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UNIVERSIDAD DEL

ACONCAGUA

FACULTAD DE PSICOLOGÍA
TESIS DE LICENCIATURA:

“INFLUENCIA DE LA VALORACIÓN
COGNITIVA DE ESTÍMULOS EN LOS
TRASTORNOS POR ANSIEDAD”

Aportes a la perspectiva cognitivo-conductual

ALUMNA: María Carolina Hapon

DIRECTOR: Lic. Daniel Venturini

Setiembre de 2002
HOJA DE EVALUACIÓN

TRIBUNAL

Presidente:

Vocal:

Vocal:

Profesor invitado: Lic. Daniel Venturini

Nota:
RESÚMEN

Los Trastornos por Ansiedad son hoy en día uno de los


problemas de mayor prevalencia en la clínica psicológica, y debido a
que la terapia cognitivo-conductual ha demostrado la más alta eficacia
científica para resolver este tipo de problemática, se decidió explorar
ciertas variables cognitivas que podrían influenciar sobre la generación
y el mantenimiento de estos trastornos.
El presente trabajo explora la presencia de indicadores de
Esquemas Desadaptativos Tempranos y el tipo de Estrategias de
Afrontamiento utilizada por sujetos adultos diagnosticados con alguno
de los siguientes trastornos por ansiedad: Fobia Social, Trastorno de
Pánico, Trastorno de Ansiedad Generalizada y Agorafobia según los
criterios de la CIE-10 y del DSM IV.
El marco teórico está dividido en dos Capítulos, en el Capítulo 1
se hace un recorrido por las diferentes concepciones de la Ansiedad
pasando de lo adaptativo y necesario a lo problemático, luego
presentamos las clasificaciones actuales de los diversos Trastornos por
Ansiedad. A partir de aquí abordamos, por medio del Capítulo 2, los
diversos modelos del estrés como sinónimo de ansiedad, comenzamos
describiendo el modelo de Sindrome General de Adaptación, para pasar
luego a modelos cognitivos como el modelo Centrado en los Esquemas y
el de Valoración Cognitiva. Entendemos por Esquemas Desadaptativos
Tempranos a “aquellos esquemas que se relacionan con temas amplios,
concernientes al sí mismo y a sus relaciones con los demás. Se
desarrollan prematuramente en la infancia y se extienden desde el
principio hasta el final de nuestra vida, y son disfuncionales por
significativas razones, son multifacéticos, con componentes cognitivos,
emocionales, interpersonales y conductuales que sirven como base para
el procesamiento de la experiencia posterior”. Y la definición de
Afrontamiento con la que trabajamos es la siguiente: "aquellos
esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se
desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o
internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los
recursos del individuo". Además planteamos como se relaciona cada
uno de estos modelos cognitivos con el problema de la ansiedad.

Presentamos en el Capítulo 3 las hipótesis que guiaron nuestro


trabajo, a saber:

• Existen diferencias entre las estrategias de Afrontamiento


utilizadas por el grupo de sujetos con Fobia Social, el grupo de
sujetos con Agorafobia, el grupo de sujetos con Trastorno de Pánico
y el grupo de sujetos con Trastorno por Ansiedad Generalizada.

• Existen diferencias entre los indicadores de Esquemas


Desadaptativos Tempranos presentes en el grupo de sujetos con
Fobia Social, el grupo de sujetos con Agorafobia, el grupo de sujetos
con Trastorno de Pánico y el grupo de sujetos con Trastorno por
Ansiedad Generalizada.

A partir de estas hipótesis se plantearon una serie de objetivos


de trabajo. Se decidió evaluar y hacer una comparación entre los EDT y
las estrategias de afrontamiento utilizadas por los sujetos con estos
trastornos por ansiedad dividiéndolos en cuatro grupos según el
trastorno. Por último se intenta explorar la relación entre la variable
de Afrontamiento y los EDT en cada uno de los Trastornos por
Ansiedad.

Para llevar a cabo los objetivos del trabajo se tomó una muestra
de 15 sujetos del Centro de Salud nº 30 de Godoy Cruz, provincia de
Mendoza. Se les administró el Cuestionario de Esquemas
Desadaptativos Tempranos (J. Young, 1989) y el Inventario de
Respuestas de Afrontamiento o CRI- Adult (Coping Responses
Inventory- Adult Form) (Moos y Col.,1993).

Luego de analizar estos datos se concluyó que no existen


marcadas diferencias ni en la presencia de determinadas dimensiones
dadas por los indicadores de EDT así como tampoco en el tipo de
Estrategias de Afrontamiento utilizadas por cada uno de los cuatro
trastornos por ansiedad. Pero si bien no existen grandes diferencias en
el tipo de variables que se presentan sí existen ciertas diferencias en
cuanto a la magnitud con la que cada una de estas variables se
presentan en los diversos grupos.
ÍNDICE

Pág.

Título ....................................................................................................

Hoja de evaluación ...............................................................................

Agradecimientos...................................................................................

Resumen ...............................................................................................

Índice ....................................................................................................

Introducción .........................................................................................

I. Parte: Marco Teórico ........................................................................

Capítulo 1: La Ansiedad y sus Trastornos ..........................................

1.1.La Ansiedad ............................................................................................

1.1.1.Definición de Ansiedad ........................................................................

1.2.Ansiedad Normal ....................................................................................

1.2.1.Mecanismo Universal ..........................................................................

1.2.2.Cogniciones en la Ansiedad Normal ...................................................

1.2.3.Angustia, Miedo y Ansiedad ...............................................................

1.2.4.Respuesta del Organismo ....................................................................

1.3.¿Cuando la Ansiedad se convierte en Patológica? .................................

1.3.1.El Pasaje de lo Adaptativo a lo Problemático .....................................

1.3.2.Modelo Tripartito.................................................................................

1.4.Trastornos por Ansiedad ........................................................................

1.4.1.Concepto de Trastornos .......................................................................


1.4.2.Diagnósticos .........................................................................................

1.4.3.Calsificación según la C.I.E.-10 ..........................................................

1.4.4.Clasificación según el D.S.M.IV ..........................................................

1.4.5.Diferencias sobre Criterios Diagnósticos entre Ambas


Clasificaciones ..............................................................................................

1.4.6.Epidemiología ......................................................................................

Capítulo 2: Teorías Cognitivas de la Emoción ....................................

2.1.Emoción...................................................................................................

2.1.1.Definición de Emoción .........................................................................

2.1.2.Estrés como Emoción ...........................................................................

2.1.3.Modelo de Respuesta de Estrés del organismo ..................................

2.2.Modelos Cognitivos de la Emoción .........................................................

2.2.1.Papel de la Cognición ..........................................................................

2.2.2.Teoría de los Esquemas .......................................................................

2.2.2.1.Esquemas Tempranos ......................................................................

2.2.2.2.Esquemas Desadaptativos Tempranos ............................................

2.2.2.3.Relación entre Esquemas Desadaptativos y Ansiedad ...................

2.2.3.Modelo de la Valoración Cognitiva .....................................................

2.2.3.1.Valoración Primaria y Secundaria...................................................

2.2.3.2.Afrontamiento ...................................................................................

2.2.3.3.Afrontamiento y Ansiedad ...............................................................


2.3.Relación entre Ambos Modelos Cognitivos de la Emoción ....................

2.3.1.Confluencia de los Procesamientos Automáticos y Estratégicos en


los Trastornos por Ansiedad ........................................................................

2.3.2.Personalidad y Afrontamiento ............................................................

II. Parte: Marco Metodológico .............................................................

Capítulo 3: Materiales, Métodos y Procedimientos ............................

3.1.Objetivos .................................................................................................

3.2.Métodos ...................................................................................................

3.3.Instrumentos Metodológicos ..................................................................

3.4.Procedimiento .........................................................................................

Capítulo 4: Presentación y Análisis de los resultados ........................

4.1 Resultados...............................................................................................

4.1.1.Resultados para las Estrategias de Afrontamiento ...........................

4.1.2 Resultados para los Esquemas Desadaptativos Tempranos .............

4.1.3.Relación tentativa entre las variables de estudio ..............................

Conclusiones ................................................................................................

Apéndice ......................................................................................................

Bibliografía ..................................................................................................
INTRODUCCIÓN

La ansiedad es un fenómeno que se da en todas las personas y


que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la adaptación
al medio social, laboral, o académico. Tiene la importante función de
movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, de
forma que hagamos lo necesario para evitar el riesgo, neutralizarlo,
asumirlo o afrontarlo adecuadamente.

Sin embargo cuando sobrepasa ciertos límites, la ansiedad se


convierte en un problema de salud, impide el bienestar, e interfiere
notablemente en las actividades del sujeto. Puede limitar la libertad de
movimientos y opciones personales. En estos casos no estamos ante un
simple problema de "nervios", sino ante una grave alteración.

Debido a que en los últimos años se ha avanzado en el


diagnóstico consensuado internacionalmente, hoy podemos decir que
existen varios tipos de Trastornos por Ansiedad, cada uno con sus
propias características, y así avanzar en investigaciones sistematizadas
sobre estos.

Hoy en día se calcula que entre un 15% y un 20% de la población


padece, o padecerá a lo largo de su vida, problemas relacionados con la
ansiedad con una importancia suficiente como para requerir
tratamiento. La mejoría espontánea (es decir sin consulta ni
tratamiento) de los problemas por ansiedad es improbable y sólo se
produce en muy pocos casos. En la mayoría de los casos la ansiedad
tiende a mantenerse, e incluso a extenderse y generalizarse. Por lo que
lo más conveniente es tratarse lo antes posible ya que la mayoría de los
casos mejoran siguiendo el tratamiento adecuado.
Más allá de los llamados trastornos por ansiedad, la ansiedad es
además, un componente importante en otros problemas, como lo son los
problemas de alimentación, problemas sexuales, problemas de relación
personal, dificultades de rendimiento intelectual, molestias físicas de
origen psicosomático y enfermedades inmunológicas, porque según
datos provenientes de la experimentación animal y de la observación
humana, el estrés tiene efectos inmunodepresores o de inhibición
inmunológica. Esta acción se expresa través de fenómenos alérgicos,
infecciones, enfermedades autoinmunes, cardiovasculares, en el tracto
gastrointestinal y aparición de neoplasias.

Por lo antes mencionado no debería por qué extrañarnos el


conocer que, según datos de la OMS, se estima que un 25% de los
pacientes vistos en la clínica general presentan síntomas de ansiedad.
Tal es así que los médicos generales, los de asistencia primaria, y
algunos especialistas, como los gastroenterólogos, ginecólogos,
neurólogos y en especial los cardiólogos, suelen ser los primeros en
recibir este tipo de pacientes.

La información de este trabajo confirma claramente la necesidad


del mundo moderno actual de considerar el problema de la ansiedad y
el estrés, ya que los estados de ansiedad son extremadamente comunes
y costosos, no sólo en términos de consecuencias económicas, sino
también en cuanto a peligros para el bienestar emocional y físico y para
la propia calidad de vida.

En relación a los costos y consecuencias económicas debemos


resaltar que solamente los denominados trastornos por ansiedad,
generan estimativamente, el 33% de los costos actuales globales
destinados a tratar problemas de salud mental. Y esto sin tener en
cuenta las posibles pérdidas económicas que se produzcan, como
consecuencia secundaria de estos trastornos, en otros ámbitos, como los
son por ejemplo el laboral por ausentismos o licencias de enfermedad, o
volviendo a resaltar lo que anteriormente comentamos, también los
costos destinados a los problemas de salud en general.

Además este es un problema tan común que la ansiedad y el


estrés no se limitan al mundo occidental moderno, sino que
representan un tema que tiene aplicaciones transculturales. Quizás,
sólo los más primitivos aborígenes estén libres del estrés, ciertamente
hay evidencias de que los síntomas de estrés aparecen en otros países
civilizados y en otras culturas. Pero el modo de expresión del estrés
puede diferir, pues cada cultura parece poner su propio sello a cómo se
expresa el estrés.

El presente trabajó se decidió encarar de la manera particular en


que lo hacemos dado que se ha documentado una alta prevalencia de
trastornos fóbicos, agorafobia, trastorno por ansiedad generalizada y
trastorno por pánico en la población general. Además de tener gran
importancia, este no es un problema pasajero, sino que los trastornos
por ansiedad suelen tener un curso crónico y/o persistente, con
fluctuaciones, manifestando exacerbaciones periódicas.

Como perspectiva global, esta tesis trata de las varias fuentes


principales de estrés. Se incluyen lo biológico, cultural y psicológico.
Los significados que una persona da a los acontecimientos, así como los
recursos de afrontamiento disponibles están influidos por la herencia
cultural de uno; los valores culturales y creencias pueden plantear
nuevos problemas. Los factores interculturales también son
importantes, incluyendo los valores personales. Selye ha citado factores
biológicos en cuanto a amenazas para la salud y bienestar físico; Lang
en cuanto, los sustratos biológicos de las emociones. Finalmente, entre
la distintas fuentes de estrés deben incluirse las variables psicológicas,
incluso cuando la fuente primaria surge de un suceso biológico. Un
sentido de control, la naturaleza de la apreciación cognitiva o el sentido
adscrito que estudia Lazarus, la presencia de creencias irracionales, la
psicodinámica de la personalidad de un sujeto y su estructura de hábito
contenida en esquemas tempranos descriptos por Beck y Young, deben
todos incluirse en un acercamiento más global al entendimiento del
estrés.

Dentro de las variables cognitivas de la ansiedad, ésta ha sido


estudiada como una respuesta emocional a una situación y como un
rasgo de personalidad, así han surgido diversas teorías de rasgo-
estado. Una parte del presente trabajo se trata de una revisión teórica,
en la que se recogen distintos estudios y teorías que reflejan cómo
ciertas variables cognitivas influyen en las emociones negativas, más
precisamente en la ansiedad. Pero en tal situación se corre el riesgo de
convertir un área de investigación como ésta en parcelas específicas
incomunicadas. Aún reconociendo la complejidad del fenómeno de la
ansiedad, donde no todos sus componentes convergen de modo
uniforme, creemos justificada y fructífera realizar una aproximación
integradora de esta dicotomía entre las variables personales y aquellas
que dependen más de la situación.

Debemos destacar que a pesar de todo lo dicho hasta el momento


sobre la actualidad e importancia de este problema, es notable el hecho
de que no hayamos encontrado trabajos de tesis de licenciatura sobre
trastornos por ansiedad en nuestra facultad. Esto es llamativo sobre
todo si tenemos en cuenta que nosotros, los profesionales de la salud,
tenemos la obligación de trabajar para el paciente, teniendo como guía
sus necesidades de intervención práctica y no sólo nuestra curiosidad
intelectual o gusto por el conocimiento.

El objetivo de esta tesis es poder integrar información


actualizada y realizar un modesto aporte sobre los procesos de
mantenimiento que aparecen en los denominados genéricamente
Trastornos por Ansiedad. Un tema de creciente interés, resumiendo lo
que hemos dicho, por un lado porque ha sido objeto de una delimitación
diagnóstica más precisa y de avances sorprendentes en su estudio y
tratamiento en los últimos años, y por otra parte, por la creciente
demanda y prevalencia de los mismos en diferentes poblaciones, que se
ha venido observando últimamente.

El fundamento teórico -basado en la postura cognitivo-


conductual- en el que se apoya el presente trabajo, lejos de haber sido
elegido al azar o por gusto personal, fue elegido debido a que es la
terapia cognitivo-conductual la que ha demostrado una eficacia
científicamente comprobada, por esto es la más exitosa en este tipo de
trastornos del que hacemos referencia. Haciendo una breve referencia a
números podemos decir que la eficacia para el Trastorno de Pánico está
en el orden del 86%-90% (Newman,1998, Barlow,1988, en Keggan,
2001), aún cuando el paciente presente también agorafobia, para la
fobia específica es del 74%-94% (Ôst, 1997, en Keggan, 2001). En
cuanto al pánico la medicación es eficaz pero las recaídas son muy
frecuentes y los pacientes que han recibido terapia cognitiva-
conductual recaen en un porcentaje muy pequeño. El tratamiento de la
ansiedad generalizada es exitoso aunque no de forma tan contundente
como en el caso del pánico, en el que, según Durham un 72% de los
pacientes responden favorablemente al tratamiento cognitivo frente a
un 31% de buenos resultados con terapia psicoanalítica. También los
pacientes con fobia social responden muy favorablemente y con poco
margen de recaídas con tratamiento cognitivo-conductual. (Keegan,
2001).

Además es necesario recalcar que, si bien tomamos como eje


temático el abordaje cognitivo-conductual de estos trastornos debido al
área específica de nuestros conocimientos, un tratamiento adecuado no
puede dejar de tener en cuenta la necesidad de interconsultar con un
especialista en psicofarmacología, ya que ésta ha contribuído de
manera decisiva a mejorar la condición de estos pacientes, no sólo por
la acción medicamentosa cada vez más eficaz, sino por facilitar con su
empleo, la implementación de recursos psicoterapéuticos y lograr así
mejorar la calidad de vida del paciente.

A pesar de conocer que la psicoterapia ha demostrado ser más


beneficiosa a largo plazo y de que presenta una menor tasa de recaídas
a su finalización que los psicofármacos, resultaría completamente útil y
benéfico para el paciente la implementación de un tratamiento que
combine ambos recursos.

Por último sentimos necesario continuar el camino de


investigación sobre estos trastornos para enriquecer nuestros
conocimientos y por lo tanto mejorar los abordajes terapéuticos
brindados a nuestros pacientes. Para que de esta manera puedan ellos
beneficiarse de abordajes más acertados y eficientes, evitando de esta
manera la prolongación innecesaria de su sufrir, y aún más, poder
algún día prevenir la aparición de este mal.
I PARTE:

MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO 1:

LA ANSIEDAD

SUS TRASTORNOS
1.1 LA ANSIEDAD

1.1.1. Definición de Ansiedad

Debido a que el término ansiedad es tan ampliamente utilizado


no sólo en el campo de la psicología sino que también es un término
sumamente corriente en los discursos cotidianos sentimos la necesidad
de comenzar nuestro trabajo haciendo una delimitación del mismo.

Históricamente su empleo ha estado asociado a diversos


términos relacionados como el miedo, la angustia, estrés, etc. En
términos generales, la ansiedad se trataría de un estado emocional
difuso sin una fuente externa de amenaza reconocible (a diferencia del
miedo) o que no posee una dirección específica tras la percepción de la
amenaza.

La palabra ansiedad proviene del latín anxietas que significa


congoja, aflicción. Esta palabra ha ido adquiriendo diversos
significados dentro de la literatura psiquiátrica. A continuación
haremos mención a algunas definiciones de ansiedad:

Alfredo Cía en su libro Trastornos por Ansiedad define la


ansiedad como: “Estado de malestar psicofísico caracterizado por una
turbación, inquietud o zozobra y por una inseguridad o temor ante lo
que se vivencia como una amenaza inminente. La diferencia básica
entre ansiedad normal y neurótica es que ésta última se funda en
valoraciones irreales de la amenaza. Cuando la ansiedad es leve
produce una sensación de inquietud, de intranquilidad y desasosiego.
Cuando es muy severa puede llegar a paralizar al individuo,
transformándose en pánico” (Cía, 1994; p.46)
La ansiedad, entendida como respuesta emocional, puede ser
definida como "una respuesta emocional, o patrón de respuestas, que
engloba aspectos cognitivos displacenteros, de tensión y aprensión;
aspectos fisiológicos, caracterizados por un alto grado de activación del
sistema nervioso autónomo y aspectos motores que suelen implicar
comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos. La
respuesta de ansiedad puede ser elicitada tanto por estímulos externos
o situacionales como por estímulos internos al sujeto, tales como
pensamientos, ideas, imágenes, etc., que son percibidos por el individuo
como peligrosos o amenazantes. El tipo de estímulos (internos y
externos) capaces de evocar la respuesta de ansiedad estará, en gran
parte, determinado por las características del sujeto, existiendo
notables diferencias individuales en cuanto a la propensión a
manifestar reacciones de ansiedad ante las diversas situaciones"
(Miguel-Tobal, 1990; p.310; en Iruarrizaga, Gómez-Segura, Criado,
Zuazo, Sastre, 2001).

Spielberger, Pollans y Worden (1984) por ejemplo, la definen


como “una reacción emocional que consiste en sentimientos de tensión,
aprensión, nerviosismo y preocupación, así como la activación o
descarga del sistema nervioso autónomo” (Belloch, A., Ramos, F.,
Sandín, B., 1995)

Lazarus (1976), tratando de superar las definiciones de ansiedad


en términos de estímulo o respuesta, predominantes hasta la fecha, la
define como “ el resultado de la relación entre el individuo y el entorno,
evaluado por aquel como amenazante, al desbordar sus recursos y
poner en peligro su bienestar” (Cía, 1994; p.52). Igualando de esta
manera los términos de ansiedad y estrés.

La definición de Lazarus engloba y sintetiza, dando un paso más


en la dirección cada vez más aceptada de considerar la ansiedad no
como una variable en sí misma, sino referida a un cierto número de
variables que la integran, y a un tipo particular de relaciones entre
ellas.

1.2. ANSIEDAD NORMAL

1.2.1. Mecanismo universal

Todos los animales superiores, incluyendo a los humanos, están


dotados de un sistema biológico de alarma, que les permite afrontar
eficazmente las variaciones de su entorno. Ante un daño potencial, o un
estímulo novedoso, se activa un complejo sistema de alerta y vigilancia,
entonces la ansiedad en sí misma no es necesariamente dañina, sino
que es una respuesta protectiva que aparece en todos los mamíferos,
preparándolos para la lucha o huída y que incluye modificaciones
cognitivas, comportamentales, neuroquímicas y neuroendócrinas (Cía,
1994). El temor es vivenciado durante estos cambios fisiológicos
adaptativos, siendo ventajoso desde el punto de vista biológico, si el
estímulo es realmente amenazador (Shachter y Singer 1962, Sarason
1982, Spielberger y col. 1971; en Cía 1994).

1.2.2. Cogniciones en la ansiedad normal

Para contribuir a la adaptación en un medio hostil, el sistema


cognitivo ha de ser capaz de dos funciones primordiales: priorización y
compensación. En ambas, el sistema cognitivo tiene que ser activo en la
búsqueda de información o lo que es llamado mecanismo de alarma y
en la utilización de recursos auxiliares o la llamada movilización de
recursos.

Por un lado, de entre la multiplicidad de informaciones, se debe


priorizar el procesamiento de las más relevantes para la propia
adaptación. Esta priorización resulta especialmente importante en el
caso de las informaciones indicadoras de peligro. Para llevar a cabo
esta función, el sistema cognitivo ha de proceder selectivamente sobre
tales informaciones en el uso del mecanismo atencional,
constructivamente en el empleo del mecanismo de interpretación de los
estímulos ambiguos, y acentuando la accesibilidad de las
representaciones relevantes en la memoria. En un medio complejo y
hostil, además, esta triple función de priorización ha de estar
disponible para ejecutarse sin demoras. La eficacia de la respuesta
adaptativa ante el peligro exige el desencadenamiento de estos
mecanismos con prontitud, para anticiparse al daño potencial antes de
que éste llegue a incidir sobre el organismo.

Por otro lado, para que la multiplicidad de información no sature


y produzca un colapso en la limitada memoria activa u operativa del
sistema cognitivo, éste tiene que poner en funcionamiento recursos
auxiliares. En relación con el procesamiento de información indicadora
de peligro, dicha función resulta especialmente importante. La razón
es, precisamente, que la priorización en el procesamiento de este tipo
de información, dado su alto valor adaptativo, al indicar una situación
de emergencia, puede interferir con el procesamiento de información
concurrente neutra o no indicadora de peligro. Así, a las altas
demandas de procesamiento en condiciones normales, en condiciones
de amenaza se añade información prioritaria con un alto poder de
absorción de recursos, debido al carácter emocional de dicha
información. Esto constituye una situación especial de sobrecarga en el
sistema cognitivo. Para que el procesamiento de información
concurrente no se deteriore, el sistema cognitivo debe incrementar las
acciones de afrontamiento compensatorio utilizando recursos cognitivos
y conductuales. En consecuencia, únicamente cuando no haya
posibilidad de utilizar recursos auxiliares se producirá un deterioro en
el rendimiento en tareas que se realicen en condiciones de
preocupación. (Gutiérrez Calvo y García González, 2001).

De este modo, el sistema cognitivo contribuiría activamente a la


adaptación a través de dos procesos. Primero, el mecanismo de alrma
detecta la urgencia e importancia de las demandas, mediante la
priorización del procesamiento de información externa y de la
recuperación de información almacenada relevante a beneficios y
peligros. Esto facilitaría la percepción de las demandas del entorno en
relación con las propias necesidades, metas y recursos. Segundo,
elmecanismo de movilización de recursos transforma las propias
capacidades en acciones para afrontar las demandas, mediante la
movilización de recursos compensatorios cognitivos y conductuales.
Esto serviría no sólo para evitar la sobrecarga o interferencia interna
en el propio sistema, sino también para dirigir la acción externa en el
afrontamiento de las demandas.

1.2.3. Angustia, Miedo y Ansiedad

En el ámbito de la Psicología los términos ansiedad, miedo, estrés


y angustia suelen utilizarse como sinónimos (y posiblemente algunos
otros), pero a fin de ser más específicos a continuación se referirán
algunas características que posibilitan diferenciarlos.

Usualmente la distinción más difícil es entre ansiedad y


angustia. La segunda sería la manifestación corporal de la ansiedad, es
decir, todas las manifestaciones neurovegetativas y constrictivas; una
vivencia somática definida por el correlato sintomatológico, tal y como
lo expresa el origen del término (proviene de anxius, angor y alude a la
sensación de opresión y estrechez que se siente).

En la angustia sería más intenso el correlato físico que el


psicológico, el “angor”, la manifestación corporal y neurovegetativa.
Mientras que la ansiedad referiría a un aspecto puramente psíquico, al
sentimiento de amenaza y temor que obliga a permanecer alerta.

Respecto al miedo, es más fácil de detectar que la ansiedad, ya


que suele sentirse ante un acontecimiento real además de que la
intensidad es proporcional a la magnitud del peligro. Sería un tipo de
respuesta instintivo y universal que permite evitar situaciones de
peligro o potencialmente peligrosas. El propósito inicial de la respuesta
fisiológica al miedo es el de la preparación para el ataque o para la
huída.

El miedo aparece como un fenómeno psicológico normal para el


ser humano. No tenerlo se considera hasta cierto punto anormal y
peligroso para la supervivencia porque gracias a él se tiene información
acerca de objetos, personas o situaciones que pueden ser perniciosas.
Como la ansiedad, es un fenómeno adaptativo pero con apoyatura
biológica.

En el caso de la ansiedad, la mayoría de las ocasiones se trata de


situaciones imaginadas que ni el mismo sujeto puede atribuir como
causa siendo, muchas veces por esto mismo, mayor la intensidad.

De hecho, los síntomas de la ansiedad y los del miedo son muy


similares y corresponden al Síndrome General de Adaptación. Es
entonces la causalidad e intensidad que la diferencian del miedo.
Cuando la ansiedad remite a estímulos específicos es que se habla de
miedo.

1.2.4. Respuesta del organismo

La respuesta a estímulos peligrosos o dañinos tiene una


resistencia a la habituación genéticamente programada, dicho en otras
palabras la tendencia a evitar estímulos novedosos o peligrosos es un
recurso adaptativo que beneficia la supervivencia del individuo y su
especie. Esta resistencia a la habituación puede observarse en la
predisposición hereditaria del hombre a desarrollar respuestas
evitativas y miedos a estímulos particulares como ruidos fuertes y
tormentas (Ohman y col., 1974; en Cía, 1994).

Las respuestas neurovegetativas y endócrinas a un agente


estresante dependen de su severidad y novedad, por un lado, y de las
habilidades de la persona para enfrentarlo. Los individuos con
predisposición a la ansiedad tienen más tendencia a adquirir
respuestas evitativas que los normales, y muestran una menor
habituación frente a estímulos repetidos, que se evidencia en diferentes
variables fisiológicas cuantificables (Lader, 1983; en Cía, 1994). Los
sujetos con buena capacidad de adaptación y más equilibrados, tienen
una respuesta autonómica y endócrina importante al enfrentar
situaciones novedosas, y se adaptan rápidamente ante circunstancias
adversas, a diferencia de los individuos poco espontáneos o con una
pobre capacidad de adaptación, que no lo hacen. La persona bien
adaptada exhibe una respuesta más fuerte y más flexible al estrés,
recuperando el equilibrio autonómico más rápidamente. En general si
el sujeto percibe que tiene la situación estresante bajo control, la
respuesta autonómica disminuye (Breier, 1989; en Cía, 1994).

1.3. ¿CUÁNDO LA ANSIEDAD SE CONVIERTE EN PATOLÓGICA?

1.3.1. El pasaje de lo adaptativo a lo problemático

Son muchos los síntomas de la ansiedad que podemos


puntualizar, entre ellos: sensación de incertidumbre, desamparo,
preocupación y aprensión, irritabilidad, tensión, fatiga, dificultades
para concentrarse y otros más fisiológicos y orgánicos como
palpitaciones cardíacas, sudoración, frecuencia de micción, insomnio,
etc. A esto debemos agregar que una persona no siente todos ellos sino
que son sólo algunos los característicos, quizás dos o tres, que le
permiten reconocer que lo que está vivenciando es ansiedad.

