Está en la página 1de 6

CON CRITERIO Arquitectura y Urbanismo, Vol. XXIII, No.

2/2002 HISTORIA DE LA ARQUITECTURA

SOMBRAS Y LUZ EN LA CIUDAD VIEJA


LA VIVIENDA COLONIAL CUBANA
Luis Lápidus
Un sucinto panorama de la
evolución cubana en la etapa
colonial, a partir de su devenir
tipológico, su repercusión
posterior y notable relevancia
en la memoria colectiva y en la
cultura nacional, en tanto
expresión y base de una forma
propia de concebir la
Arquitectura y la ciudad que
perduró hasta entrado
el siglo XX

Palabras clave: casa cubana


colonial, evolución tipológica

A succinct panorama of the


Cuba housing evolution in the
colonial stage, coming from its
typological outcome, its later
repercussion and remarkable
relevance in the collective
memory and national culture, as
well as a way of expression, a
base in a characteristic vision
concerning Architecture, and
the city that lasted right up to Galería alta del Palacio del Segundo Cabo. Siglo XVIII. Habana Vieja.
the 20th century Mucho del misterio y del asombro que emana de las áreas urbanas tradicionales se
debe a la cambiante acción del claroscuro, a la sorpresa visual y espacial, al juego de
Key words: cuban colonial
texturas y colores, de sólidos y vacíos, de espacios abiertos y cerrados. Estas cualida-
housing, typological evolution
des, que se gestan en la urdimbre compacta e intrincada de los núcleos originales,
trasciende y reaparece en el caso de Cuba en los crecimientos ulteriores y se convierten,
a través de la definición de códigos propios, en una forma propia de concebir la arquitec-
tura y la ciudad que perduró hasta bien entrado el siglo XX. Esta evolución se relaciona
con una actitud pragmática en el cambio y el desarrollo característica de la historia
urbana insular, en la que, junto a decisivos factores económicos, influyen las
preexistencias culturales metropolitanas, el clima de la colonia y la idiosincrasia que va
adquiriendo su población, las particularidades de las relaciones comunitarias en cada
etapa y el papel del artesano en la construcción arquitectónica.
Un panorama de esta evolución, a partir de sus efectos en el devenir tipológico de la
casa cubana colonial, evidencia su repercusión y notable relevancia en la memoria
colectiva y en la cultura nacional.
Las tradiciones romanas, medievales y árabes que nutrían la experiencia constructiva
española en el momento de la conquista, no ejercieron de inmediato su influencia en
una colonia cuya escasez de metales preciosos no favoreció un rápido poblamiento. La
LUIS LÁPIDUS MANDEL. primera respuesta edilicia de los españoles asumió las formas precarias de los aborígenes,
Profesor Titular de la Facultad a partir de los materiales naturales de más fácil y directa obtención. El oficio hispano en
de Arquitectura del ISPJAE.
obras de cantería y de madera tardó en aparecer en la pobre colonia.
Ocupó, hasta su deceso en
1995, el cargo de Subdirector Solo avanzado el siglo XVI se constató la principal fuente de desarrollo poblacional y
del Centro Nacional de económico de la isla, en su estratégica ubicación geográfica, que le permitió servir de
Conservación, Restauración y punto de reparación y avituallamiento periódico de las flotas que trasladaban las riquezas
Museología. coloniales hasta la metrópoli. Esta coyuntura, a su vez, estimuló por una parte el surgi-
miento de una producción agrícola y ventilaban solo desde el patio, excep- ascendencia morisca, abundan aún
ganadera estable y la explotación de to en las casas esquineras, lo que, hoy con diversos niveles de compleji-
otras fuentes de riqueza, como la ex- en las nuevas circunstancias del tró- dad en buen número de centros his-
plotación maderera y la fabricación de pico, ajenas al seco clima andaluz, tóricos de la isla.
navíos. Por otra, la construcción de tendía a concentrar la humedad. Un siguiente capítulo dentro de esta
fortificaciones cada vez más importan- Hay escasos ejemplos remanentes etapa originaria lo da el crecimiento
te determinó el adiestramiento de la de esta etapa inicial; más bien lo que de la familia y su servidumbre esclava,
mano de obra para una futura arquitec- se conserva son exponentes de la que, junto al enriquecimiento
tura civil de envergadura. supervivencia de estas formas en el económico y a la nueva capacidad de
El campesino aislado pobre conti- siglo XVII. La casa de la Parra, en La construir, va traduciéndose en casas
nuó viviendo en el primitivo bohío de Habana Vieja es típica de la forma de
