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La Universidad del Zulia

Escuela de Filosofía
Cátedra: Filosofía de la Educación
Profa. Ineida Machado

Breve ensayo en torno a la ‘Filosofía de la Educación’: nociones básicas y


propósitos

Preparado por:
Gendrik Moreno
C.I.: 15889882
Keines Reverol
C.I.: 19.074.180
Maria Navas
C.I.: 19.252.423
Rubmary Leon
C.I. : 20.378.029
Ciudad Universitaria
Febrero de 2011
I. CONCEPTUALIZACIÓN SOBRE ‘EDUCACIÓN’

En nuestra cotidianidad la educación y sus términos son inherentes al transcurso de nuestra vida
consiente. El rodearnos por un sin número de situaciones en relación a comprender y hacer nuestra la
cultura que nos rodea, los modos, tratos, el idioma, costumbres, hábitos… desde el despertar de la
conciencia. Los roles que ejecutan los adultos que se relacionan con el niño aprendiz son de constante
instrucción, orientación y enseñanza con o sin intención de hacer. El infante es observador y curioso ante
el mundo que le rodea y no obstante este mundo, en este momento de la historia, está infestado de
información que bombardea sus sentidos y que no necesariamente es bien orientada a sus niveles
madurez, y ocurriendo posiblemente la explotación de sus sensibilidades.
En cuanto a nuestro propio vocabulario, utilizamos la palabra educación conjugada con una
valoración positiva o negativa al juzgar un comportamiento dentro o fuera de las costumbres establecidas
no sistemáticamente por la sociedad (o tal vez sí, si el Manual de Carreño cabe como sistema de
comportamiento). Nuestra sociedad ha convertido a la educación en un concepto solo utilizado por las
instituciones instructoras, y recurrentemente le dejan en responsabilidad a estas instituciones la educación
de los nuevos miembros de la sociedad, los niños; creyendo entonces que el proceso educativo es solo una
cuestión del estado y la familia, y a veces solo del estado.
En la Real Academia Española, la primera referencia en cuanto al uso de nuestro idioma, la
educación se refiere a la: “instrucción por medio de la acción docente” o “Cortesía y urbanidad”. Las dos,
pudiéndose referir a lo antes descrito como las actitudes que se toman ante el proceso educativo;
vinculando la educación con la instrucción como una misma cosa, siendo este el error que se debe
remarcar para su corrección. La educación no es la enseñanza de un determinado tema, la instrucción si lo
es.
Cuando la educación es un proceso continuo de socialización, endoculturación y vinculación con
la conciencia cultural, moral y conductual, en el cual se desarrollan habilidades, destrezas, actitudes y
aptitudes con un fin social. Esta acción podría ser ejercida para transmitir y conservar la consciencia
colectiva y mantener la existencia de la cultura, y además incorporar a los nuevos miembros al grupo
social. La educación no solo se produce por medio de la palabra, también está presente en todas nuestras
acciones, sentimientos y actitudes, en los mensajes plasmados en las paredes de concreto de nuestras
ciudades, en el bombardeo mediático: el Internet, televisión, radio, revistas, periódicos… Que esta sea
beneficiosa o no para la armonía social depende del criterio individual, pero no del criterio pasivo o
inactivo que no reacciona en cuanto a los hechos y deja que entren a sus sentidos cualquier producto

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alienante que desvirtúa el fin social del constante aprendizaje ante la adaptación de los continuos cambios
sociales.
El estudio de la educación se preocupa por dos problemas: técnicos y generales. Los problemas
técnicos son problemas de procedimiento y requieren el conocimiento de las situaciones concretas y de
los medios que pueden emplearse en vista de ellas. Los problemas generales son en la mayor parte de los
casos problemas de sentido y exigen una reflexión sobre los diversos fines en vista de los cuales se dirige
el proceso educativo. Estos dos problemas no se excluyen mutuamente, más bien, en lo general se
relacionan, esto quiere decir que los procedimientos dependan con frecuencia del sentido, y estos dos
elementos pueden ser determinados por el método empleado (Ferrater, 2004: 970) El problema del
sentido de la educación se puede considerar como una cuestión filosófica a diferencia de la pedagogía que
se encarga de los métodos y procedimientos de enseñanza.

