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Peña Bacallao La Obesidad en La Pobreza Un Nuevo Reto para La Salud Publica
Peña Bacallao La Obesidad en La Pobreza Un Nuevo Reto para La Salud Publica
ISBN 92 75 31576 0
NLM WD210
PRÓLOGO v
Introducción vii
iii
iv Contenido
George A. O. Alleyne
Director
V
Esta página dejada en blanco al propósito.
1NTRODUCCI6N
VII
viii Introducción
sos más bajos. Se concluye que es imperativo intervenir en forma activa para reducir los
factores de riesgo de origen nutricional de las enfermedades crónicas y que, para evitar
el peligro de una verdadera epidemia de esas enfermedades, se deben aplicar medidas
de prevención primaria desde la infancia, centradas en torno a acciones que fomenten el
cambio de los modos de vida.
Carmen Porrata, Arturo Rodríguez-Ojea y Santa Jimenez describen las características
de la transición epidemiológica en Cuba durante los últimos decenios y destacan los
aspectos alimentarios y nutricionales asociados a la misma. Comienzan con un análisis
de las características socioeconómicas de la población, su nivel de educación, el acceso a
los servicios comunitarios y de salud, la dinámica de la comercialización de los alimen-
tos, la disponibilidad y las tendencias del consumo de alimentos, la lactancia materna,
los hábitos alimentarios y el perfil de morbimortalidad. A continuación, exponen los
efectos de los cambios económicos que tuvieron lugar como consecuencia de la desapa-
rición de la Union de las Repúblicas Socialistas Soviéticas y del campo socialista de Eu-
ropa del este. Ubican a Cuba en una etapa avanzada de la transición epidemiológica,
similar a la de los países desarrollados pero con mayor retraso económico. Los autores
consideran que la prevalencia de obesidad es elevada para ambos sexos. Los patrones
alimentarios inadecuados, el sedentarismo, la influencia cultural en la estimación positi-
va del sobrepeso y el desconocimiento de principios nutricionales adecuados serían al-
gunos de los factores que determinan esa alta prevalencia. Proponen, en consecuencia,
un enfoque integral de la atención primaria que dé prioridad a la promoción de la salud
y la participación comunitaria para abordar los factores de riesgo de la obesidad, tomar
medidas preventivas y realizar diagnósticos precoces.
Carlos Monteiro presenta los resultados de su investigación sobre algunos aspectos de
la transición nutricional en el Brasil durante los últimos decenios. La prevalencia de ni-
ños desnutridos disminuyó 60% en todos los estratos socioeconómicos y la prevalencia
de la obesidad infantil, relativamente baja en el país, se mantuvo invariable. La propor-
ción de adultos desnutridos también se redujo de modo considerable, pero la proporción
de adultos obesos casi se duplicó. Los cambios también reflejan que se mantiene la fuerte
relación inversa entre el ingreso familiar y la prevalencia de desnutrición y el aumento
de la frecuencia de obesidad en las familias más pobres. También se observa un cambio
en la relación entre el ingreso familiar y el índice de masa corporal en las mujeres. Los
cambios favorables en la alimentación no parecen haber sido una consecuencia de la
toma de conciencia de la población sobre los beneficios de un régimen alimentario salu-
dable, sino de la oferta y de los precios relativos de los alimentos. La mayor laguna de
información se refiere a las pautas de actividad física de la población, de gran importan-
cia para explicar el aumento de la obesidad. El autor destaca que el proceso de transición
nutricional en el Brasil debe tenerse en cuenta para establecer las prioridades y estrate-
gias de acción que se formulan en el campo de la salud pública: se deben incorporar en
forma definitiva la prevención y el control de las enfermedades crónicas no transmisi-
bles y la educación sobre alimentación y nutrición para todos los estratos socioeconómi-
cos, así como promover la oferta de alimentos saludables y el acceso a los mismos.
En su propuesta de una tipología de los países de América Latina y el Caribe en el
contexto de la transición epidemiológica y demográfica, Jorge Bacallao expone e inter-
preta los resultados de un análisis exploratorio sobre indicadores demográficos y
epidemiológicos en 22 países de América Latina y el Caribe. El análisis se orienta hacia la
construcción de una tipología de países que podría usarse para formular una estrategia
de investigación de las tendencias y los factores determinantes de los cambios en los
x Introducción
perfiles de salud. Los elementos más importantes de la tipología serían dos ejes de clasi-
ficación (el primero que oponga a los países con prevalencia alta de enfermedades infec-
ciosas a los que tienen prevalencia alta de enfermedades crónicas no transmisibles, y el
segundo que separe a estos últimos según el mayor o menor predominio de las enferme-
dades cardiovasculares y su evolución dentro de los últimos 10 a 20 años); una clasifica-
cion en tres grupos según la etapa de transición demográfica y epidemiológica en que se
encuentren los países, y un análisis de esa clasificación que demuestre la existencia de
fases o ritmos diferentes de transición.
La tercera parte de la obra incluye dos artículos sobre los aspectos metodológicos que
se deben tener en cuenta para estudiar la obesidad desde la perspectiva de la salud pú-
blica. El trabajo de David F. Williamson explica las mediciones básicas de la presencia de
una enfermedad que son indispensables para la vigilancia de la obesidad: la prevalencia,
la incidencia y las tendencias seculares. El autor realiza un análisis comparado para la
aplicación de esos tres indicadores y, a partir de la conocida relación funcional entre
ellos, desarrolla procedimientos de cálculo de la incidencia y la duración media de la
obesidad y destaca la necesidad de conocer las tendencias seculares o cambios tempora-
les en la prevalencia empleando diseños longitudinales o de cohorte.
John J. Himes afirma en su artículo que la elaboración de indicadores antropométricos
apropiados para la obesidad plantea tres interrogantes críticos: el objetivo concreto de
identificar a las personas obesas o con exceso de peso, la selección de un indicador
antropométrico y la elección de un punto de corte óptimo para dicho indicador. Los
objetivos deben prestar atención al nivel de análisis (individual o poblacional), al uso
(tamizaje, evaluación de la prevalencia o evaluación de programas) y a las medidas pre-
visibles vinculadas a la obtención de la information. La selección del indicador debe
considerar el objetivo, los atributos intrínsecos del indicador (sensibilidad, especificidad
y valor predictivo) y los factores prácticos de su obtención en el entorno sociocultural
concreto. Por último, la elección del punto de corte óptimo dependerá del objetivo y del
atributo del indicador al que se le conceda mayor importancia en función del objetivo
(especificidad y valor predictivo positivo). Además, la elección del punto de corte con
propósitos de tamizaje debe ajustarse a los recursos disponibles para la intervention.
La ultima parte de la publication presenta dos trabajos. En el primero, Dirk G. Schroeder
y Reynaldo Martorell analizan la llamada hipótesis de la programación o del origen fetal
de las enfermedades crónicas y de la obesidad en el contexto de la transición epidemio-
lógica y nutricional de los países de América Latina. Sugieren que, si se confirmara, la
hipótesis aportaría pistas valiosas para explicar y anticipar los efectos a largo plazo de la
transición epidemiológica y nutricional. Aunque hasta el momento las pruebas son me-
nos concluyentes en el caso de la obesidad que en el caso de la hipertensión, la diabetes
y otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, ello podría deberse a proble-
mas metodológicos asociados a las dificultades intrínsecas del control de las variables de
confusion para la confirmation empírica de la hipótesis en el caso de la obesidad. Sin
embargo, si la hipótesis se confirmara habría que esperar un incremento impresionante
de la prevalencia de enfermedades cardiovasculares durante las próximas décadas, al
que también contribuirían los cambios alimentarios y de los modos de vida. Ante esta
posibilidad, se debe conceder la más alta prioridad a la formulatión de estrategias efec-
tivas para proveer una adecuada nutrition durante la vida fetal y la infancia temprana, y
para prevenir la obesidad y otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares
en el adulto.
Peña y Bacallao xi
3
4 La obesidad en la pobreza: un problema emergente en las Americas
FIGURA 1. Porcentaje de prevalencia de bajo peso para la edad, talla para la edad y peso
para la talla en preescolares, 1987-1996.
29 kg/m 2 ) y la obesidad (IMC >30 kg/m 2 ). minó a 9.600 mujeres que habían dado a luz
Por ejemplo, en Chile, 3,7% de los niños me- por lo menos un niño durante los cinco años
nores de 6 años están por debajo de una des- precedentes, mostraron un IMC de 25,1 (± 3,8
viación estándar de la mediana del peso de kg/m2). También se estimó que 34,5% de las
referencia establecido por el Centro Nacio- mujeres tenían un IMC de 25 kg/m 2 a 29,9
nal de Estadísticas de Salud de los Estados kg/m2, y que 9,4% tenían un IMC de más de 30
Unidos de América (NCHS) y la proporción kg/m2. El IMC promedio en la zona metropo-
de quienes se ubican por encima de esa des- litana de Lima fue de 25,8 kg/m2. Los estudios
viación es de 21,6%. Esos valores reflejan un diacrónicos realizados en Costa Rica y Pana-
notable desplazamiento hacia la derecha en má también muestran un aumento de la pre-
la distribución del indicador peso para la valencia de obesidad en los adultos (16).
edad (11). El Cuadro 1 muestra la prevalencia de ex-
Las encuestas de hogares realizadas en el ceso de peso y de obesidad en mujeres de va-
Brasil de 1974 a 1975 y durante 1989 (12) mos- rios países de America Latina y el Caribe con
traron un aumento notable de sobrepeso en- base en las encuestas de demografía y salud
tre esos dos períodos en todos los intervalos (Demographic and Health Surveys-DHS) pa-
de edad entre 18 y 65 años, tanto en mujeres trocinadas por la Agencia de los Estados Uni-
como en hombres. La tendencia ascendente se dos de América para el Desarrollo Internacio-
confirma en un informe de 1996 (23) que indi- nal (AID) (17).
ca una prevalencia de sobrepeso aun mayor.
En Sao Paulo, Brasil, en un estudio de 535 fa-
milias (2.411 individuos) de una población ESTUDIOS SOBRE LA OBESIDAD
urbana marginal (14) se observó que 30%
de los niños presentaban un déficit relativo de La obesidad es una pandemia actual cuyo
estatura, y que 5,8% de los varones y 6,8% de estudio como tema prioritario de la salud pú-
las niñas tenían exceso de peso; además, 9% blica se justifica por las razones siguientes:
de los miembros adultos de las familias eran
obesos. Esos hallazgos demuestran la coexis- • Es un factor de riesgo de varias enfermeda-
tencia de la malnutrición y la obesidad en el des crónicas no transmisibles asociadas a la
mismo escenario. nutrition (ECNT), algunas de las cuales son
Los resultados de la encuesta ENDES reali- causas importantes de muerte en la Region,
zada en el Peru en 1996 (15), en la que se exa- por ejemplo, la enfermedad isquémica del
nivel nacional en el Brasil y notaron que hubo Es muy difícil establecer conclusiones defi-
un aumento de la obesidad en los grupos de nitivas sobre la asociación entre la obesidad y
nivel socioeconómico mas pobre en un perío- la CSE por dos razones. Por un lado, la aso-
do de 15 años. Trabajando con los mismos da- ciación puede variar de un país a otro o de
tos, Sichieri et al. (12) mostraron que, durante una región a otra en el mismo país; por el otro,
el mismo período, disminuyó la proporción de la asociación puede quedar disimulada por
mujeres con bajo peso y aumentó la proporción factores culturales, ecológicos o sociales. En
de hombres y mujeres con exceso de peso. En algunos países de la Region de las Americas,
un documento del Instituto de Alimentation la asociación entre obesidad y CSE se asemeja
citado en el informe del Uruguay a la Confe- a la que exhiben los países desarrollados; en
rencia Internacional sobre Nutritión celebrada otros, la relatión puede ser inversa. Probable-
en Roma en 1992, Bove, Severi y González se- mente, ese patron variable de comportamien-
ñalaron una mayor proporción de obesidad to se esté encaminando hacia un patrón de
entre las mujeres de nivel socioeconómico bajo asociación inversa, de acuerdo al ritmo y al
(37,6%) que entre las mujeres de niveles altos modelo de transitión epidemiológica y nutri-
(33) y, al considerar los factores relacionados cional característico de cada país.
con el género, las mayores diferencias también
se registraban en los niveles bajos. En otro es-
tudio realizado en comedores populares de los EL OBESO ''POBRE" Y EL OBESO "RICO"
barrios pobres de un distrito del area metropo-
litana de Lima se encontró una asociación di- Las características de la obesidad podrían
recta entre la obesidad y la CSE: la prevalen- ser diferentes entre los individuos más pobres
cia de exceso de peso y de obesidad entre las y más ricos del mismo país, o entre los indi-
mujeres fue de 32,6% y 13,1%, respectiva- viduos más pobres y más ricos de los paí-
mente (33). ses desarrollados o en desarrollo. Para anali-
Peña y Bacallao 9
zar esas diferencias es importante tener en más, los habitantes de esas localidades suelen
cuenta la acción de factores de diferente natu- recibir menos información sobre los beneficios
raleza. del ejercicio para la salud y la calidad de vida.
Las inequidades en el acceso a los mensajes
Factores genético adaptativos de promoción de la salud, a la educación sa-
nitaria y a los servicios adecuados de atención
Según la hipótesis del "genotipo de ahorro" de la salud, impiden conocer la importancia
(thrifty genotype) (34), los obesos pobres po- de los cambios de comportamiento necesarios
drían haber desarrollado un mecanismo de para lograr un modo de vida más sano (40, 4)
adaptación metabólica. La hipótesis postula
que las poblaciones expuestas a un consumo Aculturación a distancia
inadecuado o fluctuante de alimentos gene-
ran formas adaptativas para lograr un nivel Como resultado del contacto con los patro-
alto de eficiencia en el uso de la energía y el nes culturales de los países desarrollados, el
depósito de grasa. Si se mantienen esas for- proceso de aculturación de America Latina y
mas cuando esos grupos logran disponer de el Caribe a lo largo del siglo XX adquirió ma-
alimentos en forma regular, puede presentar- tices particulares por la rapidez de los avan-
se un aumento en la prevalencia de exceso de ces de la ciencia y de la industria de la comu-
peso y de DMNID. nicación. Esa "aculturación a distancia",
manipulada hábilmente por la industria de
Factores alimentarios consumo, tiende a despertar en los individuos
la necesidad de incorporar algunos elemen-
Las poblaciones urbanas de diversos países tos de la imagen proyectada y los impulsa a
han modificado su regimen alimenticio a ex- adoptar hábitos y modos de vida inadecua-
pensas del aumento del consumo de grasas y dos. En estudios de poblaciones estadouni-
azúcares y de la disminución del consumo de denses de origen mexícano se observó la in-
fibra (35-37). En algunos sectores urbanos de fluencia diferencial de la aculturación en los
bajos ingresos, la proporción de grasa en la hombres y en las mujeres (42, 43) y que el pro-
ingestión energética diaria experimentó un ceso genera más obesidad en las mujeres (43).
aumento considerable en los últimos 25 años Los grupos más prósperos consiguen adap-
(38). Los precios elevados de las frutas y ve- tarse más fácilmente a esos cambios. Por el
getales frescos y de otros alimentos de alta ca- contrario, los más pobres padecen el conflicto
lidad nutricional los hacen inaccesibles para entre sus capacidades y la imagen ideal con la
los grupos de ingresos más bajos (39). Por otra que se identifican. Como resultado, los que
parte, la industria alimentaria ofrece diversos tienen espacios culturales y sociales más li-
alimentos de alta densidad energética (ricos mitados y habitan en un ambiente violento e
en grasas y azúcares) pero deficientes en otros inseguro muestran deficiencias de micro-
nutrientes esenciales: su gran poder de sacie- nutrientes y exceso de grasa corporal, y están
dad, su sabor agradable y su bajo costo los sometidos simultáneamente al riesgo de con-
hacen socialmente aceptables y son los prefe- traer enfermedades infecciosas y enfermeda-
ridos de los grupos más pobres. des crónicas no transmisibles asociadas a su
regimen alimentario.
Factores socioculturales
Factores de género
El ambiente de agresividad e inseguridad
que se vive en los cordones periféricos urba- Si se toman en cuenta los factores asocia-
nos impide que la población pobre practique dos con el género, la diferencia entre las "dos
ejercicios físicos en forma sistemática. Ade- clases de obesidad" es aun más marcada: las
10 La obesidad en la pobreza: un problema emergente en las Americas
mujeres tienen oportunidades más limitadas, Brazil. En: 8th International Congress on Obesity, Pa-
llevan cargas sociales más pesadas y tienen ris, 29 agosto-3 septiembre, 1998.
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hombres aumenta su susceptibilidad a ese of Sao Paulo, Brazil. Obes Res 1995;3(Suppl 2):107s-
complejo conjunto de influencias desfavora- 115s.
bles. La suma de esos factores demuestran la 15. Perú, Instituto Nacional de Estadísticas e Informáti-
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ASPECTOS SOCIOANTROPOLOGICOS DE LA
OBESIDAD EN LA POBREZA
Patricia Aguirre1
13
14 Aspectos socioantropológicos de la obesidad en la pobreza
de acumulación de capital y apertura de los tales de ajuste causaron una sensible dismi-
mercados para mantener la estabilidad eco- nución de la inversión en esos rubros.
nómica. El modelo tiene ventajas y desventa- Aunque la población pobre conozca las ven-
jas: si bien el descenso de la inflación hace dis- tajas de una alimentación armónica y equi-
minuir el "impuesto inflacionario" que pesa librada, basa sus consumos en aquellos ali-
más sobre los más pobres, favorece al mismo mentos que le permiten obtener el mayor
tiempo una fuerte concentratión de los ingre- rendimiento posible (principalmente econó-
sos. Como resultado, los pobres son cada vez mico) de sus escasos ingresos. Al hacerlo, su
más pobres y la magnitud de su pobreza es régimen alimentario se torna monótono y el
cada vez mayor. contenido nutricional de los productos que
La situatión descrita sirvió como marco de consume es inadecuado por su elevado con-
referencia y justification para estudiar las va- tenido de carbohidratos y grasas. Sin embar-
riaciones en los patrones de consumo de la go, las ventajas comparativas en el acceso no
población pobre del area metropolitana de determinan por sí mismas la adoption de un
Buenos Aires durante el período 1965-1995 y hábito de consumo si no están asociadas a las
las consecuencias de esas variaciones sobre el pautas de comensalismo y actividad por sexo
estado nutricional de las personas. Conside- y edad características de cada grupo social. De
rando que los patrones de consumo o hábitos ese modo, la obesidad de las mujeres pobres
alimentarios se construyen en el largo plazo no solo está relacionada con el acceso restrin-
por medio de la selectión de los alimentos que gido a los alimentos sino, también, con sus
reportan más ventajas económicas y nutri- condiciones particulares de vida, el concepto
cionales, se trató de determinar las ventajas que tienen de sí mismas, las tareas que reali-
relativas que encuentran los pobres en los ali- zan y su comportamiento alimentario.
mentos que comen. El enfoque antropológico
utilizado para describir las estrategias y la ra- El problema de saber comer
cionalidad del consumo de alimentos entre los
pobres, permitió analizar los condicionantes Una idea muy difundida es que la mala
macroeconómicos que determinan el nivel de nutritión es el resultado del desconocimien-
acceso a los alimentos y los factores micro- to; que los pobres arman sus canastas de con-
sociales que condicionan ese acceso en el ám- sumo con pan y fideos porque ignoran las ca-
bito de los hogares. racterísticas de una alimentación adecuada.
En la Argentina, con una población urbana Para demostrar la falacia del argumento se
de 86,4% y una economía de mercado virtual- compararon las canastas de consumo con un
mente irrestricta, los patrones de consumo intermedio de 20 años (Cuadro 1). Se pudo
están fuertemente condicionados por los com- observar que los mismos productos estuvie-
ponentes del acceso a los alimentos: la capaci- ron vigentes a lo largo del tiempo, mostrando
dad de compra, las políticas compensadoras un patrón estable de consumo, pero que el
y las estrategias de consumo. La capacidad de promedio del volumen total de alimentos con-
compra de alimentos, que es la relatión entre sumidos disminuyó 20%.
los precios de los productos y los ingresos de Las razones de esa disminución pueden atri-
los compradores, cambia con las fluctuacio- buirse al aumento de la pobreza (de 9% a
nes del ciclo económico (determinante de los 27%) en los sectores que redujeron el consumo
ingresos) y del ciclo agroindustrial (determi- durante los años considerados. El cuadro mues-
nante de los precios de los alimentos). En la tra que el consumo aumentó solamente en cin-
actualidad, ambos aspectos tienen un efecto co rubros y descendió en otros 14. Entre los que
más importante sobre la alimentación de los aumentaron más figuran tres productos que,
pobres que los planes de salud y educatión por su precio, son consumidos en mayor pro-
para la salud, pues las políticas gubernamen- portión por los sectores de ingresos medios y
Aguirre 15
altos (los cortes magros del cuarto trasero en el pero que la caída global del consumo de ali-
rubro carne bovina, la carne de ave y los que- mentos no puede atribuirse solamente a un
sos). El único producto de consumo masivo que problema de educación sino, también, de
aumentó 1,9% fue la yerba mate. Con respecto acceso.
a la leche en polvo, debe señalarse que el au-
mento obedece a distintas razones en los dife- Evolución de los componentes del acceso
rentes sectores: mientras los sectores de ingre-
sos medios y altos modificaron el consumo Distribución del ingreso
inducidos por la industria alimentaria que puso
a su disposición leches descremadas, fortifica- La distribución del ingreso en la sociedad
das y semidescremadas, la leche en polvo fue argentina durante los últimos años muestra que
el producto principal que la asistencia social todos los grupos de población, con excepción
del Estado entregó a los sectores pobres. Aun- de los más ricos, han sufrido una pérdida. En
que la magnitud de esa asistencia varía con los el Cuadro 2 se observa que, entre 1980 y 1995,
años y las políticas, siempre es importante para se produjo una caída de los ingresos en los ocho
los pobres y para la industria. Por ejemplo, en primeros deciles y un ascenso en los dos últi-
1985 la asistencia alimentaria representó 12% mos. La pauperizatión progresiva de la socie-
de los ingresos totales de los hogares ubicados dad no se refleja únicamente en el aumento del
debajo de la línea de pobreza, pero el Estado número de pobres; la pobreza se torna más
compró 30% de la leche en polvo producida acentuada en los hogares pobres debido a que
en el país para destinarla a sus programas disminuyen los ingresos. Por ejemplo, los gru-
asistenciales. En conclusión, el análisis indica pos más pobres del primer decil recibían 3,6%
que el patrón alimentario se mantiene estable del total de ingresos en 1980, pero en 1995 so-
16 Aspectos socioantropológicos de la obesidad en la pobreza
CUADRO 2. Porcentaje de distribución del ingreso familiar per capita en el area metropolitana de
Buenos Aires, Argentina, 1980,1985,1989-1995.
Deciles 1980 1985 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995
1 3,6 3,3 2,6 3,4 3,2 3,0 2,6 2,9 2,7
2 4,5 4,7 3,4 4,1 4,4 4,7 4,2 4,4 4,3
3 5,4 6,1 4,8 6,0 6,0 3,9 5,0 4,9 4,5
4 6,2 5,3 5,1 6,1 5,3 6,2 6,1 6,2 5,9
5 7,2 6,9 4,7 5,8 6,0 7,7 7,6 7,3 7,2
6 8,7 9,1 7,7 8,6 9,5 9,0 8,5 8,3 7,8
7 10,5 10,9 9,0 9,3 9,9 10,1 10,2 9,9 9,6
8 12,5 12,2 11,6 11,9 11,8 12,5 12,4 12,7 11,7
9 15,4 16,6 17,0 15,6 14,1 16,5 16,8 16,0 16,0
10 25,9 25,0 34,2 29,0 29,9 26,6 26,5 27,4 30,3
Fuente: INDEC (4).
lamente recibieron 2,6%; es decir, perdieron alimentos; en 1985, la cifra había ascendido a
25% (6). Como lo indica la reducción observa- 53% y las encuestas no oficiales indican que
da en las encuestas, cuando los hogares pobres ese gasto fue de 67,27% en 1992 (Cuadro 4).
perciben menores ingresos, modifican su régi- El análisis de las características del regimen
men alimentario y también comen menos. de alimentación de los pobres resulta aún más
justificado ante la evidencia de que las restric-
Precio de los alimentos ciones al acceso afectan a la mitad de la po-
blación y se extienden a todos los estratos so-
La comparación entre el Índice de Precios ciales (7). En el caso de los más pobres, la
Relativos de Alimentos y Bebidas y el Índice reducción del consumo debe asociarse tam-
de Precios al Consumidor (IPC) entre 1991 y bién a las diferencias en los alimentos que co-
1995, indica que la caída de los ingresos estu- men. Tal como se señala en el Cuadro 5, las
vo acompañada por un aumento permanente canastas de alimentos de los pobres contienen
del precio de los alimentos; aun en pleno pe- más pan, cereales, papas, tubérculos y azúcar,
ríodo de estabilidad, el precio de los alimen- igual cantidad de aceites, menos carnes, lác-
tos y las bebidas se mantuvo por encima del teos, frutas y verduras, huevos, vinos y gaseo-
promedio de la inflación (Cuadro 3). La com- sas que las canastas de los demás estratos
binación de precios en alza e ingresos en baja socioeconómicos.
determinó que toda la sociedad argentina de-
dicara un mayor porcentaje del gasto global Evolución de los precios relativos
del hogar a la alimentación. En 1970, los más de los alimentos
pobres gastaban 45,23% de sus ingresos en
Para determinar las causas que subyacen a
la composición de la canasta de alimentos, se
CUADRO 3. Comparación entre el nivel general
del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y el
Índice de Precios Relativos de Alimentos y
CUADRO 4. Costo de los alimentos según nivel
Bebidas, Argentina, 1991-1995.a
de ingreso, Argentina, 1970,1985 y 1992.
