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UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO RECINTO DE RIO PIEDRAS LECCION INAUGURAL UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO 31 de agosto de 1988 JOSE EMILIO GONZALEZ Sefior Presidente de la Universidad de Puerto Rico: Dr- Fernando Agrait Sefior Rector: Dr. Juan R. Fernandez Sefior Decano de 1a Facultad de Humanidades: Dr- Manuel Alvarado Morales Sefiora Directora del Departamento de Literatura Comparada: Dra. Susan Bomar Estimados profesores Apreciados estudiantes UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO "Si la Patria es pequefia, uno grande la Rubén Dario Resulta parad6jico que al terminar mi carrera académica en ésta mi alma Mater me vea en le tesitura de ofrendar una Lecci6n Inaugural, como si mi vida comenzara de nuevo y pudiera tolerarme el lujo de impulsar todas las esperanzas. En esta encrucijada, como en aquella maflana en que Don Quijote de la Mancha saliera de 12 primera venta abordo de Rocinante, contentiisino de haber recibido 1a investidura de caballero andante, él sol me sonrie y como el nifio que avizora a lo lejos el perfil de su escuela, emprendo ani- moso la jornada hacia el estudio y Ja ensefianza. Pues mi vida ha sido en muchas dimensiones estudio y un esforzarme im- penitente por ensefiar, tarea ésta Gltima dificilfsima, en la cual son muchi- simos més los fracasos que los triunfos. También han respirado en ella dos altas pasiones: 18 poesfa y el anor a Ja Patria. Siempre me he sentigo poeta, aunque no haya alcanzado las cumbres con que sofié cuando mozo. Hijo de un maestro rural, en los campos de Puerto Rico aprendi a amar la tierra y nada me ha podido desprender de esa adhesién fundamental. Pero no he venido aqui a importunarles con detalles scbre mi existencia sino a meditar, junto a ustedes en cuestiones muchisimo mas importantes. UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO Antes de entrar en la materia que habrd de ocupar principalmente nuestra atencién, quisiera hacer algunas observaciones sobre los significados que se congregan en la frase "Leccién Inaugural." Muchos de ustedes segura mente saben que la Leccién Inaugural es una de esas buenas tradiciones de las universidades europeas que debemos conservar. Es un acto académico al inicio de cada afio escolar. Usualmente consiste en un discurso 0 confe— rencia ofrecida por un profesor designado por las autoridades correspon— dientes en cada institucién. Exploremos un poco este asunto. De los dos vocablos que componen la frase, el més importante, para los efectos de la construccién, es el adje- tivo “Inaugural”. Palabra ésta que procede del latin. "Inaugurare" signi- fica en aquella lengua, segfin €l diccionario que tengo a la mano, consultar Jos agiieros. También consagrar, conferir, solemmizar.} Recordarn uste- des ; las personas que consultaban los agiieros eran los augures o arfspices, sacerdotes de un culto religioso que cbservaban el vuelo de los pajaros para discernir sefiales del futuro. £1 augur o adivino pronosticaba el curso de los acontecimientos, como respuesta a una consulta. “Agiiero" viene de “augurium" que quiere decir “observacién" o "interpretacion de los signos." “tnaugurar" es un acto con el que se da comienzo a algo que tiene un matiz de solemnidad, de ceremonia. Los Icxicéarafes modernos acenttian este carécter. Por ejemplo, el diccionario en inglés Webster New Collegiate da como primera acepcisn de jer Blanquez Fraile, Agustin, Diccionario Manual Latino-Espafiol_y Bspafiol~ Latino, Barcelona, Sopena, 1959, pags. 242-243. *thid., pigs. 68-69. UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO 4 ‘Inaugurate", "To introduce or induct into an office formally; install." ¥en la segunda acepcién del término: "To begin or initiate under favorable or auspicious circumstances or with ceremony."3 En el diccionario francés Larousse Classique Encyclopédique se nota un acercamiento a las fuentes la~ tinas, en su primera acepcién de "inaugurer". En la tercera, aflade: "Etre 4 lorigine de, marquer le début..."4 £1 Diccionario General Iustrado_de ja Lengua Espafiola_ (Vox), dirigido por don Samuel Gili Gaya, no suma nada nuevo a lo ya dicho. Tomemos ahora en consideracién la primera parte de la frase “Leccién Inaugural". Volvemos a las raices latinas. He agui la voz "Lectio", de donde se construye "lectionis", “Lectio" implica la accién de recoger 0 re- coleccionar. vVinculada a lectio tenemos "lectus" 0 sea "selecto, escogido, recogido, seleccionado, distinguido." Por otro lado “Lector" es el que lee para si o para el otro. De ahi viene, me parece la practica de Mamar “lector” en algunas universidades al profesor que lee 0 dicta conferencias. “tector”, en latin, deriva de "lego", el que coge, escoge y recoge.® Agin a estas interpretacianes esté 1a que hace el Wicbster New Collegiate Dictionary con la voz "tection", definida como “A reading, a variation in "A discourse the text". “Lecture” para el Webster, en su primera acepcién e: delivered on any subject; esp. a formal discourse intended for instruction."© El Larousse Classique no tiene variacién substancial. S6lo cuando habla de Scombridge, Mass., 1959, pag. 420. traris, Sixitme tirage, circa 1962, pag. 592 5 Blimpez Fraile, op. eit. pigs. 280-261. ®pag. 479. UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO "Legon" introduce una pequefia variante: “Enseignment donné en public ou en particulier sure une science, un art."’ Bl Diccionario de la Lengua Bs~ pafiola (Vox) brinda siete acepciones distintas en un solo parrafo, y el conjunto resulta tan complicado,. que el explicarlos consumirfa un espacio mayor que el utilizado por mi hasta la fecha. De esos viejos, Regresemos ahora a nuestra frase “Leccién Inaugural. antiguisimes materiales latinos qué nos queda entre las manos como vesti- gios preciosos? Be aqui la idea de una acci6n importante, fuera de lo comin, fuera de serie. Ya, desde luego, no consultamos los vuelos de los p&jaros para ave~ riguar c6mo van a suceder las cosas en el futuro. El protagonistas de la accién no es ahora un sacerdote 0 mago, sino un maestro, un profesor. Claro que siempre se puede decir,como se suele declarar en los discursos de gra~ @vacion, que el maestro es un sacerdote. En este caso, por lo menos, ese carcter se ha perdido. Pero si el profesor ya no explora el vuelo de los pajaros, si explora el velo de las ideas o el welo de los hechos para ave~ riguar no el futuro sino le verdad. El augur querfa conocer y el profesor también: coinciden en esa intencién, pero difieren en cuanto a la clase de conocimiento que desean obtener. "Inaugural" califica un acto que tiene le naturaleza de principio. Aristdteles, en su tratado de Metafisica, Libro Quinto, Capitulo 1, nos dic ‘Se llama principio al punto de partida de una cosa que cambia o se mevey por ejemplo, se habla del principio de una magnitud o de un viaje." Se da también el nombre de principio a aquello por cuyo medio se puede realizar "pag. 664. ow UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO uma cosa: por ejemplo, el de una ciencia. Tanbién se entiende por prin- cipio la parte esencial de que consta un ser. Principio es, ademis, 1a causa que produce un ser. En adicién, "aquelle por lo que se viene en cono~ cimiento de una cosa..." Resumiendo, para Arist6teles, "el caracter comén de todos los principios es el ser la fuente de donde se derivan el ser, o la generacién, 0 €1 conccimiento." (Met., 1012b-1913a). De modo que tiene ese carécter de principio que inaugura secuencias en el orden del ser (peincipium essendi) o en el orden del saber (principium cognoscendi). También "Inaugural" es el principio en el sentido de que forma parte de un conjunto. Es la primera etapa, que precede al tramo medianero de un conjunto, el cual es desarrollo y trénsito hacia un final: propdsito, ob- jetivo o desenlace. La frase "LecciGn Inaugural", por lo tanto, alude al inicio de una totalidad estructurada, que en este caso es, precisamente el afio académico universitario. El sustantivo "Leccién" en 1a susodicha frase nos proyecta la clase de actividad especffica de ese principio y origen. Recordemos que la lectio tenfa en la universidad medieval el sentido de “explicacion de texto." Dis~ tinta a la disputatio: examen, discusion 0 disertacién. La frase "Leccién Inaugural" implica para nosotros ahora discurso, conferencia o explicacién que ofrece un profesor a la comunidad académica al comienzo del ejercicio anual. Esclarecidas estas cuestiones, en la medida en que nos es posible, de- bemos entrar en asuntos que son —por lo menos para mi—— més importantes. Me refiero justamente a 1a posibilidad de crear una "Universidad para Puerto Rico." Cualguiere de mis oyentes 0 lectores tendria derecho a extrafiarse UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -7- Ge tal idea, ya que es patente que existe, aqui, a 1a mano una Universidad Ge Puerto Rico. gNo se trata acaso de llover sobre mojado? Comencemos por analizar estos dos titulos: "Universidad de Puerto Rico” y "Universidad para Puerto Rico." En la primera de estas dos frases, pode- mos ebservar que se afirma un vinculo de pertenencia o posesién. Aqui en esta isla hay una Universidad que es de, pertenece a Puerto Rico. Meramente se declara un nexo de propiedad, como si se tratara de un cbjeto, o un ar tefacto, 0 algo asi como una parcela de terreno. Una persona, empresa © institucién cualquiera podria haberse apropiado de tales entes. Aunque sea posible afiedir otras consideraciones sobre este aspecto, me voy a restringir a sofialar, por via de contraste, la diferencia radical en~ tre una universidad que es meramente de Puerto Rico y una universidad que sea para Fuerto Rico. La preposicién "para" enseguida nos sugiere un movimiento que se desa~ rrolla, por asi decir, de atrés hacia adelante. Insertada en la frase tal preposicién es algo asi como decir: “se trata de una universidad peregrina que marcha hacia el centro cordial de Puerto Rico." Con lo cual se inscribe en una perspectiva temporal de trénsito, en cuya perspectiva descubre su propia historicidad. Una universidad que crece dentro de una trayectoria hist6rica puectorriquetia. Pero,‘ ademés, en la frase "Una Universidad para Puerto Rico" adverti- mos una voluntad de propésito. ‘Tratarfa de definirla de la siguiente manera: Ja Universidad existe con el objetivo de atender a las necesidades de los puertorriquefios. Existe para servir a nuestra nacién. Por lo tanto, su in- quietud mayor debe ser rendir servicios vitales a nuestra cultura, a la for- macién de los hijos del pais. Los intereses de Puerto Rico deben ser ceni- tales para esta Universidad que yo concibo. Cualquier universidad puede UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO ser de Puerto Rico. S6lo una puede ser para Puerto Rico. ‘Tratemos ahora de enfocar esta cuestién de un modo més amplio. Esta Universidad, en que he tenido el privilegio de vivir y trabajar por mis de treinta afios es de Puerto Rico slo en parte. Si nos atenemos a los récords histéricos, vemos que no empez6 como una institucién puertorriquefia, aunque existiese la buena intencién de fundar una universidad en nuestro pais por las autoridades norteamericanas. Quizés se podria alegar que esta universi— dad se ha ido apuertorriguefiizando més y ms a lo largo de sus ochenta y pico de afios de existencia. Esto es discutible. Su andlisis exigirfa un espacio del cual no dispongo. S6lo me atrevo a arriesgar el juicio personal de que aquella Universi- ad que conoci hacia 1935 me parece mis puertorriquefia que la actual. Nunca puedo olvidar y siempre tendré que rendir honores a aquellos seres humanos excepcionales que fueron mis maestros, en la décaéa éel treinta, entre los que se destacan las figuras de Don Antonio S. Pedreira, Don Lidio Cruz Monclova, la doctora Margot Arce, 1a doctora Concha Meléndez, don Julio Garcia Diaz y don Pablo Garcia Diaz. Para mf, elles encarnaron las esencias de Ja mas pura puertorriquefiidad. Su profundo humanismo, su delicada y fina comprensién del alma del estudiante, a mi juicio sent modelos de conducta para el maestro puertorriguefio. Fn aquellas aulas sagradas de la Facultad de Artes Liberales recibf sabias lecciones de amor a la Patria. No debemos olvidar gue para entonces el actual Recinto Universitario de Rio Piedras era la sede de la Universidad de Puerto