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EL HUEHUETLATOLLI
Consejos de un Padre a su Hija
Rutor O~ierat
Dr. Gustavo:\, Cha.pela Castaña.res
Secrcraf"io Gtntrol
Dr. Enrique fcrnánd~ Fassnacht
UNI.DAD IZTAPALAPA
Rector
Dr. Julio .Kubio Oca
StcretarÍ()
Mtro.José L\.Us Rodríguez Herrera
Por OlfJ parte, cabe señalar que G,1rcía Quintana incorpora den·
uo del tétmino huehuellatolli a una amplia gama de formas 1e16ricas:
las recomendaciones que, en el seno de la fomilia, hadan 10$ padres
a sus hijos; !;is que, en el C.,/mécac o Te/pochca/li. decían los profeso-
res a sus aJum1\0s; los discursos que dirigta el t/.ato.:1ni (sobernno) a sus
gobernad0$, y vicevers..1; las exhonaciones de 10$ señores a sus vasa.
llos; las pal;ibras que se expresaban en OCJsión del nacimiento, lx>lio
ritv.11. m;:¡uimonio, enfermedad o muerte de alguien; las oraciones que
se ptonundaban en ritos litórgicos; los provctbios y ,efranes; las í6rmu.
las de cortesía, salutaciones y dem~s modos de habla,, etc. las pl,lticas
que poseen un "'car.ktc.r o m3tiz de exhon-ad6n o amonestacfón"' C7)
son, para fa inv8$1:ig.ad0fa, tenonotzaliztldtol/i. As1 pues, Consejos deun
padre a su hija -texto que se habrá de estudiar en este ensoyo- forma
parte de los cenonotzalíztlatolli, género en prosa que cae, a fue, de re-
dundantes, en el concepto huehuetlatolli.
5
En lo que respewi al origen de los huehueúau,lli, no se poseen
más datos que los textos mismos, recopilados en el siglo XVI. Para Carl·
bay, la elaboración de e~os parte quizás de antes del siglo XII I. Se trata
de un.a creación cofect1va; esto es, cada textO arranca de un nócleo
mínimo que, a través de los siglos, se va aumentando y enriqueciendo.
Para Card a Quintana, la uadlción ya se enconuaba en lostoltecas, y los
mexicanos ta aprovecharon al igual que tantos otros aspeetos propios
de la to/tecáyotl !al.
Ahora bien, ,cuál e<a el contenído de ese nódeo mínimo del que
habla Caribay1 Prob.lblemente, el origen del núcleo del huehuetlatolli
sea previo a la aparición de los tokecas, y su contenido sea ritual 19>,
En esta hipótesis, primero surgió la palabra litúrgica, que al paso de
los a~os fue enriqueciéndose meoiante la lnco,poración de temas ya
no directamente relacionados con el culto religioso y fue aplicada a
diver$0! aspectos de la vida, como la salutación por el nacimiento de
un niño, l.1 recepción de un nuevo dirigente, etc. Estas formas retóricas,
eran empleadas po, los toltecas de manera más o menos elaborada;
posteriormente, fos mexk:anos las hicieron suyas, de tal suerte que la
evolución continuó hasta llegar a los reiínamientos temáticos y formales
que se aprecian en Ct>ruejos d• un padre a su hija.
A la llegada de los españoles, la tradición de pronunciar discur>OS
y exhort.lciones se habla convertido en 'una verdadera institución cul·
tura!• ~ OJ, como lo prueba la gran variedad de textos recopilados por
los frailes franciscanos Andrés de Olmos y Semardlno de Sahagún <11>.
Buen número de ellos tienen como propósito fundamental la lnco,po,-
ración del hombre a la p,opia cultura, de ahí que sea posible afirmar
que en el mundo náhoat~ se tenía clara conciencia de la importancia de
la educación del individuo. en tanto que de él depende la convivencia
armoniosa y la supervivencia de la comunidad. Toda est.> documen·
tac.i6n muestra la existencia de un cuerpo bien estructurado de valores,
que incluye la practica profesional, la relación interpersonal, la moral
sexual, L, conducta religiosa, en fin. Por ejemplo, se inculcaba la humil·
dad, la cortesía, el dominio de sl; se se~alaban las labores u oliclos de
acuerdo con el sexo, con la cast.l, y cómo habían de realizarse; se pre-
conizaba el respeto a les padres, los antepasados, el soberano; etcétera,
e«:étera (121.
6
[$ Importante destac.,r que en los huehuetlatolli se encuentra una
serie de conceptos sobre las divinidade,, e l más allá, las cond iciones
de vida del hombre en la tíerra, su destino y libertad. Todo este con-
tenido acerca al investigador a las ideas filosóficas de los tlamatinime o
sabios nahuas, ideas en ocasiones opuestas a la visión místico-guercera
impuesta por Tlac.,élel en el siglo XV (13).
7
No es de extrJñar que se haya compuesto esto pieza oratoria
-como tantas otras- par., ser pronunc.iada por el padre, si se coos..idera
que éste era una figur., Importantísima en el seno famlliar. Baste el si-
g.,lcnte texto, que determina I• función del padre:
El padre de gentes
raíz de linajes de hombres,
principio de linajes humanos,
bueno es su corazón.