II. CONSIDERACIONES GNOSEOLÓGICAS SOBRE EL TEMA

Es sospechosamente curioso el hecho de que de todas las profesiones existentes, sea precisamente la del
educador a la que se le exija una constante reflexión por el significado de su ciencia. Al médico, al
ingeniero, al abogado o al licenciado en letras no se le ve discutir acerca de la medicina, la ingeniería, el
derecho o la literatura ni mucho menos la repercusión de su oficio en la sociedad. Quizás por considerarse
al educador como un eje fundamental de la sociedad, en cuyas manos se decide el destino de los
habitantes de una república, la sociedad misma le exija claridad y tino en el ejercicio de su oficio.
Este constante reflexionar del educador acerca de su profesión ha obligado a la ciencia
pedagógica a recurrir a la filosofía para despejar sus incógnitas. Así, una rama de la filosofía nace con el
nombre de ‘filosofía de la educación’, con el propósito de analizar lo que han dicho quienes practican y
teorizan acerca de la educación y de sus problemas fundamentales:
En la filosofía de la educación se pretende responder preguntas tales como: ¿qué involucra la
educación?, ¿qué es exactamente enseñar?, ¿cuándo se puede afirmar con propiedad que se “sabe” algo?,
¿que criterios deben satisfacerse para decir que lo que un maestro hace puede caracterizarse
verdaderamente como “punitivo”?, ¿qué quiere decir que todos los niños deben tener “igualdad de
oportunidades”?, ¿qué significa “libertad” en un contexto educativo? (Moore, 1998: 22)
La educación toma de la filosofía la reflexión y el punto de vista de la totalidad para esclarecer
los problemas relativos a la pedagogía. Así, viendo la educación como un todo, reflexionando acerca del
hecho educativo desde sus presupuestos fundamentales, podrá el educador tener una mayor conciencia de
su labor educativa y saber que su práctica descansa sobre temas que se imbrican con la humanidad.

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Son tres los problemas de la filosofía de la educación. El primer problema al cual se enfrenta la
filosofía de la educación es al tipo de ser humano que se desea formar. Este problema, que se ubica en el
ámbito de la Antropología filosófica, parte desde las inquietudes socráticas por el ser y llega hasta
nuestros días. Y esta pregunta es fundamental por cuanto si la educación tiene por propósito la
transformación del individuo a través del conocimiento, una filosofía de la educación debe partir de la
idea de ser humano:
Fácil es comprender que la pedagogía presupone una idea del hombre. Necesita un saber acerca
de su estructura y esencia, antes de señalar fines y medios a la educación. Estos se definen en relación
estrecha con aquella idea. El teórico de la educación debe consultar a la filosofía la doctrina en torno del
hombre. Esta servirá de base a la idea esencial de la educación y a una concepción fundamental sobre sus
medios (...) Toda pedagogía es, previamente, ciencia profunda del hombre. (Mantovani, 1983: 25).
Pero si toda educación funda su quehacer en la idea de ser humano, el hecho de la multiplicidad
de definiciones ha dado como resultado una constante experimentación y variación en la teoría educativa.
Desde que Sócrates en el siglo V a.C. intentó infructuosamente definir al ser humano buscando sus
cualidades comunes (“el hombre es un ser bípedo implume”, diría el filósofo griego), la humanidad ha
ensayado una idea de hombre para cada época histórica. El hombre político de la Grecia Antigua, el
hombre como ser racional de Aristóteles, el hombre religioso de la Edad Media, el hombre cósmico del
Renacimiento, el hombre máquina de la Revolución Industrial, el hombre como nada del existencialismo,
no son más que ejemplos del vasto campo de las concepciones acerca del ser humano. (Groethuysen,
1975).
Cuando una educación adolece de firmes convicciones acerca de la idea de ser humano, corre el
riesgo, como lo hecho hasta ahora por la educación occidental contemporánea, de refugiarse en los falsos
brillos de la innovación metodológica, avanzando con creces en la técnica y el dato estadístico, pero
abandonando al ser humano a su suerte
El segundo problema fundamental de la filosofía de la educación es el de la pregunta por los
medios, por la manera de alcanzar ese ser humano que ya se ha definido en la primera pregunta. Este
problema se halla en el ámbito de la Axiología, por cuanto a través de ciertos valores, estrategias y
técnicas se puede lograr la consecución del hombre deseado.
El problema por los medios, referidos a la técnica de la acción educativa, se fundamenta en la
respuesta dada a la concepción antropológica. Luego de conocer al ser humano que se desea formar, el
docente planifica una serie de estrategias y técnicas para cumplir su labor educativa. Hoy, sin embargo, la
educación occidental ha puesto su interés en la técnica haciendo de la enseñanza una flor marchita y sin
creatividad. El docente busca contenidos y estrategias de clases planificadas con anterioridad por otros
docentes, haciendo de la enseñanza un armazón de reglas técnicas y código de preceptos docentes.