Rico, la institucién mas ilustre de todo el pais. ¥ lo era no s6lo en el sentido abarcador fisico, sino que constituia una cabeza, una gufa espiritual para nuestra nacién. Esa guia espiritual, lamento decirlo, ha desaparecido. Sin duda, en esta Universidad que amamcs y sufrimos siempre ha habido profesores, estirlientes ‘(Ge CRETYERSIDAD PARA PUERTO RICO = corercs orientados intensamente hacia los asuntos de nuestro pais. Siempre ne habido y habré quienes cultiven los succos de 1a puertorriquefiidad. Siempre na habido y habré profesores que ofrezcan cursos en materias nacionales- ngenés de los ya indicados, basta evocar mmmibres ilustres como 1a doctora Isabel Gutiérrez del Arroyo, él doctor Luis HernSndez Aquino, el doctor Francisco Mancique Cabrera, nuestro gran poeta nacional Francisco Matos Paoli, el doctor José Ferrer Canales, el poeta y profesor Julio César Lopez, para mencionar s6lo a unos pocos. ¥ entre los estudiantes que han rendido fecun— @isimas jornadas dentro y fuera de los recintos universiterios no podenos ©l- vidar al doctor Gilberto Concepcién de Gracia, al licenciado Juan Mari Bras, al Licenciado Jone Luis Landing, a Juan Noriega. Hay muchos més cuyos nombres escapan de morento a la memoria, cuya omisién por el momento les Tuego me perdonen. in cuanto a esos cursos nacionales, que yo sepa, se han dado algunos en Ja Facultad de Ciencias Sociales, en la de Estudios Generales y en 1a de wumaniéades de este recinto. Me imagino que 1a situacién es similar en el Recinto Universitario de Nayagtiez y en los Colegics Regicnales- con todo lo que he sefialado y 1o que se pueda resaltar alin, no basta para justificar el aserto de que esta universidad es verdaderanente de Puerto Rico. ta mayorfa inmensa de los jévenes que han estudiade en esta universidad no han recibido cursos comprensivos, justos, sobre nuestra historia, nuestra cultura, las artes y las ciencias que henos cultivado. Yo he ofrecido seni- narics sobre la cultura puertorriquefia donde, triste es decirlo, ha habido tres o cuatro alunos, de un total de aproximadanente veinte mil en este Recinto. Es hora de que nos preguntemos si nuestra Universidad ha cunplide con jas metas y tareas sefialadas por 1a nueva Ley Universitaria, aprobada por UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -10- la Asamblea Legislativa en enero de 1966, con "el propésito de reorganizar ia Universidad de Puerto Rico, reafirmar y robustecer su autonomfa y faci- Litar su continuo crecimiento." Sugiero la idea de que formalmente se lleve a cabo una evaluacién equi- tativa de los logros alcanzados y también determinar las posibles fallas en el perfodo entre 1967 y 1987. No soy yo el llamado a desarrollar tal eva- luacién sine toda la comunidad universitaria. En estos momentos, me limitaré a dos aspectos. Primero, para poner nuestras mentes en comunicacién inmediata con el contenido de la ley, sélo voy a leer el Articulo 2, que especifica los Objetivos de nuestra Universi dad. ¥ luego, formularé algunas cbservaciones sobre esos objetivos. Esto, como un paso preliminar a los enfoques sobre "Una universidad para Puerto Rico." He aqui lo que dice el articulo 2 de 1a Ley de 1965, que sélo fue enmen- Gada en un articulo en 1972. Dice: "Objetivos de la Universidad de Puerto Rico, A. cla Universidad, como Srgano de la educacién superior, por su obli-~ gacién de servicio al pueblo de Puerto Rico y por su debida fidelided a los ideales de una sociedad integralmente democrética, tiene como mi- si6n esencial alcanzar los siguientes objetivos, con los cuales es con— sustancial la mis amplia libertad de catedra y de investigacién cienti- fica: (1) ‘Transmitir e incrementar el saber por medio de las ciencias y de las artes, poniéndolo al servicio de la comunidad a través de la accién de sus profesores, investigadores, estudiantes y eqresados; (2) Contribuir al cultivo y disfrute de los valores éticos y es- t6ticos de la cultura. B. -Bn el cumplimiento de su misién, la Universidad deberd: (1) Cultivar el amor al conocimiento como via de libertad, a través de la biisqueda y discusiOn de la verdad, en actitud de respeto al didlogo creador; (2) Conservar, enriquecer y difundir 1os valores culturales del pueblo puertorriquefio y fortalecer la conciencia de su unidad en la (RA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -n- comin empresa de resolver democraticamente sus problemas; (3) Procurar 1a formaci6n plena del estudiante, en vista de su responsabilidad como servidor de la comunidad: (4) Desarrollar a plenitud la riqueza intelectual y espiritual latente en nuestro pueblo a fin de que los valores de la inteligencia y del espiritu de las personalidades excepcionales que surgen de todos sus sectores sociales, especialmente los menos favorecidos en recursos econémicos, puedan ponerse al servicio de la sociedad puertorriquefia: (5) Colaborar con otros organismos, dentro de las esferas de accién que le son propias, en el estudio de los problemas de Puerto Rico; (8) Tener presente que por su carécter de Universidad y por su identificacion con los ideales de vida de Puerto Rico, ella esta esen- cialmente vinculada a los valores e intereses de toda comunidad demo- cratica." Hasta aqui el Articulo 2 de la Ley Universitaria de 1966. A tenor de lo que declara el Artfculo 2, a mi no me cabe duda de que Ja intencién de nuestros legisladores, en 1966, fue 1a de que se creara una Universidad para Puerto Rico. As{ lo confirman frases como “obligacién de servicio al pueblo de Puerto Rico"; "Conservar, enriquecer y difundir les valores culturales del pueblo puertorriquefio"; ponerse al servicio de la sociedad puertorriquetia. Esta buena intencién, que soy el primero en elo~ giar, esta atenuada por el uso del término "pueblo" que puede significar varias cosas, entre ellas, puede referirse a la totalidad de los habitan- tes de la isla de Puerto Rico, 0, como suele ser més frecuente, puede alu dir al electorado. -En todo caso, no hay menci6n ni referencia alguna, en el texto de 1a ley, al concepto de nacionalidad. En el parraro inicial de la Seccién A del articulo 2 se estipula una "debida fidelidad a los ideales de una sociedad integralmente democrética" sin que