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Niklas Luhmann

1i
ORGANIZACIÓN y DECISIÓN. :
AUTOPOIESIS, ACCIÓN y
ENTENDIMIENTO COMUNICATIVO ['

Introducción de
Daría Rodríguez Mansilla

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UNIVERSIDAD
IBEROAMERICANA
eANTHROPOS
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Organización y decisión. Autopoiesis, acción y entendimiento


comunicativo I Niklas Luhmann ; introducción de Darío Rodríguez
Mansilla. - l.' reimpresión. - Rubí (Barcelona) : Anthropos Editorial ;
México: Universidad Iberoamericana ; Santiazo de Chile: Instituto de
Sociolosfa. Pontificia Universidad Católica de Chile, 2005
xxXIII p. 138 p. ; 18 cm. - (Biblioteca A; 27. Sociedad)

Tít. orig.: "Organisation und EnLschcidung.Autopoicsis, Handlung und


kommunikativcVcrstándigung". - Bibliografía 133-135
ISBN 84·7658-772-4

1. Organización, decisión (Sociología) 2. Auiopoícsis (Sociología)


1. Rodríguez M.ansilla, Dado, te, inL. y cd. 11. Universidad Iberoamericana
(México) IlI. Instituto de Sociología (Santiago de Chile) N. Título V. Colección
316.3

Título del original alemán: Organisation und Entscheidung. Autopoiesis,


Handlung und komniunikative Verstal1digwlg (GWV Fachverlage GmbH)
Traducción: Darío Rodríguez Mansilla, de las ediciones en alemán
de Westdeutscher Verlag, Opladern, 1978 y de Zeitschriit [ür Soziologie, 1"
11, n." 4 (octubre 1982), pp. 366-379 <~.:. '
Primera edición en Anthropos Editorial: 1997
Primera reimpresión: 2005

© GWV Fachverlage GmbH / N. Luhmann


© Universidad Iberoamericana (México), 1997, 2005
© Anthropos Editorial, 1997, 2005
Edita: Anthropos Editorial. Rubí (Barcelona)
www.anthropos-editorial.com
En coedición con la Universidad Iberoamericana, México, D.E
y con el Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica
de Chile, Santiago
...
ISBN: 84-7658-772-4
(ISBN anterior: 84-7658-517-9)
Depósito legal: B. 34.589-2005
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N- 11.'-I30S
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más sensibles ante cambios repentinos del tiempo en la es-


tratosfera ideológica, que las características estructurales
•• formalmente establecidas del sistema organizacionaJ.
Por las mismas razones es sensible la organización frente
a una teoría que infla sus características valorativas, para
i después dejarla abandonada, con expectativas hinchadas. AUTOPOIESIS, ACCIÓN
Todo sistema organízacional vive, en todo caso, bajo condi- Y ENTENDIMIENTO COMU~'1CATNO~~
ciones de una autoexigencia excesiva, ya que la pretensión
de constar de decisiones o no se puede cumplir fácticamen-
te, o bien sólo puede hacerse con la ayuda de suposiciones,
Una situación tal no es sólo objeto de investigación científi-
ca, debe reaccionar de acuerdo a su estructura y condiciones
de existencia, sensiblemente cuando no defensivamente, ante
una investigación, sin poder integrar ella misma parte de la
responsabilidad de decisión, intenta incitarla a la racionali-
zación y democratización, y a más innovaciones, pero que,
por otra parte, descubre y desenmascara las ficciones, des-
cargas y defensas internas. Una investigación que no puede
reflexionar sobre sus efectos sobre e] objeto, aporta, aplicada
como crítica de la burocracia, o incluso como crítica de la
sociedad, a los ciclos inflacionarios y deílacionarios que im-
piden un ordenamiento en una relación estable de compleji-
"
dad y capacidad de cambio,
No hay una vuelta significativa a Ja abstinencia científica,
e igualmente poco puede satisfacer el reemplazar la ilustra-
ción sociológica por una ilustración sobre lo dañino de la
ilustración. Pero se mantiene la posibilidad de formular en
tal [Ol1l1<L la teoría que guía la investigación que pueda re
construir adecuadamente la sensibilidad estructuralmente
condicionada del objeto. Sólo una teoría tal, a la qUe los
análisis aquí presentados quisieran aportar, estaría en condi-
ciones de recibir por sí misma la responsabilidad de la socie-
dad (y no sólo la específicamente cientíhca).

De Zcitsclnitt [ñr Sn:i"I(),~ic año 11,11." 4 (octubre l.S2). P[l. 366-379.


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-'-.~. .--.¡

Los contrastes entre las diversas propuestas teóricas en


sociologíason a menudo exagerados. Esto podría atribuirse
a las necesidadesde perfilamiento ya la «criticabilidad», tan
propias de los sistemas científicos,las que son cultivadas y
recompensadas deliberadamente. Sin embargo, en los casos
ele análisis teóricos básicos se tiene, a pesar de todo, una
muy limitada cantidad de propuestas serias: serias, en el
sentido de la forma en que han sido elegidas para plantear y
delimitar el problema, lo cual implica consecuencias impor-
tantísimas;serias también en el sentido de intentar la incor-
poración de todo el acervo de conocimientos científicos dis-
ponibles en el momento. Una especie de «ley de posibilida-
des restringidas»permite que los lenguajes teóricos desarro-
llados por las distintas disciplinas sean interconvertibles, en
cierto modo, entre sí. Traducción, resulta, sin embargo, un
término algo exagerado, pues las cosas no pasan así. Se co-
noce la intención de un autor, pero se quiere disentir de ella.
A pesar de ello, las teorías tienen puntos en común, en la
medida que sus problemas han sido planteados en forma
similar, o cuando pueden hallarse razones por las cuales un
tal planteo no ha sido posible. Una absoluta incornparabili-

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.~:..,

dad revela siempre falta de fantasía teórica, carencia de ca-


pacidad de abstracción o bien, indica aquellas necesidades
TI
de perfilamiento y «criticabilidad» tan frecuentes en los ám-
bitos científicos.Tal vez por ello, la identidad y la diferencia
no deberían acotarse con tanta nitidez -aunque toda teoría
tiende a ello- sino que, por el contrario, deberíamos prepa-
ramos para observar presiones osmóticas capaces de pene-
trar los bastiones teóricos más firmemente protegidos.
El ámbito actualmente conocido como la «Teoría de la
Acción»me parece particularmente apropiada para observar
y hasta para provocar este tipo de interrelaciones teóricas.
Esto resulta especialmente válido porque se conoce mal lo
que el concepto central de la «acción» quiere realmente de-
cir. Es posible que las acciones ya resulten demasiado cono-
cidas y bien observables y que su refinamiento conceptual
ya no pueda avanzar mucho sin fracasar. Además, la delimi-
tación del fenómeno «acción» frente a otros fenómenos dife- Por la intención, dicen algunos. Pero las intenciones no
rentes choca con una barrera de abstracción -y ni hablar son, sin más, unidades psíquicamente definidas y claramen-
de presupuestes tan arraigados como que la «acción" es algo te delimitadas (¿Ideas? ¿Representaciones?).2Admitiendo la
concreto-. A menudo se carece de todo indicio acerca de adecuación de la investigación psicológica, se trata más bien
las características fundamentales del concepto de acción y, de un artificio semántico de procesos de atribución.' Éstos
con Irccuencia,determinaciones de gran importancia se in- son, a su vez, muy cornplejamente condicionados y muchas
troducen así no más, sin que intervenga conciencia decisio- veces carecen de la capacidad de obtener consenso. De este
nal alguna.I Valdría la pena, por lo tanto, dar mayor preci- modo, la acción se redefine, finalmente, según el sistema
sión a lo que debería entenderse por «acción». Con tal obje- que la produce.
tivo en mente, haremos la siguiente pregunta: «¿de qué Otros han definido la acción como la relación de un suje-
modo se constituyela unidad de la acción?". to con un objeto, o sea, de una manera exactamente análoga
a la definición del conocimiento." La terminologíasujeto/ob-

