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PE lf~

MIRADAS

De la cocina mexicana .
Periodos, fuentes Y personajes
JoS< Lui Juárez López'

española en tierras mexi::anas. Ésta Ile-


E innegable que en el México
prehispánico hubo una gran fuente ah- go, a América por medIO de obras 1
de
cocineros como Roberto de No a,
menti i. que permitió d desarrollo de
imporrnnrcs culturas. Desgraciadamen-
Diego Granado y Francisco Martínez
te al momenro de entrar en coneaero Montiño.
c~n Europa y con el enfrentamien- La cocina española sufrió gran-
ro bélico que se dio entre pueblos des transformaciones en suelo
prehispánicos yesp.ñoles, la cocina de americano y se reestcucmró en un
los grupos vencidos pasó a un segun~o petiodo de tres siglos. En ellos se
ttrmino. ran pa.n:e de la mforrnaclOn dio una nueva combinación. A la
culinaria se perdió. Aún ignoramos cocina española se añadieron los
mucho sobre cómo actuaba la cocina productos americanos. Un ejem-
fuera del aspecto rirual, que ha sido el plo de este proceso es la capi-
f.vorito al hablar de la cocina pre- rotada, que sin duda llegó de Es-
hispánica; qué sabores había además del paña. La capirotada es hoy en día
picante que siempre se le 3rribuye o, un plato común no sólo en las co-
simplememe, cómo se planeaba una cinas de Latinoamérica, sino de Eu-
comida. El mundo alimenticio se aca- ropa, y tiene sus más remotas versio-
bó con la conquista ysólo fue rescarado nes en el llamado Libro de Apicius.
en forma fragmentaria por algunos Es un platillo que viajó a través del
cronisras y religiosos. tiempo y del espacio. Echó raíces en y el Librr de COcillf1 del hermallo fray
Las crónicas de los frailes, empero, diFetentes países, pero nunca dejó de }eróllimo de an Pf/"YO. EstOS hallazgos
tienen las características de haber sido sercapirorada: pan, miel y queso, yaun gastronómicos, como e les ha llama-
hechas para conocer bien la cultura cuando en algunas regiones de México do, pertenecieron a espacios cerrados
derrotada y destruirla, sobre todo en se le añadieron jitomate o cacahuates, como los convento , los hospirales y
los aspectos del ritual. En este sentido, no por eso perdió su esencia latina. Esta las casas de cierta alcurnia. En estoS
la acción de preservar para valorar no preparación, junto con los salpicones, documentos se detecta la cocina del
procedió tan cabalmente. La inForma- las ollas podridas, las albóndigas y los siglo XVIII, que para entonces había
ción culinaria que tenernos de los pue- pebres, se encontrarían más tarde en ramada forma propia pero no se ha-
blos de Mesoamérica es producro de los recetarios coloniales. bra separado definitivamente del mo-
los que escribieron para mostrar cier- Desafortunadamente no con ramos
tas posiciones ya ame la Iglesia, ya ame
delo hispano. ya que siguió uriliz.ndo
con recetarios novohispanos de los si- mayormente el vino, las especias, sa-
la corona, Con el fin de obtener benefi-
glos XVI y XVll, y eso ha sido un impe- bores agridulces y la récnica de cap~,
cios y dejar clara su participación en
dimemo importante para enrerarnos aunque es justo decir que recog,"
la onquista, coloniz.1ción yevangeli-
con más detalle de lo que se concebía y también algunos platillos de tradJClon
zación de los nuevos territorios.
tenía como cocina y cómo fue cam- indígena, como moles y pipianes.
Pero si bien se pierden aspectos im-
biando. Deducimos que los grupos es- A panir del siglo XVIII se puede
portantes de la culturas indígenas, allí
pañoles ~ontinuaron con su cocina y hablar de otra erapa en la cocina en
comienza otra historia: la de la cocina
que los IIldígenas hicieron lo mismo México, El modelo que se gestÓ entte
con la propia.
la cocina española y la prehispánica se
Para la segunda mitad del siglo XVIII eclipsó porque Nueva España entrÓ a
Ooctorante en historia en la Escuela ya conramos con algunas fuentes. como
Naclooal de Antropología e Historia la era de los borbones. La nueva gobe t-
el Libro de cocina de doña Domingo de
nabilidad aceleró los cambios y fu~
Ú )
Guzmán, el Manuscrito Avila Blancas
reAejo de lo ocuttido en el restO de

