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Los microorganismos son una pieza fundamental del medio ambiente, pues

cumplen funciones específicas en el sustento de los ecosistemas, además de que


proveen de materiales para el desarrollo de diversas áreas de la industria e
investigación tales como la medicina en la obtención de medicamentos (vitaminas,
antibióticos), así también en biotecnología con el creciente uso de materiales
biológicos y de protección ambiental han asegurado la necesidad de conservar
todas las fuentes microscópicas, garantizándola a través de una gran colección de
cepas microbianas que aseguren todas las características que los hacen
significativos y así mismo permanezcan inalterados durante largos periodos de
tiempo.
La capacidad y habilidad para mantener microorganismos en estado viable, sin
alterar sus características genéticas y conservando su pureza durante largos
periodos de tiempo es muy importante para instituciones que los coleccionan, para
industrias que los utilizan y para el transporte de muestras que los contienen. Los
métodos de conservación permiten frenar el metabolismo de los microorganismos
de manera que se asegure la viabilidad del microorganismo permitiendo preservar
sus características típicas, debido a que no todos los microorganismos se
comportan de la misma manera, no existe una técnica estandarizada para la amplia
variedad de microorganismos existentes en el mundo. [1] En este trabajo se
pretende exponer algunos métodos utilizados, comparando entre sí las ventajas y
desventajas que proporcionan los métodos según el organismo aplicado.

Ahora bien, debido a la existencia de una amplia variedad de microorganismos es


necesario establecer el tipo de conservación óptima a aplicar sobre microorganismo
objetivo. La selección del método de conservación depende de varios factores, entre
los cuales se puede mencionar: la susceptibilidad del microorganismo (al proceso
de conservación), la facilidad con la que puedan ocurrir cambios genéticos en la
cepa, el número de muestras por conservar, el costo del proceso de conservación,
el periodo por el cual se desea conservar el microorganismo, la probabilidad de
contaminación que exista en el medio. El costo de la preservación y mantenimiento,
así como el tiempo durante el cual los microorganismos permanecen viables,
determinan la selección de la técnica de preservación. Hoy en día la mayoría de los
métodos empleados en la preservación de microorganismos requieren sistemas
altamente especializados, un gran soporte tecnológico. [2] No todos los
microorganismos responden de manera similar al método empleado, por lo que es
de suma importancia tener el conocimiento y la experiencia en el manejo de estas
metodologías con el fin de hacer el mejor aprovechamiento de los microorganismos
confiados en un cepario. La reservación del microorganismo debe garantizar la
viabilidad del microorganismo en estado inactivo, puro, sin variaciones ni
mutaciones, es decir, en una condición lo más cercana posible a la original. [1]

Es necesario cubrir tres objetivos para conservar correctamente las cepas


microbianas en los laboratorios de microbiología. En primer lugar, el cultivo a
conservar esté en un estado puro, evitando que se produzcan contaminaciones
durante el proceso de conservación; seguidamente que durante el tiempo de
conservación sobrevivan al menos de 70 a 80% de las células, y, por último, que
estas células permanezcan genéticamente estables. Este punto es el determinante
a elegir la técnica a aplicar ya que al presentar diversas dificultades motivo por el
cual existen varios métodos de conservación para los microorganismos, los dos
primeros objetivos no son muy difíciles de conseguir cuando se conoce bien la
técnica microbiológica. [3]
Todas las técnicas que se mencionan a continuación tiene como finalidad que las
células sufran el daño mínimo y se preserven por el máximo período posible.

El método de desecación consiste en remover el agua celular e impedir la


rehidratación de las células de los microorganismos. Para llevar a cabo este proceso
se inocula una muestra de cultivo en tierra húmeda estéril (material de soporte), se
espera hasta que haya crecimiento y, luego, se seca con aire o al vacío. Después,
el cultivo se guarda en una atmósfera seca o en refrigeración. [1] Una de las ventajas
es que no necesita equipo especial ni mucho personal para ejecutarlo, el cultivo
puede continuar viable por muchos años sino sufre daños durante el proceso.
Muchos microorganismos se mueren porque los medios de cultivo en los que se
aíslan se secan. Sin embargo, algunas bacterias que al secarse forman esporas
(que se envuelven para protegerse) pueden ser preservadas durante años usando
el método de desecación en forma apropiada ya que se conservan por más tiempo
que las que no esporulan. [3]

La liofilización es un método comúnmente utilizado para preservar las bacterias, en


la investigación, así como en la industria, consiste en un proceso mediante el cual
el agua es retirada de un producto congelado por sublimación bajo presión reducida.
Este proceso se realiza en tres fases: primero el producto es precongelado para
asegurar una estructura inicial sólidamente congelada, después se procede con el
secado primario durante el cual el 90 a 95% de agua es retirada y finalmente el
producto es sometido a un secado secundario para retirar el agua restante. [2] Una
de las principales ventajas de este método es que, una vez liofilizado, el cultivo no
necesita tratamientos especiales, solo se debe mantener en refrigeración, lo que
disminuye los costos de operación y facilita enormemente el transporte. Otra ventaja
es que no requiere resiembras, lo que contribuye a evitar la contaminación y los
cambios genéticos y bioquímicos en las células. [3]

Por último, es indispensable recalcar que para conservar un microorganismo no


basta con guiarse del método más viable, sino que el éxito en la preservación
depende en gran manera de las características del microorganismo, ya que algunas
técnicas resultan más efectivas para unos microorganismos que otros. Todo método
de conservación aporta beneficios a la investigación o industria, pues gracias a
estos microorganismos por los cuales la humanidad ha logrado desarrollarse y
subsistir.

Referencias

[1] A. Hernández, Microbiología Industrial, Costa Rica: EUNED, 2003.

[2] J. Merchuk, Microbiología Industrial, Washington, D.C.: Departamento de Educación, Cultura,


Ciencia y Tecnología, 2006.

[3] R. P. S. M. J. J. M. d. L. M. R. Martha M. Martínez, Manual de Microbiología, México: Instituto


Politécnico Nacional, 2012.

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