2. Consúlrese, por ejemplo. Masclli y Altrocchi, 1969. Naturalmente hay írn-


portantes esfuerzos en la filosofí:t para determinar más exactamente qué se podría
querer decir cuando se es de la opinión que se puede explicar las acciones a través
de sus intenciones.
3. Por ejemplo. mi intento en Luhmann, 19o5 !(.' .
.L En este sentido, Iamentcblcmcnrc (aunque no ;1. b ~ItUl~1 de las mejores
l. <I\n act is alw"y~ a proccss in lime», die" -por cjcmplo- Tnlcott Parsons
)'osibilid;tdó Lit: su teoría) Parsons. Oralmente, por otra parte, Parsons ante mi
en 19.,7. Si se piensa cuándo y dónde se escribe esto, sorprende que no sea consi-
rrL~~lmtada que! gamnnzaba la unidad emergente de la acción Ircnt« a la descom-
,1<-":1<10 el mucho 111'" profundo análisis de Whitchcad (sobre el que volveremos).
posición por lll~'dj() del csqucm J Je [as cuatro Iunc iones, respondió: nwaniiu;'

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jeto, sin embargo, requiere a su vez de una aclaración ulte- lo que acontece, hay siempre algo más de lo que puede pre-
rior. de ningún modo puede tomarse como dado que la uni- suponerse y, finalmente, el mundo se encuentra implicado y
dad de acción deba comprenderse como una «relación».No . comprometido en todo. A nivel de los sustratos presupues-
obstante ello, la acción se aproxima mucho al concepto de tos -y sólo recordaremos las investigacionesmás recientes
conocimiento.Aunque los conocedores de la filosofíatrascen- acerca de la importancia que han adquirido los campos
dental, por ejemplo, el gato Muzius (O.J. Hoffmann, 197 s.) magnéticos terrestres en los procesos orgánicos- los lími-
saben perfectamente, que la «facticidad" de la acción prece- tes de los sistemas pierden validez, Esto significa, entre
de a todo conocimiento. otras cosas, que los sistemas sólo pueden constituirse por
Las consideraciones siguientes toman una dirección di- diferenciación, distinguiéndoseasí de su entorno, lo cual es
ferente: la que nos lleva por el camino de la teoría general válido no sólo para sus estructuras, sino también para los
de los sistemas y su concepto de «elemento».Según el esta- elementos mismos que los conforman. Independientemente
do actual de la ciencia, este concepto debe liberarse de toda del sustrato supuesto y de su sensibilidad reactiva frente a
implicación acerca de lo «simple», lo «irresoluble»,lo onto- cualquier cambio, los elementos son formados por el siste-
lógicamente «último», o sea, que debe desprenderse de todo ma y, como tales, constituyen las unidades «últimas» e irre-
lo que conlleva la semántica tradicional de «átomo» o de solubles. Sólo esto y nada más que esto subyace al enuncia-
«individuo». El mundo «hacia abajo» aparece hoy igual- do, de que los sistemas materiales ESfÁN compuestos por
mente abierto y sin fin." Todo lo elemental puede descom- átomos, mientras que los sistemas sociales se constituyen
ponerse. Si la descomposición puede lograrse o no es sólo vía las «acciones». Siempre existe un entorno; hasta podría
cuestión de competencia cognitiva y de competencia técni- decirse: siempre hay un entorno interior como pre-condi-
ca. Esto nos obliga a revisar una multitud de conceptos. La ción de existencia.
«reducción», por ejemplo, no puede concebirse como una En el momento actual, una de las teorías de los sistemas
simplificación, sino sólo como una relación entre comple- que interpreta en forma más decidida esta perspectiva, fue
jos. El concepto de elemento, sobre todo, es una cuestión formulada por Maturana y Varel, bajo la etiqueta de auto-
muy discutible (Glanville, 1978)_ Debería relativizarse res- poíesis." Puede entendérsela mejor dentro de la teoría de SIS-
pecto al sistema (o tipo de sistema) para el cual éste es temas autorreferenciales, como un intento de partir de las
elemento. Esto obliga, por su parte, nuevamente, a plan- teorías clásicas de la conciencia (teorías de reflexión),tanto
tearse la cuestión de la unidad del elemento, con una preci- como de los conceptos sistémicos referidos a la «auto-orga-
sión hasta ahora desacostumbrada. Sólo como unidad de nización». La noción de autopoiesis comprende no sólo las
aplicación en un sistema, el elemento se autoconstruye por I relaciones más o menos consolidadas entre los elementos,
i
el sistema, dentro del cual actúa como elemento. Esto, na-
turalmente, presupone la existencia de un universo de ma-
¡ sino también los elementosmismos, resultantes de la repro-
ducción correlativa del sistema. Un sistema autopoiético
teriales ~' energías que posibilitan este tipo de constitución. puede representarse entonces como algo «autónomo»,sobre
Ningún sistema es capaz de controlar por sí mismo todas la base de una «organización cerrada» de reproducción
las causas de su existencia. En todo lo que existe y en todo

3. Esta c.:' también una consecuencia de I~ imagen cuantificadora de! mundo


~k~ ~:! t..icnci~l moderna. Lo que es contable \,,'S también divisible.
I 6. Véase Maturana y Varela, 1980 para : .\5 primeras formulaciones: para una
corta introducción véase también: Varcla, ~i.lllll<lna y Uribe, 1974;)' para la agita-
d" discusión actual Zelcny, 19HI. Como un-uccton alerunna: Marurana, 1982.

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auto-referenciaF Clausura y auto-referencia se relacionan en La aplicación del concepto de autopoiesis de los sistemas
un nivel formado por la síntesis de elementos, y no niegan sociales sigue siendo una cuestión muy debatida.11 Todavía
en modo alguno la dependencia respecto al entorno a otros este concepto no ha sido lo suficientemente desarrollado en
níveles/' Queda claro, no obstante, que en el ámbito de los sus aspectos teóricos, y faltan aún aportes realizados desde
sistemas autopoiéticos, la clausura circular interna es condi- la misma socíología.P No obstante, corresponde interrogar a -.:" ......
; ,

ción sine qua non para la continuidad de la auto-reproduc- la teoría de la acción acerca de la aplicabilidad de su con-
ción del sistema y que el cese de la misma significaria la cepto teórico fundamental. ¿Cuáles serían las ganancias y
muerte. cuáles los sacrificios al intentarse la conceptualización de los
Un supuesto de este concepto es que la VÍa de escape sistemas sociales como sistemas autopoiéticos, capaces por
usada por Parsons se encuentra bloqueada: salida a través sí mismos de generar sus elementos componentes, es decir,
de un significado «meramente analítico» del «sistema», los sus acciones? Una definición «oficialista» de la organización
límites del «sistema», la «unidad», unit act'' Pero, cuando autopoiétíca permitiría aclarar, en este sentido de qué se tra-
por diferenciación de la ciencia contemporánea ya dificil- ta: «The autopoietic organization is defined as unity by a
mente pueden trazarse límites «absolutos» para la capacidad network of productions of components which a) participate
de descomposición, tampoco pueden dejarse a la ciencia recursively in the same network of production of compo-
misma las condiciones de aplicabilidad de esta capacidad. El nents which produced these cornponents, and b) realizes the
concepto de autopoiesis marca en este punto un cambio, al network of productions as a unity in the space in which the
menos en el sentido de que la ciencia misma como sistema components exist» (Varela el al., 1974: 188). ¿Puede, en este
autopoiético debe respetar su objeto como sistema autopoié- sentido, conceptualízarse la acción como «componente»
tico, es decir, a la autopoiesis misma.l? (proferiríamos, no obstante, denominarla «elemento»)?

