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A sus veintidós años, trabajó como mecánico y luego como encargado de torneros. En su
primer año, fue encargado de los torneros. En el segundo, ayudante de sobrestante del taller
mecánico. En el tercero, fue sobrestante. En el cuarto, fue maestro mecánico encargado de
reparaciones y mantenimiento. En quinto año, fue jefe de delineantes y por último en sexto
año, fue ingeniero jefe.
Desde siempre fue un hombre que se sobre exigía. Su única meta era encontrar lo que había de
hacerse.
Fue quien reconstruyó los talleres mecánicos del mundo entero. Fue maestro como también
estudiante.
El consideraba que para un buen trabajo debíamos recordar siempre que lo más importante en
cualquier negocio son las BUENAS RELACIONES es por ello que escribió este libro en el año
1911.
La época en la que Taylor vivía era que las empresas estaban orientadas a la búsqueda de una
mayor eficiencia, maximización de la productividad y ganancia.
Introducción:
Taylor escribe este libro (como principal) a la sociedad americana de ingenieros
mecánicos y empresarios estadounidenses de principios del siglo xx. Pero también para
todos los hombres que trabajan en dichos establecimientos y que puede aplicarse
tanto a éstos últimos como a cualquier actividad humana: administración de nuestros
hogares, negocios de artesanos grandes y pequeños, a la iglesia, a las universidades y
al departamento del gobierno.
¿por qué escribe el texto?
*Primero, para señalar la gran pérdida que todo el país está sufriendo gracias a la
ineficiencia (Incapacidad para realizar o cumplir adecuadamente una función.) de
casi todas nuestras acciones cotidianas.
*Segundo, para demostrar que el remedio de esta ineficiencia radica en la
administración sistemática.
Cuando un hombre naturalmente energético trabaja varios días junto a otro perezoso,
la lógica de la situación es indiscutible.
Las causas de esto son que prácticamente todos los patrones fijan una suma máxima
que les parece ser la correcta para que la ganen al día cada una de las clases de
empleados que tienen.
*tercero: los ineficientes métodos establecidos a ojo de buen cubero que todavía
imperan casi universalmente en todos los oficios y en cuyo ejercicio malgastan gran
parte de sus esfuerzos todos nuestros trabajadores. Lentitud en el trabajo. Un buen
rendimiento puede ser eliminando movimientos innecesarios y sustituyendo los
movimientos lentos e ineficientes por otros movimientos rápidos, ejecutados por los
operarios que trabajan en cualquier oficio.
Hay que ir sustituyendo los procedimientos empíricos por procedimientos científicos.
CAPÍTULO 3: RESÚMEN.
Primer periodo de Taylor: corresponde a las técnicas de racionalización del trabajo del
operario mediante el estudio de tiempos y movimientos. Comprobó que el operario
corriente producía mucho menos de lo que era potencialmente capaz.
El objetivo de la administración es pagar salarios altos y tener bajos costos
unitarios de producción.
Para lograr el objetivo, la administración debe aplicar métodos científicos de
investigación y experimentación para formular principios y establecer procesos
estandarizados que permitan el control de las operaciones de producción.
Los empleados deben ser seleccionados científicamente y llevados a puestos
de trabajo donde las condiciones laborales sean adecuadas, para que puedan
cumplir con las normas.
Los empleados deben ser entrenados científicamente en la ejecución de la
tarea para perfeccionar sus aptitudes de modo que cumplan la producción
normal.
La administración debe establecer una atmosfera de íntima y cordial
cooperación con los trabajadores para garantizar la continuidad.
Segundo periodo de Taylor: las empresas de su época padecían tres males:
Holgazanería sistemática de los operarios de los operarios.
Desconocimiento de la gerencia en cuanto a las rutinas de trabajo y el tiempo
necesario para realizarlas.
Falta de uniformidad en las técnicas o métodos de trabajo.