Sin embargo, si estos sentimientos se vuelven muy intensos y


persisten por largos períodos pueden producir efectos dañinos, en cuyo
caso deberíamos referirnos a ellos como trastornos de ansiedad.

Es decir, tanto en la ansiedad como en los trastornos de ansiedad


suele presentarse el mismo tipo de síntomas físicos y/o psicológicos pero
en los segundos, estos sentimientos se vuelven intensos y pueden
persistir durante largos períodos, resultando desadaptativos y
desproporcionados a la situación.

La ansiedad, como vimos, es una forma de la respuesta al estrés


y una experiencia universal. Bajo circunstancias normales funciona
como parte de un sistema biológico de alarma que le permite a una
persona anticipar y frecuentemente evitar daños o fallas eventuales.
La ansiedad se vuelve anormal cuando es excesiva en severidad
duración, cuando ocurre en situaciones objetivamente inofensivas o
bien si emerge espontáneamente sin provocación aparente.

Por esto postulamos que la compleja dotación biológica que


permitía a nuestros ancestros la supervivencia en un medio hostil, y la
adaptación a la naturaleza, persiste como sistema de adaptación en la
actualidad, pero debido a que las condiciones del medio han cambiado,
el sujeto ya no puede responder por medio de las heredadas respuestas
de ataque-huida, ya que estas respuestas conductuales resultan
muchas veces inhibidas por factores socioculturales lo que produce
diversas consecuencias somáticas y psíquicas, deteriorando al
organismo. El estrés hoy depende sobre todo de factores psicosociales
impuestos por la civilización y de las atribuciones o interpretaciones
que hace el individuo del mismo (Cía, 1994).

Entendida de esta manera a la ansiedad bajo condiciones


normales como un mecanismo normal, adaptativo, universal,
movilizador y defensivo, encontramos su contrapartida cuando ésta
supera determinados límites.

Por lo tanto la ansiedad tiene un rango que oscila entre una


respuesta adaptativa o un trastorno incapacitante dependiendo de los
signos y síntomas, del malestar subjetivo que provoca y de la afectación
de la actividad global del individuo.

1.3.2. Modelo Tripartito


En los diferentes trastornos por ansiedad, el individuo actúa
poniendo en juego un proceso complejo, en el que interactúan tres
sistemas de respuesta: el fisiológico, el cognitivo y el conductual, en un
modelo tripartito descripto por Lang (1968). Estos tres sistemas
componentes interactúan de manera disfuncional, en un ciclo que se
perpetúa a si mismo o "círculo vicioso", que es necesario romper en
diversos puntos, con intervenciones de diferente índole, para que la
terapia se vuelva efectiva en estas patologías.

A continuación describiremos los tres componentes de la


respuesta de ansiedad:

Síntomas fisiológicos: Comprenden todas las sensaciones


producidas por una súbita activación del sistemas neurovegetativo, al
entrar en contacto o aproximarse al objeto o situación temida. Suelen
ser más frecuentes y característicos en la agorafobia, que en otros tipos
de fobia, pudiendo asociarse a un ataque de pánico.

Síntomas comportamentales: En la situación fobígena los


síntomas más típicos son tratar de huir o de escapar de la misma, o
quedarse paralizado por el miedo, sin atinar a una respuesta.

Síntomas cognitivos (subjetivos): Incluyen todo tipo de


pensamientos negativos y catastróficos confirmatorios de la propia
incapacidad frente al trastorno. Se asocian a sentimientos de temor,
vergüenza, incapacidad, rabia e impotencia.

Los tres tipos de síntomas con los que el sujeto con un trastorno
de ansiedad responde desproporcionadamente a la fuente objetiva de
peligro, pueden fluctuar juntos o separados, predominando algunos de
ellos, en cada persona afectada. Esto le otorga un perfil característico a
la secuencia sintomática que padece cada enfermo, debiendo ser
investigada minuciosamente en cada caso.
El problema de ansiedad tiende a mantenerse, porque a su vez el
individuo responde ante sus síntomas, con tres tipos de reacciones:
fisiológicas, comportamentales y subjetivas. Se va creando así un
círculo vicioso que se autoperpetúa, al irse realimentando positiva
(cada vez aumenta más) y recíprocamente síntomas y reacciones.

Los factores de mantenimiento de la ansiedad son:

Las reacciones subjetivas: incluyen pensamientos como "voy a


perder el control", "no puedo afrontarlo", "debo escapar cuanto antes", u
otros relacionados a la interpretación catastrófica de los síntomas
fisiológicos de ansiedad y miedo: "voy a desmayarme". Otros
pensamientos se refieren a anticipar las posibles consecuencias de
entrar en una situación ansiógena "nadie va a ayudarme si me
descompongo". Esta ansiedad anticipatoria, también llamada "miedo al
miedo", hace impracticable cualquier salida operativa, al ir bloqueando
y restringiendo todo accionar en el futuro inmediato. Todo esto se
acompaña de preocupaciones, pérdida de autoconfianza, baja
autoestima, frustraciones y temores persistentes y arraigados.

La evitación: Es la principal reacción comportamental, y un


factor de perpetuación crucial de los miedos, dado que al no afrontarlos,
el paciente no puede aprender que el objeto o situación temidos, no son
de hecho peligrosos, o tan peligrosos o amenazantes como supone que
son.

Factores externos: Como el vínculo específico de dependencia que


el paciente va estableciendo con sus allegados, y los cuidados que va
requiriendo y recibiendo por parte de los mismos. Por ejemplo cuando
hacen cosas por ellos para evitar encarar la situación temida, los
sustituyen en áreas conflictivas, o establecen una relación simbiótica o
de pegoteo, se van transformando en muletas permanentes, y pasan a
ser ingredientes esenciales del mantenimiento.
Puede darse el caso de que ocurra una falta de concordancia
entre las manifestaciones observadas en los tres canales de respuesta,
por lo que cabe pensar que cada canal obedece a un sistema conductual
diferente. Nos encontraríamos así con tres sistemas de respuesta
parcialmente independientes. (Lang, 1968; en Arcas Guijarro, Cano
Vindel, 1999)

1.4 TRASTORNOS POR ANSIEDAD

1.4.1. Concepto de Trastorno

Como hemos visto, el mecanismo de la ansiedad, que en un


principio tiene la función de ser un mecanismo adaptativo, puede llegar
a convertirse en un trastorno severamente limitante para el sujeto que
lo padece. Este trastorno no se define en función de la respuesta
psicofisiológica del individuo, sino que depende del interjuego de
diversas variables. Tal es así que si el estímulo no es amenazador o
resulta inaparente, sin embargo, la respuesta de ansiosa resulta
disfuncional o mal adaptativa. (Shachter y Singer 1962, Sarason 1982,
Spielberger y col. 1971; en Cía 1994).

El término "trastorno" lo utilizamos para indicar la presencia de


un comportamiento o un grupo de síntomas identificables en la práctica
clínica, que en la mayoría de los casos están acompañados por un
malestar e interfiere con la actividad del individuo.

Históricamente en psiquiatría se ha utilizado el término de


trastorno mental, pero este implica, desafortunadamente, una
distinción entre trastornos «mentales» y «físicos» (un anacronismo
reduccionista del dualismo mente/cuerpo). Los conocimientos actuales
indican que hay mucho de «físico» en los trastornos «mentales» y mucho
de «mental» en los trastornos «físicos». El problema planteado por el
término trastornos «mentales» ha resultado ser más patente que su
solución, y, lamentablemente, el término persiste en el título del DSM-
IV, ya que no se ha encontrado una palabra adecuada que pueda
sustituirlo.

Debe admitirse que no existe una definición que especifique


adecuadamente los límites del concepto «trastorno mental». El término
«trastorno mental», al igual que otros muchos términos en la medicina
y en la ciencia, carece de una definición operacional consistente que
englobe todas las posibilidades. Todas las enfermedades médicas se
definen a partir de diferentes niveles de abstracción --como patología
estructural (p. ej., colitis ulcerosa), forma de presentación de los
síntomas (p. ej., migraña), desviación de la norma fisiológica (p. ej.,
hipertensión) y etiología (p. ej., neumonía neumocócica)-. Los
trastornos mentales han sido definidos también mediante una gran
variedad de conceptos (p. ej., malestar, descontrol, limitación,
incapacidad, inflexibilidad, irracionalidad, patrón sindrómico, etiología
y desviación estadística). Cada uno es un indicador útil para un tipo de
trastorno mental, pero ninguno equivale al concepto y cada caso
requiere una definición distinta.

Siguiendo el D.S.M. IV conceptualizaremos a cada trastorno


mental como un síndrome o un patrón comportamental o psicológico de
significación clínica, que aparece asociado a un malestar (p. ej., dolor),
a una discapacidad (p. ej., deterioro en una o más áreas de
funcionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado de morir o
de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad. Además, este
síndrome o patrón no debe ser meramente una respuesta
culturalmente aceptada a un acontecimiento particular (p. ej., la
muerte de un ser querido). Cualquiera que sea su causa, debe
considerarse como la manifestación individual de una disfunción
comportamental, psicológica o biológica. Ni el comportamiento desviado
(p. ej., político, religioso o sexual) ni los conflictos entre el individuo y la
sociedad son trastornos mentales, a no ser que la desviación o el
conflicto sean síntomas de una disfunción.

1.4.2 Diagnósticos

Antes de intentar cualquier clasificación debemos tener presente


la concepción errónea muy frecuente que existe de pensar que la
clasificación de los trastornos mentales clasifica a las personas; lo que
realmente hace es clasificar los trastornos de las personas que los
padecen. Por esta razón, las clasificaciones que utilizaremos evitan el
uso de expresiones como «un fóbico» y en su lugar utiliza la frase de «un
individuo con fobia».

La literatura psiquiátrica ha abordado la fenomenología clínica


de los Trastornos por Ansiedad desde hace más de un siglo, aunque
una descripción más precisa de importantes entidades nosológicas
comprendidas dentro de este grupo surge a partir de estudios recientes.
Tal es así que recién en 1980, la Asociación Psiquiátrica
Norteamericana (American Psychiatric Association), estableció un
criterio diagnóstico preciso para tres nuevas entidades tales como el
Trastorno de Pánico (TP), las Fobias Sociales (FS) y el Trastorno de
Estrés Postraumático (TEPT).

Antes de que pudiéramos beneficiarnos de estos aportes


diagnósticos existían serias dificultades y controversias por ejemplo
para el pánico o crisis de ansiedad, por ello hacia la década del ‘70 los
clínicos todavía dudaban si se trataba de una entidad separada o una
forma extrema de fobia, no tenían claro si era una respuesta específica
a ciertos agentes estresantes que se presentaban en forma repetida o si
era una enfermedad episódica crónica. Y tampoco conocían con certeza
cuál era el papel de los tratamientos farmacológicos y cuál el de los
psicoterapéuticos. Durante la década del ’80, tuvo lugar de forma
explosiva una enorme acumulación de evidencia empírica y el logro de
tratamientos efectivos con comprobación estadística, gracias a lo cual
hoy en día los interrogantes anteriores se han aclarado y tenemos
acceso aún a mucho más conocimiento sobre el tema.

1.4.3. Clasificación según la CIE-10 (OMS, 1992)

Los trastornos por ansiedad se encuentran dentro de la sección


F40-F48 titulada: Trastornos Neuróticos, Trastornos relacionados con
el Estrés y Trastornos somatomorfos. Debido a la extensión del
presente trabajo y las particularidades de esta clasificación
describiremos sólo aquellas clasificaciones que atañen a nuestro
interés:

F40 Trastornos Fóbicos de Ansiedad

En este grupo de trastornos la ansiedad se pone en marcha


exclusiva o predominantemente en ciertas situaciones bien definidas o
frente a objetos (externos al enfermo) que no son en sí mismos
generalmente peligrosos. En consecuencia, estos se evitan de un modo
específico o si acaso son afrontados con temor. La ansiedad fóbica no se
diferencia, ni vivencia, ni comportamental, ni fisiológicamente, de otros
tipos de ansiedad y su gravedad puede variar desde una ligera
intranquilidad hasta el terror pánico. La preocupación del enfermo
puede centrarse en síntomas aislados tales como palpitaciones o
sensación de desvanecimiento y a menudo se acompaña de miedos
secundarios a morirse, a perder el control o a volverse loco. La
ansiedad no se alivia al saber que otras personas no consideran dicha
situación como peligrosa o amenazante. Por lo general, el imaginar la
situación fóbica desencadena una ansiedad anticipatoria.

En esta clasificación las crisis de pánico (F41.0) que tienen lugar


en una situación fóbica consolidada son consideradas como una
expresión de la gravedad de la fobia y por lo tanto tiene ésta
preferencia diagnóstica.

F40.0 Agoragobia

Se incluyen en él no sólo los temores a lugares abiertos, sino


también otros relacionados con ellos, como temores a las multitudes y a
la dificultad para poder escapar inmediatamente a un lugar seguro
(por lo general el hogar).El término abarca un conglomerado de fobias
relacionadas entre sí, a veces solapadas, entre ellos temores a salir del
hogar, a entrar en tiendas o almacenes, a las multitudes a los lugares
públicos y a viajar solo en trenes, autobuses o aviones. Aunque la
gravedad de la ansiedad y la intensidad de la conducta de evitación son
variables, éste es el más incapacitante de los trastornos fóbicos y
algunos individuos llegan a quedar completamente confinados en su
casa. A muchos enfermos les aterra pensar en la posibilidad de poder
desmayarse o quedarse solos, sin ayuda, en público. La vivencia de
falta de una salida inmediata es uno de los rasgos clave de muchas de
las situaciones que inducen la agorafobia. La mayor parte de los
afectados son mujeres y el trastorno comienza en general al principio
de la vida adulta. Están presentes a menudo síntomas depresivos,
obsesivos y fobias sociales, pero no predominan el cuadro clínico. A
menudo los pacientes evitan notablemente la situación fóbica, dado lo
cual algunos agorafóbicos experimentan poca ansiedad, porque son
capaces de evitar sus situaciones fóbicas. En ausencia de un
tratamiento efectivo, la agorafobia suele cronificarse, aunque su
intensidad puede ser fluctuante.

Pautas para el diagnóstico:

Para satisfacer un diagnóstico definitivo se requieren todas las


condiciones siguientes:

a) Los síntomas, psicológicos o vegetativos, son


manifestaciones primarias de ansiedad y no secundarias a otros
síntomas, como por ejemplo ideas delirantes u obsesivas.

b) Esta ansiedad se limita o predomina en al menos dos de


las siguientes situaciones: multitudes, lugares públicos, viajar lejos de
casa o viajar solo.

c) La evitación de la situación fóbica es, o ha sido, una


característica destacada.

F40.00 Sin trastorno de pánico


F40.01 Con trastorno de pánico

F40.1 Fobias Sociales

Suelen comenzar en la adolescencia y giran en torno al miedo a


ser enjuiciado por otras personas en el seno de un grupo
comparativamente pequeño (a diferencia de las multitudes) y llevan a
evitar situaciones sociales determinadas. Al contrario que la mayoría
de las fobias, las fobias sociales se presentan con igual frecuencia en
varones y en mujeres. Algunas de las fobias sociales son restringidas
(por ejemplo comer en público, a hablar en público o a encuentros con el
sexo opuesto), otras son difusas y abarcan casi todas las situaciones
sociales fuera del círculo familiar. Suelen acompañarse de baja
autoestima y miedo a las críticas. Los pacientes pueden presentar
síntomas de rubor, temblor de las manos, náuseas o necesidad urgente
de orinar, y a veces están convencidos de que una de estas
manifestaciones secundarias de su ansiedad es su problema primario.
La evitación suele ser intensa y puede llegar a un aislamiento social
casi absoluto.

Pautas para el diagnóstico:

Para un diagnóstico definitivo deben cumplirse todas las


condiciones siguientes:

a) Los síntomas, psicológicos o vegetativos, son manifestaciones


primarias de ansiedad y no secundarias a otros síntomas, como por
ejemplo ideas delirantes u obsesivas.
b) Esta ansiedad se limita o predomina en situaciones sociales
concretas y determinadas.

c) Es muy llamativa la evitación de estas situaciones fóbicas.

F40.2 Fobias específicas (aisladas)

F40.8 Otros trastornos fóbicos de ansiedad

F40.9 Trastorno fóbico de ansiedad, no especificado

F41 Otros trastornos de ansiedad

Trastornos en los cuales la manifestación de ansiedad es el


síntoma principal y no está restringida a ninguna situación específica
del entorno. Puede haber también síntomas depresivos y obsesivos, e
incluso algunos elementos de ansiedad fóbica, a condición de que éstos
sean claramente secundarios o menos graves.

F41.0 Trastorno de pánico (ansiedad paroxística episódica)

El rasgo fundamental son los ataques recurrentes de ansiedad


grave (pánico), que no se restringen a una situación en particular o a
un conjunto de circunstancias, y que por lo tanto son impredecibles.
Como ocurre en otros trastornos de ansiedad, entre los síntomas
predominantes se cuentan el comienzo repentino de palpitaciones, el
dolor precordial, las sensaciones de asfixia, el vértigo y los sentimientos
de irrealidad (despersonalización y falta de vínculo con la realidad). A
menudo hay también un temor secundario a morir, a perder el control o
a enloquecer. La crisis de angustia no debe aparecer como diagnóstico
principal si el paciente padece un trastorno depresivo ya que
probablemente la crisis es secundaria a la depresión. Un ataque de
pánico a menudo sigue de un miedo persistente a tener otro ataque de
pánico.

Pautas para el diagnóstico

Para un diagnóstico definitivo deben presentarse varios ataques


graves de ansiedad vegetativa al menos durante el período de un mes:

a) En circunstancias en las que no hay peligro objetivo.

b) No deben presentarse sólo en situaciones conocidas o


previsibles.

c) En el período entre las crisis el individuo debe además estar


relativamente libre de ansiedad aunque es frecuente la ansiedad
anticipatoria leve.

F41.1 Trastorno de Ansiedad Generalizada

Su característica fundamental es una ansiedad generalizada


persistente, que no se restringe ni siquiera en términos de algún fuerte
predominio, a ninguna circunstancia del entorno en particular (es
decir que la angustia “flota” libremente). Los síntomas principales son
variables, pero incluyen quejas de permanente nerviosidad, temblor,
tensiones musculares, sudoración, atolondramiento, palpitaciones,
vértigo y malestar epigástrico. A menudo los pacientes manifiestan
temores de una próxima enfermedad o de un accidente, que sufrirán en
breve ellos mismos o alguno de sus parientes.

Pautas para el diagnóstico

El afectado debe tener síntomas de ansiedad la mayor parte de


los días durante al menos varias semanas seguidas. Entre ellos deben
estar presentes rasgos de:

a) Aprensión (preocupaciones acerca de calamidades venideras,


sentirse “al límite”, dificultades de concentración, etc.)

b) Tensión muscular (agitación e inquietud psicomotrices,


cefáleas de tensión, temblores, incapacidad de relajarse)

c) Hiperactividad vegetativa (mareos, sudoración, taquicardia o


taquipnea, molestias epigástricas, vértigo, sequedad de la boca, etc.)

F41.2 Trastorno mixto de ansiedad y depresión

F41.3 Otros trastornos de ansiedad mixtos

F41.8 Otros trastornos de ansiedad especificados

F41.9 Trastorno de ansiedad no especificado


F42 Trastorno obsesivo-compulsivo

F43 Reacción al estrés grave y trastornos de adaptación

F43.0 Reacción al estrés agudo

F43.1 Trastorno de estrés postraumático

F43.2 Trastornos de adaptación

F43.8 Otras reacciones al estrés grave

F43.9 Reacción al estrés grave, no especificada

1.4.4. Clasificación según el DSM-IV (1994)

Dado que las crisis de angustia y la agorafobia suelen aparecer


en el contexto de diversos trastornos de ansiedad, su descripción y sus
criterios diagnósticos vienen expuestos por separado en esta sección.
Sin embargo, no poseen un código propio ni pueden diagnosticarse
como entidades separadas.

Crisis de angustia (panic attack)

Nota:

No se registran las crisis de angustia en un código aislado.


Codificar el diagnóstico del trastorno específico en que aparece la crisis
de angustia (p. ej., F40.01 Trastorno de angustia con agorafobia
[300.21]

Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos,


acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se
inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros
10 min:

(1) palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la


frecuencia cardíaca

(2) sudoración

(3) temblores o sacudidas

(4) sensación de ahogo o falta de aliento

(5) sensación de atragantarse

(6) opresión o malestar torácico

(7) náuseas o molestias abdominales

(8) inestabilidad, marco o desmayo


(9) desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización
(estar separado de uno mismo)

(10) miedo a perder el control o volverse loco

(11) miedo a morir

(12) parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)

(13) escalofríos o sofocaciones

Agorafobia

Nota:

No se registra la agorafobia en un código aislado. Codificar el


diagnóstico del trastorno específico en que aparece la agorafobia (p. ej.,
F40.01 Trastorno de angustia con agorafobia [300.21] o F40.00
Agorafobia sin historia de trastorno de angustia [300.22]

A. Aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones


donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso) o donde, en el caso
de aparecer una crisis de angustia inesperada o más o menos
relacionada con una situación, o bien síntomas similares a la angustia,
puede no disponerse de ayuda. Los temores agorafóbicos suelen estar
relacionados con un conjunto de situaciones características, entre las
que se incluyen estar solo fuera de casa; mezclarse con la gente o hacer
cola; pasar por un puente, o viajar en autobús, tren o automóvil.

Nota: Considerar el diagnóstico de fobia específica si el


comportamiento de evitación se limita a una o pocas situaciones
específicas, o de fobia social si tan sólo se relaciona con acontecimientos
de carácter social.

B. Estas situaciones se evitan (p. ej., se limita el número de


viajes), se resisten a costa de un malestar o ansiedad significativos por
temor a que aparezca una crisis de angustia o síntomas similares a la
angustia, o se hace indispensable la presencia de un conocido para
soportarlas.

C. Esta ansiedad o comportamiento de evitación no puede


explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental como fobia
social (p. ej., evitación limitada a situaciones sociales por miedo a
ruborizarse), fobia específica (p. ej., evitación limitada a situaciones
aisladas como los ascensores), trastorno obsesivo-compulsivo (p. ej.,
evitación de todo lo que pueda ensuciar en un individuo con ideas
obsesivas de contaminación), trastorno por estrés postraumático (p. ej.,
evitación de estímulos relacionados con una situación altamente
estresante o traumática) o trastorno de ansiedad por separación (p. ej.,
evitación de abandonar el hogar o la familia).

F41.0 Trastorno de angustia sin agorafobia [300.01]

A. Se cumplen (1) y (2):

(1) crisis de angustia inesperadas recidivantes

(2) al menos una de las crisis se ha seguido durante 1 mes (o


más) de uno (o más) de los siguientes síntomas:

(a) inquietud persistente ante la posibilidad de tener más crisis


(b) preocupación por las implicaciones de la crisis o sus
consecuencias (por ej., perder el control, sufrir un infarto de miocardio,
«volverse loco»)

(e) cambio significativo del comportamiento relacionado con las


crisis

B. Ausencia de agorafobia.

C. Las crisis de angustia no se deben a los efectos fisiológicos


directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o una enfermedad
médica (p. ej., hipertiroidismo).

D. Las crisis de angustia no pueden explicarse mejor por la


presencia de otro trastorno mental, como por ejemplo fobia social (p. ej.,
aparecen al exponerse a situaciones sociales temidas), fobia específica
(p. ej., el exponerse a situaciones fóbicas específicas), trastorno
obsesivo-compulsivo (p. ej., al exponerse a la suciedad cuando la
obsesión versa sobre el terna de la contaminación), trastorno por estrés
postraumático (p. ej., en respuesta a estímulos asociados a situaciones
altamente estresantes), o trastorno por ansiedad de separación (p. ej.,
al estar lejos de casa o de los seres queridos).

Trastorno de angustia con agorafobia [300.21]

A. Se cumplen (1) y (2):

(1) crisis de angustia inesperadas recidivantes.

(2) al menos una de las crisis se ha seguido durante 1 mes (o


más) de uno (o más) de los siguientes síntomas:
(a) inquietud persistente por la posibilidad de tener más crisis

(b) preocupación por las implicaciones de la crisis o sus


consecuencias (por ej., perder el control, sufrir un infarto de miocardio,
«volverse loco»)

(c) cambio significativo del comportamiento relacionado con las


crisis

B. Presencia de agorafobia.

C. Las crisis de angustia no se deben a los efectos fisiológicos


directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o

D. Las crisis de angustia no pueden explicarse mejor por la


presencia de otro trastorno mental, como por ejemplo fobia social (p. ej.,
aparecen al exponerse a situaciones sociales temidas), fobia específica
(p. ej., el exponerse a situaciones fóbicas específicas), trastorno
obsesivo-compulsivo (p. ej., al exponerse a la suciedad cuando la
obsesión versa sobre el tema de la contaminación), trastorno por estrés
postraumático (p. ej., en respuesta a estímulos asociados a situaciones
altamente estresantes), o trastorno por ansiedad por separación (p. ej.,
al estar lejos de casa o de los seres queridos).

F40.00 Agorafobia sin historia de trastorno de angustia [300.22]

A. Aparición de agorafobia en relación con el temor de


desarrollar síntomas similares a la angustia (p. ej., mareos o diarrea).

B. Nunca se han cumplido los criterios diagnósticos del trastorno


de angustia.
C. El trastorno no se debe a los efectos fisiológicos directos de
una sustancia (drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.

D. Si el individuo presenta una enfermedad médica, el temor


descrito en el Criterio A es claramente excesivo en comparación con el
habitualmente asociado a la enfermedad médica.

F40.2 Fobia específica [300.29]

F40.1 Fobia social [300.23]

A. Temor acusado y persistente por una o más situaciones


sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a
personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación
por parte de los demás. El individuo teme actuar de un modo (o
mostrar síntomas de ansiedad) que sea humillante o embarazoso.

Nota:

En los niños es necesario haber demostrado que sus capacidades


para relacionarse socialmente con sus familiares son normales y han
existido siempre, y que la ansiedad social aparece en las reuniones con
individuos de su misma edad y no sólo en cualquier interrelación con
un adulto.

B. La exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi


invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede
tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos
relacionada con una situación.
Nota:

En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches,


inhibición o retraimiento en situaciones sociales donde los asistentes
no pertenecen al marco familiar.

C. El individuo reconoce que este temor es excesivo o irracional.

Nota:

En los niños puede faltar este reconocimiento.

D. Las situaciones sociales o actuaciones en público temidas se


evitan o bien se experimentan con ansiedad o malestar intensos.

E. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o


el malestar que aparece en la(s) situación(es) social(es) o actuación(es)
en público temida(s) interfieren acusadamente con la rutina normal del
individuo, con sus relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien
producen un malestar clínicamente significativo.

F. En los individuos menores de 18 años la duración del cuadro


sintomático debe prolongarse como mínimo 6 meses.

G. El miedo o el comportamiento de evitación no se deben a los


efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o
de una enfermedad médica y no pueden explicarse mejor por la
presencia de otro trastorno metal (p. ej., trastorno de angustia con o sin
agorafobia, trastorno de ansiedad por separación, trastorno dismórfico
corporal, un trastorno generalizado del desarrollo o trastorno
esquizoide de la personalidad).

H. Si hay una enfermedad médica u otro trastorno mental, el


temor descrito en el Criterio A no se relaciona con estos procesos (p. ej.,
el miedo no es debido a la tartamudez, a los temblores de la
enfermedad de Parkinson o a la exhibición de conductas alimentarias
anormales en la anorexia nerviosa o en la bulimia nerviosa).

Especificar si:

Generalizada: si los temores hacen referencia a la mayoría de las


situaciones sociales (considerar también el diagnóstico adicional de
trastorno de la personalidad por evitación)

F42.8 Trastorno obsesivo-compulsivo [300.3]

F43.1 Trastorno por estrés postraumático [309.81]

F43.0 Trastorno por estrés agudo [308.3]

F41.1 Trastorno de ansiedad generalizada [300.02]

A. Ansiedad y preocupación excesivas (expectación aprensiva)


sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el
rendimiento laboral o escolar), que se prolongan más de 6 meses.

B. Al individuo le resulta difícil controlar este estado de


constante preocupación.

C. La ansiedad y preocupación se asocian a tres (o más) de los


seis síntomas siguientes (algunos de los cuales han persistido más de 6
meses). Nota: En los niños sólo se requiere uno de estos síntomas:
(1) inquietud o impaciencia

(2) fatigabilidad fácil

(3) dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco

(4) irritabilidad

(5) tensión muscular

(6) alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el


sueño, o sensación al despertarse de sueño no reparador)

D. El centro de la ansiedad y de la preocupación no se limita a


los síntomas de un trastorno del Eje I; por ejemplo, la ansiedad o
preocupación no hacen referencia a la posibilidad de presentar una
crisis de angustia (como en el trastorno de angustia), pasarlo mal en
público (como en la fobia social), contraer una enfermedad (como en el
trastorno obsesivo-compulsivo), estar lejos de casa o de los seres
queridos (como en el trastorno de ansiedad por separación), engordar
(como en la anorexia nerviosa), tener quejas de múltiples síntomas
físicos (como en el trastorno de somatización) o padecer una
enfermedad grave (como en la hipocondría), y la ansiedad y la
preocupación no aparecen exclusivamente en el transcurso de un
trastorno por estrés postraumático.

E. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan


malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras
áreas importantes de la actividad del individuo.