Años Precios al consumidor Alimentos y bebidas
Quintiles
1991 100 100
Años 1 2 3 4 5 Total
1992 130 143
1993 145 158 1970 45,23 41,15 35,96 29,84 22,91 31,22
1994 153 162 1985 53,00 40,50 44,20 39,00 29,50 38,20
a
1995 160 168 1992 67,27 52,38 49,14 45,00 25,48 47,86
a a
Marzo de 1991 = 100. Estimaciones no oficiales.
Fuente: INDEC (2). Fuente: INDEC (4).
Aguirre 17
CUADRO 5. Porcentaje de consumo mensual azúcar, aceite de soja, yerba mate y cortes de
promedio de alimentos según el nivel de ingreso carne populares) son los que se consumen
per cápita, Argentina, 1992. menos cuando los ingresos aumentan. La Fi-
Quintil 1 Quintil 3 Quintil 5 gura 1 muestra que los precios de los alimen-
Productos (%) (%) (%)
tos que los pobres consumen cuando sus in--
Aceites 2,20 2,12 2,18 gresos bajan se mantuvieron por debajo del
Azúcares 4,03 3,56 3,45
Carnes 14,86 15,93 15,95 aumento inflacionario (Índice de Precios al
Cereales 17,77 13,43 10,30 Consumidor Nivel General), aunque en los úl-
Especias 0,78 0,86 0,89
Frutas y hortalizas 13,69 19,39
timos tiempos tendieron a igualarse. Las ven-
16,31
Gaseosas 15,62 17,35 19,10 tajas comparativas de los carbohidratos y las
Huevos 1,49 1,76 1,69 carnes grasas son evidentes: no solo son más
Infusiones 1,27 1,31 1,53 baratos sino que también producen mayor
Lácteos 13,47 14,33 14,13
Papas 9,40 7,27 5,52 sensación de saciedad. Las personas pobres
Vinos 5,32 5,77 5,87 no eligen ese grupo de productos porque no
Fuente: INDEC (4). saben sino porque no pueden consumir otros
más costosos. Reconocen que "no alimentan"
(conditión de las proteínas en el saber popu-
analizaron los aspectos que determinan el ac- lar), sino que "llenan" o "engañan el estóma-
ceso de los pobres a los productos que consu- go". Por otro lado, la evolución de los precios
men más, a los productos que consumen siem- de los productos alimentarios que consu-
pre y a los que dejaron de consumir. Según men los sectores de ingresos medios coinci-
las encuestas generales de gastos del INDEC, dió con el aumento inflacionario (Figura 2), y
el consumo de productos alimentarios depen- los precios de los alimentos de los sectores de
de del monto de los ingresos: los alimentos ingresos altos superaron el promedio de la in-
que se consumen más cuando disminuyen los flation (Figura 3). De acuerdo con la Encues-
ingresos (pan, papas, fideos, harina de trigo, ta de Gastos e Ingresos de los Hogares del
Fuente: INDEC. Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares e Índice de Precios al Consumidor.
18 Aspectos socioantropológicos de la obesidad en la pobreza
Fuente: INDEC. Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares e Índice de Precios al Consumidor.
Fuente: INDEC. Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares e Índice de Precios al Consumidor.
INDEC (EGIH), el costo de 1.000 kcal para Sin embargo, los pobres no seleccionan los
cada sector según el nivel de ingresos mues- productos que forman sus canastas con los
tra una relación costo-beneficio positiva para alimentos mas baratos y que proveen 1.000
los sectores de menores ingresos (Cuadro 6). kcal a menor precio guiados solamente por el
Aguirre 19
CUADRO 6. Costo de 1.000 kcal según nivel de graso) y los que consumen menos (verduras
ingresos, Argentina, 1992 y 1994. y frutas) indica que entre 1980 y 1994 pudie-
Diciembre de 1992 Diciembre de 1994 ron comprar 700 g de carne bovina o 1,5 k de
Quintiles ($Arg) ($Arg)
fideos o 1,3 k de pan, por el precio de 500 g de
5,5 6,60 lechuga y 500 g de tomates. Es evidente que
7,6 8,20
8,7 9,98 las verduras frescas o las frutas no cumplen
9,6 11,15 con los criterios de satisfacción o de conve-
12,4 14,34 niencia porque sus precios son muy altos y es
Fuente: INDEC. Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares e
Índice de Precios al Consumidor.
poca la saciedad que brindan (Cuadro 7).
La estructura de los precios es contradicto-
ria en un país de clima templado: los produc-
tos frutihortícolas son tan caros como la carne
criterio de costo-beneficio. También tienen en bovina, pese a que esta exige un proceso in-
cuenta la saciedad y la satisfacción que obtie- dustrial mas costoso y complejo (faena,
nen con esos alimentos, y si estos se integran destace, conservación en frío, envasado, dis-
bien con las formas de comensalismo del gru- tribución, etc.), además del tiempo de crianza
po, con el modo habitual de procesar los pro- del animal. Sin embargo, la relación estable
ductos y con las creencias sobre el aporte que entre los precios desde 1980 indica que el pre-
proporciona cada alimento a la imagen social- cio que debe pagar el consumidor impedirá
mente construida del propio cuerpo. que los pobres consuman esos productos si no
cambian las características de la comercia-
Precios comparados lización de las frutas y verduras (7). Asimis-
mo, se observa que los cortes de carne selec-
La comparación de los precios de los ali- cionados difieren según los ingresos de los
mentos que los pobres consumen más (pan, distintos sectores. La población que percibe
fideos y cortes de carne con alto contenido ingresos altos elige las cames magras, jugo-
Duraznos
Carne de falda 0,702 0,990 1,360 0,743
Carne picada 0,506 0,714 0,981 0,679
Fideos 1,129 1,075 1,418 1,676
Pan 1,340 1,593 2,045 1,188
Lechuga
Carne de falda 0,953 0,645 0,633 0,717
Carne picada 0,687 0,465 0,457 0,655
Fideos 1,532 0,859 0,660 1,618
Pan 1,821 1,226 0,952 1,146
Manzanas
Carne de falda 0,537 0,691 0,757 0,735
Carne picada 0,387 0,498 0,546 0,671
Fideos 0,863 0,750 0,789 1,657
Pan 1,026 1,111 1,139 1,174
Tomates
Carne de falda 0,914 0,944 1,042 0,613
Carne picada 0,659 0,681 0,752 0,560
Fideos 1,469 1,025 1,086 1,328
Pan 1,745 1,519 1,567 0,979
Fuente: INDEC. Índice de Precios al Consumidor.
20 Aspectos socioantropológicos de la obesidad en la pobreza
sas y blandas del cuarto trasero del animal, rar que cada comida brinde satisfaction y sa-
que son las más caras; los pobres eligen los ciedad, y que se pueda comer todos los días
cortes de carne más dura y grasosa (carne de (6). Además, si la ventaja en los precios es
falda y carnasa) del cuarto delantero porque grande, las personas más pobres no incluirán
son más baratos. Todos los sectores sociales los alimentos más nutritivos en su régimen de
consumen los tres cortes "multifunción" (car- comidas. Los consejos de los mensajes de edu-
ne picada, nalga y bola de lomo). Debe subra- cation alimentaria no pueden cumplirse si no
yarse que los cortes de carne que consumen mejora la posibilidad de acceder a una alimen-
los sectores de menores ingresos los proveen tación armónica y balanceada: saben cuáles
de proteínas a menor precio, pero el tenor gra- alimentos deben comer, pero no pueden. Se
so también es mucho mayor. Si se compara la puede observar que, a medida que disminu-
composición de 100 g de carne de carnasa y ye la pobreza porque aumentan los ingresos,
de 100 gr de carne para bifes, se puede obser- aumenta el consumo de frutas y lácteos. En
var que la carnasa aporta mas kilocalorías que caso contrario, se reserva la variedad para los
los bifes (331 kcal y 248 kcal, respectivamen- niños hasta tal punto que se considera que las
te), pero provee menor cantidad de proteínas frutas son un alimento infantil (costumbre que
(15,9 g y 17,8 g, respectivamente) y mayor can- está en camino a desaparecer por la compe-
tidad de grasas (29,7 g y 19,7 g, respectivamen- tencia del jugo envasado bebido como postre).
te). En conclusión, para que los pobres varíen Si se mantienen las tendencias al descenso
la selección de sus alimentos y consuman me- de los ingresos y al aumento de los precios,
nos carbohidratos y grasas y más frutas, ver- puede inferirse que la alimentación de la po-
duras, pescados y quesos, se deben modificar blación urbana más pobre va a contener cada
las condiciones de acceso real a estos últimos vez más carbohidratos y grasas. La compara-
productos. ción entre la evolución del índice de aumento
de precios de alimentos y bebidas y la evolu-
Integratión a las pautas ción del índice de aumento de precios de fru-
de comensalismo tas y verduras entre 1991 y 1994 muestra que
el orden en los asuntos económicos y la esta-
Los pobres consumen alimentos ricos en bilidad de los precios no han logrado revertir
carbohidratos y grasas porque, además de ser esa tendencia histórica cada vez más marca-
más baratos, se adecuan a sus pautas de da (Cuadro 8). Los alimentos y las bebidas si-
comensalismo. Las comidas preparadas en guen aumentando más que la inflation gene-
base a fideos, harinas, papas y aceites (guisos ral y los mayores aumentos se concentran en
y sopas) se integran bien a las comidas colec- los precios de las frutas y verduras.
tivas. El pan, que es el producto que más se
consume, permite "estirar" cualquier comida
y obtener la sensación de saciedad. El azúcar
se integra al régimen de alimentación para
endulzar el mate, la infusión de yerba mate
CUADRO 8. Evolución de ios precios de
que acompaña toda la Jornada y de la cual los alimentos y bebidas, y frutas y verduras,
pobres hacen uso abundante. Argentina, 1991-1994.a
Las canastas de consumo de la población Precios al Alimentos Frutas y
de menores ingresos se llenan con alimentos Años consumidor y bebidas verduras
"rendidores", que son baratos, "llenan" y 1991 100,0 100,0 100,0
"gustan"; de nada le serviría un alimento ba- 1992 130,3 143,8 165,9
rato y que sacia si queda en el plato. Antes 1993 144,5 155,3 175,6
1994 155,6 162,2 183,5
que la calidad nutricional de los alimentos, la a
1991 = 100.
estrategia familiar de consumo busca asegu- Fuente: INDEC.
Aguirre 21
Costo ideal de una alimentación adecuada década con una capacidad ociosa inusual (la
producción avícola con 50%, la molienda con
Para determinar el costo de una alimenta- 30%, la panificación con 45%).
ción nutricionalmente adecuada, se comparó En contraste, en la década de 1990 la indus-
el precio de una canasta ideal que contiene los tria de los alimentos ofreció un precio relati-
productos necesarios para seguir un buen ré- vo mejor para sus productos y el sector infor-
gimen alimentario y el precio de la canasta que mal se ocupó cada vez más de distribuir los
realmente se consume (Cuadro 9). El mayor alimentos frescos. Reconociendo la existencia
contenido de carbohidratos y grasas abarata del "mercado de los pobres", los industriales
la canasta en 31,78%. Si se proyecta en el tiem- tratan de explotarlo por medio del cambio en
po el costo de una canasta minima y adecua- la orientación de su producción: ofrecen ali-
da de alimentos, una familia pobre ubicada mentos industrializados, masivos, indiferen-
en los dos primeros deciles de la distribución ciados, con baja calidad y marcas secundarias,
de ingreso, podría comer 20,7 días en un mes; a la vez que conservan la oferta de alimentos
con los alimentos que componen la canasta en artesanales, de alta calidad y marcas de pri-
la realidad, con abundancia de cereales, car- mera línea para los sectores de ingresos altos.
nes grasas, aceites y azúcares, la familia pue- De esa manera, se pasó de la configuración
de comer durante todo el mes (30,2 días). triangular de los mercados de la década de
1950, con una gran base que consumía alimen-
El papel de la industria tos con poco valor agregado, un sector medio
que consumía alimentos industrializados, ma-
La encuesta de 1965 muestra que los alimen- sivos e indiferenciados y una cúspide más
tos que consumían los pobres en ese entonces pequeña que consumía alimentos diferencia-
tenían poco valor agregado. En aquel momen- dos, a la configuración romboidal presente en
to, la agroindustria daba prioridad a la oferta la que un pequeño grupo de la población que
de alimentos frescos, a granel y poco elabora- vive en condiciones de pobreza extrema con-
dos, cuyo procesamiento estaba a cargo de las sume alimentos con poco valor agregado, una
mujeres. Además, la población femenina eco- gran cantidad de personas que perciben in-
nómicamente activa representaba 11% de la gresos bajos y medios consume productos
población total y un solo salario bastaba para masivos e industrializados, y un pequeño sec-
mantener el hogar. A lo largo de los años tor muy exclusivo consume productos con
ochenta, esa industria segmentó el mercado valor agregado alto y muy diferenciados (7).
de acuerdo con el nivel de los ingresos y co- Los productos de consumo popular no di-
menzó a producir alimentos de consumo ma- fieren solamente en el embalaje, la publicidad
sivo, diferenciados por marca y calidad. La y la distribución; también la calidad cambia
disminucion generalizada de la capacidad de con el precio: la misma empresa que fabrica
compra durante esos años determinó que las fideos, los comercializa con dos marcas, cali-
empresas que eligieron esa estrategia tuvie- dades y precios diferentes para cada sector de
ran que trabajar durante la mayor parte de la ingresos. Si se observa el rótulo de contenido
de 10s productos, se puede afirmar que cuan- n6mico actual. La agroindustria ofrece ahora
to mhs bajo es el poder de compra del pciblico productos que refuerzan esas caracteristicas
que 10s consume, mPs alto es el contenido de dentro de un circuito de retroalimentacibn
grasas (Cuadro 10). En el caso de las galleti- positiva donde la demanda condiciona la ofer-
tas, la diferencia en precio es del orden de 30% ta y, a su vez, la oferta especifica crea la de-
per0 la diferencia del tenor graso es mayor. manda; unos comen barato lo que les gusta y
La diferencia de precio desapareceria si se otros ganan dinero. Desde el punto de vista
descontaran las galletitas que se rompen por- nutricional, el circuito se retroalimenta en for-
que el mayor contenido de grasas las torna ma negativa y es cada vez mPs dificil modifi-
mPs frPgiles y se rompen dentro del envase. car 10s hPbitos de consumo.
En 10ssectores m b pobres, el valor de la com- Las tendencias en la distribucih de 10s in-
pra no se pierde por la costumbre de remojar gresos pronostican que lo que una vez fuera
("ensopar") las galletitas, el pan o las migas, un nicho, un segment0 marginal, se transfor-
en la taza de la merienda. Puede concluirse mara en el "sector normal" por el aumento del
entonces que la agroindustria encontro un numero de personas que ingresan a1 sector de
"nicho vacio" y lo explot6 con la Ibgica de la la pobreza. En la dhcada de 1960, el sector in-
economia de mercado. formal y las pequefias y medianas industrias
Por otra parte, el consumo de alimentos con (PYMES)abastecian a 10s sectores pobres. En
niveles altos de carbohidratos, grasas y azci- la dkcada de 1990, las PYMES dedicadas a la
cares es funcional a1 rCgimen de vida de 10s alimentacidn estdn desapareciendo a conse-
pobres y anterior a la creacidn del modelo eco- cuencia de la fuerte reconversih del sector y
CUADRO 11. Evoluci6n de la tasa de desempleo por quintiles de ingreso seglin sexo,
Argentina, 1980, 1986, 1989, 1992 y 1993.
Quintil 1 Quintil 2 Quintil 3
Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres
Aiios (YO) (Oh) (Old (Old (%) (Oh )
1980 5 2 4 2 6 1
1986 12 a 6 4 7 2
1989 12 16 11 8 7 7
1992 15 13 11 8 7 9
1993 28 19 19 12 14 7
Fuente: Banco Mundial; INDEC. Encuesta Perrnanente de Hogares.
Aguirre 23
de las ventajas competitivas de la integracih reas que exigen mayor o menor gasto energe-
vertical y la concentracion industrial. Por lo tico, tienen una jornada laboral mas larga que
tanto, el mercado de 10s pobres es abastecido la de 10s hombres. Se podria pensar que esas
cada dia mas por 10s grandes conglomerados mujeres toman las cuatro comidas que se ce-
industriales que producen alimentos con mar- lebran en el hogar, per0 no es asi: su regimen
cas "secundarias" y por un mercado informal alimentario cotidiano comprende solamente
que tambien esta cambiando y se dedica mate dulce y pan. La unica comida familiar
a transformar 10s productos industriales co- en la que participan es la cena, per0 tambih
piando el modelo de 10s productores mas entonces se autoexcluyen de 10salimentosmas
poderosos. nutritivos para permitir que 10scoman 10s ni-
fios y 10s adultos que trabajan fuera del hogar
Pautas de consumo y actividad (6). De ese modo, la obesidad y la desnutri-
por gCnero ci6n se concentra en estas mujeres: trabajado-
ras domesticas y pobres.
Pese a que todos 10sindividuos pertenecien- Del total de la poblacih economicamente
tes a 10s sectores de ingresos bajos consumen activa del pais, 35% son mujeres. De ese por-
carbohidratos, grasas y azGcares, la obesidad centaje, 28% estaban desocupadas en 1993
de 10spobres es mas visible entre las mujeres. porque la desocupacidn afecta mas a las mu-
Para explicar la diferencia es necesario consi- jeres en general y a las mujeres de 10s grupos
derar las pautas d e actividad fisica y de mas pobres en particular (Cuadro 11).Ade-
comensalismo se@n el sex0 y la edad. Esas mas de su relativa exclusion del mundo del
pautas son diferentes para 10s hombres y las trabajo asalariado, la segregation urbana (8)
mujeres adultas por la influencia de con- y las percepciones que tienen de sus propios
dicionamientos y prejuicios de gknero suma- cuerpos favorecen la limitada actividad fisica
mente arraigados. Los hombres pobres traba- que practican. Asi, las restricciones en 10s in-
jan en actividades que requieren mano de obra gresos que impiden que se muevan dentro de
intensiva y un nivel alto de esfuerzo fisico, un mayor radio de accion y reducen su movi-
duermen un promedio de dos horas mas que lidad a circuitos que muchas veces no supe-
las mujeres, y trabajan menos horas que ellas ran 10s limites del barrio, se suman a las con-
debido a1 gran gasto energetic0 que exigen sus cepciones tradicionales todavia vigentes que
labores. Ademas, toman tres comidas (desa- las obligan a recluirse en el hogar. Paralela-
yuno, merienda y cena) y, como disponen de mente, la difundida creencia de que 10s de-
dinero propio, pueden tomar otra comida fue- portes y la actividad social forman parte de la
ra del hogar. En contraste, las mujeres pobres masculinidad de 10svarones ayuda a reducir
realizan tareas domesticas variadas, no espe- aGn mas la escasa participacion de las muje-
cializadas y, aunque pueden altemar las ta- res. Un ejemplo claro de esa situacion se ob-
1 1 1 1 3 2
2 2 2 1 5 3
6 3 2 2 7 7
5 4 2 1 6 6
10 6 5 3 13 a
24 Aspectos socioantropológicos de la obesidad en la pobreza
serva en los casos de la apropiación de las tie- vimiento hacia el ideal" (10). A semejanza del
rras: cuando se levantan asentamientos en te- picapedrero, el cuerpo de las mujeres pobres
rrenos fiscales tomados ilegalmente, se dejan es una herramienta de trabajo desvalorizada,
espacios libres para los locales de las institu- excepto como sostén del valor social de la
ciones que el grupo más necesita (correo, es- maternidad. Como el ideal social de la pobla-
cuela, comisaría, sala de primeros auxilios) y ción a la que pertenece es tener un cuerpo
una plaza. En la practica, el espacio para la "fuerte", no necesita acercarse al ideal social
futura plaza funciona como lugar de esparci- de delgadez y belleza de los sectores de ma-
miento adonde concurren los varones de dis- yores ingresos. El silencio en torno a su cuer-
tintas edades para jugar al fútbol, pero muy po solo se rompe cuando el organismo se de-
pocas mujeres (8). teriora o se presenta el dolor, y esa situación
Las mismas condiciones que segregan a las se presenta generalmente en una etapa tardía.
mujeres y las inmovilizan son las causas de la Los procesos que llevan a la obesidad con de-
desvalorización de sus propios cuerpos y de ficiencias nutricionales son lentos; por esa ra-
sus personas como sujetos sociales. Las per- zón, el deterioro no se registra hasta que no
cepciones y los "usos" del propio cuerpo son está completo y sus consecuencias aparecen
diferentes para cada sector de ingresos y cla- después de varios años de iniciado. En conse-
se social. Por ejemplo, el cuerpo ideal del hom- cuencia, los trastornos quedan encubiertas por
bre pobre es "corpulento", producto de su ali- el alto valor social de ser "fuerte" y no se tra-
mentación, sus tareas manuales y sus pautas tan en los estadios tempranos de su aparición.
de actividad; por el contrario, el cuerpo ideal En el lenguaje popular hay dos expresiones
de la población que percibe ingresos medios que designan a dos tipos de mujeres: la que
y altos es "delgado" y comprende tanto crite- "se cuida" y la que "es dejada". La primera
rios estéticos como de salud. En esos sectores, responde al ideal de los sectores altos y se le
la práctica de los deportes, la gimnasia y la reconoce el esfuerzo que realiza cuando cum-
danza ocupan un lugar importante para la ple dietas y hace gimnasia. La mujer que "es
mujer. Si bien todos los cuerpos son herra- dejada" no se preocupa por su propio cuerpo
mientas de trabajo, ya sea el cuerpo de una y no es voluntariosa para trabajar, "es perezo-
modelo o el de un picapedrero, el cuerpo de sa". La mujer pobre se representa a sí misma
la modelo es una herramienta valorizada a la como una persona sin energía, permanente-
que cuida y atiende; el cuerpo del picapedre- mente cansada, que realiza todo lentamente y
ro está desvalorizado y recibe menos atención. a desgano. Aunque su cansancio típico obe-
Y esa diferencia puede afectar hasta la percep- dece a un estado de depresión y falta de
ción del dolor: un dolor de la misma intensi- nutrientes, el encubrimiento del lenguaje con-
dad impulsa a la modelo a recurrir inmedia- vierte a la víctima en culpable al hacerla res-
tamente al médico; el picapedrero espera a que ponsable de su situación. Además, vacía de
el dolor desaparezca o aumente para realizar significado la determinación social que la co-
una consulta (9). loca en una difícil situación alimentaria y
Para la mujer profesional o de sectores de nutricional. Esa mujer pertenece a un grupo
ingresos altos, su cuerpo es parte de su valor de población que no percibe suficientes ingre-
y lo cuida con los medios que la cultura, la sos, que no tiene acceso a una alimentación
sociedad y la moda indican. En su imaginario adecuada ni a un trabajo bien remunerado ni
social, "estar delgada" permite satisfacer los a una educación sanitaria apropiada. Cuando
criterios de "salud y belleza"; por lo tanto, esas se consideran simultáneamente el regimen de
mujeres se alimentan, maquillan y someten a alimentación de las mujeres pobres (basado
intervenciones quirúrgicas para embellecerse, en productos con un elevado contenido de
y practican deportes como parte de un "mo- carbohidratos y grasas); las características del
Aguirre 25
comensalismo grupal que las impulsa a satis- 4. Argentina, Instituto Nacional de Estadística y Cen-
facerse con pan y mate dulce; el gasto energé- sos. Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares: canti-
dades consumidas. Buenos Aires: INDEC; 1992.
tico ligero o moderado que realizan por su 5. Argentina, Sistema de Informatión y Monitoreo de
falta de acceso a actividades físicas recreati- Programas Sociales. Actualizatión de Hogares con Ne-
vas, y la percepción de sus cuerpos como he- cesidades Básicas Insatisfechas. Buenos Aires: SIEMPRO;
rramientas desvalorizadas, no resulta extra- 1995. (Documento 2).
ño que esas mujeres conformen el grupo de 6. Aguirre P. Papel de las estrategias de consumo en el acce-
so a la alimentatión de los sectores pobres de Argentina.
población que exhibe los niveles más altos de Seminario FAO-Slan sobre Seguridad Alimentaria;
sobrepeso y obesidad. 1995. (Documento Temático No. 4.32.70).
7. Aguirre P. Puntos críticos de la seguridad alimentaria na-
tional. Buenos Aires: Ministerio de Salud y Acción
REFERENCIAS
Social, Directión de Maternidad e Infancia; 1995.
1. Argentina, Consejo Nacional de Desarrollo. Encuesta 8. Aguirre P. How the very poor survive. The impact of
de Alimentatión 1965. Buenos Aires: CONADE; 1965. hyperinflationary crisis on low income urban house-
2. Argentina, Instituto Nacional de Estadística y Cen- holds in Buenos Aires, Argentina. Geo Journal 1994;34:
sos. Estadística Mensual. Índice de Precios al Consumi- 295-304.
dor, serie 1980-1996. Buenos Aires: INDEC; 1997. 9. Boltansky L. Usos sociais do corpo. São Paulo: Maseneti;
3. Argentina, Instituto Nacional de Estadística y Cen- 1985.
sos. Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares: canti- 10. Fischler C. L'homnivore: le goût, la cuisine et le corps.
dad.es consumidas. Buenos Aires: INDEC; 1985. París: Odile Jacob; 1990.
Esta página dejada en blanco al propósito.
FACTORES DETERMINANTES DE LA
OBESIDAD: OPINION ACTUAL
Albert J. Stunkard1
Esta discusión de los factores de la obesidad Los asombrosos adelantos en nuestros cono-
abordará tres temas de importancia: los de- cimientos en el decenio precedente han deja-
terminantes genéticos de la obesidad, la dis- do en claro que los factores genéticos realmen-
tribución de la grasa corporal en casos de obe- te desempeñan una función de importancia
sidad y la influencia de los factores sociales, en la obesidad humana.
en particular, las condiciones socioeconómicas En un estudio previo en el que se utilizó el
(CSE). método clásico de gemelos, se estimaron ni-
En cualquier examen de la importancia de veles muy altos de heredabilidad (porcentaje
los factores sociales en la determinación de la de la varianza que daría razón de la influen-
obesidad, hoy en día es preciso tener en cuen- cia genética) para el índice de masa corporal
ta lo que sabemos sobre el papel de los deter- (IMC = peso [kg]/estatura2 [m]). En ese estu-
minantes genéticos de la obesidad. Esa infor- dio se calculó que la heredabilidad se aproxi-
mación es de origen reciente y es necesario maba a 80% (1). Aun en estudios de gemelos
ubicarla dentro de un contexto determinado idénticos separados al nacer, un método que
para no exagerar ni minimizar las influencias evita algunos de los sesgos inherentes a los
genéticas. estudios clásicos de gemelos, se calculó que
la heredabilidad era de 66% (2). Esos estudios
se citan mucho todavía, pero hay un consen-
DETERMINANTES GENÉTICOS so cada vez mayor de que sobrestiman la in-
DE LA OBESIDAD fluencia de la herencia.
