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ALUMNO
Diciembre 2013
SANTIAGO
Quizá sea mejor que de momento dejes tus historias a un lado y trates de indagar lo que ha sido
vivir en el interior de este cuerpo desde el primer día que recuerdas estar vivo hasta hoy. Un
catálogo de datos sensoriales. Lo que cabría denominar, fenomenología de la respiración.
Paul Auster
RESUMEN
Como puede intuirse, la creatividad constituye un concepto amplio y complejo, cuya definición,
más allá de la etimología y semántica, varía en función del enfoque teórico desde el que es
analizada, y del momento histórico en que se lleva a cabo dicho análisis (Esquivias 2004). En
psicología se acepta que corresponde a la habilidad de abstraerse de la manera tradicional de
pensar, creando un nuevo concepto, combinando dos o más ideas que parecieran no ser
compatibles, abstrayéndose del contexto y viendo más allá de una simple representación
(Sternberg y Lubart 1999, Mihov et al 2010). Diferentes disciplinas, desde la filosofía a la
neurociencia cognitiva, se han aproximado al estudio de la creatividad y la creación. Pese a que
inicialmente ocupó un lugar modesto en la obra de Freud, autores posteriores han continuado y
ampliado al investigación y teorización psicoanalítica sobre la creatividad y sus orígenes.
Lo que me propongo en el presente trabajo es revisar los aportes de Melanie Klein y Donnald
Winnicott a la investigación y teorización sobre el origen de la creatividad, situarlos en relación
entre sí, y con los planteamientos de Freud, quién fue el principal referente teórico de ambos.
Para esto examinaré en detalle los textos en los que específicamente se plantean la pregunta
sobre la creatividad, complementándolos con referencias a puntos nodales de sus respectivas
1
De acuerdo a Saussure (1915), las palabras “derivan” de otra palabra por: alteración del sonido, alteración del
sentido, de ambos o bien por derivación gramatical.
teorías. De este modo intentaré establecer las divergencias, pero también puntos de encuentro,
entre las propuestas sobre el origen de la creatividad en estos autores clásicos del psicoanálisis.
DESARROLLO
2
En este artículo de la primera etapa de Freud, no se distingue entre el sueño diurno y la fantasía inconsciente.
insatisfechas, lo que remitiría en último término a la pulsión sexual. Esta tiene un objeto y una
meta, la acción hacia la cual se esfuerza la pulsión, en este caso el coito (Freud 1905). Si la meta
primaria de la pulsión es la satisfacción mediante el coito ¿Cómo puede trasladarse hacia la
creación? Freud designa como sublimación el proceso mediante el cual la pulsión sexual es
drenada hacia otros campos como la producción cultural. La sublimación es entonces, un destino
de pulsión (Freud 1915) En palabras de Freud (1905):
“Aquí ha de discernirse una de las fuentes de la creatividad artística, y según que esa
sublimación haya sido completa o incompleta, el análisis de personas altamente dotadas, en
particular las de disposición artística, revelará la mezcla en distintas proporciones de
capacidad de rendimiento, perversión y neurosis”.
Melanie Klein (1882-1960), fundadora del análisis de niños y refundadora de la clínica de las
psicosis, reorientó la clínica del inconsciente sin romper con los postulados freudianos, ya que
sus planteamientos fueron presentados como una manera de completar la teoría del inconsciente
(Kristeva 2010). Forjada desde la clínica infantil es la primera en otorgar una mayor importancia
a lo arcaico, algo del orden psíquico que acontece desde los primeros momentos del bebé-
lactante.
