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La separación del proceso en etapas puede ser tan resumida o tan extensa como se
desee, pero podemos identificar principalmente las siguientes etapas:
Consiste en hacer un estudio detallado de cada una de las posibles soluciones que
se generaron para el problema, es decir mirar sus ventajas y desventajas, de forma
individual con respecto a los criterios de decisión, y una con respecto a la otra,
asignándoles un valor ponderado.
Como se explicó antes según los contextos en los cuales se tome la decisión, esta
evaluación va a ser más o menos exacta.
Existen herramientas, en particular para la administración de empresas para
evaluar diferentes alternativas, que se conocen como métodos cuantitativos.
En esta etapa del proceso es importante el análisis crítico como cualidad del
tomador de decisiones.
Existen técnicas (por ejemplo, análisis jerárquico de la decisión) que nos ayudan a
valorar múltiples criterios.
Los siguientes términos pueden ayudar a tomar la decisión según el resultado que
se busque:
Aplicación de la decisión
Poner en marcha la decisión tomada para así poder evaluar si la decisión fue o no
acertada. La implementación probablemente derive en la toma de nuevas decisiones,
de menor importancia.
Decisiones programadas
Por ejemplo, los gerentes rara vez tienen que preocuparse por el ramo salarial de
una empleado recién contratado porque, por regla general, las organizaciones cuentan
con una escala de sueldos y salarios para todos los puestos. Existen procedimientos
rutinarios para tratar problemas rutinarios.
Decisiones no programadas
A medida que se baja en esta jerarquía, las tareas que se desempeñan son cada vez
más rutinarias, por lo que las decisiones en estos niveles serán más estructuradas
(programadas).
1. dirección
2. marketing
3. producción
4. finanzas
5. recursos humanos
Hemos hecho una integración personal de los planteamientos de los dos últimos
autores para elaborar lo que, a nuestro juicio, resume el proceso de toma de
decisiones, a lo largo de cinco etapas:
Una vez que se acepta que es necesario adoptar una decisión, se analizan los
objetivos relacionados con ella y se buscan las alternativas, opciones o cursos de
acción disponibles para lograr los objetivos relacionados con la decisión.
La ayuda externa puede ser muy útil, siempre que la persona no descuide su
propia lista de opciones y no se le imponga una alternativa que ella no se haya
formulado.
Tercera etapa: evaluación de las alternativas, opciones o cursos de acción
disponibles.
A diferencia de la etapa anterior, acá debe tomar lugar una evaluación racional y
objetiva. La tarea implicada tiene que ver con la recolección y valoración de
información personal (a través de la autoexploración y autoanálisis) e información
externa, bien sea social, ocupacional o educativa, dependiendo de la decisión
involucrada, requiriéndose la participación activa de la persona que elige, en la
búsqueda de la información.
Luego de evaluar cada alternativa se cuenta con una opción preferida; la atención
se centra sobre ésta, se percibe como la más idónea y se descartan las otras opciones
para allanar el camino a la elegida.
También suele ser muy deficiente la manera que se tiene de tomar decisiones.
Se empieza por discutir alternativas y soluciones posibles en vez de determinar
precisamente la necesidad que se pretende corregir, no se dispone de una técnica que
nos permita valorar y ponderar adecuadamente los objetivos perseguidos, predomina
muchas veces lo emotivo sobre lo racional. Todo ello supone que bastantes decisiones
que toman los directivos dejan mucho que desear.
Ante esta situación de hecho, este curso aclara conceptos, impone rigor mental y
proporciona técnicas para analizar y prever problemas y para tomar decisiones.
Además de su innegable utilidad profesional, tiene la ventaja de que es perfectamente
aplicable a la vida y supone un desarrollo personal muy gratificante y eficaz.
Búsqueda de soluciones
Tomar una buena decisión consiste en trazar el objetivo que se quiere conseguir,
reunir toda la información relevante y tener en cuenta las preferencias del que tiene
que tomar dicha decisión. Si queremos hacerlo correctamente, debemos ser
conscientes de que una buena decisión es un proceso que necesita tiempo y
planificación.
Por ello la única manera de tomar una buena decisión es a través de la aplicación
de un buen procedimiento, o modelo de toma de decisiones, el cual nos ahorrará
tiempo, esfuerzo y energía.