Los resultados de los estudios de adopción
Por algún tiempo, la existencia de varias y de complejos análisis de segregatión coinci-
formas de obesidad de origen genético en los den en que la heredabilidad del IMC se aproxi-
animales y la facilidad con que se puede pro- ma a 33% (3, 4), un valor considerado actual-
ducir adiposidad mediante el mejoramiento mente como una estimation más razonable
selectivo de los animales para la explotación que la indicada en los estudios de gemelos.
agropecuaria han indicado que los factores Al parecer, las influencias genéticas son más
genéticos pueden desempeñar un papel de importantes para determinar la distributión
importancia similar en la obesidad humana. de la grasa corporal, con una influencia parti-
1 cularmente fuerte en el crítico depósito de gra-
Profesor emérito de psiquiatría. Universidad de
Pensilvania, Escuela de Medicina, Departamento de Psi- sa en las vísceras que se describe en la sección
quiatría, Filadelfia, Estados Unidos de América. siguiente.
27
28 Factores determinantes de la obesidad
grasa corporal de uso más amplio, se ha intro- la obesidad, el estudio fue más allá: midió la
ducido un importante refinamiento con la apli- CSE de los padres cuando los entrevistados
cación de las técnicas de imaginología que han tenían 8 años de edad (la llamada "condicion
mostrado que, en lo esencial, todo el riesgo de socioecónomica de origen"), y evaluó su rela-
obesidad de la parte superior del cuerpo pro- ción con la prevalencia de la obesidad. Como
viene del depósito de grasa en las vísceras se indica en la Figura 2, la CSE de origen se
dentro de la pared abdominal (9). Ese descu- relacionó de manera tan estrecha con la pre-
brimiento ha ampliado mucho nuestra com- valencia de obesidad como la CSE actual de
prensión de las complicaciones de la obesidad los entrevistados. La obesidad de esos indivi-
y nos ha dado un fundamento racional para duos difícilmente podría haber influido en la
entender la cascada metabólica que desenca- CSE de origen, lo que indica a todas luces que
dena la producción de muchas hormonas esta última fue un determinante de la obesi-
esteroides, aumenta la libre circulación de dad por lo menos en esa población. Sin em-
lípidos, y causa el descenso de la elimina- bargo, cabe señalar que la prevalencia de la
ción hepática de insulina así como la hiper- obesidad en la CSE de origen fue más baja que
insulinemia, la hiperlipidemia, la hipertensión en la CSE actual de las personas de CSE baja y
y, a la larga, la enfermedad cardiovascular. mayor en las de CSE alta. Esas diferencias in-
dican que, además de la influencia de la CSE
en la obesidad, la obesidad también influye
DETERMINANTES SOCIALES en el sentido contrario pues deteriora la CSE.
DE LA OBESIDAD Así, la prevalencia de la obesidad llegó casi al
doble (22%) entre las mujeres que bajaron de
El hecho de que las influencias genéticas clase social, en contraste con las mujeres que
representen solamente una tercera parte de la ascendieron en la escala social (12%). La rela-
varianza del peso corporal significa que el ción de los factores sociales con la obesidad
medio ambiente ejerce una profunda influen- fue mucho menos importante entre los hom-
cia. Una medida del grado de esa influencia bres que entre las mujeres. Un reciente estu-
es el drástico aumento (33%) de la prevalen- dio prospectivo proporcionó sólido apoyo a
cia de la obesidad en los Estados Unidos de la opinión de que la obesidad tiene una in-
América durante el último decenio (10). Por fluencia perjudicial en el funcionamiento so-
desgracia, nuestra comprensión de esos im- cial: las mujeres que habían sido obesas en la
portantes determinantes ambientales de la
obesidad es limitada y son raros los estu-
dios sistemáticos sobre el tema. La mayoría
FIGURA 2. Prevalencia de obesidad en las
de esos estudios se concentra en la situación
mujeres, según la condición socioeconómica
socioeconómica.
propia y de origen.
Un destacado informe publicado en 1965
delineó la influencia de la CSE sobre la obesi-
dad. En una muestra estratificada de 1.660 per-
sonas incluidas en el estudio realizado en el
centro de Manhattan,2 la obesidad fue seis
veces más prevalente entre las mujeres de CSE
baja que entre las de CSE alta (Figura 2) (11).
Si bien esos resultados fueron importantes
por la estrecha relación de la CSE actual con
2
Midtown Manhattan Study.
30 Factores deterrninantes de la obesidad
adolescencia sufrieron una marcada discapa- hijos y este, a su vez, influye en la obesidad:
cidad social en la vida adulta (12). cuanto más alto sea ese CI será más baja la
El estudio de Manhattan también reveló prevalencia de la obesidad. Vale la pena seña-
otro factor social relacionado con la prevalen- lar que esa influencia se observó aun al con-
cia de la obesidad: la aculturación al estilo de trolar la CSE del niño adoptado. Al parecer, la
vida en los Estados Unidos. La prevalencia de relación entre la CSE y la obesidad es realmen-
la obesidad registró una disminución unifor- tecompleja (26).
me en cuatro niveles de aculturación crecien- La relación entre la CSE y la obesidad en
te, a saber, las personas nacidas en el extran- las mujeres de las sociedades desarrolladas no
jero, la segunda generación nacida en los se encuentra habitualmente en los hombres ni
Estados Unidos, la segunda generación de uno en los niños. Un gran porcentaje de esos gru-
de los padres y, por último, las generaciones pos no manifiesta ninguna relación entre la
tercera y posteriores. CSE y la obesidad o muestra una relación di-
Esos hallazgos se han confirmado en por lo recta: cuanto más alta es la CSE, más alta es la
menos 54 estudios realizados en países de- prevalencia de la obesidad.
sarrollados, en los que se observó una fuerte Cuando pasamos de las sociedades desarro-
relación inversa entre la CSE y la obesidad lladas a las sociedades en desarrollo, hay una
en las mujeres (13). Además, dos estudios inversión completa de la relación entre la CSE
longitudinales prospectivos realizados en el y la obesidad. En cada sociedad en desarrollo
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del estudiada hay una relación directa, y a menu-
Norte han permitido confirmar en forma con- do muy estrecha, entre la CSE y la prevalen-
tundente que la CSE es un determinante de la cia de la obesidad en los hombres, las mujeres
obesidad. Esos estudios mostraron que tanto y los niños (13).
las niñas como los niños nacidos en un medio ¿Cuál es la razón de esta sorprendente di-
de CSE baja tenían más exceso de peso en la ferencia en la relación entre la CSE y la obesi-
edad adulta que los nacidos en una CSE alta dad en las sociedades desarrolladas y en de-
(14, 15). sarrollo? Hay cuatro factores que median en
La explicación más sencilla de esos hallaz- la relación inversa entre la CSE y la obesidad
gos es que la relación de la CSE con la obesi- en las mujeres de las sociedades desarrolla-
dad es bidireccional. La CSE determina la pre- das; en particular, los que controlan la obesi-
valencia de la obesidad y esta conduce a un dad en las mujeres de CSE alta.
descenso de la CSE. Sin embargo, hay una Una influencia, quizá la más importante,
complicación porque uno o más factores pue- que restringe la prevalencia de obesidad en
den influir en la CSE y en la obesidad (16). Un las mujeres de CSE alta en las sociedades de-
ejemplo de un factor común de esa naturale- sarrolladas es el hábito de hacer dieta y de res-
za es la herencia. Como hemos señalado, los tringir el consumo de alimentos. Las mujeres
factores genéticos influyen en la obesidad. de CSE alta hacen dieta más a menudo que
Menos conocido es el hecho de que los facto- las mujeres de CSE más baja, tienen mayor
res genéticos también pueden influir en la acceso a los recursos que facilitan hacer la die-
CSE. Así, los estudios de niños daneses adop- ta, tienen más conocimientos sobre nutritión
tados revelaron que la CSE de los padres bio- y confían mas en la idea de que la delgadez es
lógicos influye en la de sus hijos, aunque no deseable y, por lo tanto, están mas motivadas
haya habido contacto personal entre ellos (17). para lograrla.
Un análisis de cadenas causales ayuda a ex- Una segunda influencia directa en el con-
plicar ese asombroso hallazgo al mostrar que trol de la obesidad entre las mujeres de CSE
la influencia de la CSE en la obesidad está alta es su mayor práctica de actividad física,
mediada por el cociente de inteligencia (CI). derivada del hecho de tener más tiempo libre
Los padres biológicos influyen en el CI de sus y mayores oportunidades de hacer ejercicio
Stunkard 31
con fines recreativos. Es interesante señalar en esa evolución. En la mayoría de las 58 cul-
que un aumento patológico de la actividad fí- turas tradicionales sobre las que se dispone
sica es característico de las mujeres jóvenes de de información, se considera a la "corpulen-
CSE alta, cuyo régimen de alimentacíon cau- cia" como el ideal de belleza femenina y un
sa anorexia nerviosa. símbolo de prestigio (18). En circunstancias de
Un tercer factor que interviene en la rela- relativa privación, las personas de CSE alta
ción inversa entre la CSE y la obesidad de las pueden tener acceso a suficientes alimentos
mujeres es la movilidad social. Como se seña- para engordar, lo que no les sucede a las de
ló en el estudio realizado en el centro de CSE baja.
Manhattan, la prevalencia de la obesidad es Debido a la enorme importancia de los fac-
casi dos veces más alta en las mujeres que des- tores ambientales para determinar la obesi-
cienden de clase social que entre las mujeres dad, es lamentable que nuestra información
que ascienden (11). Uno de los estudios sobre los factores que influyen en la prevalen-
longitudinales realizados en el Reino Unido cia de la obesidad se limite mayormente a la
confirmó y amplió ese hallazgo. Mostró que CSE. El esfuerzo por controlar la obesidad
la obesidad era significativamente menos exigirá una comprensión mucho mejor que
prevalente (5%) entre las mujeres que ascen- la actual de los factores sociales que la fo-
dieron de clase social que entre quienes per- mentan. Por lo tanto, existe una urgente nece-
manecieron en la clase social de origen (11%) sidad de explorar otros factores sociales dis-
(14). Como es el caso con la CSE en sí misma, tintos a la CSE. Algunos ejemplos recientes
la movilidad social desempeña un papel mu- ilustran la dirección en la que se puede reali-
cho menos importante para determinar la pre- zar ese estudio de una forma provechosa.
valencia de obesidad entre los hombres. En los Estados Unidos, la relación inversa
Un cuarto factor que influye en la relación entre la CSE y la obesidad, tan arraigada en-
entre la CSE y la obesidad es la herencia. Como tre las mujeres, está ausente entre las niñas
hemos visto, los estudios de niños daneses adolescentes de origen afroamericano. Evi-
adoptados han revelado una influencia signi- dentemente, estas niñas no fueron afectadas
ficativa de la CSE de los padres biológicos en por los mensajes sobre la forma del cuerpo que
la prevalencia de obesidad de sus hijos, con predominan en la cultura de ese país.
quienes no han tenido contacto personal. Esta El análisis de la encuesta sobre exámenes
influencia parece transmitirse genéticamente de salud y nutrición3 realizada hace poco en-
por medio del CI. tre la población hispana reveló la ausencia de
La estrecha relación directa entre la CSE y relación entre la CSE y la obesidad en ciertos
la obesidad en las sociedades en desarrollo tie- grupos, por ejemplo, entre las mujeres puerto-
ne un fundamento racional más directo que rriqueñas y entre los hombres y las mujeres
la relación inversa entre esos dos factores en estadounidenses de origen mexicano y cuba-
las sociedades desarrolladas. La baja preva- no (19). Este estudio sugiere también que hay
lencia de obesidad en las sociedades en desa- determinantes sociales de la obesidad distin-
rrollo parece deberse a la falta de alimentos, tos de los estudiados en la mayor parte de las
acompañada de valores culturales que favo- investigaciones realizadas hasta la fecha (Kahn
recen los cuerpos gruesos. Al contrario de lo LK, comunicación personal).
que significa en las sociedades desarrolladas, Junto con esos hallazgos esencialmente ne-
la obesidad puede ser una señal de salud y gativos, ha surgido un hallazgo positivo inte-
riqueza en las sociedades en desarrollo. En resante del análisis de la encuesta HANES. La
esas sociedades, la propensiónbiológica a acu-
mular grasa guarda relación con la evolución
cultural que selecciona la "gordura" como una 3
Hispanic Health and Nutrition Examination Survey
característica apreciada y hasta puede influir (HANES).
32 Factores determinantes de la obesidad
aculturación al estilo de vida en los Estados adoption study by a comprehensive path model. Int
Unidos por parte de los hombres de origen J Obes 1995;19:40-45.
4. Bouchard C, ed. The genetics of obesity. Boca Raton:
mexicano guarda relación con una mayor pre- CRC Press; 1994.
valencia de la obesidad. 5. Michaud EJ, Bultman SJ, Stubbs LJ, Woychik RP. The
embryonic lethality of homozygous lethal yellow mice
(Ay/Ay) is associated with the disruption of a novel
ORIENTACIONES FUTURAS RNA-binding protein. Genes Dev 1993;7:1203-1213.
6. Michaud EJ, Bultman SJ, Klebig ML, van Nugt MJ,
Stubbs LJ, Russell LB, et al. A molecular model for
En el futuro, los estudios epidemiológicos the genetic and phenotypic characteristics of the
de obesidad se beneficiarán de la medición y mouse lethal yellow (Ay) mutation. Proc Natl Acad
el control de las influencias genéticas. Aun- Sci USA 1994;91:2562-2566.
que se puede obtener la medida de la influen- 7. Zhang Y, Proenca R, Maffei M, Barone M, Leopold L,
Friedman J. Positional cloning of the mouse obese gene
cia genética por medio de la evaluación de la and its human homologue. Nature 1994;972:425-432.
obesidad de los padres, para tener una medi- 8. Stunkard AJ. Genetic contributions to human body
da más precisa se deben detectar los marca- obesity. En: McHugh PR, McKusick VA, eds. Genes,
dores genéticos. brain, and behavior. New York: Raven Press; 1990:205-
Hay una urgente necesidad de ir más allá 219.
9. Sjöström L. Impacts of body weight, body composi-
de la medición tradicional de la CSE del am- tion, and adipose tissue distribution on morbidity and
biente como factor determinante de la preva- mortality. En: Stunkard AJ, Wadden TA, eds. Obesity:
lencia de la obesidad. Una medida útil ha sido theory and therapy. New York: Raven Press; 1993:13-
la desagregación de los tres componentes tra- 41.
dicionales de la CSE —el ingreso, la ocupa- 10. Kuczmarski RJ, Flegal KM, Campbell SM, Johnson
CL. Increasing prevalence of overweight among US
ción y la educación— y el establecimiento de adults. JAMA 1994;272:205-211.
la relación de cada uno con la prevalencia de 11. Goldblatt PB, Moore ME, Stunkard AJ. Social factors
obesidad. Entre esos tres componentes, los in obesity. JAMA 1965;192:1039-1044.
años de educación son los más fáciles de me- 12. Gortmaker SL, Must A, Perrin JM, Sobol AM, Dietz
dir y los de mayor importancia intercultural. WH. Social economic consequences of overweight in
adolescence and young adulthood. N Engl J Med
Quizá sea también el componente de más 1993;329:1008-1012.
peso. 13. Sobal J, Stunkard AJ. Socioeconomic status and
Se deben buscar nuevas medidas de la in- obesity: a review of the literature. Psycol Bull 1989;
fluencia social y América Latina ofrece una 105:260-275.
excelente oportunidad para esa búsqueda; por 14. Braddon FE, Rogers B, Wadsworth ME, Davies J.
Onset of obesity in a 36 year birth cohort study. BMJ
ejemplo, la aculturación es una posibilidad 1986;293:299-303.
prometedora. Sin duda alguna, para el inves- 15. Power C, Moynihan C. Social class changes and
tigador curioso habrá otras mediciones que weight-for-height between childhood and early
se presentarán por sí mismas y que deben adulthood. Int J Obes 1988;12:445-453.
explorarse con tesón y prontitud. 16. Stunkard AJ, S0rensen TIA. Obesity and socio-
economic status—a complex relation. N Engl J Med
1993;329:1036-1037.
17. Teasdale TW, S0rensen TIA. Educational attainment
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MR, Rao DC. Influences of genes and shared family Center for Health Statistics. Vital Health Stat 1985;1:19.
environment on adult boy mass index assessed in an (PHS) 85-1321.
PATRONES DE ACTIVIDAD FÍSICA
EN AMERICA CENTRAL
Benjamin Torún1
33
34 Patrones de actividad física en América Central
Respiración
Estado de las estructuras elásticas de soporte pulmonar Mayor esfuerzo para respirar
Elasticidad de las estructuras de soporte Menor capacidad de retracción elástica pulmonar
Tamaño de los alvéolos Menor capacidad de difusión y mayor espacio muerto
Número de vasos capilares pulmonares Menor igualdad del volumen de ventilación/perfusión
Músculos y articulaciones
Masa muscular
Número de fibras del Tipo II a y b
Tamaño de las unidades motoras
Umbral potencial de acción Pérdida de fuerza y potencia
(Ca++, miosina)-ATPasa
Concentración total de proteína y N2
Tamaño y número de mitocondrias Reducción de la capacidad respiratoria/muscular
Enzimas oxidativas: SDH, citocromo-oxidasa y MDH Reducción de la capacidad respiratoria/muscular
Lactatodeshidrogenasa Desaceleración de la glucólisis
Rigidez del tejido conjuntivo de las articulaciones Menor estabilidad y movilidad de las articulaciones
Esfuerzo mecánico acumulado en las articulaciones Rigidez, pérdida de flexibilidad y osteoartritis
Contenido de agua del cartílago intervertebral Atrofia y mayor posibilidad de fracturas por compresión
en la columna vertebral
Hueso
Minerales óseos Osteoporosis, mayor riesgo de fractura
FIGURA 1. Efectos de la edad sobre la capacidad minatas rápidas, deportes activos, trote y ejer-
aeróbica máxima de los hombres cicios aeróbicos y de otra índole. Sin embar-
entrenados y sedentarios. go, eso se observa mayormente en los círcu-
los socioeconómicos medio y alto. Muchas
personas empobrecidas emigran desde las
zonas rurales a los tugurios urbanos, donde
una atmósfera de violencia los inhibe para
caminar, trotar o andar en bicicleta por la ca-
lle, y donde carecen de instalaciones cerra-
das o cercadas para ejercitarse en forma re-
gular. A menos que se dedique a ocupaciones
que exijan una vigorosa actividad física, el
pobre urbano tiene grandes posibilidades de
volverse sedentario. Además, si su ingesta es
rica en alimentos fritos y grasosos y si toma
muchas bebidas gaseosas dukes, cerveza y
otras bebidas alcohólicas, el riesgo de obesi-
dad puede ser alto.
Fuente: Adaptación de: Brooks GA, et al. (8).
America Central tiene un crecimiento de-
mográfico anual de 2,5%, que oscila entre 1,4%
y 2,8% en los países que la conforman (Cua-
en America Central. Esa tendencia probable- dro 3). Ese crecimiento ha sido mayor en las
mente estará asociada con una mayor preva- ciudades: la población urbana ha aumentado
lencia de la obesidad. en términos absolutos y relativos, y se prevé
que continuará esa tendencia (Cuadro 3,
Figura 4).
ACTIVIDAD FÍSICA Y URBANIZACI6N Una proporción importante de la población
urbana está formada por personas recién emi-
Durante el proceso de desarrollo, las comu- gradas de zonas rurales y pequeños poblados
nidades suelen evolucionar desde sociedades hacia las grandes ciudades, que en America
rurales en las que la actividad física es nece- Central son casi exclusivamente las capitales
saria para la producción agropecuaria, a so- de cada país (11). Como sucede en la mayoría
ciedades más industrializadas, urbanizadas y de los otros países latinoamericanos, el núme-
opulentas en las que disminuye progresiva- ro de personas pobres ha aumentado más en
mente la demanda de trabajo físico (10). Ade- las ciudades que en las zonas rurales (12). Esas
más, el uso de artefactos mecánicos y eléctri- personas viven en tugurios y barrios periur-
cos para realizar los quehaceres domésticos es banos marginados y carecen de acceso a mu-
más común en el medio urbano, los vehículos chas de tales ventajas que ofrece la vida en la
motorizados se usan con mas frecuencia, y ciudad como mejor vivienda, educación, sa-
gran parte del tiempo de descanso se dedica a neamiento, servicios de salud e instalacio-
actividades físicas pasivas, tales como culti- nes para actividades recreativas.
var contactos sociales, ir cine o mirar televi-
sión. Por tanto, el modo de vida sedentario se La actividad física en las zonas rurales
convierte en una característica destacada de de América Central
la urbanización.
A veces, eso se contrarresta con la práctica La población de las zonas rurales de Amé-
regular de actividades recreativas que exigen rica Central suele ser muy activa. Recorre a
una intensa actividad física, tales como ca- pie largos trayectos, a menudo con pesadas
36 Patrones de actividad física en América Central
Fuente: Centro Latinoamericano de Demografía, ed. Latin America. Population projections calendar years 1950-2000. Demographic
Bulletin 1991.
cargas, por terrenos escarpados o escabrosos, ponde a índices de actividad física (o a múl-
trabaja en la agricultura no mecanizada y rea- tiplos de la tasa metabólica basal) de 1,85 a
liza quehaceres domésticos enérgicos, tales 2,35, que han sido clasificados como modera-
como buscar agua, cortar y recoger leña y la- damente intenso o muy intenso, respectiva-
var ropa a mano. mente (16).
El gasto total de energía de los hombres la- Varias medidas similares tomadas en mu-
dinos de Guatemala (no indígenas) se ha me- jeres ladinas mostraron un gasto energético
dido en varios estudios con técnicas de análi- medio de entre 1.878 kcal/día y 2.055 kcal/
sis de tiempo-movimiento y de calorimetría día (CV: 10%-14%) (17), que corresponde a
indirecta (4,5,13-15). La ingesta media de los índices de actividad física de 1,58 (leve) y 1,73
grupos ha variado entre 2.700 y 3.694 kcal/ (moderadamente intenso). Las mujeres indí-
día (CV: 12%-16%), según las condiciones del genas de las montañas de Guatemala, evalua-
regimen de alimentation de los hombres y la das por medio del monitoreo de la frecuencia
naturaleza de las faenas agrícolas. Esto corres- cardíaca, gastaron entre 2.224 kcal/día y
Torún 37
CUADRO 2. Mortalidad infantil y esperanza de 2.837 kcal/día, según las condiciones de vida
vida en América Central, 1995 [Proyecciones para y la época del año (Diaz E. et al., inédito). Sus
el año 2005]. índices de actividad física se situaron entre
Riesgo de mortalidad Esperanza de vida 1,85 y 2,35 (2 6).
< 5 años por 1.000 al nacer
Cabe señalar que, aunque no es común en
Honduras 62 67
[44] [70] esas comunidades rurales, la obesidad tiende
Nicaragua 52 68 a ser más prevalente entre los ladinos que en-
(34] [71] tre los indígenas, y más prevalente entre las
Guatemala 50 66
[35] [69] mujeres que entre los hombres.
El Salvador 50 67
[34] [70]
Bel ice 40 71 La actividad física en las ciudades
[27] [74] de América Central
Panama 20 74
[14] [76]
Costa Rica 16 76 Hay un marcado contraste entre la intensa
[12] [78] actividad física que predomina en las zonas
Fuentes: World Bank. Trends in developing economies, 1991.
Washington, DC: World Bank; 1991. United Nations Development
rurales y el nivel de actividad física observa-
Program. Human Development Report 1993. New York: Oxford do en las ciudades. Eso queda demostrado por
University Press; 1993. los hallazgos de varios estudios sobre los fac-
Fuente: Centra Latinoamericano de Demografía. Latin America. Population projections calendar years 1950-2000. Demographic Bulletin
1991.
38 Patrones de actividad física en America Central
Fuente:CentroLatinoamericano de Demografía, ed. Latin America. Population projections calendar years 1950-2000. Demographic Bulletin
1991.
Torún 39
tores de riesgo de las enfermedades crónicas también fue más prevalente en el grupo de los
asociadas al régimen de alimentación y el panameños (Cuadro 5), pero debe tenerse pre-
modo de vida en una muestra representativa sente que, además de sus diferencias socio-
de adultos residentes en un barrio de ingre- económicas, los dos grupos tienen distintas
sos bajos de la ciudad de Panamá (San Mi- características étnicas, culturales y de régimen
guelito) (18) y en un barrio de ingresos me- alimentario.
dios y medios bajos de San José (Tibás) (39). Esa prevalencia alta de sedentarismo y
En una encuesta de hombres y mujeres de sobrepeso excesivo es compatible con los
35 a 60 años edad, 98% de los 98 hombres y hallazgos notificados por la Organización
156 mujeres entrevistados en San Miguelito, Panamericana de la Salud en un estudio
y 96% de los 40 hombres y 73 mujeres entre- multicéntrico realizado en Porto Alegre y São
vistados en Tibás creían que el ejercicio era Paulo (Brasil), La Habana (Cuba), Santiago
beneficioso para su salud. Sin embargo, (Chile), Ciudad Acuña y Piedras Negras
50% de los hombres y 75% de las mujeres de (México) y Caracas (Venezuela) (20). Como se
San Miguelito informaron que hacían poco o muestra en la Figura 5, el sedentarismo —de-
ningún ejercicio regular y no participaban en finido como la realización de menos de dos
ningún trabajo físico vigoroso (Cuadro 4). sesiones semanales de ejercicio de 15 minutos
Treinta y cinco por ciento de los hombres y cada una—, varió de 42% a 68% entre los hom-
21% de las mujeres dijeron que realizaban algo bres y de 65% a 82% entre las mujeres de esas
de ejercicio, pero no lo suficiente. En Tibás, ciudades.
