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EL HUEHUETLATOLLI
Consejos de un Padre a su Hija

lillian von der Walde Moheno


UNIVERSIDAD AIITDNOMA METROPOLITANA

Rutor O~ierat
Dr. Gustavo:\, Cha.pela Castaña.res

Secrcraf"io Gtntrol
Dr. Enrique fcrnánd~ Fassnacht

UNI.DAD IZTAPALAPA

Rector
Dr. Julio .Kubio Oca

StcretarÍ()
Mtro.José L\.Us Rodríguez Herrera

Coordinadora de Ex te,isi6n UniversitaTia


Mtra. Patricia de Leonardo Rarnírez

Jefe de la Sección dt! Producci6 n Edit<mfJl


Cunavo PtñaJoia Castro

O Lillian von dcr WaJdc Mohcno


Corno Menor
Sección de Produ.cción f.dltorial
Unidad lzb:palap.-
L:ni,•eriid:1;d /\utónnma M~uopolit.:.na
Av. Mkhoacán y la PurÍ$ima. lttapaJapa
09340. Mé>:ico. D.f.
ISBN 968- 8<0- 77S-9
Hecho en México. Pr intcd in Mexico.
El huehuetlatolli
Consejos de un padre a su hija
Lillian von der Walde Moheno
Consejos de un padre a su hija m es un bello texto en lengua
náhuatl que recogió el misionero franciscano Fray Bemardíno de Sa•
hagúo en Tepepufco, Tlaltelolco o México, probablemente entre 1547
y 1S~A t?).
Forma parte de los llam,1dos huehueú,,1oll,, término que significa,
según Josefina García Quintana, •antigua palabra, antiguo discurso"
U>. Para esta inve-5tigadora, no es etimofógic.amente apropiJdo traducir
huehuetlatolli como 'plática de los viejos' <'l o 'conversación de los
viejos' IS>. dado que la expresión que brindaría ese significado sería 'In
huehuetque intlato/" (6).

Aún cuando los los ancianos conocfan y transmitían gran nómero


de pláticas antiguas, no todas eran pronunciadas po< ellos. Prueba de
lo aseverado se encuentra no sólo en los Consejos de un padre a $U
h,ja, pieza oratoria ek!borada p.tra ser declarada por el padre, sino en
todos 3quellos discursos que eran referidos por l.a madre, Jos hijos, el
dirigente, los admln:strJdos, etc. Adem~s, de acuerdo con las antiguas
doctrinas, normas y tradiciones. quienes componían o re-elaboraban es-
tas arengas, eran los tlamacinime (sabios), no forzosamente anci::i.nos.
Por consiguiente, parece ciertamente .1decuado trJducir huehuetlatofli
como ·antigua palabra"'.

Por OlfJ parte, cabe señalar que G,1rcía Quintana incorpora den·
uo del tétmino huehuellatolli a una amplia gama de formas 1e16ricas:
las recomendaciones que, en el seno de la fomilia, hadan 10$ padres
a sus hijos; !;is que, en el C.,/mécac o Te/pochca/li. decían los profeso-
res a sus aJum1\0s; los discursos que dirigta el t/.ato.:1ni (sobernno) a sus
gobernad0$, y vicevers..1; las exhonaciones de 10$ señores a sus vasa.
llos; las pal;ibras que se expresaban en OCJsión del nacimiento, lx>lio
ritv.11. m;:¡uimonio, enfermedad o muerte de alguien; las oraciones que
se ptonundaban en ritos litórgicos; los provctbios y ,efranes; las í6rmu.
las de cortesía, salutaciones y dem~s modos de habla,, etc. las pl,lticas
que poseen un "'car.ktc.r o m3tiz de exhon-ad6n o amonestacfón"' C7)
son, para fa inv8$1:ig.ad0fa, tenonotzaliztldtol/i. As1 pues, Consejos deun
padre a su hija -texto que se habrá de estudiar en este ensoyo- forma
parte de los cenonotzalíztlatolli, género en prosa que cae, a fue, de re-
dundantes, en el concepto huehuetlatolli.

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En lo que respewi al origen de los huehueúau,lli, no se poseen
más datos que los textos mismos, recopilados en el siglo XVI. Para Carl·
bay, la elaboración de e~os parte quizás de antes del siglo XII I. Se trata
de un.a creación cofect1va; esto es, cada textO arranca de un nócleo
mínimo que, a través de los siglos, se va aumentando y enriqueciendo.
Para Card a Quintana, la uadlción ya se enconuaba en lostoltecas, y los
mexicanos ta aprovecharon al igual que tantos otros aspeetos propios
de la to/tecáyotl !al.
Ahora bien, ,cuál e<a el contenído de ese nódeo mínimo del que
habla Caribay1 Prob.lblemente, el origen del núcleo del huehuetlatolli
sea previo a la aparición de los tokecas, y su contenido sea ritual 19>,
En esta hipótesis, primero surgió la palabra litúrgica, que al paso de
los a~os fue enriqueciéndose meoiante la lnco,poración de temas ya
no directamente relacionados con el culto religioso y fue aplicada a
diver$0! aspectos de la vida, como la salutación por el nacimiento de
un niño, l.1 recepción de un nuevo dirigente, etc. Estas formas retóricas,
eran empleadas po, los toltecas de manera más o menos elaborada;
posteriormente, fos mexk:anos las hicieron suyas, de tal suerte que la
evolución continuó hasta llegar a los reiínamientos temáticos y formales
que se aprecian en Ct>ruejos d• un padre a su hija.
A la llegada de los españoles, la tradición de pronunciar discur>OS
y exhort.lciones se habla convertido en 'una verdadera institución cul·
tura!• ~ OJ, como lo prueba la gran variedad de textos recopilados por
los frailes franciscanos Andrés de Olmos y Semardlno de Sahagún <11>.
Buen número de ellos tienen como propósito fundamental la lnco,po,-
ración del hombre a la p,opia cultura, de ahí que sea posible afirmar
que en el mundo náhoat~ se tenía clara conciencia de la importancia de
la educación del individuo. en tanto que de él depende la convivencia
armoniosa y la supervivencia de la comunidad. Toda est.> documen·
tac.i6n muestra la existencia de un cuerpo bien estructurado de valores,
que incluye la practica profesional, la relación interpersonal, la moral
sexual, L, conducta religiosa, en fin. Por ejemplo, se inculcaba la humil·
dad, la cortesía, el dominio de sl; se se~alaban las labores u oliclos de
acuerdo con el sexo, con la cast.l, y cómo habían de realizarse; se pre-
conizaba el respeto a les padres, los antepasados, el soberano; etcétera,
e«:étera (121.

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[$ Importante destac.,r que en los huehuetlatolli se encuentra una
serie de conceptos sobre las divinidade,, e l más allá, las cond iciones
de vida del hombre en la tíerra, su destino y libertad. Todo este con-
tenido acerca al investigador a las ideas filosóficas de los tlamatinime o
sabios nahuas, ideas en ocasiones opuestas a la visión místico-guercera
impuesta por Tlac.,élel en el siglo XV (13).

Para aproximarnos a la cultura náhuatl, se ha elegido el ya men-


cionado teXto titulado por león Portilla Consejos ée un padre a su hija,
el cual muestra el valor que los antiguos mexicanos daban a la edu-
cación. Resumen un tanto el contenido de nuestro huehue!latolli, las
siguientes palabras de otro documento indígena:

Comenzaban a enseñarles: cómo han de vivir, cómo han de


obedecer a las personas, cómo han de respetarlas, cómo de-
ben entregarse a lo corweniente, lo recto, y«imo han de evitar
lo n,o.convenleme, to no recto, huyendo con fuerza de la per·
versión y la avidez (14).

En Consejos de un padre a su hija es posible observar la doctrina


de los nahuas en relación con la conducta de la mujer en el doble plano
personal y social. Asimismo, se aprecian las concepciones metaíisicas y
teológic.,s de los t/amatinime, las que a su vez revelan el alto grado de
desarrollo filosófico del mundo náhuatl.

El textO fue elaborado para ser dicho por un padre noble a su


hija, quizá ya adolescente. En e fecto, el contenido de los Consejos hace
pe~ar en una niña de diez a trece años~ que ya ha entrado en •1os años
de discreción', como dice Sahagün, y no tanto en una pequena de seis
o siete, como lo indica león Portilla <1Sl.

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No es de extrJñar que se haya compuesto esto pieza oratoria
-como tantas otras- par., ser pronunc.iada por el padre, si se coos..idera
que éste era una figur., Importantísima en el seno famlliar. Baste el si-
g.,lcnte texto, que determina I• función del padre:
El padre de gentes
raíz de linajes de hombres,
principio de linajes humanos,
bueno es su corazón.