origen indio que solo en los últimos de mayor rango y dimensión, de dos
asumir un carácter biplanta en la es-
años ha tendido a desaparecer. En los plantas, sobre todo en La Habana. Un
quina, con comercio en el piso inferior
asentamientos urbanos comenzaron y una privilegiada habitación arriba, a buen ejemplo es la casa esquinera de
a construirse viviendas generalmente la manera de un mirador. Otro ejemplar Tacón 4, en La Habana, en cuyo patio
de una planta, de paredes de tierra habanero es la calle Obispo 117-119, se alternan las arcadas de raíz romana
apisonada, reforzadas con horcones que, muy alterada posteriormente, es con los muy esbeltos pies derechos
de madera o con hiladas de ladrillo, y señalada por diversos autores como de madera rematando en la zapata
provistas de techos de madera cubier- portadora de detalles de gran antigüe- morisca tallada en forma de pico de
tos de tejas. La referencia inmediata dad, tales como lo bajo de los techos loro. Los techos de la planta alta son
es la vivienda popular del sur de Es- y la sobriedad de la fachada, en cuya armaduras octogonales muy tra-
paña y sus componentes mudéjares. tensa piel protuberan nítidamente los bajadas; son la cubierta del piano no-
Una urbanización compacta, com- balcones de la planta alta y las tres bile, destinado a la vida interna de la
puesta por la sucesión de lotes rec- hiladas de tejas que actúan como
familia.
tangulares con el lado más estrecho remate.
hacia la vía, aún constituye un freno a En otras antiguas ciudades, como Es necesario, por su repercusión
la futura extroversión de la casa. El Trinidad, Sancti Spíritus, Camagüey o posterior, hacer mención de la cons-
concepto de la privacidad, transmiti- Santiago de Cuba, es posible hallar trucción religiosa del período. Si bien
do por la herencia hispano-árabe casas de períodos posteriores, pero las iglesias tuvieron comparativamen-
determina el vuelco de la vida hacia el que conservan parte de estos rasgos te menos envergadura que en otras
interior. Un elemento espacial primigenios, si bien el rectángulo de colonias, al no existir una población
protagónico, el patio, ausente en la la planta tiende a brindar su lado mayor aborigen que evangelizar, algunos te-
vivienda aborigen, hace su aparición y a la fachada, para beneficio de la mas sociales eran abordados sola-
se convierte en leit motiv de la vida ventilación y de la tendencia a la
mente por el clero. Surgieron algunos
doméstica aunando la tradición del extroversión.
conventos como respuesta a exigen-
enclaustramiento de la mujer con las El mayor virtuosismo estético y cias educacionales, de salud y otras.
posibilidades que brinda el clima. constructivo lo presentan estas casas
Estas edificaciones llevaron el expe-
A diferencia de la metrópoli, donde en la labor del maestro carpintero en
diente del patio a una dimensión mo-
las torneadas rejas y barandas y, so-
el patio está reservado a las casas de numental y a su expresión definitiva-
bre todo, en las armaduras de par y
los niveles más pudientes, en Cuba mente claustral, rodeando de sopor-
nudillo de los techos, verdadera de-
recurre en todos los sectores socia- tales los cuatro lados.
mostración de oficio, emparentada con
les, variando solo en dimensión y tra-
el dominio adquirido en la fabricación La espléndida geometría de patios
tamiento. La entrada y el zaguán se de barcos. Estos techos, de fuerte claustrales religiosos hallarían en
ubican a un lado, para no permitir vi- etapas subsiguientes contrapartidas
suales indiscretas desde la calle, aun- cada vez más definidas en las vivien-
que las ventanas enrejadas perforen das ya palaciegas y, como derivación
la fachada cada vez con mayor insis- trascendental, en la escala urbana.
tencia. Las plantas se estructuraban Hacia fines del siglo XVII, las ricas fa-
en torno al patio en forma de L ó C, milias habaneras que habitaban el
con las áreas de recibo al frente, las contorno de las plazas principales
habitaciones a lo largo y los servicios solicitan y obtienen el permiso de ex-
al fondo, que generaron posteriormente tenderse con portales hacia el espa-
otro patio menor o traspatio. La salas cio público, convirtiendo paulatinamen-
de estar se separaban del patio por te la plaza en un claustro, y estable-
arcos a menudo mixtilíneos, según la ciendo una tipología que marcaría por
tradición árabe. Los dormitorios se Casa en Obispo 117-119. siglos a la arquitectura cubana.
CON CRITERIO/HISTORIA DE LA ARQUITECTURA