F. Estas alteraciones no se deben a los efectos fisiológicos


directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad
médica (p. ej., hipertiroidismo) y no aparecen exclusivamente en el
transcurso de un trastorno del estado de ánimo, un trastorno psicótico
o un trastorno generalizado del desarrollo.

F06.4 Trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica


[293.89]

Trastorno de ansiedad inducido por sustancias

F41.9 Trastorno de ansiedad no especificado [300.00]

1.4.5. Diferencias sobre criterios diagnósticos entre ambas


clasificaciones

La CIE-10 incluye al Trastorno de Pánico como un cuadro con


identidad propia por un lado (F41.0) y en otro lugar como posible
acompañante de la Agorafobia (f40.0), al dividirla en:

• F40.00 sin Trastorno de Pánico

• F40.01 con Trastorno de Pánico

El DSM IV por el contrario ubica por un lado a la Agorafobia


como secundaria al Trastorno de Pánico estableciendo dos categorías:

• 300.01 Trastorno de Pánico sin Agorafobia

• 300.21Trastorno de Pánico con Agorafobia


y por el otro, establece otra categoría a la que denomina:

• 300.22 Agorafobia sin historia de Trastorno de Pánico.

La comparación detallada de ambas descripciones de la misma


patología, tiene por objeto poner en evidencia las diferencias de criterio
respecto a la etiopatogenia del Trastorno de Pánico y de la Agorafobia,
y de cual precede a quien, en orden de aparición. La Escuela
Norteamericana, representada por el DSM concibe a la crisis de pánico
como el síntoma central del Trastorno de Pánico y sugiere que la
ansiedad anticipatoria y la Agorafobia aparecen luego, como resultado
o secuela de ataques de pánico recurrentes. Según Klein y conordando
con los criterios del DSM, existe una relación patogénica entre los
ataques de pánico recurrentes y el desarrollo de la Agorafobia, ya que
la crisis de pánico se vuelve en el condicionante aversivo del
comportamiento evitativo. Mientras se van repitiendo los ataques de
pánico en el paciente emerge una ansiedad anticipatoria o “miedo al
miedo”, con una creciente preocupación por los mismos y la puesta en
marcha de conductas evitativas.(Cia,1994)

Por el contrario la Escuela Europea, en especial la Británica,


representadas por el CIE-10, otorgan precedencia a la Agorafobia sobre
los ataques de pánico, considerados como una forma severa de ansiedad
fóbica, siempre y cuando sean experimentados en el curso de la misma.
El diagnóstico de Trastorno de Pánico para la CIE-10, por lo tanto,
queda restringido a las crisis de pánico que se inician y continúan en
forma espontánea e impredecible. Si se desarrolla una agorafobia, las
crisis de pánico que ocurren en la misma, en situaciones agorafóbicas,
deberán ser consideradas como manifestaciones severas de la ansiedad
fóbica, y el diagnóstico será entonces cambiado por el de Agorafobia con
Trastorno de Pánico (F40.01), en el caso de que los ataques de pánico
impredecibles no desaparezcan.

Los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 para la


crisis de angustia son idénticos a los del DSM-IV, excepto en el hecho
de que la CIE-10 incluye un síntoma adicional: boca seca. A diferencia
del DSM-IV, el algoritmo diagnóstico que propone la CIE-10 exige que
por lo menos uno de los síntomas corresponda a palpitaciones,
sudoración, temblores o boca seca. A su vez, los Criterios Diagnósticos
de Investigación de la CIE-10 requieren la aparición de como mínimo 4
crisis en un período de 4 semanas, hecho que acentúa un poco más las
diferencias con el DSM-IV, donde la definición de trastorno de angustia
especifica que las crisis de angustia resulten clínicamente
significativas y revistan carácter recurrente. Asimismo, la CIE-10
excluye el diagnóstico de trastorno de angustia si las crisis de angustia
son debidas a esquizofrenia o a un trastorno del estado de ánimo.(DSM
IV, 1994)

Los criterios que la CIE-10 tiene en cuenta para la agorafobia


difieren marcadamente de los del DSM-IV. Los criterios de la CIE-10
exigen la presencia de temor o evitación de por lo menos dos de las
siguientes situaciones: aglomeraciones, lugares públicos, viajar solo o
ausentarse de casa. Además, la CIE-10 también requiere la presencia
simultánea de como mínimo 2 síntomas de ansiedad (de la lista de 14
síntomas de angustia) en al menos una ocasión, y que estos síntomas
de ansiedad «se limiten a, o predominen en, las situaciones temidas o
la contemplación de tales situaciones».(DSM IV, 1994)

Para la fobia social, la CIE-10 requiere la presencia de síntomas


de ansiedad de carácter vegetativo y exigen la presencia simultánea de
por lo menos 2 síntomas de ansiedad (de la lista de 14 síntomas de
agorafobia) en al menos una ocasión, a la vez que debe aparecer como
mínimo uno de los siguientes síntomas de ansiedad: ruborización o
temblores, miedo a vomitar y necesidad urgente o temor a orinar o
defecar. Además, estos síntomas de ansiedad deben «limitarse a, o
predominar en, las situaciones temidas o la contemplación de tales
situaciones. (DSM IV, 1994).

En cuanto al trastorno de ansiedad generalizada la CIE-10 exige


la presencia de 4 síntomas de 22 (entre los cuales se incluyen 5 de los 6
síntomas que contiene el DSM-IV).(DSM IV, 1994)

1.4.6. Epidemiología

Prevalencia

Según el mayor estudio epidemiológico realizado hasta la fecha


(Myers, Weissman y Tischler, 1984; Weissman, 1985), los trastornos de
ansiedad son los más frecuentes en la población general afectando al
8,9% de la población. Si se tiene en cuenta que los síntomas son más
frecuentes que los trastornos, otro 11% de la población padece síntomas
de ansiedad importantes. Así, parece que, en total, un 20% de la
población puede llegar a sufrir trastornos o síntomas significativos de
ansiedad (Pasnau, 1987; en Iruarrizaga, Gómez-Segura, Criado, Zuazo
y Sastre, 2001).

Dentro de los trastornos de ansiedad los más frecuentes son las


fobias y el trastorno de ansiedad generalizada que pueden llegar a
afectar al 15-19% de la población y los más infrecuentes son el
trastorno de pánico, la agorafobia y el trastorno obsesivo-compulsivo
(con tasas que oscilan del 0,4% al 1,6% de la población) (Merikangas y
Weissman, 1985; en Iruarrizaga, Gómez-Segura, Criado, Zuazo y
Sastre, 2001)

En la descripción epidemiológica hecha por el DSM IV, basada


en diversos estudios epidemiológicos elaborados en todo el mundo, se
indica de forma consistente que la prevalencia del trastorno de
angustia (con o sin agorafobia) se sitúa entre el 1,5 y el 3,5%. Entre un
tercio y la mitad de los individuos diagnosticados de trastorno de
angustia en la población general presentan también agorafobia. La
prevalencia del trastorno de ansiedad generalizada llega hasta el 5%.

Si nos centramos en el ámbito de las relaciones interpersonales


probablemente el trastorno de ansiedad más relevante es el de fobia
social. Es difícil calcular la frecuencia de este tipo de trastorno, los
estudios epidemiológicos han puesto de relieve una prevalencia global
que oscila entre el 3% y el 13% (APA, 1995), pero estas cifras pueden
variar dependiendo de los umbrales definidos para cuantificar el
malestar clínico o la afectación de la actividad global del individuo y los
tipos de situaciones sociales objeto de estudio. (Iruarrizaga, Gómez-
Segura, Criado, Zuazo y Sastre, 2001)

Curso

En cuanto al curso, la edad de inicio del trastorno de angustia


varía considerablemente, lo más típico es que el inicio tenga lugar
entre el final de la adolescencia y la mitad de la cuarta década de la
vida. El curso típico es de carácter crónico, con altas y bajas. La fobia
social suele aparecer típicamente a mediados de la edad adulta, a veces
con el antecedente infantil de timidez o inhibición social. El curso de la
fobia social acostumbra a ser crónico o continuo. Muchos individuos con
trastorno de ansiedad generalizada se consideran ansiosos o nerviosos
de toda la vida. El curso es de carácter crónico, pero fluctuante, con
frecuentes agravamientos coincidiendo con períodos de estrés. (DSM
IV, 1994)
CAPÍTULO 2:

TEORÍAS COGNITIVAS

DE LA EMOCIÓN
2.1. EMOCIÓN

2.1.1. Definición de Emoción

Hablamos de emociones para referirnos a “Ciertas reacciones


que se vivencian como una fuerte conmoción del estado de ánimo. Esta
vivencia suele tener un marcado acento placentero o displacentero y va
acompañada por la percepción de cambios orgánicos, a veces intensos.
Al mismo tiempo, esta reacción puede reflejarse en expresiones faciales
características, así como en otras conductas motoras observables. Por lo
general, las emociones surgen como reacción a una situación concreta,
aunque también puede provocarlas información interna del propio
individuo” (Cano Vindel, 1997; p.132; en Arcas Guijarro, S. y Cano
Vindel, A. 1999)

2.1.2. Estrés como emoción

Dentro de la literatura psicológica el estrés es tomado en cuenta


como un tipo particular de emoción.

El significado del término “estrés” es ambiguo debido a que ha


sido utilizado frecuentemente por psicólogos, médicos, psiquiatras,
sociólogos e inclusive por la gente en general tanto en conversaciones
de la vida cotidiana como en programas de televisión o radio.

Si bien hay emociones positivas ligadas a determinados tipos de


estrés, como el entusiasmo ante un desafío con posibilidades de
obtención de beneficios, las emociones en el proceso de estrés son
predominante negativas, como el enfado, la culpabilidad o la ansiedad.
De entre éstas, la ansiedad es considerada como la más representativa
del proceso de estrés . Más aún, según el propio Lazarus (1994; p.239;
en Arcas Guijarro, S. y Cano Vindel, A. 1999), "la ansiedad es casi un
sinónimo de estrés psicológico", de esta manera define en los mismos
términos los ambos conceptos. La razón es que el elemento más
característico de la ansiedad es la percepción de amenaza; y
precisamente la valoración de amenaza en la relación demandas-
recursos es central en la concepción del estrés. Debido a que dentro de
las teorías de la emoción los términos de estrés y el de ansiedad han
sido tomados como sinónimos, en el presente trabajo continuaremos
usando estos dos términos de manera intercambiable.

La palabra estrés es la traducción española del término original


inglés “stress” que significa constricción , fuerza impulsora o esfuerzo y
demanda de energía. “Como término general el estrés designa a todas
las exigencias, tensiones y agresiones a las que es sometido un
organismo humano o animal, en forma aguda o crónica. Esta primera
definición engloba a los estímulos o agentes estresantes. También se
denomina estrés a la respuesta fisiológica y psicológica que manifiesta
el individuo ante los diferentes estresores. Y por último se considera
estrés como la sumatoria de la interacción de diferentes demandas o
exigencias a las que es sometido y la respuesta específica o
idiosincrática a las mismas.” (Cía, 1994; p.49)

Como vemos existen diferentes perspectivas con respecto a este


concepto, algunas enfatizan el componente externo, es decir el estresor,
otras enfatizan la respuesta fisiológica, y otras (las más recientes)
ponen el acento sobre un nuevo componente: los factores psicológicos o
subjetivos (cognitivos) que median entre los agentes estresantes y las
respuestas fisiológicas de estrés.
Para resumir las tres posturas se podría decir que el estrés es un
fenómeno complejo, que implica estímulos, respuestas y procesos
psicológicos diversos que median entre ambos (Belloch, A., Ramos, F. y
Sandín, B., 1995).

2.1.3. Modelo de respuesta de estrés del organismo

Síndrome General de Adaptación (SGA)

La orientación que desarrolla el SGA, describe al estrés


focalizándose fundamentalmente en la respuesta provocada en el
organismo.

Hans Selye ha definido el estrés como: “el estado que se


manifiesta como un síndrome específico, consistente en todos los
cambios inespecíficos inducidos dentro de un sistema biológico. Así el
estrés tiene su forma y composición características pero ninguna causa
particular” El estrés, indica Selye, no es algo que por sí mismo deba
evitarse; puede estar asociado tanto a experiencias o estímulos
desagradables como agradables (la carencia total de estrés significaría
la muerte). (Selye, 1960; en Belloch, A., Ramos, F. y Sandín, B., 1995)

El autor sostiene que la similitud de los síntomas o la respuesta


de estrés inespecífica (independiente del tipo de agente estresante) del
organismo se debe a que el cuerpo, confrontado a situaciones
estresantes lleva a cabo una movilización total de sus recursos
adaptativos, este proceso adaptativo fue descripto en 1936 como el
Síndrome General de Adaptación (SGA), estableciendo una secuencia
de reacciones específicas diferenciadas en tres etapas: fase de alarma,
resistencia y de claudicación o agotamiento. (Problems of adjustment,
Venturini, 1996)

La fase de alarma está caracterizada por cambios psicológicos


designados para hacer frente a una amenaza física, también
designados para corregir el desbalance homeostático. Selye pensó en
estos cambios como la llamada general a la defensa del organismo.
Observando el estrés psicológico esta llamada tiende a producir un
estado de arousal emocional, tensión y sentimientos de inseguridad
(ansiedad).

Durante la fase de resistencia los recursos adaptativos del


individuo intentan: (1) reparar cualquier daño en el cuerpo, (2)
sobreponer cualquier deficiencia como la necesidad de comida, bebida,
calor, etc. o (3) en el caso de estrés psicológico incorporar los
mecanismos de defensa necesitados como la negación, racionalización y
represión para mantener el autoestima y/o autocontrol.

En la fase final de claudicación o agotamiento los recursos


adaptativos naturales están agotados. Como resultado el individuo
puede sucumbir a diversas enfermedades. (Problems of adjustment,
Venturini, 1996)

Un estresor es cualquier demanda que evoca el patrón de


respuesta de estrés referido. En sus últimas publicaciones, Selye
insiste en que un estresor no es únicamente un estímulo físico; el
estresor puede ser psicológico, cognitivo o emocional (por ejemplo,
miedo, ira, amor, pensamientos, etc.).

Selye entendió al estrés como “la respuesta no específica del


organismo a toda demanda que se le haga” (Cía, 1994; p.50).
Estas respuestas que disponen al animal y al hombre primitivo
para la lucha o huída son automáticas y ocurren en el hombre
civilizado con una diferencia fundamental: se producen los mismos
cambios neuroendócrino-vegetativos, pero con una inhibición o
socialización de la respuesta agresiva. Los órganos viscerales efectores
terminales de la activación simpática, van acusando el impacto de las
mismas, al no ocurrir una adecuada descarga motora del sistema
músculo-esquelético. Esto se da cuando las demandas del entorno
psico-social son excesivas, intensas y/o prolongadas, superando la
capacidad de resistencia y adaptación del organismo, y llegando al
DISTRÉS o mal estrés.

El rendimiento biológico se optimiza a medida que la activación


crece, hasta llegar a un punto en que una demanda desmesurada que
lleva a un incremento excesivo de la respuesta conductual y biológica,
sitúa al organismo al borde del fracaso adaptativo o breakdown. A
partir de este punto cualquier nuevo estímulo por pequeño que sea
puede provocar disfunciones y en consecuencia enfermedades.

Esta teoría no está formulada de manera científica, ya que no


establece las condiciones para que un estímulo pueda ser considerado
estresor independientemente de sus efectos (“efectos de estrés”). Selye
define al estresor de forma redundante, es decir, un estresor es un
estímulo que produce estrés (Belloch, A., Ramos, F. y Sandín, B., 1995).

2.2. MODELOS COGNITIVOS DE LA EMOCIÓN

2.2.1. Papel de la cognición


Los factores cognitivos juegan un papel muy importante en la
patogenia, el desarrollo y el mantenimiento de los trastornos por
ansiedad.

Las emociones, como respuestas físicas automatizadas


producidas por cambios psicofisiológicos generados como respuesta a
estímulos internos o ambientales, son transformadas en afectos, en un
proceso elaborativo dependiente de la cognición según la peculiar
valoración de la situación en función de las expectativas, prejuicios y
registros de experiencias anteriores.

En los años 60 de la mano de Schachter y Singer surgen los que


se suelen considerar como los primeros modelos cognitivos de la
emoción, en los que se empieza a suponer que hace falta cierta
actividad cognitiva (procesos de atribución de causalidad, o valoración
de las consecuencias de la situación, por ejemplo) para que se
desarrolle una reacción emocional.. Desde los inicios de este nuevo
paradigma ha tenido un gran desarrollo el enfoque del procesamiento
de la información que, por analogía con las computadoras, considera al
ser humano como un sistema que procesa información, con un input, o
entrada, una salida, o output, más una serie de procesos intermedios,
principalmente de tipo cognitivo.

Las relaciones entre cognición y emoción se han estudiado


fundamentalmente desde dos perspectivas diferentes:

1. Desde la primera, en el contexto de las teorías cognitivas


de la emoción. En los modelos cognitivos sobre la emoción se destaca
que la emoción surge fundamentalmente como consecuencia de cierta
actividad cognitiva. En estos modelos el término cognición (esta
actividad cognitiva) hace referencia a varios significados:
¾ por un lado, a los procesos cognitivos de valoración,
atribución, etiquetado, interpretación, etc., que el sujeto realiza sobre
la situación, para dar un significado a la misma;

¾ por otro lado, a los contenidos cognitivos y sus


representaciones en proposiciones, imágenes, esquemas, etc.;

¾ por otro, a las creencias, expectativas, valores, objetivos,


etc., del individuo (disposiciones individuales que pueden influir en el
procesamiento cognitivo);

¾ finalmente, también se habla de cogniciones calientes, que


vendrían a ser los afectos, los sentimientos subjetivos, etc. (contenidos
subjetivos emocionales).

2. En cambio, desde otra perspectiva, en el contexto de los


estudios sobre la influencia de la emoción en los procesos cognitivos, el
término cognición hace referencia a memoria, juicios, razonamiento,
toma de decisiones, etc. (la actividad cognitiva superior). En estos
estudios se investiga cómo la emoción puede afectar a estos procesos
cognitivos. (S. Arcas Guijarro, A. Cano Vindel, 1999)

El enfoque elegido para el presente trabajo pone el acento en la


primer perspectiva centrándose en los sesgos del procesamiento de la
información, aunque es imposible dejar de tener en cuenta las
repercusiones de la emoción sobre la cognición.

En general se suele decir que las situaciones son sólo


potencialmente ansiógenas porque no siempre producen reacciones de
ansiedad. Lo cual es explicado de muy distintas formas, pero en
general desde los modelos cognitivos se considera que lo que genera la
reacción es el significado o la interpretación de la situación que hace el
individuo. Tal es así que en ocasiones el individuo reconoce (es
consciente) que la situación no supone una amenaza objetiva para él,
pero sin embargo no puede controlar voluntariamente su reacción de
ansiedad. (S. Arcas Guijarro, A. Cano Vindel, 1999)

Estos modelos toman en cuenta el diferente significado que


pueden tener similares agentes estresantes según los individuos. Estos
los perciben de manera idiosincrática y se sienten amenazados de
forma desigual.

2.2.2. Teoría de los Esquemas

Desde esta teoría se pone énfasis primario en los niveles más


profundos de la cognición, prestando atención a las suposiciones y
creencias tácitas que configuran la manera habitual que tiene la
persona de representarse a sí misma y al mundo.

2.2.2.1. Esquemas Tempranos

Historia

El concepto de esquema tiene una historia relativamente larga


en la psicología del siglo XX. El término, que puede rastrearse hasta
Barlett (1932) y Piaget (1926), se ha empleado para designar las
estructuras que integran y adscriben significado a los hechos.

La terapia centrada en los esquemas de Young (1994) representa


una nueva e innovadora ampliación del modelo de la terapia cognitiva
de Beck (1979). Originalmente desarrollada para la conceptualización y
el tratamiento de pacientes con trastornos de personalidad, se ha
adaptado rápidamente a otros casos problemáticos.

Cuando Beck comenzó a tratar casos crónicos difíciles con el


protocolo original de Beck, llegó a la conclusión de que las técnicas
tradicionales de la terapia cognitiva eran con frecuencia ineficaces para
algunos pacientes. Por lo cual el modelo focalizado en los esquemas
contiene varias modificaciones importantes al trabajo original de Beck.
Esos cambios incluyen un mayor énfasis en la relación terapéutica, el
funcionamiento interpersonal y las emociones. El modelo de Young
presta también más atención a los acontecimientos de la primera
infancia como determinantes de los problemas del adulto. Esos factores
serán perfilados y discutidos más adelante.

Definiciones y Características

Los esquemas son estructuras de interpretación de la realidad


relativamente estables que resultarían activadas ante ciertas
situaciones con las que mantendrían relaciones de significación.
Suponen la conformación de una unidad de procesamiento en la que
hay un aspecto fisiológico, un aspecto ideativo, un aspecto motivacional
y uno emocional. Es un patrón de pensamiento estable y durable que
se desarrolla durante la infancia y es elaborado a través de toda la vida
del individuo. Al aspecto observable de la activación de los esquemas
Beck lo denomina: pensamientos automáticos. (Keegan, 2001)

El contenido de los esquemas puede tener que ver con las


relaciones personales (como las actitudes respecto de uno mismo y los
demás) o con categorías impersonales (como objetos inanimados). Estos
objetos pueden ser concretos o abstractos. (Beck, 1995)

Los esquemas tienen cualidades estructurales adicionales como


la amplitud (reducidos, discretos o amplios), flexibilidad o rigidez
(capacidad para la modificación) y la densidad (preminencia relativa en
la organización cognitiva). También se los describe en función de su
valencia –su grado de activación en un momento dado-. El nivel de
activación o valencia oscila entre los extremos de “latente” e
“hipervigilante”. Cuando los esquemas son latentes, no participan en el
procesamiento de la información; cuando estan activados, canalizan el
procesamiento cognitivo desde las primeras etapas hasta las finales.
(Beck, 1995)

Cuando ciertos esquemas son hipervalentes, el umbral para la


activación de los subesquemas constitutivos es bajo; los pone en
marcha con facilidad un estímulo remoto o trivial. Son también
“predominantes”; es decir que en el procesamiento de la información
desalojan con facilidad a esquemas o configuraciones más apropiadas.
Cuando un esquema es activado por los eventos, nuestros
pensamientos y sentimientos son dominados por estos esquemas y
éstos dirigen y orientan nuestra interpretación de los eventos de
manera consistente.(Beck, 1995)

En el campo de la psicopatología, el término esquema se ha


aplicado a estructuras con un contenido idiosincrásico altamente
personalizado, que se activan durante trastornos tales como la
ansiedad y se vuelven predominantes. Cuando son hipervalentes, esos
esquemas idiosincrásicos desplazan y probablemente inhiben a otros
que podrían se más adaptativos o apropiados en un situación dada. En
consecuencia, introducen una tendenciosidad sistemática en el
procesamiento de la información (Beck, 1995)
La personalidad puede concebirse como una organización
relativamente estable compuesta por sistemas y modalidades. Los
sistemas de estructuras entrelazadas (esquemas) son los responsables
de la secuencia que va desde la recepción de un estímulo hasta el punto
final de una respuesta conductual. La integración de los estímulos
ambientales y la formación de una respuesta adaptativa depende de
esos sistemas entrelazados de estructuras especializadas. En la
memoria, la cognición, el afecto, la motivación, la acción y el control,
participan sistemas separados pero relacionados. Las unidades básicas
de procesamiento, que son los esquemas, están organizadas según sus
funciones (y también según su contenido). Diferentes tipos de
esquemas tienen diferentes funciones. Por ejemplo, los esquemas
cognitivos tienen que ver con la abstracción, la interpretación y el
recuerdo; los esquemas afectivos son responsables de la generación de
sentimientos; los esquemas motivacionales se relacionan con los
deseos; los esquemas instrumentales preparan para la acción, y los
esquemas de control están involucrados en la autoobservación y la
inhibición o dirección de las acciones. Algunos subsistemas compuestos
por esquemas cognitivos apuntan a la autoevaluación; otros, a la
evaluación de las otras personas. Hay subsistemas destinados a
almacenar recuerdos y a proporcionar acceso a ellos. Y aun otros
subsistemas preparan para situaciones futuras y proporcionan la base
de las expectativas, previsiones y proyectos de largo alcance. (Beck,
1995)

Los esquemas operarían de modo que, desde un procesamiento


dirigido por los datos, el sistema cognitivo buscaría el esquema que se
acomodase al input estimular y una vez localizado, desde un
procesamiento dirigido conceptualmente, la activación de este esquema
dirigiría la atención, la interpretación de los estímulos y su posterior
recuerdo. Es fácil deducir que sólo recibirán procesamiento aquellos
estímulos congruentes con el esquema. (S. Arcas Guijarro, A. Cano
Vindel, 1999)

Los esquemas poseen, así mismo, una influencia organizacional


sobre la nueva información, puesto que están estructurados de modo
estereotípico. Sólo contienen información genérica y prototípica; de
manera que las instancias específicas de los estímulos son procesadas
según un prototipo semántico, el esquema tiene así la capacidad de
proveer información suplementaria y resolver la ambigüedad
estimular. Tienen, además, una naturaleza de carácter modular, de
modo que la activación de una parte siempre lleva a la activación del
todo. (S. Arcas Guijarro, A. Cano Vindel, 1999).

Para Beck el esquema es “una estructura cognitiva para


captación, codificación y evaluación de un estímulo que influye sobre el
organismo. Sobre la base de la matriz de esquemas, el individuo es
capaz de orientarse en relación al tiempo y al espacio, y también de
categorizar experiencias e interpretarlas en una forma significativa”.
(Beck, 1967; en Piracés, 1997; p.5)

Origen de los esquemas

En el origen de los esquemas la capacidad del niño para negocia


cada una de las siguientes tareas del desarrollo puede estar
determinada por su temperamento innato, en combinación con los
estilos parentales y las influencias sociales a las cuales él esta
expuesto.

Las cinco tareas básicas que un niño debe “negociar” para


desarrollarse de una manera saludable son:
• Autonomía: Donde uno puede funcionar independientemente
en el mundo sin apoyo constante de los otros. Los individuos
pueden expresar sus necesidades individuales, intereses,
preferencias, opiniones y sentimientos. Tienen una sensación de
integridad y control de sí. Finalmente creen que su ambiente es
seguro y no están hipervigilantes ante posibles amenazas.

• Conexiones: Significa el sentido en que uno está conectado a


otra gente de manera confiable, estable y duradera. Una de sus
formas implica la intimacía, que son los lazos emocionales
estrechos con otros. Otra es la integración social, donde se da un
sentimiento de pertenencia y ajuste dentro de un grupo.

• Valoración: Sentimiento de que uno es querible, competente,


aceptable y deseable para los demás, merecedor de respeto,
atención y cariño.

• Expectativas razonables: Capacidad para establecer


estándares logrables y realistas tanto para uno como para los
demás, especialmente en el terreno de la performance y el logro.

• Límites realistas: Los límites realistas hacen referencia a la


capacidad de disciplinarse, de controlar los propios impulsos y de
tomar en cuenta las necesidades de los demás, todo en un grado
apropiado. (J. Young, 1992; en Piracés, 1997)

Cuando los padres y el ambiente social son óptimos, los niños se


desarrollan en una forma saludable en las 5 áreas. Sin embargo,
cuando los padres o el ambiente social no son óptimos, los niños se
encuentran vulnerables a desarrollar esquemas desadaptativos
tempranos en una o más de estas áreas centrales. Estos esquemas
después persisten durante toda la vida y se transforman en principios
organizadores para el funcionamiento conductual y emocional del
paciente.

2.2.2.2. Esquemas Desadaptativos Tempranos

Los esquemas desadaptativos tempranos (EDT) “son aquellos


esquemas que se relacionan con temas amplios, concernientes al sí
mismo y a sus relaciones con los demás. Se desarrollan
prematuramente en la infancia y se extienden desde el principio hasta
el final de nuestra vida, y son disfuncionales por significativas razones,
son multifacéticos, con componentes cognitivos, emocionales,
interpersonales y conductuales que sirven como base para el
procesamiento de la experiencia posterior”. Están generalmente fuera
de la conciencia, aunque las personas pueden ser entrenadas para
identificarlos. (Caro, 1997; p. 224)

Los rasgos que definen a los EDT son:

*Son creencias incondicionales acerca de uno mismo en relación


al ambiente.

*Se originan prematuramente en la vida y son crónicos a menos


que sean tratados. Normalmente se desarrollan por la acumulación de
interacciones negativas tempranas con otras personas significativas
(padres, hermanos, etc.), más que por un único acontecimiento
traumático.

*Están ligados a altos niveles de afecto, llevan a emociones


intensas y disfuncionales, conductas autodestructivas, experiencias
interpersonales negativas, o perjudican a los demás.
*Por definición, deben ser disfuncionales de una manera
significativa y recurrente, interrumpen poderosamente la habilidad de
los individuos para lograr sus necesidades básicas incluyendo:
autodeterminación, independencia, relación interpersonal, validación,
espontaneidad y límites realistas. Además pueden llevar directa o
indirectamente a diversos trastornos.

*Se mantienen rígidamente y son difíciles de cambiar, dado que


abarcan el núcleo individual del sentido del sí mismo y se perpetúan
mediante patrones autodestructivos.

*Generalmente son activados por eventos del ambiente que son


relevantes al esquema determinado, donde los pensamientos propios de
cada esquema son acompañados por un arousal afectivo particular.
(Caro, 1997).

