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EXPOSICIÓN

14. TEORÍAS PSICOANALÍTICAS

14.1. Los conceptos fundamentales: Freud, Jung y Lacan

En el contexto de la teoría y crítica literaria, resulta intrigante observar cómo

diferentes corrientes de pensamiento han dado lugar a una variedad de

herramientas que enriquecen el análisis de las obras literarias. En este sentido, el

psicoanálisis, incluyendo la psicología analítica, se destaca como un campo

especialmente relevante debido a su rica relación con la literatura. En el núcleo de

todas estas tendencias psicoanalíticas se encuentra la influencia innegable de las

ideas de Sigmund Freud. Sin embargo, al considerar las contribuciones a la crítica

literaria, también es fundamental destacar a figuras como Carl Gustav Jung y

Jacques Lacan. Aunque no se debe pasar por alto a otros seguidores destacados

de Freud, como Otto Rank y Alfred Adler.

Para apreciar las contribuciones del psicoanálisis a la crítica y teoría literarias, es

esencial comprender en profundidad los conceptos fundamentales que Sigmund

Freud empleó en su trabajo. Al examinar la estructura de la personalidad, Freud

argumenta que el aparato psíquico opera a través de una serie de sistemas

interconectados: el inconsciente, el preconsciente y el consciente. El inconsciente

se compone de lo que Freud describe como "pulsiones innatas", así como deseos

y recuerdos reprimidos que buscan regresar a la conciencia. Las "pulsiones"

(también denominadas "instintos") representan la "carga energética que impulsa al


organismo hacia un fin" (Paraíso, 1995: 25). Estas pulsiones se dividen en dos

categorías: pulsiones de vida, que buscan mantener y prolongar la vida, a incluir

tanto los instintos sexuales como los de autoconservación, y pulsiones de muerte,

que tienden hacia el descanso y la reducción de tensiones. A pesar de las

pulsiones y los deseos reprimidos, algo les impide regresar a la conciencia: la

censura. La censura desempeña la función de distorsionar estos recuerdos y

deseos reprimidos para permitir su paso (aunque de manera distorsionada) al

ámbito consciente. Haciendo hincapié en "la naturaleza completamente ajena del

inconsciente", Terry Eagleton describe esta región del aparato psíquico como "un

espacio que es a la vez un no-lugar, totalmente indiferente a la realidad, ajeno a la

lógica, negación, causalidad y contradicción", ya que se entrega sin restricciones

al juego de los impulsos instintivos y la búsqueda del placer".

Dentro de la estructura de la personalidad, Sigmund Freud identifica tres

componentes principales: el yo, el ello y el súper-yo. El yo, en primer lugar,

representa los intereses y deseos del individuo, y no es innato, sino que se forma,

según Freud, entre el sexto mes de vida y los tres años de edad. Para protegerse

de las pulsiones del mundo, el yo recurro a mecanismos de defensa.

Por otro lado, el ello constituye el aspecto impulsivo de la personalidad,

compuesto por pulsiones innatas que buscan satisfacción. En cuanto a la tercera

instancia, el súper-yo, está relacionado con la interiorización de la ley paterna y las

normas sociales, junto con sus exigencias y prohibiciones. Esta parte de la


personalidad está vinculada a la conciencia moral, la autoobservación y la

formación de ideales. Es crucial tener en cuenta el súper-yo, ya que los seres

humanos se enfrentan a demandas prácticamente insoportables de una

civilización que se basa en la represión de los deseos y la postergación del placer.

Con relación al complejo de Edipo surge la preocupación de la castración: el niño,

al enfrentar el misterio de las diferencias anatómicas entre los sexos, imagina que

la niña carece de pene debido a una castración, lo que despierta su temor a que

su padre, como castigo por sus deseos incestuosos (una manifestación del

complejo de Edipo), intento castrarlo. Este temor provoca ansiedad en el niño. Por

su parte, la niña percibe la ausencia de pene como una desventaja que puede

tratar de negar o compensar de diversas maneras. Esto se conoce como envidia

del pene: la niña anhela tener un pene, ya sea en el sentido externo (para

igualarse al niño) o en un sentido interno (lo que refleja el deseo de tener un hijo).

Es evidente que, al abordar estos temas, Freud refleja la sociedad de su época, la

cual estaba fuertemente dominada por la perspectiva masculina (Eagleton, 1993:

187).

