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Taylor (1856-1915) nació en los Estados Unidos. Estudió en el colegio de Harvard y en 1878 ingresó como obrero a
la Midvale Steel: capataz, jefe de taller, jefe mecánico, jefe dibujante, ingeniero. En 1881 introdujo el estudio de los
tiempos en la fábrica Midvale, con mucha oposición por parte de los obreros, pero finalmente con éxito.
Taylor es el fundador del movimiento conocido como organización científica del trabajo. El pensamiento que lo guía
es la eliminación de las pérdidas de tiempo, de dinero, de materiales, etc., mediante un método científico y no
hombres excepcionales. Taylor afirma que el “principal objetivo de la administración debe ser asegurar el máximo de
prosperidad, tanto para el empleador como para el empleado”.
“La cooperación estrecha, íntima, personal, entre la administración y los obreros es la esencia misma de la
organización científica del trabajo”.
Limitación de la producción
Cuando un obrero vuelve a la fábrica al día siguiente, en lugar de emplear todo su esfuerzo en producir la mayor
cantidad posible de trabajo, en la mayoría de los casos hace deliberadamente lo menos que puede. Y en realizada, si
se esforzara para producir la mayor cantidad posible de trabajo sería injuriado por sus compañeros aún más que si
hubiera sido un “desertor”. Trabajar menos de lo que se debe, trabajar despacio, deliberadamente, de manera de evitar
hacer toda la tarea diaria, “simulación de trabajo” es casi universal en los establecimientos industriales. Se demuestra,
que la producción de cada hombre y de cada máquina puede aumentar hasta el doble si se combaten la lentitud del
trabajo y la “simulación de trabajo”, en todas sus formas.
La eliminación de la “simulación de trabajo” y de las diversas causas de trabajo lento rebajaría de tal modo el costo
de producción, que tanto nuestro mercado interno como los externos se ampliarían grandemente, y podríamos
competir ventajosamente con nuestros rivales. Ello aseguraría salarios más altos y haría posible menos horas de labor
y mejores condiciones de trabajo y de vida.
Entonces, frente al hecho evidente de que el máximo de prosperidad solo puede existir como resultado del esfuerzo
consciente de cada obrero para producir cada día la mayor cantidad posible de trabajo diario, ¿cuál es la causa de que
la gran mayoría de nuestros hombres haga deliberadamente lo contrario?
Existen tres causas que provocan este estado.
1- El sofisma de que un aumento material en la producción de cada obrero o cada máquina traerá como resultado, que
un gran número de hombres quede sin trabajo.
2- Los sistemas deficientes de administración comúnmente empleados que obligan a que cada obrero simule trabajar,
o trabaje lentamente, para proteger sus intereses.
3- Los métodos empíricos que ocasionan el derroche de gran parte del esfuerzo de los obreros.
Explicaremos con más detalles estas tres causas.
1- La gran mayoría de los obreros cree aún que si trabajara con su máximo de rapidez haría una gran injusticia a todo
el gremio al causar la desocupación de muchos de sus camaradas y, sin embargo, la historia del desarrollo de cada
oficio demuestra que toda mejora, a la larga, producen trabajo para más hombres.
La rebaja del precio de cualquier artículo de uso común casi inmediatamente trae como resultado un aumento de la
demanda de dicho artículo.
2- Con respecto a la segunda causa de la simulación de trabajo, es imposible explicarla con pocas palabras a uno que
no esté familiarizado con este problema, porque la ignorancia de los patrones respecto del tiempo correcto en que
debe hacerse tal o cual trabajo favorece la tendencia del obrero a la “simulación del trabajo”.
“Esta holgazanería o simulación del trabajo proviene de dos causas. Primero: del instinto y la tendencia natural de los
hombres a despreocuparse y buscar la comodidad, lo cual puede denominarse holgazanería innata. Segundo: de
razonamientos más o menos confusos nacidos de sus relaciones con otros obreros, lo cual podría ser denominado
holgazanería sistemática”.
“Esta tendencia común a hacer las cosas con comodidad aumento en sumo grado al reunirse un número de hombres
para efectuar un trabajo similar con una tarifa corriente de salarios por día”.
“Bajo este plan los obreros mejores, aminoran su ritmo amoldándolo al de los peores y menos eficientes. Cuando un
hombre enérgico por naturaleza trabaja durante varios días al lado de un perezoso, la lógica del razonamiento es
incontrovertible. ¿Por qué debo trabajar fuerte si ese obrero perezoso recibe el mismo salario que yo y hace solo la
mitad de mi trabajo?
“La pereza natural de los hombres es grave, pero el mayor mal que sufren tanto los obreros como los patrones es la
simulación sistemática de trabajo”.
“La mayor parte de la simulación sistemática de trabajo es hecha por los hombres con el objeto deliberado de
mantener a sus patrones en la ignorancia con respecto a la rapidez con que podría ser ejecutado el trabajo”.
“Los patrones saben la cantidad de trabajo de una determinada clase que puede hacerse en un día, ya sea por propia
experiencia, ya sea por observaciones casuales y sin método hechas sobre sus obreros o, en el mejor de los casos, de
registros que se llevan a indican el tiempo mínimo en que ha sido ejecutado cada trabajo. En muchos casos, el patrón
tendrá casi la certeza de que un trabajo dado puede ser hecho más rápidamente de lo que se venía haciendo, pero rara
vez se ocupará de tomar las medidas drásticas necesarias para forzar a sus obreros a que lo hagan en el menor tiempo
posible”.
“Con el mejor sistema ordinario de remuneración por jornada, si se llevan registros exactos de la cantidad de trabajo
hecho por cada hombre y de su rendimiento, y cuando el salario de cada hombre es aumentado a medida que mejora
despidiendo a aquellos que no logran alcanzar un cierto standard, podrían ser eliminadas en gran parte tanto la
holgazanería natural como la situación sistemática de trabajo.”
