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PREFACIO

I:stamos en 1966.JacquesLacan publica su primer libro. No exageramos


1I decir que no se apuró. Tiene sesenta y cinco años. E incluso ese primer
11111 ti, {,os escritos, es una recopilación de textos, de artículos, de comunica-
1 Illlles que se escalonan a lo largo de treinta años.

Numerosos son aquellos -sus pacientes, sus alumnos, sus colegas-que


.II)('ll quién es Lacan. Pero el público, lo descubrirá en esos años sesenta.
l.lIean no esperó. El continúa. Primero su trabajo cotidiano, el psicoaná-
Il~js, que continuará exactamente hasta el día de su muerte, en 1981, el9 de
l'JHiclllbre. Y después la obra que le está ligada, una obra que se puede
1Illllparar a la de Freud, y que cuenta entre las más grandes de este siglo.

EII la contratapa
1'lllIismo"
dl'/):lIede las Luces".
de sus "y
que desarrolló, Escritos, Lacan ser
que, si debía evoca el "único
fechado, debate, siemDr~.
se reconoce como e!J ¿ - · I/7•
Que el lector que encuentra aq uí por primera vez la obra de Jacques Lacan
Il'cllerde esta referencia. Escribiendo este pequeño libro, cuyos destinatarios
(kben ser en primer lugar los estudiantes, hemos querido dar. cuenta de ese
IlIcionalismo.
Tanto para responder a las exigencias de la colección, de número de
pnginas limitadas, como a nuestro gusto personal, no escribimos un manual,
llel10de citas, de aparatos críticos. Más bien un libro ágil. Y para nada aje-
110 a las preocupaciones actuales, a la orientación del campo en el cual tra-
hajamos y que Lacan llamaba El campo freudiano.
8 GérardMiller
Prefacio 9

Sin duda, para leerlo se debe aceptar tener un poco de paciencia, necesaria
rearticulación lógica, y la inserción clínica. de las operaciQnes de alienación
para ese "tiempo de comprender" del cual el psicoanálisis mismo también
separación, Que hasta ahora permanecían opacas, etc.: diferentes puntua-
tiene necesidad. Tal concepto aparece, y no será aclarado más que un poco
ciones debidas a Jacques-Alain Miller que pasaron al uso corriente del medio
más tarde; tal razonamiento exige ser puesto en perspectiva con tal otro, el
cual debe ser recordado ... psicoanalítico y que este libro hará conocer al gran público, antes que se haga
la edición exhaustiva que merece esa enseñanza que circula en este momento
Pero, después de todo, para comprender inmediatamente lo que el otro les en fotocopias.
dice, "no es necesario, en un sentido, saberlo ya? Lacan lo pensaba, y fiel a
Cuando nos reunimos para comenzar a hablar de lo que no era más que
la manera misma con la que el inconsciente se manifiesta, dejaba siempre su
un proyecto, éramos once. Hoy que este libro aparece nos encontramos sin
chance a la sorpresa. Por nuestra parte, esperamos que el lector descubrirá en Michel Silvestre.
las páginas que siguen lo que se gana estudiando de cerca la obra de Lacan.
Michel murió de improviso, el 27 de agosto de 1985, en Tucumán,
Agreguemos finalmente que este libro cuya edición dirigí, si es colectivo
Argentina, terminando de pronunciar una conferencia sobre la clínica psico-
no es menos producto de plumas particulares. A cada uno le corresponde es-
anal ítica. Este pequeño libro le está dedicado: se leerá aquí uno de sus últi mas
ecialmente un capítulo.
tcxtos. Después de haber cerrado este volumen, algunos desearán quizás, a
, T - Selg~ Cot~s quien escribió el primero, sObrek~y Claude Léger su mancra, continuar con Lacan, orientarse en su bibliografía, etc. Que ellos
¿\ """~ el segundo sobre o imaginario. arc Strauss se debe el tercer
! sobre el Otro, sobr; o simbólico; Marie Hélene Brousse, el fantasma. capítulo, Ilcpan entonces que hay pocos psicoanalistas que les seran tan útiles en su
kCLura como Michel Silvestre.
/'A"
~ . Daniele y Michel Sil vestre trabajaron juntos sobre la transferencia. Colette
Soler es quien escribió la parte que sigue, sobre la cura analítica misma. Tan
Gérard Miller
I solo como siempre estuve en mi relación a la causa analítica, el capítulo que
trata especialmente del lugar de Lacan en el movimiento freudiano se debe
a Dominique Miller. Finalmente es Fran~ois Regnault quien redactó la
última parte del libro, la que pennitirá que se tenga una idea distinta sobre lo
que se ha llamado "el psicoanálisis aplicado". En cuanto a mí, he intentado
ilustrar, en el cuarto capítulo, esa proposición lacaniana que a menudo tomó
Lpor sorpresa a la doxa: "No hay relación sexual."
Jacques-Alain Miller, se ve, no es uno de los coautores de este libro. Es
de lamentar. Desde hace más de diez aí'ios, su curso semanal en la Universi-
dad de París VIII, desbroza la vía de una lectura racional y consistente de la
obra de Jacques Lacan. Cada uno de los redactores de esta obra sigue, o
siguió, esta enseñanza y fue marcado por el comentario que da tanto de los
Escritos como de los Seminarios, de los que recibió de Lacan la tarea d"
<G-- establecer e
( ¿Cómo medir lo que esta obra le debe? El inconsciente definido como
\ o? "sin profundidad", la articulación del "síntoma al fantasma", la puesta en
serie horno lógica a éste, del significante y del objeto, del desplazamientO y
de la inercia, del deseo y del goce, la definición de la transferencia como
distinta de la repetición y esencialmente "epistémica" (dirigida al saber), 111
8 Gérard M iller
Prefacio 9

Sin duda, para leerlo se debe aceptar tener un poco de paciencia, necesaria
rearticulación lógica, y la inserción clínica. de las operaciones de alienación
para ese "tiempo de comprender" del cual el psicoanálisis mismo también
y separación, Que hasta ahora permanecían opacas, etc.: diferentes puntua-
tiene necesidad. Tal concepto aparece, y no será aclarado más que un poco
ciones debidas a Jacques-Alain Miller que pasaron al uso corriente del medio
más tarde; tal razonamiento exige ser puesto en perspectiva con tal otro, el
cual debe ser recordado ... psicoanalítico y que este libro hará conocer al gran público, antes que se haga
la edición exhaustiva que merece esa enseñanza que circula en este momen to
Pero, después de todo, para comprender inmediatamente lo que el otro les en fotocopias.
dice, "no es necesario, en un sentido, saberlo ya? Lacan lo pensaba, y fiel a
Cuando nos reunimos para comenzar a hablar de lo que no era más que
la manera misma con la que el inconsciente se manifiesta, dejaba siempre su
un proyecto, éramos once. Hoy que este libro aparece nos encontramos sin
chance a la sorpresa. Por nuestra parte, esperamos que el lector descubrirá en Michel Silvestre.
las páginas que siguen-lo que se gana estudiando de cerca la obra de Lacan.
Michel murió de improviso, el 27 de agosto de 1985, en Tucumán,
Agreguemos finalmente que este libro cuya edición dirigí, si es colectivo
Argentina, terminando de pronunciar una conferencia sobre la clínica psico-
no es menos producto de plumas particulares. A cada uno le corresponde es-
anal ítica. Este pequeño libro le está dedicado: se leerá aq uí uno de sus últimos
ecialmente un capítulo.
lextos. Después de haber cerrado este volumen, algunos desearán quizás, a
r- Se.rg~Cottetes quien escribió el primero, sobre~~y Claude Léger SlI manera, continuar con Lacan, orientarse en su bibliografía, etc. Que ellos
¿\ •••~ I el segundo sobre o imaginario.
/ sobre el Otro, sobr o simbólico;
arc Strauss se debe el tercer capítulo,
Marie Hélene Brousse, el fantasma.
sepan entonces que hay pocos psicoanalistas que les seran tan útiles en su
kClura como Michel Silvestre.
~"
~ / 'Daniele y Michel Silvestre trabajaron juntos sobre la transferencia. Colette
Soler es quien escribió la parte que sigue, sobre la cura analítica misma. Tan
Gérard Miller
I solo como siempre estuve en mi relación a la causa anaUtica, el capítulo que
trata especialmente del lugar de Lacan en el movimiento freudiano se debe
a Dominique Miller. Finalmente es Fran~ois Regnault quien redactó la
última parte del libro, la que pennitirá que se tenga una idea distinta sobre lo
que se ha llamado "el psicoanálisis aplicado". En cuanto a mí, he intentado
ilustrar, en el cuarto capítulo, esa proposición lacaniana que a menudo tomó
Lpor sorpresa a la doxa: "No hay relación sexual."
Jacques-Alain Miller, se ve, no es uno de los coautores de este libro. Es
de lamentar. Desde hace más de diez años, su curso semanal en la Universi-
dad de París VIII, desbroza la vía de una lectura racional y consistente de la
obra de Jacques Lacan. Cada uno de los redactores de esta obra sigue, o
siguió, esta enseñanza y fue marcado por el comentario que da tanto de los
Escritos como de los Seminarios, de los que recibió de Lacan la tarea d"
6-- establecer el
<. - ~
¿Cómo medir lo que esta obra le debe? El inconsciente definido como
\ o? "sin profundidad", la articulación del "síntoma al fantasma", la puesta en
serie homológica a éste, del significante y del objeto, del desplazamienlO y
de la inercia, del deseo y del goce, la definición de la transferencia COOlO
distinta de la repetición y esencialmente "epistémica" (dirigida al saber), In
LOS AUTORES

I.os autores, que en su mayoría ejercen el psicoanálisis en París, pertene-


1 ('11\\11 SlI totalidad a la École de la cause freudienne, que fue la última
IlIll'inliva institucional de Lacan, y enseñan igualmente en el Departamento
dI' I'sÍl'olln:'ilisis de la Universidad de París VIII,
MIliio-Ilélcne Brousse concursada en filosofía, DEA del Campo Freu-
dhlllll. (llofosora en el lNSEP.
~(I}'.l' Couct, concursado en filosofía, doctorado del Campo freudiano,
1'11111 ~1II nsociado en la Universidad. Autor de Freud y el deseo del psicoa-

,,11/1/,1 (Nllvllrin, 1982; Manantial, 1984).


('IJlllIk I.égor, psiquiatra, trabajo hospitalario (sector de LevalIois-
1, "' 1)

1'"1 I )1\1I1l'l Matet, psiquiatra, trabajo hospitalario en el hospital Gilles


1, « 111111111 I\SSOIlIlCS.

j t1l.ild Mllb, egrcsado de la E.N.S., doctorado en filosofía, docente


111'''11 'lit 11 11 11I
1Jniversidad. AutordelaPousse-au-jouir dumarechal Pétain
I'.rlld 1'/ /1,)
¡!j '111111111111' Miller, DCA del Campo freudiano, psicóloga en el hospital
I !:lIlli¡III 11111111.11'11 el College ¡reudien.
I'HIIII,IIII11l'l\lIlllill,egresado de la E.N.S., concursado en filosofía,
'!Ili .1111'"1 IlIllll'lI 1:1LJniversidad. Autor de Dios es inconsciente (Nava-
11)11', ~ll1l1l1llllil,1I>X7).

i i.llllo~kl',\lVI '111(', IIlt~dica,investigadora en ell.N.S.E.R.M.


12 Losall/ores

Michel Silvestre (1940-t1985), psiquialIa. Autor de Mañana el psico-


análisis (Navarin, 1987; Manantial, 1988).
Colette Soler, egresada del E.N.S., concursada en filosofía, doctora en
psicología. Serge Cottet
Marc Strauss, psiquiatra, trabaja en consulta en el hospital Henri- J)~~
Rousselle. .7>f)~
~ !) .
(0 hJ./~
) )I ,)t~
) JttjJ~

))SUBVERSION DEL SUJETO

A unos estudiantes de filosofía que le preguntaban cómo podía el


psicoanálisis "sacar a alguien de su conciencia", Lacan les respondió
evocando una humorada digna de Alhponse Allais: "desollándolo ..."
Esta chanza puede servir de advertencia a toda concepción que viera en
elliñConscientC)ina zona de sombra, de opacidad muda, y algo así como el
santuario donde el sujeto verdadero, encerrado en la prisión de la interiori-
dad, hallaría su salvación.
En oposición a esta noción un tanto romántica del inconsciente, Lacan
construyó un inconsciente sin profundidad.
Hasta se puede afirmar que nadie intentó más que él recusar una visión
simplista de la "psique", homologada con la interioridad del sujeto cuya
superficie externa sería el cuerpo. Esta imaginería que toma de la esfera buen
número de metáforas, fue objeto por parte de Lacan de un auténtico trabajo
de disección al término del cual brotó una ueva teoría de su eto
Varias razones impusieron la necesidad de esta nueva teoría del su jeto
como su eto e inconSCIente La primera, ¡porque encierra una oaradoia
hablar de sUjeto e mconsciente! --p p 1'( ¡lo v """- c.....a-
La reunión de estos dos términos reales resulta cuando menos ilegítima
si se considera el origen filosófico del concepto de sujeto, identificado por
la tradición clásica con el sujeto dela conciencia. Sede de la transparencia
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donde no soy, soy donde no
a.pienso
¡\A.. -b''' e), /", ..J15.-.'<:.; ~
de esta conciencia a sí misma, foco de todas las representaciones, fundamen- ra evitar el círculo vicioso de la doble conciencia, tiene e! cuidado de,cons-
to de la reflexión y pilar del idealismo filosófico, la incidencia_del incons- truir una modalidad del sujeto fundada no en lo subjctivo sino cn la certeza.
ciente no pudo sino desalojar al "sujeto p~p~ante" del lugar que ocupaba en Así se explica que recurra, paradójicamente, a Descartes, filósofo al que
el edificio filosófico. Y ello, pese a que Lacan justificará su subversión-del difícilmente se puede considerar como un precursor del psicoanálisis. En
sujeto precisamente .p~r refer~nci~ explícita a la filQsoH~ke incluso a la efecto, Lacan se inscribe bajo la égida del cogito cartesiano cuando anuncia:
tradición clásica qu~ va d~ Descartes a l-!.egel. "El sujeto, el sujeto cartesiano, es el presupuesto del inconsciente" (Escritos,
Pero Lacan no es un filósofo. No le toca a la filosofía sino al psicoanálisis pág. 939)*.
elaborar un teoría e ujet que sea adecuada a la experiencia freudiana, y
~que demuestra que 'e no es amo en su ro ia casa".
( '}~" Ahora bien, para ftacerl..o,había que poner el freudismo en consonancia
.del Es.~ecurso
sujet9J', y estea rodeo.
Descartes es juzgado
recusando al sunecesario
'eto de la para la instalación del
sicología?'culmina en "s;;;~.
una _ ) (?
definición del sujeto < rado (que Lacan escribe $) en cuanto efecto de ~ ('
lenguaje y producción significante.
t.B"r'¿ J ~ '~on
ción varias
del inconsciente
disciplinas; que
aquellas
Freud que,
no hizo
precisamente,
I!lá~bos permiten
ue ·ar. En
unaese
formaliz;\
sentidc:J En 1964, Lacan afirma que el sujeto cartesiano, distinto de! sujeto del...,. )
Lacan no reparó en medios: no sólo acudió a la filosoHa ino también a la conocimiento y "revalorizado por e! inconsciente, pasa al rango de condición \ ~ ' ~••<;(
ITr;g¡ríSti~la lógica y la topología"y ello justameñ e para asumir un previa de la acción psicoanalítica (Omicar? nº 29, pág. 8). Lac_ansubraya la ' ~)I' l~~
eséííbrimiento que los seguidores inmediatosdeFreud se dedicaron a borrar
o a edulcorar. ~
urgencia adelauna
respecto teorización
psicología de!"cuatro
de los sujeto aconceptos
fin de garantizar la autonomía,
fundamentales coñ)-~
del psic<r-'\. G~ O?

Si Lacan re interpreta el inconsciente freuaiano, lo hace reaccionando análisis": la repetición, la transferencia, la pulsión y el inconsciente.
De este modo se conjungan para él varias fuentes pertenecientes a «( r- ~ ./

~_.J
B
(contra un ydeslizamiento
kPsicología especialmente progresiv~_del ~co;nálisis
hacia una "ortopedia de yo' freu.d,ªnºJ:!.¡¡~ia la
y lo reinterpreta de
J.? una manera que señala al sujeto como dividido r S propio discurso. ~ 1. La filosoHa, con el cagita cartesiano. \fr... _- .....
d.ominios del saber que hasta entonces estaban_s~arados: - If 't1~)
V 2. Freud reinterpretado gracias a la teoría~ signifi~, 'te~
O • todoPor
un otra parte,que
trayecto. estevaconceg!o d .división
de Lale.s:!!!rad~ dt?lalsujeto
Fr~ud estru~tl!['llismQ .J
es la culminación d0 ~ 3. El modelo estructuralista, que permite defiñir un nuevo su eto ue va
no es sustancia o síntesis sino efecto d na combinatoria si nifican le ./v'f'l.
Un concepto clave apoya el rigor de este trayecto: el de sigrnficante\ '
Gracias a él, Lacan realiza una hazaña que consiste, por un lado, en'referir (",)4 ..Y, por último, un su'eto delfantasrn
. -
relativo al ob'eto del
\."~ ")
eseo. i,
'\:--~ (>i)
i
el inconsciente freudiano a su estructura de lenguaje, lo cual es de sobra
conocido, pero, por el otro, que lo es menos, en preservar la categoría de_
suieto, apartada por el "estructuralismo".
Ahora bien, ¿de qué sujeto se trata?
Si el sujeto freudiano se caracteriza por una fractura debida al inconscien-
8) DIVISION DEL SUJETO 'u ( ~, ~- ~¿~ í Hd(-
El punto de partida de la teoría del sujeto del inconsciente es, por supues-
~elIo es así por lo mismo que el inconsciente perturba la ilusión de una to ... freudiano: lo que, artiendo de la ex eriencia analítica, resalta la divi-
transparencia del pensamiento a sí mismo: el sujeto no sabe los pensamientos sión, la hen.didur~, la Spa!tung: "Que el¿er del suj,s..tb, stá h~ndido, esto
que lo determinan; ahí están, para verificarlo, el ejemplo del sueño o del Freud no hiZOmas que reHerarlo de tod,asfas maneras". (Ormcar?, nº 29,
lapsus, pero también el síntoma o la inhibición como signos de una inadecua- pág. 9).
ción del sujeto a sí mismo. ''--.
Al definir el inconsciente por pensamientos y no por fuerzas oscuras o por * La paginación de las obras citadas en este libro corresponde a sus respectivas edicio-
nes francesas. Los títulos van en castellano, salvo algún caso en que. tratándose de un texto de
representaciones imperceptibles, Lacan resitúa sobre el terreno de la filoso-
Freud, los títulos franceses implican una seria discordancia. En estos casos, se dejan en fran-
fía clásica la cuestión del sujeto de estos pensamientos. Pero al hacerla, y pa- cés [N. de T].
f\
,.( (' ~ _1> t, ~c",
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[~~/lrf.
(' .• r:t./ C~l
"'"
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lO ) '"'-~ c-¡r -
Sage ebttet \: Pienso donde no soy, soy donde no pienso 17

1'\'1 ojw¡tamente estas maneras son variables, y ellas toman de la termi- estadios esenciales de la libido, a su coexistencia en la vida psíquica como
nologCude la época de Freud metáforas o imágenes que pudieron descaminar otros tantos residuos no superados de supervivencias arcaicas. Por ejemplo,
a Sus lectores. La Spaltung freudiana es un término que Freud utiliza en la la fase depresiva de Melanie Klein, que sucedía a la fase paranoide, estaba
última parte de su obra para explicar unl1echo clínico que es la perversión construida sobre la base de una escisión del objeto: bueno/malo, parcial!
fetichista. Esta revela una doble posición del sujeto, la coexistencia de una global.
doble afirmación contradictoria: la ausencia de un pene en la mujer y su Las concepciones psicogenéticas de la división del sujeto, incluyendo en
desmentida por la creación de un fetiche, que hace que la mujer sea aceptable ellas por supuesto las del propio Freud, poseen un valor explicativo ... ¿Quién
omo objeto sexual. En efecto, el fetiche hace sorportable para el fetichista podría discutir la existencia de una supervivencia de los anhelos infantiles,
la castración femenina elevándolo a la condición de causa del deseo. Freud de una indestructibilidad de los deseos de la infancia que se contraponen a
saca la conclusión de que cierta "escisión del Y~9':cierta desgarradura en el los de una edad más tardía? Pero el punto en el que interviene Lacan consiste
YO,i\nula de!~itivamente la posibilidad de una funció~ de síntesis del yo en poner de relieve el fundamento estructural de esta división, y no su base
histórica o estadia!.
r~specto de la realidad; en otras palabras,_~p-ivote de esa división eS la
realidad sexual, la castración. Es aquí donde resulta situable la castración. La razón, tanto cronológica

:0~
; PfJ-v;;..R
,r Ldel
ero el ejemplo clínico, ¿es el más apto para poner de relieve la división
caso, ~eto
s lacaniano
Dacan como
toma su su jeto barrado
"hendidura" por obra del de
explícitamente lengua
esta ie? En cualquier
referencia. En
como psicológica, de la di visión del su jeto se reduce a nada si no se advierte
, damento en el complejo de castración, es decir, en·la prohibición de1J .
"goce a todo ser hablante .• '-
I .' c,., efecto, L'a an insiste en el hecho de que Freud deslinda esta Spaltung en un . acan releyó a Freud ul1hzando a la vez el hi lo conductor de la castraciÓn

,o4n/,R"
~trt" texto.
hend¡dur~
(cf. el' sUjeto
.. SinOde
El etic:
obJet fallco
,. 7) don~e
particular
la ,:'funda,
(EsCTltos,
en pag.J
u~al ') y el de! lenguaje.
tación De La
del goce. ahímismaopacid~del
la correlación entre signil'icante
dos formas.pone
de pérdida o dea
un escollo I?,
j. ~ 842). (, , ~. la posibilidad de un goce no castrado. Así como esta opacidad hace
? imposible la transparencia de la conciencia consigo misma (Escritos, pág.
809), hace imposible también un goce que no dependería del signil'icante
cucntra sus condiciones~-j; ae ~ura interna del deseo " ,
fálico. Aquí reside el fundamento freudiano de ]a alienación del sujeto al
J. significante.
Jf,v.Q)? quese ' . 'e
CEsta operaciómism.oba·o.laacciónde
n llama-separ
no..cn-e-l--confhctops¡qwéo, si ificante
' ió
cOIll<21~nsiónentre ~La seas
ncieme
dos división
co~~del
al sujeto ensujeto
tant~
El propio método de Lacan conduce a una relectura e Freud capaz de (/,,,..,,-(P Así pues, esta división del sujeto es "constituyente" (Escritos, pág. 856)
poner de manifiesto el lugar del sujeto en el conflicto. Los xtos freudianos ••ti lA del deseo mismo, y no es una división constituida, si por ello se entiende un
~ . desdoblamiento que el. sujeto tendría que padecer en la-búsqueda de una
t~
- ae{a,a
de los ídos
llamada
gran segunda
es tópica (a partir
:ll:im.o ículos dede1920) qu~dan
Freud: re
Análisis~ uados ~I
rmi a partir
e e ~t) imposible armonía de las tendencias.
1"..e '\-t<- interminable y Escisión del yo, que son los qu ás.utiliz ',r! ave fálic ". Por eso en Lacan hay un doble origen de la división del suieto: división
debida al lenguaje, a la incidencia del significante en el deseo, y división
J~ /,,1;0, Gracias a la interpretación de Lacan, se hace evidente que los ( iferentes
.& "polos de la personalidad", como se dice (e! "yo", el "ello" y el "superyó", debida a la pulsión sexual, que constituye el aporte propiamente freudiano.
~ . a los que, desde Platón, una imaginería popular viste como corceles más o Esta oposición que la tradición clásica pretendió reducir a la del alma y
,:.crI· menos recalcitrantes), no son aparatos constituidos, datos "m;&uic_os.:.:..g1Le~ el cuerpo o a la de la razón y las pasiones, tampoco puede ser'~lpost~~-p ?
tl.,rv{? dependerian de leyes diferentes de organización que tampoco ~e debe en el conflicto de dos instancias "psíquicas", el yo y el ello. En primer lugar,
inte retar esta división sobre I
base psic.ogenética l}e l!l may_oria_de lo~ Lacan demostró que estas dos instancias no podían articularse sin el tercero
- .,- --J---:---'
psicoanalistas --- quisieron
anglosajones ---- .
imponer a partir de t225J En éstos, simbólico que constituye el Otro, se trate de las identificaciones imaginarias
efectivamente, la "escisión de! yo" era equivalente a la superposición de los del yo o se trate del ello, del Es pulsional. Pero, sobre todo, éste se desdobla
\ .. 1 i
~.p'( (~v\ ¡ <::.
18 Serge Coltet Pienso donde no soy, soy donde no pienso 19

por la acción de la pulsión de muerte, que contradice el fin mismo de la ::) DlSYUNCION DEL SUJETO Y DE LO SUBJETIVO
pulsión, la satisfacción, de lo que da cuenta su sujeción a la palabra.
De este modo, Lacan interpretáa vece~el Es freudiano como la S barrada La estructura de la pulsión freudiana nos ha aclarado la definición
del sujeto por estas dos razones: ~r una parte, la pulsión es atravesada por lacaniana del sujeto como sujeto barrado por el significante. A ello hay que
la pulsión de muerte como el límite siempre presente a sus posibilidades de añadir que el sujeto lacaniano está despojado de las propiedades que la
satisfacción; por la otra, el concepto freudiano de pulsión implica una psicología comúnmente le confiere. Este sujeto no es la unidad sintética de
?, redefinición del sujeto. }.1ientras qu~ F~udyo dispone_más queikun con- las representaciones. Por el contrario, Lacan distingue sujeto de subjetivi-
cepto amplio, el de deseo, Lacan lo desdobla: en demanda y deseo (cf. el ca- dad: hay representaciones inconscientes, que por lo tanto no están subjetiva-
das sino que producen al sujeto del inconsciente. La histeria, por ejemplo, al
pítuló 4). Esta iñcidencia def~nTfi~e deldi~ñ el nivel mis~; de la pu.0 materializar en talo cual función corporal el rechazo inconsciente, demues-
sión Jireudiana muestra a las claras que la puls!j)f1 no es el ins~, sino que
el deseo delUtt~ condiciona las paradojas del des<;o. Por eso Lacan puede tra que uno puede pensar con sus pies o con su brazo cuando éste se queda
escribir que "es el reconocimiento de la pulsión lo que permite construir con rígido.
certeza el funcionamiento llamado por mí de división del sujeto o de alie- Más aun, se puede afirmar que lo subjetivo no está del lado del que habla.
nación" (Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, pág. 219). Antes bien, la subjetividad está, como dice Lacan en su Seminario sobre Las
De ahí el interés que ofrecen los textos de Freud, los cuales, para Lacan, psicosis, "presente en lo real".
demuestran la sujeción de la pulsión al significante: éste está muy lejos de El sujeto no se nos muestra subjetivo sino en la medida en que se entiende
garantizar la autonomía del sujeto. que lo real es garante de la objetividad. Ahora bien, ésta es precisamente la
Por el contrario, no es sólo que el sujeto se aliena a los significantes de ilusión que Lacan disipa recurriendo a la clínica: aquella que muestra que el
la demanda, sino que además este sujeto se borra o se desvanece por el hecho sentimiento de la realidad puede prescindir muy bien de la existencia
mismo de la demanda de amor. Ella lo estructura y, finalmente, le sustrae su objetiva desde el momento en que el lenguaje hace intrusión en la objetivi-
objeto. Esta definición de la división del sujeto como proceso de desvaneci- dad. En este sentido, nada da más el sentimiento de la realidad que una
miento o de desaparición se acentúa en las perversiones: en ellas, el sujeto alucinación.
se determina como objeto. El circuito mismo de la pulsión hace posible, entre
Con su negativa a considerarla como un fenómeno subjetivo, del tipo de
otras cosas, esa posición del sujeto que, desapareciendo como agente,
una proyección psicológica, Lacan, siguiendo a Freud, concibe la alucina-
reaparece como producto: según Freud, el hecho de que la pulsión tome los
desfiladeros de la gramática permite la reversión QeJo a~tiyo a lo pasivo sin ción como el retorno en lo real de lo que no fue simbolizado, dicho de otra
que sea necesario invocar una bisexualidad constitucional manera subjetivado, por el complejo de castración; es decir que el sujeto es
Así pues, precisamente a causa del apresamiento del 'sujeto en el sig- inmanente a su alucinación: él se localiza en ésta desconociendo su propio
nificante, las posibilidades de los diferentes pares de perversión son limita- decir o su propia voz. "El Otro" le habla.
das. Así, la reversión de lo activo sobre lo pasivo es central en la articulación Este ejemplo tomado de la psicosis es innegab1emente radical, puesto
de los pares sado/masoquista y voyeur/exhibicionista. La incidencia del sig- que, en este caso, la noción misma de subjetividad quedaen entredicho. Pero
nificante del sujeto reflexivo, como en "hacerse ver" o "hacerse oír", fue des- no es menos revelador del "normal", que generalmente desconoce su
tacada por Lacan como referencia capital de la división del sujeto. En efecto, dependencia del Otro, se trate del Otro del1enguaje o del deseo del Otro.
advertimos en estos ejemplos clínicos que el sujeto no es considerado como Las identificaciones imaginarias, las rivalidades con un semejante y en
individuo del que la perversión sería un mero atributo. general todas las formas fenoménicas de la dependencia del ideal, muestran
a las claras que la norma subjetiva no está "en" el sujeto: éste no se ha
'1 un montaje significante: por lo tanto, es la estructura la que hace necesarios constituido sino en el rodeo por el Otro. Además, no siempre escapó a la
~ tantoLoelque
usosecomo la subversión
denomina del concepto
propiamente sujeto esdeunsujeto.
efecto, es el producto de filosofía clásica el hecho de que esta norma del sujeto esté no en el
Pienso donde no soy, soy donde no pienso 21
20 Serge Coltet

sentimiento subjetivo sino en la relación exterior con el Otro. Pero sólo clínica: "no sé", "no estoy seguro", "dudo" son cortes reveladores, en el
Descartes posibilitó la depuración del sujeto, a la vez su localización discurso, de un efecto de sujeto en cuanto dividido. Por estos enunciados,
simbólica y su reducción a un solo enunciado: un sujeto despojado de todos precisamente, se puede medir el privilegio del inconsciente.
sus oropeles psicológicos, así es el "yo pienso" cartesiano del que Lacan va Lejos estamos de un "yo pienso" kantiano que supuestamente puede
a servirse. acompañar a todas mis representnciones, y lejos tnmbién del sujcto legisla-
dor de las leyes universales de la naturaleza o de la libertad.
¿Por qué Descartes? Poillíamos tomar por un rasgo de humor esta Con Lacan, por el contrario, el rechazo del saber en el Otro da la clave
conjunción de Freud y Descartes o mejor dicho del inconsciente con ese de las relaciones del sujeto con el inconsciente: no como en J ung, una especie
sujeto no psicológico y tan radicalmente distinto del cuerpo que es el sujeto de saber prerreflexivo de lo que ordena al sujeto a un saber de los símbolos
cartesiano. universales, el sujeto definido lo es en su movimiento de exclusión del saber
El rasgo propiamente lacaniano consiste en despejar, en la construcción y de su rechazo en el Otro. Un "yo no pienso".
cartesiana del "yo pienso", la disyunción que la constituye: la del sujeto y lo Este sujeto "puntual y evanescente", carente de espesor psicológico, es
subjetivo. Ella se sitúa en varios niveles. designado por Lacan como sujeto de la ciencia en contraposición a cualquier
Recordemos que la certeza del cogito aparece sobre la base de una sujeto de las profundidades.
distinción que Descartes llama real, la del alma y e! cuerpo. La disyunción Por sujeto de la ciencia Lacan entiende, claro está, una cosa muy distinta
de estos dos significantes, alma/cuerpo, permite el surgimiento de esta de la subjetividad del científico, lo cual habría reconducido a un relativismo
escéptico del conocimiento ya refutndo por el kantismo. Por el contrario,
certeza: yo pienso. Esta certeza se adquiere sobre la base no de un saber, sino
Lacan no pretende elaborar la dimensión de lo subjetivo de la ciencia sino las
por el contrario de un engaño generalizado. Recordamos que la duda remite condiciones de emergencia del deseo de la ciencia, y es con este carácter que
al "genio maligno", al Otro engañoso. Así pues, sólo por el rechazo de todo ese sujeto nos interesa.
saber subjetivo sale a luz la verdad del "yo pienso, luego yo soy", o, en otras Este sujeto está fcchado históricamente en e! momento en que la ciencia
versiones, del "yo soy, luego yo existo": esto es al menos verdad en el tiempo rechaza todo saber que no se sujetaría a la demostración matemática, e
que se precisa para decido, en e! instnnte de la enunciación. incluso hace tabla rasa con todos los saberes. Para Lacan, este momento está
Finalmente, esta claridad no tiene por equivalente sino la de un Dios eminentemente representado por Descartes y la física clásica, toda vez que,
creador de las verdades eternas que, en este sentido, son lo menos subjetivas con su rechazo de los saberes anteriores y la distinción radical del pensa-
que quepa imaginar. El Otro, solo, es garante de la verdad. miento y la extensión, reduce la ciencia a lo que las matemáticas permiten
Lacan retiene de esto tres momentos que son tres disyunciones o demostrar.
exclusiones: De este modo, cuando Lacan dice que la ciencia es una ideología de la
l. No hay certeza sin engaño, sin el significante del Otro engañoso. supresión del sujeto, no debemos creer por ello que el sujeto queda suprimi-
2. No hay "yo pienso" sin una suspensión y hastn una exclusión de todo do: él retorna, como deseo de dominar la división del sujeto, de no querer
saber: es la disyunción de! saber y la verdad. saber nada del goce. De esta manera se identifica con el sujeto freudiano
3. Puntualidad de este sujeto en el tiempo y necesario desvanecimiento como sujeto de! inconsciente, que es un "yo no sé", "yo dudo", y cuyos
de éste, consecuencia de esa sujeción de la certeza de una duda hiperbólica, efectos de verdad (lapsLls, sueño, etc.) no se manifiestan sino en el engaño
y después metnfísica, que se invierte en su contrario. del sujeto sobre sí mismo.
Hay aquí, según Lacan, una analogía de estructura con el inconsciente: Lo que está en juego en esta reconstitución del "yo" Ue]* del inconscien-
la estructura de lo que se cierra. El inconsciente es, así, un saber que no es te es nada menos que las relaciones del inconsciente con el discurso del Amo.
exclusivo del sujeto pero que trabaja en su borramiento.
Este rechazo del saber como condición del surgimiento del sujeto * Los términos francesesje y moi, en el sentido en que Lacan los diferencia, corresponden
igualmente al castellano "yo", Por este motivo, cuando el contexto lo requiere, se consigna "yo
cartesiano es una constnnte en la enseñanza de Lacan. En este aspecto, el (je]" paraje, y simplemente "yo" para moi. En algún caso,la inteligencia del texto exige asentar
enunciado cartesiano se revela a veces próximo a los enunciados de la también "yo [mOll". [N. de T·l
22 Serge Cottet Pienso donde no soy, soy donde no pienso 23

A no dudarlo, esta relación es antinómica ... Sin embargo, también es contenido de verdad sea indecible mientras no se deslinde cuidadosamente
complementaria. la enunciación del enunciado mismo.
En efecto, lo que se oculta en el deseo de certeza cartesiano es el deseo Al respecto, Lacan muestra que "el 'yo' De) que enuncia, el 'yo' Ue] de
del Amo, o sea la manipulación de lo real exterior reducido a la extensión. la enunciación, no es el mismo que el 'yo' De) del enunciado, es decir el
Desde ese momento, el deseo de la ciencia aparece como rechazo de la
sliifter (el "embragador") que, en el enunciado, lo designa" (Los cuatro
verdad, aun cuando ésta comande ese trab~o, a saber, el goce. Reducida la
conceptos fundamentales del psicoanálisis, pág. 127).
verdad a significante puro, el fantasma está excluido. Si el discurso del Amo
Podemos distinguir, en efecto, el enunciado formulado del lugar en que
es el revés del discurso analítico es porque este último pone al goce, por el
contrario, en el puesto de mando. éste se emite, y este lugar puede ser perfectamente el de la verdad. Nada lo
Pero esto no debe llevar a pensar que el inconsciente y el goce acaban del prueba más que la experiencia analítica cuando revela la intención y sobre
mismo lado y hacen buenas migas. Cuando Lacan, en Radiofonía, pretende todo el miedo de engañar al analista.
que la histérica es el sujeto dividido, "dicho de otra manera el inconsciente El "yo miento" se formula, precisamente, desde el lugar de la verdad
en ejercicio", sitúa al inconsciente como homogéneo al discurso del Amo. ocupado, en este caso, por "el Otro de la transferencia": "Yate miento". El
¡La histérica hace buenas migas con el Amo! Con su "yo no sé", ella pone sujeto, anunciándose entonces como mentiroso, dice la verdad.
al Amo entre la espada y la pared y le exige que produzca un saber, revelando Esta distinción desbarata una vez más la idea de un sujeto substancial e
una vez más la verdadera naturaleza del sujeto del inconsciente, que es la idéntico a sí mismo en todos sus enunciados. Incluso, es aun más evanescen-
división entre saber y goce.
te. Puntual, ilocalizable, el sujeto se sustrae a cualquier etiquetado por un
De esta división emanará un nuevo cogito -"O no eres, o no piensas"- significante último que permitiría decir: el sujeto es aquél. Su división misma
y que estará dirigido al saber.
lo define.
En este sentido, el sujeto nunca es presencia inmediata; por el contrario,
G> SUJETO DE LA ENUNCIACION, SUJETO DEL ENUNCIADO siempre está representado. Un significan te, a veces una palabra, hace las
veces de sujeto en su relación con otros significantes. Ello explica que el
En Lacan, la división del sujeto aparece como consecuencia inmediata de sujeto haya podido aparecer, por obra de su división, como un lugar vacío.
la incidencia de la lingiiísticaen su desciframiento del inconsciente: el sujeto Y tal vez podamos decir que una parte de la enseí'íanza de Lacan -la
del discurso no se confunde con el sujeto gramatical ni con el locutor. Ciertas primera- reforzó el punto de vista según el cual el sujeto era inapresable,
modalidades de la negación, ya examinadas por Freud (por ejemplo, la hallándose siempre entre dos significantes, representando incluso la falta de
denegación), ponen en evidencia el borramiento del sujeto o su exclusión en significan te. De ahí una carrera sin fin en la interpretación del inconsciente,
diferentes tipos de discurso y, por consiguiente, la producción de un nuevo cuya deriva ningún significante último del sujeto podría detener.
sujeto: sujeto de la palabra y no sujeto psicológico o gramatical. Así, basta En un artículo célebre, Jacques-Alain Miller mostraba, en efecto, que
decir "yo no le diré que ..." para que precisamente la enunciación, el hecho
de decir, borre el mensaje mismo que se dirige. entre el sujeto y el significante existía una relación a construir: la sutura. "La
sutura nombra la relación del sujeto coulacadenade su discurso [...] El sujeto
Con esta distinción quedan aclarados ciertos enunciados que los gramá-
ticas o los lógicos juzgan ambiguos o paradójicos. Considérese, por ejemplo, figura en ella como el elemento que falta bajo la especie de algo que hace las
la función de sujeto que cumple el "ne" expletivo francés en ''le crains qu 'il veces de él. Pues faltando allí, no por ello está pura y simplemente ausente"
ne vienne"*. Asimismo, se comprende que en el enunciado "yo miento" su (Cahiers pour l' analyse, n° 1, pág. 46).
Hay sin duda una indeterminación del sujeto que es fundamental y
* Lacan trata acerca del denominado "!le" expletivo francés en sus escritos "Observacio-
nes sobre el informe de Daniel Lagache" y "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo", donde
constitutiva de la relación del sujeto con su propio discurso. Pero no por ello
el lector podrá encontrar el desarrollo de esta elaboración. En cuanto a la frase consignada ahora se confundirá lo que Lacan llama "el ser del sujeto" "que es la sutura de una
en francés, su traducción es: "Temo que venga". [N. de T.I falta" (Ornicar? n° 29, pág. 10) con lo que suple al Uno del significante
24 Serge eOltet Pienso donde no soy, soy donde no pienso 25

faltante. La falta de Uno no impide que lo suplan formas de identificaciones (,) SUJETOYOBJETO"a"
subjetivas: así, el rasgo unario del ideal del yo, y aun lo que Lacan llamará
objeto a. El cogito de Descartes contiene ciertamente, según Lacan,la anticipa-
ción del sujeto-supuesta-saber, pero a condición de poner enevidencia una
antinomia: la del ser yel pensamiento, cuya coincidencia constituye,por el
® SUJETO-SUPUESTO-SABER contrario, la certeza delfilósofo.
La separación del "yo pienso" y del "yo soy" va a constituir,para Lacan,
Esta ausencia de "Uno", significante último del sujeto, vuelve aun más otro momento de su enseñanza y otra teorización de ladivisióndelsujeto. No
necesario el recurso de Lacan a la filosofía clásica. Por una parte, Lacan es sólo la puesta en evidencia del sujeto de la enunciaciónloque permite
nunca considera al sujeto como un dato primitivo sino como unefecto; como inclinar el cogito en un sentido inesperado. ¿Qué es lo queyopienso? Yo
hemos visto, hay un efecto de sujeto que sólo hacen posible los cortes del pienso: "por lo tanto yosoy". Tenemos el "yo" del "yo pienso"y el "yo" del
discurso. Por la otra, este sujeto que no precede al discurso pero que no puede "yo soy"; siempre se lepuede suponer un sujeto al enunciado:"por lo tanto,
en cierto modo sino deducirse de éste, es siempre un "sujeto supuesto". yo soy" no probará que los dos "yo" sean idénticos.
Releyendo a Aristóteles desde la perspectiva de la transferencia y de su Pero Lacan, utilizando este binario, lo disloca apelandoalosrecursos que
formalización, Lacan se apoya en la Hypokeimenon para poner precisamen- ofrece la lógica moderna (en especial las "leyes de Morgan"sobre la duali-
te en tela de juicio la existencia de sujetos suponibles por otros sujetos. Sin dad entre la suma y elproducto lógico). La negación de laconjuncióncar-
un saber, sin un lugar de la verdad representado, como hemos visto, por el tesiana permite escribiruna disyunción nueva: "O yo no pienso o yo no soy".
Dios dt; Descartes por ejemplo, nada asegura la existencia de sujetos. Esta otraformulación de la alienación está destinada aponeren evidencia
En otros términos, hace falta ese tercero que constituye el saber en el Otro el "falso ser" que es el"yo" Ue], al indicar que el ser y elsujeto,en efecto,
para que la noción de sujeto tenga un sentido. De ahí el tema lacaniano de la dan dos.
crítica de la intersubjetividad: no se deduce al sujeto de otro sujeto, sino que La inversión del cogito cartesiano obedece así a variasnecesidades.
el sujeto es supuesto por el significante que lo representa ante un Otro En primer lugar, lasconsideraciones sobre el ser del sujetoresponden al
(Scilicet, nº 1, pág. 19). Por ejemplo, nada destaca más al sujeto del afán de no reducir la división del sujeto a una división pare]significante.La
inconsciente que la experiencia de la transferencia y la suposición de un "lógica del fantasma" hace intervenir, en efecto, un objetonuevo,el objeto
sujeto al saber en dOtro. En efecto, la transferencia viene a suplir, en el nivel a (que se debe pronunciar: objeto a minúscula), llamado causadeldeseo, que
de la suposición de un sujeto al saber, su falta en el inconsciente: "El sujeto, es tanto la causa de esa división como el tapón que se ofrcceparallenar la
por la transferencia, es supuesto al saber del que él consiste como sujeto del brecha abierta por el significante. La estructura del fantasmay la lógica del
inconsciente, yes eso lo que se transfiere sobre el analista" (Televisión, pág. significante se articulan ligando a la "condición de unobjeto[...] el momento
49). de un fading o eclipse del sujeto, estrechamente ligado a la Spaltung o
Entonces, es el saber el que precede al sujeto, y no a la inversa. El saber hendidura que él padeceporsu subordinación al significante"(E'scritos,pág.
no es una suposición; el saber está en lo real como lo revela la ciencia 816). La articulación de estefading del sujetoporel objetoydesuhendidura
moderna, pero lo que se supone es que un sujeto trabaja en ese saber. Sólo por el significante seconstruye en Lacan en los años 1965·1970.
la experiencia del análisis permite dar una consistencia distinta de la En segundo lugar, esta doble división por el significantey por el objeto
religiosa a esta suposición. es dictada por la historiamisma del psicoanálisis: la segundatópicafreudia-
Con ello, la división del sujeto es más real todavía, también ella, y desde na constituye las premisas de esa división con la distincióndel ello y el
ese momento puede escribirse, recurriendo a los significantes cartesianos inconsciente. Ella corresponde, por una parte, a las formaciones del incons-
que Lacan altera: "Yo no pienso, yo no soy". ciente y, por la otra, a la inercia del goce.
26 Serge COllel 27
Pienso donde no soy, soy donde no pienso