El padre de gentes todo lo cuida,


es comp..1sivo1 se p,eocupa,
de él es L.. previsión
él es quien da apoyo,
con sus m.:anos protege.
Cría, educa a sus hijos.
'°5. tmseña, los amones.ta.
~ muestra cómo hJn de vivir.

les pone delante un gran espejo,


los hoce verse en un espejo de dos caras.
Es como gruesa tea que no ahumo (...1 (1 Gl.
Estas palabras sel'lalan que uno de los quehaceres íundamentales
del paterfamilia, e,a iniundir en los v.istagos las forma.s como debfan
vivir; la me«íf01a del espejo •subraya que es él, quien para inculcar
cordura en sus hijos, les enseñará a conocerse a sí mi.smos"' (1 7>. Pero
no debe creerse que dentro del hogar sólo recala en el padre el deber
de educar. Después de que el padre declaraba sus consejos, la madre
hada lo propio y de modo igualmente bello y profundo - aunque si bien
es ciert.o. tomando en cuenta que ·el hombre eta el je/e Indiscutible de
la fan"lilia• t18), la mJdre no olvidaba exhort;1r a .su hija al cumplimiento
de lo d;cho po, el padre 119).

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El estudio de Conso¡os de un padre a su hija se realÍZará siguiendo,
en lo posible, el orden del texto. Para facilitar las referencias, se han
numerado los párrafos de la versión de León Portilla que aparece anexa.
En ptimer lugar destacan los epítetos con los que el padre nombra
a su hija: •mi collar de piedras fínas, mi plumaje de quetzal· (párr. 1).
Estas palabras se repiten con muchísima frecuencia en los textos nahuas
que se conservan; por ejemplo-para mencionar sók> algunos de los dis~
cursos que tienen que ver con el infante redén nacido-, se encuentran
en el discurso de la madre a su hijo, en el de la p.irtera a la niña, en el
de los viejos al niño, en la respuesta de éstos a quienes iban a saludar
al recién nacido, en el del lavado rltual, etcétera (20>.

Hablar de piedras y plumas finas es referir lo más preciado en el


mund'o náhuatl, tanto es así que la misma divinidad Quetzalc6atl (lite·
ralmente, serpiente de plumas queua~ fue concebida gracias al cl>al-
chihuitl (piedra preciosa, jade) que su madre ingirió, y Huitzilopochdi
en virtud de la pluma de colibrí que su madre escondió en su seno.
Así pues, tanto nuestro texto como todos los otros en los que apare~
cen las formas retóricas citadas, indican que los hijos eran considerados
una realidad preciosa, un don divino (cfr. párr. 11) que enorgullecía a los
padres. Tal es el grado de aprecio a los hijos, que •cuando una mujer
estaba encln~, la noticia originaba en las dos familias grandes muestfas
de regocijo y fiest.as• 121).

En este contexto, nombrar a la hija como 'collar de piedras finas•,


como plumaje de quetz.11, significa que el padre habra de vertir los
mejores conceptos, la más límpida verdad para esa nlfla que es lo m5s
hermoso y valorado para él.

En el mismo párrafo I se dice que la niha es 'hechura• del padre,


"'nacida• de él. Este concepto se engarza con los que se encuentran en
los párr~fos XI y Xlf: "Pero, ahora, mi muchachita, escucha bien, mira
con calma: he aquí a tu madre, tu señora; de su vientre, de su seno te
desprendiste, brotaste. Como sale 13 hoja, así credste, floreciste. Como
si hubieras estado dormida y hubieras despertado•.

Como se aprecia, a través de hermosísimas metáforas se explica


la natalidad. La nlha ha nacido gracias al padre y a la madre, es fruto

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de ambos yvtene a ser paite de ellos. En efecto, si es hechura del pa•
dre, si ha brotado de la madre como si íuera una plantita, entonces se
identifica con ellos; en otras palabras, la dignidad, la nobleza y dem.ls
atributos de los padres se repiten en la pequeña, de ahí que deba con•
se.rvarlos.
Los progenitores, refiere la cit3, hacen posible la existencia del ser
humano en la tieua, y es ésta, precisamente, una misión íundamental,
señalada por la Divinidad Suprema:
Todavía es(amos aquí noSO{rOS, (nosotros tus padres) que te
metimos aqu1 a sufrir, porque con esto se consecva el mundo.
Acaso así se dice: así lo dejó dicho, así lo dispuso el Señor
Nuesuo, que debe haber generación en la tierra (párr. XXVIII).
De acuerdo con fas palabras anteriores, la creación de una vida
nueva-la ,,iña- es cumplimiento de un 01denamiento divino, por tanto,
sumamente elevado, valioso. La hija, al crecer, habrá de llevar a cabo
la misma misión, ya que "debe haber generación en la tierra#, ya que
así se rinde culto a Dios. La mujer, además, tendr~ el privilegio in<:On-
mensurable de la maternidad. Ciertamente, la maternidad era uno de
los aspectos más impo<tantesen el mundo náhuatl, de ahí que las muje-
res muertas durante el pano fueran divinizadas y enterradas en el patio
del templo de las Ghuapipiftin mi, de ahí que el aborto pareciera sólo
concebible como 'obra de quienes han perdido ya toda reputación y
dignidad en la vida' al).
Se ha afirmado, conforme a los párrafos 1, XI, XII y XXVII, que los
padres posibilitan la existencia de un nuevo ser; por tanto, el párrafo 11,
que atribuye la vida a Dios ('te ha enviado a la tierra el Señ0< Nuestro"),
parece e$tar en contradicción con el contenido de dichos párrafos. Sin
embargo, no hay tal contradicción. Los hornbres fueron creados por
la Divinidad para que llevaran a cabo la procreación y, con ella, ren·
dirle culto (porque esa fue la voluntad divina). Pero en las manos del
"Inventor de los hombres• (párr. 11) está que los seres humanos vengan
al mundo para cumplir su misión. ~I es quien envla a c.,da sujeto a la
tierca para que dé a luz un;, nueva vida, que también depende de Dios,
en tanto Él es el verdadero "Hacedor de la gente' (párr. 11). Lo terrible
y condenable para el pensamiento náhuatl, es intervenir en la voluntad

10
divina, evitar como en el caso del aborto, que la divinidad haga venir a
la tierra a otro ser humo1no.

En el párrafo II que se ha estado tratando, la divinidad ,s nom·


brada como ' el Señor Nuestro, el Dueño del cerca y del junto, el Ha-
cedor de la gente, el lnventot de los hombres•. La forma 'Dueño del
cerca y del ¡·unto' o 'Tloque Nahuaque", que es lo mismo, aparece
también en os párrafos XXI y XLI, respectivamente. ·sen0< Nuestro·
se repite en innumerab!es ocasiones, y en dos de ellas, se dice que es
• como la No<:he y e l Viento• (párrs. XIX y XX).

De acuerdo con León Portilla, Ome1éotl -el d ios dual, principio


supremo masculino y íernenino a la vez- poseia una serie de atribu-
tos que habían sido especificados desde los tiempos antiguos de la tol-
tecáyotl:
Era lpalnemohuani, •aquél por quien se vive.,. o "'aquél por quien
tod0< viven", seg~n Clavijero y León Portilla, o "dad0< de la vida', con,o
lo traduce Caribay y en ocasiones León Portilla. Así pues, con este Ululo
se atribuye a Ometéotl *el carácter vivifiCJdor de todo cutmto existe"
12<>. En la discusión de los sabios nahuas con los do<:e frailes, se e n-
cuentran otras íoimas que aclaran el significado de ipalnemohuani. "Es
él ipan iolíhua: 'a quien se debe la vida'; ypan t/acariva: 'a quien se
debe el nacer'; ipan mezcatilo: 'a quien se debe el ser engendrado';
ipan nehuapahualo: 'a quien se debe el crece<'" !lS>. Con lo expuesto,
es claro que las formas "Hacedor de la gente" e "Inventor de IOII hom-
bres"' que aparecen en nuestro texto, se refieren a la divinidad sopren,a,
en su atributo de ser ipalnemohuaní. A continuación se copia parte de
un texto que confirma que, para los nahuas, eia Ometéotl quien daba
la vida a un nuevo ser:
Has llegado a este mundo, hate enviado tu padre y w madre,
e l gran señor y la gran señora. Tú luiste criado y engendrado
en w casa, que es lugar de los dioses supremos, del gran señor
y de la señora que están sobre los nuevos cielos (...1 (261.

Era Tl<XJU• in Nahuaque, •quien está en el ser de todas las cosas,


conserv~ndolas y sustentándolas", de acuerdo con Fray Alonso de Mo-
lina, o •aquet que tiene todo en sí"', según Clavijero, o "'el que está junto

11
• todo, y junto al cual está todo', para Caribay, o 'el duello del cerca
y del junto•, como traduce León Portilla 07!,
León Portilla analiza la etimología del dlfrasismo 11oque Nahua•
que. Está fo,mado de doo adverbios: tJoc y nafhuac. El prime,o quiere
decir "cerca", mlentr~s que nA.huac signífica •en el circuito de· o •en
el anillo de'. Al agregar a ambos términos el sufijo persooal -e , Tloqv-
e Nahuaqu-e , se expresa la idea de que él posee tanto · la cercanía'
como ·el circuito•, de ahí que-señala León Portilla- Tloque Nahuaqve
pueda traducirse como 'el dueño del cerca y lo que está en el anillo o
circuito• (lo que estl en el anillo -de agua- es el mundo).