Clasificación de los Esquemas Desadaptativos Tempranos

Se torna difícil la labor de realizar una clasificación de los


esquemas debido a su reciente expansión y desarrollo, además de las
diversas nomenclaturas que han ido adquiriendo según sea la
traducción realizada. Además debido a que el desarrollo de los
instrumentos de medición no se actualizan con la misma frecuencia que
la clasificación teórica, el número y nombre que reciben los esquemas
varían en algún grado.

Según Young (1989), existen 16 esquemas desadaptativos


tempranos que se agrupan en cinco dimensiones. Cualquiera de las
dimensiones refleja una necesidad crítica de los niños para el
funcionamiento adaptativo. Las dimensiones describen a al vez
relaciones tempranas disfuncionales con padres y amigos, donde
radican los orígenes del esquema, así como del funcionamiento
interpersonal adulto. (J. Young, 1992; en Piracés, 1997)

La dimensión de desconexión y rechazo comprende individuos


que fueron criados en entornos que carecían de alimentación, afecto,
aceptación y estabilidad. Como adultos asumen que no encontrarán sus
deseos de amor, aceptación, seguridad y empatía. Está configurada por
cuatro esquemas que interfieren con las necesidades de aceptación y
relación:

El abandono/inestabilidad hace referencia a la creencia en que la


capacidad de los demás para darnos apoyo será poco fiable e inestable.
Los otros significativos pueden ser considerados, en un grado
exagerado, escenciales para sobrevivir o para que la vida tenga
significado.

La desconfianza/abuso incluye la expectativa de que el individuo


será herido o los demás se aprovecharán de él.

La deprivación emocional refleja la creencia en que no


lograremos, por parte de los otros, nuestras necesidades de apoyo
emocional. Las tres formas particulares de pérdidas comprenden la
alimentación, la empatía y la protección.

El último esquema de esta área, aislamiento social/alienación,


describe la creencia en que uno es parte del grupo o la comunidad, que
uno está solo y es diferente a los demás.

La dimensión de perjuicio en autonomía y desempeño dañados


refleja ambientes de la infancia complicados y sobreprotectores. En las
relaciones de adulto, estos individuos son demasiado dependientes de
los demás y no creen que tengan habilidades adecuadas de
afrontamiento. Este esquema dominante incluye cuatro esquemas que
impiden al sujeto llegar a ser independiente y alcanzar algo fuera de la
familia.

Dependencia/incompetencia funcional supone la creencia en que


el individuo es incompetente y está desamparado, y por lo tanto
necesita la asistencia de los demás para funcionar.

Los individuos con un esquema de vulnerabilidad al daño o la


enfermedad esperan tener experiencias negativas que no controlarán,
tales como crisis médicas, emocionales o naturales. Esos individuos
tienen la creencia extrema de que cualquier suceso ocurre
aleatoriamente y les puede afectar en cualquier momento.

El esquema de sometimiento se define por los excesivos controles


sobre las propias decisiones, preferencias y expresión emocional por
parte de otra gente, generalmente para evitar broncas, venganzas o
abandono. Implica la percepción de que sus propios deseos y
sentimientos no son válidos o importantes para los demás. A menudo
lleva a dificultades para establecer objetivos y direcciones y rabia con el
sometedor.

Apegamiento es el esquema que se relaciona con el excesivo


compromiso emocional y cercanía con los demás significativos, con el
costo de una plena individualización o desarrollo social normal.

La dimensión de indeseabilidad contiene la expectativa de que


uno no será deseable para los demás en ninguna de las siguientes
formas: atracción física, habilidades sociales, valores, integridad moral,
personalidad interesante, logros de una carrera, etc. Contiene tres
esquemas desadaptativos:

Defectuosidad/inqueribilidad es el sentimiento de que uno es


intínsecamente defectuoso, con fallas, o inválido; o que uno sería
fundamentalmente inquerible a otros significativos.
Indeseabilidad social con al creencia de que uno es indeseable a
los demás (torpe, sexualmente indeseable, bajo estatus, pobre en
habilidades conversacionales, necio).

Fracaso para hacer cosas es la creencia de que uno es fracasado,


en relación a los pares, en las áreas de logro (escuela, carrera, deportes,
etc.) a menudo implica la creencia de que uno es estúpido, inepto, sin
talento e ignorante.

A lo largo de la dimensión de la autoexpresión limitada los


individuos presentan supresión o restricción de las propias emociones,
impulsos, inclinaciones naturales, preferencias diarias, con el fin de
ganar el respeto de los demás o evitar la culpa. Esto está originado por
las experiencias tempranas del niño donde sus necesidades son
secundarias a las de los demás. Sus esquemas son:

Inhibición emocional donde aparece una inhibición excesiva de


las emociones o impulsos, especialmente rabia, debido a que se espera
que su expresión de cómo resultado la pérdida de estima o daño por
parte de los demás.

El esquema de autosacrificio pone el foco voluntario excesivo en


satisfacer las necesidades de los demás a expensas de las propias
necesidades y preferencias, ya sea para evitar culpa o debido a que se
espera obtener más estima por parte de los demás. Generalmente
conduce a la sensación de que las propias necesidades no están siendo
adecuadamente satisfechas y resentimiento hacia aquellos que se
refiere.

Cuando se dan los estándares exigentes en exceso aparecen


expectativas extremadamente altas respecto a uno mismo, o énfasis
excesivos en el estatus, dinero, logro, órden o reconocimiento, a
expensas de la felicidad, placer, salud, sensación de deber cumplido o
de relaciones satisfactorias.

Los individuos incluídos en la dimensión de límites inadecuados


o insuficientes, normalmente fueron criados por padres permisivos e
indulgentes. Pueden haber aprendido un sentido de superioridad.
Como adultos carecen de autodisciplina y pueden tener un sentimiento
de autoridad, siendo insensibles ante necesidades y deseos de los
demás. Hay una deficiencia de límites internos que conducen a una
dificultad en cumplir con los requerimientos que los demás hacen y los
propios objetivos personales. Dos esquemas básicos bloquean al sujeto
a desarrollar sus límites

Autocentrismo es la insistencia en que uno debe ser capaz de


tener todo lo que quiere, no importando lo que los demás consideren
razonable o el costo para los demás.

Cuando hay un esquema de autocontro/autodisciplina


insuficiente el sujeto presenta una dificultad extrema para ejercer
suficiente autocontrol y tolerancia a la frustración para lograr los
propios objetivos y metas, o para restringir la expresión de las propias
emociones en forma excesiva.

A esta clasificación de los esquemas le sigue una más reciente


que considera un número de 18 esquemas agrupados en cinco
dimensiones (Caro, 1997):

• Desconexión rechazo:

-Abandono/inestabilidad

-Desconfianza/abuso

-Pérdida emocional
-Imperfección/vergüeza

-Aislamiento social/alineación

• Autonomía y desempeño

-Dependencia/incompetencia

-Vulnerabilidad al daño o enfermedad

-Inmaduro/complicado: Se relaciona demasiado con personas


significativas al coste de su propio desarrollo. No desarrolla
una identidad individual segura.

-Fracaso

• Límites inadecuados

-Derecho/grandiosidad: Creencia de que es superior a los


demás y pueden llegar a ser extremadamente competitivos y
dominantes.

-Autocontrol insuficiente/autodisciplina

• Tendencia hacia el otro

-Subyugación: Supone abandonar el control a causa de


sentimientos externos de coerción, suponen que los demás
serán agresivos, revanchistas o los abandonarán si expresan
sus necesidades o sentimientos, por lo que sus emociones o
necesidades son suprimidas.

-Autosacrificio

-Busqueda de aprobación/búsqueda de reconocimiento: Se


centran en ganar la aceptación de los demás, a costa del
desarrollo de la propia personalidad.
• Sobrevigilancia e inhibición: en esta dimensión se ve
dificultado el sentido de espontaneidad y satisfacción.

-Negatividad/vulnerabilidad al error: Atención sobre los


aspectos negativos de la vida, así como la expectativa de que
nada irá bien para ellos. Se desentienden de los aspectos
positivos de las situaciones, se caracterizan por un pesimismo
omnipresente, tristeza y preocupación.

-Control excesivo/inhibición emocional: Evitan la


espontaneidad para mantener un sentido de previsibilidad y
controlabilidad de sus vidas, o evitar la vergüenza.

-Reglas implacables/hipercrítica: Creencia de que uno debe


cumplir con reglas rigurosas de actuación, autoimpuestas,
normalmente para evitar la crítica.

-Condena: Visión de que los individuos deberían ser


fuertemente castigados por sus errores, no toleran ni sus
propios errores ni los de los demás.

Procesos de los EDT

Los esquemas se asocian con tres procesos: mantenimiento,


evitación y compensación. Esos procesos pueden conceptualizarse como
estilos de afrontamiento desarrollados en respuesta al esquema y
posteriormente reforzados.

El mantenimiento del esquema se manifiesta cuando el


individuo mantiene pensamientos y creencias, y se comporta de tal
manera, que perpetúa directamente el esquema. Estos son procesos
mediante los cuales los E.D.T. son reforzados, incluyen distorsiones
cognitivas y patrones de conducta auto-derogatoria y explican la
rigidez característica de los E.D.T.

A nivel cognitivo el mantenimiento se logra destacando o


exagerando información que confirma el esquema y minimizando la
información que lo contradice. La información es distorsionada para
mantener los esquemas intactos.

A nivel conductual, el mantenimiento de los esquemas es logrado


a través de patrones de conducta auto-derogatorios.

Estos patrones pueden haber sido adaptativos en el ambiente


familiar temprano, pero en la vida posterior, fuera del núcleo familiar,
estas conductas a menudo son autodescalificadoras y finalmente sirven
para reforzar los esquemas.

La evitación del esquema ocurre cuando el individuo genera


procesos tanto volitivos como automáticos que implican cogniciones,
afectos o conductas de manera que evitan tanto la activación del
esquema como el afecto conectado a él. Mediante este proceso, el
individuo está intentando evitar el malestar que aparece con la
activación del esquema.

La evitación cognitiva se refiere a intentos volitivos o


automáticos de bloquear pensamientos o imágenes que puedan
disparar el esquema.

La evitación afectiva son los intentos de bloquear los


sentimientos y emociones activados por los esquemas. Frente a eventos
disruptivos se mantienen las cogniciones pero se anulan los afectos que
normalmente irían conectado a ellas. Como consecuencia aparecen
emociones más crónicas, generalizadas, difusas y síntomas
psicosomáticos.
Por medio de la evitación conductual se intentan evitar
situaciones de la vida real o circunstancias que puedan activar los
esquemas.

La conducta compulsiva puede servir también a la función de


distraer los pensamientos de eventos potencialmente tensionantes que
activen los esquemas.

Estos procesos de no compromiso son autoderrotistas y excluyen


las experiencias de vida que podrían desaprobar la validez de los
esquemas.

Se evidencia la compensación del esquema cuando el individuo


compensa en exceso por un esquema temprano. En consecuencia no se
experimenta el afecto desagradable asociado con el esquema.

Los pacientes adoptan estilos cognitivos o conductuales que


parecen ser lo opuesto de lo que podrían ser sus esquemas tempranos.
Esto puede ser visto como un intento de los pacientes por desafiar sus
esquemas, pero desafortunadamente casi siempre implican un fracaso
en reconocer la vulnerabilidad subyacente, y por lo tanto deja al
paciente no preparado para el poderoso dolor emocional si fracasa el
esquema de compensación.

Recientemente se han perfilado los procesos de los tres esquemas


en estilos de afrontamiento específicos. Los estilos de afrontamiento
hacen referencia a las conductas reales que la gente utiliza para
arreglárselas cuando se activan sus esquemas. Se cree que estos estilos
son crónicos, desarrollados en la infancia como resultado del
temperamento innato y del modelado de los padres (Caro, 1997)

Como podemos observar muchos de los procesos aquí descriptos


se superponen con el concepto psicoanalítico de los mecanismos de
defensa, pero son explicados por medio del modelo del
condicionamiento operante.

2.2.2.3. Relación entre EDT y Ansiedad

Las interpretaciones cognitivas de la ansiedad tienden a cambiar


el foco de la condición fisiológica misma y destacar por contra los
procesos cognitivos. Como Beck enfáticamente proclama, "Sin embargo,
la ansiedad no es el proceso patológico en los llamados trastornos por
ansiedad, como el dolor o fiebre no son el proceso patológico en una
infección o lesión. No debemos permitir que los mecanismos de la
naturaleza para dramatizar el sentimiento de ansiedad nos lleven a
creer que esta experiencia subjetiva tan destacada juega un papel
central en los llamados trastornos de ansiedad. La ansiedad actúa
como un buscador de atención. Aleja la atención de las preocupaciones
o inquietud hacia esta experiencia subjetiva desagradable... el principal
problema en los trastornos de ansiedad no es la generación de la
ansiedad sino los patrones (esquemas) cognitivos hiperactivos respecto
al peligro, que están estructurando continuamente las experiencias
externas y/o internas como un signo de peligro" (Suinn, 1993; p.15)

Según esta visión, las fuentes esenciales de la ansiedad son una


apreciación de una persona y sus ideas sobre la realidad. Por tanto,
Beck procede a argumentar que "El locus del trastorno en los estados
de ansiedad no es el sistema afectivo sino los esquemas cognitivos
hipervalentes referidos al peligro, que están constantemente
presentando un panorama de la realidad como peligrosa y del yo como
vulnerable" (Beck, 1995; p.192). Cuando una persona entra en un
trastorno por ansiedad se produce un pronunciado “cambio cognitivo”.
En términos de energía ese cambio produce un alejamiento del
procesamiento cognitivo normal y favorece el predominio de un
procesamiento por medio de los esquemas de peligro que constituyen el
modo de los trastornos por ansiedad. (Beck, 1995)

Beck propuso un modelo que relacionaba la Depresión y la


Ansiedad con un sesgo cognitivo congruente con el estado emocional.
Así, los sujetos ansiosos y depresivos poseerían esquemas cognitivos
inadaptativos de un modo latente, que constituirían una vulnerabilidad
cognitiva para el desarrollo de sus psicopatologías. (S. Arcas Guijarro,
A. Cano Vindel, 1999)

Según este modelo de diátesis-estrés, propuesto por Beck, la


aparición de los cuadros ansioso y depresivo sería consistente con la
interacción entre este factor de vulnerabilidad cognitiva (constituido
por los esquemas inadaptativos) y formas específicas de estrés
ambiental. La diferencia entre ambos trastornos radicaría en los
diferentes contenidos de sus sesgos de procesamiento. Las personas con
vulnerabilidad para el desarrollo de trastornos de Ansiedad,
dispondrían de una serie de esquemas relativos a la amenaza, sobre
todo en torno a tres temas: aceptación, competencia y control. En
situaciones ansiógenas donde estuviera implícita una evaluación social
o un potencial rechazo de los otros, posibles críticas por la asunción de
responsabilidades laborales o una pérdida del control ejercido sobre el
ambiente, se desencadenaría el estado emocional ansioso. Los
esquemas ansiógenos dirigirían el procesamiento hacia los aspectos
internos y externos congruentes con ellos, de manera que el individuo
atendería selectivamente a los estímulos amenazantes del ambiente,
daría interpretaciones amenazantes a los estímulos ambiguos y
recuperaría de la memoria información relativa a la amenaza. (S. Arcas
Guijarro, A. Cano Vindel, 1999)
2.2.3. Modelo de la Valoración Cognitiva

La orientación en relación a la ansiedad que presenta Lazarus


pone el acento ya no solamente en la respuesta del organismo, como lo
hacía Selye, sino en la interacción de diversas variables.

A diferencia de Selye, Richard Lazarus (1976) describió al estrés


como “el resultado de la relación entre el individuo y el entono,
evaluado por aquel como amenazante, al desbordar sus recursos y
poner en peligro su bienestar” (Cía, 1994; p.52). El estrés de la
civilización es un estrés atribucional, que depende de la repercusión
subjetiva que tengan en cada uno de nosotros los estímulos estresantes.
Estos últimos preparan al organismo para la lucha o huída, que
resultan habitualmente inhibidas, y que irán produciendo si el estrés
es prolongado, enfermedades de adaptación, o si es intenso y agudo,
claudicación de diferentes órganos según la labilidad particular del
individuo o el tipo de personalidad.

2.2.3.1. Valoración primaria y secundaria

Debe reconocerse el trabajo de Lazarus con su énfasis en la


apreciación. La ansiedad aparece cuando se aprecia un evento como
amenaza, siendo esta apreciación principalmente un proceso cognitivo,
simbólico (Lazarus & Averili, 1972; en Suinn, 1993). Lazarus enfatiza
que la confusión a la hora de entender el estrés se ha debido a
considerar que las emociones están relacionadas con el estrés como
causas del estrés. Al contrario, él propone que estas emociones son
consecuencias, particularmente de ciertos procesos cognitivos. En vez
de simplemente gastar tiempo de investigación examinando los estados
emocionales, considerando estas emociones como efectos, pide que se
preste más atención a entender las causas de estos estados
emocionales, esto es, cogniciones y percepciones. Las cogniciones son
las apreciaciones de la persona en dos sentidos: apreciación de un
suceso ambiental en términos de su potencial de ser dañino, y
apreciación de los propios recursos en términos de su adecuación para
afrontar la amenaza. Se dice que existe el estrés cuando el individuo
percibe ambos, el suceso como amenazante o dañino, y sus propios
recursos como inadecuados para manejar la amenaza. El estrés no
puede existir si el individuo no es consciente de un suceso como dañino,
independientemente del nivel real de peligro del suceso. Del mismo
modo, un suceso que en realidad tiene poco peligro puede de hecho
causar mucha amenaza si es así apreciado por la persona (Lazarus &
Folkman, 1984; en Suinn, 1993). El modelo de la amenaza de Lazarus
propone un proceso dinámico de sucesos y apreciaciones, de tal modo
que las percepciones de sucesos pueden revisarse a medida que pueda
cambiar la auto-apreciación de las habilidades de afrontamiento.
(Suinn, 1993)

Como mencionamos anteriormente, el proceso de valoración


cognitiva que la persona realiza se lleva a cabo primero sobre las
consecuencias que la situación tiene para el mismo (valoración
primaria) y posteriormente, si el saldo de la valoración es de amenaza o
desafío, el sujeto valora los recursos de que dispone para evitar o
reducir las consecuencias negativas de la situación (valoración
secundaria). (Martín Díaz, Jimenez Sánchez y Fernández-Abascal,
1999)
2.2.3.2. Afrontamiento

La valoración secundaria se refiere a la capacidad de


afrontamiento ("coping"), siendo éste un proceso psicológico que se pone
en marcha cuando el entorno se manifiesta amenazante. Lazarus y
Folkman (1984, p.141; en Martín Díaz, Jimenez Sánchez, Fernández-
Abascal, 1999) definen el afrontamiento como "aquellos esfuerzos
cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se
desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o
internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los
recursos del individuo". Ellos plantean el afrontamiento como un
proceso cambiante en el que el individuo, en determinados momentos,
debe contar principalmente con estrategias defensivas, y en otros con
estrategias que sirvan para resolver el problema, todo ello a medida
que va cambiando su relación con el entorno. .(Martín Díaz, Jimenez
Sánchez, Fernández-Abascal; 1999)

Básicamente los términos estilos y estrategias de afrontamiento


son usados en psicología para especificar conductas como respuestas de
los organismos ante procesos de estrés. Según Lazarus las estrategias
de afrontamiento antes que la naturaleza de los estresores pueden
determinar si un individuo experimenta o no estrés.

Partiendo de lo expuesto en las líneas anteriores, y derivado de


la implicación del término estrés en la definición de afrontamiento,
deducimos que de la misma manera existe una amplia diversidad de
matizaciones en la conceptualización del término "afrontamiento",
tantas, al menos, como definiciones de estrés.

Es preciso diferenciar entre estilos de afrontamiento y


estrategias de afrontamiento. "Los estilos de afrontamiento se refieren
a predisposiciones personales para hacer frente a las situaciones y son
los responsables de las preferencias individuales en el uso de unos u
otros tipos de estrategia de afrontamiento, así como de su estabilidad
temporal y situacional. Mientras que las estrategias de afrontamiento
son los procesos concretos que se utilizan en cada contexto y pueden ser
altamente cambiantes dependiendo de las condiciones
desencadenantes" (Fernández-Abascal, 1997; p.190, en Martín Díaz,
Jimenez Sánchez, Fernández-Abascal; 1999)

Estilos de Afrontamiento

En esta perspectiva que intenta establecer cuáles son las


dimensiones básicas a lo largo de las cuales pueden establecerse los
distintos estilos de afrontamiento, una de las primeras aportaciones
propuso una categorización del afrontamiento en dos dimensiones
básicas: El "método" del afrontamiento, según el cual una respuesta
ocasiona primariamente esfuerzos cognitivos o conductuales; y el "foco"
del afrontamiento, es decir, la orientación y la actividad de una persona
en respuesta a un estresor. El foco da lugar a tres tipos de
afrontamiento: focalizados en la evaluación de la situación, dirigido al
problema o a la emoción.

Resumidamente podemos decir que la dimensión de


afrontamiento basadas en el problema incluye estrategias que intentan
resolver, reconceptualizar o minimizar los efectos de la situación
estresante, abordando el problema y realizando esfuerzos activos para
resolverlo. Por otra parte, la dimensión de respuestas de afrontamiento
basadas en la emoción engloba estrategias que incluyen la auto-
preocupación, la fantasía, u otras actividades conscientes relacionadas
con la regulación de los afectos en esta dimensión el individuo trata de
evitar el problema y se centra, principalmente, en el manejo de las
emociones asociadas a él (la mayor parte de las medidas de
afrontamiento desarrolladas durante las últimas décadas consisten en
escalas que evalúan estas dos dimensiones del afrontamiento). Estos
autores consideran un nuevo modo de afrontamiento centrado en la
evaluación y ponen de manifiesto la importancia del papel que juega
esta variable ante una situación de amenaza, constituyendo en sí
misma un foco sobre el cual se centra una forma de afrontamiento.
Otra dimensión identificada por los primeros investigadores del
afrontamiento y que continúa capturando la atención de los estudios,
es la evitación, como respuesta de afrontamiento. La dimensión del
afrontamiento de evitación fue conceptualizada como involucrando
respuestas evitativas orientadas hacia las personas y / u orientadas
hacia la tarea. Un individuo puede reaccionar a situaciones
estresantes buscando a otras personas (diversión social) o puede
ocuparse en tareas sustitutivas (distracción).

Algunos autores tratan al afrontamiento focalizado en la


emoción como una forma de afrontamiento evitativo. Estos son
contrapuestos al afrontamiento de aproximación en tanto los dos
primeros no se dirigen a la resolución y confrontación directa con los
estresores, sino que se focalizan más en la regulación de procesos
mediacionales o evitación física inclusive. Estos incluyen respuestas
tales como distracción, retraimiento, fantaseo, que entran en la
categoría de “Descarga emocional” e incluye la descarga de emociones
negativas hacia otras personas (Wills, T. y Hirky, E., 1996; en Zeidner,
M. y Endler, N., 1996).

Ampliando el modelo anterior, Feuerstein, Labbé y


Kuczmierczyk (1986) añadieron una tercera dimensión básica
atendiendo a la "naturaleza de la respuesta" que puede ser de tipo
conductual o de tipo cognitivo. (Martín Díaz, Jimenez Sánchez,
Fernández-Abascal, 1999)

Cada sujeto tiende a la utilización de los estilos de afrontamiento


que domina o por aprendizaje o por hallazgo fortuito en una situación
de emergencia.

Estrategias de Afrontamiento

En relación con las estrategias de afrontamiento, su delimitación


conceptual es menos precisa debido a las diferentes etiquetas verbales
utilizadas, ya que su definición ha estado unida al desarrollo de
instrumentos de medida de las mismas.(Martín Díaz, Jimenez
Sánchez, Fernández-Abascal; 1999)

Las estrategias de afrontamiento, son aquellas que hemos


aprendido a utilizar por medio de la experiencia observando a los
demás emplear una nueva estrategia de afrontamiento o leyendo
material instructivo sobre técnicas de afrontamiento.

Las estrategias de afrontamiento pueden ser según Girdano y


Everly (1986) adaptativas o inadaptativas, las adaptativas reducen el
estrés y promueven la salud a largo plazo, las inadaptativas reducen el
estrés a corto plazo pero sirven para erosionar la salud a largo plazo
.(Martín Díaz, Jimenez Sánchez, Fernández-Abascal; 1999)

Endler y Parker (1990) plantearon que existen preferencias en el


uso de determinadas estrategias, independientemente del estresor.
Identificaron tres dimensiones básicas: el "afrontamiento orientado a la
tarea", el "afrontamiento orientado a la emoción" y el "afrontamiento
orientado a la evitación". Posteriormente en un estudio realizado por
Roger, Jarvis y Najarian (1993) al modelo anterior le añadieron una
cuarta dimensión, denominada "separación o independencia afectiva
respecto al estresor"..(Martín Díaz, Jimenez Sánchez, Fernández-
Abascal; 1999).

El equipo de Matheny (Matheny y colabs., 1986; en Cabello, V.,


1998) basó su esquema de clasificación en un meta – análisis sobre los
estudios del afrontamiento. En primer lugar, las estrategias de
afrontamiento pueden agruparse en dos amplias categorías
denominadas afrontamiento combativo o preventivo.

El afrontamiento combativo se refiere a una reacción provocada


ante algún estímulo estresante. El propósito es suprimir o terminar
con un estímulo estresante. En la terminología de la teoría del
condicionamiento clásico, el afrontamiento combativo es aprendizaje de
escape. Tiene lugar un acontecimiento aversivo e intentamos huir de
él. Esto hace que dicha estrategia suene como una forma inferior de
afrontamiento, pero, en algunos casos, no tenemos elección. Por otro
lado, el afrontamiento preventivo es proactivo. Intenta activamente
evitar que aparezcan los estímulos estresantes. Utilizando términos
del condicionamiento clásico, este tipo de estrategia es aprendizaje de
evitación. Aprendemos a anticipar el comienzo de un estímulo aversivo
y damos respuestas por adelantado para evitar que aparezca el suceso
aversivo.

El grupo de Matheny sugirió cuatro estrategias de afrontamiento


preventivas. Estas se identificaron como: a) realizar adaptaciones en
la vida para evitar estímulos estresantes, b) adaptar las demandas, c)
cambiar las conductas que producen estrés y d) desarrollar más
recursos personales de afrontamiento.
Esos investigadores, también encontraron evidencias de cinco
tipos generales de estrategias de afrontamiento combativo: a)
vigilancia del estrés, b) recursos de organización, c) tolerar los
estímulos estresantes, d) atacar dichos estímulos, y e) disminuir la
tensión.

Holahn, Moos y Schaefer (1996) combinaron ambas propuestas


del foco y método de afrontamiento y desarrollaron una concepción más
integrada del afrontamiento, considerando la orientación del individuo
hacia un estresor específico y separando el afrontamiento en los
dominios del acercamiento y de la evitación. Cada uno de estos dos
dominios, se divide, a su vez, en categorías que reflejan el
afrontamiento cognitivo y conductual. Ellos proponen cuatro categorías
básicas de procesos de afrontamiento: (1) Acercamiento Cognitivo; (2)
Acercamiento Conductual; (3) Evitación Cognitiva; (4) Evitación
Conductual. (Zeidner, M. y Endler, N., 1996).

Estrategias de acercamiento: En general, la gente que cuenta


con más estrategias de acercamiento tiende a adaptarse mejor a los
estresores de la vida y experimenta menos síntomas psicológicos. Las
estrategias de acercamiento tales como la solución del problema y la
búsqueda de información, pueden moderar la influencia adversa
potencial de los cambios negativos de la vida y el papel de la resistencia
al estrés sobre el funcionamiento psicológico.

Una proporción más alta de estrategias de afrontamiento


centrado en el problema en relación al total de esfuerzos de
afrontamiento, se ha relacionado también con la reducción de la
depresión. De igual modo, las estrategias de afrontamiento activas que
incluyen la negociación y la comparación optimista han sido asociadas
a la disminución de la ansiedad concurrente y a un menor papel de los
problemas en el futuro (Holahan, Moos y Schaefer, 1996; en Zeidner,
M. y Endler, N., 1996).

Estrategias de evitación: En contraste con lo dicho


anteriormente, las estrategias de evitación, tales como el rechazo y la
anulación, generalmente están asociadas con la ansiedad –
particularmente cuando el ajuste es evaluado fuera del período de
crisis inicial– . Esto se explica, en parte, porque el manejo centrado en
la emoción, frecuentemente supone fantasías orientadas a la evitación
y a la autoinculpación, lo que se relaciona habitualmente con mayor
depresión. Parece ser que los esfuerzos para manejar los sentimientos
desagradables por medio de la resignación o la huida pueden aumentar
la tensión y, de esta manera, ampliar los problemas futuros. (Holahan,
Moos y Schaefer, 1996; en Zeidner, M. y Endler, N., 1996).

Distintas concepciones del Afrontamiento

A nivel general, las concepciones del afrontamiento pueden ser


categorizadas de acuerdo a las suposiciones acerca de los
determinantes primarios de las respuestas de afrontamiento.
Suiguiendo esta línea, el enfoque Disposicional asume que debajo de la
selección de conductas de manejo hay factores personales
relativamente estables. El enfoque Contextual, en cambio, supone que
factores basados en la situación (transitorios) dan forma a las
elecciones que hacen las personas de las respuestas de afrontamiento
(Holahan, Moos y Schaefer, 1996; en Zeidner, M. y Endler, N., 1996).