7. Con gran detalle: Varela, 1979.


8. Punto de partida para esto fueron inv. stigaciones sobre el ojo y la clausura
circular de los sistemas neurofisiológicos, que no intentan tomar el mundo con
nervios, sino que s610 pueden verlo. Véase Lettvin, Maturana, McCulloeh y Pitts,
1959. Est:15investigacioecs tienen muchas implicaciones para la metafórica tradi-
cional del ojo, la vista y la conciencia. Véase McCulloch, 1965.
9. En los pasajes correspondientesde Parsons, 1937: 43 ss, queda en claro que
Parsons quería reaccionar con esto a la cap. a cidad de subdivisión ilimitada en
principio de la ciencia moderna. Por principio sería posible una nueva subdivisión
pero: ." limit is se! by the lramc of referencia with which thc student uf acuon is nas determinaciones «cxísrcncialcs» y que deja en manos de un «observador» to-
working» (1937: 47). La unidad de la acción se define, por lo tanto, por medio del das 1:15 determinaciones posteriores (incluso la introducción de distinciones tales
concepto de acción y la analüica de la acción por medio de la intención de su como sistema/medio o input/output). Sobre esto sólo puede decidirse, sin cmbar-
muilisis, Es precisamente esta salid:l (que n.'ClJJh.'! a la auron. .'fcrl'llci~1 del sistema go, cuando quede en claro si se puede -y en qué medida- atribuir a objetos la
de análisis) la que queda bloqueada por 1:1 tcorfa de los sistcm:»: autopoiéticos. sin capacidad de observarse a sí mismos y grabar en sí m isrnos una descripción de sí
discutir en )0 más mmimo, que los sistemas analizadores (o en términos más mismos. Si esto vale como característica de los objetos y se define en forma co-
generales: observadores) son, a su YCZ, sistemas autorrefcrcncíalcs autopoiéucos. rrcspondicnterncntcamplia el concepto de «observador» (como Glanvíllc, 1 975).
La autopoicsis del objeto debe ser aceptada porque el objeto clcsapnrcccría sin ella. puede superarse el fuerte límite de Mamrana. Yo dudo.
Sólo las determinaciones posteriores pll~,:~n ser seleccionadas y abstrnidas j13.r;\ 11. El! contra, con cn..-cicnrc decisión Varcla, J901.
fines de análisis. Con esto se relaciona, pc'_- ejemplo, la dirl'rL'llcia de (Io!"!.!¡miza· 12. La tesis doctoral de Pctcr 1 kil. que se plantea esta rarea falla justamente
ción» y «estructura» en Mauuana, 1981: 24: "-' en este nivel de autorrcfcrcncia elemental y llega sólo a una fundamcnrnción tic
lO. Puede ponerse en duda si se debe ".:gUil·:l Maturana. que :lqllí hace alcu- nuevo Cl1l10 rara el enfoque individualistn en la sociologfa. Véase ¡ Iejl. 1 %0.

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lIT elemento último, en una unidad última indivisible en el sis-


tema. Todos los procesos -tan sólo recordaremos los proce-
sos laborales en una perspectiva tayloriana- son subdivisi-
bles en acontecimientos de acción elementales. Sólo cuando
se alcanza el límite de esta subdivisión (y éste no es un pro-
blema lógico, sino un problema de aplicación del sistema en
cuestión), se encuentra el unit act, el acontecimiento ele-
mental de una acción unitaria
Los sistemas que, en tal sentido están compuestos por
unidades temporalizadas últimas, tienen problemas específi-
cos de auto-reproducci6n. Pueden cesar simplemente en
cualquier momento, cuando se acaba la última acción, sin
haber podido conectarse. Muchos sistemas de acción, enton-
ces, dejan simplemente de existir; otros, deben ser llevados
por medio de un cierto ceremonial, al fin, para que la cesa-
ción pueda en marcarse como voluntaria, provisoria o bien,
Para responder a esta pregunta, hay que introducir una definitiva. La acción debe concluirse con una acción, si de
consideración intermedia adicional, referida a la temporali- ello se quiere sacar conclusiones que sirvan para otros con-
dad de los sistemas sociales. Decir que los sistemas sociales textos. Por de pronto, los hombres civilizados están asegura-
se componen de acciones, significa, en otros términos, que dos, gracias a la religión o a otras modalidades, de que esta
están constituidos por acontecimientos ligados puntualmen- continua cesación no trascienda a la sociedad o a la vida
te en el tiempo y que, al surgir, desaparecen de inmediato.!' misma. Tienen garantizada la creatio continua. Para los ni-
En este caso, no se trata necesariamente de un segundo lógi- ños más pequeños, esto no parece, sin más, tan válido; ellos
co de un presente minimizado matemáticamente. Toda ac- viven la autopoiética del sistema de acción y su precaria
ción necesita de una cierta duración y mientras perdura continuidad todavía en forma más directa e inmediata como
puede cortarse, interrumpirse, revocarse o desviarse. dependencia respecto de un acoplamiento visible e inmedia-
La duración de la acción de por sí es un momento de su tO.15 Cuando una acción llega a su fin, debe haber alguien
unidad (es decir, la mención temporal de su unidad) sobre que pueda continuarla y retomarla, alguien que pueda llevar
la cual, en un sistema que la tiene como elemento, se toma
la decisión. Aparte de esto, la acción es un acontecimiento,
acción. Recuerdo los movimientos continuados, casi son solución de continuidad
se encuentra asociada a un espacio temporal y debe consu- de los mozos del norte de Brasil. en comparación con los movimientos corporales
mirse con mayor o menor rapidez y finalizar con mayor o más dcfinidarnentc delimitados que se encuentran en centras poblacionales. Esto
menor nitidez.t4 Sólo como acontecimiento se constituye en muestra también, que el movimiento de acción se libera fuertemente del ser del
cuerpo, por así decirlo, lo limita por condiciones sociales, culturales y organizan-
vas, Una explicación parecida para el movimiento corporal más bien enérgico en
conjuntos de civilización, se encuentra en Rittncr, 1976: 44 s. En la teoría parso-
13. Para la historia anterior de este tem a véase Luhmann, 1981u. Para la inclu- niana ésta sería II na demostración de la diferenciación de un bchavioral subsysteni
sión de los análisis de Mead, véase además Bergrnann, 19810 y 1981b: 37 ss. (para la adaptación) en el sistema general de acción.
1-+. I\quí son muy importantes las investigaciones sobre la base corporal de L, 15. Aquí, insn ucrivo: Alhelí y Iones. 1977.

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consigo la carga de la acción durante un rato y luego resti- mo» sólo se produce, si la unidad de los elementos se consti-
tuir las posibilidades de conexión. tuye como unidad de Identidad y Diferencia.18 Un aconteci-
Sin embargo. el problema no sólo radica en la presencia miento único, debe incorporar, por 10 tanto, ambas cosas: la
de los otros y de los sustitutos que pueden desarrollarse con identidad consigo mismo y la diferencia respecto de sí mis-
tal finalidad. Debe preguntarse, con un grado de generalidad mo; solamente de este modo puede establecerse el Nexus.
mucho mayor y de modo mucho más radical, ¿cómo es que Una acción como la de «tocar el timbre de la puerta» no se
un elemento que no puede perdurar, puede asegurarse la traduce solamente en el sonar del timbre. Adquiere sentido, .
capacidad de conexión?, ¿lo puede hacer por sí mismo? ¿De- porque la puerta puede abrirse, momento en el cual el tim-
bido a un tipo particular de Energeia? ¿Gracias a una previ- bre dejará de sonar. A partir de entonces deja de tener senti-
sión particular de la creación? Éste es un problema sobre el do el seguir tocando el timbre o volver a tocarlo. Hacerlo no
cual la teoría de sistemas autopoiéticos deberá dar una res- importaría unidad diferenciable alguna. Es cierto que el
puesta. Un sistema produce los elementos que lo constitu- abrir de la puerta es una acción distinta, un acontecimiento
yen, con ayuda de los elementos que lo constituyen. Ésta es nuevo del cual se puede prescindir. Sea como fuere, tenga o
una exigencia del punto de vista según el cual se sintetizan no tenga lugar, la diferencia respecto de este acontecimiento
los elementos y se los utiliza corno unidades para la repro- y luego, respecto de todos los demás acontecimientos, man-
ducción autorreferencial. La unidad como garantía de apli- tiene un «ce-sentido» con el tocar el timbre. Sin la identidad
cabilidad, de la reproducción y de la capacidad de conexión, y sin la diferencia, no seria ningún acontecimiento. [Y nin-
sólo puede ser una unidad, que ha sido constituida, a su vez guna acción!
antorreierenciahnente. Partiendo de esta exigencia, hablare-
mos entonces, de autorreferencia basal, contraponiéndola a
la reflexión, por medio de la cual se alude a la auto-temati-
zaci6n de un sistema, a la introducción de la identidad del
sistema en el sistema.
,~ .
La cosmología de Alfred North Whitehead contiene,
exactamente, este pensamiento, el cual puede, en este senti-
do, vincularse con el concepto de autopoiesis.l'' Whitehead
dice claramente que la autorreferencia de acontecimientos
elementales es una pre-condición de su conexión (el concep-
to: Ne.'lIS) y, por ende, de su realidad. «Un individuo es real
cuando adquiere sentido para sí.» 17 Este «sentido de sí mis-