12. fobr.,. 2003. UNIVERSIDAD DE MÉXICO


PERFilES

mundo occidental: se logró la indepen- sopa del delfinado, a base de harina y se pusieron a la venta los primeros
dencia de Esrados Unidos y esralló la parecida a las migas, y, sobre todo, el recetarios durante la primera mitad del
revolución en Francia, país donde, por arroz. Esto último sucedió a pesar de siglo XIX.
cierto, aparecerían los primeros restau- que algunos de nuestros historiadores Estos documentos son particularmen-
rantes. El mundo cambió y las modas aseguran que su preparación era bien te importantes porque marcan el inicio
se difundieron más rápido. Se intentó conocida en Nueva España desde los de una nueva dinámica: tomar recetas de
meter al orden y a la disciplina a los tiempos del galeón de Manila. En todo un libro y no de un saber transmitido
habitantes de Nueva España transfor- caso, al lado de fricasés, fricandos y de forma directa por otra persona. Los
mando las ciudades en lugares bellos y sopas italianas, es importante señalar recetarios editados son manuales del
supuestamente ordenados. que se fomentó el consumo de ciertos cómo. Por eso se pone atención en as-
José Antonio Alzate, personaje cen- alimentos mexicanos, como el pan de pectos varios, ya sea para adiestrar en
llal de la cultura novohispana en el si- maíz, llamado borona, y la tortilla para cuanto a etiqueta o para establecer re~
glo XVIII, fue muy claro cuando señaló los pobres. Justo es decir también que glas de urbanidad y del arte de trinchar.
los cambios en el ámbito alimenticio. en el siglo XVIII no se dio mayor impul- En ellos se ve un seguimiento puntual
Hacia 1785 planteaba que el comer a so a la cocina autóctona y se limitó la de la cocina europea.
la francesa n,· pasaba de hacía 20 años, novohispana, siempre acudiendo acier- Las propuestas de la cocina mexicana
con lo se' e marcó el nuevo rumbo que to patrón francés. eran pocas todavía porque se trataba de
había tomado la cocina en México. enseñarle cocina europea "al pueblo"
Con cierta posición enciclopedista, para pulirlo, a partir de las palabras de
en las obras de Francisco Javier Clavi- José María Luis Mora, en el sentido
jero, Juan Benito Oíaz de Gamarra, de pretender hacer de México un país
José Ignacio Bartolache y Francisco europeo. Con estos manuales, los mexi-
Sedano se habló de la cocina y la ali- canos entrarían a los terrenos de la gas-
mentación como temas importantes llonomía, a la que de inmediato se le
del momento. Aunque en ciertos es- dieron varias acepciones: desde comer
pacios se siguió reproduciendo la vie- bien y saber preparar comida fastuosa,
ja cocina tradicional, los intelectuales hasta convertirse en sinónimo de aleja-
que marcaban la pauta en la cultura :. miento de la tradición yde los entornos
trataron de acercar la cocina novo- :w;; caseros, o incluso establecer el máximo
hispana a posiciones más euro- .punto de la cocina artística hecha para
peas. Por su parte, los criollos del ersonas que no tenían otra finalidad
siglo XVIII revaloraron los alimen- más que participar de los placeres de la
tos mexicanos, lo cual parecería un mesa y no la urgencia de alimentarse
intento temprano de nacionalis- por el simple y mundano hecho de sen-
mo, pero lo hicieron así para utili- tir hambre.
zarlos como recursos, es decir, como Estos recetarios europeizantes insistie-
alimentos que les permitieran ayudar Al iniciarse el siglo XIX se suscitó algo ron en cómo presemar platillos, cómo
y acercarse a los pobres: los presos, los así como un desbordamiento del sa- poner una mesa y comportarse en ella;
enfermos, los soldados, las viudas y ber culinario, que por varios siglos se ocuparon de los tiempos de los me-
los huérfanos. estuvo enclaustrado, como ya se refi- nús, de cómo repartir las porciones, todo
Esto dio pie a estudios sobre los di- rió. En este siglo apareció un fenóme- esto a través de la palabra, pero también
ferentes productos utilizados por la no interesante: el recetario editado, por medio de la imagen, principalmente
cocina indígena. El mismo Alzare se que en parte habla de la afición de los de la litografía.
dedicó a hurgar en esos recursos ali- mexicanos, ya independientes, a las El México de la primera mitad del
menticios y, así, "descubrió" el nopal, posiciones de otros países que edita- siglo XIX se ha señalado como territo-
el chayote y el camote, que, por cierto, ron sus recetarios tempranamente. rio de una historia muy conflictiva con
también eran considerados como tales España, Francia, Inglaterra y Estados sus intentos de reconquista, varias in-
por la enciclopedia suiza. No pudo Unidos se adelamaron más de un si- vasiones y su constante inestabilidad.
constatarlo en la francesa, pues estaba glo a México en la edición de estos Fue dificil para los mexicanos de esa
prohibida. De la helvética sacó recetas recetarios. En México, como ya lo ha época asumir su cocina. Tal vez. por eso
para enseñar "al pueblo" a preparar la establecido el historiador John Supper, fueron pocos los recetarios editados en