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Volviendo a los fundamentos de la educación a través de la filosofía, puede el docente convertir la
enseñanza en actividad crítica, creadora y transformadora. Y ello se consigue respondiendo la tercera y
última pregunta fundamental de la filosofía de la educación.
El tercer y último problema de la filosofía de la educación es la pregunta por los fines, problema
sujeto a la Teleología de la educación que sirve como bitácora que señala la llegada a todo esfuerzo
educativo: El problema del fin es, sin duda, el más grave y el menos soluble dentro de la teoría educativa.
Está sometido a las mayores variaciones y contingencias de tiempo y lugar. Aun en la educación práctica
adquiere una importancia decisiva. La acción educativa es un sistema coordinado de medios para influir
en dirección a un fin determinado. Educar es mirar hacia un fin y procurar su realización. Por ello resulta
débil una pedagogía constituida exclusivamente por medios educativos. (Mantovani, 1983: 84-85).
Estos tres problemas, el qué, cómo y para qué de la educación, constituyen los problemas
fundamentales de la educación vistos desde el punto de vista de la totalidad. Hacer filosofía de la
educación es responder estas preguntas cuyas respuestas varían dependiendo de la época, la geografía y el
paradigma en los cuales se base. Un docente, consciente o inconscientemente siempre trabaja bajo estas
premisas. Si lo hace conscientemente, sabrá qué tipo de ser humano desea formar y se imaginará a esos
sujetos que tiene delante de sí en un futuro desempeñando o viviendo una vida acorde con la enseñanza
recibida; sabrá también ese maestro cómo formar a ese ser humano que desea educar, con cuáles valores,
contenidos y estrategias desempeñar su labor educativa y sabrá además ese docente el fin de todo su
esfuerzo y el para qué cambiar el estado de ese sujeto que se desea transformar. El docente conocedor de
esas respuestas será un profesional crítico y con una mejor oportunidad de alcanzar sus objetivos. (Neff,
1968). Cuando el docente no se hace esas preguntas ni le da importancia a las respuestas, pues el plan
educativo de la nación, o lo que pudiéramos genéricamente llamar Currículo Básico Nacional, le ofrece el
sentido, oculto para él, a su accionar mecánico, acrítico y rutinario. Pero si hacer filosofía de la educación
es responderse estas tres preguntas:
a) ¿Qué tipo de ser humano deseo formar? – Antropología
b) ¿Con cuáles valores y contenidos? – Axiología
c) ¿Para qué? - Teleología
Hemos de estar seguros que toda pregunta tiene más de una sola respuesta. ¿Cómo pensar
entonces en una filosofía de la educación? Podemos imaginar, por ejemplo, una educación en la cual se
forme un ser para el trabajo, para ello se reforzará la educación productiva y la adquisición de habilidades
y técnicas de producción con la intención de aumentar el producto interno bruto de una nación. Podemos
también pensar una educación para formar un ser libre y feliz, por medio de una educación
autogestionaria, antiautoritaria, con la finalidad de alcanzar una sociedad libre y feliz. Como vemos, las
opciones de respuesta a esas tres preguntas son variadas, por lo que hablar de “Filosofía de la Educación”