3- El enorme ahorro de tiempo y, por lo tanto, el aumento en la producción que se obtienen mediante la eliminación
de los movimientos innecesarios y la sustitución de los movimientos lentos e ineficientes por movimientos rápidos,
solamente pueden ser plenamente comprendidos después que uno ha visto personalmente la mejora que resulta de un
estudio completo del movimiento y el tiempo realizado por un hombre competente.
En resumen: bajo la administración de “iniciativa e incentivo” todo el problema queda confiado “completamente al
obrero” mientras que bajo la administración científica la mitad del problema pertenece “completamente a la
administración”. El trabajo de cada obrero es preparado enteramente por la administración, con un día de
anticipación, por lo menos, y cada obrero recibe instrucciones escritas completas describiendo en detalle la tarea que
debe realizar, como asimismo los procedimientos que habrán de ser usados al efectuar el trabajo.
La tarea es siempre regulada de modo que el obrero que la desempeña sea capaz de trabajar durante años bajo este
sistema sin temor de cansancio.
Trabajo de pala
Para un obrero de primera clase hay una carga por palada con la cual llevará a cabo su mayor trabajo diario. ¿Cuál es
esta carga por palada? ¿Un buen obrero hará más trabajo por día con una carga de cinco, diez, quince o veinte
kilogramos por palada? Esta pregunta solo puede ser respondida merced a cuidadosos experimentos. Seleccionando
primero dos o tres paleadores de primera clase, pagándoles salarios extras por efectuar un trabajo consciente,
variando luego gradualmente la carga por palada y observando cuidadosamente se comprobó que un obrero de
primera clase obtiene su mayor rendimiento diario con una carga por palada de cerca de 10 ¼ kg.
En esto no consiste todo el arte o la ciencia del trabajo a pala. Existen otros elementos que juntos constituyen esta
ciencia. En los talleres, como resultado de esta ley, en lugar de permitir a cada obrero que seleccione y sea dueño de
su pala, se hizo necesario proveer cerca de ocho a diez diferentes clases de pala, cada una apropiada para determinado
tipo de material.
Para exponer brevemente algunos de los otros elementos que constituyen la ciencia de palear fueron hechas miles de
observaciones cronométricas para estudiar con precisión la rapidez con que un trabajador, provisto del tipo apropiado
de pala, puede introducirla en la pila de materiales y retirarla luego correctamente cargada. Nuevamente, se hizo un
estudio exacto similar del tiempo requerido para balancear la pala hacia atrás y arrojar la carga a una distancia
horizontal y a una altura determinada.
Para dar a cada obrero las herramientas y las instrucciones apropiadas al trabajo que debían efectuar fue necesario
establecer un nuevo sistema para dirigir a los obreros, en lugar del viejo procedimiento de manejarlos en grupos
grandes o cuadrillas, por unos pocos capataces. A medida que cada obrero llegaba a la fábrica sacaba de su propio
casillero dos fichas, en una de las cuales se indicaban las herramientas que debía sacar del depósito y el lugar donde
debía comenzar a trabajar, y en la segunda se daba el resumen de su trabajo del día anterior.
Trabajo de albañilería
Frank B. Gilbreth efectuó un análisis y estudio de cada movimiento del albañil, eliminó uno tras otro los movimientos
innecesarios y reemplazó los lentos por otros rápidos. Realizó experimentos con todas las causas de lentitud que de
alguna manera afectan la rapidez y el cansancio del albañil.
Un análisis de los medios empleados por Gilbreth para reducir los movimientos de sus albañiles de 18 a 5 demuestra
que este perfeccionamiento ha sido obtenido de tres maneras diferentes:
1- Eliminó completamente ciertos movimientos que los albañiles creían necesarios, pero que cuidadosos estudios
demostraron su inutilidad.
2- Introdujo aparatos simples, por medio de los cuales, con cierta cooperación por parte del obrero, se eliminan
completamente muchos movimientos fatigosos y consumidores de tiempo.
3- Enseñó a sus albañiles a ejecutar movimientos simples, con ambas manos a la vez.
Asumiendo la administración nuevos deberes y nuevas clases de trabajos nunca hechos hasta entonces por los
patrones, éstos podrán obtener notables progresos, y, sin esta nueva cooperación de la administración, el obrero, aun
con pleno conocimiento de los nuevos métodos y con las mejores intenciones, no puede lograr por sí sólo resultados
apreciables.
El éxito del método de Gilbreth se ha debido a la aplicación de los cuatro elementos que constituyen la esencia de la
administración científica:
1- El desarrollo, por la administración de la ciencia de colocar ladrillos, la determinación de sus reglas rígidas para
cada movimiento del obrero y la perfección y estandarización de todas las herramientas y condiciones de trabajo.
2- La selección cuidadosa de los hombres y su adiestramiento posterior, para convertirlos en obreros de primera clase,
y la eliminación de todos los obreros que se rehúsan o son incapaces de adoptar los mejores resultados.
3- Identificación del albañil con la ciencia de colocar ladrillos, mediante la ayuda y vigilancia constante de la
dirección y el pago a cada obrero de un estipendio diario apreciable por trabajar rápidamente y hacer lo que se le
ordene.
4- Una división casi igual del trabajo y la responsabilidad entre el obrero y la administración.
Corte de metales
Parece importante explicar cómo fue posible que con la ayuda de una regla de cálculo y el estudio del arte de cortar
metales se lograra que un hombre que nunca había efectuado esa tarea y que jamás había trabajado en esa máquina,
pero científicamente equipado, haya efectuado esa labor aumentando de dos y media a nueve veces la rapidez con que
anteriormente lo hacía un buen mecánico.