se especifique cules son. Es my f&cil determinar que Puerto Rico no es una sociedad integralmente democratica, en virtud de las numerosas UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -12- fallas que padece. En vista de que existen varias sociedades democraticas, no sabemos si esos ideales son los de Francia, Inglaterra, Suiza o 1a India. Podemos preguntarnos también si hemos puesto el saber al servicio de Ja comunidad, como dispone el primer inciso de la seccién A, sin que tenga- mos Claro a qué se aplica el término "comunidad." Yo dirfa que 1a mayorfa de los puertorriquefios hemos sido puestos al servicio de la televisién, 1a radio y la prensa que son los medios que pretenden ser los que saben. En el segundo inciso de 1a seccién B encomienda especfficamente a la Universidad, en el cumplimiento de su misi6n "conservar, enriquecer y di- fundir los valores culturales del pueblo puertorriquefio...". En este punto se vislunbra de lejos el fantasma de 1a espiritualidad creadora de nuestra nacién... No cabe duda de 1a buena intencién de los legisladores, pero me pregunto, zpor qué este punto tan importante, y casi, me atreverfa a decir, decisivo, para el futuro de nuestro pais, viene a ocupar el cuarto lugar en la escala de objetivos de nuestra Universidad? La forma en que esta redactado este "objetivo" deja la puerta abierta para hacer lo menos posible, précticamente nada. Cualguier funcionario o maestro puede sostener que con su minimo esfuerzo él ha ayudado a “conservar, entiquecer y difundir los valores culturales del pueblo puertorriquefio." Es como para que uno se alivie facilmente 1a consciencia. Con ese inciso. dos esta relacicnado el inciso nfimero 4, que prescribe a la Universidad la tarea de "desarrollar a plenitud 1a riqueza intelectual y espiritual latente én nuestro pueblo..." zQué implica ésto? Que no tene~ mos riqueza intelectual y espiritual ya creaday plena, madura? zS6lo la~ tente? Entonces zqué es Eugenio Maria de Hostos? zQué es Manuel A. Alonso? Qué es Agustin Stahl? ¥ siga usted por ahf. La tenemos actual y en UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO a1 potencia, a raudales. Esa es precisamente la que no se estudia o se estudia muy poco en la Universidad de Puerto Rico. Bien conocida es 1a prdctica de no anunciar los cursos nuevos en materia de valores puertorriquefios. Desde luego que hay alguna gue otra excepcién, siempre la hay. 2Cémo se va a lograr esa "formacién plena del estudiante" que sefiala a la Universidad como objetivo, el inciso tres de 1a Seccién By si esos valores culturales de nuestra nacién le son escatimados a los dis- cipulos en su proceso educativo? Los cbjetivos fijos a la Universidad de Puerto Rico por los autores de la Ley Universitaria de 1966, ain con todos los defectos que se les puedan reprochar, si hubieran sido cumplidos, se habria adelantado mucho hacia la construccién de una Universidad verdaderamente para Puerto Rico. No hay nada que impida que un profesor o un administrativo vaya mas alld de esos cbje~ tivos, en el sentido de esa espiritualidad que yo mencicno. Este pais estuvo cuatro siglos sin una universidad. Cuando por fin nos legS una, a comienzos de esta centuria, no era lo que necesitébanos, pero, en fin, algo era mejor que nada. Los norteamericanos, con su mesia~ nismo educativo, estilo white man's burden, empezeron con la Escuela Normal, y ya sabemos lo que sucedié. Querfan prepararnos para el self-government, © asi decfan, pues segiin ellos éramos inferiores y habia que sacarnos de la etapa infantil, analfabeta. Desde aquellas oscuras etapas de principios de siglo, nos hemos ido mo- hacia el ideal de una Univers! viendo penosamente —-y no sin resistencias: daa para Puerto Rico. ¥ lo que yo me propongo aqui es sencillamente tejer algunas ideas en torno a este proyecto que, segiin veo las cosas, se va ha~ ciendo més vivo en la ‘conciencia nacional. UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO “14 Tan pronto se habla de una Universidad para Puerto Rico salta a la punta de la lengua de algunas personas Ja acusaci6n de chauvinismo. Olvidémonos por el momento del hecho que nuestro pais ha sufrido durante siglos por la ausencia de una Universidad para Puerto Rico y my pocas personas han pro- testado de tan grave falta. En nuestro proyecto no hay ni una gota de chau- vinismo. No se trata de encerrarnos en nosotros mismos a titilarnos el ombligo intelectual, a entregarnos a una autocontemplacién narcisista. Fl chauvinismo, por definicién, es una practica anti-universitaria y, me atre- verfa a decir, anti-humana. Exige el aislamiento del individuo o de la co- lectividad en si mismo y una hostilidad irracional al otro, ya sea sujeto particular, grupo o nacién. Universidad es por antonomasia universo, universalidad. Implica, por Jo tanto, consideracién inteligente y razonable de todas las posibilidadés humanas. Pero debemos tener cuidado en no confundir el universalismo legi- timo y racional con un cosmopolitismo superficial y frivolo, con un esnobismo que responde mis a la moda que a la reflexion. Sobre sto diremos algo adicional luego. Me es imposible, en estas circunstancias, formilar un proyecto completo de lo que debe ser una Universidad para Puerto Rico. Me parece que este pro- yecto, si fuera bien acogido, deberfa ser una obra colectiva, donde partici paran universitarios de todo el pais. En esta ocasién me veo obligado a tra~ zar s6lo algunos esquenas. El punto de concentracién de la Universidad para Puerto Rico con que yo suefio deben ser los estudiantes. Yo desearia que entraran en 1a Universidad ya semi-formados, por lo menos con una nccién de las orientaciones que deben tener, pero sé perfectamente que no seré asi. A causa del sistema de instawocitn pablica —-por no hablar de las escuelas privadas—, sé que algunos escolares llegarén con una aceptable formacién, otros vendrén semi-formados y otros completamente deformados. Seria necesario introducir en instruccion piblica fundamentales reformas, para conseguir una educaci6n puertorriguefia, digna de nuestros nifios. Una educacién que eche las bases del nuevo horbre y de Ja nueva mujer desde las perspectivas culturales nuestras. Pero lo mis