Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿Cuáles son esos adversarios de la razón? Serán todos los que no respeten el orden natural de las cosas.
Tenemos una naturaleza herida pero no una deleta natura (cfr. Lucero). Se ha perdido con la caída el orden
interno de ha destituído, la unidad alma – espíritu – cuerpo se ha desarmonizado.
La consecuencia inmediata radica en verificar que tanto las potencialidades superiores e inferiores que se
hallaban correctamente dirigidas a su objeto propio, ahora están así.
• Falta de confianza hacia la realidad y hacia la verdad óptica. Se piensa que hay
que defender la verdad, cuando la verdad se defiende sola. No se comprende
que solo dejándome guiar por la verdad, sólo por ella el hombre será
verdaderamente libre.
• Con la amita se achican los horizontes. Y se hace muy difícil ver el orden moral que se
nutre del natural para no ser cruel.
• La moral desde la amathia, será IMPERAL y DOMINANTE.
Platón en el dialogo de las Leyes parágrafos 688c y 689 a e indica como la ignorancia
manifiesta una discordancia u oposición del alma a la razón es decir, una insensatez.
• La amathía implica muchas veces mucha razón y poco intelecto (luz, sapere).
La amathía nos lleva a vivir sin luz intelectual. A ir en contra de lo que
significa realmente VIVIR SEGÚN LA RAZÓN.
2. Malitia: herida producida en la voluntad libre.
La amathía y la malitia son dos heridas que trabajan juntas aunque se distinguen en sus actos
propios:
Éstas dos heridas afectan A LAS POTENCIAS SENSIBLES dirigidas al BIEN ÁRDUO Y
AL PLACER respectivamente.
La herida consiste en sacar de su cauce a la potencia. La potencia sensible pierde su enlongatio y así
no guardan proporcionalidad a sus propios objetos.
La agresividad del apetito irascible y la sensualidad del apetito concupiscible cuando se exaltan de
manera desmesurada se tornan debilidad. Tomados de manera ordenada son muy buenas ya que son
propias de la naturaleza humana. Pero desordenados OMNUBILAN LA VISION DE LA REALIDAD.
Todo camino que no nutre, si es recorrido por un hombre a la larga lo hace un ser débil.
Todo camino que no nutre es un camino que PREGONA el SENTIMENTALISMO, el
SENSUALISMO, el RIGORISMO.
“El impúdico se priva del bien en cuanto su concupiscencia es privada del orden de la
razón y en cuanto a esto no es; el ser privado del orden de la razón no pone algún ser,
sino el no ser; y es también en cuanto a esto no desea las cosas existentes sino las cosas
desordenadas, las cuales en cuanto son desordenadas no son existentes. Pero, sin
embargo, el impúdico participa del bien según cierta oscura resonancia y defectuosa
unición y amistad la cual participa con el bien (In divinis nominibus, 507)”.
Resumiendo:
La infirmitas en vez de ayudar a vivir el bien, lo debilita; la concupiscencia pone al placer como
fin.
En vez de ir logrando su propia expresión y elegir el bien mayor, se vuelve desmesurado y
toma a todo el hombre: concupiscencia de los ojos.
1 Juan 2,15-17
Hay varias clases de concupiscencias o malos deseos, como nos dice San Juan:
Hay un deseo bueno, que llamamos natural. Es el deseo de los bienes que tocan a la conservación
o sustentación de la naturaleza del hombre.
Al desorden del deseo de estos bienes se le llama concupiscencia de los ojos: deseo
desordenado de ver y de ser visto y de los bienes que hacen aparentar y aparecer. Diríamos
que son los bienes que nos muestra y nos hace desear desordenadamente la propaganda.
Son bienes cuyo deseo se excita después de verlos o imaginarlos y no a partir de una
necesidad de la naturaleza, como son los otros. Son bienes de orden social y de la convivencia
y del "querer tener y/o ser vistos". A esta concupiscencia de los ojos corresponden los
pecados capitales de vanidad, avaricia, envidia.