16. El enlace quiere decir que la -Autopo.csis- entra en el lugar que Whiicad
habla de proceso y los conceptos de Whitehead de «ser único» o «suceso» en el
lugar en que en !:t teoría de la auropoies.s se habla de «componente », Por el
momcnio éste es sólo J:¡ proposición de una maniobra teórica estratégica. Habría
que probar más cxactarncmc 10 que pasa con ellas en ambas teorías. I~. Cambio algo la formulad", [o la traducción alemana (Whilehcatl, 1979:
17. Así x.:xr 1.1 categoría de Explicación. cirada según la traducción alemana de 69) dice Identidad y diversidad. En "versión inglesa es nuis claro: scl¡:idcll/ilv aut!
\\11itehead, 1979: 69. scl¡:'/i''l'TsiIY.

1 io 1 JJ
... fe!

N na-Whitehead permite dar un salto más allá de esto «a pri-


mera vista».
La acción como acontecimiento interconectable, como ele-
mento constituido de la reproducción del y dentro del sistema
de acción es -en primer término- una unidad de identidad
y diferencia. es decir, una unidad atribuible a un actor que
tiene ubicación temporal determinada. La desagregación de la
acción en fin y medio, parece ser una cierta interpretación de
esta condición fundamental. la diferencia se articu1a como
diferencia de fin y medio y se practica, simultáneamente, como
unidad de acción. Tanto los medios como el fin son ---<le
acuerdo a esta interpretación- componentes de la propia ac-
ción. (Es decir, son diferencia bIes tanto de los instrumentos
puestos a disposición para ser introducidos en combinación
con la acción instrumental, como de los resultados que la ac-
Todo lo anterior ha sido elaborado sin recurso alguno a ción provoca fácticarnente.) Recapitulando: se trata en primer
la conciencia y sin necesidad de recurrir a la racionalidad. término de una descomposición analítica de la acción unitaria
Por el momento, aún no hace falta emplear conceptos tan que se toma como unidad, sin una subdivisión real posterior.
sofisticados para construir la teoría (si bien es innegable, De ahí pueden, naturalmente, derivarse puntos de apoyo para
que loma acción sólo es· posible en presencia de conciencia. una descomposición real tayloriana. Le acción pierde su esta-
de proteínas, de magnetismo y de muchas otras cosas más). tus de elemento y se convierte en una relación entre acciones
Haremos abstracción de todos ellos. pues sólo de este modo unitarias definidas detalladamente, las que se constituyen -a
podremos reconocer que '.la estructura de la acción no se su vez- en unidad como «medíos-para-un-fins.P
debe a la estructura de la
conciencia (o del «sujeto» o del Como semántica de una articulación entre identidad y
«individuo») sino que la misma responde a las exigencias de diferencia de la acción, este esquema dirige la observacián
la reproducción autopoiética de sistemas temporalizados. de las acciones. A un observador)' a un actor como auto-ob-
Admitiendo la tesis. según la cual la capacidad de cone- servador puede servirle en mayor o menor grado de conteni-
xión sólo puede asegurarse a través de la autorreferencia de do de conciencia. Tenemos aquí, por lo tanto, un caso de
elementos -entendiendo por autorreferencia a la unidad de re-entry, en el sentido de la lógica de Spencer Brown.U se
identidad y diferencia- es posible deducir a partir de ella
una nueva aproximación para interpretar más adecuada-
mente el esquema fin/medio de la acción. Como se sabe, 20. No podemos aproximamos más a las particularidades de descomposición
real de este tipo. Sin embargo es de hacer notar. que una descomposición tal.
Weber supuso que la acción puede a primera vista entender-
dirigida por el esquema medio/fin no reduce a acciones ontológicamente cornpac-
se y explicarse utilizando las categorías de finalidad )' me- tJS, «sencillas», sino que con ella la interpretación medio/fin de la acción. queda
dios y Parsons se apoyó ~'~ esto.'? La configuración Matura- tnás prescrita (incluso para las unidades de accion más pequeñas) =-nccnnns más
innaturnlcs se vuelven, porque entonces sólo en esta forma se puede lograr la
capacidad de conexión y, con ella, de reproducción del sistema.
19. Véase la cita de Weber, COI:'() 1\10110 de «La estructura de la acción social •. 21. Véase Spenccr Brown, 1972 -una protológica fuertemente intluycrue en

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1"1

diferencia entre fin y medio, parece radicar en el incremento


introduce nuevamente ·una diferenciación en un campo que
en la capacidad de conexión de la acción. La misma permite
debe diferenciarse a través de ella. Un acontecimiento de ac-
abarcar una mayor variedad en la reproducción de sistemas
ción se convierte con ello, en un elemento que, entre otras
de acción y al mismo tiempo, una mejor articulación entre
cosas, contiene una autodescripción articulada y simplifica-
observación y control. Tanto es así, que no es casualidad que
da, la que permite una observación continua y la que capaci-
la teleología fue inventada justo después de una amplia difu-
ta también para cierto tipo de control cibernético. Se supone
sión de la escritura alfabetizada, junto con el control conse-
que cuando esto ocurre siempre se provoca conciencia, no
cuente del espacio de comunicación que con ésta se había
sólo porque la conciencia aquí es llevada hasta sus propios
empleado.23 Las ventajas de las orientaciones de fin fueron
límites, sino porque se pone de relieve que problemas de tal
reconocidas, naturalmente, mucho antes, pues de qué otro
complejidad no pueden resolverse en forma satisfactoria, por
modo hubiera sido posible construir pirámides, gobernar es-
el momento.
tados, organizar campañas bélicas, etc. La semántica de la
Dichos interrogantes suponen la diferenciación de la
teleología, de la poiética, de la técnica, pone a disposición
constitución autopoiética de la acción y su articulación se-
mántica. Con ayuda de esta diferenciación, se obtiene una sus diferenciaciones para la re-entry en la acción. Con ella se
obtiene una mejor diferenciación de la acción respecto a
mejor aproximación a las modificaciones históricas en la
otros fenómenos naturales (al principio, como movimiento
comprensión de la acción y en su formulación semántica.
meramente natural, pero luego, también como una imita-
Nociones tales como la de fin y medio (o sus equivalentes
ción de la naturaleza), exponiendo la semántica de la acción
semánticos) han demostrado tener una asombrosa capaci-
a los desarrollos de comienzos de la Edad Moderna opera-
dad de supervivencia, junto a cambios profundos en el senti-
dos en el campo de la física, a la comprensión de causali-
do unido a ellas. Categorías tales como las de techne y poie-
dad, también a la selectividad de los fines y, por último, a la
sis, que se refieren a una diferencia entre acción y trabajo,
han resistido tanto críticas religiosas como humanísticas. La ideologización de los valores.
Los brillantes éxitos de esta autopoiesis formulada, han
teleología ha podido transitar desde una comprensión natu-
obligado a tomar la orientación de la acción, referida a la
ralista, incluso «corporal», hasta una comprensión mental,
relación de fin-medio como algo racional; o también a consi-
desde una postulación de un fin natural (aunque errable) de
derarla como algo racional bajo ciertas restricciones adicio-
la acción hasta la idea de una anticipación mental.F Esta
nales, como la orientación según una causalidad científica-
resistencia, «critícabilidad» y capacidad de transformación a
mente demostrada o la optimización de la relación entre res-
partir de un principio, pueden entenderse siempre que se
tticciones recíprocas de fines y medios. El agregado de un
tenga en cuenta que la unidad autopoiética de la acción
nuevo concepto al material fáctico ya analizado, sólo tendría
debe articularse con Identidad y Diferencia y que las catego-
sentido si se pudieran establecer claramente las condiciones
rías de Fin y Medio, si bien ofrecen una semántica muy su-
bajo las cuales ha sido dispuesto el concepto de racionali-
gestiva no son del todo satisfactorias.
dad; y, si fuera posible, también reconocer los conocimien-
La utilidad específica de esta articulación dada por la
tos que podrían derivarse uniendo el esquema de fin/medio

la teoría de la autopoiesis que no trata de frases, sino de operaciones idistinctions, 23. Requiere mayor fundamentación que se deba orientar por la alfabetización
iudications ).
22. Luhmann, 1981c. y no por la escritura en sí. Véase Havelock. 1976.

