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La dieta del gran desayuno

El desayuno es la primera comida del día, y además se ser


la más importante.

Aun así, millones de personas en todo el mundo comienzan su


jornada sin desayunar, y se van al trabajo sin tomar nada.

Existe un libro llamado “The big Breakfast diet”, escrito por la


doctora Daniela Jakubowicz, endocrina venezolana, que da una
especial importancia, aún mayor, si cabe, a la primera comida del
día.

El gran desayuno:
Según esta doctora, antes de las nueve de la mañana, se
puede desayunar abundantemente, ya que eso acelera el
metabolismo del cuerpo, porque aprovecha los ritmos
circadianos o biológicos.

Es como si tu cuerpo descansara de las funciones vitales y


ralentizara su velocidad cuando duermes. Al despertar, los ritmos
biológicos también lo hacen y vuelven a su funcionamiento
normal.

Si te saltas el desayuno, el cuerpo entiende que puede que no


haya comida hoy, se vuelve más conservador y por si acaso,
desacelera el metabolismo y acumula más grasas.

Según dice la doctora Jakubowicz, no se debe esperar más de


quince minutos tras levantarse, para desayunar. Así los ritmos
diurnos del cuerpo aún no se han activado.

Para una persona que desee adelgazar, la doctora recomienda


una dieta de 1200 calorías, repartidas de la siguiente manera:

600 calorías en el desayuno


300 en la comida
300 en la cena.

Con esta dieta, se podrían bajar, según Jakubowicz, 11 kilos en


treinta días.

Los nutrientes se distribuyen así:

Desayuno: 4 raciones de proteínas (dos deben ser lácteos o


derivados, más pavo, pollo, huevo…), 2 raciones de
carbohidratos (cereales o pan), 1 ración de grasa (mantequilla,
margarina o aceite) y 1 de azúcar.

Comida: 1 ración de proteína, 2 de verduras, 1 de vegetales


dulces y 1 de fruta.

Cena: 1 de proteína, 2 de verduras, y 1 de vegetales dulces


(maíz o remolacha).

Según esta dieta podrías desayunar por ejemplo:

Dos huevos revueltos. O un huevo con jamón.


Un sanduche con crema de queso.
Leche con cereales
Zumo de naranja, o una pieza de fruta.
Y un dulce, como un donuts, o un croissán.

Un desayuno más corriente, podría ser:

Un tazón de leche con café o cacao.


Dos tostadas, una con queso de untar y jamón y otra
con mantequilla y mermelada (o con nutela).
Un jugo o una porción de fruta con algo de queso
fresco.

La comida y la cena, son más sencillas: Verduras de primer


plato, carne o pescado con ensalada, (maíz o remolacha como
verdura “dulce”) de segundo. Fruta de postre.

La proteína en la cena puede ser queso poco graso o yogur, si no


deseas un plato entero, y verdura, cruda o cocinada.

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