A su vez, estas dos entidades freudianas están hendidas: el inconsciente Sin embargo, esta división, que tiene la estructura de una alternativa, no
por el lenguaje, y el ello por el dualismo pulsional que sitúa en la pulsión de deja al sujeto indiferente. Entre las dos cosas, hay que elegir. Pero es una
muerte el origen de las paradojas del goce. -lección forzada:
Por último, de aquí resulta una doble castración: hendido por el lenguaje, 1. No se puede no elegir porque no se puede a la vez pensar y ser, y lo que
efecto de lenguaje, el sujeto es, también, simple efecto de pérdida, pues de se gana de un lado se pierde del otro.
lo que él se sostieae en su ser es de esas caídas de goce que constituyen los 2. Se elija lo que se elija, se pierde algo. Se 10 vio en la filosofía: "Esa
objeto a. elección del pensamiento en cuanto él excluye el 'yo soy' del goce, el cual
Así, las consideraciones sobre el objeto a y el goce conducen a Lacan, a 'yo soy' es 'yo no pienso' " (Scilicet, nº 1, pág. 58).
partir de 1965, a situar el Dasein, o sea el ser del sujeto en lo que sutura la Vemos que la alternativa es disimétrica: en efecto, la experiencia
falta en ser: el objeto y no el pensamiento. La alienación del sujeto por el 4lnalítica vectorializa esa elección forzada puesto que no constituye el
significante encuentra un punto de detención en el fantasma y especialmen- c41llejónsin salida sobre el fantasma que ella elige contra el pensamiento. El
te en el encuadre del goce que el objeto permite. psicoanálisis no tiene la función de llenar la hiancia subjetiva. Por el
Lacan utiliza los mismos términos de Descartes pero, por el lugar que les contrario, el discurso analítico no puede sino reforzar la división del sujeto,
asigna y la función que en ellos juega la negación, el sentido varía comple- pero esta división no es idéntica a la alienación. Dicho esto, el psicoanálisis
tamente. Desalojado el ser del sujeto del "yo pienso", en lo sucesivo es tampoco tiene vocación para instalar al sujeto en su "deser" o para invitarlo
situado por la experiencia analítica en el goce en cuanto éste noes enteramen- a una resignación de la que la castración es el símbolo impotente.
te subjetivable. Al acentuar la destitución subjetiva, la cura conduce más bien a separar
De ahí la alternativa. ¿Afirma uno: "yo pienso"? Entonces hay que al sujeto de la cadena de su discurso, o sea de los significantes de su falta en
deducir, según la experiencia analítica: "por lo tanto yo no soy". ¿Afirma ser. Al hacerla, en esta separación, la cura acentúa la densidad del ser: un
uno: "yo soy"? Hay que deducir: "por 10 tanto yo no pienso". Dasein, es verdad, que no conduce sino a situar al sujeto en el nivel del deseo
Esta exclusión lógica recubre un imposible conforme a la experiencia: del Otro, a desplazar la falta situándose como a en el nivel del deseo del Otro
nunca está uno tan seguro en su ser que porel hecho de que no piensa, afirma donde, como neurótico él no era.
Lacan en su momento.
Esta separación es otro nombre de la división del sujeto. Pero hay una
Así pues, la incompatibilidad del "yo pienso" y del "yo soy" traduce, en disimetría entre alienación y separación, pues la cura tiende a destacar un
el plano de la lógica, la tensión freudiana del inconsciente y del ello, pero sentido de la falta sobre el Otro. En otros términos, no se consideran
cruzándolos por el lenguaje: ya no se trata de un conflicto de instancias o de
equivalentes la castración de uno y la castración del Otro. Esto es lo que
aparatos, como se ha dicho, sino de un redoblamiento, por obra del lenguaje,
expresa la fórmula: "por la cual el sujeto viene a rcccontrar en el deseo del
de una impotencia por un imposible. Pero el psicoanálisis, entonces, ¿se
orienta en un sentido o en el otro? Otro su equivalencia a lo que él es como sujeto de! inconsciente" (Escritos,
Barrado el goce por el inconsciente, no puede ser un "empuje-a-gozar". pág. 843).
De ahí la fórmula: "El psicoanálisis postula que el inconsciente, donde el yo De este modo, el sujeto ya no es cantidad evanescente o sortija inapresa-
no soy tiene su substancia, es invocable por el yo no pienso, en cuanto se ble que la pantalla del lenguaje deja para siempre perdida, ya no es pregunta
imagina amo de su ser, es decir, no ser lenguaje" (Ornicar? nº 29, pág. 14). al infinito sobre su ser sino, retomando una expresión a la que J acques-Alain
Es decir que se puede esgrimir un "yo no pienso" para asegurarse de un Miller dio todo su alcance en la enseñanza de Jacques Lacan: el sujeto como
goce y poner al inconsciente entre paréntesis. De todas formas, el objeto en respuesta de lo real.
el cual el sujeto se asegurará de su ser no será entOnces más que un vacío. Frente a la pregunta cartesiana "¿qué soy?", y su respuesta: "una cosa
Inversamente, el "yo no soy" al que el neurótico engancha su queja, no pensante" (res cogitans), está la lacan¡ana: "¿qué soy en e! deseo del Otro?",
lo dispensa de no poder pensar más que en su falso ser. y la respuesta de lo real: "el objeto a".
2
¡,QUIEN ES PUES ESE OTRO AL QUE ESTOY
MAS APEGADO QUE A MI MISMO?
Claude Léger

IiL, SOY YO

Cuando critica el órgano-dinamismo de Henri Ey, durante el último gran


debate que conoció la psiquiatría francesa -en el plano de la ideología, se
t'lltiende- es decir, en Bonneval en 1946, Lacan no deja de fechar recordan-
do haber sido el autor, diez años antes, de una comunicación sobre El estadio
'Lelespejo pronunciada en el mismo momento en que franqueaba "las puertas
del psicoanálisis", acompañando a esta invención de un olvido, el del texto
de su comunicación, lo que le permitió reelaborar esta cuestión en repetidas
ocasiones.
La primera le fue proporcionada por Henri Ey, responsable de ]a parte de
JaEncyclopédie Franr;aise consagrada a]a vida mental, que apareció en 1938
Ydonde confió a Lacan ]a redacción del capítulo sobre ]a familia, titulado:
"Le complexe, facteur concret de la psychologie familiale." [El complejo,
factor concreto de]a psicología familiar].
Recordemos de entrada que el proyecto de Lacan con su Estadio del
espejo fue, según sus propios términos, manifestar ]a conexión de cierto
número de relaciones imaginarias fundamentales en un comportamiento
ejemplar de cierta fase de] desarrollo.
Es curioso comprobar retrospectivamente que, con e] término de
"comp]ejo", Lacan se sirvió de un concepto forjado por Jung, que designa una
unidad funcional del psiquismo y que él utiliza para definir todo ]0 que liga
30 e laude Léger ¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado? 31

el conjunto de las funciones orgánicas, desde las menos adaptadas a las más lo más profundo del psiquismo el destete congénito del hombre puede ex-
elaboradas, con los factores culturales que residen en el derecho, la historia, plicar el poderío, la riqueza y la duración del sentimiento materna!."
la demografía, en cuyo estudio no es inútil que el analista se interese De este modo, sólo por el hecho de que este complejo no responde a
(posteriormente, Lacan hará de este consejo uno de los ejes de la formación lunciones vitales sino más bien "a la insuficiencia congénita de estas fun-
de los psicoanalistas). e iones, se revela en el hombre la 'pulsión de muerte' , como llamó Freud a esa
El uso por Lacan del término "complejo" es freudiano en el sentido de It'ndencia psíquica que apunta al retorno 'al seno' de la madre". También
que lo considera como la causa de efectos psíquicos inconscientes, "forma- Ilquí, Lacan apoya esta tesis con la anorexia y las toxicomanías orales. In-
ciones del inconsciente", como los sueños, los actos fallidos y los síntomas; 'Iuso enlaza con ella todas las grandes nostalgias de la humanidad: "Espejis-
pero esta palabra también puede entenderse en un sentido económico, como !tIO metafísico de la armonía universal, abismo místico de la fusión afectiva,
cuando se habla de complejo industria!. La familia es una estructura tanto utopía social de una tutela totalitaria, obsesión del paraíso perdido anterior
como un grupo, cuyo elemento fundamental no es el lazo connatural del or- nI nacimiento y de la más oscura aspiración a la muerte."
ganismo con "el ambiente del que están suspendidos los enigmas del ins- El segundo complejo que aparece cronológicamente corresponde a lo
tinto", sino la imago, es decir, una representación inconsciente, radicalmen~ que Lacan denomina la intrusión: "el arquetipo" de los sentimientos socia-
te distinta del instinto. les. Es el mecanismo según el cual el niño humano conocerá un semejante:
Su forma primordial es la imago materna, dominada como las otras por "La identificación específica de las conductas sociales en este estadio se basa
los factores culturales y apresada en cierto número de acontecimientos, como en un sentimiento del otro que uno no puede sino desconocer sin una concep-
por ejemplo el destete. Es sabido que el destete puede ser una ruptura de gran ción correcta de su valor completamente imaginario" (Les Complexes fami-
brutalidad, como en Africa, por ejemplo, donde todavía hoyes muy frecuente liaux, pág. 32). Aquí volvemos a encontrar lo que Lacan sostenía ya en su
que la madre cargue constantemente al niño durante el período de lactancia. tesis de doctorado en medicina (sobre un caso de paranoia "de autocastigo",
Lacan define -en 1938, pues posteriormente matizará esta afirmación- el conocido en lo sucesivo como "el caso Aimée"), es decir, que la agresividad
destete como un traumatismo psíquico cuyo mecanismo es la frustración: es primordial, pero que ella supone una identificación previa con el otrocomo
"Por primera vez, escribe, una tensión vital se resuelve en intención mental", semejante. Esta identificación es loque Lacan sitúa en el "estadio del espejo",
huella permanente conservada en el psiquismo de una relación interrumpida y le conservará siempre el mismo valor más allá de todos los desarrollos que
que reaparecerá en la edad adulta en los efectos de tipo anoréxico, toxicoma- dará después a esta categoría (o registro, o también orden) de lo imaginario.
níaco o psicosomático. El estadio en cuestión responde a la declinación del destete: se trata del
El rechazo de esta ruptura funda la imago del pecho materno. El conjunto reconocimiento por el niño, entre los seis y los dieciocho meses, de Suima-
de las sensaciones, sobre todo propioceptivas (la fusión oral), funda la am- gen en el espejo. Este momento es localizable, se observa, en eljúbilo que el
bivalencia de lo vivido que se destaca en esta situación: "El ser que absorbe niño manifiesta en ese instante decisivo. De esta experiencia, ya descripta por
es completamente absorbido, y el complejo arcaico le responde en el abrazo Darwin, sutilmente estudiada por Henri Wallon como etapa del desarrollo
materno". Se trata de un verdadero canibalismo fusional cuya huella reapa- indispensable para la aprehensión del "espacio suprasensorial", Lacan hará
rece tan frecuentemente en la edad adulta en los juegos amorosos: "¡Te el momento fundador de la "función del yo Ue]". Este "yo" Ue] es una forma
comería ... bomboncito!" gramatical mente más justa de traducir el /ch freudiano, habitualmente
Si el destete es un traumatismo de esta índole, ello se debe a que remite traducido en francés por "moi"l.
a otro destete, poco más antiguo, el de la matriz, dando así la medida de la Para el Lacan de 1938, el fenómeno del espejo es significativo por una
prematuración del nacimiento. Tiempo después, Lacan definirá la posición doble razón:
del pequeño humano en ese instante como "prohibido terminantemente en- 1. S u estudio revela de manera demostrativa las tendencias que COnstitu-
trar en el mundo", l-lilflosigkeit insuperable. "Sólo la imago que imprime en yen entonces la realidad del niño.
32 Claude Léger ¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado? 33

2. La imagen especular ofrece un buen símbolo (término tomado de Hen- ",' jllcgan para él la suerte de la realidad y con ello la posibilidad de estruc-
ri Wallon) de esa realidad, de su valor afectivo, ilusorio como la imagen IIl1aÓón y hasta el estilo de todo lazo social ulterior:
misma, y por otra parte de su estructura, reflejo de la forma humana. -o bien reencuentra el obj eto materno aferrándose a la repulsa de lo real
Si la búsqueda de su unidad afectiva promueve en el niño las formas en lolllO irremediablemente perdido, y así a la destrucción del otro;
que se reprc<;enta su identidad, la forma más intuitiva de ellas es dada en- -o bien reconoce a este otro con el cual se entabla inmediatamente la
tonces por la imagen especular en que el niño, con el júbilo que hemos apun- 11I("I1a y la perspectiva de un posible contrato social, pero esto al precio de la

tado, encuentra su unidad mental reconociendo "el ideal de la imago del p('rdida del objeto codiciado.
doble". Mientras la imagen del semejante permanezca limitada a su función Lacan no deja de precisar que el otro fraterno --el ténnino "hermano" se
de expresividad, desencadenará en el niño emociones y posturas similares 111 ¡liza en forma neutra *: puede ser también una hennana, como sucede en el
según una modalidad habitual en los animales, como los etólogos han demos- 1'lIS0 de Juanito de Freud- puede tener efectos variables según la época de
trado con profusión. Pero mientras padece esta sugestión emocional o motriz, ~II aparición. Se ha hecho hoy un lugar común de la regresión reactiva a esta
el niño no se distingue de la imagen misma; más aún, ésta no hace más que Illrusión cuando ella sobreviene antes de que acabe el destete o incluso en
añadir una dimensión "xenopática" (de "xenopatía": dolencia causada por un l'I período llamado edípico. El nifío invadido puede entonces desarrollar
cuerpo extraño), que detennina la estructura narcisística del yo [moi]. Antes t1l1pulsoscasi perversos o una culpabilidad que se manifiesta en rituales ob-
de poder afinnar su identidad, el niño se confunde enteramente con esa scsi vos. Esta regresión reaparecerá en la edad adulta en la psicosis paranoica
imagen que lo fonna al tiempo que lo aliena primordialmente. donde el perseguidor tendrá los mismos caracteres de intruso.
Podemos hablar, por lo tanto, de tendencia intrusiva, lo que evoca el De este modo, el registro de lo imaginario, definido a partir del estadio
mecanismo de proyección del yo descripto por Freud en 1896, y que rea- del espejo (en distintos momentos que van de 1936 a 1949), pennite a Lacan
parece en cierto número de fenómenos como el transitivismo de aire mito- reforzar ciertos ejes de sus primeros escritos sobre la paranoia, y en par-
maníaco del niño -"No soy yo, es el otro"- o del paranoico -"No soy yo licular de los comentarios que hizo en 1933 para la revista surrealista Le
que lo ama, es él que me odia."-. Minotaure, a propósito del doble crimen de las hermanas Papin.
"El yo conservará de este origen, dice Lacan en El estadio del espejo, la Este caso, que posteriormente inspirará a lean Genet su obra teatral Las
estructura ambigua del espectáculo que, manifiesto en las situaciones del :riadas (1947), es la comidilla de la crónica -y no solamente judicial- de
despotismo, de la seducción, del pavoneo, da su fonna a pulsiones sadoma- la época, por lo horrendo del acto criminal cometido: dos criadas, dos
soquistas y escoptofílicas, destructivas del otro en su esencia". hermanas, Christine y Léa Papin, asesinaron salvajemente y sin móvil serio
a su patrona y su hija, en el curso de un auténtico trance mutilador con as-
pectos de ritual desenfrenado. En esta situación de dobletes, la dimensión
LO SINIESTRO imaginaria salta a la vista, por decirlo así. Refiriéndose a la enucleación de
las víctimas, Lacan no deja de señalar su carácter excepcional en los anales
judiciales; apunta que esta enucleación ejecuta literalmente "las metáforas
Podemos entender mejor de qué modo esta noción de intrusión determi- más gastadas del odio: le arrancaré los ojos".
na lo que Lacan llamará "el drama de los celos". Así descubrimos cuán tempranamente considera Lacan al inconsciente
Los celos implican la introducción de un tercero, designado en el texto en una estructura de lenguaje. El propio Freud, al abordar lo imaginario en
de 1938 como "objeto tercero", el cual va a sustituir la ambigiiedad especular su dimensión especular, lo hace de entrada como lingiiista, y ello en un texto
por la competencia nacida de la envidia. Esta invidia tomada de san Agustín, fundamental de 1919: Das Unheimliche, Lo siniestro, en el que habremos de
de quien Lacan nunca manifestará bastante las enseílanzas que le procuró detenemos toda vez que nos ha de procurar la referencia capital de Lacan.
durante su ciclo de humanidades, pone al nifío, espectador de un hennano * Esta aclaración se explica tomándose en cuenta que no es habitual en francés el uso de
menor colgado del pecho materno, ante una elección, una alternativa donde frere, "hermano", en forma neutra, lo que sí sucede comúnmente en castellano. [N. de T.]
36 e laude Léger ¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado? 37

XIX por Lasegue y Fairet y del que las hermanas Papin representan un caso,
plIlsiones; se trata de objetos parciales, "inclusiones imaginarias de objetOS
da cuenta en forma eminente de las relaciones que mantiene la paranoia con
ll'lIles o inversamente [...] tomadas de objetos imaginarios en el interior de
este "complejo"; asimismo, la frecuencia de los temas de filiación fantástica
1111 recinto real". El recinto primordial es, para el niño pequeño, el CUetP0
donde la usurpación y la expoliación son centrales (delirios parafrénicos). De
manera análoga, la estructura narcisística del delirio se revela en los temas IIlllterno. Los objetos van a definirse por una serie de movimientos "de p(O-
yecciones, de introyecciones, de expulsiones, de reintroyecciones", segú~ la
paranoides de influencia (cf. Victor Tausk: "De l' appareil a influencer", así
lorma de la incorporación y del rechazo que van a permitir al peqlle~ín
como ese espejo intrusivo que constituye la televisión para ciertos psicóti-
( Ol1struirsu realidad2, su Umwelt, que para Melanie Klein tendrá necesa(ia-
cos), de desdoblamiento (delirios de sosia) o incluso de todas "las transmu-
lI.lcntela consistencia de unaunreal reality, por no poder distinguir lo jrfla-
taciones delirantes del cuerpo" según la expresión del propio Lacan, que
encontraremos desarrollados más adelante a propósito del caso del Presi len- ginario de lo real. Sin embargo, la noción de continente y contenido, a trav~s
te Schreber, de Freud.
lid análisis que hará Lacan del sistema "paranoide" del niño según Melaf11e
K Icin, le permitirá ilustrar las relaciones entre lo especular y las funciones Je1
Con posterioridad, Lacan dará a esta dimensión narcisística de la psicosis
yo y abordar el problema "de la reunión de lo simbólico y lo imaginario en
el nombre de "regresión tópica al Estadio del espejo". Con el hecho de que
In constitución de lo real", pues no hay introyección que no sea del sig-
"yo es otro", vemos esbozarse ya la idea de que la palabra puede ser extraña lIificante.
al sujeto, efecto estrictamente imaginario que culmina en una fórmula como:
Pero se plantea además la cuestión de la "prematuración especificq. Jel
"El o yo". Lacan llegará más lejos inclusive, al demostrar la función de /lacimiento en el hombre".
dominio de este yo donde la dimensión extraña muestra a las claras su
exterioridad. En efecto, el humano es el único ser animal que no alcanza su madurez
fisiológica hasta después de más de diez años de existencia, y que variosn'e-
De este modo, El estadio del espejo aclara las reflexiones efectuadas por
scs después de su nacimiento conserva reflejos secuelas de su vida intrtlU-
Freud en Introducción al narcisismo, de 1914 (texto escrito en gran medida
Icrina, testigos delainmaduración de su sistema nervioso central (cf.loste&ts
para refutar las tesisjunguianas sobre lalibido y laesquizofrenia), a propósito
dc Brazelton). Se concibe así que el Estadio del espejo pueda ser ese "dra(1la
del delirio de observación (Seobachtung): "Los enfermos se que-jan enton-
;uyo empuje interno se precipita de la insuficiencia a la anticipación", c()¡j1o
ces de que se conocen todos sus pensamientos, de que se observan y vigilan
lo escribe Lacan, sabiendo que inclina de golpe al niño de una aprehensitn
sus acciones; son advertidos del funcionamiento soberano (el subrayado es
imaginariafragmentada a una imagen totalitaria: "Complemento ortoPédi-
nuestro) de esa instancia por voces que les hablan de una manera caracterís-
(;0 de esta insuficiencia nativa, de este desconcierto o desacuerdo cOllSlir;u-
tica, en tercera persona ("ahora ella piensa otra vez en eso"; "ahora él se va").
tivo, ligado a su prematuración al nacer." Ciertos etólogos (A. Gehlen ~n
Esta quejaestájustificada, describe la verdad; existe efectivamente, y esto en
1950) llegaron a bautizar al humano como "ser de la falta": con la salvcd~d
todos nosotros en la vida normal, un poder que observa, conoce, critica todas
de que, para ellos, la falta concierne a la especialización en los movimient~S
nuestras intenciones ..." (pág. 100 de la edición francesa). instintivos.
En este artículo, Freud señala que en el psicótico (parafrénico) la libido
Lacan irá más allá de esta concepción de la discordancia psicomo0z
no permanece "apegada a objetos en el fantasma, sino que se retira sobre el
sobre la constitución del yo y de la superioridad humana ligada a la inlllP-
yo". Lacan volverá sobre la cuestión del "desapego del objeto" (Objektver-
lust), enriqueciéndola con el aporte metapsicológico de Melanie Klein, en duración neurológica. En efecto, si la experiencia del espejo revela, p¿Jr
actitudes de prestancia o de intimidación comunes a otras especies anim~&S,
particular con la noción de "objeto interno malo", en el origen de la frag-
la ilusión de la totalidad, ella introduc.e al individuo en el "espejismod~l
mentación de la imagen del cuerpo humano.
dominio de sus funciones" y, antes que conducir a una síntesis yoica,d~-
Aquí el término de objeto no coincide absolutamente con el uso que le da
semboca en una alienación definitiva del tipo de la que liga al amo COn ~I
Freud, quien en 1914 todavía se halla en vías de elaborar una teoría de las
esclavo: Lacan, alumno de Kojeve, lector de Hegel (referencia manifie¡ta/ a
38 Claude Léger 3(
¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado?

partir de Acerca de la causalidad psíquica de 1946), considera la prematura-


1I IIl'fSCen "el aparato de pensar" que le permitió trazar, entre 1953 y 1958
ción del nacimiento, específica del hombre, como "la enfermedad fecunda,
dllll1cdas a la francesa en la conce~ión freudiana del narcisismo.
el defecto feliz de la vida donde el hombre, al distinguirse de su esencia,
I~steaparato, que nos es presentado en Observación sobre el informe di
descubre su existencia". Por lo demás, Lacan definirá lo real sobre la noción
misma de existencia. 111Ir/ietLagache, es una maquinaria óptica derivada de la así llamad.
I xpcriencia del ramo invertido. Evidentemente, la elección de un dispositi·
El nacimiento da al hombre ese "toque de la muerte" que asoma en lo
vo 6ptico no es ajena al Estadio del espejo, cuya presentación es en sí mism;
imaginario bajo la forma de la agresividad: el hombre se distingue de los otros
¡llIflcxperiencia óptica que comprende, además de un objeto, una imagen)
animales por el hecho de que, al contemplar su imagen, lee su significación
1111 sistema reflexivo, condición sine qua non de una experiencia: el ojo de
mortífera, puesto que ella le es fundamentalmente "arrebatada". Lo cual
ohservador. Pero el dispositivo es llevado inmediatamente del lado de
moverá a Lacan a enunciar que "el yo nunca es sino la mitad del sujeto"; lo
psicoanálisis y no del fantasma del científico: el Otro no está donde se cree
cual permite entender mejor por qué le importa tanto al sujeto este yo que es
110 tiene el lugar del voyeur; no es sino aquel por quien la operación Sf
el doble que lo posee y por qué, en toda relación humana, esta atadura que
t'l·cctiviza, es decir, superficie reflexiva que hace posible un espacio detrá~
Lacan califica de sello está presente, huella de cada una de las "experiencias
del espejo. En efecto, si hay un sujeto posible es porque hay un lugar tercer(
de impotencia donde esta forma se ha modelado en el sujeto": señorío del yo,
('lIlrc el yo y su imagen: la captación imaginaria necesita un testigo para qU(
servidumbre del sujeto.
l'I Estadio del espejo pueda funcionar como tal.
Lacan usó en repetidas ocasiones el significante "pasión" (incluso para
"En el gesto por el cual el niño frente al espejo, volviéndose hacia aque
designar la "pasión del significante" que somete al sujeto); pero en Acerca
que lo sostiene, apela a la mirada del testigo que decanta, por verificarlo, e:
de la causalidad psíquica, se sirve una vez más de él para referir su fuente
I'l.:conocimiento de la imagen, de la asunción jubilosa, donde ciertamente el/e,
cartesiana al narcisismo: "Esa pasión de ser hombre, diré, que es la pasión del
va estaba." El tiempo de una mirada pero que implica un rodeo: necesaria·
alma por excelencia, el narcisismo, el cual impone su estructura a todos sus
deseos así fuesen los más elevados". mente tiene que haber pérdida para que esto suceda, y Lacan, refiriéndola •
la forma misma (y al nombre) del pretérito imperfecto, indica una reducciór
Hay una cierta tendencia a considerar el narcisismo como una noción que
que no deja de evocar una decantación por sumersión en el lenguaje. Pues eSf
cae por su peso; la palabra se ha soltado inclusive del vocabulario de los
"ya abr' resitúa al tercero en la serie significante que él encarna, habitualmen-
psicoanalistas para instalarse en el discurso corriente. Al proponerse como
IC bajo los auspicios matemos.
lector de Freud, Lacan se interroga sobre el proceso que, en el nivel de lo
imaginario, conduce al psicótico al punto de culminación de retiro de la libido
del objeto exterior, punto que corresponde al espejo. Se comprende que el ~
niño, en el origen, antes de volverse hacia objetos exteriores y de investirlos
como carga erótica, "toma su propio cuerpo como objeto", pero ¿qué decir
del movimiento regrediente que calificaría a la psicosis? Y ante todo ¿está
ligado a una modificación en la estructura misma del objeto?
r

YO - IDEAL - YO

Lacan consagrará un año entero de su enseI1anza a esta cuestión de la


psicosis, pero antes de arribar a los resultados que produjo conviene de-
40 elaude Léger ¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado? 41

Pero internémonos en el aparato de Lacan para comprender mejor su S610 la presencia del espejo cóncavo permite obtener una imagen real del
funcionamiento antes de ver a qué conclusiones llegó. 111 11I'IC), oculto a la visión directa, que da la ilusión de estar en el lugar que
Las leyes de la óptica nos enseñan que las imágenes pueden volverse 1" IWI fa ocupar como continente de las flores (objeto real): además, aquí está
semejantes a objetos, como por ejemplo el espejismo de un oasis en el de- 11'\ 1 11)\<1 la participación, en el seritido de que un jarrón debe tener el cuello
sierto:"Las imágenes ópticas presentan diversidades singulares, algunas son Iidl 111 arriba y servir para colocar un ramo. "El proceso de su maduración
puramente objetivas, son aquellas que llamamos virtuales, mientras que otras IIU (Ilógica permite al sujeto, en un momento dado de su historia, integrar
son reales, es decir que en ciertos aspectos se comportan como objetos y I 11'\ llv,lmente sus funciones motrices y arribar a un dominio real de su
pueden ser tomadas por tales". Estos van a dar imágenes virtuales; si la I '" po"; sin embargo: es mucho antes de este momento de efectuación
1

imagen real pasa a ser objeto para otro sistema, es un objeto virtual. 1 1IIIIdo toma conciencia de su cuerpo como totalidad imaginando su domi-
1111 1,:-1(; anticipa, pues, al completamiento de éste y es esta anticipación la que
-- ----- ---- x' ti 11.1 Su estilo a todo ejercicio ulterior del dominio motor efectivo".

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Con este modelo Lacan procura ofrecer una forma generalizada del
Estadio del espejo; ello no impide que permanezcamos todavía en la metá-
fora: hará falta la topología para superar su dimensión. Sin embargo, hacia 1)11 paso más y Lacan puede sostener que esta aventura especular original
esto tiende ya Lacan, pues lo que él retiene de la experiencia del ramo no es , 111H'lllrarátoda "la vida fantasmática" del ser humano. Desprende así la no-
su analogía anatómica (el hombrecito que estaría en el hombre) ni tampoco , 1111I di) una realidad original que no puede ser objeto de ninguna definición,

su referencia a la función visual; es an te todo un operador teórico que apunUl '1111 I 11 cualquier caso "no es ni buena ni mala": se trata de lo que Freud ca-

a distinguir en las "estructuras" (inua)-subjetivas" lo imaginario de lo 111111 <1(; juicio de existencia en la Verneinung y que podemos reducir a una

simbólico. 1'"llllll11ciónbinaria, (001). Asípues, la constitución del mundo exterior, del


La metáfora de la que se trata con eljarrón de flores es la del cuerpo: ella I 1/11'1'/1, depende de las relaciones entre lo imaginario y lo real, dependiendo
traduce su visión constantemente fragl11entada, al como los síntoma~ histé ¡tll.l'. mismas de la posición del sujeto, a su vez determinada por el sig-
ricos demuestran en su recorte anatótnico que sigue las leyes del lenguaje. 1IIIu ,lllle, que es efecto del mundo simbólico cuyo resorte se sitúa en el Otro.
42 Claude Léger ¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado? 43

El fantasma, lo vemos aquí, va aconstituirun recurso queel sujeto--cosa valiosa indicación sobre el proceso del análisis tal como por entonces lo con-
manifiesta en el adulto neuróúco-- va a oponer a la realidad, en el re-gistro ;ibe, mientras que áun no ha elaborado la dimensión de lo real en la cura: "En
del desconocimiento o incluso de la repulsa: aquí tenemos uno de los ~lhombre, ninguna regulación imaginaria que sea verdaderamente eficaz y
elementos que posteriormente conducirán a Lacan a considerar la realidad y ',ompleta puede establecerse como no sea por intermedio de otra dimensión
el fantasma como equivalentes. lo simbólico). Y esto es lo que persigue, al menos míticamente, el análisis".
Se comprueba que lo imaginario remite por una parte a la relación del
Lo cual no le impide intentar demostrar de qué modo lo imaginario y lo
sujeto con sus idenúficaciones formadoras -lo imaginario tal como funcio-
que entonces él llama lo real, funcionan en el mismo nivel.
na en el análisis-, y por la otra a la relación que el sujeto mantiene con lo
Desde esta perspectiva, llega incluso a sofisticar su montaje óptico
real, dejando en ella la marca narcisista.
reemplazando el espejo plano (A) por un cristal que permitiría hacer coincidir
El narcisismo funciona en dos niveles que Lacan se abocará a disúnguir
yarúcular: ciertas imágenes con objetos. Sería la forma de mostrar lo que es "la
- un primer nivel que se relaciona con la imagen corporal y hace que el hominización del mundo", el modo en que los objetos reales y los "objetos"
sujeto dé su propia forma a su Umwelt, está en el origen del yo ideal imaginarios se encuentran en el mismo lugar. Esto trae como consecuencia
(ldealich); es el que Lacan sitúa en su montajeópúco en el nivel de la imagen IIn nuevo enfoque sobre el objeto según Freud: la investidura libidinal no es
real; es el reflejo de la unidad del cuerpo; otra cosa que la manera en que un objeto se confunde con la imagen que te-
- en el ser humano, contrariamente a los otros animales, su reflexión en IIcmos de él, "diversamente y más o menos estructurada".
el espejo constituye "una posibilidad noética original" que introduce al Si en la época en que produce su modelo óptico Lacan no tiene la
segundo narcisismo, el que hace que el otro en cuanto alter ego acabe posibilidad de tratar lo real, es porque todavía permanece en una vertiente que
confundiéndose-y esto, más o menos según los momentos de la vida- con tlO está alejada de lo que produce entonces el Colegio de Patafísica, a sa-ber,
el ideal del yo (lchideal). Se trata de una identificación narcisística con el llIáquinas de pensar que él llama "psicoanálisis divertido" donde, al igual que
otro: el sujeto ve su ser en una reflexión con respecto a ese otro en cuanto ('11 cada etapa de su indagación, el empleo metafórico precede -por qué no
ideal. Nos hallamos, pues, en lo que se ha convenido en llamar las funciones lkcirlo: anticipa la confrontación con lo real mismo del tope teórico.
del yo; ellas juegan para el hombre (pero también en cierta medida para los Lo cierto es que con el esquema óptico Lacan produjo un montaje teórico
otros animales) un papel fundamental en la imagen especular, forma original directamente conectado con la técnica analítica, montaje que completa el
(Urich) del ideal del yo y por lo tanto de la relación con el semejante. (\~quema de la intersubjeti vidad mostrando sus modificaciones en el curso de
¿Qué es el ideal del yo? El ideal del yo es constitutivo de toda relación 111 propia cura y de qué modo la relación con el alter ego, la captura del yo
simbólica. Lacan, en su escrito titulado La agresividad en psicoanálisis, de dcal, sirven para "arrastrar al sujeto al campo en que él se hipostasia en el
1948, señalaba ya su función pacificante o conexión de la "normaúvidad Ideal del yo", o sea el campo simbólico.
libidinal con una normatividad cultural" cuya eficacia atribuía a la imago En el fondo, en estos años preliminares de su enseñanza Lacan se orien-
paterna. Después la precisa como aquello que define "el mayor o menor lllba a ordenar lo imaginario y a librar así de escombros la técnica analítica
grado de perfección, de completud, de aproximación de lo imaginario". Se qlle aquél tendía demasiado a recargar: aquí también lo simbólico podía tener
tratará, pues, de una instancia simbólica que gobierna -la referencia a la l'l'cctos pacificantes.
autoridad es explícita- toda relación con el otro de la que depende por otra
parte el carácter más o menos satisfactorio de la estructuración imaginaria;
1 JNA PIEZA DESPRENDIDA
de ahí esta definición en rizo: "El ideal del yo, siguiendo la ley de agradar,
conduce al sujeto a desagradarse al capricho de la orden". El ideal del yo es El paso que dará Lacan a continuación y que lo llevará de la óptica física
un guía, pero es también un sargento cuando da órdenes como superyó. I III óptica geométrica, le permitirá definir el objeto refiriéndolo a lo visual,
Al introducir esta función simbólica en lo imaginario, Lacan ofrece una ('omo mirada: pero entonces los dispositivos que utilizará para su demostra-
44 elaude Léger ¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado? 45

ción escaparán progresivamente a la noción de modelo para convertirse en 11I'l!l IS de acercamiento y ruptura que constituyen el pavoneo. Los animales
los elementos mismos de la estructura. '1"1 lit' encuentran en peligro alternan incluso actitudes de fuga y agresividad
Este objeto, que Lacan llama objeto a, causa del deseo, encuentra su de- '1"1 evocan la danza: pero un animal nunca fingirá fingir. Por ejemplo, no
finición a partir de la imagen del cuerpo, pero justamente de lo que le escapa. ,1, 111 ,ldrede falsas pistas borrando sus huellas, lo que ya sería para él "hacerse

Se trata de un objeto parcial (objeto de la pulsión; término que M(,lanie "10'10 del significante". Conciso al extremo, Lacan escribirá en L' etourdit
Klein toma de Karl Abraham), de una "pieza desprendida del dispositivo que '1111 los animales pueden servirse de símbolos "con la salvedad de que estos
imagina el cuerpo". Este objeto se despega de las zonas erógenas e inscribe Iluholos nunca son equívocos" ..,
una serie casi indefinida: pezón, heces, orina, falo, fonema, mirada, voz, e
incluso, nos dice Lacan, el "nada". Su particularidad reside en que no se 1I1 (; RAPO DEL DESEO
presenta como parte de una totalidad --que sería el cuerpo- y que por lo
tanto no tiene imagen especular estrictamente hablando, ni alteridad. El lIara apreciar el trabajo de simbolización operado por Lacan sobre la
esquema óptico esboza ya sus caracteres con la función de "borde del cuello 1lIIIIsiónde lo simbólico en lo imaginario, podemos examinar su instalación
111 (,1 grafo (topología del plano pero también combinatoria, inaugurada en
del florero", pero habrá que esperar al año 1962 para que Lacan exponga su
1"'11 omienzos de esta disciplina por Euler y Hamilton) de Subversión del
estructura refiriéndose a la topología de las superficies.
II/t'/() Y dialéctica del deseo:
Sin embargo, la imagen especular no carece de relación con este objeto;
m vector s(A) - A designa la sumisión del sujeto al significante -se lo
ella le procura su ropaje, y esto se escribe: i(a). La metáfora está sacada de
11,,,11:1 "cadena significante"-, mientras que el vectorinverso, A - s(AYque
Subversión del sujeto y dialéctica del deseo, texto en el que Lacan, en 1960,
IlI'lve sobre el primero almohadillándolo, -redondea la signif1~ación (por
estudia en particular el "proceso imaginario que, de la imagen especular, va
I 1"lIlplo,de una frase en su última palabra). Ahora bien, i(a) - m da cuenta
a la constitución del yo por el camino de la subjetivación por el significante",
1"11 Sil doble articulación vectorial del hecho de que "el yo no se completa más
es decir que el yo, nacido de esta captura imaginaria, promueve una con-
'flll\ siendo articulado no como "yo" Ue] (shifter) del discurso, sino como
ciencia inmanente que desconoce el rasgo unario: marca del significan te que IlIllonimia de su significación".
circunscribe la realidad del sujeto y al hacerla lo aliena en el ideal del yo, el I(A): ideal del yo
cual se resuelve, pues, en este rasgo. A: el lugar del tesoro del significante
Esto permite poner en evidencia el campo de lo simbólico y sus efectos (A): la significación
en lo imaginario: el hecho de que haya un orden posible, una cuenta, hace que
lo imaginario pueda ordenar lo real del organismo con el efecto de hacer
surgir entonces el objeto como causa del deseo. Esto supone además que el
Otro, en cuanto "sitio previo del puro sujeto del significante", tenga cierta
relación con el objeto a: esta relación es topológica.
Así pues, podemos concebir que la alteridad original es la del significan-
te, con la consecuencia de que sólo "un significante representa al sujeto para
otro significante", y que con ello el sujeto está fundamentalmente inscripto
en el "campo del Otro". Este Otro es, por lo tanto, en este aspecto matriz y
testigo -"testigo de la verdad" o lugar "en que eso se sabe"- sin el cual "el
engaño de la palabra no se distinguiría del fingimiento que, en la lucha com-
bativa o el pavoneo sexual, es sin embargo muy diferente de él".
La etología muestra además que a menudo el animal es diestro en los leA) $
46 ClaudeLéger ¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado? 47

1,111 1l,!1 con el Otro que funda al sujeto como sujeto del inconsciente. Y
Prosigamos: "La única función homogénea de la conciencia está en la "1 illlundo al sujeto como corte del objeto a, y por lo tanto en relación con
captura imaginaria del yo por su reflejo especular y en la función de des- 1¡I,I,1h H.:nciafundamental del Otro como lugar de la palabra, sólo poniendo
conocimiento que permanece por ello ligada a ella" ("Posición del incons- ¡II . Idl'ncia el sostén que el sujeto encuentra en este objeto mediante la es-
ciente", Escritos, pág. 832). III 11",1del fantasma, en el punto en que recibe de ese Otro su marca (el rasgo
o

Lacan inclina la conciencia -se trata del cogito cartesiano- sobre lo "Idllll) que lo distingue sujetándolo al significante, podemos apreciar lo que
imaginario, en tanto que la relación con el otro, por el mismo hecho de la 1"111 ¡, de la función significante ante la irrupción del objeto.
especularidad que engendra la agresividad, produce una relación de amo a 11liemos aquí una superposición de planos que en la enseñanza de Lacan,
esclavo que instaura no sólo la servidumbre al yo sino una posición de des- !ti , IlIganiza sino por estratificación. Pero ciertas intuiciones que darán
conocimiento fundamental: "La imagen especular es un error; no es simple- ¡"HIII d<.:sarrollos ulteriores ponen de manifiesto una organización en rizo:
i, 11I'~lructuradelfantasmaespropuestacomoplanoproyectivoyaen 1958
mente una ilusión, un señuelo de la Gestalt cautivante cuyo acento da la agre-
sividad; es fundamentalmente un error por lo mismo que el sujeto se des- I/./llirt preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis), mientras que
con(Jce en ella ..." (La identificaci6n, inédito). 11. 11Id<:mostrará su lógica y su topología varios años después. Asimismo,
Este desconocimiento, ligado a la imagen especular, reside en la disime- o 1111 11.\el corte de su enseñanza en un tiempo preliminar que habría estado
tría que ella implica por el hecho mismo del espejo: disimetría izquierda- "11 I~Iado al Estadio del espejo, y un segundo que habría derivado del
1, "111,,imiento del significante, por lo mismo que la relación especular de-
derecha cuya huella reencontramos en la neurosis, incluyendo la confusión
entre el objeto del deseo y la demanda, trastorno de la lateralidad que no cede l" 11I11 d!'1hecho de que el sujeto se constituye "en el lugar del Otro" y por su
sino por el corte del sujeto en el análisis, o más precisamente cuando el sujeto '1"'" por el significante, y de que, en esta operación, hay un resto.
se produce por el corte del objeto que delimita la demanda (operación topo- I 11' resto no es especular, decíamos, puesto que constituye, si retoma-
lógica sobre el plano proyectivo). j~ I 1experiencia del espejo, aquello que escaparía en el movimiento de