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El estudio de Conso¡os de un padre a su hija se realÍZará siguiendo,
en lo posible, el orden del texto. Para facilitar las referencias, se han
numerado los párrafos de la versión de León Portilla que aparece anexa.
En ptimer lugar destacan los epítetos con los que el padre nombra
a su hija: •mi collar de piedras fínas, mi plumaje de quetzal· (párr. 1).
Estas palabras se repiten con muchísima frecuencia en los textos nahuas
que se conservan; por ejemplo-para mencionar sók> algunos de los dis~
cursos que tienen que ver con el infante redén nacido-, se encuentran
en el discurso de la madre a su hijo, en el de la p.irtera a la niña, en el
de los viejos al niño, en la respuesta de éstos a quienes iban a saludar
al recién nacido, en el del lavado rltual, etcétera (20>.
9
de ambos yvtene a ser paite de ellos. En efecto, si es hechura del pa•
dre, si ha brotado de la madre como si íuera una plantita, entonces se
identifica con ellos; en otras palabras, la dignidad, la nobleza y dem.ls
atributos de los padres se repiten en la pequeña, de ahí que deba con•
se.rvarlos.
Los progenitores, refiere la cit3, hacen posible la existencia del ser
humano en la tieua, y es ésta, precisamente, una misión íundamental,
señalada por la Divinidad Suprema:
Todavía es(amos aquí noSO{rOS, (nosotros tus padres) que te
metimos aqu1 a sufrir, porque con esto se consecva el mundo.
Acaso así se dice: así lo dejó dicho, así lo dispuso el Señor
Nuesuo, que debe haber generación en la tierra (párr. XXVIII).
De acuerdo con fas palabras anteriores, la creación de una vida
nueva-la ,,iña- es cumplimiento de un 01denamiento divino, por tanto,
sumamente elevado, valioso. La hija, al crecer, habrá de llevar a cabo
la misma misión, ya que "debe haber generación en la tierra#, ya que
así se rinde culto a Dios. La mujer, además, tendr~ el privilegio in<:On-
mensurable de la maternidad. Ciertamente, la maternidad era uno de
los aspectos más impo<tantesen el mundo náhuatl, de ahí que las muje-
res muertas durante el pano fueran divinizadas y enterradas en el patio
del templo de las Ghuapipiftin mi, de ahí que el aborto pareciera sólo
concebible como 'obra de quienes han perdido ya toda reputación y
dignidad en la vida' al).
Se ha afirmado, conforme a los párrafos 1, XI, XII y XXVII, que los
padres posibilitan la existencia de un nuevo ser; por tanto, el párrafo 11,
que atribuye la vida a Dios ('te ha enviado a la tierra el Señ0< Nuestro"),
parece e$tar en contradicción con el contenido de dichos párrafos. Sin
embargo, no hay tal contradicción. Los hornbres fueron creados por
la Divinidad para que llevaran a cabo la procreación y, con ella, ren·
dirle culto (porque esa fue la voluntad divina). Pero en las manos del
"Inventor de los hombres• (párr. 11) está que los seres humanos vengan
al mundo para cumplir su misión. ~I es quien envla a c.,da sujeto a la
tierca para que dé a luz un;, nueva vida, que también depende de Dios,
en tanto Él es el verdadero "Hacedor de la gente' (párr. 11). Lo terrible
y condenable para el pensamiento náhuatl, es intervenir en la voluntad
10
divina, evitar como en el caso del aborto, que la divinidad haga venir a
la tierra a otro ser humo1no.
11
• todo, y junto al cual está todo', para Caribay, o 'el duello del cerca
y del junto•, como traduce León Portilla 07!,
León Portilla analiza la etimología del dlfrasismo 11oque Nahua•
que. Está fo,mado de doo adverbios: tJoc y nafhuac. El prime,o quiere
decir "cerca", mlentr~s que nA.huac signífica •en el circuito de· o •en
el anillo de'. Al agregar a ambos términos el sufijo persooal -e , Tloqv-
e Nahuaqu-e , se expresa la idea de que él posee tanto · la cercanía'
como ·el circuito•, de ahí que-señala León Portilla- Tloque Nahuaqve
pueda traducirse como 'el dueño del cerca y lo que está en el anillo o
circuito• (lo que estl en el anillo -de agua- es el mundo).
12
Como se observa, en nuestro texto no aparece otros dios que no
sea Ometéoú, aunque cierramente nombrado o bien como ·Nuestto
Seflor", o bien a través de sus atributos c31). Esto Indica no sólo que
Jos tlamac.inime continuaban transmitiendo la antigua herencia cultural,
sino que se es/orzaban por hacer comprender que se trataba de una
misma divinldJd con diÍerentes atributos. Este esfuerzo quizá preténdía
contrarrestar el hecho de que, 'para el pueblo, los numerosos títulos
que desde los tiempos antiguos hablan dado los sabios sacerdotes al
Dios Dual l, .. J se convertían 1...J en otros ramas divinidades• (32).
13
llora (párr. IV), se sufren tas inclemencias del tiempo como lo re.vela la
hermosísima metáfora de ese aire helado que entume al hombre, o el
párrafo del d ima ardiente:
Un viento como de obsidianas sopla y se desliza sobre nosotros
(párr. V).