Otros conceptos fundamentales en la teoría psicoanalítica incluyen el narcisismo,

la fijación y la regresión. El narcisismo, inspirado en el mito de Narciso, se refiere

al amor que una persona siente por sí misma, especialmente su propia imagen. En

las primeras etapas de la vida, un niño siente una fascinación por su propio
cuerpo, lo explora y se concentra en su propio ser, dirigiendo su energía sexual

hacia sí mismo.

Por otro lado, la fijación y la regresión son conceptos que implican una progresión

ordenada de la libido, la energía sexual. La fijación se relaciona con una fase en la

que la libido se enfoca intensamente en personas o imágenes específicas. En

algún momento de la vida, es posible que una persona necesite regresar, en forma

de recuerdo, a la etapa en la que se produjo esta fijación para abordar asuntos

importantes. Esto nos lleva al concepto de regresión, que implica un retorno a esa

fase de fijación. Sin embargo, también es el proceso de replegarse en el yo, lo

cual es esencial para la creatividad en general. En el contexto de la creatividad

literaria, la regresión se refiere a la acción que realiza un escritor al explorar su

interior en busca de materiales para la creación de una nueva obra literaria,

creando así un mundo literario completamente nuevo.

En síntesis, estas son las ideas fundamentales que conforman la obra de Sigmund

Freud. Estas ideas trajeron rápidamente el interés de Eugen Bleuler, quien

compartió su entusiasmo con su alumno Carl Gustav Jung. Jung se reunió con

Freud en 1907 y mantuvo una relación intelectual intensa. De hecho, Freud

consideraba a Jung como su sucesor natural y heredero (Paraíso, 1985: 36). Sin

embargo, en 1913, su discípulo más destacado se distanció de él debido a

diferencias doctrinales.
El concepto más destacado en la psicología de Jung es, sin lugar a dudas, el del

inconsciente colectivo, que está estrechamente relacionado con sus estudios

antropológicos sobre mitos y rituales primitivos. Con este concepto, Jung se refiere

a una suerte de depósito que contiene la totalidad de la experiencia ancestral de la

humanidad, una acumulación de experiencia que afecta de manera inconsciente a

todos los individuos y, en cierto sentido, las condiciones. El inconsciente colectivo

puede entenderse como una fuente inagotable de conocimiento, pero también

como una fuente de desafíos.

Mientras que el inconsciente individual postulado por Freud alberga elementos

olvidados y reprimidos por el sujeto, el inconsciente colectivo de Jung va más allá

y engloba "el sustrato compartido de la humanidad" (Paraíso, 1995: 39). No

obstante, Jung no pasa por alto el individuo inconsciente; De hecho, lo menciona

al hablar de los complejos. Para Jung, un complejo se refiere a una experiencia

personal de naturaleza traumática o emocional que reside en el inconsciente

individual y, en última instancia, está vinculada al inconsciente colectivo. Jung

utilizó el método de la asociación de ideas para revelar ciertos complejos, pero

también observó que estos podían manifestarse en los sueños. Este último caso

condujo a Jung a hablar de arquetipos, que son "motivos recurrentes con una

significación prácticamente idéntica tanto en los sueños y fantasías individuales

como en la mitología y el folclore de diversas culturas" (Paraíso, 1995: 41).


El tercer autor que se destaca en el análisis de la intersección entre la literatura y

la psicología es Jacques Lacan (1901-1981), un pensador de gran influencia en la

teoría literaria de las décadas de 1960 y 1980. En muchos aspectos, su enfoque

Recuerda al enfoque de otro pensador francés, Jacques Derrida. Como señala

Isabel Paraíso, se podría decir que Lacan "deconstruye" el psicoanálisis freudiano,

que siempre es su punto de referencia, y luego "construye" sobre esta

deconstrucción (1995: 45). Según Eagleton, "la obra de Lacan representa un

intento notable original de 'reescribir' la teoría freudiana de maneras que interesan

a aquellos que estudian cuestiones relacionadas con el ser humano, su posición

en la sociedad y, sobre todo, sus relaciones con el lenguaje. ".

Desde la perspectiva de Lacan, el psicoanálisis abarca tres dimensiones

fundamentales: el simbólico, que aborda los fenómenos considerándolos

estructurados como lenguaje y, en un sentido secundario, denota que la curación

se basa en el poder fundacional de la palabra; el imaginario, caracterizado por la

preeminencia de la relación con la imagen de lo semejante en el yo; y el real, que

hace referencia al conjunto de fenómenos que están más allá de la capacidad de

simbolización del sujeto (Paraíso, 1995: 45).