La casa con portal hacia la plaza


representa un triunfo de la actitud pa-
triarcal con respecto a la sociedad, y
de una nueva forma criolla de ser ex-
trovertida y orgullosa del prestigio ad-
quirido, definitivamente diferenciada de
sus antecesoras moriscas. Acercán-
dose al modelo romano clásico, el
zaguán se dispone axialmente y per-
mite una visual sin tropiezos, a través
del frecuentemente abierto portón,
hacia el patio y las galerías. También Palacio del Marqués de
a la manera romana, estas casas del Arcos en la Plaza de la
siglo XVIII dedicarán los locales de Catedral, Habana Vieja,
caracterizado por su
planta baja a funciones comerciales. portal y los mediopuntos
En los entresuelos de muy bajo pun- con vitrales.
tal habita la servidumbre. En la planta
alta, la gran sala, donde se desarrolla sivos conformados por el acceso a la
una intensa vida social, da a la plaza galería y las arcadas de frente y fondo.
a través de los corridos balcones que Esta estupenda arquitectura es el sím-
ofrecen un punto ventajoso para el dis- bolo residencial de una época y una
frute de la vida exterior. sociedad emergente.
Más adelante, en el siglo XIX, las Las casas de la Plaza de la Cate-
barandas de madera se trocarán en dral, émulo de las anteriores, no llega-
diseños en hierro forjado, y las arca- ron a conformar íntegramente el claus-
das de la planta alta se cerrarán con tro; algunos vecinos con menos recur-
persianas y lucetas de colores para sos no lograron extender sus portales.
completar el conjunto de elementos Así, la Plaza, presidida por la barroca
que más recurrentemente se han iden- Catedral, brinda una imagen congela-
tificado con la idea de cubanía en ar- da del proceso de tránsito y conforma-
quitectura. La casa ha adquirido gran- ción que tuvo lugar en el siglo XVIII.
diosidad en todos sus aspectos, la Los vecinos de las calles interiores,
construcción en piedra se ha perfec- menos afortunados, carecían de posi-
cionado, y ha evolucionado una parti- bilidades de aportalar sus casas, pero
cularidad que desde el inicio aportó la en algunos casos lograron sin embar-
casa cubana de sus blancas prede- go una arquitectura de gran impacto.
cesoras andaluzas, que es el uso de La casa de la Obrapía. Portada.
patrones intensos de color. En este
período se extiende con amplitud la
aplicación no solo de cenefas decora-
das, sino de tratamientos murales en
fachadas y paños interiores enteros.
Estas pinturas, después sepultadas
bajo capas sucesivas, constituyen hoy
sorpresa, angustia y obsesión de los
investigadores y restauradores.
La Casa de los Condes de Jaruco,
erigida en la primera mitad del siglo
XVIII, es uno de los ejemplos más evo-
lucionados del llamado estilo de la Pla-
za Vieja, sitio urbano que sirviera de
escenario al origen del proceso descri-
to. Ya se ha accedido al pleno período
del barroco habanero y una elaborada
guarnición rodea la monumental puer-
ta, que permite entrever desde el portal
corrido los planos de perspectiva suce- Patio. Casa de la Condesa de la Reunión.