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PERFILES

rra. Allí, los cocineros famosos hicie- tanre. Precisamente de la Secr


esa primera mirad del siglo. Sin em-
bargo, se complementaron con los de ron recetarios para la gente humilde Educación Pública surgió un
la segunda. Hay que decir que la ma- con el fin de que se educara y comiera de maestras que enseñaron C<lCina
yoría son anónimos. Unos estaban de- más o menos bien, para que rindiera en pular y casera desde la segunda
dicados a las seftoriras, otroS a las amas el trabajo, según lo requerido por la Re- del siglo xx. Ana Marra He
de casa. pero sus promotores eran los volución industrial. Clementina Cerrillo y Elena ro
señores. Allí, además, llama la arención En México, los recetarios fueron pugnaron por que las mujeres
que las mujeres no actuaban como puesros a disposición del que pudiera ran bien la cocina mexicana.
autoras, sino que se trataba de cocina adquirirlos, supiera leer y conrara con centraron su atención en la muo
de hombres. Exisren algunos recetarios un conocim.ienro culinario para seguir general, y después en las ob
escritos por mujeres, pero son libros de las recetas. En consecuencia, las refe- campesinas. La escritura y la
cocina personales al estilo de los rencias a la cocina popular -aq u~J1a más ción de sus obras vislumbraron
del siglo XVIII. Algunos recetarios editados inclinada a la tradición indlgena- se meras propuestas feministas
les dan crédim a mujeres como com- tienen que buscar sobre roda en fuen,es campo culinario.
piladoras de recetas, pero no sería hasta lirerarias y crónicas de viaje. Si leemos Poco ames de esa ~poca, el
finales del siglo XIX cuando aparecerían a Guillermo Priero, a madnme Calde- de cocina español Alejandro
como autoras. Tal fue el caso de Vicenta rón de la Barca, a Alexander van un reconocimiento a la cocina
T. de Rubio y María Antonia Gutiérrez. Humboldr, a Paula Kolonirz --dama de na. En 1917, (S(( chef fue uno
Las obras que más circularon fueron compañfa de Carlo,a- y a Manuel primeros cocineros con pre
El cocinero mexicano de 1831; el Ma- Payno, entre otros. se verá que tcnían academia de alta cocina y obra
nualdel cocinero y cocinera, tomado del una particular inclinación por registrar que val ró ien aspectos de la
periódico literario La Risa, de 1849; la cocina popular: alll esdn la en- m i na en su libro Ú>S 30
el Manual del cocinero dedicado a las chiladas, los moles, los pipian y los TIIts. En él sugirió que la cocina
señoritas mexicanas de 1856; el Nuevo racos, que pertenecían y eslaban en bien hecha poella "lucir".
cocinero mexicano en forma de diccio- los terrenos de la gen,e pobre. P,lCa finale de lo años vein