Enfoque Disposicional
El paradigma de este enfoque es el modelo psicoanalítico del yo.
Los procesos del yo son mecanismos cognitivos inconscientes cuya
función principal es defensiva y está enfocada en la emoción (reducir la
ansiedad). Los investigadores con orientación psicoanalítica suponen
que las personas tienen preferencias relativamente estables por
defensas particulares y estilos de afrontamiento para tratar los
conflictos, y que éstos se modifican en la madurez.

Algunos investigadores contemporáneos, fuera de la tradición


psicoanalitica, han conceptualizado el afrontamiento en términos
disposicionales. Es común dentro de esta concepción la evaluación de
las estrategias de afrontamiento por medio de entrevistas y tests de
personalidad. Por ejemplo, algunos autores han desarrollado un
sistema multidimensional de afrontamiento estilístico preguntando a
los individuos cómo actuaban generalmente cuando se encontraban con
una dificultad o con una situación amenazante (Holahan, Moos y
Schaefer, 1996; en Zeidner, M. y Endler, N., 1996).

Enfoque Contextual

Un modelo representativo de este enfoque es el modelo basado en


la evaluación, de Lázarus y sus colegas. Este autor considera el
afrontamiento como un eslabón mediador entre los estresores de la
vida y las respuestas de manejo del individuo. El afrontamiento es
visto como un proceso dinámico que cambia con el tiempo en respuesta
a los cambios en las demandas y en las evaluaciones de la situación
(Holahan, Moos y Schaefer, 1996; en Zeidner, M. y Endler, N., 1996).
Otros investigadores también han propuesto concepciones del
afrontamiento orientadas al contexto. La medición del afrontamiento a
través de índices de pensamiento y acción que los individuos dicen que
usan actualmente para enfrentar situaciones estresantes específicas
está de acuerdo con estas concepciones.

Interacción entre ambos enfoques

Aunque los investigadores del afrontamiento pudieron volver su


atención al estudio de un amplio rango de situaciones estresantes, su
preocupación inicial por situaciones extremas tuvieron un efecto
imprevisto en promover el estudio de variables situacionales en
investigaciones a expensa de las variables personales (disposicionales).

En la antigua literatura de los mecanismos de defensa, derivada


de la teoría clásica del psicoanálisis, las variables personales eran de
primordial importancia.

Por focalizar la atención en actividades de afrontamiento en


situaciones estresantes, los primeros investigadores, incrementaron
inadvertidamente la posibilidad de que las variables personales
puedan ser halladas como predictores pobres de actividades específicas
de afrontamiento. Aunque los individuos puedan tener preferencias de
afrontamiento habituales, las situaciones vitalmente amenazantes o
las situaciones extremas típicas permiten sólo un estrecho rango de
respuestas posibles de afrontamiento.

No es sorprendente que en los setenta y a principios de los


ochenta, más y más investigadores del afrontamiento creían que los
patrones del afrontamiento no eran mayormente determinados por los
factores personales. Los investigadores comenzaron a estudiar la
importancia del estrés en contextos situacionales en los cuales se da el
afrontamiento.

En 1960 el “situacionismo” se vuelve un desafío serio a la


hegemonía de los estudios de los rasgos de personalidad. Aunque
comprende una colección heterogénea de teóricos e investigadores, el
situacionismo enfatizó que los factores ambientales externos eran los
mayores determinantes de la personalidad.

A principios de los setenta, algunos investigadores escribían


acerca del inminente deceso del enfoque de los rasgos de personalidad.
Pero las predicciones acerca de este deceso en las investigaciones sobre
las diferencias individuales han probado ser incorrectas. Durante los
ochenta y principios de los noventa, las investigaciones sobre los rasgos
han florecido otra vez en el área de la personalidad.

No es sorprendente que se haya renovado el interés en las


variables personales por investigadores del afrontamiento, aunque
necesita ser enfatizado que muchos investigadores en el área del
afrontamiento continúan minimizando la importancia de las variables
de la persona.

La ausencia de interés en la mayoría de los investigadores de


integrar los enfoque interindividuales e intra individuales es un rasgo
distintivo del área del afrontamiento contemporáneo.

En años recientes, los investigadores trabajaron en las dos


tradiciones del afrontamiento y parecen haber crecido más distancia
entre unos y otros. Raramente los investigadores de esta área van a
medir simultáneamente variables situacionales y variables estilísticas
en el afrontamiento.
Se ha encontrado que ambas variables, tanto las situacionales
como las estilísticas, tienen un papel en las respuestas específicas de
afrontamiento. (Endler y Parker, 1996; en Zeidner, M. y Endler, N.,
1996). Por lo tanto, en el presente trabajo reconocemos que ambas
visiones (disposicional y contextual) tienen validez complementaria en
la descripción de los procesos de afrontamiento. La primera prefiere los
estilos de afrontamiento que trascienden las influencias de la situación
particular. La segunda, en cambio, refleja cómo una persona maneja un
tipo particular de evento estresante por medio de las estrategias de
afrontamiento.

2.2.3.3. Afrontamiento y Ansiedad

Se considera que el afrontamiento eficaz del estrés puede verse


interferido por sentimientos perturbadores y cogniciones
desadaptativas, como interpretaciones distorcionadas y anticipaciones
catastróficas injustificadas de diferentes hechos. (Cía, 1994)

Como se ha podido vislumbrar en los desarrollos precedentes, el


afrontamiento juega un papel importante como componente mediador
entre las circunstancias estresantes y la salud, dado que consiste en los
esfuerzos cognitivos y conductuales para manejar el estrés psicológico.
Por ello se considera al afrontamiento como un mediador fundamental
de la respuesta emocional.

En relación con esto, se han asociado algunas estrategias de


afrontamiento, como por ejemplo la planificación de solución de
problemas y la reevaluación positiva, a cambios emocionales favorables
(de estados negativos a positivos); otras estrategias, en cambio, han
correlacionado con cambios emocionales desfavorables (de estados
negativos a más negativos). Asimismo, se han obtenido datos basados
en estudios longitudinales que sugieren una relación causal entre
afrontamiento y variables emocionales. De esta manera, la ansiedad (al
igual que la depresión) ha sido relacionada positivamente con
estrategias focalizadas en la emoción (por ejemplo evitación cognitiva),
y negativamente con estrategias focalizadas en el problema (Bellock,
Ramos, Sandín, 1995).

Más específicamente, existe evidencia de que las estrategias


activas como la negociación y la comparación optimista se relacionan
con una disminución de la ansiedad concurrente y con un menor papel
de los problemas en el futuro. En cambio, las estrategias de evitación
generalmente se asocian de manera positiva con la ansiedad. Parece
ser que los esfuerzos para manejar los sentimientos desagradables por
medio de la resignación o la huida pueden aumentar la tensión y, de
esta manera, aumentar los problemas en el futuro(Holahan, Moos y
Schaefer, 1996; en Zeidner, M. y Endler, N., 1996).

A la inversa, hay autores que han asociado la disociación (una


forma de evitación cognitiva) con la ansiedad. Sin embargo, ellos la
conceptualizan como una estrategia de afrontamiento ante situaciones
de miedo extremos y amenaza a la vida, es decir, como una reacción
secundaria a la ansiedad (Davidson y Foa, 1991; en Bellock, Ramos,
Sandín, 1995).

En resumen, parece ser que existe un vínculo entre el tipo de


estrategias de afrontamiento empleadas para manejar el estrés y las
reacciones emocionales de depresión y ansiedad. En general, ambas
han sido asociadas positivamente a estrategias basadas en la emoción
(respuestas de evitación) y negativamente a estrategias basadas en el
problema (de acercamiento).
2.3. RELACIÓN ENTRE AMBOS MODELOS COGNITIVOS DE LA
EMOCIÓN

A continuación, basándonos en el material científico publicado


hasta la fecha, haremos un intento por integrar en un solo modelo las
características personales propias de un sujeto -comprendidas en sus
esquemas tempranos- y aquellas conductas que lleva a cabo frente a la
situación estresante -manifestadas en las estrategias de afrontamiento
que el sujeto utiliza-.

2.3.1. Confluencia de los procesamientos automáticos y estratégicos en


los Trastornos por Ansiedad.

Scheneider y Shiffrin (1997), diferenciaron entre un


procesamiento automático y otro estratégico. Según los autores, el
procesamiento automático opera rápidamente, es ajeno a la conciencia,
tiene una capacidad ilimitada y se realiza en paralelo. Por el contrario,
el procesamiento estratégico es relativamente lento, de naturaleza
consciente, y tiene una capacidad limitada, pues se realiza de modo
secuencial o serial (no paralelo).

Graf y Mandler (1984), apuntaron una distinción entre dos


procesos: priming o integración y elaboración. El priming es un proceso
automático, por medio del cual la exposición a un estímulo implica la
activación automática de los componenetes constitutivos de su
representación, haciéndolo más accesible. En cambio, la elaboración es
un proceso estratégico que requiere que la representación activada se
relacione con representaciones asociadas, para crear una relación entre
distintos estímulos.

Williams, considerando las distintas fases en los estadios de


procesamiento apuntadas por los autores anteriores, estableció que
diferentes trastornos emocionales podrían producir sesgos distintos en
el priming y en la elaboración. La intuición de Williams de que podrían
encontrarse sesgos automáticos en ansiosos como estratégicos en
depresivos, es defendida por teorías posteriores. Beck, y Clark (1997),
plantean una reformulación de la teoría de 1985 que, aunque adopta la
diferenciación automático-estratégico, encuentra que esta distinción se
ha defendido con demasiada rigidez y postula que entre los estadios
más pasivos y elaborativos del procesamiento existe cierta
interdependencia. Por eso no sólo establece que la Ansiedad tiene
implicaciones a nivel de sesgos cognitivos en el procesamiento
automático, sino que estudia como una serie de procesos estratégicos se
ven también afectados. (S. Arcas Guijarro, A. Cano Vindel, 1999)

Para defender la interdependencia entre ambos estadios del


procesamiento Beck recurre a los estudios de McNally (1995). Este
autor afirma que toda tarea experimental se ve afectada, en diversos
grados, por el procesamiento automático y por el estratégico; siendo
prácticamente imposible encontrar una tarea que afecte a uno sólo de
estos estadios de forma pura. Ejemplifica la interdependencia entre
ambas fases del procesamiento de la información, alegando que las
tareas automáticas son susceptibles de hacerse conscientes como las
controladas de adquirir automatismo con la práctica. (S. Arcas
Guijarro, A. Cano Vindel, 1999)

Partiendo de estas consideraciones, Beck, y Clark (1997),


defienden un modelo del procesamiento de la información en Ansiedad,
basado en la distinción de tres estados, afectados diferencialmente por
un mayor o menor grado de intervención de los procesos automáticos y
estratégicos:

• Estado 1 de Registro Inicial: Es la primera fase del


procesamiento de la información caracterizada por un modo de
orientación y representa el procesamiento automático por excelencia.
La Ansiedad produce un sesgo en este estado, que redunda en una
excesiva orientación dirigida hacia la amenaza o el sesgo selectivo
atencional.

• Estado 2 de Preparación Inmediata: Es la segunda fase del


procesamiento definida por un modo principal, que aunque se
corresponde con mecanismos cognitivos automáticos, también afecta en
menor medida al procesamiento estratégico. Los estímulos ambientales
son procesados desde un cluster formado por una serie de esquemas
interrelacionados, a cerca de los patrones de respuesta de la Ansiedad:
cognitivos, fisiológicos y comportamentales. Estas respuestas se
desencadenan automáticamente, con un valor adaptativo para la
supervivencia. A nivel fisiológico: se incrementa el arousal; se aprecian
conductas de huida, defensa o inhibición; y las cogniciones se
caracterizan por sentimientos de irrealidad e hipervigilancia, bloqueos
en el pensamiento y dificultades en la concentración, así como
distorsiones cognitivas, imágenes amenazantes y pensamientos
automáticos. Como consecuencia de la activación de estos procesos
automáticos, el sujeto otorga un significado de amenaza a su entorno,
que constituye su primer análisis semántico y consciente. Producto de
él, son toda una serie de pensamientos automáticos, de contenido
amenazante, susceptibles de hacerse conscientes. De esta forma este
estado quedaría caracterizado por un procesamiento automático
prioritario y una serie de procesos estratégicos emergentes que se
derivan de asignar a la estimulación ambiental un significado de
amenaza o daño potencial.
• Estado 3 de Elaboración Secundaria: El procesamiento, desde
este último estado, es semántico y elaborativo y se lleva a cabo desde
un modo metacognitivo. Desde este estado, el sujeto, evalúa la
situación ansiógena, en su contexto, apareciendo dos tipos de
cogniciones: la preocupación, en torno a los sucesos desencadenantes de
la Ansiedad y la valoración de las señales de seguridad disponibles,
frente a la amenaza. La preocupación, tal y como es definida por
Borkovec, Robinson, Pruzinsky y De Pree constituye una respuesta
adaptativa, caracterizada por la búsqueda de solución a un problema;
en el caso de los trastornos de ansiedad, se vuelve excesiva e
incontrolable, anticipando comportamientos disfuncionales, que
redundan en un incremento de la ansiedad. La valoración de las
señales de seguridad depende, según Rachman (1984), de la
probabilidad percibida de que un suceso amenazante ocurra y las
estrategias de afrontamiento, que el sujeto cree disponer, para resolver
la situación. En este sentido, los ansiosos se caracterizan por
sobrestimar la probabilidad de que un evento dañino suceda y
subestimar sus capacidades de afrontamiento.

La Ansiedad se explica, entonces, desde la conjunción de los


estados segundo y tercero. La prevalencia del estado 2 sobre el 3
desencadena un incremento de la Ansiedad al fallar los procesos
estratégicos y no producirse una revaloración más realista de la
situación; aunque en ocasiones también puede hacer descender la
Ansiedad si el sujeto opta por una respuesta de evitación o escape. La
preponderancia del estado 3 sobre el 2 puede disminuir los niveles de
Ansiedad, desde la consideración de una baja probabilidad de aparición
de la amenaza y un alto grado de capacidad de afrontamiento. (S. Arcas
Guijarro, A. Cano Vindel, 1999)
2.3.2. Personalidad y Afrontamiento

Distintos autores aprecian diferencias individuales implicadas


en el proceso de afrontamiento, así, de forma coherente con el
planteamiento de nuestra investigación, para Carver (1989) ciertos
estilos de personalidad predisponen a distintos estilos de
afrontamiento y para Houtman (1990) son rasgos predisponentes que
derivan en estilos de afrontamiento estables y estos en estrategias de
afrontamiento estables. Esto nos lleva a abogar por una cierta
consistencia a lo largo del tiempo en el uso de unas estrategias de
afrontamiento por parte de algunas personas en situaciones
específicas. Esta reflexión nos llevaría a pensar y a plantearnos el
polémico tema de la consistencia de la conducta o de los estilos
conductuales o comportamentales y su relación con el afrontamiento o
con las "estrategias de solución de problemas". (Arjona, Arcas, 2001)

Más que focalizar la atención en los rasgos o en las variables


situacionales, muchos estudiosos de la personalidad han comenzado a
subrayar la importancia del estudio simultáneo de ambas variables. El
modelo interaccional de la personalidad es visto como un avance
fundamental en el estudio de la misma. Este modelo propone que el
comportamiento es “una función de un continuo proceso
multidireccional de interacción entre la persona y la situación; factores
cognitivos, motivacionales y emocionales tienen un papel determinante
sobre la conducta, considerando el lado de la persona; y la percepción o
el significado psicológico que tiene la situación para el individuo, es un
factor determinante esencial del comportamiento”.

Además, existe evidencia suficiente para apoyar la hipótesis de


que los rasgos de personalidad también afectan la conducta de
afrontamiento, pues hay investigaciones que demuestran cierta
consistencia en las respuestas de afrontamiento durante muchas
situaciones, por lo que los rasgos de personalidad estarían dentro de los
determinantes de este tipo de respuestas De acuerdo con esto, parece
ser que las respuestas de afrontamiento no están determinadas
únicamente por la situación, sino que el individuo muestra una
consistencia apreciable a través de diferentes tipos de estresores como
son, por ejemplo las pérdidas, los cambios y las amenazas. Así, se ve
apoyada la hipótesis de que los rasgos de personalidad que se
mantienen estables durante el período de la adultez podrían motivar la
permanencia de algunas respuestas de afrontamiento. (Costa,
Somerfield y McCrae, 1996; en Zeidner, M. y Endler, N., 1996).

Este hecho tiene importantes implicaciones en el tratamiento al


corregir los esquemas desadaptativos que puedan aparecer en sujetos
con trastornos de ansiedad que producen el principal modo automático,
se puede activar y potenciar el modo metacognitivo. De esta manera,
disminuiría la ansiedad, al producir un sesgo positivo de interpretación
de la realidad, reductor de las preocupaciones y potenciador de las
señales de seguridad.
II PARTE:

MARCO METODOLÓGICO
CAPÍTULO 3:

MATERIALES, MÉTODOS

PROCEDIMIENTOS
3.1. OBJETIVOS

Los objetivos de la realización de este trabajo fueron los siguientes:

• Evaluar las estrategias de afrontamiento para hacer frente a


distintas situaciones estresantes que utilizan las personas que
presentan algunos de los siguientes diagnósticos: Agorafobia,
Fobia social, Trastorno de Pánico o Trastorno de Ansiedad
Generalizada.

• Evaluar la presencia de indicadores de esquemas desadaptativos


tempranos en los sujetos antes mencionados.

• Hacer una comparación entre los sujetos agrupados según los


diagnósticos antes mencionados acerca de las distintas
estrategias de afrontamiento usadas en cada grupo.

• Hacer una comparación entre los sujetos agrupados según los


diagnósticos antes mencionados sobre los distintos esquemas
desadaptativos tempranos presentes.

• Explorar la relación entre la variable de afrontamiento y los


EDT en cada uno de los Trastornos por Ansiedad

3.2. MÉTODO

Diseño de Investigación
Basándonos en Sierra Bravo, R., nuestro trabajo está dentro de
la categoría de diseño no experimental, debido a que las variables que
intervienen en el mismo no son susceptibles de manipulación, o
dosificación por el experimentador. No se construye ninguna situación,
sino que se observan situaciones ya existentes, no provocadas
intencionalmente por el investigador.

Los trastornos por ansiedad, los esquemas desadaptativos


tempranos y las modalidades de Afrontamiento de los sujetos son
variables que no vamos a manipular, sólo vamos a trabajar con la
presencia de la primer variable y estableceremos una cuantificación de
la segunda y tercer variable.

Este es un trabajo de tipo descriptivo (Sierra Bravo, R., 1994),


por lo que las conclusiones que emitimos quedan circunscriptas al
estudio exploratorio del tema que nosotros abordamos. No procuramos
llegar a conclusiones definitivas o a verdades absolutas que agoten el
total de las explicaciones posibles sobre esta temática.

Este trabajo también es considerado como exploratorio


(Sampieri, R; Collado, C. y Lucio, P., 1998) ya que examinamos un
tema o problema de investigación poco estudiado o que no ha sido
abordado antes.

Estos tipos de estudios nos sirven para obtener información


sobre la posibilidad de llevar a cabo una investigación más completa.
En nuestro caso, si bien sobre los trastornos de ansiedad, esquemas
desadaptativos tempranos y sobre Afrontamiento ya se ha investigado
bastante, no hemos encontrado antecedentes de investigaciones que
analicen las relaciones entre esas variables.
Las conclusiones a las que arribamos sólo son válidas para el
grupo de sujetos investigados, no siendo representativas, ni
generalizables, a otras poblaciones distintas a la estudiada.

“Cuando una muestra no es representativa, se anula por


completo la generalización, a pesar de que la confección y aplicación de
la encuesta hayan sido exquisitas. Cuando una muestra no es
representativa, se dice que es sesgada” (León, O. y Montero I., 1993).
Por eso podemos decir que nuestro trabajo carece de validez
estadística.

Dentro del diseño no experimental, en el presente trabajo se ha


realizado una investigación transeccional o transversal, ya que los
datos fueron recolectados en un solo momento, en un tiempo único.
Donde el propósito es describir variables y analizar su incidencia e
interrelación en un momento dado. Completando lo antes mencionado,
podemos decir que se trata de un diseño transeccional descriptivo, que
tiene por objeto indagar la incidencia y los valores en que se
manifiestan diversas variables. Además se ha llevado a cabo una
medición simultánea que abarca varios subgrupos de personas.

Hipótesis de trabajo

• Existen diferencias entre las estrategias de afrontamiento


utilizadas por el grupo de sujetos con Fobia Social, el grupo de
sujetos con Agorafobia, el grupo de sujetos con Trastorno de
Pánico y el grupo de sujetos con Trastorno por Ansiedad
Generalizada.
• Existen diferencias entre los indicadores de esquemas
desadaptativos tempranos presentes en el grupo de sujetos
con Fobia Social, el grupo de sujetos con Agorafobia, el grupo
de sujetos con Trastorno de Pánico y el grupo de sujetos con
Trastorno por Ansiedad Generalizada.

Definición operacional de las variables

Una definición operacional debe implicar los procedimientos que


deberíamos realizar para poder tener la impresión sensorial de la
variable a estudiar.

Trastornos Por Ansiedad

Debido a la diversidad de trastornos de ansiedad y la extensión del


presente trabajo consideraremos sólo cuatro trastornos, a saber:

• Agorafobia

• Fobia Social

• Trastorno de Pánico

• Trastorno de Ansiedad Generalizada

Gracias a que en el presente contamos con un consenso mundial


en las clasificaciones de los trastornos mentales, consideraremos que
un sujeto presenta alguno de estos trastornos por ansiedad cuando
cumpla con los criterios particulares de cada grupo descriptos en la
CIE-10

Esquemas desadaptativos tempranos

Los esquemas desadaptativos tempranos son constructos


teóricos, desarrollados para enriquecer la comprensión del sujeto,
aunque exista una manifestación conductual de estos, estas
manifestaciones no corresponden exactamente al constructo teórico.
Planteada así la situación consideraremos a un esquema desadaptativo
temprano como aquellas respuestas que los sujetos dan al Cuestionario
de Esquemas Desadaptativos Tempranos que pueden ser clasificadas
en quince esquemas desadaptativos: Dependencia,
Sometimiento/carencia de individualismo, Vulnerabilidad frente al
daño, Miedo a perder el autocontrol, Deprivación emocional, Abandono
/ pérdida, Desonfianza, Aislamiento social / alienación, Defectos /
despreciabilidad, Indeseabilidad social, Incompetencia / fracaso, Culpa/
castigo, Culpa / vergüenza, Estándares inflexibles, Toma de derechos /
límites insuficientes.

Afrontamiento

El afrontamiento es una variable mediacional del sujeto, sólo


podemos conocerla a través de un instrumento de medición, en nuestro
caso elegimos el CRI – Adultos. Por lo que proponemos la siguiente
definición operacional de Afrontamiento. “Son las respuestas que los
sujetos dan al Inventario de Respuestas de Afrontamiento para Adultos
(CRI – Adultos) que pueden ser clasificadas en ocho escalas: Análisis
Lógico, Reevaluación Positiva, Búsqueda de Ayuda o Guía, Solución de
Problemas, Evitación Cognitiva, Aceptación – Resignación, Búsqueda
de Gratificación Alternativa y Descarga Emocional”

Tipo de muestra

La muestra utilizada es de carácter intencional (León, O. y


Montero, I., 1993) es decir que se seleccionó a los sujetos porque
poseían características que eran de interés para la investigación y no
probabilística (Sampieri, R; Collado, C. y Lucio, P., 1998) ya que la
elección de los sujetos no dependió de la probabilidad, sino de causas
relacionadas con las características que estábamos buscando, por ende,
la elección de los sujetos no depende de que todos tengan la misma
probabilidad de ser elegidos, sino de la decisión de los investigadores.

Sujetos

La muestra consiste en 15 sujetos adultos que tenían entre 21 y


60 años, los sujetos pertenecían a una clase social media-baja, fueron
seleccionados del Centro de Salud nº 30 de Godoy Cruz y acababan de
comenzar un tratamiento psiquiátrico presentando un diagnóstico claro
de alguno de los siguientes trastornos por ansiedad según la
Clasificación Internacional de Enfermedades mentales (CIE-10,1994):

• Agorafobia
• Fobia Social

• Trastorno de Pánico

• Trastorno de Ansiedad Generalizada

Este grupo de 15 sujetos a su vez fue dividido en 4 subgrupos


según el tipo de trastorno antes mencionado. Quedando conformados
los grupos de la siguiente manera:

• sujetos diagnosticados con Agorafobia

• sujetos diagnosticados con Fobia Social

• sujetos diagnosticados con Trastorno de Pánico

• sujetos diagnosticados con Trastorno de Ansiedad Generalizada

3.3. INSTRUMENTOS METODOLÓGICOS

Cuestionario de Esquemas Desadaptativos Tempranos (Young 1989)

El Cuestionario de Esquemas Desadaptativos Tempranos se


basa en una guía de entrevista estructurada y posee un carácter
netamente cualitativo y fue desarrollado con el fin de poder identificar
ciertos indicadores de la presencia de esquemas desadaptativos
tempranos.

El uso de esta técnica nos permitirá lograr una aproximación a


determinar cuales E.D.T. se encontrarían actuando en el sujeto.
Recordemos que un esquema es una creencia extremadamente
fuerte acerca de uno mismo, que se aprendió a muy temprana edad y,
por lo tanto, muy difícil de modificar. Estos son centrales en toda la
autoimagen del individuo y su visión del mundo.

Este cuestionario nos permite investigar las cinco tareas


escenciales que todo sujeto debe desarrollar: autonomía, conexión con
el mundo, valoración, expectativas razonables y límites realistas.

El presente cuestionario se halla formado por 123 ítems, en los


cuales se desarrollan temáticas de investigación específicas para las 5
áreas antes mencionadas. El sujeto evaluado debe responder por sí o
por no a cada uno de los ítems según correspondan a una descripción
de sí mismo.

La consigna del cuestionario es la siguiente:

"En este cuestionario Ud. deberá marcar con un círculo SÍ o NO


cada uno de los ítems, no existen respuestas correctas o incorrectas.
Tal vez ninguna de las dos opciones parezca adecuarse, sin embargo
marque todas con un SÍ o NO eligiendo de acuerdo a lo que más se
aplique en su caso. Quizás no le guste la manera en que suenan
algunas de las frases, pero no elija lo que piensa que debería decir o
que sonaría mejor para otras personas, elija la opción que más se
adecue a Ud."

Los 123 ítems miden 15 esquemas desadaptativos, esto es


porque la lista de los 18 E.D.T. ha sido actualizada y se ha expandido
más recientemente que el cuestionario y los autores no han querido
alterar el cuestionario porque muchas investigaciones estan siendo
realizadas con la presente versión. A continuación clasificaremos los
ítems correspondientes a cada E.D.T.:

• Dependencia (ítems 1 a 6)
• Sometimiento / carencia de individualismo (ítems 7 a 20)

• Vulnerabilidad frente al daño (ítems 21 a 31)

• Miedo a perder el autocontrol (ítems 32 a 39)

• Deprivación emocional (ítems 40 a 48)

• Abandono / pérdida (ítems 49 a 54)

• Desconfianza (ítems 55 a 64)

• Aislamiento social / alienación (ítems 65 a 69)

• Defectos / despreciabilidad (ítems 70 a 74)

• Indeseabilidad social (ítems 75 a 82)

• Incompetencia / fracaso (ítems 83 a 91)

• Culpa / Castigo (ítems 92 a 99)

• Culpa / Vergüenza (ítems 100 a 104)

• Estándares inflexibles (ítems 105 a 115)

• Toma de derechos / Límites insuficientes (ítems 116 a 123)

Con el fin de poder obtener y sistematizar datos útiles a los


objetivos de esta investigación, se tomará un criterio arbitrario pero
común a todos los sujetos para evaluar la presencia de indicadores de
algún E.D.T..

El criterio de evaluación propuesto será que aquellos sujetos que


hayan respondido afirmativamente a un 60% o más de los ítems
correspondientes a alguno de los E.D.T. será considerado como que
presenta indicadores de determinado E.D.T. Tomamos este criterio ya
que consideramos significativo que un sujeto responda a más de la
mitad de estas afirmaciones de modo positivo.

Inventario de Respuestas de Afrontamiento o CRI- Adult (Coping


Responses Inventory- Adult Form) (Moos y Col.,1993)

El CRI-Adultos es una forma de cuestionario llamado Escala


Sociométrica (Sierra Bravo, R. 1994). Estas se caracterizan porque las
preguntas o las diferentes contestaciones a las preguntas tienen
atribuido un valor numérico, lo que permite cifrar cuantitativamente y
en cierto modo medir el nivel que alcanza en cada caso la actitud o
aspecto investigado.

La finalidad del cuestionario es obtener de manera sistemática y


ordenada, información de la población investigada sobre respuestas de
afrontamiento.