La segunda parte del trabajo, está basada en el texto, “El espacio vacío” de Karin Michaelis, en
el que se relata el desarrollo artístico de la pintora Ruth Kjar. Aquí, y en pocas líneas, Klein
marca su contribución y postura sobre los orígenes del impulso creador. El texto narra la historia
de una mujer que, teniendo un gran sentido estético, carecía de impulso creador. Ruth, en
determinados momentos, era presa de profundos accesos de melancolía suicida que metaforizaba
en la siguiente explicación; “Hay un espacio vacío en mí que no puedo llenar”. Una mañana,
súbitamente experimentó el impulso de llenar el vacío por sí misma y pintó en tamaño natural, el
retrato de una mujer desnuda, a partir de ese momento pintó muchos retratos y su obra fue
apreciada. Klein se pregunta: ¿cuál es la sensación de espacio vacío de Ruth? Explica que la
angustia más profunda experimentada por las niñas (equivalente a la castración en el varón),
parte del deseo sádico de robar los contenidos del cuerpo de la madre; el pene del padre, las
heces y los hijos, esto despierta el temor de que a su vez la madre le robe sus contenidos, de ser
destruida y mutilada. ¿Qué es entonces lo que gatilla el impulso creador? El nexo con la
creatividad es intuido por Klein a partir del tipo de cuadros, que corresponden casi
exclusivamente retratos, conformando una serie en la que destacan el de una anciana; desgastada,
arrugada, apesadumbrada, y el de otra mujer; delgada, imperiosa, desafiante. Para Klein es
evidente; el impulso creador nace del deseo de reparación, de reparar el daño hecho a la madre y
de repararse a sí misma, impulso que alcanza su máxima expresión en el retrato de la mujer
altiva. Por lo tanto, la creatividad en Klein tiene su origen en una intención de reparación,
consecuente a la aparición de deseos sádicos y a la angustia despertada por ello. Finalmente
agrega; “En los análisis de niños, cuando la representación de deseos destructivos es seguida de
la expresión de tendencias reactivas, encontramos constantemente que el dibujo y la pintura son
utilizados como medios para reparar a la gente” (Klein 1929).
Finalmente en; “Amor, culpa y reparación” (1937), remarca que si los sentimientos de culpa son
demasiado intensos, el efecto será el contrario y se inhibirán la actividad creadora y los intereses
productivos. Para evitar esto, es fundamental la primera experiencia de seguridad proporcionada
por la madre, que satisface a la vez las necesidades básicas y emocionales, contrarrestando la
ansiedad que genera la posibilidad de perderla.
Winnicott (1896-1971), médico pediatra, en el tiempo en que las controversias entre kleinianos y
anafreudianos escindían, pero a la vez salvaban de su desintegración a la sociedad psicoanalítica
británica, forma parte de un tercer grupo, el independiente o intermedio, transformándose
posteriormente en su verdadero conductor (Green 1996, Krecl 2011), manteniendo una política
conciliadora al interior de la sociedad, evitando por sobre todo, la producción de una nueva
doctrina. Marcado por su formación como pediatra, comparte también con Klein, el trabajo con
pacientes fronterizos. Pese a este campo clínico compartido, según Green (2000), Winnicott se
sitúa en un punto intermedio entre Freud y Klein, es más, su principal referencia siempre fue la
obra freudiana. Puso el acento de su teorización en el valor de la realidad ambiental para los
procesos de desarrollo del niño, específicamente en el rol de la madre en un momento en el que
el bebé se encuentra en una situación de dependencia total y paradójica, paradójica porque
precisamente en ese momento, el bebé no sabe de ella (Krecl 2011), y es preciso que así sea. Es
la madre suficientemente buena la que permite al bebé avanzar hacia la integración, todo esto
ocurre antes del establecimiento de la posición esquizoparanoide y es condición para la aparición
de esta. Otro de los desarrollos teóricos más importantes de Winnicott, se inscribe en el marco de
la teoría del objeto, que alcanza un punto de máximo desarrollo en la formulación de una tercera
categoría de objeto (Green 2000), el objeto transicional, término que va de la mano al de
fenómenos transicionales, con el que designa una “zona intermedia de la experiencia, entre la
actividad creadora primaria y la proyección de lo que ya se ha introyectado…entre la
creatividad primaria y la percepción objetiva basada en la prueba de realidad” (Winnicott
1971). Es una zona en la que no se cuestiona el origen del objeto, una zona de ilusión. Si solo
menciono estos dos aspectos de la teoría de Winnicott es porque son los estrictamente necesarios
para continuar con sus planteamientos específicos sobre los orígenes de la creatividad.
Los orígenes de la creatividad aparecen tratados en detalle en dos textos que datan
aproximadamente de la misma época: el capítulo quinto de Realidad y Juego titulado, “La
Creatividad y sus Orígenes”, y el texto “Vivir Creativamente”, de 1970. Ambos textos se
superponen en algunos aspectos y complementan en otros.