25% de los hombres y mujeres dijeron que ha-
cían poco o ningún ejercicio regular y otro 50%
creía que debía hacer más ejercicio (Cuadro MODIFICACIONES DEL MEDIO
4). Además, 89% de los hombres y mujeres del AMBIENTE, LA ALIMENTACI6N
barrio panameño y 73% de los vecinos del ba- Y LOS PATRONES DE ACTWDAD
rrio costarricense no practicaban ningún de-
porte. Las razones citadas con más frecuencia En la mayoría de las zonas rurales de Gua-
fueron similares en ambas comunidades: fal- temala y de otras comunidades centroameri-
ta de tiempo o de interés, y pereza. canas, la ingesta media de energía alimentaria
Cabe señalar que aunque el sedentarismo de los hombres adultos es de 2.900 kcal/día a
era muy común en el barrio de los costarri- 3100 kcal/día, aunque como se señaló antes,
censes, era mucho más común en el barrio de esa cifra varía según las comunidades y la
panameños de bajos ingresos. La obesidad época del año (5, 21, 22).
Panama
Hombres (n == 98) 50 35 13 2
Mujeres (n = 156) 72 21 5 2
Costa Rica
Hombres (n == 40) 23 50 25 2
Mujeres (n = 73) 27 47 22 4
Fuentes: Datos inéditos y Cooperativa de Salud Integra! y Nutrición; Instituto de Nutrición de
Centra América y Panamá (INCAP), para Costa Rica; y Panamá, Ministerio de Salud; Panamá. Seguro
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40 Patrones de actividad física en América Central
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Torún 41
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Esta página dejada en blanco al propósito.
La transición epidemiológica en países
seleccionados: estudios de casos
Esta página dejada en blanco al propósito.
OBESIDAD Y POBREZA: UN DESAFíO
PENDIENTE EN CHILE
Cecilia Albala1 y Fernando Vío2
47
48 Obesidad y pobreza en Chile
tudios epidemiólogicos indican que la obesi- proporción de obesos, pero no hubo modi-
dad de los adultos se relaciona directamente ficaciones en la composición genética de la
con el aumento de los índices de mortalidad población chilena. Este capítulo analiza los
y constituye un factor de riesgo importante factores socioeconómicos, demográficos y
de la hipertensión, la diabetes, las dislipi- epidemiológicos, y los modos de vida rela-
demias y la cardiopatía coronaria (8). cionados con la obesidad en Chile; asimis-
El estudio colaborativo multicéntrico de la mo, describe las características de los facto-
Red Internacional de Epidemiología Clínica res de riesgo de las enfermedades crónicas
(International Clinical Epidemiology Network, de origen nutricional.
INCLEN) efectuado en poblaciones urbanas de
cinco países latinoamericanos y siete países
asiáticos (9), investigó la relación entre el índi- SITUACI6N SOCIOECON6MICA,
ce de masa corporal (IMC), las variables DEMOGRÁFICA Y EPIDEMIOL6GICA
biomédicas y el nivel socioeconómico. Los EN CHILE
resultados del estudio mostraron una asocia-
ción positiva entre el IMC y el colesterol y la Situación socioeconómica
hipertensión arterial, y subrayaron la irnpor-
tancia de los esfuerzos por reducir el IMC para Chile ha vivido un proceso progresivo de
disminuir el riesgo de padecer enfermedades urbanización a partir de la década de 1930, lle-
cardiovasculares. También se encontró una aso- gando a tener una población urbana de 83,5%
ciación semejante entre la obesidad y otras en 1994. Concomitantemente, se redujo el anal-
enfermedades crónicas como la colelitiasis, al- fabetismo y se lograron importantes mejoras
gunos tipos de cáncer y enfermedades osteo- en las condiciones de saneamiento ambiental
musculares, respiratorias y mentales (10-12). y disponibilidad de agua potable (Cuadro 1).
Aunque existe consenso con respecto a En los últimos años, el país ha experimentado
que la obesidad es el resultado de una vul- un sostenido crecimiento económico con un
nerabilidad genética que se suma a condi- promedio anual de 6,4% durante el período
ciones ambientales adversas, la sola influen- 1990-1995. Sin embargo, la distribution del in-
cia del atributo familiar no es suficiente para greso es muy asimétrica y no ha variado desde
explicar el aumento de esta enfermedad en los años setenta: el quintil con ingresos más al-
la mayoría de los países. La clara contribu- tos representa 20% del total de la población pero
cíon de los factores del ambiente en el desa- percibe 51,6% del ingreso nacional; el quintil
rrollo de la obesidad se observa en el hecho con ingresos más reducidos recibe solamente
de que en los últimos 50 años aumentó la 4,6% de ese ingreso (Cuadro 2).
CUADRO 2. Distribución del ingreso total, Chile, medio de los países desarrollados. Con res-
1978 y 1994. pecto a la mortalidad para todas las edades,
Ingreso total aunque las defunciones por enfermedades
Quintiles de ingreso 1978 (%) 1994 (%) infecciosas y parasitarias disminuyeron de
I (más pobre) 4,6 4,6 10,9% a 2,7% en el total de las muertes, au-
II 9,5 8,5 mentó la proporción de defunciones por en-
III 14,1 12,4
IV 19,9 18,4 fermedades cardiovasculares y tumores ma-
V (más rico) 51,9 56,1 lignos (las dos primeras causas de muerte)
Fuente: Chile, Ministerio de Planificación y Cooperación (13). (Cuadro 4). Si bien entre 1970 y 1992 las tasas
de mortalidad por enfermedades cardio-
Variables demográficas vasculares descendieron de 189,6 a 161,1 por
100.000 habitantes, esas enfermedades siguen
En los últimos anos, la tasa de fecundidad siendo la primera causa de muerte en Chile,
total se ha mantenido baja (2,6) y la mortali- y su participación relativa entre todas las
dad general ha disminuido; en especial, la tasa causas de muerte aumentó de 22,3% a 28,5%
de mortalidad infantil fue de 12 por 1.000 na- durante el período. Por otra parte, aunque des-
cidos vivos en 1995. Como resultado, la es- de aproximadamente 1975 las tasas de morta-
peranza de vida al nacer aumentó casi 10 años lidad por enfermedad isquémica del corazón
entre 1970 y 1993 (4), y tanto la estructura de y enfermedades cerebrovasculares tuvieron
edades de la población como la proporción de una pequeña disminución en el grupo de 34 a
muertes por grupos de edad cambiaron de 74 años de edad, aumentó el riesgo de con-
modo notable: los valores de ambas variables traer Cáncer, particularmente en aquellas lo-
aumentaron en el grupo de las personas ma- calizaciones relacionadas con los modos de
yores de 64 años de edad y disminuyeron en vida poco saludables, por ejemplo, el cáncer
el grupo de personas menores de 15 años de de vesícula, próstata, mama, pulmón y el cán-
edad (Cuadro 3). cer colorrectal, asociados con la obesidad, la
dieta y el tabaquismo (8). En forma similar a
Situación epidemiológica lo que ocurre en los países desarrollados, las
enfermedades mentales aparecieron como
Entre 1970 y 1995, la tasa de mortalidad in- importantes causas de morbilidad e invalidez
fantil disminuyó de 82,2 a 12,0 por 1.000 naci- y como factores de riesgo de enfermedades
dos vivos (-85%). Esas cifras representan al- crónicas a causa del alcoholismo, la drogadic-
rededor de la tercera parte del valor promedio ción y su secuela de accidentes y violencias.
en los países de América Latina y la mitad del En los últimos años, los factores de riesgo
valor en América Latina y el Caribe en con- de enfermedades crónicas son muy frecuen-
junto durante el mismo período (-46,3%); no tes y presentan un aumento alarmante entre
obstante, el porcentaje duplica el valor pro- la población chilena. Los estudios efectuados
por Berríos et al. entre 1988 y 1992 (7, 15) en de niños) era de 7,2% en 1995 (17,18). Por su
muestras poblacionales representativas de la parte, en marzo de 1996 la Junta Nacional de
Region Metropolitana de Santiago muestran Jardines Infantiles (JUNJI) daba a conocer una
un incremento de todos los factores de riesgo, prevalencia de 9% entre sus beneficiarios, uti-
con excepción del hábito de fumar en los hom- lizando el mismo punto de corte (6). Esos da-
bres (16) (Cuadro 5). tos también coinciden con los que entrega la
Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas
(JUNAEB): los alumnos de primer año del ci-
SITUACIÓN NUTRICIONAL clo de enseñanza básica alcanzaron promedios
Y OBESIDAD de obesidad de 7,7% y 12,4% en 1994 y 1995,
respectivamente, usando el mismo patrón de
El perfil nutricional de Chile ha cambiado referencia (19).
rápidamente en las dos últimas dácadas. Las En un estudio de casos y controles de niños
altas tasas de desnutrición infantil de la dáca- obesos y normales de 4 a 5 años de edad que
da de 1970 (15,5% en 1975), descendieron a concurrían a los consultorios de atención pri-
valores muy bajos en los años noventa (5% en maria en Santiago entre 1995 y 1996, Kain J,
1995), y el bajo peso al nacer descendió de et al. (19) encontraron que los niños obesos
11,0% a 5,1% (5). Por el contrario, la obesidad desde el nacimiento tenían un peso mayor que
en los niños menores de 6 años aumentó 57% los niños normales y que ya eran obesos a los
entre 1985 y 1995 (Cuadro 6) y es, junto con el 36 meses de vida. Asimismo, observaron que
deficit de talla, el problema de crecimiento los niños obesos tenían una talla significativa-
anormal más importante de la población in- mente mayor que los normales, coincidiendo
fantil de las clases medio baja y baja. El Siste- con lo observado por Amador M, et al. en una
ma Nacional de Servicios de Salud (SNSS) de investigación longitudinal realizada en Cuba
Chile señaló que la prevalencia de la obesi- (20). En el estudio de Santiago, el análisis del
dad3 en los menores de 6 años (1,2 millones
Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros para el
3
Proporción entre el peso y la talla cuyo valor supera Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados
las dos desviaciones estandar, según la norma del Centro Unidos de América (NCHS/CDC), adoptada por la OMS.
Albala y Vío 51
Variación Variación
Factor de riesgo 1988 1992 1988-1992 1988 1992 1988-1992
Tabaquismo 47,1 43,6 -7,4 40,3 44,7 +10,9
Sedentarismo 55,4 57,8 +4,3 77,4 80,1 +3,5
Alcoholismo 57,1 61,7 +8,1 19,2 29,8 +55,2
Sobrepesoa 33,0 47,9 +45,2 45,1 58,8 +30,45
Hipertensión arterial 19, 7 35,5 +80,2 16,7 33,4 +100,0
Hipercolesterolemia 33,8 43,3 +28,1 34,0 45,8 +34,7
a
Índice de masa, corporal > 25 kg/m2,
Fuente: Berríos X, et al. (7), Berríos X (76).
efecto combinado de las variables antro- las embarazadas, se cuenta con información
pométricas y socioecónomicas sobre la obesi- representativa de la población de Santiago,
dad infantil indicó que la obesidad de la ma- ciudad donde vive más de 45% de la pobla-
dre era la variable que tenía mayor valor ción chilena. En 1987, Berríos et al. (7) efec-
explicativo. tuaron una encuesta sobre factores de riesgo
Según se observa en el Cuadro 7, la situa- de enfermedades crónicas en una muestra re-
ción es similar en las embarazadas. Entre 1987 presentativa de la Region Metropolitana. Los
y 1994 disminuyó el número de embarazadas resultados de la encuesta indicaron que 13,2%
de peso bajo y aumentó el número de emba- de los hombres y 22,7% de las mujeres eran
razadas con sobrepeso y obesidad (21). A pe- obesos, utilizando como indicador el índice de
sar de la alta prevalencia de obesidad, la ane- masa corporal (IMC) con un punto de corte
mia nutricional durante el embarazo también de >27,3 kg/m 2 para las mujeres y >27,8 kg/
es muy prevalente: 20% de las madres presen- m2 para los hombres. La obesidad fue más fre-
ta anemia al final del embarazo. Esa propor- cuente en las edades mayores y en las muje-
ción se duplica cuando se define la deficien- res; en los niveles socioeconómicos más po-
cia de hierro por medio de indicadores con bres la situación era aun peor: 29,3% de las
mayor sensibilidad (como los índices de satu- mujeres entrevistadas eran obesas. En 1992 se
ración de transferrina, ferremia, etc.). volvió a estudiar la misma población con una
Aunque Chile carece de un sistema de vigi- metodología similar (15): la prevalencia se
lancia nacional del estado nutricional de los aproximó a 20% en los hombres y a 40% en
adultos, similar al que existe para los niños y las mujeres. Utilizando el punto de corte de
30 kg/m2, la prevalencia en 1988 bajó a 6,0% pidas y de las empresas de servicios en el rubro
en los hombres y a 14,0% en las mujeres. Se- de la alimentación.
gún las estimaciones del Estudio de Carga de Consecuentemente, el regimen alimentario
Enfermedad en Chile, la prevalencia global de actual de la población es muy diferente al de
obesidad en los adultos sería de 17% en los hace 10 años. La Encuesta Continuada del Es-
hombres y 27% en las mujeres, con el mismo tado Nutricional (ECEN), realizada en el pe-
punto de corte (22). Los datos concuerdan con ríodo 1973-1974 fue el último estudio de se-
los obtenidos en 1996 en una muestra repre- guimiento representativo del consumo de
sentativa de adultos en Valparaíso por la en- alimentos en la población chilena. El estudio
cuesta base del proyecto CARMEN (dirigido de Atalah et al. (24) sobre consumo de an-
a prevenir y controlar los factores de riesgo tioxidantes en los adultos realizado en 1994,
comunes a las enfermedades no transmisi- indicó que 70% de los entrevistados consumía
bles): la prevalencia de la obesidad (IMC >30 menos de dos frutas, que 59% consumía me-
kg/m2) fue de 15,7% en los hombres y 23% en nos de dos porciones diarias de verduras, y
las mujeres, con valores más altos en las eda- que la cantidad de verduras y frutas consu-
des mayores y en los estratos socioeconómicos midas por la población no alcanza para ob-
bajos. tener el efecto protector necesario contra de-
terminados tipos de cáncer. Por su parte,
Régimen de alimentación Espinosa et al. (25) analizaron la evolutión del
consumo aparente de 11 alimentos índice y de
El regimen habitual de alimentación se aso- macronutrientes en Chile, entre 1975 y 1994;
cia con muchas de las principales causas de entre los resultados se destacó el aumento del
muerte en Chile. La información disponible consumo de carnes y cecinas y la disminución
en el ámbito nacional permite suponer que la del consumo de cereales (Cuadro 8).
distribución calórica promedio de los macro- En el marco del desarrollo de las Guías
nutrientes se aproxima a las recomendaciones Alimentarias para Chile (26), en octubre de
internacionales. Sin embargo, el promedio de 1995 se realizó una encuesta en hombres y
carbohidratos (entre 60% y 65%), de proteínas mujeres de 20 a 55 años que concurrieron a
(entre 12% y 18%) y el bajo contenido en gra- 120 establecimientos de salud de la Región
sas (entre 20% y 25%) probablemente escon- Metropolitana, donde se atiende a la pobla-
de grandes diferencias entre los estratos ción de los estratos socioeconómicos medio
sociales. Se han constatado importantes di- bajo y bajo. Los encuestados debían recordar
ferencias entre la alimentación de la población
que percibe ingresos más altos y la que perci- CUADRO 8. Consumo aparente de alimentos
be ingresos más bajos (13): el patron de con- índice, Chile, 1980-1994.
sumo de grasas y los perfiles lipídicos son más Variación
altos en los grupos de mayores ingresos (23). Alimentos 1980-1994
Por otra parte, tanto la industria de la alimen- [(kg/persona)/año] 1980 1994
tación como los hábitos alimentarios de la Todas las carnes 32,6 55,2 +69,3
población de Chile han experimentado gran- Carne bovina 15,0 21,2 +41,3
Carne ovina 1,1 0,7 -36,4
des cambios durante las ultimas décadas. El Carne porcina 5,0 11,0 +120,0
crecimiento económico y el desarrollo tecno- Aves 10,3 21,5 +109,0
lógico del país se reflejan en nuevos modos Pescados 4,9 4,4 -10,2
Cecinas 3,5 9,9 +183,0
de vida; además, la incorporación progresiva Huevos (unidades) 116,0 132,0 +13,8
de la mujer al ámbito laboral y el aumento del Pan 97,0 90,0 -7,2
número de personas que consumen una o más Leche (litros) 115,0 145,0 +26,1
Papas 50,0-54,0 50,0-54,0 0,0
comidas fuera del hogar provocaron la expan- Porotos 4,5 2,0 -55,6
sión de los negocios que ofrecen comidas rá- Fuente: Espinosa F, et al. (25).
Albala y Vio 53
que alimentos habian consumido durante las CUADRO 10. Mediana de consumo diario
ultimas 24 horas. Los resultados de las entre- de alimentos seleccionados en la poblaci6n
vistas a 412 hombres y 449 mujeres indicaron seleccionada de la Regi6n Metropolitana
un aumento importante del consumo diario de Santiago, Chile, 1995.
de grasas en comparaci6n con otros estudios Consumo diario
Productos Hombres Muieres
anteriores (Cuadro 9). El mismo estudio indi-
c6 que ninguna persona de la muestra habia Licteos (ml) 180 2 00
Azlicares (g) 28 20
comido pescado el dia anterior, que el consu- 2 80 2 00
Pan (g)
mo promedio de vegetales en 10shombres era Carnes (g) 100 60
de solo una fruta y dos porciones de verdura, Pescados (g) 0 0
Frutas (9) 83 140
y que las mujeres consumian mas frutas y lac- Verdurz (g) 190 178
teos y menos pan (Cuadro 10). Fuente: Benavides X, et al. (26).
Actividad fisica
77,4740de las mujeres eran sedentarios. La mis-
La urbanizaci6n creciente se asocia con la ma encuesta, repetida cuatro aiios mas tarde,
disminuci6n de la actividad fisica y con 10s indic6 que esa proporci6n habia aumentado a
cambios en 10shabitos alimentarios de la po- 57,8740 entre 10s hombres y a 80,1% entre las
blacion. Una de las causas principales de la mujeres (25).Con respecto a la poblaci6n in-
disminucion de la actividad fisica es la dispo- fantil, diversos estudios han demostrado que
nibilidad del transporte de vehiculos de mo- 10s juegos y las actividades educativas pasi-
tor y de elementos sofisticados que facilitan vas ayudan a disminuir el gasto energetic0
el trabajo en todos 10s Qmbitosde la actividad. (28), constituyhdose asi en factores de riesgo
En esas condiciones,disminuye el gasto ener- de la obesidad en 10s niiios. Un estudio recien-
gdtico, es mayor el desequilibrio con respecto te efectuado en Santiago (29)sefiala que tanto
a1consumo y, como consecuencia, aumenta la 10sniiios obesos como 10s normales pasan m8s
obesidad (27). de tres horas diarias frente a1 televisor y que
Berrios et al. estudiaron el sedentarismo en esa cifra aumenta a cuatro horas en 10s dias
Chile por medio de una encuesta a una mues- feriados.
tra representativa de Santiago (7). A1 aplicar
el criterio de la Organizacidn Mundial de la Colesterol
Salud, que considera que una persona es se-
dentaria cuando realiza menos de dos sesio- La relaci6n que existe entre 10s niveles
nes semanalesde ejerciciosde 20 minutos cada sericos elevados de colesterol y las enferme-
una, encontraron que 55,4% de 10shombres y dades cardiovasculares es bien conocida; asi-
mismo, es sabido que la obesidad produce al-
CUADRO 9. Promedio de ingesta diaria de
teraciones del perfil lipidico, especialmenteen
nutrientes y porcentaje del c6mputo caldrico lo que se refiere a1 colesterol asociado a las
total diario en la poblaci6n atendida en 10s lipoproteinas de alta densidad (8-22). Los es-
establecimientos del Servicio de Salud tudios de mas de 2.000 niiios y adolescentes
Metropolitano, Santiago. Chile, 1995. de ambos sexos realizados en Concepcidn por
Hombres Mujeres Casanueva et al. (29),demostraron un prome-
Prornedio Calorias Promedio Calorias dio de colesterol total de 160 mg/dl; 9% de
lneesta diaria diario (%) diario (%) 10s niiios y 12%de las niiias presentaban ni-
Proteinas (gr) 84 14,4 58 13,9 veles superiores a 200 mg/dl. En un estudio
Crasas (gr) 70 27,l 53 28,6 previo (30), el mismo autor habia demostra-
Carbohidratos (er)
" 340 58.5 240 57,5
Energia (cal) 2.324 100,O 1.668 100,O do una importante diferencia entre 10s nitios
Fuente: Benavides X, et at. (26). de las zonas urbanas y rurales: 10s niiios que
54 Obesidad y pobreza en Chile
habitaban en areas rurales tenian un prome- dos bombardea a1 ptiblico con mensajes emi-
dio de colesterol de 130 mg/dl atribuido a di- tidos durante la transmisi6n de programas
ferencias en la alimentacih, con mayor pro- populares de televisih, cuya sintonia tambikn
porci6n de vegetales, frutas y tubbrculos. contribuye a1 sedentarismo.
Con respecto a 10s adultos, el estudio de El rapido proceso de urbanizacih, el au-
mayores de 15 aiios de edad realizado por mento de la oferta de productos procesados y
Berrios et al. (31), mostrd un promedio de envasados de alto contenido cal6rico y la ins-
colesterol total de 179,6 mg/dl en 10s hom- talacidn de restaurantes internacionales de
bres y de 187,9 mg/dl en las mujeres. A pe- comida rapida en 10spaises de America Lati-
sar de esos bajos promedios, 34%de 10shom- na han tenido una gran influencia en 10shabi-
bres y 40% de las mujeres tenian valores tos alimentarios de la poblacion urbana. El
superiores a 200 mg/dl. De esas cifras, 40,8% cambio de 10s hibitos firmemente estableci-
de 10s hombres y 42,3%de las mujeres perte- dos ocurri6 con una velocidad sorprendente,
necian a1 nivel socioecon6mico alto. En con- sobre todo en 10s grupos de menores ingresos
traste, solamente 27,1% de 10s hombres y que tienden a imitar conductas asociadas a 10s
30,770 de las mujeres mas pobres tenia nive- grupos de mayor bienestar socioecon6mico.
les de colesterol superiores a 200 mg/dl. La En el caso de Chile, la transici6n nutricional
observaci6n coincide con el estudio de Albala se produjo en menos de 20 afios. Actualmen-
C, et al. sobre el perfil lipidico de las muje- te, las enfermedades cardiovasculares son la
res obesas de niveles socioeconomicos alto primera causa de muerte en el pais y son tam-
y bajo: las mujeres mas pobres tenian perfi- b i h las enfermedades que contribuyen con
les lipidicos significativamente inferiores a el mayor porcentaje a la carga global nacional
10s de las mujeres de nivel socioecon6mico de enfermedad (22). El sedentarismo, la obe-
alto (23). sidad y las hiperlipidemias, importantes fac-
tores de riesgo de enfermedades cardio-
vasculares (a), han aumentado en forma
CONCLUSIONES alarmante como consecuencia del incremen-
to en el consumo total de grasa y la disminu-
La situacibn nutricional mundial ha expe- c i h del consumo de antioxidantes. Cuando
rimentado rapidos cambios en pocos aiios. se tiene en cuenta que el problema afecta par-
Especialmente en 10s paises de Ambrica Lati- ticularmente a 10sniiios pequefios y a las em-
na y Asia se pas6 de 10s problemas origina- barazadas, el aumento de la obesidad en to-
dos en el dbficit nutricional a 10s problemas dos 10s grupos de edad plantea un desafio
de obesidad e hiperlipidemia causados por el urgente por sus graves consecuenciasfuturas.
exceso de ciertos alimentos. La urbanizacion Tambibn tiene especial relevancia el hecho de
creciente se asoci6 a cambios en 10smodos de que la obesidad y las deficiencias de minera-
vida de las poblaciones (27), principalmente les y micronutrientes esenciales, cuyos sinto-
en lo que se refiere a1 r6gimen de alimenta- mas pueden estar enmascarados por la obesi-
ci6n y a la actividad fisica. La alimentacih dad, son mds frecuentes en 10s grupos de
tradicionalmente rica en cereales, plantas y menores ingresos. La mayor prevalencia de
tubQculos, y baja en grasa y proteina animal, casi todos 10s factores de riesgo de las enfer-
fue reemplazada por productos procesados medades crbnicas, sumada a1 limitado acceso
con alto contenido de grasas y azljcar (32,33). a 10s servicios de atencih de la salud y a1 tra-
El cambio no afect6 solamente a1 contenido y tamiento oportuno, hace que las personas que
a la forma de preparacion de 10s alimentos pertenecen a esos grupos Sean especialmente
sino, tambibn, a toda la cultura de la alimen- vulnerables, pues consultan en forma tardia
taci6n. Asi, la estrategia publicitaria dirigida y, en consecuencia, sus trastornos se tornan
a estimular el consumo de alimentosprocesa- mas graves y tienen efectos mis catastr6ficos.