nario, que cubrió la segunda mitad del Asr, el modelo de recemrio europeo, co",en7..1ron :1 editar recerarios
siglo XIX, y La cocinera poblana y El hasra cierto punto sint~ri o, se rompió cina mOti na mo los de Ca
libro de las familias de 1872. Todas ya por su carác,er de imiración, y;t por . viuda de Rivera y Maria lb
fueron básicamente obras masculinas. la prerensión de imponer un cipo aj - al eda, La eodna, las receras """
El libro de las familias, por ejemplo, es no de cocina. Todavfa en 1894, el poe- á/las, [ddltt de lltvflne a la p
un documento de larga duración y la Manuel Gutiérrez Nájera solla de ir arreg/ada.r a las eosNlTllbres m .
es importante porque intenta revalorar que ~I y sus compañero de la revi Ll Mo(ümo rtwano de cocina
la cocina mexicana. Fracasa, sin embar- Az"l, destacados porfiristas, eran almas respectivamenle, donde podra
go, por la aperrura del porfiriato a los francesas nacidas por accidente en (rarse una vera de esta cocina n
capitales extranjeros, cuyo grupo -esa México, con lo cual asumfa el deseo de que despu~ de mucho riempo
élite blanca y refinada- haría lo mis- la élite de entrelazarse con Europa y acepró como mI.
mo con la cocina extranjera. La cocina desligarse de México. Y una de las li- La form.ción dd conceplo de'
mexicana de maíz y chile no encontra- gas era, desde luego, la comida. na mexicana'" como cocina nacional
ría una buena acogida entre ellos. No Esta situación se derrumbó con el a la par del surgimienro del M
le fue bien debido a la aspiracion de movimiento revolucionario de 1910, moderno. Con las instituciones 1
mundo que fue la moda de su tiempo: pues a su término surgió una tendencia propuesras de algunos inrelecrual
comet nopales, tamales o huitlacoche nacionalista para revalorar las expre. cocina mexicana fue creciendo. Al
era "para el pueblo". siones populares de M~xico. gar a los años cua~nra -"esa
Por Otro lado. estos documentos ha- Como es sabido, Manuel Gamio, a maravillosa en la que México brilla
blan indirectamente de la educación de la voz de Forjando patria, hizo una in- luz propia-la cocina mexicana
las mujeres. Se necesitaba saber leer vitación para que se fuera delineando rfa parre de su carrera ascenden,"
para entenderlos. También señalan las la identidad mexicana. José Vasconcelos, En los cuarenta surgieron pc:cso
transformaciones y el auge que tuvie- como primer secretario de Educación que darfan a la cocina mexicana
ron las editoriales, ya que este tipo de Pública, llevó la educación a rincones rostro propio. Tal fue el caso de) .
libros fueron de gran tiraje. En México apartados del país y la comida mexicana Velázquez de León, que por m~o
no sucedió lo que en Francia e Inglate- empezó a desempeñar un papel impor- su aademia, sus recerarios y SU