115
114
con el concepto de racionalidad. No se debe tomar por co- v
nocimiento el puro hábito de pensar así. Un concepto de
racionalidad que en esta situación podría enriquecer nuestro
análisis, o sea, podría delimitarlo, no es aún visible- Dejare-
mos abierta, por lo tanto, esta pregunta_24

Es más importante desarrollar los conocimientos obteni-


dos en una dirección diferente. Por de pronto, retomaremos
la tesis, según la cual la autorreferencia basal de la acción y
su implicación, la identidad y diferencia, debe distinguirse
de las articulaciones especfficas de esta condición para la
autopoiesis. Una articulación de este tipo se encuentra dis-
ponible en el esquema fin/medio. ¿Habrá otros? "
En otras palabras, la articulaci6n de la autorreferencia ba-
sa! con las posibilidades de re-entry debe considerarse, en un
análisis funcional, como un problema de referencia. Luego,
puede verse de inmediato una solución al problema, muy utili.
zada y también muy criticada, y puede preguntarse, entonces, l-

si existen equivalentes ftmcionales,que intenten resolver el mis- .u


mo problema básico, pero con OU'o aparato semántico y, por lo ::l-
tanto, con una «mezcla» diferentede ventajas y desventajas.
L1S desventajas de una articulaci6n a través del esquema-
tismo fin/medios se hall hecho notar -al menos desde
Kant- en su insuficiencia para conceptualizar interrelacio-
nes sociales.2S Independientemente de cómo se conceptualice 1: 1'.

- 24. Esto se rclacion:l con la concertll"liz~,ción b=da en otras rcl"ciones, de la


25. Esto "ale para toda la lógica tradicional que se mantiene libre de la auto-
twfcrcncb como reilClddalllcnt" lo ha hc'Cho notar Gotthard Glif,thcr. .2'
ll"cion~litbd rcfctida sólo a ,i,lcma. Véase Luhmann. 1973.

116
, ""

el esquematismo de finlmedio y de cómo se formule: en for-


ma causal-teórica, te6rica-valorativa o tecnológica, no se re- que se tome a una persona como interlocutora de C01l1unica_
fiere, al menos originalmente, a la diferencia entre alter y ego. cíon, a""que solo fuera OOmo ",",ucha. Nada P",de m-denar.
Se requiere, por lo tanto, una lógica de lo social, una funda- se tan ,,;lo por medio del flujo de un discu",o justiJlcatorio.
mentación capaz de consenso, un entendimiento comunicati- Hay mil", de buenas rarones Pan. no ca<arse y miles de
vo y las teorías correspondientes.P Difícilmente podremos razones aún lUejorespara no casarse Con una persona deter-
sustraemos de la fascinación que plantea el desideratum, o de minada." Si no se "'tablee. una elección de relevancia muy
la legitimidad de la cuestión. También la teoría de sistemas, fuene (existiendo muy buenos ejempl", en el campo de l,
parte naturalmente siempre de una constitución «mutualista» "'llWnentación juridica), Ja comwucadón puede, de hecho,
de los sistemas socíales.F Esto nos obliga forzosamente, a no conducir a nada. Parafraseando un Dictum de Herbert A.
preguntarnos acerca de cómo podría concebirse la unidad de Si_n" pod,fa decin;e; «sí me dejaran a mi la elecdón de
la acción (como unidad de identidad y diferencia), cuando se las ""hicdon"" J" dejan, a mi compañero la elección
le plantea como tarea no sólo de producir otra acción, sino de l", -n", », Por otra parte, no se Ve claramente Cómo
también de incorporar acciones de otro. Si pudiera hallarse las implicadon", lógicas del acceder a la comunicación po.
un formalismo para ello, o al menos, una semántica fácil- dnan romprometer f.icticamente; siempre se está a tiempo
mente manejable -similar a la de la operacionalización del de saltar, cuando" da cuenn, de a dónde lo lleVon a uno,
imperntivo categórico- se poseería el tan buscado «equiva- sujeto ron las "'""'" SOcráticas. Pero, sobre todo, es 'tenru.
lente funcional» para el esquema fin/medio. ble Un ''''''mento hObbesian" no Puede espeta"'e con "gn.
Es un mérito indiscutible de Habermas haber llevado ridad ,"/;cien'e
diante que los de",,,, se dejen comprometer me.
esta lÓgica.
este problema al nivel de la comunicación. Con ello queda-
ron excluidas una serie de respuestas «fáciles» (fáciles sólo Todos estos argumentos son bastante superficiales e
por ser más tradicionales), algo así como la referencia a una igualmente imp""ionistas. Tod", ellos esMn en conjunto re.
ley mornl dada por la facticidad de la conciencia, o también {"idos a que la comunicadón es POr su Parte un Pro,oso de
como la referencia a un consenso de valores, al cual debe- o., un sistema autolTeferencial, y Como tal no excluye Contra-
mos sometemos, pues de otro modo no podría mantenerse dicciones, sino que, por el con'rono, las induye. PSI. posibi.
ningún orden social. Kant, Durkheim, Parsons, han sido ju- lidad debe descarta"" si uno qUiere ent"r en comunica.
bilados, así, con todos los honores. Pero tampoco el argu- ción, es decir. una aoción que logm su unidad (como unidad
mento de que cualquiera que se incorpore en la comunica- de identidad y du"rencia) a parOr de las condiciones de Una a
ción ya se define implícitamente y se predispone a ceder ""'ible comunicación, será POCo si"""ro. Será POCo 'incem l-
frente a mejores argumentos, en realidad no tiene asidero porque está orientada a una COntradicción que no desea U
suficiente. Hay miles de buenas razones y argumentos para

26. Véase J lnhcrm.rs, 1981.


I-
i
pe,. qUe si m,ntiene. La "lida, en el mejor de los c"os,
será entonces una insinceridad cultivada (politesse).
J-
,e
la
ln
27. ESla lormulación en Bratcn, 1978: 658 s. Parsons habla en el lugar corres-
pondicntc de dohle e01l1 ingcncía. Véase, además, la investigación de Pask sobre el
concepto ,,!t.. ... u,m'cI'S;\ción., que trata de comprender la autoobscrvabilidad y la
I,, ~ ,ión". No ,,_
,i~ en,,,'Oun,,endi~"","
de los ~lrcros.
,oci,t"bc",-
d 'b",_ de ''"'.'<i';', m.'''iooMi.' do t, '"'''''0"
i",,~, del ,;,10 xv", o"~'"'' a " m",", 1:1;,
conciencia d,> l>~te supuesto mínimo de una conversación. 1 ., CS<¡uema
! " ' r el29. Formulado para la
medio/fin. otr~1Simon.
Véase 1964. de la acciólI, p:rr-a la ()jJtillliz:rCi')lI
interpretación

118 29
I
/ '"
.. _ ...-::--~.