pro~ bable es que la Universidad para Puerto Rico tenga que remediar fallas y hacerse cargo de tareas redentoras, con espfritu hostosiano, para que nuestros proyectos de vida nacional puedan cuajar. La universidad debe llegar a ser campo abierto a la accion cxeadora del estudiante. Este debe ser ell centro de atencién de todo el enpefio universi- tario. He llegado a pensar en la matricula vitalicia para conseguir que el estudioso se sienta ya parte de la Universidad, desde los primeros pasos en la educacién formal. La implantacién de la matricula vitalicia podria impli~ car que el parvulo desde que se inscriba en la escuela elemental es conside— ado formalmente como un universitario en potencia. La desenbocadura logica del proceso que comienza en kindergarten o primer grado es la experiencia universitaria. La idea que intento bosquejar es la de una identificacion progresiva entre estudiante y universidad a lo largo de la existencia del primero. En forma andloga a la del peregrino de la Edad Media que partia de un rincén renoto de Francia o Alemania rumbo a Santiago de Compostela, en Espafia, © a Roma, capital de la cristiandad, consustancializade con su proyecto por obra de la fe religiosa que lo impulsaba hacia su meta, el estudiante puerto- rriquefio sentiria que la educacién es su camino, con unos objetivos que al— canzan su plenitud en la Universidad. UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -l6e- Bl estudiante, pilar basico, columna central, inguietud perpetua del hacer universitario. Nada de pasividad, nada de estatismo. £1 estudiante debe ser un centro dinémico de acci6n positiva en el camino de la conquista y la produccién del saber. Nada més anti-universitario que concebir al es- tudiante como un mero receptor de ideas, almacén de datos. Entre los factores que tienden a hundir al estudiante en la pasividad, quisiera mencionar el actual disefio del sal6n de clases, que prevalece tanto en las escuelas, como en la Universidad. La mayor parte de esas aulas son recténgulos donde, mecanicamente, se encierra a grupos humanos, hora tras hora, para que traten de aprender, para que traten de ensefiar. Las pizarras suelen ser lébregos prados, con caras de ldpidas, y lo menos que se puede Gecir de ellas es que son aburridas. Las paredes de tales salones suelen ser mas aburridas todavia. Gracias a Dios, cuando el maestro no es aburrido, o no esta alelado por la rutina. Todo alli parece conjurarse para desalentar Ja labor creadora del estudiante. Desde luego que no todo es malo en esas celdas colectivas, que llamamos “salones de clase." Siempre hay buenos, ex celentes profesores ax inpregen cn su entusiasno, con su fuego ardiente de pasi6n pedagégica, al estudiante y lo estremecen y lo hacen pensar y cons~ truir él debate. Hay estudiantes también que, pese a todos los obstéculos, Perseveran en las austeras faenas del estudio, aman la verdad, los valores. Luchan. Son estudiosos admirables que merecen el aliento mas vivido de sus mentores. Pero no se puede negar que hay otros que dormitan al fondo del sal6n de clases, ahogados por el aburrimiento. n un pafs tropical tan caluroso como Puerto Rico, creo que esos buenos arquitectos que se dedican a planear complejos urbanos, podrfan disefiar con— Juntos que integraran circunstancias favorables al estudio con el anbiente natural. j¥ no me estoy refiriendo para nada a los aparatos aclimati- zadores que en Puerto Rico llamamos “aire acondicionado."! Yo soy de los que no creo que hay estudiantes pasivas. Creo con Aristételes que todo ser humano desea aprender, desea conocer. Claro, aGmito que esa potencialidad puede ser reprimida, por factores que entran en juego contra la inclinacién delnifio o del adolescente. Como ustedes saben, en nuestra avanzada civilizaci6n, hay casos de personas que pronun- cian discursos contra los intelectuales, contra los artistas y hasta con- tra los cientificos. El desaforado culto del dinero —vicio de nuestra avan— zada civilizacién— ha llevado a gentes a predicar la retrégrada dectrina de la ignorancia, ya que, segin ellos, no es necesario estudiar sino mera— mente acumular é6lares en el banco o en su casa. Otra fuente del estatismo entre los estudiantes, y me voy a limitar solamente a mencionarla, es la imposicién tiranica de los padres obligando a sus hijos a estudiar oficios, profesiones o carreras que a ellos no les interesan. El caso de la voca~ cién desviada es muy frecuente en Puerto Rico. La nueva Universidad para Puerto Rico debe investigar estas y otras causas para que los estudiantes adopten actitudes pasivas, se nieguen a asis— tir a clase, pierdan el tiempo por pasillos y bancos hablando interminable- mente. Es preciso diseflar ambitos de estudioy discusién que sean mas ade~ cucks para las tareas de ensefianza y aprendizaje que los actuales salones Ge clase. Debe utilizarse mis el didlogo, 1a discusién y la conversacién entre profesores y estudiantes, como medios de intensificar y enriguecer la cominicacién, indispensable para el proceso educativo. Hay veces en que una buena conversaci6n entre maestro y discfpulos en un pasillo rinde mejores frutos de formacién que una clase en un aula. Creo que los estudiantes, UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO le centros dinamicos de accién positiva, como les he llamado, deben llegar a sentir que ellos son, junto con los profesores, la Universidad. Que sin ellos la Universidad no puede ser. El estudiante de la nueva Universidad para Puerto Rico debe irse cons~ truyendo a si mismo, consultando, desde luego, a susprofesores y a sus com pafieros. Construirse a si mismo es ir construyendo 1a Universidad, ir cons- truyendo a nuestra Patria Puerto Rico. Esto puede llegar a incluir hasta Ja accién fisica. No veo por qué los estudiantes no puedan construir una facilidad que se necesite, un edificio, una biblioteca, por ejemplo. ¥ ésto sin esperar paga alguna, en espfritu de servicio social. No creo que Gebe dirigir a un pais, quien nunca estuvo dispuesto a servirle desintere- sadamente, hasta llegar, si necesario, al sacrificio. La Universidad desempefia, naturalmente, varias funciones importantes. Entre ellas voy a resaltar dos que son