Albala y Vio 55
Los graves riesgos para la salud que entra- 9. International Clinical Epidemiology Network. Body
iia la obesidad, hacen necesario incorporar la mass index and cardiovascular disease risk factors
in seven Asian and five Latin American centers: data
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LA TRANSlClON EPIDEMIOL6GICA EN CUBA
Carmen Porrata I , Arturo Rodrkuez-Ojea' y Santa Jimhez'
57
58 La transición epidemiológica en Cuba
compara con la de países desarrollados con si- Infantil (1980) y los programas de educación
milar esperanza de vida (Cuadro 2). sanitaria (7). A partir de 1984 se materializo
una nueva concepción de atención primaria
Aspectos económicos con la introducción y rápida extension del
modelo del medico de familia, que cubre ac-
Hasta 1989 y durante casi 30 años, el país tualmente a 94% de la población.
consolidó un modelo de relaciones económi- En 1993, la cobertura de los servicios de
cas con los países del Consejo de Ayuda Mu- abastecimiento de agua potable alcanzó a
tua Económica (CAME), que le permitió esta- 94,2% de la población urbana y 83,0% de la
blecer un programa de desarrollo e integración población rural, y el total nacional fue de
económica muy especializado, pero también 91,5% En ese mismo año, 96,6% de la pobla-
muy dependiente del comercio exterior. Las ción urbana y 72,0% de la población rural re-
importaciones del mercado del CAME a Cuba cibió servicios de saneamiento, por la red de
sumaron 63% en alimentos, 86% en materias alcantarillado o por fosas y letrinas, y el total
primas, 98% en combustibles y 80% en ma- nacional fue de 90,6% (6).
quinarias y equipos (6).
Comercialización de los alimentos
Educación
La importación de alimentos hasta 1985
En 1961 se logró reducir el analfabetismo permitió aumentar la disponibilidad y lograr
de la población general de 23,6% a 3,9%. En que el consumo alimentario fuera más acorde
1995, la tasa de analfabetismo de la población con las necesidades nutricionales. La impor-
de 10 a 49 años era de 1,9% y el promedio de tación se concentró en los alimentos que el país
escolaridad, que en 1953 no alcanzaba al ter- no estaba en condiciones de producir (Cua-
cer grado, era superior al octavo grado. De la dro 3). En 1989 se importaron 99% de los frijo-
población de 6 a 14 años, 98,5% está escola- les disponibles, 94% de las grasas, 79% de los
rizada, y se gradúa en noveno grado alrede- cereales, 44% de los pescados, 38% de la leche
dor de 80% de los jóvenes. y sus derivados y 21% de las carnes. Esta si-
tuation originó una gran dependencia del co-
Servicios de salud y comunitarios mercio exterior. Las importaciones de ese año
va a partir de 1970. También se redujeron las tó en los hombres mayores de 45 años de edad.
tasas estandarizadas de mortalidad general de También aumentó la tendencia a la mortali-
la población (Cuadro 5). En 1994, la tasa de dad por cáncer de mama en las mujeres ma-
mortalidad infantil llegó a 9,9 por 1.000 naci- yores de 65 años. La mortalidad por DM tuvo
dos vivos y a 12,8 por 1.000 nacidos vivos para una tendencia ascendente, con tasas específi-
los menores de 5 años. cas por edad y sexo similares hasta los 45 años
Con respecto a las 10 primeras causas de de edad. En las edades mayores, las tasas fue-
muerte durante los años 1970, 1980 y 1990, las ron más altas en las mujeres. La mortalidad
enfermedades del corazón ocuparon el primer por enfermedades infecciosas y parasitarias
lugar a partir de 1970 y los tumores malignos (códigos 001 a 139 de la CIE-9), y por infeccio-
el segundo. Las enteritis y las anomalías con- nes respiratorias agudas (códigos 460 a 487 de
génitas dejaron de figurar entre las 10 prime- la CIE-9) (4) tuvo una franca tendencia al des-
ras causas después de 1980. Otro cambio im- censo, con excepción del aumento de la mor-
portante fue el ascenso de la diabetes mellitus talidad por enfermedades diarreicas en el gru-
(DM) del octavo al sexto lugar (Cuadro 6). Las po de los mayores de 45 años.
tasas estandarizadas de mortalidad por enfer-
medades del aparato circulatorio (códigos 390
a 459 en la CIE-9) (4) tendieron a disminuir, MORBILIDAD
con excepción de la mortalidad por enferme-
dades isquémicas del corazón que aumentó Obesidad
en los hombres de 25 a 64 años de edad. La
expresión clínica más frecuente de esas enfer- De acuerdo con los datos del SISVAN, en-
medades fue el infarto agudo del miocardio tre los años 1985 y 1990 el porcentaje de obe-
con una letalidad de 72% en 1991 (un valor sos se redujo de 2,3% a 1,9% en los niños me-
alto si se lo compara con el de los países mas nores de 1 año, y de 1,6% a 1,0 % en los niños
desarrollados). de 1 a 4 años.2 En algunos estudios aislados
Las principales localizaciones de los tumo- en los que se analizaron ambos sexos, el inter-
res en los hombres fueron, en orden decrecien- valo de frecuencia de obesidad en los adultos
te de frecuencia, el pulmón, la próstata, el co- en la década de 1980 fue de 15% a 31%. En
lon y el recto, y el estómago. En las mujeres otros estudios, la frecuencia observada fue de
fueron la mama, el pulmón, el colon y el rec- 8% a 39 % en los hombres y de 20% a 47% en
to, y el cuello del útero. Las tasas estan- las mujeres. En los menores de 15 años de
darizadas de mortalidad por tumores malig- edad, el intervalo de frecuencia fue de 7% a
nos (códigos 140 a 208 de la CIE-9) (4) se 19% (3).
mantuvieron estables, con excepción de la Para obtener datos antropométricos de los
mortalidad por cáncer de próstata que aumen- adultos de 20 a 60 años de ambos sexos, se
midió a los padres de los individuos seleccio-
nados en la muestra para la Segunda Encues-
CUADRO 5. Tasas de mortalidad brutas y ta Nacional de Crecimiento y Desarrollo de
estandarizadas por 1.000.000 habitantes, y tasas 1982 (n = 31.662), residentes de áreas urbanas
de mortalidad infantil y de menores de 5 años por y rurales de las 14 provincias del país. Según
10.000 nacidos vivos, Cuba, 1970, 1980 y 1990. los valores del índice de masa corporal (IMC),
Mortalidad 1970 1980 1990 26,4% de los hombres y 27,2% de las mujeres
Tasas brutas 627,4 569,6 680,4 presentaban obesidad de grado I, y 5,1% de
Tasas estandarizadas 688,8 582,4 607,0
Infantil 38,7 19,6 10,7
2
Menores de 5 años 43,8 24,3 13,1 Criterio diagnóstico: > percentil 97 de peso para la
Fuente: Cuba, Ministerio de Salud Pública, Departamento de talla, de acuerdo con las normas nacionales (Informe téc-
Estadísticas. nico del INHA, 1991).
62 La transición epidemiológica en Cuba
los hombres y 11,7% de las mujeres presenta- nas de mayor desarrollo socioeconómico y
ban obesidad de grado II. Solo en las mujeres, urbanización. En los adultos de 30 a 59 años
se detectó obesidad de grado III en 0,5% del de edad, las cifras de prevalencia de intole-
total. Por otra parte, se observó una relación rancia a la glucosa fueron más altas en las
directa entre un nivel educacional alto y el mujeres (13,9%) que en los hombres (5,6%) (In-
grado de obesidad en los hombres; en las forme técnico, Instituto de Endocrinología y
mujeres, la observación fue válida solamente Enfermedades Metabólicas, 1985). Las tasas de
para la obesidad de grado I (10). prevalencia (Figura 3) e incidencia de la DM
tendieron a aumentar, en especial las prime-
Hipertensión arterial ras. En todos los grupos de edades esas tasas
fueron más altas en las mujeres. Las personas
A partir de 1979, las estadísticas sobre pa- mayores de 60 años fueron las más afectadas,
cientes atendidos en los dispensarios mostra- con una tasa de 76,4 por 1.000 habitantes de
ron una tendencia ascendente de las tasas de 60 a 64 años atendidos en los dispensarios, y
prevalencia e incidencia de la hipertensión una tasa de 66,6 por 1.000 habitantes mayores
arterial en los adultos de ambos sexos (Figu- de 65 años. El grupo de 25 a 29 años tuvo una
ras 1 y 2). En un estudio de adultos de ambos tasa de 15,0, y el grupo de 15 a 24 años una
sexos iniciado en Ciudad de La Habana en tasa de 2,7. Se observó una mayor prevalen-
1988 (n = 3.011), se encontró una tasa de pre- cia e incidencia en las provincias occidenta-
valencia de esa enfermedad de 27,4% (A. les, que son las más urbanizadas. En el area
Dueñas, Instituto de Cardiología y Cirugía de Ciudad de La Habana, la prevalencia fue
Cardiovascular, comunicación personal). más alta (Informe técnico, Instituto de Endo-
crinología y Enfermedades Metabólicas, 1985).
Diabetes mellitus
Tumores malignos
Los estudios aislados de prevalencia de DM
realizados entre 1968 y 1981 con criterios diag- Las tasas más altas de incidencia de tumo-
nósticos no uniformes, indicaron valores en- res malignos en las mujeres se observaron en
tre 0,5% y 11%, con cifras más altas en las zo- las siguientes localizaciones: mama, pulmón
Porrata, Rodríguez-Ojea y Jiménez 63
FIGURA 9. Morbilidad por enfermedades de transmisión sexual (ETS) y sífilis, Cuba, 1970-1991,
68 La transición epidemiológica en Cuba
CUADRO 8. Estado nutricional de la poblaciónn las técnicas estadísticas complejas que se em-
por sexos, según el índice de masa corporal, La plean actualmente en la epidemiología. Por ese
Habana, Cuba, 1982 y 1984. motivo, la información no está sometida al
Hombres Mujeres riesgo de los efectos de la ausencia de énfasis
IMC (kg/m2) 1982 1994 1982 1994 de la biología ni al del énfasis exagerado de
<18,5 4,0 7,5 5,8 13,6 los llamados estudios "positivos" (16). Porno
18,5 a 19,9 6,8 14,1 7,1 14,6 disponer de estudios representativos, en al-
25 a 30 35,9 17,8 31,8 19,2
>30 7,1 2,7 13,6 6,2 gunos casos se ha dado valor a la repro-
Fuente: Cuba, Departamento de Crecimiento y Desarrollo. ducibilidad de los resultados de estudios
pequeños.
Chile, Costa Rica y Cuba son los países lati-
El porcentaje de embarazadas con peso in- noamericanos que presentan los indicadores
suficiente al principio de la gestación aumen- de salud más favorables (1). Sin embargo, en
tó de 8,7% en 1990 a 10,4% en 1994 y, de igual el análisis de la transición epidemiológica re-
forma, el porcentaje de recién nacidos con bajo sulta de interés conocer el ritmo con el que
peso al nacer aumentó gradualmente de 7,8% cada país atraviesa las diferentes etapas. Se-
en 1991 a 8,9% en 1994 (6,12). De 1991 a 1994 gún Omran, entre los países de América Lati-
se observó un aumento de la frecuencia de la na y el Caribe, Cuba estaba en una etapa avan-
anemia en las gestantes y las mujeres en edad zada de la transición epidemiológica desde la
fértil. En un estudio realizado en Ciudad de década de 1970, con una modalidad similar a
La Habana en 1992, que incluyó a 10% de to- la de los países desarrollados pero con un
das las gestantes de cada área de salud, se mayor retraso económico. Ese autor ubicó a
encontró anemia en 56,8%, aunque 66% de esa Cuba, junto con Chile y Costa Rica, en el mar-
cifra fue clasificada como anemia ligera (14). co de lo que denominó el "modelo tardío" (17).
La vigilancia mediante sitios centinela, ini- Los cambios sociales y, en especial, la co-
ciada en 1993 en las provincias de Ciudad de bertura nacional de los servicios de salud, de-
La Habana y Pinar del Rio, señaló que 20% de terminaron el rápido descenso de la mortali-
los niños de 1 a 5 años y 35% de las mujeres dad por enfermedades transmisibles. De ese
en edad fértil que se estudiaron, presentaban modo, las enfermedades infecciosas y para-
anemia. Además, se encontró deficiencia de sitarias representaron solamente 1,4% de la
vitamina A sérica en 3,8% de los niños de 1 a 5 mortalidad total en 1990. A partir del trienio
años; 4,9% de los niños de 7 a 11 años, y 4,3% 1972-1974 quedaron bien definidas las cinco
de los adolescentes de 12 a 15 años. También primeras causas de muerte, entre las cuales
se encontraron niveles bajos de vitamina A las enfermedades del corazón, los tumores ma-
en 40% a 45% de los integrantes de los gru- lignos y las enfermedades cerebrovasculares
pos mencionados. El estado nutricional de han tenido el mayor peso. En el trienio 1972-
tiamina, evaluado por los niveles de trans- 1974, las cinco causas representaban 69% del
cetolasa eritrocitaria, era deficiente en 25,5% total de defunciones; en el trienio 1988-1990
de los adolescentes de 12 a 15 años y en llegaron a 75%. Así, Cuba pasó a la situation
18,4% de los adultos de 20 a 59 años, y era bajo epidemiológica actual en la que el cuadro de
en 20,6% y 14,4% en cada grupo, respectiva- mortalidad está dominado por las enferme-
mente (15). dades crónicas. En cuanto a la morbilidad, se
encontró una alta prevalencia de DM, obesi-
dad, hipertensión arterial, enfermedades in-
DISCUSIÓN fecciosas y deficiencia de hierro. En esa tran-
sición influyó el incremento notable de la
Los resultados presentados provienen de un esperanza de vida que, como consecuencia,
estudio descriptivo en el que no se aplicaron aumentó el grado de expositión de la pobla-
70 La transición epidemiológica en Cuba
ción a los factores de riesgo de las enfermeda- continuará esa tendencia ascendente, la inci-
des crónicas y degenerativas. dencia y prevalencia de la DM han disminui-
La disminución de la mortalidad infantil, do en los primeros años de la década de 1990.
con un gradiente en dirección contraria a la El fenómeno podría atribuirse en parte a los
de las enfermedades cardiovasculares, es la cambios en el regimen alimentario, al aumen-
que más incidió en el aumento de la esperan- to de la actividad física y a la resultante de
za de vida. Además, a pesar de las limitacio- esos factores (por ejemplo, la disminución de
nes económicas, Cuba presenta la mortalidad la prevalencia de la obesidad); sin embargo,
infantil más baja de América Latina, con ci- deberían identificarse y estudiarse mejor los
fras comparables a las de los países desarro- factores que contribuyen a esa situación.
llados. Los avances logrados en la educación La amplitud de los intervalos encontrados
y la incorporatión de la mujer al mercado de en la prevalencia de obesidad podría estar re-
trabajo influyeron en el descenso de los nive- lacionada con los criterios diagnósticos uti-
les de fecundidad de 2,2 a 0,89 hijos por mu- lizados y con las características diferentes de
jer en aproximadamente dos décadas. Ese es los grupos estudiados (por ejemplo, la inten-
otro elemento que debe considerarse al obser- sidad de la actividad física). No obstante, los
var el cambio del perfil de la morbilidad. porcentajes hallados pueden clasificarse como
Entre los factores condicionantes del au- altos para ambos sexos. Los patrones ali-
mento de las enfermedades crónicas y de- mentarios inadecuados influyeron en la evo-
generativas en el país, se destacan la inges- lutión de la obesidad en Cuba; en especial, el
tión excesiva de grasas saturadas, colesterol y consumo excesivo de carbohidratos y la inges-
azúcar, la ingestión insuficiente de frutas y tión excesiva en la comida de la noche —que
vegetales, el consumo bajo de leche, la inges- contribuye a que la obesidad se asocie con fre-
tión excesiva de alimentos durante la ultima cuencia a deficiencias de micronutrientes—,
comida del día, el índice bajo de lactancia así como el sedentarismo. Otro tanto ha sido
materna y la ablactation precoz, los hábitos aportado por la tendencia popular a subesti-
alimentarios incorrectos, la educación mar el sobrepeso y la obesidad en la auto-
nutricional insuficiente, el aumento del evaluación de la imagen corporal. Ese fenó-
sedentarismo, y el consumo elevado de pro- meno podría obedecer a los patrones estéticos
ductos del tabaco y bebidas alcohólicas. A pe- y culturales nacionales y al desconocimiento
sar de que entre 1990 y 1994 se observó una de principios nutricionales adecuados.
disminución aparente del tabaquismo y la Con relatión a los tumores malignos, los
hipercolesterolemia, dos de los principales resultados de estudios epidemiológicos indi-
factores de riesgo para la enfermedad can que esas enfermedades pueden atribuirse
isquémica del corazón, se destaca la tenden- a factores nutricionales en 20% a 30% de los
cia ascendente de la mortalidad por enferme- hombres y en aproximadamente 60% de las
dades del corazón en los hombres en edad mujeres (18). Entre los elementos destacados
productiva como la causa más frecuente de del regimen alimentario del país se cuentan
mortalidad en ese grupo. La situación deman- la baja ingestión de fibras, el uso excesivo de
da un análisis integral de los riesgos asocia- grasas recalentadas, el consumo bajo de vita-
dos y la ejecución de acciones inmediatas. mina A y betacarotenos y, en general, de vita-
El aumento de la mortalidad por DM ha minas antioxidantes. Las mayores tasas de
convertido a la enfermedad en un problema incidencia de los tumores malignos de pulmón
de salud pública importante en el ámbito na- y estómago en los hombres podrían explicar-
cional, especialmente en las personas mayo- se por el mayor consumo de cigarrillos y be-
res de 60 años. Aunque la coincidencia del bidas alcohólicas.
aumento de la esperanza de vida con los mo- Entre los factores que condicionan la alta
dos de vida inadecuados permite suponer que morbilidad por enfermedades infecciosas y
Porrata, Rodríguez-Ojea y Jiménez 71
10. Berdasco A, Romero JM. Analysis and interpretation of patía epidémica en Cuba. La Habana: Editorial Cien-
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LA TRANSICIÓN EPIDEM1OLÓGICA
EN EL BRASIL
Carlos Monteiro1
El concepto de transición nutricional se refie- compleja; como en general las cohortes más
re a los cambios seculares en las pautas de jóvenes están cambiando con mayor rapidez,
nutrición debidos a la modificación de la es- crece el predominio de esa alimentación occi-
tructura de la alimentación de las personas, dental y aumenta la obesidad. Los cambios,
como consecuencia de transformaciones eco- acompañados de un modo de vida sedenta-
nómicas, sociales, demográficas y sanitarias ria, parecen originarse en las zonas urbanas y
(1). Si bien en todos los países y regiones del se extienden luego a los estratos de la pobla-
mundo se observan aspectos singulares de la ción rural con ingresos mas altos, donde
transición nutricional que se produjo durante frecuentemente pueden encontrarse grupos
este siglo, los aspectos comunes son un ré- de población que todavía exhiben déficit
gimen de alimentación rico en grasas (parti- energético (5).
cularmente de origen animal), azúcar y ali- Los cambios en las pautas de alimentación
mentos refinados, y pobre en carbohidratos descritos se produjeron en los Estados Unidos
complejos y fibras; es decir, lo que con frecuen- de América y en la mayoría de los países eu-
cia se denomina "la alimentación occidental". ropeos en forma lenta y gradual desde la se-
Las modificaciones concomitantes en la com- gunda mitad del siglo XIX hasta la actualidad
posición del cuerpo, en particular el aumento (2). En contraste, el ritmo del cambio ha sido
de la obesidad, están relacionadas con el pre- mucho más rápido en los países en desarro-
dominio de ese régimen alimentario y con la llo. Los datos sobre países tan diferentes como
disminución gradual de la actividad física. Corea del Sur, China, Tailandia, Sudáfrica y
Hay muchos indicios de la relación entre la los países del Caribe indican una modificación
difusión de la "alimentación occidental" y el acelerada de la estructura de la alimentación
aumento de la obesidad por una parte, y la después de haber alcanzado la autosuficien-
alta prevalencia de enfermedades crónico- cia nacional en materia de energía. De la mis-
degenerativas y la disminución del tiempo de ma manera, la progresión de la obesidad es
vida libre de enfermedades, por la otra (2-4). muy notable en muchos de estos países (5).
La interdependencia entre los cambios demo- En America Latina se observa una rápida tran-
gráficos, socioeconómicos y epidemiológicos sición demográfica y epidemiológica (6,7): en
que llevan a la transición nutricional es muy la mayoría de los países más desarrollados de
América Central y del Sur se advierte la ten-
1
Universidad de São Paulo, Escuela de Salud Pública, dencia clásica hacia tasas de morbilidad y
Departamento de Nutrición, Sao Paulo, Brasil. mortalidad en las que predominan las enfer-
73
74 La transición epidemiológica en el Brasil
la importancia relativa de ingerir una canti- dos grasos saturados y poliinsaturados. Los
dad insuficiente o excesiva de alimentos, se grupos de alimentos que se usaron fueron:
usó la razón entre la prevalencia de la desnu cereales y sus derivados (arroz, harina de
trición y la prevalencia de la obesidad. Se com- maíz, harina de trigo, pan, pastas y galletas);
paró a los niños y a los adultos por separado, raíces, tubérculos y sus derivados (mandioca,
teniendo en cuenta el número total de la po- harina de mandioca y papas); carnes (vacuna,
blación y los diferentes estratos económicos a caprina y de pescado); leche y sus derivados
los que pertenecían los individuos. (leche fresca, en polvo y quesos), y frutas (na-
ranjas y bananas). La transformation de la
Evaluación del consumo de alimentos cantidad de alimentos en nutrientes se basó
en los cuadros de compositión de los alimen-
Los datos sobre consumo de alimentos ana- tos del ENDEF (23) y en la obra sobre com-
lizados en el presente estudio se tomaron de posición de los alimentos de McCance y
dos encuestas sobre presupuestos familiares Widdowson (24).
realizadas en el país en los períodos 1961-1962 Dado que en las investigaciones sobre el
y 1987-1988 (20, 21), así como del citado presupuesto familiar no se recopilaron datos
ENDEF. Las encuestas sobre presupuestos fa- sobre los ingresos familiares, se decidió tomar
miliares abarcaron una muestra representati- las regiones del país como sustitutos de la si-
va de hogares de siete zonas metropolitanas tuatión económica de la población. En este
del país: Belo Horizonte, Rio de Janeiro y São sentido, además de presentar la evolución de
Paulo en el sudeste del país; Fortaleza, Salva- las pautas de alimentación del conjunto de los
dor y Recife en el nordeste, y Curitiba en el habitantes de las zonas metropolitanas brasi-
sur. En estas siete zonas combinadas, se con- leñas, se presenta la evolución diferenciada de
centra 90% de la población metropolitana del la región nordeste, que es la menos desarro-
país y casi un cuarto de toda la población bra- llada del país, y de la regiíón sudeste, que es la
sileña. En el período 1961-1962, se estudiaron más desarrollada.
7.309 hogares, y en el período 1987-1988 se
estudiaron 13.611 hogares. Los procedimien-
tos para calcular el consumo medio diario per RESULTADOS
capita de alimentos en la familia fueron seme-
jantes en las dos encuestas sobre presupues- Estado nutricional de niños y adultos
tos familiares. El cálculo del ENDEF se res-
tringió a las familias que vivían en las zonas En el período de 15 años que va de 1974 a
metropolitanas comprendidas en las encues- 1989, la prevalencia de niños desnutridos de
tas sobre presupuestos familiares, y se estimó 1 a 4 años se redujo más de 60%; la prevalen-
el consumo medio diario per cápita de las fa- cia de obesidad infantil, relativamente baja en
milias en forma directa, pesando los alimen- las dos encuestas analizadas, permaneció in-
tos que se comían en cada hogar durante siete variable. En el mismo período, la proporción
días consecutivos (22). de adultos desnutridos tambión se redujo con-
La pauta de alimentación correspondiente siderablemente, pero la proporción de adul-
a cada una de las encuestas se describió te- tos obesos casi se duplicó, pasando de 5,7% a
niendo en cuenta la participación relativa de 9,6%. Los cambios no influyeron en las dife-
los distintos grupos de alimentos en la alimen- rencias entre los sexos. En ambas encuestas
tación y el consumo relativo de carbohidratos los niños y las niñas presentaron una frecuen-
simples o complejos, proteínas de origen ani- cia similar de desnutrición y de obesidad, y
mal o vegetal y lípidos de origen animal o las mujeres superaron a los hombres tanto
vegetal por cada 1.000 kcal. Además, se calcu- en desnutrición como en obesidad (Cuadros
ló el consumo relativo de colesterol y de áci- 1 y 2). La razón entre la prevalencia de la des-
76 La transición epidemiológica en el Brasil
CUADRO 3. Porcentaje y desviación estándar de niños desnutridos y obesos, según nivel de ingresos
familiares per cápita, Brasil, 1974-1975 y 1989.
1974-1975 1989
Desnutrición Obesidad Desnutrición Obesidad
Nivel de ingresos (%) % DEa % DEa % DEa % DEa
Ingresos bajos (30%) 26,5 0,49 3,8 0,21 12,2 0,83 2,5 039
Ingresos medios (40%) 11,6 0,49 4,5 0,32 3,8 0,63 4,9 0,71
Ingresos altos (30%) 3,9 0,44 9,0 0,65 1,4 0,59 10,6 1,54
a
DE = desviación estándar.
ción inversa entre los ingresos familiares y la Además, el mayor aumento de la prevalencia
prevalencia de la desnutrición; asimismo, se- de la obesidad se observa precisamente entre
ñala la virtual desaparición del problema en las mujeres más pobres (Cuadro 4).
los adultos del segmento de mayores ingre- En general, la relación entre la desnutrición
sos. En los tres segmentos se observa un au- y la obesidad cambió mucho de una encuesta
mento en la frecuencia de la obesidad en am- a otra y reveló un aumento de la importancia
bos sexos, pero que tiende a ser mayor en las del problema de la obesidad en los adultos de
familias más pobres. Esa característica deter- todos los estratos económicos. En el período
mina importantes cambios en la relación di- 1974-1975, la obesidad superó a la desnutrición
recta entre los ingresos familiares y la obesi- solamente entre los adultos de altos ingresos;
dad de los adultos: si bien entre los hombres, en contraste, en 1989 la obesidad superó a la
el gradiente de obesidad disminuyó li- desnutrición entre los hombres de ingresos al-
nealmente desde los estratos económicos de tos y medianos y entre las mujeres de todos los
ingresos altos a los de estratos de ingresos niveles de ingresos. Por otra parte, los datos de
bajos, en el caso de las mujeres la prevalencia la última encuesta revelan un cambio en la re-
más alta de la obesidad se observó en los es- lación entre los ingresos familiares y el índice
tratos intermedios. También puede observar- de masa corporal (IMC) de las mujeres.
se que, en 1989, la pobreza dejó de ser un fac-
tor que protegía a la mujer de la obesidad: Pautas de alimentación de la población
alrededor de 10% de las mujeres más pobres brasileña
eran obesas, mientras que en los estratos de
ingresos medios y altos el porcentaje de obe- Los cambios en las pautas de alimentación
sidad era de 15,4% y 14,1%, respectivamente. observados en el curso de las tres encuestas
CUADRO 4. Porcentaje y desviación estándar de adultos desnutridos y obesos, según nivel de ingresos
familiares per cápita, Brasil, 1974-1975 y 1989.