“La creatividad es, pues, el hacer que surge del ser. Indica que aquél que es, está vivo. El
impulso puede estar adormecido, pero cuando la palabra hacer se torna apropiada, entonces ya
hay creatividad… es en rigor la conservación durante toda la vida de algo que en rigor
pertenece a la experiencia; la capacidad de crear el mundo”.
Si la madre fue capaz de adaptarse a las necesidades del bebé, éste, en un principio, no
comprenderá que el mundo estaba ahí antes de que él fuera concebido, en otras palabras, cuando
el bebé está preparado para descubrir el mundo, la madre se lo presenta. Gracias a su capacidad
de adaptación, la madre le permite al bebé experimentar la omnipotencia creadora. Tras permitir
la omnipotencia, se introducirá gradualmente el principio de realidad, pero en ese momento el
niño ya es capaz de vivir a través de otra persona mediante los mecanismos de introyección y
proyección. El principio de realidad es un insulto, algo lamentable, la constatación de que el
mundo existe independiente de él, sin embargo, algo de esta omnipotencia persiste a través de la
creatividad y la capacidad de formarse uno, su propia idea de las cosas. El objeto transicional, se
encuentra en este espacio intermedio, es creado por el bebé, pero a la vez existía antes de que el
bebé lo creara, aunque esto no se interrogue. El bebé que no experimentó esta omnipotencia
inicial, estará atrapado en un juego en el que deberá permanentemente demostrar su capacidad de
creatividad y control, o bien se someterá a las vicisitudes del entorno.
La creatividad sería la capacidad de ver las cosas de un modo, y vivir creativamente significa
ante todo no ser aniquilado por sumisión y reacción a lo que llega del mundo; “Vivir
creativamente implica conservar algo personal, quizá secreto, que sea incuestionablemente uno
mismo…”, y la creatividad tiene una vinculación directa con la calidad y cantidad de la
formación de un ambiente en las primeras etapas de la existencia (Winnicott 1972).
Otro punto de suma importancia, es que alguien tiene que estar allí para que lo creado sea real,
las consecuencias de una ausencia en este momento serían nefastas, un ser creativo en el espacio,
pero terriblemente sumiso en las relaciones. Casi al término del artículo agrega que durante la
vida adulta, necesitamos que los demás sean objetivos para disfrutar de la capacidad creativa y
asumir riesgos.
Otra diferencia que Winnicott remarca, es la existente entre el vivir creativamente y el ser
creativo en la producción de obras artísticas. El vivir creativamente refuerza el sentimiento de
existencia, de mismidad. Las producciones creativas de los artistas son un fenómeno de otro
orden, se espera que el artista posea un talento, en cambio, para vivir creativamente no es
necesario ningún talento especial, ya que es una necesidad y al mismo tiempo una experiencia
universal.
En el capítulo cinco de “Realidad y juego” (1972), enriquece la definición con una metáfora; la
creatividad sería una coloración de toda la actitud hacia la realidad exterior. Aquí plantea que la
creatividad, es lo que posibilita que el individuo sienta que la vida vale la pena, en oposición al
acatamiento, que implica un sentimiento de inutilidad. Esto tiene consecuencias
psicopatológicas, ya que esta segunda forma de ver el mundo, constituiría una enfermedad. Estas
personas, estarían atadas de manera hipertrófica a la realidad, lo que les impediría tomar contacto
con el mundo subjetivo y con la experiencia creadora de realidad. Este grupo se ubicaría, en el
polo opuesto de una dimensión, al grupo de sujetos que tienen un escaso sentido de la realidad,
los individuos esquizoides, ambos tipos de personas acudirían a los analistas en búsqueda de
terapia.
Posteriormente vuelve a hacer énfasis en lo que impide que el individuo despliegue su capacidad
creadora, un posible impedimento está dado por la enfermedad, pero otro, por el ambiente. En
este punto va más allá de lo planteado en Vivir Creativamente;
En un caso extremo, en el que todo lo creador, lo original, lo real, lo que en definitiva importa
está perdido, al individuo no le importará estar vivo o muerto. Sin embargo, en opinión de
Winnicott, en la gran mayoría de las personas siempre se encuentra oculta una vida secreta
satisfactoria-creadora. Existiría un vínculo entre el vivir creador y el vivir mismo.