A lo que el neurótico apunta en el fantasma es a la imagen especular, en ! ,¡ 11',1'el niño, en la cima de su júbilo, hacia aquel que lo sostiene -
la medida en que la disimetría que existe en el sujeto entre demanda y objeto, lij III1lIS:aquella que lo sostiene, toda vez que habitualmente se trata de la
en relación con objeto y demanda del Otro, reproduce la que está soportada ¡,,,Ii, ,('undando así en el sujeto, además de la identificación misma i(a)
por la imagen especular . ilO¡ (1 1 !'lomo a la imagen, la función de la falta, corte, escansión que Lacan

Tenemos que tomar en cuenta, pues, dos disimetrías a la vez distintas y .i, lit l' 11 los dos registros de lo imaginario y de lo real.
superpuestas en ciertos momentos de un psicoanálisis; y debemos conside- 1'111una parte, se trata del falo que designa a la castración, aunque sólo
11111 que si el Otro tiene [unción de mirada primordial para el sujeto, éste
rar que la función del yo que incluye al narcisismo debe ser distinguida de la 1, "

1\ IlIvestido de un valor fálico por la madre; por otro lado, el sujeto intenta
que ella enmascara por una captación debida al efecto del significante mismo
sobre el sujeto, la relación con el objeto capturada en la demanda, cuyo corte d, III ur realmente, sin la mediación del Otro, lo que escapa a la imagen
es la mira del análisis. p. , 111.11", es decir el objeto de su deseo, y sólo porque éste no es visible el
Si la relación narcisística recubre la relación con el objeto, es porque esul ¡1l'!1I"nI) humano constituye, por diversos artificios, su imagen.
ligada estructuralmente a ésta pero como complementaria, en el sentido de ( puede completarse el esquema óptico, con el objeto que flota, por de-
que el sujeto, marcado de manera indeleble por el rasgo unario, no encuentra II j¡, ."r, por encima del florero invertido, el cual simboliza muy bien el con-

su asiento -pero es un señuelo- sino en la imagen del cuerpo como con S ! ¡", 11I1Illlfcisístico de la libido que, parla mediación del Otro (espejo plano),
titutiva, mientras que la relación con el objeto no es sino indirecta, ocultando í'"1 di ',('1 puesto en relación con su propia imagen: i'(a). Entre los dos opera
detrás del otro el fantasma fundamental. I1II1 t ,',1'ilación comunicante:', aquella misma que Freud designa como la re-
Finalmente, la relación especular no puede sino ser situada en el plano de Ir[ i1lllidad libidinal del cuerpo propio al objeto. Y lo que escapa a este mo-
48 ClaudeLéger ¿Quién es pues ese olro al que esloy más apegado? 49

vimiento oscilatorio produce una perturbación que lleva el nombre de angus- I !!f ti)) la cuestión de la intimidación por los ocelos entre los insectos; en
tia, a la que Lacan designa como "la señal de la intervención del objeto an• l. 1 111. los ocelos son siempre frontales, como los ojos de los humanos, y esto
Reencontramos, pues, lo Unheimliche freudiano donde el doble viene a 110 111' d <.:fcctode fascinar a animales cuyos ojos son sagitales. Por si fuera

llenar la falta imaginaria de la castración por el efecto de la mirada. Lo que 1""11, I~StOS simulacros corporales no reproducen la forma de les ojos del
Lacan formula de la manera siguiente: "Lo que tenemos frente a nosotros, y 1111111.11 sino lade los ojos humanos. Así pues, Caillois suponequeelfascinum

que es nuestra estatua, nuestro rostro, nuestro par de ojos, deja surgir la di- .11 ligado a la forma circular del ocelo, forma que hipnotiza, paraliza,

mensión de nuestra propia mirada; y el valor de la imagen comienza enton- 11 1I111l'CC. Ahora bien, los pocos animales cuyos ojos son frontales resultan
lo

ces a cambiar, sobre todo si sucede que esta mirada que aparec~ en el espejo 1 1 (liSpájaros nocturnos (lechuza, búho, etc.), pájaros de siniestro augurio
comience a no miramos ya a nosotros mismos, initium, aura, aurora de un " 1I'('llcarnación de almas malévolas. Reaparece aquí el "mal de ojo" ya
séntimiento de extrañeza que es la puerta abierta a la angustia" (La angustia, I \1lI'lIdo a propósito del crimen de las hermanas Papin.
inédito).
La angustia es un fenómeno de borde, "hiancia donde la constitución de
la imagen especular muestra su límite, límite de la escena imaginaria, ventana 1 (IN SECUENCIAS CLlNICAS
que se abre al vértigo".
Mediante esta re lectura de la intrusión articulada con la función del I\SlOnos induce a considerar nuevamente la cuestión de las psicosis, toda
objeto, Lacan introduce dos elementos nuevos: la dialéctica de la separación que Lacan despejó en la intrusión la dimensión de lo real: es incluso la
1/,

por el desplazamiento del destete y la mirada como paradigma del objeto por IIlll'niCión que desencadena la psicosis, como veremos en el capítulo si-
el desplazamiento del espejo. l'iIir lile, la intervención de un "padre real" allí donde la función paterna como
Lo Unheimliche, tal como Freud se sirve de él para definir la angustia de ll11hólica (Nombre-del-padre) no se ha producido en el lugar del Otro. De
la que hará seguidamente una señal, indica la intrusión de algo tan radical- I 1111 resulta la imposibilidad para el sujeto de hallar un lugar fijo en el Otro.
mente otro que no tenemos más que el nacimiento mismo para dar cuenta de A ese Otro rechazado al infinito vienen a sustituirse una multiplicidad de
él: y si hay traumatismo, no es el de la separación respecto del pecho ni tam- Ill'quet'los otros, imagen especular en abismo donde se alinean tanto los
poco de la separación respecto de la placenta materna, sino de esa aspiración 1IVIdesmortíferos como las criaturas paródicas del ideal del yo (megaloma-
en un medio fundamentalmente distinto que es la atmósfera. Pues en lo que lllli), cuando no son, en el proceso de descomposición que esto implica,
incumbe al destete nutricio, ya está tomado en la dialéctica del deseo y de la wllbras efímeras e incontables (cf.las Memorias del presidente Schreber y
demanda, pues de lo contrario, ¿cómo se podrían entender las formas pre- .11 Icctura por Freud y luego por Lacan).

cocísimas de la anorexia? El destete no marca la ruptura de un lazo con el "Es la falta del Nombre-del-padre en ese lugar (simbólico) la que, por el
Otro, es su esbozo y por esta condición produce también la angustia, dando Iglljero que abre en el significado, inicia la cascada de las reorganizaciones
al pecho su valor de objeto, es decir, perdido, es decir, ansiable. dd S ignificante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario, hasta
El segundo punto concierne a la mirada. Para permanecer en el nivel que quc se alcance el nivel en que significante y significado se estabilizan en la
nos ocupa, es decir, lo imaginario, con las referencias de Lacan, o sea el Illctáfora delirante" (Cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
espejo y la etología, hay que introducir la noción de una doble simetría para {Isicosis. pág. 577).
completar la teoría de la angustia. Por un lado, la del ojo que es par, producto Como puede verse, Lacan retorna aquí el aforismo freudiano que hace del
de un entrecruzamiento (quiasma óptico) con sus conexiones corticales; por dclirio un intento de curación. Pero queda por precisar -y es ésta la cuestión
el otro, la que hace del ojo mismo un espejo, el cual confunde además en la preliminar planteada por Lacan- qué es lo que da sostén a esa estabilización
lengua ojo y mirada: hay aquí inversión y espejismo. de lo imaginario y con ello mismo de lo real, del que en los últimos años de
Lacan se remite a Roger Caillois para plantear a partir de Medusa y Cfa. su enseñanza afirma que forma para el paranoico, con lo simbólico y lo
50 Claude Léger
¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado? 51

imaginario, una consistencia en continuidad, a la manera de tres anillos de un


nudo de trébol. I('conocer que ese ser no fue nunca sino su obra en 10 imaginario y que esa
ohra defrauda en él toda certeza? Pues en ese trabajo que realiza de
La psicosis es paradigmática por mostramos al inconsciente como acielo
Il'construirlapara otro, vuelve a encontrar la alienación fundamental que lo
abierto, según una expresión de Lacan. Pero la psicosis no es la única
111m construirla conw otra, y que la destinó siempre a serIe hurtada por otro"
estructura que presenta perturbaciones de lo imaginario, a lo que convendría,
(¡",I'critos, pág. 249).
añadir que también las hay fuera de los fenómenos estructurales, como por
Así pues, la tarea de Lacan en estos años de su enseñanza es denunciar
ejemplo en la demencia, sea precoz o senil.
III~ efectos desastrosos de una concepción de la cura conducida según el eje
En la obra de Lacan pululan los apuntes clínicos sobre lo imaginario en
Irllllginario a partir de la noción de relación de objeto. Llegará incluso a
la histeria y en la neurosis obsesiva. ElijéUnos casi al azar.
I ,illficarla de "antecámara de la locura", por la producción artificial de un
En cuanto a la histérica: "IncéUlsablemente en busca de lo que es ser una
111101' de transferencia "que nada distingue del amor-pasión" o, a la inversa,
mujer, no puede sino engéUlara su deseo, puesto que ese deseo es el deseo del di I odio.
Otro, a falta de haber satisfecho la identificación narcisista que la hubiera
preparado para satisfacer al uno y al otro en posición de objeto".
y en el mismo texto de 1957, Elpsicoanálisisy su enseñanza, a propósito f IIII'A,S
del obsesivo, dice: "Pero el goce del que el sujeto queda así (por la abdicación
del deseo) privado, es transferido al otro imaginario que lo asume como goce I A continuación, Lacan utilizará nuevamente e] término "mot', para no dejar que "je"
de un espectáculo: a saber, el que ofrece el sujeto en la jaula, donde con la l' ambigiiedad con el sujeto.
.11111"

péU·ticipación de algunas fieras de lo real, obtenida casi siempre a expensas ,1 M.·lanie Klein: "La primera fase de las relaciones humanas está dominada por pulsiones
,11,,'.males [".] Durante esta fase, en efecto, la realidad exterior está poblada, según la
de ellas, prosigue la proeza de los ejercicios de alta escuela con la que da sus """ IlIlIl'ÓIldel niño, por objetos de los que él espera precisamente el mismo tratamiento sádico
pruebas de estar vivo." En este caso, pues, es la muerte la que toma la apa- ,1" ,111111' se ve empujado él a infligir. Esta relación constituye verdaderamente la realidad
riencia del otro imaginario. ,illllllllvlI de lodo niño pequeño" (La psicoterapia de las psicosis, ]930,
Comprendemos la importancia que revistió para Lacan deslindar lo
imaginario, tanto para efectuar el despejeuniento evocado más arriba como
para definir "la reunión de lo simbólico y lo imaginario" con la perspectiva
de deslindar lo real en juego en el análisis, a lo cual se abocará desde el
discurso de Roma de 1953, Funci6n y campo de la palabra y del lenguaje en
psicoanálisis, que trata de la realización psicoanalítica del sujeto. En ciertos
aspectos este texto tiene un valor inaugural, no ya mítico en el sentido
freudiano como respecto del Edipo o como lo fue el Estadio del espejo COII
la asunción del yo, escena verdaderamente primaria, sino aprehensión del
sujeto en el análisis, en el discurso que éste produce y hasta en la imposibi
lidad en que se encuentra el sujeto de ser el Otro de este discurso: "¿No se
adentra por él el sujeto en una desposesión más y más gréUldede ese ser de
sí mismo con respecto al cual, a fuerza de pintura,> sinceras que no por ello
dejan menos incoherente la idea, de rectificaciones que no llegan a despren
der su esencia, de apuntaleunientos y de defensas que no impiden a su estatua
tambalearse, de abrazos narcisistas que se hacen soplo al animarlo, acaba P(lI
3
LA VERDADERA FUNCION DEL PADRE
ES UNIR UN DESEO A LA LEY
MarcStrauss

1'1. LUGAR DEL OTRO

Desde el comienzo de su enseñanza, Lacan afirma la anterioridad y la


111 eeminencia del Otro sobre el sujeto. Incluso antes de que un niño nazca, las
ll'laciones entre sus genitores están organizadas por la palabra: se sitúan
Ih'lItro del marco de las "leyes del lenguaje". Las circunstancias que presidie-
11)11 el encuentro de su padre y su madre, la historia propia de éstos, forman

Ylluna constelación que antecede a su misma concepción.


"Ello habla de él" de múltiples maneras. El niño es esperado con espe-
I¡IIIZao con temor. Se impone o es demandado, así como puede demandarse
111 ayuda de la ciencia para su llegada. El momento de su arribo no es indi-

'('Icnte: puede producirse, por ejemplo, tras el duelo de un allcgado, o incluso


IIceder a un hijo mayor dcl que lo separa una diferencia de edad significativa
pllra uno de sus padres. Será dotado de un nombre de pila en el cual sus padres
\ll ponen de acuerdo y, de una manera que excede a la intención de unos y
olros, de un nombre propio, etc.
Toda una historia de generaciones, de leyendas familiares invocadas, de
deberes alegados, de esperanzas más o menos claramente formuladas.
En este ámbito, que es cualquier cosa menos indiferenciado, va a ser
"lllnida la cría de hombre y en él tendrá que "subjetivar". Es decir, hacer suya
HIIhistoria para encontrarse en ella, para ubicarse en ella. Este lugar donde
Neinscribe el "tesoro de la lengua" que se dirige al sujeto, es el que Lacan
54 MarcSlrauss La verdadera función del Padre 55

denomina lugar del Otro. Así pues, mucho más que servir para la comunica- ,;" insiste en el algoritmo saussuriano S/s: S significante sobre s significado.
ción y la comprensión de los mensajes, el lenguaje tiene esencialmente por 1'1'1 () mientras que en Saussure estos dos elementos, puestos así en relación,
función identificar al sujeto. Sólo este efecto de identificación le permitirá 1I1IIstituyenla entidad del signo, cuya cohesión no es alterada por la variación
contarse en "el orden simbólico" situándose como mortal y sexuado. 111,1uno ode] otro, para Lacan toda]aclave está en ]a barra que los separa, por
La primera forma organizada de este proceso de constitución subjetiva I Il'orte que ella introduce en e] signo. Esta barra es definida como "resistente
propuesta por Lacan es, como hemos visto, el Estadio del espejo. El niño, 11,1significación". El significante no representa al significado. Representa
infans, prematuro en lo que atañe a la apercepción de su unidad, va a apre- oI/·\/lietopara otro significante.
henderse en una imagen totalizada de sí mismo, que él intercepta. Se presenta I\stán ustedes, dirá por ejemplo Lacan, en un desierto. Encuentran una
una figura, como una imagen ideal de él mismo, que lo arrebata, en eljúbilo 11,\I ipción en una piedra. Si la consideran como una inscripción y no como
de una culminación, al mismo tiempo que esta imagen no puede sino sus- 111I1 1('rtOarañazo producido por el vicnto, vuestra primera reacción será sin
traerse a su captura, presa inasible con la que él no puede sino identificarse, dlld,tla de Robinson Crusoe al ver hucHas de pisadas en una isla desierta. Es
sin llegar a alcanzarla jamás. 1IIIIlt1lllbreel que ha escrito eso, dirán ustedes. Y se pondrán a indagar qué
Para que el Estadio del espejo opere, es preciso que a ese espejo del Otro 1111.11 decir, y hasta qué quiso decirles a ustedes.
le dé un marco, marco que no puede ser de imágenes que se remitirían la una l' IIlonces tengan la seguridad de que girarán en redondo y de que co-
a la otra al infinito, sino que es de orden simbólico. Es la arquitectura en el 111" 1,111todos los errores del mundo. Por el contrario, si renunciando a
Otro la que ordena, organiza el mundo imaginario en que el sujeto se aliena I .'"1I~l'l;n el lugar de ese hombre, que es tan sólo el producto de vucstra ima-
como Yo, dando sus reglas y sus límites a sus juegos, ya sean de prestancia, 11111 1IlII,intentan cotcjarese signo con otros signos--d(' la misma escritura,
rivalidad o pavoneo amoroso. ·1. 1111;1-, estarán, con más sucrte, en e] camino en e] que estaba Champo-
Este Otro tiene sus leyes propias, y Lacan, volviendo a Ferdinand de 1111 11;llldodescubrió los jeroglíficos.
Saussure y a Roman Jakobson, las desarrolló extensamente como las leyes I 11.llIlpolliondisponía de la articulación de los jeroglíficos entre sí y de
mismas del significante. La articulación, la combinatoria significan te, los " 11'11 111:1que contenía un mismo texto (el sujeto supuestoporChampollion)
juegos de metáfora y metonimia son lo que reaparece en el descubrimiento 11\11\11 tres escrituras diferentes (la piedra Roseta). "Este método se
freudiano del inconsciente y de su sintaxis, así como Freudla describió en los '1"11Illlllúndosedel significante, dice Lacan, puesto que la articulación, lo
tres trabajos esenciales que son: La interpretación de los sueños, El chiste y .kl.1I11111cesar, le es en suma consustancial: en el mundo no se habla de
su relación con el inconsciente y Psicopatología de la vida cotidiana. lit lillllllll sino porque está el significante" (Omicar?, nº 24, pág. 13).
Mientras que el uso de los términos "significante" y "significado" remill' I Jllll~S,la operación consiste en dejar de lado el signo para acceder al
al Curso de lingiiística general de Saussure, el ejemplo de una simbólica (\(o 11di h)s significantes que reprcsentan al sujcto cada uno para otro. Pero
los dones intercambiados entre hombres, en este caso los Argonautas, da 1·1SlljctOno es, en este ejem plo, el egipcio que habrá trazado el signo
sostén al significante en el Informe de Roma: "Porque esos dones son yu 11pll'dra, sino el sujeto al que ustedes atribuirán que este mensaje de
símbolos, en cuanto que símbolo quiere decir pacto, y en cuanto que son lill " vlIl'lve del Otro, siendo aquí el Otro el orden de los jeroglíficos o la
significantes del pacto que ellos constituyen como significado" (Escri/(J.I, ,ili I I'i¡Will.
pág. 272). La que predomina en la primera definición del significante dada
por Lacan es una acepción más antropológica que linguística.
En 1957, en "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desdl I Al 01\/\ O METONIMIA
Freud", se dan a conocer las definiciones fundamentales que marcan e,~1
período, al que se ha llamado "linguístico", de la teoría lacaniana. De hecho illl 1111) t'llbe decir del lenguaje inconsciente, aquel que está escrito
en ellas se abre más claramente la distancia con las teorías de los linguisllI 1111l. 1I¡:II11jeen el inconsciente. Freud no procede de otro modo en La
56 lvlarcSlrauss 57
La verdadera función del p'adre

interpretación de los sueños, y en él la comparación con los jeroglíficos es 11111 lllll producida. Para Lacan no sucede asÍ. La metonimia está íntimamen-
pennanente. ¿Acaso no se consideraba un poco como el Champollion del 1, 1t1',;¡t1a a los significantes, con abstracción de su significación. La metoni-
inconsciente? lliÍ,¡N0 apoya en el "palabra a palabra" de la conexión de los significantes.
Para Lacan, el corte instalado en el signo conduce, pues, a la autonomía Iil ejemplo de "treinta velas" utilizado para "treinta veleros" viene a
del significante, a su primacía sobre el significado, y simultáneamente a su 111'.11 arlo, avalado por la observación de que es raro que un velero tenga sólo
redoblamiento, como lo demuestra el célebre dibujito insertado en "La ins- 11111\ vda, lo cual imposibilita apreciar la importancia de la flota. "Vela no es
tancia de la letra" (Escritos, pág. 499) donde se ven dos puertas gemelas sobre 1111 ',¡ gil ificante conectado a un significado, navío, sino que está ligado a nav ío
las cuales se lee "HOMBRES; DAMAS". 11111\1) significante".

HOMBRES Asr pues, la metonimia parece ser la figura de estilo que expresa la
DAMAS
111,ll'iónentre los significantes en la cadena significante. Pero de las dos figu-
I 11,la metáfora será la que permita el surgimiento del sentido.

1 I 1_1 011
Un verso de Víctor Hugo tomado deBooz endormi guía la demostración:
gavilla no era avara ni rencorosa ..." La contigilidad entre Booz y su
1 ·Ivllla podría hacer pensar en la metonimia, pero el surgimiento de sentido
• o
• o 1 p¡'rilica la utilización por Lacan del término de metáfora. Lacan explica
qlH' la mctáfora no brota de dos imágenes, es decir de dos significantes igual-
1111 ni!.) actualizados como en la metonimia, sino entre dos significantes, "de

"I~ \'lIalcs uno se ha sustituido al otro tomando su lugar ~iI la cadena signi-
111 .\Ille, mientras el significante oculto sigue presente por su conexión (me-
IlIlilmica) con el resto de la cadena" (Escritos, pág. 507).
Tomando un título de lean Tardieu, Lacan señala que la fórmula de la
"Se ve que, sin extender mucho el alcance del significante interesado en 1I1l'IlÍforaes "una palabra por otra". En esta sustitución de un significante a
la experiencia, o sea redoblando solamente la especie nominal sólo por la 11110 el sentido no resulta salvaguardado sino, por el contrario, abolido. El
yuxtaposición de dos términos cuyo sentido complementario parece deber 1IIIIIIhrede Booz no resurge jamás tal como era antes. Sólo el momento de la
consolidarse por ello, se produce la sorpresa de una precipitación del sentido 1"11l1idadel sentido permite el advenimiento de un sentido nuevo, y este
inesperada: en la imagen de dos puertas gemelas que simboliza con el ,llIlido que aparece mientras que "el donante ha desaparecido con el don",
excusado ofrecido al hombre occidental para satisfacer sus necesidades na- I ~ la fecundidad que Booz, noble anciano, recibe en un contexto sagrado de
turales fuera de su casa, el imperativo que parece compartir con la gran ma- iI mlvenimiento a la paternidad ...
yoría de las comunidades primitivas y que somete su vida pública a las leyes La metáfora parece particularmente propicia para dar cuenta del síntoma,
de la segregación urinaria". I 111110 veremos en su momento, pero Lacan indica también la eficacia de la
Pero si de este modo nos acercamos, a través de las relaciones que los 1IIl'IMorapoética para realizar la significación de la paternidad, puesto que
significantes mantienen por encima de la barra del algoritmo, a la noción de I lIa reproduce el acontecimiento mítico por el cual "Freud reconstruyó la
cadena significante, otros dos términos nacidos en el mundo lingilístico IIllladura,en el inconsciente de todo hombre, del misterio paterno" (Escritos,
vienen a precisar su funcionamiento: metáfora y metonimia, que reciben de p;lg. 508). Aquí hallamos el alcance del Nombre-del-padre como metáfora.
este modo un tratamiento específicamente lacaniano. Las leyes del gran Otro que hacen "al inconsciente estructurado como un
En la retórica clásica estas dos figuras se vinculaban con el pensamiento h-lIguaje", ¿a qué conducen, en efecto, al sujeto? A encontrar en su identifi-
lógico, donde el locutor, el poeta casi siempre, seguía siendo amo de la signi- illeión ciertos límites, ciertos topes lógicos.
La verdaderafuneión del Padre 59
58 Mare 5lrauss

1111 .11 la. Sus idas y venidas, sus esperas, sus reprimendas, sus incitaciones,
Si el Otro es el lugar donde primeramente ello habla, llegado el caso de IIIII.,~las manifestaciones desu presencia no tienen en sí mismas otro sentido
él y para él, esto no puede darse sin la puesta en función de ]a dimensión '1111 l'I de su capricho. A este mundo hecho de cualquier modo, imprevisible
esencial de la verdad. El Otro es, por supuesto, el garante de la Ley, y con ello oIIloquecedor, le hace falta un principio organizador. Ese principio es la
la referencia tercera a la verdad en el encuentro con el semejante. Pero si bien 11111\ I(~npaterna. Ella es la clave de la significación a partir de la cual el
es garante del pacto simbólico no por eso deja de chocar con un imposible, lillI/do incoherente cobra sentido.
el de articular aquello que funda su propia garantía. lisa arbitrariedad insensata del Nombre-del-padre es lo que funda la Ley
Como sucede con el teorema de Goedel en las ciencias, en la lógica del ~ Pl'l mite el sentido a partir del cual las significaciones se ordenan como
significante la Ley puede dar cuenta de todo salvo de lo que la origina. Es I .wales. Este Nombre-del-padre es, por lo tanto, una pura función lógica
imposible definir la verdad, a lo sumo se puede intentar decirla: "La palabra Ijlll' l~Sa la vez significante en el Otro y significante del Otro. Ella es la
no puede asirse a sí misma, ni asir el movimiento de acceso a la verdad, como 11l',\'1 ipción de la Ley fundamental que engloba las leyes del intercambio
una verdad objetiva. No puede más que expresarla, y esto, de una manera IlIiI)(~lico,las generaciones, el reconocimiento del sujeto como sexuado y
mítica" ("El mito individual del neurótico", Ornicar?, nº 17-18). 1111111(11. Esta función metaforiza la oscura voluntad del Otro en deseo
olllllrtadoporel significante, deseo que abre a la dialéctica del deseo del Otro
\ dd deseo del sujeto.
EL OTRO DE LA LEY, EL OTRO DEL DESEO ('omo puede verse, esta estructuración en un Otro previo y el significante
do esta Ley se sitúa entera en el registro de lo simbólico. Ella d~ja en una
Ya en su artículo sobre El mito individual del neurótico, de 1952, Lacan 11I1~iciónsegunda las figuras de la realidad con su particularidad o sus de-
parte de esta imposibilidad que afecta al sujeto. 1l'lIOS propios que son llamadas por el sujeto a encarnarlas.
Si una palabra, en su definición, remite a otras palabras que a su vez Lo cual no quiere decir que la realidad de los personajes maternos o
remiten a palabras, lo cual nos da la estructura sincrónica del lenguaje, 1'.I1nnos carezca de incidencia en las consecuencias de este dispositivo
ninguna realidad exterior a este lenguaje da la significación. Al contrario del IllIbólico. El imposible recubrimiento del eje simbólico y de las figuras de
signo, el significante no es un mensaje. Así pues, no hay significante que se 1.\Ii:alidad de la historia del sujeto es el lugar de una desgarradura, de una
significaría a sí mismo. 1\lll'taqueel neurótico debe aplicarse a colmar. Que esta función paterna esté
Si, como dice Lacan siempre que se hable durante bastante tiempo es III('arnada para la madre por alguien que no esel genitor, que e! propio padre
posible hacer significar cualquier cosa a cualquier palabra, ¿qué puede l' Icvele, como es ineviulble, en falta con relación a su función simbólica,
entonces detener la significación? Si debido a la lengua siempre hay una dl'lcrmina la manera particular en que un sujeto va a organizar su miLO
palabra que falta para cerrar la cadena sobre sí misma, lo que detiene no es IIIdividual para responder a estas discord,mcias.
entonces un significante último que se igualaría a su significación, sino una Esta elaboración que pone el acento en lo simbólico da cuenta de la
[unción que Lacan, siguiendo a Freud, denomina "función paterna". Es el Ignificación fálica por e! recubrimiento dedos faltas: la raltadel significante
tll' la que hemos hablado, a la que responde el Nombre-deI-padre, por una
Nombre-del-padre el que, por su operación, elide lo que él llama el Deseo de
pl\Ile; por la otra, la falta posible del órgano a partir deI cual se reconocen los
la madre, como figurando al Otro previo, para detener un orden de signifi- ~l~XOS.
cación que es la significación fálica. El hecho de que los humanos se reparum entre los que son poruldores de
Que el Nombre-del-padre haga elisión del Deseo de la madre muestra la t~SCórgano y los que están desprovistos de él, lo torna, si la función simbólica
particularidad respectiva de ambos. opera, presente sobre fondo de ausencia o ausente sobre fondo de presencia,
La madre "Iacaniana", ese Otro previo, es un personaje profundamente I:sto hace de él un órgano afectado de caducidad, cesible.
inquietante. Para ella y el niño, ningún sueño de completud en el interior de He aquí un desarrollo que también sigue la recta línea de Freud, quien no
una vacuola que los engloba, separados del mundo en una efusión bienaven-
60 Mare Slrauss La verdaderaJunción del Padre 61

reconoce más que una libido, la libido masculina, lo que nosotros retraduci- 1"1 \'1 fantasma es en parte un tnpón para la falta en el Otro, y en otra parte,
mos porel hecho deque es con relación alfalo como los dos sexos tienen que jlli 11'('S homogénea, sostén para el deseo. El fantasma instituye un Otro para

repartirse. Lacan reformuló esto de una manera más sorprendente, hacia el 1I lI.d el sujeto sabría lo que él es, mediante lo cual sólo le queda repetir
final de su enseñanza, diciendo que "La" mujer no existe. Es decir que a la IlIdlIlIlÍdamente situaciones en las que siempre realiza, sin saberlo, esta
institución de! Nombre-del-padre con su efecto de significación fálica, co- 11I1lila respuesta. Para un sujeto, el encuentro del Otro, la posibilidad de
rresponde una forclusión del nombre de La mujer. d 1IIIIIaruna novedad inesperada están, como podemos ver, singulannente
Hacemos notar que esta tesis de la preeminencia de lo simbólico que hace 1IIIIIIndospor el giro en redondo que los carriles del fantmma preservan.
del Nombre-del-padre e! significante de laLey, y del Otro, un Otro del deseo, 1:,11ciertas ocasiones hace irrupción lo imprevisto, el fantasma ya no
sería una concepción idealizante si no subsistiera la imposibilidad lógica de d, '1I11apara asegurar el encuentro del sujeto consigo mismo y entonces
denominar esa falta en el Otro. El Nombre-del-padre, en efecto, es el garante ,!',III'l'C la angustia y, llegado el caso, ,el desencadenamiento clínico de la
simbólico de esa falta, pero no sutura por ello lo que falta en ese Otro, falta 11'1llllSis,la presentación de síntomas que perturban al sujeto. Este desenca-
en decir, que tiene por nombre: el goce. 1,11.llIticntosiempre tiene lugar por el encuentro del sujeto con un goce que
El Nombre-del-padre separa, separa al sujeto y al Otro del goce, hace del 1I1I',conoce y que no se deja reducir a la significación fálica que ell~lOtasma
Otro significantecomo del cuerpo del sujeto un desierto de goce salvo el goce 1'.lI:llltiza,es obra del encuentro de un goce Otro que aquel que el sujeto
fálico, único pennitido por el significante. Pero este goce fálico no es todo '" dominar. No es raro que el desencadenamiento incluya un sentimiento
el goce. Es lo que del goce está metaforizado, significantizado. 1, lIi1poLenciapara hacer frente a ese imprevisto. Se trata entonces de la
Así pues,Ja causa del goce, por estar fuera del significante, no es causa IlllllillInente llamada depresión, que no es un afecto en sí pero que marca el
sexual y es por este a-sexual por lo que funda lo sexual. Esta falta en decir Ii IIlIlIniento del fantasma, el desfallecimiento del sujeto y su renuncia.

la causa del goce es el defecto del Nombre-del-padre que el neurótico ima- '\sr, un hombre de unos cuarenta años, tras haber obtenido con su
ginariza a propósito de su padre en su queja: "¿Por qué nos ha hecho tan 1,'Ilvidad los bienes a los que cree tener derecho y la posición social que le
ma l?"
. I '111 n: lIecesaria para figurar en el mundo, se ve invadido, en el momento de
," Ilplistar la situación tan esperada, por un sentimiento de vacío e inutilidad,
1¡'.I'O e incapacidad. Para él, como para tantos otros, precisamente en el
LA ANGUSTIA 11I111IH'1l10en que todo debería y podría funcionar bien, incomprensiblemente,
1II,IIInfunciona.
La proximidad de esta defección donde el significante desfallece se se- 1) incluso una mujer que, tras vivir años y años a la espera del mismo
ñala clínicamente por el único afecto que, al no estar desplazado, no engaña, '" 111¡J11(.~, puede realizar finalmente la más insistente de sus exigencias, indu-
la angustia. La angustia señala la proximidad al goce en cuanto opuesta al 11111,1 que abandone todo por ella, y entonces comienza a no sentir por él nin-
deseo. Ella es lo que se apodera del sujeto cuando éste es movido a interro- IlIllkseo sino, por el contrario, una irriUlción mezclada con repugnancia.
garse sobre lo que el Otro quiere de él. Fuera de este momento de vacilación, I \) que ocurre es que la verdad de! sujeto no es la captura, a partir de sus
el sujeto se asegura un funcionamiento homeostático gracias al fantasma. 1,.di's, de su imagen, de la que hemos visto que redoblaba en e! Yo la
El fantasma inconsciente es lo que determina para un sujeto su realidad. 1111 lIili'ión primera al Otro. Más aun cuando, encima de ser engañosa y de
Es el prisma a través del cual capta su mundo, es decir, tanto a su semejante 1.1,11ni sujeto en la ignorancia de lo que funda su deseo, la imagen es
como al compañero sexual. El fantasma es para el sujeto una respuesta que 111'I"I~ilJle de capturar, en lo que sería un dominio absoluto. La verdad del
se ha forjado para precaverse del enigma del deseo del Otro, una respuesta "11111, aquello que lo empuja hacia adelante más bien que aquello detrás de
previa que podríamos calificar de respuesta apta para todo. Ella asegura al 1,II Ilal t:orre, ha de ser buscada en otra parte y no en el ideal donde se hace
sujeto un lugar en el Otro y le da la significación de este lugar. Vemos, pues, 1JII.IIllca los ojos del Otro, en otra parte y no en el deslizamiento infinito de
62 Marc Strauss
La ve rdaderafunci6n del Padre 63

la cadena significante donde su deseo rebota. Ha de ser buscada del lado del
11111 vlllllntad que somete al sujeto a los caprichos de un goce contra el cual
sinsentido del Nombre-del-padre y de lo real de un goce que para él insiste
11.' 111H'dC levantar ninguna muralla.
a través de sus múltiples ropajes y transformaciones. Si el neurótico dispone
1,1\ talo cual situación de su existencia donde se ve llamado a ocupar un
de este fantasma "listo para llevar", ofrecido al Otro para precaverse de la
ili¡!i11Jl"ramente simbólico, asegurándose de la función paterna (encuentro
angustia, a partir de este punto de angustia Lacan distribuye los tipos clínicos
1 IInl, compromiso de su nombre en una relación socializada, servicio mi-
de las neurosis, o sea la fobia, la obsesión y la histeria.
III11,III )viazgo, etc.), no está en condiciones de hacer frente al vacío, haciendo
¿Cómo considera a la fobia? Como una placa giratoria donde el objeto
· I 11 ~¡'il\lél la llamada al padre. Es el que se denomina momento de desenca-
fóbico es llamado como significante destinado a suplir el defecto del Nom-
1, 1Il1l1licnto, al que Lacan vincula la disolución del trípode imaginario que
bre-deI-padre, a hacer de muralla para el goce. En cuanto al obsesivo y a la
IiI'.ln entonces permitía al sujeto sustentarse en la vida.
histérica, tienen con la angustia ante el deseo del Otro una estrategia di-
I)csde el punto de vista clínico, esta situación de desencadenamiento
ferente. El obsesivo toma a su cargo el incumplimiento del padre, aseguran-
do así a éste una función idealizada de dominio. Ante el Otro vive en el terror 11~"lIln II un encuentro particular del sujeto es coyuntural y puede presentarse
• II11I1IIquiermomento de la vida; pero es frecuente, debido a las exigencias
de que éste se sirva de ese dominio para gozar de él y en la espera de su muerte
• 1.11('lla enlazadas, que se produzca al comienzo de la edad adulta, es decir,
para poder gozar a su vez. A través de lo cual se le escapan sus realizaciones
I 111'1momento en que el sujeto debe abandonar el ámbito protegido de su
amorosas o sociales, por no poder alojar en ellas el menor goce, y queda 1IIl¡lI!a.
impregnado porel sentimiento del fastidio producido por esta unificación del
Otro. Así, por ejemplo cierto sujeto masculino, hasta entonces tímido y
di"Il~osegado como muchos otros, un día se encuentra, sin saber demasiado
La histérica no se resigna a la primacía fálica y quiere un Otro al que no
1111 lIa raíz de qué cúmulo de circunstancias, durante una velada rica en esti-
le faltaría el significante de su goce, un Otro que gozaría más allá del irrisorio
1111111 11
11 es diversos, por primera vez en una cama con una mujer. La angustia
y siempre frágil goce fálico. Ella interroga al.,"uno para hacerle producir ese
I IIJlodera de él, experimenta sensaciones de extrañeza, el mundo que lo
saber sobre el goce sobre el que ella quiere reinar, pero que siempre la
IllIh'alc parece bizarro y, de pronto, el retrato que cuelga de la pared se pone
decepciona. 111l~1l1L:1flo ...
I,;(explosión de este fenómeno calificado en psiquiatría de elemental, ese
EL OTRO EN LA PSICOSIS I 1I11mientobizarro de transformación del mundo y de él mismo, esas alu-
I 1IIIIcionesprovocarán, por el efecto de pánico que suscitan y del comporta-
1I11t'IIto desordenado que los acompaña, la hospitalización.
El impacto de la dependencia en que se encuentra el sujeto con respecto
I~sentonces cuando una entrevista atenta podrá reencontrar algunos de
a lo que se desenvuelve en el Otro, mueve a Lacan a aprehender la psicosis
I '~lllSfenómenos discretos, aislados, en la infancia o al comienzo de la ado-
también a partir de la estructura del Otro, es decir, como un efecto dellen-
"'~n;ncia. Aliado de ellos, el sujeto habrá llevado una vida casi normal, tal
guaje. Lacan rechaza las teorías orientadas a explicar la psicosis por una
\'1'/. incluso demasiado nonnal en el sentido de que no es posible distinguir
perturbación de las funciones en el interior de una unidad orgánica y hasta
linda sobresaliente, nada que indique su relación particular con un deseo
psicoorgánica. Produce el concepto de forclusión del Nombre-del-padre para
I IlIdquiera.
dar cuenta de los efectos sobre el sujeto del trastorno de la cadena significante
Para él, lo mismo que para otros, la evolución es igualmente variable. El
manifiesto en los fenómenos clínicos de la psicosis.
I plsodio puede "cerrarse" con un retorno al estado anterior, siempre suscep-
La forclusión del Nombre-del-padre es la ausencia radical de esa función
1IIIIcde una recaída cuando las circunstancias de la vida lo conduzcan a tener
que significantiza, transforma en deseo inherente al desfiladero del signifi-
IIIlCsostenerse de la llamada al padre. Pero también puede suceder que estos
cante la oscura voluntad del Otro. El Otro resulta ser el lugar trastornado de
11'1I6menos inconexos, desvinculados unos de otros, sean retomados e
64 lvlarcSlrauss 65
La verdculerafunción del Padre

integrados en la elaboración de las significaciones nuevas del mundo dandi' I !' I 1111.11 ;¡ muerte hasta que los médicos del servicio, estupefactos, se
hallan su explicación; y sobreviene el delirio, como lo veremos a propósilo 1"1 .Illos a calmarla.
del presidente Schreber, del que Freud nos habla en uno de sus trabajos I "'" lilHC la cuestión de las suplencias al Nombre-del-padre. Ya en
capitales y que sostuvo primero, como jurista eminente, una carrera suma ¡:,l/lllllJliminar Lacan propone como una modalidad posible la identi-
mente brillante.
",1/1 lllwginaria con el deseo de la madre. Es un hecho clínico, como
Así, por ejemplo, nuestro sujeto podrá deducir que es objeto de UII "~tI 1 \'l~l(), queel desencadenamiento se produce cuando el sujeto no puede
gigantesco complot internacional en el que se ve implicado a causa de los 1" 111 ,1 lila observancia del discurso corriente, a la imitación de un amigo,
dones excepcionales que acaban de serie revelados, y decidirá consagrar su ! ' 111111111) a la sumisión a aquel o aquella que para él hacen las vec~s de Otro.
existencia a combatir las exacciones de esa organización que él es el único I It dusencadenamiento deja al sujeto abierto y ofrecido a la intrusión
en haber descubierto. lill 111i1l('ade un Otro cuyo goce, por no tener significación fálica debido a
Solo la mayor parte del tiempo, puede suceder que convenza a una I 1"11 IlIsi6n, está absolutamente desbarajustado. Retorna la voluntad de
persona afectivamente cercana y aquí es donde se presenta el llamado delirio Itl'wripta en el Otro. Lacan expresa esto en la fórmula: "Lo que está
a dos, en que la convicción de uno sirve de refuerw a la del otro. Hay que 1 Ildilll de lo simbólico retorna en lo real".
apuntar que este delirio a dos se presenta en raras ocasiones, y casi siempre I ,11) sc manifiesta por la alucinación verbal y por el hecho de que todo
uno solo de los dos es el verdadero motor de la elaboración, mientras que, no 1 I .lgllo para el sujeto en apoyo de su convicción: todos se dirigen a él y
bien se los separa, el otro deja de delirar. Se vio así a una anciana madre y su ,,01,11 de él. Este Otro del que hemos visto que efectivamente estaba fuera
hijo, que nunca se habían separado, vagar por las carreteras perseguidos por I I 1qt'IO y hablaba de él, en el psicótico es percibido como extraño. Vol-
la Mafia, cuyas exacciones veían en todas partes. El delirio a dos es excep- 1, 111111 de lo real, este retorno se efectúa, pues, en el significante por la au-
cional porque así como la convicción del psicótico es inconmov iblc, apoyán- 111 IIIII/,acióny la exteriorización de la cadena, bajo las especies de las voces
dose como decía uno de ellos en una realidad más real que la realidad, imper- 1,1\"'rsecución. Retorna también en el cuerpo bajo las especies de una
meable a los argumentos y al razonamiento de los otros, así las creencias que I ,111 gllnización de sus sensaciones. Es así que los psicóticos pueden que-
sostienen estas convicciones son poco convincentes a causa de su extrema ¡,ill de que se los somete a maniobras múltiples por intermedio de rayos, o
singularidad. En los hospitales psiquiátricos se ha podido observar que los 11",,(' atenta contra su integridad corporal a pesar de ellos. Algunos, por
psicóticos no se juntan, permaneciendo cada uno encerrado en su mundo. l' Illpln, afirman que se les ha implantado en el cerebro, mientras dormían,
Podríamos sumar a estos una mulLitud de otros ejemplos, cada uno de los 11I1111I~quina que, telecomandada por los perseguidores, dirige sus actos y sus
cuales merecería ser tratado en profundidad por revelar la constitución de la 1,d,dllas. Y otra psicótica tenía la convicción de que, mientras dormía, le
realidad para el ser humano y por verificar que es el fantasma, y no los 1I111.illan sus ovarios a fin de fecundarlos y de llenar el mundo de pequeños
órganos sensoriales, el que organiza esa realidad. lillIllSlfUOS telecomandados que eran sus hijos naturales.
Tomemos el caso de aquella muchacha que nunca inquietó a su entorno I )c este modo, la psicosis puede desorganizar completamente la imagen
y que acaba de dar a luz. En el momento en que le tienden al niño para su .10 I(,ucrpo, y un psicótico contaba, tras haberse hundido a pico en una piscina

primera mamada, en el momento de tenerlo en sus manos, se siente invadida 1 111 que había sido llevado con otros, que el agua penetraba por todos los
por un sentimiento de pánico y de sensaciones corporales confusas. La asalta 1IIII'Iciosde su cuerpo, llegaba a su estómago y subía al cerebro invadiéndole
la idea de que su leche está envenenada, y la sonrisa de la enfermera que le LIl"lIbeza,lo cual le impedía nadar.
tiende al niño le confirma que ella lo sabe. En un mismo instante viene a su
memoria una multitud de pequeños hechos, de observaciones incidentales de
su marido, de su suegra, que aclaran la atroz verdad que acaba de descubrir.
¿En quién puede confiarse que no forme parte del complot? Sólo le queda
66 MarcSlrauss La verdadera/unción del Padre 67