indispensables y otra més que con- sidero my pertinente. Desde luego que hay otras funciones que valdrfa la ena subrayar si dispusiera de tiempo. La mds importante —perdéneseme esta verdad de Pero Grullo— es la pe- dagégica. Incluye la ensefianza y el aprendizaje. También, como parte de €stas, la formacién intelectual y moral del ser humano en sus dltimas etapas. Hay otra, importantisima. Ne refiero a la investigacién cientffica. Con todo 1a que ello implica de bGsqueda de la verdad, exploracién de 1a Na~ turaleza y del Cosmos, aplicacién de métodos y técnicas. Todos estaremos de acuerdo en que uno de los fines principales de 1a Universidad es el acrecentamiento del saber, por medio de la biisqueda de la verdad, que acabo de mencionar. Los beneficios que 1a humanidad deriva de esta accién son inmensos. Sin embargo, con el fluir del tiempo se UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -19- ha ido perfilando cierto problema. Los hombres se han ido percatando de Ge que las verdades podian ser manipuladas, sometidas a ciertos manejos y técticas, no muy honestos que digamos. ‘Tan intensa fue la conciencia de que esto es asi que en el siglo diecinueve el gran fildsofo alendn Nietzche legé a proclamar la siguiente consigna: * iva la vida! ;Perezca 1a verdad!" Esto nos puede sonar a monstruoso, pero tenfa alguna justificacién hist6- rica. Desde luego, que la verdad no debe perecer. Hay que buscarla, exca- varla, sacarla a la luz y ofrecerla a los hombres para que todos se benefi: cien. Pero no debemos incurrir en el error de creer que con su mera exis- tencia se van a obtener necesariamente resultados satisfactorios. Recorda~ mos que Sécrates llegé a sostener que una vez conocido el bien el hombre procederfa de acuerdo con aquel valor. Pero Arist6teles advirti6 que esa creencia era errénea. Como en el poema de Génesis, el Arbol de la Ciencia y el Arbol de la Vida crecen lado a lado. Hoy nos damos cuenta de que no basta con buscar la verdad sino que el hombre contemporéneo tiene que hacer frente al problema de como la va a utilizar. Pues sabemos que existen muchos intereses ansiosos de explotar la verdad en su propio beneficio. Hay que aprender a distinguir entre el plano el conocimiento y el plano de 1a ética o de la moral. Hay que conocer los hnechos pero no necesariamente sucunbir a ellos, pues hay hechos que son inad- misibles, ¢omo la tortura o el asesinato. Aprendamos a distinguir entre lo que es descriptive y lo que es normativo. Creo que ésto debe formar parte Ge 1a educacion universitaria. Continvaria hablando sobre estas cosas si no me preocupara traer a co Jacion un punto que me parece my pertinente. te refiero a lo que llamo "accién Universitaria." Solicito la generosidad de ustedes para hacer algunas observaciones sobre este tema. UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RTCO -20- Sostengo que la situacidn de a sociedad contemporénea, y especialmente de nuestro pais, exige que la Universidad invada el campo de la accién social. Antes de que se me formulen las objeciones que seguramente brotarén en vues~ tros espiritus, ruego que me permitan bosquejar la idea de este tipo de accion que llamo universitario. Debo recalcar Gesde €1 mismo principio de mi expo- sicién que "Acci6n Universitaria" no pretende substituir al trabajo de las instituciones existentes y aGn de partido polftico alguno o del gcbierno. Por otra parte, debo admitir que ha habido movimientos precursores de "Accién Universitaria", no slo en nuestro pais sino en otros también. “acci6n Universitaria" tiene como destino proyectarse, en el marco de Je nueva Universidad para Puerto Rico, proyectarse, repito, en términos de orientacién de ideas y sugestiones espectficas, o en términos de las trans- formaciones necesarias para hacer frente a las urgencias inmediatas. En otras palabras, “Accién Universitaria" es una manera que la Universidad tiene de reconocer que no puede ni debe mantenerse al maryen de las cuestiones sociales. La Universidad, por medio de la “Accién Universitaria", no se li- mita a investigar los problemas y a diagnosticar males y recomendar reme- dios, sino que ella misma aporta elementos, recursos y técnicas para la so- lucién de los problemas. En esta labor, importantisima a mi juicio, los estudiantes serfan los agentes principales. No tienen que esperar a graduarse, a obtener un bachi- llerato o maestrfa para entrar a formar parte de “Accién Universitaria." También podrian participer los profesores, pero siempre en un rol secundario. ‘creo que es una clase de servicio social que deberia recabarse de todo es- tudiante universitario. [UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -21- En “Acci6n Universitaria" los escolares deben trabajar voluntariamente, pues la idea de una remneracién seria contradictoria al espiritu de "accién Social." La estructura y funcionamiento de "AcciGn Universitaria" deberfa quedar en manos completamente de los estudiantes, con 1a cooperacién de los profesores. Estoy seguro de que en la Universidad de Puerto Rico hay estudiantes que con entusiasmo entrarian en los nGcleos iniciales formadores de "AcciOn Universitaria." En mis numerosos afios como profesor me he sentido privilegiado al cono- cer tantos discipulos que destellaban por su seriedad, por su inteligencia, por su devocién al estudio, por su conducta austera y noble. Sin embargo, segGn ha ido transcurriendo el tiempo, me ha parecido percibir en otros muchos adolescentes y jévenes un como alejarse del estudio, de 1a aficién al aprendizaje, de 1a adhesién a los valores de 1a Verdad, el Bien, 1a Jus- ticia, la Beleza y la Libertad. Algo asi como péréida de fe en grandes ideales, un descreimiento y hasta a veces un coquetear con el cinismo. Fl culto desaforado del dinero, que nos ha traido el capitalismo industrial. un hedonismo rampante con un culte ciego 2 los placeres de la carne. Ni tan siquiera acomped por un profundizar en la conciencia y sentido de 1a ex— periencia del placer, en sus aspectos estimables para la vida humana. Ni tan siquieza nos hetos aproximado a un epicureismo refinado, espiritual. La adiccién a drogas, el alccholismo, el fetichismo de la fuerza Eisica como instancias