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10 A r q u i t e c t u r a y U r b a n i s m o
L. LÁPIDUS
La casa de la Obrapía, por ejemplo, generada en el siglo torno a patios claustrales rodeados de arquerías, pero la
XVII y enriquecida en el siglo XVIII, gana en señorío al exterior composición era ya de neta trascendencia italiana y los
con una guanición barroca fabricada en España que extiende techos eran planos con cielorrasos de yeso ornamentado,
su caligrafía hacia arriba para encerrar también la ventana como lo prefiguraran los palacios de la Plaza de Armas.
superior y alcanzar toda la altura del edificio. La posición Las rejas de madera se sustituyeron por otras de hierro,
esquinera permitió acceder al interior mediante dos zagua- material que se comenzó a usar también en columnas, es-
nes. Los interiores, junto al patio claustral, presentan una caleras y mobiliarios de exteriores. Los habituales pisos de
serie de componentes de cualificación estética, como la losas de barro pasaron a construirse en mármol. Como se
solución de la escalera o el surtido formal en los arcos. señaló antes, las plantas altas de las etapas anteriores
Otro ejemplo notable en La Habana Vieja, entre muchos, recibieron un cierre de persianas y lucetas coloreadas. Este
es el de la Casa de la Condesa de la Reunión, más peque- último elemento se resolvió con bellotes de madera y dise-
ña y enclavada en un estrecho lote medianero, resuelve el ños de progresiva complejidad, que, en el siglo XX, con la
patio sacrificando las galerías laterales, sustituidas por el introducción de la técnica del emplomado incrementaron la
balcón volado que gira con hábiles curvas barrocas. tendencia al detalle y a la figuración.
Un hecho histórico singular clausura prematuramente el Las villas suburbanas ajardinadas que iniciaran este
siglo XVIII en Cuba. La toma y ocupación temporal de La movimiento, con su elevada columnata toscana al frente,
Habana por los ingleses en 1762, catalizó una nueva óptica fueron constituyendo al multiplicarse un continuum de por-
en el tratamiento conferido por España a la colonia, y en la tales a lo largo de las amplias avenidas extramuros. En los
incipiente conciencia nacional del criollo. A fines del siglo terrenos resultantes de la demolición de las murallas sur-
XVIII se erigen en la habanera Plaza de Armas dos poten- gieron prestigiosos palacios neoclásicos que comenzarían
tes edificios de gobierno que resumen los códigos basados a definir una frontera jerarquizada entre el repleto núcleo
en la interacción espacial plaza-portales-patio y establecen original y el crecimiento hacia el hinterland. La tónica del
la transición del barroco al neoclasicismo que prevalecerá portal exterior corrido continuó primando como concepción
en el entrante siglo XIX. Con la restauración de que fueran ya indisolublemente vinculada al modo de vida urbano, ex-
objeto en la década de 1930, estos palacios fueron despo- tendiéndose indefinidamente para alcanzar grandes secto-
jados de revoque y color para hacer aflorar el excelente res de la ciudad capital y repercutir sensiblemente en los
trabajo de sillería que hoy forma ya parte esencial de su asentamientos del resto del país.
definición estética. Los grandes portones reciben comple- Si bien en ciertas ciudades antiguas el neoclasicismo tuvo
jas guaniciones y admiten la visual hacia patios claustrales un impacto más discreto y los patrones mudéjares lograron
con arcadas de clásica concepción en dos plantas. Estos perdurar en las grandes residencias, otras se definieron y
edificios marcarían la pauta para el desarrollo de una ciu- desarrollaron a partir de la estricta cuadrícula urbana que los
dad que ya había desbordado el límite de sus murallas. nuevos gustos imponían. La configuración urbana a escala
Con la definitiva adopción de los códigos neoclásicos en territorial se pespuntea con ciudades que, como Matanzas,
el siglo XIX, las familias criollas notables se desvincularon Cárdenas, Cienfuegos, seguirán un trazado de rigurosa
de la tradición mudéjar y se inspiraron en estilos italianos o geometría neoclásica, diferenciada de la espontaneidad de
franceses. Los nuevos palacios también se organizaron en las antiguas fundaciones de reminiscencia medieval, sobre
La Plaza de Armas. A la izquierda, el Palacio del Segundo Cabo. Los códigos neoclásicos impactaron significativamente en muchas ciudades cubanas.
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CON CRITERIO/HISTORIA DE LA ARQUITECTURA
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