EL TRABAJO DEL DELIRIO 1,,'1'11' ',la por los poderes públicos no hace más que reforzar su convicción y
1,11.\,,1111.: nuevo a trabajar para perfeccionar un poco más todavía esa lengua,

Ser objeto de la voluntad de goce del Otro fuerza al psicótico, para res I IIHulo que resulte evidente para todos. Sin embargo las cosas tomarán otro
taurarse un lugar en el Otro y relocalizar el goce, a producir el delirio. En '111 11 causa de la obstinada incomprensión del mundo, y la incitarán a
efecto, ésta es también una tesis freudiana, el delirio es una tentativa di' 1II III¡H'ntarcon tal vehemencia que se volverá peligrosa, llegando hasta a
curación, un trabajo de significación que el sujeto elabora para pacificar al I1 IId.1I se con un viejo fusil de caza.

goce y restaurarse una identidad. Desde Freud, Schreber es un ejemplo I 1\"curación" de la psicosis no funda, como en la neurosis, un fantasma
paradigmático. 111. Ihlce de tapón para la falta y que sostiene el deseo. No negativiza el goce
A Schreber le es menester todo su trabajo delirante para llegar finalmente 1111 qlle reconcilia al sujeto con él, a falta de reconciliarlo con sus semejan-
a consentir en la voluntad de goce del Otro. Acaba por aceptar someterse a I o reconcilia bajo las especies de la megalomanía, cuando ese goce se
los últimos ultrajes que el Otro, está convencido, quiere ejercer sobre él. Se 111' Illle del lado del significante, y bajo las de la manía cuando el cuerpo

convierte en el compañero pasivo de Dios. Mediante su megalomanía, se I 1IIIllila en él. Al menos no deja al sujeto en ]a estacada, como decía
reconcilia con ese Otro intrusivo no sin tener que sufrir de paso la eviración, 111l'ller,abandonado por un Otro que se retira totalmente dejándolo en su
su transformación en mujer, pero esta vez por la noble causa, puesto que se IIlh'~lra encarnación de ser real, desecho putrefacto de un mundo donde no
trata nada más ni nada menos que de ser la madre de una humanidad nueva 11 11. ,~1I lugar.

cuyo padre será Dios. I'.!melancÓlico es quien más fuertemente experimenta esta posición, y no
He aquí los hechos que Lacan llama de "~mpuje hacia la mujer" de la I 1.\10 que la consume efectivamente con el suicidio.
psicosis: por tener que construirse una identidad ajena a la significación <)lIcdan por examinar otras formas de suplencia distintas de la del trabajo
fálica que es lo único que asegura el sinsentido de.la metáfora paterna, el l. 1l1.\I11e por la significación. Por ejemplo, en relación con James Joyce,
sujeto es instado a realizar lo que la metáfora paterna forcluye: "La"mujer. I \1 ;In llegó a hablar de suplencia por la escritura. También se plantea la
Un nuevo ejemplo puede ilustrar la devoción necesaria para elaborar un 11l'~li()ndel niño psicótico, es decir el que ni siquiera pudo suplir por un
111 111 po la forclusión mediante la identificación imaginaria. De entrada está
. trabajo delirante, tranquilizador para el sujeto. Se trata de una mujer cuya
psicosis se desencadenó después de una intervención ginecológica practica- 1111I.ltlo al goce caprichoso del Otro. Se observan en él los mismos fenómenos
da por un viejo amigo. Al despertar, el mundo se había transformado. Estalla 1, Inlrusión asoladora alternándose con los momentos de inercia, del dejar
lo que llama la "sinfonía de los cinco sentidos" que, como después verificó, 111111 estacada. Cuando es su cuerpo lo que se ofrece a la mortificación por
las sinfonías de Saint-Saens evocan perfectamente. La revelación de un II ()Iro, no es raro que recurra a la automutilación, para localizarlo,
mundo maravilloso pero inaccesible al común de los mortales, y el contraste Si Lacan llegó a decir que el psicoanálisis no debía retroceder ante la
entre este mundo y ]a triste realidad cotidiana, hecha de malentendidos y vio- 11,Il'osis, no es sólo porque enseña la preeminencia de lo simbólico en la
lencia, ]a consagran a la tarea. Como toda verdad está subordinada al verbo, I 11I1.~litución de la realidad de un sujeto, sino también porque el psicoanalista
inventará, gracias a sus amplios conocimientos lingtiísticos, una lengua IIt1l'tle,frente al sujeto psicótico, sostener un]ugar esencial. En efecto, el
nueva compuesta de elementos tomados de ]0 que para ella son las lenguas II'Hl'Oanalistano es ni el representante habilitado del orden en ]a sociedad ni
de la cultura y de la civilización: el hebreo, el griego, el latín, e] inglés, el "'1l1elque, sobre la base de su saber, ejerce un poder que somete al otro a una
111II Illa.
alemán y el francés. Esta lengua nueva cuya música da exacta cuenta del
sentido, debe transformar a la humanidad y brindar]e la felicidad. Solitaria Reconocer]a particularidad del psicótico por]a operación de la transfe-
y febrilmente, le llevará no menos de diez años completar su obra, segura de Il'nda, la cual, aunque teniendo otras coordenadas que en la neurosis, existe,
cumplir una misión diferente de cualquier otra. Después de estos diez años, p\I('(\epermitir a ese sujeto ]a pacificación de un goce costoso, por los es-
su actividad se orienta a propagar su obra y a convencer. La hospitalización IIllgOS que produce en su vida íntima y social.
68 MarcStrauss

En lo tocante al niño psicótico sucede lo mismo. También aquí, permili 4


una condensación del goce fuera del cuerpo y fuera de la cadena significa"" EL ACTO FALLIDO POR EXCELENCIA
puede producir mejorías clínicas considerables.
ES EL ACTO SEXUAL
GérardMiller

NO HAY RELACION SEXUAL

Freud inventó el psicoanálisis por una razón muy simple. Aceptó que sus
pncientes histéricas le contaran. Aceptó escuchadas, sin hacerse el amo, dó-
cilmente.
La histérica, como se sabe, es por definición difícil de soportar. Histéri-
cas eran las brujas que durante siglos terminaron en la hoguera, histéricas
~ranlas poseídas que se persiguió en Ludún, histéricas eran las enfermas que
las postrimerías del siglo XIX medicalizaron a ultranza ... ¿Pero en qué reside
'se insoportable?
La histérica no sabe vivir. O, para ser más exactos, no sabe "gozar". Ella
lo proclama en las formas más diversas acusando al otro --el marido, el
sacerdote, el médico, eljuez- de ser un incapaz. Incapaz de comprender la
razón de su sufrimiento, de corresponder a lo que ella reclama: un hombre que
lo sea.
El reclamo histérico no es divertido. Lo peor es que es verdadero. En lo
que dice la histérica, hay un saber depositado. "Saber", término al que Lacan
le da un destino y que está siempre presente en el discurso de los que sufren.
Lo que sorprende en la histeria es que este saber recae sobre lo imposible que
se juega en la sexualidad.
Nosotros mismos no cesamos de afrontar lo que la histérica dice, lo que
grita, síntomas al final: el hecho generalizado de que la cosa no marcha entre
/() GérardMillel' 71
El acto fallido por excelencia

It I:-.Iu )llIhres y las mujeres, de que jamás marchó en el pasado -¿de qué otra 1 llll\l·ientes. Nunca podremos amar completamente lo que deseamos, y no
rosa se habla, desde el albor de los tiempos, en todas las literaturas?- y de 1I lidremos más recurso que hallar compromisos.
que no tiene ninguna razón para marchar mejor en el porvenir. Como Freud, l)c este modo, la actividad sexual resulta caprichosa, afectada por un
Lacan toma este dato en serio y extrae de él las consecuencias convenientes.
El psicoanálisis es en un sentido la práctica que se deduce de esta constata- Ih Ileit que no se reabsorbe. Freud hará pasar esta línea de fractura entre la
ción, que la teoría lacaniana fonnula en estos ténninos: "No hay relación ,\ xllalidady la cultura; Lacan, entre la sexualidad y el lenguaje. Desde el mo-
sexual." IIll'lllOen que el hombre habla, ya no tiene ninguna posibilidad de encontrar
1111 acceso no mediatizado a Ir. sexual. Se conservará para él la disyunción
Por supuesto, no se trata del acto sexual -lo cual sería una curiosa
afirmación, habida cuenta de la incesante actividad sexual del género hu- I ntre el amor y el deseo, entre la sobrestimación del objeto de amor y el
mano- sino de la relación sexual. Relación que ha de entenderse en el sen- I Ilvilccimiento del objeto de deseo. Toda satisfacción sexual va necesaria-
tido de armonía, de complementación entre los sexos. Lo que Lacan resume IIll'nte acompañada por una devaluación del objeto, y de ahí que lo que
11 lJlstituye un freno para la satisfacción aumentará paradójicamente el valor
en su fórmula es la separación estructural entre el hombre y la mujer, se-
paración que la sexualidad pone en evidencia. Ill\6ste. Así pues, para mantener un vínculo duradero será necesaria una parte
Freud, comparando el amante al ebrio, hace notar que sus conductas son dr prohibición.
exactamente opuesta'.;. Cuanto más bebe el ebrio, cuanto más se empeña en Una cultura en tanto que regula las relaciones entre el hombre y la mujer
beber, más deseable es el vino. Por el conl1'ario, el amante tiende a apartarse 110 es otra cosa que la red por la cual es diferida la satisfacción. Para aumentar
ineluctablemente de aquella a la que codiciaba, desde el momento en que ha 111 Iibido se requiere un obstáculo, y cuando los obstáculos naturales a la
podido gozar de ella. De este modo el psicoanálisis ponía al descubierto una sllLisfacción ya no fueron suficientes, en todo tiempo los hombres erigieron
antipatía sorprendente: en la propia naturaleza de la pulsión sexual hay algo r'(~sistencias convencionales para poder continuar gozando del amor. Se
que no concuerda sin duda con la realización de la satisfacción compleL:"l. l'omprende la importancia que Lacan otorgó al amor cortés, la manera más
Freud menciona el caso de esos hombres que no desean a las mujeres que ;Iegante de librarse de la no-relación sexual, aplazando para el día siguiente
aman y que no aman a las que desean. Ilustra la existencia de dos corrientes, 10 que no en tcxlos los casos se podría lograr hoy. No hay nada más fácil que
una ligada a la "afectividad" y la otra a la "sensualidad". Dos series que se sublimar. La sublimación, lejos de reducirse al arte y a la literatura, es mucho
combinan habitualmente para definir la actitud llamada normal, pero que más natural al ser hablante que la sexualidad.
siempre son distintas y a veces antagónicas. Porque la relación que el sujeto
mantiene con sus objetos no se da de una manera obvia.
La elección de los primeros objetos se cumple en el entomo de la cría de NECESIDAD, DESEO, DEMANDA
hombre y pennanece ligada a la experiencia de las satisfacciones obtenida'.;
en la dependencia del otro. Es el tiempo de las primeras fijaciones afectivas. Para comprender el porqué de la inannonía, del desacuerdo estructural
Totalmente distinta es la segunda corriente, sensual estriCL:'Unentehablando, que marcan a la sexualidad, hay un ténnino que sirve de punto de referencia,
que en la pubertad se reúne con la precedente. Pero en el momento en que por el de deseo, que indica ya que en la médula misma del ser hablante hay una
fin se podría pasar al acto, concretar los afectos, se choca con la barrera del fractura, una hiancia. Lacan instala una tripartición útil: la de la necesidad,
incesto que impide que afectividad y sensualidad coincidan. De ahí la elec- la demanda y el deseo. Tres ténninos heterogéneos que detenninan sujetos,
ción de una nueva serie de objetos exteriores, sustitutos construidos sobre el objetos y mcxlos de satisfacción diferente.
modelo de los objetos primeros y hacia los cuales se trata ahora de desplazar Comer, beber, donnir: podemos imaginar la necesidad. Sólo que jamás
el efecto que éstos retienen. la encontramos en eSL:"ldopuro. Como decía Marx, el hambre que se satisface
El problema, explica Freud, es que nadie llega a hacer fusionar estas dos con la carne cocida y sazonada no es la misma hambre que la que se satisface
corrientes, y que cada cual permanece asediado por fantasmas incestuosos in- con carne cruda, comida con los dedos. La demanda, o sea la fonnulación de
72 GérardMiller El acto fallido por excelencia 73

la necesidad, posee el interés de introducir el orden simbólico. Pero la deman- • .1,1, singular, único, que no se compara con nada, que no se puede inter-
Itl

da transforma a la necesidad, la oblitera, la opacifica. El ser hablante hace la 1111 11I


r, absoluto. El objeto transicional pero también el fetiche dan idea de
11

experiencia de una sujeción. El deseo será el efecto de esta dependencia I I "~ objeto absoluto quedará marcado por la forma en que se constituyó,
engendrada por la demanda, es decir, el efecto del significante sobre la '1"1' ~s un corte. Ese objeto separado, que Lacan denominará a minúscula,
necesidad. ,¡llllIS puesto en perspectiva por la castración.

La demanda produce un pérdida de la necesidad; el deseo es la huella de


esta pérdida, el resultado de una operación de sustracción. Con la demanda,
si se sustrae la necesidad, queda el deseo, lo que de la necesidad no está \ I\XPERIENCIA DE LA CASTRACION
saturado. Entre la necesidad y la demanda hay un clivaje. Como dice Lacan
en Subversión del sujeto y dialéctica del deseo, "el deseo se esboza en el La "castración"! ¿Quién no conoce el nexo que existe entre este término
margen donde la demanda se desgarra de la necesidad" (Escritos, pág. 814). I I descubrimiento freudiano? Pero cuando Freud se pregunta por lo que la
¿Cuál es el objeto de la necesidad, que la demanda transpondrá a '1'.lrllCión es, ¿qué dice, exactamente? Consideremos el punto en el niño
'lI¡"lll.
continuación? Es un objeto a la vez particular, no sustituible (si alguien tiene
sueño no se le puede proponer que beba para satisfacerlo), pero también 1,3 castración
es una sorpresa. Al principio el niño está persuadido de que
indiferenciado (si alguien tiene sed, se le puede proponer agua o jugo de Ii 1111) el mundo, incluidas las mujeres, posee un pene. Hasta el día en que se
naranja). En cuanto a la demanda, ella introduce otra dimensión donde lo que I 11l'\Icntracon una excepción. Aunque siempre haya visto niñas a su alrede-
importa no es lo que se da, no es ya el objeto, sino quién lo da. En el horizonte dlll, muchas veces desnudas, hay un momento en que toma efectivamente
de toda demanda está el amor, el ser de aquel que da y que no se puede I llllocimiento del hecho de que están "castradas". Y este descubrimiento de
deslindar sino como otra cosa que todo lo que es dado, sino como una falta. l., 1'1Istración, y por lo tanto de la amenza que implica para él, tiene el valor

De este modo, la fórmula de toda demanda será: poco importa en realidad lo dll \Ina herida narcisística, le impide considerarse el más fuerte, el más

que me das, si eres tú quien me lo da. Mientras que con la mera necesidad no '1.llIde, intocable. Freud explica que el niño, entonces, tiene dificultades con
había más que satisfacciones particulares, se perfila una satisfacción diferen- 1I t:ompletud: está desvalorizado. La castración sacudirá su imagen pero al
te, universal. Y, en Lacan, el amor consistirá justamente en "dar lo que no se IIdsmo tiempo, como explicará Lacan, en este punto preciso va a identificar-
tiene": un don donde se transfiere otra cosa que la particularidad de todos los ,1" va a descubrirse más él mismo.

objetos. La necesidad estaba condicionada, la demanda será incondicional y Aquí cobra su sentido el término de falo. El falo del que habla el psicoa-
abrirá a lo insaciable. En "La significación del falo", conferencia de 1958 que llnlisis no es el pene, no es el órgano: es un significante, lo que simboliza a
Lacan pronuncia directamente en alemán, expresa que "la demanda anula la I~,~Córgano. Asimetría decisiva: de los dos órganos sexuales uno solo, el

particularidad de todo lo que puede ser concedido transmutándolo en prueba IIlusculino, entra en consideración, y esto para los dos sexos. El falo funcio-
de amor" (Escritos, pág. 691). IInrácomo el equivalente general, el significante mismo del deseo: no como
Si la demanda no puede sino ser incondicional respecto del otro, el efecto 1'1 término último, "metafísico", del que todos los demás no serían sino los

de esta inadecuación de la demanda y de la necesidad provocará la angustia, Iotoños un tanto deficientes: sino también él un sustituto, un suplente, una
que se escribe en la pequeña álgebra lacaniana: S(if.), significante de una falta t'(lnsecuencia de la falta. De ahí que el falo verdaderamente importante será,
l\O función de su misma definición, el de la madre, el falo femenino.
en el otro. ¿Es que el otro sabe lo que me hace falta, lo que yo soy en mi
singularidad? Y Lacan evoca el objeto transicional-Ia vieja colcha, el Esta herida narcisística, que para el sujeto está enlazada a la pérdida de
pañuelo, el paño- del que el niño ya no se separa y que actúa como el tapón Ililaparte valorizada de su cuerpo, no es la primera de su vida. El psicoanálisis
de esa angustia, asegurando al sujeto que esto al menos no le faltará. lIrsla sin dificultad otras dos experiencias por las que pasan todos los niños:
La demanda y el deseo que de ella se desprende nos orientan hacia un -1 destete, pérdida del pezón que, sin dejar de pertenecer a la madre, tapona
74 Gérard M iller El acto fallido por excelencia 75

l¡ I ( IRMULAS DE LA SEXUACION
hasta tal punto la boca del niño que se confunde en uno solo con él, y I
producción de las heces. La castración pone en perspectiva la historia dt'l
sujeto, ordena retroactivamente las pérdidas anteriores, las revela.inclu~1 I II )hra de Lacan está puntuada por pequeñas letras de un álgebra que le
como tales y anticipa todas aquellas que vendrán después a formar serie. l'I'lpia, y las denominadas fórmulas de la sexuación se encuentran entre las
El objeto a de Lacan se inscribe, pues, en la recta línea freudiana. Cad ¡II'¡ 1 ,'Il'br~s. ¿A qué necesidad responden lo que él llamará sus "maternas"?

objeto, en tanto que está valorizado por el deseo, será un objeto de este tipo, ", lIl'ccsidad de anular la fantasmagoría, de reducir la imaginarización
pérdida, desecho, efecto de una separación, de un corte. Y el falo sigue siendo \'", '''Iiva atada comprensión, de formalizar la experiencia analítica para
el emblema de toda falta, el principio de la disyunción que distribuye en rI 1111, puntos de referencia firmes, íntegramente transmisibles. Veamos de
Ii iI 111( )do escribe Lacan en términos de funciones la no-relación sexual entre
mundo nuestros objetos queridos.
Cada cual saldrá más bien o menos bien de la experiencia de la castracióII 1li'"llhre y la mujer.
y salir mal, para Freud, será por ejemplo rehusarse a tomar verdadero cono ')1 el falo es un atributo único con relación al cual se ordenan uno Y otro
cimiento del hecho de que la mujerno tiene pene. Ejemplo del fetichista. ESIl' 11, IInmemos <I>a una función: tener el falo, y supongamos una población
se inventa por eso sustitutos reales al falo que falta, objetos indispensabk~ Ud.l, x. Escribamos <I>x,y postulemos que todos los individuos que compo-
llo 11 ('sta población son susceptibles de ser argumentos de la función,
cuyo testimonio reclama constantemente y sin los cuales para él no hay cl(-
seo. Por otra parte, es un hecho clínico comprobado que los fetichistas no l'lldh'llclo sustituirse en el lugar de la variable.
1\1 p'rincipio que guía a Lacan en la tarea de diferenciar al hombre de la
soportan la visión de los órganos sexuales femeninos, no soportan la fallll,
1I11l/,'r es su relación propia con la castración. Como hemos visto, lo esencial
Pero la mayoría de los hombres, añadía Freud, superan el fetichismo.
Para Lacan, quien decía que la sexualidad masculina es fundamental ,1. 111 experiencia del niñito es el descubrimiento de una excepción a la regla.

mente perversa, la cosa resultará más compleja: quizá todos los hombres SOIl 1 11 1111 primer tiempo está convencido de que todo el mundo tiene el falo, y

1" ti lo tanto que Vx (para todo x), <I>x: la función marcha, hasta el momento
fetichistas, ¡aun cuando se inclinen por las mujeres! Pues, ¿con qué tienen
, 11 qlle se ve obligado a tomar conocimiento de que existe al menos una
que vérselas en su deseo sino con sustitutos del falo? Todo se presenta como
1" I~()naque deroga la regla, que existe al menos un x para quien la función
si el cuerpo entero de la mujer estuviera falicizado. El hombre no se relacionn
con el otro como persona, se relaciona más bien con el objeto que el otro I III\'gativa: o sea::Jx (existe un x) tal que <I>x(no IPX).
oculta. El a de Lacan tendrá este valor: un objeto que el otro puede inCluir y Las dos proposiciones: Vx<I>xy ::Jx<I>x se oponen, pero están igualmente
a partir del cual se establece esa relación que examinaremos más adelante y 1ll(lI<1as. La primera es universal afirmativa, es decir que, estrictamente ha-
111111100, no tiene ningún valor existencia!. Si digo: todos los ángeles tienen
que se llama fantasma.
Pero dicho esto, ¿qué sucede con las chicas, con las mujeres? Si se admite ¡jll~,esto no prueba que exista alguno. Una universal afirmativa no puede
que el complejo de Edipo, la experiencia de la castración representan una Ii m'r valor existencial más que si hayal menos un término que se le escapa;
catástrofe para el niño, ¿qué sucede con aquellas que, en resumidas cuentas, Ih he contener una existencia que la niega, pues para formar un todo es preciso
,/110 haya un exterior a este todo que le permita cerrarse. Por lo tanto, es de
parecen más bien armónicas con el Edipo, para quienes es difícil sentir la
amenaza de ser privadas de lo que no tienen? Aquí tenemos precisamente uno IlI'l'ho la segunda proposición, la excepción, la que da consistencia a la
de los ejes de la diferencia entre los hombres y las mujeres que el psicoanálisis plllOera, a la regla. La castración, realizada en la mujer, permite al hombre
destaca: la castración no funciona como límite en los dos casos, y esto nos I ollstituirse como tal, como semejante a los otros hombres: la castración es
introduce en la escritura lacaniana de la diferencia de sexos.
I ollstitutiva de su ser.
Lo cual no puede operar en el caso de la mujer. Para ella la castración es
1111 hecho consumado: ella ya no es castrable, y desde el momento en que no
IIliY encuentro con la excepción, no hay constitución de un todo del que ella
fl GérardMiller El acto fallido por excelencia 77

1111"hll lit Jllllle. Lacan escribe: ::Jx<l>x(no existe un x tal que no <l>x)y \Ix 111 11111,1
por las variaciones que autoriza el punto de excepción, <l>x,que
110JlilllllodQ x, <l>x). I I l. 1"Ir ejemplo -lo que después de todo no es más que otro nombre
I'fIré)Freud, la diferencia hombres/mujeres seguía pura y simplemenll' n 1,. "1 IUldón- el Nombre-del-padre, puesto que es por él, si la Madre
la anatomía: "¡La anatomía es el destino!" escribía, parodiando una expll' lo1111,'11 ello, por quien se vehiculizan las prohibiciones. El lado "Mujer"
sión de Napoleón. Pero para Lacan la diferencia de sexos es de otro ordl'n 1I fllllllulas de la sexuación remitiría en este caso a la forclusión del
elaborando la lógica del complejo de Edipo, propone una formalización '1m' iil'll del-padre, a la psiccsis. ¿Significa esto que todas las mujeres son
no excluye que un representante de la parte masculina de nuestra humanidad I ,11 lino no cesó de repetir la dOXilmasculina? En cualquier caso, esto
se inscriba del lado "Mujer" de las fórmulas de la sexuación. Y recíproca '"111. l rllcxionar sobre la conexión femineidad/psicosis que la clínica
mente.
I1 y qllc Lacan llamó el efecto "empuje-a-la-mujer": sentimientos que
En el hombre hay un lúnite que hace consistencia, en la mujer no. COII 110 Ip,l(:icntede transformarse progresivamente en mujer (como en el caso
I

los hombres tenemos de entrada la ley del conjunto: sea cual fuere el 1111111'), de ser amenazado por hombres que quieren atentar contra su
elemento, sabemos que tendrá la misma propiedad que todos los demás. No o l Ildnd física, de ser penetrado y hasta embarazado.
se puede esperar ninguna sorpresa. Así se explica que todas las organizaci( 1
nes, todos los grandes grupos -partidos, ejércitos, Iglesias ...- sean ell
primer lugar masculinos: giran en redondo. La dificultad surge del lado del 111)( 'F
"no-todo", de la mujer. Con ella no hay principio organizador, no hay
ninguna certeza: la otra mujer, ¿es simplemente la misma? Siempre hay qUl' \lIll' la diferencia de sexos, el ser hablante está fundamentalmente solo.
verificarlo. , I ( 111'0, está separado. Esto no le impide imaginar lo contrario. Pero más
Lacan efectúa una relectura del mito de Don Juan. Don Juan, ¿fantasma ,11\1 h 'Indas las historias que se cuenta, algo insiste que Lacan llamará el goce
de hombre? En absoluto. Este hombre que tendría a todas las mujeres, que '1111t'l psicoanálisis no descubrió desde un inicio.
podría gozar de todas a la vez es, por el contrario, un fantasma de mujer... I'1\ 1911, en Los dos principios de lfuncionamiento mental, Freud supone
Además, cuando Freud inventa, en Tótem y tabÚ, el mito del padre primero, '111\'~lllcJioen que lo que gobierna la actividad psíquica del sujeto está
aquel que posee justamente a todas las mujeres y al que los hijos deben matar '1lll'Ildo al exclusivo principio, inconsciente, del placer. Es una ley de
para apropiárselas, ¿de quién lo aprende sino de sus pacientes histéricas? 1111Il'Í6ny repulsión: la actividad mental se aparta de todo lo que puede hacer
Se comprende que la proposición lacaniana tan frecuentemente repetida: 111 Nlr dolor para no buscar más que lo que favorece el placer. En este estadio,
"La Mujer no existe", exige no olvidar las mayúsculas ... Las mujeres, claro I Illldividuo no se preocupa por lo que es real: real o alucinatorio, un objeto
que existen, existen incluso tanto más -una más una más una, sin que la lista 1111 h' interesa sino por el placer que le aporta.
se cierre nunca- cuanto que lo que falta es el ser-Mujer, "La" Mujer, algo I>cspués, supone Freud, interviene en el desarrollo del individuo un
que detendría el infinito de su enumeración. I IJIIlldoprincipio que permite, por el contrario, aislar lo que es real aun si este
Esta componente heterogénea, irracional, hará decir a Lacan que lamujer 11°lill:Sdisplacentero. En efecto, es absolutamente preciso que el sujeto sub-
presentifica por excelencia al Otro para el sujeto, y escribirá: "ILa Mujer no 1'.1:1cn el mundo, que obedezca a sus leyes, que atienda a exigencias que son
existe", barrando el La con la misma barra que pondrá, en su grafo, sobre el IlIcl:sariamente placenteras. Se trata del principio de realidad. Este principio
gran Otro. Es también esta dimensión del "no-todo" la que lo conducirá a en- "plantará al del placer, y el individuo se adaptará, aprendiendo a agachar el
lazar la mujer a la verdad. Pues la verdad también es no-toda: no puede de- IDiliO, a calcular, a dar rodeos; en síntesis, a ser inteligente. El principio de
cirse toda, y por el contrario exige ser buscada entre las palabras, entre las 1,'111 ¡dad se opone al principio de placer, pero lo contradice sólo en apariencia,
líneas.
PIIl:stOque para el individuo siempre se trata de obtener placer: tomando
Habrá sin duda otras lecturas posibles de las fórmulas de la sexuación ... llllplemente el buen camino, que nunca es el más corto.
78 GérardMiller
El aCiOfallido por excelencia 79

Freud añade que esto permite comprender el lugar singular que ocupa la
sexualidad en la economía psíquica. En el momento en que ésta habría tenido 1[ablar de satisfacción inconsciente tiene como consecuencia perturbar
que acusar la acción del principio de realidad, es decir modelarse según las 111 relación del sujeto con aquello que lo satisface. "Ahí donde sufres, ahí es
exigencias del mundo exterior, sobreviene el período de latencia, que qllizás donde más gozas": esto es lo que el sujeto arriesga oír del psicoaná-
mencionábamos más arriba, y las exigencias supuestamente orgánicas de la II~is.Equivale a anunciarle: "no sabes dónde gozas".
sexualidad pasan por un período de baja hasta su retorno en la pubertad. La "El goce es el momento que no puedo decir", escribe Lacan. No se trata
sexualidad, sustraída a las exigencias del principio de realidad mientras que d,' un momento paroxístico como aquel en que la palabra desfallece en el
las otras funciones vitales se someten a él, sigue estando regida, más que 111 ¡.;asmo, sino de un punto que no puedo localizar. Puedo decir lo que me
ninguna otra, por el principio de placer. Pennanece bien próxima a este I IllIsaplacer, pero no lo que me hace gozar.
principio y, eslabón débil de nuestra organización psíquica, el pensamiento, Tal vez el goce esté incluso muy cercano al horror. Recuérdese este pa-
que había alcanzado la esfera de lo racional, estará siempre amenazado de ¡Ije de la cura del hombre de las ratas: al comunicar a Freud su aterrador
regresar bajo la dominación del principio del placer. Como habrá de decir /¡llItasma (unas ratas lo penetran por el ano para roerle las entrañas), se
Lacan, el principio del placer es en realidad un principio de homeostasis: Il'vanta bruscamente y Freud ve en su rostro el horror de una voluptuosidad
Freud presenta el proceso primario como animado por el solo deseo de qll(;él no conocía. El goce no tiene nada que ver con el placer, al menos por
mantener en el aparato psíquico la menor tensión, el mayor equilibrio. lil razón de que, el goce, eso no engaña: así como el placer y el dolor van y
Ahora bien, ¿qué se verá llevada a plantear la teoría analítica, contradi- ',llenen sin que se encuentre en ellos nada finne, así el goce es para cada uno,
ciendo la elaboración de 1911? Exactamente lo contrario. Que el inconscien- 111111 (uando él lo ignora, una certeza.
te no obedece al principio del placer, que es correlativo no a un equilibrio sino Pero el goce es siempre sinónimo de complicación. Su imperativo se
a una desorganización constitutiva. El inconsciente cobrará todo su valor por I¡pone a la propensión a la felicidad. Lo que Lacan llamará "saber inconscien-
ser no lo que obedece al principio del placer y que después queda reprimido 11''', son las complicaciones del goce. Enel camino de su goce, el sujeto acaba
por el principio de realidad, sino por el contrario, aquello que contraviene IIccesariamente en el sufrimiento. En él se motiva la represión. El sujeto
fundamentalmente al principio del placer. El inconsciente no se manifiesta fl'nuncia a sus satisfacciones pulsionales y este renunciamiento determina su
por la emergencia de un placer sino más bien por el sufrimiento. En Más allá historia. Pues correlativamente hay un retorno de ese reprimido; el goce
del principio del placer Freud descubre la compulsión a la repetición. La vllelve pero desplazado: es el síntoma, uno de los sustitutos del goce. Des-
compulsión a la repetición es la tensión que no desaparece, que insiste. El l'ifrarlo no será otra cosa que hallar en él el goce que en él está implicado y
inconsciente pasa a ser lo que no puede ser reabsorbido en la homeostasis del qlle no se sabe.
placer. Desde el momento en que existen las leyes de la palabra y del lenguaje,
Hay una diferencia entre lo que se siente como placer a nivel del yo, 1" goce está prohibido, pero se deposita un resto de goce. Renunciamiento de
conscientemente, y lo que satisface algo a nivel del inconsciente. Lo que 1111 lado, invención de sustitutos del otro: se obtiene un pequeño beneficio,
satisface al sujeto a nivel del inconsciente tiene todas las posibilidades de ser IIlgodel goce consigue pasar. Lacan construye sobre el modelo de laplusvalía
sentido como displacer por el yo. Con esto, el corte consciente/inconsciente 1'1 plus-de-gozar, un sobrante de goce que será tan difícil de localizar como
queda reforzado. El displacer que sienten, por ejemplo, los neuróticos sería lo es la plusvalía en el sistema de los intercambios económicos.
placer que no puede ser percibido como tal. Freud agregará en una nota, unos Lacan invierte la perspectiva freudiana sobre la libido: da cuenta de ella
años después, que placer y displacer, siendo sentimientos conscientes, partiendo de la castración, la hace aparecer como falta. SimuHáneamente,
pennanecen atados al yo. Dicho de otra manera, son ténninos inadecuados define el goce como una "sustancia", en oposición con estafalta, en oposición
para el inconsciente. Tesis que Lacan va a retomar abriendo un espacio al ron el deseo que la expresa. Pero ello para indicar ante qué nos hallamos,
término de goce. efectivamente: no ante el goce sino ante su desecho, pasado por la criba del
significante. Este plus-de-gozar no estará precisamente sexuado, y un foso lo
80 GérardMiller

separará de lo que sería el goce sexual. el goce del Otro sexo. De ahí la 5
inexistencia de la relación sexual, salvo imaginariamente, en el amor, donde EL SINTOMA ES LO MAS
el sujeto podrá vivir los espejismos de una fusión, de una completud con el
REAL QUE MUCHAS PERSONAS TIENEN
otro. Y cuando en cambio. confrontado directamente con el goce, librado sin
mediación simbólica a sus conminaciones viva la posibilidad de una relación Jean-DanielMatet
sexual en lo real. esto será, lo hemos visto. la psicosis.
Lo que Freud indicó con el ténnino castración es el vaciamiento del goce,
con los complementos de la existencia de puntas de goce concentradas en los
límites del cuerpo, en lo que llaman, por ejemplo, las zonas erógenas. Por otra
parte. si el término plus-de-gozar existe, es porque hay intercambio mercan-
til: significante por goce. Y lo que queda del goce cuando éste se ha mar-
chado, a eso le llamamos el deseo, el deseo, eminentemente humano, de pro-
teger al sujeto del goce.

SINTOMA y PALABRA

¿Qué viene a hacer, se dice, aquel que se dirige a un psicoanalista, qué


I¡:pide sino que comprenda aquello de lo que sufre. y en la medida de lo po-
.~iblelo alivie de ello?
Sin embargo, inventariar los síntomas no es el proceder que orienta al
psicoanalista. Freud lo indicaba en el propio título de uno de sus trabajos,ln-
ILibici6n. síntoma, angustia: síntoma está escrito en singular. Así pues, los
psicoanalistas tendrían una clínica del síntoma y no de los síntomas, disemi-
liados como pueden estarlo a través de la observación médica.
Es esta clínica lo que Jacques Lacan desarrolló a lo largo de su enseñanza.
S II formación en psiquiatría sobre la huella de Cléram bault, su "único maes-
traen psiquiatría". lo comprometió a ello: "La fidelidad a la envoltura formal
del síntoma, que es la verdadera huella clínica a la que tomábamos gusto, nos
llevó a ese límite en que se invierte en efectos de creación" ("De nuestros
antecedentes", Escritos. pág. 66). Pero es sobre todo la lectura de Freud, en
los albores de su experiencia analítica, la que sostendrá su renovación.
Puede parecer extraño, en la actualidad, ver a Lacan recordar a sus co-
legas de los años cincuenta que una cura psicoanalítica supone en primer
lugar que un sujeto hable a un psicoanalista que, para regular su práctica,
escucha lo que se dice. ¿No abandonó Freud la hipnosis en provecho de]a
regla fundamental que exige justamente al paciente asociar libremente, o sea
84 Jean-DanielMatet El síntoma es lo más real 85

Dora había pedido a su padre partir con él de viaje, dejando a su mad 1 11' 1I1 e, sueños, lapsus, chistes, síntomas ... Esta es la tesis freudiana. Lacan no

en la casa, para reunirse con el señor y la señora K., personas con las cuaJe li'~() de recordarla. En el síntoma el inconsciente se manifiesta como veTÍ-
el padre había trabado relación en circunstancias de hallarse gravemenl dtI'o, pero en esa medida no basta con escuchar, con intentarconocerse mej or
enfermo. El padre encontró en la señora K. compasión y apoyo. En cuanto 111 1'11I:1 4ue esa verdad se manifieste. Ella no se hace reconocer sino sorpren-
señor K., habóa cortejado a Dora, cosa que un día, acusado de ello, desminti dll'lldo, imponiéndose. Una definición posible del síntoma es presentarlo
vehementemente. Sea como fuere, Dora, por su parte, había facilitado sin 1 illllOsiempre enigmático. La verdad sorprende al saber que el sujeto cree
ninguna duda las relaciones de su padre con la señora K., cuidando por ejclIl di lI'nlar, dando al síntoma un carácter que Lacan definía así: es "lo que
plo a los hijos de ésta para dejarla más libre, y además las dos mujeres man I (,It'a".
tenían sólidas relaciones basadas en una gran confianza recíproca. I~Isujeto sabe que el síntoma le concieme pero no por ello sabe lo quees.
Freud, por propia confesión, comete un error en cuanto al objeto <Id 1 \1'1111 apuntaba que en la experiencia del psicoanalista, "esesa relación muy
deseo de Dora. No distingue la profunda duplicidad del objeto del descII,
1'"1 kularde un sujeto con su saber sobre símismo lo que sellama el síntOIua"
ligada a su matriz imaginaria tal como la pondrá en evidencia El estadio t/"¡
11" ril)lemas cruciales para el psicoanálisis, inédito).
espejo. En este ballet de cuatro, observa por su parte Lacan leyendo a Frclld
,Qué es lo que resulta fundamentalmente enigma para elsujeto y que tapa
en el Seminario ¡U-Dora, su padre, el señor y la señora K.- el yo de DOI
es el señor K.. Los síntomas cobran su sentido definitivo sobre la base de qll 1I vl'I'dad? ¿Quées "ese real no sabido", según la expresión de Lacan? Es'<lo
ella es el señor K ..La afonía de Dora, síntoma que aparece cuando desapan' ti iI del sexo" y también lo que recubre el objeto real que causa su deseo, o
el señor K., no está enlazada, como pensó Freud, con su mera ausencia sllll , I!'I objeto a.
con el hecho de quedar sola directamente en presencia de la señora K .. I ,lI posición mítica idealizada del psicoanalista -Sasz decía, por ejem-
La pregunta de Dora sobre su existencia puede formularse en estos 1('1 1dll, que el psicoanalista siempre tenía razón- encuentra su contrapunto en
minas: ¿qué es ser una mujer? La consecuencia de esta pregunta es la afolllll 1, dllllcnsión misma de la verdad tal como es recordada porLacan. Estabús-

en presencia de la señora K .. ¿Qué es lo que su padre, abandonando a su plll '1' lida de la verdad está sostenida por el paciente en una relación asimétrica,

pia mujer, la madre de Dora, pero en cambio tan generoso con la señoril , Illil Instauración del sujeto-supuesto-saber. .., por lo menos saber de ello un
ama en esta última más allá de ella misma? 11.11 II más que él.