10 A r q u i t e c t u r a y U r b a n i s m o
L. LÁPIDUS

La casa de la Obrapía, por ejemplo, generada en el siglo torno a patios claustrales rodeados de arquerías, pero la
XVII y enriquecida en el siglo XVIII, gana en señorío al exterior composición era ya de neta trascendencia italiana y los
con una guanición barroca fabricada en España que extiende techos eran planos con cielorrasos de yeso ornamentado,
su caligrafía hacia arriba para encerrar también la ventana como lo prefiguraran los palacios de la Plaza de Armas.
superior y alcanzar toda la altura del edificio. La posición Las rejas de madera se sustituyeron por otras de hierro,
esquinera permitió acceder al interior mediante dos zagua- material que se comenzó a usar también en columnas, es-
nes. Los interiores, junto al patio claustral, presentan una caleras y mobiliarios de exteriores. Los habituales pisos de
serie de componentes de cualificación estética, como la losas de barro pasaron a construirse en mármol. Como se
solución de la escalera o el surtido formal en los arcos. señaló antes, las plantas altas de las etapas anteriores
Otro ejemplo notable en La Habana Vieja, entre muchos, recibieron un cierre de persianas y lucetas coloreadas. Este
es el de la Casa de la Condesa de la Reunión, más peque- último elemento se resolvió con bellotes de madera y dise-
ña y enclavada en un estrecho lote medianero, resuelve el ños de progresiva complejidad, que, en el siglo XX, con la
patio sacrificando las galerías laterales, sustituidas por el introducción de la técnica del emplomado incrementaron la
balcón volado que gira con hábiles curvas barrocas. tendencia al detalle y a la figuración.
Un hecho histórico singular clausura prematuramente el Las villas suburbanas ajardinadas que iniciaran este
siglo XVIII en Cuba. La toma y ocupación temporal de La movimiento, con su elevada columnata toscana al frente,
Habana por los ingleses en 1762, catalizó una nueva óptica fueron constituyendo al multiplicarse un continuum de por-
en el tratamiento conferido por España a la colonia, y en la tales a lo largo de las amplias avenidas extramuros. En los
incipiente conciencia nacional del criollo. A fines del siglo terrenos resultantes de la demolición de las murallas sur-
XVIII se erigen en la habanera Plaza de Armas dos poten- gieron prestigiosos palacios neoclásicos que comenzarían
tes edificios de gobierno que resumen los códigos basados a definir una frontera jerarquizada entre el repleto núcleo
en la interacción espacial plaza-portales-patio y establecen original y el crecimiento hacia el hinterland. La tónica del
la transición del barroco al neoclasicismo que prevalecerá portal exterior corrido continuó primando como concepción
en el entrante siglo XIX. Con la restauración de que fueran ya indisolublemente vinculada al modo de vida urbano, ex-
objeto en la década de 1930, estos palacios fueron despo- tendiéndose indefinidamente para alcanzar grandes secto-
jados de revoque y color para hacer aflorar el excelente res de la ciudad capital y repercutir sensiblemente en los
trabajo de sillería que hoy forma ya parte esencial de su asentamientos del resto del país.
definición estética. Los grandes portones reciben comple- Si bien en ciertas ciudades antiguas el neoclasicismo tuvo
jas guaniciones y admiten la visual hacia patios claustrales un impacto más discreto y los patrones mudéjares lograron
con arcadas de clásica concepción en dos plantas. Estos perdurar en las grandes residencias, otras se definieron y
edificios marcarían la pauta para el desarrollo de una ciu- desarrollaron a partir de la estricta cuadrícula urbana que los
dad que ya había desbordado el límite de sus murallas. nuevos gustos imponían. La configuración urbana a escala
Con la definitiva adopción de los códigos neoclásicos en territorial se pespuntea con ciudades que, como Matanzas,
el siglo XIX, las familias criollas notables se desvincularon Cárdenas, Cienfuegos, seguirán un trazado de rigurosa
de la tradición mudéjar y se inspiraron en estilos italianos o geometría neoclásica, diferenciada de la espontaneidad de
franceses. Los nuevos palacios también se organizaron en las antiguas fundaciones de reminiscencia medieval, sobre

La Plaza de Armas. A la izquierda, el Palacio del Segundo Cabo. Los códigos neoclásicos impactaron significativamente en muchas ciudades cubanas.