Dicen que en verdad nos molesta el ardor del sol y del viento.
Es este lugar donde casi perece uno de sed y de hambre. Así es
aquí en la tierra (párr. VI).
la terrible conciencía de la precaria condición de la vida del ser
humano, se encuentra ya en Nezahualcóyotl P•l y se repite constan-
temente en los h!fllhuetlatol/i r=gidos por Sahagún. Basta leer en el
libro VI de la Historia general de las =as de la Nueva Espa~a, algunos
capítulos, como loo siguentes: X'/Y (p. 250), XXX (pp. 383-384), XXXI
(p. 385), XXXII (p. 366), XX'X:1/ (p. 395), etcétera. Así pues, es posible
afirmar que esta dolorosa visión de la vida estaba ciertamente extendida
en el mundo náhuatl a la llegada de los españoles, y que parte más o
menos de la segunda mitad del siglo 'tN, cuando ya se compon!an me-
ditaciones poéticas con este terna Ucnocufcat/: •canto del huérfano•,
•canto de angustia', •canto del desgraciado').
Aun1ue la verdad última es el sufrimiento, la divínidad suprema
ha dado a os hombres ..la risa, el sueño, los alimentos, nuestra fuerza y
nuestra robustez y finalmente el acto sexual, por el cual se hace siembra
de gente• (párr. VIII). Esto, "para que no se ande siempre gimiendo"
(párr. IX), para que la vida -si no buena- sea por lo menos vivible, y la
tierra se torne, como lo expresan los ox(moros, en un "lugar de alegría
penosa, de alegría que punza• (párr. VIQ.
!Para qué vivir si sólo se viene al mundo a sufrir, aunque hay unas
pocas compensaciones? La vida ¡x1.rece un sinsentido. Sio embargo,
no es tal en el pensamiento contenido en el texto. Ya se ha dicho que
el $er humano tiene una misión divina que cumplir: hacer ·siembra
de gente•, porque ' debe haber generación en la tierra•. No hay que
temer, no hay que llorar, no hay que intentar la propia muerte (dr.
párrs. IX y X); no obstante el pesar, el mundo se encuentra estructurado
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y los individuo; se afanan, luchan, t<abojan y buscan una p•reja en el
rnundo(cfr. párr. X). Hay, pues, que vivir, las palabras anteriores no son
miU que una afírmadón tajante de la vida.
15
cido• {ent, eeomillados en párr. XXVII). Para león Portilla, en el corazón
$e encuentra *el dinamismo de la voluntad y la concentración máxima
dela vida"O'l; el corazón define la voluntad del ser, es el aspecto "'bus-
c3dor' delvo• (38). Por con.siguiente, si en el corazón de la niña haysó!o
p iedras preciosas, esto q uiere deeir que ella "bu=· lo bueno, lo que
es puro y preciado. Pero como hay corazones que se pierden, el padre
habrá de aconsejar el buen camino a seguir, y al hacerlo, cumplirá con
su función paternal, posibilitará que la voluntad de la nl~a continúe
siendo un jade, una turquesa.
El buen camino, en los Consejos del padre, mucho tiene que ver
con lo que podrta llamarse '"'oonciencia de cas-ta•: "Sé cuidadosa, por-
que vienes de gente principal, desdendes de ella, gracias a p.erso,1,as
ilustres has nacido. Tó eres la espina y e l brote de nuestros seño,es (...1
los que gobiernan, los cuales allá se fueron colocando en fila, los que
vinieron a hacerse cargo de poder en el mundo; dieron renombre y
fama a la nobleza• (párr. XIV).
16
p0< Sahagún: la J<Wen ·que
. es d.d
mala é$ vil, plebeya ,oberb· .
b , ,a, a 1¡·,n h ace.
ob l'élS de macegua1, muJer per I a, amanee ada y descuidada" (oll )
17
Entre los coosejos que da el padre a su hija se encuentra el de
consagrarse al que es como la Noche y el Viento (cfr. p.lrr. XIX), re-
coinendaci6n nada extraí'la si se considera que en la cultura náhuatl se
hacia gran hincapié en la conducta religiosa. Por ejemplo, el espíritu de
la educación en el ú/mécac tenía muchísimo que ver con t.., religión,
de ahf las penitencias, las oraciones y la realización de ciertos deberes
para las divinidades.
La niña, pues, ha de invocar al que es como la Noche y el Viento:
'póstrate con tus codos y tus rodillas, levanta tu cuello y tus hombros"
(párr. XX). Y suplicarle, roga~e (cfr. párr. XI)(). De esta manera, el
Dueño del cerca y del junto le concederá lo que merece, lo que le
e$1á asignado (cfr. párr. X)(), o bien, si posee una mala asignación,
habrá de modificársela (dr. párr. XXQ.
18
Sin duda se hacían intentos para enmend.iir el d-,·
...... 1no 1...