El CRI es una medida de ocho tipos diferentes de respuestas de


afrontamiento a circunstancias estresantes de la vida. Tales respuestas
se miden mediante ocho escalas: Análisis Lógico (LA); Reevaluación
Positiva (RP); Búsqueda de Apoyo (BA); Solución del Problema (SP);
Evitación Cognitiva (EC); Aceptación-Resignación (AR); Búsqueda de
Recompensas Alterativas (RA); y Descarga Emocional (DE). La
primeras cuatro escalas miden estrategias de afrontamiento de
acercamiento, y las últimas cuatro miden estrategias de afrontamiento
de evitación. Las primeras dos escalas en cada grupo miden estrategias
de afrontamiento cognitivo, mientras que la tercera y cuarta escala en
cada grupo miden estrategias de afrontamiento conductual. (ver Tabla
1).
(1) Análisis Lógico: comprende los esfuerzos cognitivos para
entender y prepararse mentalmente para enfrentar un elemento
generador de estrés y sus consecuencias.

(2) Reevaluación Positiva: abarca los intentos cognitivos para


construir y reconstruir un problema en un sentido positivo aceptando
la realidad de la situación.

(3) Búsqueda de Apoyo: consiste en los esfuerzos conductuales


para buscar información, guía o apoyo.

(4) Solución de Problemas: comprende los esfuerzos conductuales


para actuar directamente sobre el problema.

(5) Evitación Cognitiva: son los intentos cognitivos para evitar


pensar de un modo realista acerca del problema en cuestión.

(6) Aceptación-Resignación: se refiere a los esfuerzos para


reaccionar frente al problema a través de su aceptación.

(7) Búsqueda de Recompensas Alternativas: abarca los esfuerzos


conductuales para comprometerse en actividades nuevas y crear
fuentes sustitutivas de satisfacción.

(8) Descarga Emocional: son los esfuerzos conductuales para


reducir la tensión mediante la expresión de los sentimientos negativos.

Cada una de las ocho escalas está compuesta de seis items. Por
ejemplo la escala de Análisis Lógico comprende preguntas como ¿Pensó
diferentes formas de manejar el problema?, ¿Trató de anticipar el
rumbo que tomarían las cosas?, etc. Como respuesta al Inventario de
Respuestas de Afrontamiento, los sujetos eligen y describen un evento
estresante y reciente utilizando una escala de cuatro puntos que varía
desde “No, o tiende a no” a “A menudo” para indicar su acuerdo con
cada uno de los 48 items.

Esta escala también incluye un grupo de diez ítems que proveen


información sobre cómo los individuos evalúan el estresor focalizado y
sus consecuencias. La evaluación de los diez ítems reporta información
sobre el contexto del estresor, tales como si ocurrió antes y si era
esperado por el sujeto, y si el individuo reaccionó a este como una
amenaza o como un desafío.

Estos ítems también evalúan la percepción del individuo sobre la


causa del estresor y si el problema fue o no resuelto. Estos son
incluidos debido a las conexiones que existen ente las evaluaciones y
las respuestas de afrontamiento; por ejemplo, los individuos que ven a
un estresor como un desafío es más probable que los afronten
activamente.

Tabla 1

Escalas del Inventario de Afrontamiento

Respuestas de Respuestas de Afrontamiento


Afrontamiento de Abordaje Evitativo
Cognitivo 1) Análisis Lógico 5) Evitación Cognitiva
2) Reevaluación Positiva 6) Aceptación o Resignación

Conductual 3) Búsqueda de Ayuda y 7) Búsqueda de Gratificaciones


Guía Alternativas
4) Solución de Problemas 8) Descarga Emocional
Fundamento

Las teorías contemporáneas enfatizan los aspectos


multidimensionales de los procesos de evaluación y de afrontamiento.
Sintéticamente, podemos decir que los investigadores han utilizado dos
enfoques conceptuales fundamentales para clasificar las respuestas de
afrontamiento. Un enfoque pone el acento sobre la orientación o el foco
del afrontamiento (basado en el problema o en la emoción), mientras el
otro enfatiza el método de afrontamiento (cognitivo o conductual).

1) El CRI-Adult combina estos dos enfoques y evalúa ocho tipos de


respuestas de afrontamiento que reflejan estas dos dimensiones (el
foco y el método). El inventario divide las respuestas de
afrontamiento en respuestas de acercamiento y de evitación. Cada
una de estas dos series de respuestas se divide, a su vez, en dos
categorías que reflejan métodos de afrontamiento cognitivos o
conductuales. En general, el afrontamiento de acercamiento está
basado en el problema y refleja los esfuerzos cognitivos y
conductuales para manejar o resolver los estresores; en cambio, el
afrontamiento de evitación tiende a focalizarse en la emoción y
refleja los intentos cognitivos y conductuales para evitar pensar
acerca del estresor y sus implicaciones o para manejar los afectos
asociados con él (Moos, 1992; en Zeidner, M. y Endler, N. (1996).

Administración del CRI – Adultos

Este test puede ser usado con adultos saludables, con trastornos
psiquiátricos y con pacientes que hayan abusado de sustancias. Puede
ser administrado en forma individual o grupal.
En cuanto a su formato puede ser administrado como auto –
reporte o como una entrevista estructurada. Nosotros utilizaremos el
formato de auto – reporte ya que consideramos que es la manera más
práctica de aplicación así como la más rápida, además esta modalidad
se adapta mejor al contexto en el que el test será administrado.

En la primera parte del test la persona debe consignar datos


demográficos tales como: nombre, fecha, sexo, edad, estado civil y nivel
educacional alcanzado.

La consigna consiste en pedirle a la persona que piense en una


de las situaciones más estresantes de su vida que él haya considerado
importante y que haya experimentado en los últimos doce meses.
Luego se les pide que lo describan brevemente.

Posteriormente se les pide que respondan las diez preguntas (a


las que anteriormente hicimos referencia), en las cuales deben
consignar con una cruz dependiendo si su respuesta es:
“Definitivamente No”, “Principalmente No”, “Principalmente Sí” o
“Definitivamente Sí”.

En la parte 2 se presentan cuarenta y ocho preguntas las cuales


pueden ser contestadas colocando un círculo en si las respuestas son:
“No, o tiende a no” (N), “Sí, una o dos veces” (U), “Sí, algunas veces” (A)
o “Sí, Frecuentemente” (F).

También la persona debe dejar consignado si no desea responder


a alguna pregunta o si esta no es aplicable a su persona. Cada una de
estas respuestas tienen un valor que va desde el 0 a 3 respectivamente.
La suma de los valores de las respuestas 1, 9, 17, 25, 33 y 41 dan el
valor del puntaje bruto de la escala de Análisis Lógico. Un
procedimiento análogo se utiliza para las demás escalas. Los valores de
las respuestas son:
N=0
U=1
A=2
F=3
1 2 3 4 5 6 7 8

N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F
9 10 11 12 13 14 15 16

N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F
17 18 19 20 21 22 23 24

N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F
25 26 27 28 29 30 31 32

N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F
33 34 35 36 37 38 39 40

N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F
41 42 43 44 45 46 47 48

N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F N U A F

AL RP BA SP EC AR GA DE

Los puntajes brutos luego dan forma al los Puntajes T que dan
pautas sobre los patrones de afrontamiento de los sujetos.

En lo que respecta a los Criterios de Interpretación, podemos ver


en la siguiente tabla los Puntajes Estándar del CRI – Adultos.

Puntajes Estándar del CRI – Adultos

Rango de
Rango del Puntaje Percentiles Descripción
T Equivalentes
≤ 34 ≤6 Considerablemente debajo del promedio
35 – 40 7 – 16 Muy debajo del promedio
41 – 45 17 – 33 Algo debajo del promedio
46 – 54 34 – 66 Dentro del promedio
55 – 59 67 – 83 Algo por encima del promedio
60 – 65 84 – 93 Muy por encima del promedio
≥ 66 ≥ 94 Considerablemente por encima del
promedio
Desarrollo de la Escala y Características Estadísticas. Validez

Para probar la actual versión del inventario, se hizo una prueba


de campo y una revisión final del inventario basado en los datos
obtenidos de más de 1.800 adultos que participaron en un estudio sobre
problemas de bebida y pacientes normales. Este grupo incluía más de
1.100 hombres y 700 mujeres, cuyo promedio de edad era de 61 años, el
90% de los mismos eran caucásicos, el 69% estaban en ese momento
casados, el 19% divorciados o separados y el 7% eran viudos. Los
participantes estaban moderadamente bien educados y status
socioeconómico medio.

Se realizó una tabla que presenta las medias, las desviaciones


estándar y la consistencia interna (Alfa de Cronbach, en Moos) de las
ocho escalas separadamente para hombres como para mujeres.

La escala de desviación estándar muestra que hay una variación


considerable en todas las escalas de afrontamiento. Los puntajes de las
ocho escalas pueden variar desde 0 a 18. La escala de consistencias
internas es moderada tanto para hombres como para mujeres.

El intento de los autores de minimizar los ítems redundantes


resultó en la agrupación en sectores en los que había relativa
independencia de las respuestas de afrontamiento en cada escala. Lo
más relevante es que una o dos respuestas de afrontamiento pueden
aliviar el estrés y así reducir el uso de respuestas alternativas dentro
de la misma categoría. Esto probablemente configuró un alto nivel en
la escala de consistencias internas.
Estabilidad de las respuestas de afrontamiento. Confiabilidad

Más del 90% de los participantes de la prueba de campo final,


participaron de un seguimiento a los doce meses en el cual completaron
el CRI – Adultos otra vez. En general, los índices de afrontamiento
eran moderadamente estables a lo largo del tiempo tanto para hombres
como para mujeres (Promedio de Suma Bruta = 0.45 y 0.43,
respectivamente, en los ocho índices).

La Reevaluación Positiva, Búsqueda de Ayuda y Guía, la


Evitación Cognitiva y la Descarga Emocional era algo más estable
(Promedio Suma Bruta = 0.49 y 0.47 para hombres y mujeres
respectivamente) que el Análisis Lógico y la Solución de Problemas.

Algunas conclusiones finales sobre el CRI-Adultos

Moos y colaboradores plantean que diversas investigaciones han


demostrado la validez del CRI – Adultos, sin embargo, plantean que el
inventario necesita de futuros desarrollos. Por ejemplo, plantean que
hay una superposición entre las categorías de abordaje y evitación.

El Análisis Lógico está clasificado como una respuesta de


abordaje, pero la sobre – utilización del pensamiento en lo que atañe al
problema puede excluir la posibilidad de acciones que lo resuelvan. En
este sentido, el Análisis Lógico puede ser usado como una estrategia de
evitación.

Similarmente, aunque se clasificó a la Búsqueda de Gratificación


Alternativa como una estrategia de evitación, este grupo de respuestas
involucra elementos de abordaje, tales como el reconocimiento de que
existe un problema y los esfuerzos activos para cambiar la propia
conducta.

Aunque se necesitan más trabajos conceptuales y empíricos, las


ocho dimensiones medidas por el CRI – Adultos representan tipos
comunes de afrontamiento y son organizados en una forma que integra
abordajes previos que reflejan tanto el foco como el método del
afrontamiento.

El Cuestionario de Esquemas tempranos Desadaptativos, el


Inventario de Respuestas de Afrontamiento, las tablas de conversión de
puntajes, de medidas estadísticas y demás datos de interés se
encuentran a disposición del lector en el apartado "Apéndice".

3.4. PROCEDIMIENTO

Para llevar a cabo la presente investigación como primer medida


se solicito permiso a las autoridades correspondientes del Centro de
Salud nº 30 de Godoy Cruz, luego se concertó una cita con la psiquiatra
del establecimiento para esclarecer los objetivos de la investigación y
los medios para instrumentarla.

A partir de aquí el profesional eligió a aquellos pacientes que


comenzaban tratamiento y que eran diagnosticados, por medio del CIE-
10, con alguno de los cuatro trastornos de ansiedad mencionados a lo
largo del trabajo.
Luego de una explicación del método y aclaración de las dudas
por parte de la psiquiatra, los pacientes respondieron en forma de auto-
reporte ambos instrumentos.

Para despejar obstáculos que pudieran surgir a lo largo de la


investigación, en el momento de la entrega de los instrumentos, se les
indagó a los sujetos sobre posibles inconvenientes o dudas que
pudieran haber tenido ara responder a los instrumentos y se hicieron
las correspondientes aclaraciones y correcciones.

En el siguiente capítulo haremos la presentación de los datos que


se obtuvieron a partir de la evaluación y análisis de ambos
instrumentos de medición.
CAPÍTULO 4:

PRESENTACIÓN Y ANÁLISIS
DE LOS RESULTADOS.
4.1 RESULTADOS

4.1.1. Resultados para las Estrategias de Afrontamiento

Como primer paso se convierten los puntajes brutos obtenidos


por cada sujeto de cada uno de los cuatro grupos de trastornos por
ansiedad : Fobia Social (FS), Trastorno de Pánico (TP), Trastorno de
Ansiedad Generalizada(TAG) y Agorafobia (AG). Estos puntajes brutos
fueron convertidos en puntajes equivalentes establecidos para cada
categoría de afrontamiento en el manual del Inventario de Respuestas
de Afrontamiento. Estos datos son presentados a continuación en la
Tabla 1.

Tabla 1

Puntajes equivalentes obtenidos por los sujetos de cada grupo de


trastornos en las ocho categorías de afrontamiento

Fobia Social T. de Pánico T.A.G Agorafobia


Sujeto 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
AL 52 62 32 39 60 50 60 47 37 62 32 27 42 60 37
RP 51 56 42 47 65 49 62 45 58 65 40 38 49 58 40
BA 57 57 52 52 72 49 62 59 67 64 42 42 47 57 39
SP 38 55 45 45 62 31 57 38 55 55 36 38 48 60 43
EC 62 55 58 53 67 60 65 48 58 44 45 55 48 60 48
AR 70 56 47 61 61 63 66 52 59 52 68 44 44 66 42
GA 48 67 58 44 60 60 62 37 62 67 37 37 62 48 42
DE 75 72 69 85 63 72 60 82 82 85 82 39 72 75 51
Nota: AL = Análisis Lógico; RP = Reevaluación Positiva; BA =
Búsqueda de apoyo; SP = Solución de Problemas; EC = Evitación
Cognitiva; AR = Aceptación-Resignación; GA = Búsqueda de
Recompensas o Ganancias Alternativas; DE = Descarga Emocional
R. Moos y colaboradores establecen el siguiente criterio para
hacer más fácil la interpretación de los puntajes obtenidos en el IRA:

< 34 Considerablemente debajo del promedio

35-40 Muy debajo del promedio

41-45 Algo debajo del promedio

46-54 Dentro del promedio

55-59 Algo por encima del promedio

60-65 Muy por encima del promedio

> 66 Considerablemente por encima del promedio


A partir de los datos así obtenidos se calcularon los valores
promedios y desviaciones típicas de cada una de las categorías para
cada uno de los cuatro grupos. Estos datos se presentan en la Tabla 2.

Tabla 2

Medias y Desviación Estándar de las ocho categorías de Afrontamiento


según el Trastorno

F.S. T.P. T.A.G. AG.


AL media 46,25 54,25 39,50 46,33
ds 13,38 6,75 15,55 12,10
RP media 49,00 55,25 50,25 49,00
ds 5,94 9,74 13,33 9,00
BA media 54,50 60,50 53,75 47,67
ds 2,89 9,47 13,62 9,02
SP media 45,75 47,00 46,00 50,33
ds 6,99 14,85 10,42 8,74
EC media 57,00 60,00 50,50 52,00
ds 3,92 8,52 7,05 6,93
AR media 58,50 60,50 55,75 50,67
ds 9,61 6,03 10,21 13,32
GA media 54,25 54,75 50,75 50,67
ds 10,34 11,87 16,01 10,26
DE media 75,25 69,25 72,00 66,00
ds 6,95 9,91 22,05 13,08
Nota: AL = Análisis Lógico; RP = Reevaluación Positiva; BA =
Búsqueda de apoyo; SP = Solución de Problemas; EC = Evitación
Cognitiva; AR = Aceptación-Resignación; GA = Búsqueda de
Recompensas o Ganancias Alternativas; DE = Descarga Emocional

Siguiendo este criterio y analizando los datos expuestos en la


Tabla 2 se puede decir que en cuanto a las semejanzas halladas, todos
los grupos de trastornos obtuvieron puntajes que se encuentran dentro
del promedio para adultos sólo en la escala de Solución de Problema.
Así mismo, todos los grupos obtuvieron puntajes que se encuentran por
encima del promedio en la escala Descarga Emocional.

En todas las demás estrategias se encontraron algún tipo de


diferencias entre los grupos.

Para describir las diferencias encontradas, analizando por


separado cada uno de los grupos, a continuación daremos paso al
análisis de las medias de cada estrategia encontradas para cada uno de
los trastornos por ansiedad.
Dispersigrama 1

Medias de cada Estrategia de Afrontamiento para la Fobia Social


Dispersigrama 2

Medias de cada Estrategia de Afrontamiento para Trastorno de Pánico


Dispersigrama 3

Medias de cada Estrategia de Afrontamiento para el Trastorno de


Ansiedad Generalizada
Dispersigrama 4

Medias de cada Estrategia de Afrontamiento para la Agorafobia


Para lograr un más claro análisis de nuestros resultados a
continuación haremos la división correspondiente entre las estrategias
de acercamiento y las estrategias de evitación y qué medias obtuvieron
cada uno de los cuatro trastornos.

Gráfico 1

Medias de afrontamiento de acercamiento para cada uno de los


trastornos

70,00
60,50
60,00 54,25 55,25 54,50 53,75
46,25 46,33 49,00 50,25
49,00 47,67 47,00 50,33
50,00 45,75 46,00
39,50
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
media media media media
AL RP BA SP

F.S. T.P. T.A.G. AG.

Podemos observar que los sujetos con T.A.G. es el único grupo


que utiliza el Análisis Lógico muy por debajo del promedio, mientras
que los grupos de FS., TP. y AG. la utilizan dentro de la media.

La estrategia de Restructuración Positiva es utilizada algo por


encima del promedio por los sujetos con TP. Mientras que los sujetos
con FS., TAG. y AG. la utilizan dentro de la media.
La estrategia de Búsqueda de Apoyo es utilizada muy por
encima del promedio por los sujetos con TP. y algo por encima del
promedio por los sujetos con FS. Tanto los sujetos con TAG y con AG. la
utilizan dentro de la media.

En cuanto a la última estrategia de acercamiento, podemos decir


que la Solución de Problemas es utilizada por los cuatro grupos dentro
del promedio.

Por otro lado mostraremos cómo son las medias de los cuatro
grupos de trastornos en las estrategias de evitación o centradas en la
emoción.

Gráfico 2

Medias de afrontamiento de evitación para cada uno de los trastornos

80,00 75,25 72,00


69,25
70,00 66,00
60,50
57,0060,00 52,00 58,50 55,75 54,75
60,00 54,25 50,75
50,50 50,67 50,67
50,00
40,00
30,00
20,00

10,00
0,00
media media media media
EC AR GA DE

F.S. T.P. T.A.G. AG.


En el gráfico anterior se observa la estrategia de Evitación
Cognitiva que es utilizada muy por encima del promedio por el grupo
de TP y algo por encima del promedio por los sujetos con FS. El grupo
de sujetos que presenta TAG, así como el de AG la utilizan dentro del
promedio.

La estrategia de Aceptación Resignación es utilizada muy por


encima del promedio por sujetos con TP, y algo por encima del
promedio por los sujetos con FS y los sujetos con TAG. Por su lado el
grupo con AG. la utiliza dentro del promedio.

La Búsqueda de Recompensas o Ganancias Alternativas son


utilizadas algo por encima del promedio sólo por el grupo de TP,
mientras que los demás grupos la utilizan dentro del promedio.

La última estrategia de evitación es la Descarga Emocional y


esta es utilizada por los sujetos pertenecientes a los cuatro grupos de
manera considerablemente por encima del promedio.

Resumiendo: si tenemos en cuenta la media de cada grupo para


las estrategias de acercamiento cognitivo encontramos que sólo el
grupo de TAG utiliza el Análisis Lógico muy por debajo del promedio. Y
solamente el TP utiliza la estrategia de Restructuración Positiva algo
por encima del promedio.

Para el acercamiento conductual encontramos que la estrategia


de Búsqueda de Apoyo es utilizada muy por encima del promedio por
los sujetos con TP. y algo por encima del promedio por los sujetos con
FS. La Solución de Problemas es utilizada por los cuatro grupos dentro
del promedio.

Analizando las medias en estrategias de evitación cognitiva o


centradas en la emoción de manera cognitiva , encontramos que la
Evitación Cognitiva es utilizada muy por encima del promedio por el
grupo de TP y algo por encima del promedio por los sujetos con FS. La
estrategia de Aceptación Resignación es utilizada muy por encima del
promedio por sujetos con TP, y algo por encima del promedio por los
sujetos con FS y los sujetos con TAG.

En cuanto a las estrategias de evitación conductual observamos


que la Búsqueda de Recompensas o Ganancias Alternativas es
utilizada algo por encima del promedio sólo por el grupo de TP. La
estrategia de Descarga Emocional es utilizada considerablemente por
encima del promedio por todos los trastornos.

Sería un engaño si por lo dicho hasta aquí concluyéramos que en


relación a las estrategias de acercamiento: todos los grupos excepto el
TAG utilizan el Análisis Lógico dentro del promedio, todos los grupos
utilizan la Reestructuración Positiva dentro del promedio y más aún el
TP la utiliza por encima del promedio. Todos los grupos utilizan la
Búsqueda de Apoyo dentro del promedio y el TP y FS la usan por
encima del promedio, además que todos los grupos usan la Solución de
Problemas dentro del promedio. Y que en relación a las estrategias de
evitación: la mitad de los grupos utiliza la Evitación Cognitiva dentro
del promedio y sólo TP y FS la usan por encima del promedio, la
Aceptación-Resignación es usada dentro del promedio por el AG. Sólo el
TP utiliza la Busqueda de Recompensas o Ganancias Alternativas por
encima del promedio.

Por esto mismo y para no caer en error tomaremos en cuenta los


porcentajes para hacer una análisis más exacto.
Distribución de frecuencias de puntajes en las categorías de
acercamiento y evitación para el total de sujetos y para cada grupo de
trastornos

Los puntajes que se tomaron como significativos para la


interpretación de los datos fueron los puntajes iguales o inferiores a 40
puntos e iguales o superiores a 60. Es decir, aquellos que se
encuentran, según el criterio establecido por Moos y sus cols. (1992),
considerablemente por debajo y muy debajo del promedio; y
considerablemente por encima del promedio y muy encima del
promedio respectivamente.

Teniendo en cuenta que a mayor puntaje mayor confianza en


determinada estrategia de afrontamiento y viceversa; y que los
puntajes inferiores o iguales a 40 y superiores o iguales a 60 se hallan
significativamente por debajo y por encima del promedio de adultos
respectivamente, se configuraron las siguientes tablas y gráficos.
Distribución de frecuencias de puntajes en las categorías de
acercamiento para el total de sujetos y para cada grupo de trastornos

Tabla 3

Distribución de frecuencias de puntajes de Análisis Lógico para


el total de los sujetos y para cada uno de los trastornos

N Total F. S. T. P. TA G AG
Puntaje Rango de F fr% F fr% F Fr% F fr% F fr%
AL percentiles
< 34 <6 3 20 1 6,67 0 0 2 13,33 0 0
35-40 7-16 3 20 1 6,67 0 0 1 6,67 1 6,67
41-45 17-33 1 6,67 0 0 0 0 0 0 1 6,67
46-54 34-66 3 20 1 6,67 2 13,33 0 0 0 0
55-59 67-83 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
60-65 84-93 5 33,33 1 6,67 2 13,33 1 6,67 1 6,67
> 66 > 94 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Total Total 15 100 4 26,67 4 26,67 4 26,67 3 20

De este análisis de distribución de frecuencias se desprende que


en la categoría de Análisis Lógico, del total de los sujetos, seis (6)
obtuvieron puntajes iguales o menores a 40. De estos seis sujetos dos
(2) pertenecen al grupo de Fobia social (FS), ninguno (0) al grupo de
Trastorno de Pánico (TP), tres (3) al grupo de Trastorno de Ansiedad
Generalizada (TAG) y uno (1) al grupo de Agorafobia (AG).

En cuanto a los puntajes iguales o superiores a 60, del total de


sujetos cinco (5) puntuaron de esta manera. De estos cinco, uno (1)
pertenece al grupo FS, dos (2) al de TP, uno (1) al de TAG y uno (1) al
de AG.
Tabla 4

Distribución de frecuencias de puntajes de Reestructuración Positiva


para el total de los sujetos y para cada uno de los trastornos

N Total F. S. T. P. TA G AG
Puntaje Rango de F fr% F fr% F Fr% F Fr% F fr%
RP percentiles
< 34 <6 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
35-40 7-16 3 20 0 0 0 0 2 13,33 1 6,67
41-45 17-33 2 13,33 1 6,67 1 6,67 0 0 0 0
46-54 34-66 4 26,67 2 13,33 1 6,67 0 0 1 6,67
55-59 67-83 3 20 1 6,67 0 0 1 6,67 1 6,67
60-65 84-93 3 20 0 0 2 13,33 1 6,67 0 0
> 66 > 94 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Total Total 15 100 4 26,67 4 26,67 4 26,67 3 20

En la categoría de Reevaluación Positiva, sobre el total de los


sujetos, tres (3) sujetos obtuvieron puntajes iguales o menores a 40. De
estos tres sujetos, ninguno (0) pertenece al grupo FS, ninguno (0) al de
TP, dos (2) pertenecen al grupo de TAG y uno (1) al de AG.

Consiguieron una puntuación igual o mayor a 60 tres (3) sujetos,


ninguno (0) del grupo FS, dos (2) del TP, uno (1) del TAG y ninguno (0)
del AG.
Tabla 5

Distribución de frecuencias de puntajes de Búsqueda de Apoyo para el


total de los sujetos y para cada uno de los trastornos

N Total F. S. T. P. TA G AG
Puntaje Rango de F fr% F fr% F fr% F Fr% F fr%
BA percentiles
< 34 <6 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
35-40 7-16 1 6,67 0 0 0 0 0 0 1 6,67
41-45 17-33 2 13,33 0 0 0 0 2 13,33 0 0
46-54 34-66 4 26,67 2 13,33 1 6,67 0 0 1 6,67
55-59 67-83 4 26,67 2 13,33 1 6,67 0 0 1 6,67
60-65 84-93 2 13,33 0 0 1 6,67 1 6,67 0 0
> 66 > 94 2 13,33 0 0 1 6,67 1 6,67 0 0
Total Total 15 100 4 26,67 4 26,67 4 26,67 3 20

En la estrategia de Búsqueda de Apoyo sólo un (1) sujeto obtuvo


puntajes iguales o menores a 40 y se encuentra dentro del grupo de TP.

Cuatro (4) sujetos obtuvieron puntajes iguales o superiores a 60,


dos (2) del grupo TP y dos (2) del TAG.
Tabla 6

Distribución de frecuencias de puntajes de Solución de


Problemas para el total de los sujetos y para cada uno de los trastornos

N Total F. S. T. P. TA G AG
Puntaje Rango de F fr% F fr% F fr% F Fr% F fr%
SP percentiles
< 34 <6 1 6,67 0 0 1 6,67 0 0 0 0
35-40 7-16 4 26,67 1 6,67 1 6,67 2 13,33 0 0
41-45 17-33 3 20 2 13,33 0 0 0 0 1 6,67
46-54 34-66 1 6,67 0 0 0 0 0 0 1 6,67
55-59 67-83 4 26,67 1 6,67 1 6,67 2 13,33 0 0
60-65 84-93 2 13,33 0 0 1 6,67 0 0 1 6,67
> 66 > 94 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Total Total 15 100 4 26,67 4 26,67 4 26,67 3 20

En la última categoría de acercamiento llamada Solución de


Problemas, cinco (5) sujetos puntuaron igual o menor a 40, uno (1) del
FS, dos (2) del TP, dos (2) del TAG y ninguno (0) del AG.

Puntuaron igual o más de 60 dos (2) sujetos, uno (1) del grupo
TP y uno (1) del AG.
Distribución de frecuencias de puntajes en las categorías de evitación
para el total de sujetos y para cada grupo de trastornos

Tabla 7

Distribución de frecuencias de puntajes de Evitación Cognitiva para el


total de los sujetos y para cada uno de los trastornos

N Total F. S. T. P. TA G AG
Puntaje Rango de F fr% F Fr% F fr% F fr% F fr%
EC percentiles
< 34 <6 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
35-40 7-16 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
41-45 17-33 2 13,33 0 0 0 0 2 13,33 0 0
46-54 34-66 4 26,67 1 6,67 1 6,67 0 0 2 13,33
55-59 67-83 4 26,67 2 13,33 0 0 2 13,33 0 0
60-65 84-93 4 26,67 1 6,67 2 13,33 0 0 1 6,67
> 66 > 94 1 6,67 0 0 1 6,67 0 0 0 0
Total Total 15 100 4 26,67 4 26,67 4 26,67 3 20

De la estrategia de Evitación Cognitiva ningún (0) sujeto puntuó


igual o menos de 40.