Dos señalamientos que confluyen. Por una parte, Freud indica que clIl'l I ,11 profunda ambigiiedad de toda aseveración, su doble cara, implica dé
momento del Edipo de Dora la impotencia del padre ocupaba el frente dI' I 11, , 110una mentira que se plantea él mismo en esta dimensión de verdad.
escena, bajo la forma de una grave enfermedad. El señor K., por la otra, hahl 1" ,111 toma el ejemplo de otro psicoanalista, Niinberg, quien se preguntaba
recibido una bofetada de Dora por haber dicho que su mujer no era nada plll '1111 I'osa empujaba a un paciente a recurrir al análisis para recobrar lo que él
él. Se despliega así la pregunta de Dora, que conjuga lo que significa sel' 1111 11\l111I!)a la salud, siendo incluso que su síntoma estaba destinado a aportarle
mujer con lo ignorado del amor que puede dirigirle su padre. Todo lo qUl'di 111'illlccionesindudables. LacaJl comenta el punto como sigue: aquelloCJ..ue
ha podido entender de la relación de la señora K. con su padre gira alrc<lt'lllll i
11 I I1I1l1 vado en el paciente la búsqueda de la salud, del equilibrio, es justa-
de la felación, lo que muestra ser significativo del sentido sexual d<: MI 111' 1111' su mira consciente. "¡Qué abrigo le ofrece el recurso al análisis para
síntomas orales (afonía, vómitos) que se inscriben así como resultado dI' -11 " 1.lhlccer la paz de su matrimonio, cuando cierta cojera ha sobrevenido en
pregunta. Illllllt' ión sexual o cierto deseo extraconyugal! Desde los primeros tiempos,
11',\1 lente muestra desear, bajo la forma de una suspensión provisional de

11 (lIl'sencia en el hogar, lo contrario de lo que ha venido a proponer corno


SINTOMA y VERDAD
1111111 ¡mero de su análisis: no la restitución de su matrimonio, sino su ruptura"
,1 '\ ('/latro conceptos fundamentales del psicoanálisis, pág. 126).
Si hay una piedra de toque del psicoanálisis, es indudablemente ésta I
verdad del sujeto puede entenderse a partir de las formaciones del iuroll
El sírúoma es lo más real 87
86 Jean-DanielMatet

li:.r,ación, por el hecho de que su economía admite algo nuevo que es jus-
SINTOMA y REAL tllm~nte 10 imposible" (Los cuatro conceptosfundamentales del psicoanáli-
sis, pág. 152).
No lefaltaron a Lacan iniciativas teóricas para arrancar a sus alumnos de Este imposible concierne también a la relación sexual, de la que el
la pendiente de una psicologización, de una medicalización del psicoanálisis Iforismo lacaniano nos recuerda que no la hay. El síntoma aparece como la
en la que cadaanalista puede deslizarse, aunque sólo sea respondiendo a la tentativa realizada para invalidar esta proposición. El síntoma indica que hay
demanda de asistencia que se formula alrededor del síntoma, volviendo ligo que no funciona en el campo de 10 real, en tanto que el neurótico en-
simétrica la relación del sujeto y del analista. Pero el inconsciente no se ;ucntra su goce en el síntoma por poco satisfactorio que sea. El goce, térm ino
"terapia". Introducido por Lacan en referencia a 10 que en materia de derecho concierne
Situar el origen del síntoma del lado de Karl Marx, siendo incluso que el ¡I gClCe de los bienes, está del lado del objeto y se distingue así del deseo.
discurso médico se enorgullece de su origen mítico del lado de Hipócrates, Además, es en este punto donde el síntoma se distingue del orden del deseo
opera un desplazamiento prometedor. En el Seminario De un discurso que no :omo siendo el goce. Freud mismo, enuncia Lacan, había establecido la
serla semblante (inédito), Freud es revolucionario, dice Lacan (equívoco con 'qui valencia del síntoma y el orgasmo.
la palabra "revolución", en el campo social o en el sentido de la física de Así pues, el síntoma consti tuye esa anomalía en el campo de 10 real en la
Copérnico), por haberpuesto en primer plano, como Marx, la función que que consiste el goce. De esta relación con el goce el hombre se queja, pero
trata los hechos como síntomas. Es en el campo de 10 real donde surge el 111 desconoce.

síntoma como aquello que no marcha. Es como función de significante que


el síntoma se enuncia, situando así un efecto particular de 10 simbólico en 10
real. DE ALGUNOS SlNTOMAS
El proceso histórico que llevó del feudalismo al capitalismo y determinó
al hombre proletario, le hizo perder todo aquello de 10 que gozaba. Lacan Esta relación con el goce es diferente, particular para cada caso: se puede
subraya de este modo, no sin humor, el efecto benéfico que produjo para :oncebir una. tipología. Pero no se trata por ello de una clasificación, la cual,
Marx este paso que promueve a ese hombre despojado de todo al rango de cosa notable, participa de una concepción diferente del sínto~.
mesías del futuro. Absteniéndose de hacer del hombre un futuro ideal, el psi- En la psicosis, el defecto de la metáfora paterna, defecto del Nombre-del-
coanálisis, en 10 particular del caso, deja no obstante al síntoma en el lugar padre en lo que compete al deseo de la madre, expone al sujeto, por falta de
en que Marx lo puso, modificando su sentido al tomar en cuenta el incons- un tope a los desfiladeros de la cadena significante que pueda detener una
ciente y la forma en que el hombre goza de él. significación, a un goce no regulado por el Otro. El ejemplo de las voces
Los pacientes no se satisfacen con 10 que son. Y sin embargo 10 que son, lluc inadas indica suficientemente la creencia inquebrantable del psicótico en
10 que viven, sus síntomas mismos, corresponden a la satisfacción. Freud no su realidad: "El les cree". En cuanto al neurótico, él cree en el síntoma del que
decía menos que esto. Lacan 10 recuerda: "Ellos no se contentan con su viene a quejarse, "Cree en él", en la medida en que piensa que el síntoma es
estado, pero sin embargo, siendo ian poco contentadizos, se contentan". La- capaz de decir algo y que sólo hace falta descifrarlo.
can introduce en esta satisfacción paradójica la categoría de 10imposible y, El síntoma del neurótico obsesivo se sostiene por el hecho de "que él
oponiendo 10 real a 10 posible, 10 define precisamente como ese imposible. niega el deseo del Otro formando su fantasma para acentuar 10 imposible del
Para Freud 10 real aparecía como obstáculo al principio del placer: 10 real desvanecimiento del sujeto", mientras que el de la histérica, tal como se de-
estaba ahí, por el hecho mismo de que las cosas no se arreglan de inmediato, mostró en Dora, supone que "el deseo no se mantiene en ella sino por la insa-
"como la mano que se tiende hacia los objetos exteriores". Per<? Lacan tisfacción que se le aporta sustrayéndose como objeto".
considera demasiado restrictiva esta concepción de 10 real. El insiste en la Jacques-Alain Miller, en un curso intitulado Del slntoma al fantasma, y
separación de este real del campo del principio de placer, "por su desexua-
HH Jean-DanielMatet El sírúoma es lo más real
89

retorno, puso muy bien en evidencia la necesidad planteada por Lacan, en la


Ir a hablar a un analista instituye ese fenómeno que incluye al sujeto y al
última parte de su enseñanza, de una clínica que se orienta desde el fantasma
analista, la transferencia. La instauración de la transferencia puede producir
y no solamente desde el síntoma, implicando al mismo tiempo su relación.
el alivio de la actualidad del síntoma; la experiencia corriente lo confirma.
Freud articuló tempranamente en su obra una implicación del fantasma
en el síntoma (Fantas[as histéricas y su relación con la bisexualidad, 1908). Pero eso no implica que desaparezca, sino que pasa a ser lo que se analiza y
En el inconsciente, los fantasmas son como los retoños de los ensueños lo que queda apresado en esta actualidad de la transferencia. Incluso pueden
aparecer síntomas transitorios, como si el sujeto pusiera a prueba a ese Otro
diurnos, conscientes en el estado de represión (ataque histérico, por ejemplo). supuesto-saber.
La finalidad del análisis puede simplificarse entonces en un "hacer conscien-
El objetivo de la cura no es la curación, Lacan lo recordaba con Freud,
tes" los fantasmas como causa de los síntomas. Lo que de entrada le resulta
en el sentido de que ésta se obtiene por añadidura. Comúnmente, la curación
claro a Freud adopta en Lacan, al comienzo de su enseñanza, un carácter pro-
blemático. El síntoma está situado en el orden del lenguaje, mien-tras que el es ese estatuto del sujeto, anterior a la aparición de los síntomas. ¿Cómo
fantasma es del orden imaginario (cf. el estadio del espejo como matriz de podría el analista imaginar que vuelve a un antes de la neurosis, siendo que
ésta viene a decir las relaciones particulares del sujeto con los significantes
todo fantasma). La disolución continua de la unidad yoica, lo imaginario, da del deseo que lo constituye?
su material significante al síntoma: "Es en la disgregación de la unidad ima-
Si el psicoanalista se introduce en la transferencia, ante el paciente, como
ginariaque el yo constituye donde el sujeto encuentra el material significante
de sus síntomas". aquel que sabe, recibe de rebote el estatuto del síntoma. En el mismo sentido
un sujeto, psicoanalista para otro, no es un "sabio atrincherado detrás de las
Al introducir el objeto real en el fantasma, ~ O a, articulación del sujeto
barrado con el objeto (a), objeto real causa del deseo, Lacan vuelve a dar al categorías en las que tendría cajones donde ordenar síntomas pSicóticos,
neuróticos u otros", sino que sólo evita esto "entrando en el juego significan-
fantasma una causalidad sobre el síntoma. Se despliega así una clínica de la
articulación del fantasma con el significante que pasa por la puesta en juego te". No atenerse al sentido, ni aun a la metáfora, sino al significante, es para
del Otro barrado, portador de una falta fundamental, que es identificada como Lacan una suerte de consigna. Una consigna que él lanza a los psicoanalistas,
sin lo cual estos correrían el riesgo de reforzar el síntoma que ahí se produce.
significante (<p)falo, mientras que la clínica del síntoma no ponía en juego
Pues introducir una metáfora suplementaria da consistencia al síntoma.
más que al Otro no barrado S(A). Esto puede leerse en el grafo del deseo
Freud lo había comprobado: no sirve de nada revelar el sentido de los sín-
(Escritos, pág. 817). Del fantasma, el sujeto habla poco, al revés de lo que
tomas al paciente, este sentido debe ser asumido por él. Sin embargo, la san-
sucede con el síntoma, pero él orienta la experiencia analítica hasta el punto
ción terapéutica obtenida sobre el síntoma daba fe al alcance del psicoaná-
de ser su baza capital.
lisis en cuanto a la forma de satisfacción sexual desviada que él repreSentaba.
En cualquier caso, no hay ninguna posibilidad de constatar su resolución si
EL PSICOANALISTA, COMPLEMENTO DEL SINTOMA el analista no pone en el primer plano de su acción la cuestión del punto del
sujeto que se ha de tener en mira. En la época en que el llamado análisis de
Lacan nunca promovió una técnica del psicoanálisis cuyo destino de las resistencias aparecía como una panacea, Lacan volcó esa resistencia del
receta había sido bien denunciado en los alumnos de Freud. Las reflexiones lado del analista. No hay resistencia del lado del sujeto en lo relativo al
que propone a lo largo de su enseñanza han de tomarse como notas inducidas síntoma. Hay resistencia eventual del analista a considerar la insistencia que
se hace oír en los síntomas.
por su discurso sobre el psicoanálisis. A esto Lacan no se negó, puesto que
además siempre trató de llevar hasta su última consecuencia los puntos que "La praxis analítica es literalmente el complemento del síntoma". Tomar
trataba. Si para facilitar su lectura reagrupamos algllnas de sus reflexiones,
su parte en el síntoma es la única vía posible del psicoanalista. Esta "comple-
no olvidemos que aparecen en momentos lógicos de su elaboración, como lo
mentación" del síntoma por el psicoanalista sólo es posible en razón del pro-
demuestran los desarrollos precedentes.
pio análisis de éste. El síntoma subrayado como "ser de verdad" influye en
90 lean-Daniel Mate!
El síntoma es lo nuís real 91

"el ser de saber" llevado por el analista, lo imp]iea. El lugar de esa conjunción
e I instrumento del goce del Otro. La dirección de la cura, en cuanto toma nota
del ser de saber y del ser de verdad es lo que Laean reconoce como síntoma
del deseo del analista, es aquí particularmente requerida para que entre en
analítico. Sobre esta base, la práctica del analista se consagra a desenmasca- cuestión su desenlace.
rar, a develar en el síntoma esa relación con el goce. La que sostiene su drama
es la interpretación.
Lo que el neurótico espera encontrar a'l dirigir su queja o su pregunta a SABER HACER CON SU SINTOMA
un psicmmalista es la interpretación de sus síntomas. Si cónsiente en la
transferencia, es en estos términos. Aquel que se embarca en la experiencia
Si los términos hallados por Lacan de atravesamiento del fantasma, de
analítica piensa que puede ofrecer sus síntomas a la interpretación, y el ana-
caída del objeto a del que "hacía semblante" el analista, renovaron en su de-
lista puede representar a su interpretan te. El analizante le supone un saberlo
sarrollo las perspectivas de la cura analítica, relegando la concepción del fin
todo, saberlo todo sobre la causa de sus síntomas. Si se instala al ana]ista co-
de ]a cura como identificación con el analista del lado de sus avatares, ¿qué
mo sujeto-supuesta-saber, es en el lugar de A m~yúscula; ésta es la ilusión sucede con el síntoma en ese momento de fin de análisis?
que impulsa al sujetaa buscar su verdad en el analista como si en él ya
En el Seminario de ]976-1977 (L' insu que sait de l' une bévue s' aile a
estuviera dada y como si él la conociera de antemano, y esto es también lo que
i/'Iourre, publicado en Ornicar?), Lacan considera diferentes destinos del
se ofrece a "la intervención objetivante" del analista, insiste Lacan. Haciendo
sfntoma, y en especial el de ser conocido. Conocer el propio síntoma quiere
semblante de objeto a, causa del deseo del analizante, para él se abre ]a
decir saber hacer con él, sabl'r descnmarañarlo, manipular]o. "Lo que el
pregunta: "¿Qué me quiere?"
hombre sabe hacer con su imagen corresponde en ciertos aspectos a esto y
Si tratar el síntoma, en el sentido en que se trata una pregunta, es el objeto
permite imaginar la manera en que uno se las arregla con el síntoma"
de la interpretación, ésta no debe alimentar el sentido sino apoyarse en el Ornicar?, nº 12/13, pág. 6). ¿Un saber hacer con su síntoma sería un límite
equívoco. Alimentar el sentido da al síntoma "continuidad de subsistir". puesto a las miras del análisis?
Ahora bien, a lo que apunta el equívoco de la interpretación es a una reduc- Al exponer durante un año de Seminario la función del síntoma-escritura
ción del sentido del síntoma basta el punto irrebasable de la represión pri-
:n James Joyce (Joyce le Sinthome), Lacan otorgó toda su dimensión a este
mordial. Jugar con ~equívoco es la única posibilidad ofrecida a la interpre-
"saber hacer con". Ese límilC no se debe a una inconsistencia de la experien-
tación, señala Lacat1:en los Seminarios sucesivos de los años setenta, única
.ia analítica, se debe al estatuto del síntoma en lo real: "El síntoma conserva
posibilidad ofrecida ál desciframiento del síntoma, dado en forma de lógica un sentido en lo real" (Ornicar?, nº 17, pág ..9). Esto es lo que puede permitir
modal por un "no cesa de escribirse lo real".
111 analista intervenir eventualmente de una manera simbólica para disolver
Al ceder el sentid? del síntoma, el sujeto se siente parcialmente aliviado, ul síntoma en lo real. .
hasta el extremo de que a veces tiene ]a tentación de satisfacerse con ello y
La figuración topológica de un nudo, el nudo borromeo, sin entrar en su
de interrumpir su análisis, produciendo. por el atajo de esta nueva satis-
descripción, permite a Lacan situar el síntoma de Joyce como lo que sostenía
facción un desplazamiento de dicho síntoma. Pero más allá del triunfo lo-
juntos los redondeles de lo realllo imaginario y lo simbólico. Esta presenta-
grado sobre el síntoma, que puede tentar al sujeto a llevarse su ganancia,
;ión es propicia para resaltar que el análisis noconsiste en que el síntoma sea
insiste ]apreguntade un "¿qué me quiere él más allá de mi bien?". En efecto, liberado, sino en que uno sepa por qué está embrolladG con él.
todo levantamiento del síntoma implica una falta en gozar desde donde el
El fin de la cura, y su corolario de modificación del7§gistro del goce del
sujeto se remite al recurso que encuentra en el fantasma. Por eso todo triunfo
sujeto, reduce el síntoma en su determinación por el fantasma que lo causa.
sobre el síntoma induce una vacilación de la relación que el sujeto mantiene
La curación por añadidura, producida por el psicoanálisis, encuentra así su
con el Otro: "¿Qué estoy haciendo aquí, en este diván?", interrogación que orientación.
traduce la sospecha intolerable del neurótico de que ahí podría no ser más que
6
¿LA FORMULA DEL FANTASMA? $ O a
Marie-Hélene Brousse

DE LOS FANTASMAS AL FANTASMA

Las palabras del psicoanálisis son anteriores a Freud. Inconsciente, in-


terpretación, pulsión, represión estaban ya en la lengua cuando Freud las to-
mó. En este aspecto, no hay vocabulario del psicoanálisis. Todas las palabras
del psicoanálisis son comunes. Simplemente, Freud tras tocó su significa-
ción. Por ese trastocamiento, admitido y reflejado por el uso corriente de las
palabras -el discurso corriente, como lo denominaba Lacan-, se mide la
presencia y la extensión social del psicoanálisis.
El fantasma es un término de psicoanálisis que, contrariamente a otros,
cualquier hijo de vecino puede encontrar familiar, uno de esos términos que
el psicoanálisis, que no lo inventó -desde 1836 se lo utilizó en psiquiatría
con el sentido de alucinación- impuso particularmente, con desplazamien-
to de sentido, en la opinión común y en ciertos campos del saber. Este éxito
pone de manifiesto una dificultad del propio psicoanálisis: la generalización
del concepto indica, en efecto, laindeterminación de su significación, así co-
mo de sus modalidades de aparición y de utilización en la cura analítica. Este
concepto envilecido, ¿qué lugar tiene?
Lacan, en el Seminario XI, no lo incluye entre los cuatro conceptos
fundamentales del psicoanálisis. Paradójicamente, es un término muy utili-
zado y hasta el exceso, pero cuya importancia no sería capital para la teoría
analítica. ¿Por qué? La respuesta está en que Freud inventó el psicoanálisis
¿Laf6rmula delfantasma? $Oa 95
94 Marie-Hélene Brousse

daje del fantasma que los posfreudianos no retendrán pero a la que Lacan
mediante el descubrimiento del inconsciente; el modo de acceso al incons-
Iltorgará toda su amplitud.
ciente se realiza por las formaciones, el lapsus, el chiste, el síntoma y sobre
En ese texto Freud reduce los fantasmas a una frase y por lo tanto a un
todo el sueño. Ahora bien, los fantasmas se oponen a los sueños.
I:uHasma; pasando del plural al singular, pasa también de la exuberancia de
Las ensoñaciones son diurnas cuando el sueño es nocturno, se producen
llls formulaciones imaginarias (de variaciones múltiples) a la sequedad de
en el estado de vigilia y parecen obedecer a los caprichos de su autor, quien 1I11afórmula impersonal: "Se pega a un niI1o". Un fantasma único se opone
tiene conciencia de ser su organizador; en cambio, el sueI10 supone el dormir Ilas producciones fanL:'lsmáticas, lo que impone dejar de conceder, en lo que
y la pérdida de los procesos de control conscientes. Al soñante su sueI10le pa- concierne al estudio del fantasma, la prevalencia a la imaginadón, que se
rece extraI1o, le parece regido por una lógica hasta entonces ignorada. Para lilólnifiesta en la producción de historias que compensan de las dificultades
aquel que se abandona a sus fantasmas, éstos son conocidos y familiares, e de la vida, y otorgársela en cambio a la puesta en evidencia de una formu-
incluso provocan a veces vergiienza, discordantes como son con los valores IlIción condensada, que no es familiar al sujeto al no presentarlesus deseos
del sujeto. nlás cercanos sino que permanece enigmática para él. En este sentido Freud,
Freud, rompiendo con la tradición de las claves de los sueños que después Lacan, hablarán defantasmafundalllental.
atribuye determinada significación a detenninado sueño, estudia el sueI10 El fantasma puede cobrar entonces una importancia reservada hasta
como mensaje cifrado, compuesto en virtud de leyes precisas a partir de l'ntonces a las formaciones del inconsciente, y que al recorrer las diferentes
elementos desprovistos como tales de significación, signos constitutivos de organizaciones neuróticas apareciendo, nos dice Freud, en estructuras histé-
un sistema y cuyo sentido o sinsentido no puede mostrarse sino por su arti- ricas, obsesivas o perversas, en hombres tanto como en mujeres, adquiere a
culación en el texto del sueI1o. Lacan seI1aló esa reducción del símbolo al la vez valor de fundamento y de punto tope al trabajo analítico: pues en el
significan fe. Pero los fanta~mas no se descifran de la misma manera: no cons- análisis se podrá aspirar a despejar su fórmula pero no a interpretarlo.
tituyen un texto organizado por las leyes de codificación del inconsciente. La Las dos formas de presentarse el ténnino fantasma, en singular y en
oposición entre el sueI1o,vía regia del inconsciente, y los fantasmas conscien- plural, así como la manera en que Freud observa cómo el paciente no puede
tes, permite dar cuenta de la excentricidad del concepto de fantasma en decir nada de su fantasma una vez que lo ha formulado -por lo tanto su valor
relación con el punto inaugural del psicoanálisis. de respuesta absoluta desconectada del resto de su vida psíquica--, eran
Sin embargo, en un texto de 1919 (Se pegaaun niño), oseaen unmomen- dificultades que sólo podía allanar un nuevo abordaje, que será el de Lacan,
to en que I:edondea las primeras avanzadas del psicoanálisis y comprueba las abordaje fundado en la diferenciación de tres registros: lo real, lo simbólico
dificultades que suceden al optimismo terapéutico de los comienzos, Freud y lo imaginario.
mismo inicia el examen del fantasma en una dirección distinta. El fantasma resultó entonces una baza capital en el avance del psicoaná-
Observemos a continuación que la atención prestada al fantasma sucede, lisis. Exigía que se descubrieran soluciones: ¿qué hacer con su inercia frente
ya en ese momento, al reconocimiento de los atolladeros de una práctica al trabajo analítico, como Freud se lo preguntó en sus últimos textos, en par-
ticular en Análisis tenninable e interminable? La cuestión del fantasma
organizada exclusivamente a partir de las formaciones del inconsciente y
comprometía al psicoanálisis en cuanto a su fin y en cuanto a su estatuto en
dirigida al tratamiento de los síntomas. Lacan subrayará este valor de inercia
relación con las otras disciplinas. Lacan elaborará para el fantasm~ un ma-
del fantasma comparado con la dialéctica del inconsciente, donde fonnan tema fundamental.
pareja, interactuando, síntomas e interpretación, inercia que Freud seI1alaen
y esto puede servir de indicación: la vía que eligió para el psicoanálisis
el silencio que rodea al fanta~ma, en la dificulL:'ld de los analizantes para
es la innovación y no la repetición. También la transmisión racional, puesto
hablar de él, para asociar sobre él, así conio en su permanencia y hasta en su
resistencia al tratamiento. que el matema se presenta justamente como una puesta en fónnúla de las
estructuras que organizan el despliegue de los fenómenos en la clínica
Este viraje de Freud lo conducirá a su segunda teoría del aparato psíquico analítica.
así como al nuevo dualismo pulsional, es decir a una modificación del abor-
96 Marie-Hélene Brousse ¿Laf6rmula delfantasma? $O a 97

El comienzo de la enseñanza de Lacan está constituido, lo hemos visto, 111Iv01 a, libreto a disposición del sujeto y en honor del yo que, sintetizando las
por una elaboración, absolutamente única en el movimiento analítico, de lo I Ihlrescencias imaginarias del sujeto, se le aparece como su bien más
imaginario: El estadio del espejo pero también La agresividad en psicoarul I"l'dado, más íntimo, y le pennite creerse, por medio de este instrumento,
lisis, donde analiza la relación del ser vivo con su semejante. Lacan formula 11110 de su placer. La teoría especular del narcisismo permite dar cuenta
esta elaboración como en espejo, sobre un fondo de prematuración para el llllllhién de las inversiones transitivas presentes en el fantasma: el que come
hombre tal que, sumido en la fragmentación funcional, el niño descubre l'~ l:omido, el que pega es pegado, etc.
primero en la forma del otro la unidad que le falta. Cabe hacer dos observaciones: Lacan no se atendrá a esta preeminencia
Lacan formaliza esta relación del uno con el otro según el eje a - a'. Ile lo imaginario en la explicación del fantasma pero no abandonará su valor
relación con una imagen del otro, con el otro como imagen, y hace de ella "la i1llaginario posible. Las historias de amor o de odio que el sujeto se cuenta
marca de fábrica del yo", sucesión de identificaciones con aquellas imágenes hilllarán en la dimensión simbólica del fantasma la matriz que preside su
de pequeños otros. Por lo tanto, la unidad del yo escapa siempre al sujeto, en organización, cuando la impronta del yo, la ilusión de dominio las caracte-
el sentido de que esa unidad no puede más que serIe devuelta por la imagen. ,Izan en sus despliegues. Por otra parte, esa reducción de lo imaginario a lo
El odio y el enamoramiento son sus consecuencias para el yo y marcan la ('spccular opera una primera simplificación con relación a textos de la lite-
relación con los semejantes. El fantasma será estudiado primeramente por Il\lura analítica posfreudiana que articulan fantasmas y síntomas. Melanie
Lacan según este eje a - a'. Klein, en efecto, considerando los fantasmas tal como se enuncian en los
juegos y dibujos de niños, se había aplicado a descifrar sus significaciones
(Es) S~ ~ @'otro según una teoría del simbolismo que sobrevaluaba los significados en detri-
" 'b-~,\'b- mento de los significantes. El estudio del fantasma equivalía entonces a una
'\ ;,..s-
'\ 'IJ:<e
deriva de las significaciones imaginarias. Frente a esto, lo imaginario espe-
"o~
',~ ~~
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cular, al dejarse reducir a la fórmula a - a' , provoca una primera formaliza-
~'IJ'
c." o~~
.""C>. ción de estas construcciones transitivistas donde la introyección remite a la

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0(.'" •.•~
~t: proyección y recíprocamente, que sofocan la interpretación kleiniana vol-
viéndola infinita.
(Yo [moi]) a f> Otro No obstante, el avance de su enseñanza moverá a Lacan a una ruptura. Si
El esquema completo de lo que Lacan llama entonces dialéctica intersub- la teorización por lo imaginario podía explicar su inercia en la relación inter-
jetiva -denominado esquema L en los Escritos- pone efectivamente en subjetiva, la acreditación al yo tropezaba con su naturaleza enigmática. Este
evidencia, al mismo tiempo que la relación dual del yo con su proyección enigma, es decir su ausencia de toda significación, deducible del texto de
a - a' (su imagen o la del otro, o sea el otro semejante), el eje S - A que va Freud Se pega a un niño, remitía al inconsciente más que al yo. Por otra parte,
del sujeto S al lugar del Otro A, o sea el lugar en que el sujeto puede encon- el funcionamiento significante de lo simbólico daba entera cuenta del
trar su "determinación significan te". Ahora bien, el eje a - a' corta el eje funcionamiento de las fonnaciones del inconsciente a partir de su estructura
S - A: se puede definir entonces el fantasma como lo que viene a poner significan te, y entonces la diferencia del fantasma estaba tanto más subraya-
obstáculo a esa captación del sujeto en la cadena significan te. da cuanto que la interpretación no lo podía reabsorber.
El fantasma se interpone como libreto imaginario -<:onstruido a partir De una fórmula homogénea del fantasma a-a', completamente imagi-
de las bellas formas globales del cuerpo- frente al inconsciente definido naria, se pasa a lo que después resultará definiti vamente el materna ($ O a)!,
como la tensión Sujeto-Otro, "tesoro de los significantes": es, pues, rebelde
al inconsciente, rebelde en cuanto tal al análisis, dependiendo del yo y de sus * El O es denominado rombo [poi/lf 0/1] y designa "todas las relaciones posibles" entre S y
diferentes identificaciones. Por eso puede presentarse como una pequeña a. Esto se lee: 'S rombo a.
¿Lafórlllula delfantasma? $O a 99
98 Marie-Hélime Brousse

Esta falta en ser supone una pérdida de ser del sujeto: el objeto a se separa al
matema que suelda entre sí dos elem.entos heterogéneos: un sujeto barrado
mismo tiempo, perdido.
($), que no bien Lacan utiliza su signo sitúa al sujeto en el orden simbólico,
Este momento de la castración significante es correlativo de la represión
correlacionado con un objeto a que tornará varios valores, uno que emanado
originaria, concepto freudiano que Lacan escribe por la barra sobre la $, con
de este enfoque imaginario delfantasma hace de él un objeto illwginario, y
el fantasma fundamental; a la represión originaria está ligada la identifica-
el otro que lo situará como real, es decir, imposible por perdido.
ción primera. Pero también resulta de ella el masoquismo primordial, es de-
Por consiguiente, partiendo de la tesis según la cual el inconsciente está cir, la sexualidad en el ser hablante. Por otra parte, en ese texto Freud insiste
estructurado como un lenguaje, la característica irrebasable del fantasma será
en afirmar que no hay sexualidad antes de la represión; que, contrariamente
la de ligar al sujeto del inconsciente un objeto que le es fundamentalmente a las posiciones de Adler y Jung, no hay que sexual izar los motivos de la re-
extraño. en el sentido de que es no significante; el sujeto no está ligado al presión: antes de esta represión que constituye al sujeto del inconsciente
objeto por ninguna relación natural ni por mediación de necesidad alguna. corno barrado, para él no hay sexualidad: la sexualidad biológica no es la del
Por otra parte, Freud había mostrado que el fantasma anudaba esas dos cosas sujeto del inconsciente, para quien ella está siempre tornada en el orden sim-
muy diferentes que son la satisfacción de una zona erógena con la represen- bólico, es decir que ha pasado por los desfiladeros de la castración. El fan-
tación de un deseo.
tasma fundamental inscribe el organismo recortándolo, en la lógica signifi-
Así pues, la reflexión sobre el fantasma se edifica a partir de la teoría del cante de la castración.
sujeto del inconsciente. El fantasma es, en efecto, consecuencia necesaria del Recordemos los tres tiempos distinguidos por Freud en su texto, que son
sujeto al mismo tiempo que constituye el límite en el ser hablante del funcio- asimismo tres enunciados: "Se pega a un niño", "Yo soy pegado(a) por el pa-
. namiento simbólico. No hay sujeto sin fantasma, pero el fantasma es lo que dre", "El padre pega a un niño al que odio".
permite al sujeto creer escapar a la supremacía del significante. En el análisis, el analizan te confiesa con reticencia la primera f9rrnula y
la obtención del placer que de ella obtiene: se trata del fantasma fundamental
propiamente dicho, para el cual Lacan evoca la "médula del mito" individual
EL FANTASMA FUNDAMENTAL del neurótico, utilizando el término mito en el sentido de los antropólogos,
Lévi-Strauss entre ellos, como una tentativa de escribir en una sola secuencia
Si bien toda una parte de la vida fantasmática se deja elucidar por las una contradicción binaria lógica. Las variables del mito, y en el análisis la,>
relaciones duales del yo y su doble, Freud puso en evidencia, en el ya citado variables del fantasma fundamental, son otras tantas tentativas de superar esa
artículo de 1919, de qué modo escapa a esas relaciones la búsqueda de lo que contradicción primera, ese indecible, de dar por tanto una fonna a lo impo-
el fantasma tiene de fundamental. Freud demuestra que su estructura, que sible de una relación binaria entre dos elementos. Por esto puede decirse que
atraviesa los casos clínicos, no remite a sujetos particulares sino a la función el fantasma tiene estructura de ficción, aun cuando no sea una ilusión sino un
misma de sujeto a la que, corno ser hablante apresado en el universo del len- real del universo del discurso: él da una fonna a lo imposible de la relación
guaje, todo sujeto está sometido. Releyendo Se pega a un niño, Lacan mues- sexual. Así corno Lévi-Strauss desembarazó al estudio de los mitos de la
tra que para Freud se trata de circunscribir el momento en que el sujeto del noción de imaginario social para hacer surgir sus construcciones lógicas,
significante surge, es decir, ese momento en que, siéndole preexistente al Lacan, apuntando la ausencia de referencia para el fantasma fundamental
universo del lenguaje, él "adviene corno sujeto en el momento en que desa- muestra que, superando las circunstancias de la realidad y no imaginarizán-
parece bajo el significan te que viene a representarlo". Así pues, el sujeto pasa dose, él conesponde a la lógica pura ..
a ser un significante pero, antes de esta operación, él no era. La causa del Freud ya había intentado reconstruir las etapas de la elaboración de este
sujeto es al mismo tiempo su caducidad. El sujeto no preexiste a la represión, enunciado. En la cura analítica, instados por él, los pacientes habían reme-
pero no hay otro sujeto que el sujeto reprimido. En el significante algo anula morado un primer enunciado: "El padre pegaa un niño al que odiO". En esta
al sujeto que se pone a existir pero marcado por el significante amo y su ley.

11'
100 Marie-Hélene Brousse 101
¿ Laf6rmul~ del fantasma? $O a

frase el sujeto está presente en el "que odio", indicador del sujeto que da su 1"1 elemento que lo representaría de una vez para siempre, el sujeto llama al
significación al significante "pegar", el único que reaparece en las tres frases. f:lIltasma que regula su posición, velando esa falta en el Otro por la
Se trata de un momento de rivalidad dual con el semejante, aquí el hermano Illterposición de un elemento heterogéneo; la fórmula "un niño es pegado"
o la hermana, el otro niño: el eje a-a' sigue siendo preeminente en este tiem- viene a ocupar el lugar delimitado por la variable sujeto: notemos que el
po que Freud llama primero: un padre imaginario golpea a un rival odiado. ujeto no aparece en la fónnula, él no hace más que sostenerla, enunciarla,
Pero el momento crucial de la construcción del fantasma fund.:'U11ental es pero no está presente en el enunciado: ha desaparecido de él.
el del "yo soy pegado(a) por el padre", dejando bien sentado que sólo puede "Pegar" ha pasado a ser un puro significan te, sin significado, y la frase
tratarse de una construcción del análisis pues en ningún caso este enunciado carece de significación para el sujeto que no tiene nada que decir de ella: fuera
puede llegar a la conciencia: ha sucumbido totalmente bajo la acción de la de significación, presenta al objeto, cuando el sujeto es del orden de la
represión. Aquí el sujeto aparece al mismo tiempo que es golpeado por el Iepresentación. El montaje del fantasma fundamental es sin duda fundamen-
padre. Freud enlaza el verbo "pegar" con el significante "amar". Desapare- Inl por varias razones.
cido el otro niño, el sujeto ocupa el frente de la escena como barrado por la En primer lugar, concierne al sujeto del inconsciente, y podemos apuntar
función paterna. El sujeto es, pues, causado por el significan te: "pero este la ausencia del yo, lo que lo distingue de las fantasmagorías en que éste es rey
sujeto es lo que el significante representa, y no podría representar nada sino que pueden rebotar indefinidamente. En segundo lugar, él presenta el modo
para otro significante" (Escritos, pág. 835). El sujeto es "efecto" y "nace de según el cual la castración ha operado para el sujeto. Por último, da la clave
esa hendidura original". Nace en "esa primordial pulsación temporal" que es de la posición del sujeto en relación con la sexualidad y con el goce.
"elfading constituyente de su identificación". Si seguimos la andadura del pensamiento de Freud a lo largo de toda su
Al tiempo de la represión originaria que esta prehistoria del fantasma obra, advertimos que ya en los Tres ensayos sobre una teoría sexual asocia
atestigua, Freud le da un alcance clínico general asegurando su generalidad la satisfacción pulsional y la cuestión del masoquismo hasta la afirmación del
y afirmando el carácter universal del Edipo. Lacan, en los Escritos, precisa masoquismo primordial. En el ser hablante, la sexualidad es de orden
esta operación de construcción del sujeto como la operación de alienación: pulsional y no biológico: por lo tanto, se rige no por el instinto sino por el
"El significan te, pnxluciéndose en el lugar del Otro todavía no localizado, fantasma, que es de estructura perversa, en el sentido de que permite al sujeto
hace surgir allí al sujeto del ser que no tiene todavía la palabra, pero al precio ;sconderse a sí mismo la barra que lo anula: posición paradójica de hacer
de coagularlo. Loque allí había listo a hablar [...] lo que había allí desaparece satisfacción con dolor, de la que "pegar" es aquí, en sus diferentes casos,
por no ser ya más que un significante." (Escritos, pág. 840). "pegar", "ser pegado", "hacerse pegar", el indicador.
Jacques-Alain Miller, en el trabajo sobre Lacan que prosigue desde hace Así pues, la fónnula del fantasma presenta el objeto que causa el deseo
varios años, ponía en evidencia el carácter de variable del sujeto en Lacan, le un sujeto y limita su goce: absoluta, ella es, dice Lacan, un axioma, sin
en el sentido lógico-matemático del término. La identificación con ese decto de significación. Pero en cuanto tal funciona como punto de referencia
significante primero lo hace desaparecer: no subsiste más que un agujero, en de significación absoluta e índice de verdad que permite al sujeto definir el
la medida en que un significante -incluso un nombre propi~ al no poder roce, dando la matriz de éste.
concebirse sin relación con otro significante, no podría constituir un ser El fantasma es, por lo tanto, la escena en que el sujeto debe sostenerse en
estable para el sujeto, que resulta deportado a lo largo de la cadena signifi- su deseo: en este sentido se lo puede llamar el paño que viene a dar un poco
cante. La represión originaria, al hacer desaparecer un significante, hace del de ser al sujeto a partir de ese retiro del objeto efectuada sobre su cuerpo
sujeto ese agujero en la cadena significan te. Intervalo entre dos significantes, mismo al cumplirse la inscripción en el orden simbólico: este objeto no puede
el sujeto busca representarse, o sea tapar ese agujero: aquí interviene un ser volver al sujeto sino a partir de su advenimiento significante, pero no es
de otro registro que el del significante con el cual el fantasma articula el des- alcanzado más que en el fantasma.
ser deIS. No hallando su lugar en A el conjunto significante, estando en falta La identificación con el significante construye un sujeto que ya no
102 Marie-Hélime Brousse
¿Lafórmula delfantasma? $Oa 103

responde al orden de la necesidad, y para el cual por consiguiente, el deseo,


para obtener de las víctimas esa di visión de un sujeto en posición de tener que
surgido de esa ruptura con el mundo de lo viviente operada por la entrada en
:legir -aun si la elección está trucada- entre la riqueza ... la vida, o sea lo
lo simbólico -"la letra mata ...", dice Lacan ("Posición del inconsciente",
que en la tradición occidental siempre estuvo asociado a la idea de Bien, y
~scritos)- y rebotando de significante en significante, es un enigma. El lo que está más allá, ese punto límite del deseo: "Lo que se llama deseo basta
sujeto -estructuralmente- no sabe lo que desea. El fantasma, que indica para hacer que la vida no tenga sentido si produce un cobarde".
cómo gozar, da una respuesta al deseo y oculta su nesciencia originaria de
venir al sujeto siempre del Otro.
v s
FANTASMA Y DESEO

En un texto de los Escritos, "Kant con Sade", Lacan confiere toda su


amplitud a la relación del fantasma con el sujeto. Efectuando la demostración
de que el psicoanálisis es una ética del deseo más allá del principio del placer,
y por lo tanto en su emergencia radicalmente poskantiana a condición de leer
d __ a t
Kant con Sade, es decir, con la luz que proyecta sobre la ética kantiana, él
Así pues, el operador del fantasma sadiano es efectivamente esa V que
propone dos esquemas destinados a dar cuenta del fantasma sadiano en
ha de entenderse como voluntad pura de división del sujeto. Esta lógica del
correlación con la existencia misma de Sade, oponiendo las dos lógicas.
fantasma es una construcción que pennite arreglárselas con la división del
Retorna en este texto (pág. 774 de los Escritos) la fónnula del fantasma
sujeto, punto absolutamente necesario para la producción del deseo, pero
( $ O a), donde el rombo O se lee "deseo de" y muestra que esta es particu-
atribuyéndolo, por el atajo de esa voluntad, todo entero a la víctima. El
larmente fácil de animar en el caso presente. Articula allí, en efecto, el placer
atonnentador en lugar de a, es decir de objeto, pennanece intocado por esa
al que se ha sustittiioo un instrumento -objeto (a) de la fónnula- con la
división al consagrarse a producirla en un otro que se la reenvía.
"suerte de división sostenida del sujeto a la que ordena la experiencia".
El fantasma articula, pues, un objeto en posición de instrumento y un
Aquí reaparece la propiedad de puesta en relación de elementos hetero-
sujeto desean te en lo más crudo de su división: lo cual se aplica por entero
géneos del fantasma, al mismo tiempo que la necesidad, para captar su
al enunciado "se pega a un niño", siendo el niño aquel que, como la víctima
función así como su lógica, de partir del sujeto. Lacan explica aquí particu-
sadiana, pasa a ser el portador de la división del sujeto, el cual se escamotea
lannente en qué consiste la consecuencia de la represión originaria, la barra
como tal, y presentando "se" aquí al objeto causante de esa división, objeto,
sobre el sujeto, como consecuencia, pues, la división del sujeto en una
causa del deseo, que escapa, inerte, a la dialéctica significante. De ahí que
elección forzada de alienación.
todo fantasma pueda ser llamado, en cuanto a su estructura, perverso,
El sujeto del psicoanálisis o sujeto del inconsciente es un sujeto dividido
oscilando el neurótico de un polo al otro.
entre un sujeto patológico -Lacan retorna aquí el ténnino kantiano-,
Aquí puede medirse la operacionalidad de la diferencia puesta en
sujeto consagrado a la búsqueda del placer guiado por bienes que le serían
evidencia por Lacan, entre el objeto que causa el deseo y los objetos
naturahnente adecuados, y un sujeto barrado al que no corresponde ningún
deseados, y hasta deseables.
bien y cuyo placer no es indicio de ningún bien, detenninado como está por
El objeto en juego en el fantasma no es el objeto por el cual mi corazón
el más allá del principio de placer. "La línea sinuosa inscribe la cadena que
suspira, sino el objeto que toca al fundamento de la capacidad misma de
pennite el cálculo del sujeto" (Escritos, pág. 775).
desear del sujeto del inconsciente. Mientras que los objetos del deseo se
En los textos de Sade, los atonnentadores se sirven de cualquier medio
especifican, a su vez, por su plasticidad y constituyen una lista heteróclita
104 Marie-Hélene Brousse
¿Lafórmula delfantasma? $O a 105

tomada en las redes del orden simbólico (en este sentido son significantes), lIi'gativa a presentarse como una muñeca maniobrada por el significan te,
los objetos causas del deseo forman un número finito y se puede establecer prelendiendo dominar su deseo.
una lista exhaustiva de ellos. Perdidos con ocasión de la inscripción signifi- Pero el afecto de vergiienza que acompaña a menudo la enunciación de
cante del sujeto, constituyen la llave de acceso de un sujeto a su deseo. El ,~IIfantasma por el analizante resulta, lo hemos mencionado, de que está en
deseo se aclara por lo que lo causa y no por lo que pretende satisfacerlo. desacuerdo con los valores del sujeto. Sin embargo, es la prueba de que el
Efectuando en su segundo esquema un cuarto de vuelta, Lacan muestra (oce que de él obtiene no es el suyo, y de que ese goce le viene del Otro; ante
el desplazamiento de la lógica del fantasma a la de la vida de Sade: "En ~1Iplacer desajustado a sus ideales, que lo hace sentirse a-humano y explica
cuanto a Sade, el $, se ve finalmente que como sujeto es en su desaparición In reticencia a confesar su fórmula, el sujeto busca desaparecer: "no, no es
donde rubrica, una vez que las cosas han llegado a su término". (\1 el que pega a un niño, ni el niño es pegado, o bien puede ser los dos ..."
En su vida, Sade cargó con constancia la división sobre sí mismo, que en El fantasma es "una cadena flexible" (Escritos, pág. 826) que hace pasar
un siglo indulgente a las calaveradas de los señores consigue, bajo todos los In función imaginaria de la castración de uno de sus términos al otro,
poderes políticos que se sucedieron, obtener de cada uno a través de la IlIcluyéndola ya sea en el objeto a, y es entonces el objeto del deseo como
presidenta de Montreuil su encierro, su desaparición del mundo y hasta su objeto ausente y preciado el que viene a imaginarizarlo, ya sea deslizándola
alienación administrativa: le es opaca la causa de su deseo mientras que en h¡uo el S y favoreciendo entonces la imaginarización por el "yo fuerte". Así
su fantasma el atormentador en a dispone de ella. pues, en el fantasma la castración viene a regular el deseo, pero se trata de
Si la estructura de su fantasma es perversa, la lógica de su vida lo muestra la castración imaginaria.
clásicamente neurótico en la relación que mantiene con un deseo que él no Lacan asoció con frecuencia el fin del análisis con lo que él llamó "el
sustenta sino insatisfaciéndolo, sin darle otra solución que la de su obra. En Illravesamiento del fantasma", que no debe entenderse como superación del
lo cual, apunta Lacan, no es embaucado por su fantasma. l';uHasma:al final de la cura, el analizante no está sin fantasma. El fantasma
1'.1' atravesado cuando el sujeto sabe algo de su articulación con el deseo del
a v Otro, que el fantasma fundamental enmascaraba, es decir cuando ya no
puede ignorar lo que él es "por no ser otro que el deseo del Otro". Cae
;nlonces la ilusión de autonomía que el fantasma le procuraba: llamada a lo
imaginario de la castración, éste ocultaba la falta en el Otro constituyendo un
oojeto idealizado y un yo ideal.
El análisis trae al sujeto a este punto de proximidad con su fantasma
$ s fundamental donde se revela la naturaleza del deseo del Otro como su
t incompletud. En "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo" (Escritos),
d Lacan postula el funcionamiento del análisis como surgimiento para el
sujeto en mlálisis de un "Che vuoi?" que por la naturaleza de enigma del
El fantasma no tiene otra realidad que de discurso, Sade no espera nada deseo del analistalo induce a afrontar lo queesel objeto en causa en su deseo.
de un poder que lo pondría en acto; Freud lo señalaba ya a propósito de "un
niño es pegado": ver pegar a un niño, pegar a un niño ejercen 'sobre las per-
DE LA PULSION AL FANTASMA: EL LUGAR DE LO REAL
sonas que tienen este fantasma, efectos totalmente contrarios a los que espera
el sujeto de su fantasma, o sea placer. El fantasma no es un concepto fundamental del psicoanálisis y sin em-
La función del fantasma en el ser hablante, en tanto que está barrado, es bargo la enseñanza de Lacan, a medida que avanzaba, acentuó su importan-
hacer desaparecer la división del sujeto respecto del objeto, y atestigua la cia hasta hacer del acceso al fantasma fundmnental y lo que se llmna su
106 Marie-Hélime Brousse ¿Lafónnula delfantasma? $O a 107

atravesamiento, la alternativa lacaniana a una teoría de la tenninación del ¡.cuál es este objeto que el fantasma presenta? O, mejor dicho, ¿de dónde
análisis en ténninos de levantamiento de síntomas y hasta de adaptación a la viene? Primero imaginario, ¿cómo acaba Lacan decidiendo su carácter real?
manera posfreudiana. Punto hasta el cual Lacan lleva la resolución de la Hemos evocado Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.
aporía freudiana enunciada en Análisis terminable e interminable, punto Uno de ellos es la pulsión. Ahora bien, aesta altura de nuestro desarrollo, este
ligado a esa innovación que se llamará "el Pase", innovación que conducirá concepto puede interesamos por más de una razón. En primer lugar, el
a Lacan, al final de su vida, a poner nuevamente en juego, para el avance del materna que Lacan da de él: ($ O D) -donde D vale para la Demanda- no
psicoanálisis, incluso la institución que él mismo había creado años atrás. carece de un punto común con el del fantasma ($ O a). ¿Cómo se articulan
el uno con el otro?
La seriedad de lo que está en juego se muestra en los hechos, pero es
también demostrable: a partir del momento (Seminario de 1966-1967 Por otra parte, la pulsión es un "montaje" del que podríamos decir que
intitulado La lógica del fantasma) en que el fantasma está en "función de t.iene un producto: la pulsión produce objeto. A cada pulsión le correspon-
axioma", la dirección de la cura exige su construcción. Esta, en efecto, no derá un objeto, resultado del recorte que ella opera sobre el organismo. El
puede resumirse en trabajar únicamente sobre las fonnaciones del incons- sujeto, "ello habla de él, ello se dirige a él", y por este hecho, dice Lacan, ello
ciente, puesto que la posición del sujeto en relación con lo que causa su deseo lo constituye inscribiéndolo en el registro simbólico. Esa destinación, esa
no es modificada por el trabajo sobre la5 identificaciones significantes. Demanda del Otro "cuando el sujeto se desvanece en ella", pasa a ser la
Toda vez que las leyes de deducción variahles remiten a la estructura del pulsión (Escritos, pág. 817), siempre parcial por consiguiente, recortada por
inconsciente, valen para la reducción de los síntoma5. Pero elfantasma no el significante sobre lo orgánico. Como Demanda incondicional del Otro, la
está sometido a estas leyes de la interpretación. No eS interpretable, pero sin pulsión produce esos objetos a por extracción y efecto de pérdida: objetos en
embargo es pivote de la interpretación, no en la vertiente dialéctica que cuanto tales no totalizables, pueden formar lista pero no todo.
descansa en la repetición significan te, sino en tanto que es hecha posible por Son estos objetos lo que el fantasma intenta ligar al sujeto, objetos que
el amor de transferencia, en su vertiente de enigma por lo tanto, que reaviva por lo tanto han de distinguirse de lo que la tradición psicoanalítica situó en
la falta en el Otro. El fantasma suministra en efecto al analista la clave "del "Iare]ación de objeto". El objeto a real no es un objeto de la necesidad ni un
lugar que él ocupa para el sujeto. Es el mismo que designa el teclado lógico, objeto del deseo, en cuanto tal metonímico. No especularizable, puede cau-
y es el lugar de lo real" (Ornicar?, n° 29, pág. 10). sar el deseo, por contener el vacío que la castración origina por la alienación
Así pues, el materna del fantasma reaparece como uno de los dos significante. El fantasma se pone en posición de lastrar a un sujeto vaga-
elementos que estructuran la cura analítica tal como Lacan la formaliza en bundo en la cadena significan te: "Ellos presentifican en el campo mismo de
el discurso analítico. Cuando más avanzó él por la vía del matema, hasta lo percibido la parte elidida (por esa división del sujeto, es decir por la
escribir su materna de los Cuatro discursos, más tenninó ocupando el operación que barrándolo lo hace desean te) como propiamente Iibidinal"
fantasma una posición fundamental en la estructura de la relación analítica. (Ornicar?, n° 28, pág. 13).
Pero otro argumento permite poner en evidencia por qué razón, desde la La trayectoria de Lacan sobre el fantasma ilustra de modo ejemplar el
perspectiva de Lacan, el fantasma toca el fundamento del psicoanálisis, lo movimiento que animó su enseñanza, conduciéndolo por la vía del materna.
que nos permitirá al mismo tiempo elucidar la naturaleza del objeto a en el De este modo, del mito freudiano del Edipo organizador del fantasma
matema (1) O a). fundamental a partir de la represión originaria, Lacan pasa a una lógica del
Hemos definido este objeto, en efecto, como objeto causa del deseo. fantasma cuyo esfuerzo se centra en articular la castración significante con
Lacan precisó en repetidas ocasiones que ésta era su verdadera invención en el objeto causa del deseo: necesario al sujeto para ser, a pesar de la falta en
psicoanálisis, por referencia a Freud. El énfasis puesto en el objeto a ser que lo constituye, le hace posible un goce para siempre parcial ya-sexual,
acompafía toda la última parte de su enseñanza, lo cual es coherente con la en el sentido de que se obtiene a partir de objetos que no se reparten según
import2Ilcia cada vez mayor asignada al fantasma en el fin del análisis. Pero, la línea divisoria hombre-mujer.
7
LA TRANSFERENCIA ES AMOR
QUE SE DIRIGE AL SABER
Daniele y Michel Silvestre