Tloque Nal>vJque, pues, refiere el dominio y presencia universal


de la divinidad supcema, es una afirmación de la omnipresencia de
Ometéoel <18).

Era YohuaHi · ehécdd, cuyo significado literal es •noche-viento'.


Este difrasismo se encuentra muy relacionado con el titulo de Tloque
Nahuaque. En efecto, Ometéotl es omnipresente, pero no se puede
ver porque es invisible como la noche, y no se puede tocar porque es
impa.lpable como el viento. Si el dio.sup,emo es invisible e impalpable,
"$4? está sosteniendo de manera Implícita su naturaleza craS<:endente,
metafísicamente hablando. O puesto en otras palabm se está diciendo
que Ome<éot/ rebasa el mundo de la experiencia" !291.

El dios de la dualidad, madre y padre de los dioses, se había in-


ventado a sf mismo, de ahf que también se le denominara Mo¡,ocoyatzin
r·el que a si mismo se inventa;; además, era totecuio in ilhuicahua in
t/altipacque In mictlane, •nuestro señor, dueño del cielo, de la tierra y
de la región de los muertos• C300.

En C,,nsejos de un padre a su hija el ·Dueño delcerca y del junto•


(párr. 10, el "hacedor de los seres humanos· (párr. XL) da la vida -como
ya se ha dicho-, pero asimismo el 'Señor Nuestro• la quita (párrs. XXIX
y XXX). Por otra parte, se recomienda a la niña consagrarse al •que es
como la Noche y el Viento• (párrs. XIX y XX), porque el 'Dueño del
cerca y del junto• es quien puede modificar el destino (párr. XXQ, o
bien puede, et ·Sellor Nuestro•, enviar el ínfortunlo (párrs. XXV, XXXI,
XXXVI).

12
Como se observa, en nuestro texto no aparece otros dios que no
sea Ometéoú, aunque cierramente nombrado o bien como ·Nuestto
Seflor", o bien a través de sus atributos c31). Esto Indica no sólo que
Jos tlamac.inime continuaban transmitiendo la antigua herencia cultural,
sino que se es/orzaban por hacer comprender que se trataba de una
misma divinldJd con diÍerentes atributos. Este esfuerzo quizá preténdía
contrarrestar el hecho de que, 'para el pueblo, los numerosos títulos
que desde los tiempos antiguos hablan dado los sabios sacerdotes al
Dios Dual l, .. J se convertían 1...J en otros ramas divinidades• (32).

En el párrafo 111inicia la dolorosa visión de la vida del ser humano


en úallfcpac (sobre la tierra). Para introducir el tema, el padre recuerda
a la hija que ya no es una pequeña, que ya mira por sf misma. La idea
de que se trate de una niña un tanto c.redda se encuentra también en
el párrafo XVI: '/acaso no le entender.Is bien? /Todavía andas Jugando
con tierra y tepalcatesl 1... J, te das cuenta de las cosas: por tu propia
cuenta vas cobrando expet:encia".

Este puntualizar la capacidad de entendimiento de la niña, hace


pensar que el padre desea que su hijo preste la mayor atención posible
para que comprenda la realidad trascendente que él va a referir. Y si es
trascendente, desde luego que el texto representa un venero invaluable
para conocer la cultura náhuatl prehispánica.

Pero volviendo a la vida del hombre en la tierra, se encuentra que


ést.l es ciertamente difícil. Por ejemplo, aparece una afirmación terri-
ble -y que luego se verá un tanto suavizada- de que en el mundo •no
hay alegrfa, no hay felicidad· (párrs. 111 Y VII), sino •angustia, preocu-
pación, cansancio"' y •sufrimiento"' (entrecomillados en párr. 11). Esta
visión de la vida se desarrolla e n un buen número de párrafoo, y aquí se
hace un paréntesis para señalar que una de las características del texto
es la f0<ma paralelistica; esto es, en diferentes párrafos se repite el
mismo pensamiento con Olras palabras, con otras imágenes. Muy pro-
bablemente, como lo indica Caribay, las repetíciones sinonímicas tie-
nen como objeto mantener la atención y fijaren la memoria la idea que
se pretende inculcar '3J>.

la tierra, pues, ' no es lugar de bienest.lr" (párr. VI); en ella, 'se


rinde el aliento (párr. M, hay ' espantosos conflictos• (párr. XIII), se

13
llora (párr. IV), se sufren tas inclemencias del tiempo como lo re.vela la
hermosísima metáfora de ese aire helado que entume al hombre, o el
párrafo del d ima ardiente:
Un viento como de obsidianas sopla y se desliza sobre nosotros
(párr. V).
Dicen que en verdad nos molesta el ardor del sol y del viento.
Es este lugar donde casi perece uno de sed y de hambre. Así es
aquí en la tierra (párr. VI).
la terrible conciencía de la precaria condición de la vida del ser
humano, se encuentra ya en Nezahualcóyotl P•l y se repite constan-
temente en los h!fllhuetlatol/i r=gidos por Sahagún. Basta leer en el
libro VI de la Historia general de las =as de la Nueva Espa~a, algunos
capítulos, como loo siguentes: X'/Y (p. 250), XXX (pp. 383-384), XXXI
(p. 385), XXXII (p. 366), XX'X:1/ (p. 395), etcétera. Así pues, es posible
afirmar que esta dolorosa visión de la vida estaba ciertamente extendida
en el mundo náhuatl a la llegada de los españoles, y que parte más o
menos de la segunda mitad del siglo 'tN, cuando ya se compon!an me-
ditaciones poéticas con este terna Ucnocufcat/: •canto del huérfano•,
•canto de angustia', •canto del desgraciado').
Aun1ue la verdad última es el sufrimiento, la divínidad suprema
ha dado a os hombres ..la risa, el sueño, los alimentos, nuestra fuerza y
nuestra robustez y finalmente el acto sexual, por el cual se hace siembra
de gente• (párr. VIII). Esto, "para que no se ande siempre gimiendo"
(párr. IX), para que la vida -si no buena- sea por lo menos vivible, y la
tierra se torne, como lo expresan los ox(moros, en un "lugar de alegría
penosa, de alegría que punza• (párr. VIQ.

!Para qué vivir si sólo se viene al mundo a sufrir, aunque hay unas
pocas compensaciones? La vida ¡x1.rece un sinsentido. Sio embargo,
no es tal en el pensamiento contenido en el texto. Ya se ha dicho que
el $er humano tiene una misión divina que cumplir: hacer ·siembra
de gente•, porque ' debe haber generación en la tierra•. No hay que
temer, no hay que llorar, no hay que intentar la propia muerte (dr.
párrs. IX y X); no obstante el pesar, el mundo se encuentra estructurado

14
y los individuo; se afanan, luchan, t<abojan y buscan una p•reja en el
rnundo(cfr. párr. X). Hay, pues, que vivir, las palabras anteriores no son
miU que una afírmadón tajante de la vida.

Un tema sumamente repetido en l,1 lírica n~huatl fue el de la fu-


gacidad de la vida humana. Todo lo que existe se dest<uye, se acaba:

lAcaso de verdad se vive en la tierra?


No para siempre en la tieira: sólo un poco aquf.
Aunque sea jade se quiebra,
aunque sea oro se rompe.
a unque sea plumaje de quetzal se desgarra,
no p;ara siempre en la tierra: sólo un poco aquf. (35)

Incluso muchos sabios y poetas llegan a pensar que e l 'Dador de


la vida" se está burlando de los hombres, que éstos son sólo juguetes
en las manos de él. En Consejo, de un padre a ,u hija e l tema apenas
si es mencionado. Se es consciente del car.icter uansilorio de la vida
-· /Cómo seguirás aquí por poco tiempo' (párr. XIII)-, y se piensa que
esta transitoriedad depende de la Divinidad Suprema : 'Todavía aquf es-
tamos f•..J, aún no ha venido el palo y la piedra del Señor Nuestro. To-
davía no morimos f...)" (pá11. XXIX). En nuestro texto, e l tema parece
e.arecer del matiz terttiblementc angustioso de varios de los poemas de.
entre otros, Netzahualc6yotl y Tecayehuotzin. Pero se habla del ·palo y
la piedra del Señor Nuestro•. Este dlfrasismo, en la cit.>, se puede leer
como •a(ln no nos ha dado la muerte el Señor"; sin embargo, en otra
parte del texto ípárr. XXXO el difraslsmo es empleado con el signifkado
de cascigo, y esta misn,a acepción le dan C3ribayy Carda Quintana Oól
en diferentes documentos. De ser el castigo divino, la pérdida de la
vida sería un hecho doloroso, triste, y aquf se est.ablec:e una paradoja.
Si la vida es, como ya se ha visto, sufrimiento, lpor qué entonces con-
siderar el dejar de exi.stir como algo negativo. como un castigo, cuando
más bien resultaría una s.ilvación?

