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Individuo, ciencia y tecnologÌa:

Las redes sociales y su relaciÛn con la construcciÛn de la enfermedad mental


[SociologÌa de la ciencia]

[Presenta: Elizabeth Jenny Hern·ndez RamÌrez]


Individuo, ciencia y tecnología:
Las redes sociales y su relación con la construcción de la enfermedad mental

En medio de la larga discusión que se ha dado en la sociología de la ciencia sobre el


intercambio o interacción entre ciencia, tecnología y sociedad encontramos tres momentos
diferentes: el primero representado por Norbert Elias que ofrece una reflexión y estudio de
la ciencia como actividad social y el estudio de la comunidad de científicos que la
componen. Posteriormente en los años 70 Merton impulsa la sociología del conocimiento
en el que se interesa por el ethos que la caracteriza. En respuesta a Merton se abrieron otras
posturas como la de D. Bloor en llamada Escuela de Edimburgo, que pone relevancia en lo
social en la producción del conocimiento científico. Actualmente, somos testigos de las
ideas de Bruno Latour, Pickering, Donna Haraway, entre otros, que le restan primacía a lo
‘humano’ y reconocen la capacidad de agencia de lo no-humano. Sin embargo, de acuerdo
con D. Ihde (2004) aún no existe consenso en su definición tal y como lo afirma en ”los
cuerpos en la tecnología”.
En el desarrollo de este texto retomaré esa última línea o escuela de la sociología de la
ciencia que podríamos considerar post-humanista (término que explicaré mas adelante).
Para ello, quisiera anunciar mis intensiones: en primer lugar pondré sobre la mesa de
manera sintetizada las posturas y contribuciones teóricas que considero sobresalientes para
analizar el tema de la tecnología, el individuo y la sociedad, de esta manera abriré una
discusión en la que interrelaciono dichas posturas sobre la capacidad de agencia entre lo
humano y no-humano, -sin dejar de lado la discusión sobre la intencionalidad-.
Además de ello, me daré a la tarea de mostrar cómo en estas, de fondo existe una relación
sumamente valiosa de analizar, en la construcción de la ciencia acompañada de una
realidad social, tecnológica e individual que de manera imbricada se constituyen e impactan
en la impresión que tenemos del mundo y de los fenómenos que se suscitan en él.
Al final del texto se verá reflejada una discusión acerca de uno de los fenómenos que,
además de ser de mi interés, resulta ser un campo un poco minado por el escepticismo y la
crítica: “la locura”, -concepto que a partir del siglo XIX se sustituye por el término de