126 Febrero 2003· UNIVERSIDAD DE MÉXICO


PERfiLES

formó una colección de documentos dos como elcocina exótica mexicana" y de una infraestructura turística que
-cien, dicen algunos autores- dedica- auténticos delicatessen. hiw de la cocina mexicana uno de sus
dos a la cocina. Prácticamente abarcó Importantes apologistas de la cocina grandes pilares. Tan importante fue
rodos los vericuetOs de la cocina nacio- mexicana escribieron obras de alaban- la cocina mexicana que la Encicl0ptdia
nal. Hiw hasta lo imposible para que za y homenaje haciendo un seguimien- de México dedicó un apartado a sus
México se distinguiera por una cocina to de lo planteado en los cincuenta por logros particulares. Los aspectos turís-
grandiosa, de la cual ella se sentía y era Alfonso Reyes, Manuel Toussaint y ticos le dieron una cara internacional
en gran parte autora y responsable. Manuel B. Trens sobre la necesidad de e incluso se empezaron a escribir obras
Ya se habían hecho intentos al respecto hacer historias de la cocina mexicana. en inglés para su mejor difusión, al
en recerarios como el de María A. de Quizá el más sobresaliente de ellos fue tiempo que aparecieron revistas espe-
earbia, conocida como Marichú. Peto Salvador Novo, cuyo libro Cocina mexi- cializadas como la inelable Seltccionts
aJosefina Velázquez de León se le debe gastronómicas.
la primera obra de cocina regional que, Aunque esws movimiemos y avances
en 1946, puso gran parte de la cocina se dieron en forma acelerada, todavía
regional de todos los estados y rerri- I no se logró que la cocina mexicana fue-
torios en un solo tOmo.
Con esto se activó la producción de
I ra un símbolo que nos identificara en e!

recetarios. Algunos de los más lamosos


fueron el Diccionario de cocina de
l extranjero. Fue necesario esperar a que
el Larousse Gastronomiqut la incluyera
i al final delos setenta y que en los años
Agustín Aragón y Leyva, en tres romos, r ochenta finalmente entrara en una
y la Enciclopedia del hogar del periódico 'L etapa muy significativa, ahora sí
Excélsíor, que sería una de las fuentes asumiendo las características cul-
más importantes y cruciales para enten- turales que la distinguen. Enton-
der la cocina en la década de los cuarenta. ¡¡~, ces la cocina mexicana se lanzó
En los estratos populares, los recetarios ~. al mundo.
de marca, como los de! aceite Conquis- En esa década se obtuvo por
tador, los de la revista La Familia y el ... primera vez una visión crítica
almanaque Dulce aparecieron y circu- de la historia de la cocina mexi-
laron por varias décadas con el fin cana, porque anteriormente
de apuntalar una parte de la cocina se había dado preferencia a
mexicana de los sectores populares. Las las producciones de homenaje.
empresas comerciales difundieron cana o historia gastronómica de la ciu- Obras sobre la cocina mexicana como
elementos centrales de la cocina mexi- dad de México se volvió de inmediato Entre gula y templanza, de Sonia
cana) pues la identificaron como un clásico. Hoy sabemos que las rese- Corcuera, llamaron poderosamente
uno de "los rasgos de identidad de ñas de este cronista no son tan exclusi- la atención por ser de las primeras en
los mexicanos". vas de la capital y que algunas de sus su género, pues descansaban en una
En la década de los sesenta se puso, cu- apreciaciones, después de más de 30 investigación seria y buscaban más en-
riosamente, una mayor atención en las años, ya están superadas. Otra fue la tender que rendir tributo a la cocina
culturas culinarias prehispánicas. Por maestra VIrginia Rodríguez Rivera, que mexIcana.
ejemplo, en los congresos de ameri- se destacó por su trabajo de campo y Ésta fue incorporando poco a poco
canisras --uno de ellos organizado en la recolección de recetas para dar vida al nuevos elementos. Por ejemplo, el pan
ciudad de México- y en las obras de libro Historia de la comida en el México fue una de esas incorporaciones tardlas.
Eusebio Dávalos Hurtado se habló de la antiguo y moderno. Y habrla que men- Tuvo escuetas menciones en los cua-
comida entre los pueblos prehispánicos. cionar también la obra de Amando renta, se le puso cierra atención en la
En ellos se revaloró el consumo de los Farga, Historia de la comida en México, Encicloptdia de México en los setenta y,
insectos como parte importante de que tiene elementos turísticos y se pu- sin embargo, no seria hasta los ochen-
la cocina mexicana. Esta aponación dio blicó justamente entre las olimpiadas ta cuando se le considerarla como par-
como resultado que en los resmu.rantes del 68 yel mundial de futbol del 70. te importante de la cocina mexicana y
de comida mexicana se promovieran pla- El turismo fue, en pane, responsable, cuando los panaderos serían vistos
tillos como gusanos de maguey, jwniles en un tiempo cono, de la aparición como verdaderos arristas. También en
y chapulines, que terminaron identifica- de un gran número de restaurames y aquellos años se publicaron obras