1
Pero no parece que hayan existido grandes espéraozas des _
traerse a la mécanica inexorable de los sign0$ (<16>. us
Ciertamente, para los nahuas el tonalpohualli condiciona en gran
medida la vida del individuo, mas no se trata de un determinismo In-
exorable. Prueba de ello se e ncuentra en nue,tro propio texto, donde
claramente se afirma que mediante las súplicas y ruegos al Dueño del
cerca y del junto es posible que éste rectifique el destino. Con fre-
c uencia en el trabajo de Sahagún aparece la posibilidad de modificar la
suerte en un principio dada: •mas dedan, que aunque fuese naddo en
tal signo mal afortunado, remedl~base por la destieza y diligencia que
hacía por no dormir mucho y hacer penitencia de ayunar y punzar-
se" (47}, y por ser obediente, sumiso, etc~te,a.
Otra de las recomendaciones tiene que ver con los oficios propios
de una •buena• mujer. Y ser •buenan está relacionado con la casta, y
con lo que se podría llamar •fa decencia'. En electo, el padre aconseja
ciertas labores que •son las que corresponden a las señoras, a los que
19
gobiernan" (párr. XXIV), dado que no es don de la niña ·vender yerbas,
palos, sartas de chile, ties;os de sal [...) parada en la enriada de las
casas, porque ella es noble"' (p.árr. XXX). A su vez, el aprendizaje de los
oficios sugeridos por el padre permitirá a la niña tener una ocupación
'"'decente", que la har.1 ..valiosa" y que la librará de caer en determinadas
bajezas, por si •acaso crezca la pobreza entre los nobles• (párr. XXV).
Entre los oficios de 1..1 mujer se encuentra •el huso, la cuchilla de
telar• (párrs. XXIII y XXV). Por ello, la niña ha de abrir ·bien los ojos para
ve, cómo es el arte tokeca, cuál el arte de las plumas, cómo bordan con
colores, cómo entreveran !os hilos, cómo los tiñen, las mujeres, las que
son como ella, las senoras nuestras, las mujeres nobles• (párr. XXVI).
Igualmente, la niñ.a debe conocer "'cómo se hace una buena eo~
mida y una buena bebida" (párr. XXIII), o en forma paralela, "la comida
propia de los que gobiernan, su bebida" (párr. XXIV).
En el mundo náhuatl prehispánico, las labores valoradas para la
mujer ciertamente eran fas arriba anotadas, y fa educación se enca-
minaba a que las aprendieran con perfección. Desde el nacimiento,
por ejemplo en la ceremonia del baño ritual, se les daba un huso,
una lanzadera y ,ma petaquilla <SO>. En el hogar, las niñas observaban
córno sus madres realizaban los trabajos senalados y, cuando llegaban
a los seis años de edad, empezaban a manejar el huso, molían el maíz,
bardan y, posterio,mente, empleaban el telar; asimismo, estas labores
se enseñaban en el Ca/méCiJc CS1). las recomendaciones del padre,
pues, se encuadran perfectamente en todo el sistema educacional di-
rigido a la mujer, sistema que, por otra parte, no olvidaba castigar la
negligencia y la soberbia. Estos aspectos umbién son tratados en nues-
tro texto, o bien expresamente se dice ·deja de ser negligente contigo
misma" (párr. XXVI), o bien se emplean hermosas metMoras: •no en-
sanches tu rostro (...J como si estuvieras en el estrado de las águilas y los
tigres (...]. Pero si no haces nada, lno serás entonces como una pared
de piedra, no se hablará de ti, apenas serás ensalzada?" (párr. XXXIII).
Los últimos consejos del padre tienen que ver con la moral sexual
y con la conducta que la hija debe adoptar en relación con el sexo
opuesto.
20
En lo que conc:ie.me a fa moral sexual, el padre recomienda a la
hija apartarse de las "cosas sexuales"", y de no hacerlo, le dice, •mejor
fuera que perecieras pronto• (pjrr. XXXV). lo que el padre está conde-
n3ndo son las relaclon~ sexuales a destiempo, y no el sexo en st Ya se
ha visto que él mismo había serlalado que entre las pocas cosas buénas
que hay en el mundo se encuentf.:'1 el acto sexual, porque éste tiene un
sentido específico divino: haoer ' siembra de gente• (párr. VIII). Obje·
tivo éste que sólo era concebido dentro del matrimonio, dada la rigidez
de la antigua cultura náhuatl en lo referente a la sexualidad femenina.
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vida de comezón, rostro echado a perder,
llamativa, llamativamente vestida.
Vanidosa, vana,
·······································
anda por loo canales, ·······
conoce los caminos, frecuenta el mercado,
por el mercado se anda paseando
·············································
vendedora de placer,
corruptora de rostros humanoo <SS),
En lo que respecta a la relación de la hija con el sexo opuesto, el
padre hace recomendaciones precisas. En primer lugar, ella no debe
buscar al compañero •como si íuera en un mercado": "no lo llames,1
no como en primavera lo e5,tés ve y ve, no andes con apetito de él '
(párr. XXXVII). Asf pues, el papel que el padre aconseja que se adopte
es suficientemente pasivo. la mujer debe "sperar al hombre que ha
sido elegido por la Divinidad Suprema, y cuando éste se acerque no
habrá de desde~arlo, ya que de lo conuarlo él se 'burlarla" de ella, se
vería arrojada ' al polvo y a la basura, a la vida de las alegradoras, las
mujeres pliblicas• (párr. XXXVI. Cfr. p.irr. XXXVII). Pero lo que es más
import.inte, el desprecio al escogido por el Dueño del cerca y del junto
implica la afrenta a la divinidad, hecho que desde luego conlleva el
consecuente castigo: "Y entonces el Señor Nuestro se burlafía, obraña
contigo como él quisiera• (pMr. XXXVI).