2
“enfermedad mental1”- en su relación con la sociedad y la tecnología. De esta forma me
daré a la tarea de dar respuesta a la siguiente pregunta:
¿cómo podemos entender la agencia de la tecnología, específicamente de las redes sociales
en la construcción de la enfermedad mental?.
Las redes sociales que se dieron a conocer en los albores del siglo XXI y vinculan a las
personas de diversos modos a través de la web, tienen una complejidad tal que no es
posible asirla en una sola imagen ni comprenderla toda bajo una definición (Vargas, 2013:
p.41). Deleuze de alguna manera pudo advertir el estatus que tendrían las redes sociales en
nuestro tiempo y la suerte de infinito futuro al que se enlazaban. Llegó a vislumbrar la
relación simbiótica de las mismas con el capitalismo y definió la estructura del poder con
que actúan sobre los individuos (Constante, A. 2013: p. 9).
No obstante es un tema que continúa siendo problemático, puesto que es parte del
acontecimiento arqueológico2 de la sociedad actual, esto hace aún más complejo el poder
tomar una postura positiva o negativa ante los avances de la tecnología en general. Hay
quienes las miran con recelo y se resisten al uso de la misma (aunque no en su totalidad, ya
que no podemos negar la presencia cada vez más fuerte del uso de la tecnología en el estilo
de vida cotidiano) y por otro lado, hay quienes sostienen que el uso de las nuevas
tecnologías, implican un progreso para la humanidad y las consideran no solo como
facilitadoras de las acciones cotidianas, sino como un potente sustituto de capacidades
mentales y físicas humanas. Al final, sin tomar de manera radical una u otra postura, lo que
si podemos considerar como acertado es que forman parte del acontecimiento arqueológico,
o bien, de la realidad social en la que la transformación cultural, psicológica, económica,
etc. es cada vez más rápida o líquida como lo diría Z. Bauman.
Algunos estudios que hasta el momento se han realizado respecto a las redes sociales y en
general al uso de la tecnología, han abierto una nueva línea de posibilidad de entender al
1
Fue Phillip Pinel quien en plena revolución francesa en interesado por sus pacientes del hospital de “la Salpetière” en
París, utiliza por primera vez en la historia de la psiquiatría el término de “enfermedad mental”, con la finalidad de
desmitificar a la locura dando un giro importante de lo místico a lo científico. Actualmente la enfermedad mental como se
le define en el Manual diagnóstico de las enfermedades mentales (DSM-V) es: un síndrome caracterizado por una
alteración clínicamente significativa del estado cognitivo, la regulación emocional o el comportamiento de un individuo,
que refleja una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su función mental.
Habitualmente los trastornos mentales van asociados a un estrés significativo o una discapacidad, ya sea social, laboral o
de otras actividades importantes.
2
El acontecimiento entendido como lo define Foucault, da cuenta de una novedad histórica, el paso de una episteme a
otra que se va marcando por la aparición de nuevos acontecimientos arqueológicos. Se encuentra enmarcado por la
regularidad pues cada acontecimiento arqueológico inaugura ciertas prácticas históricas. Así el acontecimiento discursivo
da cuenta de la regularidad histórica de las prácticas.

3
humano que da fin a la era del humanismo y da la bienvenida al post-humanismo. Este
término ha sido acuñado al filósofo alemán Peter Sloderdijk, que a partir de su conferencia
titulada “normas para el parque humano3”, pone énfasis en el fracaso de la educación
humanista tradicional y en su sentido ‘civilizatorio’ que basada en una cultura de los libros
llevó a domesticar lo más brutal y doméstico de la raza humana; tenía la ilusión que a
través de la lectura el hombre podría salvarse humanizándose. Dusan Vuskovic lo sintetiza
bien cuando explica:
A partir del pensamiento de Sloterdijk, se puede establecer aquello que está en el fondo de
todo el programa humanista; la aspiración de formar un determinado tipo de hombre, el cual
encarna el ideal de erudición y cultura que sustenta el proyecto humanista desde sus
orígenes…Este paradigma antropológico, se articula sobre la base de dos ideas
fundamentales que sostiene Sloterdijk en su obra: La primera idea consiste en que el
humanismo se plantea como la antítesis del salvajismo. Se pretende someter la parte
agresiva e irracional de la conducta humana al dominio de la prudencia y la razón. La
segunda idea que desarrolla Sloterdijk es que el humanismo sustenta la idea de que leer
correctamente permite ejercer una domesticación en la conducta y el modo de pensar del
hombre, lo que lleva a determinar que el ser humano es un animal que puede ser
domesticado bajo ciertas reglas y principios. Pero ¿qué significa leer de modo correcto? Es
posible entender que esto implica no sólo el simple hecho de leer cualquier texto, sino que
realizar la actividad lectora dentro del marco impuesto por el canon universal de lectura
humanista, de preferencia siguiendo la guía o tutela de algún mentor especializado, o bajo el
amparo de alguna institución educativa que promueva el estudio de los pilares teóricos del
humanismo tradicional. El tema latente del humanismo es entonces el rescate del ser
humano del salvajismo, y su tesis latente dice: La lectura correcta domestica. (Vusovic,
2011: p.4)

En el mundo contemporáneo en el que se puede acceder a lectura por medio de diferentes


dispositivos, se permea la información que existe en todo tipo de temas y de disciplinas que
de manera constante mantienen una interacción entre expertos y legos –esto es algo que
dejaré para más adelante-. Siguiendo entonces a Sloterdijk, su idea de post-humanismo
plantea que hay que prescindir de una interpretación (humanista) del mundo estructurada
sobre la dicotomía sujeto-objeto, porque "los hombres necesitan relacionarse entre ellos
pero también con las máquinas, los animales, las plantas y deben aprender a tener una
relación polivalente con el entorno. Entiende al hombre como una deriva biotecnológica
subjetiva que vive hoy un momento decisivo en términos de política de la especie. De allí la
crisis del humanismo y el reclamo por parte de Sloterdijk de una nueva constitución
ontológica que tenga en cuenta a los otros seres humanos, a los animales y las máquinas.
3
En esa obra Sloterdijk (1999) dirige una crítica a la carta del humanismo de Heidegger y a las interpretaciones que
Habermas y otros filósofos hicieron a su contenido.