Hombres Mujeres
1974-1975 1989 1974-1975 1989
Desnu- Desnu- Desnu- Desnu-
trición Obesidad trición Obesidad trición Obesidad trición Obesidad
Nivel de ingresos (%) (DE)a (DE)a (DE)a (DE)a (DE)a (DE)a (DE)a (DE)a
Ingresos bajos (30%) 9,0 0,7 4,8 2,7 16,7 3,6 7,7 9,7
(0,37) (0,10) (0,49) (0,37) (0,47) (0,23) (0,60) (0,66)
Ingresos medios (40%) 7,2 2,8 3,4 5,5 9,9 9,8 4,6 15,4
(0,27) (0,17) (0,38) (0,48) (0,30) (0,30) (0,44) (0,75)
Ingresos altos (30%) 4,1 5,7 1,9 9,3 5,4 10,4 3,2 14,1
(0,22) (0,26) (0,35) (0,74) (0,24) (0,33) (0,45) (0,88)
a
DE = desviación estándar.
78 La transición epidemiológica en el Brasil
son semejantes para la población urbana del del consumo de grasas de origen vegetal y la
sudeste y del nordeste del país. Esos cambios consiguiente disminución del consumo de
incluyen la disminución del consumo de ce- grasas de origen animal: la relatión grasas de
reales y derivados, frijoles, raíces y tubércu- origen vegetal/grasas de origen animal era de
los, que se produjo principalmente durante los 4:6 en el conjunto de las ciudades estudiadas
años setenta y ochenta; el aumento sostenido en la primera encuesta; en la segunda encues-
del consumo de huevos, leche y sus deriva- ta pasó a ser de 5,5:4,5 y en la tercera fue de
dos; la sustitución de la grasa, el tocino y la 4:6. Además, la disminución del consumo re-
mantequilla por aceites vegetales y margari- lative de grasas de origen animal en la región
na; y el aumento del consumo de carne, prin- sudeste es mayor entre la primera encuesta y
cipalmente a partir de la segunda mitad de la segunda; en el nordeste, la disminución es
los años setenta (Cuadro 5). Esos cambios in- igualmente importante en todo el período
dican una tendencia generalizada a una me- comprendido por las tres encuestas.
nor contribución de los carbohidratos a la El Cuadro 8 muestra la evolutión en el país
ingesta total de calorías y a la sustitución de de ciertas características del regimen de ali-
los carbohidratos con grasas, especialmente en mentación en el país, en comparación con los
las décadas de 1970 y 1980. En el caso de las valores recomendados por la OMS en 1990.
proteínas, su participación en el régimen de En primer lugar, el consumo relativo de gra-
alimentación cambió muy poco a lo largo del sas en el sudeste según la encuesta de 1988,
período comprendido en el estudio (Cuadro ya sobrepasó el máximo recomendado por la
6). El Cuadro 7 se presenta información adi- OMS y debe ser motivo de preocupación como
cional sobre la tendencia del consumo de ali- problema de salud pública. Asimismo, el con-
mentos en la población urbana del país. Allí sumo excesivo de azúcar observado en los tres
se puede observar que el azúcar representó estudios de referencia y en todas las zonas
cerca de un cuarto del total de carbohidratos estudiadas es otro motivo de preocupación.
alimentarios en las tres encuestas, con pocas Por último, el consumo insuficiente de car-
diferencias entre el nordeste y el sudeste; el bohidratos complejos que se observó desde la
consumo de proteínas de origen animal tuvo encuesta de 1962 en el sudeste y en la ultima
una tendencia ascendente en ambas regiones encuesta en el nordeste, también señala la se-
de 1% a 2% entre la encuesta de 1962 y la de riedad del problema de alimentación en las
1975, y un aumento de 8% a 10% entre la en- áreas analizadas. Las características positivas
cuesta de 1975 y la de 1988. Los cambios más de los cambios comprenden el aumento ge-
importantes se observan en el gran aumento neralizado del consumo de ácidos grasos
CUADRO 5. Porcentaje relativo de diferentes grupos de alimentos en el consumo calórico total, areas
metropolitanas del Brasil, 1962, 1975 y 1988.
Regiones
Sudeste Nordeste Brasi!
Alimentos 1962 1975 1988 1962 1975 1988 1962 1975 1988
Cereales y derivados 37,2 37,9 35,9 34,1 34,8 31,7 36,7 37,8 35,4
Fideos 7,2 8,8 6,2 9,1 9,9 7,7 7,6 8,9 6,4
Raíces y tubérculos 4,0 3,0 2,7 12,8 14,0 11,0 5,6 4,8 4,0
Carnes 8,6 8,6 9,4 11,5 10,4 11,1 9,1 8,8 9,6
Huevos 1,1 1/4 1,6 0,5 1,0 1,6 1,0 1,4 1,6
Leche y derivados 5,5 6,6 8,9 3,1 4,8 6,0 5,1 6,3 8,4
Frutas 3,8 2,2 2,4 3,8 2,1 3,3 3,8 2,1 2,5
Manteca 7,9 3,5 1,6 4,6 2,3 1,3 7,2 3,3 1,6
Margarina y aceite 8,9 13,6 17,0 4,7 6,1 10,8 8,1 12,3 16,0
Azúcar 15,8 14,3 14,3 15,6 14,3 15,7 15,8 14,3 14,5
Monteiro 79
CUADRO 7. Porcentaje de consumo de nutrientes según el origen, áreas metropolitanas del Brasil,
1962, 1975 y 1988.
Regiones
Sudeste Nordeste Brasil
Nutrientes 1962 1975 1988 1962 1975 1988 1962 1975 1988
Carbohidratos 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Complejos 74,0 76,1 74,7 76,8 78,6 74,7 74,5 76,6 74,7
Azúcar 26,0 23,9 25,3 23,2 21,4 25,3 25,5 23,4 25,3
Proteínas 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Animal 47,8 49,4 57,1 45,6 46,6 56,1 47,8 48,7 56,5
Vegetal 52,2 50,6 42,9 54,4 53,4 43,9 52,2 51,3 43,5
Lípidos 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Animal 60,0 43,2 37,9 64,3 54,4 45,0 60,7 45,4 39,3
Vegetal 40,0 56,8 62,1 35,7 45,6 55,0 39,3 54,6 60,7
80 La transición epidemiológica en el Brasil
representaron 15,7%, 16,5% y 19,6%, respecti- Los resultados del presente estudio indican
vamente, del total de calorías alimentarias en que la disminución de la desnutrición infantil
las encuestas de 1962,1975 y 1988. en el Brasil entre 1974 y 1989, podría atribuirse
Los resultados presentados proporcionan a un aumento moderado de los ingresos fami-
información sobre la transición nutricional en liares sumado a la ampliatión excepcional de
el Brasil, difícil de encontrar en los países en los servicios públicos de salud, saneamiento y
desarrollo ya sea porque las encuestas sobre educatión, y una situation demográfica favo-
nutrición se realizan en grupos de población rable caracterizada por la rápida urbanization
de ingresos bajos o porque se limitan a la po- del país y el marcado descenso de las tasas de
blación de niños preescolares; en general, muy fecundidad (29). Los mismos factores podrían
raramente se estudian muestras representati- explicar, por lo menos en parte, la disminución
vas del ámbito nacional. En consecuencia, la de la desnutrición en los adultos.
única pauta obvia que se observa actualmen- La tendencia que se observa en el Brasil a
te en muchos países es la disminución de la consumir menos cereales y tubérculos, reem-
desnutrición (25). plazar carbohidratos por lípidos y elegir las
Aunque la transición nutricional en el Bra- proteínas de origen vegetal en lugar de las de
sil se asemeja a la de China (26-28), la dife- origen animal, ya se observó en décadas pa-
rencia principal es que el aumento de la obe- sadas en varios países desarrollados (30) y,
sidad entre los adultos es mayor en los grupos más recientemente, en países en desarrollo (1).
de ingresos bajos del Brasil y no en los grupos En los primeros, los cambios estuvieron rela-
de ingresos medianos o altos, como ocurre en cionados con el aumento de la obesidad y de
China. Otra diferencia es el aumento de la varias enfermedades crónicas no transmisibles
desnutrición en la población rural de bajos (2-4); en particular, el aumento de la preva-
ingresos que se observa solo en China, circuns- lencia de la obesidad en los Estados Unidos
tancia sorprendente si se tiene en cuenta la entre 1910 y 1976 coincidió con el aumento de
historia de ambos países con respecto a la equi- la proportión relativa de grasas en la alimen-
dad social. En relación con las pautas de ali- tación y fue independiente del aumento de la
mentación, la principal diferencia entre am- ingesta calórica total (31). En el Brasil, mien-
bos países está en el aumento de la densidad tras el consumo energético relativo de grasa y
energética del regimen de alimentación que tocino bajó de 4,9% a 1,0% entre la primera y
se produjo en China, pero no en el Brasil, como la tercera encuestas, el consumo energético re-
consecuencia del aumento del consumo de lativo de los aceites subió de 7,7% a 13,5%.
grasas de origen animal. También fue importante la sustitución de la
Monteiro 81
mantequilla por margarina, pues el consumo cativas sobre alimentación y nutrición lleguen
de mantequilla bajó de 2,2% a 0,6% y el de eficazmente a todos los estratos socioeconó-
margarina subió de 0,4% a 2,5% en el mismo micos de la población, y la responsabilidad de
período. las instituciones del Gobierno en la promoción
Los cambios en la composición de la ingesta activa de la oferta de alimentos saludables y
de lípidos son importantes porque producen el acceso a ellos.
un aumento considerable del consumo relati- Los cambios favorables observados en la ali-
vo de ácidos grasos poliinsaturados y una re- mentación de la población brasileña no pare-
lación mas favorable entre esos ácidos y los cen ser consecuencia de una toma de concien-
ácidos grasos saturados. La situación permite cia de la población sobre los beneficios para la
inferir la existencia de efectos beneficiosos salud de un régimen alimentario saludable,
sobre la incidencia de algunas enfermedades como ocurre en algunos países desarrollados
crónicas no transmisibles, en particular la (19, 30, 34). La hipótesis se funda en la ausen-
arterosclerosis (32). La magnitud del cambio cia de campañas de promoción y educación
en la relación ácidos grasos poliinsaturados/ para mejorar el acceso y el consumo de los ali-
ácidos grasos saturados parece haber sido tan mentos en el país y en que los cambios de las
grande que no sería infundado atribuirle una pautas de alimentación se iniciaron entre los
influencia en la disminución de la mortalidad años sesenta y setenta, cuando todavía la po-
por enfermedades cardiovasculares observa- blacion del Brasil ignoraba la relación del regi-
da en ciudades como Belém, Curitiba, Forta- men de alimentación con la salud personal.
leza, São Paulo y Salvador (33). El principal factor explicativo de la sustitu-
La mayor laguna de información sobre los ción de cereales, frijoles y tubérculos por acei-
factores determinantes del equilibrio energé- tes vegetales y el predominio de las grasas de
tico se refiere a las pautas de actividad física origen vegetal sobre las grasas de origen ani-
de la población, de gran importancia explica- mal sería el comportamiento de la oferta y de
tiva del aumento de la obesidad. Por ejemplo, los precios relativos de los alimentos. En ese
en China se constató que el aumento de la sentido, los datos sobre la disponibilidad in-
obesidad, que coincidió con el desarrollo y la terna de alimentos en el país indican que el
modernización del país, estuvo directamente acceso a los productos como el arroz, los frijo-
relacionado con los grandes cambios en la ac- les y el trigo se estancó o disminuyó durante
tividad física de los trabajadores (5,27). En el las décadas de 1970 y 1980, mientras aumentó
Brasil, la disminución progresiva de la pobla- en forma considerable la oferta y el precio ac-
ción dedicada a tareas agropecuarias, la cesible de la soja (35). Por otra parte, los datos
automatización del sector fabril y la amplia- de una serie histórica sobre las variaciones de
ción del sector de servicios, donde predomi- los precios de los alimentos en la ciudad de
nan las actividades que no exigen un alto gas- Sao Paulo muestran que, entre 1962 y 1975,
to energético, indican que se podría producir aumentó el precio relativo de los frijoles, los
un fenómeno semejante. cereales y los derivados, y bajó el precio de la
La transición nutricional en el Brasil tiene leche y los huevos (36).
importantes repercusiones en la formulación Finalmente, el problema de la desnutrición
de prioridades y estrategias de acción en el continúa existiendo en el país aunque, a dife-
campo de la salud pública. Entre las priorida- rencia de la obesidad, afecta a grupos mas re-
des principales deben figurar la incorporación ducidos de población. Por ese motivo, deben
definitiva de la prevención y el control de las establecerse programas de prevención y con-
enfermedades crónicas no transmisibles en el trol de la desnutrición que definan cuidado-
temario de la salud pública nacional, un com- samente a sus beneficiarios y concentren en
promiso firme para que las actividades edu- ellos medidas de eficacia comprobada.
82 La transición epidemiológica en el Brasil
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Esta página dejada en blanco al propósito.
TRANS1CION EPIDEMIOLÓGICAY
DEMOGÁFICA: TIPOLOGÍA DE LOS PAÍSES
DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Jorge Bacallao1
En los dos últimos decenios, los perfiles sani- Los países se agruparon en conglomerados
tarios y demogràficos de numerosos países de exclusivamente según la contributión relati-
bajos ingresos han tenido un cambio gradual, va de las enfermedades infecciosas, las enfer-
aunque no siempre al mismo ritmo ni al mis- medades crónicas no transmisibles y otras cau-
mo tiempo. En algunos países de America sas externas a la tasa global de mortalidad. Los
Latina y el Caribe coexisten varias formas y ejes de clasificación provinieron de un anali-
grados de desnutrición junto a la obesidad y sis de correspondencia (5), que genera una
el exceso de peso. El presente artículo ofrece representation simultánea de los países y los
un breve metanálisis descriptivo de los infor- factores del perfil de mortalidad en el piano
mes del Proyecto Multicentro Dieta y salud definido por los ejes factoriales. Se notifica-
en Latinoamérica y el Caribe (1) y de la edi- ron cinco conglomerados relativamente com-
ción de 1994 del libro Las condiciones de salud pactos de países. El primer conglomerado
en las Americas (2). El análisis exploratorio y agrupó a casi todos los países de habla ingle-
confirmatorio de los datos sobre las variables sa del Caribe, Costa Rica, Panamá y Puerto
epidemiológicas, demográficas y nutricionales Rico; todos ellos son países pequeños que ex-
ha producido tres conglomerados de países perimentan un descenso rápido del crecimien-
que difieren en su composición y crecimiento to demográfico y un aumento claro de las en-
demográficos y en el ritmo de la transición de fermedades crónicas no transmisibles. El
un perfil de salud a otro. segundo comprendió a Chile, Cuba y, con ca-
El presente artículo amplía un trabajo ex- racterísticas menos típicas, la Argentina
ploratorio (3) que fue la base de una ponencia que, si bien tiene un perfil epidemiológico
presentada en un taller sobre la obesidad y la muy similar al del primer conglomerado, tuvo
pobreza celebrado en La Habana, Cuba, en un comienzo más temprano de la transición y
mayo de 1995 (4). Ese trabajo también se basó su proceso fue mas lento. El tercer conglome-
en los informes nacionales compilados por el rado incluyó a Guatemala, Honduras, el Peru,
Instituto de Nutrition de Centro América y y a países con una tasa alta de prevalencia de
Panama (INCAP) (1). enfermedades infecciosas, un porcentaje ele-
vado de población menor de 15 años y tasas
'Institute Superior de Ciencias Médicas, La Habana, altas de malnutrición y mortalidad infantil. El
Cuba. Brasil y Venezuela, países extensos y con va-
85
86 Transición epidemiológica y demográfica en America Latina y el Caribe
lores intermedios en los indicadores de mor- de tres conglomerados porque era la que per-
talidad y morbilidad, conformaron el cuarto mitía una interpretatión mejor y era mas com-
conglomerado. El quinto conglomerado inclu- patible con los resultados previos (1, 2, 6, 7).
yó a Colombia y a tres de los países más po- Mexico y el Paraguay fueron atípicos y, por
bres de habla inglesa del Caribe y con simila- tanto, no se asignaron a ningún conglomera-
res tasas altas de mortalidad por accidentes y do. Las variables restantes se utilizaron para
violencia: Belice, Dominica y Guyana. caracterizar los conglomerados e interpretar
En el presente artículo se han agregado nue- los resultados.
vas variables. Algunas se emplearon para ob-
tener los ejes de clasificación y establecer la
tipología, y otras para probar su coherencia y RESULTADOS
formular hipótesis de asociación. La tipología
generada por este estudio provee apoyo em- El Cuadro 1 muestra las coordenadas de
pírico al modelo teórico de transición de los vectores latentes que definen los dos pri-
Omran (6) y, en particular, al "modelo pola- meros ejes factoriales, junto con su varianza
rizado prolongado" propuesto por Frenk relativa explicada. En el lado negativo de este
et al. (7).
Caribe
El punto de partida para este estudio es una
Barbados
matriz de datos cuyas filas son los países cita- Cuba
dos en el Recuadro 1 y cuyas columnas co- Jamaica
rresponden a las variables del Recuadro 2. De Puerto Rico
los países de habla inglesa del Caribe, sola- República Dominicana
mente se incluyó a Barbados, Jamaica, y Trinidad y Tabago
Trinidad y Tabago. La información sobre el
resto de los países del Caribe y Bolivia fue ina- America Central
decuada para realizar el análisis descrito a Costa Rica
continuación. El Salvador
Se realizó un análisis de los componentes Guatemala
principales (8) en la matriz de correlación de- Honduras
Nicaragua
finida por las siguientes variables notificadas
Panamá
por los distintos países alrededor de 1990: tasa
de fecundidad, esperanza de vida, ingesta dia- America del Norte
ria de energía y mortalidad por enfermeda- * México
des transmisibles, cancer, enfermedades
cardiovasculares y causas externas de morta- America del Sur
lidad. Las cuatro ultimas variables se expre- Argentina
saron como porcentajes y miden el aporte re- Brasil
lativo de cada causa de muerte a la mortalidad Chile
global. Colombia
Los dos primeros ejes, que explicaron mas Ecuador
Paraguay
de 70% de la varianza global, se emplearon
Peru
para estructurar una tipología basada en el
Uruguay
algoritmo de agrupación de las K-medias (9). Venezuela
Entre las posibles opciones de K se escogió una
Bacallao 87
Demográficas
Tasas de fecundidad (1950, 1970, 1990}
Esperanza de vida (1950, 1970, 1990)
Tasa de natalidada
Tasa general de mortalidada
Edad mediana de la poblacióna
Porcentaje de población urbanaa
Porcentaje de población ecóndmicamente activa
Porcentaje de población de 15 años de edad o menos (1950,1990)
Porcentaje de población de 65 años de edad o más (1950, 1990)
Epidemiológicas
Tasa de mortalidadinfantil3
Tasa de mortalidad maternaa
Tasa de mortalidad por enfermedades infecciosasa
Tasa de mortalidad por cáncer (hombres y mujeres)3
Tasa de mortalidad por cáncer en la población mayor de 65 años de edad (1960,1990)
Tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares (hombres y mujeres)3
Tasa de mortalidad por enfermedades cafdiovasculares en la población mayor de 65 años de edad
(1960,1990)
Tasa de mortalidad por causas externas (accidentes y muertes violentas) (hombres y mujeres)a
Tasa de mortalidad por causas externas de la población mayor de 65 años de edad (1960 y 1990)
Prevalencia de bajo peso para la edad en niños menores de 5 años de edada
Ingesta alimentaria
• Ingesta diaria de energía (1970,1990)
• Ingesta diaria de protefnaa
Otras variables
• Gasto en salud como porcentaje del producto nacional brutoa
• Gasto anual per cápita en saluda
a
En cada país, eI indicador corresponde al año más próximo a 1994 en el período 1990-1994. Todas las tasas se han ajustado.
primer eje (que explica cerca de 60% de la las enfermedades cardiovasculares sobre el
varianza total) están los países con tasas altas cáncer es más marcado. Hay una asombrosa
de fecundidad y de mortalidad por enferme- coincidencia entre la clasificación que permi-
dades infecciosas y causas externas. En el lado te obtener este eje y la distinción entre los
positivo, están los países con tasas altas de modelos de transición rápida e intermedia
mortalidad por enfermedades crónicas no identificados por Omran (6).
transmisibles y con la mayor esperanza de En el Recuadro 3 se presenta la tipología pro-
vida. El segundo eje está dominado práctica- ducida por el algoritmo de agrupación aplica-
mente por las enfermedades cardiovasculares. do a los países en el piano definido por los ejes
Entre los países que se encuentran en una eta- factoriales. El conglomerado 1 está compuesto
pa tardía de transición epidemiológica, ese eje por países pequeños (Costa Rica, Panamá, el
separa a los países donde el predominio de Uruguay y varias islas del Caribe). El Ecuador,
88 Transición epidemiológica y demográfica en America Latina y el Caribe
Epidemiol6gicas
Tasa de mortalidad infantil (por 1.000 nacidos vivos)’ 14,50 (3,2) 59,80 (16,6) 36,80 (19,4)
Tasa de mortalidad maternaa,b 45,80 (30,8) 170,OO (48,2) 88,50 (42,4)
Mortalidad por enferrnedades infecciosasa, 53,30 (7,9) 137,90 (8,6) 91,40 (24,5)
Mortalidad por cdncer (hornbrespb 11 6,OO (33,8) 90,30 (23,O) 103,60 (1 8,2)
Mortalidad por cdncer (mujeresp 106,70 (24,5) 124,70 (12,2) 106,40 (7,9)
Mortalidad por cdncer > 65 aiiosb(1960) 1.244,OO (341) 664,OO (202) 1.197,OO (375)
Mortalidad por cdncer > 65 aiiosb(1990) 1.294.00 (294) 760.00 (302) 1.037.00 (1 70)
Mortalidad por enferrnedades cardiovasculares (hombres)” 211,90 (37,l) 173,60 (28,l) 267;OO (30,7)
Mortalidad por enferrnedades cardiovasculares (mujeresp 205,70 (30,8) 176,30 (93,9) 280,80 (28,O)
Mortalidad por enferrnedades cardiovasculares > 65 aiiosb(1960) 3.288,OO (477) 1.694,OO (548) 3.077,OO (1061)
Mortalidad por enfermedades cardiovasculares > 65 aiiosb(1990) 2.663,OO (331) 2.161,OO (341) 3.226,OO (304)
Mortalidad por causas externas (hombresp 91,40 (26,O) 168,OO (67,O) 132,80 (61,7)
Mortalidad por causas externas (mujeres)”,b 28,70 (9,5) 41,80 (9,3) 35,OO (7,l)
Mortalidad por causas externas > 65 afiosb (1960) 182,40 (64,6) 258,70 (45,9) 188,30 (45,l)
Mortalidad por causas externas > 65 aiiosb(1990) 197,OO (75,8) 333,70 (120,4) 228,50 (47,2)
Niiios 5 afios con bajo peso para la eda& (Oh) 8 2 0 (4,4) 20,70 (11,4) 9,00 (2,8)
lngesta alimentaria
lngesta diaria de energia (kcal) (1 970) 2.702,OO (226) 2.219,OO (39) 2.644,OO (326)
lngesta diaria de energia (kcal) (1 990) 2.738,OO (321) 2.224,OO (116) 2.595,OO (271)
lngesta diaria de proteina (g)” 76,90 (12,9) 57,70 (3,6) 68,30 (1 7,3)
Otras variables
Casto en salud como porcentaje del product0 nacional bruto” 4,80 (3,5) 4,80 (1,3) 5,80 (LO)
Casto anual per cdpita en salud (US$)a 114,80 (18,2) 45,60 (18,8) 166,50 (14,4)
Primer componente principal’ 0,82 (0,49) -1,35 (0,53) 0,29 (0,47)
Segundo componente principal“ 0,60 (0,63) 0,11 (0,661 a , 8 3 (0,33)
cada pais, el indicador corresponde al aiio m6s pr6xirno a 1994 en el period0 1990-1994.
hPor 100.000 habitantes.
Valores de 10s factores del primer componente de un andlisis de 10s componentes principales.