DESPLAZAMIENTOS

La práctica psicoanaJítica resulta de un encuentro extraño, el del psico-


unalista y su psicoanalizante. Estos dos bastan pam definir la experiencia,
aunque el psicoanalista no podría excluirse de la comunidad -del grupo-
que 10 alberga, y aunque el psicoanalizante, para ir a ese encuentro, deba
suber un poco, previamente, que ese encuentro es posible y que 10 tiene ofre-
cido.
El psicoanalista es el lugar de ese ofrecimiento: una cura. En principio,
está formado para eso. Está formado para lo que se espera de él, para lo que
se le demanda.
Si el psicoanalizante hace esta demanda es porque otros, antes de él, 10
precedieron. Es también porque sufre. El demanda confiar su sufrimiento al
psicoanal ista.
Después de un siglo de letanías e ideas recibidas acerca del psicoanálisis,
cualquiera sabe esto. Y esa difusiÓn cultural es el primer elemento en el que
el psicoanalizante basa su confianza, primero en el psicoanálisis y después
en su psicoanalista, el qUé eligiÓ.
Pero estos dos de que se trata, el psicoanalista y el psicoanalizante, van
a quedar ligados, apenas iniciado el proceso, por una relaciÓn que no cederá
sino en el momento de su separaciÓn. Esta relaciÓn es lo que llamamos trans-
ferencia.
110 Daniele y Michel Silvestre
La transferencia es amor que se dirige al saber 111
La transferencia está en el inicio de esa relación, nace de la confianza
prestada por el analizante y del sufrimiento que motiva su palabra. La ,~ignificación, una función inéditas; significación y función que se imponen
transferencia es lo que, desde el inicio, da la consistencia del proceso entero, nI sujeto porque él se percata de que lo que así encuentra, es lo que buscaba.
el principio y el fin de la cura, el terreno, como lo llamaba Freud, donde puede El análisis, por la vía de la transferencia, permite una adecuación entre
resolverse la neurosis. La transferencia es esa dimensión específica de la In pregunta del sujeto y su respuesta.
experiencia, palpable para quienes se internan en ella, en que el sujeto en De ahí que el empleo inicial por Freud del término de transferencia no
análisis pone en juego los atolladeros de su existencia para que allí se revelen concierne a ninguna de las tres posi bil idades consideradas hace un momento.
las razones. I,'reud define al principio la transferencia como un desplazamiento de
La prueba del reconocimiemú cultural del psicoanálisis está al alcance de {Ialabra. La palabra, enunciada por el analizante -sin saberlo- o introdu-
la mano, lo hemos visto con respecto al falliasma: está en la lengua; la lengua cida por el analisUl -cuando interpreta-, constituye el primer semido
que, desde Freud, se enriqueció con palabras pero sobre todo con significa- freudiano de la transferencia, el que prevalece, por ejemplo, en su obra La
ciones que e! psicoanálisis introdujo en ella. ínterpretación de los sueños. Esta "palabra" es por tanto transferida de un
Transferencia es la más común de las palabras. El diccionario lo prueba. IlIgar de la palabra a otro, de un contexto donde es esperada a otro donde es
Es un desplazamiento. De las personas primero, en su uso más antiguo; de inesperada.
objetos después; de sentimientos, por último, cuando la psicología de finales Se ve, pues, en esta primera aproximación, que la transferencia completa
del siglo XIX se apodera de ella. \¡tros dos ténninos del psicoanálisis, Ulmbién ellos bien conocidos: la
Sin embargo, apostaríamos a que el uso más común, el más difundido, el u$ociación libre y el inconsciente.
contexto más corrientemente evocado para esta palabra "transferencia", El sujeto es aquel que habla; es sobre todo, como lo define Lacan, ese lu-
resulta de la influencia del psicoanálisis y la refleja. Hasta el punto de que el ~arque designan -que representan- esas palabras que él pronuncia. lla-
profano -el usuario-- no vaciló en extender esta significación psicoanalí- memos a esto -por el momento- un lugar. Esto no tiene nada de sorpren-
tica del sustantivo al verbo mismo. ¿Quién no ha oído decir, respecto de un dente. Seaellugarqueocupaen una familia: bueno o mal hijo, mayor, menor,
amigo que ha emprendido un psicoanálisis: "Hace apenas unos meses que segundo o benjamín, hijo o hija, hennano o hermana ... ; sea el lugar que ocupa
empezó y ya transfiere como un loco".? Este uso es un abuso, pero quizá en el banco de una clase, bueno o mal alumno, estudioso o irregular, el del
también el signo de un éxito semántico. "puede trabajar mejor" o del "progresando" ... ; sea el lugar que obtiene en una
Señalemos ya desde ahora que la transferencia se evoca primero bajo los empresa o el que gana en el corazón del amado o amada; sin embargo, no es
rasgos de una extraña pasión. más que un lugar que le va bien o mal, pero donde nunca está sino repre-
Cada uno de los tres usos de! diccionario, que acabamos de mencionar, sentado por palabras, significantes, como Lacan nos invita a decirlo.
conviene enteramente al psicoanálisis. Transferencia de personas, en efecto, Habitualmente, "en la vida", ese lugares estable: el sujeto es identificado
cuando nos asombramos del retorno regular y asiduo del psicoanalizante a e identificable. Ante todo, es esta significación lo que el análisis revela al su-
citas que no son siempre momentos de alegría; transferencia de objeto en la jeto que experimenta y constata esos diferentes lugares que su historia lo ha
especie del pago de las sesiones, que no es sólo retribución de un trabajo sino movido a ocupar.
el don, el desposeimiento, la pérdida o aun la privación del bien propio del Pero precisamente, la "libre palabra asociativa" del análisis produce mo-
sujeto; transferencia de sentimientos, por último, cuando la cura los provoca, dificaciones. El sujeto verifica primero que esos lugares están detenninados
para sorpresa del paciente que, aunque prevenido, no los esperaba así. más allá de lo que él sabía, y también que no son ni estables ni inmutables;
Así pues, la transferencia es ante todo esa constatación de que una cosa que él es tan responsable de su historia pasada corno de la venidera; en sín-
adviene a un lugar en que no aparecía antes y que, por estar así "desplazada" tesis, que su deseo está ahí, desde siempre, implicado. Un deseo en el cual no
("antes", era preciso que estuviese "en alguna parte", en otra parte), toma una siempre se reconoce pues sus razones se le escapan.
Un significan te desplazado por la transferencia es una palabra que escapa
112 Daniele y Michel Silvestre La transferencia es amor que se dirige al saber 113

al sujeto. Pero lo dicho, dicho está, y no se lo puede cambiar: al sujeto le toca una elección que el análisis pone precisamente en entredicho y que la trans-
admitir que ese dicho lo representa, le guste o no. Cada cual reconocerá fá ferencia reorganiza. Se presiente entonces que ésta -si el sujeto espera de
cilmente en el mecanismo así descripto el lapsus como el acto fallido por el ;lIa alivio para su sufrimiento- implica también un saoer que no carece de
cual el buen hijo deberá aceptarse como eventualmente malo y recíproca- displacer. Nadie mejor que el analista -salvo su analizante- sabe que la
mente; donde el mal alumno reconocerá no su envidia de! bueno, cosa trivial, verdad puede no ser fácil de soportar.
sino más bien el esfuerzo que ha podido desplegar para no aprender, ahí Pero el saber del inconsciente no sólo se manifiesta en la transferencia.
donde creía haber elegido, ingenuamente, pereza y comodidad. Existen, en la vida corriente,formaciones del inconsciente: lapsus, acLOSfa-
La transferencia de significante implica algo que se deduce fáeilmente de llidos, sueños, síntomas también. Estas formaciones son'sign~ficantes puesto
lo que precede: que el sujeto está dividido respecto de sí mismo, que no es que no están directamente hechas de lenguaje. Dicen algo. Suponen una sig-
amo de lo que dice. nificación en la que el sujeto vacila en reconocerse.
Ese no dominio de la palabra -<:onsecuencia de la asociación libre- es Por esos sueños, esas palabras, esos actos, esas conductas, el inconscien-
la condición de la transferencia: o sea, que el sujeto pueda decir lo que no sabe te le recuerda a la memoria del sujeto, a quien se le escapa el dominio pre-
pero que sin embargo detenta. Y, en este sentido, la transferencia es lo que tendido sobre su propia existencia. De ello puede resultar un sufrim ¡enLOpero
conecta al sujeto que habla con el inconsciente que sabe. k'1mbién una curiosidad, un cuestionamiento: ¿cuál es ese saber que escapa
de mí y que sin embargo me determina?
Para que haya demanda de análisis, hacen falta las dos cosas: el sufri-
UN SABER POSIBLE miento y el cuestionamiento. La demanda de análisis es una demanda de
ayuda, de alivio, pero es sobre todo una demanda-una pregunla- dirigida
La hipótesis del inconsciente es necesaria para explicar la transferencia. al analista en función de ese saber supuesto al inconsciente.
Podríamos decir que Freud, en un mismo movimiento, por una parte constató No se pregunta en el vacío. Cuando los científicos preguntan a los astros
en sus pacientes el surgimiento de recuerdos y de palabras "desplazadas" que es porque suponen que sus movimientos están regidos por leyes: suponen
él llamó "levantamiento de la represión" y, por otra parte, se impone la detrás de esos objetos un saber organizado en ley y calculable. Es una supo-
hipótesis del inconsCiente. sición coextensiva al saber que resta por descubrir.
El inconsciente puede definirse aquí como el lugar donde permanecen en El analizante no interroga a las estrellas pero se dirige empero a un lugar,
reserva las determinaciones del sujeto, y la transferencia como el movimien- el del Otro, donde bien debe admitir que su existencia se decide. Pues e!
to, el proceso por el cual esas determinaciones son reveladas por la palabra. lapsus no es el error, como tampoco lo son el acto fallido o el sueño, por
Así pues, el inconsciente es el lugar de un saber. Un saber que designa al absurdos que parezcan: estas manifestaciones inquietan al sujeto porque son
conjunto de las determinaciones que rigen la existencia del sujeto, pero un "de él", cuando sin embargo él se niega a reconocerse en ellas. Son de él y
saber que escapa al sujeto. le dicen un mensaje sobre su verdad más íntima.
Aprovechemos la ambigtiedad semántica del último verbo para acotar El punto de partida de la transferencia reside en el reconocimiento por el
mejor ese lugar y despejar sus relaciones con el sujeto. sujeto de ese saber extraño. Lo que el sujeto no sabe sobre sí mismo --en la
Es un saber que escapa al sujeto en el sentido de que él lo ignora. Se trata medida en que ese saber existe- hay que deducir que es el Otro el que lo sabe.
de una ignorancia evidentemente equívoca, ya que recae sobre todo lo que Un Otro que, desde el lugar del inconsciente, puede responder a aquel que le
constiiuye el entramado, el ser mismo de! sujeto: lo que ha olvidado de su pregunta.
historia, de los acontecimientos que vivió, de los pensamientos y sentimien- Vemos que la transferencia es lo que ofrece al analista el lugar desde
tos que lo constituyeron y que todavía lo constituyen. Es una ignorancia ac- donde puede oír a aquel que se confía a él y desde donde puede responderle,
tiva, un rechazo: lo que él prefiere no saber. Hay una elección en la represión, es decir, interpretar. Este lugar, ya designado por el analizante por poco que
114 Daniele y Michel Silvestre
La transferencia es amor que se dirige al saber 115

10 padezca, este lugar se apoya en un saber: solamente supuesto, ya que al


En primer lugar, hay que distinguir esta vertiente de la transferencia-
comienzo nadie puede enunciarlo.
111 vertiente pasional, en oposición a la vertiente dirigida haci el saber incons-
Indudablemente, el analista no es ni adivino ni telépata, no sabe el
cicnte-del conjunto de los afectos que surgen en la cura. Después habrá que
inconsciente más que su paciente. Sólo puede decirlo, es decir, descifrar,
precisar 10 que de ello toca al analista. Por último, deberemos considerar la
decodificar 10 que las asociaciones del psicoanalizante (el "material")
¡clación que enlaza estas dos vertientes de la transferencia.
contienen de mensajes. Así, conviene que no sea sordo. Lo cual no significa
Que el analista provoca en el analizante emociones y sentimientos es un
únicamente que sus oídos estén en buen estado.
hecho bien conocido. Todos los sentimientos son posibles en su más amplia
Para que oiga lo que se le dice-más exactamente, para que oiga también
más allá delo que lees dicho-es imperioso que no oponga ninguna barrera variedad y con una intensidad sumamente fluctuante. Está claro que esto se
debe a la evocación de situaciones presentes o pasadas inducida por la aso-
a su entendimiento. Prejuicios, prevenciones, opiniones diversas o juicios
'¡ación libre. Todo lector de Proust sabe que la emoción que acompaña a un
apresurados no tienen lugar aquí, evidentemente. Incluso deben ser desterra-
dos por el analista. Asimismo, él debe mantenerse al margen de la esfera de lcontecimiento surge al evocarse el recuerdo del mismo y puede incluso
;ngancharse a recuerdos, en sí mismos anodinos, pero asociados o produci-
los sentimientos y de los estados de ánimo.
dos al recordarse el acontecimiento central, que Freud llamó traumático.
Si el paciente es guiado por sus sufrimientos y sus pasiones, no hay
Estas emociones no son sino los suplementos más o menos signifi;~ativos
ninguna razón para que el psicoanalista los comparta ni los rechace. Su
de la palabra asociativa. No pertenecen como tales a la transferencia sino a
función no es ni de compasión, o hasta de simpatía, ni de comprensión; su
la repetición, que es propia de la conducta del neurótico y tal vez del ser
función consiste en distinguir lo que la transferencia produce fuera del
humano en general.
inconsciente para revelar en él el deseo así vehiculizado por la palabra.
El amor de transferencia es otra cosa. Se debe a la presencia del analista
Como subraya Lacan, el analista no se guía por su subjetividad, sólo
y a la función que ocupa en la cura.
cuenta la del paciente. Digamos, y volveremos a ello, que el analista estaría
Ante todo, se da el caso de que el amor ceda el sitio alodio, y entonces
más bien del lado de la objetividad.
se habla de transferencia negativa. Sin embargo no tiene nada de negativa, es
Organizada como una máquina de producir los significantes inconscien-
solamente más difícil de manejar por el analista y sin duda menos agradable
tes, la transferencia puede concebirse, por tanto, en forma muy sencilla. Nin- para él. Desde el punto de vista de la transferencia amor y odio son
gún misterio. Complicaciones, solamente.
equivalentes, son pasiones, pasiones producidas por la transferencia.
El analizan te ama a su analista a causa de 10 que le ha confiado cuando
decidió comenzar su análisis.
¿YELAMOR? Ciertamente, esto ya está implicado a mínima por el hecho de que le
presta confianza. Incluso es inducido por el conjunto de las confidencias que
La postulación de que el saber inconsciente toca al principio de la le hizo cuando se vio movido a decirle "todo" sobre él. Esto es fácil de enten-
transferencia se deduce inmediatamente de los primeros textos de Freud. Sin der si se considera que no se limita exclusivamente a la situación analítica.
embargo, preciso es admitir que esta definición no es la que el uso corriente El enseñante, el sacerdote, el sabio, el patricarca, el amigo suficientemente
--el del "gran público"- ha preferido. disponible son también, en tales o cuales ocasiones, objeto de transferencia
El uso corriente, el que por otra parte da el diccionario en lo que atañe al -de sentimientos transferenéiales- que van desde el afecto amistoso hasta
psicoanálisis, designa a la transferencia como sentimiento. Ya no es un des- el amor apasionado. El amante, para atenemos a lo más inmediato, es aquel
plazamiento, es un transporte, un transporte amoroso. Hasta el extremo de que recoge no sólo el deseo del compañero sino también sus confidencias, sus
que la transferencia pasó a ser equivalente al sentimiento mismo. La trans- odios y sus amores, sus gustos y sus aversiones, sus recuerdos y sus pro-
ferencia es amor, y este merece ser explicado. yectos. Aquí no reside sin embargo el resorte de la transferencia analítica,
aunque corresponda a ella en parte.
116 Daniele y Michel Silvestre La transferencia es amor que se dirige al saber 117
!
Cuando el analizan te comienza su análisis, lo que confía al analista es, en Cuando uno habla, siempre se dirige al Otro, incluso cuando habla solo.
primer lugar y ante todo, lo que no sabe de sí mismo. De lo contrario, si lo su- Cuando uno habla solo, evidentemente hay pocas posibilidades de obtener
piera, ¿qué tendría que aprender en la cura? Lo que él no sabe, como hemos una respuesta: ni siquiera la alucinación lo es. Pero por sorprendente que pa-
visto, es loque él supone a su inconsciente y "transfiere", por esta suposición, rezca, cuando uno habla con otros sujetos parecidamente, es excepcional que
al analista. Dicho de otra manera, al comenzar la cura el analizante confía a estos otros sujetos respondan. La comunicación "intersubjetiva" es, en la vi-
su analista, como en depósito -bajo sobre cerrado-lo que tiene de más que- da corriente, una engañifa. Podemos, evidentemente, transmitir informacio-
rido y de más valioso. Llamemos a eso: el sentido de su existencia, la sig- nes, como podemos !cerlas en un libro u oírlas por la radio. Sólo que estas in-
nificación de su ser, el secreto y la verdad de su deseo, o aun la baza capital formaciones no poseen valor informativo más que a condición de que el su-
de lo que constituye su goce. Es preciso, en efecto, una apuesta semejante: jeto que las profiere se borre. Cuando el propósito de este falso diálogo no es
vital, pues de lo contrario el análisis se torna empresa fútil para salones informar, educar, si algo pasa de l~ palabra del Otro son, habitualmente,
mundanos. De esto queda investido el analista y esto es lo que tiene a su cargo. órdenes. Quienes las escuchan no tienen más que obedecer; acerrar los oídos,
Más vale que esté formado convenientemente, o sea que él mismo haya es decir, desobedecer.
pasado por esa experiencia -lo necesario-, pero además que sepa hacer Hay una sola situación en que el diálogo está a punto de lograrse: el amor.
buen uso de las herramientas, es decir, de los conceptos, con los cuales actúa. Esto es inclusive lo que permite definirlo: una comprensión mutua y recí-
Esta es la condición para que lo necesario pase a ser suficiente. proca. Cosa excepcional, como los poetas han atestiguado desde siempre: el
En efecto, lo que el analizante le ha confiado al comienzo, está claro que amor es tan bello cuando es desdichado ... Esto explica además que, llegado
de ello el analista no sabe nada. Lo que él sabe, por el saber inconsciente, no el caso, el amor pueda reforzar los discursos de los que educan y de los que
lo sabe sino a medida que el sujeto lo dice. El analista sólo puede saber lo que ordenan.
el analizante dice sin oírlo porque prefiere seguir ignorándolo; reprimirlo. La situación analítica se distingue de esos dos lazos sociales que Lacan
Paradójicamente, esta ignorancia del analista le es más bien útil. Le per- llama respectivamente discurso de la Universidad y discurso del Amo. En
mite no engañarse con el amor que se le dirige. Le permite mantenerse ellos el amor también está presente, y permite que el que habla obtenga res-
apartado de los sentimientos de que es objeto. Sabe que él causa esos sen- puestas a sus preguntas, pero con una condición, que el analista no se incluya
timientos pero por el lugar que ocupa, y no por sus cualidades. Esto explica en ellas como el otro sujeto.
que soporte esos sentimientos sin sentirse él mismo tocado en demasía y sin De este modo es [ácil simplificar las habituales elucubraciones de ciertos
creerse obligado a la reciprocidad. analistas sobre lo que ellos denominan la "contratransferencia". No hay nin-
El analista sólo está obligado a responder. Está obligado a responder al guna simetría o reciprocidad en el análisis, así como tampoco el analizante
amor, en términos de saber. Responde -interpreta- para hacer de ese saber está sometido a la persona de su analista ni depende de ella. El anal izante sólo
una verdad de tal naturaleza que cambia al sujeto. depende de su demanda de análisis y de lo que ha puesto en juego en ella,
De este modo, la posición del analista e incluso su técnica, si bien no son como sólo está sometido al deseo que a ella conduce.
simples ni fáciles, no por ello dejan de estar determinadas por mecanismos A estos imperativos -y sólo a ellos- el analista está igualmente some-
puestos en juego por la situación analítica y que se despliegan en la trans- tido. Por eso su subjetividad debe estar radicalmente excluida de ellos. El
ferencia. Lo único de lo que se debe cuidar es de obstruir esos mecanismos, analista no es neutral, como se ha repetido embusteramente, el analista está
razón por la cual Lacan puede declarar que no hay resistencia sino debida al comprometido en la cura, al lado del sujeto y a veces contra la voluntad yel
analista. confort del sujeto mismo, quien a veces llega a desear abandonar ahí su
Resistir equivale a interponer su subjetividad -digamos, sus estados de apuesta antes de que la partida acabe.
ánimo- entre el sujeto que habla y el retorno de esa palabra desde el lugar En efecto, hemos visto que la transferencia descansa en el desplazamien-
al que él la dirige, lugar que llamaremos, siguiendo a Lacan, el lugar del Otro. to, el depósito del lado del analista de un saber supuesto. De este saber, el
118 La tran~ferencia es amor que se dirige al saber 119
Daniele y Michel Silvestre

sujeto no sabe nada, sabe solamente que le debe su sufrimiento. Llega al ana- es libre, ni de sus actos ni de sus palabras. Sólo es libre de elegir estar en
lista cuando espera que conocer las razones de ese sufrimiento lo suprimirá. acuerdo con ellos. En cambio, la neurosis, la represión, el síntoma no son sino
Sin embargo, saber estas razones no lo suprime forzosamente. Por el con- la manifestación de la elección inversa: el sujeto de su propia verdad y de sus
consecuenCias.
trario: habiéndolas aprendido, el sujeto debe, desde ese momento, obrar con
ellas. Sucede -en lo que se convendrá fácilmente- que las razones de un La situación analítica acentúa al extremo esta constricción, que es divi-
sufrimiento, un saber, pueden ser tan dolorosas como el síntoma que pro- sión del sujeto entre lo que acepta pensar y decir y lo que piensa y dice ... sin
ducían cuando pennanecían incollscientes, reprimidas. Después de todo, la saberlo. El analizantese ve llevado a constatar que no sabe lo que dice: a cons-
represión, y esto Freud lo escribe desde el principio, es un medio de confort. tatarque las palabras que pronuncia son las de otro. Palabras oídas en la infan-
Cuando un sujeto demanda un análisis, es porque el confort mantenido cia, por ejemplo, y que desde entonces pesan sobre sus conductas. Pesan
por la represión ha sido destruido. Pero al confiar al analista la causa de su sobre sus conductas tanto más cuanto él ha olvidado que vienen de otro.
incomodidad se establece un nuev0 equilibrio que produce un alivio engaño- Esta puesta al descubierto del inconsciente -apertura- no exige del
so. Al sujeto puede parecerle que este equilibrio exige el mantenimiento de analista más que una presenciadisereta. Esta simple presencia basta habitual-
su ignorancia, tanto más soportable cuanto que, desde ese momento, para él, mente para que el analizante oiga en sus palabras mismas -eventualmente
el que sabe es el Otro: lo que él sabe y que yo le he confiado, que lo guarde. retomadas o subrayadas por el analista-la interpretación del saber incons-
ciente.
A no dudarlo, el analizante sabe bien que el depósito confiado al ana lista
sigue siendo su bien más preciado -el corazón de su ser-, y por eso, habi- Cuando cesa esta apertura del inconsciente, cuando se interrumpe esa
tualmente, no desea romper la relación. Entonces la mantiene, pero su resorte palabra interpretativa y se eleva la voz del amor o se extiende el silencio que
ya no es la llamada de un saber, su vínculo con el analista se reduce entonces hace sus veces, la discreción ya no es oportuna.
al amor. El analizante ama a su analista para que se calle sobre lo que él le ha Por otra parte, no hay ninguna necesidad de que el analista se manifieste
confiado. para que su presencia se acentúe. El amor basta para conferirle un peso
Así pues, la transferencia se presenta bajo dos vertientes conflictivas. Por masivo: es una presencia, diremos, sin precedente para el sujeto. Ciertamen-
una parte, sostiene la llamada del sujeto al saber inconsciente y, por la otra, te, el sujeto puede encontrar en ella algunos rasgos de sus amores infantiles
bajo el disfraz del amor, mantiene al sujeto separado de este saber. En su pri- y el analista intentar entonces, mediante sus palabras, desplazar sus signifi-
mera vertiente señala la apertura del inconsciente y, en la segunda, su cierre. caciones o desmarcarse de ellas. La vía a recorrer sigue siendo aún la dura
Esta alternancia, esta pulsación temporal marca con sus escansiones el de-
sarrollo de la cura. prueba del goce que ese amor contiene, a lo que se aferra-"fijación", decía
Freud- el sujeto. Debe operarse un desprendimiento, en el sentido casi
Con todo, el momento de cierre no es detención del proceso. El amor de
quirúrgico que Freud no dudaba en utilizar frecuentemente en sus escritos
transferencia es un material al mismo título que la asociación libre: como ella,
sobre la técnica analítica, al término del cual el analista será desecho del
es puesto en juego en el discurso específico de la cura analítica, del incons-
ciente. La diferencia reside únicamente en las respuestas que una y otra proceso de la transferencia.
requieren del analista.

EL MANEJO DE LA TRANSFERENCIA

El sujeto comprometido en el análisis se ve conducido a producir, por su


palabra misma, el saber inconsciente. Esto, evidentemente, porque su pala-
bra no tiene nada de libre. El inconsciente quiere decir que el ser hablante no
8
UNA TERAPEUTICA QUE NO ES
COMO LAS OTRAS
Colette Soler

ASOCIACION LIBRE E INTERPRET ACION

Freud inventó, como se acaba de ver, una práctica bien adecuada para
confundir al loro de Queneau. Se consagra uno en ella al viento de las palabras
y sin embargo este "bla bla" hace sentir su "charlas, charlas, es todo lo que
sabes hacer", al punto de deshacer, él, los síntomas, aquellos por los cuales
se demanda un psicoanálisis. Esta es la sorpresa primera, siempre nueva.
En un psicoanálisis se habla solamente, y sin embargo el cuerpo o el
pensamiento enfermos quedan cambiados por ello, al menos en parte. Así
pues, es bien preciso que sea homogéneo, el síntoma, a lo que lo reduce.
Jacques Lacan partió de ahí: "la inserción en la experiencia de la palabra" de
esa práctica freudiana que hizo suya.
El psicoanálisis no es ciertamente el primero de la historia, ni el único,
en operar tan sólo por el verbo --el retórico, el comentador, el pastor, el
confesor, el chamán, llegado el caso el publicitario, lo atestiguan-, pero de
él hace un uso sin precedentes, único. Con lo que el psicoanálisis cuenta es
con un artificio de palabra, en la "situación convenida" que él instaura entre
esos dos parlena ¡res.
A quien está en plena tarea, el psicoanalizante, le impone la llamada
asociación libre; al psicoanalista, le deja la carga de la interpretación. Este par
asociación libre-interpretación fija el eje del psicoanálisis, que por lo tanto
hay que poner en singular. Resta por entender lo que opera en este disposi-
122 Colette Soler
Una terapéutica que no es como las otras 123

tivo. La pregunta del neófito curioso, "¿qué es un psicoanálisis?", se reún\"


Ill'rcgrino de la palabra acorrala? Deseo inconsciente, dice Freud. Desalojado
con la de los propios psicoanalistas, siempre en dificultades para señalar J¡ t~ I'Illinentemente en los sueños, está, nos dice al final de su Interpretación de
límites de su práctica y comprender la esencia de su operación.
lo.\'sueños, siempre ahí, siempre idéntico, indestructible. Deseo, que oscila
Curiosa regla la de la asociación libre que ordena proferir los pensamicn
"lIlre anhelo y voluntad, dicho de una intencionalidad oscura que se filtra en
tos siguiéndolos al hilo de su sucesión efectiva sin omisión. Hace mucho
lns enunciados del sujeto.
tiempo que las fraguas de la imaginación inventaron la máquina de leer lo~ Esta presencia, más yo mismo que yo mismo y para mí mismo descono-
pensamientos, los del otro. Bajo la orden terminante de Freud, el analizalllr
!'ida, que me traba la lengua y desvía mis actos, que cautiva mi conducta en
se pone a trabajar forzado a decirlos, los pensamientos, los suyos. Sin tllS vías de la repetición, que habita mis ensueños y precipita mi destino, ¿qué
elección y sin respiro.
"S'/ Esta es la pregunta misma del analizante. Más allá de los síntomas de los
Lacan traduce, en 1973, "decir tonterías". A tomar como se califica a las
que querría curar busca al inquietante extraño, ese otro "extimo" que él
palabras fuera de lugar: "No prestes atención, son tonterías". El psicoanalista IlIismo es. ¿Qué soy? He aquí una demanda de saber; aquello por lo cual
prestajustmnente atención a las tonterías que enuncia aquel que consiente CII 1.<Icanhizo del sujeto-su puesto-saber el pivote de la transferencia.
hacer caso omiso de toda consideración por la coherencia lógica, el alcance La respuesta a la pregunta está subordinada a esta otra: ¿cómo decir?
técnico o la conveniencia mundana de sus manifestaciones. Aquel que se Ahora bien, esta opacidad no se aborda sino por las vías de la palabra analítica
aplica a neutralizar la censura de los "eso no se dice", ya dejar de lado los no sin interpretación, por lo tanto-- y ésta implica aun otra cosa: las leyes
ideales de la palabra civilizada. ¿Qué puede prometerse con ello? Esta es toda
de/lenguaje, sin el cual puede haber expresión-el mundo animal rebosa de
la cuestión.
dlas- pero no palabra estrictamente hablando. Son estas leyes que el
No es en cualquier caso ninguna liberación, pues los dichos que la regla Ilngiiista aísla las que regulan la suerte de la verdad, pues esa verdad que el
libera no por ello se revelan menos constrictivos. Decir cualquier cosa, en el lIlalizante deja escapar a medias y que el intérprete le restituye no es ni
sentido de lo verdadermnente aleatorio, es lo que se revela imposible. Nada indecible ni anárquica. Puede salir a la luz por poco que una interpretación
menos libre que esa asociación de libertad impuesta. El analizm1te hace su
la haga "apareser" *, por poco que obedezca a las reglas del descifrmniento
experiencia, apresado como está entre lo que lo retiene de decir (pudor, frcudiano.
vergiienza, temores de transferencia, etc.), y la oscura inercia que lo devuelvc La revelación del sujeto no es, en efecto, sin el Otro, gran A, el Otro,
siempre a los mismos surcos para clavarIo al círculo de sus reiteraciones,
destinación y testigo cuya dimensión es exigida, dice Lacan, desde el
traqueteado entre el decir en exceso y el decir en falta. Pues quiera o no quiera,
momento en que la palabra se plantea como verdad. La palabra nos propone
dirá más de lo que quiere, más de lo que sabe, para su asombro maravillado
la paradoja de una comunicación en la cual el sujeto "recibe del Otro su
o su confusión, eso según, pero en todos los casos la inhallable palabra última
mensaje en forma invertida". Ese misterio se debe a la ambigiiedad que las
no cesará de escapar a sus controles.
particularidades del significante -su polivalencia semántica y sus modos de
En esta carrera de la sortija, él se experimentará entre el Caribdis de una
producción del significado-- imponen a todo enunciado, así fuese el más
compulsión a decir lo que tiembla de decir y el Escila de una imposibilidad reducido al núcleo de su sola designación. Pues si digo, y no es lo mismo que
para decir, para decir totalmente ... el llÍc -traicionándose y marrándose a la
mostrar con el dedo, aunque sólo fuera: "eso", este simple índice no oscilará
vez, pues con la asociación libre, imposible no decir lo verdadero-- engaño menos entre el despreciativo, el exclmnativo, y el eureka del "¿eso?", del
y mentira que por sí mismos se dirigen a lo verdadero: imposible también
"¡eso, vmnos!", o del "¡así que era eso!"; y si quiero decir révolution
decirlo toclo. Tal es la vía estrecha de la revelación analítica que no se
¡revolución], dependerá de aquel que me interrumpe que sea más bien reve
manifiesta sino en la "equivocación" del sujeto.
Pues éste es cabalmente el descubrimiento de Freud. Todas esas tonterías
portan una revelación que lo cambia todo. ¿Cuál es, pues, esa cosa que el • Así traducimos el juego vocálico del original, donde se dice paretre, término inventado
que es homófono de paraftre, "aparecer"; etre, que integra paretre, significa "ser". [N. de T.]
124 Colette Soler Una terapéutica que no es como las otras 125