Para finalizar, critica la forma en la que el psicoanálisis ha abordado el problema de la
creatividad, a saber, mediante el análisis de personalidades destacadas de la esfera de las artes,
equivocando la dirección de la investigación, dejando de lado el tema principal, el impulso
creador.
DISCUSIÓN
El objetivo del presente trabajo fue revisar las propuestas de Melanie Klein y Donnald Winnicott
sobre los orígenes de la creatividad o impulso creador, situarlos en relación entre sí y con los
planteamientos freudianos. Resumiré brevemente lo revisado hasta acá para proseguir con el
planteamiento de algunas divergencias y convergencias.
Freud aborda el problema de la creatividad desde la figura del poeta. Para él, la creación literaria
es una actividad homóloga al fantasear del hombre y tiene su antecedente en el juego del niño.
Al igual que el juego y el sueño, el fantaseo es un cumplimiento de deseo (Freud 1908). La
fuerza pulsional de las fantasías, y por lo tanto del impulso creador, es una moción de deseo
insatisfecha, lo que remite en último término, a la pulsión sexual. Esta sufre mediante el
mecanismo de sublimación, una desviación de meta (1905), un cambio de destino (1915), en
lugar del coito se orienta hacia la producción de elementos culturales, entre ellos un texto. Pero
lo central, a mí parecer, es que el impulso creador (al menos hasta este momento en Freud), tiene
su origen en la pulsión sexual.
Tanto para Freud como para Klein, la condición de existencia del impulso creador, implica el
establecimiento de una relación objetal que mediatice la pulsión, ya erótica o destructiva. Para
Winnicott en cambio, el impulso creador es algo mucho más primario, tiene su origen en la
experiencia inicial de omnipotencia que es previa al establecimiento de la posición esquizo-
paranoide y por lo tanto a toda relación objetal, está en directa relación con la función materna y
su capacidad de presentar el mundo. Desde un punto de vista estrictamente ontogénico-temporal,
para Winnicott el impulso creador se establece antes que para Freud y Klein.
Con respecto a la psicopatología, podría plantearse que en Freud, una sublimación insuficiente
inclinaría al sujeto predispuesto hacia la neurosis o bien la perversión. En Klein, la
hiperintensidad de los sentimientos de culpa determinaría la imposibilidad de llevar a cabo la
reparación con la consecuente falta de creatividad y sentimientos depresivos. En Winnicott el
fracaso extremo en que todo lo original y creador esté perdido, determinará en última instancia
que al sujeto no le importe estar vivo o muerto.
Llegado a este punto, debo manifestar que en términos globales, los aportes de Winnicott me
parecen de una originalidad mayor, mueven los límites del psicoanálisis más allá que los de
Klein y Freud. Primero porque logran descentrar la cuestión de la creatividad del análisis de la
producción artística, segundo por la precocidad en la que sitúa la experiencia creadora y tercero
porque permiten agregar la creatividad y/o su ausencia a las reflexiones que nos generan
pacientes que parecieran en algún punto alienados por la exterioridad, embarcados en trabajos
que no los satisfacen o absorbidos por los problemas de sus relaciones de pareja.
Como la finalidad de mi trabajo era la puesta en relación de los autores revisados, he descuidado
la riqueza de los planteamientos individuales en virtud de discutir las convergencias y
divergencias entre ellos, aspectos que he pasado por alto y que han sido tratados en profundidad
por diversos autores son; la diferencia entre el sueño diurno y la fantasía inconsciente con sus
consecuencias para el proceso creativo, la creatividad como una derivada de la necesidad de
tramitar experiencias traumáticas y el papel del narcicismo en la creación entre otros
(Chasseguett-Smirgel 1999, Infante 1999).
Debo confesar que tuve dificultades en crear en mi mente la imagen mental del bebé como
creador omnipotente. Una vez más vino en mi auxilio la literatura proporcionándome una bella
representación de estos primeros momentos. Compartiré un pequeño fragmento de una novela
para finalizar el presente trabajo: La quinta parte de 2666 de Roberto Bolaño (2004), trata sobre
la vida de un autor germánico de la posguerra, la particular personalidad del escritor, lo llevó a
participar en la 2º Guerra, dedicarse a la escritura y a terminar perdido en el desierto de Sonora
mexicano, la narración de su vida comienza desde muy temprano y es precisamente esto, lo que
quiero compartir.