V o l . X X I I I , N o . 2/ 2 0 0 2 11
CON CRITERIO/HISTORIA DE LA ARQUITECTURA

tración industrial liquidaría aquella proliferación indiscriminada


de unidades productivas, y las tierras exhaustas disminuye-
ron su rendimiento. El visitante que penetra en algunas de
estas antiguas mansiones, invadidos por la vegetación tropi-
cal, pudiera evocar el concepto de lo real maravilloso latino-
americano descrito por novelistas como Alejo Carpentier o
Gabriel García Márquez, una arquitectura otrora poderosa iner-
me ante el inclemente acoso del medio natural.
Entre los ejemplos más notables se encuentran la casa
del ingenio Buena Vista, considerada entre las más elegan-
tes de la Isla en su tiempo, o la del ingenio Guáimaro, cuyo
austero volumen de casona colonial encierra murales pinta-
dos por artistas italianos.
Las casas-hacienda vinculadas a la creciente producción
azucarera o cafetalera, constituye una variedad edilicia que
florece en el siglo XIX. En los cafetales, la vida permanente
En Trinidad y en el Valle de los Ingenios se destacan las casas-haciendas de en el sitio que el cuidado de ese cultivo exigía propició la
inicios del siglo XIX. Palacio Cantero. Trinidad. atención a la vivienda y su ambiente exterior. Al sur de La
Habana surgió una región cafetalera, cuyos dueños adopta-
las que las leyes de Indias lograron escasa influencia. Patrones ron refinados patrones de vida. Aún se conservan restos del
similares se observaron en los nuevos desarrollados cafetal Angerona, del cual el viajero Abiel Abbot menciona
emergentes de los núcleos originales. La arquitectura de estas sus 750 000 cafetos y 450 esclavos, mientras Cirilo
áreas obedeció a esquemas clásicos contenidos, a menudo Villaverde, el principal novelista cubano del siglo XIX, canta
acompañados por el portal corrido hacia la calle. la belleza de la casa principal, que, a su juicio, “parecía un
En algunas ciudades, las antiguas casas se transforman y templo griego”. Poseía de hecho portales con arcadas so-
convierten en verdaderos palacios neoclásicos de gran porte, bre columnas dóricas por ambas fachadas y pórticos late-
bajo el estímulo de un auge económico derivado de una rales que se abrían mediante un arco monumental.
condición geográfica favorable o de una región productiva La cultura del café revela sus fuertes influencias francesas
circundante. El caso de Trinidad resulta arquetípico. En el sobre todo en las montañas del extremo oriental, en zonas
centro de la costa sur de la Isla, Trinidad, una de las siete cercanas a ciudades como Santiago de Cuba y Guantánamo,
villas primigenias, había alcanzado una discreta prosperidad donde fueron a asentarse los colonos obligados a emigrar por
con el contrabando y el corso. En el siglo XIX se produce un la revolución haitiana. Sus haciendas reflejan la depurada
vertiginoso desarrollo azucarero en el vecino Valle de San técnica de cultivo y las casas claman su ascendencia rural
Luis que, en las pocas décadas que logró perdurar, indujo la europea, vocablos franceses se mezclaron con el habla
multiplicación de señoriales mansiones en la ciudad. Este regional y elementos de esa cultura penetraron el folklore e
progreso arquitectónico, junto a las casas de menos rango y incluso parte de la arquitectura de las ciudades.
el conjunto remanente del siglo anterior, dotan hoy a Trinidad
de un inapreciable valor didáctico para la comprensión de la Se afirma que las persianas, que en ese siglo se unieron
evolución tipológica de la vivienda tradicional cubana. a los patios y portales para conformar la tríada caracterizadora
de la arquitectura cubana, había llegado a Cuba siguiendo
Pero en pocos sitios puede apreciarse tanta afición por la ruta Francia-Lousiana-Haití, de donde pasaron a las áreas
las formas clásicas como en las casas-hacienda de los cafetaleras cubanas y, posteriormente, a las ciudades. De-
ingenios que abarrotaron el Valle aledaño. Plasmados en nominadas persianas francesas, sustituyeron a los toldos
numerosos grabados de la época, aquellos conjuntos que protegían los interiores del radiante sol. Las vidrieras
agroindustriales dejaban un sitio jerarquizado a la casa-re- coloreadas, que Alejo Carpentier calificara como un inteli-
sidencia del terrateniente, con respecto a las torres-vigía gente brise-soleil creado por los alarifes coloniales, añadie-
para el control, las fábricas que iban introduciendo moder- ron su fuerte acento plástico y ayudaron a mitigar los em-
nas tecnologías norteamericanas, los barracones de escla- bates de la luz.
vos y las instalaciones administrativas.
La historia de la vivienda cubana de patios y portales, tan
Sin dudas, escenarios como el Valle de los Ingenios pro- coherentemente discurrida a lo largo de tres siglos, quedaría
piciaban una eventual confluencia cultural de nuevo corte. trunca si no se hace referencia a su devenir una vez liberada
En las casas-hacienda se proponía la nueva cultura criolla
la Isla del dominio colonial español. Con la naciente repúbli-
de raíz hispana, pero en las festividades permitidas llegaba
ca tendría lugar un nuevo giro en los gustos arquitectóni-
del batey el inquietante eco de los ritmos tribales, y la at-
cos, afiliados a un eclecticismo a menudo espectacular que
mósfera de leyenda permeaba a los propios dueños que, en
sus incursiones nocturnas, iniciaban el mestizaje que ca- reflejaba el impetuoso ascenso de los estratos superiores
racterizaría posteriormente buena parte de la población del de la sociedad. Las grandes mansiones de los barrios
país. Hoy los restos de aquellos bateyes se aprecian como periféricos rompieron con la imagen urbana precedente y
memorias de un orden desaparecido. El proceso de concen- asumieron el lenguaje Beaux Arts. La continuidad compac-