4
Además de esa discusión que de hecho fue muy criticada e incluso rechazada, en sus obras
posteriores mantiene abierto análisis sobre individuo, sociedad y tecnología 4 haciendo un
planteamiento muy original sobre las relaciones humanas y las transformaciones del
espacio público y privados, permeados por las nuevas tecnologías.
Desde otra posición, Donna Haraway entiende al humano post-moderno como un Cyborg 5,
como una especie de híbrido que funciona es a partir de la interacción o mezcla entre
humanos y tecnología sin que exista una idea de domino de uno y otro.
En las investigaciones de biogenética, por otro lado, pretenden alejarse del sentido
metafórico del concepto Cyborg, proponiendo que llega un momento que la consciencia del
humano se expande a los objetos de la tecnología de manera tal que crean en ellos mismos
una sustitución de funciones que podrían considerarse exclusivamente humanas. Esta
postura nos lleva a pensar en la descentralización del sujeto, es decir en el abandono de la
supremacía que tiene en relación a la relación que puede establecer en el conocimiento del
mundo y de las cosas.
Para muchos esto se podría considerar como un golpe narcisista, puesto que la capacidad de
conocimiento del individuo comparada con la de la tecnología se muestra muy limitada;
incluso podríamos pensar que la agencia misma de la tecnología, impide que el individuo
desarrolle cierto tipo de capacidades que anteriormente estimulaba por necesidad. En el
caso de la memoria, por mencionar un ejemplo, antes de la llegada de la web los sujetos
almacenaban gran cantidad de información necesaria para la vida cotidiana desde números
telefónicos, direcciones, datos relevantes de personas allegadas, como fechas de
cumpleaños, aniversarios etc. Sin embargo con la llegada de la tecnología toda esa
información ya no utiliza espacio en nuestras memorias. Ahora gran parte de la memoria se
ubica no en el hipocampo, cerebelo o la amígdala, sino en las aplicaciones que se descargan
desde cualquier dispositivo. Es decir, la cantidad de información que almacenamos en la
memoria consciente, comparada con la de un ordenador o dispositivo electrónico, tal vez no
llegue a ser ni el uno por ciento de lo que dichos dispositivos pueden lograr.

4
En sus obras Esferas I, II y III aborda el tema.
5
El cyborg es definido por Haraway (1975) como “un organismo cibernético, un híbrido entre máquina y organismo, una
criatura de la realidad social, así como una criatura de ficción.” El cyborg, para Haraway (1975), es un constructo que
cambia “la experiencia de la mujer en el siglo XX tardío.” El cyborg es “una criatura en un mundo post-género”
(Haraway, 1975)

5
Ahora bien, lo anterior nos permite llegar a una teoría que si bien ha generado una gran
controversia en el mundo de la sociología de la ciencia y la filosofía no deja de ser
relevante cuando hablamos del humano en su relación con a tecnología: la Teoría del Actor
Red (TAR). Esta es entendida como una nueva teoría social adaptada a los estudios
precisamente de ciencia y tecnología, en donde los “objetos” de la ciencia se volvieron
compatibles con lo social. El rol de los no-humanos es representado por la acción que
cumplen; es decir deben ser actores y no solamente portadores de una proyección
simbólica. (Latour, 2008: 207).
En este punto es importante decir que cuando Latour se refiere a lo no-humano, no hace
alusión exclusiva a los objetos, sino que cualquier cosa, animal u objeto que no sea
humano. En este sentido en el marco de este trabajo la tecnología en general y en particular
“las redes sociales” quedan consideradas como parte de lo no-humano Latouriano.
Ahora bien, en la TAR lo que Latour propone es un tipo de simetría entre ambos agentes,
que desvanece la supremacía del humano sobre lo no-humano y visceversa entrando así en
un juego de flujos que intercambian y comparten sus propiedades.
“Es el trabajo, el movimiento, el flujo, los cambios de esta relación lo que debe
subrayarse… es imposible hablar de ningún tipo de dominio en nuestras relaciones con los
no humanos, incluyendo el supuesto dominio que ejercen en nosotros…Todo artefacto
posee su propio guión y ejerce su potencial capacidad para agarrar al que pasa junto a él y
obligarle da desempeñar su libreto6. (Latour, 2001: 212)