En e l párrafo XIII el padre recomienda a la ni/la no andar como


quiera, sin rurnbo. Con esto é l pretende se~alar la necesidad de que
e lla siga los consejos que é l habrá de venir, porque 'todavía es buen
tiempo', dado que en el ·cora,ón" de la niña hay todavía · un jade,
on;s turquesaH; el corazón, -no se hi1 deteriorado, no ha sido aún tor-

15
cido• {ent, eeomillados en párr. XXVII). Para león Portilla, en el corazón
$e encuentra *el dinamismo de la voluntad y la concentración máxima
dela vida"O'l; el corazón define la voluntad del ser, es el aspecto "'bus-
c3dor' delvo• (38). Por con.siguiente, si en el corazón de la niña haysó!o
p iedras preciosas, esto q uiere deeir que ella "bu=· lo bueno, lo que
es puro y preciado. Pero como hay corazones que se pierden, el padre
habrá de aconsejar el buen camino a seguir, y al hacerlo, cumplirá con
su función paternal, posibilitará que la voluntad de la nl~a continúe
siendo un jade, una turquesa.
El buen camino, en los Consejos del padre, mucho tiene que ver
con lo que podrta llamarse '"'oonciencia de cas-ta•: "Sé cuidadosa, por-
que vienes de gente principal, desdendes de ella, gracias a p.erso,1,as
ilustres has nacido. Tó eres la espina y e l brote de nuestros seño,es (...1
los que gobiernan, los cuales allá se fueron colocando en fila, los que
vinieron a hacerse cargo de poder en el mundo; dieron renombre y
fama a la nobleza• (párr. XIV).

Ciertamente en la sociedad indígena habla dos grupos pe1focta-


me nte diferenciados: pipí/Un y macehuafdn. tos p lpiltin o nobles go-
zaban de numerosas preuogativas, como ser propietarios de tierra en
forma individual, ejercer efevad0& cargos de gobierno, recibir una edu·
caci6n muy esmerada, en fin. Este grupo se fue formando desde los
inicios de la sociedad mexica. de Tenochtitlan, cuando se htc!eron ligas
entre noble• culhuacanos -de origen co!teca- y algunos aztecas. t os
descendientes de estas íamHia.s vinieron, pues, a constituir el nC,deo de
nobles o pipiltin (39l.

En nuestJo texto la nobleza de la niña es sumamente clara. Ex-


presamente se d ice que es 'de noble linaje" (pátt. XV), que proviene
i:le ' prlncipes' y ' gobernantes' (párr. XVII). ta ascendencia noble de
la niña la torna en •cosa preciosa, aun cuando sólo sea una mujercita•
(~rr. XV) C•Ol, y la obliga a actuar conforme a su linaje.

Tal parece q ue la conducta correcta, apreciada, es la de los pipil-


ún, mientras q ue la deshonrosa pertenece a los macéhualtin: "No te
hagas como lo gente vul~ar, no vengas a salir plebeya, macehual' {párr.
XVII). Para corroborar el desprecio inherente de la nobleza a la casta
sometida, se transcribe parte del texto •oe las doncellas•, recopilado

16
p0< Sahagún: la J<Wen ·que
. es d.d
mala é$ vil, plebeya ,oberb· .
b , ,a, a 1¡·,n h ace.
ob l'élS de macegua1, muJer per I a, amanee ada y descuidada" (oll )

Q uizá, y queriendo justificar el rnenosprecio hacia losmacehua/-


tin, el autoreconocimlento de la nobleza se deba a que los p ipiltln se
sentían herederosde la cultura más apreciada en e1 pasado mundo me-
xica, la toltecáyotl, en virtud de las mencionadasligas entre culhuacanos
y aztecas.
En este ensayo se ha visto que la niña e$ ·la espina y e l brote• de
los padres y ancestros, y que, por serlo, en ella se renueva lo que ellos
han sido. En el citado trabajo de Saha~ún se halla e l mismo concepto
en las palabras que se dirigían a.l recien nacido: ·eres imagen de tu
padre y de tu madre, eres proben y broton de tus abuelos y ante pasa-
dos"' !42>, También en Sahagún se dice: .,no sabemos si nuestro señor
le dará algún tiempo al niño [... } para que levante la fama y e l loor de
nuestros señores sus progenitores, los señores y senadores sus antepasa~
dos" <•JI. La idea de que la niha debe conservar et valor que ha reci-
bido de sus predecesores igualmente aparece en los Consejos, como ya
ha sido apuntado. A su vei, estos aspectos se enlazan con otro perua·
miento: si la niña actúa Incorrectamente, no sólo pierde los atributos
debidos a su nacimiento, sino que además deshonraría a la familia en su
totalidad. Por este motivo, el padre hace la siguiente recomendación:

He aquf o<ra cosa que q uiero inculcarte f•..l: f..•[ no hagas


quedar burlados a nuestros señores por quienes naciste. No les
eches polvo y basura, no roetes inmundicias sobre su historia,
su tinta negra y roja, su fama (párr. XXXIV) (441.

Resta señalar que el padre hace uso de la fa ma de los a ntepasa·


dos y del respeto que en la sociedad prehispánica se les debla a los pa-
dres, como mecanismos de persuasión para que la ni"a se comporte de
acuerdo con la norm:ttivldad propuesta. Por otra parte, es conveniente
especificar que en los modos de persuasión del padre para integrar a la
hija a los más altos valores, también se encuentran otr0$ elementos. La
niña ha de compottarse apropiadamente., no sólo poctos progenitores,
sino también porque de lo contrario afrentaría a la Divinidad Suprema
(cfr. párr. XXXVI), se d eshonraría ella misma (cfr. párr. XVII) o pondría
en movimiento contra sí 'el palo y la piedra• del Se~or(cfr. párrs. XXXI
y XXXVI).

17
Entre los coosejos que da el padre a su hija se encuentra el de
consagrarse al que es como la Noche y el Viento (cfr. p.lrr. XIX), re-
coinendaci6n nada extraí'la si se considera que en la cultura náhuatl se
hacia gran hincapié en la conducta religiosa. Por ejemplo, el espíritu de
la educación en el ú/mécac tenía muchísimo que ver con t.., religión,
de ahf las penitencias, las oraciones y la realización de ciertos deberes
para las divinidades.
La niña, pues, ha de invocar al que es como la Noche y el Viento:
'póstrate con tus codos y tus rodillas, levanta tu cuello y tus hombros"
(párr. XX). Y suplicarle, roga~e (cfr. párr. XI)(). De esta manera, el
Dueño del cerca y del junto le concederá lo que merece, lo que le
e$1á asignado (cfr. párr. X)(), o bien, si posee una mala asignación,
habrá de modificársela (dr. párr. XXQ.

Además, para obtener la misericordia de la Divinidad Suprema,


el padre hace una serle de recomendaciones que tienden a desarrO·
llar el sentido de la obligación y responsabilidad: •y durante la noche
está vigilante, levántate aprisa [...], aderézate la cara, aséate las manos
(...!, toma de prisa la escoba, ponte a barrer [... J, lava la boca a los otros,
haz la incensación del copal" (párr. XXII). Esta fórmula retótica -como
tantas otras empleadas por los evangelizado(es en sus sermones- fue
aprovechada por Sahagún en un manuscrito donde aconseja evitar el
exceso de sue~o <•51.
Se ha hablado de que la nli\a posee una asignación, y de que
ésta puede sei modificada por 1/cque Nahuaqve. En el pensamiento
náhuatl, todo ser humano tenía un destino o asignación p,eviamente
determinado desde el día de su nacimiento, según el tonalpohualli o
cuenta de los días. Veam0$ la siguiente cita de Jacques Soustelle:

Desde que el hombre nace o 'desciende' (temo) por la decisión


de la Dualidad suprema, se encuentra autom~ticamente in~
sertoen este orden, en poder de esta máquina omnipotente. El
slgnodcldíadesu nacimiento lo dominará hasta su muerte (...J,
su suerte entera ~tá sometida a una rigurosa predestinación.

18
Sin duda se hacían intentos para enmend.iir el d-,·
...... 1no 1...
1
Pero no parece que hayan existido grandes espéraozas des _
traerse a la mécanica inexorable de los sign0$ (<16>. us
Ciertamente, para los nahuas el tonalpohualli condiciona en gran
medida la vida del individuo, mas no se trata de un determinismo In-
exorable. Prueba de ello se e ncuentra en nue,tro propio texto, donde
claramente se afirma que mediante las súplicas y ruegos al Dueño del
cerca y del junto es posible que éste rectifique el destino. Con fre-
c uencia en el trabajo de Sahagún aparece la posibilidad de modificar la
suerte en un principio dada: •mas dedan, que aunque fuese naddo en
tal signo mal afortunado, remedl~base por la destieza y diligencia que
hacía por no dormir mucho y hacer penitencia de ayunar y punzar-
se" (47}, y por ser obediente, sumiso, etc~te,a.