Por otra parte, el padre aconseja a la hija no entregarse al •vaga-
bundo", al que la busca ·para darse placer• (párr. XXXVII O. Pero, lcómo
saber cuál es el •muchacho perverso• (párr. XXX'VIIO y cuál el elegido
por la divinidad? Ciertamente el texto nada dice al respecto, pero se
sabe que en el mundo prehispánico 'el casamiento estaba considerado
ante todo como un asunto que s,e resolvía enlre las familia5," (56>. Por
consiguiente, en última imtancia lo que se está recomendando a la hija
es el recato absoluto y la aceptación del hombre que los progenitores
han considerado apropiado para ella.
Un último consejo tiene que ver con la vida matrimonia!: ~Quien
quiera que sea tu compañero, vosotros, juntos tendréis que acabar la
vida" (párr. XXXIX), sin Importar que sea •sólo un agullita, un tigrito (...),
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un pobre noble, tal vez cansado, falto de bienes" (pArr. XXXIX). Cierta·
mente, no era nada fkil llegar a ser águila o jaguar. Estos eran los grados
máximos a los que militarmente se pocHa aspltar. de .1hf que alcanzar-
los conllevara honor y st.1tus. Así pues, siempre daría gran sati.sfacclón
casarse con un águila o un jaguar -aunque estuviese falto de bienes.
Después de todo, la mujer -asimismo noble- conse,vaba las propios.
El matrimonio, pue$, se concibe como atgo permanente y dentro de
una misma casta.
23
CITAS Y NOTAS
25
(6) J. Carda Quintana, en loo artículos y p.lginas citados en la nota 3.
26
crls.Uanos. Sahagún, con el objeto evidente de que se conocieran
y conservaran l.u manifestaciones culturales indígenas, uat6 de
no intervenir en el peosamiento y lenguaje de los conquistados..
(cfr. ). Carda Quintana, 'Exhortación del padre que así amonesta
a su hijo casado", p. 51).
(13) Sobre Tlacaéle l(, cfr. M. León Pordlla, Los antiguos mexicanos, pp.
4 4.47 principa mente.
27
(24) M. León Portilla, Los antiguos mexicanos, p. 143.
(28) Cfr. M. León Portilla, la (1/osoff• mihuatl, pp. 167, 392 y 393,
a.sf como, del mismo aut0<, Los antiguos mexicanos, p. 142.
(36) Cfr. A.M. Garíbay, Historia dela lirerarura náhvat/, tomo 1, p. 412,
n. 18, y J. Ga1cía Quintana. 'Exhortación de un padre a su hijo",
p. 1 SS, n. 14 y p. 166, n. 35.
(37) M. León Portilla, Toltecáyo1/, p. 192.
(38) M. León Portilla, la filosoíla náhuad, p. 191 . Cfr. asimismo Los
an!iguos mexicanos, p. 147.
28
(39) Cfr. M. león Portilla, "l a institución de la familia náhuatl pre-
hispánica•, p. 145.
Por oua p;,rter como se verá más adelante, la nobleu es tan va~
lorada que hace que 'Incluso una mujercita' sea superior a un
hombre macel,ual.
(44) Cfr. asimismo los párrafos XXXI y XXXV, y en Sahagún, op. cit.,
el texto sobre la hija de 'buen f;naje ' y el de la ·mujer de noble
sangre y de señores', ambos en el lib. X, cap. XIII, p. 560. Por
último, véanse las citas de los consejos de una madre a su hija,
que se e ncuentran en M. león Portilla, 'la institución de la familia
náhuatl prehispánica', p. 156, y en Los antiguos mexicanos, pp.
152-154.
(46) Sobre este aspecto, otro texto recogido por Sahagón: • y más,
dedan que aunque en nadendo una criatura tuviese carácter bien
29
afortunado, si no hacía penitencia, y si no se castigaba, y si no
sufría los castigos que le hacían y la$ palabras celosas y ásperas
que le daOOn, y si e,a de mala crianza, ni andaba camino dere-
cho, perdía todo cuanto h•bía mere<:ldo por el buen signo en que
nació•. (Op . cit., lib. IV, cap. 1, pp. 223-224).
(49) Del lib. VI del Códice Florentino, trad. M. León Portilla, la filo-
soffa nJhuat/, p. 200.
(50) Cfr. B. Sahagún, op. cit ., p. 400 y Mina Markus, 'Estudio compa-
rativo e nlfe la educación náhuatl y la g,iega•, p. 287.
(51) Cfr.), Soustelle, op. cit., pp. 173 y 174:'y Claudio Esteva F., 'El
carácter nacional azteca y la educación juvenil•, p. 245.
(52) Cfr. C. Esteva, art cit., p. 246 y M. Markus, art. cit., p. 289.