[sueño] o révolu [cumplido], y la sorpresa de un sentido inesperado. una búsqueda epistémica del ser que hace del psicoanálisis "una terapéutica
Estas sorpresas de la lengua -hay muchas otras y más elaboradas- distinta de las demás".
prescinden en su objetividad de todo consentimiento del locutor. El sujeto Pero ética no es deontología. Tiene su incidencia técnica directa. Es que
inconsciente está en ellas en parto, pero ellas no valen sino por ser recogidas, el inconsciente, como todo lo que habla, "supone que se lo escuche". No se
ratificadas por el Otro. De él, en efecto, dependerá que el utilitario "pásame abre y no se cierra sino al capricho de quien lo interroga. La "cosa freudiana",
la sal" sea entendido más bien como la irreverencia del imperativo, y su por hablar, no es simplemente una cosa, y no sale a la luz sino en un entre-
acogida decidirá del mensaje mismo que se impone como el del sujeto, como dos del sujeto y del Otro. Desde ese momento el analista no podría lavarse
sucede también con el retruécano y el chiste que sólo la risa del oyente las manos, pues le incumbe, puesto que él constituye su destinación, "la
sanciona. posición" misma del inconsciente.
Partero de lo que balbucea en la palabra del analizan te, le es preciso poner
en marcha "el sésamo del inconsciente". Amo de la verdad, no es por lo tanto
LA ETICA DEL BUEN DECIR único amo a bordo, pues este sésamo tiene función de palabra, estructura de
lenguaje, y el intérprete, si es freudiano, se encuentra sujetado en ella al igual
Lacan construyó de esta estructura, como hemos visto, un grafo. En él se que el analizan te.
cruzan dos vectores orientados: el primero va del sujeto al Otro como cadena En "lo que se oye", se dice Otra cosa que lo que el locutor pretendía decir.
significante de la destinación, mientras que el segundo, orientado en sentido Es el principio de toda interpretación, la del oráculo tanto como la del
inverso, vuelve del Otro e inscribe el "poder todo" del oyente en el anillado paranoico. La interpretación analítica se distingue de éstas por estar subor-
retroactivo del mensaje que puede escribirse desde ese momento: S(A), que dinada a un desciframiento regulado. El ejemplo de Freud es aquí indiscuti-
se leerá S de gran A, significado del Otrol. ble.
La relación analítica se inscribe en esta estructura, pero el analista en Al descifrar los sueños, Freud no lee en el poso de café ni escucha ninguna
cuanto intérprete lleva a la "segunda potencia -dice Lacan- el poder intuición. Sigue el palabra a palabra de un texto en el cual el mensaje se
discrecional del oyente", mientras que la asociación libre pone a su merced engendra según reglas, denominadas por él "condensación" y "desplaza-
la sobredeterminación del sujeto. El analista opera, en efecto, desde el lugar miento", que hacen todo el "trabajo" del inconsciente. Lacan demuestra que
del Otro, "Amo de la verdad", que está en sus manos recoger u obliterar. Pues no son otras que las leyes mismas de la sustitución significante en el doble
este lugar es también aquel desde donde se impone silencio y desde donde el eje de la metáfora y de la metonimia. Son ellas las que hacen presente en los
oráculo decide sobre el sentido único de lo oído, no prestándose la palabra enunciados del analiz~mte -que porsu parte tienen la objetividad del registro
menos en su estructura a las intenciones del amo que a las del analista. posible-la toma de distancia de una enunciación que dice otra cosa. Algo
Entre todos los que sugieren -el político, el educador y hasta el médi- que se lee, con la paradoja de que el locutor no sabía ni siquiera decirlo, pues
co- y el analista que interpreta, existe la distancia entre decir lo que debe ser la 'ambigtiedad propia de todo enunciado de lenguaje hace del ser hablante,
y decir lo que es. Ello& se distinguen como la prescripción que ordena se del "hablante ser" según la expresión de Lacan, un ser dividido, siempre,
opone al descifrado de lo real. En el principio de éste se encuentra el rechazo entre enunciado y enunciación. Esta responde, ciertamente, por mediación
de las técnicas de la hipnosis y de la sugestión. De Charcot y de Bernheim a del Otro, a la pregunta: "¿qué quiere decir eso?", pero sus vías están trazadas
Freud, la distancia se mide por los medios de los que éste último se priva. por el funcionamiento significante: es por sus "equívocos" como se inscribe
Cuestión de ética, pues hace falta ahí un deseo, el de ser el amo que contradice "el extra de la enunciación".
al del analista, y Jacques Lacan impartió, durante un año entero, un seminario El inconsciente freudiano se toma pues "a la letra", no a la intuición.
sobre la Etica del psicoanálisis. Ella implica una puesta en suspenso de los Escriba del inconsciente, el descifrador se encuentra sometido a la disciplina
objetivos del dominio, así fuesen los mejor intencionados, en provecho de de lo simbólico, no a los juegos de espejos de lo imaginario. Y, analizante o
I~(I Coielle Sole r Una terapéutica que no es como las otras 127

intérprete, por lo tanto, nada puedo saber "que no tenga la estructura del ticne ninguna clase de sentido, es "imposición ciega"- y una búsqueda del
lenguaje" -en lo cual el psicoanálisis no es una "mistagogia", y la cura no scntido que no está menos en impasse: ella no redúcirá la parte del sinsentido
cs una iniciación. Si el psicoanalista se rehúsa a hacerse agente del signifi- primero del que resulta "mermada", y no volverá a cerrar jamás su dominio
cante amo, no es para unirse al silencio del éxtasis místico O de la ascesis sino sobre una parte de sentido, y por lo k'Ulto solamente k'Unbién por un
iluminame, sino para introducir al sujeto en una técnica que no acerca lo real Iicmpo. La verdad que es "no toda" es también Eurídice. "Represión
sino a la medida de su ética, la del "bien decir". originaria", dice Freud, no designando con ello otra cosa que la imposibilidad
con el significante de agotar la significación. Sea como fuere, en esa elección
forzada -"alienación", dice Lacan, que corresponde así a la definición
LA ALIENACION ANALIZANTE hegeIi~U1a- como en el célebre, "la bolsa o la vida", una parte está de todas
formas perdida.
Desde ese momento la cuestión es saber qué destino reserva la experien- Curioso sujeto es aquel que se descubre construyéndose en la cura, no sin
cia al sujeto que se determina en la cura. Pues el sujeto no es ni el viviente ni des-dicha, cortado en dos y en espera de su ser. No es el buen sujeto unitario
aun la persona. No es en primer lugar sino un supuesto: supuesto por la de mllaí'ío, del cogiro y de la psicología. Como sujeto -no como viviente-
palabra, desde ese momento identificable con el significado de sus dichos y, no es (no nace)* más que por estar representado, cumldo "ello habla de él"
como tal, regido por la estructura significan te. Ahora bien, con el significan- en los dichos donde yace el significante desprovisto de sentido que lo hace
te, nada es todo: por culpa de su estructura binaria que quiere que un bandera sin decir lo que él es. La llamada al segundo significante le dará
significante, escribámoslo SI' no se plantee sino por su distinción de otro, que sentido, pero solmnente en parte. Estarán, pues, preservados los derechos del
ha de escribirse 52' o de todos los otros sin los cuales el primero no tiene sinsentido, sin que la opacidad del ser sea levmltada; pues significado no es
ningún sentido. Desde ese momento, el "tú mismo" del sujeto deseoso de referente.
identidad en el "conócete a tí mismo" de Sócrates será, se diga lo que se diga, Analizante, puedo encantanne un tiempo con los hallazgos de la asocia-
cortado en dos, di vidido entre el significan te, en sí mismo sin ningún sentido, ción y de sus emergencias reveladoras, que ellas no me prometen menos el
que lo representa sin decirle lo que él es -identificación, dice la doctrina- destino de Orfeo: la desposesión. El pensamiento y el ser se excluyen hasta
y el sentido que le viene del Otro y que el otro significan te comanda. tal extremo que un nuevo cogito se promueve, puesto al paso de la alienación
Es por otra parte la misma estructura que presidió la entrada del sujeto en analizan te, y del que Lacan propone la fónnula renovada que hemos visto
el psicoanálisis. Pues no se efectúa sin razón. Se motiva las más de las veces (Cf. capítulo 1: "O no pienso, o no soy."). Pues ahí donde pienso (asociación
en algo (síntoma o experiencia) que se impone fuera de todo sentido posible, libre) soy hurón ... corriendo tras su cola. Castración, pues, mientras que el ser
dicho con otras palabras, sin que el sujeto pueda decir por qué. Inscribamos -la parte de ser que me corresponde- sigue en espera. No puedo decir
ese algo como un significante que representa la parte desconocida del sujeto. especialmente lo que soy como ser sexuado, sal va "representándome" como
El anal izan te que se remite al dispositivo analítico apela a aquel que es hombre o mujer, semblante, pues.
supuesto, si no saber, al menos saber sacar a la luz significantes supuestos que
le darán sentido. Esta es la estructura misma de la transferencia. De entrada,
más allá de sus esperanzas de curación, el analizante "se busca", como se LO QUE VUELVE SIEMPRE AL MISMO LUGAR
dice, en su cara oculta, pero, paradójicamente, se remite a una técnica que
consuma su división. Este "Iado sin fe de la verdad" no es sin embargo la última palabra. El
Desde que habla, en efecto, hace la experiencia de su escisión. Esta psicoanálisis no hace "superstición del escepticismo" y no condena al
experiencia lo condena a oscilar en una "elección forzada" entre el sinsentido
de una identificación que lo petrifica -pues en sí mismo el significante no * Juego homofónico intraducible entre l/'eSl, "no es" y /le tUl/t, "no nace". [N. de T.]
128 Colette Soler Una terapéwica que no es como las otras 129

analizante a las solas medio-capturas [mi-prises] de sus "equivocaciones" la cuestión de su ser. "La espera de ese ser en su relación con lo que
[méprises]. De hecho, la fenomenología de la experiencia impone otra cosa designmpos como el deseo del analista., he aquí el resorte verdadero y último
aun: el retorno de las mismas huellas y el hecho de girar en redondo. de lo que constit.uye la transferencia", dice Lacml, y ahí tenemos otra ver-
En su carrera, el incesante blablá circunscribe en su centro el sitio de lo tiente que la relación con el sujeto-supuest.o-saber.
que vuelve siempre al mismo lugar. De hecho, no obstante, la infinidad de los La intervención del analista en el discurso del paciente debe responder
posibles que el lenguaje por sí solo abriría, los dichos del sujeto no son a la necesidad de act.ualizar en la transferencia la pregunta de su deseo. Pues
centrífugos. Tienen su centro de gravedad, su punto de inercia. Decir siempre solmnente a condición de que llegue ahí al lugar de la x, podrá ser desple-
lomismo es t.ambiénlo Ljuehace el analizm1te, así fuese con dichos diferentes. gada la "solución", que entrega su ser al analizéUlle. Pero la respuesta no es
Tan cierto es que. SI \lmnos crédito a Freud, todos los sueños de un análisis, la del significmlle que, por su parte, no porta sino la falta en ser, es la de lo
y por qué no generalizar, todas las formaciones del inconsciente, una vez real: es el fantasma que responde a la pregunta del deseo, más precismnen-
descifrados, conducirían al mismo núcleo inmnovible. Ahora bien, el signi- te, al último ténnino, su objeto.
ficm1tepor sí solo no podría dar cuent.a de esa gravit.ación del decir anal izant.e. Ahora bien, el fmltasma puede efectivmnente manifestarse en la fenome-
Su causa es otra. nología de la experiencia bajo fonnas diversas (libret.os imaginarios o frase-
La Otra cosa que, por "asediar" el int.ervalo significmlte se oye en los postulado del tipo "se pega a un niño"), él corresponde doblemente a lo reaL
dichos del sujet.o, ese significant.e en más que int.erfiere con aquel que En tant.o que vuelve siempre al mismo lugar en la dialéctica del sujeto (la de
engendra la mera art.iculación de los significantes (SI - sy, y que se impone la respuesta) y también en tanto que el objeto que en ella causa al deseo no
primero como una x (en el sentido de una incógnita.) revela no estar inde- es significante sino real, "más-de-gozar". Ese objet.o, que fue señalado en el
termÍlndo, pero lo está por Otr'dcosa que por el significmlle, un real, pues. objeto de la relación pregenital, Lacan lo especifica, según las pulsiones,
Ciert.ament.e, todo pasa por el lenguaje, pero t.odo en la estructura "no es como siendo cuádruple, pecho, excremento, voz, mirada. Son piezas des-
significant.e". Tenemos la libido freudiana que, en sus paradojas, está muy prendidas del cuerpo, debido a que el organismo se t.oma en la dialéctica
lejos del impulso vit.al. Para Freud, ese núcleo inmnovible en el meollo del significante, y donde se condensa un goce que en la act.ividad de la pulsión
inconsciente es el fanta.sma, que en su permmlencia ordena las pulsiones y el viene a compensar tanto como a restaurar la pérdida primera del hablanteser.
goce del cuerpo. Para Lacan, volviendo sobre su huella, es lo que él aísla La función de ese objeto en la transferencia regula la marcha de la cura
como objet.o del fantél'Sma,escrito por él:a. Este objeto que justament.e hace que decide su medida terapéutica y su salida. Es él, en efecto, el que es
a las asociaciones no libres, que se impone como una constante cercada por llmnado en la transferencia a obturar la hiancia del sujeto, mientras que el
la ronda de todos los dichos analizant.es, sin el cual el sujet.o no sería sino la analist.a apela a la re apertura del inconsciente. Es él tmnbién el que sobrede-
marioneta desorientad:'l del significan te, y que es identificable con su ser termina el síntoma (como por otra parte el conjunt.o de los dichos del sujeto)
mismo, esto es lo que constituye la baza capita.l de un psicomlálisis. por un plus-de-gozar (satisfacción, dice Freud) que, por su parte, no habla,
Sin embargo, la transferencia pone "en acto" esta "realidad sexual del y que por lo ta.ntoresiste al efecto terapéutico de la palabra, pues ésta.no opera
inconsciente" en una operación denominada de "separación", la segunda sino sobre la parte del síntoma que es mensaje. Ahí donde es satisfacción, no
donde se asegura la causación del sujeto en la cura y por la cual él escapa a cede --el síntoma- sino aceptando el sujeto separarse de una parte de goce,
las vacilaciones de su alienación. Sólo encontrando la presencia efectiva en aquella que extrae de su fantasma. Es él, finalmente, el que condiciona el
el discurso de la x del deseo (del Otro), halla la salida de su alienación. análisis terminado.
Reconoce en ella en efecto "su equivalencia a lo que él es como sujeto del
inconsciente", como se ve cuando imagina o realiza, cual Empédocles con su
suicidio, la dura prueba de "¿puede él perderme?", por la cual int.erroga su
lugar en el deseo del Otro, menos empero para colmarlo que pm'a ret.ornar a
-----------
130 Caletre Soler
Una terapéutica que no es como las otras
131

EL PACTO
objeto. Cada vez más reglamentado en la Asociación Internacional de
Psicoanálisis, ya que progresivamente quedaron fijados no sólo la duración
La distinción de esas dos operaciones donde se produce el sujeto -
de las sesiones sino también su ritmo y su número total, el tiempo estándar
alienación y separación- tiene evidentemente su alcance técnico, especial-
que se quiere Sustraer a la intervención del analista se irnpone en menosprecio
mente en lo que ataJ1e a la intervención del analista en la escansión del
del sujeto, se torne a éste en su alienación significan te o en su causa real.
discurso del paciente y su temporalidad. Acerca de este punto, sin duda lo
El primer paso es apuntar que el sujeto que se concluye de palabra no es
sabemos, hay polémica: ¿tiempo estándar o tiempo variable? La cuestión es
sin el tiempo. No es sólo que precise tiempo para decirse, como se precisa por
más amplia: ¿qué se requiere al psicoanalista ofrecer para que haya posibi-
ejemplo para desarrollar un silogismo, pues en este caso el tiempo resulta
lidad de psicoanálisis?
heterogéneo a los elementos de la deducción y por lo tanto extraño a la
En primer lugar, tenemos el modelo freudiano: el rechazo del cara a cara,
conclusión. Las metamorfosis del sujeto, por su parte, son homogéneas a la
el paciente acostado, las citas plémificadas en CUéUltoa su número, su hora, su
temporalidad en que se constituye el mensaje que las determina. Ellas
duración, su precio. Se demanda al analizéU1\eobedecer a una "regularidad
ignoran el tiempo espacializado de los relojes, tanto como los ritmos de las
casi burocrática" que cuenta no con el azar de la inspiración sino con la
tensiones instintuales del viviente. Obedecen a un tiempo reversivo que
disciplina de una palabra forzada. Así pues, el paciente llega, se acuesta,
comanda "la retroacción del significante en su eficacia", y en la cual la
habla y paga, seguro como está por su parte de la presencia puntual de su intervención del analista debe situarse.
éUlalista. Así se describe el dispositivo que fue adoptado por Freud y que
El sujeto que se anticipa en el movimiento de su palabra no se capta en
además prorroga en parte, hay que decirlo, los hábitos médicos. Pero Freud
eJJasino al término de su secuencia en un movimiento retrógrado, cuya fonna
advirtió siempre a sus alumnos que no lo consideraran una norma, j uzgándo-
gramatiCal está dada por el futuro éUlterior y que lo suspende entre anticipa-
lo solamente hecho por su mano, contingente pues para todo lo que no es el
ción y a posleriori: él habrá sido. Este tiempo implica un momento privile-
procedimiento de palabra.
giado, el de la escansión que, cual una puntuación, confirma el efecto de
Sin embargo, muchos psicoanalistas se enredaron con ello irremediable-
significado, precipitando o suspendiendo el momento de concluir. Homogé-
mente, elevándolo a la dignidad de un est{mdar que juzgaron indispensable
nea a la interpretación, ella incumbe al analista en CUéUltosu respuesta fonna
para el proceso sin poder decir bien por qué. ¿Cuál es, entonces, el pacto sin punto de alrnohadiJJado para el mensaje.
el cual nos hallaríamos fuera de la práctica freudiana? .Incapaz de responder
La suspensión de la sesión en que eJJa se realiza no pOdría ser, pues
a la cuestión, la Asociación Internacional de Psicoanálisis (la IPA), funda-
indiferente a la trama del discurso particular del éUlalizante sin faJJaral sujeto.
mentalmente dirigida por los norteéUnericanos, se hizo caución de un mime-
IJa objeción según la cual el inconsciente precisaría tiempo es falaz, pues el
tismo de pura forma que Qbsesionaliza la práctica hasta el punto de la rutina.
inconsciente no tiene horas. Trab~ador ideal, trabaja téUnbién sin tregua;
La posición de] acques.Lacan fue en esto ejemplar: las necesidades debell
¡,porqué no, enlonces, la sesión sin fin? A menos que se comprenda que eJJa
juzgarse por el acto éUlalítico,no por simples costumbres. El acto es aquello
110 es más que un tiempo de "recepción del producto" en que ese trabajo se
por lo cual el analista se comisiona para recibir la investidura de la transfc sanciona, sin lo cual éste se pierde o se agota.
renciaa fin de convertirse en la causa de un decir del que se espera que "salís
Ciertamente, ese tiempo reversivo propio de la alienación del sujeto en
faga"*, que haga lo suficiente. Esto lo condujo a someter la duración de la, :1 signiticéUlte, se combina en el análisis con un ritmo diferente donde
sesiones a la temporalidad del sujeto. "Piedra angular o piedra de desecho". tiempos de cierre del inconsciente vienen a escandir sus momentos de
dice Lacan, el uso del tiempo rubrica la concepción que se hace uno de ~II
'flCrtura. Pues el inconsciente no habla siempre, a veces tmnbién descéUlsa.
HI tiempo que precisa el sujeto para decirse no es, en consecuencia, homo-
* En francés "satis-fasse", forma descompuesta adrede de satisJasse, "satisfaga". dOlld, neo, tiene Sus altemancias de decir verdadero y de silencio, de fecundidad
Jassees la forma subjuntiva de la tercera persona del singular del verbo faire, "hacer". [N. dl' '1 I
de desecación. "Hiancia, pulsación, una alternancia de succión para seguir
132 Colelte Soler Una terapéutica que no es como las otras 133

ciertas indicaciones de Freud", es esto lo que da cuenta, coordinándosc l'llll IIIIOlisis.El inconsciente indestructible y la castración irreductible que él
el tiempo reversivo que lo simbólico comanda, la función obturadora dd lonfirma de Freud no dejan menos sus posibilidades al análisis finito. Es
objeto, especialmente obrante en el amor de transferencia, cuyo efecto dI' IIqucl que, al analizante, "libra su ser", no sin un resto, es verdad. En la cura,
cierre fue reconocido hace mucho tiempo. 1'11 cfecto, el analizan te no hace sólo la prueba de la castración. Verifica
Ahora bien, esa pulsación se pone en consonancia con la escansión (Id Illmbién el objeto que él es, el objeto causa de su deseo, que él se ha impuesto
discurso del paciente por el analista. En general se considera establecido qlll' decir desde el momento en que ha entrado en el dispositivo. De este fin, que
ésta última tiene en mira un efecto de apertura del inconsciente. No cah\' lhre al sujeto la vía del acto analítico, Lacan construyó un matema.
duda, pero a condición de no olvidar que ese efecto mismo, al actualizar la Sépase solamente:
división del sujeto, lleva nuevamente a "eso" que lo obtura, en un tiempo (1(' - que este fin se impone como una "destitución subjetiva" cuando,
cierre que, alternándose con el primero, permite al fantasma construirse. As habiendo conducido al analizante a la respuesta que buscaba, ha logrado
pues, no hay forma de operar efectivamente con un tiempo metronórnico que producir "lo incurable";
ignora los momentos de la construcción del sujeto; y no es sorprendente que - que deja a su sujeto a~egurado a un saber;
ahí donde uno se engancha a él, no se pueda concebir el fin del análisis. Lo - y que debe certificarse en un procedimiento institucional, denominado
que debe el analista es su acto, no su tiempo. del "pase", que Jacques Lacan concibió, para la puesta a prueba y la recepción
de los testimonios relativos a ese momento en que el analizante vira al
analista.
ENTRAR, SALIR

De los momentos cruciales de una cura, se distinguen dos: la entrada y NOTAS


la salida. De cada uno Jacques Lacan ha construido el materna.
La cuestión de entrada parece simple. Se reparte entre "¿por qué l. Ese grafo llamado de "punto de almohadillado" se presta a representar tanto la estructura
de la palabra como las determinaciones del significado por el significante. No hay aquí sin
demandar un análisis?" y "¿a quién aceptar en análisis?". Afluyen respuestas
embargo más que una célula elemental cuya forma desplegada da el grafo del deseo inconscien-
previamente listas, que dicen, para la primera: porque se sufre: para la le.
segunda: a las personas analizabJes. Estas respuestas son, si no falsas, al 2. Se escribe con el materna: S(q.): Significante de una falta en el Otro.
menos cortas de vista, pues hay que añadir que sólo cuando el sufrimiento del
síntoma se abre a la transferencia como destinación al saber vuelve el
sufrimiento analizable al sujeto, si al menos éste está dispuesto, además, a
prestarse al trabajo de transferencia.
"Al comienzo es la transferencia" por lo tanto, y su matema da el de la
entrada. Se evalúa en las entrevistas preliminares, de las que sabemos que
Jacques Lacan hacía su regla. Se suscita también, pues la analizabilidad no
es una aptitud, es ya retroacción del acto que pone al analista en el lugar de
la causa. Y lo analizable no hará al analizado más que si encuentra ese
partenaire que tiene "posibilidad de responder". Si es aquel que se toma por
el sujeto-su puesto-saber, no será el bueno.
Ahora, la salida.
Ahí donde Freud renuncia con el "análisis infinito", Lacan dice: fin de
9
TAN SOLO COMO SIEMPRE ESTUVE,
EN MI RELACION CON LA CAUSA ANALITICA
Dominique Miller

LA BAZA LACANIANA

Lacan nunca separó la teoría de la práctica analítica. Su enseñanza reci be


su singularidad de este mismo hecho. Lo terminante de su trabajo conceptual
se debe primeramente a la incidencia constante de su práctica. Lo que quiso
conciliar, él mismo lo llamó psicoanálisis en "intensión" y psicoanálisis en
extensión. ¿Qué significa esto?
El psicoanálisis no es eterno. Nació un día, corre el riesgo de desaparecer
otro, la cuestión de su futuro se plantea a cada instante. El psicoanálisis en
extensión sostiene en el exterior la existencia del psicoanálisis en "intcnsión"
que, por su parte, acuesta a los sujetos en un diván. Las conferencias, los
artículos, las publicaciones, los congresos o las instituciones psicoanalíticas
pueden ser los soportes de esa extensión; ellos mantienen en cuanto tales la
presencia del inconsciente en el campo social. Peroes!<1difusión se estructura
a partir del psicoanálisis en "intensión", del psicoanálisis en particular. La
tensión implicada por la palabra "extensión" es la inducida por el trabajo
efectuado sobre el inconsciente en la cura misma.
Mediante su "retorno a Freud" al que consagró su enseñanza, Lacan
enlazó su nombre al del inventor del psicoanálisis. Esta consigna, como él
mismo la llama en los Escritos, vino a "corregir una desviación demasiado
manifiesta para no revelarse como tal en todos los puntos de viraje". Hay que
leer La cosafreudiana para medir la importancia de semejante proyecto. Aun
136 Dominique lVliller Tan solo como siempre estuve 137

cuando no comentará directamente los textos freudianos, la referencia lh - 1963, fecha de la segunda escisión, Lacan comienza a matematizar sus
Lacan a Freud no estará por ello menos presente, insistente, siempre a Iel""( conceptos, el sujeto barrado, el a minúscula, el gran Otro;
entre líneas. Cuando cree su propia escuela, la querrá además "freudiana", 111 - 1974, fecha de un vuelco interno en el movimiento lacaniano que
Escuela Freudiana de París, e incluso después la Escuela de la Callsa culmina en la reestructuración del Departamento de Psicoanálisis; Lacan
Freudiana. Asimismo, el Departamento de Psicoanálisis, su colección en la' toma por objeto los fundamentos mismos de su discurso y en especial la
ediciones Seuil, la revista Ornicar? o su Fundación, todos pertenecerán a 11I tripartición real, simbólico, imaginario; es también el momento en que
que él designó como el Campo freudiano. En Caracas, durante el últilllo introduce la topología borromea.
seminario público que pronunció, un año antes de su muerte, en 1980, SI' El mismo Lacan señaló siempre las consecuencias en su enseñanza de
dirigirá a su auditorio en estos términos: "A ustedes les toca ser lacanianos, esos momentos de vuelco. Es así que inscribirá, por ejemplo, "concretamen-
si quieren. Yo, soy freudiano". te" en el curso de su trabajo un agujero, reduciendo a una sola sesión lo que
Por consiguiente, este retorno a Freud no puede entenderse como ulla debía ser el seminario de un año, el de los Nombres-del-padre. Fue en 1963,
referencia exterior a la enseñanza de Lacan, como una referencia cultural, 1111 al producirse su "excomunión" de la Asociación Internacional de Psicoaná-
aporte de saber que vendría a alimentar su pensamiento, su conceptual iza lisis.
ciÓn. Ese retorno es el pivote a partir del cual se construyó su enseñanza. Y La enseñanza de Lacan no integra únicamente esta dimensión de la
también es lo que compromete a Lacan en una polémica con la mayor parte ruptura por su temporalidad sino también por su contenido. Sus primeros
de la comunidad psicoanalítica. Pues Lacan consideraba, como lo expresar:'\ desarrollos sobre lo imaginario, que barrían la idea -que había llegado a ser
en un texto muy irónico, Siluación del psicoanálisis en 1956, que después de
ortodoxa y sin embargo antifreudiana- de un yo instancia de síntesis y de
la muerte de Freud los psicoanalistas habían intentado nada menos que hacer
dominio, se contraponían a la teoría que hacía estragos en los Estados
olvidar al mundo el alcance del descubrimiento del inconsciente. Los
Unidos: la ego-psychology. La invención de la categoría de lo real venía a
psicoanalistas nunca han entendido nada del inconsciente, comentará toda-
contrariar la idea omnipotente de que el psicoanálisis adapta al sujeto a la
vía, divertido, diez años después.
realidad. El descubrimiento del objeto a, objeto perdido para siempre,
Esta posición de excepción que Lacan tomó en la comunidad analítica
está sostenida por una ética: la del propio psicoanálisis. Lacan la promovió aniquilaba todas las ilusiones de reencuentro con el objeto bueno, todas las
un año entero en un seminario, justamente llamado La élica. De este modo ilusiones de felicidad genital.
La oposición conceptual de Lacan con el establishmenl freudiano afecta
no hacía más que conceptual izar. las incidencias del psicoanálisis en la
práctica, en la enseñanza, en las instituciones que engendra. El psicoanálisis de hecho a la mayoría de los conceptos analíticos. En Siluación del psicoaná-
ha introducido en la sociedad, en la cultura, en los seres hablantes, como lisis en 1956, muestra, por ejemplo, en qué forma los conceptos freudianos
llama Lacan a los hombres, una ruptura, una "revolución". La ética del son "idénticos a la estructura y a la cosa" y "no corresponden a la intuición",
psicoanálisis es aquello que procura preservar en el seno de la experiencia como piensan los psicoanalistas anglosajones. Allí donde para éstos cunden
analítica esa dimensión del corte, del agujero: "Elaborar el inconsciente, el instinto y la necesidad, él sustituye el saber y la verdad. Allí donde ellos
como se hace en el análisis, no es otra cosa que producir en él ese agujero" analizan la resistencia, él deduce el deseo y la demanda. Allí donde se mul-
(Seminario de Caracas, L' ane, nº 1). tiplican las imágenes y los afectos, él elabora lo simbólico. Allí donde todo
Se pueden marcar etapas en la enseñanza de Lacan. Y ello tomando como queda reducido al yo, él distingue dos instancias diferentes: el yo y el sujeto,
punto de referencia las escisiones del movimiento psicoanalítico, escisiones haciendo del sujeto una instancia de indeterminación, la instancia misma
que, como veremos, tuvieron como baza, una y otra vez, a Lacan. Jacques- donde se implica el inconsciente, el sujeto sin nombre para significarse
Alain Miller lo demuestra en su artículo de la Encyclopedia universalis: haciendo eco al agujero implicado por el inconsciente en la estructura.
- 1953, fecha de la primera escisión, Lacan introduce la proposición del En ruptura, Lacan lo está también por los significantes nuevos que crea
inconsciente estructurado como un lenguaje; para dar cuenta de la experiencia analítica: el Otro, lo real, el goce, la
138 Dominique Miller Tan solo como siempre estuve 139

forclusión, el Nombre-del-padre ... Pero lo que tal vez asombra más allllall. lillniliares). De este modo, no habrá de sorprendemos encontrarlo, unos años
psicoanalistas no son tan to sus referencias a la filosofía o a la iteratura, Cl 1111' I
J
d<.:spués,en 1949, como encargado de establecer el reglamento y la doctrina
el retorno a las matemáticas, a la lógica, a la topología, a la lingiifslH ,1 d<.:una comisión de enseñanza.
Esquemas, gratos, matemas, figuras topológicas, es constante su afán di Descubrimos entonces un Lacan completamente fiel a los principios de
preservar en el seno del discurso analítico el valor de enigma propio dd la institución ortodoxa creada por Freud. Defiende la idea clásica del análisis
inconsciente y de hacer posible aquello hacia lo cual tiende toda su enSCllan didáctico, aquel que conduce a un analizante a hacerse psicoanalista con
za: la transmisión del psicoanálisis. Irregloa un procedimiento de garantía ydereconocimiento institucional, que
Esta es efectivamente la posición que le fue preciso ocupar en la hislOll1I sólo un ínfimo número de analistas está autorizado para dirigir. Lacan hace
del movimiento psicoanalítico. Poco a poco se vio movido a oponer a l., ,~nyos los criterios definidos por la Asociación Internacional. El análisis
posición llamada ortodoxa del psicoanálisis anglosajón su propia concql didáctico debe durar doce meses, a razón de tres sesiones semanales de ¡III

ción, y por lo tanto a proponernaturalmente otra fonna de institución psico;l ('uarenta y cinco minutos. Y un analista no puede "calificarse a sí mismo con
nalítica, a elaborar otro modo de formación de los analistas. Pero lo hi,,11 ;1 título de psicoanalista antes de ser autorizado por su admisión a la Sociedad
porque la institución reinante, la IPA, Asociación Internacional de Psicoall:i Psicoanalítica".
lisis, no había podido admitir en su seno una contradicción a sus propi( I La formación del analista comprende, en segundo lugar, "controlar sus
pnnclplOs. primeros análisis por dos analistas" controladores. Por último, el nuevo
En esta historia que por lo tanto gira alrededor de la persona de Lnc:llI, analista, para que su candidatura sea admitida por la Sociedad Psicoanal ítica,
podemos distinguir cuatro períodos: 1953, 1959-1963, 1964-1980, lnO debe conseguir que "los psicoanalistas tutores declaren satisfactoria su
1981. En medio de estos se produjo un vuelco más importante aun que 1m formación", y presentar "un trabajo original comunicado en una de las
otros, aquel en que Lacan se vio llevado a construir su propia Escuela y eslo reuniones científicas de la Sociedad".
fuera de la institución internacional reconocida.
Este es el modelo del análisis didáctico de las sociedades psicoanal íticas
afiliadas a la Asociación Internacional, es decir, de todas las sociedades salvo
la que Lacan creará tiempo después. No deja de causar gracia que fuera él
LA ESCISION DE 1953
mismo quien elaboró los textos de la Sociedad Psicoanalítica de París, que
hoy en día siguen vigentes, cuando se conocen los acontecimientos que se
La Asociación Internacional de Psicoanálisis fue creada por Freud ('11 producirán mucho tiempo después de su redacción. Pcro ya se observa en cste
Nuremberg, en 1910. En esta época consideraba a Francia como la nación reglamento el apego de Lacan a la enseñanza del psicoanálisis.
"menos dispuesta a recibir el psicoanálisis". El grupo francés se forma, de Resalta particularmente en ese reglamento, por ejemplo, la cuestión de
hecho, a partir de un medio intelectual y médico particulannente hostil al la formación del analista. Ahora bien, precisamente la formación del analista
psicoanálisis. Y este grupo mismo estaba poco inclinado a seguir a Freud. está en la intersección dcl psicoanálisis en "intensión" y del psicoanálisis en
Dudó en mencionar su nombre en la ulpa de su revista, la Revuefranc;aise dI' extensión. Ella concierne a la institución que debe tomarla a su cargo y, sin
psychanalyse, y en tanto que se había constituido como asociación, la embargo, depende de una elección "personal", particular, la de hacerse
Sociedad Psicoanalítica de París, dudó en adherir a la Asociación Internacio- analista. De la formación dependen el devenir del psicoanálisis pero también
nal. Freud tomaba atinadamente estas vacilaciones como una resistencia al la aptitud de un psicoanalista para tratar a sus pacientes. Estas dos cuestiones,
psicoanálisis. formación del analista y técnica del psicoanálisis, trazan al fin de cuenUlS en
Lacan llega a esta Sociedad en 1934. Tiene treinta y tres años. La insulsez la historia del psicoanálisis una línea divisoria entre dos concepciones.
teórica rivaliza con la molicie institucional y Lacan se distingue inmediata- La primera escisión, en 1953, inaugura el debate. En un principio se trata
mente por estos dos textos, El estadio del espejo y Lafamilia (los complejos de la apertura, alIado de la Sociedad Psicoanalítica de París, de la que Lacan
140 Dominique MilLer Tan solo como siempre estuve 141

es presidente, de un Instituto de psicoanálisis que descargará a la Sociedad I A EXCOMUNION


de sus funciones de enseñanza. Lacan presiente de inmediato el peligro dI'
una política personal de la dirección. Sobre todo porque el poderoso Sachll Pero Lacan no estuvo solo al abandonar la SPP y el 18 de junio de 1953
Nacht acababa de hacerse nombrar director de ese instituto en condiciom's I'ilrticipó con quienes lo habían acompañado en la creación de una nueva
que confinaban con la ilegalidad. En los estatutos que redacta, Lacan intent:l ,I)l:iedad: la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, en la que se agruparon la
suavizar "las exigencias formales de asiduidad" de los estudiantes, e insis\(' III1Iyoríade los alumnos de la antigua sociedad.
por el contrario para que el psicoanálisis no acabe "encerrado en un Acto seguido se planteó la cuestión del reconocimiento de la nueva
aislamiento doctrinario". Tomar en cuenta "la primacía de la palabra" es lo /oociedad por la Asociación Internacional. Esto se debía al lugar que la IPA
único que debe guiar la enseñanza, afirmaba. había tomado desde su fundación por Freud. Es verdad que este último
Pero estos principios estaban lejos de la preocupación de una dirección ('()ntaba con esta asociación para garantizar el psicoanálisis "contra los
ansiosa por controlar ante todo a sus estudiantes, su formación, el Instituto. ¡husos de los que podría ser objeto no bien se tome popular". Pero garantizar
Sacha Nacht impone, en consecuencia, un reglamento muy estricto de ('1 psicoanálisis no es garantizar a los psicoanalistas: éste es el abuso que la
escolaridad, y se somete entonces a la firma de los estudiantes una fórmula IPA había operado, calificándose de ortodoxa. Pues sigue en pie el problema
de compromiso particularmente inaceptable. Por lo que se refiere a Lacan, se de saber si el analista al que uno se va a dirigir, o al que frecuenta 1"

lo considera como e 1 instigador de la oposición. Cosa que no era exacta en lúgularmente desde hace años, es un buen analista. Precisamente, nada puede
absoluto, aun cuando Lacan gozara efectivamente de la estima y hasta de la garantizarlo de una vez para siempre, y Lacan sostendrá esta postura su vida
admiración de quiel1es seguían sus seminarios sobre los textos freudianos. entera. En cuanto a la IPA, ella instituye esa garantía.
Sea como fuere, la SPP lo destituyó de sus funciones el16 de junio de 1953. El reconocimiento oficial e institucional se cumple por mediación de la
Lacan renunció, y al mismo tiempo perdió su calidad de miembro de la sociedad a la que cada analista pertenece en su país: la IPA reconoce a las
Asociación Internacional. sociedades de psicoanálisis nacionales, y en el interior de cada una de éstas
Vivió entonces una situación que iba a reproducirse a lo largo de toda su los psicoanalistas se hacen reconocer por su análisis didáctico, por su
vida. Sus ideas, su acción personal, de hecho su práctica, fueron el pretexto formación. Lacan quiere escapar a los efectos imaginarios de la solución IP A,
para su exclusión de la Sociedad Psicoanalítica. Como el propio Hartmann, que desemboca en fabricar psicoanalistas de la "suficiencia, psicoanalistas
presidente de la IPA, le dice: "Estaban en juego serias desviaciones del por una operación institucional, por la adhesión a una ideología más que por
psicoanálisis didácÚco". O incluso Daniel Lagache: "Todo el mundo estaba un recorrido personal, el único posible, un análisis". Antes qucformar, la IP A
de acuerdo en rechazar la técnica"de Lacan." Es que Lacan había sacado sus homologa.
conclusiones de su e:xperiencia de analista, y había abandonado progresiva- Para Lacan, este sistema de reconocimiento no hacía más que reOejar la
mente el rígido mamo prescripto por la Asociación Internacional. A sus ojos, concepción ortodoxa del psicoanálisis, aquella en que lo imaginario, la
la duración de las sesiones, pero también su número semanal o incluso la identificación con el analista, el robustecimiento del yo venían a alimentar la
duración misma de u n psicoanálisis, es decir lo que la Asociación Internacio- ideología de la ego-psychology. La cura ortodoxa programaba de este modo
nalllamaba los stllndars, ya no tenían valor. Por otra parte, en su informe de una hinchazón de lo imaginario, garantizando al sujeto contra toda irrupción
Roma de septiembre de 1953 explica las razones teóricas de semejante trans- sintomática. Por medio de lo cual, cuando el inconsciente llegaba a manifes-
f()rml\ción: la cura, específica en cada sujeto, debía ser lo único en orientar tarse, porque evidentemente ninguna armadura resultaba capaz de refrenar!o,
la posición del anali.sta. el analista podía contentarse con descubrir en ello una incapacidad del
paciente para plegarse a los marcos y por lo tanto al psicoanálisis. La ego-
psychology, la psicología del yo, respondía a criterios ante todo sociales, de
adaptación, de dominio de los afectos. De ahí que Lacan si tuara esta corriente
142 Dominique Miller Tan solo como siempre estuve 143

en lo que él llamó el discurso del Amo, el discurso corriente sobre el cllal disuelta. El primer grupo, una nueva ortodoxia francesa reconocida inmedia-
reposa toda sociedad, con sus principios de jerarquía y de sumisión ,,1 lamente por la IPA, dará origen a la Asociación Psicoanalítica Francesa, la
consenso social. ¡\PF, que actualmente comparte esa ortodoxia con el Instituto. El segundo
Si la pretensión del discurso del Amo es domesticar al inconsciente, c()~" Icrminará formando la Escuela Freudiana de París, creada por Lacan después
que hace la IPA, el psicoanálisis, por su parte, no puede sino sostener 111 de su rechazo, el 21 de junio de 1964. Al día siguiente de haber sido
posición inversa: sostener la existencia del inconsciente. De este modo LaclIII ~xcomulgado por la SFP, Lacan dio la única clase de su Seminario sobre los
definió un nuevo discurso, el discurso del psicoanalista, que abre la vía dd Nombres-del-padre.
inconsciente. La de su estructura hecha de rupturas, de fisuras, de vuelcos. 1,I "Tan solo como siempre estuve en mi relación con la causa psicoanalí-
discurso analítico aparece como el revés del discurso del Amo. lica": ésta es la fónnula con que Lacan abre su Acta de fundación de la
Esta posición le significa a Lacan convertirse en la pieza clave <Id Escuela Freudiana de París. Más allá de la tristeza que denota, esta frase
reconocimiento de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis por la IPA. I " ¡¡porta una primera respuesta a la cuestión de la garantía y del reconocimiento
primera solicitud de reconocimiento, en 1954, fue inicialmente objeto de 111111 del psica<malista.
verdadera indagación coordinada por una comisión de la Asociación ln1\'1 Para Lacan está claro que desde ahora debe asumir la responsabil idad de
nacional. Mientras los miembros de esta comisión decidían, en mayo dI' fundar una Escuela de psicoanálisis fuera de la IPA, y de la garantía que ella
1954, el rechazo de esa solicitud, Lacan comenzó lo que él llamó ~II representa para la mayor parte de los psicoanalistas. Le importa, pues,
Seminario. Duró treinta años y se inició con los Escritos técnicos de Frel/(I ¡¡firmar que el psicoanalista, aun cuando forme grupo, está solo, solo en el
En 1959 la SFP presentó una nueva solicitud de afiliación a la IPA. 1a acto que consiste en recibir a los pacientes, así comoen el acto que lo conduce
segunda comisión de indagación puso sus condiciones, no negociables: d ti adherira una asociación de psicoanálisis. Está solo como lo estuvo a lo largo
rechazo puro y simple de Lacan. Lo cual fue realizado en dos tiempos. de su propio psicoanálisis. Ningún psicoanalista didacl.a o controlador,
En primer lugar, se le pidió personalmente que se sometiera a lo ningún grupo, ninguna asociación nacional o internacional bastan para
estándars y que mantuviera las sesiones de cuarenta y cinco minlllO,~ 'olmar esa soledad.
Después, la IPA impuso a la SFP un ulrimatum: que "en lo sucesivo LaclIll En su Acta de fundación, Lacan plantea los principios de su Escuela. El
deje de ser reconocido como analista didacta", Esta notificación dehr" trabajo del análisis se contrapone a toda legitimación. Sin embargo, la
hacerse efectiva a más tardar el 31 de octubre de 1963. Se trataba, lisa y formación del psicoanalista debe ser tomada a cargo por la Escuela. Pero la
llanamente, de no reconocerlo más como psicoanalista. Lo que se pretendfa dirección y el funcionamiento de esta Escuela no implican ninguna jerarquía.
al mismo tiempo era obstruir su práctica, desalentar a los pacientes (¡1I1' El psicoanálisis didáctico abandona los surcos institucionalcs para definirse
quisieran dirigirse a él. A la SFP le restaba disfrutar de su enseñanza y como el psicoanálisis en intensión.
prosperar con ella, aun si dicha enseñanza dejaba de figurar en su programll El Acta de fundación no puede leerse sin la Proposición del9 de octubre
Una moción en el interior de la SFP confirmó el ultimatum de la IPA: "Lacall de 1967. En los años que las separan, Lacan ha precisado la fonnulación de
ya no figura en la lista de los miembros titulares habilitados para el análisi~ sus principios. La Proposición del 9 de octubre surge en ruptura total con el
didáctico y para el control". establishment ortodoxo: "El analista no se autoriza más que por sí mismo"
constituye, sin duda, la proposición más célebre.
El psicoanalista no encuentra las razones de su acto más que en su propio
LA ESCUELA FREUDIANA DE PARIS psicoanálisis. Para Lacan se trata de comprender lo que se opera al final de
un análisis, que el propio Freud había considerado como un punto tope, un
Una vez más, Lacan era motivo de una fractura en el seno de la cornil callejón sin salida, constatando que el fin no aporta solución a la castración.
nidad analítica francesa. La SFP, que ya se había dividido en dos grupos, 1'111' Lacan distingue este hecho y lo integra en su teoría.
144 Dominique Miller Tan solo como siempre estuve 145

La palabra tiene prelación para el inconsciente, pero no por ello se pll\'lI 1\1 analistaque tiene un título no por ello tiene un estatuto. Noes más ni menos
decir todo. Hay en el inconsciente un imposible de decir. Este es el punto ((11" psicoanalista que los otros. Lacan denomina a este título "gradus", especifi-
con que Freud tropieza y que Lacan teoriza. Lo que en la cura es un calil'IIIII ¡:lndocon ello que no implica jerarquía. Un gradus no es un grado. El gradus
sin salida participa de la naturaleza del inconsciente, de la grieta qll(' \'1 110 da nada al analista sino que, por el contrario, le impone ponerse a trabajar.