Por otra parte, no obstante se hubiese nacido bajo un signo favo-


rable, éste no ejercía su iníluencia si no se llevaba a cabo una conducta
moral apropiada. No en balde son los consejos del padre. Si la ni~a no
actúa conforme a ést05, incluso con una buena fortuna de nacimiento
puede caer, por ejemplo1 en la prostitución, convertirse en una ahuiani,
en una alegradora <•8J. Este hecho es importante en tanto que de al-
guna rnanera hace responsable al ser h umano de su destino, aunque no
completamente. Y no compleiamente porque sobre la voluntad perso-
nal se encuentra la Divinidad Suptema, de ahí que en los Consejos se
recomiende a la nifia la invocactón al Sef'lor, para asf obtener su mise..
ricordia y, por ende, le conceda el merecimiento positivo del dfa de su
nacimiento.
En conclusión puede decirse que, en el pensamiento náhuad, el
ser humano puede hacer voniar la influencia de su signo de nacimiento,
pe ro siempre en dependencia de la voluntad d ivina, porque los hom-
bres están en las manos de Dios: ·En el centro de la palma de su mano
nos tiene colocados, nos está moviendo a su antojo" (49',

Otra de las recomendaciones tiene que ver con los oficios propios
de una •buena• mujer. Y ser •buenan está relacionado con la casta, y
con lo que se podría llamar •fa decencia'. En electo, el padre aconseja
ciertas labores que •son las que corresponden a las señoras, a los que

19
gobiernan" (párr. XXIV), dado que no es don de la niña ·vender yerbas,
palos, sartas de chile, ties;os de sal [...) parada en la enriada de las
casas, porque ella es noble"' (p.árr. XXX). A su vez, el aprendizaje de los
oficios sugeridos por el padre permitirá a la niña tener una ocupación
'"'decente", que la har.1 ..valiosa" y que la librará de caer en determinadas
bajezas, por si •acaso crezca la pobreza entre los nobles• (párr. XXV).
Entre los oficios de 1..1 mujer se encuentra •el huso, la cuchilla de
telar• (párrs. XXIII y XXV). Por ello, la niña ha de abrir ·bien los ojos para
ve, cómo es el arte tokeca, cuál el arte de las plumas, cómo bordan con
colores, cómo entreveran !os hilos, cómo los tiñen, las mujeres, las que
son como ella, las senoras nuestras, las mujeres nobles• (párr. XXVI).
Igualmente, la niñ.a debe conocer "'cómo se hace una buena eo~
mida y una buena bebida" (párr. XXIII), o en forma paralela, "la comida
propia de los que gobiernan, su bebida" (párr. XXIV).
En el mundo náhuatl prehispánico, las labores valoradas para la
mujer ciertamente eran fas arriba anotadas, y fa educación se enca-
minaba a que las aprendieran con perfección. Desde el nacimiento,
por ejemplo en la ceremonia del baño ritual, se les daba un huso,
una lanzadera y ,ma petaquilla <SO>. En el hogar, las niñas observaban
córno sus madres realizaban los trabajos senalados y, cuando llegaban
a los seis años de edad, empezaban a manejar el huso, molían el maíz,
bardan y, posterio,mente, empleaban el telar; asimismo, estas labores
se enseñaban en el Ca/méCiJc CS1). las recomendaciones del padre,
pues, se encuadran perfectamente en todo el sistema educacional di-
rigido a la mujer, sistema que, por otra parte, no olvidaba castigar la
negligencia y la soberbia. Estos aspectos umbién son tratados en nues-
tro texto, o bien expresamente se dice ·deja de ser negligente contigo
misma" (párr. XXVI), o bien se emplean hermosas metMoras: •no en-
sanches tu rostro (...J como si estuvieras en el estrado de las águilas y los
tigres (...]. Pero si no haces nada, lno serás entonces como una pared
de piedra, no se hablará de ti, apenas serás ensalzada?" (párr. XXXIII).
Los últimos consejos del padre tienen que ver con la moral sexual
y con la conducta que la hija debe adoptar en relación con el sexo
opuesto.

20
En lo que conc:ie.me a fa moral sexual, el padre recomienda a la
hija apartarse de las "cosas sexuales"", y de no hacerlo, le dice, •mejor
fuera que perecieras pronto• (pjrr. XXXV). lo que el padre está conde-
n3ndo son las relaclon~ sexuales a destiempo, y no el sexo en st Ya se
ha visto que él mismo había serlalado que entre las pocas cosas buénas
que hay en el mundo se encuentf.:'1 el acto sexual, porque éste tiene un
sentido específico divino: haoer ' siembra de gente• (párr. VIII). Obje·
tivo éste que sólo era concebido dentro del matrimonio, dada la rigidez
de la antigua cultura náhuatl en lo referente a la sexualidad femenina.

Como se sabe, 1()5 padres y herm::lnos de una adolescente eran


sumamente cel060S de la ·pureza• sexual de ésta, al g¡ado que, puede
decirse, la virginidad premat,imonial había sido elevada al rango de va.
lor CS2l: la · hija virtuosa es virgen de verd ad, nunca conocida de varón;
es obediente, recatada[ ...). La doncella buena (...J presume de la honra
para guardarla, no consiente que nadie se burle de ella (...], es[...) ce-
losa de sí misma, casta; guárdase y tiene mucho cuidado de su honra
y de su fama" (S3). Por el contrario, la doncella mala es ' hija viciosa
1...J, mala de su cuerpo, d isoluta, puta, pulida; anda pompéandose,
atavfase curjos.amente, anda callejeando, desea el vicio de la carne( ...),
hace buen barato de su cuerpo, es desvergonzada, es·Joca (, .,J" <5-4).

Es obvio que, en vna sociedad que absolut3mente reprueba las


reJacionf?$ sexuales prematrimoniafes, el padre aconseje a su hija no
gustar de ellas, y que vea como preferible la muerte de la muchacha en
el caso de que ésta no siguiera sus consejoo. El padre Intenta proteger a
su hija, inculcarle las normas de conducta apropiadas para no fracasar
en la sociedad a la que pertenece. De '"'gustar" de las •cosas sexuale$",
la hija sería considerada casi como una ahuiani (alegradora, prostituta),
y ya se sabe cómo eran vistas las ahuanime -aunque ciertamente con·
sideradas necesarias:

la alegradora: mujer ya perdida,


con su cuerpo d3 piacer, vende su cuerpo,
siempre anda ofreciendo su cuerpo,
perdida de joven, perdida de vieja.

De entrañas marchitas, sumamente marchitas,


mujer de muchos meneos, desvergonzada,

21
vida de comezón, rostro echado a perder,
llamativa, llamativamente vestida.
Vanidosa, vana,
·······································
anda por loo canales, ·······
conoce los caminos, frecuenta el mercado,
por el mercado se anda paseando
·············································
vendedora de placer,
corruptora de rostros humanoo <SS),
En lo que respecta a la relación de la hija con el sexo opuesto, el
padre hace recomendaciones precisas. En primer lugar, ella no debe
buscar al compañero •como si íuera en un mercado": "no lo llames,1
no como en primavera lo e5,tés ve y ve, no andes con apetito de él '
(párr. XXXVII). Asf pues, el papel que el padre aconseja que se adopte
es suficientemente pasivo. la mujer debe "sperar al hombre que ha
sido elegido por la Divinidad Suprema, y cuando éste se acerque no
habrá de desde~arlo, ya que de lo conuarlo él se 'burlarla" de ella, se
vería arrojada ' al polvo y a la basura, a la vida de las alegradoras, las
mujeres pliblicas• (párr. XXXVI. Cfr. p.irr. XXXVII). Pero lo que es más
import.inte, el desprecio al escogido por el Dueño del cerca y del junto
implica la afrenta a la divinidad, hecho que desde luego conlleva el
consecuente castigo: "Y entonces el Señor Nuestro se burlafía, obraña
contigo como él quisiera• (pMr. XXXVI).
Por otra parte, el padre aconseja a la hija no entregarse al •vaga-
bundo", al que la busca ·para darse placer• (párr. XXXVII O. Pero, lcómo
saber cuál es el •muchacho perverso• (párr. XXX'VIIO y cuál el elegido
por la divinidad? Ciertamente el texto nada dice al respecto, pero se
sabe que en el mundo prehispánico 'el casamiento estaba considerado
ante todo como un asunto que s,e resolvía enlre las familia5," (56>. Por
consiguiente, en última imtancia lo que se está recomendando a la hija
es el recato absoluto y la aceptación del hombre que los progenitores
han considerado apropiado para ella.
Un último consejo tiene que ver con la vida matrimonia!: ~Quien
quiera que sea tu compañero, vosotros, juntos tendréis que acabar la
vida" (párr. XXXIX), sin Importar que sea •sólo un agullita, un tigrito (...),

22
un pobre noble, tal vez cansado, falto de bienes" (pArr. XXXIX). Cierta·
mente, no era nada fkil llegar a ser águila o jaguar. Estos eran los grados
máximos a los que militarmente se pocHa aspltar. de .1hf que alcanzar-
los conllevara honor y st.1tus. Así pues, siempre daría gran sati.sfacclón
casarse con un águila o un jaguar -aunque estuviese falto de bienes.
Después de todo, la mujer -asimismo noble- conse,vaba las propios.
El matrimonio, pue$, se concibe como atgo permanente y dentro de
una misma casta.

