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Miel para Oshún

Comentarios: victor_m@cimat.mx

Partiendo de un hecho conocido, como es la deserción de cubanos que


desde los años sesentas del siglo pasado ha venido sucediendo en mayor
o menor medida en la isla, Humberto Solás (La Habana, 1941) construye
una historia que en el contexto actual de Cuba, puede contener varias
lecturas.

En Miel para Oshún vemos la historia de Roberto, quien siendo niño


es prácticamente secuestrado por su padre para llevarlo consigo a
Miami. 32 años después, ya convertido en adulto, Roberto (Jorge
Perugorría) vuelve a Cuba en busca de su madre y de sus orígenes, su
identidad. Esta cinta es entonces la historia de un regreso y una
búsqueda fundamental.

Obviamente, el que Roberto haya permanecido alejado de Cuba durante


más de 30 años no es un hecho menor. Viviendo en Miami ha alcanzado
una vida cómoda, como se puede constatar desde los primeros momentos
de la cinta: se hospeda en el mejor hotel de La Habana, da generosas
propinas, come en buenos restaurantes. Con todo esto, ¿qué puede
motivar el regreso de un hombre a un país que prácticamente no conoce,
en busca de una persona de la cual ni siquiera tiene certeza de que
viva? Esta es la interrogante que Solás aborda a lo largo de la cinta.

Roberto es un extranjero en Cuba, el único lazo que mantiene con la


isla (además de sus recuerdos) es a través de su prima Pilar (Isabel
Santos), a quien recurre para encontrar a su madre. A ellos se les une
Antonio (Mario Limonta), un taxista que los acompaña en su recorrido a
través de distintos caminos de la isla (La Habana, Varadero, Baracoa)
en su incesante búsqueda.

Esta cinta, como se dijo anteriormente, puede tener varias lecturas.


Aunque se mantiene el carácter entrañable y conciliador de lo que
representa el encuentro de un hombre y sus orígenes, no deja de tener
cierto sentido social e incluso político, como es característica del
cine de Solás (ver por ejemplo Lucía, su cinta más celebrada, que es
un retrato generacional de tres mujeres en tres épocas distintas de la
historia cubana). A través de los ojos de Roberto, Solás nos muestra
una imagen de la Cuba actual, llena de contrastes que van desde la
fraternidad y amistad manifiesta entre el pueblo cubano hasta las
carencias y desigualdades que son inocultables. Esto se encuentra
expresado de forma clara en las palabras del propio Roberto, mientras
camina por las calles de La Habana, tan ajenas para él. En un momento
dice: “La Habana... cómo me deslumbras y me das pena a la vez. Podría
haber vivido aquí... en definitiva, esto es Mi Verdad y no la otra...
qué maravillosa confusión me provoca caminar por estas calles...”

Felizmente, Solás se mantiene alejado del discurso oficialista y


panfletario. No hay aquí alguna muestra de apoyo incondicional para
aquellos que se adhieren al régimen de la isla ni a los opositores a
el, aunque haya referencias para ambos lados. En palabras del
director, “El filme no se propone avivar el fuego de la polémica del
cisma, sino, por el contrario, reflexionar en las consecuencias del
mismo y ayudar a restañar las inevitables heridas”. Lo que muestra
entonces es el dilema existencial de un hombre desarraigado y perdido,
carente de una identidad que le de sentido a su vida. La búsqueda de
su madre se convierte en una travesía personal, que lo enfrenta a
interrogantes fundamentales y a una realidad escondida por todos los
años en que, aun sin quererlo, se mantuvo oculta. El resultado es una
película divertida, cálida y conmovedora, donde procura evitar el cine
de fórmulas y la manipulación fácil.

Filmada en formato digital, Miel para Oshún se consolida como una


cinta importante en el panorama fílmico del país caribeño, y confirma
a la vez la consolidación de un director importantísimo en el cine
latinoamericano, que nos muestra una visión interesante y personal de
la realidad cubana, una realidad que sigue provocando sentimientos
encontrados.

Miel para Oshún (Cuba, 2001)


Dirigida por Humberto Solás
Escrita por Elia Solás, Sergio Benvenuto y Humberto Solás
Con: Jorge Perugorría (Roberto), Isabel Santos (Pilar), Mario Limonta
(Antonio), Adela Legrá (Madre)

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