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EL REY MANASÉS (su maldad y su

arrepentimiento)

(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)

Introducción: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así
clama por ti, oh Dios, el alma mía” (Sal. 42:1), parece indicar la huida
del ciervo ante la persecución de los cazadores (brama: anhela, suspira,
NVI: “jadea”)… Esta porción de las Escrituras nos hace pensar en
nuestra gran necesidad de Dios, y también en toda la suficiencia que
sólo en él podemos encontrar. El triste ejemplo del rey Manasés nos hace
reflexionar al respecto...

EL REY MANASÉS (su maldad y su arrepentimiento)

I. BUSCAR A DIOS ES UNA DECISIÓN PERSONAL.

A. El rey Ezequías fue el padre de Manasés, 2 Crón. 33:1, 3a.

“De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y


cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén… Porque él
reedificó los lugares altos que Ezequías su padre había
derribado…”

Nota: El rey Ezequías fue un hombre piadoso, uno de los mejores reyes
de Judá. La Escritura nos revela lo que el rey Ezequías hizo, Ezequías
significa: Jehová es mi fuerza, y él:

1. Depositó su confianza en Dios (haciendo honor a su nombre),


2. Dirigió una reforma restableciendo el templo, el sacerdocio y el culto a
Jehová,
3. Eliminó la idolatría,
4. Restauró el orden sacerdotal,
5. Restauró la recolección de los diezmos y las ofrendas

B. El rey Manasés no siguió el ejemplo de su padre, 2 Crón. 33: 2-6.

“Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las


abominaciones de las naciones que Jehová había
echado… levantó altares a los baales, e hizo imágenes de
Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos, y les rindió
culto. Edificó también altares en la casa de Jehová, de la
cual había dicho Jehová: En Jerusalén estará mi nombre
perpetuamente... Y pasó sus hijos por fuego en el valle de
los hijos de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en
agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a
adivinos y encantadores: se excedió en hacer lo malo ante
los ojos de Jehová, hasta encender su ira”.

Nota: Manasés es llamado por algunos: “el peor rey de Judá y el que
más tiempo reinó”, estableció el politeísmo, aborreció el culto a Dios,
patrocinó el espiritismo, la astrología, persiguió a los profetas (la tradición
enseña que hizo aserrar al profeta Isaías). Manasés significa: quien hace
olvidar, aquél que es olvidado, olvido (hace honor a su nombre, pues
hizo que Israel olvidará a su Dios mediante la idolatría, y terminó
olvidado en el cautiverio en una cárcel de Babilonia). El rey Manasés
decidió no buscar a Dios, y optó por otro camino, desbaratando lo que su
padre Ezequías había hecho, reedificó el culto a Baal y a Asera, aún
patrocinó y participó de los sacrificios humanos.

II. DIOS LLAMA NUESTRA ATENCIÓN.

A. A través de Su palabra, 2 Crón. 33:10

“Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no


escucharon”

Nota: Por su amor hacia nosotros, Dios nos habla, nos advierte e insiste
(a través de nuestros devocionales, en el servicio, conferencias, siervos,
y otros medios… Lamentablemente dice la Escritura: “más ellos no
escucharon”.

B. A través de las dificultades, 2 Crón. 33:11-12a.

“por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del


ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con
grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a
Babilonia.Mas luego que fue puesto en angustias…”

Nota: En esta porción leemos lo que le sucede al rey Manasés:


1. Oposición (el ejército asirio viene contra él),
2. Grillos (L.B.A. “garfios” “tiras de cuero pasadas por la nariz”),
3. Atado con cadenas (pérdida de la capacidad de hacer),
4. Cautivo (es llevado a Babilonia).

El ejército asirio era cruel con sus sometidos, y cuando había rebelión
descuartizaban vivos a prisioneros importantes, cortándoles las manos y
los pies, las orejas o la nariz, los ojos o la lengua, y ponían a la vista
pública sus cráneos para despertar el terror. Es interesante que cuando
José, el hijo de Jacob, es llevado a la cárcel la Biblia dice que fue “a la
cárcel donde estaban los presos del rey”… pero aquí Manasés es
entregado en manos crueles, lamentablemente son los resultados
dolorosos de nuestras malas decisiones).

III. DEBEMOS ENTRAR EN LA PRESENCIA DE DIOS, 2 Crón. 33:12.

A. Mediante la oración y conversión.

“Más luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su


Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de
sus padres”.

Nota: El texto dice: “oró a Jehová su Dios”, sabemos bien que antes no
era su Dios, él tenía muchos dioses… pero ahora se vuelve a Dios (eso
significa conversión: volverse hacia), y lo busca en oración, habla con el
Señor de manera sincera y sencilla, reconociendo sus pecados.

B. Con un corazón humilde.

Nota: “Humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres”,


la humillación aquí nos habla del despojamiento de su condición como
rey, de su soberbia y autosuficiencia. “humillado” aquí significa también:
quebrantado, sometido, doblegado. El término “grandemente” significa:
con todas sus fuerzas.
“En la presencia del Dios de sus padres”, podemos recordar aquí la
manera en que entraba el sumo sacerdote en la presencia de Dios: “con
el incensario delante de él, entraba gateando al interior bajo el pesado
velo”(como alguien dijo: “las rodillas son mejores que los pies para entrar
al lugar santísimo”).

La frase “el Dios de sus padres” nos recuerda cuán instruido fue en su
niñez, y la importancia del testimonio de sus padres, pues esto marcó su
corazón, por eso “instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo
no se apartará de él).

C. Dios atendió a Manasés y lo restauró(2 Crón. 33:13).

“Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su


oración, y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces
reconoció Manasés que Jehová era Dios”.

Nota: Después de todo lo que Manasés hizo, Dios ante su humillación y


arrepentimiento lo escucha, lo atiende y lo restaura (entregándole el
reino nuevamente) y finalmente Manasés reconoce que Jehová es Dios.
El término restauración aquí, lo traducen otras versiones como: volver a,
de nuevo, restituir. Dios le permitió volver a reinar y sus últimos años
reinó con Dios.

Conclusión: Buscar a Dios es una decisión que nace de nuestros


corazones, y cuando no respondemos a ésa invitación del Señor,
nuestras consecuencias nos alcanzan, generalmente con
angustias, dolores y fracasos, y él sigue allí esperándonos,
entremos en Su presencia, reconozcamos nuestra necesidad de
Dios, busquémoslo y caminemos con él.

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