Para concluir este ensayo., únicamente deseo sefl.alar la atención


con la que se elaboró Consejos de un p,,dre a su hija. Cada imagen,
cada metMora es precis.a: ilustra, aclara o amplía el pensamiento que
se pretende comunicar. El es.tilo es sumamente ponderado, cuidado.
En fin, nos encontramos ante una bella obra literaria que, e n cuanto
t.ll, no es un mero eterdcio retórico, sino que revela un mundo: la
antigua cultura náhuatl.

23
CITAS Y NOTAS

(1) El texto se encuentra e n el Códice Florenüno, ff. 74v.-80r.

El tftulo que se emplea fue dado por Miguel León Portílla, en su


versión del documento: Consejos de un padre a su hi¡a, INPI,
México, 1974. [Los datos de imprenta correspondientes a las si-
guientes citas, aparecerán en e l apartado ·Bibliograffa c itada1.

Olla traducción, incompleta, es la de Angel María Garibay: ·ex-


hortación e Instrucción a las hijas', La literatura de los aztecas,
pp. 117-1 22. (Esta versión, con el nombre de 'Exhortaciones a
una jCNen noble', se halla también en Geroge Baudot, La.s letras
precolombinas, pp. 127-131).
Por último, es conveniente se~alar la versión de Sahagún que se
encuentra en el libro VI, capftuloXVIII de su Historia general de las
co,as de la Nueva España, pp. 345-349. El texto se expone bajo la
siguiente cabeza: 'Del lenguaje y afectos que los sefiores usaban
hablando y doctrinando a sus hijas cuando ya hablan llegado a
los anos de discreción: exhórtanlas a toda disciplina y honestidad
interior y a la consideración de su nobleza para que ninguna cosa
hagan por donde afrenten a su linaje, h.lblanlas con muy tiernas
palabras y en cosas muy particulares•.

(2) Cfr. George Baudot, Utopfa e historia en México, p. 232.


(3) J. Garcfa Quintana, 'Exhortación de un padre a su hijo', p. 138,
y 'El huehuetlato//i - antigua palabra- como fuente para la historia
sociocultural de los nahuas•, p. 62.

(4) A. M. Garibay K., Huehuec/atolli. Documento A, p. 3.

(5) M. León Portilla, La filosofla náhuatl estudiada en sus fuentes, p .


380.

La traducción •conversación de los viejos' deriva de considerar


huehue y tlatolli con las acepciones de •viejo(s)"y ·charla' o •con-
versación", respectivamente. (Cfr. ldem).

25
(6) J. Carda Quintana, en loo artículos y p.lginas citados en la nota 3.

(7) J. García Quintana, ·Exhortación de un padre a su hijo•, p. 1 40.


(8) Sobre estos puntos, cfr. A. M. Caribay, Historia de la literawra
n~huatl, tomo 1, pp. 444·445, y J. García Quintana, op. cit. pp.
1 43 -144.

(9) El nacimiento del huehuetlatolli de la palabra ritual, es una idea


tom3da del seminario Uterawta hispanoamericana l. El caso de
México: literatura prehispánica, literawra no~l$pana, irnpartido
por el doctor Ceo,ges BaudO< en El Colegio de México (sepL
1985- íeb. 1986). b conveniente Indicar que la idea del profesor
6audot no tiene que ver con el contenido del núcleo mínimo del
huehuetlacolli.

(1 O) M . León Portilla, Los antiguos mexicanos, p . 67.

(1 1) Entre 1533 y 1539 Andrés de Olmos recogió huehuetlatolli, algu-


nos de los cuales incorporó en su Cram.ftica de la lengua náhuatl,
concluida en 1547, y muchos otros seguramente constituyeron
una parte importante tanto del Tratado de antigüedades mexica-
nas, como de la Suma que hizo Olmos de él. (Cfr. C . Baudot,
Utopía e historia en M~xico, pp. 194 y 227, fundamentalmente,
y del mismo autor, us letras pr~o/ombinas, p . 122). Hacia
1547, Sahag~n empezó a recolectar huehuet/atol// entre la no-
bleza indígena, ciertamente educada, del Valle de México. (Cfr.
C. Baudot, Utopla .•., pp. 231 y 232, asr como A. M. Garibay,
Historia de la literatura náhua!i, tomo 1, p. 439).

(12) Muchas de las n0<mas y preceptos de los antiguos nahuas, como


aquellos que condenaban el aduíterio, la ira, la pereza, o bien
los que predicaban la templanza, la humildad, la continencia se-
xual, la mesura. etc., coincidían con varios valores cristianos, de
ahl que hayan llamado la atenci6n de Olmos. la recopílación de
huehuellatolli dotaba al evangeliL>dor de un instrumento eficaz
para reafiz,u su misión, siempre y cuando se corrigieran ciertas
'herej!as"; pot ello, Olmos sustituyó e l nombre de una divinidad
náhuatl por el de una cristiana, o intercaló en tos te.xt0$ conceptos

26
crls.Uanos. Sahagún, con el objeto evidente de que se conocieran
y conservaran l.u manifestaciones culturales indígenas, uat6 de
no intervenir en el peosamiento y lenguaje de los conquistados..
(cfr. ). Carda Quintana, 'Exhortación del padre que así amonesta
a su hijo casado", p. 51).

(13) Sobre Tlacaéle l(, cfr. M. León Pordlla, Los antiguos mexicanos, pp.
4 4.47 principa mente.

(14) Texto recogido por Olmos y citado po r M. León Portilla en Tol-


tecáyoli, p. 195.
(15) Cfr. título dado por Sahagún, cít.ado en la neta 1, y M. León Por-
tilla, los antiguos mexicanos, p. 1 48.

(16) M . León Portilla, "La institución de la familia náhuatl pre-


hispánica", p. 149 y del mismo autor, La fi/osofi'a náhuatl estu-
diada en sus futntes, pp. 222-223. (Texto tomado del vol. VI del
Códice Matritense de Real Palacio). En relación con la función del
padre, véase asimismo B. Sahagún, op. cit., lib. X, cap. 1, p. 545.

(17) M. León Portilla, 'la institución de b familia ... •, p. 150.

(10) Jacques Soustelle, L.a vida cotidiana de los aztecas en vísperas de


la conquisui, p. 184.
(19) Cfr. Jacqueline Forest, "Discours de la mere azteque asa petite
filie•, p. 161.
(20) Cfr. 8 . 5.lhagún, op. cít., lib. IV, cap. XXV, p. 251; en el lib. VI,
lo siguie.,te: cap. XXX, p. 383; cap. XXXIY, p. 389; cap. XXXV,
p. 394 y cap. XXXII, p. 306.
(21) J. Soustelle, op. cit., p. 188.
(22) Cfr. ibid., p. 200.

(23) M. León Portílla, · La institución de la familia ... •, p. 160.

27
(24) M. León Portilla, Los antiguos mexicanos, p. 143.

(2S) M. león Portilla, La (,fosofla Mhu•tl, p. 382.

(26) J. Soustelle, op. cit., p. 170.

(27) S0b1e estas definiciones véase M. León Poftilla, La fifosoffa


n.fhuarJ, p. 167, o José Luis Martínez, NeWJhualo&¡otl, p. 81 .

(28) Cfr. M. León Portilla, la (1/osoff• mihuatl, pp. 167, 392 y 393,
a.sf como, del mismo aut0<, Los antiguos mexicanos, p. 142.

(29) M. León Portilla, La filosofía náhuall, p. 166.


(30) /bid., p. 164.
(31) En una OC3Si6n se menciona a Huitzilopochtfi (párr. XXXII), pero
no se refiere directamente a su ca1ácter de divinidad. Se acon-
seja a la niña no caer en la sobe1bia •como si todo el C$Cudo de
Huitzilopcx:htli estuviera en lsusl manos"'.

(32) M. León Portilla, los antiguos mexicanos, p. 144.

(33) A.M. Caríbay, Historia de la fiterawra náhuatl, tomo 1, pp. 388,


421 y 423.

(34) Cfr. i l.Martíne%,op. cit.,p. 117.

(35) Netzahualcóyod, uad. de M. León Portilla, Los antiguos mexica-


nos, p. 120. (De Ms. Cantares mexicanos, fol. 1 7r.).

(36) Cfr. A.M. Garíbay, Historia dela lirerarura náhvat/, tomo 1, p. 412,
n. 18, y J. Ga1cía Quintana. 'Exhortación de un padre a su hijo",
p. 1 SS, n. 14 y p. 166, n. 35.
(37) M. León Portilla, Toltecáyo1/, p. 192.
(38) M. León Portilla, la filosoíla náhuad, p. 191 . Cfr. asimismo Los
an!iguos mexicanos, p. 147.

28
(39) Cfr. M. león Portilla, "l a institución de la familia náhuatl pre-
hispánica•, p. 145.