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resultaría contradictorio. Por ello, sugerimos la adopción del plural “Filosofías de la Educación”, como
forma de afianzar el carácter diverso de las manifestaciones educativas. Pequeño cambio gramatical que
nos conduce a una fascinante aventura intelectual.
‘Teoría de la educación’ es una preferencia lingüística que necesita una previa aclaratoria. Según
el entendimiento de Fullat, ‘teoría’ vendría a ser el sustituto moderno de la palabra filosofía que según él
se aprecia desprestigiada por el escaso “avance” o “progreso” en contraste y comparación con los
resultados de la Ciencia. Sin embargo, advierte que, a pesar del equivoco que pudiese implicar el uso de
algunos de los términos, el de teoría y filosofía, para predicar el fenómeno educativo, postula que a pesar
de las diferencias de significante en el fondo tanto filósofos como teóricos de la educación comparten las
mismas preocupaciones y sus reflexiones y estudios convergen sobre los mismos temas e interrogantes.
De manera que, este sería un mero asunto de extensión semántica en el cual no resulta conveniente
concentrar todos los esfuerzos.
Con todo, advertimos que si preferimos el término Teoría debe haber un mínimo respeto por su
carga significacional de nociones, conceptos y extensión lógico-gramatical. En este sentido Teoría
implica un conjunto de nociones, pasos y procedimientos que orientarían una correcta investigación
científica en áreas específicas determinadas. Pero independientemente del área o sector de la realidad
sujeto a contemplación, indagación, e investigación en general el cuerpo teórico debe verse satisfecho por
un conjunto sistemático de exigencias conceptualmente relacionadas, provenientes, primero de la ayuda o
aporte de la realidad empírica propia de la dinámica de contacto directo con la realidad estudiada, por
medio del registro sistemático de datos convenientes a la investigación y el indispensable apoyo del
ejercicio racional del entendimiento que nos permitirá conceptualizar y dar el paso orgánica y traducción
inteligible a nuestras proposiciones observacionales.
Hay un conjunto más o menos extensos que un investigador no debería descuidar al momento de
emprender un estudio orgánico y sistemático de la realidad. Bunge es un filósofo y cientifico que aboga
por un seguimiento sistemático de un conjunto de exigencias que son consustanciales al quehacer
científico. La ‘construcción de la teoría, es uno de de los ámbitos en donde el investigador debe ser lo
menos ambíguo posible racionalizando y conceptualizando lo proveído por la realidad sensible. Antes de
pasar a describir los diferentes aspectos del realismo científico de Bunge, conviene advertir que, tal como
lo sugieren los párrafos siguientes, se trata de una concepción muy alejada del realismo "ingenuo" o de
sentido común, tan alejada como lo puede estar la ciencia del conocimiento ordinario. Según Bunge, la
ciencia describe y explica (a) aspectos seleccionados de los hechos que le interesan y (b) lo hace de
manera simbólica (no pictórica). Más aún, para esta tarea resultan fundamentales las teorías científicas,
que no se refieren a los hechos reales directamente, sino que lo hacen de una manera elíptica, indirecta,
puesto que siempre hay de por medio un modelo más o menos idealizado de esos hechos. En resumen, el