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RmRENOAS
abarcadoras que diserraban sobre la muchos libros de los años noventa tie- Ávila Hernandf.>Z. Dolores et al.. Atlas cultural
cocina maicana en la historia, como el nen una propuesta lineal. es decir, su- de México Gastronomfa, SEP/lHAHlPlaneta,
AlIAs ",úural tk Mlxico. GaJ/Tonomía, gieren que la cocina mexicana siempre México, 1988.
Cocina mexicana a través de los siglos. La, elio,
El univmo tk In cocino mtxicana, y en el ha sido bien vista y apreciada por lO- México, 1996, 10 vals.
terreno de la cocina prictica, The TasI< dos. No creo que sea el caso. A la cocina Corcuera, Sonia, Entre gula y templanza. Un
aspecto de la historia mexicana, UHAM,
of Mtxito. libros que, por cierto, con- mexicana se le puede comparas con una México, 1981
earon con un aparato visual muy ela- persona modesta que se fue encumbrado Enciclopedia def hogar. Recetario de cocina
Excélsior, Talleres Tipográficos de la
borado y vistoso. hasta llegar a ser imporranre. Cooperativa Excélslor, México, 1944,8 ti.
"forme avanzaron los años noven- La cocina mexicana, así, es mucho más Francatelli, Charles Elmé, A Plain Caokery Boole
far the Working Cfass, Scholar Press,
ta, se promovieron obras como la serie que la unión de dos vertienres. Se trata Londres, 1852.
LA tocino mtxicano a trlIvI1 tk los siglos, de un fenómeno culrural de amplias di- Juárez lópez, José Luis, La lenta emergencia de
en la que se hace una revaloración y la cocina mexicana. Ambigüedades "'~flds
mensiones, en el que se aprecian múlti- J750-1800, Miguel Angel porrúa, MéXICO,
rtvi ión del proceso histórico de la ali- ples aspectos y, sobre rodo, posiciones ya 2000.
menOOÓn. Tambitn se puso atención en conrra de lo nacional, ya ensalzadoras Montagné, Prosper, Larousse Gartronomique,
The Hamlyn Publishing Group, Inglaterra,
a nu tras vieja f'2Jces en la colec- de lo mexicano, pero al final de cuen- 1988.
ción RrmariOI indlgenas y popularn tk tas se rrata de un fucror fundamenral de Novo, Salvador, Cocina mexicana o historia
gastronómica de la ciudad de México,
MIxK:o, compuesta de 50 números. Pero identidad en esre país. • Porrúa, México, 1967.
Pardo, Alejandro, Los 30 menús del mes:
edición facsimilar, Noriega Editores,
México, 1998.
Ramlrez Mar, Marina, Recetario nahua del
norte de Veracruz, (onaculta, MéXico,
1999.
Recetario de doña Dominga de Guzmán, siglo
XVIII. Tesoro de la cocina mexicana,
(onacultalSanborns, México, 1996.
Velázquez de León, Josefina, Platillos
regionales de la República mexicana,
Ediciones Josefina Velázquez de León,
México, 1946.

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