superiores pretenden abrumarnos con despliegues de violencia y poder. Ya sabemos que muchos j6venes y adultos no participan de tan repul- sivas practicas y ain las combaten. Pero no puedo evitar 1a impresién de que esos males y otros que no menciono se han propagado en forma alarmante. UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -22- gAcaso la amplisima difusi6n de la enfermedad conocida como SIDA, ademés de ser un fenémeno patol6gico del cuerpo humano, acaso —repito-— no sugiere Ja proyeccién simblica de una crisis universal? Quisiera poner de relieve ante vuestros ojos el valor pedagégico, for- mativo, de "Accién Universitaria." En la actualidad, con rarisimas excep- ciones, los estudiantes emergen de 1a Universidad sin una idea clara, y, a veces ni aproximada, de cémo se bate el cobre en’ el mundo de la vida coti diana. Saltan del recinto amurallado de 1a Academia a la charca de este mando actual, peor que 1a pintada por Manuel Zeno Gandia en su famosa novela. "accién Universitaria" es via de trénsito, experiencia que seria parte in- tegral del proceso formativo del estudiante universitario. Considero que una de las misiones mis urgentes de la nueva Universidad para Puerto Rico es rescatar a la juventud de las garras de tanto enemigo mortal que ella tiene. Para evitar que terminen sus vidas estipidanente aburguesades en una cementérica urbanizacién. 0 victimas de alguna terrible enfermedad. 0 quiz&s como los desdichados habitantes de Hiroshima y Nagasaki, aniguilados por las armas nucleares con que juegan a la guerra ciertos 1{- deres polfticos. Entigndase bien. No estoy pidiendo que regresetos a los tiempos de mi jeventud, ya que no hay tan siguiera que sofiar con volver al pasado. Tam ign ruego que no se confunda el. proyecto ricamente pedagégico de *nccién Universitaria" con un “in service training". La Universidad para Puerto Rico no debera estar reducida al plano de un plantel escolar para producir funcionarios del gobierno 0 ejectivos de empreses comerciales e industriales. A mi manera de ver las cosas, una de las tareas de la nueva Universidad para Puerto Rico ser generar las condiciones que hagan posible a los actuales UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO ad Jévenes y a los de las generaciones préximas recuperar la esperanza Ge forjar sus propias perspectivas hacia el futuro, un mundo propio que se vuelque hacia el que siga en el tiempo fecundéndolo con ricas y prometedo- ras semillas. La nueva Universidad para Puerto Rico debe ccnservar todo lo bueno que ofrece nuestra Institucién actual. S6lo se puede justificar la eli- minacién de algo que esté bien si se le va a sustituir por algo que esté mejor. Debe conservar caracteristicas de las seculares universidades ‘europeas, sobre todo en sus funciones pedagégicas. Y, por lo tanto, debe cultivar en sus estudiantes y profesores 1a mas exquisita devocién a la Filosofia, como disciplina fundamentadora del saber, a las artes, tanto en el sentido creador de la palabra ccmo en el de la préctica, técnica actesania, asi como amor a las ciencias naturales y sociales. Aquella bella tradicién que recalca el rey Alfonso X, el Sabio, cuando declara que el estudio es “ayuntamiento de maestros y escolares que es fecho en algtin Jogar con voluntad et ccn entendimiento de aprender los saberes.") debe ser manteniéa en toda su validez actual. Nuestra inolvidable maestra Margot Arce de Vazquez, en su ensayo La responsabilidad del. profesor universitario ilumina la definicien de ifonso X de 1a siguiente manera: "La palabra ayuntamiento podria interpre- terse en sui sentido literal de junte o reunion, pero el contexto nos auto- el de unién amo— 22 4 atribuirle un significado mas espiritual y ampli rosa, libremente realizada, que recaba fines elevados y obligaciones de orden moral." ¥ afiade la doctora Arce: “Asi se desprende de 1a Ley Sexta que ma que “los maestros y escolares pueden hacer esto —unirse en el estudio general— porque ellos se ayuntan con entencién de hacer bien..." ¥ de la UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO ~24- Ley Cuarta que sefiala 1a obligacién de los maestros de "bien et lealmente mostrar sus saberes a los escolares."® Esta hermosa tradicién no impide que nuestra nueva Universidad integre también en su ser todos los logros alcanzados en la era moderna, ya sea en términos de ideas como de Gtiles disponibles para la investigacién y le ensefianza- En esta zona creo oportuno instalar sefiales de alarma ante el fetichismo tecnolégico prevaleciente. La fe excesiva en méquinas y arte- factos de toda fndole, unos serios y otros frivolos, puede llevar, como ha ‘ocurrido en varias ocasiones, a confundir la gimnasia con la magnesia. En algunos casos, por lo menos, puede conducir al despilfarro de fondos que podefan ser mejor aprovechados. La verdad es que Puerto Rico nunca podré competir en desarrollo industrial y tecnolégico con las grandes potencias como los Estados Unidos, Japén, Alemania y la Uni6n Soviética. Pero ello no obsta para que nuestro pais, y, por lo tanto, nuestra Universidad haga importantes aportaciones, aunque sea s6lo en proporcién a nuestros modes~ tos recursos. La nueva Universidad para Puerto Rico —modernisima—— debe mantenerse en contacto con instituciones anélogas en todo el planeta. Todos los men- sajes culturales —no importan de donde venga— deben recibir en nuestro medio simpatica acogida. La tradicional hospitalidad puertorriquefia —una de las muchas cosas buenas que tenemos debe aplicarse no sélo a las per- sonas sino a las ideas, a las cbras de la inteligencia, a-los productos de la razén, a las creaciones artisticas. Consideraci6n y respeto, sf. Imita~ cin fetichista, no. Entrega a lo que no conocemos bien, janés. Smargot arce de Vazquez: La responsabilidad del profesor universitario, San Juan, Puerto Rico, Asociacion Puertorriquenla de Profesores Universita— rics, 1962, pag. 3. UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO La nuova Universidad para Puerto Rico debe descartar cualquier actitud posible de imitaci6n, carente de critica previa, de elementos venidos del extranjero. Igualmente debe desechar los favoritism ciegos, cuya raiz es Ja