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realismo científico es tal porque consigue "captar" ciertos aspectos objetivos de la realidad que nos rodea,
en particular las relaciones invariantes [descritas, típicamente, de manera matemática por enunciados
legales (o leyes)] entre variables que describen de manera simbólica (habitualmente cuantificada)
aspectos seleccionados de clases de hechos que resultan de interés científico. (Bunge, 1998)
Èste autor considera que los desideratas básicos en la construcción del de teorías
científicas son las siguientes: i) Sistematizar el conocimiento estableciendo relaciones lógicas
entre entidades originariamente inconexas. ii) Explicar los hechos por medio de hipótesis que
expliquen las proposiciones que expresan dichos hechos. iii) Incrementar el conocimiento
derivando nuevas proposiciones de las premisas, en conjunción con información relevante. iv)
reforzar la Contrastabilidad las hipótesis sometiéndolas al control coherente del resto de
hipótesis del sistema. De igual forma se deben satisfacer algunos otras desideratas adicionales
para separar satisfactoriamente teorías pseusdocientificas de las verdaderamente científicas.
Ningún conjunto de conjeturas se considerará como una teoría científica factual si no constituye
un sistema hipotético deductivo propiamente dicho, si no suministra explicación y previsión y si
no es contrastable y falseable a la vez. En definitiva la Teoría permite también como objetivos
adicionales: v) Orientar la investigación y ofrecer un mapa del sector de la realidad. (Bunge,
2004: 334-335)
***
Una vez claro el concepto de teoría de la educación, es importante saber cuales han sido las
teorías educativas o de aprendizaje más importantes o con más relevancia hasta la fecha. Para esto es
importante resaltar que algunas de estas teorías no son practicadas tal cual el autor lo expone, algunas
incluso no han sido ejecutadas en ningún tipo de sistema educativo.
El pensamiento educativo de Sócrates parecer ser una de las primeras teorías educativas, Sócrates
se planteó no sólo el porqué del educar, sino también en que momento hacerlo y cual podría ser su
aplicación a la sociedad. Para el filósofo el propósito de la educación era conseguir la felicidad, teniendo
en conocimiento que ningún hombre nace libre y perfecto, por lo que considera que la cultivación del
espíritu ayuda a conseguir los medios interiores y las relaciones sociales cultivan los medios exteriores
con los cuales se va a conseguir ser un ciudadano libre y perfecto, ya que son solamente éstos quienes
consiguen la felicidad interior.
De igual forma Aristóteles, al considerar en su Metafísica que “Todos los hombres tienen
naturalmente el deseo de saber” (Aristóteles, I: 980ª-993ª) adelantaba ya la condición protoantropológica
esencial del ser educativo. En ésta cándida introducción sentaba las bases para una de las primeras
explicaciones racionales sobre la naturaleza, modo y alcance de la dinámica educativa, elogiaba los

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sentidos, sobre todo el de la vista, la experiencia y también la inherente capacidad racional que en mutua
convergencia constituyen la relacionalidad necesaria para el conocimiento. Entre muchos otros detalles y
lecciones morales vinculadas al telos de la educación de los jóvenes y del fortalecimiento de la Paideia
griega en general, también pensó en los horarios para la educación y en la educación no sólo para cultivar
el alma o liderizar alguna ciudad, sino para mantener un buen estado físico, para él, los niños a temprana
edad, no debían recibir grandes cantidades de información intelectual, ya que considera que el desarrollo
del cuerpo precede al del alma, todo esto gracias a la manifestación de sentimientos y pasiones en la
infancia.
Los niños deben realizar continuamente acciones para el desarrollo de sus facultades
intelectuales, como por ejemplo el estudio de la gramática, matemática, retórica y dialéctica. El estudio
político lo reserva para personas más adultas, ya que considera que el ser humano educado es quien debe
liderizar, a pesar de no estar en acuerdo, aparentemente, algunos de los sistemas de gobierno planteados
en su obra, son bien descritos y analizados. En cuanto al objetivo de la educación, como ya lo habíamos
planteado, es el formar ciudadanos completos para vivir en sociedad dentro de la polis, considera que la
educación es natural y que debe ser para todos (como lo pensaba Sócrates) y tenia en cuenta que el ser
humano se encuentra en un proceso constante de educación, que comienza a los pocos años de vida y
termina en la muerte.
Otra de las teorías educativas importantes es la de Juan Rouseeau. En el Emilio… Rouseeau
considera que la educación es una manera de rehumanizar al hombre para conquistar su libertad y
también considera la naturaleza como lo esencial del hombre. La educación conforme a la naturaleza es
amor a sí mismo y amor al prójimo; es libertad iluminada con la razón lo que proveerá al hombre de una
verdadera felicidad. La educación se fundamente en principios psicológicos, teniendo en cuenta las
necesidades e intereses del niño al momento del desarrollo. Considera que la educación se recibe a través
de 3 instancias: Natural, a través del desarrollo interno de nuestras facultades, mediante los hombres, a
través de sus enseñanzas que nos muestran como utilizar lo que nos ha dado la naturaleza y mediante la
relación personal con las cosas.el Naturalismo pedagógico de Rousseau considera 4 momentos o periodos
de la ecuación natural coincidiendo con esas necesidades e intereses según la edad del niño:
a) Etapa I de 0 a 5 años, el objetivo es el desarrollo físico del niño.
b) Etapa II de 5 a 10 años, el objetivo es el desarrollo de los sentidos mediante experiencias que
surgen de su relación con el mundo exterior y la naturaleza.
c) Etapa III de 10 a 15 años, el objetivo es el desarrollo de la vida intelectual.
d) Etapa IV de 15 a 20 años, el objetivo es el desarrollo de la vida moral y religiosa.

