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Historia de la Biología Antigua

La edad antigua (hasta el Siglo V)

Hasta los griegos el saber en Biología era de carácter popular, exceptuando quizás los
pueblos de Egipto y Babilonia donde (en relación con la medicina y el embalsamamiento
de cadáveres) se consiguieron importantes avances en Anatomía y Fisiología animal y
humana.
Seiscientos años antes de Cristo, apareció en la isla griega de Cos la primera escuela
dedicada a la Medicina. En ella destaca Hipócrates (460-3 70 a. C.) quien consideraba
que las enfermedades eran procesos naturales que había que combatir ayudando a las
propias fuerzas curadoras de la Naturaleza.
Aristóteles (384-322 a. C.) puede ser considerado como el primer biólogo. Estudió las
semejanzas y diferencias entre las diferentes especies de seres vivos y realizó una
primera clasificación, introduciendo términos como el de animales con sangre y animales
sin sangre (equivalen a los de animales vertebrados y animales invertebrados).
Al observar los animales que surgían del lodo, de las ciénagas, etc., Aristóteles supuso
que muchos nacían por generación espontánea tras la unión de tierra y agua y la
interpenetración de una fuerza vital. Para otros seres superiores, consideró su nacimiento
mediante reproducción sexual.
El prestigio de Aristóteles fue tan grande que durante los siglos siguientes, prácticamente
durante dos mil años, no se discutió ninguna de sus afirmaciones en el campo de la
Biología.

La edad media (Siglos V-XV)

San Alberto Magno (1206-1280), Realizó una clasificación de las plantas según sus hojas
y frutos, descubrió la función de las antenas de las hormigas para su comunicación, la
forma de tejer de las arañas, la necesidad de incubación de los huevos de las águilas, etc.

La época del renacimiento

El Renacimiento tuvo su cuna en Italia y allí donde surgieron los primeros trabajos
científicos serios, como los de Leonardo da Vinci (1452-1 519), que extendió su curiosidad
investigadora a la anatomía humana e intuyó la larga duración de las épocas pasadas, y
los trabajos de Andrés Vesalio (1514-1564), que basó sus estudios anatómicos en la
disección de cadáveres. En esta época, el aragonés Miguel Servet (1511-1553)
descubrió la circulación sanguínea y William Harvey (1578-1657) completó este
descubrimiento y demostró el mecanismo de la circulación sanguínea en los circuitos
mayor y menor.
En el siglo XVII, Francis Bacon (1561-1626) realizó sus estudios basándose en la
experimentación e introdujo las bases del método cualitativo-inductivo que tanto sirvió
para la elaboración de teorías e hipótesis durante el siglo XIX. René Descartes (1596-
1650), autor del Discurso del método (1631), desarrolló en esta obra las cuatro reglas de
la investigación científica:

1. «El primero, no admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con
evidencia que así era».
2. «El segundo, en dividir cada una de las dificultades que examinare, en tantas
partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución».
3. «El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos
más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente,
hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden
entre los que no se preceden naturalmente».
4. «Y el último, en hacer en todo recuentos tan integrales y unas revisiones tan
generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada».

Entre los científicos más importantes de esta época destacan Redi (1626-1698), que se
declaró contrario a la generación espontánea; los hermanos Janssen, que inventaron el
microscopio a finales del siglo XVI; Malpighi (1628-1694), que Descubrió los capilares
sanguíneos, los alvéolos pulmonares, la circulación renal (pirámides de Malpighi), etc.;
y Robert Hooke (1635-1703), que introdujo el término célula.

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