Estos enfoques, de ningún modo son enfoques novedo-


sos, son más bien hechos corrientes, muy comunes durante veraciones supletorias, todo 10 cual POndrá aún más en duda
el siglo xvm, incluso en la literatura de segundo y tercer or- su veracidad: «razones», «buenas razones», «razones Convin_
den.JO El descubrimiento de la insinceridad, luego de la inco- centes»; Como los «huevos», "huevos frescos», «huevos fres-
municabilidad de la sinceridad y, finalmente, de la incomu- cos, de "'ras », " La inocencia no debe "'be.. que lo es. Pue..
nicabilidad de la experiencia del yo, fueron la consecuencia
la comurucación mi''''a de la "-ncia ya hace culpable,
exacta del intento de incorporar en la comunicación y de N", vem", asr n""'d", a la conclUsión. de que la co",uruca.
considerar en la acción comunicativa la dimensión social, es cíon de la 'Íncend,,¡ debe ser """'=a. y '<110 la comuni-
decir, a personas que expresan determinadas opiniones, más cación de la ;"';"cendad puede ,.,. 'fncen.." Solamente
allá de la mera temática. La «sociabilidad», en particular, quien ru..;",uJa Puede ob,,_. ya que la eomurucaci6n del
sólo puede incorporarse en forma insincera y así, de modo
oOOe_ fals;ficarr. '" objeto. Sdamente <]Uf"" '" P"esenta
especial, sirve para amparar al otro, por la sola libertad de como imitador, puede actuar en fonna singular, ya que pre-
elección de sus propias medidas protectoras. Esto se presen- c;,."'ente esto no 10 hace name. El resultado fue el códfgo
ta en la vida práctica en forma directa y no por VÍa indirecta, de la poli!""e. el código de la ÍUsinceridad cuJti"'da. con
a través de una máxima racional, general, destinada también unao insincero.33
concesión mutua de libertad; la POsibilidad de ser since_
a los demás. ro
Los puntos de partida de este entendimiento han sido
Teniendo en cuenta este tipo de formulaciones, tan cer-
inicialmente: 1) la interpretación de la disimulación como canas a la experiencia,34 tanto la ley moral del imperativo
tina necesidad existencial en la corte; y 2) el fracaso para categórico como el discurso en busca de consenso, aparecen
diferenciar una devoción falsa o verdadera, con el descubrí- como cheque, en blanco. Puede "'" que ten.... fondo,¡.
miento de que el orgullo y la vanidad (val1ité) también pue- ,cempre y cuando no se vean ;nvnl_d", "'m., muy guu,.
den aparecer como sus antípodas. d"" ¿pero qué gananamo, con ello. sí al m;""o tiempo ex.
Estos puntos de vista se desplazan durante el siglo XVIII cluYéramo, al mundo del egofumo. de la mediocridad. de la
mediante la conversión de los problemas religiosos y políti- ""'ud ,obeeb;a y de la maldad d_edid a, todo el mundo de
cos en problemas generales del devenir social. La moral ad- los hombres verdaderamente viVientes?
quiere práctica en hechos, los cuales, en la comunicación,
Es cieno, se teata de "oo."
;",uI"" y taUlológj"" q ue
tropiezan consigo mismos; luego, se verán provistos con ase-

---
30. Doy como dato sólo una cita algo extensa para, al mismo tiempo, dejar en
-el 'iglo XVIn o¡¡<ce. Peco, nue""mente, 'ólo se refieren a la

31. UUcr y Needl¡am, 1972: 47 en relación a los COnceptos momles delicOIe/¡il_


a
1-
claro el estilo más mundano que teórico de la presentación: -Ouand on serait de/icoteand,
eggs", en el
·strictly Eres/¡ cggs" •.inglés: .DeJicacy, l''e pen:eive, is like, "eggs", "[r-esll
senlimenraJismo U
convaincu de la Iausscté des protestatíons d'estime, on les préíérerait encere a Il )-
sincérité, paree que la Iausscté a un "ir de respect dans les occasions ou la ,'élit,; 32. Véanse las docttinas muy COpiadas en la literatura novelesca POsIClior' del
scrait un oCfense. Un homme sait qu'on pense mal de lui, cela est humiliant: mais Conde de Versac en CJ'ébillon, 1961: 168. La consecuencia, en último térmillOes: el
trabajar Una lógica propia dd mal, en que el mal me1ódicamcJlle Consltuido es la
l'aveu qu'on lui en Icrait serait une insulte; 011 lui orerait par la {alife ressource d.,
chercher 11 s'aveuglcr lui-meme, ct on lui prouverait le peu de cas qu'on en Iair. Les ("m, d..... ,~,;, '""""" •.,,,'"" _00 01, -m~", "'m ~,"",,-,o,
también SOciol6gic"mente un camino sin salida en que uno se encuentm bajo el
gens les plus unís, et qui s'estimcnt a plus d'égards. deviendraicnr enncmis mor-
rcls, s'ils se témoignaient completemcnt ce qu'ils pensent les UIlS des "litres. 11 y " ¡>eso de cargas de compOrtamiento insoportables. V¿1SC VCJ~ini, 1968: 121.
1972.
un certain voile d'obscurité qui conserve bien des Iiaisons, et qu'on craint de leve r 33. Paz-:¡ Cxtcnsns discusiones soh", CSle tellla ''<'ase Pey¡-c, 1963 y Trilling,
de part et d'auuc-, Duelos, 1970: 218 s. (El subrayado es mío, N.L.) .:b
34. Duelos
"POI-lar así a unatiene explícitamente
dOChina la intención de lI~btar sus obscJ"acioncs y
mcrn¡ ClIlpiric;1.

l20
29

121
~-----~-----._._--_._-....___-
, .._

«sociabilidad», a un trato social agradable y útil.35 El roman-


ticismo es algo más refinado; ubica la comunicación en un
escenario, del cual el autor (o el artista) sabe que el lector (o VI
el espectador-observador) no cree. También de este modo, la
insinceridad se hizo sincera, pero tan sólo como una forma . .....,
. ,
estética. El descubrimiento de las incomunicabilidades del
proceso de comunicación sólo se produjo en la literatura y
no se trató teóricamente. ¿No podría ser entonces que la
condición esencial de todo entendimiento no fueran ni los
.
principios, ni los discursos o los a prioris sociales, ni tampo-
co las razones que satisfacen a ambos, sino, simplemente, la
no comunicación de lo incomunicable, es decir, la no comu-
r icacíón sobre sí misma?

Si se parte de una teoría de los sistemas autorreferen_


ciales cerrados, no POdemos esperar otra cosa. Estos siste_
mas producen los elementos que los confonnan, a través de
lo, '''''glo, de los e/ementa, que 1", constituyen. Se trata de
sistemas reproductivos -entendiendo por reproducción, en
f un sentido antiguo, la producción a partir de la ProdUCCión O.,

(Wagner, 1803: 48). L, reproducción de los sistemas cormj, r


n;cali,.os, sólo es )'OSiblepo, me,Uo de L, COmuni<acióny I

I
ésta +-para asegurar la capacidad de conexión_ exige una )

Continua reducción a la acción. No cabe esperar, por lo tan- 1


to, que un tal sistema social haga justicia al «hombre»; en a
el mejor de los casos, lendría por referente a lo general en el l-
hombre, que 'puu", a la cOmunicoción o a sus .intere,es u
---
generaliz.ables», pel'O lodo esto no es sino un artificio de la )-
35. Una vez más Duelos, 1970: 219.• Ouelle es! done Iespece de dissirnulation
pcrrnisc Oll plutot que! es: le milieu qui sépare la fausseté vilo de la sincérité / Comunicación, Con la cual ningún llOmbre podría identifi_ se
offensantc? Ce sont les égards reciproques. Jls Iorment le líen ele b société, e: carse. Una Vez establecido el postulado de que habría que la
naissenr du sentirncnt de ses proprcs irnperfcctions el du besoin qu'on a d'indul- halhu' formas de acción especializ<tdasen una consideración .ío
gcncc pour soi-mcme •. Naturalmente. no resulru difícil subsumir esto bajo una ley
moral. Pero con esto sólo se ha ganado una especie de permiso J' no el conoci- e/el otro hombre, a diferencia e/el esquema fin/medio; se tra,
!
miento que buscamos, es decir la respuesta :1 b pregunta de cómo se puede plan- (aría, por lo tanto, de un programa para la transparencia
tear la acción a partir de Ia comunicación y luego aCIU:1L I:);¡
social; pero aun así, los hombres quedarian igualmente no
transparentes Ir-eme a sí mismos y [rente a los dem,is. Se
122
29

deduce que no pueden eliminarse así, sin más, las oportuni-


dades de critica y de agresión, las oportunidades para la ne- Probablemente, tanto a la pérdida igualmente sentida del
gación de los supuestos, a la contradicción y el conflicto. lenguaje corporal (Kamper, 1976), Como al triste OCaso de la