30
BIBUOCRAf lA CITADA
31
• Angel Maria Caribay K., Hvehuetlato/li. Documento A. Sacra-
mento, CA, La Casa Editorial de Tláloc, 1943. S2 pp. (Relmpre<o
de na/oc.in, 1, núms. 1 y 2).
• Angel María Caribay K., La liieratvra d• los azt•cas. 6a. ed., 2a.
reimp., México, Joaquín Mortiz. 1965. 142 pp.
32
APENDI CE
J.
Aquí ~ás, mi hijita, mi collar de piedras finas, mi plumaje de quetzal,
mi hechura humana, nacida de mí.
JI.
Ahora recibe, escuch3: vives, has nacido, te ha enviado a la tierra el
Señor Nuestro, el Dueño del cerca y del junto, el Hacedor de la gente,
el Inventor de 10& homb1es.
111.
Ahora que ya miras por ti misma, date cuenta. Aquí en la tierra es de
este modo: no hay alegrla, no hay felicidad. Hay angustia, preocu-
pación, c.ansancio. POf aquí surge, crece el sufrimiento y la preocu-
pacíón.
IV.
Aquí en la tierra es lugar de mucho llanto, lugar dond_e se rinde el
aliento, donde es bien conocida la amargura y el abatimiento.
v.
Un viento como de obsidianas sopla y se desliza sobre nosotros.
VI.
Dicen q ue en verdad nos molesta el a1dor del sol y del viento. Es este
lugar donde casi perece u no de sed y de hambre. Así es aqur en la
tierra.
VII.
Oye bien, hijita mía, nif'llta mía: no es lugar de blenestar en la tierra,
no hay alegría, no hay felicidad. Se dice que la tierra es lugar de alegria
penosa, de alegría que punza.
VIII.
Así andan diciendo los viejos: ·Para que no siempre andemos gi•
miefldo, para que no estemos s.iempre Uenosde tristeza, el Señor Nues-
33
tronos dio a los hombres la risa, el sueño, los alimentos, nuestr.a íuerz.a y
nuestra robustez y finalmente el acto sexual, por el cual se hace siembra
de la gente·.
IX.
Todo esto embriaga la vida en la lierra, de modo que no ,e ande siempre
gimiendo. Pero, aun cuandoasf fuera, si saliera verdad que sólo se suíre1
si asf son las cosas en la tierra, facas<> por esto se ha de estar siempre con
miedo? May que estar siempre lemíendo? / Habrá que vívir ll0tando?
X.
Porque, hijita mía, se vive en la lierra, hay en ella señores, hay mando,
hay nobleza, hay águilas y tigres. ,Y quién anda diciendo siempre que
a-si es en la tierra?. lQuién anda tratando de darse la muerte? Hay afán,
hay vida, hay lucha, hay trabajo. Se busca mujer, se busca marido.
XI.
Pero. ahora, mi muchachita, escucha bien, mira con calma: he aquf a
tu madre, tu señora; de su viel'ltre, de su seno te desprendiste, brotaste.
XII.
Como si fueras una }'erblta, una plantita, así brotaste. Como sate la hoja,
así creciste, floreciste. Como si hubieras estado dormida y hubieras
despertado.
XIII.
Mira, escucha, así es en la tierra: no seas vana, no andes sin rumbo.
!Cómo vivirá,s1 ,Cómo seguirás aquí por poco tiempo? Dicen que es
muy dificil vivir en la tierra, lugar de espantosos conflictos, mi mucha-
chita, mi palomita, mi pequeñita ...
XIV.
Sé cuidadosa, porque vienes de gente princip.11, desciendes de ella,
gracias a personas ilustres has nacido. Tú eres la espina y el brote de
nuestros señores. Nos fueron dejando los. señores, los que gobiernan,
los cuales allá ,e fueron colocando en fila, los que vinieron a hacerse
cargo de poder en el mundo; dieron renombre y fama a la nobleza.
34
XV.
Escucha: mucho te he dado a entender que eres noble. M ira que eres
CO$a preciosa, aun cuando sólo seas una mujercita. Eres rledra fina,
eres turqvesa. Fuiste forjada, taladrada, tiene$ la sangre, e cok>r, eres
brote y espín•, cabellera, desprendimiento, eres de noble línaje.
XVI.
Todavía esto ahora te voy a decir: lacaso no lo entenderás bien? lTo.
davía a ndas jugando con tierra y tepalcates/ lAcaso todavfa estás repo•
sando en la tierra/ En verdad un poco =uchas ya, te das cuenta de las
cosas: por tu propia cuenta, vas cobrando experiencia.
XVII.
Mira no te deshonres a ti misma, a nuestros sef1ores, a los príncipes, a
los gobernantes que nos precedieron.
XVIII.
No te hag•s como la gente vulgar, no vengas a salir plebeya, macehual.
En tanto que vivas en la tierra, junto y al lado de la gente, sé siempre
en ve,dad una mujercita.
XIX.
He aquí tu oficio, lo q ue tendrás que hacer: durante la noche y durante
el dla. conságrate a las cosas de Dios, muchas veces plensa en Él que es
como la Noche y el Viento. Hazle súplicas, invócalo, llámalo, ruégale
mucho cuando estés en el lugar donde duermes. Así se te hará gustoso
el sueño ...