implica. Se presenta entonces este enigma: ¿cómo se explica que una pcrs\ )1111 ( ) sea, dar su testimonio sobre el Pase, sobre su práctica, sobre sus avances
que ha percibido este imposible en su propio análisis decida no obstante h¡¡(TI le6ricos. Lacan, director de la Escuela Freudiana, no da nada a través de este
de esta confrontación misma su oficio? ¿Cómo comprender y conceptual i/ill Irlulo, demanda.
el tránsito de la posición del psicoanalizante a la del psicoanalista? 1\'111 Pero este procedimiento del Pase, esta concepción de la formación del
también, ¿cómo puede asumir la institución psicoanalítica lo que después di Inalista, este funcionamiento de la institución distaban mucho de ser obvios.
todo se hace sin ella, y que sin embargo la involucra? Por primera vez, iba a nacer el desacuerdo entre los propios alumnos de
El Pase es el procedimiento que Lacan inventa para que la instituciulI !'acan. Tres analistas, hasta entonces fieles, presentarán su dimisión en
pueda tomar a su cargo ese pasaje. La Escuela interviene en el a postcri()I1 ,110mentos de votarse esta Proposición del9 de octubre, en enero de 1969,
El psicoanalista, una vez instalado, como se dice, viene a elaborar con 011 \ 1 jllzgando que "los modos de designación y de promoción analíticas propues-
las razones de su instalación. El Pase es el procedimiento que apunta a (\;11 los eran incompatibles con las garantías necesarias para una actividad
cuenta después, de lo que la IPA pretendía codificar y legislar antes. GnlcloI' psicoanalítica rigurosa". Enseguida constituyeron lo que dieron en llamar "el
a este Pase, la instalación de un sujeto como analista recupera su valOl 'uarto grupo".
analítico, cuando no era más que un proceso institucional. A partir de aqllf, y no fue la única sacudida que experimentó el movimiento lacaniano. La
la formación del psicoanalista asume una dimensión muy diferente. I.a segunda tuvo lugar fuera de la EscuelaFreudiana, en el seno del Departamen-
conformidad se borra ante la inquietud de la práctica psicoanalítica. En ell" 10de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII. Este Departamento, que
el analista encuentra, esta vez en otro lugar, lo imposible inherente :,1 existía desde la propia creación de la Universidad, en 1968, había sido
inconsciente. No ya para velarlo y esconderlo mediante los estándars que 1111 confiado a alumnos de Lacan. Pero Lacan era muy reticente respecto de lo
son otra cosa que respuestas preelaboradas, sino para intentar soportarlo que allí sucedía. En 1974 decidió hacerlo saber. ¿El Departamento alegaba
hasta endosarlo. Es lo que Lacan indica de este modo: "La formaciólI seguir su enseñanza? El declaró que allí sobre todo se había tomado la
concierne a lo real en juego en la experiencia". costumbre de "callarse, esconderse, abstenerse o hacer un psicoanálisis
Lacan se inscribe aun en total ruptura con la ortodoxia cuando afirma QU\' colectivo", en síntesis, de volver la espalda a lo que él creía necesario, la
la formación del analista no implica de ninguna manera que el analisla transmisión del psicoanálisis. "Una enseñanza a partir del psicoanálisis es
detente un saber. De un lado, insiste en que el analista debe poseer "los posible", afirmará, reorganizando el Deparlamento y confiando a otros de sus
medios mentales de su operación", estar, por ejemplo, "informado", tanto ell alumnos, entre ellos Jacques-Alain Miller, dar prueba de ello.
filosofía o en literatura como en matemática, linguística o lógica. Del otro,
afirma después de Freud que el analista no opera sino abordando a cada
persona "como un caso nuevo", olvidando loque ya podía conocer. Pues par:l LA DISOLUCION
Lacan el saber es distinto del conocimiento. El saber inconsciente es aquel
que no se conoce. Sólo a partir de él el analista puede funcionar. La tercera gran ruptura se produjo en el interior de la Escuela Freudiana
La formación del psicoanalista no apunta a la adquisición de un estatuto a raíz de dos problemas que anteriormente ya se habían presentado, el Pase
que pasaría a ser puro estatuto de prestancia. El funcionamiento previsto de y lo que Lacan había llamado, en 1974, a propósito del Departamento de
la Escuela Freudiana lo certifica. Los psicoanalistas que tienen un título de Psicoanálisis, la "debilidad ambiente".
la Escuela no gozan de ningún poder particular, ni didáctico ni de decisión. Lacan tiene la sensación de ser abandonado por una parte de los
146 Dominique Miller

miembros de su Escuela, a quienes reprocha sus elucubraciones teórit:l~ 11 10


simplemente su letargo. Por su parte, éstos no vacilan en denunciar 'u ESAS SANDECES QUE PULULAN
enseñanza, la autoridad de su dirección, y hasta en espiar su vejez. ¡Pero r~,11I EN LOS TEXTOS ANALITICOS
vez nadie piensa en dejar la Escuela Freudiana, tan grande es, a causa lh
Lacan, su renombre! Franr;ois Reg nault
Sacando las consecuencias de esta situación bloqueada, Lacan crca la
sorpresa. El 5 de enero de 1980 decidc la disolución de su propia Escuela,
devolviendo a cada cual su libertad. De este modo se niega a que su Escul'la
se constituya como "grupo consolidado", como institución, en detrimclllo
del discurso, de la palabra. Esta disolución, verdadera revolución cultural ('U
el mundo lacaniano, tardará nueve meses en hacerse efectiva.
En su carta de disolución, Lacan sin embargo no renuncia. Propone "01l;¡
experiencia". Así, funda inmediatamente una nucva escuela. Pcro las oposi
ciones eran tan enérgicas que tuvo que intentarlo dos veces. La scgunda 1'11\'
la definitiva.
La Escuela de la Causa Freudiana representa actualmente la última ini LA VERDAD NO-TODA
ciativa institucional de Lacan, la Escuela que Lacan dejó a los alumnos qm'
lo siguieron ya los que se unieron a ellos a consecuencia de la disolución. Tal vez ya no hay Salones como en el siglo XVIII. Pero en la radio, en
Representaba para él "la única salida posible -y decente". la televisión, en las salas de conferencias hay bastantes encuentros, colo-
quios, simposios, debates, cursos, sesiones, congresos, como para que los re-
presentantes de disciplinas diferentes puedan decir cada uno lo suyo. En el
siglo XVIII, una mujer de espíritu refinado reunía al filósofo, el deísta y el
ateo, el escritor, el poeta, el naturalista, que rivalizaban en luces. En las reu-
niones que hoy en día las han reemplazado y que conduce un periodista, o
lo que llaman un moderador, los especialistas vienen a restregar sus especia-
lidades.
Hace poco pudo oírse un debate sobre Don Juan. El de Moliere.
El especialista del siglo XVII recordó que, en la época en que Moliere lo
11'1

escribió, ya ocupaban las tablas tres o cuatro Don Juan. Citó a Tirso de
Molina, las adaptaciones francesas, siguió con Mozart, Kierkegaard, Pusch-
kin y Lenau, imaginó cómo sería Don Juan en la actualidad, cuando hay 11

libertad de costumbres, sugirió incluso que Don Juan podría ser una mujer.
Un pensador de inspiración católica recordó que se trataba del más grande
drama religioso de los tiempos modernos; Don Juan, dijo, es el problema de
Dios.
Un ateo mostró que la célebre replica: "Creo que dos y dos son cuatro,
148 Franc;ois Regnault Esas sandeces que pululan en los textos 149

S'ganarelle, y que cuatro y cuatro son ocho", era una profesión de ateísmo (' Por otra parte, dicha toda, ella deja a cada cual con la pregunta: ¿Qué
hizo un paralelo entre Moliere y Spinoza. quiso decir Moliere al escribir Don Juan? Cuántas veces surge este interro-
Un marxista dedujo de la fórmula "gran señor, hombre malvado" varia~ gante en la explicación literaria no bien la tesis defendida se vuelve un tanto
consideraciones que situaban a Moliere en la luchade la burguesía en ascenso original: ¿Moliere era consciente de decir eso? Y entonces cada uno se
contra la aristocracia en decadencia, señalando que la idea según la cual Don identificará con el nacido Jean-Baptiste Poquelin e intentará por imitación,
Juan debía representar el punto de vista de Mol¡ere, ser simpático y ganar la por mimetismo, por proyección ponerse en su lugar, ejercicio peligroso. Lo
adhesión del espectador, era una visión romántica, que en un sentido el pro bueno está, sin embargo, en que cada uno lo consigue, al menos cree
tagonista anunciaba la lucha de las fuerzas vivas, materialistas, contra la tira conseguirlo, lo que muestra como mínimo que la identificación nunca es del
nía de la Iglesia, pero que, aprisionado en los prejuicios de su clase, no podra orden de lo imposible.
desprenderse de ellos. La tirada sobre el tabaco del inicio de la obra era una
alusión a América, a la aparición del mercado mundial, a la determinación en
última instancia por la economía. PSICOANALISIS APLICADO
Un psicoanalista de servicio (a falta de estar realmente en servicio)
declaró que la pieza, compuesta como un misterio medieval, ilustraba más El psicoanálisis aplicado a las obras de arte, literarias, plásticas, musica-
bien Tótem y tabú de Freud, y se apoyó en la réplica: "¡Eh! morid lo antesqm'
les, pero también a los acontecimientos históricos y, cada vez más, a los
podáis ... , me exaspera ver padres que viven tanto como su hijo", para
demostrar que en ella aparecía el asesinato del padre para obtener la posesión escritos y a las palabras, a los hechos y a los gestos, a las ciudades y al campo,
de las mujeres. El Comendador de piedra, padre simbólico, era la angustia de a los animales y a las personas, da a menudo esa impresión de gratuidad en
la castración experimentada ante la amenaza de petrificación, como ][1 la interpretación, acompañada por una certidumbre de la identificación. Uno
Medusa según Freud; la mujer del velo del final era la Esfinge de Edipo, yel se instala ante la obra y descubre un autor detrás de ella, encima, debajo, al
tabaco era la circulación de las mujeres, o del significante. lado. Uno busca, busca y cree que ha encontrado.
Un heideggeriano subrayó que, por el contrario, en lo tocante a Molicrl' Sin embargo, hagan la experiencia siguiente: reúnanse cinco, diez, cien
y ante el triunfo cartesiano de la ciencia ("dos y dos son cuatro"), había qU(' de ustedes. Tomen cada uno unos papelitos, Escriban en cada papelito, al
recordar la diferencia entre el ser y el siendo, ilustrada por la tirada sobre la azar, un verbo, un sustantivo, un adjetivo que se les pase por la cabeza. Méz-
hipocresía, dialéctica del ser y del parecer. c1enlos en un sombrero. Sáquenlos después, uno por uno. Anótenlos en el or-
El periodista sintetizador, encantado de haber purgado todos los caraco- den en que los han sacado. Obtendrán, con ayuda de algún retoque gramati-
les, finalizó el debate diciendo que nunca se terminaría definitivamente con cal, una suerte de texto, de poema. Pidan después a uno de ustedes, partici-
Don Juan, que todas las interpretaciones coincidían no obstante en una fór- pante o no del juego, que lo explique. ¿Quién le impedirá hallar bellos pasa-
mula que propuso a todos por considerada democrática: Don Juan es un mito jes, sacar de él una explicación convincente (cristiana, atea, marxista, freu-
eterno. Lo cual, reconózcanlo, no era muy probable con un héroe del que diana, etc. -véase lo que precede), y hasta divisar obsesiones, fantasmas ca-
antes de Tirso de Molina casi nadie había oído hablar y respecto del cual algu- ros al "autor"? Y, sin embargo, el autor no existe. Pero ustedes comprueban
nas mujeres se quejan de que hoy en día ya no se lo encuentre a la vuelta de que si el autor no existe (y tampoco hay colaboración de varios autores), nada
la esquina. impide suponer un suje lO al poema. El poema hace el efecto de haber sido es-
No es que no se pueda rescatar nada de aquellas rápidas contribuciones, crito por un sujeto, y sin embargo este sujeto no es otro que el que surge a la
pero el inconveniente, como ven, es que de ellas se saca una idea más bien vuelta de cada palabra-nosotros diremos de cada significante- del poema.
floja del Don Juan de Moliere. Si la verdad consiste en poder decido todo de Incluso se confundc muchísimo con lo que podemos llamar el sujeto del
ella, de esto no se sigue nada verdadero. Para decir la verdad, lo hemos visto, poema.
no hay que decir todo, no hay que decida toda, hay que decida no-toda. ¡Pues bien!, este juego un tanto surrealista (y que los surrealistas llama-
150 Fram;oisRegnault Esas sandeces que pululan en los textos 151

ron juego del Cadáver exquisito porque el día en que dieron su nombre a este significaría que no hay ninguna obra de arte,literaria, plástica, musical, etc.,
juego lo que salió fue "cadáver exquisito") está más próximo a la interpre- a la que se pueda aplicar el psicoanálisis. Y como también esta regla exige
tación en el sentido de Lacan que todas las proyecciones y construcciones que se la tome al pie de la letra, y no que se "comprenda" su espíritu, no ha
psicológicas, que muchas contribuciones interdisciplinarias. de temerse alcanzar ese rigor.
Pero, ¿en qué basa Lacan semejante alegación? Ven ustedes que a tales Ese rigor conduciría a vedarse el psicoanalista de servicio cualquier in-
escritos hay que suponerles primero un saber inconsciente. Desde este mo- tento de venir a figurar, de venir a decir lo suyo. Y, por otra parte, Jacques
mento, la cuestión de saber si X o Y quiso decir lo que se dijo, se borra. Para Lacan no iba a la radio ni a la televisión a ordenar la sexualidad de los fran-
ser más precisos, plantea el axioma que ya hemos comentado: "El significan- ceses. (En la radio y en la televisión, a las que fue, hacía psicoanálisis teórico,
te representa al sujeto para otro significante". un curso más, en suma).
Sólo que, veamos: en el ejemplo de los papelitos citado más arriba, si
efectivamente cierto sujeto surge de la explicación del poema (el sujeto está
en el poema, no es el que lo explica, o incluso el sujeto recibe el mensaje del ¿YFREUD?
poema del Otro, que no está ahí), el sujeto así suscitado no está ligado a
ningún cuerpo; se lo lee, pero él no habla ni oye. Volviendo al ejemplo de Don Sin embargo, la tradición psicoanalítica muestra más bien lo contrario,
Juan, ¿podemos acaso, decentemente, suponer en este sujeto posición de y si cabe que nos quejemos de tanto parloteo inconsistente acerca de las obras,
clase, deseo, fantasma, etc. Sí, sin duda. ¿Por qué no? Y sin embargo, sa- los escritos, las palabras, los hechos, los gestos, los animales y las personas,
bemos bien que esta posición de clase, este fantasma, etc., no son reales (aquí ¿no es porque los psicoanalistas de la época de Freud también creyeron
hablamos sólo delDon Juan de Moliere). Dicho de otra manera, ellos no están oportuno aplicar el psicoanálisis a los mitos y a los cuentos, al arte y a la
tomados en el nudo en el que un sujeto en general está tomado: un incons- religión, a las civilizaciones enteras?: citemos al azar a Rank sobre el
ciente, un cuerpo, un lenguaje, una voz, o incluso: el orden simbólico no se nacimiento de los héroes, a J ung sobre la religión y la alquimia, aJones sobre
anuda ahí a ningún imaginario, ni a ningún real. De ahí la fórmula precisa de Edipo y Hamlet, a Reik sobre la música, etc. ¿No es acaso porque el propio
Lacan que servirá de regla de método a nuestro análisis: "El psicoanálisis Freud ... ? Pero a propósito, ¿qué hizo el propio Freud?
sólo se aplica, en sentido propio, como tratamiento y, por lo tanto, a un sujeto Dejemos de lado sus escritos propiamente teóricos comoLa interpreta- 111

que habla y oye" (Escritos, pág. 747). ci6n de los sueños, Más allá del principio de placer, la Metapsicologia, etc. I

Añade: "Fuera de este caso, sólo se puede tratar de método psicoanalí- En primer lugar, a título de "tratamientos" se reunieron bajo el nombre
tico, ese método que procede al desciframiento de los significantes sin con- de Cinq P sychanalyses cinco análisis de casos efectuados por él. A Dora, al I

sideraciones por ninguna presupuesta forma de existencia del significado". Hombre de los lobos, al Hombre de las ratas, Freud los tuvo en su diván: ellos
La primera frase implica, literalmente, que el psicoanálisis sólo se puede le hablaron, él los oyó, ellos lo escucharon, ellos pudieron oído, él les habló. I!

aplicar a un sujeto en un diván, en la cura analítica. Pero ya aJ uanito Freud quizá lo oía, en cualquier caso no lo escuchó y Juanito
La segunda implica que, fuera de este caso, nos hallamos como frente a no le habló ni lo oyó, excepto una sola vez. El "análisis" tuvo lugar por
una escritura que hay que descifrar, y que en ningún caso se trata de com- conducto del padre. En cuanto al presidente Schreber, sujeto que hablaba y
prender (el significado). Reaparece la máxima: "Cuídese de comprender", oía (hasta oía voces), no es sino porque escribió que Freud lo oyó sin hablarle
que vale también, además, para la cura analítica. El significado es el efecto ni vedo jamás. Y sin embargo, aquí se trata de una auténtica experiencia
del significante. Por lo demás, el significado no es lo que se comprende; es, analítica.
dice Lacan,lo que se lee en el significante que se oye (El Seminario XX,Aún, Si descontamos los sujetos que hablan y oyen, será entretenido enumerar
pág. 34). las situaciones siguientes, que ya no son sujetos del diván de Freud.
Así pues, si quisiéramos aplicar la regla lacaniana con todo su rigor, esto - Sujetos que fueron "analizados" por Freud a título póstumo, partiendo
152 Praru;ois Regnault Esas sandeces que pululan en los textos 153

de un fantasma o de un recuerdo de infancia: Leonardo de Vinci, Goethe. y de sus nombres, un análisis de los fantasmas antisemitas, y hasta, como
- Obras de arte "analizadas" por Freud sin referencia a ningún sujeto, ni supone Lacan, un avance sobre la ética del psicoanálisis, entonces estamos
a su autor (o apenas): la Gradiva de Jensen, un cuento de Hoffman, el Moisés alumbrando el cuadro en el punto adecuado y percibimos la estructura oculta
de Miguel Angel de la obra. El nombre de Moisés pasa a ser sinónimo de: psicoanálisis!.
- "Sujetos" analizados por Freud, que no existieron o pertenecieron a la
leyenda: Edipo, Hamlet.
. - Caracteres analizados por Freud: los que fracasan al triunfar, los LACAN y LAS OBRAS DE ARTE
criminales por culpabilidad ...
- Religiones, instituciones, formaciones sociales analizadas por Freud y Pero Lacan mismo, ¿cómo procede? ¿Nunca comenta una obra de arte?
que no son sujetos: el cristianismo, el judaísmo, la Iglesia, el ejército, la ¿Deduciremos de los principios arriba enunciados que sólo aplica el psico-
civilización moderna. análisis a casos clínicos -según 10 cual su enseñanza escrita y oral estaría
- Ciudades analizadas por Freud: Roma, Atenas, Efeso. abarrotada de ellos- mientras que se rehusaría a hablar de las obras de arte
- Por último, Moisés. y se cuidaría de esas alusiones literarias o poéticas que tan a menudo insuflan
Supongamos ahora que se aplique a estos trabajos de Freud el dilema en ciertos analistas un tono de encantamiento?
lacaniano: o bien el tratamiento de un sujeto que habla y oye, o bien un Pues bien, si consideramos 10 que hoy en día puede leerse de él: ni un solo
desciframiento de significantes (o bien el psicoanálisis aplicado o bien el caso clínico, salvo el caso "Aimée" (paranoia), analizado en su tesis de
psicoanálisis teórico). ¡Pues bien!, podríamos mostrar que Freud procede psiquiatría, en una época en que aún no había dado con lo que hace de él
según este dilema, pero esto requeriría efectuar algunas transformaciones en Lacan, y que sólo publica muy posteriormente, "no sin reticencia".
la lectura que podamos hacer de esos trabajos. En cambio, enumeraremos en Los Seminarios:
Limitémonos a dos ejemplos muy diferentes: Leonardo de Vinci, Moi- LibrolI: las lecciones sobre La carta robada, de EdgarPoe (cap. XV-XVI
sés. Indudablemente, Leonardo de Vinci creyó que un nibbio (un milano en - Retomadas en los Escritos).
italiano, un buitre para Freud) le puso la cola contra la boca cuando estaba en Libro III: análisis deBooz endormi, de Víctor Hugo (cap. XVII-XVIII).
su cuna, pero en lo que Freud se basa es sólo en el decir del sujeto. El resto, Libro V: análisis de El balcón, de Jean Genet.
si se lo toma para el análisis del caso (la sonrisa de la madre hallada en los
Libro VI: siete lecciones sobreHamlet(publicadas en la revista Omicar?,
cuadros, etc.) puede ser discutido. Pero si se 10 lee como un avance de la
nº 24 a 27).
teoría: 1. de la neurosis obsesiva; 2. de la homosexualidad; 3. de la sublima-
Libro VII: análisis de la Antígona y del Edipo en Colona, de Sófocles.
ción; 4. del fantasma (se pega a un niño, pues el "buitre" "golpea con su cola
Libro VIII: análisis de la trilogía de Claudel (L' otage, Le pain dur, Le
entre los labios"), entonces, incluso las obras de Leonardo de Vinci pueden
rere humilié).
contener los elementos de respuesta a la teoría analítica. Un cuadro pasa a ser
una estructura, un esquema, un "grafo". Libro IX: los análisis sobre el cuadro, la pintura.
Moisés: ningún recuerdo de infancia, un personaje histórico y legendario Libro XXIII: sobre el síntoma: Joyce.
a la vez al que se atribuyen los cinco primeros libros de la Biblia, etc. Un A 10 que se podría agregar "Juventud de Gide", publicado en 1958 y
sujeto problemático. ¡Pues bien!, si aceptamos seguir a Freud por la pendien- reproducido en los Escritos2 ••
te "aplicada", habrá que creer que Moisés era egipcio (la crítica científica no Ciertamente, parece (al presente no están publicados todos los Semina-
enuncia nada semejante), y que fue asesinado (elucubración del historiador i
rios) que con excepción de Joyce (Joyce - la excepción!), es más bien entre
alemán Sellin -Lacan invitó a su Seminario a un hebraísta que desmontó los años 1955-1965 cuando hay referencias suyas a la literatura, o al menos
esta elucubración), y entonces nos encontramos en un atolladero. Si, por el al teatro. ¿Será porque el teatro supone la escena y la escena se acerca al
contrario, desciframos aquí algo así como un fragmento de la teoría del Padre psicoanálisis (la "escena primaria", la "otra escena" del sueño)? "Rank
154 Franí-ois Regnault 155
Esas sandeces que pululan en los textos

observa a este respecto, dice Lacan, todos los rasgos que muestran que, ellla Edipo, pieza antigua. "En Hamlet, la cosa está oculta, pero -éste es el punto
estructura misma del hecho de mirar una obra teatral, hay algo que evoca 1:1\ importante- el padre la conoce y viene a revelar la ... Edipo, por su parte, no
primeras observaciones por el niño de la cópula paren tal" (Omicar?, n° 2·1. sabe" (Omicar?, n° 24, pág. 13). De esto resultan, evidentemente, modifica-
pág. 28). ciones en la estructura; vuelve a ser una cuestión de articulación. De esto
resulta especialmente la pregunta: si sabe, ¿entonces por qué no mata al
usurpador, su tío? Se lo debe impedir un deseo. ¿Cuál?
DEL TEATRO
"Observen que lo que Hamlet tiene que afrontar, y todo el tiempo, aquello
con lo que se pelea, es un deseo ... Este deseo está muy lejos del suyo. No es
Esta razón le parece no obs tan te incompleta. La escena del "teatro denl fl) su deseo por su madre, es el deseo de la madre" (Omicar?, n° 25, pág. 20).
del teatro", en Hamlet, presentifica más bien la "estructura de ficción de la
"¿Qué es lo que podemos articular a este respecto si nos atenemos a la
verdad" (de este modo, el teatro dentro del teatro sería más verdadero que el escena de Hamlet frente a su madre? No hay momento en que, de una manera
teatro simple y demostraría, más que una novela, que la verdad es siempre del más completa, la fórmula el deseo del hombre es el deseo del Otro sea más
orden de la ficción). Pero otro texto puede también orienUu-IlOS.Con rek sensible, más consumada, anulando completamente al sujeto" (Omicar?, n°
rencia al cuento de Poe La carta robada, uno de los textos que no siendo dv 25, pág. 23).
teatro fueron más extensamente comentados por Lacan, distingue entre el "Hamlet siempre está suspendido de la hora del Otro. Esto a través de
drama y la narración: "La narración, en efecto, acompaña al drama con uu toda la intriga hasta el final" (Omicar?, n° 26-27, pág. 14).
comentario, sin el cual no habría puesta en escena posible ... Dicho de 011'01 Este deseo debe ser situado a partir de lo que constituye su piedra de
manera. nada del drama podría aparecer ni para la toma de vistas, ni para la toque, "a saber el objeto" (Omicar?, n° 24, pág. 14). "El drama del objeto
toma de sonido, sin la iluminación con luz rasante, si así puede decirse, quv femenino que aparece en el inicio de una civilización en la forma de Helena,
la narración da a cada escena desde el punto de vista que lenía al representarla es llevada quizá a su cúspide con la desdicha de Ofelia" (Omicar?, n° 24,
uno de los actores" (Escritos, pág. 12).
pág. 14).
Así pues, al igual que el teatro, la narración tendría la función clL' La madre es el "sujeto primordial de la demanda". Dialéctica de la de-
encuadrar la escena, de ponerla en [escena], y como esas luces rasantes qu<: manda y del deseo. El fantasma, desde ese momento, relación del sujeto con
hacen aparecer sobre un cuadro un cierto invisible repintado, o como esas ese objeto, regula el deseo que, de lo contrario, debe ser situado en un punto
vistas al sesgo que hacen verun cráneo en un objeto oblongo que no es posible variable, indeterminado.
identificar de frente (véase el análisis hecho por Lacan de la "anamorfosis"
de Los embajadores de Holbein en el Libro XI del Seminario), tendrían la
función de hacer percibir el inconsciente, o la estructura.
Como ejemplo, nos limitaremos a las lecciones de Lacan sobre Hamlel.
Sin entrar en los detalles de un análisis que hay que leer íntegramente,
mostraremos que sigue los principios del dilema enunciado: no hay psicoaná-
lisis aplicado a Hamlet, sino que se concibe Hamlet como ocasión para un
avance teórico. ¿Cómo es esto?
Las lecciones sobre Hamlet se escanden según tres o cuatro momentos
esenciales: la relación de Hamlet con el espectro de su padre, con su madre,
con Ofelia, con C1audio o Laertes.
Con el espectro surge toda la diferencia entre Hamlet, pieza moderna, y
156 Fram¡:oisRegnault Esas sandeces que pululan en los textos 157

Esto se dibuja. Recordemos que $: el sujeto; D: la demanda; d: el deseo: LA INVERSION LACANIANA


a: el objeto; A: el otro; O: la relación de un término con aquello que le falta;
$ O D: la pulsión: 51O a: el fantasma3• Este es el fragmento del grafo completo - De acuerdo, dirán ustedes. Qué importa saber si Shakespeare pensó
al que Lacan aplica Hamlet. en todo eso. - En un sentido, les responderán aquí, no pensó (consciente-
Sin embargo, eso de lo que el sujeto está privado, ¿qué es? "Es el falo, y mente) en todo eso: pensó (inconscientemente) todo eso. -Pero todo eso son
es del falo de lo que el objeto toma la función que tiene en el fantasma, y por fragmentos de la teoría psicoanalítica. ¿Así que una obra teatral escrita en la
lo que el deseo se constituye con el fantasma por soporte" (Omicar?, n° 26- época isabelina serviría para hacer progresar una teoría inventada en el siglo
27, pág. 11). XX? -Así es, exactamente. Hasta podemos decir que es la obra de arte la que
Si este falo es el objeto, quien hace sus veces es Ofelia. Ellalo es. Pero se aplica al psicoanálisis y no a la inversa. Por lo tanto, la perspectiva
un segundo tiempo en esta relación con el objeto toma la forma de una lacaniana invierte, "subvierte" por completo la práctica ordinaria de las
distancia tomada con él. Ofelia queda entonces "disuelta como objeto de psicologías, así fuesen de "inspiración psicoanalítica", lo que, además, para
amor" y conducida a la locura. "Ofelia es ahí el falo, exteriorizado, rechazado ellas prácticamente sólo equivale a tener en cuenta el factor sexualidad. Un
por el sujeto en cuanto símbolo significante de la vida" (Omicar?, n° 26-27, dedo de lucha de clases para el supuesto marxista y dos dedos de sexo para
pág. 18). el supuesto freudiano, y todo acabad04•
Por conducto del deseo de la madre, lo que encuentra Hamlet es también Hasta podríamos decir que si Marx supo utilizar el Timón de Atenas a
el falo del usurpador. Este falo, el otro lo tiene. De ahí su vacilación, puesto propósito de su teoría de la mercancíaS, fue como aplicando una pieza de
que se trata de su objeto, en atrevérse con él. Shakespeare a la economía política. Y la razón para que puntos de vista
Por conducto finalmente' de Laertes, el hermano de Ofelia, con quien freudiano y marxista (para no hablar de los otros) no se contradigan, es que
Hamlet se identifica como con un semejante (salta a la fosa de Ofelia con no coinciden dentro de la obra, sino que deben ir a articularse a otra parte, en
Laertes y le reprocha, le envidia su duelo), por efecto del duelo con este campos distintos.
Laertes, "hayal fin de cuentas identificación con el falo mortal" (Omicar?, De ahí la ilusión de un debate, coloquio o simposio, que les impondría
n° 26-27 , pág. 27). Esta es la consecuencia de la presencia inmanente del falo converger en un mismo punto. Un poco de esa geometría que llaman
que no podrá aparecer sino con la desaparición del sujeto mismo. proyectiva les indicaría además que un punto semejante debe situarse en el
Cada etapa de la demostración (aquí resumida) se apoya en una réplica infinito, pero que muy bi~n se pueden hacer a su respecto construcciones y
o en un juego de palabras de Shakespeare. Por ejemplo, Hamlet dice: "El cálculos; lo ilusorio que tiene el debate es querer mostrar el punto al infinito
cuerpo está con el rey, pero el rey no está con el cuerpo." "Reemplacen, dice directamente en el campo de la visión. De ello resulta que todo debate,
Lacan, la palabra rey por la palabra falo, y advertirán que de eso se trata pre- ustedes lo saben, siempre incluye a un ingenuo que no ha visto ese punto, y
cisamente: el cuerpo está comprometido en ese asunto del falo, joh cuánto,! que al cabo de cuarenta y cinco minutos abre la boca para declarar que a sus
pero por el contrario el falo, él no está comprometido a nada, se les resbala ojos el problema le parece, desde el principio ... jmal planteado!
entre los dedos" (Omicar?, n° 26-27, pág. 43). No teman esta audacia ni esta Las consideraciones que Lacan hace seguidamente sobre Hamlet podrán
oscuridad. Usted también, varón o mujer, tiene que vérselas con elfalo. Usted servir entonces de modo de empleo de las obras de arte en el campo del
también, ser hablante, toma a menudo una palabra por otra. Este es el secreto psicoanálisis.
de la interpretación en psicoanálisis. Pueden advertir que nada, salvo un lap- Hamlet no es un personaje real. "Se supone invenciblemente, en lo to-
sus o el inconsciente, nada puede sustituir un rey por un falo. Y, sin embargo, cante a las obras de arte, y especialmente a las obras dramáticas, que estamos
muchos pueblos de la Antigiiedad habían hecho incluso un dios, de ese falo. frente a caracteres, en el sentido en que se lo entiende en francés. Caracteres,
Qué importa que no sean cosas para decir en un congreso, salvo para hacer es decir, unos hombrecitos de los que suponemos que el autor, él sí, posee
reír, justamente. todo el espesor. Se entiende que él nos emociona con la transmisión de los
158
Franc;oisRegnault 159
Esas sandeces que pululan en los textos

caracteres de ese carácter, y que mediante esta señalización nos introduce en


una realidad que estaría más allá de lo que nos está dado en la obra de arte. Hamlet es una composición dispuesta de tal manera que histeria o neurosis
¡Pues bien! yo diré que Hamlet tiene ya la propiedad de hacerles sentir hasta obsesiva pueden hallar escritos en él sus síntomas, pero también sus estruc-
turas y sus leyes.
dónde ese punto de vista, en todas partes común, que aplicamos a cada paso,
Si, para terminar, dicen ustedes que el análisis de Lacan no permite
espontáneamente, debe ser si no refutado al menos puesto en suspenso"
(Omicar?, nº 25, pág. 13). comprender bien todo Hamlet, ni leerlo bien, ni montarlo ni interpretarlo,
"El héroe, si me siguen, ~s estrictamente idéntico a las palabras del texto. tengo que contestarles que confunden ustedes dos órdenes.
Así pues, tenemos que persuadimos de que el modo bajo el cual una obra nos En primer lugar, comprender. Recuerden: no se trata de comprender. En
toca de la manera más profunda, es decir en el plano del inconsciente, segundo lugar, leer: no se trata sino de leer, en el sentido del significante. Y
consiste en un arreglo, en su composición. Este es el segundo asidero del que el placer no es menor cuando uno siente, adivina, sabe que al deseo se le
les pido que se agarren" (Ornicar?, nº 25, pág. 15). tienden esas trampas. De lo contrario, ¿pensarían que esta obra produce tanto
Como pueden ver, aquí reaparece la idea de que el significante está efecto sobre los que la conocen? Para montarla, puesto que entonces se trata
articulado.
de montaje, o de puesta en escena, que es una interpretación, la lectura de
y además: "Buscar en las obras ciertas huellas que informen sobre el Lacan será tanto más novedosa cuanto que se articula en otro campo, tan útil
autor no es analizar el alcance de la obra como tal" (Omicar?, nº 25, pág. 15). como le era a Leonardo de Vinci, por ejemplo, su conocimiento de geología
En estas condiciones, "nuestro propósito es mostrar en Hamlet la tragedia cuando pintaba una montaña. Y en cuanto a interpretarla, es decir a prestar
del deseo, del deseo humano con el que tenemos que vémosla en el análisis" el actor su "marioneta", su cuerpo a lo que no es más que un escrito
(Omicar?,nº26-27,pág.7).
dormitando en un estante de libros, la lectura de Lacan permitiría además al
y además: "La obra Hamlet es una especie de aparato, de red, de red de actor como sujeto avizorar toda la puesta en juego que implicaría el empalme
pajarero donde está articulado el deseo del hombre, y precisamente en las de su inconsciente en una composición semejante, la inscripción de su figura
coordenadas que Freud nos descubre, a saber el Edipo y la castración" en el cuadro.
(Ornicar?,nº24,pág.24)
Hamlet, una obra de arte, de un lado del escenario, eso se lee, se
De ello resulta que si Shakespeare tendióle una trampa a nuestro deseo, interpreta, emociona, suscita el temor o la piedad, produce placer.
el de nosotros los modernos, el significante Hamlet nos representa como
Del otro lado del escenario, hace avanzar al psicoanálisis.
sujeto para otro significante: la teoría analítica. Pero a él, Hamlet, no se le
Hay un tiempo para todo, dice el Eclesiastés.
aplica el psicoanálisis, y menos aun la clínica que consistiría por ejemplo en
encontrarlo histérico o neurótico obsesivo.
"Del deseo de Hamlet se ha dicho que era el deseo de un histérico, y pue- NOTAS
de que sea verdad. Se puede decir también que es el deseo de un obsesivo: es
un hecho que está atiborrado de síntomas psicasténicos severos. En verdad, 1. En la Edad Media existía un sistema de interpretación de la Sagrada Escritura que
respondía a cuatro sentidos: literal, moral, alegórico y anagógico. Según la Iglesia, Cristo podía
Hamlet es las dos cosas. El está pura y simplemente en el lugar de este deseo. decir no solamente: Moisés es mi precursor (aplicación), sino también: Moisés ha hablado de
Hamlet no es un caso clínico. No es un ser real, es un drama que presenta mí (desciframiento de significantes). El psicoanálisis, que procede según el desciframiento, no
utilizó sino el sentido literal.
como una placa giratoria dónde se sitúa el deseo" (Omicar?, nº 25, pág. 25).
En b cual Lacan contradice directamente a Freud (y a Jones), quien 2. Así como un "Homenaje a Marguerite Duras del rapto de LoI V. Stein (Cahiers Renaud-
Barrault), y un prefacio a la traducción de L' eveil du printemps de Wedeking (Gallimard).
consideraba a Hamlet como un histérico. Pero Lacan pasa del: "es las dos
Sobre El misántropo de Moliere, véanse también los Escritos, págs. 173-175. Aquí dejamos de
cosas" del psicoanálisis aplicado a "no es ni lo uno ni lo otro" que deja lugar lado la filosofía y nos referiremos nada más que a las obras de arte.
a la teoría analítica. Esto no quiere decir que Hamlet sería demasiado genial, 3. Entiéndase que S designa el significante. No barrado cuando se confronta con lo que
demasiado superior a nosotros para ponerle una denominación. clínica. No. falta en el Otro: S(~) (su padre mal vengado, por ejemplo, Ornicar?, nº 26-27, pág. 35), recibe
la barra de la relación en O con aquello de lo que está privado.
160 Fraru;ois Regnault

4. AquÍ no se trata de criticar la historia literaria, que pertenece a la ciencia histórica y que
PARA CONCLUIR
concierne a la biografía de los escritores, a las escuelas, corrientes, etc. Como toda historia, ella
también choca necesariamente con el problema de la interpretación.
5. Marx: El capital, libro l, Ed. sociales, t. l, pág. 137. Freud habla también de esta pieza
(Ornicar?,nº24,pág.1O).

En 1907, en una carta a quien él creyó que sería su alumno más fiel -
Jung-, Freud evoca los dolorosos comienzos del psicoanálisis: "La ausen-
cia de interés y comprensión de [sus] amigos más íntimos"; "los períodos de
angustia", cuando él m ismo creía haberse engañado y procuraba saber "cómo
hacer para que una vida fallida resultase útil todavía a los [suyos]; además,
"la convicción cada vez más firme que seguía aferrándose a la interpretación
de los sueños como a una roca en un mar embravecido"; por último, "la calma
certeza" que finalmente tomó posesión de él y le decía "que esperara que una
voz salga de la multitud de desconocidos para responder a la [suya]".
Freud se cuidó siempre de creer demasiado en promisorios futuros, él
cuya vida tocó a su fin cuando el horror nazi estaba a punto de desatarse sobre
el mundo. E incluso sin remitimos a sus declaraciones más pesimistas,
podemos recordar lo que decía también aJung, en ese mismo y dichoso año
1907: "Simplemente, la gente no quiere que se le explique. Por eso no
comprenden las cosas más simples [...] Sólo cabe seguir trabajando y discutir
lo menos posible. No nos quedaría más que decir a uno: "Es usted un
imbécil." Al otro: "Es usted un bribón." "[oo.] Sabemos además que se trata
de unos pobres tipos que tienen miedo de dar escándalo, de arruinar su
carrera, o que están frenados por el temor a sus propias represiones". Com-
padecido, agregaba: "Sólo podremos esperar que mueran o que se reduzcan
lentamente a una pequeña minoría".
Lacan tomó en serio la subjetividad de Freud. Tomó como un dato
162 GérardMiller Para concluir 163

esencial de la historia del psicoanálisis lo que él llamó "el carácter sufriente lisis? Sin duda, él esperaba mucho del exterior del discurso analítico. Y
de la personalidad de Freud, su sentimiento de la necesidad de la autoridad". cuando, transportado de gozo por ver a sus discípulos en congresos, en
y por una razón simple: una parte del porvenir modelado por Freud tomó, a Budapest, 1918, manifestó su anhelo de un tiempo en que los psicoanalistas
causa de esto, el rostro de una institución ortodoxa, autoritaria y burocrática, y los psicoanalizantes fueran por fin legión, en que las clínicas psicoanalíti-
la International Psychoanalytic Association (IPA), que el movimiento laca- cas, reconocidas y mantenidas por el Estado, se multiplicaran como flores en
niano buscó, precisamente, contrabalancear en el mundo. primavera, su deseo estaba casi cumplido. Sí, él quería que el psicoanálisis,
Es el mismo hombre que en 1910, en El porvenir de la terapiapsicoana- atento por definición a lo que el sujeto tiene de más singular, no dejara de estar
lífica, se comparaba con un ginecólogo turco, privado de la confianza de sus por ello, como decimos hoy, "democratizado", es decir, situado de una u otra
conciudadanos y que debió conformarse con tantear el pulso de su paciente manera en el camino del mayor número posible de seres hablantes, libres
por un agujero de un tabique, planteándose el problema de saber cuándo iba después de ser conducidos a otra parte por su destino.
por fin la sociedad a conferir al psicoanalista la autoridad necesaria para el Freud legó a los psicoanalistas su contradicción. Su soledad histórica es
ejercicio de su misión ... y que quiso lalntemacional. Lacan, en el Seminario la soledad de cada uno de ellos, como Lacan formuló de un modo soberbio
1, señala que aquí tenemos una posibilidad "de entrever por qué Freud, en el mismo momento de fundar su Escuela: "Tan solo corno siempre estuve
contrariamente a lo que sucede en sus escritos, puso concretamente en en mi relación con la causa analítica". Pero esta soledad que quiere que no
ejercicio el peso de su autoridad para asegurar, creía, el porvenir del haya otra esperanza que la de lo particular, no por ello los separa de lo que
psicoanálisis".
podemos llamar la "cuestión del número", y que un libro "para el gran
En la actualidad, ¿están preservados los psicoanalistas de lo que asediaba público" como éste hace resonar.
a Freud? Después de todo, esas "resistencias exteriores", corno él decía, "¿no ¿Tiene que ver el psicoanálisis con el número? ¡Hay que responder con
fueron desbaratadas? Freud distinguía entre resistencias exteriores y resis- claridad! Sí y no. No, porque sólo capta a los sujetos uno por uno, sin que se
tencias interiores. "Estamos armados contra las resistencias interiores que sumen. Sí, porque precisamente sólo en cuanto acoge lo particular en un
provienen del paciente, explicaba por ejemplo en Introducci6n al psicoaná- tiempo en que domina lo universal, es susceptible de aglutinar a multitudes.
lisis; pero ¿cómo defendemos contra las resistencias exteriores? [Además], El psicoanálisis no engendra grandes consideraciones oceánicas. El
la mayoría de nuestros fracasos no dependen más que de factores exteriores." psicoanálisis no tiene promesas para hacer. En la televisión, a la tercera de
y para ilustrar estas resistencias en extensión tornaba el caso de las familias las interrogaciones que resumen para Kant el interés de nuestra razón: "¿Qué
de los pacientes: "En los casos frecuentes en que la neurosis tiene relación me está permitido esperar?", Lacan respondía: "Espere lo que se le antoje".
con miembros de una misma familia, el sano no vacila cuando se trata de En un sentido, sólo las ilusiones tienen un porvenir. ¿Qué cosa podemos ver
elegir entre su propio interés y el restablecimiento del enfermo. No hay que venir que nuestros síntomas no hayan ya moldeado?
asombrarse de que un esposo no acepte gustoso un tratamiento que supone, "He ganado sin duda. Puesto que he hecho oír lo que pensaba del
corno él lo sospecha con razón, la revelación de sus pecados. De este modo, inconsciente." Evocando en 1976 las luchas libradas en el propio seno de la
nosotros los psicoanalistas declinamos todo reproche cuando nuestro trata- comunidad analítica -para no hablar de las otras-, Jacques Lacan no se
miento no tiene éxito o cuando debe ser interrumpido porque la resistencia regocijaba realmente, sin embargo. Pues para el Campo Freudiano, la única
del marido viene a reforzar la de la mujer." cuestión que vale es saber en qué condiciones la experiencia que lo delimita
¿Por desdicha, por suerte, para nosotros? Cuando en febrero de 1986 la continuará permitiendo la emergencia de lo real, o sea no otra cosa que laque
revista freudiana L' ane organizó un sondeo nacional sobre Los franceses y Freud creía llevar a los norteamericanos, la peste. No hay ninguna necesidad
el psicoanálisis, a la quinta pregunta -"Si su esposo/a decidiera iniciar un de abrir los ojos desmesuradamente hacia el horizonte para comprobar que,
análisis, ¿qué actitud tornaría usted?"-, e163% de las personas interrogadas hoy como ayer, no hay más psicoanálisis que el insoportablt'.
respondieron que lo o la dejarían hacerlo, y el 10% que incluso lo o la G.M.
alentarían, jO sea, un 73% de respuestas favorables!
¿Estaría Freud satisfecho del éxito que conoce actualmente el psicoaná-
INDICE

Prefacio 7
Los Autores 11
1. Pienso donde no soy, soy donde no pienso, por Serge
Cottet 13
2. ¿Quién es pues ese otro al que estoy más apegado que a mí
mismo? por Claude Léger 29
3. La verdadera función del padre es unir un deseo a la ley, por
Marc Strauss 53
4. El acto fallido por excelencia es el acto sexual, por Gérard
Miller 69
5. El síntoma es lo más real que muchas personas tienen, por
lean-Daniel Matet 81
6. ¿La fórmula del fantasma? ~ O a, por Marie-Helene
Brousse 93
7. La transferencia es amor que se dirige al saber, por Daniele
y Michel Silvestre 109
8. Una terapéutica que no es como las otras, por Colette
Soler 121
9. Tan solo como siempre estuve, en mi relación con la causa
analítica, por Dominique Miller 135
10. Esas sandeces que pululan en los textos analíticos, por
Franc;:ois Regnault 147
Para concluir 161
Referencias bibliográficas 165

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