I
Lo que podemos entonces preguntamos es cómo dos sis- retórica,39 ha seguido un mecanismo de adquisición infor-
temas, mutuamente opacos (Mead hablaría de organismos, mativa completamente diferente: 10 psíquico se observa diri-
los cibernéticos de cajas negras), pueden generar un sistema gido por la diferencia novedosa entre el consciente e incons_
social con suficiente transparencia I no transparencia para sí ciente. Esta diferencia reacciona sobre y provoca una mayor
mismo. También aquí el siglo XVIII parece haber efectuado diferenciación, aún más intensa en el procesamiento de in-
un cambio notable: se trata de la comprensión del significa- fonnación psfquicO-individual. Proporciona parn eRo un es-

I
do real de las fórmulas homme universel, de los patriotas, del quema observacional adecuado, del cual se excluye la POSibi-
"hombre en el hombre», etc. Parece que, hasta entonces la lidad de convertirse en un esquema autO-Observacional_Un
interpretación mutua del comportamiento, se llevó a cabo en sistema psíquico, a su vez, es Un sistema autopoiéticamente
alto grado sobre gestos corporales estandarizados cultural- cerrado; sólo puede tener conciencia de sí mismo, es decir,

I
mente, incluyendo los gestos verbalizados como correspon- sólo puede obsenrarse a sí mismo como una conciencia.
diente correlato mental. Léase, por ejemplo, Mol! Flanders de t)nicamen'elos obs_dores ex'e<uo, perciben la diferend,
Daniel Defoe (1721). Las situaciones (por ejemplo, del carte- entre los procesos conscientes e inconscientes en los demás.
lista) se desarrollan a través de gestos y el lector moderno se Este esquema de diferenciación consciente/inconsciente
pregunta, infructuosamente, cuáles son los procesos psicoló- no es «encarnable» corporalmente (lo que aún podría admi-
gicos y morales que ocurren realmente-" Pero el renovado
interés por la individualidad que resurge, ya no puede resca-
I tirse para el alma y hasta para la Sustancia racional de 10
mental); como di{erencia se ha independizado, se ha liberado
tarse acudiendo a estas formas, Paralelamente a esto, Ir; re- de 10 corporal y de sus Posibilidades expresivas (lo cual, na-
tórica también llega a su fin. La novela epistolar ofrece una turalmente, no excluye que 10 corporal pueda, a su vez, ser
forma de transición muy utilizada: aún hay gestos y ya.~s intelpretado dentro del esquema conSciente/inconsciente). Al
psicológicamente reveladora Y El h0111111e universal era la j- mismo tiempo la observación social orientada por esta dife-
gura sustituta: bueno y sensato, agradable y útil -todo esto rencia modifica las relaciones sociales, puesto que esta di- .\
más para los demás que para sí mismo- y muy reveladora. ferencia no puede, per delbzitionem, convertirse en un códi- )
Pero su individualidad ya no es más la del individuo; mues-

I
go, adquirü- un código, adquirir un Contenido de entendi_ .7
tra, para los observadores sensibles, más un colectivismo ca- miento, no puede devenir un medio COmún.40 Aumen ta la a
muflado de individualismo.V ¿Debemos lamentarnos por distancia entre el actor y el observador y, Con ello, sanciona 1-
ello (con Theunissen, 1982); la experiencia de la incomurricabilidad.41
------ .u
J-

36. Véase acerca de la cuestión de una ironía consecuente: Watt, 1957: 93 ss. 39. También
histó'icas. Véase, aquí los muchos intentos1980.
por ejemplO-f'erelman, de recuerdos Con pretenSiones más que se
37. Para ver el desarrollo podría compararse las Lettres portugaises de Guillera-
exactamente esto,
40. No desconozco que la /)';¡xis terapéutica del hacer conscientc flC"sigul'
gues (1669) con las Lettres de la Marqttise de M. all Conue de R (1/32). Ambas
obras viven aún de una codificación cultural de los gestos de lenguaje y al mismo
tiempo la pasan a llevar. ~ 41. Comp,i.-ese la aún 'o;jlida, pero no suficiente tesis del Conde de \'cr,5<lc: La
38. Véase el análisis de las nuevas unidades generales (Koselleck diría: sirrula- obse,yación supone modificacióll. y uno debclí;} esforzarse po,. agradar al OliO.
res colectivos) en Vinet, 1913. ' porque éste es más obsen.'llble (y más indefenso) en CStado de plaisir (Crébillon. 1: b
1961: ¡ 71 s.). Con esto aún no Se dice nada sobre el csquema de la ganancia de
in[olmaci6n, sobre la diferencia que flCmlile ver diferencias.
124

125
Este conocimiento es también tradición europea asegura-
La
da. Evita «generalizaciones positivas» apresuradas.F
cuestión de cómo adquirir mayor comprensión no se vuelve vrr
obsoleta con esto, y la pregunta acerca de las formas de
comportamiento que mejor pueden absorber este interés por
la identidad y la diferencia, no pierde nada de su peso. Pero
los sistemas autopoiéticos son sistemas que se reproducen
continuamente y que, en cualquier momento, no sólo pue-
den cesar, sino que efectivamente lo hacen. ¿Quién saca, en-
tonces -y de dónde- el coraje de seguir, habiendo experi-
mentado que no puede haber comunicación acerca de sí
mismo? Ésta es, obviamente, la pregunta más candente tan-
to desde el punto ele vista práctico como teórico, ya que sin
continuidad en la comunicación, no habría ninguna maximi-
zación posible para sus oportunidades de compresión.

I mente
cos
¿Qué es 10 que se ganaría y qué se perdería al intentar la
traducción de la teoría de la praxis comunicativa, racional_
argumentadora, en una teoría de sistemas autopoiéti_
de comunicación?
Habennas intenta demostrar que existen fonnas específi_
Cas de acción por medio de las cuales los interlocutores ad-
Meren a l. comunkación orientada a la comprcn'ión, acel>
tanda razones lo suficientemente convincentes como para a
justificar la propia elección de sus acciones. Esto es trivial o
mientras se deja a los interlocutores la poSibilidad de definir a
exactamente, para su sistema particular, las condiciones ia
bajo las cuales las razones deberían resultar convincentes. J-
Deja de ser trivial y Se \'llelve una exigencia muy fuerte iU
(como 10 dice el Propio Habemlas, 1981, vol. 1: 198), si las o-
razones transmitidas deben tener validez general inherente, se
---_ es decir, validez aun para quienes no participan en la comu- na
nicación. El mismo l-Iabennas sólo intenta demostrar que ún
42. Ésta es un" expresión de Holland (1977) en relación con un an.ilisis de
sociología del conocimiento de teorías -auto. psicológicas y sociológicas. Holland otros teóricos lambién enfrentan problemas que sólo po-
explica la «generalización positiva» mediante la autorreferencia del teórico. Su drían resolverse en la medida en que Se pudiese satisfacer
propio sf mismo vuelve en el ámbito del objeto cuando investiga el «si mismo». esta exigencia. Puede ser, aunque no sirve de mucho cuando .1: la
10 que se quiere es conocer cómo CS1~1 «inflación))de lo ]lar-
126
129
,
.I
-')-:>
,
• ,-