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En el Emilio, cada etapa está dividida por un libro, pero además, existe un quinto libro, el cual
está dedicado a la educación para la mujer, donde se marcan las diferencias que deben haber entre la
educación hacia un sexo y hacia otro. En el libro 5 se considera que la función de la mujer es biológico-
reproductora, ya que está dedicada al matrimonio y a satisfacer al hombre.
Una de las teorías educativas que más relación a la política y la educación para el Estado es la del
Marxismo, Carlos Marx propone una teoría de educación con una teleología orientada a la sociedad, es
decir, su fin es el cultivo del hombre para la sociedad. En la teoría marxista, se propone una lectura
‘externalista’, no a la lógica interna del proceso educativo, su filosofía y su ciencia, sino más bien a las
condiciones materiales que se desprenden de la despliegue y consolidación sobredeterminado por la
dimensión económica propia del modo de producción capitalista. En una lectura más próxima a la
‘Sociología de la Educación’ las críticas no están referidas a cuestiones metodológicas, sino al papel que
cumple la escuela más allá del aula, es decir, al contexto de las relaciones sociales. La educación marxista
orientada a un trabajo productivo para eliminar la alienación al trabajo sugiere abarcar 3 ámbitos: La
educación intelectual, la educación física y la politécnica, mediante estos 3 ámbitos el alumno se instruirá
en los principios generales del proceso de producción y por la que entrará en contacto con los
instrumentos de la industria.
En esta teoría, el estado debe mantener el control y debe ser quien legisle disposiciones generales
en lo referente a la formación de los maestros, pero esto sin impedir que existan autoridades locales que
supervisen lo demás, es decir, el estado se encarga de que las escuelas cumplan las normativas básicas,
mientras que autoridades locales se encargaran de cumplir los otros ámbitos referentes a la educación
escolar. Dicha educación debe ser, dentro de las escuelas, sobre temas que impidan interpretaciones
partidistas, es decir, de materias opinables, ya que esto debe aprenderse en la vida y en la familia.
En la actualidad se considera una teoría de mucha fuerza y muy trabajada, esta teoría es el
Constructivismo, en esta teoría el estudiante construye nuevas ideas a partir de conocimientos pasados o
presentes, es decir, se forma construyendo nuestros propios conocimientos. Esta teoría es muy aplicada
para el entrenamiento de la mente al momento de encontrar lógica en situaciones de la vida cotidiana y así
encontrar la solución de los problemas, sin embargo, plantea una gran posibilidad de margen de error, ya
que el alumno puede construir un conocimiento de manera errónea. Ahora bien, a pesar de esta debilidad,
la pedagogía constructivista piensa que es ahí donde entra el educador, siendo este quien revisa los
conocimientos "construidos" y determina si son verdaderos o no, orientando así al estudiante por lo que
seria la vía correcta o la verdadera.
Una teoría más reciente y que tiene una gran aplicación en la actualidad y fuerte relación con el
constructivismo es la de David Ausbel, un norteamericano partidario de Jean Piaget que se desarrollo en
la educación mediante descubrimiento y la relación. El aprendizaje significativo en Ausbel es, o debe ser,