Evidentemente, al realizar esa propuesta sobre la simetría entre el ‘actor’ y el ‘actante’


Latour abandona también la dicotomía sujeto-objeto, distinción que desde su postura
impide la comprensión total de colectivos. Siendo así, marca una forma de entender a un
fenómeno en su totalidad, orientado a reconocer la participación de todos los agentes como
participes de una gran red que de manera simétrica llevan a cabo determinada acción.
Partiendo de esta perspectiva el análisis que propongo de las redes sociales en relación con
la enfermedad mental y el individuo, tienen que ver con la traducción como uno de los
significados de mediación que propone Latour7; tratando de crear ese lazo que parece
inexistente entre ambos agentes.

6
Posterior a estas líneas, el mismo Latour afirma su manera caricaturesca de expresar la capacidad del objeto [arma en el
caso que utiliza en su ejemplo] como agente en el sujeto también agente de la acción de matar.
7
Traducción significa desplazamiento, derivación, invención o mediación: la creación de un lazo que no existía con
anterioridad y que en cierta medida los agentes.

6
Si bien, existen estudios que tratan de explicar la influencia del uso de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el comportamiento humano, y de
hecho, se ha llegado a hablar de un nuevo tipo de adicción, como lo afirman Castellana
Rosell & cols. en “el adolescente ante las tecnologías de la información y comunicación”,
el uso de las TIC puede terminar en una adicción. Los sujetos comienzan a presentar
cambios en su comportamiento muy similares a los del sujeto adicto a cualquier otra
sustancia.
Pero ahora, no es el caso de que se haya planteado que la enfermedad mental en el
acontecimiento arqueológico de nuestra sociedad, se esté construyendo en co-participación
de expertos certificados (EC) y expertos no certificados (ENC) –términos acuñados por
Collins & Evans en “The third wave of science studies”- en un intercambio de
comunicación dado en redes sociales. En el que permite se establece un lazo entre estos
agentes.
El espacio virtual en sí mismo, lo concibo como un agente que incita a la publicación
abierta en redes sociales de la enfermedad, en este caso, por un lado el ENC encuentra en el
espacio virtual la oportunidad de hacer público su malestar emocional y por otro el EC se
ve motivado a plantear su postura teórica que determina su praxis, en las redes sociales y
otras plataformas de interacción. De esta manera, la división entre lo humano y lo
tecnológico parece no ser categórica, -siguiendo a Latour- sino que uno y otro se
entremezclan, influyen y modifican mutuamente, es decir; la humanidad transforma los
entornos tecnológicos y éstos a su vez la alteran.
Esto lo podemos observar con más claridad en las redes sociales. Los espacios de
interacción cibernética iniciales fueron el correo electrónico y el chat (mejor conocido
como Messenger). Sin embargo, en ellos aún no se observaba la interacción entre EC y
ENC, sino que era un lugar que conservaba cierto tamiz de lo privado, sólo se tenía acceso
a los correos y mensajes de personas conocidas como familiares, amigos, conocidos
cercanos, etc. Posteriormente se abrieron nuevas plataformas de interacción más avanzadas
como: “second life” (SL) que surge como un mundo virtual tridimensiomal
de interacción social. Es creado en 2001 por Linden Lab y fundado por
Philip Rosedale. Este entorno lúdico y de vida social alternativo contaba
en el 2006 con un millón y medio de usuarios registrados, el número fue