(40) Se subraya en esta cita la inferioridad de la mujer en la sociedad


náhuad prehispánica. Es como si se d ijera, 'a pesar de ser mujer,
eres valiosa en virtud de tu Un.aje'.

Por oua p;,rter como se verá más adelante, la nobleu es tan va~
lorada que hace que 'Incluso una mujercita' sea superior a un
hombre macel,ual.

(4 ll B. de Sahagún, op. cit., lib. X, cap. XIII, p. 560.

Un macehual que se condujera de acuerdo con la normatlvldad


que se esrabl= en nuestro texto, estaría actuando como pilli y
no como lo que es.

(42) /bid., lib. IV, cap. XXV, p . 250.

(43) 11,id., lib. VI, cap. XXXV, p. 393.

(44) Cfr. asimismo los párrafos XXXI y XXXV, y en Sahagún, op. cit.,
el texto sobre la hija de 'buen f;naje ' y el de la ·mujer de noble
sangre y de señores', ambos en el lib. X, cap. XIII, p. 560. Por
último, véanse las citas de los consejos de una madre a su hija,
que se e ncuentran en M. león Portilla, 'la institución de la familia
náhuatl prehispánica', p. 156, y en Los antiguos mexicanos, pp.
152-154.

145) Cfr. C. Baudot, ·tos /xJehuetla10/li en la cristianización de


México: d os sermones en lengua n.lhuatl de Fray Bernardino de
Sahag6n•, p. 143.

(46) J. Soustelle, op. dt., pp.120-121.

(47) B. Sahagún, op. cit., lib. IV, cap. 111, p. 225.

(46) Sobre este aspecto, otro texto recogido por Sahagón: • y más,
dedan que aunque en nadendo una criatura tuviese carácter bien

29
afortunado, si no hacía penitencia, y si no se castigaba, y si no
sufría los castigos que le hacían y la$ palabras celosas y ásperas
que le daOOn, y si e,a de mala crianza, ni andaba camino dere-
cho, perdía todo cuanto h•bía mere<:ldo por el buen signo en que
nació•. (Op . cit., lib. IV, cap. 1, pp. 223-224).

(49) Del lib. VI del Códice Florentino, trad. M. León Portilla, la filo-
soffa nJhuat/, p. 200.

(50) Cfr. B. Sahagún, op. cit ., p. 400 y Mina Markus, 'Estudio compa-
rativo e nlfe la educación náhuatl y la g,iega•, p. 287.

(51) Cfr.), Soustelle, op. cit., pp. 173 y 174:'y Claudio Esteva F., 'El
carácter nacional azteca y la educación juvenil•, p. 245.

(52) Cfr. C. Esteva, art cit., p. 246 y M. Markus, art. cit., p. 289.

(53) B. Sahagún, op. cit., lib. X: cap. 1, p. 545, y cap., p.549 .

(5 4) ldem. Sobre l>s mujeres de buena y mala condición, véase asi-


mismo e l texto del Códice Matritense de la Real Academia de His-
toria que traduce M. León Po"illa en Tolte~yotl, pp. 30S-306.

(55) DelCódice Matritense de la Real Academia de Historia. Trad. M.


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30
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32
APENDI CE

Consejos de un padre • su hija. Trad. Miguel León Po1tilla.

J.
Aquí ~ás, mi hijita, mi collar de piedras finas, mi plumaje de quetzal,
mi hechura humana, nacida de mí.

JI.
Ahora recibe, escuch3: vives, has nacido, te ha enviado a la tierra el
Señor Nuestro, el Dueño del cerca y del junto, el Hacedor de la gente,
el Inventor de 10& homb1es.

111.
Ahora que ya miras por ti misma, date cuenta. Aquí en la tierra es de
este modo: no hay alegrla, no hay felicidad. Hay angustia, preocu-
pación, c.ansancio. POf aquí surge, crece el sufrimiento y la preocu-
pacíón.

IV.
Aquí en la tierra es lugar de mucho llanto, lugar dond_e se rinde el
aliento, donde es bien conocida la amargura y el abatimiento.
v.
Un viento como de obsidianas sopla y se desliza sobre nosotros.

VI.
Dicen q ue en verdad nos molesta el a1dor del sol y del viento. Es este
lugar donde casi perece u no de sed y de hambre. Así es aqur en la
tierra.

VII.
Oye bien, hijita mía, nif'llta mía: no es lugar de blenestar en la tierra,
no hay alegría, no hay felicidad. Se dice que la tierra es lugar de alegria
penosa, de alegría que punza.
VIII.
Así andan diciendo los viejos: ·Para que no siempre andemos gi•
miefldo, para que no estemos s.iempre Uenosde tristeza, el Señor Nues-

33
tronos dio a los hombres la risa, el sueño, los alimentos, nuestr.a íuerz.a y
nuestra robustez y finalmente el acto sexual, por el cual se hace siembra
de la gente·.

IX.
Todo esto embriaga la vida en la lierra, de modo que no ,e ande siempre
gimiendo. Pero, aun cuandoasf fuera, si saliera verdad que sólo se suíre1
si asf son las cosas en la tierra, facas<> por esto se ha de estar siempre con
miedo? May que estar siempre lemíendo? / Habrá que vívir ll0tando?

X.
Porque, hijita mía, se vive en la lierra, hay en ella señores, hay mando,
hay nobleza, hay águilas y tigres. ,Y quién anda diciendo siempre que
a-si es en la tierra?. lQuién anda tratando de darse la muerte? Hay afán,
hay vida, hay lucha, hay trabajo. Se busca mujer, se busca marido.

XI.
Pero. ahora, mi muchachita, escucha bien, mira con calma: he aquf a
tu madre, tu señora; de su viel'ltre, de su seno te desprendiste, brotaste.

XII.
Como si fueras una }'erblta, una plantita, así brotaste. Como sate la hoja,
así creciste, floreciste. Como si hubieras estado dormida y hubieras
despertado.

XIII.
Mira, escucha, así es en la tierra: no seas vana, no andes sin rumbo.
!Cómo vivirá,s1 ,Cómo seguirás aquí por poco tiempo? Dicen que es
muy dificil vivir en la tierra, lugar de espantosos conflictos, mi mucha-
chita, mi palomita, mi pequeñita ...

XIV.
Sé cuidadosa, porque vienes de gente princip.11, desciendes de ella,
gracias a personas ilustres has nacido. Tú eres la espina y el brote de
nuestros señores. Nos fueron dejando los. señores, los que gobiernan,
los cuales allá ,e fueron colocando en fila, los que vinieron a hacerse
cargo de poder en el mundo; dieron renombre y fama a la nobleza.

34
XV.
Escucha: mucho te he dado a entender que eres noble. M ira que eres
CO$a preciosa, aun cuando sólo seas una mujercita. Eres rledra fina,
eres turqvesa. Fuiste forjada, taladrada, tiene$ la sangre, e cok>r, eres
brote y espín•, cabellera, desprendimiento, eres de noble línaje.
XVI.
Todavía esto ahora te voy a decir: lacaso no lo entenderás bien? lTo.
davía a ndas jugando con tierra y tepalcates/ lAcaso todavfa estás repo•
sando en la tierra/ En verdad un poco =uchas ya, te das cuenta de las
cosas: por tu propia cuenta, vas cobrando experiencia.

XVII.
Mira no te deshonres a ti misma, a nuestros sef1ores, a los príncipes, a
los gobernantes que nos precedieron.

XVIII.
No te hag•s como la gente vulgar, no vengas a salir plebeya, macehual.
En tanto que vivas en la tierra, junto y al lado de la gente, sé siempre
en ve,dad una mujercita.

XIX.
He aquí tu oficio, lo q ue tendrás que hacer: durante la noche y durante
el dla. conságrate a las cosas de Dios, muchas veces plensa en Él que es
como la Noche y el Viento. Hazle súplicas, invócalo, llámalo, ruégale
mucho cuando estés en el lugar donde duermes. Así se te hará gustoso
el sueño ...

XX.
Despierta, levántate a la mitad de la noche, pósuate con tus codos y
tus rodillas, levanta tu cuello y tus hombros. Invoca, llama al Señor, a
Nuestro Señor, a aquél que es como la Noche y el Viento . Será mi·
sericordioso, te oirá de noche, te verá entonces con misericordia, te
concederá entonces aquello que mereces, lo que te está asignado.

XXI.
Pero si íuera malo el merecimiento, IJ asignación que te dieron cuando
aún para ti era de noche, la que te tocó al nacer, cuando vini$te a la
vida, con eso (con tus súplicas) se te hará. buena, se te rectificará: la
modificará el Serí or, el Se~or Nuestro, el Dueño del cerca y del junto .

35
XXII.
V durante la noche está vigilante, levántate apris.a, e)(\iende tus manos,
extiende rus btazos, aderézate la cara, aséate las manos, l.ivate la boca,
toma de prisa la escoba, ponte a barrer, No te estés dando gusto, no
te pongas nada más a c.ifcntar, lava la boca a los 01ros, haz la incen,
sación del copal, no la dejes, po,que as! se obtiene de Nuestro Señor
su misericordia.