Por encima de 60 puntuaron cinco (5) sujetos, uno (1) del grupo
de FS, tres (3) del TP, ninguno (0) del TAG y uno (1) del AG.
Tabla 8

Distribución de frecuencias de puntajes de Aceptación-Resignación


para el total de los sujetos y para cada uno de los trastornos

N Total F. S. T. P. TA G AG
Puntaje Rango de F fr% F Fr% F fr% F fr% F fr%
AR percentiles
< 34 <6 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
35-40 7-16 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
41-45 17-33 3 20 0 0 0 0 1 6,67 2 13,33
46-54 34-66 3 20 1 6,67 1 6,67 1 6,67 0 0
55-59 67-83 2 13,33 1 6,67 0 0 1 6,67 0 0
60-65 84-93 3 20 1 6,67 2 13,33 0 0 0 0
> 66 > 94 4 26,67 1 6,67 1 6,67 1 6,67 1 6,67
Total Total 15 100 4 26,67 4 26,67 4 26,67 3 20

En la estrategia de Aceptación-Resignación ningún (0)sujeto


puntuó igual o menos de 40.

Obtuvieron una puntuación igual o superior a 60 siete (7)


sujetos, dos (2) del grupo FS, tres (3) del TP, uno (1) del TAG y uno (1)
del AG.
Tabla 9

Distribución de frecuencias de puntajes de Busqueda de Recompensas


o Ganancias Alternativas para el total de los sujetos y para cada uno
de los trastornos

N Total F. S. T. P. TA G AG
Puntaje Rango de F fr% F fr% F fr% F fr% F fr%
GA percentiles
< 34 <6 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
35-40 7-16 3 20 0 0 1 6,67 2 13,33 0 0
41-45 17-33 2 13,33 1 6,67 0 0 0 0 1 6,67
46-54 34-66 2 13,33 1 6,67 0 0 0 0 1 6,67
55-59 67-83 1 6,67 1 6,67 0 0 0 0 0 0
60-65 84-93 5 33,33 0 0 3 20 1 6,67 1 6,67
> 66 > 94 2 13,33 1 6,67 0 0 1 6,67 0 0
Total Total 15 100 4 26,67 4 26,67 4 26,67 3 20

En la estrategia de Busqueda de Recompensas o Ganancias


Alternativas tres (3) sujetos puntuaron igual o menos de 40, uno (1) de
ellos pertenece al grupo de TP y los otros dos (2) al grupo de TAG.

Con una puntuación igual o mayor a 60 se observan siete (7)


sujetos, uno (1) de FS, tres (3) con TP, dos (2) del grupo de TAG y uno
(1) del de AG.
Tabla 10

Distribución de frecuencias de puntajes de Descarga Emocional para el


total de los sujetos y para cada uno de los trastornos

N Total F. S. T. P. TA G AG
Puntaje Rango de F fr% F fr% F fr% F fr% F Fr%
DE percentiles
< 34 <6 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
35-40 7-16 1 6,67 0 0 0 0 1 6,67 0 0
41-45 17-33 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
46-54 34-66 1 6,67 0 0 0 0 0 0 1 6,67
55-59 67-83 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
60-65 84-93 2 13,33 0 0 2 13,33 0 0 0 0
> 66 > 94 11 73,33 4 26,67 2 13,33 3 20 2 13,33
Total Total 15 100 4 26,67 4 26,67 4 26,67 3 20

En la última estrategia de evitación que es la Descarga


Emocional encontramos que sólo un (1)sujeto puntuó igual o menos de
40 y pertenece al grupo de TAG.

Por otro lado con puntajes iguales o mayores a 60 encontramos


trece (13) sujetos, cuatro (4) de FS, cuatro (4) de TP, tres (3) de TAG y
dos (2) de AG.
Integrando estos análisis parciales podemos llegar a los
siguientes datos representados en los gráficos de esta manera:

PARA EL TOTAL DE LOS SUJETOS:


Gráfico 3
Porcentajes de puntuaciones en estrategias de acercamiento
para el total de los sujetos

15%

13%

52%
10%
10%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

Si seguimos tomando en cuenta el criterio de que si puntúa igual


o menor a 40 el sujeto no confía tanto en ese tipo de estrategia
obtenemos los siguientes resultados:
Del total de los sujetos el 25% no confía tanto en estrategias de
acercamiento, de este 25%, el 15% no confía en estrategias de
acercamiento cognitiva y el 10% en las de acercamiento conductual.
Por otra parte podemos decir que el 23% de los sujetos sí confía
en estrategias de acercamiento, de este 23% el 13% confía en
estrategias de acercamiento cognitiva y el 10% en estrategias de
afrontamiento conductual.
Gráfico 4
Porcentajes de puntuaciones en estrategias de evitación para el
total de los sujetos

0% 20%
40%
7%

33%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

Si por su lado analizamos las estrategias de evitación


encontramos que sólo el 7% del total de sujetos no confía en este tipo de
estrategias, y este 7% se trata de estrategias conductuales.
En cambio el 53% de los sujetos, es decir más de la mitad de los
sujetos confían en estrategias de evitación, este 53% se reparte de la
siguiente manera: el 33% de los sujetos confía en estrategias de
evitación conductual y el 20% lo hace en estrategias cognitivas.

Habiendo realizado la descripción de datos para el total de los


sujetos pasaremos a analizar cada uno de los porcentajes dentro de
cada trastorno.
PARA LA FOBIA SOCIAL:
Gráfico 5
Porcentajes de puntuaciones en estrategias de acercamiento
para el grupo de Fobia Social

13%
6%
6%

0%

75%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

Para el grupo de sujetos con Fobia Social encontramos que el


19% confía en menor medida en estrategias de acercamiento. De este
porcentaje el 13% no confía en estrategias de acercamiento cognitivas y
el 6% en acercamiento conductual.
Sólo el 6% de los sujetos confía en estrategias de acercamiento y
esta confianza está puesta solamente en estrategias cognitivas de
acercamiento, no existiendo la confianza en estrategias de
acercamiento conductual.
Gráfico 6
Porcentajes de puntuaciones en estrategias de evitación para el
grupo
de Fobia Social

0% 19%
0%

50%
31%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

Ninguno de los sujetos tiene baja confianza en estrategias de


evitación, por lo tanto esta categoría obtuvo un porcentaje de 0%.
Como contraparte encontramos que el 50% de los sujetos con
Fobia Social tienen demasiada confianza en este tipo de estrategias, y
de este porcentaje el 31% confía en las evitación conductual y el 19% lo
hace en la evitación cognitiva.
PARA EL TRASTORNO DE PÁNICO:
Gráfico 7
Porcentajes de puntuaciones en estrategias de acercamiento
para el grupo Trastorno de Pánico

31% 30%

13% 13%
13%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

Para el grupo de Trastorno de Pánico obtuvimos los siguientes


resultados en estrategias de acercamiento:

El 43% de los sujetos confía poco en estrategias de acercamiento,


el 30% no lo hace para las estrategias cognitivas y el 13% para las
conductuales.

En cuanto a la confianza en estrategias de acercamiento


encontramos que un 26% de los sujetos confía en ellas, el 13% confía en
estrategias cognitivas y el otro 13% en estrategias conductuales de
acercamiento.
Gráfico 8

Porcentajes de puntuaciones en estrategias de evitación para el


grupo de Trastorno de Pánico

0% 6%
19%
44%

31%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

Como el gráfico lo representa encontramos que un 19% de los


sujetos no confía en estrategias de evitación y estos sujetos no confían
en la evitación conductual.

En cambio el 37% de los sujetos sí confía en estrategias de


evitación, el 31% lo hace en evitación conductual y el 6% de los sujetos
confía en la evitación cognitiva.
PARA EL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA:

Gráfico 9

Porcentajes de puntuaciones en estrategias de acercamiento


para el grupo de Trastorno de Ansiedad Generalizada

31% 30%

13% 13%
13%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

Para la Ansiedad Generalizada observamos que el 43% de los


sujetos no confía en estrategias de acercamiento, de este porcentaje el
30% no confía en el acercamiento cognitivo y el 13% en el acercamiento
conductual.

En cambio el 26% de estos sujeto sí confía en estrategias de


acercamiento, lo hace en igual medida en estrategias conductuales que
en estrategias cognitivas de acercamiento.
Gráfico 10

Porcentajes de puntuaciones en estrategias de evitación para el


grupo de Trastorno de Ansiedad Generalizada

0% 6%
19%
44%

31%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

En lo que se refiere a estrategias de evitación encontramos que


el 19% de los sujetos confía poco en estrategias de evitación y el total de
este porcentaje es de estrategias conductuales de evitación.

Sí tienen confianza en estrategias de evitación el 37% de los


sujetos, y de estos el 31% confía en estrategias de evitación conductual,
mientras el 6% confía en estrategias de evitación cognitiva.
PARA EL TRASTORNO DE AGORAFOBIA:

Gráfico 11

Porcentajes de puntuaciones en estrategias de acercamiento


para el grupo de Agorafobia

17%
8%

59% 8%
8%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

En el grupo con Agorafobia observamos que el 25% de los sujetos


confía poco en estrategias de acercamiento, de estos el 17% confía
menos en estrategias de acercamiento cognitivo y el 8% no lo hace en el
acercemiento conductual.
Del otro lado encontramos que el 16% de los sujetos confía en
estrategias de acercamiento, de este 16% la mitad confía en el
acercamiento cognitivo y la otra mitad en el acercamiento conductual.
Gráfico 12
Porcentajes de puntuaciones en estrategias de evitación para el
grupo de Agorafobia

0% 17%
0%

58% 25%

Estrategia cognitiva < 40 Estrategia cognitiva > 60


Estrategia conductual < 40 Estrategia conductual > 60
Estrategia general entre 41 y 59

En lo referente a la confianza en estrategias de evitación


encontramos que no existen sujetos que no confíen en estas, lo que
corresponde a un 0%.
Mientras que el 42% de los sujetos con Agorafobia confía
bastante en estrategias de evitación, sobre todo en la evitación
conductual con un 25% y el 17% restante confía en la evitación
cognitiva.
Resumiendo lo expuesto hasta ahora sobre las estrategias de
afrontamiento y tomando sólo aquellos datos que nos brinden algún
tipo de información significativa, podemos decir que:

• De todos los sujetos más de la mitad (55%) confía en


estrategias de evitación o centradas en la emoción, de estos el
33% confía en la evitación conductual y el 20% en evitación
cognitiva. Sólo el 23% confía en estrategias de acercamiento,
sobre todo en acercamiento cognitivo (13%) y algo menos en el
acercamiento conductual (10%)

• La mitad (50%) de los sujetos con Fobia Social confía en


estrategias de evitación, el 31% confía en evitación conductual y
el 19% en evitación cognitiva. Sólo el 6% de los sujetos confía en
estrategias de acercamiento y solamente en estrategias
cognitivas de acercamiento, no existiendo la confianza en
estrategias de acercamiento conductual.
• Para el grupo de Trastorno de Pánico el 37% de los sujetos
confía en estrategias de evitación, el 31% lo hace en evitación
conductual y el 6% de los sujetos confía en la evitación cognitiva.
El 26% de los sujetos confía en el acercamiento, el 13% confía en
estrategias cognitivas y el otro 13% en estrategias conductuales
de acercamiento.
• En el Trastorno de Ansiedad Generalizada el 37% de los
sujetos confía en la evitación, y de estos el 31% confía en
estrategias de evitación conductual, mientras el 6% confía en
estrategias de evitación cognitiva. Sólo el 26% de los sujetos
confía en estrategias de acercamiento y lo hace en igual medida
en estrategias conductuales que en estrategias cognitivas de
acercamiento.
• El 42% de los sujetos con Agorafobia confía bastante en
estrategias de evitación, sobre todo en la evitación conductual
con un 25% y el 17% restante confía en la evitación cognitiva. En
comparación con este porcentaje sólo el 16% de los sujetos confía
en estrategias de acercamiento, de este 16% la mitad confía en el
acercamiento cognitivo y la otra mitad en el acercamiento
conductual.

De esta manera podemos concluir que, dentro de la muestra


estudiada, la mayoría de los sujetos con trastorno por ansiedad confían
más en estrategias de evitación que en estrategias de acercamiento.
Las estrategias de evitación en las que confían son en su mayoría de
tipo conductual y las estrategias de acercamiento son en su mayoría de
tipo cognitivo. Estas preferencias se repiten en cada uno de los cuatro
trastornos por ansiedad muestreados.
Los sujetos con Fobia Social son los que más confían en las
estrategias de evitación, ya que la mitad de los sujetos prefieren la
evitación y esta es preferentemente de tipo conductual y en menor
medida de tipo cognitivo, aunque estas diferencias no son tan
profundas. Existe una gran diferencia entre la preferencia de la
evitación y el acercamiento, ya que un muy pequeño porcentaje de
sujetos confían en estrategias de acercamiento y es solamente
cognitivo.
Los sujetos que le siguen son los de Agorafobia, un poco menos
de la mitad de estos sujetos confían en las estrategias de evitación y
esta es preferentemente conductual pero no es tan grande la diferencia
entre estas y las cognitivas. Aquí se repite el mismo patrón que en
todos los grupos, pero se reducen en algo las diferencias, con respecto a
la Fobia Social, entre la confianza en estrategias de evitación y de
acercamiento con respecto al grupo anterior.
Por último encontramos que tanto el grupo con Trastorno de
Pánico como el grupo con Trastorno de Ansiedad Generalizada confían
exactamente en la misma proporción en los mismos tipos de
estrategias. En estos dos grupos encontramos que si bien los sujetos
confían más en estrategias de evitación que en estrategias de
acercamiento, estas diferencias no son tan marcadas como en los otros
grupos. Observamos que las estrategias de evitación utilizadas son casi
en su totalidad de tipo conductual, confiando sólo en una pequeña
proporción en la evitación cognitiva. En cuanto al acercamiento es en la
misma proporción cognitivo y conductual.

A continuación llevaremos a cabo el análisis de los índices


indicadores de la presencia de Esquemas Desadaptativos Tempranos
(EDT)
4.1.2. Resultados para los Esquemas Desadaptativos Tempranos

Tabla 11

EDT presentes en cada uno de los sujetos que pertenecen a cada


uno de los cuatro trastornos

N D S/C V M D.E A/P De AS/A D/D I.S I/F C/C C/V E.I L.I.
1 0 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 1
FS 2 1 1 1 1 0 1 0 1 1 0 1 0 1 1 0
3 1 0 1 0 0 1 0 0 0 1 0 0 1 1 0
4 1 0 1 1 0 1 1 1 1 0 0 0 1 0 1
5 0 1 1 0 1 0 0 0 1 0 0 1 0 1 0
TP 6 1 0 1 1 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 1
7 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0
8 0 1 0 1 1 0 0 0 1 0 0 0 1 1 1
9 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 0 1 0
TAG 10 0 1 0 0 0 0 0 1 1 1 0 0 1 1 0
11 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1 1 0 0
12 1 0 0 0 0 0 1 1 1 1 0 1 0 1 0
13 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0
AG 14 0 0 0 1 0 0 1 1 1 0 0 0 1 1 1
15 1 0 1 1 0 1 0 0 1 1 0 0 0 1 0
Total 9 8 9 7 2 7 5 5 8 4 1 4 7 12 5

Nota: D = Dependencia, S/C = Sometimiento/Carencia de individualismo, V =


Vulnerabilidad frente al daño, M = Miedo a perder auto-control, DE =
Deprivación Emocional, A/P = Abandono/ Pérdida, De = Desconfianza, AS/A =
Aislamiento Social/ Alienación, D/D = Defectos / Despreciabilidad, IS =
Indeseabilidad Social, I/F = Incompetencia / Fracaso, C/C = Culpa / Castigo,
C/V = Culpa / Vergüenza, E/I = Estándares Inflexibles, L/I = Límites
Insuficientes.

En la tabla 11 se encuentran marcados con el número uno


aquellos EDT que consideramos presentes en un sujeto según el
criterio antes explicitado de haber respondido afirmativamente a un
60% o más de los items correspondientes a cada EDT en cuestión.
Así es como se puede observar que cada uno de los sujetos de la
muestra total presentan por lo menos indicadores de tres (3) Esquemas
Desadaptativos Tempranos, el EDT más frecuente para el total de los
sujetos de la muestra es el de Estándares Inflexibles que está presente
en doce (12) sujetos, en nueve (9) sujetos aparece Dependencia y
Vulnerabilidad frente al daño, en ocho (8) Sometimiento / Carencia de
individualismo y Defectos / Despreciabilidad, en siete (7) se observan la
presencia de indicadores de Miedo a perder autocontrol, Abandono /
Pérdida y Culpa / Vergüeza, en cinco (5) Desconfianza, Aislamiento
social / Alienación y Límites insuficientes, en cuatro (4) Indeseabilidad
Social y Culpa / Castigo, en dos (2) casos existen indicadores de
Deprivación Emocional y en uno (1) de Incompetencia / Fracaso.

A continuación presentaremos estos datos en forma gráfica.


Gráfico nº 13

Porcentajes de EDT presentes en la totalidad de los sujetos

L.I. 33 80
E.I.
C/V 47

C/C 27

I/F 7

I.S. 27

D/D 53

AS/A 33

De. 33

A/P 47

D.E. 13

M 47

V 60

S/C 53

D 60

0 10 20 30 40 50 60 70 80

Estándares Inflexibles aparece en un 80%, en el 60%


Dependencia y Vulnerabilidad frente al daño, en el 53% de los sujetos,
Sometimiento / Carencia de individualismo y Defectos /
Despreciabilidad, en el 47% de los casos Miedo a perder autocontrol,
Abandono / Pérdida y Culpa / Vergüeza, en el 33% Desconfianza,
Aislamiento social / Alienación y Límites insuficientes, en el 27%
Indeseabilidad Social y Culpa / Castigo, en el 13% Deprivación
Emocional y en el 7% indicadores de Incompetencia / Fracaso.
Gráfico nº 14

Porcentajes de EDT presentes en la Fobia Social

L.I. 50
75
E.I.
C/V 75
C/C 0

I/F 25

I.S. 25

D/D 50

AS/A 50

De. 50

A/P 75

D.E. 0
50 100
M
V
S/C 50

D 75

0 20 40 60 80 100

De esta manera observamos cómo en el grupo de Fobia Social


aparecen indicadores de presencia de 29 EDT, siendo el más frecuente
el de Vulnerabilidad frente al daño que aparece en el 100% de los
sujetos, luego los de Dependencia, Abandono / Pérdida, Culpa /
Vergüenza y Estándares Inflexibles que se presentan en el 75% de los
sujetos, a estos le siguen los de Sometimiento / Carencia de
individualismo, Miedo a perder autocontrol, Desconfianza, Aislamiento
Social / Alienación, Defectos / Despreciabilidad y Límites Insuficientes
en el 50% de los casos, los menos frecuentes son los de Indeseabilidad
Social e Incompetencia / Fracaso en un 25% y no aparecen EDT de
Deprivación Emocional y Culpa / Castigo.

Así podemos apreciar que el grupo de Fobia Social es el que por


lejos presenta mayor proporción de EDT en sus sujetos.
Gráfico nº 15

Porcentajes de EDT presentes en el Ataque de Pánico

L.I. 50

E.I. 75

C/V 25
C/C 25
I/F 0

I.S. 0
D/D 50

AS/A 0
De. 25
A/P 25
D.E. 50

M 75
V 75

S/C 75

D 50

0 10 20 30 40 50 60 70 80

Para el grupo de Ataque de Pánico los datos son los siguientes:

Los EDT que se dan en el 75% de los casos son Sometimiento /


Carencia de individualismo, Vulnerabilidad frente al daño, Miedo a
perder auto-control y Estándares Inflexibles, a estos le siguen
Dependencia, Deprivación Emocional, Defectos / Despreciabilidad y
Límites Insuficientes en un 50%, sólo el 25% presenta indicadores de
Abandono / Pérdida, Desconfianza, Culpa / Castigo y Culpa /
Vergüenza, ningún sujeto presenta Aislamiento Social / Alienación,
Indeseabilidad Social e Incompetencia / Fracaso.

Luego de la Fobia Social este grupo de Trastorno de Pánico le


sigue en proporción de EDT presentes.
Gráfico nº 16

Porcentajes de EDT presentes en el Trastorno de Ansiedad


Generalizada

L.I. 0
E.I. 75

C/V 50

C/C 75

I/F 0

I.S. 50

D/D 50

AS/A 50
De. 25

A/P 50
D.E. 0

M 0

V 0

S/C 50
75
D

0 10 20 30 40 50 60 70 80

Para el Trastorno de Ansiedad Generalizada encontramos que


un 75% de los sujetos presentan Dependencia, Culpa / Castigo y
Estándares Inflexibles, el 50% presenta Sometimiento / Carencia de
Individualismo, Abandono / Pérdida, Aislamiento Social/ Alienación,
Defectos / Despreciabilidad, Indeseabilidad Social y Culpa /
Vergüenza, sólo en el 25% de los casos aparece Desconfianza y en
ningún caso Vulnerabilidad frente al daño, miedo a perder autocontrol,
Deprivación Emocional, Incompetencia / Fracaso y Límites
Insuficientes.

Este Trastorno está en tercer lugar en cuanto a la proporción de


los indicadores de EDT presentes en los sujetos.
Gráfico nº 17

Porcentajes de EDT presentes en la Agorafobia

L.I. 33
100
E.I.

C/V 33

C/C 0

I/F 0

I.S. 33

D/D 66

AS/A 33

De. 33

A/P 33

D.E. 0

M 66

V 66

S/C 33

D 33

0 20 40 60 80 100

Por último para la Agorafobia observamos que el esquema de


Estándares Inflexibles se presenta en el 100% de los casos, en el 66% se
da Vulnerabilidad frente al daño, Miedo a perder autocontrol y
Defectos / Despreciabilidad, por su parte la Dependencia, Sometimiento
/ Carencia de individualismo, Abandono / Pérdida, Desconfianza,
Aislamiento Social / Alienación, Indeseabilidad Social, Culpa /
Vergüenza y Límites Insuficientes se dan en el 33% de los casos y en
ningún caso aparece la Deprivación Emocional, Incompetencia /
Fracaso y Culpa / Castigo.

Por medio de estos datos podemos observar que la Agorafobia es


el Trastorno por Ansiedad que presenta menos proporción de EDT.
De la presentación realizada sobre EDT podemos resumir lo
siguiente:

• Todos los sujetos de la muestra total presentan indicadores de por lo


menos tres EDT. De esta muestra los más frecuentes son Estándares
Inflexibles (80%), Dependencia y Vulnerabilidad frente al daño (60%).
El más común de estos EDT pertenece a la dimensión de auto-
expresión limitada, y los dos que le siguen, a la de Autonomía dañada

• El grupo de Fobia Social es el que más proporción de EDT presenta,


así es como Vulnerabilidad frente al daño aparece en todos los sujetos
del grupo, Dependencia, Abandono / Pérdida, Culpa / Vergüenza y
Estándares Inflexibles (75%). En este primer grupo la dimensión más
frecuente es Autonomía Dañada y le siguen en menor medida la Auto-
expresión limitada, Indeseabilidad y Desconexión, esta última es
particular de este trastorno.

• En el grupo de Trastorno de Pánico encontramos Sometimiento /


Carencia de individualismo, Vulnerabilidad frente al daño, Miedo a
perder auto-control y Estándares Inflexibles (75%). Aparecen en la
misma medida EDT de la dimensión de Autonomía Dañada y de Auto-
expresión limitada.

• Para el Trastorno de Ansiedad Generalizada la proporción de EDT


es sólo un poco menor que en el grupo de TP, encontramos que un 75%
de los sujetos presentan Dependencia, Culpa / Castigo y Estándares
Inflexibles. Aquí aparece la Autonomía Dañada, Auto-expresión
limitada e Indeseabilidad en la misma medida.

• El grupo de Agorafobia es el que menos proporción de EDT presenta


y los que aparecen en mayor medida son Estándares Inflexibles
presenten en la totalidad de los sujetos y en el 66% se da
Vulnerabilidad frente al daño, Miedo a perder autocontrol y Defectos /
Despreciabilidad. Aquí es un poco mayor la proporción de la dimensión
de Auto-expresión limitada que la de Autonomía dañada y vuelve a
aparecer la Indeseabilidad.

En general podemos decir que los cuatro grupos comparten en


proporciones parecidas las mismas dimensiones de los EDT, estas son
Auto-expresión limitada, Autonomía dañada e Indeseabilidad.

Si tuviéramos que marcar pequeñas diferencias diríamos que la


Fobia Social presenta con bastante frecuencia la dimensión de
Desconexión, característica no tan frecuente en los demás trastornos, y
que el Trastorno de Pánico no presenta con la misma frecuencia que los
demás la dimensión de Indeseabilidad.

4.1.3. Relación tentativa entre las variables de estudio

Debido a las características cualitativas particulares de nuestro


instrumento de medición de los EDT, resulta imposible llevar a cabo
algún tipo de correlación estadística entre los EDT y los estilos de
Afrontamiento presentes en cada grupo de trastornos. Aún así teniendo
en cuenta las limitaciones existentes intentaremos destacar ciertas
relaciones tentativas entre estos.

Bajo el llamado de atención anterior podríamos pensar que el


grupo de Fobia Social es el que más EDT presenta, así como también es
el que más confía en estrategias de evitación o centradas en la emoción
y el que menos estrategias de acercamiento o centradas en el problema
tiende a usar.
No existen diferencias tan marcadas en los porcentajes de EDT
presentes, así como tampoco existen diferencias entre la confianza que
tienen los sujetos con Trastorno de Pánico y Trastorno de Ansiedad
Generalizada en determinadas estrategias de afrontamiento.
Observamos que estos dos grupos presentan varias similitudes a nivel
de variables cognitivas.

Este patrón general de relación no se cumple para el grupo de


Agorafobia que, si bien es el que menos proporción de EDT presenta, sí
confían ampliamente en estrategias de evitación y relativamente poco
en las de acercamiento.

Teniendo en cuenta que si bien no es el objetivo del presente


trabajo de ningún modo establecer una relación causal entre estas
variables, es posible hacer, por medio de conjeturaciones, un
acercamiento analítico que deberá seguir siendo explorado por
sucesivos trabajos de investigación. Si aplicamos la idea de que los
EDT aparecen evolutivamente más temprano que las Estrategias de
Afrontamiento - es decir, durante el desarrollo de un sujeto primero se
configuran los modos permanentes y arraigados de interpretar y
procesar la realidad de modo automático y luego a un nivel más
elaborativo surgen las Estrategias de Afrontamiento- en nuestro
trabajo encontraríamos que: debido a la constitución temprana de
ciertos EDT , los sujetos desarrollarían algún tipo de Estrategias de
Afrontamiento particular.

Más detalladamente en la presente investigación encontramos


que la dimensión de Autonomía dañada y Auto-expresión limitada
podrían predisponer a los sujetos a una tendencia a preferir estrategias
de evitación, centradas en la emoción y preferentemente evitación
conductual. Así como también tal vez estas dimensiones de EDT los
podrían estar limitando en la posibilidad de utilizar estrategias de
acercamiento, centradas en el problema y particularmente al
acercamiento conductual.

Probablemente estas variables cognitivas son las que generan y


continúan manteniendo la aparición de los diversos Trastornos por
Ansiedad.
CONCLUSIONES
CONCLUSIONES

Para comenzar las conclusiones de esta tesis debemos dejar muy


claro que si las personas tenemos emociones es porque son útiles y
adaptativas. Es más, el papel adaptativo de las emociones no se
restringe a simples reacciones para sobrevivir, sino que las emociones
constituyen un complejo proceso responsable de mantener la capacidad
de resistencia biológica y psicológica y con hondas repercusiones en la
salud y en el bienestar. La ansiedad es un hecho habitual en nuestras
vidas. No puede evitarse, ya que cualquier cambio al que debamos
adaptarnos representa ansiedad.

Sin embargo, hay ocasiones en que las emociones juegan un


papel desadaptativo y contribuyen a menoscabar la salud y el ajuste de
las personas. ¿Hasta qué punto la ansiedad y el estrés proporcionan la
activación necesaria para hacer frente a las exigencias del medio y
hasta qué punto desorganizan y hacen sufrir a quien los experimentan?
La complejidad de la respuesta a esta cuestión obliga a tratarla de
manera concreta y pausada; por ello con nuestro trabajo sólo
intentamos hacer un humilde nuevo aporte a un tema de siempre.

Si bien la ansiedad es un fenómeno complejo de interacción entre


diversos elementos, en esta investigación se puso el énfasis en el
elemento cognitivo que resultó ser de profunda importancia.

Para dar paso a nuestras conclusiones primero recapitularemos


los resultados obtenidos anteriormente y haremos algunas conjeturas
que les darán posibles explicaciones.

Como dato general encontramos que no son tan marcadas las


diferencias en cuanto al tipo de EDT presentes para cada uno de los
Trastornos por ansiedad, así como tampoco lo son en el tipo de
Estrategias de Afrontamiento utilizadas. Más bien las diferencias se
dan en la magnitud de la presencia y utilización de estas dos variables .

• Se pudo observar que todos los sujetos con trastornos de


ansiedad presentan por lo menos indicadores de tres EDT, los
más comunes son Estándares Inflexibles, Dependencia y
Vulnerabilidad frente al daño, que corresponden a las
dimensiones de Auto-expresión limitada y de Autonomía dañada.
Estos hallazgos se repiten para cada uno de los grupos con
sutiles diferencias.

• Así es como los sujetos con Fobia Social son el grupo que más
porcentajes de EDT presenta y además de las dos dimensiones
mencionadas aparecen la Indeseabilidad y la Desconexión.

• El grupo de Trastorno de Pánico presenta una proporción


menor de EDT pero siguen siendo de una magnitud llamativa,
aquí también se repiten las dos dimensiones en consideración.

• Los sujetos con Trastorno de Ansiedad Generalizada


presentan un porcentaje menor de EDT y además de la
Autonomía dañada y la Auto-expresión limitada vuelve a
aparecer la dimensión de Indeseabilidad.