Walores de 10s factores del segundo componentede un andlisis de 10s componentes principales.
el de 1990). Las tasas de crecimiento de 10s edad mediana y la poblaci6n del2, la menor.
conglomerados 1 y 3 son casi iguales y mu- La diferencia promedio es de 3 afios entre 10s
cho mas bajas que en el 2. La tasa de mortali- conglomerados 1 y 3, y de 8 afios entre 10scon-
dad global es muy similar en 10s conglomera- glomerados 1y 2.
dos 1 y 3 y ligeramente mayor en el 2. La El conglomerado 2 riene el porcentaje m6s
poblacion del conglomerado 1tiene la mayor bajo de poblaci6n urbana y econ6micamente
90 Transici6n epiderniologica y dernogrfifica en Arngrica Latina y el Caribe
to al gasto en salud pública. Los países de este A partir de fuentes de informatión dispo-
conglomerado también tienen el mayor gasto nibles y bien conocidas (4), el enfoque induc-
anual per cápita en salud. Esas estadísticas tivo exploratorio-confirmatorio (9,10) confir-
indican que los sistemas de salud de los paí- ma o indica las siguientes conclusiones:
ses de este conglomerado son menos eficien-
tes que los del conglomerado 1. Sin embargo, • Está en marcha un proceso de transición que
su relación con los indicadores epidemio- afecta a la composición demográfica y a los
lógicos es difícil de interpretar por causa de perfiles epidemiológicos. La propiedad del
variables tales de confusión como los costos término transición —que ya fuera criticado
de los servicios de salud, la proporción entre por varios autores (7, 11)— es discutible
los servicios públicos y los privados y los cos- porque implica la sustitución de ciertas ca-
tos del resto de los servicios no relacionados racterísticas esenciales por otras. La Región
directamente con la salud pública. muestra signos claros de coexistencia de
El factor 12 separa al conglomerado 2 del rasgos de morbilidad y mortalidad, predo-
conglomerado 1 y del conglomerado 3, y el minantes en distintas etapas del modelo clá-
factor 2 separa al conglomerado 1 del conglo- sico. Esto respalda la teoría de la transición
merado 3. La capacidad de discriminación del prolongada y la polarization epidemio-
factor 1 obedece a una mortalidad alta o baja lógica propuesta por varios autores (1,7,11).
por enfermedades infecciosas; en tanto, la ca- • El proceso de cambio no es uniforme en toda
pacidad de discriminación del factor 2 se debe la Region. Sin embargo, existe cierta unifor-
a la prevalencia relativa de enfermedades midad cuando los países se estratifican se-
cardiovasculares entre las enfermedades cró- gún la modalidad natural de clasificación
nicas no transmisibles. Cuando se correlaciona señalada inductivamente por los indica-
a los países dentro del sistema de ejes defini- dores que definen el cambio demográfico y
dos por esos factores, su posición relativa epidemiológico. La tipología resultante es
coincide de forma llamativa con la clasifica- compatible con los modelos teóricos que se
ción derivada de los modelos de transición de han empleado para tipificar los cambios (6).
Omran (6). • El procedimiento métrico que produce la
tipología no emplea ninguna suposición
previa, ni siquiera cuando la propia tipo-
CONCLUSIONES logía guarda una estrecha relación con el
tamaño de los países, su situatión geográfi-
El enfoque adoptado en este artículo está ca y varios indicadores macroeconómicos
sujeto a las limitaciones bien conocidas de los de desarrollo. Esa tipología podría emplear-
estudios exploratorios: no se verifica ninguna se como base para una estrategia regional
hipótesis ni se establecen relaciones que pu- para abordar el desafío de la transición
dieran generalizarse o extrapolarse a otros epidemiológica.
contextos. Otra limitación debida al tema del • Los países de conglomerados diferentes
estudio es que la descripción de cada país a experimentan cambios epidemiológicos con
nivel nacional oculta la gran heterogeneidad distinto ritmo y en momentos diferentes.
y las grandes desigualdades internas del país, Por ejemplo, desde el decenio de 1970, los
que son algunas de las características distinti- perfiles demográf icos y epidemiológicos de
vas de la transición epidemiológica en la los países habrían producido esencialmen-
Region (7). te la misma tipología. Las relaciones de or-
den entre los grupos con respecto a la ma-
2
Los términos factor y componente se usan indistinta- yoría de los indicadores se han mantenido
mente en el texto. Los factores 1 y 2 se emplean para de-
signar los valores del primero y segundo componente, prácticamente in variables, al menos durante
respectivamente. los últimos 20 años. En el decenio de 1970 y,
92 Transición epidemiológica y demográfica en America Latina y el Caribe
probablemente mucho antes, los países del que podrían ser útiles para planear y dise-
conglomerado 1 estaban pasando por un ñar las estrategias de intervención.
proceso de transición más acelerado. Sin
embargo, durante el último decenio ha ha- REFERENCIAS
bido un descenso relativo más rápido de los 1. Organización Panamericana de la Salud, Instituto de
indicadores demográficos (tasas de natali- Nutrición de Centro América y Panamá. Informe del
dad y fecundidad) y un aumento relativo Proyecto Multicentro Dieta y Salud en Latinoamérica
más rápido de la mortalidad por enferme- y el Caribe. Guatemala: INCAP; 1994. (DOE/IP/049).
2. Organización Panamericana de la Salud. Las condi-
dades crónicas no transmisibles en los paí- ciones de salud en las Americas. Edición de 1994.
ses del conglomerado 2 que en los países Washington, DC: OPS; 1994. (Publicación Científica
de los otros conglomerados. 549; 2 vol).
• Entre los países que están más avanzados 3. Bacallao J. Diet and health in the Americas: epidemio-
en el proceso de cambio epidemiológico y logical review. San Antonio de los Baños, Cuba; 1995.
4. Organización Panamericana de la Salud, Programa
demográfico (conglomerado 1), algunos han de Alimentación y Nutrición. Informe de la Reunión
experimentado una reducción de las tasas Técnica sobre Obesidad en la Pobreza de América
de mortalidad por enfermedades cardio- Latina. Washington, DC: OPS; 1996. (PAHO/HPP/
vasculares. Las tasas de mortalidad por di- HPN/96.02).
ferentes formas de cáncer han permaneci- 5. Diday E. Analyse des données et classification auto-
matique, numérique et symbolique. Guipúzcoa: Institu-
do estables o aumentado ligeramente to Vasco de Estadística; 1992:127-145.
(conglomerado 1), aunque otras tasas de 6. Omran AR. The epidemiologic transition in the Americas.
mortalidad han mostrado la tendencia con- Washington, DC: Pan American Health Organization;
traria, particularmente el aumento llamati- 1996.
vo de la tasa de mortalidad por enfermeda- 7. Frenk J, Frejka T, Bobadilla JL, Stern C, Lozano R,
Sepúlveda J, et al. La transición epidemiológica en
des cardiovasculares (conglomerado 3). Este America Latina. Bol Oficina Sanit Panam 1991;111:485-
hallazgo es compatible con los modelos pro- 496.
puestos por Omran (6) y podría indicar que 8. Manly BFJ. Multivariate statistical methods. A primer.
los países del conglomerado 1 han entrado Londres: Chapman & Hall; 1994:76-91.
a la etapa de cambio del modo de vida y de 9. Hartigan JA, Wong MA. A K-means clustering
algorithm AS 136. Appl Stat 1979;28:1126-1130.
reducción de la mortalidad por enfermeda- 10. Bacallao J. La perspectiva exploratorio-confirmatoria
des cardiovasculares, o que la reducción de en las aplicaciones biomédicas de la estadística: dos
la mortalidad se debe a un cambio del modo diálogos. II. Consideraciones críticas acerca de las
de vida (7). pruebas de significación. Med Clin 1996;14:539-
• A pesar de sus limitaciones, el enfoque pre- 543.
11. Frenk J, Bobadilla JL, Sepúlveda J, Lopez M. Health
sente podría emplearse en el ámbito nacio- transition in middle-income countries: new
nal o subnacional para revelar similitudes challenges for health care. Health Policy Plan 1989;4:
o diferencias entre las regiones de un país, 29-39.
Aspectos metodológicos para el estudio
de la obesidad desde una perspectiva
de salud pública
Esta página dejada en blanco al propósito.
CUESTIONES DE INTERÉS PARA
LA VIGILANCIA DE LA OBESIDAD
EN SALUD PÚBLICA:
PREVALENCIA, INCIDENCIAY
TENDENCIAS SECULARES
David F. Williamson1
95
96 Vigilancia de la obesidad en salud pública
ticipantes tienen más tiempo para engordar y tos estadounidenses de 20 a 75 años de edad
superar el límite, pasando así a clasificarse entre 1976-1980 y 1988-1991 (2). Definieron
como obesos. Las diferencias del peso corpo- la obesidad como un índice de masa corporal
ral inicial de los integrantes de la cohorte tam- (kg/m2) de 27,8 para los hombres y de 27,3
bién pueden confundir la comparación de los para las mujeres y hallaron que la prevalencia
riesgos entre los distintos estudios porque las había aumentado casi ocho puntos porcentua-
personas que son más pesadas al comienzo les —de 25,4% en 1976 a 33,3% en 1991— lo
del período de riesgo estarán más cerca del que representa un aumento relativo de 31%.
límite definido para la obesidad que otras per- Esta marcada tendencia secular pareció ser
sonas más delgadas (ese sería también el caso bastante uniforme en los distintos grupos cla-
al comparar las tasas de incidencia de obesi- sificados por edad, sexo y origen étnico racial.
dad). Por ejemplo, es posible que las diferen- Como se demostró antes, solamente dos fac-
cias de peso corporal inicial ofrezcan una ex- tores permiten explicar este aumento de la
plicación parcial de la razón por la cual los prevalencia de obesidad. O bien los esta-
habitantes de Samoa tienen constantemente dounidenses se están volviendo obesos a un
un mayor riesgo de obesidad que los esta- ritmo más acelerado (mayor tasa de inciden-
dounidenses, aunque el período de riesgo del cia) porque consumen más calorías y hacen
estudio de Samoa (27) sea solo la mitad del menos ejercicio o ambos, o se mantienen
período estudiado en los Estados Unidos de obesos durante un período mucho mayor (au-
América (18). mento de la duración) porque tienen menos
Lamentablemente, la incidencia acumulada probabilidades de perder peso o viven más
no se puede usar en reemplazo de la densi- tiempo o ambos. Por supuesto, también es
dad de incidencia en la ecuación de prevalen- posible que hayan aumentado tanto la tasa de
cia, porque la incidencia acumulada no se incidencia como la duración media de la obe-
mide en unidades de tiempo. Sin embargo, si sidad en los Estados Unidos. Aunque la in-
en los estudios demográficos representativos formación sobre las tendencias seculares de
se calculara la incidencia acumulada de obe- la prevalencia de obesidad se puede usar para
sidad en distintos períodos, se podría comen- determinar si la obesidad es más o menos co-
zar por lo menos a determinar si la incidencia mún, resulta difícil determinar exactamente
de la obesidad registra algún cambio. por qué está cambiando la prevalencia de la
obesidad sin datos sobre los cambios de la tasa
de incidencia y en la duración. En la actuali-
TENDENCIAS SECULARES DE LA dad, no hay datos disponibles sobre los cam-
PREVALENCIA DE OBESIDAD bios de la tasa de incidencia ni sobre la dura-
ción media de la obesidad en los Estados
En el campo de la vigilancia de la salud Unidos. Sin embargo, en el caso de ese país,
pública, una tendencia secular es una tenden- es dudoso que la mayor longevidad de las per-
cia cronológica de la prevalencia de obesidad sonas obesas explique la tendencia secular
que no se debe a cambios de la estructura de- porque se observó un notable aumento de la
mográfica (es decir, cambios en la edad o el prevalencia de obesidad en adultos de 20 a 29
sexo de la población). Una tendencia secular años y de 65 a 74 años de edad (2).
se puede calcular con una comparación de la Se debe tener mucho cuidado al interpre-
prevalencia de una afección ajustada según la tar los datos de las tendencias seculares, espe-
edad a partir de dos o más encuestas trans- cialmente cuando se calculan en pequeños
versales de la población realizadas en perío- subgrupos de la población de un país. Por
dos diferentes. Kuczmarski y sus colegas do- ejemplo, si se vigila la tendencia secular de la
cumentaron hace poco un marcado aumento obesidad en una zona urbana, la influencia de
secular de la prevalencia de obesidad en adul- migrantes más delgados provenientes de las
Williamson 101
zonas rurales puede causar una disminución 3. Sichieri R, Coitinho DC, Leão MM, Recine E, Everhart
espuria de la prevalencia de la obesidad. Ese JE. High temporal, geographic and income variation
in body mass index among adults in Brazil. Am }
marco hipotético se documentó hace poco en Public Health 1994;84:793-798.
un estudio de las tendencias seculares de la 4. Colditz GA. Economic costs of obesity. Am J Clin Nutr
obesidad entre los hombres daneses (19). 1992;55:503S-507S.
5. Bjorntorp P, Brodoff BN, eds. Obesity. New York: J.B.
Lippincott; 1992.
6. Thacker SB. Historical development. En: Teutsch
CONCLUSI6N SM, Churchill RE, eds. Principles and practice of public
health surveillance. New York: Oxford University Press;
La vigilancia de la salud pública es parte 1994:3.
integral de cualquier programa de salud pú- 7. Rothman KJ. Modern epidemiology. Boston: Little,
blica para el control de una enfermedad o tras- Brown and Co.; 1986:26-34.
8. Kleinbaum DG, Kuppr LL, Morgenstern H. Epi-
torno de la salud. En el caso de los programas demiologic research. New York: Van Norstrand
de control de la obesidad, las metas de la vigi- Reinhold; 1982:120-122.
lancia deben incluir el cálculo preciso y opor- 9. Freeman J, Hutchison GB. Prevalence, incidence and
tuno de la prevalencia de obesidad en los duration. Am J Epidemiol 1980;112:707-723.
subgrupos pertinentes de la población clasifi- 10. The Diabetes Control and Complications Trial
Research Group. Adverse events and their association
cados por edad, sexo, origen étnico, clase so- with treatment regimens in the diabetes control and
cial y región geográfica. Además, los cálculos complications trial. Diabetes Care 1995;18:1415-1427.
de los cambios de la prevalencia a lo largo del 11. Casey VA, Dweyer JT, Berkey CS, Coleman KA,
tiempo, o las tendencias seculares, revisten Gardner J, Valadian I. Long-term memory of body
importancia crítica para determinar si la obe- weight and past weight satisfaction: a longitudinal
follow-up study. Am J Clin Nutr 1991;53:1493-1498.
sidad se está tornando más o menos común. 12. Stevens J, Keil JE, Waid LR, Gazes PC. Accuracy of
Sin embargo, los datos de prevalencia en sí current, 4-year, and 28-year self-reported body weight
mismos no proporcionarán información sobre in an elderly population. Am J Epidemiol 1990;132:
la razón del cambio de la prevalencia de obe- 1156-1163.
sidad. Para eso se necesita conocer la tasa de 13. Must A, Willet WC, Dietz WH. Remote recall of
childhood height, weight, and body build by elderly
presencia y la duración de la obesidad en la subjects. Am J Epidemiol 1993;138:56-64.
población. Aunque no es posible hacer cálcu- 14. Rhoads GG, Kagan A. The relation of coronary
los directos de la tasa de incidencia y dura- disease, stroke, and mortality to weight in youth and
ción de la obesidad en la población en con- middle age. Lancet 1983;l:492-495.
junto, se puede calcular en forma empírica la 15. Perry GS, Byers TE, Mokdad AH, Serdula MK,
Williamson DF. The validity of self-reports of past body
incidencia acumulada o el riesgo de obesidad weights by US adults. Epidemiology 1995;6:61-66.
con enfoque longitudinal de cohortes. Es po- 16. Rookus MA, Burema J, Van't Hof MA, Deurenberg P,
sible usar la información de varios estudios Hautvast JGAJ. The development of the body mass
separados de cohortes realizados en diferen- index in young adults, II: Interrelationships of level,
tes épocas para determinar si la incidencia de change and fluctuation, a four-year longitudinal
study. Hum Biol 1987;59:617-630.
la obesidad registra algún cambio. 17. Mc Garvey ST. Obesity in Samoans and a perspective
on its etiology in Polynesians. Am J Clin Nutr 1991;53:
REFERENCIAS 1586S-1594S.
18. Williamson DF, Kahn HS, Remington PL, Anda RF.
1. Bray G. Obesity: historical development of scientific The 10-year incidence of overweight and major weight
and cultural ideas. Int J Obes 1990;14:909-926. gain in US adults. Arch Intern Med 1990;150: 665-672.
2. Kuczmarski RJ, Flegl KM, Campbell SM, Johnson CL. 19. Price RA, Ness R, Sorensen TIA. Changes in com-
Increasing prevalence of overweight among US mingled body mass index distributions associated
adults. The National Health and Nutrition Examina- with secular trends in overweight among Danish
tion Surveys, 1960 to 1991. JAMA 1994;272:205-211. young men. Am J Epidemiol 1991;133:501-10.
Esta página dejada en blanco al propósito.
INDICADORES ANTROPOMÉTRICOS DE LA
OBESIDAD: ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS Y
DE SALUD PÚBLICA PARA SU
ESTABLECIMIENTO Y EMPLEO
John H. Himes1
Omran fue el primer investigador en describir políticas para mejorar la situación de pobre-
la transición epidemiológica por la que las za, la higiene general y la nutrición, por lo
pandemias y las enfermedades infecciosas pier- general no se han establecido con tanta rapi-
den su predominio como fuentes principales dez como las medidas de atención médica y
de morbilidad y mortalidad, y las enfermeda- de salud pública para prolongar la vida. Por
des degenerativas y crónicas se convierten en esa razón, la esperanza de vida al nacer en una
las principales causas (1). En esa formulación, etapa correlativa a la transición epidemio-
ese autor vinculó los cambios fundamentales lógica es probablemente mayor que la obser-
de los patrones históricos de mortalidad y fe- vada en los patrones históricos de los países
cundidad con determinantes relacionados con industrializados de Europa. Una consecuen-
factores ambientales, socioeconómicos, políti- cia de ese patrón en muchos países en desa-
cos, culturales, médicos y de salud pública. rrollo es el hecho de que las enfermedades
Omran empleó la esperanza de vida al nacer infecciosas y las carencias nutricionales que
como el principal indicador de la etapa de tran- acompañan a la pobreza pueden coexistir con
sición epidemiológica. Según ese criterio, los enfermedades crónicas cada vez más pre-
datos obtenidos recientemente por la Organi- valentes que caracterizan a la población de
zación Panamericana de la Salud (OPS) indi- edad avanzada. Los datos presentados en la
can que la esperanza de vida al nacer en todos reunión sobre la obesidad y la pobreza cele-
los países de las Américas excede actualmente brada en La Habana, Cuba, en mayo de 1995,
los 50 años (2), el nivel que Omran distingue dejan en claro que la obesidad y otras enfer-
como la "edad de las enfermedades degenera- medades crónicas son cada vez más prevalen-
tivas y las causadas por el hombre". tes en los países en desarrollo de las Américas
Sin embargo, en los países en desarrollo de y que, en muchos casos, también persisten las
las Americas, las medidas socioeconómicas y enfermedades infecciosas y la desnutrición.
El establecimiento de indicadores antropo-
1
Universidad de Minnesota, División de Epidemio- métricos de obesidad apropiados exige que se
logía, Minneapolis, Estados Unidos de America. responda a tres preguntas: 1) ¿cuál es el pro-
103
104 Indicadores antropométricos de la obesidad
CUADRO 1. Coeficiente de concordancia ajustado según los efectos aleatorios (kappa) en los quintiles
superiores de las mediciones relacionadas con la obesidad (hombres, triángulo superior; mujeres,
triángulo inferior).a
índice Pliegue Pliegue Suma de los Grasa
de masa Peso cutáneo cutáneo pliegues corpora ld
Peso corporal relativob del tríceps subescapular cutáneosc (%)
Peso 0,72 0,79 0,43 0,50 0,53 0,55
índice de masa corporal 0,64 0,86 0,42 0,46 0,50 0,55
Peso relativob 0,71 0,92 0,46 0,46 0,60 0,57
Pliegue cutáneo del tríceps 0,47 0,57 0,57 0,58 0,64 0,51
Pliegue cutáneo subescapular 0,50 0,55 0,51 0,54 0,74 0,40
Suma de los pliegues cutáneosc 0,54 0,64 0,65 0,75 0,70 0,50
% grasa corporald 0,49 0,58 0,56 0,54 0,55 0,70
'N= 225 hombres; 212 mujeres.
b
En relacion con los cuadros de la companfa Metropolitan Life Insurance.
c
Suma de los pliegues cutáneos del tríceps, del bíceps, subescapulares y suprailíacos.
d
Determinado por el peso tornado debajo del agua.
e
No se aplica.
Fuente: Himes JH, et al. (4).
En la práctica, tenemos que decidir exacta- para determinar cuál es el mejor para el pro-
mente qué se supone que indican las medicio- pósito expresado. En otros trabajos se han dis-
nes antropométricas. El total de grasa corpo- cutido ampliamente los métodos generales y
ral, los patrones específicos de distribución de los fundamentos para indicar explicitamente
la grasa, la morbilidad concurrente o subsi- el mejor indicador empleando criterios cuan-
guiente y la mortalidad subsiguiente, pueden titativos (3, 6). Como ejemplo para discusión,
ser metas de los resultados de los indicadores. emplearemos el monitoreo de adultos en las
En la mayoria de las situaciones relacionadas clínicas de salud pública para determinar el
con la salud publica, la gordura, la obesidad y riesgo de alteración subsiguiente de la tole-
la distribución de la grasa son motivo de preo- rancia a la glucosa y de la DMNID como pro-
cupación solamente porque están relacionadas pósito del indicador. En nuestro ejemplo, las
con la morbilidad y la mortalidad. Las princi- personas con resultados positives en el exa-
pales causas de morbilidad relacionadas con men correspondiente serán remitidas a servi-
el exceso de peso o la obesidad incluyen a las cios para una evaluación médica mas detalla-
enfermedades cardiovasculares, la diabetes da y un diagnóstico.
mellitus no insulinodependiente (DMNID), la Un método fundamental consiste en esco-
enfermedad de la vesícula biliar, la osteoartritis ger el indicador que maximice tanto la sensi-
y el cáncer de mama, del endometrio, de la bilidad (la proporción de quienes se enferma-
próstata y del colon. Los patrones de aumento rán, que son correctamente identificados por
del riesgo relativo de mortalidad subsiguiente el indicador) como la especificidad (la propor-
por aumento del sobrepeso, indicados por cion de quienes no se enfermarán, que son
medidas como el índice de masa corporal correctamente identificados por el indicador)
(IMC), son impresionantes y se han publicado en relación con el resultado especéfico, es de-
extensamente (3,5). cir, el riesgo ulterior de DMNID (Figura 1). Ese
método de selección permite obtener el indi-
cador con la mejor eficiencia general, o la cla-
SELECCI6N DEL MEJOR INDICADOR sificación correcta de las personas en relación
con el resultado. De ser posible, esos análisis
Los indicadores antropométricos deben eva- se deben hacer empleando datos obtenidos en
luarse de una manera cuantitativa y práctica el lugar previsto, y con los métodos y el per-
106 Indicadores antropométricos de la obesidad
Positivo A B A +B
(Anormal) 36 31 67
Negatio C D C +D
(Normal) 24 409 433
Totales A +C B+D A + B+ C + D
60 440 500
Especificidad (%)
Himes 107
dado de los niños pueden imponer limitacio- dad en términos del valor positivo de predic-
nes sobre cuáles grupos objetivo o indicadores ción (VPP) resultante, o sea la proporción de
antropométricos se consideran más factibles. personas que realmente se enfermaron del
conjunto de personas que el indicador consi-
dera que están expuestas al riesgo (Figura 1).
SELECCI6N DEL MEJOR PUNTO Al seleccionar la especificidad maxima tam-
DE CORTE bién se selecciona el VPP máximo (6). Cuanto
mayor sea el VPP, mayor sera la eficacia con
Como se indica en la Figura 2, los diferentes que se gastarán recursos en las personas so-
puntos de corte del mismo indicador guardan metidas a examen con resultados positivos y
relation con distintos grades de sensibilidad y menor será la proporción de recursos que se
especificidad. En teoría, se puede discutir la gastarán en quienes no los necesitan.
selección de un punto de corte con base en la Cuando la sensibilidad y la especificidad
maxima sensibilidad, la maxima especificidad son fijas, el VPP aumenta con la prevalencia
o la máxima eficiencia de un indicador o un del resultado escogido como objetivo (Figura
tamizaje, según el propósito (6). En la práctica, 3). Con el empleo de niveles típicos de sensi-
la escala de propósitos probables de los indi- bilidad y especificidad de los indicadores an
cadores antropométricos del exceso de peso o tropométricos (0,6 y 0,9, respectivamente), el
la obesidad en los establecimientos de salud VPP no pasa de 50% hasta que la prevalencia
pública sugiere que, en la mayoría de los ca- sube hasta cerca de 15%. Como el VPP está
sos, los indicadores deben seleccionarse según tan íntimamente vinculado a la prevalencia,
su máxima especificidad (7). la selección de un indicador basado en un VPP
Aunque la selecciòn de un indicador basa- alto evita situaciones en las que el examen
do mas en la especificidad que en la sensibili- antropométrico, aun con buenos indicadores,
dad pueda parecer contraria a lo esperado, las sería ineficaz en función del costo y, por lo
razones para ello se aprecian con mas facili- demás, inapropiado. Es posible elevar los va-
Prevalencia
lores de especificidad y del VPP aumentando
a1extremo el punto de corte de 10s indicadores
antropomCtricos. El punto de corte ideal debe
hacer coincidir 10s resultados del examen
antropometrico con 10s recursos disponibles
en la comunidad (3).
Cuando el prop6sito del indicador antropo-
metric0 es calcular la prevalencia de un tras-
torno concurrente (por ejemplo, obesidad,
DMNID), se puede usar cualquier indicador
con sensibilidady especificidad conocidas. La
prevalencia del trastorno subyacente en la
poblacidn puede entonces calcularse con for-
mulas establecidas (8).