XXIII.
Y hecho esto, cuando ya estés lista, lqué har.lsl !Cómo cumplirás ws
deberes de mujer? /Acaso no prepararás la bebida, la molienda? INo
tomarás el huso, la cuchilla de telar? Mira bien cómo quedan la bebida
y la comida, cómo se hacen, cómo quedan buenas, cómo se hace una
buena comida y una buena bebida.
XXIII.
Estas cosas que de algún modo se llaman •las que pertenecen a las
personas", son lasque corresponden a las señoras, a los que gobiernan,
por esto se las llamó •cosas propias de los rostros y los corazones, de las
personas•, la comida propia de los que gobiernan, su bebida : sé diestra
en preparar la bebida, en preparar la comida.
XX>/.
Pon atención, dedícate, aplícate J ver cómo se hace e~o, asi pasar5s tu
vida, así estarás en paz. Así serás vali0$a. No sea que en vano alguna
vez t·e envíe e.l infortunio el Señor Nuestro. Acaso crezca la pobreza
entre los nobles. Míralo bien, abrázalo, que esoftcio de mujer, el huso,
la cuchilla de telar.

XXVI.
Abre bien los ojos para ver cómo es el arte tolteca, cu~I el arte de las
plumas, cómo bofdan con colores, cómo entreveran los hilos, cómo los
tiñen, las mujeres, las que son como tú, las señoras noestras, las mujeres
nobles. Cómo urden las telas, cómo se hace su trama, cómo se ajusta.
Pon atención, aplícate, no seacS vana, no te dejes vanamente, deja de
ser negligente contigo misma.
XXVII.
Ahora es buen tiempo, todavía es buen tiempo, porque todavía hay
en tu corazón un íade, una turquesa. Todavía está fresco, no se ha

36
deterio,ado, no ha sido aún torcido, todavía está entero, aún no se ha
logrado, no se ha torcido nada.

XXVIII.
Todavía estamos aquí nosotros, (nosotros tus padres) que te metimos
aquí a sufrir, porque con esto se conserva el mundo. Acaso así se d ice:
así lo dejó dicho, as! lo dispuso el Señor Nuestro que debe haber siem-
pre, que debe haber generación en fa tierra.

XXIX.
Todavía aquí estamos, todavía en tiempo nuestro, aón no h.;, ven\do el
palo y la piedra del Señor Nuestro. Todavía no n10<imos, todavfa no
perecemos, lqué es lo que tó plensas, niñi~, palomita, muchachita?

XXX.
Cuando n05 haya ocultado el Señor Nuestro, con la ayuda de otros
podrás vivir, porque no es tu de.stino, no es tu don, vender yerbas, palos,
sartas de chile, tiestos de sal, tierra de tequesquite, rarada en ta entrada
de las casas, porque tú e res noble. Adiéstrate en e hu~, en I• cuchilla
de telar, en preparar bebidas y comidas.

XXXI.
Que nunca se.:, vano el corazón, nadie d iga de ti, te señale con el dedo,
hable de tí. $1 nada sale bien, /cómo será tu frac,~? Por eso, lno
vendríamos nosotros a ser vituperados? Y si ya nos recogió el Seflor
Nuestro1 facaso por esto no .se nos vituperará por d etrás, acaso no se-
remos reprendidos en la región de los muertos? En cuanto a ti, l;ac.J_so
no pond,ás en movimiento en tu cont<a e l palo y la piedra? INo harás
q ue contca t1 se dirijan?
XXXII.
Pero si atiendes, /también entonces podrá venir la represión? Tampoco
seas ensalzada por otr0$ en exceso, no ensanches tu rostro, no te er\-
sobe.rbezcas, como si estuvieras en el estrado de las águilas y los tigres,
como si estuvieras luciendo w escudo, como s:i todo ef escudo de Huit·
x,ilopochtli estwiera en tus manos.

XXXIII.
Corno si gracl,1s a ti estuvieras l~antando la cabeza y a nosotros nos
acrecentaras eí rostro. Pero si no haces nada, lno se,ás entonces como

37
una pared de piedra, no se habl,1rá de ti, apenas serás ensalzad.ar Pero
sé en esw cosas como lo desea para ti el Señor Nuestro.

XXXIV.
He aquí otra cosa que quiero ínculcacte, que quiero comunicarte. mi
hechura humana, mi hijita: sabe bien, no hagas quedar burlados a nuer
tros $eñores por quienes naciste. No les eches polvo y basura, no rocíes
inmundicias sobre su historia, su tinta negra y roja, su fama.

XXXV.
No los afrentes con a lgo; no como quie ra desees la..s cosas de la tierra,
no como quiera pretendas gvst3rLls, aquel~ que se llama las c0&Js se·
xuales y si no te apart;;1s de ellas, lacaso serás divinar Mejor fuera que
perecieras pronto.
XXXVI.
Ahora bien, con calma, con mucha calma, pon atención, si así lo ha de
pensar e l Señor Nuestro, si alguno hablara de ti, si se dice algo de ti,
no lo desdeñes, no golpees con tu pie la inspiración del Señor Nuestro,
acógela, no te retcalga.s, que no pase junto a t.i, dos o tres veces, no te
andes haciendo la retrafda, aunque nosotros te tengamos por hija, aun
cuando por rnedio nuestro hayas nacido, no te envane zcas olvidando
en tu corazón al Señor Nuestro. Así te arrojarlos al polvo y a la basura,
a la vida de las alegradoras, las mujeres públic.as. Y entonces e l Señor
Nuestro se burlaría, obraría contigo como él quisie ra .

XXXVII.
No como si fuera en un mercado busques al que ser~ tu compaflero, no
'ºllames, no como en primavera fo estés ve y ve, no andes con apetito
de él. Pero, si tal vez tú desdeñas al que puede ser tu compañero, el
escogido de! Señor Nuesuo, si lo desechas, no vaya a ser que de ti se
burte , en verdad se burle de ti y te conviertas en .1Ieg1adOf3, en muje,
pública.

XXXVIII.
Pero, prepárate, ve Oien quién es tu enemigo, que nadie se burle de
ti, no te entregues al vagabundo, al que te busca par.t darse placer, al
muchacho perverso.

38
XXXIX.
Que tampoco te con02:cao dos o tres ros.ttos que tú hayas visto. Quien
quiera que seJ tu compañero, vosotros, juntos tendréis que a cabar la
vida. No Jo deíes, ag.irrate de él, cuél¡;ate de él aunque ,ea un pobre
hombre, aunque sea sólo un aguilitJ, u n tiguto, on infeliz .soldado, un
pobre nobl(:,, tal vei can~ado. folto de benes. no por E:SO lo desprecies.

XL.
Qve a vosotros os vea, os fort.:>le~ca el Señor Nucs-tro, el conocedor de
les hombres, el invento, de l.; gente, el h3cedor de fos seres humanos.

XLI.
Todo esto te lo entrego de m is labios y mis palabras. Así, delante del
Señor Nuestro, delanle de Tk>que Nahwq ue, cumplo con mi deber. Y
si tal vez por cualquier parte orrojar•s esto. tú yo lo sobes. He cumplido
mi oficio, muchJchitJ mfa, niñita mfa. Que se3s feliz. que Nuestro
Señor te hago dichoso.

39
El li11~Ji1u·tl4tolli $< ce1n'\i11ó rk imprimir d l:, dc;1btiltk t990
en México-, O.F. f;I cir~e conHÓ dt.· 1,000 .:jcmpl:-rc:~ L:! im·
pres.ión fue d<' Artt" Grifü.o Gu:,,d1:a11J., l.:t ctlkibn ,•uuvo .U
cui-d:ado de D2nid CaUcg.os )t la a\ltOr:i, CunC\d ,jn, J~dmun·
do Cueíia Et.ti:c.,,.• f'nrt.-d.a de.· Blu1c.,11 $l,()dn);u~~ R"dtiguc:,.,
liporra!í a de Í'\1.t\C)' t'loro;;s; (füdl~ de 1... C,.k,c.ion: OJ.nirl
CaUe¡(u. Si:t<:i6n d<: Produecilm f. dicor1.tl de /,. l7ní\--c:r)td.ad
AutóhOrna Me&1opt1liu.n-2, lJni,Jad l i.t~p.ll.,1p.1.
• Lilhan von der Walde Moheno curSÓ
sus estudios supe11ores en fa
Universidad lberoamencana y en El
Colegio de Me•,co (doctorado).
1nsu1uc1ones en las que obtuvo
importantes d,st,nc,ones académicas.
Aunque espec,ahsta en lueratura
hispánica medieval, ha pubhcado
ensayos sobre diferentes per,odos
literareos de su interés# Ha paruc1pado
como ponente en varios cofoqu,os
flterartos# y ha SJdo Jurado en
certámenes de creación verbal.
Actualmente coordina 111 proyecto d•
1nves11gac1ón '"Automattzac,ón de la
Nueva Revista de F1folog,a Hispánica
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en El Colegio de MéJ<Jco. y es profesora
de h1eratura en la Universidad -
Autónoma MetrOPOlítana-lztapalapa

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