• Por último el grupo con menos EDT es el de Agorafobia y los


esquemas presentes se concentran en las tres dimensiones
anteriormente nombradas.

Estos datos le dan más fuerza a la hipotesis planteada por Beck


sobre que el problema de la ansiedad no son los estados afectivos
mismos sino los esquemas cognitivos que interpretan la realidad como
peligrosa y al yo como vulnerable. Tal como lo formula en su modelo,
nuestros hallazgos avalan la idea de que los sujetos ansiosos poseen
esquemas cognitivos inadaptados de un modo latente que
probablemente constituyan una vulnerabilidad cognitiva para el
desarrollo de sus patologías.

Podríamos decir que los sujetos con trastornos por ansiedad


interpretan de forma amenazante la realidad en relación a tres
grandes temáticas: la competencia con la que puedan desempeñarse en
el medio y las críticas de los otros ante sus responsabilidades, esto se
ve reflejado en el esquema de Estándares Inflexibles de la dimensión
de Auto-expresión limitada; además, también se ven amenazados en
cuanto al control que puedan ejercer sobre el medio, debido a elevada
presencia de los EDT de Vulnerabilidad frente al daño y Dependencia
podemos conjeturar que estos sujetos no sienten que poseen las
capacidades adecuadas para controlar por ellos mismos acertadamente
su entorno; y por último, si bien la dimensión de Indeseabilidad no se
presenta tan ampliamente como las anteriores también merece ser
destacada ya que es una de las más frecuentes en todos los trastornos
estudiados excepto en el de Trastorno de Pánico, aquí creemos que los
sujetos ven amenazada la posibilidad de ser aceptados por los demás.

Si resaltamos las diferencias obtenidas, que para el caso de los


EDT no fueron tan profundas, encontramos que en el Pánico no
aparece con la misma frecuencia la dimensión de Indeseabilidad, la
ausencia de esta dimensión puede verse reflejada en este tipo de
patología no se esta poniendo tanto en juego las relaciones
interpersonales como en los otros tres trastornos. Como contrapartida
de esto no es de extrañar que los sujetos con Fobia social presenten
esquemas referentes a la dimensión de Desconexión que, como se
demuestra en los síntomas particulares de la patología, se ven
seriamente interferida sus necesidades de relación.
Para la variable de Estrategias de Afrontamiento encontramos
los siguientes datos:

• La mayoría de los sujetos con trastorno por ansiedad confían


más en estrategias de evitación que en estrategias de
acercamiento.

Es decir que, a la hora de elegir con qué tipo de estrategias


enfrentar una situación estresante, estas personas tenderían a utilizar
en mayor medida estrategias de evitación y en menor medida
estrategias que implican un acercamiento o confrontación más directa
con el problema. Parece ser que en este grupo de sujetos existe una
inclinación o “preferencia” por estrategias más basadas en la emoción
(y por lo tanto pasivas) antes que por aquellas que se basan en el
problema (o activas).Esto se ve manifestado también en los síntomas
propios de este tipo de patologías, donde uno de los criterios más
certeros es el hecho de que evitan enfrentarse con esas situaciones.

• Las estrategias de evitación en las que confían son en su


mayoría de tipo conductual.

Si bien también utilizan en gran porcentaje la evitación


cognitiva pensamos que la conductual es la que les reporta mayores
beneficios ya que por medio de esta se mantiene mucho más bajo
control el peligro percibido, también suponemos que es un intento
paradógico tratar de "evitar" pensar en algo, ya que esta misma
intención genera por sí misma la idea que se trata de evitar.

• Opuestamente a esto las estrategias de acercamiento son en


su mayoría de tipo cognitivo y en menor medida conductual.

Esto lo podemos relacionar con el sustento teórico mantenido por


la técnica de Desensibilización Sistemática donde primero se debe
ensayar en la imaginación lo que terminará enfrentando en vivo, bajo
este supuesto consideramos que es más sencillo y que produce menos
ansiedad para un sujeto hacer sus ensayos de afrontamiento a nivel
cognitivo y planear mentalmente los pasos a seguir, que realmente
enfrentarse con la situación que le generará ansiedad. Es posible que a
nivel de pensamiento se pueda resguardar de las probables dificultades
de un evento que en la realidad lo sobrepasaría.

Si analizamos los grupos particulares encontramos que:

• Los sujetos con Fobia Social son los que más evitan de
manera conductual.

Esto estaría relacionado a que en estos casos el sujeto tiene


situaciones bastante delimitadas y acotadas que le generan ansiedad,
por lo tanto al evitar, por ejemplo una conversación social, le genera
alivio inmediato.

• Los sujetos con Trastorno de Pánico y Ansiedad Generalizada


son los que menos evitan de manera conductual. Siempre
rescatando que, como todos los Trastornos por Ansiedad, evitan
más que el promedio de los sujetos.

A diferencia de la Fobia Social, a los sujetos con Trastorno de


Pánico y Trastorno de Ansiedad Generalizada, la evitación de
situaciones específicas les resulta imposible ya que el primero ocurre
inesperadamente y la segunda no tiene un disparador específico de
ansiedad, por lo tanto al sujeto no le resultaría tan eficiente evitar,
debido a que no sabría qué es lo que debe evitar.

• Por último en relación a la Agorafobia encontramos, que si


bien no es en un porcentaje tan elevado como la Fobia Social,
confían altamente en estrategias de evitación.
Pensamos que esta diferencia también se debe al tipo de
situación a evitar, que en estos no es tan específica como en la Fobia
Social pero tampoco tan difusa o imprevisible como la Ansiedad
Generalizada o el Trastorno de Pánico.

Con estos datos hemos observado que existe una relación entre
los trastornos por ansiedad, los Esquemas Desadaptativos Tempranos
y las Estrategias de Afrontamiento. Si bien por medio del presente
trabajo de ninguna manera se puede establecer una relación causal
entre estas variables en juego, apoyándonos en las explicaciones
teóricas podemos hacer el intento de pensar que existe una
interdependencia entre los EDT y las estrategias de Afrontamiento.
Sostenemos esto porque tanto los EDT que son formas de
procesamiento automático son suceptibles de hacerse consientes y el
afrontamiento, tomado como una forma estratégica de procesar, puede
adquirir automatismo con la práctica repetida. Podríamos suponer que
la secuencia se desarrolla cuando el sujeto se enfrenta a una
determinada situación, dada su estructura particular, estos estímulos
ambientales son procesados de manera automática por sus esquemas
desadaptativos que desencadenan respuestas inmediatas cuyo estímulo
aparece como imperceptible, como consecuencia el sujeto valoraría su
entorno como muy amenazante por lo que utiliza preferentemente
estrategias de evitación , de esta manera no se permite permanecer
frente a la situación valorando el real peligro que esta presenta, frente
a una nueva situación de este tipo el sujeto volverá a hacer lo mismo
porque evitar este peligro le trajo alivio y es un hecho muy común en
los humanos que aquello que nos resulta para solucionar un problema
lo volvamos a utilizar frente a una situación similar. Sería posible
hipotetizar que los rasgos de personalidad que se mantienen estables
podrían estar motivando la permanencia de algunas respuestas de
afrontamiento, apoyando esto en nuestro trabajo se encontró que
aquellos grupos que presentaban mayor proporción de EDT también
utilizaban con mayor confianza más estrategias de evitación y los que
manifestaban menos EDT confiaban de una manera no tan
contundente en esta, salvando la excepción del grupo de Agorafobia.

Estos datos precedentes podrían dar cuenta de que por debajo de


aquellos trastornos que en un principio diagnosticamos y tratamos
desde lo puramente sintomático pueden existir ciertas características
cognitivas más estables y de difícil modificación en el sujeto que
podrían contribuir a la persistencia y cronicidad de estos trastornos y
responder al por qué de la dificultad que a veces se encuentra en el
tratamiento de algunos pacientes. Desde esta perspectiva se debe
analizar cuidadosamente la posibilidad de llevar a cabo tratamientos
psicoterapéuticos que produzcan cambios más estructurales. Siguiendo
a Prochasca podemos pensar que en estos trastornos debemos
intervenir en diferentes niveles de cambio, deberíamos comenzar desde
lo sintomático pero no podemos dejar de tener en cuenta que un claro
diagnóstico a tiempo de la presencia de ciertos EDT puede
reconducirnos a un tratamiento centrado más en la personalidad, que
si bien puede llegar a ser más prolongado redundaría en beneficio del
paciente y de su segura recuperación.

Comprender la ansiedad como un fenómeno así de complejo nos


orienta hacia el desarrollo de programas de tratamiento, lo
suficientemente amplios y adaptados a las necesidades de cada
paciente. A diferentes niveles, el tratamiento debería ir modificando las
respuestas fisiológicas (con la ayuda de la psicofarmacología), las
valoraciones o estructuras cognitivas defectuosas, con los afectos
correspondientes (con la terapia cognitiva redefiniendo la amenaza de
los estímulos o modificando EDT según corresponda), e ir proveyendo
de diferentes habilidades conductuales acordes a los requerimientos del
caso (por medio de entrenamiento conductual de afrontamientos
acertados).

El presente trabajo intenta de manera modesta hacer aportes


sobre el componente cognitivo en una posible aproximación a una
explicación de la generación y mantenimiento de esta problemática, sin
dejar de tener presente los diferentes componentes interactuantes.

Si bien en la actualidad contamos con técnicas de gran


efectividad y eficacia en este tipo de problemática se sabe mucho más
del impacto de estas técnicas que del por qué se produce los trastornos
de ansiedad, hasta ahora nos ha resultado más fácil ver cómo un
tratamiento produce buenos resultados que saber por qué los produce.
Con este trabajo se intentó modestamente abrir una puerta más para
continuar con el camino de resolver estos interrogantes.

No podríamos concluir este trabajo sin resaltar la necesidad de


intensificar los recursos disponibles de psicoprofilaxis, tenemos la
profunda convicción de que esta es una problemática que puede ser
prevenida a tiempo por medio de la psicoeducación para padres, en
relación a la adecuada resolución de las tareas que necesariamente
deben cumplir sus hijos, para desarrollarse de manera adecuada y
generar la menor cantidad de EDT posibles.

Por último quisiéramos aclarar una vez más que el objetivo de


este trabajo no es, de ningún modo, ofrecer una explicación acabada
sobre el tema elegido, y mucho menos exponer todas las relaciones
posibles entre las variables estudiadas. Más bien, la meta fundamental
que persigue es abrir nuevos interrogantes y nuevos horizontes que
permitan ampliar los conocimientos necesarios para poder intervenir
de una manera más exacta y eficiente en los problemas de ansiedad con
el objetivo de mejorar la salud.
APÉNDICE
CUESTIONARIO DE ESQUEMAS TEMPRANOS

En este cuestionario Ud. deberá marcar con un círculo SÍ o NO cada uno de


los ítems, no existen respuestas correctas o incorrectas. Tal vez ninguna de las dos
opciones parezca adecuarse, sin embargo marque todas con un SÍ o NO eligiendo de
acuerdo a lo que más se aplique en su caso. Tal vez no le guste la manera en que
suenan algunas de las frases, pero no elija lo que piensa que debería decir o que
sonaría mejor para otras personas, elija la opción que más se adecue a Ud.

1) Me es muy difícil poder valerme por mí mismo SI NO


2) Necesito a otra gente para que me ayude a ir por la vida SI NO
3) Siento que no puedo valerme por mí mismo SI NO
4) Creo que otra gente puede cuidarme mejor de lo que puedo hacerlo por mí mismo/a
SI NO
5) A menos que haya alguien que me sirva de guía, tengo problemas para emprender nuevas
tareas o actividades SI NO
6) Pienso que soy una persona dependiente SI NO

7) No pongo límites y dejo que los demás hagan lo que quieren SI NO


8) Pienso que si me dejo llevar por lo que yo quiero sólo encontraré problemas
SI NO
9) Generalmente no me queda otra alternativa que ceder ante los deseos o requerimientos
de los demás SI NO
10) Generalmente, a las necesidades de los demás las pongo antes que a las mías
SI NO
11) En mis relaciones con la gente, generalmente permito que otros tomen el mando o
iniciativa SI NO
12) Estando con otra gente encuentro dificultoso poder manifestarme tal como realmente
soy SI NO
13) Realmente, no sé lo que quiero para mí SI NO
14) Generalmente siento que no puedo expresar mi desacuerdo o mi rabia, pues siento que
los otros me desaprobarían y me rechazarían SI NO
15) Suelo andar con la idea de que las decisiones más importantes en mi vida realmente no
son decisiones tomadas por mí SI NO
16) Me siento culpable cuando alguien se enoja conmigo o queda mal por mi causa
SI NO
17) Siento que doy a la gente más de lo que recibo SI NO
18) Siento, en forma constante, como que tengo que agradar a los demás SI NO
19) Siento que dentro de mí incubo mucha rabia y resentimiento que no puedo expresar
SI NO
20) Se me hace problemático el poder lograr que se respeten mis derechos y que se tomen
en cuenta mis sentimientos SI NO

21) Me cuesta escapar al sentimiento de que algo malo va a suceder SI NO


22) Siento que en cualquier momento me podría golpear un desastre (natural, financiero,
criminal o médico) SI NO
23) Una de mis preocupaciones es que pueda volverme un vagabundo o un linyera
SI NO
24) Tengo preocupaciones acerca de ser agredido o atacado SI NO
25) Soy muy cuidadoso/a con el dinero, pues de otra forma terminaría sin nada
SI NO
26) Tomo muchas precauciones como para no enfermarme ni accidentarme
SI NO
27) Tengo la preocupación permanente de que pueda perder mi posición o dinero y quedar
desprotegido SI NO
28) Aunque no se me ha diagnosticado nada serio, ando con la preocupación de estar
desarrollando alguna enfermedad SI NO
29) Soy una persona temerosa SI NO
30) Para hacer mis cosas, prefiero tomar caminos seguros o familiares en vez de correr
riesgos SI NO
31) Constantemente ando pensando acerca de las cosas malas que suceden en el mundo:
crimen, contaminación y otras cosas SI NO

32) Ando preocupando sobre el poder perder control sobre mis acciones SI NO
33) A menudo siento que puedo volverme loco SI NO
34) A menudo siento como que voy a tener un ataque de ansiedad SI NO
35) Me produce preocupación el que pueda ruborizarme o transpirar en frente de otra gente
SI NO
36) A menudo me siento a punto de llorar sin control SI NO
37) Me produce preocupación la posibilidad de que no pueda tener control sobre mi
conducta sexual SI NO
38) Ando con temores de que pueda dañar a alguien, física o emocionalmente si me enojo
SI NO
39) Siento que debo controlar mis emociones e impulsos o sino probablemente algo malo
sucederá SI NO

40) No hay nadie que pueda darme lo que necesito SI NO


41) No obtengo bastante cariño ni atención SI NO
42) No tengo a nadie en quien confiar para consejo y apoyo emocional SI NO
43) No tengo a nadie que me cuide y proteja, comparta conmigo, o le importe realmente las
cosas que me suceden SI NO
44) No tengo a nadie que quiera acercarse a mi y pasar su tiempo conmigo SI NO
45) Yo podría desaparecer y realmente no sería extrañado SI NO
46) Mis relaciones con la gente son básicamente superficiales SI NO
47) Siento que para nadie soy una persona que importe SI NO
48) Realmente nadie me escucha ni me entiende, ni capta mis verdaderas necesidades y
sentimiento SI NO

49) Parece que estoy destinado a estar solo/a para siempre SI NO


50) Me tiene con preocupaciones el que alguien que yo quiera muera pronto, aunque existen
pocas razones médicas que avalen mi inquietud al respecto SI NO
51) Me encuentro como pegándome a la gente con la que estoy cercano/a SI NO
52) Me tiene preocupado la idea de que la gente más cercana a mi me abandone o me deje
SI NO
53) Siento como que carezco de una base de estable apoyo emocional SI NO
54) Siento como que mis relaciones importantes no serán duraderas; mis expectativas son
que ellas finalizarán SI NO
55) Siento como que mucha gente está dispuesta a dañarme y a sacar ventaja de mi
SI NO
56) Debo protegerme de los ataques y acciones de otra gente SI NO
57) Pienso que es mejor atacar primero para evitar que te hagan daño SI NO
58) Siento que debo vengarme de la forma en que la gente me ha tratado SI NO
59) Siento que no debo descuidarme y quedar desprevenido en presencia de otra gente
SI NO
60) Siento que si alguien es cortés y amable conmigo es porque está tratando de lograr algo
propio de sus intereses SI NO
61) Siento que tarde o temprano alguien me va a traicionar SI NO
62) La mayor parte de la gente solamente piensa en sí mismos SI NO
63) Tengo mucha desconfianza en la gente SI NO
64) Sospecho mucho de los motivos de los demás SI NO

65) No encajo con la gente SI NO


66) Soy básicamente diferente al resto de la gente SI NO
67) Soy un solitario/a, no pertenezco a ningún grupo SI NO
68) Me siento como excluido del resto de la gente SI NO
69) Me siento aislado/a y solo/a SI NO

70) Nadie que realmente me guste me amaría una vez que descubriera mis defectos
SI NO
71) Nadie que yo deseara querría permanecer cerca de mi si supiera como soy realmente
SI NO
72) Tengo muchos defectos SI NO
73) No importa lo mucho que yo intento y trate, nadie me valora ni se interesa en mi
SI NO
74) Siento como que no merezco el amor, atención o respeto de los otros SI NO

75) Soy una persona atractiva a los del otro sexo SI NO


76) Soy demasiado gordo/a SI NO
77) Soy demasiado feo/a SI NO
78) No soy capaz de llevar a cabo una conversación interesante SI NO
79) En ocasiones sociales me comporto torpe y aburrido SI NO
80) Pienso que la gente que valoro no se asociará a mi debido a que no tengo suficiente
estatus social (ingreso económico, educativo, etc) SI NO
81) En situaciones de reuniones sociales, nunca sé qué decir SI NO
82) La gente no quiere incluirme en sus grupos SI NO

83) Los demás hacen casi todas las cosas mejor que yo SI NO
84) Soy incompetente SI NO
85) La mayor parte de la otra gente es más capaz que yo SI NO
86) Tiendo a arruinar todo lo que emprendo o hago SI NO
87) Soy una persona inepta en las cosas importantes SI NO
88) Soy mas bien un fracaso SI NO
89) Probablemente haré las cosas mal si confío en mi solamente en mi propio juicio
SI NO
90) Carezco de sentido común SI NO
91) Pienso que en general mi criterio no es para ser tomado en cuenta SI NO

92) En lo esencial, no soy una persona buena SI NO


93) En general creo que merezco que me controlen y me pongan límites SI NO
94) Pienso que no merezco bienestar o felicidad SI NO
95) Como suelo cometer errores, merezco fuertes críticas y castigos SI NO
96) No tengo excusas para mis errores SI NO
97) Me siento culpable por los errores que he cometido SI NO
98) Por más que trate no puedo vivir de acuerdo a mis principios religiosos o morales
SI NO
99) A menudo me siento culpable sin saber por qué SI NO

100) Tiendo a andar con la sensación de humillación por mis fracasos y desubiques
SI NO
101) Me siento como muy inferior o inaceptable para revelar mis fracasos a los demás
SI NO
102) Si otros se dieran cuenta de mis defectos, no podría mirarlos a la cara por vergüenza
SI NO
103) Me comparo y me considero menos que mucha gente, lo que me lleva a constantes
sentimientos de inhibición SI NO
104) Siempre estoy muy pendiente de la reacción que tendrán los demás SI NO

105) Siento que debo ser el mejor en la mayor parte de lo que emprenda; no puedo aceptar
ser el segundo SI NO
106) Me esfuerzo en mantener casi todo en perfecto orden SI NO
107) La mayor parte del tiempo debo lucir de lo mejor SI NO
108) Trato de hacer las cosas lo mejor que puedo, pero no llego a ser lo suficientemente
bueno SI NO
109) Tengo tanto que cumplir que casi no puedo relajarme SI NO
110) Casi nada de lo que hago es suficientemente bueno; siempre quedo con la sensación que
podría hacerlo mejor SI NO
111) Siempre debo tener presente las cosas que me competen y mis responsabilidades para
cada acción SI NO
112) Siento sobre mi una constante presión para hacer las cosas SI NO
113) Mis relaciones con la gente sufren debido a que me exijo tanto SI NO
114) Mi salud se resiente debido a que me pongo bajo tanta presión para hacer cosas y
hacerlas bien SI NO
115) A menudo sacrifico comodidades y bienestar para cumplir con mis metas y expectativas
SI NO

116) Cuando quiero algo de los demás, tengo muchos problemas para aceptar un “no”
como respuesta SI NO
117) A menudo me enojo o me pongo irritable si no obtengo lo que quieroSI NO
118) Soy especial y no tengo que aceptar muchas de las restricciones que le son puestas a otra
gente SI NO
119) Odio que me pongan límites y me impidan hacer lo que yo quiero SI NO
120) Tengo mucha dificultad para aceptar que tengo aspectos de mi vida que no
corresponden con la forma en que quiero ser, aunque visto objetivamente, mi vida está bien
planteada SI NO
121) Tengo mucha dificultad para parar de beber, fumar o comer en exceso u otras
conductas problemáticas SI NO
122) No puedo disciplinarme como para poder completar tareas rutinarias o aburridas
SI NO
123) A menudo me dejo llevar por impulsos y expresión de emociones que me ponen en
problemas o hieren a los demás SI NO

COMENTEARIO (Si los considera preciso):

Cuestionario de Esquemas Desadaptativos Tempranos. J.Young,Ph.D, 1992. Traducción:


Lic. Arturo Piracés.
INVENTARIO DE RESPUESTAS DE AFRONTAMIENTO

Forma Adulta-Manual Profesional

Rudolph H. Moos, PhD


DATOS DEMOGRÁFICOS:

NOMBRE: FECHA:
SEXO: EDAD:
ESTADO CIVIL: EDUCACIÓN ALCANZADA:
(Ej: Secundario Incompleto)
PARTE I
Esta hoja contiene preguntas acerca de cómo Ud. maneja problemas importantes
que enfrenta.
Por favor, piense acerca de los problemas que Ud. haya experimentado en los últimos 12 meses
(por ejemplo, un problema con familiares o amigos, la enfermedad o muerte de un familiar o un
amigo, un accidente o enfermedad o pérdida financiera o problemas laborales).
Describa brevemente el problema en el espacio provisto en la Parte I de su hoja de respuesta.
Si Ud. no ha experimentado un problema mayor, liste un problema menor que Ud. haya tenido
para tratar con él.
Después responda cada una de las 10 preguntas acerca del problema o situación haciendo un
círculo en la respuesta apropiada.

Describa brevemente el problema:


.....................................................................................................................................................................................
.....................................................................................................................................................................................
.....................................................................................................................................................................................
.....................................................................................................................................................................................
.....................................................................................................................................................................................
.....................................................................................................................................................................................
.....................................................................................................................................................................................
...........

Marque DN si su respuesta es Definitivamente No


Marque PN si su respuesta es Probablemente No
Marque PS si su respuesta es Probablemente Sí
Marque DS si su respuesta es Definitivamente Sí

DN PN PS DS
1 ¿ Ha enfrentado un problema igual a éste antes?
2 ¿Sabía que este problema iba a ocurrir?
3 ¿Tuvo suficiente tiempo para prepararse para manejar éste problema?
4 Cuando ocurrió este problema, ¿lo pensó como una amenaza?
5 Cuando ocurrió este problema, ¿lo pensó como un desafío?
6 ¿Este problema fue causado por algo que Ud. hizo?
7 ¿Este problema fue provocado por algo que otro hizo?
8 ¿Resultó algo bueno después de tratar con este problema?
9 ¿Este problema o situación ha sido resuelto?
10 Si este problema ha sido solucionado, ¿se atribuye todos los méritos para Ud.?
PARTE II

Lea cuidadosamente cada Item e indique cuán a menudo Ud. se ha ocupado en ésta conducta
en conexión con el problema que Ud. describió en la Parte I.
Haga un círculo en la respuesta apropiada en la hoja de respuesta.

Hay 48 items en la Parte II. Recuerde marcar todas las respuestas en la hoja de respuesta. Por
favor, responda cada item tan adecuadamente como pueda. Todas sus respuestas son estrictamente
confidenciales.
Si no desea responder a un item, circule el item en su hoja de respuesta para informar que ha decidido
saltarlo. Si un item no es aplicable a Ud., por favor escriba NA (No Aplicable) en el espacio de la
derecha en el número de cada item.
Si desea cambiar una respuesta, coloque una x sobre su respuesta original y circule la nueva
respuesta.

Circule N si su respuesta es No, o tiende a no (0)


Circule U si su respuesta es Si, una o dos veces (1)
Circule A si su respuesta es Si, Algunas veces (2)
Circule F si su respuesta es Si, a frecuentemente (3)

1 ¿Pensó en diferentes formas de manejar el problema? N U A F NA


2 ¿Se dijo a Ud. mismo cosas para sentirse mejor? N U A F NA
3 ¿Conversó con su cónyuge o algún otro familiar acerca del problema? N U A F NA
4 ¿Hizo un plan de acción y lo siguió? N U A F NA
5 ¿Trató de olvidar todo lo relativo al problema? N U A F NA
6 ¿Pensó que el tiempo arreglaría las cosas, qu6e lo único que tenía que hacer era esperar?
N U A F NA
7 ¿Trató de ayudar a otros a manejarse con problemas similares? N U A F NA
8 ¿Se descargó con otros cuando se sentía depresivo o enojado? N U A F NA

9 ¿Trató de tomar distancia de la situación y ser más objetivo? N U A F NA


10 ¿Se planteó a Ud. mismo el cuan peores las cosas podrían haber sido de lo que fueron?
N U A F NA
11 ¿Conversó con algún amigo acerca del problema? N U A F NA
12 ¿Sabía qué es lo que había que hacer y trabajó para que las cosas funcionen?
N U A F NA
13 ¿Trató de no pensar acerca del problema? N U A F NA
14 ¿Se dio cuenta que Ud. no tenía control sobre este problema? N U A F NA
15 ¿Se involucró en actividades nuevas? N U A F NA
16 ¿Tomó alguna posibilidad e hizo algo riesgoso? N U A F NA

17 ¿Elaboró en su mente lo que debía hacer o decir? N U A F NA


18 ¿Trató de ver el lado bueno de la situación? N U A F NA
19 ¿Conversó con algún profesional? (Abogado, Médico, Psicólogo, otro) N U A F NA
20 ¿Decidió qué es lo que quería y se comprometió en esa vía de acción? N U A F NA
21 ¿Soñó o imaginó un mejor momento o lugar en el que Ud. estaba? N U A F NA
22 ¿Pensó que el resultado podía ser arribado por la suerte? N U A F NA
23 ¿Trató de hacer nuevos amigos? N U A F NA
24 ¿Se mantuvo alejado de la gente en general? N U A F NA

25 ¿Trató de anticipar el rumbo que tomarían las cosas? N U A F NA


26 ¿Trató de pensar en que Ud. estaba mejor que otra gente con el mismo problema?
N U A F NA

27 ¿Buscó ayuda de personas o grupos con el mismo tipo de problema? N U A F NA


28 ¿Probó al menos dos formas distintas de resolver el problema? N U A F NA
29 ¿Trató de postergar la situación, aunque sabía que en algún momento tenía que enfrentarla?
N U A F NA

30 ¿Lo aceptó dado que nada se podría haber hecho? N U A F NA


31 ¿Leyó más a menudo, como fuente de distracción? N U A F NA
32 ¿Gritó o lloró como forma de descargarse? N U A F NA

33 ¿Trató de encontrar algún sentido personal en la situación, alguna enseñanza?


N U A F NA
34 ¿Trató de decirse que las cosas saldrían mejor? N U A F NA
35 ¿Trató de clarificarse y encontrar más datos acerca de la situación? N U A F NA
36 ¿Trató de aprender a hacer más cosas por sí mismo? N U A F NA
37 ¿Deseó que el problema se superara y terminara? N U A F NA
38 ¿Esperó que se diera el peor resultado posible? N U A F NA
39 ¿Pasó más tiempo en actividades recreativas? N U A F NA
40 ¿Lloró para permitir descarga o alivio a sus sentimientos? N U A F NA

41 ¿Trató de anticipar las nuevas exigencias a las que Ud. se vería sometido?N U A F NA
42 ¿Pensó en cómo este evento podía cambiar su vida en forma positiva? N U A F NA
43 ¿Oró por guía o fortaleza? N U A F NA
44 ¿Tomó las cosas un paso a la vez, un día a la vez? N U A F NA
45 ¿Trató de negar la seriedad del problema? N U A F NA
46 ¿Perdió las esperanzas de que volvería la normalidad? N U A F NA
47 ¿Se volcó a trabajar en otras actividades para ayudarse a manejar las cosas?N U A F NA
48 ¿Hizo algo que pensaba que no funcionaría, pero que al menos se sentía haciendo algo?
N U A F NA
Parte evaluativa:
Esta sección es de evaluación. No contestar.

1 2 3 4 5 6 7 8
NUAF NUAF NUAF NUAF NUAF NUAF NUAF NUAF
9 10 11 12 13 14 15 16
NUAF NUAF NUAF NUAF NUAF NUAF NUAF NUAF

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Coping Responses Inventory (CRI) Rudolph Moos Ph. D (Versión adaptada). Traducción Lic. Arturo
Piracés
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