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Crónica de un amor inexplicable

Mi nombre es Luisa Alejandra García Robayo, tengo 10 años, nací en Medellín el

18 de mayo de 2007, fui prematura y estuve en el programa de bebé canguro.

Cuando era bebé tenía un perrito llamado Popis que meses más tarde tuvimos que

dejar en protección animal debido a que al ser sietemesina sufría de asma y no

podía tener contacto con animales. Pasados los años comencé a anhelar tener un

perrito, al comienzo mis padres dijeron que no por los riesgos que había, pero con

el tiempo disminuyo mi asma y tenía más posibilidades de tener una mascota.

Llego el 2015 y había pasado casi un mes de mi cumpleaños, un 15 de junio fuimos

a visitar a en ese entonces mi mejor amiga.

En su casa estaba un perrito que habían rescatado del maltrato animal, era

tiernísimo, rubio y llevaba por nombre Peluche; pasadas las horas, mi madre me

dio la feliz noticia de que a partir de ese momento Peluche seria mi

mascota…Estaba tan feliz que hasta llore de la felicidad.

No paso mucho tiempo hasta que Peluche tuvo su primera cita veterinaria, debimos

aplicarle sus primeras vacunas, algo que fue más doloroso para mí que para él.

El amor que siento por mi mascota es inexplicable, porque, aunque a veces olvido.

Las responsabilidades que tengo con esta hermosa mascota, lo amo con todo mi

corazón. Esta mascota ha traído mucha felicidad, paz y alegría, al ser un integrante

más en la familia nuestro amor creció y nos ha enseñado a comprender más y a

tener paz interior.


La convivencia con Peluche nos ha enseñado lo que es la ternura, la fidelidad, la

inocencia y el dar todo de sí sin esperar nada a cambio

Peluche es un inspirador de hechos de paz ya que nos ha enseñado que es la paz,

como vivirla, y nos ha demostrado que el dolor del pasado no debe afectar nuestras

ganas de vivir al máximo, vivir el presente como si no hubiera un mañana.

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