12 A r q u i t e c t u r a y U r b a n i s m o
L. LÁPIDUS

ta de portales se quebró en estos casos para dar lugar al


volumen residencial diferenciado, rodeado de jardines y rejas
y cualificado con elementos ornamentales importados de
los grandes centros culturales europeos.
Sin embargo, otras áreas de la capital, y de numerosas
ciudades del interior, mantuvieron su adhesión a los patro-
nes heredados, cuya efectividad ambiental y estética ya
estaba comprobada. En las avenidas gestadas en el siglo
anterior, las nuevas expresiones se insertaron armoniosa-
mente; el respeto a la secuencia urbana logró la fusión de
la exuberancia ecléctica y la contención neoclásica con los
conceptos urbanos acumulados.
En la capital las columnatas y soportales corridos siguie-
ron extendiéndose. Su sello caracterizó no solo las áreas de
la centralidad, donde se concentraba con mayor intensidad la
vida social, sino que se desbordó hacia las zonas más alejadas
y llegó a ramificarse por toda una urbe de ya considerable
magnitud con los prolongados recorridos a la sombra que una En el centro de La Habana predomina el eclecticismo.
arquitectura generosa donaba a la vía pública.
Un atenuado eclecticismo marcó estilísticamente la enor-
me masa edilicia levantada por sectores de medianos re-
cursos sobre la base de la producción de componentes por
pequeños talleres semiartesanales. Las aspiraciones ex-
presivas se moderaron según las restricciones económicas
sin renunciar a la fantasía y a imaginativas variaciones so-
bre un tema básico. Volvió a primar el lote estrecho y pro-
fundo, dada la capacidad económica de los propietarios,
cuya exteriorización de prestigio se obtenía más a través
del conjunto arquitectónico que de la célula individual. El
patio tendió a desarrollarse en forma tubular, con la suce-
sión de habitaciones a uno de los costados. En cierto sen-
tido se volvía a los orígenes, pero la luceta decimonónica
filtraba la luz proveniente del patio y el exterior aportalado,
confería dignidad, calidad de vida y un sitio indiscutible en la
conformación general de la ciudad. Esta concepción trascen-
dió a muchos pueblos y ciudades en todo el territorio insular,
que crecían al calor de las nuevas inversiones económicas. En la capital las columnatas y soportales corridos siguieron extendiéndose durante
La arquitectura de las plantaciones tomó en cambio otro el siglo XIX y las primeras décadas del XX.
sesgo. En áreas rurales y costeras se multiplicaron las cons-
trucciones de madera, que ya en el siglo XIX imponían su
presencia en campos y ciudades, incluso en edificaciones
de notable envergadura. En la nueva etapa los grandes cen-
trales azucareros norteamericanos aportaron modelos rigu-
rosamente racionalistas de urbanización y la tipología del
cottage y el balloon-frame. Por otra parte, los balnearios y
villas playeras introdujeron románticas casonas de intenso
poder evocativo.
El proceso paulatino de cristalización del Movimiento
Moderno, a través de diferentes estilos transicionales ten-
dió en general a reducir los componentes de aquella valiosa
tradición, decantada en siglos de cultura arquitectónica, de
perfeccionamiento de la experiencia previa, a la condición
de trasunto debilitados o de esquema epidérmico para apli-
car sobre todo en la arquitectura del turismo. Unos pocos
arquitectos reconocieron profundamente su lección, man-
tuvieron vivo su espíritu y persiguieron la incorporación de
su esencia al nuevo léxico contemporáneo en algunas me-
ritorias edificaciones de las décadas de los años cuarenta
y cincuenta, dignas de justipreciación y continuidad en la Algunos arquitectos mantuvieron vivas algunas de las lecciones fundamentales
obra del presente y del futuro. de la arquitectura tradicional cubana. Arquitecto Mario Romañach.

V o l . X X I I I , N o . 2/ 2 0 0 2 13

También podría gustarte