Al examinar el funcionamiento del inconsciente, un enfoque que puede realizarse

de manera efectiva mediante el análisis de los sueños, Lacan observa, en línea

con Freud, que la censura, o lo que podría llamarse la "conciencia vigilante",

siempre opera transformando los deseos. inconscientes en símbolos de


complicada interpretación. Esto significa que los sueños, por ejemplo, se

convierten en textos simbólicos a menudo enigmáticos. El inconsciente tiende a

condensar múltiples significados en una sola imagen o a trasladar el significado o

interés de un objeto a otro, asociándolos de alguna manera. La condensación y el

desplazamiento, según Freud, son los dos principales mecanismos que alteran la

apariencia de un sueño, convirtiendo un contenido latente, inconsciente y

censurado en un contenido manifiesto aceptable para la mente consciente. Estos

procesos se asemejan a dos figuras retóricas fundamentales, según Jakobson: la

metáfora (que condensa y relaciona significados) y la metonimia (que desplaza

significados). Basándose en esta observación, Jacques Lacan concluye que el

inconsciente está estructurado de manera similar al lenguaje. A partir de esta

premisa central, busca demostrar que los seres humanos se insertan en un orden

preestablecido y de naturaleza simbólica, un orden que guarda similitudes con el

sistema del lenguaje. En este contexto, una ley es fundamental: la ley paterna.

14.2. PSICOANÁLISIS Y LITERATURA

De acuerdo con diversos autores, la influencia del psicoanálisis en el ámbito

literario ha sido tan significativa que ha llegado a transformar la forma en que las

obras literarias son leídas. Incluso se argumenta que las técnicas de interpretación

psicoanalítica contribuyen a una mejor comprensión de los textos literarios y

proporcionan valiosa asistencia a la teoría y la crítica literaria. Además, es

importante recordar que la literatura ha sido una de las principales fuentes de


inspiración para la interpretación del psicoanálisis (Wahnón Bensusan, 1991: 153).

En cualquier caso, la relación entre la teoría psicoanalítica y la literatura es

innegable. La obra de Freud está profundamente arraigada en la cultura

germánica, lo que establece vínculos estrechos entre el psicoanálisis y la literatura

romántica del siglo XIX, en la cual, como es bien sabido, el elemento irracional

desempeña un papel crucial. Autores románticos como Tieck y Schopenhauer ya

habían defendido, antes que Freud, el origen sexual del arte. Además, la

fascinación de autores como Baudelaire, Shelley o Poe por lo siniestro se asemeja

notablemente a la concepción freudiana de los impulsos perversos y

autodestructivos. Asimismo, la importancia del tema del sueño en los escritores

románticos encuentra su punto culminante en la obra de Freud. Por otro lado, el

psicoanálisis es fundamental para comprender numerosos fenómenos literarios del

siglo XX. Un ejemplo evidente es la "escritura automática" del Surrealismo y

ciertas técnicas terapéuticas, como el flujo de conciencia, que se basan en la

técnica terapéutica de la asociación libre de ideas y, por lo tanto, en un esfuerzo

claro por permitir que el inconsciente. emerja de manera directa.

Según Carlos Castilla del Pino, la influencia del psicoanálisis en la literatura se ha

concentrado en cuatro elementos fundamentales (Castilla del Pino, 1994: 297):

1. Comprender el proceso de creación literaria.

2. Descifrar el significado del texto como la biografía "profunda", es decir, la

parte oculta e inconsciente del autor.


3. Explorar las significaciones y metasignificaciones del contenido del texto en

relación con cuestiones universales de la condición humana, incluyendo su

simbología.

4. Analizar la relación entre el tema del texto y el lector, considerando la

experiencia estética.

Después de enumerar estos cuatro aspectos, Castilla del Pino proporciona una

justificación para reconocer el valor que estos puntos pueden tener en el ámbito

literario.

El discurso literario se convierte en un "objeto" que un individuo aporta al mundo

real donde se encuentran los posibles lectores de la obra. Este se considera un

"objeto" en el sentido de que la obra, como producto de la creación y elaboración,

se materializa y se convierte en un componente del mundo real, y adquiere

estabilidad. Además, tanto el autor como el lector desarrollan una relación única

con la obra, lo que se describe como una relación "objetal". Esto implica relaciones

entre el sujeto (autor o lector) y el objeto (la obra literaria), en las cuales ambos se

ven implicados no solo como sujetos cognitivos, sino también como sujetos

deseantes. Las relaciones que el autor y el lector establecen con los personajes

pueden implicar procesos de identificación que pueden ser positivos, negativos o

ambivalentes. En resumen, tanto el autor como el lector participante como sujetos

en su totalidad, incorporando tanto sus formulaciones lógicas conscientes como

las lógicas del inconsciente al establecer relaciones con el objeto literario.