América Latina está en medio de lo que se ha en desarrollo como de los países industriali-
llamado una "transición epidemiológica" (1). zados del mundo occidental. Cabe senalar que
Los problemas de salud pública (tales como esas circunstancias opuestas no están aisladas
la desnutrición y las enfermedades infeccio- unas de otras. Por ejemplo, las personas naci-
sas) característicos de los países pobres en das en un medio de pobreza rural suelen emi-
desarrollo han sido reemplazados por otros grar a las zonas urbanas al comienzo de la
(como la enfermedad cardiovascular y el cán- edad adulta y, por tanto, sufren de desnutri-
cer) comúnmente observados en los países ción y sobrepeso durante el curso de su vida.
industrializados del mundo occidental. Los Se puede observar un fenomeno similar den-
mecanismos basicos de la transición epidemio- tro de las familias (por lo general, ide las zo-
logica son complejos y relativamente ambi- nas urbanas) en las que los niños malnutridos
guos, pero pueden incluir los cambios extre- son criados por padres obesos. La coexisten-
mes del modo de vida, la actividad física y el cia de condiciones nutricionales tan diversas
regimen de alimentación que acompañan a la dentro de una sola sociedad, restringe la ca-
urbanización y al desarrollo económico ace- pacidad de los gobiernos para establecer cam-
lerado (2). Dentro de ese marco, la sustitución pos prioritarios y determinar la distribution
de los regímenes de alimentación tradiciona- optima de los recursos.
les por otros con alto contenido de grasa y de Los intentos realizados para entender la
alimentos elaborados se conoce con el nom- etiología y las repercusiones de las transicio-
bre de transición "nutricional" (2-5). nes epidemiológica y nutricional han llevado
Una característica sobresaliente de esas tran- a un extenso debate de la llamada hipótesis
siciones epidemiológica y nutricional es la de los "origenes fetales" o de "programacion".
existencia simultánea, dentro de un determi- Esta hipótesis se basa en el principio de que
nado país, de condiciones de salud y regíme- las carencias nutricionales sufridas durante las
nes de alimentación típicos tanto de los paises etapas críticas del desarrollo fetal o en la pri-
mera infancia, seguidos de relativa prosperi-
1
Universidad Emory, Departamento de Salud Interna- dad, aumentan el riesgo de enfermedad cró-
tional, Atlanta, Georgia, Estados Unidos de América. nica en la edad adulta (6-8). El defensor mas
111
1 12 Deficiencia del crecimiento fetal e infantil y obesidad en la edad adulta
ardiente de esta hip6tesis es David J.P. Barker la edad adulta aparentemente como conse-
del Reino Unido de Gran Bretaiia e Irlanda del cuencia de un ambiente peor a1 comienzo de
Norte, a quien se atribuye la evoluci6n de esa la vida que en la edad adulta ( 2 3 2 6 ) . Cabe
teoria a su forma actual y el foment0 de un seiialar, que la relaci6n ecoldgica entre la baja
extenso debate a1 respecto (9); popularmente, estatura en la edad adulta y 10s patrones de
la hipdtesis de 10s origenes fetales suele lla- morbilidad y mortalidad persisten aunque se
marse "hip6tesis de Barker" (20). controlen las condiciones socioecon6micas y
A pesar de su larga historia, la hip6tesis de algunas variables de confusi6n tales como el
10s origenes fetales sigue siendo un asunto tamaiio del cuerpo del adulto (es decir, el in-
polbmico. Las pruebas que apoyan la hip6te- dice de masa corporal y el peso) (17).Con todo,
sis han sido muy criticadas por las deficien- esos estudios ecoldgicos muestran solamente
cias del diseiio del estudio, el control indebi- pruebas dbbiles de una relacidn causal (11).
do de las variables de confusi6n y 10s re- Con un diseiio de un estudio retrospectivo
sultados contradictorios (22, 22). Sin embar- de cohortes, Barker y sus colegas rastrearon
go, si esa hip6tesis fuera vdida, pudiera ser 10s registros de nacimiento de mas de 15.000
una guia importante para explicar y prever 10s hombres y mujeres nacidos en Hertfordshire,
efectos a largo plazo de las transiciones epi- Reino Unido (18-20). En una amplia variedad
demioldgica y nutricional en America Latina de analisis en 10s que se empled ese conjunto
y en otros lugares. de datos, se encontr6 una relacidn entre las
En el presente capitulo se resumen las prue- medidas del crecimiento del recien nacido y
bas de la hip6tesis de 10s origenes fetales y se del lactante, y la enfermedad cardiovascular
discute su importancia para la obesidad en y mortalidad por esa causa en la edad adulta
America Latina. Tambien se examinan resul- (22,22). Por ejemplo, observaron una relaci6n
tados tales como la hipertension arterial y la entre el aumento de la tasa de defuncion por
diabetes no insulinodependiente porque, por cardiopatia coronaria y el reducido peso a1
lo general, se han estudiado con mas detalle y nacer de esa poblacion (Figura 1).En 10s estu-
suelen coexistir con la obesidad. Se resume dios del grupo de Barker y en otros se ha tra-
la actual base te6rica de la hip6tesis de 10s tad0 de descubrir 10s mecanismos en que se
origenes fetales y se aplica el modelo a un basa esa asociacion entre crecimientotempra-
analisis en el que se sometio a prueba dicha no y mortalidad mediante un examen de la
hip6tesis en relaci6n con la obesidad y la dis- relaci6n entre el crecimiento fetal y 10s facto-
tribuci6n de la grasa corporal en Guatemala.
El capitulo termina seiialando las caracteristi-
cas 6ptimas de futuros estudios de la hipbte-
sis de 10s origenes fetales. FIGURA 1. Tasas de defunci6n por cardiopatia
coronaria en 15.726 hombres y mujeres,
segh el peso at nacer.
PRUEBAS DE LA HIP6TESIS
DE LOS OR~CENES FETALES
res de riesgo de enfermedad cardiovascular, hipotesis de los orígenes fetales (30-35). Por
incluso la hipertension, la diabetes no in- ejemplo, con la misma cohorte empleada en
sulinodependiente, la dislipidemia, la obesi- Hertfordshire, Hales et al. observaron que el
dad y la gordura abdominal. También se ha peso al nacer guarda una relación inversa con
examinado el "sindrome X", caracterizado por la deficiencia de la tolerancia a la glucosa o la
la coexistencia de esos factores de riesgo de diabetes (Cuadro 1) (33). En una reseña de esas
enfermedad cardiovascular en la misma pe- publicaciones, McKeigue llegó a la conclusion
sona (23). Las secciones siguientes contienen de que hay pruebas fehacientes de la relación
un breve resumen de las pruebas de una rela- que existe entre el crecimiento fetal deficiente
cion causal entre los indicadores del crecimien- y la diabetes no insulinodependiente, aun des-
to fetal deficiente y cada uno de esos resulta- pués de hacer los ajustes correspondientes a
dos, por separado o como sindrome X. posibles variables de confusión y ial índice de
masa corporal en la edad adulta (36). El meca-
Hipertensión, diabetes nismo biológico propuesto como fundamento
no insulinodependiente de la relación entre el crecimiento fetal deficien-
e hiperlipidemia te y la diabetes mellitus no insulinodependiente
es que la malnutritón intrauterina ocasiona
La hipertensión arterial es el resultado más deficiencias en la producción de células ß (37)
estudiado dentro de la línea de investigación debido a una reduction de la concentration del
centrada en la hipótesis de los orígenes fetales factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-
(24-26). Law y Shiell encontraron 32 traba- 1) en respuesta a la hipoglucemia fetal (Figu-
jos en los que se examinó la relación entre el ra 2) (34, 35).
peso al nacer y la hipertensión arterial en la La hiperlipidemia es otro factor de riesgo
edad adulta, en 17 de los cuales se controló el bien conocido de enfermedad cardiovascular.
peso o el índice de masa corporal (IMC) en un Sin embargo, las pruebas de la existencia de
examen de personas adultas (27). Existe una una relación entre el crecimiento fetal deficien-
clara tendencia a un aumento de la tension te y la hiperlipidemia no son tan firmes. En
arterial cuando el peso al nacer es bajo, aun en un estudio hecho por el grupo de Barker se
los estudios en los que se hicieron los ajustes descubrió que una circunferencia abdominal
correspondientes a las condiciones socioeco- pequeña en el momento de nacer pronóstico
nómicas y al peso o al IMC en el momento del concentraciones séricas elevadas de colesterol
estudio. De hecho, el ajuste correspondiente al de lipoproteínas de baja densidad (38). Por
peso o al IMC en el momento de tomar la ten- otra parte, otro estudio de ese grupo (39) y uno
sión arterial, en general, aumentó la fuerza de hecho en Croacia (40) no hallaron relación al-
esa asociación, quizá porque el peso al nacer guna entre el peso al nacer y los niveles de
tuvo una correlación positiva con el peso en la lípidos en la sangre.
edad adulta, o porque la tension arterial se En resumen, parece haber pruebas fehacien-
correlaciona con el peso y el IMC en el momen- tes de que el crecimiento fetal deficiente pro-
to del estudio, o por ambas razones (9). La re- duce hipertensión arterial y aumenta el ries-
gulation del cortisol puede ser el posible me- go de diabetes no insulinodependiente en la
canismo biológico en que se basa la relación de edad adulta y se ha indicado que esa relación
la hipertensión arterial con el retardo del creci- se basa en mecanismos biológicos razonables.
miento fetal, como se demuestra en varies es- No obstante, el efecto del crecimiento fetal
tudios hechos con animales (28, 29). deficiente en la hiperlipidemia es más débil.
La diabetes no insulinodependiente es un En la próxima section se examinan las prue-
factor de riesgo de enfermedad cardiovascular bas de que los traumatismos fetales ocasionan
bien conocido y es otro resultado ampliamen- más obesidad y tienen efectos perjudiciales en
te estudiado de la investigacion centrada en la la distribución de la grasa corporal.
114 Deficiencia del crecimiento fetal e infantil y obesidad en la edad adulta
8,51-9,50 54 13 1,4(0,3-5,6)
(3,86-4,31)
Total 370 25
a
IMC = índice de masa corporal.
b
IC = intervalo de confianza.
Fuente: Hales CN, et al. (33).
Síndrome X
CUADRO 2. Proporción media entre la cintura y desarrollo deben incluir la medida de los plie-
las caderas, según el peso al nacer y el índice de gues de la piel de varies sitios. A pesar de esas
masa corporal en la edad adulta. salvedades, la constitution física gorda de
índice de masa corporal un niño de baja estatura puede exponerlo al
en la edad adulta (kg/m2)
riesgo de obesidad en la edad adulta en
Peso a I nacer
in libras (kg) <24,5 -28 >28 Todos las poblaciones en proceso de transition nutri-
< 7,0 (3,18) 0,78 0,81 0,83 0,80
tional (47).
Los estudios hechos con animales han re-
7,1-8,0 (3,22-3,63) 0,78 0,79 0,83 0,80
velado que la relation entre la malnutrition
> 8,0 (3,63) 0,76 0,79 0,82 0,80 intrauterina y la adiposidad ulterior se basa
Todos 0,78 0,80 0,83 0,80 en posibles mecanismos biológicos (48-51).
Fuente: Fall CHD, et al. (39). Por ejemplo, los efectos en las ratas suelen pre-
sentar diferencias por sexo que sugieren una
posible interacción de las hormonas con la pri-
República de Sudáfrica, Popkin et al. hallaron vación en las primeras etapas de crecimiento
una relación significativa entre el retraso del (50). Esos estudios tambien comprueban la
crecimiento y el peso excesivo, def inida como importancia del momento en que se produce
un valor z de peso para la estatura caracteri- la malnutrition intrauterina. De conformidad
zado por dos desviaciones típicas por encima con el estudio de la hambruna ocurrida en
del valor de referencia establecido para los Holanda, las ratas macho cuya madre había
niños de 3 a 6 y de 7 a 9 años de edad por el sufrido restricciones alimentarias durante las
Centro Nacional de Estadísticas de Salud de dos primeras semanas de gestation (equiva-
los Estados Unidos y la Organization Mun- lentes a los dos primeros trimestres del emba-
dial de la Salud (47). Sin embargo, es impor- razo humano) eran más obesas a las cinco se-
tante señalar que el peso excesivo puede ser manas en comparación con los controles que
un indicador débil de gordura. En el Perú, no sufrieron ninguna restriction (49) y el au-
Trowbridge et al. emplearon una dilutión de mento de grasa corporal fue consecuencia de
isótopes estables de H218O para examinar la la hiperfagia. Un mecanismo postulado para
gordura y la distribution de grasa en 139 ni- entender el efecto de la malnutrition tempra-
nos de edad preescolar con retardo del creci na en la composition corporal de alto riesgo y
miento pero gordos, y encontraron que el es- la obesidad es que la malnutrition durante el
pesor de los pliegues de la piel y el area de la periodo de desarrollo hipotalámico (a media-
grasa eran menores, pero que la concentration dos del período de gestación del ser humano)
total de agua corporal en esos niños era ma- tiene efectos desfavorables permanentes en los
yor que los valores de referencia. Por ende, centros de regulation del apetito y del consu-
los investigadores llegaron a la conclusion de mo de alimentos del hipotálamo (22).
que los valores altos de peso para la talla ob- Cabe señalar que en varios estudios epi-
servados en esos niños debaja estatura no de- demiológicos con sujetos humanos no se ha
ben considerarse casos de obesidad, sino un encontrado relación alguna entre la mal-
indicio de más tejido magro o de más hidra- nutrition a temprana edad y una mayor adi-
tación de ese tejido (46). Otra explication po- posidad. Un examen del peso al nacer y de
sible es que los niños malnutridos pueden sus resultados para la salud en la edad adulta
sufrir alteraciones en la proportion del cuer- hecho a 564 adultos jóvenes estadounidenses
po, con piernas cortas y un tronco relativamen- de origen mexicano y no hispanos blancos
te largo, lo que da mayores valores de peso (edad promedio de unos 30 años) reveló que
para la talla. Por consiguiente, los estudios de no había relation alguna del peso al nacer con
los ninos con peso excesivo en los países en la proporción entre la cintura y las caderas de
Schroeder y Martorell 117
Atención prenatal Peso, pliegue de la piel del tríceps, aumento Edad, talla, paridad, embarazo, hipertensión
(mujer embarazada) de peso durante el embarazo, índice de masa arterial, condiciones socioeconómicas de la
corporal, estado de anemia, regimen de madre (CSE), antecedentes familiares de
alimentación (especialmente consume de enfermedad cardiovascular.
protefna).
Recién nacido Peso al nacer, largo, perímetro cefálico, peso Edad gestacional, además de todas las
de la placenta, perímetro cefálico/largo, enumeradas antes.
retardo del crecimiento intrauterino (edad
gestacional apropiada e inapropiada), sexo,
herencia.
Nino Peso, aumento de peso, largo, velocidad del CSE en la infancia, infección, regimen de
crecimiento. alimentación, además de todas las enumera-
das antes.
Adulto Estatura (como indicador del crecimiento CSE del adulto, potencial genético, regimen
inicial). de alimentacion, tabaquismo, region
geográfica, metabolismo de los Iípidos,
"efecto de cohorte", además de todas las
enumeradas antes.
RCI y prematuridad
Si bien alrededor de 55% de los recién nacidos con bajo peso en países desarrollados tales como los
Estados Unidos de América son también prematures (< 37 semanas de gestación), solo son prematu-
res cerca de 25% de los recién nacidos en países en desarrollo tales como Guatemala.1 En un análisis
de 36 estudios, la prevalencia de prematuridad en los países en desarrollo duplica la prevalencia
registrada en las naciones más ricas (6,7% frente a 3,3% de los recién nacidos, respectivamente), pero
de esas cifras, la prevalencia de lactanxtespequeños para su edad es mucho mayor (17% frente a 2,6%,
respectivamente).1 La mayor prevalencia de niños nacidos a término pero pequeños para su edad
gestacional explica la mayor prevalencía de bajo peso al nacer en los países en desarrollo.
RCI y proporcionalidad
El índice ponderal permite distinguir entre los casos de RCI con malnutrición fetal tardía (índice ponderal
bajo [IPB]) y los casos con malnutrición fetal y crónica (índice ponderal apropiado [IPA]) (carecemos
de mediciones ultrasonográficas del crecimiento in utero para proporcionar mediciones mejores). El
aumento de peso es rápido en las últimas etapas del embarazo en relación con el aumento de la talla;
los lactantes con RCI-IPB pueden representar a los que padecen desnutrición aguda hacia el final del
embarazo. Los bebés con RCI-IPA, pequeños pero proporcionados, pueden representar a los que
sufren desnutrición crónica durante todo el embarazo. El RCI-IPA es el tipo predominante en los
países en desarrollo (67% a 69% de los casos de RCI) en tanto que el RCI-IPB es el tipo predominante
en los países desarrollados (60%-80% de los casos de RCI) según Villar et al.2
Kramer et al.3 creen que la desproporcionalidad es una medida representativa de los casos graves de
RCI y que el riesgo que acarrea es poco o nulo fuera del relacionado con el grado de RCI. Esta opinión
se basa en estudios realizados en los países desarrollados y es posible que la conclusión difiera con
respecto a los países en desarrollo, donde predomina un conjunto diferente de casos de RCI.2
1
Villar y Belizán, 1982.
2
Villar et al., 1986.
3
Kramer MS, et al. (57).
crecimiento a los 3 años de edad (media = 2,57 las caderas guardó una correlación signifi-
valores z de la talla para la edad) para probar cativa con el porcentaje de grasa corporal
la relación entre el crecimiento infantil tem- (coeficiente de correlación de Pearson = 0,80,
prano y la gordura en la edad adulta. En el p <0,0001, IMC (0,5; p <0,0001), paridad (0,41;
seguimiento, las mujeres tenían entre 17 y 28 p <0,0001) y edad (0,2; p <0,0001). En los hom-
años de edad y eran de estatura baja (media bres, la proporción entre la cintura y las cade-
150,1 cm), pero no eran delgadas (porcentaje ras guardó una correlación significativa, aun-
medio de grasa corporal = 26,2). Los hombres que menos estrecha, con el porcentaje de grasa
tenían entre 18 y 24 años de edad y eran del- corporal (0,3; p <0,0001) y el IMC (0,3;
gados (porcentaje medio de grasa corporal = p < 0,0001) y una correlación inversa con el
12,8). Los indices de masa corporal de las tabaquismo (-0,15; p = 0,05).
mujeres y los hombres se aproximaban a los Se examinaron los indicadores de gordura
percentiles 50 y 15, respectivamente, en com- según el tercil de los valores z de la talla infan-
paración con los valores de referencia (60). En til para la edad, dos de los cuales se presentan
las mujeres, la proporción entre la cintura y en la Figura 4. Las mujeres y los hombres con
120 Deficiencia del crecimiento fetal e infantil y obesidad en la edad adulta
retardo grave del crecimiento en la infancia poral (p = 0,01). Sin embargo, la proporción
presentaron menor estatura, menos peso e ín- entre la cintura y las caderas en los hombres
dices más bajos de masa corporal en la edad mostró una relación positiva significativa con
adulta. En las mujeres, el porcentaje de grasa el retardo del crecimiento al controlar el IMC o
corporal tendió a ser más alto cuando habían el porcentaje de grasa corporal (p <0,05).
sufrido retardo del crecimiento en la infancia, Se examinó la relación entre el peso al na-
pero esa relación no fue estadísticamente sig- cer y la gordura en la edad adulta y la impor-
nificativa. La proporción entre la cintura y las tancia relativa del crecimiento intrauterino en
caderas de las mujeres guardó una relación sig- comparación con el posnatal en términos de
nificativa (p = 0,003) con casos graves de retar- la talla en 137 mujeres con datos completos al
do del crecimiento al controlar el IMC, pero esa nacer, en la infancia y en la edad adulta. El
relación se atenuó al controlar el porcentaje de Cuadro 4 presenta los resultados de una serie
grasa corporal (p - 0,08). En los varones, el re- de modelos de regresión múltiple en los que
tardo grave del crecimiento infantil guardó re- cada variable antropométrica de interés se re-
lación con un porcentaje más bajo de grasa cor- gistró por separado junto con las posibles va-
Schroeder y Martorell 121
FIGURA 4. Proporción entre la cintura y las caderas y porcentaje de grasa corporal de un grupo de
adultos guatemaltecos, según el grado de retardo del crecimiento en la niñez, con el ajuste
correspondiente a la edad adulta, las condiciones socioeconómicas, el poblado de residencia, la paridad
(mujeres), el consumo de alcohol (hombres), el tabaquismo (hombres) y el índice de masa corporal.
riables de confusión. Tanto el peso al nacer análisis complementarios en los que se reali-
como el índice ponderal a los 15 días de edad zó un registro simultáneo del peso al nacer y
guardaron una relación significativa con el de los indicadores antropométricos en el pe-
porcentaje de grasa corporal en la edad adul- ríodo perinatal y durante la infancia, sugirie-
ta. Al controlar el porcentaje de grasa corpo- ron que la insuficiencia ponderal al nacer fue
ral de la persona adulta, el peso al nacer mos- el mejor factor de predicción del aumento de
tró una relación inversa significativa con la la gordura abdominal en el adulto (no se pre-
proporción entre la cintura y las caderas. Los sentan los resultados).
CUADRO 4. Análisis de regresión del porcentaje de grasa corporal de la mujer adulta y mediciones de la
proporción entre la cintura y las caderas del recién nacido y del niño pequeño.
Porcentaje de
grasa corporala Cintura:caderasb
C
Variables independientes Media (DE ) Pendiente Pd Pendiente pd
Peso al nacer (kg) 3,017 (0,41) 1,27 0,03 -1,58 0,01
Talla a los 15 días (cm) 49,3 (1,92) -0,03 0,84 -0,19 0,17
3
índice ponderal al nacer (g/cm x 100) 2,52 (0,33) 2,28 0,007 -1,61 0,08
Talla para la edad a los 3 años (valor z) -2,49 (0,92) 0,17 0,55 -0,37 0,22
a
Cada variable antropométrica independiente se incluyó en un modelo separado junto con la edad gestacional, la medición de la edad
tomada en la infancia, el poblado de residencia, la edad y las condiciones socioeconómicas en la edad adulta y la paridad.
b
Cada variable antropométrica independiente se incluyó en un modelo separado junto con la edad gestacional, la medición de la edad
tomada en la infancia, el poblado de residencia, la edad y las condiciones socioeconómicas en la edad adulta, la paridad y el porcentaje de
grasa corporal.
c
Desviación estándar.
d
Probabilidad.
Fuente: Schroeder DG, et al. (58).
122 Deficiencia del crecimiento fetal e infantil y obesidad en la edad adulta
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LA OBESIDAD EN LA ADOLESCENCIA
Manuel A. Amadort1
125
126 La obesidad en la adolescencia
El curso de la obesidad desde la niñez hasta Amador et al. (26) estudiaron la asociación
la edad adulta (9, 10) y el riesgo asociado de del índice de masa corporal (IMC) al año de
padecer enfermedades crónicas no transmisi- edad y a los 4, 6 y 12 años, con la evolución
bles, destacan la importancia de las medidas del proceso de crecimiento y con la estatura
preventivas durante la pubertad: a medida que alcanzada a los 14 años. Los resultados sugie-
una mayor cantidad de individuos se tornan ren que el IMC en las distintas edades y la es-
obesos en edades tempranas, crece la repercu- tatura alcanzada a los 14 años se relacionan
sión de la obesidad como problema de salud con el proceso de crecimiento y que esa aso-
pública. Sin embargo, el problema puede solu- ciación tiene un componente directo y otro
cionarse porque la mayoría de los numerosos indirecto mediado por el desarrollo puberal.
factores relacionados con el desarrollo de la Otro estudio de los mismo casos (27) también
obesidad durante la primera infancia, la niñez señaló una asociación entre el peso al nacer y
y la adolescencia (11) son susceptibles a las in- la estatura a los 14 años.
tervenciones de carácter preventivo.
EL ADOLESCENTE OBESO
CAMBIOS EN LA ADIPOSIDAD Y EN LA
DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA La obesidad es uno de los trastornos
DURANTE LA PUBERTAD nutricionales más comunes en la adolescen-
cia y, a diferencia de otros trastornos que afec-
Los cambios en la adiposidad y la distri- tan la salud, tiene mayores consecuencias ad-
bución de la grasa durante la pubertad son versas en los pianos individual, económico
característicos de la variabilidad biológica y social (28). El elevado aporte de energía que
humana y se originan en las interacciones proveen las grasas (29, 30) puede producir
entre los factores genéticos y los ambientales un desequilibrio energético que aumenta la
que ocurren durante el crecimiento. Aunque acumulación de grasa corporal, especialmen-
el conocimiento de los mecanismos causales te en aquellos individuos genéticamente pre-
de esas interacciones y el papel que desem- dispuestos (31). El aumento de la incidencia
peñan en cada cambio estructural y funcio- de la obesidad durante la pubertad, la ten-
nal es todavía muy incompleto (12-14), se dencia en ambos sexos a presentar una dis-
sabe que hay una estrecha relación entre la tribución de grasa androide o centralizada
maduración sexual y los cambios en la grasa (32, 33) y la alta probabilidad de que la obe-
corporal. En general, los adolescentes que sidad persista después de la adolescencia, tie-
maduran más temprano suelen ser más grue- nen efectos importantes sobre la salud pues
sos (15, 16); también suelen ser más gruesos aumentan el riesgo de morbilidad y mortali-
los que tuvieron una reacción temprana de dad por enfermedades crónicas no transmi-
adiposidad en la niñez (17); asimismo, la sibles (10,15, 32, 34).
madurez temprana de los adolescentes está Dado que los fenómenos que ocurren en la
vinculada con un porcentaje mayor de grasa pubertad están relacionados estrechamente
en el tronco (18). Por otro lado, varios estu- con el desarrollo de la adiposidad, la restric-
dios demostraron que los niños y las niñas ción de energía es un método ineficaz y peli-
más gruesos son más altos y alcanzan la ma- groso para controlar el peso corporal (35). Con
durez somática y sexual antes que los más el fin de evaluar el aporte de energía y de
delgados (19-23), y otra hipótesis aún no con- nutrientes, y su adecuación a las recomenda-
firmada sostiene que el inicio de la menarquía ciones cubanas (36), en 1992 Borroto et al. (29)
en las niñas depende de que tengan cierta parearon, según sexo, edad y estatura, a 40
cantidad de grasa corporal (24, 25). adolescentes (20 varones y 20 mujeres) con
Amador 127
ubicados entre el percentil 85 y el 90 deben 3. Frank CG, Webber LS, Nicklas TA, Berenson GS.
considerarse en situación de riesgo y enviarse Sodium, potassium, calcium, magnesium, and
phosphorus intakes in infants and children: Bogalusa
a un segundo nivel de estudio en el cual se Heart Study. J Am Diet Assoc 1988;88(7):801-807.
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