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a partir de la relación de conocimientos previos, esto sin desacreditar o rechazar la teoría del aprendizaje
por exposición o recepción. La relación de los nuevos conocimientos con los ya adquiridos previamente
facilita al sujeto (en este caso el niño) a memorizar dichos conocimientos y a estimular el pensamiento y
la capacidad de descubrimiento, estos nuevos conocimientos son alojados en la memoria a largo plazo.
Esta teoría sugiere un método activo, ya que depende de la asimilación de las actividades de aprendizaje
por parte del alumno y personal, ya que la significación de aprendizaje depende de los recursos cognitivos
del estudiante. Ausbel considera varios tipos de aprendizaje:
Significativo: Es aquel que es útil para resolver un problema, es la integración y la organización
de información en la estructura cognoscitiva del alumno, sugiere que los aprendizajes previos deben estar
antes del significativo y que si no existen hay que construirlos. Representacional: Depende de la
representación subjetiva de cada objeto. Proposicional: se refiere a saber el significado de una oración
completa conociendo solamente una palabra.

III. ¿FILOSOFÍA O FILOSOFÍAS DE LA EDUCACIÓN?

En sentido más estricto se puede hablar de filosofías de la educación puesto que los numerosos
autores que han tratado el tema han creado muchos sistemas, escuelas o ideologías filosóficas claramente
diferenciadas. En un primer análisis, es la rama de la filosofía que reflexiona sobre la educación y su
problemática; analiza teorías pedagógicas; efectúa la crítica de las teorías educacionales; deduce
principios generales de la educación.
Analiza los fines de la educación, las leyes relacionadas con la educación; estudia la
epistemología de las materias sobre las cuales reflexiona; profundiza en los aspectos propios de la
pedagogía, como metodologías, teorías del currículo; analiza las ideologías que subyacen en las políticas
educacionales, como en la filosofía cristiana o marxista; orienta los principios, fines y métodos de la
pedagogía. Estudia y establece las relaciones con las otras ciencias de la educación, como la psicología,
sociología, antropología y economía de la educación. Como puede verse, la filosofía de la educación es
transversal en el currículo de toda carrera de educación y es la disciplina que orienta y pone los pies en la
tierra a la enseñanza de la pedagogía, como lo han entendido las excelentes escuelas de pedagogía de
Europa.
En la búsqueda de explicación del fenómeno educacional, la filosofía de la educación se relaciona
con la filosofía política, la filosofía social, la antropología filosófica y la del derecho. Algunas veces, se
observa que los autores confunden la filosofía de la educación con la teoría de la educación, si bien es
cierto también que muchas veces los escritos y textos han sido escritos por filósofos que no han cursado
estudios específicos en educación y por lo mismo no poseen la autonomía epistemológica suficiente.
Entre las tareas de la filosofía de la educación tenemos -Investigación epistemológica- Análisis del