ticular a lo universal ocurre, en tal forma que todos los indi- tricciones de temporalidad, el dominio de la validez univer-
viduos de buena voluntad -y precisamente recurriendo a su sal se vuelve inalcanzable -salvo cuando se lo entiende
buena y comprensiva voluntad- se sienten forzados a con- como renuncia a la búsqueda de cualquier tipo de relevan-
sentir. Cuando nadie se atreve a trabajar directamente en el cia. Teniendo esto en cuenta, parecerá más atractivo buscar,
problema ¿no debería ser el observador quien saque sus pro- dentro del programa teórico, un equilibrio entre las exigen-
cias de la dimensión social y la dimensión temporal, lo cual
pias conclusiones?
La teoría de los sistemas autopoiéticos autorreferenciales significa -según todas las experiencias previas con progra-
descritos previamente43 deberla, en primer término, variar la mas de optimización de este tipo-- nada más ni nada menos
forma de plantear el problema. Sólo puede ofrecer como que renunciar a razones únicas-correctas para la elección de
«universal- su propio concepto de autopoiesis. La acción determinadas acciones,
debe poder reproducir la acción a base de autorreferencia Una teoría de los sistemas autorreferenciales deberla,
basal y de temporalidad de aconteciltÚentos. Si esta pro- efectivamente, mantenerse atenta a la posibilidad de cone-
puesta no funciona, entonces, no hay nada que hacer. Lo xión de acciones de consenso y de disenso. La implicación
que está en juego es mucho más que al mero postulado clá- universal de la comunicación significativa es solamente que
sico acerca del mantenimiento del estado, ya que toda la cualquiera sea su sentido, este apunta siempre a la conviven-
problemática ha sido llevada del nivel de las estructuras (in- cia C011 los demás. y no que esto deba implicar la expectativa
tercambiables) al nivel de los elementos. Así, por ejemplo, o el establecimiento de una comprensión.
debemos partir de una interdependencia de descomposición y Habermas piensa en una Praxis comunicativa, «la que
reproducción; el cese de una acción esla condición para las desde el fondo de un mundo de la vida se orientarla hacia la
acciones consecutivas y el sistema se reproduce sobre las obtención, mantenimiento y renovación del consenso, es de-
condiciones de posibilidad de esta interdependencia. Con cir, de un consenso que se basa en el reconocimiento inter-
esta operación, contrariamente a lo que ocurre cuando se subjetivo de pretensiones de validez criticable» lJ981, vol. 1:
buscan razones «generalizables» el tiempo, o sea, el tempo, 37). Una teoría de los sistemas autorreferencir.les deberla
se convierte en una variable crítica, obviamente, por razones formularse: «la obtención, el mantenimiento y la renovación
de temporalidad, los sistemas deben preocuparse en lo esen- del consenso o disenso». Lo que en Habermas se encuentra
cial ellos mismos por su propia reproducción. incluido, en forma moralmente conveniente, en el concepto
Cuando las restricciones temporales de este tipo son con- de «criticabilidad», sería llevado a la forma de una diferencia
diciones universales de reproducción de los sistemas socia- que define la dimensión social y como diferencia, generaría
les, no es de esperar que, ignomndo o poniendo entre parén- estructuras." Aunque pueda parecerlo, ésta no es, de ningu-
tesis estas condiciones, se alcanznran razones universalmente na manera, una propuesta irónica, que por inclusión de su
válidas; la validez de tales razones debería contradecirse con antítesis volvería absurda a la teoría de entendimiento co-
sus condiciones de reproducción. Esto significa que: si se municativo. Con la elección de la diferencia a la cual se
quiere maximizar el éxito del sentido en la dimensión social, orientan los procesos de comunicación, se ha tomado una
bajo la máxima de entendimiento por desprecio de las res- importante decisión estructural-genética. No se da de ningún

44. Exactamente análoga a la diferencia que domina la dirnen- ión temporal: la


..B. Preparo acmalmcnic una publicación p.,[e; amplia sobre el tema. diferencia de pasado y futuro, .

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modo por sobreentendido, que la diferencia consenso/disen- de todo esto plantearse la pregunta acerca de la diferencia,
so sea aceptada, sin más, como una diferencia conductora. por cuyo intermedio transcurre la obtención de información
La corrección que se aplica al principio de racionalidad, y la determinación del sentido. Probablemente, esto nos per-
orientada a la comprensión, tiene un alcance menor de lo mitiría, a más largo plazo, llegar a mejores conexiones, tanto
que podría suponerse de antemano. Pero, seguramente, tien- desde el punto de vista de la teoría de la información, como
de a incorporar formas con las que puede fijarse el disenso, de la teoría de la evolución (Luhmann, 1981d).
ya sea en el sentido de una línea orientadora, aplicable a El segundo punto nos remite a las «razones». Habermas
numerosas situaciones (Pettigrew, 1973: 76); ya sea por ra- ha definido este concepto, lo que es decisivo para la climati-
zones de temporalidad (Olsen, 1972); ya sea por razones zación de su teoría con una temperatura moralmente sopor-
morales que rigen el establecimiento de ciertas condiciones table, como la ejecución de una valoración que confiere sen-
de autoestima y de estima al prójimo.45 Finalmente, aluda- tido a las razones. «Las razones son de una sustancia tal,
mos al menos a sólo dos consecuencias: sobre la base de un que no se dejan describir desde una posición adoptada por
concepto de comunicación general y no esclarecido, Haber- una tercera persona, es decir, sin que se produzca una reac-
mas hace la distinción entre referencias especiales del uni- ción ya sea afirmativa, negativa o prescindente... La descrip-
verso y conceptos de acción especiales, los cuales, a suvez, ción de las razones requiere..eo ipso una valoración, aun
implican diversas actitudes con respecto a la comunicación. cuando aquel que proporciona la descripción, no está en
«Una acción comunicativa» es una forma especial de acción, condiciones, por el momento, de juzgar su validez» (1981,
pero al mismo tiempo, también una forma especial de ca- vol. I: 169)_ Un argumento de este tipo debería aplicarse con
municación. No toda acción que comunica es acción comu- cuidado, pues, si no, aparece como sectario (iel que no se
nícativa." Las relaciones conceptuales exactas y h arquitec- adhiere, no comprende nada!). La teoría sistémica constru-
tura de toda la teoría, permanecen no transparentes [por ye, dentro del concepto de autopoiesis, una idea semejante:
cuanto aparece también el acervo de la tradición, en vez de sólo los elementos que son producidos por el sistema pue-
una explicación conceptual]. Se pregunta uno, ent:,nces, si den participar en la reproducción del sistema (clausura).
no sería mejor suprimir por completo -a nivel de la con- Esta afirmación podría completarse y casi neutralizarse, por
ceptualización de la acción, o bien, a nivel de la conceptuali- medio de la tesis que sostiene que: todo el uso de distincio-
zación de la comunicación- la diferenciación de los distin- nes y toda la orientación por diferencias es una observación,
tos tipos y modos de acciones [comunicacionesj/? yen lugar o bien, una descripción, a las que corresponden, respectiva-
mente, las nociones de auto-observación y autodescripción.
Puede hablarse, entonces, de «razones» en el sentido de la
45. Sólo al margen indiqucmos los problemas políticos consecuentes de la op- generalización de la capacidad de conexión de operaciones:
ción teórica que aquí discutimos: es difícil comprende.', a partir de la posición
asumida por Habermas los conllictos, revoluciones y también el principio de ma- «mejores» razones tienen capacidades de conexión temporal,
yoría. Tampoco pueden tratarse adecuadamente las tendencias emergentes de no real y/o socialmente más complejas; luego, las razones pue-
aceptar más decisiones de mayoría y, en lugar de esto, de basarse en un disenso
estable, cuando no en el conflicto. Sólo tendrían cabida en el ámbito de las formas
den juzgarse, tal vez más exactamente, desde afuera, para lo
de acción imperfectas (por ejemplo, del comportamiento estratégico). cual un observador externo utilizaría las diferencias (por
46. Véase la anotación explícitamente defensiva, vol. 1: 150. ejemplo, consciente/inconsciente; manifiesto/latente), que no
47. Esto está dirigido tanto contra la diferencia de actos (Austin) : amo contra
la diferencia de funciones (Bühlcr) en el supuesto de que el efecto c<.:njuntode lo
están disponibles dentro del mismo sistema. Solamente co-
que aquí se distingue hace precisamente el ser de la comunicación. nectándose en la auto-reproducción del sistema, el elemento

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,.1
I

operativo quedaría incluido en el sistema, es decir, exigiría


BIBLIOGRAFÍA
una re-eniry de distinción.
El hecho de haber presentado Habermas nociones tan
complejas como el entendimiento del «ser» (lo reglas para el 11
.j
uso de lenguajes?)basado en razones, es decir, de habemos
introducido en un nivel de construcción teórica relativamen-
te concreto, deberá tener consecuencias muy amplias. Mi
impresión es que una teoría así concebida no puede contro-
lar adecuadamente.su propia auto-referencia, sino que sólo
puede afirmarse a sí misma como bien. intencionada.

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