7
incrementándose, y en el 2008 la cifra estimada de residentes fue de
más de doce millones. La población de SL está constituida por sujetos de
más de cien nacionalidades, de los cuales un sesenta por ciento son
hombres y un cuarenta por ciento son mujeres, y cuyas edades oscilan
entre los dieciocho a ochenta y cinco años (Caro & Islas, 2008).
SL es apreciado como una red social, allí los sujetos construyen alter egos a la medida.
Puede ser definido como “la amplificación de una comunidad posible o un complejo
ambiente integral de comunicaciones digitales”, según Caro e Islas. Representa el
observatorio natural de una sociedad alterna. Es un espacio cibersocial, un espacio público,
donde el ingrediente principal lo aportan los usuarios: la interacción. Los internautas se
convierten en pobladores, habitantes, residentes de SL. Allí los personajes trabajan, viajan
(teletransportándose, conduciendo por las calles virtuales o volando), construyen, compran
y venden, bucean, se bañan en una playa, reposan en la arena tomando sol, disfrutan de
maravillosos paisajes, dan conferencias, aprenden, asisten a eventos, también se ilusionan,
se enojan, se angustian, se avergüenzan, se alteran, se enamoran. Las emociones que se
generan en este entorno son tan reales como cualquiera que se pueda percibir en “el mundo
tangible” -por llamarlo de alguna manera-. Es por esto que vivir en este mundo, detrás de la
pantalla, es para los “habitantes digitales” una realidad válida.
Es claro hasta aquí, que esa línea que se ha afirmado a lo largo de este texto entre agente
actante y agente actor desaparece, pues este software, permite proyectar la representación
simbólica del mundo deseado que va de la realidad externa (off-line), a la satisfacción de
deseo en el ciberespacio (on-line), en donde se puede alcanzar hasta lo imposible.
Se crea un mundo alternativo que brinda la posibilidad de llegar a ser su propio alter-ego
nunca alcanzado. Podríamos afirmar que invita a los individuos a una escisión del yo8
(Laplanche, 1967, p. 125) que originalmente comienza como un juego virtual, hasta que se
rompe la línea entre lo on-line y lo off-line que repercute en cuestiones económicas,
emocionales, psicológicas y sociales que salen de las TIC, relacionándose e influyéndose
mutuamente.

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Fenómeno muy particular cuya intervención se observó especialmente en el fetichismo y en las psicosis: la coexistencia,
dentro del yo, de dos actitudes psíquicas respecto a la realidad exterior en cuanto ésta contraría una exigencia pulsional:
una de ellas tiene en cuenta la realidad, la otra reniega la realidad en juego y la substituye por una producción del deseo.
La escisión del yo es una palabra que traducida del alemán spaltung designa la idea de una división del yo en dos
realidades psíquicas que generalmente no se influyen una a otra.

