162, 172, 251 Stuttgart 138, 218
SanPetersburgo 149, 154 Suceava 34, 214, 268
348
úcubos 71,81,89,90,92,103 260, 261, 281, 285, 293, 304,
uleiman, el Magnífico 198 325,330
Suleyman 184, 185 Tlrgsor 124,143,226,229,230,231,
Summers, Montague 49, 53, 64, 69, 260
76,82,90,91,107,337,339 Tokat 196
Sweeny Todd 69 Tommasi, Pietro 251
Szekely 115 Topkaki 244
Szilágy, Ilona 237, 281 Torquemada, Tomás de 323, 324
Szilágy, Mihail 30, 31, 32, 238 Towton, batalla de 291
Trajano, emperador 97, 109, 110,
T 111, 163
pmblac, Ion 282 Transilvania 33,37,41,63,67,68,
Teodosio, emperador 128
79,96, 100, 108, 115, 117, 121,
Tepq, Vlad; nacimiento e infancia de
123,124,138,141,142,143,148,
123, 132, 133, 168, 17 , l ~,Hl),
1(;2,186-193,212,214,216,218,
290, 305, la, 15, 322, 325; y la
227,230,23 ¡ 08,251,278,283,
campaña contra los turcos 27, 33,
284,308,312,315
35, 56, 66, 68, 94, 134, 150, 176,
Trenchard, John 82
225,228,272,277,285,292;
Triniry College, Cambridge 72
muerte y enterramiento 23, 33, 34,
Triniry College, Dublín 59
37,54,91, 130, 132, 140, 149,
150, 199,209,225,259,296,298; Turcos otomanos 23, 94, 112, 120,
en el cine 38, 40; y el empalamien- 125,138,148,149,163,164,167,
to y las torturas 23, 114, 134, 154, 180, 183, 203, 235, 246, 301
201,229,294,299, 00,301,302, Turnu Rosu 124, 244
303,306-310,312,313,327; vín- Tursun Bey 248, 252, 257, 270, 271,
culos con el vampirismo 48, 102, 273,274,275,276,303,318
103, 104; y la Iglesia Ortodoxa 5, Turtucaia 207, 250
,102,179,226, 17,281; como Tyler, Watt 121
Príncipe de Valaquia 22, 23, 24, 27,
137, 18 , 193,213,216,227,279, U
281; como prisionero de los turcos Univ rsal Studies, Hollywood
13 1209,306,312; y la propagan- 46,315
da229,232,273,290,330,331;y Universidad de Oxford 72
los mercaderes sajones 123 Unrest, Jacob 34
Thomp an, Henry 107 Urbano II, Papa 166
Tirnur-i-Leng 129,173,180,185,
240, 246, 306 V
Ttnganu, monasterio de 281 Valaquia 22, 23, 24, 27, 29, 32, 33,
Tiptoff, John 201 40, 54, 55, 68, 95, 97, 102, 109,
Tirgoviste 124, 151, 154, 156, 188, 110, 113, 115-126, 129-142, 144,
193, 206, 207, 211-216, 220-223, 145,150,151,152,154,156,
229,231,233,234,235,238,250, 162-167,171,173-176,179,184,
349
186, 187, 189, 192, 193, 194, 195, Voivoda 22, 29, 66, 118-124, 134,
197,201,204,206-216,220-229, 135,137,139,140,146,148,151,
231,233,235,236,237,244, 152,153,156,163,167,175,186,
246-248, 252, 257, 267-269, 271, 188,189,201,206,209,211,212,
276,277,279,281,284,285,287, 215,218,222,224-227,229,230,
293,294,298,299,301,306,307, 231,233,235,236,244,247,249,
311,312,317,324,330 251,252,257,261,268,273,275,
Valeni de Murre 31 281,284,285,286,292,306,307,
Valle, Pietro delia 272 313,317,320,322,324,326,330
Vambery, Arminius (Hermann Voltaire, Francois 82, 83, 101, 104, 130
Bamburger) 66,67,68,115,306
Vampiros (murciélagos) 48 W
Vampiros 22,23,37-46,49-51,54, Wagenburgen178
56, 64, 74, 75, 76, 78, 81-85, 87, Walpole, Horace 77
88,91,93-105,140,212,306, Watson, Tex 42
307,329,331 Wavrin, Jean de 206-208
Varcolac89, 97,120,306 Wenceslao de Bohemia 130
Varna204-207,211,256 Wengel, Oswald 216
Varneyel vampiro 69, 70 Wesley, John 83
Venecia 76,123,128,132,174,201, Wesley, Samuel 83
204,240,246,260,282 Whitby 40,51,61,62,63,67,339
Venecianos 128, 188,239,240 Wiener Neustadt 139
Vidin 191,256 Wilkinson William 68
Viena 35, 102, 139, 197,218 William of Wey 251
Villa Diodati 71, 74 W1islocki, Heinrich von 96
Visegrád, fortaleza de 135,219,279, Würrrember 2J&
325 WydHft-e, John 1 '7
V1achs 113, 116, 117, 122
Vladislav II Dånesti 26, 27, 142, 210, Z
216,221,226,227,293 Zalmoxis 110, 114,337
Vlasia, bosque de 34, 270 Zizka, Jan 178, 272
Voichita, María, hija de Radu ce! Zopfius, Jo ann 83
Frumos 34, 281 Zoroastro a3
350
Retrato del siglo
XVI de Vlad el
Empalador.
Antiguo grabado de
Vlad el Ernpalador,
Patio de la torre del Ocaso en el
castillo de Bran en Tirgoviste,
RumanÍa.
Casa natal de
Vlad el
Empalador en la
pequeña ciudad
medieval de
Sighi~oara.
LOS DRACULE~TI DE VALAQUlA
Mircea el Grande
¿?-1418
(1386-1418)*
I
Vlad Dracul ¿?-1447
(1436-1442; 1443-1447)
I I
Mircea, Drácula Vlad III, Drácula Radu cel Frumos Vlad IV Caligarul
¿?-1447 (Tepes, el Empalador) (el Hermoso) (el Monje)
1431-1476 1438-1500 ¿?-1496
(1448; 1456-62; 1476) (1462-1475) (1481-1482)
*Las fechas entre paréntesis corresponden a los periodos en que cada uno fue príncipe de Valaquia
Vista interior del visitado castillo de Bran.
Este grabado, "El festín del Empalador", de Matthias Hupnuff de
Eserasburgo (1500) ilustra la barbarie del príncipe valaco.
Bram Stoker, el autor de
Drácula (1847-1912).