XX.
Despierta, levántate a la mitad de la noche, pósuate con tus codos y
tus rodillas, levanta tu cuello y tus hombros. Invoca, llama al Señor, a
Nuestro Señor, a aquél que es como la Noche y el Viento . Será mi·
sericordioso, te oirá de noche, te verá entonces con misericordia, te
concederá entonces aquello que mereces, lo que te está asignado.
XXI.
Pero si íuera malo el merecimiento, IJ asignación que te dieron cuando
aún para ti era de noche, la que te tocó al nacer, cuando vini$te a la
vida, con eso (con tus súplicas) se te hará. buena, se te rectificará: la
modificará el Serí or, el Se~or Nuestro, el Dueño del cerca y del junto .
35
XXII.
V durante la noche está vigilante, levántate apris.a, e)(\iende tus manos,
extiende rus btazos, aderézate la cara, aséate las manos, l.ivate la boca,
toma de prisa la escoba, ponte a barrer, No te estés dando gusto, no
te pongas nada más a c.ifcntar, lava la boca a los 01ros, haz la incen,
sación del copal, no la dejes, po,que as! se obtiene de Nuestro Señor
su misericordia.
XXIII.
Y hecho esto, cuando ya estés lista, lqué har.lsl !Cómo cumplirás ws
deberes de mujer? /Acaso no prepararás la bebida, la molienda? INo
tomarás el huso, la cuchilla de telar? Mira bien cómo quedan la bebida
y la comida, cómo se hacen, cómo quedan buenas, cómo se hace una
buena comida y una buena bebida.
XXIII.
Estas cosas que de algún modo se llaman •las que pertenecen a las
personas", son lasque corresponden a las señoras, a los que gobiernan,
por esto se las llamó •cosas propias de los rostros y los corazones, de las
personas•, la comida propia de los que gobiernan, su bebida : sé diestra
en preparar la bebida, en preparar la comida.
XX>/.
Pon atención, dedícate, aplícate J ver cómo se hace e~o, asi pasar5s tu
vida, así estarás en paz. Así serás vali0$a. No sea que en vano alguna
vez t·e envíe e.l infortunio el Señor Nuestro. Acaso crezca la pobreza
entre los nobles. Míralo bien, abrázalo, que esoftcio de mujer, el huso,
la cuchilla de telar.
XXVI.
Abre bien los ojos para ver cómo es el arte tolteca, cu~I el arte de las
plumas, cómo bofdan con colores, cómo entreveran los hilos, cómo los
tiñen, las mujeres, las que son como tú, las señoras noestras, las mujeres
nobles. Cómo urden las telas, cómo se hace su trama, cómo se ajusta.
Pon atención, aplícate, no seacS vana, no te dejes vanamente, deja de
ser negligente contigo misma.
XXVII.
Ahora es buen tiempo, todavía es buen tiempo, porque todavía hay
en tu corazón un íade, una turquesa. Todavía está fresco, no se ha
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deterio,ado, no ha sido aún torcido, todavía está entero, aún no se ha
logrado, no se ha torcido nada.
XXVIII.
Todavía estamos aquí nosotros, (nosotros tus padres) que te metimos
aquí a sufrir, porque con esto se conserva el mundo. Acaso así se d ice:
así lo dejó dicho, as! lo dispuso el Señor Nuestro que debe haber siem-
pre, que debe haber generación en fa tierra.
XXIX.
Todavía aquí estamos, todavía en tiempo nuestro, aón no h.;, ven\do el
palo y la piedra del Señor Nuestro. Todavía no n10<imos, todavfa no
perecemos, lqué es lo que tó plensas, niñi~, palomita, muchachita?
XXX.
Cuando n05 haya ocultado el Señor Nuestro, con la ayuda de otros
podrás vivir, porque no es tu de.stino, no es tu don, vender yerbas, palos,
sartas de chile, tiestos de sal, tierra de tequesquite, rarada en ta entrada
de las casas, porque tú e res noble. Adiéstrate en e hu~, en I• cuchilla
de telar, en preparar bebidas y comidas.
XXXI.
Que nunca se.:, vano el corazón, nadie d iga de ti, te señale con el dedo,
hable de tí. $1 nada sale bien, /cómo será tu frac,~? Por eso, lno
vendríamos nosotros a ser vituperados? Y si ya nos recogió el Seflor
Nuestro1 facaso por esto no .se nos vituperará por d etrás, acaso no se-
remos reprendidos en la región de los muertos? En cuanto a ti, l;ac.J_so
no pond,ás en movimiento en tu cont<a e l palo y la piedra? INo harás
q ue contca t1 se dirijan?
XXXII.
Pero si atiendes, /también entonces podrá venir la represión? Tampoco
seas ensalzada por otr0$ en exceso, no ensanches tu rostro, no te er\-
sobe.rbezcas, como si estuvieras en el estrado de las águilas y los tigres,
como si estuvieras luciendo w escudo, como s:i todo ef escudo de Huit·
x,ilopochtli estwiera en tus manos.
XXXIII.