8
Después surgieron otro tipo de plataformas como MySpace en 2003 pero que rápidamente
fue sustituida por Facebook (Fb) que a partir de 2008 era la red social más utilizada hasta la
actualidad (Vargas, 2013, p. 42). Este tipo de espacios se consideran más “realistas”, la
propuesta de Mark Zuckerberg [su creador] era crear una ‘gráfica social’, es decir, una red
de relaciones de gente en el mundo real. Siendo distinto incluso a SL que tiene el objetivo
de crear realidades alternativas. Fb partió de la idea no de conocer a nuevos amigos por
medio de la red, sino crear un mapa de conocidos, socios, amigos y conocidos –cosa que no
se ha dado del todo así, ya que aunque Fb tiene mecanismos de seguridad y manejo, existen
perfiles fantasma que generan problemas de acoso y violencia, etc.-
Ahora bien, al ser Fb la red social más importante en el acontecimiento antropológico de
nuestra sociedad, la inmensa mayoría que cuenta con perfil de Fb comparten información
personal que es “real”, permite que la traducción de los agentes sea mucho más acertada
que en otro tipo de redes.
Es un espacio en el que se han generado grupos de diálogo directo entre EC y ENC a través
de un intercambio de información, que va desde artículos meramente académicos, de
revistas profesionales, notas de revistas informales, hasta ‘memes9’ que se postean en los
muros de los usuarios sobre la enfermedad mental.
Toda esa información que es recibida por el ENC, de alguna manera hace que la idea que
tiene a cerca de determinado tipo de enfermedad mental, impacte en su concepción de
cómo se construye o reconstruye un concepto que alude a algún tipo de diagnóstico. Por el
contrario, sus preguntas, comentarios positivos, negativos, de aceptación o rechazo hacia la
información que reciben on-line, genera que el EC cuestione su propia praxis. Además de
que EC pueden interactuar de la misma manera con otros EC que en este caso pueden ser
psiquiatras, psicólogos, psicoanalistas, psicoterapeutas, etc. que de la misma forma utilizan
el mundo on-line para compartir parte de su conocimiento teórico y empírico.
Esa vinculación genera un espacio de posibilidad y de creación epistémica. En la que
individuo, tecnología y sociedad se encuentran participando como agentes responsables de
9
De acuerdo con Martíínez Torrijos (2014) Un ‘meme’ se conoce como meme a la conjunción de una imagen y un
texto, humorístico las más de las veces, difundido por Internet. Sin embargo, el término es el centro de una teoría de la
evolución cultural: la memética, y se refiere a la mezcla de las palabras memoria y mímesis (imitación).
Los memes abordan cualquier tema: desde la selección nacional y el Mundial de futbol hasta referencias al filósofo
Michel Foucault, citas de poetas, caricaturas o programas de televisión. Exhiben animales y banderas de protesta social.
Se trata de una nueva iconografía que desborda las redes sociales.

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su participación en el fenómeno de la enfermedad mental, lo que por decirlo de alguna
manera, es la manifestación en su máxima expresión de la ruptura de relaciones de poder
entre EC y ENC que hacen que la extensión en la participación epistemológica sobre la
enfermedad mental sea cada vez más amplia.
Finalmente, tratando de resolver la pregunta sobre la agencia de las redes sociales en la
construcción de la enfermedad mental, tengo que asumir que aún no puedo llegar a ninguna
afirmación, ya que hacerlo de esta manera resultaría algo presuntuoso y poco
fundamentado.
No obstante, lo que sí queda claro hasta este punto –o por lo menos a eso pretendo llegar-
es que es un fenómeno en el que se tiene que profundizar, y que se puede entender desde
una perspectiva holística en la que individuo o en este caso el EC, el ENC, la vida off-line,
la vida on-line, la tecnología, la sociedad, la enfermedad mental y las redes sociales se
pueden estudiar, retomando a Latour, como actantes y agentes que conforman una gran red
que puede ser comprendida como una colectividad de la cual aún hay mucho que indagar.

Referencias:

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Alberto Constante, Ramón Chaverry Soto, Carlos Vargas, Alberto Ayala, Alberto
Mora,Alberto Carrillo, Linda Romero. (2013). Violencia en las redes sociales. México:
FFyL, UNAM.

Bruno Latour. (2001). La esperanza de pandora. Barcelona: Gedisa.

___________. (2008). Reenzamblar lo social: una introducción a la teoría del actor red.
Buenos Aires: Manantial.

Caro; Arturo e Islas; Octavio. (2008). Second Life. Invéntese una vida digital y conviva con
ella. Editorial Alfaomega, México.

Don Ihde. (2015). Los cuerpos en la tecnología: Nuevas tecnologías, nuevas ideas acerca de
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Jean LaPlance y Pontalis. (1968). Diccionario de Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

H.M. Collins and Robert Evans. The Third Wave of Science Studies: Studies of Expertise
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Fayaz Chagani. (2014). Critical political ecology and the seductions of posthumanism.
Journal of Political Ecology, 21, 425.

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Monserrat Castellana Rosell, Javier Sánchez Carbonel, Kara Granel Jornada. (2007). El
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Peter Sloterdojk. (2006). Normas para el parque humano. España: Siruela.

Reyes Martínez Torrijos. (08 de Julio 2014). El significado cultural del meme se propaga
con el relajo cibernético. La Jornada. 02 junio 2016, De pag. web Base de datos.

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