Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
// Gabo en la memoria
T ests loco
Andando los tiempos, Aguirre habra de reunirse con Gabriel Garca
Mrquez en Barranquilla, en un
encuentro de directores de cineclubes, para fundar la Federacin
Colombiana de estas entidades.
Gabo asisti como delegado del de
Bogot y Aguirre, del de Medelln,
y decidi proponerle la publicacin de la obra en Aguirre Editores.
Dasso Saldvar cuenta, en Viaje
a la semilla: Alberto Aguirre recordara que al da siguiente, cansados
de esperar a Cepeda Samudio, que
los haba invitado a su casa a comer mojarras, Garca Mrquez y l
decidieron quedarse a almorzar en
el mismo Hotel del Prado. Durante
el almuerzo, el escritor le coment
Aura Lpez retoma un ejemplar de la primera edicin de El Coronel, ya descuadernado. FOTO DONALDO ZULUAGA
UAGA
Garca Mrquez. Si yo me empeo y me porto como antioqueo (en hacer valer el error
cometido por la editorial) todava estaba viviendo de eso.
Mora se lamenta
Orlando Mora, el crtico de cine,
recuerda perfectamente el libro
de El coronel... de esa primera
edicin. Era un volumen pequeo, de presentacin rstica y
sencilla, pero agradable, de portada gris o, ms bien, entre azulosa y gris, y de letra grande.
Su aficin al cine lo haba
encaminado al cineclub, a finales de los aos sesenta, y all
conoci a Alberto Aguirre, a
quien sola visitar en la librera
y a su oficina de abogado, en
Girardot con Per. Fue en esta
que recibi los ejemplares.
Haba cajadas de libros detrs de su silla. Me entreg dos y
s que hubiera podido tener tres
o cuatro, de haber querido.
Pero, no los valor mucho
entonces, reconoce. Sali de la
oficina y como andaba con Elkin
Restrepo, Daro Ruiz Gmez y
Manuel Meja Vallejo, encamin
sus pasos a la rumba sin final en
que viva, y nunca supo a quin
ni dnde le entreg aquellos libros, que jams volvi a ver.
No me qued sino el remordimiento por mi falta de cuidado. Por no valorar aquella obra
en ese momento. Hoy, un ejemplar de aquella primera edicin
de El coronel..., bien puede valer
miles de dlares, se lamenta Orlando Mora. Aparte de que se
perdi el placer de biblifilo