14.3. SOBRE LA CREACIÓN Y LA RECEPCIÓN LITERARIAS

Freud establece una conexión entre la creatividad artística y la satisfacción de

deseos inconscientes, así como la compensación de frustraciones internas.

Examina los mecanismos de la creatividad al relacionarlos con los mecanismos

que operan en los sueños y los síntomas psiconeuróticos. Un concepto clave en

este contexto es el de la sublimación, que no es más que uno de los mecanismos

de defensa disponibles para el yo. La sublimación permite analizar actividades

humanas que parecen estar desvinculadas de la sexualidad, pero cuyo origen se

encuentra en las pulsiones sexuales. Lo que hace la sublimación es transformar

estas pulsiones sexuales en una energía no sexual que se dirige hacia actividades

humanas elevadas y socialmente valoradas, como la actividad artística y la

investigación intelectual. Dado que, según Freud, nuestra cultura se basa en gran

medida en la represión de los instintos, a veces las pulsiones sexuales se desvían

hacia actividades de distinta naturaleza, aunque conserven su intensidad original.

Esta desviación es precisamente lo que se entiende por sublimación, un

mecanismo de defensa al que Freud atribuye importantes contribuciones

culturales. En última instancia, Freud argumenta que una forma de lidiar con los

deseos que no se pueden satisfacer debido al conflicto entre el principio de placer

y el principio de realidad es sublimarlos, es decir, dirigirlos hacia objetivos de

mayor valor social.


En una obra literaria, se produce una dualidad en la expresión, donde algo se

manifiesta de manera directa mientras que algo se oculta bajo una capa de

disfraz. Esto sugiere que el mecanismo psicológico fundamental en la literatura es

la reaparición de lo reprimido. Este proceso implica que los elementos

previamente excluidos de la conciencia debido a la represión tienden a surgir

nuevamente. Esto ocurre porque estos elementos reprimidos no desaparecen por

completo, sino que permanecen latentes en el inconsciente. Sin embargo, debido

a la constante censura, estos elementos reprimidos no pueden reaparecer en su

forma original, sino que lo hacen de manera deformada, lo que significa que están

distorsionados por los mecanismos de defensa, al punto de que la conciencia no

los reconoce. Freud se refiere a este proceso como la "formación de compromiso"

porque logra satisfacer tanto el deseo inconsciente como las exigencias de las

defensas. Las principales manifestaciones de la formación de compromiso

incluyen el sueño, el síntoma y la obra literaria. En resumen, según Freud, los

contenidos inconscientes constantemente buscan emerger a la conciencia a través

de diversos medios, y el arte es uno de estos canales.

Para finalizar, según la perspectiva de Freud, a través de una obra literaria, el

inconsciente del escritor se conecta con el del lector. Cuando el lector se sumerge

en la lectura, puede identificar sus propias fantasías reflejadas en las del autor, lo

que le permite liberar sus tensiones internas y experimentar una catarsis

emocional que alivia esas tensiones personales. En este proceso, el lector no

necesita sentirse avergonzado, ya que es el autor, es decir, el poeta, quien


expresa estas fantasías en la obra literaria. En su análisis de los efectos de la

literatura en el lector o espectador, Freud retoma el concepto aristotélico de la

catarsis y sugiere que el placer estético está vinculado a la liberación de tensiones

y al consiguiente alivio que experimenta el lector.


¿Cómo se hace un comentario de textos literarios?

El comentario de textos literarios es una actividad que implica analizar y

comprender una obra literaria en profundidad, destacando sus aspectos temáticos,

estructurales y estilísticos. Un buen comentario de texto literario va más allá de la

descripción superficial de la obra. Se debe profundizar en su significado y contexto

para ofrecer una interpretación enriquecedora. Para llevar a cabo un comentario

de texto literario de manera efectiva, se siguen estos pasos:

1. Lectura atenta: Lee el texto cuidadosamente, prestando atención a los

detalles. Haz anotaciones marginales, subraya pasajes importantes y toma

notas sobre tus primeras impresiones.

2. Contextualización: Investiga el contexto histórico, cultural y literario en el

que se enmarca la obra y el autor. Esto te ayudará a entender mejor las

referencias y motivaciones detrás del texto.

3. Identifica el género literario: Determina a qué género pertenece la obra

(novela, poesía, cuento, ensayo, etc.) y cómo esto afecta su estructura y

estilo.

