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Dido se queja a Eneas.

Pero la reina (¿Quién puede burlar a una mujer enamorada?) presiente el engaño
y se da cuenta, la primera, de los acontecimientos que se están preparando,
temiendo por todo aquello que aún está en calma. La misma fama impía le
comunica en medio de su delirio que están armando las naves y preparan la
partida... Finalmente, tomando la iniciativa, interpela a Eneas con estas palabras:
“¿Esperas todavía, traidor, disimular tan gran delito y salir de mi tierra sin que yo
lo sepa? ¿No te detiene mi amor ni la diestra que ya hace tiempo te entregué, ni la
muerte cruel con la que Dido va a perecer? … ¿Es de mi de quién huyes? Yo te
suplico por estas lágrimas y por esta diestra tuya (puesto que ya no he dejado para
mi desgraciada ninguna otra cosa), por nuestra unión, por nuestro himeneo
comenzado, si te he hecho algún bien o algo mío te ha resultado dulce, que te
compadezcas de mi palacio que se derrumba y, si todavía hay algún lugar para las
súplicas, que abandones, te lo ruego, ese pensamiento.

PRESENTACIÓN DE LA OBRA:

Nos encontramos en el canto IV de la Eneida, protagonizado por el amor entre Dido y


Eneas.

Esta obra de Virgilio es, junto a la Farsalia de Lucano, la obra más representativa de la
épica romana, caracterizada por la influencia homérica y de la poesía alejandrina; y el
uso de la historia nacional como argumento épico.

Publio Virgilio Marón personifica junto con Horacio y Propercio, la Edad del Oro
romana, situada en el siglo I a.C. Fue ésta una época de profunda crisis en el mundo
romano, y es que parece que ser que es en los períodos de crisis políticas que mayor
movimientos culturales se producen.

Aunque Virgilio es conocido gracias a la Eneida, previo a esta obra, escribió Las
Bucólicas y Las Geórgicas; correspondiendo al género lírico y al didáctico
respectivamente.

Centrándonos en La Eneida, Virgilio dedicó los últimos diez años de su vida


escribiendo esta obra, un poema en hexámetros que fijaría las características del género
en Roma para los escritores posteriores. El tema principal del poema, es la leyenda del
héroe Eneas que supone un punto de conexión entre la grandiosidad de Troya, y con ella
del mundo griego y oriental, y la posterior Roma. Esto hace obvia la intención política
de la Eneida, escrita durante el reinado de Augusto.

En cuanto a la estructura del poema, el autor se inspiró en la Ilíada y la Odisea, para


hacer una fusión de ambas, y dividir su obra en dos partes: una primera, llena de
aventuras que correspondería a la Odisea y ocupa los seis primeros cantos; y una
segunda que se centra en la guerra entre Eneas y los propios habitantes de las tierras que
éste va a ocupar. Esta segunda parte correspondería a la Ilíada por su temática guerrera,
y ocuparía los otros seis cantos de los que se compone la obra.
Por último, cabría hacer una breve referencia al lenguaje empleado por Virgilio,
alternando la solemnidad épica con un lirismo puro, más típico del período en el que
vivió el autor.

La importancia y vigencia de la obra se hacen palpables en el día a día. (Foto 3)

COMENTARIO CRÍTICO:

Encontramos aquí a Dido, magnífico personaje creado de la pluma de Virgilio,


suplicando ante Eneas anular su marcha. El destino, o más bien Afrodita junto a su hijo
Cupido, se portan mal con ella, llevándola a amar a dos hombres a lo largo de su vida,
para llevárselos a ambos.

En este caso es Eneas, su segundo marido (aunque no lo sea consagrado por la diosa
Hera, al no haber celebrado una boda abierta y pública; sino apasionada e íntima en una
cueva) quien la abandona por un destino que sabe, debe realizar. Asentarse en las tierras
de Italia, y fundar una nueva estirpe. Entonces Dido se postra ante él, quedando
totalmente descubierta, sin saber qué otra cosa puede hacer para retener a Eneas junto a
su lecho.

Me parece especialmente bonita la parte en la que dice “¿No te detiene mi amor ni la


diestra que ya hace tiempo te entregué, ni la muerte cruel con la que Dido va a perecer?”
Aquí Dido está anunciando su propio final, puesto que Eneas, por encima del amor,
obedecerá a su deber, abandonándola en la locura del desamor que la llevará a la tumba.

Podemos encontrar a dos grandes personajes en esta obra. Así por una parte está Eneas.
Héroe troyano cuyo deber y grandioso destino le impulsan a realizar un penoso viaje
por toda Grecia, hasta llegar a su destino en Italia, recordándonos, tanto por sus
aventuras como por su recorrido al ingenioso Odiseo, el cual recorrió tierras y mares
hasta llegar a su hogar junto a su mujer Penélope. En él además, se concentran todas las
virtudes griegas (arethé) tan importantes en la épica romana como lo fueron
originariamente en Grecia. Nos encontramos, pues, a un héroe guerrero que también se
permite amar y llorar cuando es preciso:

Y el piadoso Eneas aunque quiere con palabras de consuelo

mitigar su dolor, y disipar sus cuitas,

entre grandes suspiros quebrado su ánimo por un amor tan grande,

cumple sin embargo con los mandatos de los dioses y revisa la flota.

No de otro modo, se ve abatido el héroe de una y otra parte

con insistencia y en lo hondo de su noble pecho siente las cuitas;

firme sigue su propósito, las lágrimas ruedan inanes.


Dido, por el contrario, es una mujer con un carácter fuerte, y sin embargo, tan poco
dueña de su destino como lo es Eneas. Se cree que este personaje está tomado de la
tradición épica latina y, en la Eneida, es representada como reina de la poderosa
Cartago. Es un personaje lleno de fuerza y pasión humana, posiblemente el más
destacado de la obra, aunque sólo protagoniza un canto de ésta.

Creo que ha quedado reflejado que es el personaje que más me gusta de la obra. En
parte es ese el motivo de que haya escogido este fragmento. En parte, el hecho de la
belleza lírica que posee, y más, teniendo en cuenta que pertenece al género épico. Sin
embargo, la carga lírica es indudable quedando recogida con la metáfora: "compadécete
de mi palacio que se derrumba" mediante la cual, la reina Dido se refiere a su propia
existencia que se desmorona ante la marcha de Eneas. Y es que, durante el tiempo que
han estado juntos, Eneas lo ha sido todo para Dido, y ahora que se va ella siente que su
cuerpo debe irse con él. Me parece muy triste cómo ella trataba de resistirse ante el
amor que sentía por él, como si supiese que iba a sufrir, y sin embargo todo le indicaba
que debía dejarse ir, que debía amar.

En este fragmento, Dido suplica y ruega, dejando su orgullo totalmente a un lado, tal es
su amor por Eneas. Éste, sin embargo, a pesar del amor que siente por ella, la abandona
con más facilidad que con la que se resigna a la muerte de su esposa Creúsa, en el canto
II, por la que arriega su vida tratando de encontrarla en una ciudad en guerra y llamas,
para llevarla con él.

La Eneida, como ya hemos explicado antes, sigue el modelo de Homero, y al igual que
éste constituye una obra de gran importancia para la literatura universal. Tanto, que hoy
en día aún continúan las representaciones de la odisea de Eneas a través de Grecia hasta
asentarse en la rica Italia, siendo sus descendientes los fundadores de Roma.

Carmen Arjona

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