Corno si gracl,1s a ti estuvieras l~antando la cabeza y a nosotros nos
acrecentaras eí rostro. Pero si no haces nada, lno se,ás entonces como
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una pared de piedra, no se habl,1rá de ti, apenas serás ensalzad.ar Pero
sé en esw cosas como lo desea para ti el Señor Nuestro.
XXXIV.
He aquí otra cosa que quiero ínculcacte, que quiero comunicarte. mi
hechura humana, mi hijita: sabe bien, no hagas quedar burlados a nuer
tros $eñores por quienes naciste. No les eches polvo y basura, no rocíes
inmundicias sobre su historia, su tinta negra y roja, su fama.
XXXV.
No los afrentes con a lgo; no como quie ra desees la..s cosas de la tierra,
no como quiera pretendas gvst3rLls, aquel~ que se llama las c0&Js se·
xuales y si no te apart;;1s de ellas, lacaso serás divinar Mejor fuera que
perecieras pronto.
XXXVI.
Ahora bien, con calma, con mucha calma, pon atención, si así lo ha de
pensar e l Señor Nuestro, si alguno hablara de ti, si se dice algo de ti,
no lo desdeñes, no golpees con tu pie la inspiración del Señor Nuestro,
acógela, no te retcalga.s, que no pase junto a t.i, dos o tres veces, no te
andes haciendo la retrafda, aunque nosotros te tengamos por hija, aun
cuando por rnedio nuestro hayas nacido, no te envane zcas olvidando
en tu corazón al Señor Nuestro. Así te arrojarlos al polvo y a la basura,
a la vida de las alegradoras, las mujeres públic.as. Y entonces e l Señor
Nuestro se burlaría, obraría contigo como él quisie ra .
XXXVII.
No como si fuera en un mercado busques al que ser~ tu compaflero, no
'ºllames, no como en primavera fo estés ve y ve, no andes con apetito
de él. Pero, si tal vez tú desdeñas al que puede ser tu compañero, el
escogido de! Señor Nuesuo, si lo desechas, no vaya a ser que de ti se
burte , en verdad se burle de ti y te conviertas en .1Ieg1adOf3, en muje,
pública.
XXXVIII.
Pero, prepárate, ve Oien quién es tu enemigo, que nadie se burle de
ti, no te entregues al vagabundo, al que te busca par.t darse placer, al
muchacho perverso.
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XXXIX.
Que tampoco te con02:cao dos o tres ros.ttos que tú hayas visto. Quien
quiera que seJ tu compañero, vosotros, juntos tendréis que a cabar la
vida. No Jo deíes, ag.irrate de él, cuél¡;ate de él aunque ,ea un pobre
hombre, aunque sea sólo un aguilitJ, u n tiguto, on infeliz .soldado, un
pobre nobl(:,, tal vei can~ado. folto de benes. no por E:SO lo desprecies.
XL.
Qve a vosotros os vea, os fort.:>le~ca el Señor Nucs-tro, el conocedor de
les hombres, el invento, de l.; gente, el h3cedor de fos seres humanos.
XLI.
Todo esto te lo entrego de m is labios y mis palabras. Así, delante del
Señor Nuestro, delanle de Tk>que Nahwq ue, cumplo con mi deber. Y
si tal vez por cualquier parte orrojar•s esto. tú yo lo sobes. He cumplido
mi oficio, muchJchitJ mfa, niñita mfa. Que se3s feliz. que Nuestro
Señor te hago dichoso.
39
El li11~Ji1u·tl4tolli $< ce1n'\i11ó rk imprimir d l:, dc;1btiltk t990
en México-, O.F. f;I cir~e conHÓ dt.· 1,000 .:jcmpl:-rc:~ L:! im·
pres.ión fue d<' Artt" Grifü.o Gu:,,d1:a11J., l.:t ctlkibn ,•uuvo .U
cui-d:ado de D2nid CaUcg.os )t la a\ltOr:i, CunC\d ,jn, J~dmun·
do Cueíia Et.ti:c.,,.• f'nrt.-d.a de.· Blu1c.,11 $l,()dn);u~~ R"dtiguc:,.,
liporra!í a de Í'\1.t\C)' t'loro;;s; (füdl~ de 1... C,.k,c.ion: OJ.nirl
CaUe¡(u. Si:t<:i6n d<: Produecilm f. dicor1.tl de /,. l7ní\--c:r)td.ad
AutóhOrna Me&1opt1liu.n-2, lJni,Jad l i.t~p.ll.,1p.1.
• Lilhan von der Walde Moheno curSÓ
sus estudios supe11ores en fa
Universidad lberoamencana y en El
Colegio de Me•,co (doctorado).
1nsu1uc1ones en las que obtuvo
importantes d,st,nc,ones académicas.
Aunque espec,ahsta en lueratura
hispánica medieval, ha pubhcado
ensayos sobre diferentes per,odos
literareos de su interés# Ha paruc1pado
como ponente en varios cofoqu,os
flterartos# y ha SJdo Jurado en
certámenes de creación verbal.
Actualmente coordina 111 proyecto d•
1nves11gac1ón '"Automattzac,ón de la
Nueva Revista de F1folog,a Hispánica
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en El Colegio de MéJ<Jco. y es profesora
de h1eratura en la Universidad -
Autónoma MetrOPOlítana-lztapalapa
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