propaganda o la admiracién por la prepotencia de los poderosos. En el mundo Ge la ciencia como en el mundo de las artes, el fundamento de la de~ mocracia son los valores realizados, las calidades conquistadas, no importa por quién y de dénden vengan. Hay un falso universalismo que no es mis que la mfscara de los que quieren imponer ciertas ideas o hacer 1a apologia de ciertos intereses, y sobre todo, no les interesa que exista y que siga existiendo esa realidad cultural que es 1a nacién puertorriquefia. Los portavoces de tales actitu- des suelen adornarse con los oropeles de un cientificismo que nada 0 poco tiene de cientifico. Estamos desde luego, de acuerdo, con que se traiga grandes hombres de ciencia, intelectuales, escritores y artistas, y esta- mos dispuestos a rendirles todos los honores que se merecen, pero nos vere- mos obligados a rechazarlos si cometen el error de prestarse a maniobras para gue nuestra naci6n deje de existir. La Universidad pare Puerto Rico debe encarnar el espiritu de una uni- versalidad omnicomprensiva, pero libre de cualquier elemento de un cosmo- politismo snob 0 de complejos coloniales de inferioridad cultural. Son muchas més las cosas que se pueden decir sobre una posible Univer— sidad para Puerto Rico. Lo que yo he hecho aqui es esquenatizar una idea. Esa visi6n de universalidad a la que he hecho referencia debe reflejarse en una Biblioteca General que inicialmente debe servir a estudiantes y a profesores, con fines de aprendiza‘je, ensefianza e investigacién. Sin en- bargo, debe ser amplificada para servir a todo nuestro pueblo, con el UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -26- cardcter de Biblioteca Nacional. Puerto Rico necesita urgentemente tener su Biblioteca Nacional dado el hecho de que padecemos una seria escasez de recursos bibliogréficos. Nos hacen falta libros y revistas en las escuelas rurales, en las urbanas, en los pueblos, en las ciudades. Ante 1a imposi- \ bilidad de conseguir todos estos recursos de una vez, podemos crear un gran fondo general cuya sede serfa la Biblioteca Nacional. A ella se podria acudir como fuente. Esta Biblioteca Nacional deberia ser enriquecida con el mas moderno equipo técnico para la reproduccién de materiales. Los perjuicios que los procesos de educacién en Puerto Rico sufren por falta de una Biblioteca Nacional son enormes e incalculables. Hemos tenido que sufrir el espectéculo de valiosas colecciones vendidas al ex- tranjero o algunas que sencillamente se pierden por ahi, sin ser aprove- chadas debidamente. Esto me hace recordar 1o que decfa don Antonio S. Pexeira: iQue no se pierda un solo papel!" Perder nuestros papeles y nuestros 1i- bros es perder nuestro pasado, nuestra historia. Me atrevo a decir que alli donde no hay una gran Biblioteca no puede existir una gran Universidad. Puerto Rico necesita una Universidad consagrada a satisfacer sus ne- cesidades fundanentales. &n primer lugar, a la formacién y el acrisolamiento Ge sus j6venes hijos en los ideales de Libertad, Justicia, Verdad, Bien y Belleza. Segundo, a 1a cimentacién y enriquecimiento de nuestra cultura nacional, cuyos vinculos caribefios y latinoamericanos con innegables. Cuando digo formacién y acrisolamiento de los jévenes en ciertos idea~ les; no me refiero a 1a concepcién egoista de un individualismo abstracto. En este siglo veinte crece la persuasién de que el hombre —cada henbre-— no existe por si solo ni para 61 solo. Ya no es aceptable la idea de que Ja educacién se dedique exclusivamente a un sujeto humano, que al graduarse UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO -27- Jo tnico que tiene que hacer es buscar un empleo y ganar dinero para si y el estrecho circulo de su familia. Tenemos que infundir en nuestros estu- diantes la idea de que a lo largo de su prolongada carrera educativa han adguirido ciertas responsabilidades y Geberes hacia la Patria. No somos &tomos o moléculas perdidas en un vacio. Hay una realidad social, una es~ tructura, un sistera de relaciones que nos acompafia toda la vida y a la cual no deberos dar la espalda. Llamemos a ese sistema naci6n o cultura, es dentro de €1 que nos constitufmos en seres humanos. Desconectado de su con- texto cultural, el hombre pierde hunanidad. Todas las cosas humanas van derecho a se apagar y consumir, como dijera el poeta. Este decir se aboca al mismo destino. Pido a mis oyentes —-y Jectores— perd6n por haber abusado de su paciencia. Perd6n también por mis evidentes defectos. Si algin dia tuviese la fortuna de poder conversar con ustedes sobre estas cosas, estoy seguro de que muchos mostrarian visiones co- rrectas y nuevas. Quiero terminar con las siguientes palabras. Puerto Rico ha sufrido severo desgaste cultural en el siglo veinte. Gracias a Dios que los hijos de esta tierra no sucumbieron a la campafia que se le hizo para que abando- naran el espefiol y lo sustituyeran por un idioma forastero. Esa campafia todavia continia. Pero al conservar el vernaculo es posible que hayamos dado el paso decisivo. No sé, quizSs eso lo descubriré la historia. Gn, ciertamente, Esta no es la hora de las celebraciones. Las per- sonas que amamos a Puerto Rico tenemos derecho a temer el eventual aniqui- Jamiento de nuestra nacién, de nuestra cultura. Tengo fe en que tamafia tragedia no ocurra. Pero no basta la fe. Esta fe debe estar respaldada por la accién. S6lo el que actia transforma le realidad. Una fe y una UNA UNIVERSIDAD PARA PUERTO RICO pasi6n hostosiana deben animarnos. En la inmensa tarea de rescatar a nuestra Patria de los peligros que 1a amenazan, 1a Universidad tiene mucho que hacer. ‘Como también tiene mucho que hacer el Departamento de Baucacién. S6lo una Universidad que sea verdaderamente para Puerto Rico lograra desarrollar la capaciéad para cumplir esa encomienda. En el principio del afio escolar de 1988 y en visperas del Sesquicenténario del Natalicio del Maestro Eugenio Maria de Hostos exhorto a los estudiantes, a los profesores y a los obrero: jAyudenos a salvar a Puerto Rico dindole 1a Universidad que necesita y se merece! Muchas gracias. 15 de agosto de 1988 José Emilio Gonzdlez Rio Piedras

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