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HISTORIA DE LA SEPTUAGINTA

INTRODUCCIÓN

Llamamos "Septuaginta" a la antigua traducción del Antiguo


Testamento, del hebreo paleo (pre-masorético) al griego koiné.
Lo primero a destacar es que esta labor fue traducida por secciones:

- Primera Sección: Traducción de la Torah (Gn, Ex, Lv, Nm, Dt),


la que se conoce como "El Pentateuco". Traducida en el 280 aC por
70 eruditos judíos en Alejandría durante el período faraónico de
Ptolomeo II Filadelfo.

- Segunda Sección: Traducción del resto de los libros,


incluyendo los apócrifos, los cuales fueron traducidos a lo largo de
los siguientes años, desde el 185 aC hasta el 32 aC. Esta sección
fue traducida por diferentes traductores y en diferentes lugares, las
cuales fueron acopiadas al Pentateuco durante el primer siglo aC.

Resumen analítico
La gramática y el estilo semántico de la traducción es muy variado.
Esto sugiere que los diferentes traductores variaron
considerablemente la traducción literal y/o paráfrasis reflejadas en
las secciones.
El Pentateuco presenta un estilo primitivo del griego koiné, el resto
muestra cambios lingüísticos muy notorios.
Las diversas fuentes indican que algunos libros, sobre todo los
proféticos, pudieron ser traducidos dos o tres veces, o traducidos y
luego revisados.

Algunos libros de la Septuaginta muestran expresiones idiomáticas


y frases basadas en lenguas semíticas como el hebreo y
el arameo. Otros libros, como Daniel y Proverbios, muestran la
influencia del idioma griego con mayor fuerza.

Es interesante destacar que, en la Septuaginta muchos nombres


propios están escritos con las vocales griegas, esto nos ayuda a
dilucidar la pronunciación del hebreo pre-masorético, a diferencia de
los textos en hebreo paleo que carecen de señalamiento
vocálico. Sin embargo, es poco probable que todos los sonidos
hebreos antiguos tuvieran su equivalente en griego koiné.

A lo largo de la historia, la Septuaginta ha sido la base de traducción


para muchas versiones, tales como la versión latina antigua,
la eslava, la siríaca, la armenia antigua, la georgiana antigua y el
copto de los primeros siglos de la era cristiana.

HISTORIA
Según la historia secular; El Faraón Ptolomeo II Filadelfo (285 a 246
aC.), un rey poco diestro para la guerra y hábil para la diplomacia,
dedicó su vida a la expansión de las ciencias y el arte. En su tiempo
fortaleció la biblioteca real de Alejandría queriendo que albergue el
conocimiento de todas las culturas de la época. Se estima que la
biblioteca de Alejandría alcanzó los 850.000 manuscritos en muchos
idiomas y múltiples traducciones, entre ellas la Septuaginta.
Fue el bibliotecario Demetrio quien sugirió a faraón que los libros de
la cultura judía fueran traducidos y puestos en la biblioteca.
Considerando esto Ptolomeo escribió a Eleazar, sumo sacerdote de
los judíos, para que se emprendiera la traducción. Entonces fueron
contratados a 70 o 72 eruditos judíos bilingüe para traducir al griego
los textos en hebreo paleo de la Torah, aunque por cierto no muchos
judíos estaban de acuerdo con esta idea.
Cuando terminaron el trabajo, leyeron la traducción aprobándola
unánimemente.
Posteriormente se fueron traduciendo y agregando el resto de los
libros. Aunque no se conoce exactamente la fecha y el lugar de
estas traducciones, algunos han propuesto que una escuela de
traductores en Alejandría se ha ocupado de traducir el Libro de los
Salmos, posiblemente en el año 185 aC. Posteriormente tradujeron
los libros de Ezequiel y Jeremías, así como el conjunto de los doce
Profetas Menores. Más tarde tradujeron los escritos históricos:
(Josué, Jueces y Reyes), y luego, finalmente, el Libro de Isaías.
El Libro de Daniel fue traducido alrededor del año 150 aC. Los
Libros de los Macabeos, Sabiduría y Eclesiástico, fueron
incorporados en el curso de los Siglos II y I aC.
Es importante destacar, que los escritos y textos hebreos y arameos
que sirvieron de base para la formación de la Septuaginta, carecían
de gramemas, es decir, el texto no estaba dotado de valores
fonéticos vocálicos, no tenía signos de puntuación y acentuación,
tampoco conectores lógicos, todas estas cosas fueron provista por
los traductores quienes impregnaron algunos de estos valores en la
traducción.

Lamentablemente los textos más tempranos de la Septuaginta no


sobrevivieron, excepto como fragmentos. Hoy las actualizaciones
de la Septuaginta se basan en los
Códices Vaticanus, Sinaítico y Alejandrino, siendo este último es
más confiable a diferencia del Códice Vaticanus y Sinaítico
descubiertos en el siglo XIX, que presentan muchísimas
alteraciones.
EL TITULO
El título de la obra en griego koiné fue Ἡ μετάφραση
τῶν Ἑβδομήκοντα "La Traducción de los Setenta" proviene de un
registro conocido como "la carta de Aristeas" (judío alejandrino,
cortesano de Ptolomeo II Filadelfo, que describió la traducción con
ese nombre la traducción), aunque no hay mucha certeza en ello.
El nombre "Septuaginta" deriva de la frase latina "versio septuaginta
interpretum" "traducción de los setenta intérpretes".
Actualmente se utiliza el número romano LXX (setenta) como
abreviatura de la Septuaginta.
EVIDENCIAS DE USO EN LA ANTIGÜEDAD
El filósofo judío Aristóbulo, quien vivió en Alejandría durante el
reinado de faraón Ptolomeo VI Filometor (181 al 145 aC.), confirma
este dato al referirse a ella en una carta al rey en los siguientes
términos:
“… la completa traducción de todos los Libros de la Ley (el
Pentateuco), en los tiempos del rey Filadelfo, ancestro vuestro …”

El historiador judío Flavio Josefo (37 al 100 dC), en su segunda obra


conocida como "Antigüedades judaicas", escrita en griego koiné
durante los años 93 y 94 dC., la cual es una breve historia del pueblo
judío desde la Creación hasta los comienzos de la guerra romana
en el año 66 dC. En la primera parte de esta obra los datos ofrecidos
se acercan más al relato bíblico de la LXX que al texto hebreo,
aunque a veces Josefo presenta como hechos algunos elementos
de las tradiciones de los fariseos. En lo que respecta a la parte de
su obra que trata del período que sigue al Antiguo Testamento,
Josefo aparentemente usa como fuente 1 Macabeos y los escritos
de Polibio, Estrabón y Nicolás de Damasco.

Esta compilación de textos y escritos sagrados judíos traducidos al


griego fue de gran ayuda para los judíos esparcidos por el
Mediterráneo, permitiéndoles el acceso a los textos sagrados de sus
ancestros en las comunidades judías que no hablaban hebreo,
ni arameo, debido al desvanecimiento idiomático por causa de las
exigencias de la vida cotidiana influenciadas por el helenismo.

La Septuaginta era la traducción que circulaba más ampliamente


durante la manifestación del Señor Jesús y la expansión del
Evangelio por los apóstoles. No es extraño pensar que los apóstoles
y demás escritores del NT eran conscientes de que el idioma que
había de prevalecer como testimonio sería el griego, por lo que sus
obras fueron escritas en este idioma dando continuidad o conexión
con la Septuaginta.

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