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El primero en desarrollar estudios regionales del Valle del Cauca fue Germán Colmenares.
Fueron estudios que habían sido ya elaborados por él en otros lugares del país y que
supusieron un avance en la definición de la región como objeto de estudio. En esta
oportunidad se trató del libro Cali: terratenientes, mineros y comerciantes publicado en
1983. El mérito de sus productos académicos fue, entre tantos, la utilización de diversa y
abundante fuente primaria. Eran fuentes que hasta ese momento permanecían ocultas,
puesto que, el interés de la historiografía nacional y tradicional era la información que
contenían los documentos que reposaban en los archivos nacionales.
Como en principio se dijo, Colmenares tomó a la región como objeto de estudio, pero
verdaderamente su objeto era “la élite de Cali”, no obstante, la ciudad Santiago de Cali era
la determinación marco espacial de su investigación. Esa manera de proceder tiene un
poderoso armamento metodológico, ya que como él lo dice, el distanciamiento con la
historia monográfica tradicional está en la interrelación el núcleo urbano y sus “términos
territoriales”. Lo anterior quiere decir que esa delimitación espacial representa también la
delimitación temporal, así, por ejemplo: la ciudad de Cali no era concebida en su
jurisdicción actual, pues el núcleo urbano de Santiago de Cali era casi la mitad del
Departamento del Valle de Cauca, al ser esto así, su estudio se ubicó temporalmente en el
período colonial, administrativa y geográficamente en el Cabildo colonial de Popayán y
organizacionalmente en la zona de mayor actividad económica.
La diversidad de fuentes le permitió mirar diferentes dimensiones del problema. Las actas
de Cabildo le sirvieron para observar la actividad política, las actas matrimoniales, los
testamentos… ayudaron a detallar algunas formas como se relacionaban las personas y
quizá su enfoque económico le hizo considerar muy importantes los protocolos notariales
en los que dice se evidencia la monopolización productiva de la élite. Atender a las
dimensiones anteriormente citadas fue posible con el uso de fuentes locales. Decía
Colmenares que era en esos documentos donde se encontraba la información más rica para
la reconstrucción de historia de la vida social. Las fuentes locales, son fuentes
descentralizadas y esto hay que tenerlo en cuenta críticamente. Pues a lo grandes archivos
llegaban los documentos de hechos que tenían más visibilidad y mayor peso político, pero
por su carácter tan general no serían de gran ayuda para entender cómo se desarrollaba la
vida de los grupos sociales de una región y ni siquiera podrían dar respuesta a las preguntas
sobre la historia del país.
Otro autor que menciona con recurrencia es a Jaime Jaramillo Uribe quien defiende la
metodología de los estudios regionales y por ende la utilización de fuente local porque
ofrece la oportunidad de mirar las realidades de poblaciones más pequeñas, que vivían
procesos importantes que no se conocían en ese tiempo porque los documentos no llegaban
a los archivos.
Los historiadores que trabajan sobre el siglo XIX tuvieron un reto mayor, pues para el
periodo de independencia se estaban reestructurando las jurisdicciones, la organización
político administrativa, la transformación o creación de pueblos coloniales y republicanos,
etc. Entraba la época republicana y con ella el conflicto entre los pueblos, las provincias y
las ciudades. Nuevos actores emergieron en los estudios regionales, el protagonismo de las
élites locales competía ahora con otros sectores que surgieron con intereses homogéneos y
que buscaban también el dominio social. Por otra parte, hubo una variante significativa en
la acumulación de fuente con la llegada del texto impreso, eran fuentes nuevas que ponían
en cuestión el papel de la región en el desarrollo histórico.
La política regional se fue debilitando, de ahí que, Melo recomendara a los historiadores,
elaborar historia de la política entendiendo la nación como elemento lógico. Lo que no
significa que la región deba abandonarse, es todo lo contrario, si no se comprende lo
regional y local es imposible comprender la historia nacional. La razón es que ahí surgen
las relaciones de poder. Las formas como se desenvolvía la vida en las regiones explican la
conformación de hechos nacionales.