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lenguaje educativo. – Orientación antropológica de la educación. – Fines de la educación. – Valores en
educación. _Función integradora de todos los aportes científicos a la educación. Para Octaví Fullat (, la
filosofía de la educación tiene tres tareas o funciones principales: a) Definir y legitimizar cada una de las
ciencias de la educación, b) Relacionar cada una de ellas en el conjunto de las ciencias de la educación y
c) Conjugar los métodos científicos y los métodos pedagógicos. Por nuestra parte, señalamos que una
tarea importante de nuestra disciplina es la clarificación conceptual porque educar es comunicar, así como
el aprender se basa en memorizar, entender conceptos y aplicarlos. Por ejemplo, igualdad no es sinónimo
de equidad, porque tienen ambos conceptos connotaciones distintas y la tarea de la filosofía del lenguaje
es dilucidar esas diferencias, su origen y derivaciones prácticas.
En filosofía de la educación nos hacemos preguntas tales como: a) ¿Qué es la libertad de
enseñanza?, b) ¿Qué es la igualdad y la igualdad de oportunidades?, c) ¿Cuál es la epistemología de la
educación?, d) ¿Qué es la equidad educacional?, e) ¿Para qué sirve la historia de la educación?, f) ¿En
qué consiste la responsabilidad de los docentes en la enseñanza?, g) ¿Qué propósito tiene la educación?,
h) ¿Qué significa exactamente la acreditación de las instituciones de enseñanza?, i) ¿Cuáles son los fines
de la educación? Dado el ámbito de trabajo de la filosofía de la educación, por los problemas particulares
que trata, por la amplia tradición histórica que posee desde el inicio mismo de la filosofía, por la gran
cantidad de material de investigación producido, por la jerarquía académica de esos profesionales, está
claro entonces que esta disciplina posee un estatuto epistemológico propio.
Lamentablemente y pese al aporte que puede hacer nuestra disciplina, ésta se imparte mal
generalmente, confundiéndola con historia de la educación o teoría de la educación y lo que es más
lamentable, en muy pocas facultades de educación o de las llamadas Ciencias de la Educación se le ha
reservado un lugar importante; en otras numerosas facultades comparte el mismo espacio con disciplinas
como la sociología y la antropología, y, por lo general, cuando se imparte como filosofía de la educación
no es enseñada por especialistas en la disciplina. Cuando sabemos de la mala calidad de algunas
facultades de educación, es frecuente observar que las materias son impartidas sin objetivos claros, sin
interdisciplinidad y sin el fuerte auxilio que da la filosofía de la educación, como hemos visto en esta
corta exposición.
Si el lector se ha dado cuenta, tanto la pedagogía como la filosofía de la educación comparten los
mismos problemas sobre los cuales reflexionar, por lo que el ámbito epistemológico es similar en la parte
teórica de la pedagogía y no así en los aspectos de aplicación práctica. En otros términos, ambas
disciplinas comparten la gnosia y no la praxis.

IV. IMPRESIÓN SOBRE LA FILOSOFÍA EN LA ENSEÑANZA BÁSICA Y MEDIA

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Lamentablemente, la tendencia ha sido en las últimas tres décadas, a quitar la filosofía de los planes de
estudio de enseñanza media, y también, salvo unas pocas excepciones, la norma internacional ha sido no
incluirla en educación básica. Podemos argumentar que en la enseñanza básica es necesario incorporar al
menos los principios de la lógica, a partir del sexto grado, como una forma de incentivar el razonamiento
y empleo del pensamiento en los niños.
Hay experiencias interesantes en Venezuela, Estados Unidos, España y México en donde se ha
demostrado que la filosofía para niños es una buena herramienta pedagógica para incitar a pensar, a
buscar la verdad y a incorporar en la mente infantil los principios lógicos y una actitud crítica ante las
pseudociencias y ante la falaz publicidad1 que vemos tan a menudo en los medios de comunicación
públicos y privados. Hasta ahora, el niño permanece muchas horas ante el televisor sin tener armas
críticas para defenderse del engaño, los valores dudosos, la superficialidad con que se muestra la vida, la
violencia sin objeto alguno y los prejuicios de un exacerbado consumismo. En la enseñanza media, el
desconocimiento de la importancia de la filosofía general y del aporte que puede prestar al educando se ha
debido a los propios profesores de la especialidad, que en muchas partes se han dedicado a enseñar una
soñolienta historia de la filosofía, con el acento puesto en la filosofía antigua, sin relación apenas con el
mundo actual y con la realidad de los jóvenes y de los niños. También los profesores de filosofía han
insistido en enseñar algunos conceptos de psicología en educación media, muchas veces sin el dominio
científico y biológico que esa disciplina requiere.

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Con ‘falaz publicidad’ no queremos connotar el uso común de la publicidad como ‘engaño’ o ‘mentira’, sino más bien el uso
técnico que tiene en los tratados de Lógica. Es decir, los mensajes publicitarios en su mayoría son estrictamente falaces, porque
visual y retóricamente apelan al pathos del agente receptor, vale decir, a la captación emocional de su atención y no a la
persuasión por medio del ejercicio dialéctico del discurso racional.

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BIBLIOGRAFÍA

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Transaction. Especialmente los caps. 6, 7 y 8

BUNGE (2004) La Investigación Científica. México, Siglo XXI Editores.

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NEFF, F. (1968) Filosofía y educación. Buenos Aires: Troquel.

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Fuentes de Internet

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http://www.buenastareas.com/ensayos/Teorias-De-La-Educacion/24344.html

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