4. Estructura y organización: Analiza la estructura del texto, como la división

en capítulos o secciones, la disposición de los elementos narrativos o

poéticos, y la organización de las ideas. Identifica elementos como el

planteamiento, el nudo y el desenlace en una narración.


5. Temas y motivos: Identifica los temas y motivos presentes en el texto.

Examina qué ideas o cuestiones exploran la obra y cómo se desarrollan a lo

largo de la trama.

6. Personajes: Analiza a los personajes, sus características, roles y evolución

a lo largo de la obra. Presta atención a sus motivaciones y relaciones.

7. Estilo literario: Examina el estilo del autor, que incluye el uso del lenguaje,

recursos literarios (metáforas, símbolos, aliteraciones), tono, ritmo y

cualquier otro aspecto que influya en la narración.

8. Figuras retóricas: Identifica y comenta las figuras retóricas que el autor

utiliza para enriquecer el texto, como metáforas, metonimias, hipérboles,

etc.

9. Cita y ejemplifica: Incluye citas del texto para respaldar tus afirmaciones.

Explica cómo estas citas respaldan tu interpretación.

10. Interpretación: Desarrollar una interpretación coherente y convincente del

texto. Explique cómo los elementos analizados contribuyen al mensaje o

significado de la obra.

11. Contexto del autor: Ten en cuenta la biografía y las creencias del autor, así

como su experiencia personal, ya que estos factores pueden arrojar luz

sobre la obra.

12. Conclusión: Resume tus hallazgos y ofrece una conclusión general sobre la

obra literaria. Puedes reflexionar sobre su relevancia en la literatura o en la

sociedad en general.
13. Corrección y revisión: Revisa y corrige tu comentario en busca de errores

gramaticales y ortográficos.

ENCUESTA

1. Definir las principales contribuciones realizadas por Sigmund Freud al


psicoanálisis.

2. Definir las contribuciones más importantes de Carl Gustav Jung al


psicoanálisis.

3. Mencionar algunas de las contribuciones que realizó Jacques Lacan al


psicoanálisis.

4. ¿Cuáles son los 3 componentes principales que identifica Sigmund Freud


dentro de la estructura de la personalidad?

5. Mencionar el concepto más destacado en la psicología de Jung.

6. ¿Cuáles son las 3 dimensiones fundamentales que abarca el psicoanálisis


desde la perspectiva de Lacan?

7. Explicar brevemente la influencia del psicoanálisis en el ámbito literario.

8. Mencionar un ejemplo que explique por qué el psicoanálisis es fundamental


para comprender numerosos fenómenos literarios del siglo XX.

9. ¿Cuáles son los 4 elementos fundamentales en la influencia del


psicoanálisis en la literatura, según Carlos Castilla del Pino?
10.Explica en tus propias palabras la conexión entre la creatividad artística y la
satisfacción de deseos inconscientes, según Freud, con respecto a la
creación y la recepción literarias.
DEFINICIÓN POESIA Y POEMA

En el libro “La Poética de los Poetas” (2014), se escudriña a profundidad la


definición de Poema y Poesía, desde el punto de vista de importantes autores,
quienes con gran elocuencia explican estos conceptos, ilustrándolos con algunos
de sus escritos más representativas.

Concretamente, Luz Mary Giraldo (Aprendiz de Gato, Penélope y otros), expresa:


“El verdadero creador, en este caso el poeta, busca tonos y analogías
reveladoras, como el pintor que atrapa la luz o la sobra, o el músico que condensa
el movimiento del sonido en una nota sostenida o intermitente… cada cual tiene la
intención de ir más allá de lo que ve u oye… La lírica es íntima, pero escribir
Poesía no consiste en volcar la biografía en la palabra, sino de atar la palabra a la
vida y sus misterios, entusiasmos y desavenencias, según los requerimientos del
tiempo y el espacio en los que nos ha correspondido vivir” (p.20)

A modo general, se puede definir la Poesía como una forma artística y literaria que
utiliza el lenguaje de manera creativa y estilizada para expresar ideas, emociones
y experiencias humanas. Con frecuencia, se caracteriza por su uso de la métrica,
la rima y la metáfora para crear una experiencia estética y comunicar significados
profundos a través de la belleza del lenguaje.

De otra parte, el Poema es una obra de poesía en la que se aplican las


características formales y estilísticas propias del género. Los poemas pueden
variar en longitud y estructura, desde versos breves y líricos hasta composiciones
más extensas o narrativas. Los poetas utilizan el poema como un medio para
transmitir sus ideas y sentimientos de manera artística y creativa, a menudo
desafiando las convenciones del lenguaje cotidiano para lograr efectos poéticos y
emotivos.

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