“En 1920 nació Hans Reiter. No parecía un niño, sino un alga… Lo que le gustaba era el fondo
del mar, esa otra tierra, llena de planicies que no eran planicies y valles que no eran valles y
precipicios que no eran precipicios… cuando la tuerta lo bañaba en un barreño, el niño Hans
Reiter siempre se deslizaba de sus manos jabonosas y bajaba hasta el fondo, con los ojos
abiertos, y si las manos de su madre no lo hubieran vuelto a subir a la superficie él se abría
quedado allí, contemplando la madera negra y el agua negra donde flotaban las partículas de su
propia mugre, trozos mínimos de piel que navegaban como submarinos hacia alguna parte…
solo existía el movimiento, que es la máscara de muchas cosas, incluida la serenidad…”
CONCLUSIONES
Winnicott se diferencia de Freud y Klein de manera más notoria en este punto, ya que la
experiencia creadora sería anterior al establecimiento de una relación objetal. Se relaciona con el
vivir creativamente, es equivalente a existir, en oposición a la ausencia total de creatividad que
implicaría que al sujeto le es indiferente la vida o la muerte. En términos filosóficos, la noción de
creatividad de Winnicott se aproxima más a la derivada de la tradición judeo-cristiana que a la
desarrollada por los griegos, desde mi punto de vista esto ubica al impulso creador cerca de lo
que conocemos como experiencia mística. Winnicott critica al psicoanálisis en su aproximación
a la creatividad a través del análisis de artistas y obras de arte, señalando que para ser creativo no
hace falta ser talentoso.
Finalmente dejo en claro que al poner el énfasis en las convergencias y divergencias entre los
autores revisados, he descuidado la riqueza específica de cada planteamiento dejando abierta la
puerta para continuar la discusión.
REFERENCIAS
Freud, S. (1905) Tres ensayos de teoría sexual. Parte I, Resumen. Tomo VII. En Obras completas
de Sigmund Freud. Ed. Amorrortu, Bs. Aires.
Freud, S. (1908 [1907]) El creador literario y el fantaseo. Tomo IX. En Obras completas de
Sigmund Freud. Ed. Amorrortu, Bs. Aires.
Freud, S. (1915) Pulsiones y destinos de pulsión. Tomo XIV. En Obras completas de Sigmund
Freud. Ed. Amorrortu, Bs. Aires.
Green, A. (1996) A propósito de la naturaleza humana. En Jugar con Winnicott. Ed. Amorrortu,
Bs. Aires. 2010.
Green, A. (2000) Winnicott en transición. Entre Freud y Melanie Klein. En Jugar con Winnicott.
Ed. Amorrortu, Bs. Aires. 2010.
Infante, J. (1999) Algunas reflexiones acerca de la fantasía y la creatividad. En; En torno a Freud
“El poeta y los sueños diurnos”. Ed. Biblioteca Nueva, Madrid.
Klein, M (1929) Situaciones infantiles de angustia reflejadas en una obra de arte y en el impulso
creador. En Amor, culpa y reparación. Obras completas Vol 1. Ed. Paidós, Bs. Aires. 1990.
Klein, M (1937) Amor, culpa y reparación. En Amor, culpa y reparación. Obras completas Vol
1. Ed. Paidós, Bs. Aires. 1990.
Kristeva, J. (2001) Introducción: El siglo del psicoanálisis, Parte VIII Inmanencia y grados del
simbolismo: Sublimaciones culturales: Arte y Literatura. En El genio femenino. La vida, la
locura, las palabras. 2 Melanie Klein. Ed. Paidós, Bs. Aires.
Winnicott, D. (1971) La creatividad y sus orígenes. En realidad y juego. Ed. Gedisa, Barcelona
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Mihov, K., Denzler M, Förster J. Hemispheric specialization and creative thinking: A meta-
analytic review of the lateralization of creativity. Brain and Cognition (2010); 72: 442-448.
Sausssure (1915). Apéndice a las partes tercera y cuarta: Etimología. En Curso de Lingüística
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